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Prof. Agda. Lic. Nut. Mag. Gabriela Fajardo, Ayud. Lic. Nut. Guillermo Silva
Estimados estudiantes:
En esta clase trabajaremos la transición demográfica, epidemiológica y nutricional, al finalizar la
misma se espera que conozcas el tema y poseas nociones generales sobre la realidad de
nuestro país.
Cordiales saludos.
Gabriela y Guillermo
Nutrición Poblacional
Prof. Agda. Lic. Nut. Mag. Gabriela Fajardo, Ayud. Lic. Nut. Guillermo Silva
Transición demográfica
La Teoría de la Transición o Revolución Demográfica surgió en Europa, a finales del siglo XIX y principios
del XX, en respuesta al interés generado en conocer las tendencias de la población relacionadas a la
disminución de los niveles de mortalidad y sobre todo de fecundidad (Bayarre, Piñero, Menéndez, 2006).
Las primeras aproximaciones fueron realizadas por el demógrafo francés Adolphe Landry en 1909,
analizando la relación de los cambios en las variables demográficas y la productividad del trabajo en
Francia y otros países europeos. En 1929, el demógrafo norteamericano Warren Thompson la llamó
“Evolución Demográfica”, utilizando como variable rectora el crecimiento poblacional. Otro precursor del
estudio del cambio demográfico fue A. M. Carr-Saunders (1936).
Etapa IV: de estabilidad de las TBM y TBN, por lo tanto la tasa de crecimiento de la población tiende a
cero.
Etapa V: La TBM es mayor que la TBN; el crecimiento natural es negativo y el crecimiento total es cercano
o inferior a cero (Bayarre, Piñero, Menéndez, 2006).
Como hemos visto la visión esquemática inicial de la transición demográfica fue enriquecida por nuevas
investigaciones y según diversos autores como Coale (1973), es por ello que puede considerarse que el
concepto es exitoso a pesar de las limitaciones que presenta para interpretar el pasado y predecir el futuro
(Bolaños, 1999).
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 1995), en América Latina y el
Caribe la transición demográfica integra las transformaciones sociales y económicas que han tenido lugar
y es un proceso heterogéneo tanto entre países como dentro de los mismos. Por lo expuesto proponen
una categorización adaptada basada principalmente en los niveles y evolución de las tasas brutas de
natalidad y de mortalidad, que incluye las siguientes etapas:
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Nutrición Poblacional
“Uruguay presenta una transición demográfica avanzada, lo que implica una disminución en el número
de niños, un aumento en cantidad de adultos mayores y una tendencia a la estabilización de su estructura
poblacional. Este proceso es generado por tres fenómenos: el aumento de la expectativa de vida, la
disminución de la mortalidad en todas las edades y la reducción de la fecundidad” (Isabella, Da Silva,
Mascari, s.d).
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Nutrición Poblacional
Según la Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE, 2008), los cambios en las
estructuras por edades y especialmente el avance del proceso de envejecimiento, determinan que la
comparación basada en las tasas de natalidad y mortalidad no logre demostrar diferencias existentes
entre los países, proponiendo adoptar la tasa global de fecundidad y la esperanza de vida al nacer como
indicadores para identificar las etapas de la transición demográfica. Esta segunda mirada sobre el tema,
genera lecturas que presentan leves diferencias pero que también muestran la tendencia al
envejecimiento poblacional y por ende una participación de la población infantil menor (Martínez & Palma,
2016).
Transición epidemiológica
Según Omran (1971) todas las sociedades pasan por tres etapas:
1. De la peste y el hambre: con muy altos niveles de mortalidad, crecimiento nulo de la población y
esperanza de vida 20 y 40 años.
2. De descenso y desaparición de las pandemias: con crisis de mortalidad menos frecuentes,
esperanza de vida entre los 30 y 50 años y una tasa de incremento exponencial.
3. De las enfermedades degenerativas: fuerte caída de los niveles de mortalidad y un consecuente
aumento de la esperanza de vida al nacer que tiende a converger a un máximo de 75 años
En 1986, Olshansky y Ault propusieron una nueva etapa, la de las enfermedades degenerativas tardías,
con un aumento en la esperanza de vida que beneficia a las edades más avanzadas y un retraso en las
edades en que las enfermedades degenerativas causan la muerte. Las enfermedades cardiovasculares
y el cáncer reemplazan a las infecciosas, aunque la neumonía, bronquitis, gripe y algunas enfermedades
víricas siguen siendo problemáticas. Entonces los problemas asociados a las enfermedades crónicas y
degenerativas adquieren protagonismo, y por otra parte, las enfermedades mentales, las adicciones, los
accidentes y los problemas de contaminación empiezan a ser los más prevalentes (Bernabeu-Mestre y
Robles González, 2000).
