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UNIVERSIDAD ALEJANDRO HUMBOLDT

CARRERA COMERCIO INTERNACIONAL


ASIGNATURA COMERCIO INTERNACIONAL III
PROFESOR JOSE MONTOYA
SECCIÓN: DCN0501CI

Teorías de la ventaja comparativa

Integrante:
Joanna Ramírez C.I: 26.989.663

Caracas, Mayo de 2021


Índice

INTRODUCCIÓN
I. EL MODELO DE ADAM SMITH
II. EL MODELO DE DAVID RICARDO.
III. LEY DE LA VENTAJA COMPARATIVA
IV. EJEMPLO DE VENTAJA COMPARATIVA
V. REFORMULACIÓN DE LA TEORÍA DE LA VENTAJA COMPARATIVA
VI. HECKSCHER-OHLIN
CONCLUSIONES
ANEXOS
BIBLIOGRAFÍA
Introducción

La economía internacional estudia el comportamiento de las relaciones


económicas entre países y da soluciones a los conflictos que puedan provenir de
esas relaciones. Específicamente se centra en el comportamiento de los flujos
comerciales y los flujos financieros internacionales, lo que da origen a dos grandes
ramas: el comercio internacional y las finanzas internacionales.

En este trabajo se hace referencia a una de esas dos ramas, la del comercio
internacional y específicamente a las principales teorías que examinan y explican
las bases y las ganancias obtenidas del comercio internacional y nos dan, al
mismo tiempo, respuesta al porqué de la existencia de dicho comercio. El marco
teórico del comercio internacional debe comprender, como punto de partida, el
modelo Ricardiano de la ventaja comparativa, modelo que surge como una
respuesta a la teoría de la ventaja absoluta de Adam Smith.

La teoría del comercio internacional pretende dar respuesta a preguntas


como las siguientes: ¿Qué es lo que explica el comercio entre las naciones?
¿Cuáles bienes se exportan y cuáles se importan por cada país comerciante? ¿A
qué precios se exportan e importan los bienes que se intercambian? ¿Se
benefician los países del comercio internacional?

En una primera aproximación, el comercio entre países surge por las


distintas productividades del trabajo, la tierra y el capital. Además ninguna nación,
ni ningún individuo, es completamente capaz de producir todos los bienes y
servicios que requiere para sobrevivir.

Por otro lado, la realidad que vivimos en la actualidad exige que se


modifiquen algunos de esos supuestos, en especial los que hacen referencia a la
competencia perfecta y a los rendimientos constantes a escala, lo que ha
determinado que surjan nuevas teorías del comercio internacional. El propósito de
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este trabajo es presentar las diferentes teorías del comercio internacional,
haciendo énfasis en los planteamientos que formularon Adam Smith y David
Ricardo, y su aporte a la teoría del comercio internacional.

A finales del Siglo XVIII y principios del XIX, Adam Smith, primero, y David
Ricardo, después, investigaron las causas del comercio internacional tratando de
demostrar los beneficios del libre comercio. Smith sostenía que, con el libre
comercio, cada país podría especializarse en la producción de aquellos bienes en
los cuales tuviera una ventaja absoluta (o que pudiera producir de manera más
eficiente que otros países) e importar aquellos otros en los que tuviera una
desventaja absoluta (o que produjera de manera menos eficiente). Esta
especialización internacional (o división internacional del trabajo) conduciría a un
incremento de la producción mundial, el cual sería compartido por los países
participantes en el comercio.

I. El Modelo de Adam Smith

Como bien lo expresa Adam Smith en la Riqueza de las Naciones: “Siempre


será máxima constante de cualquier prudente padre de familia no hacer en casa lo
que cuesta más caro que comprarlo. El sastre, por esta razón, no hace zapatos
para sí y para su familia, sino que los compra del zapatero; éste no cose sus
vestidos, sino que los encomienda al sastre; el labrador no hace en su casa ni lo
uno ni lo otro, pero da trabajo a esos artesanos. Interesa a todos emplear su
industria siguiendo el camino que les proporciona más ventajas, comprando con
una parte del producto de la propia, o con su precio, que es lo mismo, lo que la
industria de otro produce y ellos necesitan” (Smith 1776: 402-403).

Un ejemplo de esto puede ser que si los peruanos requieren de 7 unidades


de trabajo para producir una unidad de alimento mientras que los venezolanos
requieren 10, entonces a los venezolanos les resulta más barato (en términos de
unidades de trabajo) importar el alimento de Perú que producirlo internamente;

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pero si, por el contrario, los venezolanos requieren dos unidades de trabajo para
producir una unidad de tela mientras que los peruanos requieren 4, entonces a los
peruanos les resulta más barato (en términos de trabajo) importar la tela de
Venezuela que producirla ellos mismos.

