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OPINIONES COLUMNISTAS

POLÍTICA:

El debate al paramilitarismo
POR: HORACIO BRIEVA
Álvaro Gómez en Soy libre, el libro donde narra su secuestro por el M-19, escribió que no es estético correr
cuando suenan unos disparos. Tampoco lo es, creo, cuando se afronta un debate. De ahí la lluvia de críticas al
expresidente Álvaro Uribe.

En el debate promovido por Iván Cepeda, para mí lo mejor fue el discurso de Antonio Navarro. Dijo cosas que no
le había escuchado a ningún político colombiano: que en 1984 o 1985 arrancó un nuevo ciclo de la violencia
nacional – tal vez más cruel que los anteriores – a partir de la decisión de sectores del Establecimiento de
exterminar a la Unión Patriótica - compuesta en su mayoría por militantes comunistas - por sus vínculos con las
Farc, para lo cual acudieron a la Autodefensas Unidas de Colombia, cuyos principales líderes  - los Castaño -
provenían del cartel de Medellín.

La UP se había lanzado como iniciativa de las Farc en medio de las conversaciones de paz con el gobierno del
presidente Belisario Betancur, y asistí a su presentación pública en Pueblo Bello, Cesar. En la noche, varios
periodistas bebimos aguardiente ‘Tapa Roja’ con el frente guerrillero en una casa a la que llegamos en un Willys
a bordo del cual iba  - imposible olvidarlo - Consuelo Araújonoguera, La Cacica, que animaba ese proceso de
paz e incluso se bajó algunas veces del campero a repartir propaganda del naciente movimiento político.
Increíble, pero cierto.
Decía Navarro que mientras en países como Inglaterra y España la combinación de las formas de lucha se
castigó con la judicialización y la ilegalización de los partidos políticos promotores de la ligazón de lucha armada
con lucha legal, en Colombia la determinación fue el exterminio, y en ese holocausto murieron líderes comunistas
como Manuel Cepeda, el papá de Iván Cepeda. 

Navarro dijo algo igualmente cierto: el paramilitarismo fue un instrumento para aniquilar a la guerrilla, después
que con su semilla -  los Pepes - desbarataron a los carteles de Medellín y Cali, y no puede atribuirse a una sola
persona, en este caso Álvaro Uribe, porque el paramilitarismo involucró a mucha gente.

Expresó Navarro, a manera de conclusión, que en Colombia en materia de generación de violencia nadie está
libre de pecado. “El que lo crea, que tire la primera piedra”, dijo. E invitó al perdón. En efecto: en este país habrá
paz el día que los antiguos enemigos decidan darse un abrazo de reconciliación. Hoy parece quimérico pero ha
sucedido en otras partes.  En España, luego del paso del franquismo a la democracia, ocurrió un suceso
sorprendente en 1978: Manuel Fraga Iribarne, el caudillo de la derecha, llevó a su club social (una especie de
Country Club) a su adversario de la guerra civil, el jefe comunista Santiago Carrillo.  

En días pasados, en un retiro de Emaús, hice esta reflexión: extrañamente, desde sus orígenes, este es un país
cristiano donde se ha matado a nombre de Dios, y el cristianismo exalta, no obstante detestables episodios
pasados como la Inquisición, la paz, el perdón y la reconciliación.  ¿No es hora de que demostremos ese
cristianismo dejando atrás el odio y la guerra?
Dedocracia participativa
POR: TATIANA DANGOND
Una reforma que pretende equilibrar los poderes y realizar un reajuste institucional, pero que le resta
representatividad y participación a las regiones, no es otra cosa que el fortalecimiento del centralismo bogotano
que ha dejado rezagado al resto del país frente a la capital.

