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Martínez-Jiménez 1

Miguel Martínez Jiménez


ITESM.
Doctorado en Estudios Humanísticos
Ciencia y Cultura.

“TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CON FIBROMIALGIA” :


PODER Y EXCLUSIÓN EN EL DISCURSO BIOMÉDICO

Miguel Martínez Jiménez.


m.martinez.phd.mty@itesm.mx
miguelmtzj@gmail.com

Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.

Resumen: Las ciencias biomédicas no han logrado establecer con claridad la


etiología ni el tratamiento eficaz de un síndrome tan complejo como la fibromialgia.
El discurso médico suele plantear la importancia de abordajes multidisciplinarios y
de dirigirse al paciente como un ente biopsicosocial. Sin embargo, el análisis del
discurso en la comunicación de la ciencia revela que ante la pretendida
cooperación se asoma una jerarquía que excluye paradigmas ajenos al biomédico
y desestima tratamientos distintos al farmacológico. Tal es el caso del ejemplo que
se muestra en el presente trabajo, y que forma parte de una investigación más
amplia en torno a la fibromialgia desde los estudios humanísticos, en el que se
analizan los elementos discursivos de exclusión en el discurso relevantes para los
interesados en los procesos de comunicación de la ciencia.

Palabras clave: fibromialgia, análisis del discurso, comunicación de la ciencia,


exclusión, poder.
Abstract: Biomedical sciences have failed to establish the etiology and effective
treatment of a disease as complex as fibromyalgia. Medical speech often raises
the importance of multidisciplinary approaches and addressing the patient as a
biopsychosocial entity. However, discourse analysis on science communication
reveals that behind the alleged collaboration there lies a hierarchy that excludes
paradigms different to the biomedical and a dismissal of other than
pharmacological treatments. Such is the case of the example shown in this paper
that is part of a larger research on fibromyalgia from the humanistic studies, which
examines the discursive elements of exclusion, relevant to those interested in
processes of Science communication.

Key words: fibromyalgia, discourse analysis, science communication, exclusion,


power.
Martínez-Jiménez 2

1. Introducción.

La fibromialgia es un padecimiento que, como objeto de estudio, lleva al


límite el paradigma de la medicina contemporánea y su campo de acción. Se trata
de una compleja entidad clínico-semiológica de la que no se conoce una etiología
específica y que se caracteriza por dolor crónico y difuso, en ausencia de
anormalidad estructural o inflamatoria de orden muscular o esquelético, presente
en once de los dieciocho puntos sensibles establecidos, y acompañado por una
constelación de síntomas que van desde la fatiga y los trastornos del sueño y del
humor, hasta dolor de cabeza, depresión, ansiedad, entre otros (Goldenberg,
1995)
La paradoja es una afrenta clara: el gran avance de las ciencias biomédicas
y el de la tecnología, características de nuestro tiempo, no ha sido suficiente para
describir y explicar las causas de un padecimiento que afecta a un número
considerable de sujetos, en su mayoría mujeres. Diversas publicaciones científicas
han proliferado en los últimos años con la intención de afinar posturas 1 y de
brindar información más o menos uniforme tanto a legos como a expertos. Un
ejemplo de ello lo constituye el artículo de difusión analizado en el presente
trabajo, que forma parte de una investigación doctoral sobre la fibromialgia a partir
de los estudios humanísticos.
El análisis del discurso del texto científico, visto como práctica semiótico-
discursiva, ofrece un marco metodológico apropiado para develar los mecanismos
del poder y la exclusión implícitos en la perspectiva biomédica sobre el cuerpo
humano y sus padecimientos, así como las paradojas a las que se enfrentan las
disciplinas médicas cuando el abordaje de los padecimientos complejos que
estudia es limitado por su propio paradigma.

