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CAPÍTULO II.

EL DOMINIO PÚBLICO
1. LA FORMACIÓN DEL CONCEPTO DE DOMINIO PÚBLICO
La división de los bienes de la Administración en bienes de dominio
público o demaniales y bienes de dominio privado o patrimoniales, y
la consiguiente diversidad de régimen jurídico para unos y otros, está
generalizada en los sistemas jurídicos de influencia francesa, incluido
España, y hunde sus raíces en las res publicae del Derecho Romano,
entre las que sobresalen por su importancia las res publicae in uso
público, es decir, las cosas o bienes afectadas al uso general, al uso
de todos (calles, plazas, coliseos, etc.), que se consideraban como
propiedad del Estado, que ejercía sobre ellas verdaderos derechos
dominicales. El Derecho Romano utiliza también la categoría de res
comunes omnium, entre las que se incluyen los ríos navegables y la
mar y sus riberas.
En Francia, en el Estado Absoluto, la contraposición entre bienes de
dominio público y bienes de dominio privado y la consiguiente
dualidad de regímenes jurídicos es, prácticamente, abandonada. El
dominio de la Corona, llamado igualmente dominio público, se
formaba con diversos elementos materiales (caminos, riberas de los
ríos y del mar, plazas militares, etc.) y derechos inmateriales
(derechos regalianos, señoriales, fiscales…). A ese conjunto de bienes
unidos por una misma titularidad se les aplican 2 reglas esenciales
para su protección:
1. La imprescriptibilidad, que protege contra las ocupaciones
abusivas de terceros.
2. La inalienabilidad, para asegurar la protección del dominio
contra el riesgo de las propias dilapidaciones reales, que
preocupaban en cuanto podrían originar la necesidad de nuevos
impuestos.

2. EL CRITERIO DE LA AFECTACIÓN COMO DEFINIDOR DEL


DOMINIO PÚBLICO. BIENES QUE COMPRENDE
La delimitación de los bienes que han de comprenderse en el dominio
público se hace en el Código Civil, en la legislación local y las Leyes
Especiales (Leyes de Aguas, Minas, Montes, Puertos, Costas,
Telecomunicaciones, etc.).
El art. 5 LEY DEL PATRIMONIO DE LAS ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS lo define:
1. Son bienes y derechos de dominio público los que, siendo de
titularidad pública, se encuentren afectados al uso general
o al servicio público, así como aquellos a los que una Ley
otorgue expresamente el carácter de demaniales.
2. Son bienes de dominio público estatal, en todo caso, los
mencionados en el art. 132.2 de la Constitución Española
(la zona marítimo-terrestre, las playas, el mar territorial
y los recursos naturales de la zona económica y la
plataforma continental).
Si un bien de dominio público está afectado a diversas finalidades
públicas, será plurifuncional (p. ej: las aguas públicas de los ríos o
del mar territorial, afectadas al uso público de bañarse, lavar la ropa,
navegar, etc. pero también afectadas a la riqueza nacional que
supone su utilización para el riego o para la producción de energía
eléctrica, lo que comporta concesiones de utilización privativa).
En función de la afectación podemos distinguir las siguientes clases
de bienes de dominio público o demaniales:

A) Bienes afectados al uso público o general


[Jun 2 2013 -> Enumere los bienes de uso público o general ¿Es una
enumeración cerrada?
Res 2013 -> Enumere los bienes de uso público o general ¿Es una
enumeración cerrada?
Sep 2009 (R) -> Enumere los bienes de uso público o general ¿Es
una enumeración cerrada?
Sep 2009 -> Enumere los bienes de uso público o general ¿Es una
enumeración cerrada?]

La integran los bienes que están afectados al uso público o general de


forma directa, como los caminos, canales, puertos, puentes y
bienes análogos (arts. 339 y 344 del Código Civil); además, la
legislación local ha enumerado como bienes de uso público las
carreteras, plazas, calles, paseos, parques, aguas, canales,
puentes y demás obras públicas de aprovechamiento o
utilización generales cuya conservación y policía sean de la
competencia de la Entidad Local.
Esta enumeración no debe entenderse cerrada ya que el Código
Civil, al referirse a otros bienes análogos, y la legislación local a
demás obras públicas de aprovechamiento o utilización
generales, deja abierta la posibilidad de inclusión de más bienes de
uso público.

