Está en la página 1de 6

Universidad Nacional de Colombia

Dep. Filosofía
SFM ¿Qué significa pensar políticamente?2021-1
Johan David Zuñiga (jdzunigaga@unal.edu.co)

EL JUEZ HÉRCULES: UNA ALTERNATIVA AL SOBERANO

En el presente ensayo me propongo alimentar la teoría schmittiana decisionista con la


propuesta jurídica de Ronald Dworkin: el Juez Hércules. Con esto, no pretendo generar
un debate jurídico o limitar la teoría del filósofo político alemán al derecho, más bien
pretendo acercarme a un híbrido teórico en el que la política pueda pensarse de una
manera más amplia, a propósito del momento turbio que está atravesando Colombia ahora
mismo. Con ‘’que la política pueda pensarse de una manera más amplia’’ me refiero a
hacer una crítica a la reducción que se ha hecho de la política, limitándola a un campo de
batalla donde el principal objetivo es abusar de poderes y ejercer voluntades de manera
arbitraria. Para tal fin, dividiré este trabajo en 4 partes, a saber:
1. Breve introducción al decisionismo de Carl Schmitt.
2. Los estados de excepción en Colombia.
3. El Juez Hércules.
4. La alternativa al soberano

1. El decisionismo schmittiano:
La teoría del decisionismo, tal como la expone Carl Schmitt, respondió a la necesidad de
reorganizar la política y poder superar una crisis que travesaba Alemania en su momento,
esta es la primera pista que nos brinda la historia y es la más importante: esta teoría
responde a una crisis y debe ser entendida como tal, como una salida inmediata a un
contexto problemático sin precedentes y no una forma de gobierno permanente. Otra
característica general del proyecto schmittiano es que no se limita únicamente al orden
político o únicamente al orden jurídico de un Estado, más bien se alimenta de ambos
campos permitiendo entender una crisis estatal de una manera más eficiente.
El proyecto decisionista consiste en priorizar la decisión incondicional antes que la
norma, en el establecimiento de las leyes del Estado; esto implica concentrar toda la
organización del Estado y sus lineamientos en la cabeza de la rama ejecutiva, es decir, el
gobernante. De ahí, que este trabajo pretenda relacionar al soberano y a un juez para
proponer qué características debería tener el ejecutor del programa decisionista. Este
programa es productivo únicamente en los casos en los que se presenta una crisis, ya que
ante una situación extraordinaria la mera norma no es suficiente, hay que recurrir a
quien/quiénes detentan la autoridad de realizar el derecho mediante su decisión. En el
resto de los casos, donde la situación está dentro de los parámetros normales, la norma
actúa con solvencia y la decisión se reduce al mínimo debido a que solo queda aplicar las
leyes.
Por otra parte, con la finalidad de hacer más práctico el examen de este trabajo, enunciaré
tres características que orientarán la discusión en lo que viene, a saber:

I: ‘’En primer lugar, la decisión es autónoma respecto de la norma, en el sentido en que


no puede deducirse plenamente del contenido del precepto jurídico. Esto se demuestra
con toda pureza en las situaciones excepcionales, en las que la decisión se autonomiza
absolutamente de la norma y manifiesta plenamente su componente constitutivo’’ 1.

Este aspecto es de carácter constitutivo, se refiere a que la decisión no se origina por el


contenido de la norma, es autónoma del mismo; más bien, la decisión surge de la
necesidad constitutiva de reglamentar una situación en concreto, en este caso
excepcional, en la que el contenido de la norma no altera la necesidad de decidir. En
palabras de Schmitt: ‘’En términos normativos, la decisión surge de la nada” (Schmitt
2001: 40).

II: ‘’En segundo lugar, la decisión apunta a normalizar la situación, a crear una situación
normal. La norma necesita un “medio homogéneo” para poder aplicarse y es en virtud
de la decisión que este medio se produce y reproduce’’ 2.

Este punto es muy importante, pues remarca la importancia de regresar a la normalidad


o, en un escenario realmente extremo, generar una nueva normalidad que sea
compatible con la anterior. Es crucial porque presupone la necesidad de obedecer al
conjunto de las normas fundamentales del Estado, es decir, no permite regular en
beneficio particular si lo que se pretende está fuera de la normalidad que a la que se
busca regresar, en cambio, exige garantizar el tránsito desde la excepcionalidad a la
normalidad. En palabras de Schmitt: “Toda norma general requiere una organización
normal de las condiciones de vida a las que debe aplicarse de forma concreta”.

III: ‘’En tercer lugar, la decisión es personal, en el sentido en que la actividad de decidir
recae siempre sobre una persona natural. Ante la excepción, la persona que decide es
soberana. Esto es decir que el soberano se reconoce como aquel que declara el estado de
excepción y que toma las medidas necesarias a efectos de su superación’’ 3.

