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La teoría de la reproducción capitalista aclara cuáles son las condiciones ne-cesarias para que

la economía capitalista funcione con normalidad y de modo queno sea interrumpida, para
que su producto social global se realice a plenitud. Sinembargo, en la sociedad capitalista la
realización de la producción mercantil y suampliación no se llevan a cabo
ininterrumpidamente, porque periódicamente soninterrumpidas por las crisis de sobre
producción o superproducción. La teoría de lascrisis debe responder a las tres, siguientes
preguntas fundamentales:
1. ¿Por qué son posibles las crisis?;
2.¿Por qué son inevitables las crisis?; y
3. ¿ Por qué las crisistranscurren periódicamente?
Y al mismo tiempo deben ser analizadas las consecuencias de las crisis.
1. LA POSIBILIDAD DE LAS CRISIS
1.1. La base general de posibilidades de las crisis
Antes de C. Marx, la mayoría de economistas burgueses negaban la posibi-lidad de la
superproducción de mercancías en general, admitían solo la posibilidadde una
sobreproducción parcial. Esta teoría fue formulada por los teóricos de laeconomía política
subjetiva: James Mill (inglés) y Jean Bautista Say (francés). Par-tiendo del supuesto de que
unas mercancías son cambiadas por otras, Say sosteníaque la oferta de una mercancía
engendra al mismo tiempo la demanda de otra . Deello, Say sacaba la conclusión de que
entre la oferta y la demanda siempre hay unequilibrio y que la sobreproducción de mercancías
a escala de toda la sociedad no es posible. Esta misma posición fue compartida por David
Ricardo.Esta teoría de Say y Ricardo fue sometida a una profunda y rigurosa crítica por C.
Marx. Marx demostró que la tesis fundamental de Say y Ricardo, que suponeque unas
mercancías s mpre son cambiadas por otras, es absurda. Porque en realidadlas mercancías
generalmente son cambiadas por dinero, por lo que el intercambiomercantil no puede quedar
reducido al simple trueque, al cambio directo de unasmercancías por otras.
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La base general que hace posible las crisis, es la contradicción ya existenteen la producción
mercantil simple entre el trabajo privado y el trabajo social.
Los propietarios privados producen las mercancías sin previo cálculo ni conocimientode las
reales necesidades de la sociedad. Por eso, es completamente posible que lasmercancías sean
producidas en cantidad excesiva en relación a su demanda y que no puedan ser vendidas.
1.2. Las posibilidades abstractas de las crisis en la
producción mercantilsimple
La primera posibilidad de las crisis está vinculada con la función del dinerocomo medio de
circulación.Como es sabido, la circulación mercantil simple se expresa mediante la fórmu-la
M-D-M
, a diferencia del intercambio mercantil directo cuya fórmula es
M-M
.En el cambio directo las transacciones de la venta y la compra se funden en un
solo proceso, y por eso aún no puede haber desconexión alguna entre ambas. La situaciónes
diferente en la circulación mercantil: aquí las transacciones de venta y compra son
dos actos especí cos, que en la generalidad de los casos no coinciden en el tiempo
entre sí. Por eso la venta de una mercancía no es aún por sí misma y necesariamentela compra
de otra mercancía, en cuyo proceso integrado podría mantenerse siempreel equilibrio entre
la oferta y la demanda. El poseedor de una mercancía, al venderla puede abstenerse de
comprar otra mercancía ajena y sustraer el dinero de la circula-ción, dado que el
dinero representa en sí el equivalente universal, a cambio del cualen cualquier momento
puede ser comprada otra mercancía cualquiera. Y así, tras elacto
M-D
puede no continuar el acto
D-M
, y entre las transacciones de venta ycompra puede producirse una desconexión.Pero si el
agente
A
, después de vender su mercancía, no compra la mercancíadel agente
B
, entonces esto signi caría que
B
no podría realizar sus mercancías, porconsiguiente no podrá comprar las mercancías de
C
; como tampoco
C
, a su vez, no podrá realizar sus mercancías ni comprar las mercancías de
D
, y así sucesivamen-te, esta cadena de insolvencias de compra deviene en la
primera posibilidad de lacrisis
.La
segunda posibilidad de la crisis
está vinculada con la función del dinerocomo medio de pago. El poseedor de mercancías
puede quedarse insolvente en elmomento de vencerse el plazo de sus obligaciones de pago.
Esta capacidad de in-solvencia de pago se puede deber a dos causas:
1.
A la caída de los precios de lasmercancías; y
2.
A consecuencia del entrampamiento de la realización de las mer-cancías.

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Supongamos que un tejedor compra el hilado a un hilandero por la suma de100 dólares al
crédito, extendiéndole una letra de pago por esta suma a un plazo detres meses. Al contraer
esta transacción crediticia, el tejedor calculaba que en tresmeses él podría vender su tejido a
un determinado precio, y que como resultado
de ello obtendría la suma su ciente de dinero que le permitiese cancelar su deuda
al hilandero. Sin embargo el vendedor de mercancías propone, pero la fuerza delmercado
dispone, introduciendo correcciones a todos sus cálculos. Es totalmente posible que en
tres meses caiga el precio del tejido y en consecuencia el tejedor noobtenga al vender su
mercancía los 100 dólares previstos, sino solo 50. En tal caso puede suceder que, al momento
de vencerse el plazo de pago por la letra, el tejedorno disponga del dinero necesario. De otro
lado, es también totalmente posible queal tejedor le sea necesario no tres, sino cuatro o cinco
meses para cancelar por elhilado. Entonces,
al vencer el plazo de los tres meses, cuando debe pagar, el tejedornuevamente aparece con
insolvencia de pago
.Debido a que las relaciones crediticias involucran a una serie de poseedoresde mercancías,
la insolvencia de pago de uno de ellos trae consigo la insolvencia de pago de muchos otros.
Por ejemplo, si
A
compró mercancías al crédito de
B
,
B
de
C
y
C
de
D
, y después
A
resulta con insolvencia de pago y no cancela el monto de suobligación a
B
, entonces como resultado de ello
B
no obtendrá el dinero necesario para pagar la deuda a
C
, al mismo tiempo que
C
tampoco podrá cumplir sus obliga-ciones de pago con
D
, etc. Pero si una serie de poseedores de mercancías resultan
con insolvencia de pago, entonces esto se re eja en todo el proceso de la realización.
En caso de insolvencia de pago del tejedor, por ejemplo, él no puede comprar el hila-
do para continuar su producción, lo que signi ca que el hilandero no puede vender el
hilado ni comprar algodón, el algodonero no podrá vender el algodón ni comprar
losinstrumentos de producción, etc. En tal caso
se produce un excedente general de laoferta de mercancías sobre su demanda, la
sobre producción y la crisis
.
1.3. Las posibilidades reales de las crisis en el ciclo de rotación y reproduc-
ción del capital
Ambas posibilidades de las crisis, según C. Marx, en las condiciones de lareproducción
mercantil simple solo son abstractas o formales. Ellas se concretizan ytransforman en
posibilidades reales de las crisis solo en el proceso de la circulacióndel capital.
En primer lugar
,

la posibilidad de la interrupción general entre las ventas y las compras en el capitalismo


serán más reales que en la producción mercantilsimple
. A escala social los ciclos de rotación de muchos capitales individuales seentrelazan, son
interdependientes, y si se interrumpe un ciclo de rotación, entonces
esta no puede dejar de re ejarse en muchas otras.

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En segundo lugar
,

la interrupción general de las obligaciones de largo pla- zo en el capitalismo se


convierte en una posibilidad real
. En la economía mercantilsimple la venta de las mercancías al crédito aún no tenía una
repercusión amplia, demodo que la insolvencia de pagos de algunos productores mercantiles
aislados no podía provocar las quiebras masivas y la conmoción de toda la vida económica
de lasociedad. Al contrario, en el capitalismo la venta de las mercancías al crédito es obje-to
de una difusión generalizada. A medida que cada capitalista vende sus mercancíasal crédito
y, en su lugar, compra mercancías al crédito a otros capitalistas, en tanto lainterrupción de la
cadena de obligaciones de largo plazo debido a la insolvencia de pago de los prestamistas no
se limita a márgenes estrechos, sino que puede provocarla conmoción de toda la vida
económica de la sociedad.Aún más real es la posibilidad de las crisis en relación a la
reproducción delcapital. Como ya lo mostramos con anterioridad, para la realización del
productosocial global son necesarias determinadas correlaciones entre la producción de
losmedios de producción y la producción de objetos de consumo, de igual forma en elinterior
de cada uno de sus sectores. Sin embargo, en la anarquía de la produccióncapitalista no hay
ningún mecanismo que garantice el mantenimiento de la propor-cionalidad necesaria entre
las diversas esferas y ramas de la producción. Por eso, laalteración de las condiciones de
realización del producto social global y las crisisconstituyen una posibilidad real.
2. EL CARÁCTER INEVITABLE DE LAS CRISIS EN EL CAPITALISMO
Si las relaciones entre las transacciones de compra y de venta son interrum- pidas, es posible
el desenlace de la crisis. Pero, de otro lado, tras cada acto de venta puede continuar un acto
de compra sin interrupción alguna entre ambos, en tal casono se produciría crisis alguna.En
la medida que puede ocurrir una interrupción en la cadena de obligacionesde pago en el largo
plazo, las crisis son posibles. Sin embargo, esta posibilidad nonecesariamente se hace
realidad. El rompimiento de la cadena de obligaciones de pago de largo plazo puede ocurrir
o no. De este modo, las funciones del dinero comomedio de circulación y como medio de
pago solo son portadoras de las posibilidadesde las crisis, pero no necesariamente son las
causantes de ellas.Entonces, la posibilidad de las crisis y su inevitabilidad son dos fenómenos
totalmente distintos, con rmada por los hechos históricos. Ambas posibilidades de
las crisis analizadas por nosotros existían ya mucho antes del capitalismo; las
crisis periódicas de la sobreproducción empezaron a ocurrir más o menos solo desde 1825,es
decir, solo en las condiciones del capitalismo desarrollado. Desde entonces se de- ben buscar
las causas que generan la inevitabilidad de las crisis, no en las condicio-

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nes existentes aun en la economía mercantil simple, sino en el modo de
produccióncapitalista.
2.1. La contradiccion fundamental del capitalismo como causa de la inevita-
bilidad de las crisis
Las crisis periódicas de la sobreproducción se enraízan en la contradicciónentre el carácter
social de la producción y la forma capitalista privada de apropia-ción de los productos de la
producción. Recordemos en qué consiste la esencia dela contradicción fundamental del
capitalismo: en las empresas capitalistas las mer-cancías son producidas no en forma
individual, sino mediante el trabajo colectivo deun conjunto de obreros asalariados. Esta
socialización del trabajo alcanza un nivelsuperior en la gran producción mecanizada. F.
Engels escribía que: “En el lugar de larueca, del telar a mano y del martillo del herrero,
aparecieron la máquina de hilar, eltelar mecánico y el martillo pilón a vapor; en el lugar del
taller individual, la fábricaque impone la colaboración de cientos y miles de personas. Del
mismo modo quelos medios de producción, se transformó la producción misma, que pasó de
ser unaserie de acciones individuales a ser una sucesión de actos sociales, y así también
los productos pasaron de productos de individuos a productos sociales. Los hilados,
lostejidos y las mercancías metalúrgicas que ahora salían de la fábrica eran producto co-mún
de muchos obreros, por cuyas manos tenían que pasar antes de ser terminados. Ningún
individuo puede decir, esto lo he hecho yo, es mi producto”
1
.La socialización del trabajo no solo se reduce al trabajo colectivo de muchosobreros en una
empresa. El modo capitalista de producción presupone una ampliadivisión social del trabajo.
La industria se separa completamente de la agricultura yella misma se subdivide en una gran
número de ramas independientes: de bebidas,calzado, carbonífera, metalúrgica, química,
etc.Cuanto más desarrollada es la división social del trabajo, tanto más estrecha esla
interdependencia entre las ramas independientes de la producción. Por ejemplo, lasfábricas
de confecciones de vestidos deben recibir los tejidos de las fábricas textiles,el carbón de las
minas, las máquinas de las fábricas constructoras de máquinas, y asísucesivamente. Debido
a la división social del trabajo “muchos procesos desmem- brados, de la producción se
fusionan en un solo proceso de producción social”
2
.Al carácter social de la producción se le opone la forma capitalista de apro- piación. El modo
de apropiación en el capitalismo se caracteriza por las dos formassiguientes:
En primer lugar
,
esta es una apropiación privada, o sea que los medios
1
Engels, F.,
El Anti-Düring
. Ed. Grijalbo, México, D. F., 1981, p. 266.
2
Lenin V. I. “¿Quienes son los “amigos del pueblo” y cómo luchan ellos contra los
socialdemócratas?”.
Obras comple-tas
. Tomo I, p. 177, traducido del ruso por F. Ch. Z.

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de producción y los productos del trabajo no pertenecen a toda la sociedad, sino queson
propiedad privada de algunas personas o compañías.
En segundo lugar
, esta esuna apropiación capitalista, o sea apropiación basada en la explotación del
trabajoasalariado.Y así, la producción capitalista tiene carácter social: contrariamente, la
apro- piación tiene carácter privado. Al reunir en las fábricas millones de obreros, socia-
lizando el proceso del trabajo, el capitalismo imprime a la producción un caráctersocial, pero
de los resultados del trabajo se apropian los capitalistas. Esta contradic-ción fundamental del
capitalismo es la contradicción entre el carácter social de la
producción y la forma capitalista privada de apropiación, la cual se mani esta en la
anarquía de la producción y en el retrazo de la capacidad adquisitiva de la sociedaden
relación a la ampliación de la producción, conduciéndola periódicamente a lascrisis
económicas destructivas.
¿De qué modo la contradicción permanentemente inherente al capitalismoentre el
carácter social de la producción y la forma privada de apropiación, laconduce de tiempo
en tiempo a las crisis de superproducción?
2.2. La expansión de la producción capitalista por encima de los límites dela
capacidad adquisitiva
El móvil supremo de la economía capitalista es la producción de plusvalía,
o sea la obtención de la ganancia. A n de incrementar su plusvalía, los capitalistas
invierten en la producción cada vez más y más capitales. Y en la medida que la sedde
ganancia es insaciable, a la economía capitalista le es inherente una tendenciaexpansiva
ilimitada de la producción.Sin embrago, la ampliación de la producción en el capitalismo no
está acom- pañada del correspondiente incremento del consumo. Entre la producción y el
con-sumo en la sociedad capitalista existe una contradicción antagónica, mientras la pro-
ducción tiende a ampliarse ilimitadamente, el consumo de las masas populares eslimitado
por estrechos marcos de la distribución capitalista.Las dimensiones del consumo de la clase
obrera están limitadas por la sumade los salarios percibidos por ella. Es cierto que con la
acumulación del capital enalguna medida también crece el capital variable, y por
consiguiente, también crecenel fondo de los salarios y las dimensiones del consumo de la
clase obrera. Pero engeneral, la capacidad adquisitiva de los trabajadores tiende retrazarse en
relación alcrecimiento de la producción.Ante todo la elevación de la estructura orgánica del
capital trae consigo unincremento más lento de la suma de los salarios de la clase obrera que
el incremento

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de la suma del valor de las mercancías producidas en la sociedad capitalista, es decirque se
produce una reducción relativa de la capacidad adquisitiva de la clase obrera.Además, la
elevación de la estructura orgánica del capital trae consigo un incremen-to del ejército
industrial de reserva, y el crecimiento del ejército de desempleados
in uye negativamente sobre el nivel del salario real de la mano de obra ocupada, lo
que consolida el retrazo de la capacidad adquisitiva de los obreros del incremento de
la producción. Esto de ningún modo signi ca una caída absoluta del nivel del salario
real; pero incluso si este se eleva, en el mejor de los casos, el incremento del fondototal del
salario en su magnitud real se retraza del crecimiento de la producción demedios de
consumo.En lo concerniente a la burguesía, pese a que experimenta una demanda cre-ciente
de medios de consumo, ella no puede absorber toda la producción crecientedel sector II,
conformada en gran medida por productos de consumo masivo. Al acu-mular el capital, los
empresarios elevan en mayor proporción la demanda de mediosde producción que la de
medios de consumo.Y así,
a una ampliación de la producción capitalista no le corresponde en lamisma proporción
un crecimiento de la demanda efectiva de medios de consumo
.En el período de auge industrial la producción capitalista se amplía rápidamente, pero la
capacidad adquisitiva de las masas trabajadoras
3
se reduce relativamente; esdecir que este disminuye comparado con todo el volumen
creciente de la producción.
Por eso tras el auge continúa inexorablemente la crisis, cuando se mani esta la so
- breproducción de mercancías.Como señalaba C. Marx, “(...) cuanto más se desarrolla la
fuerza productiva,más choca con la base estrecha sobre que están fundadas las relaciones de
consumo”
4
.
En las crisis económicas se pone de mani esto la falta de correspondencia en
-tre la fuerza productiva y la capacidad de consumo de la sociedad capitalista,
lacontradicción entre la tendencia de la producción capitalista hacia su
ampliaciónilimitada y la limitada capacidad adquisitiva.
Pero esta contradicción misma, queconduce directamente a las crisis, es el resultado y la
forma de expresión de la con-tradicción fundamental del capitalismo.
2.3. La anarquía y las desproporcionalidades en el desarrollo económico ca-
pitalista
La contradicción fundamental del capitalismo se mani esta también bajo la
forma de contradicción entre el carácter organizado de la producción de las unida-
3
Para el mercado es especial es importante la demanda efectiva, y no la demanda
en sí. Por ejemplo, no obstanteque los desocupados tienen una serie
de necesidades insatisfechas, ellos son incapaces de constituirse en deman-da
efectiva de mercado.
4
Marx, C.,
El capital
, T. 3. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana-Cuba, 1980, p. 267.

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des empresariales y la anarquía de la producción en el contexto de toda la
sociedadcapitalista.En los marcos de la empresa capitalista individual existe una
organización
consciente y plani cada de la producción, capaz de garantizar las necesarias pro
- porcionalidades en la distribución de los recursos productivos: trabajo y
medios de producción. Así, por ejemplo, si en una fábrica textil se emplean
mil trabajadores,entonces los directivos de la producción calculan anticipadamente qué
parte de elladebe trabajar en la sección de hilados, de tejidos, de teñido, etc. Aquí, según
opinaMarx, actúa la más rígida ley de hierro de determinadas proporcionalidades. Una
determinada plani cación existe también en el interior de los trusts capitalistas.
En el conjunto de toda la sociedad capitalista se observa una situación total-mente
contradictoria. La propiedad privada de los medios de producción excluye la
posibilidad de una organización plani cada de la producción social en el capitalis
-mo. Cada empresa capitalista produce mercancías por su cuenta y riesgo, sin teneren cuenta
las necesidades sociales, a ciegas, sin conocer antes qué mercancías y enqué proporciones le
son necesarias a la sociedad.La anarquía de la producción capitalista conduce
inevitablemente a un de-sarrollo desigual y desproporcionado de las diversas ramas de
producción. El cre-cimiento de la producción en los sectores I y II transcurre sin una
coordinación desus esferas productivas entre sí, y por eso la proporcionalidad entre ellas se
infringeinevitablemente. Pero, como lo señalamos en el capítulo anterior, para la
realizaciónde las mercancías es necesaria una determinada proporcionalidad de la
producciónsocial. Si a consecuencia de la anarquía de la producción capitalista se infringe
esta proporcionalidad, entonces se infringe también todo el proceso de la realización, yen la
economía capitalista se desencadena la crisis.Sin embargo, se debe tener en cuenta que
no toda desproporcionalidad signi-
ca crisis económica
. Para el sistema económico capitalista la desproporcionalidades un fenómeno típico
y permanente; en cambio las crisis se producen periódicamen-te, no son permanentes. Hasta
ahora, mientras la desproporcionalidad inherente alcapitalismo actúa en forma de
desproporciones particulares, afectando a las ramasindividuales de la producción, ella no
deriva aún en crisis; semejantes despropor-cionalidades particulares pueden ser superadas
mediante el desplazamiento de loscapitales de unas ramas productivas a otras. Pero cuando
la desproporcionalidadempieza a generalizarse, cuando se infringe bruscamente la
correspondencia entrelos dos principales sectores de la producción social, entonces se
desencadena en suseno inevitablemente la crisis económica.Es necesario destacar, más
adelante, que la
desproporcionalidad del desarro-llo de las distintas esferas de la producción capitalista y
la falta de correspondencia

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entre el crecimiento de la producción capitalista y el limitado consumo de las ma-sas
populares, no son dos factores autónomos y desligados entre sí que conducena las crisis,
independientemente el uno del otro
. Según V. I. Lenin: “La capacidadde consumo de la sociedad y el tamaño de las diversas ramas
de la producción, noson de ningún modo variables autónomas e independientes,
desvinculadas unas deotras. Al contrario, la situación conocida del consumo es uno de los
elementos de la proporcionalidad”
5
. Como ya lo advertimos en el capítulo anterior, una de las condi-ciones para la realización
del producto social global en la reproducción ampliada, esla representada en la siguiente
ecuación:
I (v + ∆v + pb) = II (c + dc)
La parte izquierda de esta ecuación muestra las dimensiones de la demandade productos del
sector II por parte de los obreros y capitalistas del sector
I
. Elretraso de la capacidad adquisitiva de la sociedad en relación al crecimiento de
la producción se expresa en que
I (v + ∆v + pb)
crece más lentamente que
II (c + ∆c)
.
Y esto signi ca que la falta de correspondencia entre el crecimiento de la producción
capitalista y los límites de la capacidad adquisitiva genera inevitablemente la
despro- porcionalidad entre los sectores I y II de la producción.C. Marx analizaba la
limitación del consumo de las masas populares y la
des- proporcionalidad de la producción capitalista como dos formas interdependientesde
expresión de la contradicción fundamental del capitalismo. A consecuencia deesta, el
crecimiento de la producción sobrepasa los estrechos límites de la capacidadadquisitiva de
las masas populares, y esto trae consigo una desproporcionalidad ge-neral entre la
producción capitalista y la crisis.Así como la causa que genera las crisis es la contradicción
fundamental delsistema económico capitalista, de ello deriva la importante conclusión sobre
la impo-sibilidad de evitar las crisis en los marcos del capitalismo y la necesidad de sustituir-
lo para garantizar un desarrollo sostenido y sin crisis de la producción social.
3. LA PERIODICIDAD DE LAS CRISIS Y EL CICLO INDUSTRIAL3.1. La periodicidad d
e las crisis y el concepto de ciclo
Las crisis económicas se repiten con regularidad en determinados intervalosde tiempo. En
sus inicios, las crisis se distanciaban unas de otras por intervalos de10-11 años. Así, la
primera crisis se desencadenó en el año 1825, la segunda en 1836,la tercera en 1847 y la
cuarta en 1857. En aquella época, la crisis de 1825 repercutiósolo en Inglaterra, la crisis de
1836 abarcó a Inglaterra y EE. UU., la de 1847 a Ingla-terra, EE. UU., Francia y Alemania,
y la
crisis de 1857 fue ya una crisis económicamundial
.
5
Lenin, V. I., “Acerca del problema de la teoría de los mercados”.
Obras completas
. T. 4, p. 48, traducido del ruso porF. Ch. Z.