1.1 El corpus.

1
La autenticidad de la fibromialgia como entidad clínica y la validez de su diagnóstico siguen siendo
debatidas en ciertas esferas aunque hay una tendencia más o menos homogénea que pugna por alinear los
discursos científicos en torno al tema, sobre todo en textos divulgativos y de difusión.
Martínez-Jiménez 3

Para el presente análisis, se escogió un artículo de difusión científica, es


decir, un texto dirigido a especialistas médicos en la revista Dolor , clínica y
terapia: Revista Mexicana de Algología, en su versión electrónica2, titulado
“Tratamiento del dolor en pacientes con fibromialgia”, y escrito por Angélica Peña
Ayala, reumatóloga e investigadora del Departamento de Reumatología del
Instituto Nacional de Rehabilitación y Rolando Espinosa Morales, médico
internista, reumatólogo y jefe del Departamento de Reumatología del mismo
instituto al momento de la publicación. El artículo se imprimió en dicha revista en el
año 2007. Cabe señalar que dicha publicación comenzó en 2004 y el último
ejemplar se imprimió en septiembre de 2009 3. También fue homenajeada dentro
del marco del  Premio Iberoamericano en Honor a la Excelencia y la Calidad
Editorial Científica, con la medalla Honoris Causa del período 2006-2007. 4

2. Marco teórico.

2.1 El artículo científico como práctica semiótico- discursiva.

Haidar (2006) establece a la “práctica semiótico-discursiva” como nueva


unidad para el análisis, por encima de elementos aislados como el lenguaje, el
discurso, el habla, el texto, etc., y propone con ello una alternativa integral y
transdisciplinaria. Para esta autora, un artículo científico es una unidad de este
tipo ya que cuenta con las siguientes características: a) es un conjunto
transoracional en el cual funcionan reglas sintéticas, semánticas y pragmáticas, b)
cuenta con reglas de cohesión y coherencia 5, c) implica condiciones de

2
Para la elaboración del presente trabajo, se accedió al artículo mencionado a través de la base de datos
Intramed.
3
Fuente: Sistema Regional de Información en línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe,
España y Portugal: www.latindex.com
4
Fuente: www.imbiomed.com
5
“Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que el gran problema de la presentación de cualquier producto
científico, tesis, informes, ensayos, libros, artículos, etcétera, se debe al no manejo de las reglas de la
coherencia y de la cohesión del discurso escrito, en otras palabras a una presencia debilitada de la
competencia de la escritura. Estas reglas, como las anteriores, son automáticas, y se presentan con mayor
flexibilidad en la dimensión oral canónica, pero desde la escritura la complejidad es mayor. En otras palabras,
no se encuentra un manejo adecuado de todas estas reglas, y el discurso científico, así como cualquier otro
discurso escrito, presenta problemas desde la redacción hasta la organización y demás dificultades
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producción, circulación y recepción, d) materializa los cambios socio-cultural-


histórico-políticos, y e) contiene varias materialidades y funcionamientos, de los
cuales, para efectos del análisis en este trabajo, se tomarán en cuenta sólo dos: el
poder y la retórica6.

2.2 La argumentación y conocimiento en la ciencia: ¿demostrar o convencer?

Haidar (2006) señala que “la argumentación es un procedimiento por el cual


un sujeto, o un grupo de sujetos intentan persuadir a un auditorio para que adopte
determinada posición, recurriendo a argumentos que buscan demostrar la validez
de lo propuesto” (p. 296). Para Vignaux (citado en Haidar, 2006, p. 298) la
separación entre los mecanismos persuasivos de la argumentación por un lado y
los discursos lógicos formales de la ciencia del lado de la demostración,
representa una división artificial puesto que los textos científicos también tienen
aspectos argumentativos.
“La demostración científica exige pruebas” (Haidar, 2006, p. 120), sin
embargo, cuando estas tienen un carácter ambigüo manifiesto bien se puede
recurrir (como de hecho se hace en muchos casos) a la argumentación, para
convencer al auditorio sobre una determinada postura. Por ejemplo, la medicina
contemporánea encara no pocos padecimientos que escapan a su comprensión
debido a la estrechez de los paradigmas con las que ésta opera sobre ellos. Por
ello, en esas ocasiones le resulta necesario utilizar herramientas y mecanismos
argumentativos que hagan verosímiles sus proposiciones y mantengan la
ostentación de verdad científica que se necesita en su campo.
Para Van Dijk (2002), “la verdad es una declaración que los miembros de
una comunidad epistémica aceptan como correspondiente a aquello que ven como
hechos” (p.6). Estas comunidades epistémicas albergan ciertos criterios por medio
relacionadas con la ausencia parcial o total de esta competencia en los sujetos” (Haidar, 2006. p. 76)