Si bien en la teoría del acto legislativo presentado por el Gobierno se propende por darle participación a
departamentos que tradicionalmente no han tenido peso político, al permitir que exista un senador en los
departamentos con menos de 500.000 habitantes, en la práctica la reforma al sistema de partidos políticos solo
genera centralismo y la tradicional rosca que ha reinado en el país durante décadas. Al establecer que la
asignación de curules se dé mediante el sistema de cifra repartidora se genera que el orden y el poder dentro de
los partidos sean determinados por los directorios nacionales que tienen poderes adquiridos desde inicios de los
partidos tradicionales.
De aprobarse esta reforma tendremos un Congreso designado por personajes como Samper, Gaviria, Gaviria
junior y el antiquísimo Gerlein. El sistema de lista cerrada generará que líderes regionales con apoyo del
electorado pero sin suficientes influencias en los directorios nacionales de los partidos sean ubicados en los
últimos puestos de las listas, conllevando a que su oportunidad de llegar al Congreso sea prácticamente nula.

Aunque esta reforma pueda favorecer el fortalecimiento del sistema de partidos políticos, tan degradado y
menospreciado en Colombia, la realidad del país ha demostrado que la centralización del poder y concentración
de las decisiones más importantes del país en determinadas familias ha generado una creciente brecha de
desigualdad entre las regiones y ha fortalecido la inseguridad y la miseria.

Si lo que se pretende es crear mayor unidad al interior de los partidos, se deben impulsar medidas al interior de
estos y no imposiciones de carácter constitucional. Si los costos de las campañas se reducirían con las listas
cerradas, podría mejor implementarse el voto obligatorio entre los ciudadanos, lo que además favorecería la
participación electoral. 

La Región Caribe no puede seguir siendo vista como el paraíso de los votos de maquinaria, donde senadores
que nunca han tenido el menor interés en el progreso de la región compran votos en fila india, y después de
resultar electos se les olvida el apoyo electoral que recibieron. Colombia sí necesita un reajuste institucional,
pero este debe ir encaminado al fin del clientelismo y al fortalecimiento de la democracia más allá del sistema de
partidos políticos, dándole herramientas de una verdadera democracia participativa a líderes locales y a las
diferentes regiones que conforman el país.

¿Para qué vendernos la idea de una democracia participativa en la Constitución del 91 si con cada una de las
reformas con las que cada día la prostituyen, estamos más lejos de lograr la participación de sectores de la
sociedad y regiones del país históricamente marginadas de la toma de decisiones?

No existe la dedocracia participativa, estas reformas que bien podrían resultar favorables en otras democracias,
en Colombia nos deberían causar escozor al fortalecer las raíces del clientelismo y al alejarnos cada vez más del
sistema inclusivo que los políticos tanto pregonan.
Que Uribe y Cepeda se abracen
POR: ALBERTO MARTÍNEZ
Uno quiere ver debates profusos en el Congreso. Y en medio de la coyuntura que atraviesa el país, conocer las
verdades que los actores de la violencia, entre los cuales se cuentan muchos políticos, ocultaron históricamente
para justificar sus actos nobles de Patria.

En la memoria de quienes vivieron otras épocas están los magistrales discursos de los ‘picos de oro’ de la
democracia. Había que alquilar balcones para escuchar a Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán y Luis Carlos
Galán Sarmiento, entre otros pocos.

Después de los días recientes de componendas, turismo y auxilios parlamentarios, la esperanza estaba cifrada
en los nombres que elegimos para esta legislatura. La presunción apuntaba, al menos, a revivir aquellas épocas
inmarcesibles.
La agenda estaba repleta de incentivos: la paz, el perdón, la reparación, el postconflicto.

Pero no. Nuestros congresistas prefirieron la otra orilla.

Lo que nos estamos encontrando, de nuevo, es una pelea de boxeo de barrio, en la que los contrincantes
enfrentan sus vanidades personales, sin mucha técnica que digamos.

En el round número uno vimos al senador Iván Cepeda, con pantaloneta del Polo Democrático, esgrimiendo un
dribling de ataque. De entrada intentó asestar un recto al mentón de Álvaro Uribe para que pagara por sus
“macabras” alianzas con el paramilitarismo. En algún momento Uribe se fue contra las cuerdas, cuando Cepeda
le conectó un gancho de izquierda al recordarle el momento en que su papá armó las primeras alianzas con los
narcotraficantes en la zona rural antioqueña, pero el expresidente forcejeó un poco y luego se sacudió. De
hecho, pidió tiempo y lo dejó lanzando golpes al vacío.