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Durante la segunda mitad del siglo XIX, se observa que las crisis acaecen conmayor
frecuencia, ya que el período que separa una crisis de otra, que dejó de ser de10-11 años, se
redujo a 7-9 años. Así, tras la crisis de 1857 sucedió la crisis de 1866, posteriormente la crisis
de 1873, más adelante las crisis de 1882 y 1890.En la época del imperialismo las crisis
también transcurren con una periodici-dad regular: al comienzo los intervalos fueron de 7-9
años, y posteriormente se hicie-ron más frecuentes.
La primera crisis de la época del imperialismo fue la crisis delaño 1900
. Tras esta sucedió la crisis de 1907. Entre la Primera y la Segunda GuerraMundial, se
produjeron tres crisis económicas mundiales del capitalismo: la de losaños 1920-1921, 1929-
1933 y 1937-1938.Después de la Segunda Guerra Mundial en la ciudadela del capitalismo
con-temporáneo –en los EE. UU.–, además de reducirse bruscamente la producción al
nalizar la guerra (en los años 1945-1946), se sucedieron cuatro crisis económicas:
la de 1948-1949, 1953-1954, 1957-1958 y 1960-1961.
Se llama ciclo industrial al período que media entre el inicio de una crisis yel inicio de la
siguiente. El ciclo está conformado por cuatro fases:
1.
La crisis;
2.

La depresión;
3.

La reactivación; y
4.

El auge industrial
. La fase fundamental delciclo es la de la crisis, que sirve de punto de partida para un nuevo
ciclo.
3.2. Los rasgos característicos de las crisis económicas
Los rasgos especí cos de la crisis son:
A)
La sobreproducción de mercancías

en relación a la capacidad adquisitiva para ellas


. Durante la crisis el volumen de las mercancías producidas excedea su demanda, y por ello
no pueden ser realizadas.
B)
La caída brusca de los precios

a consecuencia de la mayor oferta de mer-cancías en relación a su demanda


. Por ejemplo, durante la crisis de 1857 los precios al por mayor en Inglaterra descendieron
con un promedio del 13%;
en los EE. UU., con el 16%. Una caída catastró ca de los precios se produjo
durante la crisis de los años 1929-1933, a consecuencia de la cual los preciosen los EE. UU.
cayeron en un 54% y en Inglaterra casi en el 58%.
C)
La reducción brusca de los volúmenes de la producción
. La causa motriz dela producción capitalista es el afán por obtener la ganancia. Pero durante
la
crisis, cuando los precios de las mercancías caen, se produce una caída signi
-cativa de la tasa de ganancia, por lo que muchas empresas resultan arruinadas.Por eso es
comprensible que en esas circunstancias los capitalistas no esténinteresados en ampliar la
producción, sino, por el contrario, en reducirla. Porejemplo, durante las crisis de los
años 1948-1949 y 1953-1954 la producción

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industrial de EE. UU. se redujo en un 10%, y durante la crisis de los años19567-1958 se
redujo en un 15% comparado incluso con el nivel más alto del período anterior a la crisis. La
caída de la producción es el rasgo característicomás importante de la crisis económica.
D)
La quiebra masiva de empresas.
Durante la crisis las mercancías no se rea-lizan o son realizadas con precios más bajos; por
eso muchos capitalistas seencuentran incapacitados de saldar sus obligaciones de largo
plazo y sufren laruina. Durante el período de la crisis económica de 1929-1933 el número
dequiebras empresariales alcanzó proporciones colosales. Tan solo en esos tresaños (1930-
1933) en Inglaterra quebraron más de 20 000, en Alemania cercade 71 000, en los EE. UU.,
más de 86 000 empresas.
E)
El incremento desmesurado del desempleo y la caída del salario
.
La reduc-ción de la producción trae consigo que una masa de obreros sea desplazada
de la producción hacia las las del ejército de desempleados, y el salario de
los activamente ocupados tiende a disminuir. Durante la crisis de los años1929-1933 el
número de desocupados en 32 países superó la cifra de los 26millones. Las crisis
contemporáneas también acarrean una gran desocupaciónde mano de obra. Por ejemplo, en
el año 1957 en los EE. UU. el número dedesempleados plenos superaba los 2,9 millones;
pero, a consecuencia de la
crisis, en marzo de 1958, esta cifra, según la información o cial, se elevó
hasta los 5,2 millones; y más de 6 millones, según la versión de los propiossindicatos.
F)
La conmoción del sistema crediticio
.
La crisis industrial provoca la crisisdel sistema monetario-crediticio, cuya expresión es la
reducción brusca delcrédito comercial y bancario, el retiro masivo de activos y las quiebras
delos bancos, la caída de la cotización de las acciones y obligaciones, etc. Lamanifestación
más típica de la crisis en la esfera del crédito es la elevación brusca de la tasa de interés,
cuyo fenómeno se explica en la búsqueda afanosade todos por encontrar dinero, en tanto que
se ha reducido la oferta de loscapitales de préstamo debido al retiro masivo de los depósitos
bancarios. Porejemplo, en el año 1857 la tasa de interés en el Banco de Inglaterra se elevódel
5 a 10% y en los EE. UU. en el momento culminante de la crisis de 1907la tasa de interés
por los préstamos se disparó hasta el 130%.
3.3. Los rasgos característicos de la depresión
A diferencia de la crisis, la depresión se caracteriza por los siguientes rasgos principales:
1.
El desvanecimiento de la producción mercantil excedente.

Las dimensionesde la capacidad adquisitiva son inversamente proporcionales a los precios


de

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mercado. Después de la caída de los precios del período de crisis, en la fase dela depresión,
la realización de las mercancías se renueva gradualmente.
2.
La contención de la caída brusca de los precios.
Durante la depresión los precios de las mercancías al comienzo continúan cayendo, pero
no tan brusca-mente como durante la crisis, y más adelante cesa la caída de los precios.
3.
La eliminación de la caída de la producción.
En la fase de la depresión losvolúmenes de la producción se incrementan un poco en
comparación con elmínimo de la crisis, pero aún no alcanza el nivel máximo anterior a la
crisis.
4.
La caída de la tasa de interés.
Una masa creciente de capitales monetarios,
que con uyen en los bancos por no encontrar empleo en la industria ni en elcomercio,
provoca que su demanda sea insigni cante y, por ende, que la tasa
de interés tienda a su nivel mínimo.
3.4. Los rasgos característicos de las fases de la reactivación y el auge
Tanto la reactivación como el auge se caracterizan por el incremento de la producción. La
diferencia entre ambas fases radica en que la reactivación solo lograrenovar el volumen de
la producción industrial anterior al de la crisis; sin embargo,durante la fase del auge se logra
superar el nivel mínimo anterior a la crisis, alcan-zando un nuevo nivel máximo en
los marcos de un determinado ciclo de rotación delcapital industrial.La fase más importante
de ambas es la del auge industrial. Y sus rasgos esen-ciales son:
A)
Un incremento rápido de la producción.
Por ejemplo, durante el auge indus-trial que precede a la crisis de 1857, la fundición de acero
se incrementó en63% en Inglaterra, en más de 2,5 veces en Alemania y en un 40% en los
EE.UU. El ritmo de crecimiento posterior de la producción capitalista decayó
signi cativamente. Así, por ejemplo, en los EE. UU. a la crisis de los años
1957-1958 le precedió el incremento de la producción industrial de tres años(1954-1957)
consecutivos en el 16%.
B)
Una elevación signi cativa de precios mercantiles.

Cuando el incrementode la producción está acompañado de un incremento de la demanda de


mer-cancías, los precios se elevan rápidamente. Por ejemplo, en el lapso de 1851a 1857 el
índice de precios al por mayor se elevó en 32% en los EE. UU., en40% en Inglaterra y casi en
43% en Alemania. En la época del imperialismo laelevación de los precios se lleva a cabo no
solo debido a los factores cíclicos,sino también a consecuencia de la acción constante del
encarecimiento delcosto de vida debido a los precios de monopolio.
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C)
La disminución del desempleo.
Una expansión acelerada de la produccióntrae consigo un incremento del empleo de mano
de obra, a causa de la cualdisminuye el desempleo.
D)
La elevación de los salarios.
El incremento de la demanda de fuerza de tra- bajo y la disminución del desempleo
contribuyen a elevar los salarios. Pero
una elevación del salario no necesariamente signi ca una elevación del salario
real, puesto que simultáneamente crecen los precios de los artículos de consu-mo.
E)
La expansión del crédito.
Es decir la ampliación de los créditos otorgados porla banca a los capitalistas industriales y
a los comerciantes. En el transcursodel auge industrial el incremento de la demanda de
capitales de préstamo so- brepasa al incremento de su oferta y se eleva gradualmente la tasa
de interés bancario.
3.5. La crisis como la fase más importante del ciclo industrial
La fase más importante del ciclo industrial, cuyo signi cado es determinante
en todo el ciclo, es la crisis. Cada crisis sirve de punto de partida para las siguientesfases del
ciclo y crea las condiciones para su desenlace, y cada fase de auge o
pros- peridad se desgarra inevitablemente en una nueva crisis.
El carácter cíclico de lareproducción capitalista no es una simple sustitución del
movimiento ascendentede la producción por un movimiento descendente, sino un cambio
violento de las fases de auge por las fases de crisis, de la reproducción ampliada por una
caídabrusca de la producción.
Pero así como en los períodos de crisis se ponen de mani esto con mayor in
-tensidad las contradicciones propias del capitalismo, muchos economistas burguesesse
esfuerzan por excluir generalmente la ‘crisis’ del ciclo industrial. Por ejemplo, eleconomista
estadounidense
W. Mithchel
anuncia que: “La palabra “crisis” no es eltérmino más adecuado para designar a una de las
cuatro fases del ciclo económico”
6
.Mithchel y muchos otros economistas burgueses contemporáneos sustituyen el con-cepto de
‘crisis’ por el de “recesión”, bajo el cual ellos consignan simplemente unaola descendente en
los marcos del ciclo económico. Al mismo tiempo, ellos planteanla idea de que tras el
auge no necesariamente continúa un grave desorden de la pro-ducción capitalista, porque es
totalmente posible un descenso armonioso del augea la “depresión”. Sin embargo, pese a las
fantasiosas sutilezas de los apologistas burgueses, las crisis económicas representan en
sí una fase importante e indesligabledel ciclo industrial.
6
Mithchel, W.,
Los ciclos económicos
, Moscú, 1930, p. 391, traducido del ruso por F. Ch. Z.

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3.6. El mecanismo de transición de la crisis a la depresión y a
la reacti-vación
Cada fase del ciclo industrial crea en su interior mismo las condiciones ne-cesarias para
transitar a la siguiente fase.
El proceso de salida de la crisis y del tránsito a la depresión es el resultado dela acción de
muchos factores, de los cuales los principales son los siguientes:
A)
La caída de los precios de las mercancías.

Las dimensiones de la demandade las mercancías dependen del nivel de sus precios. Cuanto
más bajo seanlos precios de las mercancías, tanto mayor será su demanda. Por eso la caída
de los precios provocada por la crisis al n al cabo trae consigo que las mer
-cancías, que no han logrado ser vendidas antes, empiezan poco a poco
arealizarse.
B)
La reducción de los volúmenes de la producción.
Durante la crisis la produc-ción se reduce bruscamente, lo que trae consigo la disminución
de la ofertade las mercancías en el mercado. De ese modo las dimensiones de la oferta al
nal de cuentas se adaptan a las dimensiones de la capacidad adquisitiva, es
decir que la sobreproducción de mercancías disminuye gradualmente.
C)
La destrucción de una parte de las mercancías.
Algunas mercancías, al in-movilizarse durante la crisis, se deterioran. Las maquinarias
paralizadas con-tinúan desgastándose durante la crisis y parte de ellas son dadas de baja.
Deeste modo, las mercancías excedentes en parte son liquidadas mediante sudestrucción
directa. Durante la crisis económica mundial de los años 1929-1933, los empresarios
capitalistas y sus gobiernos destruían incluso parte de lamasa mercantil para liquidar sus
excedentes. Así, por ejemplo, en los EE. UU.en el año 1933 fue destruida la cosecha de
algodón en un área de 10 millonesde hectáreas, el gobierno compró y eliminó 5 millones de
cerdos, en Brasilanualmente incineraron o arrojaron al mar más de 5 millones de sacos de
café,y así sucesivamente.
D)
La devaluación de los elementos del capital constante.
Durante los períodosde crisis los precios de los medios de producción con frecuencia caen
con másfuerza que los precios de los medios de consumo. La devaluación de los ele-mentos
del capital constante trae consigo la elevación de la tasa de ganancia,estimulando a los
capitalistas para que efectúen nuevas inversiones en susempresas. Por eso la caída de la
producción es sustituida gradualmente por suexpansión.
E)
La caída del salario.
Debido a que durante la crisis el salario de los obreroscae, los capitalistas logran reducir sus
gastos de producción. La elevación dela tasa de plusvalía y, por ende, de la tasa de ganancia,
lograda gracias a la re-

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ducción del salario, estimula a los capitalistas a acumular capitales y ampliarla producción.
Por consiguiente, los capitalistas se libran de la crisis mediante
la intensi cación de la explotación a la clase obrera.
3.7. La innovación del capital fjo y la transición de la reactivación al auge
La caída de los precios y la exacerbación de la competencia durante la crisisobligan a los
capitalistas a valerse de todos los medios para reducir los costos de pro-ducción. Pero para
reducir los costos de producción, los capitalistas deben renovarlas antiguas instalaciones por
otros nuevos, más productivos.
Por eso, después de las
crisis se inicia la renovación del capital jo. Cuando esta renovación adquiere una
dimensión masiva, se realiza el tránsito de la reactivación al auge industrial
.La sustitución de los viejos equipos y maquinarias por otros nuevos y la cons-trucción de
nuevas fábricas trae consigo un incremento de la demanda de medios de producción y
conduce a un rápido crecimiento del sector I. El crecimiento del sectorI, a su vez, trae consigo
un incremento de la cantidad de obreros ocupados en él y unincremento de la demanda de
artículos de consumo, lo que motiva un crecimiento
del sector II. De esta manera, la renovación masiva del capital jo sirve de base ma
-terial para el auge industrial.
Pero la renovación del capital jo no se prolonga inde nidamente. En el curso
de algunos años de auge industrial el nuevo equipamiento de las empresas viejas
y laconstrucción de nuevas fábricas culminan, a consecuencia de ello se reduce
aquellademanda excedente de medios de producción (de maquinarias, hierro, acero,
carbón,materiales de construcción, etc.), que fuera provocada por la renovación del capital
jo. Al mismo tiempo, entran en funcionamiento nuevas empresas, las cuales lanzan
al mercado considerable cantidad de mercancías. Pero a este acelerado crecimientode la
producción mercantil no le corresponde un incremento de la capacidad adqui-sitiva debido a
las causas ya señaladas con anterioridad; por eso después del augeinevitablemente se
desencadena la crisis.
En la renovación periódica del capital jo C. Marx descubrió la base mate
-rial de la periodicidad de las crisis. Pero no se debe confundir a esta con su causa.La
sustitución de los auges por las crisis, como ya lo aclaramos antes, es generada por
la contradicción fundamental del capitalismo, pero
la reproducción del capital
jo determina en gran medida la duración del ciclo
. Sin embargo, esta duración
depende no solo de los plazos de la renovación del capital jo. En una de sus cartas
dirigida a F. Engels, C. Marx señalaba que: “El plazo promedio en que se lleva acabo la
renovación del equipamiento maquinizado, es uno de los momentos másimportantes para
explicar un ciclo de varios años, por el cual transcurre el desarrollo

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industrial desde que se consolidó la gran industria”
7
. Pero también hay otros momen-tos importantes además de este. Cuanto más se agudizan
todas las contradiccionesdel capitalismo, tanto más frecuentes son las crisis económicas.
4. LAS CRISIS AGRARIAS EN EL CAPITALISMO
4.1. La in uencia de las crisis industriales sobre la economía agraria
y lascrisis agrarias específcas
La producción agraria en el capitalismo es in uida por las oscilaciones del
ciclo industrial, cuyo epicentro es la industria capitalista. En los períodos de augeindustrial
se eleva la demanda de materias primas agrícolas, y el ejército crecientede obreros
industriales demanda de una mayor cantidad de víveres producidos por laagricultura. Y esto
trae consigo la elevación de los precios de los productos agrícolasy le imprime un impulso al
crecimiento de la producción.De otro lado, en los períodos de las crisis industriales se reduce
la demandade la industria y de la población urbana por productos agrícolas. En
consecuencialos precios de los productos agrícolas caen, afectando fuertemente a este sector
de laeconomía nacional.Pero en la economía agraria del capitalismo se producen también las
crisis
agrarias especí cas, no vinculadas con las crisis industriales y se diferencian por unaserie de
particularidades. Las crisis agrarias especí cas:
1.
Abarcan solamente a la producción agraria;
2.
No tienen carácter cíclico; y
3.
Son signi cativamente más
prolongadas que las crisis industriales. Al mismo tiempo que la crisis industrial se prolonga
a lo más algunos años (con frecuencia durante uno o dos años), la crisisagraria puede
prolongarse durante décadas.La historia del capitalismo anterior a la Primera Guerra Mundial
registra doscrisis agrarias extraordinariamente prolongadas: la primera de ellas abarcó la agri-
cultura de Europa y se prolongó desde los años setenta hasta mediados de los no-venta del
siglo XIX, es decir casi un cuarto de siglo; la segunda fue la crisis agrariaque abarcó todo el
mundo capitalista, el cual se inició en los años veinte del presentesiglo y se prolongó hasta
la Segunda Guerra Mundial. Después de la Segunda GuerraMundial empezó de nuevo la
crisis agraria, la cual aún no concluye.
4.2. La crisis agraria europea de fnes del siglo XIX
Por el transcurso de un largo período en los países europeos se produjo unac a í d a
sistemática de los precios de los granos. Así, de los años 1871-1875 a
7
Marx, C., “Carta dirigida a F. Engels, el 02 de marzo de 1858”. En: Marx, C. y F. Engels.
Obras completas
. T. 29, p.237, traducido del ruso por F. Ch. Z.

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1891-1895 el precio del trigo cayó en 48% en Inglaterra, en 27% en Alemania y en3% en
Francia. La causa directa de ello fue la invasión de una gran cantidad de gra-nos de países
trasatlánticos a Europa, la cual estimulaba el desarrollo del transporteferroviario marítimo.En
el período examinando la agricultura de los países de Europa Occidental por primera vez
tropezaron con la competencia transatlántica. El empleo de tierrasfértiles, el progreso técnico
en la agricultura estadounidense y la ausencia de la rentaabsoluta en este período en los EE.
UU. explican la baratura de sus granos, con cu-yos precios no podían competir los granos de
la agricultura de Europa Occidental.Además, en este período también empezaron a llegar
a los mercados de Europa Oc-cidental los granos de Rusia e India.La sobreproducción de
granos y la prolongada caída de sus precios repercutió
destructivamente sobre la producción de granos de Europa, tornándose de ciente y
cargada de pérdidas. La esencia de la crisis agraria reside en que: “(...) a consecuen-cia de la
competencia de los países que producen cereales a un costo sumamente bajo, la agricultura
europea ya no puede hacer recaer sobre las masas consumidoraslas cargas que la propiedad
privada de la tierra y la producción mercantil capitalistaimponen a la agricultura (...) La más
importante de estas cargas es la renta del suelo.En Europa, la renta del suelo (lo mismo la
diferencial que la absoluta) ha sido enor-memente elevada por el desarrollo histórico
precedente y consolidada en el precio dela tierra (...) Hasta ahora, como era natural,
la agricultura capitalista de Europa hacíarecaer sobre los consumidores (en forma de altos
precios de los cereales) la renta
del suelo extremadamente in ada. Hoy, en cambio el peso de esta renta recae en los
propios propietarios rurales y terratenientes, arruinándolos”
8
.La crisis agraria provocó no solo el empobrecimiento masivo de los
pequeños productores agrarios, sino también la extinción de las pequeñas empresas capitali
stasen la agricultura. En lo que respecta a las grandes empresas capitalistas, ellas supe-
raron al n y al cabo la crisis mediante la reestructuración técnica de la producción
y su adaptación a las condiciones cambiantes del mercado. En los países de Europa
Occidental empezó a hacerse realidad la intensi cación de la agricultura: aumentó
el empleo de abonos minerales y de las maquinarias agrícolas, se amplió el área decultivo de
forrajes y cultivos técnicos y fue desarrollada la ganadería. La gran bur-
guesía agropecuaria logró salir de la crisis agraria en medida signi cativa a costa
deintensi car la explotación de los trabajadores: en Inglaterra, por ejemplo, la caída del
salario de los obreros agrícolas durante el período de la crisis fue de 10 a 30%.
8
Lenin, V. I., “El capitalismo en la agricultura”,
Obras completas
, Ed. Progreso. Moscú, 1981. T. 4, pp. 159-160, tradu-cido del ruso por F. Ch. Z.
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4.3. La crisis agraria mundial de los años veinte y treinta del siglo XX
Durante la Primera Guerra Mundial y en los primeros años siguientes la eco-nomía agraria
europea sufrió una caída, en los países ultramarinos la producción de
productos agrícolas se incrementó signi cativamente, mientras que ellos abastecían
de esos productos a Europa en grandes cantidades. En los años 1919-1921 la pro-ducción de
granos en Europa disminuyó en comparación con el nivel anterior a laguerra en 21%, y en
Norteamérica aumentó en 26%. La exportación de trigo de losEE. UU., en los años 1919-
1921, superó el nivel anterior al de la guerra en 3,7 veces;en Canadá, en 1,5; en Argentina,
en 1,4; y en Australia en 1,8 veces.Después de culminada la guerra, los gobiernos de los
países de Europa Occi-dental dejaron de comprar en gran escala granos, carnes y otros
productos agrope-cuarios en los EE. UU., Canadá, Argentina y Australia para el sustento de
sus ejérci-tos. En lo que concierne a la demanda de las masas populares, respecto al
deteriorode sus condiciones ella se encuentra en un nivel bajo. De otro lado, la
producciónagrícola de los países europeos fue restableciéndose poco a poco, y su producción
alcomienzo logró igualar y después sobrepasar el nivel anterior al de la guerra. El vo-lumen
total de la producción mundial agrícola sobrepasó a la capacidad adquisitiva para sus
productos y el mundo capitalista fue envuelto por la crisis agraria.La crisis agraria dada se
diferenció por varias particularidades en compara-
ción con la crisis agraria de nes del siglo XIX.
En primer lugar
,
la crisis agraria de las décadas de los años veinte y treintadel siglo XX alcanzó dimensiones
mundiales
(por supuesto, en los marcos del mun-do capitalista), entonces al igual que en el siglo XIX
se produjo solo la crisis de laeconomía agraria de los países europeos.
En segundo lugar
,
en el siglo XX la crisis agraria abarcó todas las ramasde la producción agropecuaria de
los países del mundo capitalista
(la producciónde granos, la ganadería, etc.), mientras que en el siglo XIX ella fue una crisis
básica-mente de la producción de granos de los países europeos.
En tercer lugar
,
en el siglo XX la crisis agraria tenía una fuerza destruc-t i v a i n m e n s a m e n t e m a y o r
que en el siglo XIX,
en tanto que este se agudizóespecialmente después que se
f u n d i ó c o n l a c r i s i s e c o n ó m i c a m u n d i a l d e l o s años 1929-1933. Durante
los años 1930-1934 el índice de precios de los artículosagrícolas en los EE. UU., cayó en
45% en comparación con el período de los años1915-1919, y el ingreso global de
la producción agraria de los EE. UU. desde 1929hasta 1935 disminuyó en 33%.En las
condiciones de la crisis agraria la ruina de los pequeños productoresalcanzó dimensiones
colosales. En los EE. UU. durante el período de los años