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Si bien Omran en 1998 reformula su teoría agregando etapas (4. de la declinación de la mortalidad
cardiovascular, el envejecimiento, la modificación de los estilos de vida y las enfermedades emergentes;
5. de la calidad de vida esperada para mediados del siglo XXI) y modelos, no logró el consenso necesario.
El concepto de transición epidemiológica ha sido cuestionado por sus límites teóricos y prácticos
(Mackenbach, 1994; Bolaños, 2000 citado en Di Cesare, 2011), ya que genera cierta ambigüedad su uso,
así como dificultades para localizar temporalmente el comienzo y el fin de la transición, entre otros
(Bolaños, 1999).
Pese a sus limitaciones su utilización permite fijar un punto de referencia desde donde identificar
similitudes, anomalías y excepciones entre diversas realidades (Di Cesare, 2011).
La transición epidemiológica refleja los cambios que tienen lugar en los patrones de morbilidad y
mortalidad de las poblaciones, derivados de las transformaciones demográficas y socioeconómicas
(Martínez & Fernández, 2006), teniendo por tanto una fuerte relación con la transición demográfica (Frenk
y otros, 1991a; Galyin y Kates, 1997 citado en Di Cesare, 2011); a modo de ejemplo, la disminución de
los niveles de mortalidad por enfermedades infecciosas beneficia principalmente a la población más joven,
por lo tanto, por efecto de la transición epidemiológica, este grupo aumenta su sobrevivencia y su peso
en la población. Pero una mayor sobrevivencia expone a factores de riesgo asociados con enfermedades
crónicas degenerativas, aumentando su contribución a la mortalidad global.
Pre transición: en ella presentan mayor prevalencia los problemas ambientales así como las
enfermedades materno infantiles e infecciosas.
Transición: aquí aumentan los factores de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles,
coexistiendo las enfermedades crónicas, las transmisibles y los accidentes.
Post transición: en la que se identifica un predominio de las enfermedades no transmisibles, pero
también existe una alta prevalencia de enfermedades congénitas y metabólicas en niños, así como
problemas de salud mental y
accidentes. Se pasa de perfiles
donde prevalecen las causas
agudas, fundamentalmente
infecciosas – a situaciones en las
que prevalecen enfermedades
no transmisibles, desplazándose
la morbilidad y la mortalidad a los
grupos de edad más avanzada. Fuente: Martínez, R., & Fernández, A. (2006). Modelo de análisis del impacto
social y económico de la desnutrición infantil en América Latina. CEPAL.
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La transición epidemiológica es un proceso dinámico en que se pueden producir retrocesos de una etapa
a la otra, por ejemplo, la reaparición de enfermedades que se consideraban superadas como el cólera, el
dengue, la malaria y la tuberculosis, a este fenómeno se le denomina “contra-transición”.
Ante las objeciones a esta teoría, algunos autores optan por manejar el concepto de transición de la salud
(Caldwell, 1990; Frenk y otros, 1991a; Caselli, 1995; Meslé y Vallin, 2006 citados en Di Cesare, 2011),
donde además se considera la respuesta de la sociedad a la condición de salud. Al igual que la transición
epidemiológica, se refiere a los factores determinantes de la morbilidad y mortalidad de la población y su
cambio en el tiempo, pero también busca explicar los cambios sociales y de comportamiento, y otros de
naturaleza diversa, que han ocurrido paralelos a los cambios epidemiológicos (Caldwell, 1990) y su
relación con la transición de la atención sanitaria. También le suma la transición de riesgos al estudio de
las condiciones de salud de las poblaciones, describiendo los cambios producidos desde riesgos los
tradicionales como el agua contaminada o la falta de higiene en los alimentos a los riesgos modernos,
como la contaminación atmosférica, el transporte y la modificación y/o aparición de nuevos estilos y
modos de vida. No obstante, en la mayoría de los trabajos se utiliza el marco más simple de la transición
epidemiológica con conexiones a los aspectos sociopolíticos y sanitarios.