Este último punto requiere una atención especial, pues del tratamiento que se le de
depende el tránsito exitoso de este trabajo. Se refiere a la persona sobre la que recae la
autoridad y la soberanía para llamar al estado de excepción y dar el inicio al proceso
decisionista: el presidente. Este proceder trae consigo la necesidad de subsumir las
demás ramas del poder a la ejecutiva, otorgando facultades especiales al gobernante
para poder regular según sean sus interpretaciones particulares, [idealmente] en busca
de la normalización de la situación estatal.

Intuitivamente se puede anticipar que este último punto recibe las críticas más fuertes ya
que a priori se presta para oportunismo, autoritarismo e incluso el establecimiento de un
orden ‘’nihilista activamente belicista’’ (Löwith 2006: 52-55, 77).

1
Nosetto, Luciano DECISIONISMO Y DECISIÓN. CARL SCHMITT Y EL RETORNO A LA SENCILLEZ DEL
COMIENZO Revista POSTData: Revista de Reflexión y Análisis Político, vol. 20, núm. 2, octubre, 2015, pp.
295-319 Grupo Interuniversitario Postdata Buenos Aires, Argentina
2
Véase nota 1.
3
Véase nota 1.
Así que bien, luego de enuncia las características más importantes del decisionismo, me
parece oportuno pasar al siguiente punto:

2. Los estados de excepción en Colombia:

En el Estado colombiano, la excepción se ha tornado la nueva normalidad en las últimas


décadas, si no se hace efectiva en el accionar político, se torna en amenaza en los
medios; en otras palabras, para los últimos gobiernos de nuestro país la excepción se ha
vuelto la nueva norma. Esta noción de estado amenazante e intermitentemente
autoritario es contradictoria con la misma noción de Estado de derecho democrático,
pues estipula en la carta magna la negación de sí misma si el gobernante lo considera
pertinente, por medio del estado de excepción, concentrando el poder en cabeza del
presidente y quienes lo rodean.

Sin embargo, es también intuitivo pensar que en situaciones excepcionales se requieren


soluciones excepcionales. Lo problemático de esta herramienta en un país como el
nuestro es confrontar el propósito ideal del estado de emergencia o excepción, con el
uso a veces intimidador que se hace en la práctica, pues pone de manifiesto las fisuras
del Estado de derecho, puesto en crisis por la excepcionalidad cada que se presenta. En
la práctica, el estado de excepción es convocado para atemorizar al enemigo por los
medios que sean necesarios, como la seguridad democrática 4, por ejemplo.

El último presunto intento a llamar un estado de excepción por parte de un gobernante


colombiano fue en el recién convocado paro nacional, el pasado 6 de mayo. El llamado
se haría con el fin de otorgarle al presidente Duque (en representación del partido
Centro Democrático) la facultad de expedir decretos con fuerza de ley enfocados a
remover los bloqueos con el respaldo legislativo, jurídico y militar. Ese era, a todas
luces, un movimiento intimidador y autoritario que buscaría la disolución del paro
costara lo que costara, empezando por los bloqueos. A pesar de no llevarse a cabo, por
parte de las fuerzas públicas se cometieron abusos y violaciones a la ley que van
totalmente en contra de la constitución, como el porte y uso ilegal de armas por parte de
civiles acompañados por agentes de las fuerzas públicas.

En conclusión, en el estado colombiano, la excepcionalidad ha sido el reemplazo de la


razón del estado y de sus fundamentos, a pesar de que gozamos de una constitución rica
en fundamentos democráticos. Esto nos da la pista para entender el punto que sigue, la
necesidad de un particular que pueda asumir las decisiones de un estado de excepción
que conozca la realidad y también el ámbito del derecho.

4
La política de seguridad democrática en Colombia fue una política gubernamental del expresidente
Álvaro Uribe (2002-2010) que propuso un papel más activo de la sociedad colombiana dentro de la
lucha del Estado y de sus órganos de seguridad frente a la amenaza de grupos insurgentes y otros
grupos armados ilegales en el marco del conflicto armado interno en Colombia. (tomado de Política de
seguridad democrática - Wikipedia, la enciclopedia libre). Gracias a esa política, civiles sin el permiso de
porte o uso de armas cometieron asesinatos, violando la constitución política ya que solamente el
Estado tiene el monopolio de las armas con fines de defensa estatal.
3. El juez Hércules:

El término de Juez Hércules se le atribuye al jurista estadounidense Ronal Dworkin,


quien afirmaba que para poder extender la envergadura de la justicia era necesario
implementar la discrecionalidad de los jueces en cada caso particular. Esto ya nos invita
a pensar en la primera similitud entre su postulado y el postulado de Schmitt, así
parezca obvio: la personalidad en una decisión particular. La singularidad del Juez
Hércules deriva de la imagen de un juez que no solo conoce los fundamentos del
derecho y por ende los fundamentos de la constitución, sino que también conoce y
pondera los principios jurídicos basado en las variables culturales, sociales, económicos
y espirituales. Una clase de juez como este tiene a la mano una basta colección de
herramientas lo suficientemente eficientes como para dictar una sentencia y, a parte,
expedir decretos con fuerza de ley si se le incluye dentro de la teoría decisionista.