De esa manera, y siguiendo a Adam Smith, se configuraría el siguiente


patrón de comercio entre Perú y Venezuela; Perú exportaría alimento a Venezuela,
o equivalentemente Venezuela importaría alimento de Perú; en cambio, Venezuela
exportaría tela a Perú, o equivalentemente Perú importaría tela de Venezuela. De
esa manera, y en un primer momento, para Adam Smith los países exportan
aquellos bienes en cuya producción requieren menos trabajo que otro u otros
países, e importan aquellos bienes en cuya producción requieren más trabajo que
otra u otras naciones. Así pues, de lo anterior se desprende el modelo de la
ventaja absoluta del comercio internacional expuesto por Adam Smith en 1776 en
la Riqueza de las Naciones.

Perú tiene una ventaja absoluta en la producción de alimentos y Venezuela


tiene una ventaja absoluta en la producción de telas. Y a cada uno de los dos
países le interesa explotar la industria en la cual tiene ventajas: A Venezuela le
conviene explotar la industria textil, y a Perú el sector agropecuario. ¿Resultaría
rentable el comercio internacional entre Perú y Venezuela? Claro que sí. Y
resultaría benéfico en un doble sentido: Primero, en ausencia de comercio entre
ambos países, tendrían que producir los dos bienes forzosamente pero de manera
ineficiente, por tanto no habría especialización e incrementos de productividad que
hace posible la misma. No obstante, si ambos países deciden abrirse al libre
comercio internacional se generarían economías de escala en los sectores de
actividad económica en los cuales cuentan con ventajas absolutas. Segundo, el
libre comercio internacional amplia las posibilidades de consumo en el sentido de
que ambos países dispondrían de mayores cantidades de alimentos y telas para

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consumir, y esto como resultado, precisamente, de la especialización que tiene
lugar en cada uno de los dos países.

II. El Modelo de David Ricardo


David Ricardo dio un gran impulso e hizo las contribuciones más importantes
a la Teoría clásica fundada por Adam Smith, la cual cimentó el enfoque ortodoxo
de los problemas económicos y de la política económica hasta el último cuarto del
siglo XIX. Analizó sistemáticamente la economía en términos de unos cuantos
principios fundamentales y estudió las consecuencias de diversas medidas de
política económica dentro del marco teórico por él establecido convirtiendo de esta
manera, a la economía en la primera ciencia social.

III. Ley de la ventaja Comparativa

¿Qué sucedería si un país no posee una ventaja absoluta en ningún


producto? ¿cesaría, en tal caso, el comercio entre ellos? Esta cuestión encuentra
solución en una de las teorías económicas que defienden el comercio
internacional y los beneficios que aporta a los países es la teoría de la ventaja
comparativa, desarrollada por David Ricardo. Esta teoría viene a decir que los
países generan mayor riqueza cuando se especializan en producir aquello en lo
que son más productivos y comercializan con ello. Incluso si un país es mas
productivo en todos sus productos que otro país, le interesaría producir siempre
aquel en el que es más productivo comparativamente.

A veces se pueden escuchar frases como que el comercio entre países no es


beneficioso, que se deben consumir productos locales, no importarlos, etc. Pero
con la teoría comparativa se puede ver que esto no es correcto y que los
desajustes o efectos perjudiciales que se producen en el comercio internacional
vienen de las trabas y aranceles que se aplican al libre comercio, aunque esto es
un tema a parte.

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La nación menos eficiente debería especializarse en la producción y
exportación del bien en el cual su desventaja absoluta es inferior. Este es el bien
en el que el país tiene ventaja comparativa. Por otro lado, el país debería importar
el bien en el que su desventaja absoluta es superior, o sea, el bien en el que tiene
desventaja comparativa. Esto se conoce como Ley de la ventaja comparativa.

