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MGIC: Postgrado en
Arquitectura Medioambiental
y urbanismo Sostenible
Arquitectura Medioambiental
Sesión 6.
Autora de la documentación: Glòria Font Basté
Decimos que estos captadores que están directamente en contacto con el espacio a
tratar pueden ser directos o indirectos.
Los directos son superficies vidriadas en contacto con el ambiente interior; ventanas,
fachadas vidriadas o lucernarios que aportan ganancias energéticas directas al
interior. Los aportes energéticos se ven favorecidos principalmente por el efecto
invernadero que se produce en las superficies vidriadas.
En caso de que nos interese captar y mantener este aporte energético (climas fríos o
cálidos secos en época fría o tarde-noche) tendremos que "guardar" esta energía
combinando esta captación directa con inercia térmica y/o aislamiento, en función de
las necesidades del espacio y teniendo en cuenta que debemos evitar
sobrecalentamientos.
Así, las superficies vidriadas en combinación con las protecciones solares adecuadas
se convierten en elementos de captación flexibles y adaptables.
Ejemplo de una superficie captadora directa en un clima frio que está protegida con una contraventana
opaca que aisla de las pérdidas en la noche
"Otro sistema de calefacción solar pasiva consiste en los aportes indirectos, cuando la
radiación solar incide primero en una masa térmica que está situada entre el sol y el
ambiente. La radiación solar absorbida por esta masa se convierte en energía térmica
(calor) y es transferida después al espacio habitable."
Estos serán los captadores indirectos, elementos más complejos que basándose en la
masa térmica o el efecto invernadero se diseñan para captar y aprovechar la máxima
energía posible. Al hacer que la radiación solar no incida directamente sobre el
espacio; sino que es previamente absorbida por una masa que luego la radiará hacia
el interior; este tipo de captadores pueden controla mejor las oscilaciones de
temperatura.
El principal ejemplo de ellos es el muro captador o de inercia que puede ser según
como se sitúe y si se hace en combinación con la ventilación o no; un muro trombe,
una chimenea solar, una solera de grabas o un paramento con inercia.
La eficacia del sistema dependerá tanto del grueso del muro, del material y del color
superficial exterior (una pared oscura, con absorción solar del 95% es uno de los
captadores de mejor rendimiento); como del vidrio usado; si usamos vidrios dobles
reduciremos las pérdidas de calor nocturnas y evitaremos posibles condensaciones,
pero la colocación de más capas de vidrio no es recomendable ya que la reducción de
las pérdidas durante la noche no compensa la disminución de ganancias solares
durante el día. Así mismo también podemos aumentar su efectividad con reflectores
exteriores durante el día y aislamiento por la noche.
Los que no se combinan tan habitualmente con ventilación son Muros o cubiertas de
inercia y la solera de gravas.
º
Otra versión de estos elementos es su combinación con el agua ya que la capacidad
calorífica del agua es 4 veces mayor que la del aire por lo que con menos volumen de
agua podemos contener 4 veces más energía que con el mismo volumen de aire. En
contra tendremos todos los posibles problemas constructivos que pueden derivar de
añadir agua a ciertos elementos. Este es el caso de las cubiertas de agua o cubiertas
estanques.