En otras palabras, ‘’el "Juez Hércules" es aquel operador jurídico que basa su fallos
no sólo en el tenor literal de la norma sino en su contexto, en sus fines, y determina
por esto las consecuencias de las sentencias que dicta. El poder de los jueces, donde
estos funcionarios no sólo fallan como unas máquinas jurídicas sino que lo hacen
pensando con base en su función política y social’’5. Esta figura de autoridad no basa
su fallo únicamente en el mero marco de la legalidad para decir que es una decisión
correcta, sino que además fundamenta la sentencia en la experiencia y otra variedad de
saberes que harían del caso un correcto dictamen no solo para él sino para los demás
expertos.

Para explicar mejor este punto, entraré en la conclusión.

4. La alternativa al soberano:

La manera en que Schmitt entiende el decisionismo es análoga a la manera en que Kant


entiende el imperativo categórico. En ese orden, una decisión correcta a todas luces es
una decisión que tomaría no solamente el gobernante en cuestión sino también un
gobernante o un jurista igualmente calificado. Es decir, que para decirse que una
decisión es correcta, no basta con acotar el tema jurídico de la cuestión sino también
social, económico, político, espiritual, etc. Cosa que un juez del calibre del juez
Hércules puede garantizar.

De tal forma que, introduciendo el proyecto de Dworkin en consonancia con el de


Schmitt, parece más conveniente y correcto darle la potestad de decidir
excepcionalmente a un individuo que cumpliera con las capacidades de un juez
Hércules, pero también con las capacidades que cuenta el soberano, sin por ello someter
las demás ramas. Uno de los beneficios, en primera instancia, sería poder evaluar tales
decisiones ante un grupo con las mismas capacidades que un juez sin la necesidad de
tener limitados a los demás entes de control.

5
Tomado de (Blog Jurídico de Francisco Bermúdez Guerra: EL JUEZ TERMINATOR, EL JUEZ HERCULES, Y
EL PODER DE LOS JURISTAS (juridicofbermudezg.blogspot.com))
Otro beneficio con respecto al soberano, del que goza el juez Hércules, es la facultad de
fundamentar sus decisiones sin trasgredir los límites de la personalidad pero con la
experiencia de un jurista que conoce los principios del derecho y sus sentencias.

En conclusión, un juez Hércules tiene las herramientas para actuar conforme a la ley,
con el conocimiento necesario en los demás fundamentos de un estado de derecho, con
el fin de procurar recuperar la normalidad sin que esto implique trasgredir los demás
poderes ni tampoco amenazar según sean sus interpretaciones, ya que dictaría las
sentencias pensando de tomar la decisión que lo demás profesionales como él tomarían.

BIBLIOGRAFÍA:

- Nosetto, Luciano DECISIONISMO Y DECISIÓN. CARL SCHMITT Y EL


RETORNO A LA SENCILLEZ DEL COMIENZO Revista POSTData: Revista
de Reflexión y Análisis Político, vol. 20, núm. 2, octubre, 2015, pp. 295-319
Grupo Interuniversitario Postdata Buenos Aires, Argentina
- Lübbe, Herman, Decisionismo, una teoría política comprometida (Pág. 62). En
Filosofía Práctica y Teoría de la Historia. Editorial Alfa. 1983.
- Atilli, Antonella La crítica decisionista de Carl Schmitt a la democracia liberal
Signos Filosóficos, núm. 10, julio-diciembre, 2003, pp. 129-148 Universidad
Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa Distrito Federal, México
- Ituirralde, Manuel, Guerra y derecho en Colombia: el decisionismo político y los
estados de excepción como respuesta a la crisis de la democracia. Universidad
de los Andes. 2003. Pág 4.
- Cabanzo, Carlos, CARL SCHMITT Y EL DECISIONISMO COMO
ELEMENTO DE ANÁLISIS DE LO POLÍTICO EN EL GOBIERNO DE
ÁLVARO URIBE VÉLEZ (2002-2010) Un análisis desde los conceptos de
soberanía, legitimidad y enemigo político en Colombia, pág 44.
- Hernando, Eduardo, ENTRE LA EXCEPCIÓN Y LA REGLA. EL
DECISIONISMO JURÍDICO FRENTE A LA ESCUELA DE FRANKFUR.
- Eduardo Gago Fernández-Rubalcaba Becario con contrato predoctoral de
personal investigador en formación. Universidad Complutense de Madrid –
Banco Santander.2019.

También podría gustarte