Está en la página 1de 1

2 Dale voz a tu tragedia

No tengas miedo de expresar lo que sientes. Deja que las palabras de David en el Salmo 55 te
muestren cómo acercarte a Dios como consecuencia de una traición.

Mi corazón está dolorido dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor
vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto. [...] Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría
soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él; Sino tú,
hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar [...] Extendió el inicuo sus manos contra los
que estaban en paz con él; Violó su pacto. Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla,
Pero guerra hay en su corazón; Suaviza sus palabras más que el aceite, Mas ellas son espadas
desnudas. (Salmos 55:4, 5, 12, 13, 20, 21)

La honestidad de David sobre su experiencia no es señal de debilidad o la negación de su fe; es


un ejemplo de fe. Encontrar las palabras para expresar tu dolor es importante. Es una forma
crucial de acercarte a Dios.

Expresar tu dolor a Dios te permitirá estar de acuerdo con Él sobre los horrores de la traición.
Todo pecado es una forma de traición. Nuestra traición a Dios es la razón por la que Jesús tuvo
que ir a la cruz. El dolor, la ira, el horror y la incredulidad son reacciones totalmente apropiadas
ante lo que aflige a Dios. Las palabras del Salmo 55 son, por definición, palabras de Dios inspiradas
por su Espíritu. Cuando compartes tu dolor con Dios, concuerdas con Él en que la traición es un
pecado horrendo.

Ya que Jesús experimentó la traición durante su vida en la tierra, estás compartiendo tu dolor
con alguien que lo entiende. Fue rechazado por su familia, sus amigos e incluso sus discípulos.
Cuando ores, recuerda que el Espíritu Santo clama con gemidos indecibles junto a tu clamor ante
Dios (Rom. 8:26-27). Tus plegarias llegan a un oído comprensivo y empático. No estás solo. Y
obviamente, tanto si tu matrimonio sobrevive o no, tendrás que perdonar y librarte de la
amargura. Pero no puedes perdonar una herida que no reconoces tener, – así ni siquiera sabrás lo
que debes perdonar. Sientas las bases para el perdón al ser honesto sobre cómo has sido herido.

También podría gustarte