B) Bienes afectados a un servicio público. Los edificios


públicos
Nuestro Derecho ofrece 2 concepciones:
1. La del Código Civil, que limita el concepto de los bienes
demaniales afectados al servicio público:
1.º. A la titularidad (la afectación a los servicios públicos se
refiere a los bienes del Estado únicamente, y no a los de los
Entes locales).
2.º. A la finalidad de la afectación, que se restringe a los
servicios públicos de la defensa nacional.
2. La de la legislación local, que amplió el concepto, incluyendo
los edificios en que se alojan oficinas o cualesquiera servicios
«tales como Casas Consistoriales, Palacios Provinciales y, en
general, edificios que sean de las mismas, mataderos,
mercados, lonjas, hospitales, hospicios, museos, montes
catalogados, escuelas, cementerios, elementos de transporte,
piscinas y campos de deporte, y, en general, cualesquiera otros
bienes directamente destinados a la prestación de servicios
públicos o administrativos» (art. 4 del Reglamento de Bienes).

La concepción actual es más amplia, la LEY DEL PATRIMONIO DE


LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS define los bienes de dominio
público por su afectación al uso general o al servicio público,
precisando además que «los inmuebles de titularidad de la
Administración General del Estado o de los organismos públicos
vinculados a ella o dependientes de la misma en que se alojen
servicios, oficinas o dependencias de sus órganos o de los órganos
constitucionales del Estado se considerarán, en todo caso, bienes de
dominio público» (art. 5.3).

C ) Los bienes afectados a la Corona. El Patrimonio Nacional


ee

[Jun2 2011 -> ¿Qué diferencias o similitudes hay entre el Patrimonio


Real y el ahora denominado Patrimonio Nacional?
Jun2 2009 -> Los bienes afectados a la Corona. El Patrimonio
Nacional.]

La cuestión de los bienes de la Corona la resolvió el art. 342 Código


Civil remitiéndose su regulación a una Ley Especial sobre el
Patrimonio Real y declarando que, en defecto de ésta, se aplicasen
«las disposiciones generales que sobre la propiedad particular se
establecen en el Código». Hoy, la cuestión está resuelta por la Ley
23/1982 del Patrimonio Nacional y en la LEY DEL PATRIMONIO
DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS.
El Patrimonio Nacional lo integran aquellos muebles e inmuebles de
titularidad del Estado afectados al uso y servicio del Rey y de los
miembros de la Familia Real para el ejercicio de la alta
representación que la de la Constitución Española y las Leyes les
atribuyen, y, en cuanto sea compatible con esa afectación primordial,
lo estarán asimismo a fines culturales, científicos y docentes que
determine el Consejo de Administración.
Los bienes y derechos del Patrimonio Nacional son inalienables,
imprescriptibles e inembargables, y, en general, gozarán de las
prerrogativas de los bienes de dominio público estatal.

D) Bienes afectados al fomento de la riqueza nacional


Una 3ª clase de bienes de dominio público (que afecta a los del
Estado y de las Comunidades Autónomas en cuanto tengan
competencia en estas materias, pero no a los bienes de los Entes
Locales) es aquella que el art. 339 Código Civil describe como
formada por los «bienes que, perteneciendo privativamente al
Estado, están afectos al fomento de la riqueza nacional (…)
las minas, mientras no se otorgue su concesión». Está claro que
esa calificación demanial de las minas mientras no se otorgue su
concesión se hace instrumentalmente para resaltar su
inapropiablilidad mediante los modos comunes de adquisición
de la propiedad, por estar reservada su atribución a los cauces
administrativos del permiso de investigación y de la concesión.
Lo dicho puede extenderse, mutatis mutandis, a la calificación como
bienes de dominio público de los hidrocarburos y las rocas,
también regulados en la Ley de Minas.
Un régimen similar se aplica a las aguas minero-medicinales y
minero-industriales, previa autorización administrativa corresponde
su aprovechamiento preferente:
1. En terrenos privados, al dueño de la superficie.
2. En terrenos de dominio público, al que ha obtenido la
autorización.
Las aguas terrestres están afectadas, además de a usos públicos, al
fomento de la riqueza nacional y sus principales aprovechamientos
(abastecimiento de poblaciones, riegos, saltos de agua para energía
eléctrica, etc.). Se organizan por concesión administrativa en favor de
los Entes públicos o de particulares. No obstante, las aguas
compatibilizan esos usos privativos con usos públicos y generales
como bañarse, navegar, etc. en la forma antes dicha. Lo mismo
ocurre con el demanio marítimo integrado por la zona marítimo-
terrestre, las playas y la plataforma continental y zona
económica exclusiva, afectadas a usos generales y
aprovechamientos privativos.