1926-1937 fueron rematadas forzadamente más de 2 millones de granjas, es decir,más de la


tercera parte de su número total.
4.4. El rol del monopolio de la propiedad privada sobre la tierra y el
de lasrentas en la agudización de las crisis agrarias
El arriendo de la tierra encarecido como resultado de un desarrollo histórico
prolongado, se ja en contratos de alquiler con frecuencia para varios años. Cuandose
produce una crisis agraria y los precios de los productos agrícolas caen en echa,
los pagos por arriendo durante mucho tiempo no son revisados y se mantienen altos.En los
EE. UU., la porción de la renta en el precio del trigo se elevó del 30% queera durante los
años 1924-1929 al 50-54% en los años 1930-1932. Esto empeoróextremadamente la
situación de la economía agraria y estimuló la prolongación dela crisis agraria.Al caer los
precios en el período de la crisis agraria los capitalistas-arrenda-tarios de la tierra se esfuerzan
ante todo por trasladar el peso de la crisis sobre loshombros de los obreros agrícolas,
reduciendo sus salarios. Desde 1919 hasta 1940en los EE. UU. el salario por hora-hombre de
los obreros agrícolas disminuyó casien el doble. Pero pagar una renta elevada solo mediante
la reducción del salario noles es posible, por eso una parte de esta renta en las condiciones
de la crisis agrariano puede ser pagada de las sobreganancias, sino de la ganancia media o
incluso me-diante la reducción del capital invertido en la agricultura.
El peso de una elevadarenta de la tierra limita la inversión de capitales en la agricultura,
obstaculiza la
renovación del capital jo y la solución de la crisis agraria, a la cual prolonga
extremadamente
.En el mismo sentido actúa la gran cantidad existente de pequeñas economíasagrícolas, las
cuales no funcionan para obtener ganancia, sino para lograr los mediosesenciales de
subsistencia. Al caer los precios, los capitalistas reducen la producción, pero los pequeños
granjeros están obligados a continuar produciendo en los mismosvolúmenes anteriores, para
tener la posibilidad de sobrevivir y de poder pagar elarriendo y los impuestos. Por eso en la
agricultura la sobreproducción se eliminamás lentamente que en la industria. Esta situación
también profundiza y prolongalas crisis agrarias.
4.5. La crisis agraria de posguerra y sus particularidades
Después de la Segunda Guerra Mundial, en los países capitalistas, en especialen los países
proveedores de productos agrícolas al mercado mundial, entre los cua-les se encuentran los
EE. UU., Canadá, Argentina y Australia, se desencadenó una

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nueva crisis agraria. Comenzando a nes de lo
s años cuarenta, la crisis se prolongó
por casi dos décadas. La crisis agraria de posguerra más aguda se mani esta entre los
años 1948-1950 y 1953-1962.La crisis se manifestó ante todo en la acumulación de una gran
masa de pro-ductos agrícolas no comercializados. Las reservas mundiales de las principales
mer-cancías agrícolas a comienzos de los años sesenta sobrepasaron en el doble al niveldel
año 1952, y en los cuatro principales países exportadores ya mencionados las re-servas de trigo se
incrementaron desde el año 1947 hasta 1961 en más de ocho veces.Una de las principales
manifestaciones de la crisis fue la estrepitosa caída delos precios de los productos agrícolas
en su expresión absoluta y una caída aún ma-yor de estos en relación al nivel de precios de
los productos industriales. Así, en losEE. UU. la correlación de los precios de las compras y
las ventas de los granjeros,empeoró en un 24% para los precios de las ventas en el período
comprendido entre1950 y 1965.La manifestación de la crisis agraria y sus consecuencias
ocasionaron unacaída brutal de los ingresos de los granjeros. El ingreso neto de los granjeros
en losEE. UU. (después de cancelar los alquileres) disminuyó entre los años 1947-1957
en6500 millones de dólares, o sea en 43%, y en el año 1965 este se mantenía aún en un26%
por debajo del nivel del año 1947. La crisis agraria trajo consigo la ruina de unaenorme
cantidad de granjeros.
La crisis agraria de nes de la década de los años setenta tiene algunas parti
-cularidades en relación con las anteriores.
En primer lugar
,
la
crisis agraria está vinculada estrechamente con la re-
volución cientí co-técnica, la cual transcurría en la agricultura de los países
capitalistas desarrollados después de la Segunda Guerra Mundial
. El paso de laagricultura a los rieles de la actual tecnología automatizada trae consigo un
incre-mento considerable de la producción agrícola, que rebasa los limitados marcos de
lacapacidad adquisitiva de las masas populares. De ello deriva la sobreproducción
de productos agrícolas y la crisis agraria.
En segundo lugar
,
la actual crisis agraria de nes de los años setenta y co
-mienzos de los ochenta, se desencadenó en las condiciones de una activa interven-ción de
los Estados burgueses en la vida económica del país, pero al mismo tiempola crisis dio un
mayor impulso a la intervención estatal
. Empezaron a aplicarse los

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programas de “los precios de apoyo” a los productos agrícolas, las compras
de losexcedentes de productos agrícolas por los organismos gubernamentales, su expor-
tación al extranjero, etc. En los EE. UU., el gobierno apeló incluso a medidas quelimitaban
abiertamente la producción agraria, establecía cuotas para los sembríos delos principales
cultivos agrícolas. Sin embargo, lo característico es que la regulaciónmonopolista-estatal
resultara incapaz de liquidar las crisis agrarias.
5. LAS CRISIS ECONÓMICAS Y SUS CONSECUENCIAS EN LA ÉPOCA
DELIMPERIALISMO5.1. La aceleración de las crisis durante el siglo xx
El tránsito del capitalismo a su fase superior de desarrollo monopolista, lleva-
do a cabo entre nes del siglo XIX y comienzos del XX, muy a pesar de la
prédicatendenciosa de su defensores, aceleró la frecuencia de las crisis, y no signi có de
ningún modo su eliminación. Durante los últimos 75 años del siglo XIX en el prin-cipal país
capitalista de aquella época –Inglaterra– se desencadenaron ocho crisiseconómicas, o sea en
promedio una crisis por década; sin embargo, en el correr delsiglo XX en la principal potencia
imperialista –EE. UU.– trascurrieron catorce crisis,es decir, en promedio una crisis cada seis
años.
La causa fundamental de la acentuación de las crisis es la agudización delas
contradicciones del capitalismo en su etapa monopolista
. Cuanto más se pro-fundizan y agudizan las contradicciones propias del sistema capitalista,
tanto más breves son los intervalos que separan una crisis de otra.
El principal factor para que las crisis se hagan más frecuentes en la épocadel capitalismo
imperialista es la reducción creciente del término de vida del ca-
pital jo
. Durante el siglo XX, debido a la intensi cación del progreso técnico, seaceleró el desgaste
moral del capital jo y se redujeron los períodos de construcción
e instalación de las nuevas fábricas. Y con ello está relacionado el hecho de que los períodos
de auge industrial se acortaran, y que las crisis se hicieran más frecuentes.
5.2. La profundización de las crisis durante el siglo XX
Las crisis económicas en la época del imperialismo anteriores a la SegundaGuerra Mundial
fueron más profundas que antes. Este fenómeno lo podemos apre-ciar con los datos del
cuadro siguiente:
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CUADRO: PROFUNDIDAD DE LA CAÍDA EN LAS CRISIS MUNDIALES DE
LAPRODUCCIÓN DEL CARBÓN, HIERRO Y ALGODÓN PARA CONSUMO
INDUSTRIAL (EN %)
*

FechasCrisismundiales
C a r b ó n H i e r
r o C o n s u m o
d e algodón
1873188218901900190719201929 –2,7** –2,5** –1,9Incremento –4,3 –14,2 –30,9 –8,0 –
9,4 –5,50 –20,3 –40,1 –64,8- –6,8 –21,7 –12,5 –10,1- –26,7
* Para carbón y hierro, al concluir la crisis del año 1907, el total mundial incluye a Rusia;
desde el año 1920 lacifra mundial no incluye a la URSS. El consumo mundial de algodón es
la suma del consumo de los EE. UU.,Inglaterra, Alemania, Francia e Italia.** EE.
UU., Inglaterra, Alemania y Francia.
FUENTE
:
Las crisis económicas mundiales de los años 1848-1935
. Moscú, 1937, p. 34, traducido del ruso por F.CH. Z.
Como se puede apreciar, durante las crisis del último tercio del siglo XIX laextracción
mundial del carbón se redujo en menos de 2-3%, y durante las crisis del primer tercio del
siglo XX la intensidad de su descenso alcanzó el 14%, e incluso el30%; la fundición mundial
de hierro, a consecuencia de las crisis del último terciodel siglo, se redujo en 5-9%, pero a
consecuencia de las crisis del primer tercio delsiglo XX se redujo en 20-25%.Las crisis de la
época del imperialismo alcanzaron una profundidad muchomayor y según otros indicadores,
en especial por el grado del índice de precios. Así, por ejemplo, la máxima caída de
los precios de crisis en las condiciones del capita-lismo premonopolista fue en el año 1870
en Inglaterra de 25%, en los EE. UU., cercadel 34%; en tanto que las crisis de los años 1920-
1921 y 1929-1933 trajeron consigola caída de los precios: en Inglaterra en 37 y 58% y en los
EE. UU., en 38 y 54%,respectivamente.
La profundización de las crisis durante el siglo XX está determinada al n de
cuentas por la agudización de la contradicción fundamental del capitalismo.En la época del
imperialismo el desarrollo progresivo de la división socialdel trabajo (precisamente en esta
época apareció en la industria una serie de nuevas
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ramas –la automovilística, la aviación, la electrónica, la producción de caucho sin-
tético, de bras sintéticas, de la masa plástica, etc.) y la enorme concentración de la
producción imprimió en la economía capitalista un carácter social mucho mayor queantes.
Las mercancías son producidas colectivamente en las gigantescas empresascapitalistas por
una enorme cantidad de trabajadores asalariados, y muchas ramas dela producción social
funcionan en estrecha interdependencia.De otro lado, en la época del imperialismo el control
sobre una parte predo-minante de la propiedad se concentra en manos de un reducido grupo
de magnates
capitalistas, de la oligarquía nanciera. Al mismo tiempo, se agrava en general el
carácter privado capitalista de apropiación del producto social. La agudización de las
contradicciones entre la producción social y la apropiación privada capitalista al n
de cuentas conduce hacia una peculiar profundización de las crisis en las condicionesdel
capitalismo monopolista.
Las causas concretas de la profundización de las crisis en la época del im-
perialismo son el predominio de los monopolios y la formación del capital nan
-ciero.
Los monopolios tienen mayores posibilidades que las empresas no monopo-lizadas para
ampliar más rápidamente la producción en los períodos del auge indus-trial, ya que ellos,
en primer lugar
,
poseen una enorme fuente de acumulación enforma de ganancia de monopolio y,
en segundo lugar
, pueden emplear con mayoramplitud la emisión de acciones y la obtención de créditos de
los bancos. Pero almismo tiempo los monopolios ejercen presión sobre el nivel de vida del
proletaria-do, y además los precios de monopolio se constituyen en un nuevo factor que
actúasobre el salario real en sentido descendente. A consecuencia de todo ello, la faltade
correspondencia entre el crecimiento de la producción capitalista y la relativareducción de la
capacidad adquisitiva de las masas populares alcanza en la época delimperialismo su más
elevada expresión, y al mismo tiempo las crisis de sobrepro-ducción, su
mayor profundidad.Un importante rol en la profundización de las crisis lo cumple la
formación del
capital nanciero. Al fusionarse con los monopolios industriales, los bancos orientan
enormes capitales a las empresas monopolizadas, recortando al mismo tiempo loscréditos a
los
outsiders
. Esto acentúa la desproporcionalidad del desarrollo industrialy de la agricultura, de
las industrias pesada y ligera. La posibilidad de obtener capita-les excedentes de los bancos,
y también a cuenta de la emisión de acciones y obliga-ciones, crea condiciones favorables
para un crecimiento rápido de la producción enla industria monopolizada, pero este
crecimiento no se condice con las dimensionesde la capacidad adquisitiva para tantas
mercancías producidas. El costo inevitable deello son las crisis.

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La fusión del capital bancario con el capital industrial hace también que unoy otro sean
sensibles a las crisis económicas. Las compañías industriales, que seapoyan en gran medida
en el crédito de los bancos estrechamente ligados a ellas,durante las crisis, cuando los bancos
deciden congelar sus operaciones, resultan
ines- peradamente privadas del apoyo crediticio, y esto trae consigo un mayor númerode
quiebras. De igual forma, los bancos que realizaron durante el período del augeindustrial
grandes inversiones de capital, al momento de iniciarse la crisis sufrengrandes pérdidas,
motivándose así las quiebras bancarias.
5.3. Particularidades de la crisis mundial de los años 1929-1933
Los EE. UU. aparecieron como gran potencia tras la Primera Guerra Mundial.Como los
países europeos habían priorizado la industria bélica frente a la economía
productiva, perdieron sus mercados en el resto del mundo; de ello se bene ciaron
“potencias emergentes” como Canadá, Australia, Japón y, en especial, los EE. UU.Los EE.
UU. llegaron a concentrar el 42% de toda la producción industrial
mundial; Nueva York se convirtió en el nuevo centro nanciero mundial desplazan
-do a Londres. La economía estadounidense crecía de forma incontenible gracias alas
exportaciones a los países europeos. Al mismo tiempo, para poder pagar estos productos, los
países europeos pedían créditos a los EE. UU.; esto desató un proceso
de endeudamiento que llegó a ser as xiante hacia nes de la década de los veinte: la
reducción consiguiente de las importaciones europeas fue un duro golpe a su econo-mía; sus
empresas se colmaron de
stocks
que no tenían donde colocar. Simultánea-mente, el despegue de las economías europeas era
el anuncio de una seria crisis desuperproducción.La deuda pública en Francia llegó a
multiplicarse por 6,5; la de Inglaterra por 11 y la de Alemania por 27. A su vez, las monedas
europeas se devaluaron fuer-temente frente al dólar, mientras que la lentitud de la producción
estadounidenseaumentaba las deudas impagadas y las ventas caían.Al mismo tiempo,
muchos capitales fugaron de los circuitos de la economía productiva y, simplemente, se
volcaron a la especulación. En EE. UU. se facilitó elcrédito para que la gente pudiera
comprar acciones en la Bolsa, que subía sin parar.En agosto de 1929 más del 75% de
las acciones que compraban los pequeños inver-sores provenían del crédito. El monto de los
préstamos era ya de 8500 millones dedólares, cifra superior a la suma total de dinero
circulante en todo EE. UU. Las arcasde la Reserva Federal quedaron prácticamente
agotadas.El 24 de octubre de 1929 es, pues, el “jueves negro”, cuando la bolsa de Nueva
York se hunde estrepitosamente, arrastrando a la quiebra a todo el sistema nanciero,
falto ahora de liquidez. Ese día 13 millones de títulos son puestos a la venta a bajo

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precio y no encuentran comprador, provocando la caída de la bolsa. El lunes 28 deoctubre
de 1929 más inversores decidieron salir del mercado y la caída continuócon una pérdida
récord del 13% en el Dow Jones ese día. El mercado de valores sedeslizó en una caída
constante desde abril de 1931 hasta 1932 cuando el Dow Jonescerró en 41,22 el 8 de julio,
concluyendo un deterioro de 89% de declive desde el punto más alto. Este fue el punto
más bajo en el que estuvo el mercado de valoresdesde el siglo XIX.
La crisis económica mundial de los años 1929-1933 fue la más profunda ydestructiva de
todas las crisis de superproducción
. Según los principales indicado-res sobre la contracción de la producción, la caída de los
precios de las mercancías,el número de quiebras, etc., esta crisis sobrepasó a todas las
anteriores crisis econó-micas. Por ejemplo, la producción de hierro fundido del mundo
capitalista durantela crisis de los años 1929-1933 disminuyó en 65% frente a una reducción
de 20% enla crisis del año 1907 y 40% en la de 1920. La producción industrial de todo el
mun-do capitalista, a consecuencia de la crisis de los años 1929-1933 se redujo en
44%,haciéndola retroceder en 20 años, y en algunos otros países, incluso a los niveles
delsiglo XIX. Y en los EE. UU., a lo más profundo de la depresión, en 1933, el PBI cayóen
33%, la producción industrial en 53% y la inversión en 88%.
La crisis económica mundial de los años 1929-1933, se diferencia de todaslas anteriores
crisis también por su duración extremadamente prolongada
. La re-ducción de la producción se mantuvo por tres, cuatro y hasta más años (en
algunasramas aisladas de producción), mientras que antes una crisis económica se
prologabadurante uno o dos años, e inmediatamente se transitaba a la fase de la depresión.
Un rasgo característico especial de la crisis económica de los años 1929-1933 fue el
entrelazamiento de la crisis industrial con la crisis agraria
. La prolon-gada crisis agraria del sistema capitalista se inició aún en los años veinte del
sigloXX, pero a comienzos de la década del treinta se produjo el entrelazamiento de am- bas
crisis, de la industrial con la agraria, agravando cada una de ellas sobre la otra.La crisis
agraria acentúa la crisis industrial, por cuanto una caída de la producciónagraria y el
empobrecimiento masivo de los granjeros trajo consigo una reducción dela demanda de
maquinarias agrícolas, de abonos químicos, etc., así como también demedios de consumo
de la población campesina. A su vez, la crisis industrial agravala crisis agraria, ya que la
caída de la industria trae consigo una reducción de la de-manda de materias primas agrícolas,
y también de aquellos productos agrícolas quesirven como medios de consumo de la
población urbana.
Con las particularidades de la crisis económica de los años 1929-1933 serelaciona también
el entrelazamiento de la crisis del sistema crediticio, de la crisis
de las reservas de divisas y de la crisis de los recursos scales
. Las crisis del crédito

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con frecuencia son derivadas de las crisis industriales; pero en este caso la crisismundial del
crédito creció más que la crisis mundial de divisas: durante los años1929-1933 se produjo la
caída del patrón oro en muchos países del sistema capitalis-ta, el cambio de los billetes
bancarios por oro quedó suspendido y muchas monedasse devaluaron bruscamente. Durante
los últimos meses del año 1929 y también en elcurso del año 1930 el patrón oro fue eliminado
y las monedas se devaluaron en: Uru-guay, Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, Venezuela, Australia y
Nueva Zelanda. En elaño 1931, la crisis monetaria se produjo en los países de Europa
Occidental: Austria,Alemania, Inglaterra (donde el cambio de la libra esterlina quedó
suspendido el 20de septiembre de 1931). Siguiendo el ejemplo de Inglaterra, el patrón oro
tambiénquedó abolido durante el mismo año en muchos otros países, incluyendo
Japón.Finalmente, a comienzos del año 1934 la caída del patrón oro se extendió tambiéna los
EE. UU.: según el “acta sobre reservas de oro” del 31 de enero del año 1934,el cambio de los
billetes de banco por oro fue suspendido, y el contenido de oro deldólar disminuyó en 40%.La
reducción brutal de la producción y de la renta nacional provocó una sig-
ni cativa reducción de los ingresos scales por contribuciones y aranceles; pero lareducción
de los ingresos scales no se produjo a consecuencia de los gastos mili
-tares y de la aparición de las sui géneris crisis de gastos relacionados con los sub-sidios
otorgados por el gobierno de las compañías capitalistas, que se encontraban
amenazadas por la quiebra. En consecuencia se produjeron enormes dé cits de los
presupuestos estatales, y para cubrirlos los Estados burgueses apelan a las copias en
los bancos emisores, lo que se tradujo en una amenaza de in ación.
5.4. El sui géneris ciclo industrial de los años treinta del siglo XX
El ciclo capitalista de los años treinta se diferenció de los ciclos anteriores por la ausencia
de la fase del auge industrial
. Tras la crisis de los años 1929-1933continuó un período depresivo, tras la depresión,
iniciada en el año 1933 y que se prolongó hasta los años 1934-1935, continuó
una breve reactivación industrial, lacual, sin embargo, no creció más que el auge de entonces
9
, por lo que se desencadenóla crisis de los años 1937-1938.La ausencia de la fase del auge
industrial en el mencionado ciclo se debió a la
ausencia de una renovación masiva del capital jo. Aun antes de la crisis tuvo lugar
un empleo incompleto crónico de la capacidad instalada de la industria capitalista,la crisis de
los años 1929-1933 elevó el empleo incompleto a dimensiones colosa-les: por ejemplo, en
los EE. UU. en el año 1932 no se empleaba más del 80% de lacapacidad productiva de la
industria del acero, 86% de la capacidad instalada de la
9
Si tomamos el nivel del año 1929 como 100, entonces en 1937 el volumen de la
producción industrial de los EE. UU.era solo el 92,2, pero en todo el mundo
capitalista fue el 103,5%.

