DOMINGO 31-7-94 CULTURA ABC / 5)

Sus más de ciento cincuenta afloramientos con fósiles y seis
yacimientos con piedras talladas indica que allí hubo
actividad humana. Aseguran que Orce está llamado a
convertirse en un lugar de peregrinación para los científicos
que estudien la evolución del hombre: «Esta zona recoge la
palentología humana africana en Europa»
óseos -lo que indica que hubo actividad hu-
mana-, está llamado a convertirse en un lugar
de peregrinación para los científicos que estu-
dien la evolución del hombre. «Esta zona re-
coge la paleontología humana africana en Eu-
ropa», dice.
Tanto Gibert como Martínez Navarro creen
saber las causas que dieron lugar a la polé-
mica, por otra parte, como dice Martínez Na-
varro, «nada inusual cuando se trata de un
avance científico». Y es que «hasta la aparición
de los primeros restos humanos de Orce se
pensaba que el hombre, procedente de África,
llegaba a Europa en la base del Pleistoceno
medio (hace aproximadamente unos 700.000
años).
A raíz de nuestros hallazgos hemos podido
refutar dicha hipótesis, puesto que podemos
demostrar con datos objetivos que esa primera
llegada del hombre a Europa y Asia se produce
en la base del Pleistoceno inferior (1,6-1,8 mi-
llones de años)». En opinión del paleontólogo
que sólo contaba dieciocho años cuando se
halló lo que para él es el homínido de Orce
-«una experiencia que no se olvida»-, no se
trata «del hombre más primitivo que se ha lo-
calizado en Europa hasta la fecha, sino del
hombre más antiguo que se puede encontrar
en nuestro continente, pues se trata realmente
de un representante del primer homínido que
cruzó el Mediterráneo».
El director del Museo de Orcé afirma que los
restos hallados en Orce pertenecen al género
homo, aunque en cuanto a las especies que
cita B. Wood, homo rudolfensis, homo habilis y
homo ergaster-erectus no puede determinarse
aún a cuál pertenece e incluso si pertenece a
una especie aún no descrita. Gibert insiste en
el hecho de que «romper paradigmas con res-
pecto a la antigüedad del hombre en Europa y
Breve historia de una polémica
Asia trae consigo la polémica, puesto que
cambian radicalmente las cosas». A los que
hablaron del «burro» les recomienda que «se
dejen de prejuicios y lean nuestras últimas pu-
blicaciones». «Si los científicos nos olvidamos
del rigor le hacemos un flaco servicio a la hu-
manidad. Estoy apuntalando con datos objeti-
vos y me gustaría que los críticos fueran a
Orce e hicieran comentarios serios», añade.
El debate a nivel nacional e internacional
podrá segurise el año próximo en un congreso
que se celebrará en Orce y al que asistirán ¡»
según Gibert, treinta y cinco de los mejores es-
pecialistas mundiales en paleontología. Anun-
cia que el próximo otoño se presentará el pro-
yecto del encuentro en Madrid. «Voy con el
aval de mi trabajo, con una gran acumulación
de datos», asegura.
Proyectos, proyectos...
Orce y Atapuerca están ligados a 1976. En
ese año comenzaron excavaciones y hallaz-
gos, concretamente un ingeniero, Trinidad To-
rres Pérez-Hidalgo, halló en Atapuerca una
mandíbula humana cuando buscaba restos de
osos (parece que el descubrimiento más anti-
guo en paleontología humana se localizó en
Gibraltar en el siglo XIX y estaba relacionado
con el hombre de Neanderthal). Cuando se le
pregunta a Gibert qué sensación experimenta
al comprobar que Atapuerca acapara la aten-
ción afirma que «siempre cito esos yacimientos
como uno de los mejores de Europa, pero me
gustaría que se tuvieran en cuenta los trabajos
de todo el mundo». Las diferencias indudable-
mente existen porque mientras que Atapuerca
ha recibido, según sus declaraciones, por
parte de la Dirección General de Investigación
Científica y Técnica, veinte millones de pesetas
para tres años, la cantidad para el mismo
• 1982, junio.f|Jna expedición formada
por un grupo de palentólogos de Sabade/I
-dependiente de la Universidad de Barce-
lona- dirigida por Josep Gibert, halla en el
Yacimiento de Venta Micena, a.nueve kiló-
metros de Orce, un fragmento craneal de
un homínido. Según las primeras investi-
gaciones, pertenece al homínido más anti-
guo de Eurasia.
• 1984, mayo. Distintos medios de co-
municación se hacen eco de que los res-
tos de Orce pertenecen a un asno. Según
los indicios, la nueva versión procede del
Laboratorio de Paleontología Humana del
Museo del Hombre de París, dirigido por
Henry de Lumiey. Este científico no ha pu-
blicado ningún escrito sobre el tema, li-
mitándose a hacer declaraciones.
• 1985, enero. El equipo que descubrió
«el hombre de Orce» afirma haber hallado
en Cueva Victoria (Murcia) restos de homí-
nidos tan antiguos como el de Orce.
• 1988-89. Siguen descubriéndose res-
tos de homínidos tanto en Orce como en
Cueva Victoria.
• 1993, mayo. El prestigioso paleontó-
logo francés Yves Coppens respalda los
descubrimientos de Gibert.
tiempo se reduce a doce millones para tres ya-
cimientos: Cueva Victoria, Orce y Cabezo
Gordo (Murcia). La Junta de Andalucía está
prestando ayuda para la realización del con-
greso ya citado en la localidad granadina y
paga, también, las 375.000 pesetas anuales
del alquiler del yacimiento.
Proyectos no faltan en Orce. Martínez Nava-
rro habla incluso de la creación de un Parque
Paleontológico, que permita que los visitantes
-4.000 en lo que va de año- puedan «ver los
yacimientos de cerca y comprobar lo intere-
sante que es la Prehistoria». Gibert, por su
parte, está conforme en que «a través de la
Ciencia se desarrolle la economía de un pue-
blo». En fin, polémicas arriba y abajo, Martínez
Navarro declara que «los científicos discutimos
porque la Ciencia es muy competitiva».