Transición nutricional
Patrón 1: Colectando comida: esta dieta es rica en hidratos de carbono y fibra pero baja en grasas,
especialmente en grasas saturadas, ya que la proporción de grasas poliinsaturadas de la carne de
los animales salvajes es más alta que en los animales domesticados. Los patrones de actividad son
muy altos, existiendo baja prevalencia de obesidad en poblaciones de cazadores-recolectores.
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En la siguiente imagen es posible identificar la relación entre las transiciones estudiadas hasta el
momento:
Fuente: Herrera, J. S., & Delisle, H. (2006). Globalización, transición nutricional y desarrollo social de los países en vías de
desarrollo. In Nutrición y salud pública: métodos, bases científicas y aplicaciones.
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Al igual que en la transición demográfica y epidemiológica, existe en ALC otra visión de la transición
nutricional, propuesta por Albala C., Olivares S., Salinas J. y Vio F. (2004), que comprende las etapas de:
Fuente: Martínez, R., & Fernández, A. (2006). Modelo de análisis del impacto social y económico de la desnutrición
infantil en América Latina. CEPAL.
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Nutrición Poblacional
Según Martínez & Fernández (2006), para explicar la situación epidemiológica y nutricional de la región
es necesario considerar los cambios bruscos que han sufrido los estilos de vida, relacionados a un
creciente nivel de urbanización. A partir de la década de los años 1950, la proporción de personas pobres
que habitaban las áreas urbanas se incrementó significativamente a nivel global, estimándose que para
el 2025 la situación urbana será la forma más común de residencia en los países más pobres. Cuando la
infraestructura urbana no fue capaz de enfrentar el impacto de dicha migración, surgieron los problemas
sanitarios asociados al colapso de los sistemas de salud, la precariedad habitacional con problemas de
saneamiento ambiental así como de inserción laboral y social. De esta forma se facilitaron las condiciones
para el desarrollo de las enfermedades infecciosas y materno-infantiles de la etapa de pre transición
epidemiológica y la malnutrición por déficit (deficiencias nutricionales y desnutrición) de la pre transición
nutricional. Al mejorar la inserción social y laboral, los estilos de vida sufrieron transformaciones como la
mecanización del trabajo y un cambio en el patrón de alimentación, pasando a ser rico en calorías, lo que
condujo a la malnutrición por exceso sin que desaparezcan la desnutrición y las deficiencias nutricionales
ni tampoco las enfermedades infecciosas y materno infantiles.
Al mejorar la situación económica y envejecer la población, tienden a desaparecer las enfermedades
infecciosas, materno infantiles y la desnutrición, quedando un franco predominio de las enfermedades no
transmisibles y la obesidad, característicos de la etapa de post transición.
Finalizando este tema esperamos que logres identificar los diferentes tipos de transición así como
manejar las características de las etapas que se manejan en ALC.
Es momento entonces de conocer los datos estadísticos que sustentan las afirmaciones
realizadas sobre las etapas de la transición demográfica y epidemiológica por las que transita
Uruguay, así como identificar en qué etapa de la transición nutricional nos encontramos.
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Nutrición Poblacional
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Año 2020
En las últimas décadas, la región de América Latina y el Caribe (ALC) ha sufrido un conjunto de
transformaciones demográficas, epidemiológicas y nutricionales, que han dado lugar a la doble carga de
la malnutrición (FAO, 2006; Freire et al, 2014; Sarmiento et al, 2014; Kroker-Lobos, 2014 citado en
Fernández, Martínez, Carrasco, & Palma, 2017); un fenómeno caracterizado por la coexistencia de
malnutrición por déficit o defecto (déficit de nutrientes y desnutrición) y malnutrición por exceso (sobrepeso
y obesidad).
Abordar el estudio de la malnutrición requiere un enfoque conceptual que permita identificar todas las
dimensiones involucradas en la complejidad del problema, trascendiendo la focalización que
tradicionalmente se realiza en los problemas de malnutrición por déficit, para contemplar también el
problema creciente de la malnutrición por exceso (Fernández, Martínez, Carrasco, & Palma, 2017). Es
momento entonces de profundizar en el perfil alimentario nutricional de la población uruguaya incluyendo
algunos de sus factores determinantes, muchos de los cuales también se vinculan a la transición
demográfica y epidemiológica que transita el país.
Para comenzar es necesario georreferenciar nuestro objeto de estudio, en este sentido, Uruguay se sitúa
al sur de América del Sur, con costa sobre el océano Atlántico, en la margen izquierda del Río de la Plata
y del Uruguay, entre los paralelos 30 y 35 de latitud sur y los meridianos 53 y 58 de longitud oeste. Tiene
un área de 318413km2 y su capital es Montevideo.