6
Haidar menciona la materialidad estético-retórica (p. 89) justificando que se hayan puesto juntas en una
materialidad, desde una perspectiva transdisciplinaria. La autora señala que lo estético-retórico está en todas
las prácticas semiótico-discursivas de distintos modos y maneras, y son funcionamientos ejemplares en los
ámbitos de lo político, de lo jurídico, de lo religioso” (p. 90). Yo añadiría “de lo científico”, en el caso particular
de la retórica. De ahí que se opte por separar lo que la autora ha integrado y se coloque el énfasis en los
elementos de la argumentación, como veremos más adelante.
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de los cuales evalúan las ideas como creencias o como conocimiento válido. Este
autor señala que si se atiende a la definición platónica de conocimiento como
“creencia verdadera justificada”, dicha justificación no es una noción universal o
general, sino “una noción socio-cultural que implica criterios de conocimiento, tales
como la observación directa, tipos de fuentes (discursos de otros), así como las
deducciones consideradas fidedignas (seguras) en esa comunidad” (p.6) y este
autor brinda una definición de conocimiento “ como las creencias compartidas de
una comunidad epistémica, que satisfacen el criterio de conocimiento de esa
comunidad” (p.7).
Dado que las ciencias biomédicas buscan alcanzar criterios de verdad,
intentan convencer a miembros de su comunidad sobre la validez o la importancia
de ciertos tratamientos por encima de otros a través de sus publicaciones.
Perelman-Tyteca (citado en Haidar, 2006) menciona que en el convencer se
utilizan los caminos racionales, a diferencia del acto de persuadir (p. 302). Los
criterios de la razón, científicamente validados por otros (diferentes estudios, citas
de artículos publicados en otras revistas indexadas), son usados para convencer
al auditorio de la validez misma de aquello que se expone.
Se debe recordar que el texto analizado está dirigido a la comunidad
científica, en particular a especialistas en medicina relacionados con el tema del
dolor y a los interesados en la clínica de la fibromialgia, situación que conviene
resaltar ya que “toda argumentación está determinada por el auditorio al cual está
destinada y su forma, en particular, por la naturaleza de éste” (Haidar, 2006,
p.299). La argumentación está constituida por “premisas compartidas, por
opiniones admitidas y no por verdades demostradas” (p. 296). En un tema como el
de la fibromialgia, donde las paradojas de la medicina exhiben sus límites de
abordaje, el asunto de las verdades compartidas exhibe ambigüedades que
ofrecen varias líneas de interpretación y cuestionamiento.

2.2.1 Estructura y gramática argumentativa


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Sobre la estructura argumentativa, Lo Cascio (1998) señala que en el


cuadro argumentativo se pueden encontrar dos componentes o conjuntos
indisociables (pp. 43-44):

a) El marco, “que concierne a las situaciones pragmáticas en las que se


desarrolla la argumentación” (p. 43) y que está constituido por temas,
autores, objetivos, tiempo y espacio, situaciones culturales, introducción,
etc.
b) El núcleo fundamental, “la composición efectiva de la argumentación
propiamente dicha” (p. 44), compuesto por la gramática de la
argumentación, sus categorías, su naturaleza, las tesis, los argumentos, las
reglas generales, las formas lingüísticas, etc.

Al respecto de la valoración, este autor señala que esta fase se encuentra


ligada a la clasificación y análisis de las formas de argumentación, manipulación,
persuasión, etc. En dicha fase se valora si los datos son fiables y pertinentes para
las tesis defendidas, si en la persuasión o el convencimiento actúan otros factores
externos como el miedo, el prestigio, entre otros, así como las estrategias
lingüísticas que se eligen, tales como el orden en los elementos de la
argumentación (pp. 44-45).