Eee) Los montes públicos


La Ley de Montes de 2003 los declara dominio público,
constituyéndose el dominio público forestal con los montes
incluidos en el Catálogo de Utilidad Pública y con los restantes
montes afectados a un uso o un servicio públicos. Al mismo
tiempo, abre la posibilidad de la utilización del dominio público
forestal por los ciudadanos para aquellos usos respetuosos con el
medio natural. Asimismo, impone que «los montes del dominio
público forestal son inalienables, imprescriptibles e
inembargables y no están sujetos a tributo alguno que grave su
titularidad» (art. 14).

F) El dominio público radioeléctrico


[Sep, Res 2014 -> El dominio público radioeléctrico.
Jun 2008 -> ¿Qué objetivo tiene la gestión del dominio público
radioeléctrico? ¿De qué forma y con qué requisitos se puede utilizar
de forma privativa el espacio radioeléctrico?]
Fruto del desarrollo tecnológico del siglo XIX surge esta categoría
demanial, el dominio público radioeléctrico, que encajaría en la
categoría de bienes afectados al fomento de la riqueza
natural, como las minas o las aguas.
La Ley 32/2003 General de Telecomunicaciones, califica de
dominio público la radioelectricidad, cuya titularidad, gestión,
planificación, administración y control corresponden al Estado, de
conformidad con la Ley y los Tratados y Acuerdos Internacionales en
los que España sea parte, atendiendo a la normativa aplicable en la
UE y a las resoluciones y recomendaciones de la Unión Internacional
de Telecomunicaciones y de otros organismos internacionales.
Asimismo, se incluye dentro de la gestión, administración y control
del espectro de frecuencias la utilización del dominio público
radioeléctrico mediante redes de satélites.
La gestión del dominio público radioeléctrico tiene por objetivo el
establecimiento de un marco jurídico que asegure unas condiciones
armonizadas para su uso y que permita su disponibilidad y uso
eficiente. A tales efectos, se distingue entre:
1. Uso común. Precisará autorización administrativa si se
trata del espectro radioeléctrico para radioaficionados y otros
sin contenido económico, como los de banda ciudadana,
estableciéndose mediante reglamento el plazo de su duración y
las condiciones asociadas exigibles o si se otorga el derecho de
uso privativo para autoprestación por el solicitante, salvo en el
caso de Administraciones públicas, que requerirán de afectación
demanial. No se otorgarán derechos de uso privativo del
dominio público radioeléctrico para su uso en autoprestación en
los supuestos en que la demanda supere a la oferta.
2. Uso privativo. Se otorga por concesión a favor únicamente
de los operadores, por plazos renovables en función de las
disponibilidades y previsiones de la planificación de dicho
dominio público:
1.º. Los derechos de uso privativo sin limitación de
número se otorgarán por un período que finalizará el 31 de
diciembre del año natural en que cumplan su 5º año de
vigencia, prorrogable por períodos de 5 años.
2.º. Los derechos de uso privativo con limitación de
número tendrán la duración prevista en los
correspondientes procedimientos de licitación, que en todo
caso será de un máximo de 20 años renovables.
Los títulos habilitantes para el uso del dominio público radioeléctrico
se otorgan por la Agencia Estatal de Radiocomunicaciones, a
través de la afectación demanial si se trata de una Administración
pública, o mediante autorización o concesión administrativa.

3. LOS BIENES COMUNALES


Sujetos a las mismas reglas básicas que los bienes de dominio
público y patrimonial del Estado y de las Comunidades Autónomas,
pero pertenecientes a los Entes locales.
La Ley de Régimen Local distingue entre:
1. Bienes de uso y servicio público o Bienes demaniales.
2. Bienes patrimoniales.
3. Bienes comunales, que se definen como el aprovechamiento y
disfrute de los bienes comunales se efectuará preferentemente
en régimen de explotación colectiva y comunal (art. 75).

