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Libro 1: Perú 2000 años antes de nuestra Era

El hombre ya habiendo ingresado al actual Perú, empezó a cazar animales como camélidos y
recolectar frutos y semillas; por el final de este periodo entre los 2000 y 1900 años antes de
nuestra era, se comenzaron con los cultivos y la construcción de edificios ceremoniales. El
hombre andino no solo tuvo influencias norteñas como muchos creen, sino que también tuvo
influencias selváticas, es por ello que la sierra debe comprenderse como una mezcla de todo,
que ahora lo llamamos Perú.

Los grupos pequeños conformados por cazadores y recolectores iban migrando poco a poco
hacia las cuevas próximas a los andes, entre estas cuevas cordilleranas se encuentran las de
Huánuco y Ayacucho. Ahí se encontraba Queb este sujeto con apenas 15 años, terminaría su
fase de recolector, pastor y ayudante de ese pequeño grupo que lo vio nacer; Quiri su madre le
enseñaba todo lo que ella había aprendido por empirismo y por enseñanzas de sus abuelas y
madres; y por último su Padre corpulento conservando aún esos rasgos característicos; alto, de
cabello negro, nariz grande, ancha, intimidante. Él era jefe de tres familias, de tes morena
como lo definieron todo su linaje de nómadas, llenos de sueños y búsqueda de nuevos
territorios que cazar y comida que probar, esa descendencia asiática del cual sus antecesores
transmitían por medio oral sus hazañas y aventuras, dioses que los acompañaron, buenos y
malos; seres mágicos y ancestrales que intervenían sus viajes, él; Nan uno de los jefes de tres
familias de las 21 que tenían, ya eran muchos; como cuando él era pequeño, apenas llegaban a
9 y para él eran ya todo complicado.

Queb más arraigado a su madre sabía lo que deparaban los dioses para él, al igual que todos
los jóvenes de su grupo tenían que iniciarse en el mundo de los cazadores. Su padre siempre
que podía le comentaba cada vez que regresaba de las largas jornadas de caza y charlaban en
comunidad: “Queb los dioses hicieron de ti ya un joven maduro para cazar, pero debes saber
que somos muchos, ya no somos pocos como antes de que yo naciera, debemos irnos a
nuevas tierras, nunca antes vistas y quién sabe lleguemos aun con vida para fundarla. Te
prepararé con mis palabras y consejos mientras tus asimilarás todo ello y lo pondrás en
práctica en tu decimoquinto invierno, invierno en la que tu madre te dio la vida, te abrió las
puertas a esta tu tierra.”; Queb simplemente era un poco rebelde, pero con el tiempo esas
ideas se le hacían más sólidas en su mente, en su ser, era verdad tenían que irse, recién
empezaba a comprender. Su madre de igual forma le ayudaba a seleccionar frutos, semillas y
conservarlos. Ella decía: ”Queb, hombre que no sabe el ciclo natural de los alimentos, no
merece ser jefe de familias, han pasado ya muchas generaciones, otras descendencias muertas
por hambre, ira de los dioses o una invasión de los “Monstruos del Oeste”; y nosotros de
unidos, aprendimos a domesticar el maíz, papa, algodón, frijol, quinua…”

Queb, seguía oyendo lo que sus padres le enseñaban y transmitían, ellos le repetían cada vez
que podían para que el joven retroalimente y se le grabase todo para que en algún día él fuera
el líder del grupo pequeño de 21 familias. Cada familia poseía aproximadamente entre 5 a 10
miembros de familia. A Queb solo le gustaba producir todo lo que se llamaba instrumentos
líticos, al igual que su tío Cupis, él dueño de la industria lítica y cerámica de su comunidad.
Queb deseaba mostrase como guerrero para ser reconocido por los dioses y las futuras
generaciones que hablen de él en las charlas de las noches mágicas en la que reunían todos de
la comunidad. El tío Cupis, tiene mucho que ver con todo esto, desde muy nacido, Queb fue
adiestrado para ser algún guerrero como su descendencia, su padre había combatido con
algunos invasores cuan él apenas era recién nacido, su abuelo había participado contra la
revuelta en su comunidad que posteriormente fue unificado por uno de los líderes, en gran
Valle que combatió mano a mano con el abuelo Waywa. Y el tío Cupis la pareja de la hermana
de la madre de Queb, Quika, y hermano adoptado de la familia, pues el tío Cupis había
escapado de una matanza casi total y la ruina de su pueblo por parte de los Monstruos del
Oeste. Cuenta su tío que él peleó contra esos guerreros que mataban a cuantos se cruzaron a
su paso, él esperando su muerte de rodillas rezando a los dioses, vio se uno de su pueblo
derribaba a uno y acto seguido lo degollaba con su lanza de cazar, se dio cuenta que eran
mortales, sin embargo, la lucha era desigual, quedaban pocos vivos; las mujeres y ancianos
escapaban junto a los niños, algunas mujeres luchaban y morían cruelmente ante los pies de
los que seguían luchando el tío Cupis escapó, lloraba, era un cobarde, a lo lejos atisbaba su
pueblo hecho en llamas y otra zona como un tipo pozo de sangre, estaban decapitando
cuerpo, él escapaba. Escapó con un pequeño grupo que poco a poco iban dejando este mundo,
sus cuerpos perdidos en el desierto haciéndose polvo y uno de los seres celestiales el Kuntur
sobrevolaba los cuerpos para llevarlos allá arriba con los dioses. El tío Cupis junto a dos
hombres sobrevivieron, decidieron ir junto a buscar alguna aldea, cazaban, comían frutos a
cada paso que daban sin rumbo. Hasta que pasaron por una de las entradas al valle y
observaron las cordilleras, eran los Apus qué se hacían temer por su tamaño, su misterio, su
ímpetu, su majestuosidad; enfermó y a los días siguientes tuvo mucha fiebre, estaba todo
perdido mientras Cupis y su otro compañero hacían paso para adentrar a ese mundo nuevo.
Luego de sufrir penurias y luego acostumbrándose a la aventura. Se encontraron con
cazadores que en principio casi los matan, si no fuera por el enfermo que llevaban no hubieran
podido salvarse. Entre esos cazadores estaba el abuelo Waywa que prestó sus servicios para
adoptar a Cupis y tomarlo como hijo adoptivo, claro todo esto se llevo en acuerdo con los
ancianos líderes de la comunidad. Los otros dos compañeros de Cupis también fueron
adoptados por otras familias para que aprendan su lengua y aprendieran todo de la
comunidad.

Queb siempre quedaba impresionada, por el tío Cupis siempre contaba una nueva historia de
su viaje de la huida de la masacre de su pueblo, pero siempre se decía que era un cobarde. SU
tía Kica decía que gracias a su cobardía lo conoció y daba gracias a los dioses.
Wayw
a Abuelo

Quiri Nan Cupis Kica Qaku


Madre Padre Tía Tío

Queb

Libro 2: Perú 1000 años antes de nuestra Era

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