En consecuencia, el procedimiento de valoración se compone de dos fases:

a. Una concerniente a la calidad del razonamiento y, por tanto, a la


validez, sea de los argumentos, sea de las reglas generales adoptadas para
justificar el paso de una serie de datos a las conclusiones, tesis y opiniones
propuestas, coherencia de la estructura, etc.
b. Otra que atañe a la calidad del comportamiento, las condiciones
externas, la conducta. Es decir, la capacidad de juzgar cómo un acto
argumentativo se desarrolla desde el punto de vista de la coherencia de los
protagonistas, de la atmósfera, de las condiciones externas, de las emociones, etc.
(Lo Cascio, 1998, p. 45)

En el análisis argumentativo, se encuentran los indicadores de fuerza, que para


Lo Cascio (1998) son “exponentes lingüísticos que sirven para conectar los
enunciados y para indicar su papel dentro de un discurso” (p. 199). Se pueden
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identificar entre varios tipos, como los justificadores, o que introducen un dato
(puesto que, porque, de hecho, y la prueba es que, dado que, etc.) , aquellos que
introducen una contraopinión, o alternantes (sin embargo, no obstante, etc. ), los
garantes o que introducen la fuente y la autoridad (como dice, de acuerdo a,
según…, etc.) o aquellos que introducen las tesis o conclusiones propiamente (por
consiguiente, por lo tanto, por lo cual, etc. ), entre otros. (Lo Cascio, 1998, pp. 203-
204).

2.3 Poder.

“Las prácticas semiótico-discursivas constituyen una modalidad específica


de funcionamiento del poder y adquieren una importancia fundamental en el
ejercicio de la hegemonía, en la producción del consenso” (Haidar, 2006. p. 323).
Así, la ciencia misma ha ganado un lugar privilegiado por encima de otras formas
de conocimiento. Dentro de la misma ciencia, varias son las disciplinas que se
disputan el lugar hegemónico, tanto a nivel epistemológico, como en cuestión de
prestigio.
Foucault (1973) señala tres formas de exclusión: aquella en torno a lo
prohibido, a la oposición razón-locura, y a la oposición entre lo verdadero y lo falso
(pp. 11-19). Esta última puede ser analizada desde una perspectiva histórica y
además logra apreciarse en el discurso científico.
Para este autor, la “voluntad de verdad, como los otros sistemas de
exclusión, se apoya en un soporte institucional: está a la vez reforzada y
acompañada por una densa serie de prácticas como la pedagogía, como el
sistema de libros, la edición, las bibliotecas…” (p. 18). Este autor también demarca
otros procedimientos de control del discurso, esta vez tratándose de
procedimientos internos, “puesto que son los discursos mismos los que ejercen su
propio control” (p.21). Para él

Una disciplina se define por un ámbito de objetos, un conjunto de métodos, un


corpus de preposiciones consideradas como verdaderas, un juego de reglas y de
definiciones, de técnicas y de instrumentos: todo esto constituye una especie de
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sistema anónimo a disposición de quien quiera o de quien pueda servirse de él,


sin que su sentido o su validez estén ligados a aquel que se ha concentrado con
ser el inventor. (Focault, 1973, p. 27).