La Ley de Montes de 2003 define los bienes comunales, cuando son


montes, como los pertenecientes a las Entidades locales y en tanto
su aprovechamiento corresponda al común de los vecinos,
calificándolas de bienes de dominio público.
De los bienes comunales salvados de la desamortización se
desgajaron, para dotarles de un régimen jurídico singular y
específico, una de sus manifestaciones más típicas: Los montes
vecinales o parroquiales, que son bienes comunales (de
explotación común) aprovechados por los vecinos (no por el común o
totalidad de los vecinos del municipio) de determinadas parroquias o
lugares más cercanos a aquéllos. Esta caracterización se recoge en la
Ley sobre Montes Vecinales en Mano Común de 1980.
Los montes vecinales son propiedades privadas que se rigen por
su Ley Especial y, supletoriamente, por el Código Civil. Las cuestiones
sobre propiedad se atribuyen a los Tribunales Civiles. Los montes
vecinales son, como los bienes comunales, indivisibles,
inalienables, imprescriptibles e inembargables, y no están
sujetos a impuestos territoriales, todo lo cual es compatible con su
aprovechamiento a través de contrataciones sobre los mismos.
Por otra parte, y pese a la declaración legal de que pertenecen «a las
agrupaciones vecinales en su calidad de grupos sociales y no como
Entidades administrativas», se ha organizado sobre ellos un régimen
de tutela administrativa especialmente intenso a través de los
Jurados de Montes Vecinales en mano común.
Entre los rasgos en los que aflora el carácter público o administrativo
de los montes vecinales destaca la competencia de la
Administración para su deslinde y amojonamiento y en la
regulación sucesoria, pues en caso de extinción de la agrupación
vecinal titular, la Entidad local menor o el Municipio en cuyo territorio
radique el monte, regulará su disfrute y conservación en las
condiciones establecidas para los bienes comunales en la Ley de
Régimen Local.

4. EXTENSIÓN DE LA DEMANIALIDAD: LOS BIENES MUEBLES Y


LOS DERECHOS REALES DEMANIALES
El criterio básico para definir la demanialidad es la afectación, que
se produce por el simple hecho de la adquisición de los elementos
necesarios para el desenvolvimiento de los servicios públicos o
para la decoración de dependencias oficiales (art. 65 de la LEY
DEL PATRIMONIO DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS).

La Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español sujeta a un


régimen exorbitante de protección a los bienes de carácter
histórico, entre los que se incluyen numerosos bienes muebles,
como las obras de arte propiedad de Entes públicos, régimen que se
extiende incluso a los bienes de propiedad particular (art. 1: «…
objetos muebles de interés artístico, histórico, paleontológico,
arqueológico, etnográfico, científico o técnico»).

También tienen ese carácter de bienes demaniales las armas, así


como
los buques y aeronaves afectados a la defensa nacional y que en su
régimen de utilización por las Fuerzas Armadas disfrutan de una
protección penal exorbitante, mediante la incriminación por la
legislación penal militar de las conductas que los sustraen o dañan.
El régimen demanial y su protección especial se extiende también a
las cosas accesorias, siempre que los bienes accesorios constituyan
un complemento accesorio indispensable.

Otra cuestión es si el régimen de la demanialidad se circunscribe o


aplica únicamente al derecho de propiedad o dominio (el Derecho real
pleno), o si puede tener por objeto derechos reales limitados sobre
cosas ajenas o privadas, dando lugar a la figura de los iura in re
aliena [derechos reales sobre cosa ajena] públicos o derechos
reales demaniales.

DÍEZ PICAZO: «Tanto por la utilización que el Código Civil hace de los
términos propiedad y bienes, como por el espíritu y sistemática de la
Ley del Patrimonio del Estado, nuestro Ordenamiento Jurídico no
excluye que derechos patrimoniales distintos de la propiedad puedan
tener naturaleza demanial».
Dicha admisión, según este autor, podría facilitar el estudio de las
servidumbres administrativas y «permite dejar la puerta abierta a
futuras aplicaciones de la figura (el ius in re aliena demanial), que
puedan resultar útiles; piénsese, por ejemplo, que siempre será más
barato expropiar un Derecho real limitado que el dominio».