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En cuanto a la distribución etaria, de Fuente: INE. (2019). Anuario Estadístico Nacional 2019, 96ª versión
acuerdo a proyecciones del INE, las personas adultas y adultas mayores representan casi las ¾ partes
de la población (72,5%).
Si hacemos referencia a la distribución de la población en el territorio, el INE (2019) estima que casi el
5% vive en zonas rurales. Uruguay es unos de los pocos ejemplos en el mundo de semejante desigual
distribución de la población, a esto se suma que la mitad se asienta en el área metropolitana de la capital,
dominando en el resto la ubicación en el borde del territorio principalmente sur y oeste del país, existiendo
un dramático vacío central que se vincula con la paulatina reducción de la población trabajadora de
establecimientos agropecuarios (Barmaimon, 2016). Existe una diferenciación socioeconómica así como
desigualdades socio territoriales, que se manifiestan a “nivel intra-regional” (entre departamentos) y
especialmente a “nivel intra-departamental”, siendo significativamente menores los niveles de vida en las
ciudades pequeñas. (MVOTMA-DINOT 1998, Veiga y Rivoir 2004, Veiga et al 2012 y 2013, INE 2009
citado en Veiga y Lamschtein, 2015). Las desigualdades sociales, se asocian entre otros factores, al
contexto socioeconómico en que se inserta la población, sea en zonas dinámicas, agroindustriales, de
servicios, en ciudades de tamaño medio o en áreas fronterizas (Veiga y Lamschtein, 2015).
El desarrollo humano es alto, nos encontramos en la posición 55 de entre 189 países, este índice creado
por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, busca cuantificar y combinar los logros en la
dimensión salud (alcanzar vida larga y saludable), en la dimensión educativa (adquirir conocimientos
útiles) y en la dimensión de acceso a recursos (contar con recursos para disfrutar de nivel de vida
decoroso).
Respecto a la salud, 1,2% de los uruguayos no posee cobertura del sistema de atención de salud (INE,
2019), cabe destacar que la implementación del Sistema Nacional de Salud ha sido trascendental para
lograr que el 98,8% si posea cobertura.
Con respecto a la educación de la población adulta, el 44,2% no posee estudios de educación media
básica completos.
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Ahora analizaremos los datos de salud y de enfermedad, para comenzar precisaremos que la expectativa
de vida es de casi 78 años para ambos sexos, siendo las mujeres quienes presentan una mayor
expectativa de vida.
La tasa de natalidad, es decir el número de
nacimientos por cada mil habitantes en un año, en
2018 fue de 11,4/ mil, mientras que el número de
muertes de niños menores de un año por cada
1000 niños nacidos vivos, es decir la tasa de
mortalidad infantil, fue de 6,8/ mil y la tasa bruta
de mortalidad de 9,7/ mil
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Este es el caso de
nuestra población, la
tendencia es progresiva
y la pirámide tiende a
angostarse, en tanto
todos los grupos de edad
van adquiriendo
progresivamente similar
peso porcentual. Como
clara tendencia del
envejecimiento de la
población, los mayores
de 80 años tienen cada
vez mayor peso en la
parte superior de la
pirámide poblacional.
Fuente: Isabella F., I. Da Silva, C. Mascari, MP. (s.f). Escenarios Demográficos Uruguay 2050. Hacia
una Estrategia Nacional de Desarrollo, Uruguay 2050. Serie de divulgación - Volumen III Dirección de
Planificación Oficina de Planeamiento y Presupuesto.
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elevada en sangre, colesterol elevado el 21,5% mientras que 1 de cada 10 jóvenes diabetes y 9%
hipercolesterolemia.
Los datos presentados hasta el momento explican por qué la población uruguaya se encuentra en la etapa
avanzada de la transición demográfica y el período final de la etapa de transición epidemiológica (según
las categorías propuestas por Albala, Olivares, Salinas y Vio, 2004).
Ahora debemos identificar la etapa de la transición nutricional en que se encuentra la población (según
las categorías propuestas por Albala, Olivares, Salinas y Vio (2004) y por tal motivo pasaremos a analizar
la situación de cada uno de los aspectos que hacen al estado nutricional de la población.