En el segundo round Uribe se vino con todo. Ahora desempolvó a información del computador de uno de los
jefes guerrilleros a los que dijo haber dado de baja en su gobierno. Allí, según dijo, encontró el nombre de
Cepeda y otros políticos de la cuerda del Polo. Al promediar el asalto, ya había ganado confianza y le peleó a
todo el mundo. Al mejor estilo de la niña Tulia, se metió hasta con el presidente de la República, a quien acusó
de estar detrás de la discusión.

Por lo pronto esta pelea callejera terminó en empate. Pero ya viene la revancha. Envalentonado, como en sus
mejores tiempos, Uribe anunció que se irá lanza en ristre contra los miembros de la “farcpolítica” que están
entregando el país a la subversión.

Muchos siguen con morbo la disputa. Si Cepeda y Uribe levantaran la mirada, se darían cuenta, sin embargo,
que ya no quedan muchos espectadores en el coliseo. La mayoría se fue, con su decepción al hombro, a buscar
espectáculos más decentes y más altruistas.

Es que son otros tiempos. Hoy los colombianos estamos haciendo apuestas por la reconciliación y no la
confrontación. Ya no queremos combates sino debates. Nos cansamos de ser un tinglado.

Respetable que cada uno de ellos sea una víctima notable de la violencia. La guerrilla asesinó al papá de Uribe y
la derecha al padre de Cepeda. Eso lo entendemos y lo lamentamos. Pero ahora deberían darse un abrazo y
perdonarse, si ello cabe. Sería un magnífico ejemplo para el país.
Economía:
Colombia en la cuerda floja, Ilusiones o mentiras, lo
mismo da.
POR: CRISTINA DE LA TORRE