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industria del automóvil. El empleo incompleto de las empresas en funcionamientoimpedía a
los capitalistas la instalación de nuevas empresas en gran escala, frenaba
la renovación del capital jo. Esto obstaculizaba el tránsito de la reactivación indus
-trial al auge.En el año 1937, cuando la producción industrial del sistema capitalista mun-
dial apenas sobrepasó el nivel anterior al de 1929 se desencadenó una nueva crisiseconómica,
la cual continuó hasta el año 1938. Esta crisis trajo consigo una nuevareducción brusca de la
producción industrial; así, por ejemplo, en los EE. UU. el vo-lumen de la producción
industrial en 1938 fue 22% menor que en el año 1937. Una
caída signi cativa de la producción tuvo lugar también en Inglaterra, donde el índice
de la producción industrial se redujo un 15% en comparación al 10% del año 1937,y en
Francia se redujo en un 15%.La crisis de los años 1937-1938 no fue una repetición de la crisis
económicade los años 1929-1933; a diferencia de esta ella no alcanzó dimensiones
mundiales.
La política agresiva de los países capitalistas –Alemania, Italia, y Japón– a nes de
los años treinta no sufría la crisis de sobreproducción, ya que la reestructuración desus
economías en base a la carrera armamentista dio un impulso al desarrollo de unaserie de
ramas de la producción industrial.La crisis de los años 1937-1938 se produjo en una situación
histórica diferen-te: no en todo el mundo capitalista, sino en las condiciones en las que se
encubaba laguerra. Durante este tiempo ya se había extendido la ofensiva de los países
fascistas –Alemania e Italia– en África (la invasión a Abisinia) y la agresión del
imperialismo japonés en el Lejano Oriente (la invasión a China). La crisis de los años 1937-
1938fue el presagio de la Segunda Guerra Mundial.
5.5. La dinámica de la economía capitalista de los años 1939-1946
Durante la Segunda Guerra Mundial los factores de carácter cíclico se en-
trelazaban con los factores especí camente militares, motivando una deformación
del ciclo industrial
. Con el estallido de la guerra, la economía estadounidense salvóla Depresión, primero con
la venta de material bélico a los aliados y luego con la
intervención directa en el con icto. La actividad económica creció más de un 30% y
acabó liquidando el paro, pues mientras millones de jóvenes estaban luchando en elfrente de
batalla, muchas mujeres y jóvenes, y hasta personas mayores entraron enel mercado
laboral.La guerra no solo creó una enorme demanda de armamentos, sino también
deequipamiento y avituallamiento de las fuerzas armadas. Por cuanto en la producciónde
armamentos se gasta una gran cantidad de diversos medios de producción, comomaterias
primas, combustibles, maquinarias, etc., la enorme demanda de armamen-

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tos de los gobiernos provocó una gran demanda de diversos productos del sector Ide parte de
la industria bélica, lo que a su vez dio un fuerte impulso a este sector.Posteriormente, la
guerra provocó una fuerte reducción del desempleo, en la medidaque la mayor parte de
desocupados fue captada por la producción bélica o por lasfuerzas armadas. El incremento
del empleo trajo consigo un aumento de la demandade la producción del sector II. Todo ello
permitió superar rápidamente la crisis delos años 1937-1938. En relación con las condiciones
de una economía militarizada,la depresión que sustituyó a la crisis fue muy breve, e
igualmente sucedió una suigéneris expansión de la industria bélica.Durante los años 1939-
1943, se registró un intenso crecimiento de la produc-ción en la industria bélica y un débil
crecimiento en las ramas del sector I relaciona-das con ella (en EE. UU.), llegando incluso a
reducirse (en varios países) la produc-ción de artículos de consumo civil. En el período de
los años 1938-1943, en EE. UU.,el índice general de la producción industrial creció en 2,7
veces: mientras que la producción de la construcción de máquinas aumentó en 5,4;
la producción de equi- pos de transporte en 10; la producción de productos químicos en 4; al
mismo tiempoque la producción en la industria textil se elevó en 1,8 veces; en la de alimentos
en1,4; en la de calzado solo en 1,2. En Inglaterra, la guerra motivó un aumento de
la producción de aluminio en 2,4 veces (de 1938 a 1943); la fundición cobre en 1,4 (de1937
a 1942): entre tanto la producción de los tejidos de algodón y de locomotorasdisminuyó en
más del doble en comparación con el nivel anterior al de la guerra. EnAlemania, entre los
años de 1938 a 1943 la producción bélica aumentó en 5 veces, yla producción de mercancías
para el consumo disminuyó en 1,4 %. De esta forma,
nose llevó a cabo un ciclo normal, sino un auge sui géneris de la industria bélica
.Tras este auge, en una serie de países continuó una reducción brusca del vo-lumen total de
la producción, la que se había iniciado aún en los últimos años de laguerra y que se mantuvo
por varios años posteriores a ella. Desde 1943 hasta 1946 la producción industrial en EE.
UU. cayó en casi 30%; en Inglaterra, 19%; en Canadá(1944 a 1946), 20%. La reducción
general de la producción industrial se debió antetodo a la reducción de la producción bélica.
La demanda de armamentos y otros
artículos de parte de los gobiernos, a nales de la guerra y después de ella, se redujo
bruscamente y, a su vez, se redujo también bruscamente la producción bélica. Porejemplo,
en los EE. UU. desde el año 1943 hasta 1946 la producción de equiposde transporte (rama
que entonces producía principalmente armamentos) disminuyóen más de 3 veces; la
producción de metales no ferrosos en 41%; la producción demaquinarias en 45%; la
producción de productos químicos en 39%. En Inglaterra, la producción de aluminio
disminuyó en 43% (de 1943 a 1946); de cobre en casi 2,5veces (de 1942 a 1945).Pero la
reducción de la producción no se limitó solo por la producción béli-ca, sino que también
abarcó a otras ramas. Así, en los EE. UU., la producción de la

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industria textil disminuyó en 7% (de 1942 a 1945), la industria del papel y cartóntambién en
7% (de 1941 a 1945), la industria de alimentos en 2% (de 1944 a 1946).En Inglaterra, del
año 1943 a 1945, la producción de tejidos de algodón se redujo en14%, la producción de
tractores en 7%.La caída de la producción en el período analizado estuvo determinada
porcausas de dos tipos.
En primer lugar
, en las ramas de la industria bélica y otras ale-dañas a ella del sector I se produjo la reducción
de los pedidos militares del Estado.
En segundo lugar
, en las ramas de la producción bélica se produjo una asimetríaentre el volumen de la
producción y las dimensiones de la capacidad adquisitiva dela población. De este modo,
la reducción de la producción industrial en los años
1944-1946 es el resultado de la con uencia de factores especí cos –del tránsito dela
guerra a la paz– con los factores cíclicos
. Por eso, la caída de la producción enalgunos países capitalistas durante estos años no
se puede considerar como una crisis
cíclica común; esta fue una crisis económica especí ca, en la cual se entrelazaban
los factores cíclicos y no cíclicos.La crisis repercutió trágicamente en la situación de la clase
obrera, condu-ciéndola a una reducción del empleo, a un rápido crecimiento del desempleo
y, porende, a la disminución del salario. Así, en los EE. UU. el número de
desempleadosabsolutos aumentó durante los años 1944-1946 de 670 000 hasta 2 270 000, el
fon-do del salario en la industria de transformación disminuyó en 21%, y el salario
real promedio disminuyó casi en un 15%.
5.6. Particularidades del ciclo y de las crisis posteriores a
la Segunda GuerraMundial
Las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial repercutieron fuertemente
en todo el desarrollo de la economía capitalista posterior a la guerra. Ya que al nali
-zar la situación de la industria en los diversos países capitalistas fue
extremadamentedesigual. En algunos países en el año 1946 el volumen de la producción
industrial
sobrepasó signi cativamente al nivel anterior al de la guerra (en los EE. UU. en 1,5
veces; en Canadá en 1,6; en Suiza en 1,4; en Argentina en 1,5 en comparación al año1937).
En otros países este índice fue cercano al del período anterior a la guerra, o bien aún no le
alcanzaba (la producción industrial de Inglaterra en 1946 era el 95%en relación a la de 1937),
o bien porque a duras penas lo superaba (en
Dinamarca, Noruega y Finlandia). Finalmente, en otros terceros países similares, fuertemen
teafectados por la guerra (Francia y Grecia), y también en los países agresores, derro-tados
en la guerra (Alemania, Italia y Japón), se produjo una fuerte reducción de la producción
comparada con el nivel anterior al de la guerra.
Una de las particularidades más importantes del ciclo de la posguerra es laasincronía de
las fases del ciclo en los diferentes países del sistema mundial capita-

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lista
. Así, en los EE. UU. después de una breve fase de auge se desencadenó la crisisde los años
1948-1949, mientras que otros países no eran afectados simultáneamente por ella. Al
mismo tiempo que en los EE. UU., en el año 1949, comparado con el añoanterior, cuando su
producción industrial disminuyó en 8%, en una serie de paísesla producción industrial
aumentó: en Inglaterra 6%; en Francia 10%; en AlemaniaOccidental 41%; en Italia 10% y
en Japón 26%. De esta forma, la crisis económicade los años 1948-1949 fue de carácter local,
y no fue una crisis mundial.Y posteriormente las fases de auge y crisis no coincidían en
distintos países.Por ejemplo, en los años 1951-1952 se produjo una crisis económica de
carácterlocal en una serie de países europeos (Inglaterra, Bélgica, Suecia, Dinamarca y Gre-
cia), pero EE. UU., en aquel momento, se encontraba en la fase del auge industrial.
Otra particularidad del ciclo de posguerra es su aceleramiento de las crisisen el principal
país capitalista, en los EE. UU
. Aquí, después de la Segunda GuerraMundial se produjeron cuatro crisis: la de los años
1948-1949, la de 1953-1954, lade 1957-1958 y la de 1960-1961. Cada una de ellas repercutió
sobre la economíamundial capitalista, en la cual los EE. UU. ocupa el lugar más importante;
pero soloa la crisis de los años 1957-1958 se la puede considerar una crisis económica mun-
dial, ya que junto a los EE. UU. ella abarcó también a una serie de países del
mundocapitalista, entre ellos: Inglaterra, Canadá, Bélgica y Finlandia.
Las crisis económicas de posguerra, que transcurrieron en el principal país
capitalista –los EE. UU.– con mayor frecuencia antes de la guerra, se diferencian
al mismo tiempo por ser menos prolongados e intensivos
. Ninguna crisis de pos-guerra fue tan prolongada como la crisis de los años 1929-1933, cuya
duración fuede 37 meses en los EE. UU. Las crisis de posguerra en los EE. UU. abarcaron
un período de 7 (la crisis de 1953-1954) a 16 meses (la crisis de 1848-1949). Al
mismot i e m p o , e l g r a d o d e l a c a í d a d e l a p r o d u c c i ó n i n d u s t r i a l e n c a d a
una de las crisisde posguerra fue menor que las de antes de la guerra.
A s í , l a c r i s i s d e l o s a ñ o s 1948-1949 trajo consigo una reducción de la producción
industrial en 10,5%
10
, la cri-sis de los años 1953-1954 en 10%, la crisis de los años 1957-1958 en 15% y la crisisde
los años 1960-1961 en 8%; mientras que la crisis de los años 1920-1921 provocóuna caída
de la producción en 33% y la crisis de los años 1929-1933 en 53%.Las dos particularidades
señaladas de las crisis de posguerra –de mayor fre-cuencia, pero de duración e intensidad
menores– se encuentran íntimamente entrela-zadas. Dado que entre una crisis económica y
la siguiente crisis transcurre un perío-
10
Esta cifra, como también las que aludimos a continuación, muestra el grado de la
caída mensual de la producciónindustrial y por eso es mayor que la cifra aludida
anteriormente (8%), relacionada con todo el año.

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do breve, la sobreproducción no puede ser muy grande, y por eso también la crisisse extingue
más rápido que antes de la guerra, como cuando entre las crisis de losaños 1920-1921 y 1929-
1933 transcurrieron 8 años, en el curso de los cuales a lasobreproducción la alcanzó una
enorme dimensión.Las crisis de menor intensidad, pero más frecuentes, actúan
aproximadamentetan negativamente sobre la economía estadounidense como también las
más inten-sivas, pero menos frecuentes. En este caso es aplicable la teoría de C. Marx que
dice: “(...) La repetición frecuente de las crisis en parte compensa su insu ciente
intensidad”
11
.
La disminución de la intensidad de los auges industriales caracteriza tam-bién a los EE.
UU. del período de posguerra
. Con excepción del auge de comienzosde los años cincuenta, cuando el crecimiento de la
producción fue incentivada porel “boom bélico” desencadenado por la guerra de Corea, los
auges industriales de posguerra en los EE. UU. arrojaban un incremento de
la producción, en comparacióncon el punto más elevado de la crisis anterior, no mayor del
10%, mientras que envísperas de la crisis de los años 1929-1933 fue del 25%.
Una de las particularidades del ciclo capitalista de posguerra es el augeindustrial intensivo
en los países que fueron derrotados en la guerra
. Las enormes pérdidas causadas por la guerra a la economía popular de estos países,
la destruccióndirecta de una parte de su aparato productivo y la obsolescencia de la otra parte
de- bido a que durante la guerra esta no fue renovada, motivó la necesidad de grandes
inversiones de capital de largo plazo para la renovación del capital jo en el período
de posguerra. Esto sirvió de base de un prolongado crecimiento sostenido de la pro-
ducción. En el mismo sentido actuaba la revolución cientí co-técnica (RCT), que
entonces se iniciaba, la cual requería la instalación de nuevas ramas de la industria(la
electrónica, los nuevos elementos de la industria química, etc.). El crecimiento
de la producción industrial de estos países estaba in uida también por su comercioexterior:
hacia nes de la guerra la participación de Alemania Federal, Italia y Japón
en el comercio mundial disminuyó ostensiblemente, pero después de la
guerra ellosempezaron a ampliar sus exportaciones, conquistando cada vez con más fuerza
nue-vas posiciones en el mercado mundial, lo que dio un gran impulso al crecimiento deuna
serie de ramas de la industria. No obstante, sería incorrecto pensar que estos países poseen
algún tipo de “in-munidad” a las crisis económicas. Lo que pasa es que en estos las crisis
trascurrieronen plazos muy breves; ellas fueron advertidas, por ejemplo, en Japón en la
segunda
11
Marx, C. “Carta dirigida a F. Engels el 4 de junio de 1864. En: Marx, C. y F. Engels”.
Obras completas
. T. 31, p. 14,traducido del ruso por F. Ch. Z.

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mitad del año 1949, en la primera mitad de 1954 y desde julio de 1957 hasta junio de1958,
cuando el índice mensual de la producción industrial cayó en 6%. La dismi-nución de los
volúmenes de la producción en el Japón ocurrió nuevamente en el año1965: de marzo hasta
agosto de ese año toda la producción industrial disminuyó casi
en 13%. En Italia la caída de la producción provocada por la crisis tuvo lugar a nes
del año 1963 y en el curso de una parte considerable del año 1964: desde octubrede 1963
hasta agosto de 1964 el índice general de la producción industrial cayó enel 8%. Finalmente,
en la RFA en el período de posguerra se produjeron varias crisis parciales (en 1952, 1958
y 1963), las que se distinguieron por la reducción de la pro-ducción en una serie de ramas de
la industria, y desde el IV cuartal del año 1966 em- pezó la caída por la crisis de toda la
producción industrial. Desde noviembre del año1966 hasta agosto del 1967, la producción industrial
de RFA se redujo en el 18%.De todo lo expuesto, se evidencia que la economía capitalista de
posguerracontinúa desarrollándose cíclicamente y que a ella le siguen siendo inherentes
lascrisis económicas periódicas.
Estas crisis in uyen de modo extremadamente negativo sobre las condicio
-nes materiales de vida del proletariado. Por ejemplo, a consecuencia de la crisis delos años
1957-1958 el número de desempleados absolutos aumentó en decenas de países capitalistas
de 4,4 millones en el año 1956 hasta los 7,1 millones de personasen 1958, es decir, en 2,7
millones más, o sea que en más del 60%. Las crisis traenconsigo también la caída del salario
real de los obreros empleados y la elevación delgrado de explotación.De esta forma, las crisis
en las actuales condiciones del capitalismo, al igualque en el pasado, continúan provocando
la agudización de las contradicciones declases.
Como factor que consolida la in uencia negativa de las crisis sobre las con
-diciones materiales de vida de la clase obrera, es que en las actuales condicionesdel
capitalismo las crisis pueden estar acompañadas por la elevación de los preciosde las
mercancías, en lugar de su caída
. Esta particularidad actual es observadatanto en la crisis de los años 1943-1946 como
también en la crisis de los años 1957-1958. En el primer caso el rol principal en la elevación
de los precios lo cumplía la
in ación, en el segundo, los precios sobredimensionados por los monopolios. El
mantenimiento de precios altos durante las crisis deteriora la situación de los traba- jadores.
5.7. La capacidad reguladora del Estado y la militarización de la economíaen
el desarrollo cíclico del capitalismo
El período posterior a la Segunda Guerra Mundial se distingue por el desa-
rrollo del capitalismo monopolista de Estado, que in uyó sustancialmente sobre el

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ciclo industrial. Los estados burgueses llevan a cabo programas de gobierno
12
encontra de la crisis aplicando para ello una serie medidas: las inversiones de capitalestatal,
el incremento de las inversiones públicas en general y de los gastos militaresen particular, la
ampliación de las compras del Estado, la regulación estatal de lastasas tributarias y el crédito,
etc. Estas políticas en alguna medida permiten atenuarla intensidad de las crisis y su duración.
Así, las inversiones de capital estatal, reali-zadas en gran escala incluso en los años de
las crisis económicas, permiten mantenerrelativamente en un nivel alto el volumen total de
las inversiones e impiden su caída brusca; las compras estatales en
gran volumen, incrementadas durante las crisis, per-miten salir rápidamente de ellas; las
medidas de regulación estatal del sistema mone-tario-crediticio de las crisis cumplían un rol
decisivo en la prevención de las agudascrisis monetario-crediticias: las crisis de posguerra no
estuvieron acompañadas porel retiro masivo de depósitos ni por un gran número de quiebras
bancarias.La intervención estatal no está en condiciones de eliminar más o menos
lasoscilaciones cíclicas de la producción capitalista y liberar al capitalismo
contem- poráneo de las crisis económicas. Esto se explica, porque en las condiciones delca
pitalismo monopolista de Estado se mantienen vigentes las bases objetivas delcarácter cíclico
de la reproducción. Continúan subsistiendo e incluso se profundizala contradicción
fundamental del capitalismo. El crecimiento de la producción capi-talista de tiempo en
tiempo rebasa los limitados marcos de la capacidad adquisitiva,y esto inevitablemente
conduce a las crisis.Los partidarios de una economía militarizada intentan enmascarar el
creci-miento de los gastos militares del Estado como antídoto contra las crisis
económicas.Pero en realidad tampoco la militarización de la economía puede salvar al
capitalis-mo de las crisis.
La in uencia de la militarización de la economía sobre el movimiento cícli
-co de la reproducción capitalista, es ambigua y contradictoria
.De un lado, la militarización de la economía engendra el ambiente del
boom bélico de la industria, contribuyendo con un rápido crecimiento de la economía y
alejándola momentáneamente de la crisis. En ello tiene un signi cado esencial la re
-lación en cadena entre las diversas ramas de la producción capitalista. Una
industriamilitarizada en rápida expansión muestra una demanda creciente de materias
primas,combustibles, maquinarias, etc., lo que estimula el crecimiento de la producción delos
medios de producción correspondientes. Más adelante, la producción ampliadaen la industria
bélica y en las ramas derivadas de ella conllevan hacia un crecimientodel número de
trabajadores empleados en esas ramas, los cuales plantean una de-
12
Ver:
Economía política del capitalismo monopolista contemporáneo
. Capítulos XIX y XX. Ed. Progreso, Moscú, 1975,redactado por N. Inozémisev y V.
Martínov, pp. 5-43.

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manda creciente de artículos de consumo, y esto da un impulso al crecimiento de
la producción de estos. De esta forma, el crecimiento de la producción bélica y de su
demanda especí ca crece más rápido que el incremento general momentáneo de la
producción y de la demanda.Pero la militarización de la economía, al contrario de lo que
sostienen susapologistas, no es capaz de superar las crisis ni de garantizar un auge
permanente dela producción capitalista. En la medida que se expande esta militarización la
situa-ción de las masas trabajadoras se empeora, lo que provoca una disparidad entre
lacapacidad adquisitiva de la población y los volúmenes de la producción. Al mismo
tiempo, la militarización de la economía, al originar una in ación de la industria bélica
a costa de la caída del peso especí co de la producción civil, profundiza la
desproporcionalidad de la producción capitalista. De este modo,
desatando el boomde la industria bélica, la militarización de la economía al mismo tiempo
preparalas condiciones para el desencadenamiento de la crisis
. Los cálculos fallidos del o s e c o n o m i s t a s b u r g u e s e s a c e r c a l a s e g u r i d a d
de un desarrollo capitalista sincrisis mediante la militarización
d e l a e c o n o m í a , s e e v i d e n c i a n e n e l e j e m p l o de los EE. UU.: precisamente
en este país, donde en el período de posguerra lamilitarización de la economía alcanzó el
mayor desarrollo, las disminuciones de la producción por la crisis transcurren con mayor
frecuencia.
6. LA CRISIS DEL ACTUAL SISTEMA FINANCIERO-PRODUCTIVO CAPITA-
LISTA6.1. Antecedentes socioeconómicos y políticos
En 1943, al vis
lumbrarse el n de la Segunda Guerra Mundial, estadouniden
-ses e ingleses inician la discusión de las bases de la organización de la economíamundial de
posguerra. Y en julio de 1944, la Conferencia Monetaria y Financierade Bretton Woods
acordó crear el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el BancoInternacional de
Reconstrucción y Fomento (BIRD) o Banco Mundial.John Maynard Keynes, representante
británico en las deliberaciones, propug-naba la creación de una cámara de compensación
mundial (Clearing Union) que per-
mitiese hacer todas las transacciones internacionales a un tipo de cambio jo referido
a una moneda internacional regulador emitida por el Clearing House, el “banco”. Se
trataba de un verdadero sistema monetario internacional reguladora de las nanzas
internacionales, que conservaba la simetría entre las partes, con mecanismos de con-
trol y eventualmente de nanciación para los países de citarios y una participaciónde cada
país en función de sus capacidades nancieras. Sería una especie de banco a
escala internacional en el que los “clientes” serían los Estados.