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Nutrición Poblacional
Disponibilidad de alimentos
Si bien podrían ser analizados todos los alimentos, solo haremos referencia a la leche y los productos del
mar. La cantidad de leche comercial producida por año se ha incrementado pero el número de tambos
disminuye lo que nos habla de una mayor eficiencia en la producción. Según Florit y Piedracueva (2011),
la matriz clásica del Uruguay se ha visto interrumpida por nuevas estrategias provistas por la
agriculturización del agro, su reorganización productiva y social, pero también del sector empresarial
uruguayo, quienes han debido incorporar nuevos rubros productivos (soja, forestación, fruticultura), que
poseen requerimientos de producción, muy distintos a la clásica producción ganadera. El actual fenómeno
de concentración de la tierra en base a economías de gran escala, repercute en el acceso a tierras de
residentes rurales, quienes en muchos casos deciden vender o arrendar sus tierras pasándose al sector
de rentista o proletario. Al mismo tiempo, el productor que se ve despojado de sus tierras entra a las filas
del proletariado sin calificación, manteniendo como única opción el trabajo rural, en un contexto en el que
aumenta la demanda de mano de obra especializada en el trabajo agrario.
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En cuanto a los productos del mar se aprecia un ligero incremento de los desembarcos y el mayor peso
lo tienen los peces marinos.
Resulta adecuado el suministro de alimentos en nuestro país, con un mínimo nivel de dependencia a
productos importados, siendo dichos rubros fundamentalmente banana, café, té, cacao y yerba mate que
el país no produce o de otros productos que ocasionalmente por condiciones climáticas o económicas se
deben importar.
Con relación a la accesibilidad física, Uruguay cuenta con una red vial nacional de 8729 kilómetros (INE,
2019), que se distribuyen en todo el territorio y sirven a todos los habitantes, lo que significa uno de los
indicadores de accesibilidad más altos de América Latina. A nivel regional la red nacional es de las más
densas y ponderando la red vial con relación a la población y área del país, Uruguay resulta con más
kilómetros de caminos y calles por habitante y unidad de área que los restantes países de Latinoamérica
(excluyendo Jamaica y naciones con superficie menor a 10.000 km2) (Cacciali, Cammarota y Scavone,
2017).
Al analizar el acceso económico a los alimentos, cabe destacar que la prevalencia de hogares indigentes
en el año 2019 ha tenido un importante descenso, siendo hoy la tercera parte que en el año 2011. Cada
1000 hogares 1 no superan el ingreso necesario para cubrir las necesidades básicas alimentarias. La
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estimación de la indigencia a nivel de personas para el total del país señala que de cada 1.000 personas
2 no alcanzan el ingreso mínimo previsto para cubrir las necesidades alimentarias básicas (INE, 2020).
Fuente: INE. (2020). Infografía correspondiente a los datos de Indigencia y Pobreza según el método de ingreso para el año 2019
Según el INE (2020), la prevalencia de la pobreza estimada es de 5,9 por ciento, es decir que cada 1.000
hogares 59 se encuentran por debajo de la línea de pobreza (LP). En cuanto a la proporción de personas
pobres para el año 2019, de cada 1.000
personas, 88 no superan el ingreso mínimo
para cubrir las necesidades básicas
alimentarias y no alimentarias.
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Fuente: Bove, I., & Cerruti, F. (2008). Los alimentos y bebidas en los hogares: ¿Un
factor de protección o de riesgo para la salud y el bienestar de los uruguayos?
Encuesta nacional de gastos e ingresos de los hogares 2005–2006. INE.
Montevideo.
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Consumo de alimentos
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En el nuevo grupo de la ENDIS (2018), el 20% de los niños de 6 a 23 meses tuvo una alimentación que
no alcanzó una diversidad alimentaria mínima (consumo de 4 o más grupos de alimentos el día anterior),
porcentaje que en la primera ronda (ENDIS, 2013) ascendía al 39%, también se apreció un descenso en
el consumo de refrescos y jugos artificiales (18% a 13%). En los mayores de 24 meses solo el 22%
consumió al menos un alimento de cada uno de los grupos recomendados y el 52% consumía refrescos
y jugos azucarados.