inquisición en la ciencia
dio posponer aquella reunión y,
desgraciadamente para Orce y
para él, la notica fue filtrada a la
Prensa, magnificándola y retor-
ciéndola. El Hombre de Orce se
transformó a nivel popular en el
Burro de Orce, una vez que los
medios de comunicación se hicie-
ron eco.
coronal (que es la que separa los
huesos frontal es de los parieta-
les) que, a su juicio, estaba pre-
sente y parcialmente cerrada u
obliterada en la pieza (en realidad,
dicha «sutura» son simples des-
camaciones de la cortical interna
del fósil). Este último argumente
esgrimido resulta difícil saber a
qué tipo de razonamiento obede-
estudios que unánimemente con-
vergen en que correspondería a
un ser humano primitivo. El doc-
tor Gibert y colaboradores (entre
ellos el que suscribe) realizaron un
estudio diferencial con el resto de
los mamíferos; el profesor
Campillo, de la Universidad
Autónoma de Barcelona, realizó
un estudio anatómico exhaustivo
técnica, la geometría fractal, con
la cual demuestra, a través del
estudio de las sinuosidades de
las suturas sagital y lambdoidea,
que la pieza no puede correspon-
der en ningún caso a un équido,
sino que encaja perfectamente
dentro de la variabilidad humana.

P
OR tanto, en la simplicidad
STE hecho provocó una ce, pues se cae por su propio sobre la pieza y sobre el hueso de un razonamiento normal,

E serie de heridas en mucha

gente, que probablemente
estén todavía muy lejos de cicatri-
zar. Agustí y Moyá-Solá se escin-
dieron del equipo de investigación
y en 1987 publicaron una breve
nota en la revista «Estudios
Geológicos» titulada «Sobre la
identidad del fragmento craneal
atribuido a "Homo sp." en Venta
Micena (Orce, Granada), en la
cual se desdecían de su primera
afirmación y adscribían el frag-
mento craneal a un équido, en
función de las impresiones digita-
les y de la cresta en el occipital,
además de una hipotética sutura
peso, ya que las suturas cranea-
nas se cierran cuando termina el
crecimiento, que, evidentemente
no es a los cuatro meses en los
équidos. Ello implicaría que si
fuera un caballo sería adulto (y no
puede serlo de ninguna manera
por el resto de los caracteres
anatómicos) o en todo caso
correspondería a un caballo que a
los cuatro meses le habría dejado
de crecer el cráneo y, por tanto,
sería patológico o muy precoz.
I NDEPÉNDIENTEMENTE de la
I polémica suscitada, a la pieza
I se le han realizado todo tipo de
occipital en general, en virtud del
cual el fósil encaja perfectamente
dentro de la variabilidad humana
(pues localizó crestas e impresio-
nes digitales similares en niños
actuales); el equipo de imunólo-
gos de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Granada, al
mando del profesor García-
Olivares, localizó y caracterizó en
la pieza proteínas humanas fósiles
(en huesos fósiles de éqUido del
mismo yacimiento se han localiza-
do proteínas de caballo); y, por
último, el profesor Palmqvist, de
la Universidad de Málaga, ha apli-
cado recientemente otra nueva
cabe suponer que el frag-
mento craneal VM-0 corresponde
a un ser humano primitivo normal
y no a un potro primitivo patológi-
co, a no ser que sea un «centau-
ro».
Por último, hay que decir que la
ciencia ni es democrática ni fun-
ciona por consenso. Así, este fósil
no va a dejar de ser humano por-
que haya determinados persona-
jes más interesados en que no lo
sea que en aportar a la discusión
datos científicamente objetivos y
contrastables.
Bienvenido MARTÍNEZ NAVARRO

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