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Pero esta propuesta fue desechada por EE. UU., en ese momento en el cenit
de su poderío económico como único bene ciario de la Segunda Guerra Mundial,
que impuso en Bretton Woods las reglas de su mayor conveniencia: un sistema de
cambios jos (con elasticidad del 1% en más o menos sobre la paridad establecida
entre las monedas) y la paridad establecida en relación con el oro o con el dólar deEE. UU.
(artículo IV de los Estatutos del FMI, antes de la reforma de 1978). Así escomo en la práctica
el dólar se convirtió en moneda internacional, obligando a todos
los países a acumular reservas en dólares para hacer frente a las uctuaciones de
sus respectivas monedas, resultante del estado de su balanza de pagos. El sistemade Bretton
Woods estableció pues un privilegio desmesurado a favor de EE. UU.en materia de pagos
internacionales, que en los hechos sirvió para que el resto del
mundo nanciara su dé cit presupuestario.
Aquella fue la base de un desorden creciente del sistema monetario interna-cional que se
institucionalizó desde 1975 con el abandono del sistema de tipos de
cambio jos (vigente desde 1978, reformando el artículo IV de los Estatutos del
FMI). Así, se abandonó un principio ordenador del sistema monetario (de cambios
jos) pero se mantuvo en los hechos al dólar como moneda internacional, para queel resto
del mundo continúe nanciando la economía de EE. UU., pues los Bancos
Centrales de los demás países siguieron impidiendo la caída del dólar.
Este es el sistema nanciero –cuyas ideas centrales son la desregulación y la
libre circulación de capitales– que acompañó un cambio profundo de la economíamundial a
partir de 1979.En la esfera de la producción de bienes y servicios, desde 1945 hasta 1970,EE.
UU., Europa Occidental y Japón registraron tasas aceleradas de crecimiento, im- pulsando
un desarrollo espectacular de las fuerzas productivas, del comercio mun-dial y de la división
internacional del trabajo, sin parangón con ningún otro períodoanterior del capitalismo. La
fuerza motriz de este crecimiento ha sido, sin lugar adudas, las grandes inversiones de capital
que hicieron aparecer nuevas ramas de la producción y multiplicaron la capacidad
de crear manufacturas en masa. Pero estafase de ascenso también fue liquidada por las
contradicciones insalvables del capi-talismo, dando paso a la recesión de los años sesenta y
las acciones de protesta entodo el mundo. Pese a no representar riesgo alguno para
la propiedad capitalista, lasteorías keynesianas fueron desacreditadas y desplazadas por las
reaccionarias con-cepciones neoliberales y monetaristas, acusándoselas de “populistas”
13
.De un modo totalmente inesperado para los economistas burgueses estallaronlas crisis
sociopolíticas en una serie de países en medio de una coyuntura relativa-
13
Mileikovski, A.G., I.M. Osádchaia y otros.
Economía política no marxista actual
. Moscú, 1977. Ed. Progreso, pp.17-37.

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mente alta. Se insertan en esa cadena de acontecimientos, el poderoso
movimientohuelguístico de 1968 en Francia y la dimisión del gobierno de Charles de
Gaulle,vinculada a sus consecuencias. Fue de carácter análogo el movimiento obrero en Ita-
lia, en 1969, que trajo consigo el fortalecimiento de las fuerzas populares de izquier-da, y los
disturbios en el gueto negro y el movimiento de masas en EE. UU. contrala guerra en
Vietnam, que obligaron al presidente Lyndon Johnson a renunciar a lalucha por el cargo en
las elecciones de 1968. También resultaron inesperados paralos teóricos burgueses los
cambios cualitativos en el proceso de reproducción, quedesbarataban uno tras otro los
postulados en los que se apoyaban sus concepciones.
Entre estos cambios gura sobre todo el impetuoso desarrollo in acionario no solo
en la fase de auge, sino también durante la crisis.Los cambios patológicos en el organismo
económico de EE. UU., su incapa-
cidad para controlar la in ación, se revelaron durante la crisis económica de 1969-
1971, que se desencadenó durante la guerra de Vietnam. Fue la primera crisis en lahistoria
de EE. UU. en la que los precios de los artículos siguieron aumentando.También el auge
económico que se inició en 1972-1973 exteriorizó una pro-funda perturbación en el
mecanismo de la reproducción. Se convirtió también en unfebril
boom
in acionario. En las condiciones de un crecimiento de los precios en echa, las grandes
corporaciones hicieron compras extraordinarias de combustible,materias primas y otros
productos, colmando sus reservas. Esto creó un dé cit de
muchas mercancías, constituyó un factor agravante de la crisis energética y de mate-
rias primas y contribuyó a un alza aún mayor de los precios. La in ación acentuó la
bancarrota masiva de empresas pequeñas y medianas que no poseían recursos paracrear
reservas de combustible y materias primas, a causa de su encarecimiento y la posibilidad de
obtener créditos por la abrupta elevación de las tasas de interés. De tal
modo, la in ación que acompañara al
boom,
lo anuló.En 1974, en los países capitalistas se desencadenó una crisis económica mun-
dial, acompañada de la in ación que continuaba y el incremento del desempleo.Así, las crisis
de los años 1969-1971 y 1974-1975 pusieron de mani esto que
la “ley de Phillips”, reconocida por la teoría económica burguesa como axioma,
según la cual el mejor antídoto contra la in ación es el incremento del desempleo, perdió
credibilidad. Ocurrió que en varios países operaba simultáneamente la in a
-ción y el desempleo.Es evidente que la doctrina keynesiana de regulación estatal-
monopolista de
la economía, que preveía estimularla por medio del dé cit presupuestario y la mi
-litarización, demostraba ser inconsistente e inoperante. También era irrealizable la
manipulación exible de la tasa de interés vinculada con su elevación forzosa. Enmedio de
una in ación “galopante” los acreedores, teniendo en cuenta la devalua
-

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ción del dinero circulante, trataban de transferir al deudor el pago de riesgo a que seexponían.
Las di cultades para refrenar la creciente anarquía en la economía capitalista
se vieron redobladas por el fracaso del sistema de Bretton Woods de pagos interna-cionales,
basado en la concepción de Keynes. La crisis del dólar, que se manifestó
en su devaluación y en el cese de su libre convertibilidad, di cultó al máximo la
aplicación de los métodos keynesianos para regular no solo las relaciones mone-
tarias, sino incluso la circulación monetaria dentro de cada país. La a uencia de
dólares despojados de su respaldo en oro, que fueron trasferidos de un país a otro porlas
corporaciones transnacionales en aras de ganancias especulativas, hizo aún más
incontrolable el proceso in acionario.
Estos fenómenos nuevos desacreditaron no solo los dogmas del keynesia-nismo, sino que
también socavaron las bases a los neoliberales privándolos de su principal argumento contra
la política keynesiana del “pleno empleo” a la que con-
sideraban la causa fundamental de la in ación. Los neoliberales liderados por el
economista estadounidense Milton Friedman, el adversario más belicoso de la teoríade
Keynes, consideraba que el retorno al ciclo “normal” con desocupación masiva en
tiempo de crisis es el recurso más seguro para librarse de la in ación. Pero, a raíz del
curso inusual de la crisis, ellos mismos llegaron a la conclusión de que el incrementodel
desempleo engendra consecuencias sociales no menos peligrosas que el proceso
in acionario y tuvieron que admitir la necesidad de la nanciación de citaria para
luchar contra el desempleo.La crisis del dólar reveló otra circunstancia más que comprometía
la doctrinade los neoliberales: los precios más elevados resultaron ser los denominados
preciosregulados administrativamente. Se hizo evidente que la responsabilidad del proceso
in acionario no solo es del Estado con su política de nanciación de citaria, sino
también de las grandes corporaciones, hacia cuya política de mercado exhortaban aorientarse
los neoliberales.La crisis de los años setenta, que debilitó fuertemente a los trabajadores y
susrepresentantes, facilitó el desarrollo de teorías que suponían un cambio radical enla
política económica a favor de los intereses del gran capital. Apoyándose en lasventajas que
permitían la operación mundial del capital, la competencia global y la potencialidad de las
nuevas tecnologías (como un círculo virtuoso para el capital), junto con el debilitamiento y
la desintegración de las fuerzas populares, con la ayu-da de las instituciones internacionales
y los gobiernos, las grandes corporacionestransnacionales lograron imponer una estrategia
muy favorable para ellas, la que les permitió una rápida recuperación de la tasa de ganancia,
conocida como estrategia o política económica neoliberal.

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6.2. El rol del capital fnanciero y las actuales crisis del capitalismo
Las relaciones entre las corporaciones transnacionales son una combinación
de una guerra implacable por el control de mercados o zonas de in uencia, absorcio
-nes o adquisiciones forzadas o consentidas, fusiones o ententes y el intento perma-nente
pero nunca logrado de establecer reglas privadas y voluntarias de juego limpioentre ellas.
Porque la verdadera ley suprema de las relaciones entre las corporacionestransnacionales es
“la ley del tiburón y las sardinas”.Cuando se oye hablar del mercado y de que “el
funcionamiento de la econo-mía debe quedar librado a las fuerzas del mercado” se debe
entender que este fun-cionamiento de la economía (y de la sociedad en general) debe quedar
sometido ala estrategia diseñada por el capital monopolista transnacional, cuyo objetivo
básico
es maximizar sus bene cios apropiándose por cualquier medio del fruto del trabajo,de los
ahorros y de los conocimientos tradicionales y cientí cos de la sociedad hu
-mana.Actualmente, sobre el fondo de una tendencia permanente, y a ritmo cada vezmás
acelerado, de concentración y acumulación del capital a escala mundial, la pre-
eminencia del capital nanciero es el rasgo dominante del sistema. Esta preeminen
-
cia del capital nanciero –según Alejandro Tetelbaum
14
– sobre el capital productivoes el resultado de un cambio profundo de la economía mundial
a partir de la década
del setenta, momento que marca el n del Estado de bienestar, caracterizado por la
producción en masa y el consumo de masas, impulsado este último por el aumentotendencial
del salario real y por la generalización de la seguridad social y de otros
bene cios sociales. Es lo que los economistas llaman el modelo económico “fordis
-ta”, de inspiración keynesiana.El agotamiento del modelo del Estado de bienestar obedeció
a varios factores,entre ellos: llegó a su término la reconstrucción de posguerra, que fue la
fuerza mo-triz impulsora de la expansión económica, el consumo de masas tendió
a estancarseo a disminuir lo mismo que las ganancias empresariales. También incidió el
shock
petrolero de comienzos del setenta (ver: capítulo XVIII, sección 6).Entonces, para dar un
nuevo impulso a la economía capitalista y revertir latendencia decreciente de la tasa de
ganancia, se hizo necesario incorporar la nuevatecnología (robótica, electrónica, informática)
a la industria y a los servicios, y esorequirió enormes inversiones de capital.Alguien tenía
que pagar la factura y comienza entonces la época de la auste-
ridad y de los sacri cios (congelamiento de salarios, deterioro de las condiciones de
14
Teitelbaum, Alejandro. “Las crisis del sistema capitalista”, artículo extraído del libro
El papel de las sociedades trans-nacionales en el mundo contemporáneo
. Buenos Aires, 2003.

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trabajo, y aumento de la desocupación) que acompañaron a la reconversión indus-trial. Al
mismo tiempo, la revolución tecnológica en los países más desarrolladosimpulsó el
crecimiento de los servicios y se produjo el desplazamiento de una partede la industria
tradicional a los países periféricos, donde los salarios eran –y son–mucho más bajos.En esas
condiciones toma cuerpo la llamada “mundialización neoliberal”: el paso de un sistema de
economías nacionales a una economía dominada por tres cen-tros mundiales: EE. UU.,
Europa y Japón y un grupo constituido por los llamados“cuatro tigres asiáticos”: Corea del Sur,
Taiwan, Hong Kong y Singapur. Después se produjo el ingreso impetuoso de China y, en cierta
medida de India, en los primerosrangos de la economía mundial.Con la incorporación de
nuevas tecnologías aumentó enormemente la produc-tividad del trabajo, es decir, que con la
misma cantidad de trabajo la producción de bienes y servicios pasó a ser mucho
mayor.Predominó entonces un ritmo lento de crecimiento económico, a causa deque un
mercado relativamente estrecho imponía límites a la producción y surgió elfenómeno de
grandes masas de capitales ociosos (incluidos lo petrodólares), puestoque no podían
ser invertidos productivamente.
Pero para los dueños de dichos capitales (personas, bancos, instituciones
-nancieras privadas y estatales) era inconcebible dejarlos arrinconados sin hacerlos
fructi car.Es así como la función tradicional de las nanzas al servicio de la economía,
actuando en el proceso de producción y del consumo (con créditos, préstamos, hipo-
tecas, etc.) quedó relegada por el nuevo rol del capital nanciero:
producir bene
-cios sin participar en el proceso productivo
.Entonces surgió la ilusión y hasta teorizaron connotados premios nobel acerca
de que el dinero y los productos nancieros, tan solo circulando en los mercados,
son capaces por sí mismos de crear valor. Pero lo cierto es que estos no crean valorsino que
representan un valor (ver: teoría del valor en el capítulo V). Esa supuesta
creación de valor y generación de bene cios por el dinero y los productos nancie
-ros no es otra cosa que la apropiación del valor creado por el trabajo en el proceso productivo
de la economía real.
Partiendo del supuesto de que el dinero y los productos nancieros circulando
en los mercados crean valor, para enriquecerse no hay otra cosa que hacer que crear
productos nancieros o adquirir los ya existentes y hacer que se reproduzcan me
-diante adecuadas operaciones especulativas.

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La consecuencia de todo esto ha sido la automatización e “in ación” de pro
-
ductos nancieros (“burbujas nancieras”).
Además de
los productos nancieros tradicionales
(acciones y obligaciones)se han creado muchos otros. Entre ellos
los productos nancieros derivados
, queson papeles cuyo valor depende o “deriva” de un activo subyacente y que se colocan
con nes especulativos en los mercados nancieros. Los activos subyacentes pueden
ser un bien (materias primas y alimentos: petróleo, cobre, maíz, soja, etc.), un activo
nanciero (una moneda) o incluso una canasta de activos nancieros. Así los precios
de materias primas y de alimentos esenciales ya no dependen solo de la oferta y lademanda
sino de la cotización de esos papeles especulativos y de ese modo los ali-mentos pueden
aumentar (y aumentan) de modo considerable en perjuicio de la po-
blación y en bene cio de los especuladores. Por ejemplo, cuando se anuncia que se
fabricarán biocombustibles los especulares “anticipan” que el precio de los produc-tos
agrícolas (tradicionalmente destinados a la alimentación) aumentará y entonces
el papel nanciero (producto derivado) que los representa se cotiza más alto, lo que
repercute en el precio real que paga el consumidor por los alimentos.
Las inversiones de productos nancieros implican diversos niveles de riesgo.
Con la esperanza de cubrir dichos riesgos se han inventado una compleja serie de
productos nancieros que in an cada vez más la burbuja y la alejan aun más de la
economía real.Según Michel Drouin: “El desarrollo de los capitales internacionales, impul-
sado por la desregulación y la descompartimentación casi general de los mercados
nancieros, hizo de los años ochenta el decenio de la mundialización nanciera (...)Las
operaciones nancieras, cuyo volumen estaba ya desconectado del volumen de
las transacciones de bienes y servicios, se hicieron autónomas, es decir movidas no por la
lógica de las transacciones corrientes sino por la de los movimientos de capi-
tales. La esfera nanciera basó su desarrollo sobre ella misma a partir de la búsquedade un
bene cio surgido de la variación de los precios de sus propios instrumentos. El
carácter especulativo de esta lógica de crecimiento permite hablar del surgimiento deuna
economía internacional de la especulación”
15
.Los EE. UU. y una parte de la población de dicho país son los primeros bene-
ciarios del proceso de mundialización nanciera, la que les permite apropiarse del
producto y de los ahorros de los pueblos de todo el planeta.Con esta “economía internacional
de la especulación” se aceleró la acumula-ción de grandes capitales en pocas manos a
expensas sobre todo de los trabajadores,
15
Ver: Drouin, Michel.
Le sistème fnancier internacional
. Ed. Armand Colin, París, 2001; Galbraith, John Kenneth.
Voyage dans le temps économique, témoignage de premièrre main
. Seuil, París, 1995.
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de los jubilados y de los pequeños ahorristas, quienes participan también de la ilu-
sión de que el dinero y los productos nancieros se reproducen (crear valor) por sísolos.
Hasta que la burbuja nanciera estalla.
De modo que a la tradicional expropiación del fruto del trabajo que practica elcapital en el
proceso productivo (mediante la obtención de plusvalía), se ha venido
a sumar la que realiza el capital nanciero especulativo sin participar en el proceso
de producción.
El capital nanciero, además de estos mecanismos “legales” destinados a ob
-tener una tajada cada vez mayor de los valores creados en la esfera productiva, seapropia
directamente de los bienes de los trabajadores, jubilados y pequeños ahorris-tas, perpetrando
verdaderas estafas.Por ejemplo, en EE. UU., el gigante internacional de la energía ENRON
sedeclaró en quiebra reconociendo una deuda de 40 000 millones de dólares y dejóen la calle
a 12 000 de sus servidores, a quienes, por añadidura, despojó del capital previsional de la
jubilación, invertido en acciones de la propia empresa. Después sesucedieron otros casos
similares como el de WorldCom y resultaron implicados losdos más grandes
bancos estadounidenses: Citygroup y JP Morgan Chase.En el caso de WorldCom, un
pequeño ahorrista que en marzo de 2000 compró10 000 dólares en acciones se encontraba en
julio de 2002 con que sus acciones va-lían solo 200 dólares
16
.
Los escándalos nancieros revelados en el curso de 2002 causaron enormes
pérdidas a los más grandes fondos de pensión estadounidenses, los que decidieroniniciar
juicios contra los responsables, entre ellos Enron y su auditor Arthut Ander-sen, WorldCom
y otros. CALPERS, que administra el dinero de 1,3 millones de fun-cionarios californianos,
CAISTRS 687 000 docentes del mismo Estado) y LACERA132 000 empleados de Los
Ángeles) han perdido 318 millones de dólares a causa dela quiebra de WorldCom (más de
7000 millones de dólares evaporados). El fondo de pensión de los funcionarios del Estado de
Nueva York (112 000 millones de dólaresde activos) perdió 300 000 millones de dólares en
la quiebra de World Com.
Es en ese marco que se producen las crisis nancieras como la actual del 2008
que son diferentes de las crisis cíclicas clásicas del capitalismo, en las que despuésde un
período más o menos largo de crecimiento económico la producción sobrepa-saba las
posibilidades del mercado (superproducción).
16
En: Despacho AFP del 21/07/02.

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Esta modalidad especial de crisis especí camente nanciera, no son crisis de
sobreproducción pero conllevan graves “efectos colaterales” sobre la industria y elcomercio,
pudiendo desencadenar el receso productivo en el sistema.Estas crisis tienen como centro de
gravitación el capital-dinero y que, por tan-
to, se mueven dentro de la órbita de los bancos, la bolsa y de las nanzas. Aunque las
consecuencias son similares: empresas que quiebran, los despidos se generalizan yaumenta
la desocupación, se acentúa la concentración monopolista hasta que la eco-nomía se
recompone sobre los escombros de la crisis que deja un tendal de víctimasentre los
trabajadores y empresarios.
6.3. Visión panorámica de la actual crisis fnanciera
En principio, la crisis del 2008 tiene su origen en el estallido de una burbujainmobiliaria que
se había extendido por EE. UU. y Europa.
La actual crisis nanciera se con gura en los siguientes acontecimientos más
importantes:
1.
La mayoría de bancos de inversión, aseguradoras y cajas de ahorros d
e EE. UU. quebraron. Para evitar o mitigar un colapso aún mayor, el gobiernode George W.
Bush, continuado por el de Barack Obama, se ha lanzado a una
gigantesca operación de rescate, sin evitar hasta nes del 2009 la caída de los
mercados. Así, la conmoción, como era previsible en una economía mundiali-
zada y con unos mercados nancieros integrados a una escala nunca vista, ha
contagiado a Europa que también se precipita hacia la recesión. La extrema
gravedad de la situación es con rmada por el colapso económico de Islandia
(exhibida hasta hace poco por el FMI como modelo de economía de “libremercado”) y los
gobiernos de Irlanda y Gran Bretaña, que han asegurado pordos años los depósitos de sus
ahorristas.
2.
Desde agosto de 2007 hasta el 21 de septiembre de 2008, la administraciónestadounidense
gastó más de 900 000 millones de dólares, sin poder evitar elcaos. A esa cantidad descomunal
se sumaron las inyecciones de liquidez en elmercado interbancario por parte de la Reserva
Federal de EE. UU. (FED), elBanco Central Europeo (BCE), el Banco de Inglaterra y los
Bancos Centralesde Japón y Alemania, que superan de lejos el billón de euros. Pero todos
estos
aportes de capital no lograron restaurar la con anza ni evitar el estrangula
-miento del crédito. Por un lado,
las montañas de deudas bancarias y empre-sariales acumuladas en estos años de orgía
especulativa son muy difícilesde recuperar en un momento en que la economía real,
productiva, se deslizacon fuerza hacia la recesión
. Re nanciar la deuda de empresas en di culta
-des, cuyas expectativas de negocio van hacia abajo, no es una operación muy