Según los primeros resultados del estudio Evaluación del Programa de Alimentación Escolar y monitoreo
del estado nutricional de los niños de escuelas públicas y privadas en Uruguay (2019), la ingesta calórica
media en niños de 4 a 14 años supera un 14,2% los requerimientos energéticos. Del total de niños un
13% presenta un consumo calórico insuficiente (ingesta <90% del requerimiento), mientras que
prácticamente la mitad tiene un aporte energético superior a su requerimiento. Los niños realizan 4
comidas al día, la merienda es el tiempo de comida que más se duplica, un 20% de los niños realiza la
doble merienda, (merienda en el centro educativo y en el hogar), la repetición del desayuno se da
solamente en el 1,6% de los casos y el almuerzo en el 2,2%. El consumo de proteínas resultó excesivo,
triplicando el requerimiento por edad y sexo. En relación con la calidad de las grasas se identificó un
desbalance entre las distintas fracciones de ácidos grasos, con un aporte excesivo de grasas saturadas
y colesterol. También se identificó un elevado consumo de azúcares libres (18,7% de las calorías
consumidas). El 75% de los niños presentaba un consumo de calcio inferior al recomendado; 90%
consumía sodio en forma excesiva y la totalidad de los escolares ingería una cantidad de fibra insuficiente.
Al igual que en los niños, en los adolescentes uruguayos se identifica una inadecuado consumo de
alimentos, de acuerdo a datos de la Segunda Encuesta Mundial de Salud Escolar (2012), el 75,6% no
presentó un consumo recomendado de frutas o verduras, 9,1% comió en restaurantes de comida rápida
3 o más días en la última semana, 71% consumió refrescos en forma diaria y 64% no desayunaba.
Entre los 15 a 64 años, según datos de la 2ª Encuesta nacional de factores de riesgo de enfermedades
no transmisibles, existe un patrón de alimentación que presenta:
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Nutrición Poblacional
• un excesivo consumo de sodio, 1 cada 10 encuestados (14,1%) agregaban sal a las comidas
preparadas siempre o casi siempre. Si se consideran las personas de 25 a 64 años se alcanza
casi al 30% de la población (29.9%).
La alimentación de la
población uruguaya,
según datos el estudio
“Los alimentos y
bebidas en los hogares”
(2008), se caracterizó
por presentar un
excesivo consumo de
grasas,
específicamente de
grasas saturadas, el
consumo de frutas es
menor al recomendado
y por ende la cantidad Fuente: Bove, I., & Cerruti, F. (2008). Los alimentos y bebidas en los hogares: ¿Un factor de protección
o de riesgo para la salud y el bienestar de los uruguayos? Encuesta nacional de gastos e ingresos de
de fibra, además posee los hogares 2005–2006. INE. Montevideo.
Utilización biológica
Con relación a la utilización biológica y sus factores determinantes cabe destacar que en Uruguay el 0,6%
de los hogares poseía los techos o paredes construidas predominantemente con material de desecho o
piso de tierra sin piso ni contrapiso (INE, 2013). Sobre las condiciones sanitarias de los hogares
aproximadamente 6 de cada 100 no contaban con un espacio para cocinar o servicio higiénico, casi 7 de
cada 100 no poseían heladera o freezer para conservar los alimentos y casi 4 de cada 100 no contaban
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con agua potable (INE, 2013), estamos hablando en todos los casos, de hogares con NBI que los exponen
a la pérdida de inocuidad en los alimentos o enfermedades.
Existían 607 asentamientos en todo el país en el año 2018, de los cuales 45 surgieron después de 2011
(Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente MVOTMA, 2018).
Según un estudio realizado en una escuela de la ciudad de Montevideo en el año 2009, se observó una
prevalencia de parasitosis intestinal muy elevada (81%) así mismo, la presencia de poliparasitismo en
51% de los niños pone en evidencia fallas en las diversas medidas de prevención y demuestran la
exposición permanente a ambientes altamente contaminados. La prevalencia de protozoarios de
patogenicidad discutida (32 %) se percibe como muy elevada, si bien estos agentes parecen tener poca
importancia desde el punto de vista clínico, se trata de agentes que significan contaminación con materias
fecales en los alimentos y en el agua de consumo por mecanismos iguales a los utilizados por los parásitos
patógenos. Los resultados encontrados en relación al estado nutricional de los niños muestran que la
población se encuentra en situación crítica en cuanto al crecimiento en las primeras etapas de la vida,
con un retraso en la talla casi seis veces superior al que se podría esperar en una población normal
(Acuña y Álvarez, 2012).