La ruidosa fanfarria del Gobierno para hacernos creer que la inversión extranjera y las exportaciones convertirán
a Colombia en potencia económica a la vuelta de la esquina no oculta el nubarrón que se agolpa sobre el
horizonte; por el contrario, será el sector externo el encargado de arrastrarnos al abismo. Así lo demuestra el
economista Mauricio Cabrera en foro de la revista Semana y la Universidad Sergio Arboleda sobre perspectivas
de la economía colombiana para 2013. Resulta que importamos más de lo que exportamos y los extranjeros que
invierten en Colombia se llevan más dinero del que traen o les arrebatan los compradores colombianos a la
industria nacional. De todo ello resulta un nuevo envión de desindustrialización, como asevera la exministra
Marta Lucía Ramírez. Mientras tanto, la Junta Directiva del Banco de la República exhibe desde su olimpo los
laureles del triunfo sobre la inflación. Victoria de pandereta, empotrada sobre el sacrificio del empleo de los
colombianos.
Cabrera estima que el sector externo frenará el crecimiento. No sólo porque caen los precios internacionales de
materias primas y alimentos, sino porque las importaciones se han doblado mientras el volumen de
exportaciones sigue estacionario. La balanza comercial registraba hace un año un déficit que equivale al 5% del
PIB, uno de los mayores del mundo. Y la apertura, ahora potenciada al infinito con los TLC, acentúa la tendencia.
Se ha cuadruplicado la inversión extranjera directa, pero las remesas de utilidades al exterior superan ese monto
de inversión. En 2011, ingresaron 13 mil millones de dólares y se remesaron 14 mil en utilidades de las
empresas foráneas. Los giros de dividendos son mayores que las regalías. Además, aquéllas no crean empresas
nuevas, sino que compran las ya existentes y terminan colonizando el mercado nacional. A lo cual se suma la
proporción creciente de productos importados que los colombianos compramos, gracias también a la revaluación
del peso. Campeona mundial en revaluación, Colombia acusa este golpe letal sobre su industria y su agricultura.
Marta Lucía Ramírez advierte sobre la tendencia a la desindustrialización que ya registra el país. Y critica la
ausencia de estrategia de desarrollo para el sector, que sería pilar de un crecimiento competitivo. Aboga por
crear industrias de nueva generación, como producción de maquinaria y equipos para el sector minero-
energético, y empujar desde allí el desarrollo en otras industrias. Pero la locomotora de ciencia y tecnología no
despega y la inversión con destino al aparato productivo es irrisoria. En viraje sorprendente desde su
reivindicación de la industria desprotegida, barquilla a la deriva en el proceloso mar del libre comercio mundial,
Ramírez no cree que los TLC puedan hoy favorecer las exportaciones de nuestras manufacturas, pues ya otros
países coparon los mercados externos. La apertura indiscriminada del mercado, según Confidencial Colombia (9,
27), es inconveniente: mientras llenamos los requisitos de Corea para recibir nuestro café, pasarán cinco años,
durante los cuales nos inundará el socio de productos electrónicos y perderemos lo logrado en autopartes y
ensamble de automóviles.
Se sabe que el exceso de importaciones y la apertura que las prohíja mantienen baja la inflación, pero destruyen
el aparato productivo y el empleo del país. Sin locomotora industrial, jamás se revertirá la desindustrialización ni
habrá desarrollo. Podrá el Gobierno seguir entonando los cantos de sirena de la década, pero el país tambalea
en la cuerda floja. Y se pregunta si insistir en política tan absurda no configurará traición a la patria.
Columnas de Opinión
Martes 23 septiembre 2014
¿Está haciendo buen uso de su reputación?
Las empresas crecen más rápidamente cuando sus empleados tienen una mejor opinión de su compañía que la
de los clientes, dice Rosa Chun, profesora de la escuela de negocios IMD.
Columnas de Opinión
Miércoles 1 junio 2011
Club de París: para muestra solo hace falta un botón
La negociación con el Club de Paris incorpora un principio fundamental para el manejo de la deuda externa
argentina con criterio nacional.
Columnas de Opinión
Domingo 23 enero 2011
De vuelta a los debates de los 60
Al igual que ahora, en 1964 los europeos también se quejaban de los efectos inflacionarios de la política
monetaria estadounidense. De Gaulle quería volver al patrón oro y en aquella época la diplomacia monetaria
internacional buscaba un sustituto al dólar para las reservas. Se crearon los DEG (derechos especiales de giro
del FMI), pero el intento fracasó completamente. Los DEG nunca llegaron a ser una opción sustitutiva del dólar.
Columnas de Opinión
Domingo 16 enero 2011
Los 80 años de un economista distinto
La originalidad y versatilidad de Gary Becker permitieron acercar a las ciencias económicas importantes
problemas sociales que se encontraban fuera de las fronteras de la economía. Con ochenta años recién
cumplidos, Becker –premio Nobel de Economía 1992– continúa utilizando herramientas del análisis económico
para iluminar aspectos básicos del comportamiento humano en sociedad.
Construyendo en la brecha
La gratuidad sola no alcanza
Columnas de Opinión
Domingo 9 enero 2011
“Un efecto de la actual coyuntura”
La reactivación “en dos velocidades” no es el reflejo de un cambio estructural en el orden económico
internacional.
“Fenómeno que llegó para durar”
Por primera vez en la historia, virtualmente  todos los países pobres o emergentes están creciendo más que los
ricos.
La economía y el vudú de la hipocresía
Por cierto, hubo renovadas afirmaciones en el sentido de que los recortes tributarios llevan a mayores ingresos.
Pero 2010 marcó el nacimiento de un nivel nuevo, aún más profundo de pensamiento mágico: la creencia de que
los déficits creados por las rebajas impositivas simplemente no importan. Es una posición fácil de ridiculizar: si
nunca hay que compensar el costo de los recortes tributarios, ¿por qué no eliminar los impuestos y listo?
Columnas de Opinión
Domingo 19 diciembre 2010
El modelo del éxito
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Lo ultimo
ELOGIOS A LA GESTIÓN OFICIAL.
El suplemento que pagó el Gobierno en el USA Today para defender el modelo
PRESION POR LA DEUDA EN DEFAULT.
El juez Griesa intimó a la Argentina a hacer un último descargo para evitar el "desacato"
QUIEBRA.
Protesta por el cierre de una papelera en Santa Fe
ENCUESTA DE IDEA.
Las Pymes ven una economía en caída
FEDERACIÓN AGRARIA.
Suspenden la elección que iba a definir al sucesor de Eduardo Buzzi
DATOS DEL INDEC.
Según el Gobierno, la economía dejó de crecer en el segundo trimestre
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 El dólar blue sin freno: tocó los $ 16 y cierra a $15,95