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rentable. Este es el caso de todas las grandes constructoras e inmobiliarias cu-yos activos se
han depreciado a un ritmo vertiginoso y sus valores en la bolsase han derrumbado. Al mismo
tiempo, los grandes bancos de todo el mundo,que están atrapados en el apalancamiento
generalizado de las últimas décadas,no tienen ninguna garantía de recuperar sus créditos. Su
pasivo aumenta y lafalta de liquidez en el mercado interbancario mengua por la falta
credibilidadgeneralizada.
3.
Los valores bursátiles de las empresas nancieras, bancos de inversión y co
-merciales, constructores, aeronáuticas, automotrices, empresas eléctricas, de
telecomunicaciones, etc., edi cadas sobre una montaña de créditos, ahora se
tornan impagables. El parón de la economía productiva, el descenso en lasventas, el
crecimiento del desempleo y de la morosidad y, por supuesto, el crac
nanciero, ponen en entredicho la desenfrenada orgía especulativa. Solo en
un año (de agosto del 2007 y septiembre del 2008), las bolsas mundiales han perdido el 22%
de su valor, una caída equivalente a 12,4 billones de dólares.Si se suma el desplome
acumulado en septiembre la pérdida se acerca a los 15 billones. En las bolsas estadounidenses
se han evaporado cerca de 5 billonesde dólares, una cantidad que supera al PBI de América
Latina y el Caribe enel 2007, juntos.De esta manera, el sistema mundial capitalista está
inmerso en una quiebra de proporciones inconmensurables. Tan solo hace 20 años,
el colapso del estalinismoen la URSS y en Europa del este concitó la euforia de la burguesía
mundial. No era para menos. Intoxicados por su victoria, los imperialistas se lanzaron a
campo abier-to para imponer su doctrina en todos los países del mundo, es decir,
neoliberalismo
económico a ultranza: privatizaciones, desregulación de los mercados nancieros,
saqueo de los países pobres, extensión de la precariedad laboral y aumento de laexplotación,
caída de los salarios, intervenciones militares y guerra al “terrorismo”.
En semejante contexto, los “teóricos” de la economía capitalista sentenciaban el n
de las crisis y de la historia; los políticos y los gobernadores de los bancos centra-
les hablaban de un “círculo virtuoso” de crecimiento sin n y los premios nobel de
economía eran contratados por los grandes bancos de inversión para que aplicasensus
“prodigiosas” fórmulas matemáticas al negocio del dinero que genera dinero, las
nanzas. La con anza lo inundaba todo.
Por lo tanto, la euforia en la que ha vivido la burguesía internacional engen-dró,
dialécticamente, las condiciones para su propio desastre. Miles de millones dedólares que no
encontraban una colocación rentable en la producción de mercancías
uyeron con fuerza hacia el sector inmobiliario y provocaron un alza espectacular de
los precios, que era sostenido a su vez por una masa de créditos baratos
concedidosindiscriminadamente a particulares y empresas. A pesar de las serias
advertenciasde entonces (la crisis asiática, el estancamiento de Japón o el hundimiento de los

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valores tecnológicos y de las empresas puntocom en el 2000), la gigantesca deudahipotecaria
que se iba generando era vendida como un “activo” sólido en el mercado
bancario y bursátil, gracias a la intervención de la “ingeniería nanciera creativa”
(subprime y demás fondos basura).Se trataba de una dinámica desenfrenada. A la
espectacular
burbuja inmobi-liaria
le corresponde una cuarta parte del PBI estadounidense, cuatro de cada diezempleos creados
en EE. UU. en la última década, la mitad del consumo doméstico
y una parte sustanciosa de los bene cios capitalistas; ella espoleaba la especulación
bursátil y un endeudamiento empresarial y bancario sin precedentes en la historia.
Desde nes de los años 90 y de manera cada vez más intensa, el crédito y el endeuda
-miento se convirtieron en el factor decisivo para garantizar y sostener la produccióny el
consumo, a la vez que creaban las condiciones para la explosión actual.El
capital cticio
se hizo omnipresente dando cumplido sentido a la máximaaspiración de todo capitalista:
obtener el capital-dinero del capital-dinero (
D-D’
) sintener que pasar por el pesado trajín de tener que invertir en el proceso productivo(
D-M-D’
). Esta masa otante de billones de dólares de capital cticio se elevó de talmanera por
encima de la economía real que, nalmente, se transformó en una pesada
losa justo en el momento en que la sobreproducción se hace presente. Y los costos desu
quiebra son asumidos por los gobiernos capitalistas de EE. UU., Europa y Japón,
mediante fabulosas operaciones nancieras de rescate subvencionadas con recursosdel
erario nacional. Sombrío panorama que se con guró así:
1.
Antes del verano fue Bear Stearn, vendida a precio de saldo con el aval delTesoro Público
y la intervención en IndyMac Bancorp. Después de las vaca-ciones, el colapso en bolsa de
las grandes hipotecarias Fannie Mae y FreddieMac (que concentraban la mitad de los créditos
hipotecarios de los EE. UU.,5 , 5 b i l l o n e s d e d ó l a r e s ) o b l i g ó a l g o b i e r n o a
hacerse con el control de
a m - bas asegurando una inyección de liquidez cercana a los 200 000 millonesd e
dólares. En horas, la erupción arrastró a Merrill Lynch, que fue adqui-
rida in extremis por Bank of America y empujó el hundimiento del LehmanBrothers. La
bancarrota de este banco centenario ha sido la más grande de lahistoria de los EE. UU.: 453
200 millones de euros. Cuarenta y ocho horasdespués de la quiebra de Lehman, el gobierno
norteamericano desembolsó 60490 millones de dólares para hacerse con el control del 79%
de las accionesde AIG (American Internacional Group), la mayor aseguradora del planeta.
2.
Luxemburgo, Holanda y Bélgica nacionalizaron las pérdidas del banco Fortis,uno de los
grandes de Europa y decidieron una inyección de 11 200 millonesde euros. En Bélgica, el
gobierno extendió la operación de rescate al banco
franco-belga Dexia, entidad especializada en nanciación de administraciones
locales, que tienen además unos 5,5 millones de clientes particulares. El ale-

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mán Hypo Real Estate fue rescatado, gracias a un crédito de 35 000 millonesde euros, por un
consorcio bancario y una garantía del Estado. En Dinamarca,el Banco Central colocó bajo su
garantía el Banco Roskilde. En Gran Breta-ña, se nacionalizó Bradford & Bingley, mientras
HBOS tuvo que fusionarse precipitadamente con Lloyds TSB para evitar su caída. HBOS
cuenta con de- pósitos de 370 000 millones de euros, el 20% del total del país, pero
más de650 000 millones de euros prestados en el mercado inmobiliario (sus accionescayeron
en tres días de septiembre más de un 50% por miedo a una escaladadescontrolada de
impagos).
3.
Algunas cifras pueden ilustrar el alcance del fenómeno: 1. La gran banca re-caudó en el
2006 un 40% del total de las ganancias empresariales de los EE.UU. En las décadas de los
50-60 del siglo XX, este porcentaje era del 10-156%. 2. La capitalización bursátil de todas
las bolsas de EE. UU. pasó de 5,4 billones de dólares en 1994, a 17,7 billones en 1999 y 35
billones en 2007. Asu lado, la especulación en Wall Street de los años 20 parece un juego
de niños.
3. El dé cit por cuenta corriente, de EE. UU., es de un billón de dólares, porlo que necesita
ingresar más de 100 000 millones al mes para nanciarlo. 4. El
90-95% de los movimientos actuales de capitales no responden a operacionescomerciales o
de inversión, son puramente especulativos. En el caso de AIG,los datos son asombrosos: de
una cartera contra posibles impagos de 441 000millones de dólares que la compañía ofrecía
como garantía a sus asegurados(bancos de inversión y fondos), solo tenía colocados en el
mercado de fondos307 000 millones. Este mercado llamado Credit Default Swaps (CDS),
muevela friolera de 58 billones de dólares en las bolsas mundiales, sin ningún tipo decontrol
o regulación. El mercado mundial de “derivados” mueve 500 billonesde dólares, diez veces
más que la producción mundial de bienes y servicios.Debido a todo esto, no hay duda de que
la recesión adquiera una duración,amplitud y profundidad impredecible.
6.4. La esencia estructural de la sobreproducción tras la actual crisis fnan
-ciera
El economista Atilio Borón, al precisar los ejes fundamentales de la crisisde 2008, dice: “Nos
hallamos ante una crisis general capitalista, la primera de unamagnitud comparable a la que
estallara en 1929 y a la llamada Larga Depresión de1873-1896. Una crisis integral,
civilizacional, multidimensional, cuya duración, pro-
fundidad y alcances geográ cos seguramente habrán de ser de mayor envergadura
que las que le precedieron.
Se trata de una crisis que trasciende con creces lo nanciero o bancario y afec
-ta a la economía real en todos sus departamentos. Afecta a la economía global y queva más
allá de las fronteras estadounidenses.

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Sus causas estructurales: es una crisis de superproducción y a la vez de sub-consumo. No por
casualidad estalló en EE. UU., porque este país hace más de treinta
años que vive arti cialmente del ahorro externo, del crédito externo, y estas doscosas no son
in nitas: las empresas se endeudaron por encima de sus posibilidades;
el Estado se endeudó también por encima de sus posibilidades para hacer frente noa una sino
a dos guerras no solo sin aumentar los impuestos sino que reduciéndolos,los ciudadanos son
sistemáticamente impulsados, por vía de la publicidad comercial,a endeudarse para sostener
un consumismo desorbitado, irracional y despilfarrador.
Pero a estas causas estructurales hay que agregar otras: la acelerada nan
-ciación de la economía, la irresistible tendencia hacia la incursión en
operacionesespeculativas cada vez más arriesgadas. Descubierta la

fuente juvencia

del capitalgracias a la cual el dinero genera más dinero prescindiendo de la valorización que
leaporta la explotación de la fuerza de trabajo y, teniendo en cuenta que enormes ma-
sas de capital cticio se pueden lograr en cuestión de días, o semanas a lo máximo, la
adición del capital lo lleva a dejar de lado cualquier cálculo o cualquier escrúpulo.Otras
circunstancias favorecieron el estallido de la crisis. Las políticas neoli- berales de
desregulación y liberalización hicieron posible que los actores más pode-rosos que pululan
en los mercados impusieron la ley de la selva.Una enorme destrucción de capitales a
escala mundial, caracterizándolo comouna ‘destrucción creadora’. En Wall Street esta
‘destrucción creadora’ hizo que ladesvalorización de las empresas que cotizan en esa bolsa
llega casi al 50%; unaempresa que antes cotizaba en bolsa un capital de 100 millones, ¡ahora
tiene 50 mi-llones! Caída de la producción, de los precios, de los salarios, del poder de
compra.‘ E l s i s t e m a f i n a n c i e r o e n s u t o t a l i d a d e s t á a p u n t o d e
e s t a l l a r . Y a t e n e m o s m á s de 500 000 millones de dólares en pérdidas bancarias,
hay un billón más que está porllegar. Más de una docena de bancos está en bancarrota y hay
cientos más esperandocorrer la misma suerte. A estas alturas más de un billón de dólares han
sido transferi-dos desde la FED al cartel bancario, pero un billón y medio será necesario para
man-tener la liquidez de los bancos en los próximos años’. Lo que estamos viviendo es lafase
inicial de una larga depresión y la palabra recesión tan utilizada recientemente,no captura en
todo dramatismo lo que el futuro depara para el capitalismo”
17
.
En el mes de octubre del 2008, al estallar la crisis nanciera en la economía
de los EE. UU. y su inmediata propagación mundial, tanto los gobiernos capitalistascomo los
medios de difusión masiva le dieron este carácter; limitándola a la esfera de
las nanzas y ocultando que también entrábamos en una crisis de tipo productivo, es
17
Una reunión que valió la pena. Fidel Castro, 08-03-09. En: Giribets Martínez, Miguel.
Algunas consideraciones sobrela crisis actual del capitalismo
, octubre 2009.
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decir, de la reproducción del capital en su conjunto. Por tanto, la actual crisis mun-dial del
capitalismo no es obra de una conspiración, aunque así pareciera, que esosmedios de
comunicación insisten afanosamente en presentarnos como producto de la
perversidad de unos cuantos y misteriosos especuladores; como una crisis nanciera.
La principal razón que los llevó a esconder esta realidad radica en el temor a desatar
el pánico en los medios nancieros y económicos en general si, en pleno estallido de
la burbuja especulativa, se supiese que la economía ha entrado en su fase de crisis y
estancamiento, sobre todo en su elemento clave: la producción. Solo hacia nes denoviembre
del 2008 las entidades gubernamentales, que se supone regulan las nan
-zas estadounidenses, reconocieron abiertamente que su aparato productivo no solohabía
entrado en crisis, sino además, que se encontraba desde hace meses en la fasede
estancamiento, la más grave de todas.
Las crisis nancieras de los años 1982-84, 1997 y 2000-01 no se comparan conla magnitud
de la crisis actual. Hoy la especulación y el aliento del capital cticio al
-canzaron niveles extraordinarios, solo comparables con las grandes crisis del
sistemacapitalista de los años treinta y setenta del siglo XX. Al igual que aquellas, la
actualcrisis mundial también es una crisis del sistema de reproducción del capital socialen
toda su extensión, pues el proceso de acumulación ha excedido sus capacidadesy con ello ha
obligado a poner freno a la producción de mercancías y servicios a
escala mundial; asimismo, es una crisis que se mani esta en prácticamente todos
loselementos que componen el capital nanciero. Y de ahí pasaron a erosionar el frágil
sistema monetario internacional que, en aras de salvar el dólar a como de lugar, hizocaer las
monedas de otros países, provocando un gran desorden en sus equivalenciasy en los valores
de las mercancías que se realizan en el mercado internacional.A diferencia de los años
dorados de la posguerra, la rentabilidad que ofrecíala inversión productiva durante las últimas
dos décadas se hacía cada vez menosatractiva para el capital. A pesar de la aparición de
mercados como China e India,que atrajeron fuertes inversiones occidentales y mitigaron los
efectos negativos dela recesión del sudeste asiático, a mediados de los años noventa, la
acumulación de
capital tropezó con los límites de un mercado mundial que re ejaba la tendencia
a la sobreproducción. El fortalecimiento de China como potencia exportadora
demanufacturas baratas agudizaba esta tendencia. Así,
la sobre acumulación de capi-tales ha estimulado el movimiento ascendente hacia la
especulación, forzando una
desregulación absoluta del mercado nanciero
. Como en su momento reconocióAlan Greenspan (antiguo directivo de la FED), se trata de
un fenómeno imposible decontrolar en un sistema basado en la obtención de la ganancia
máxima.
Así, la crisis económica que hoy asola al mundo no es solo nanciera (de cré
-dito y/o de liquidez), es una crisis estructural de sobreproducción relativa de mercan-cías
(cuyas connotaciones teóricas son expuestas en las secciones 1 y 2 del presente

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capítulo). Porque las industrias en el sistema están produciendo más mercancías delas que el
mercado puede consumir; por lo que, debido a que no logran vender partede sus productos,
se ven incapacitadas para pagar sus deudas (por ello la crisis apa-
renta ser solo nanciera), sus ganancias se estancan o reducen y no pueden seguir
reinvirtiendo para continuar produciendo, pues no venderán lo que produzcan.
Enconsecuencia, el problema es más grave, profundo y de larga duración que una sim-
ple crisis nanciera o una pasajera caída de las bolsas de valores.
Desde los últimos años del siglo XX muchas empresas de diversos sectores
productivos comenzaron a percibir mayor di cultad para colocar sus productos, ya
que las empresas del sector comercio requerían más tiempo para vender las mer-cancías,
razón por la que alargaron los períodos entre un pedido y el siguiente. Estasituación fue,
como mostramos líneas arriba, la consecuencia de veinte años de po-líticas económicas y
prácticas laborales dirigidas a reducir los costos de la mano deobra y el aumento de la
productividad (incremento del rendimiento de cada traba- jador) que dieron por resultado la
reducción del poder adquisitivo de los salarios entodo el mundo, incluido los
países desarrollados.Como los trabajadores de todas partes tenían menor poder adquisitivo
fueronreduciendo paulatinamente su consumo. Pero, gracias a la aplicación de
tecnologíasque incrementan la productividad, los costos de producción se redujeron y por
ellola ganancia creció compensando en parte la reducción en las ventas. Obteniendo
unaganancia mayor por cada producto, los empresarios lograron durante un tiempo man-
tener sus ganancias en niveles satisfactorios. Sin embargo, la capacidad de consumode la
gente siguió contrayéndose. La alternativa que encontraron los empresariosfue formar
alianzas fusionando empresas para abaratar sus costos de producción yoperación y controlar
una mayor fracción del mercado.Al mismo tiempo, el sector comercio se asoció con los
banqueros para hacermás accesible el crédito para el consumo, estimulando el otorgamiento
masivo detarjetas bancarias de crédito. Esto encarecía las mercancías porque los consumido-
res debían pagar los productos y el costo del crédito, pero permitía a las personasadquirirlos
y pagarlos poco a poco, conservándose temporalmente la capacidad deconsumo.El crédito al
consumo (tarjeta de crédito) es el más caro en todas las econo-mías, pero en América Latina
la diferencia entre los intereses que la banca ofrece alos ahorradores y los que le cobra a los
usuarios de tarjetas de crédito está entre losmás caros del mundo, a lo que se agregan
comisiones onerosas, cobro de interesessobre intereses y sanciones misteriosas. El resultado
es que el costo real de una tarje-ta de crédito puede duplicar y hasta triplicar la tasa de interés
que el banco aplica al
crédito. Los bancos ofrecen al ahorrador una tasa de bene cio menor que la de la in
-

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ación nominal, pero le cobran por los préstamos hipotecarios una tasa de intereses
mayor al 15%. El interés para el crédito en tarjeta es en promedio mayor al 50%,
conoscilaciones que van desde el 40% al 140%. Al mismo tiempo que el costo promediodel
crédito al consumo en EE. UU. es de 16% y en España ronda el 20%.El crédito al consumo
permitió durante casi una década ocultar la progresivacontracción del mercado, posponiendo
el estallido de la crisis. Entre tanto, la reduc-ción en las ventas fue alcanzando lentamente los
primeros eslabones de las cadenas productivas, es decir, a las industrias extractivas y las
productoras de maquinarias y
equipos para las industrias que producen mercancías para el consumidor nal.
El conjunto de las cadenas productivas intentó, dado que el mercado para el
consumidor nal y el gran mercado entre industrias tendían a la contracción, colocar
parte de sus ganancias en las bolsas de valores y en instrumentos bancarios, en lugarde
invertirlos en la producción. El resultado fue el crecimiento del monto de dineros
o capitales otantes que buscaban obtener bene cios sin poder ni querer insertarse
en los procesos productivos.
Los dineros o capitales otantes llegan a la bolsa de valores a fortalecer eco
-nómicamente a las empresas que cotizan en la bolsa comprando acciones a cambiode obtener
parte de las ganancias de las empresas. Pero, como ya dijimos, estas
tenían cada vez más di cultades para acrecentar sus ganancias y, en consecuencia, pagar los
bene cios ofrecidos.
En la bolsa se capitaliza una empresa al comprar sus acciones y se la desca- pitaliza
al venderlas, se puede jugar con los precios de las acciones comprándolas baratas
y vendiéndolas cuando han subido de precio. El precio de las acciones puedesubir de manera
natural cuando sus ganancias se incrementan, cuando el sector está
creciendo o incluso cuando de manera arti cial, sin ninguna razón especí ca, se
incrementa su demanda.Los empresarios de todos los sectores buscaron otras posibilidades
más ren-tables y más rápidas para obtener ganancias que el mercado empezaba a negarles.
Lo encontraron en la banca, nanciando diversas formas de crédito y empezaron a
comprar “acciones” de sistemas de crédito. Los banqueros ofrecían jugosas ganan-cias a
cambio de dinero para prestarlo, como lo hacía CLAE en el Perú. Llegaronal extremo de
vender deudas que parecían de pago seguro, como las hipotecas y los
comodities.
Los
comodities
son compras a futuro de materias primas y otros insumos para la producción (como los
combustibles) que aún no se producen. Al comprarlaslos empresarios se aseguraban un
precio determinado de sus materias primas e insu-mos, de manera que un sobresalto en el
mercado no les creara problemas en el futuro, pero al aumentar la demanda de los comodities
estos subieron de precio y llevaron

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los precios del petróleo y los granos básicos, por ejemplo, a niveles desmesurados, pues
la idea de comprar comodities era protegerse contra futuras alzas inesperadasen los
precios.Con los créditos hipotecarios y otros semejantes se llegó al extremo de re-venderlos.
Un banco otorgaba créditos para la compra de viviendas y luego vendíael conjunto de las
deudas, en el supuesto que los pagos futuros de los deudoresserían seguros. Así se venden
documentos que representan pagos futuros. Con estaoperación un banco obtenía dinero a
cambio de promesas de pago y el comprador asu vez vendía “acciones” respaldadas en dichas
promesas de pago o pagarés. Paralograr la venta se ofrecían rendimientos superiores con la
esperanza de colocar elnuevo dinero, respaldado con promesas de pago, en forma de nuevos
créditos. Milesde empresas por todo el mundo jugaron a prestarse mutuamente dinero a
cambio de
mayores rendimientos (ganancias) que en la realidad eran inexistentes, pues al nal
de la cadena de préstamos se encontraban millones de personas y miles de empresascon
escasa capacidad de pago.Para colmo, en un ambiente en el que sobraban capitales (dinero)
que busca- ban donde colocarse para generar ganancias sin poder llegar a donde se genera la
ga-nancia (la industria productora de mercancías) las complicaciones se agudizaron por
el masivo arribo al mercado nanciero (el de los préstamos sobrepréstamos, el del
dinero virtual) de cantidades descomunales de dinero proveniente de la delincuencia
organizada (narcotrá co, trá co de personas, prostitución, pornografía,
delincuenciacibernética, fraudes nancieros, contrabando, robo de autos, secuestro, venta
de pro
-tección, etc.) que buscaba lavarse para entrar en la economía legal y así ser disfru-tado por
sus poseedores sin problemas legales. Así, la competencia por colocar loscapitales sobrantes
y el dinero que requiere ser lavado produjo que los dueños de lossistemas de crédito
ofrecieran mayores rendimientos, buscando captar parte de esaenorme masa de dinero que
busca reproducirse.Todos sabían que semejante situación terminaría mal pero esperaban que
unmilagro los salvara o cuando menos que antes de que estallara la burbuja lograranhacer
realidad las promesas de pago que tenían en sus manos. Pero, obviamente, lamayoría no
lograría cobrar esos pagarés. Llegó el momento que los consumidores
nales, los trabajadores, desde obreros hasta profesionales y ejecutivos de empresas,
llegaron al límite de su capacidad de endeudamiento y se rezagaron cada vez más ensus pagos
o dejaron de pagar. Al saberse que una empresa tiene listas de deudoresque están atrasándose
o dejando de pagar (carteras vencidas), todos los poseedoresde promesas de pago emitidas
por esa empresa buscan venderlas cuanto antes pararecoger de inmediato sus ganancias,
recuperar lo invertido o de menos no perdermucho.

