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Adviento Clase Modelo
Adviento Clase Modelo
El momento que vivimos nos tiene que enseñar a mirar al futuro con
Esperanza.
Estamos dentro de una pandemia que nos hace temerosos. Nos obliga a
recluirnos, a la distancia... pero que también nos reinventa. Nos hace valorar lo
que no tenemos y a los que ya no tenemos. Nos abre y nos acerca a los otros
por otros medios.
Una pandemia que nos ha hecho parar ese ritmo vertiginoso de la inmediatez.
De vivir un presente continuo. De tener, querer y conseguir todo al momento.
Nos ha hecho pensar en el futuro. Mirar, vigilar... pues no sabemos cuándo
será el momento. El momento de volver a juntarnos, el momento de una cura...
Nos hace estar esperanzados.
Tenemos muchos motivos para la esperanza y muchos recursos para
transmitirla.
¡Abiertos a la Esperanza!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13,33-37):
"Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. "Pues, así
como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y
dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entro en el arca, y no comprendieron
hasta que vino el diluvio y se los llevo a todos; así será la venida del Hijo del Hombre.
"Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado. "Dos
mujeres estarán moliendo en el molino; una será llevada y la otra será dejada. "Por
tanto, velen (estén alerta), porque no saben en qué día viene su Señor. "Pero
entiendan esto: si el dueño de la casa hubiera sabido a que' hora de la noche iba a
venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa.
"Por eso, también ustedes estén preparados, porque a la hora que no piensan vendrá
el Hijo del Hombre.
Palabra del Señor
Oración
Esperaré a que crezca el árbol y me dé sombra.
Pero abonaré la espera con mis hojas secas.
Esperaré a que brote el manantial y me dé agua.
Pero despejaré mi cauce de memorias enlodadas.
Esperaré a que apunte la aurora y me ilumine.
Pero sacudiré mi noche de postraciones y sudarios.
Esperaré a que llegue lo que no sé y me sorprenda.
Pero vaciaré mi casa de todo lo enquistado.
Y al abonar el árbol, despejar el cauce,
Sacudir la noche y vaciar la casa,
La tierra y el lamento se abrirán a la esperanza.