¿Qué sistema adoptamos? l Columna de opinión sobre la economía actual


 Publicado por Enrique Colmenares Leith el noviembre 15, 2012 a las 1:30pm
 Ver blog
Después de leer y ver lo que está pasando en el mundo con la economía y los sistemas políticos que conocemos
vigentes en este siglo,  me pregunto qué haremos ya que no conocemos otros.  El supuestamente occidental y
tan cuestionado salvaje capitalismo imperial en que vivimos la mayoría de este lado del mundo, cae
salvajemente desgarrado por la ambición de un pequeño grupo de banqueros e inversionistas, los
“neoliberalistas” una de las etapas más salvajes del capitalismo, que es el sistema actual y que ha provocado la
actual crisis económica mundial, indiferencia, clasismo, pobreza extrema, falta de oportunidades entre otros
desagradables fenómenos de este sistema carroñero, caso de los Estados Unidos de Norteamérica.
 
Por otro lado otro grupo de sujetos, de orígenes humildes, la mayoría  elegidos “democráticamente”, se han dado
cuenta que es un magnifico negocio eternizarse en el poder y lo están logrando bajo la mirada impotente de
pueblos enteros, cambiando las “cartas magnas” para poder reelegirse y con su grupo eternizarse en el poder,
caso de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Argentina en Sur y Centro América.
 
En Europa  está pasando lo mismo con otros matices, países en la desesperación en donde existen resumiendo,
dos problemas económicos: demografía y desocupación. No tienen hijos y los ancianos, poco solidarios, viven
más años, con lo que la pirámide de población es un desastre. Y además, tiene unos mercados laborales
ferozmente rígidos, con alguna excepción, como Reino Unido e Irlanda, dos economías muy tocadas que sin
embargo tiene menos de la mitad de paro (Reino Unido casi un tercio) que España, amén de otros problemas.
 
China un país de 1.300 millones de personas, más de 150 millones siguen viviendo con poco más de un dólar
por día. La sociedad hierve por culpa de la corrupción oficial, pero también a causa de las expropiaciones
forzosas.  En China, cientos de miles de personas perdieron sus casas en los últimos años porque por ese
terreno debía cruzar un tren de alta velocidad, una autopista, una presa o, lo más común, un complejo residencial
de alto nivel. En la mayoría de los casos, los propietarios apenas reciben una mísera compensación. El notable
aumento de los desalojos violentos se debe a la necesidad de los políticos locales de vender el terreno a
promotores inmobiliarios y poder pagar con esa plata los préstamos recibidos por el gobierno central, dilapidados
en inversiones no siempre claras, según revela un informe de Amnistía Internacional. En China, la tierra es
propiedad del Estado, si bien los ciudadanos pueden comprar y vender el derecho de uso durante 70 años, así
como mucho mas injusticias heredadas. La “democracia”, por supuesto, brilla por su ausencia.
 
Ante este triste cuadro mundial, caótico y sombrío y el papel no da para hablar de los árabes y musulmanes, es
que surge en mí la pregunta… ¿Qué sistema, si es que existe otro, es el que nos salvara de este caos?

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