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Cada promesa de pago o pagaré tiene un plazo de vencimiento en que debe ser pagado
y quienes comercian con las deudas deben pagarlos. Pero si les están llegan-
do menos recursos porque al nal de la cadena la gente no puede pagar sus créditos,
pierden liquidez, es decir, no tienen dinero para pagar a sus clientes
los rendimientosofrecidos. Entonces las exigencias de pagos se multiplican al grado que los
dueñosde las listas de deudores se declaran en quiebra, por no poder pagar lo prometido.
Aesto le llaman
crisis nanciera
. Cuando la burbuja de la especulación revienta, esdecir, cuando el gran fraude de todos
contra todos se cae, todos denuncian que hansido víctimas y exigen a los gobiernos que
alguien les pague el dinero que como ren-dimientos (insistimos dinero inexistente) se les
prometió y dado que este no existenadie puede pagarlo. Los gobiernos salen al rescate de los
empresarios otorgandodinero del erario público a los bancos y empresas semejantes para que
puedan pagar(hacer realidad el dinero inexistente) a sus clientes y consumar el fraude. Así,
cientos
de empresas prometen rendimientos que se hacen realidad al nal de cuentas solo a
costa de los contribuyentes.Pero, como decíamos, la mayoría no logra cobrar las promesas
de pago, porlo que muchos quiebran o reducen su nivel de operaciones despidiendo
trabajado-res, con lo que el desempleo se incrementa. Como las empresas quedan
endeudadascompran menos a otras empresas y el mercado entre empresas se contrae aún más
ycon el incremento del desempleo y las reducciones salariales el mercado de consu-
midores nales se contrae también más. El resultado es más empresas que cierran
o quiebran y más desempleo, que contrae aún más el mercado. El círculo vicioso sedetiene
cuando el conjunto de la economía se reduce a su valor real, es decir, cuando
desaparece el dinero cticio, que al estallido de la crisis tenía un valor nominal equi
-valente a tres veces el valor de la economía real. Para que ello ocurra, las promesasde pago
deben cobrarse; la mayoría no son cobrables pero algunas sí. Se trata de unaguerra por
ver quiénes siguen vivos en la economía y quiénes desaparecen pagando
con dinero real las deudas cticias que entre todos generaron. Aquí no hay justicia
ni equidad, es la ley de la selva, gana el más fuerte y el más tramposo, el que tienemejores
contactos con los gobiernos. Miles de empresas desaparecen y millones detrabajadores
quedarán sin empleo y una vez que en la economía no hay o casi no hay
dinero cticio el proceso se reinicia: las empresas crecen y generan ganancias que
reinvierten para crecer más, pero cuando las ganancias son tan grandes que “no ca- ben” en la
empresa o en el sector productivo migran a otros sectores en busca de ma-yores y más
rápidas ganancias y luego se convierten, mediante la banca, en créditos.Y otra vez, a la larga
crecerán tanto los capitales (dinero) que tratarán de autorepro-ducirse prestándose a cambio
de intereses, al punto, que llegará el momento en queserán impagables y vendrá otra crisis.
Pero, para evitar que la tragedia se conviertaen un Apocalipsis muchas de las deudas son
renegociadas a nuevos plazos para que
en el futuro ese dinero cticio sea pagado con dinero real (valor real) generado pos
-teriormente, de manera que el sistema no colapse y pueda continuar funcionando

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hasta la próxima crisis, consumiendo anticipadamente el valor que será creado en elfuturo, o
en otras palabras comiéndose el futuro.
6.5. Similitudes y diferencias entre la crisis de los años 2007-2009 y la de1929-
1933
Las previsiones de los organismos internacionales y de los analistas, inclusoen un período
muy avanzado de la crisis, son que la economía de EE. UU. se encami-na hacia una caída,
aunque no de la magnitud de la que se produjo en los años treintadel siglo XX. No obstante,
las continuas referencias a la Gran Depresión, los acon-
tecimientos con guran un panorama un poco distinto. En 1929, cuando estalla la
crisis, en lo más profundo de la depresión, en 1933, el PBI de EE. UU. cayó en 33%,la
producción industrial en 53% y la inversión en 88%. En cambio, la economía de
EE. UU. en el segundo trimestre de 2008, o sea, en medio de la crisis nanciera,
todavía estaba creciendo a una tasa del 2,8% anual. Mientras que las previsiones delFMI
eran, en septiembre de 2008, todavía de crecimiento débil, no de caída en tér-minos absolutos
18
. Recién en octubre el FMI admite la posibilidad de un crecimientonegativo para EE. UU. y
el resto de las economías desarrolladas en 2009; y del 3%de la economía mundial. Pero no
es de prever un escenario como en los treinta, enEE. UU. ni a nivel mundial.Por tanto,
convenimos en que
por ahora no se avizora que la economía esta-dounidense esté en camino hacia una
depresión de la gravedad de la de los 1930
.

Es que del hecho cierto de que la crisis tenga grandes similitudes con la crisis nan
-ciera y bancaria de los treinta no se puede deducir mecánicamente que la caída de
la producción y la inversión alcance los mismos niveles. Por eso una mirada a algunasde las
diferencias reales entre la situación de la década de los 1930, y la actual, pue-de ayudarnos
al análisis. En sus aspectos más generales observamos las siguientesdiferencias más
importantes:
En primer lugar
,
la
s condiciones de explotación de la clase trabajadora anivel mundial, en los últimos
años, fueron favorables para el capital
. A diferenciade la década del treinta, cuando se produjeron aún fuertes convulsiones revolucio-
narias (Francia, España) y el peligro del socialismo sobrevolaba en todas partes; losúltimos
20 años después de la caída del socialismo real fueron de relativa tranquili-dad para
el capital. Los niveles de organización y movilización política y sindical delas masas
trabajadoras se mantuvieron mucho más bajos que en décadas anteriores(por ejemplo, que en
la década de 1970) debido a los regímenes represivos de dere-cha instaurados por el
imperialismo en muchos países. La movilidad internacionalde los capitales, las aperturas de
las economías nacionales a la competencia bajo la
18
El FMI preveía en septiembre un crecimiento de la economía de EE. UU. del 1,3%
en 2008, y del 0,8% en el 2009.En el 2006 el crecimiento había sido del 2,9% y
en 2007 del 2,2%.
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égida de las políticas neoliberales, ayudaron a controlar los salarios, y a deprimir
lascondiciones laborales. Como resultado operó una fuerte contratendencia a la baja
deganancia, a saber, la elevación de la tasa de plusvalía.
En segundo lugar
,
e
l contexto económico internacional es distinto
. La crisisde los treinta se desata luego de una década de crecimiento débil de la
economíamundial, y cuando ya estaba en marcha un impulso hacia el fraccionamiento
delmercado mundial. El mercado termina estallando en 1931; a partir de entonces sur-gen
áreas monetarias y económicas relativamente autónomas en torno a
las grandes potencias. Una situación que desembocaría en guerra mundial unos años
después. Elcontexto de la actual crisis es bastante distinto. Entre 2003 y 2007 la economía
mun-dial mantuvo un crecimiento anual promedio de 4,5%. El crecimiento del PBI
porhabitante en los últimos 5 años fue superior al de los mejores años de la década de1960.
En un marco más general, la economía mundial en los últimos 30 años crecióa tasas
superiores al 3% anual. Aun habiéndose desacelerado, el crecimiento en el primer
trimestres de 2008 fue un notable 4,5%. Incluso con el estallido de la crisisen EE. UU., y los
datos –a comienzos de octubre de 2008– de recesión en Europa yJapón, muchas economías
importantes, como China e India, siguen creciendo a altastasas. Esto generó, por lo menos
durante este primer año de la crisis, una demanda para las exportaciones de EE. UU. y otros
países desarrollados, que ayudó a com- pensar la caída de la demanda interna. A lo que se
sumaron las importantes gananciasrealizadas por las empresas estadounidenses en el
exterior, en la actualidad represen-
tan más del 30% del total de los bene cios.
Por su parte el mercado mundial se expandió a tasas aún superiores a los
de la producción. Nada indica que haya una tendencia hacia el hundimiento del
comercio,como sucedió en la década de 1930. La mayor interrelación de los países explica
quesea previsible una dinámica distinta de la que hubo en la década del 1930. Durantela Gran
Depresión el hundimiento del mercado mundial dio lugar a desarrollos detipo autárquico –
como la industrialización por sustitución de importaciones– en la periferia. Hoy
todo apunta a que se produzca una mayor internacionalización delas economías
.
No se advierte una tendencia hacia algún tipo de “desconexión” delmercado mundial por
parte de los países de la periferia.
En tercer lugar
,
la crisis estalla en el marco de un período en el que hubo unincremento excepcional de la
productividad, impulsada por la revolución en lastecnologías informáticas y de la
comunicación
. Si bien esta expansión dio lugar aun fenómeno de sobreacumulación del capital, que fue
muy agudo en algunas ramasde las nuevas tecnologías, al mismo tiempo abrió nuevos
campos de inversión. Enla óptica de los teóricos neoschumpeterianos, o de los partidarios de
la teoría de las“ondas largas” de Kondriatev, estaríamos ante una revolución tecnológica de
propor-ciones, por cuanto afecta a los paradigmas tecnológicos. Puede no adherirse a esta

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teoría, pero es evidente que están ocurriendo cambios en las tecnologías básicas,
querepercuten en los costos del capital. Se trata de una de las tendencias contrarrestantesde
la caída de la tasa de ganancia, señalada por Marx. La profundidad de la crisis
nanciera no debería hacer olvidar este factor.
En cuarto lugar
,
es importante la situación distinta en los mercados de lasmaterias primas
. La Gran Depresión estuvo marcada por una fuerte caída de los pre-cios de los productos
agrarios, que habría ejercido un efecto transmisor muy fuertede la depresión hacia el resto
del mundo (ver: Madsen, 2001), sobre esta cuestión.Los precios de hecho estaban cayendo
ya desde 1928, y seguirán haciéndolo fuerte-mente hasta 1932. De 1928 a 1932 los precios
de los productos agrícolas para Cana-dá y EE. UU. disminuyeron un 45%; las caídas para
otros países fueron también muy
altas. Esto signi có una caída abrupta de los ingresos de los granjeros. Los efectos
fueron considerables, si tenemos en cuenta que la mayoría de la población entoncesestaba
ligada al agro
19
. El ingreso real de los granjeros y campesinos de EE. UU. yCanadá disminuyó fuertemente
desde 1928 a 1931; cayeron los precios de la tierra.Se derrumbó la demanda de inversión por
parte de estos sectores y se extendieron lasquiebras hipotecarias, arrastrando a muchos
bancos. La caída del ingreso agrario a
nivel mundial contribuyó a deprimir la demanda mundial e impulsó la de ación. En
cambio, la crisis que se inicia en 2007 ha estado precedida de un auge de los preciosde las
materias primas. Este ascenso fue producto de la fuerte dinámica de acumula-ción de países
como China e India.Si bien afectó negativamente los costos del capital en los países adelanta-
dos, siguió generando poder de compra para los países exportadores, y por lo tanto
demanda en el mercado mundial. A partir de la crisis nanciera, los precios de los
alimentos y otras materias primas han bajado desde los picos que habían alcanzado
acomienzos de 2008. Volvieron a sus niveles de un año antes, pero aún es muy prema-turo predecir que
ya se ha entrado en un derrumbe similar al que ocurrió en los 30.
En quinto lugar
,

y vinculado a lo anterior,
la internacionalización del capi-tal, junto al rol asumido por EE. UU. como refugio de
los capitales, ha contribuidoa que hubiera inyecciones de capitales
, aun en el marco de fuerte incertidumbre yaun cuando el ritmo de entrada de inversiones de
cartera a EE. UU. se haya desace-lerado con respecto a los promedios previos a la crisis
20
. Esta es una situación dereserva que estuvo ausente en los años treinta
En sexto lugar
,
hay que contar con el efecto de las IED de las empresas deEE.UU. sobre sus tasas de
rentabilidad, y sobre los ingresos. Tampoco este factorentraba en el análisis durante la Gran
Depresión.
En sétimo lugar
, se debe incluir en el análisis el comportamiento diferenteque ha tenido la FED en la actual
crisis con respecto a lo que hizo en los treinta años.Durante la crisis de los treinta no existían
los seguros de depósitos, de manera quecuando se difundían rumores sobre que un banco
estaba en problemas, los depositan-tes corrían a retirar sus depósitos y los bancos colapsaban,
agravando hasta límitesincreíbles la debacle. En cambio, en la actualidad los seguros de
depósitos –hasta100 000 dólares, ampliados a comienzos de octubre a 250 000 dólares–
impiden quese dé un fenómeno similar. Pero además a lo largo de esta crisis la FED y otros
ban-cos centrales, han tenido una política mucho más activa que hace siete décadas. Enlos
treinta todavía existía un fuerte compromiso con el oro, y el criterio imperante eraque el dólar
no podía desvalorizarse. Cuando se desencadena la crisis internacionalde 1931 la Reserva
Federal reacciona subiendo la tasa de interés, con el argumentode que había que preservar el
valor del dólar a toda costa. En esa situación, las inyec-ciones tardías de liquidez por parte
de la FED no lograban evitar la caída de precios(cayeron un 28% desde 1929 hasta 1933).
Esto hacía que la tasa de interés real fuerafuertemente positiva. Los bancos se proveían de
liquidez, pero la masa monetaria noaumentaba, tanto porque se negaban a prestar, como
también porque no se pedían préstamos. Solo cuando lo peor de la crisis ya había
hecho colapsar el sistema, sedevaluó el dólar (el precio de la onza de oro pasa de 20 a 35
dólares). Es importante
destacar el peso de la de ación sobre las deudas hipotecarias y de las empresas a lo
largo de la crisis del treinta. A diferencia de los treinta, en la actual crisis la FED
haintervenido masivamente inyectando liquidez. Si bien esto no ha impedido que exis-tiera
un fenómeno de preferencia por la liquidez, se ha logrado evitar que el sistema
entrara en una espiral de acionaria, y se han detenido los episodios más peligrosos
de “hemorragia”. Las intervenciones monetarias no solucionan los problemas defondo. Sin
embargo, sí cambia la dinámica de la crisis.
En conclusión, no hay su cientes elementos de juicio para proclamar que es
-tamos en presencia del inminente derrumbe del sistema capitalista y/o que se estáentrando
en una depresión de proporciones similares a las de la Gran Depresión.
Indudablemente, la crisis nanciera es de proporciones descomunales, como no se
ha visto desde la década del treinta. Sin embargo, las tendencias que se pueden vi-sualizar
ahora no apuntan a que se vaya a una caída de la producción mundial de
tipo catastró ca, ni a un colapso del mercado, como sucedió en los treinta. Cuandohablamos
de caídas “catastró cas” nos estamos re riendo a caídas del orden de las
que hubo en Argentina en 2001-2002 o en EE. UU. entre 1929 y 1933. Pero sí se estáyendo
a una fuerte desaceleración de la economía mundial y a un crecimiento ceroo negativo, en
las potencias imperialistas más poderosas, en especial en EE. UU. Es
muy probable que con esta dinámica se produzca una desvalorización generalizadade
capitales. Las intervenciones masivas de los bancos centrales y de los gobiernos
podrían impedir que ocurra una desvalorización masiva, de tipo de acionario, de
los capitales mercancías. Asimismo, estarían frenando que las quiebras se extiendanen efecto
dominó, como ocurrió en los treinta. Los bancos caen, pero son interveni-dos y en su mayoría
tienden a ser absorbidos por otras entidades, con ayuda de losgobiernos. Hubo algunas
corridas, pero la garantía de los depósitos ha impedido, almenos hasta ahora, que sean
masivas e indiscriminadas sobre el sistema bancario.Esto puede generar las condiciones para
que haya una desvalorización más lenta yamortiguada de los capitales. A la par se potencian
la centralización –fusiones y ad-quisiciones– y la internacionalización del capital. Como no
puede dejar de sucederen las crisis, las condiciones de vida de las masas trabajadoras
tenderán a empeorar,ya está habiendo bajas de salarios reales, y aumento de la desocupación.
7. LAS CONSECUENCIAS DE LAS CRISIS Y SU SIGNIFICADO
“La razón última de todas las crisis reales es siempre la pobreza y la limitacióndel consumo
de las masas frente a la tendencia de la producción capitalista a desarro-llar las fuerzas
productivas como si no tuviesen más límite que la capacidad absolutade consumo de la
sociedad”
21
.
7.1. En el capitalismo: la falta de correspondencia de las relaciones de pro-
ducción con el carácter de las fuerzas productivas se expresa mediantela
crisis
Durante las crisis una parte signi cativa de los medios de producción disponi
- bles de la sociedad dejan de funcionar, ya que una parte de las empresas se cierran ymuchas
otras solo funcionan a medias en su capacidad instalada. Las crisis provocantambién el
desempleo parcial y la destrucción de la principal fuerza productiva dela sociedad: durante
las crisis una gran parte de la clase obrera es despedida de la producción y condenada al
desempleo, privada de medios de subsistencia y por ellono puede reproducir su fuerza de
trabajo con normalidad. De esta forma,
las conse-cuencias más funestas de las crisis son el desempleo y la destrucción masiva de
las fuerzas productivas de la sociedad, cuyos hechos con rman que
las relacionescapitalistas de producción se encuentran en con icto frontal con
el desarrollo de
las fuerzas productivas
.Durante las crisis las condiciones materiales para una ampliación de la pro-ducción están
dadas: existen los medios de producción y la fuerza de trabajo, concuya ayuda las escalas de
producción podrían ser incrementadas sustancialmente.La causa para que esto no suceda así,
y de que en lugar de la ampliación de la
21
Umpiérrez Sánchez, Marx Francisco, La crisis capitalista. Rebelión (Cuba),
25/10/2008. En:
La crisis capitalista

mundial
. Dossier, 8 documentos, octubre 2008, p. 53.

T
EORÍA

ECONÓMICA

DEL

CAPITALISMO
.A
NÁLISIS

MARXISTA

ACTUALIZADO
707
producción se observa su reducción, es única y exclusivamente
culpa del régimencapitalista. La ampliación de la producción en el capitalismo solo sirve
como mediogenerador de ganancia, cuyo afán por obtenerla es la fuerza propulsora de la
produc-ción capitalista. Pero así como en las crisis la tasa de ganancia cae bruscamente, en
lamisma medida la ampliación de la producción pierde sentido para los capitalistas, y
entonces ellos optan por reducir la producción. De este modo las crisis re ejan clara
-mente la contradicción antagónica del capitalismo entre las fuerzas productivas y
lasrelaciones de producción, demuestran claramente el carácter rapaz del capitalismo,su
incapacidad para garantizar un crecimiento ininterrumpido de la producción.
A consecuencia de ser sustituidas las fases de la expansión industrial porlas de la crisis y
la recesión, las tasas promedias de crecimiento de la producciónson más bajas que
los ritmos de crecimiento de la producción del momento de lasexpansiones
. Al mismo tiempo, la aceleración de las crisis económicas en la épocade la crisis general del
capitalismo es uno de los factores más importantes del retrasode los ritmos de la reproducción
ampliada capitalista.A diferencia del capitalismo, en el socialismo la reproducción ampliada
debetener carácter ininterrumpido, sin crisis, en la medida que logre socializar tambiénlos
medios de producción. Esta será una de las más importantes ventajas del sistemasocialista en
lo económico frente al sistema capitalista y una de las condiciones de-cisivas de las altas tasas
de la reproducción socialista ampliada.
7.2. Las crisis y la agudización de las contradicciones del capitalismo
Por ser expresión de las más profundas contradicciones propias del capitalis-mo, las crisis
conducen al mismo tiempo a una agudización futura de estas contra-dicciones. Ante todo,
ellas profundizan las contradicciones entre el carácter social dela producción y la forma
capitalista privada de apropiación.Como fue ya aclarado, las crisis empujan a los capitalistas
a la renovación del
capital jo, a la sustitución de los medios de producción antiguos por nuevos, a la
reconstrucción y potenciación de sus empresas. Pero cuanto más grande es la pro-ducción y
cuanto mayor es el nivel de la técnica, tanto más se socializa el carácter del proceso
productivo. De otro lado, las crisis consolidan aún más el carácter privadode apropiación
capitalista. El problema es que las crisis traen consigo una enormeredistribución de la
propiedad dentro de la propia clase capitalista: las pequeñas ymedianas empresas capitalistas
durante las crisis resultan perdiendo, debido a quemuchas de ellas terminan quebradas. Al
contrario, los grandes capitalistas se aprove-chan de las crisis para comprar las empresas
devaluadas de los pequeños y medianoscapitalistas, aumentando así su capital. Por
consiguiente,
las crisis intensi can
extremadamente el proceso de centralización del capital
.