5. EXCURSO DOCTRINAL SOBRE LA APLICACIÓN DEL


CONCEPTO DE PROPIEDAD A LOS BIENES PÚBLICOS
[Jun1 2008 -> ¿Para qué ha servido la aplicación del concepto de
propiedad a los bienes públicos?]
¿El demanio implica una verdadera propiedad o, por el
contrario, es un simple espacio sobre el que las
Administraciones públicas ejercen su soberanía o
determinadas funciones públicas o títulos de intervención?
En España, Colmeiro repudia la asimilación del demanio a la
propiedad, afirmando que los bienes de uso público «pertenecen al
dominio eminente, y se derivan del derecho de soberanía».
La Ley del Patrimonio del Estado de 1964 aludió a los «bienes
propiedad del Estado que tienen la consideración de demaniales»
(art. 1), expresión que la vigente LEY DEL PATRIMONIO DE LAS
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS ha sustituido por la menos
problemática de titularidad.
El Prof. Parada afirma que ninguna tesis resuelve satisfactoriamente
todas las cuestiones, al menos la tesis del dominio público como
propiedad ha servido, aparte de otras utilidades:
1. Para establecer un régimen de protección y seguridad
jurídica (como el acceso a registros, acciones defensivas,
deslinde, etc.) perfectamente encajables, aunque derogatorias
por exorbitantes, en el concepto de propiedad.
2. Para que los particulares puedan plantear cuestiones de
propiedad ante los Tribunales Civiles, cuando las suyas son
desconocidas o invadidas so pretexto de su condición demanial
que la Administración invoca; una garantía fundamental, difícil
de imaginar si las Administraciones públicas no fueran
propietarias de los bienes de dominio público sino simples
titulares de soberanía, funciones públicas o títulos de
intervención, contra las que resultan inimaginables acciones
civiles en defensa de la propiedad privada.

6. COMIENZO Y CESE DE LA DEMANIALIDAD. AFECTACION Y


DESAFECTACIÓN
[Sep 2013. Las modalidades de la afectación.]

La afectación del bien a un destino público es el elemento


fundamental para la calificación de un bien como demanial. De igual
forma, la desafectación produce el fenómeno inverso de su
descalificación como bien demanial.

A) Las modalidades de la afectación


Los bienes de dominio público natural o necesario (los ríos, la
zona marítimo-terrestre, las playas, etc. ), así como los bienes
afectados al fomento de la riqueza nacional (minas, montes, espacio
radioeléctrico), adquieren el carácter demanial normalmente en
función de 2 elementos:
1.º. La existencia de un precepto de carácter general que
establezca esa condición para todo un género de bienes.
2.º. La circunstancia de que en un bien concreto se den las
características físicas que permitan considerarlo incluido en
aquél.
Lógicamente, el cese de la demanialidad se produce de forma
inversa. Cesará:
1. Por una derogación o modificación de la norma calificadora.
2. Por degradación o desnaturalización, es decir, por alteración de
los caracteres físicos que definen el género al que el bien
pertenece o pertenecía, como ocurre, p.ej. , con la desecación
de un río o la retirada del mar.

En el dominio público artificial, constituido por edificios, parques,


etc., el comienzo de la demanialidad se produce por virtud de una
actividad administrativa que, supuesta la titularidad del ente público,
incorpora el bien al régimen jurídico propio de la demanialidad.
Esa actividad administrativa es la técnica de la afectación del bien a
un uso o a un servicio público y puede resultar formalmente de un
acto administrativo o, incluso, de una situación de hecho, si así lo
dispone una norma.
La variedad de formas de afectación, según el Reglamento de
Bienes de las Corporaciones Locales, son las siguientes:
1. Afectación expresa a un uso o servicio público mediante un
expediente que acredite la oportunidad y legalidad de la
afectación.
2. Afectación implícita, sin necesidad de la instrucción de un
expediente específico, y que tiene lugar cuando la vinculación
del bien a un uso o servicio público deriva expresa o
implícitamente de actos de la Corporación local dictados con
iguales o mayores solemnidades que cuando se produce la
afectación expresa, como cuando se aprueban definitivamente
los planes de ordenación urbana y los proyectos de obras
y servicios.
3. Afectación presunta que, sin necesidad de acto formal
alguno, se produce automáticamente:
1. Por la adscripción de bienes patrimoniales por más de 25
años a un uso o servicio público o comunal.
2. Cuando la Entidad local adquiere por usucapión, con arreglo
al Derecho Civil, el dominio de una cosa que viniese estando
destinada a un uso o servicio público o comunal.