IV. Ejemplo de ventaja comparativa.

La ley de la ventaja comparativa se ocupa de esos casos difíciles y es por


tanto indispensable para la defensa del libre comercio. Demuestra que incluso si,
por ejemplo, Venezuela es más eficiente que Colombia produciendo Cacao y Café,
merecerá la pena para Venezuela especializarse en producir Cacao, que es el
producto que mejor producen, y comprar el Café a Colombia, que aunque es mejor
produciéndolo, no tiene tanta ventaja comparativa como fabricando Cacao. En
otras palabras, cada país debería producir no solo aquello en lo que tenga una
ventaja absoluta en producir, sino en lo que es mejor, o al menos en lo que no es
peor, es decir, en lo que tenga una ventaja comparativa en producir.
Así que, si el gobierno de Venezuela impone un arancel proteccionista a las
importaciones de Café y mantiene por la fuerza un sector que fabrique dicho
producto, este privilegio especial dañaría a los consumidores en Venezuela
además de dañar evidentemente a la gente en Colombia. Pues Venezuela, así
como el resto del mundo, pierde la ventaja de especializarse en la producción de
aquello en lo que es mejor, ya que muchos de sus recursos escasos se ligan
obligatoria e ineficientemente a la producción del producto Y. La ley de la ventaja
comparativa destaca el importante hecho de que un arancel proteccionista en el
Venezuela produce daños a los sectores eficientes y a los consumidores en ese
país, así como en Colombia y el resto del mundo.

¿Qué es lo que determina la ventaja comparativa? ¿Cuál es la razón o causa


de la diferencia existente entre los precios relativos de los bienes? Para los

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economistas clásicos la base de la ventaja comparativa se fundamentaba en la
diferencia en la productividad de la fuerza de trabajo. Sin embargo, no dieron
ninguna explicación sobre la existencia de tales diferencias en la productividad.

V. Reformulación de la teoría de la ventaja comparativa


La teoría del valor trabajo, en la que se basó el análisis de la ventaja
comparativa de Ricardo, fue posteriormente rechazada porque los supuestos de
partida se apartaban de la realidad. Así, el trabajo no es homogéneo (hay
diferencias en la retribución) ni es el único factor de producción. Sin embargo, la
ley de la ventaja comparativa puede ser explicada en términos de la teoría del
coste de oportunidad introducida por G. Haberler (1936) y que permite, hasta
cierto punto, eludir estas cuestiones.

Esta teoría establece que el coste de oportunidad de un bien es la cantidad


de un segundo bien que debe sacrificarse para liberar los suficientes factores de
producción para poder producir una unidad adicional del primer bien. Aquí el
trabajo no es el único recurso ni tampoco se supone que sea homogéneo. El país
con el coste de oportunidad más bajo para un bien tiene una ventaja comparativa
en ese bien y una desventaja comparativa en el otro bien.

Ahora bien, la teoría Ricardiana suponía unos costes marginales constantes,


lo que llevaría a la conclusión de que cada país maximizaría sus ganancias
especializándose totalmente en la producción del bien en el que tiene la ventaja
comparativa. Sin embargo, en el mundo real no se constata una especialización
total de los países. Es más posible que un país se enfrente a costes de
oportunidad crecientes al producir más unidades de un bien. Por ello, los
economistas posteriores abandonaron el supuesto de los costes constantes de
Ricardo reemplazándolo por un supuesto más realista: los costes marginales
crecientes, es decir, cuando una industria se expande a costa de otras debe
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renunciar a cantidades crecientes de otros productos para obtener cada unidad
adicional del producto que se está expandiendo.

VI. Heckscher – Ohlin.

Es la teoría de Heckscher - Ohlin (Teoría H-O) la que estudia en detalle las


bases de la ventaja comparativa y el efecto que el comercio internacional tiene
sobre los ingresos de la fuerza de trabajo en los países. La teoría H-O se basa en
varios supuestos, entre ellos: rendimientos constantes a escala, utilización de la
misma tecnología, el bien (X) es intensivo en trabajo, el bien (Z) es intensivo en
capital, movilidad perfecta de los factores de producción en cada país, utilización
de todos los recursos y competencia perfecta. Esta teoría explica las razones de
las diferencias de los precios relativos de los bienes y por consiguiente su ventaja
comparativa, con base en la dotación que tenga cada país de los factores de
producción.

«Un país exportará el bien cuya producción exija


el uso intensivo del factor relativamente abundante y de
bajo costo con que cuenta el país e imel bien cuya
producción requiera el uso intensivo del factor
relativamente escaso y costoso de que dispone el
país». Heckscher – Ohlin.

En otras palabras, es la diferencia en la dotación y en los precios relativos de


los factores lo que en última instancia se convertirá en la causa del comercio
internacional. Sin embargo, la teoría H-O deja algunos vacíos en la explicación del
comercio internacional, porque esta teoría se basa en algunos supuestos que no
tienen validez, en especial los que hacen referencia a los rendimientos constantes
a escala y a la competencia perfecta.

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El modelo enfatiza la exportación de bienes que requieren factores de
producción que un país tiene en abundancia. También enfatiza la importación de
bienes que una nación no puede producir de manera tan eficiente. Toma la
posición de que los países idealmente deberían exportar materiales y recursos de
los que tienen un exceso, al tiempo que importan proporcionalmente los recursos
que necesitan.