F
RANCISCO
C
HAPARRO
Z
APANA
708
De esta forma, una mayor parte de medios sociales de producción se con-centra en manos de
un puñado cada vez menor de grandes capitalistas, o sea que se profundiza el carácter privado
de apropiación de los medios sociales de producción.Al mismo tiempo
como resultado de las crisis se profundizan aún más la contra-dicción fundamental
del capitalismo
.Las crisis repercuten pesadamente sobre la situación de las masas trabajadoras.El enorme
crecimiento del desempleo y la caída brutal del salario en el período de lascrisis condenan a
millones de obreros a los sufrimientos y las penurias, hundiéndolosen el hambre y la miseria.
En los períodos de las crisis los ingresos de los pequeños
productores caen catastró camente, una gran cantidad de pequeños propietarios searruinan
y pasan a engrosar las las del proletariado. A consecuencia de ello la so
-ciedad capitalista cada vez con más dureza se divide en dos polos: el proletariado yla
burguesía.
La creciente desigualdad social y el deterioro extremado de las con-
diciones de vida de las masas populares con guran las principales consecuencias
sociales de las crisis económicas
.Las crisis demuestran contundentemente a la clase obrera cuan falsas son las prédicas de
los economistas burgueses sobre la posibilidad de la elevación sistemáti-ca del nivel de vida
del proletariado en los marcos del capitalismo. Las crisis enseñanal proletariado el único
camino de la liberación del desempleo y de las privaciones esla sustitución del capitalismo,
la conquista del poder por la clase obrera y sus aliadoscon el objeto construir el socialismo.
7.3. Las crisis y el carácter histórico transitorio del capitalismo
Las crisis demuestran concretamente la limitación histórica del modo de pro-ducción
capitalista, su incapacidad para garantizar el libre desarrollo de las fuerzas productivas de
la sociedad.A través de las crisis el capitalismo intenta “resolver” sus contradicciones deun
modo especialmente violento: por ejemplo, la correspondencia entre la produc-ción y el
consumo en algún momento se logra establecer, pero no mediante la eleva-ción del consumo,
sino mediante la reducción de la producción. Pero el capitalismono puede lograr una solución
plena de las crisis.En lugar de lograr unas relaciones de producción en armonía con las cre-
cientes fuerzas productivas, las crisis empujan forzadamente las fuerzas productivashacia los
estrechos marcos de las relaciones capitalistas de producción. Pero esta noes una solución
al problema.
Las crisis muestran descarnadamente que las fuerzas productivas están encasilladas en
los estrechos marcos del capitalismo y que para garantizar su libre desarrollo se
requiere de la sustitución del régimen capitalista y
el cambio revolucionario de las relaciones capitalistas de producción por las rela-ciones
socialistas
. Los clásicos del marxismo prestaron una especial atención a este
problema. Así, por ejemplo, F. Engels destacó que “las crisis re ejan la incapacidad
de la burguesía para conducir en adelante el desarrollo de las fuerzas
productivascontemporáneas”
22
.Las crisis demuestran el carácter históricamente limitado del modo de produc-ción
capitalista y son las campanadas de alerta, cuyos golpes demoledores preludian
el n inevitable del capitalismo.
Las desgarradoras lecciones de las crisis a la clase trabajadora no pasan sindejar huellas.
Convenciéndose cada vez más que el capitalismo le impone una ma-yor desocupación,
penurias y sufrimientos, los trabajadores empiezan a asumir una posición de lucha más
decidida contra el capitalismo. Desde este punto de vista, lascrisis constituyen un poderoso
factor que contribuyen al despertar de la concienciarevolucionaria de la clase obrera y demás
sectores explotados.Y así, las crisis económicas, de una parte, muestran con claridad objetiva
lanecesidad histórica de que el capitalismo debe ser sustituido por el socialismo, y dela otra,
contribuye a transformar al proletariado en una fuerza revolucionaria capazde crear las
premisas subjetivas para la extinción del capitalismo.
8. CRÍTICA A LAS TEORÍAS BURGUESAS Y PEQUEÑOBURGUESASACERCA DE LAS
CRISIS8.1. Crítica a la teoría de la desproporcionalidad
Aun desde los tiempos de J. B. Say muchos economistas burgueses explicanlas crisis
económicas como la simple falta de proporcionalidad entre ramas indepen-
dientes de la producción. A nes del siglo XIX y comienzos del XX, como repre
-sentante de la teoría de las desproporcionalidades destaca Mijail Tugan-Baranovski,quien
sostenía que: “El único obstáculo para (...) la realización es la desproporcio-nalidad de la
distribución de la producción social, pero que de ningún modo es la
insu ciencia de la demanda social sobre los objetos de consumo”
23
.La teoría burguesa de la desproporcionalidad tuvo como su partidario y de-fensor al
conocido socialdemócrata Rodolfo Hilferding, para quien las crisis son provocadas por
la desproporcionalidad en el desarrollo de las ramas productivas conmayor y menor
composición orgánica del capital. Las ramas de mayor composición
orgánica, sostenía él, requieren de mayores plazos para la innovación de su instala-ción
productiva; por eso en ellas en el período del auge, mientras avanza la construc-ción, el
crecimiento de la producción mercantil se retrasa en relación a su demanda,
y los precios y las ganancias se elevan, lo que trae consigo un ujo considerable de
capitales. Y como resultado de ello, se produce una sobre acumulación de capital yuna
sobreproducción en las ramas de mayor composición orgánica de capital, todolo cual provoca
la crisis económica.En la teoría económica burguesa contemporánea también hay
economistasque no ven en las crisis la expresión de lo general, sino solo la sobreproducción
par-cial, provocada por la alteración de las proporcionalidades entre algunas ramas de
la producción. B. Anderson, a partir de la mentada “teoría de Say”, sobre la igualdadentre la
demanda y la oferta, saca la siguiente conclusión: “Si las mercancías son producidas en una
determinada proporción, entonces cada una de ellas se constituyeen el mercado para otra.
Así, el trigo, al ingresar al mercado como oferta de trigo, almismo está representando la
demanda de azúcar, de automóvil, de tejido o de otrasmercancías, de las cuales necesita el
productor del trigo (...) Por lo tanto, la produc-ción y el consumo se expanden
simultáneamente”
24
.
La teoría de la desproporcionalidad está fundamentada en una premisa to-talmente falsa:
en el supuesto de que unas mercancías son cambiadas directamen-te por otras mercancías
. Pero en realidad las mercancías generalmente son vendidasy compradas con la
intermediación del dinero. Por eso, la demanda y la oferta noson totalmente idénticas. Las
crisis económicas en el capitalismo se caracterizan porla sobreproducción general de
mercancías en relación a su demanda efectiva. Por loque, de acuerdo con la teoría de
la desproporcionalidad, la sobreproducción de unas
mercancías pareciera que necesariamente signi cara la producción insu ciente de
otras.
La teoría de la desproporcionalidad ignora esencialmente la explotación deltrabajo
asalariado por el capital
, a rmando como que productores siempre son en
alguna forma también consumidores, y el consumo siempre será igual a la produc-ción, ya
que las crisis de ningún modo están vinculadas con el limitado consumo delas masas
populares en el capitalismo, y que pueden ser provocadas solamente porlas
desproporcionalidades entre algunas ramas aisladas de la producción. En la vida práctica los
trabajadores son los productores directos de todas las mercancías, perosolo son
consumidores de una parte de ellas (de la producción del sector II).
La teoría de desproporcionalidad ignora también el hecho de que los medios
de producción sirven, al n de cuentas, para la producción de medios de consumo
Por ejemplo, Tugan-Baranovsky consideraba que si se producía en exceso muchos
objetos de consumo, entonces esto solo signi caba que los medios de producciónhabían sido
producidos insu cientemente, y que la desproporción podía ser superada
mediante una ampliación de año en año de la producción de medios de producción para el
propio sector I. Asimismo, él concebía en total desorden la relación entre losdos sectores de
la producción social y suponía a la producción de medios de produc-ción como algo
totalmente aislado de la producción de medios de consumo.Pero en realidad los medios de
producción sirven para producir los objetosde consumo, y por eso la sobreproducción de
medios de consumo incluye ya porsí mismo también la sobreproducción de los medios de
producción. Desarrollandoesta idea, escribía C. Marx: “Supongamos que tiene lugar una
superproducción enhierro, telas de algodón, tejidos de lino, sedas, paños, etc.; entonces no
cabe decir, por ejemplo, que se produjo muy poco carbón y que esto sea la causa de dicha
su- perproducción; porque esta superproducción de hierro, etc.; en efecto, incluye en síla
superproducción del carbón, digamos, al igual que la superproducción del tejidoincluye en sí
la superproducción del hilado”
25
. Por eso, las ideas de los partidarios dela teoría de la desproporcionalidad, en el sentido de
que la superproducción de unas
mercancías necesariamente signi ca la producción insu ciente de otras mercancías,
fueron catalogadas por C. Marx como una “sofística pobre”.Es necesario destacar que el
defecto de la teoría de la desproporcionalidad noconsiste en que ella señale la presencia de
la desproporcionalidad, sino en que ellaaísla esta desproporcionalidad, que en realidad existe,
de la contradicción fundamen-tal del capitalismo y le otorga la calidad de causalidad primaria
de las crisis económi-cas. Al separar la desproporcionalidad de la contradicción fundamental
del capitalis-mo, los representantes de la teoría de la desproporcionalidad llegan a la
conclusiónsobre la posibilidad de la superación de las crisis en los marcos del capitalismo.
Por
ejemplo, Hilferding a rmaba que en las condiciones del capitalismo monopolista
las proporciones entre las diversas ramas de la producción empiezan a ser plani cadas y
que las crisis pierden su razón de ser. De esta forma, la teoría de la desproporcionali-dad se
combina con la teoría burguesa del desarrollo del capitalismo sin crisis.
8.2. Crítica a la teoría del infraconsumo
A diferencia de Say y Ricardo, el economista suizo Y. Sismondi admitía la posibilidad e incluso
la inevitabilidad de la sobreproducción de mercancías, por lo
que explicaba las crisis económicas como un consumo insu ciente de las masas po
- pulares. Sismondi señalaba que con el desarrollo de la gran producción maquinizadase
incrementa el desempleo disminuyendo el salario y a consecuencia de ello el con-
sumo de los trabajadores absorbe una menor porción del producto social. Por su con-dición
de ideólogo pequeño burgués él destacaba especialmente el empobrecimientode los pequeños
productores, el cual, según su opinión, conduce a la reducción de
las dimensiones de la demanda, puesta de mani esto en el mercado. Otorgando
unsigni cado decisivo a la contradicción entre la producción y el consumo, Sismondi
escribía: “(...) El consumo no es una consecuencia necesaria de la
p r o d u c c i ó n , (…) al contrario, el resultado inevitable del sistema existente es la obstrucción
delos mercados”
26
.Después de Sismondi, la teoría del infraconsumo fue sustentada por el econo-mista alemán
K. Rodbertus. Él situó en el vértice del ángulo no la producción, sino
la distribución, y consideró que las crisis se enraízan en la insu ciencia del consumo,
provocada por una desigual distribución de la renta nacional. Según Rodbertus, lacausa de
las crisis es todo aquello que “con una creciente productividad del trabajosocial, el salario de
las clases trabajadoras terminan siendo unas parte cada vez me-nor del producto nacional”
27
.A comienzos del siglo XX K. Kautiski intentó hacer pasar la teoría del infra-consumo como
la teoría marxista de las crisis. Uno de sus artículos fue intitulado
como “La explicación de las crisis mediante el consumo insu ciente”.
La inconsistencia de la teoría del infraconsumo fue analizada
profundamente por V.I. Lenin. Él señalaba ante todo
el defecto metodológico fundamental de lateoría del infraconsumo, que consistía en que
ella coloca en el primer plano nola producción, sino otros procesos económicos: la
distribución y el consumo, losque no cumplen un rol determinante en el quehacer económico de la
sociedad.
Al contraponer a dicha teoría la teoría marxista de las crisis, Lenin decía: “Las dosteorías de
las crisis (...) le dan a él explicaciones completamente diferentes. La pri-mera teoría la explica
mediante la contradicción fundamental entre la producción yel consumo de la clase obrera,
la segunda mediante la contradicción entre el caráctersocial de la producción y el carácter
privado de la apropiación. La primera, ve la raízdel fenómeno fuera de la producción (...), y
la segunda, precisamente, en las condi-ciones de la producción”
28
.Lenin refutó categóricamente a la teoría del infraconsumo, señalando que elinfraconsumo
de las masas populares no es una característica inherente solo al modode producción
capitalista; que él existió también antes del capitalismo (en el escla-vismo y en el
feudalismo), cuando las crisis de sobreproducción no tenían lugar en
as formaciones precapitalistas.
No es correcto deducir un rasgo distintivo del régi-
men capitalista –como la crisis– del infraconsumo, cuyo fenómeno tiene lugar en
distintos sistemas económicos
.Según la teoría del infraconsumo, las crisis no son originadas por la propiedad privada de
los medios de producción, sino solo debido a la desigual distribución dela renta nacional. De
ello se desprende que mediante algunas reformas en la distri- bución de la renta nacional se
pueda eliminar las crisis en los marcos del sistema de producción capitalista. A esta
conclusión arribó Rodberthus aún en el siglo XIX y enel siglo XX también el socialdemócrata
alemán Tarnov, quien sustentando la teoríadel infraconsumo alega que los propios capitalistas
pueden superar las crisis median-te la elevación de los salarios. Pero la idea del desarrollo
del capitalismo sin crisises una apología pura del capitalismo, esforzándose por esconder su
contradicciónfundamental que genera inevitablemente las crisis.
8.3. Crítica a la teoría monetario-crediticia
Desde hace mucho tiempo los economistas burgueses intentan explicar lascrisis mediante los
factores monetarios-crediticios. En la economía política burguesala teoría monetario-
crediticia alcanzó en el siglo XX su más amplia difusión. Uno desus más connotados
representantes, el economista estadounidense L. Mints, quien
a rma que la causa de las oscilaciones cíclicas de la producción capitalista son “los
cambios desacertados de la cantidad de dinero circulante, provocados por la reduc-ción o por
el incremento de los activos bancarios” y que el cambio de las fases delauge industrial por
las fases de las crisis es debido al “completo desorden y a la faltade expectativas que se tienen
en la actualidad en nuestro sistema monetario”
29
.La teoría monetario-crediticia de las crisis es inconsistente ante todo en suaspecto
metodológico. Sus representantes enfocan el problema desde posicionesidealistas, intentando
explicar un fenómeno objetivo de la economía capitalista –lascrisis– como errores subjetivos
de los bancos, que aplican una incorrecta políticamonetario-crediticia. Sin embargo las raíces
de las crisis económicas no se encuen-tran en política alguna, en los desaciertos o confusiones
de alguien, sino en la con-tradicción objetiva propia del capitalismo entre la producción
social y la apropiación privada del producto social.
En la teoría monetario-crediticia de las crisis, el enfoque idealista se com-bina con
la concepción cambista
. Sus partidarios no ven las raíces profundas de lascrisis que agobian al sistema económico
capitalista, solo pretenden deducir las crisis
de los fenómenos super ciales de la esfera de la circulación, lo que es totalmente
incorrecto. C. Marx desenmascaró este error capital, caracterizando las crisis como
(...) las grandes tempestades del mercado mundial, a través de los cuales explotala
contradicción de todos los elementos del proceso de la producción capitalista” yadvertía
que los partidarios de la teoría monetario-crediticia de las crisis: “Buscanel
origen de estas tempestades y los modos de defenderse de ellas tan solo en la
super cie y en la esfera más abstracta del proceso, en la esfera de la circulación del
dinero”
30
.La teoría monetario-crediticia de las crisis es inconsistente no solo en su as- pecto
metodológico, sino también en su contenido esencial, porque falsea el vínculocausal de los
fenómenos económicos, presentando las oscilaciones de la cantidad dedinero circulante y de
crédito como la causa de las oscilaciones cíclicas de la produc-ción capitalista. En la realidad
de los hechos, es lo contrario, la expansión industrialtrae consigo la expansión del crédito, y
la crisis trae consigo una reducción bruscadel crédito. Por su puesto que un incremento del
crédito en las condiciones del ca- pitalismo contribuye a la superproducción, y una reducción
del crédito conduce a la profundización de la crisis, pero estos son factores secundarios, y no
primarios.
El contenido clasista de la teoría monetario-crediticia de las crisis consisteen echar la
culpa de las crisis al sistema monetario-crediticio y, liberando de res- ponsabilidad al
sistema económico capitalista, proclamar la posibilidad de liqui-dar las crisis en los
marcos del capitalismo
. No obstante, las a rmaciones de los
apologistas burgueses acerca de la superación de las crisis mediante la aplicación deuna
política monetario-crediticia más perfeccionada, para el capitalismo contempo-ráneo
conserva plena actualidad la sentencia de C. Marx, que dice: “(...) La enferme-dad crónica
de la sociedad burguesa no se la puede curar “reformando” los bancos ocreando un racional
‘sistema monetario’”
31
.
8.4. Crítica a la teoría sicológica de John M. Keynes
Tanto las tesis de Keynes como las de sus seguidores recogen elementos teó-ricos diversos
sobre las crisis. Por ejemplo, Keynes ve como una de sus causas laestrechez del mercado en
su peculiar idea del “infraconsumo”, al que concibe no
como un consumo insu ciente de las clases trabajadoras, sino como una tendencia
sicológica de todos los hombres de no consumir todo su ingreso, sino también deahorrar más
en la medida que este aumenta. La crítica a estos conceptos la formula-mos ya en un capítulo
anterior. Lo que también en especial caracteriza a Keynes y loskeynesianos es que destacan
en un primer plano los factores monetario-crediticios,
como si in uyeran decisivamente sobre el proceso de la reproducción. Sin embargo,
al explicar el movimiento cíclico de la producción capitalista, Keynes proclamó aun
a una teoría psicológica más primitiva, como motivadora del cambio de los auges por
las crisis en el cambio de las actitudes optimistas o pesimistas de los
empresarioscapitalistas.Al describir el auge industrial, Keynes lo caracteriza de la siguiente
manera:“El boom es la condición en la que gana terreno un desmesurado optimismo sobrela
tasa de interés, demasiado elevada a la luz de los cálculos más sensatos”
32
. Se-gún sus palabras, en ese momento los capitalistas cifran expectativas desmesuradasen
cuanto a sus futuros ingresos. “Cuando llega la frustración, entonces semejantescálculos
desmesurados se truecan en lo opuesto, en un ‘errado pesimismo’, desen-cadenándose de ahí
una ‘caída brusca de las nuevas inversiones’
33
y de la crisis. Deesta forma los “cálculos desmesurados” y el consiguiente “desencanto” de
ellos, loscambios de ánimo de exagerado optimismo y de exagerado pesimismo, tales son
las“explicaciones” del movimiento cíclico de la producción capitalista.En esta “teoría” queda
plasmada con claridad la metodología idealista anti-
cientí ca de Keynes, quien sustituye los procesos económicos objetivos por valo
-raciones psicológicas subjetivas. Por su puesto, la “explicación” keynesiana de las
crisis al nal de cuentas no nos explica nada en absoluto.
¿Por qué los empresarioscapitalistas deben necesariamente “equivocarse” en sus
cálculos? ¿Por qué su psicología es de
carácter caprichoso, pero regularmente cambiante entre los “esta-dos de ánimo”
optimistas y pesimistas?
La teoría keynesiana es incapaz de respon-der a estas interrogantes.
En la vida práctica ni el auge industrial ni las crisis sondeterminados por los estados de
ánimo optimistas o pesimistas de los capitalistas,sino al revés: el auge provoca en ellos una
ola de “optimismo” y la crisis una olade “pesimismo”
. La teoría keynesiana tiene por objeto ignorar la regularidad obje-tiva del ciclo capitalista y
de las crisis, y tender puentes a la ilusa creencia de losapologistas burgueses acerca de un
capitalismo sin crisis.
8.5. Las concepciones teóricas de la apología burguesa acerca de un desa-
rrollo capitalista sin crisis
Las teorías burguesas de las crisis, no obstante explicar de modos diferenteslas crisis,
coinciden entre sí en dos aspectos:
1.
Todas ignoran la causa esencial de lascrisis: la contradicción fundamental del sistema económico
capitalista; y
2.
De una uotra forma, todas llegan a la conclusión deseada de los defensores del sistema de
quees posible superarlas sin destruir el capitalismo.Los economistas burgueses
contemporáneos en su mayoría proponen unou otro programa de “política anticrisis”.
Por ejemplo, el keynesiano estadouniden-
se A. Hansen propone una política nanciera “compensatoria”, la cual consiste encon scar
durante la fase del auge una parte de la capacidad adquisitiva excedente,
mediante la elevación de impuestos, y aumentar los gastos del gobierno al desenca-
denarse la caída de la coyuntura, sin considerar los dé cit presupuestales y aumentarde esa
forma la demanda, compensando así la insu ciencia de inversiones privadas
y conjurando anteladamente las crisis.Pero los proyectos de “estabilización” de la coyuntura
capitalista en un nivelelevado y de prevención de las crisis en los marcos del capitalismo no
son consisten-tes, por las siguientes razones:
En primer lugar
,
ellos parten de una interpretación equivocada sobre el rol
económico del Estado burgués, al que se le adscribe la capacidad de in uir decisi
-vamente sobre la situación de la economía capitalista. En realidad el Estado burguésno tiene
en sus manos los medios más importantes de la producción, y por eso no es
capaz de dirigir plani cadamente el desarrollo de toda la producción social, como
tampoco es capaz de conjurar las crisis.
En segundo lugar
,
los programas “anticrisis” de la política burguesa se basanen la concepción cambista, que
erradamente les asignan a los mecanismos moneta-
rio-crediticios y nancieros la capacidad de cura de las crisis conservando intocada
la propiedad privada de los medios de producción.
En tercer lugar
,
los ingresos de los Estados burgueses tienen carácter deriva-
do, ya que son obtenidos mediante la con scación de una parte de la renta nacional.
Por eso una caída crítica de la renta nacional no puede ser “compensada” mediantela
reducción de impuestos, con la que solo se produce una redistribución de la rentanacional
entre la población y el Estado.
En cuarto lugar
,
los gastos scales, por cuyo incremento abogan los econo
-mistas burgueses, en las condiciones del imperialismo contemporáneo son priorita-riamente
los gastos militares; estos gastos enriquecen a una cúpula de monopolistas, pero lesionan la
situación de los trabajadores. Así, bajo la careta de política “anticri-sis” de los Estados
imperialistas en la práctica se oculta una política pro monopolis-ta, orientada en contra de los
intereses populares.Durante el último tercio del siglo XX, en la teoría económica burguesa
alcan-zó amplia difusión una nueva teoría de las crisis, la teoría “tecnológica” del desarro-
llo del capitalismo sin crisis. Como sus representantes más connotados guran los
economistas Jhon Deebold (estadounidense), Peter F. Drucker (alemán), P. Eynthig(inglés) y otros. Esta
teoría se resume en que la técnica automatizada contemporáneaimpone siempre un nivel
elevado de inversiones de capital y esto, a su vez, garantiza

T
EORÍA

ECONÓMICA
DEL

CAPITALISMO
.A
NÁLISIS

MARXISTA

ACTUALIZADO
717
un permanentemente elevado nivel de la producción industrial. Según Deebold,
laautomatización de la producción crea “estabilidad económica”, eliminando la al-
ternancia periódica de los auges industriales por las crisis. Drucker a rma que las
inversiones de capital en grandes instalaciones automatizadas, si son ya iniciadas, no pueden
ser interrumpidas o reducidas. De aquí saca la conclusión que: “Una parte
signi cativa de los gastos capitalistas será cada vez más independiente de las osci
-laciones coyunturales, lo que, a su vez, traerá consigo una estabilización del movi-miento
cíclico”
34
.
La principal insu ciencia metodológica de dicha teoría radica en su intento
por reducir los fenómenos socioeconómicos a simples fallas de procedimientos téc-nicos.
Esta teoría ve la raíz de las crisis en la naturaleza de la técnica maquinizada deantes de la
automatización de la producción y, de conformidad con ella, busca el an-tídoto contra las
crisis en la actual técnica automatizada. Pero las crisis económicasson engendradas por el
sistema capitalista de relaciones de producción, sobre
todo por la contradicción fundamental del capitalismo, y de ninguna manera por la técnica
misma. Por eso solo los cambios en la técnica no pueden salvar al capitalismo de lascrisis
económicas.La teoría tecnológica se contradice con la realidad capitalista. La técnica con-
temporánea de ningún modo libera al capitalismo de las bruscas oscilaciones cíclicasde las
proporciones de las inversiones de capital. Por ejemplo, en los EE. UU. lasinversiones de
capital en la industria de transformación se redujeron durante la crisisde los años 1957-1958
en 28%. No obstante que por entonces cerca de la mitad detodos los pedidos de equipos
industriales de los EE. UU. estaban conformados porequipos automatizados y estos pedidos
como antes fueron sometidos a una bruscaoscilación en relación con el movimiento cíclico
de la producción capitalista.La orientación clasista de las concepciones “tecnológicas” es la
misma, aligual que en sus otras variantes teóricas del “desarrollo sin crisis” del
capitalismo.Con ellas se pretende ignorar teóricamente las contradicciones inherentes al
capita-lismo, proclamando la conservación y perpetuidad del régimen capitalista

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