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Nutrición Poblacional
Estabilidad
Los aspectos climáticos son uno de los factores que inciden en el mantenimiento en el tiempo de la
disponibilidad de alimentos, el acceso, el consumo y la utilización biológica, en este sentido en nuestro
país se identifica:
disminución de las temperaturas máximas medias del aire en verano (sin cambios en el resto de
las estaciones).
incremento en las temperaturas mínimas medias del aire a lo largo de todo año.
el régimen de heladas se ha suavizado: el período con heladas es más corto (las heladas
comienzan más tarde, terminan más temprano), hay menos cantidad de días con heladas y las
heladas son menos severas (las temperaturas mínimas absolutas de los días con heladas son
generalmente más altas) (Giménez, Castaño, Baethgen & Lanfranco, 2009).
En la “Encuesta de Alimentación
y Bienestar” (2014), se observó
que casi el 40% de los hogares
presentaba algún grado de
inseguridad alimentaria,
destacándose que 7 de cada 100
hogares percibió inseguridad
alimentario y nutricional (INSAN)
severa. Por otra parte se aprecia
que la prevalencia de INSAN fue
mayor en los hogares integrados
adultos junto a menores de 18
años.
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Estado Nutricional
Hasta ahora hemos conocido y analizado datos sobre aspectos que inciden en el estado nutricional,
pasemos entonces a realizar un análisis por etapas del ciclo de vida.
Durante el año 2018 hubo 40139 nacimientos de los cuales aproximadamente el 84% se produjo en el
rango de edad óptima reproductiva de la mujer aunque en el último tiempo se ha notado un aumento del
número de madres que tiene su primero hijo cercanos a los 30 años lo que se vincula al estilo de vida, a
modo de ejemplo por la inserción laboral y cursar estudios, entre otros.
En el otro extremo, el embarazo adolescente, un embarazo de alto riesgo por los dos procesos biológicos
simultáneos, el pleno empuje de crecimiento y desarrollo tanto de la adolescente como del feto, lo que
conlleva riesgos orgánicos y psicosociales tanto para la madre como para el nuevo ser. En el año 2018
se produjeron 36 nacimientos por 1.000 adolescentes. En las adolescentes menores de 15 años la tasa
fue de 0,6 por 1.000. Cabe recordar que según la OMS la adolescencia es el período que se extiende
desde los 10 hasta los 19 años.
El embarazo es un período crítico en la vida de la mujer. La evidencia científica ha demostrado que el
déficit de peso, la exposición al humo de tabaco y la obesidad son perjudiciales tanto para la salud de la
mujer como para la de su hijo. Según Bove (2012) el déficit de peso en la mujer antes o durante el
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Nutrición Poblacional
embarazo, al igual que el hábito de fumar, se asocia a un mayor riesgo de retardo en el crecimiento, bajo
peso al nacer y mayor mortalidad perinatal (Barros et al., 1995; Godfrey et al., 2001; Lozoff et al., 2006).
El fumar durante el embarazo también está asociado a mayor prevalencia de anemia (Kazal, 2002; Rao
y Georgieff, 2007 citado en Bove, 2012), retraso en el neurodesarrollo (Kiechl-Kohlendorfer et al., 2010;
Rogers, 2009 citado en Bove, 2012) y obesidad infantil (Rolland-Cachera y Péneau, 2011; Oken et al.,
2008; Dunger et al., 2007 citado en Bove, 2012)). La obesidad de la mujer también constituye un factor
de riesgo ya que aumenta la incidencia de algunas patologías durante el embarazo, como diabetes,
hipertensión, preeclampsia y también la proporción de niños con un peso al nacer de 4 kg o más (Hodgson
et al., 1986 citado en Bove, 2012).
En nuestro país existe una mayor fecundidad en los hogares con NBI, con un promedio de 4,47 hijos (INE,
2013).
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La prevalencia de sobrepeso y
obesidad al finalizar el embarazo se
han incrementado desde el año 2003,
mientras que el adelgazamiento ha
tenido un comportamiento opuesto
(MSP, 2014).
El peso promedio al nacer es de 3275g, pero casi 8 de cada 100 niños presentó bajo peso, porcentaje
que aumentó en familias indigentes de acuerdo a un estudio realizado por el INDA (14%). El peso del
nacimiento define las reservas de hierro que perduran hasta los 4 a 6 meses, en el bajo peso, por su
crecimiento acelerado y menor cantidad de hierro corporal la reserva sólo alcanza hasta el segundo mes,
esto significa que de no contemplarse la existencia de menores reservas de hierro puede aumentar la
duración y severidad de infecciones de origen bacteriano, retardar el desarrollo del SNC, alterar la
regulación neurotransmisora, causar alteraciones neurofisiológicas y neuromotoras, con retraso en el
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Nutrición Poblacional
Al analizar el EN en niños de 2 a 6 años, según la segunda ronda de la ENDIS (2018), el bajo peso para
la talla (P/T<-2DS) representó el 0,8% y el retraso de crecimiento (T/E <-2DS) el 5,6% de los casos, de
éstos el 1,1% correspondía a casos donde ese déficit era severo (T/E <-3DS).