La teoría de Heckscher-Ohlin explica matemáticamente cómo un país debe


operar y comerciar cuando los recursos están desequilibrados en todo el mundo.
Señala un equilibrio preferido entre dos países, cada uno con sus recursos. Y no
se limita a los productos comercializables. También incorpora otros factores de
producción como la mano de obra. Según el modelo, los costos de la mano de
obra varían de una nación a otra, por lo que los países con mano de obra barata
deberían centrarse principalmente en la producción de bienes intensivos en mano
de obra.

Por ejemplo, si Brazil exportó casi $ 506 millones en dólares


estadounidenses en 2019, en comparación con las importaciones de ese año de
aproximadamente $ 450 millones. Su principal socio de importación y exportación
fue España. Importar de manera casi igual le permitió fabricar y proporcionar sus
exportaciones de manera más eficiente y económica.

El modelo enfatiza los beneficios del comercio internacional y los beneficios


globales para todos cuando cada país hace el mayor esfuerzo para exportar
recursos que son naturalmente abundantes en el país. Todos los países se
benefician cuando importan los recursos que naturalmente les faltan. Debido a que
una nación no tiene que depender únicamente de los mercados internos, puede
aprovechar la demanda elástica. El costo de la mano de obra aumenta y la
productividad marginal disminuye a medida que se desarrollan más países y
mercados emergentes. El comercio internacional permite a los países adaptarse a

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la producción de bienes intensivos en capital, lo que no sería posible si cada país
solo vendiera bienes internamente.

El teorema de H-O postula que un país exportará el bien que utiliza


intensivamente su factor relativamente abundante, e importará el bien que utiliza
intensivamente el factor relativamente escaso. De este modelo se han deducido
otras tres tesis básicas que suponen tres implicaciones para las retribuciones de
los factores y que son:

a) El teorema de la igualación del precio de los factores, a partir de la


demostración de Samuelson a finales de los años cuarenta, según el cual el libre
comercio iguala, no sólo el precio de los productos, sino también el precio de los
factores entre los dos países y de esta forma el comercio sirve como sustituto a la
movilidad internacional de factores.

b) El teorema de Stolper-Samuelson, que postula que un aumento del precio


relativo de uno de los dos bienes aumenta la retribución real del factor utilizado
intensivamente en la producción de ese bien y disminuye la retribución real del
otro factor.

c) El teorema de Rybczynski, que expone que si los precios de los bienes se


mantienen constantes, un aumento en la dotación de un factor causa un aumento
más que proporcional de la producción del bien que utiliza ese factor con relativa
intensidad y una disminución absoluta de la producción del otro bien.

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Conclusiones

La explicación del comercio internacional a través de la ventaja comparativa


implica que el comercio entre países será mayor cuanto mayores sean las
diferencias (en tecnología o en las dotaciones de factores) entre ellos, y explicaría
un comercio de tipo interindustrial, esto es, los países exportarían e importarían
productos pertenecientes a industrias diferentes. Por ejemplo, un país exporta
productos agrarios e importa maquinaria. Por tanto, el propio concepto de ventaja
comparativa no admite la posibilidad de que un país tenga a la vez una ventaja
comparativa en un producto concreto (y que por tanto lo exporte) y una desventaja
(y que lo importe).

Si un producto es más fácil de producir en un país con respecto a otro, ese


país que no lo produce tan fácilmente debería adquirirlo en el país con mayores
ventajas. Ya que así el precio de los productos necesarios para la vida del
trabajador, disminuirán y los salarios podrán bajar, por tanto las utilidades van a
aumentar. Por tanto vemos que David Ricardo está a favor de la importación de
productos en tanto estén a favor de aumentar las utilidades de los productores en
un país.

Gracias a la mejora de la distribución del trabajo y al aumento del tipo de


beneficios, se consiguen mayores satisfacciones. Con esta ventaja comparativa,
cada país produciría en lo que se destaca e importaría el resto de los bienes.
David Ricardo está a favor de la importación de productos si estos aumentarían
las utilidades de los productores del país. El comercio exterior es beneficioso
porque aumenta la cantidad y variedad de bienes y porque incentiva el ahorro y la
acumulación de capital. Además, se crean lazos de intereses entre naciones por el
intercambio.

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Anexos

Figura 1. España debería exportarle quesos a Francia e importar los Croissants.


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Figura 2. Ejemplo de cómo se beneficiarían ambos países si se especializan.


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Bibliografía
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comparativas, ¿o no era de Ricardo? [Página web en línea]. Disponible en:
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