La Ley del Patrimonio de las Administraciones públicas (art. 65), con


referencia a los bienes del Estado, recoge las mismas formas de
afectación legal y por acto administrativo expreso. Además,
admite como supuestos de afectación implícita y presunta los
siguientes:
1.º. Por la utilización pública, notoria y continuada por la
Administración General del Estado o sus organismos públicos de
bienes y derechos de su titularidad para un servicio público o
para un uso general.
2.º. La adquisición de bienes o derechos por usucapión
posesoria vinculada al uso general o a un servicio público.
3.º. Por expropiación forzosa según el fin determinante de
la declaración de utilidad pública o interés social.
4.º. Por la aprobación por el Consejo de Ministros de
programas o planes de actuación general, o proyectos de obras
o servicios, cuando de ellos resulte la vinculación de bienes o
derechos determinados a fines de uso o servicio público.
Se admite asimismo una afectación de futuro: Los inmuebles en
construcción se entenderán afectados al departamento con cargo a
cuyos créditos presupuestarios se efectúe la edificación.
En cuanto a los bienes muebles, la afectación se produce por el
simple hecho de la adquisición de los necesarios para el
desenvolvimiento de los servicios públicos o para la decoración de
dependencias oficiales.

B) Las modalidades de la desafectación


El cese de la demanialidad tiene lugar por el proceso de la
desafectación, cuyo efecto es convertir el bien demanial en bien
patrimonial y que, en principio, debiera revestir las formas o
variedades antes expuestas sobre la afectación.
Así, es posible:
1. La desafectación por Ley de toda una categoría de bienes antes
calificados de demaniales.
2. La desafectación por acto expreso de la Administración sobre
bienes singularizados.
Como dice la LEY DEL PATRIMONIO DE LAS ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS, los bienes y derechos demaniales perderán esta condición,
adquiriendo la de patrimoniales, en los casos en que se produzca su
desafectación, por dejar de destinarse al uso general o al
servicio público. No hay, sin embargo, desafectaciones implícitas
o presuntas, dado que dicha Ley prescribe que la desafectación
deberá realizarse siempre de forma expresa (art. 69).

7. MUTACIONES DEMANIALES
Por mutación demanial se entiende la alteración de alguno de los
elementos del demanio, titularidad o afectación, sin salir el bien
del dominio público.
Ejemplos de la alteración de la titularidad:
1.º. Supuestos de sucesión entre Entes públicos (fusión de 2
Municipios en 1 o agregación de parte de un término municipal
a otro).
2.º. Cuando se produce una transferencia de la competencia
sobre el servicio público a que los bienes están afectos en favor
de un Ente territorial diverso del que la ostentaba, máxime
cuando el traspaso de competencias se efectúa por Ley.
Es a propósito de las mutaciones demaniales cuando se plantea la
cuestión de las expropiaciones de dominio público.
¿Puede el Estado, sin que se lo autorice expresamente una
Ley, desposeer a través de la expropiación a otro Ente
territorial de una dependencia demanial?
En nuestro Derecho no es posible utilizar el instituto expropiatorio
para que una Administración territorial (Estado, Comunidades
Autónomas, Provincia) pueda apropiarse de un bien demanial de otro
Ente territorial (Municipio) en contra de su voluntad. El art. 1 de la
Ley de Expropiación Forzosa, al limitar la aplicación de la potestad
expropiatoria a cualquier forma de propiedad privada, impide
extender su aplicación a los bienes demaniales. Sí se admite, en
cambio, la expropiación por acuerdo del Consejo de Ministros de
bienes comunales sin expediente de desafectación previa, admitiendo
a estos efectos la desafectación tácita del bien (Sentencia del Tribunal
Supremo de 1994).
La LEY DEL PATRIMONIO DE LAS ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS extiende el concepto de mutación demanial al cambio
interno en la afectación de un órgano a otro dentro de la misma
Administración, en este caso del Estado. Y la define como el acto en
virtud del cual se efectúa la desafectación de un bien con
simultánea afectación a otro uso general, fin o servicio público
de la Administración General del Estado, o de los organismos
públicos vinculados o dependientes de ella (art. 71).

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