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Nutrición Poblacional
La emaciación o bajo peso para la talla, es resultado de la carencia aguda de alimentos, que se agrava
por la presencia repetida de infecciones (UNICEF, 2013). Las cifras halladas representaron menos de la
mitad de lo esperado según la población de referencia OMS 2006 y si bien no representa un problema de
salud pública son situaciones que requieren una estrategia de abordaje específica.
El retraso del crecimiento en el primer tercil de ingresos es cuatro veces más elevado que en el tercero.
En el tercer tercil no se observó ningún caso de emaciación. El exceso de peso (IMC ˃+2 DS) aumenta a
medida que lo hace el tercil de ingresos del hogar.
Según la “Encuesta Nacional sobre Estado Nutricional, Prácticas de Alimentación y Anemia” (2011), la
prevalencia global de anemia entre los niños de 6 a 23 meses participantes fue de 31.5 %. No obstante
esta prevalencia no se distribuyó homogéneamente en los diferentes tramos de edad. En los niños de 6
a 11 meses, la prevalencia fue mayor alcanzando un 41 %. Entre los de 12 a 17 meses la prevalencia fue
de 29 % y en el grupo de 18 a 23 meses fue de 24 %.
Cabe destacar que los niños con mayor prevalencia de anemia fueron aquellos que presentaban: retraso
de talla, madre con menos de 20 años, escolaridad materna inferior a 6 años, gestación de menos de 37
semanas, edad de 6 a 11 meses y pertenecían a servicios de salud del interior. Finalmente, si bien la
prevalencia de anemia fue mayor entre los niños pertenecientes a los quintiles con más bajos ingresos,
también estuvo presente en los de ingreso alto, lo que muestra que el problema afecta a todos los sectores
sociales.
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Nutrición Poblacional
Según el estudio “Evaluación del Programa de Alimentación Escolar y monitoreo del estado nutricional
de los niños de escuelas públicas y privadas en Uruguay” (2019), la malnutrición por exceso fue el
problema nutricional más prevalente en este grupo, entre los niños mayores de 5 años, 4 de cada 10
(39,4%) presentaba sobrepeso (22%) u obesidad (17,4%), mientras que entre los menores de 5 años se
observó una prevalencia de 10,2%.
El retraso de crecimiento se situó en un 2,6% superando en un 0.3% el porcentaje esperado según la
población de referencia OMS 2007 (Interior 2.5%, Montevideo 2.8%).
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Nutrición Poblacional
En los adultos mayores existen muy pocos estudios del estado nutricional a nivel poblacional. En una
investigación realizada en el año 2003 por el APEX y la Udelar, que incluyó 205 ancianos autoválidos
valorados según IMC, se observó que la malnutrición por exceso continuaba siendo el problema de mayor
prevalencia, ya que un 73,3% de los adultos mayores y ancianos presentaba exceso de peso, mientras
3,4% presentaba bajo peso. El 58,1% tenía un índice de masa corporal normal con exceso de grasa, el
12,7% presentaba una alimentación adecuada y el 78,1% presentaba 1 a 3 factores de riesgo para
malnutrición por déficit (dificultades para la masticación, cambios en la alimentación, consumo diario de
alcohol, dos o menos comidas al día, polifarmacia, pérdida de peso y vivir solos entre otros).
Por todo lo expuesto hasta el momento con relación a la transición nutricional y sus factores
determinantes, es posible afirmar que Uruguay se encuentra transitando la etapa de transición
nutricional de acuerdo a las etapas planteadas por Albala, Olivares, Salinas y Vio (2004).
Intentar memorizar todas las cifras contenidas en este tema es prácticamente imposible, no obstante,
como futuro Lic. en Nutrición es indispensable que tengas una noción lo más aproximada posible sobre
los aspectos trabajados. Nadie te exigirá saber un valor exacto, pero deberás tener una idea
aproximada de lo que se ha estudiado.
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