Entre las disciplinas científicas, la medicina se ha consolidado en las


últimas décadas, más allá de los parámetros que la ubican como una ciencia 7, en
su papel como controladora de discursos en torno a lo verdadero y lo falso, pero
sobre todo en tanto a su constitución como árbitro entre errores y verdades. 8
Acceder al campo de lo verdadero sólo puede hacerse en tanto que se obedecen
las reglas establecidas por una “policía discursiva” (Foucault, 1973, p.31). Esto es
manifiesto en los textos científicos publicados por el cuerpo académico de
determinada disciplina.
Para Foucault (1973) existe otro tercer grupo de procedimientos de control
de discursos, que trata precisamente de establecer sus condiciones de utilización,
y de implantar reglas y formas de acceso a los mismos (p.32). Aquí juegan un
papel fundamental las llamadas “sociedades de discursos, cuyo cometido es
conservar o producir discursos, pero para hacerlos circular en un espacio cerrado,
distribuyéndolos nada más que según reglas estrictas y sin que los detentadores
sean desposeídos de la función de distribución” (p. 34).
Las sociedades de discurso de las que habla el autor, encuentran un
ejemplo, claro y delimitado, en los cuerpos académicos que se reúnen para
establecer normas de publicación en torno a los abordajes médicos para ciertos
padecimientos, es decir, el campo de difusión, divulgación y circulación del
discurso médico, como el caso que nos ocupa , pues “la disciplina es un principio
de control de la producción de discurso” (Foucault, 1973, p. 31).
La medicina concibe al cuerpo humano como un organismo seccionado,
fragmentado en distintos objetos de estudio para las distintas especialidades
médicas. En esta labor, los especialistas se vuelven expertos en áreas específicas
7
El presente marco teórico no representa el espacio adecuado para profundizar sobre los debates
relacionados con las condiciones de la medicina que la ubican entre las ciencias, las artes o las tecnologías,
sin embargo, dicha situación se abordará de manera implícita en el trabajo. Para una reflexión en torno al
tema, se puede consultar a Gadamer, H.G (1996).
8
“La medicina no está constituida por el total de cuanto puede decirse de cierto sobre la enfermedad”
(Foucault, 1973, p. 28), sino en su búsqueda de criterios válidos, para una discriminación entre lo verdadero y
el error.
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del cuerpo de sus pacientes, excluyendo a éstos del saber sobre su propio cuerpo,
y dejando de lado la experiencia corpórea de la que ellos dan cuenta, así como
toda subjetividad ajena al rigor científico que detentan.
Chauvenet (1989) señala que a lo largo de la historia de la medicina, las
diversas definiciones de enfermedad dan cuenta de una dicotomía entre
naturaleza y sujeto, donde este último se ve sometido a las leyes naturales
externas a su control. El médico, conocedor y dominador de estas leyes, actúa
también desde el exterior. En dicho texto, esta autora señala que:

La dicotomía naturaleza-sujeto, ya presente en Hipócrates, es el fundamento de la


medicina occidental como ciencia específica. Es su fundamento como ciencia en el
sentido en que se niega al sujeto enfermo el derecho de conocer su enfermedad,
debiendo someterse a una mirada exterior. La exterioridad de esta mirada, y por
ende, su tratamiento, fundamenta el doble estatus del especialista y del científico.
(p.25).

Por cuestiones de control y administración, (gestión de los cuerpos y poder,


diría Chauvenet) el sujeto es excluido de su cuerpo por la ciencia. Todas aquellas
disciplinas que de hecho incluyen al sujeto en su experiencia corpórea, son
desdeñadas como pseudociencias o charlatanería. El psicoanálisis, las
perspectivas fenomenológicas y ciertas corrientes en psicología no tienen lugar en
la orientación tecnocientífica que impera en las ciencias biomédicas y en su
control sobre los cuerpos. El sujeto dueño de su padecimiento estorba a la hora de
medir y cuantificar.
Dentro del paradigma positivista, la medida ha pasado de ser la forma en la
que las ciencias se legitiman, a ser la finalidad de sus discursos. “Sólo ella permite
dar a una disciplina el estatus de científica. La verificación vivencial del sujeto,
entre otras, no es admitida, sino antes bien rechazada como anticientífica”
(Chauvenet, 1989. p. 28). El discurso científico implícito en el campo de las
ciencias de la vida está orientado a describir y explicar fenómenos u objetos de
estudio de manera rigurosa, meticulosa y objetiva, a través de sus mediciones. El
problema comienza cuando se trata de aplicar estos parámetros a un cuerpo que
es subjetivo, caprichoso, erótico. La medicina, en su papel de disciplina científica,
no puede incluir en su discurso aspectos subjetivos que van en contra de sus
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propios planteamientos o que simplemente no tienen cabida en sus rígidos


métodos, aunque estos sean aspectos fundamentales y constitutivos de sus
objetos de estudio.
El paciente queda aislado de un discurso que no comprende y que lo
separa de la experiencia de su propio cuerpo, éste ahora fragmentado y advenido
objeto de estudio. “El discurso médico en tanto científico, es inaccesible al
enfermo” (Chauvenet, 1989. p. 48) y son los especialistas, trabajando bajo estos
mecanismos de poder y exclusión, quienes manipulan, deciden y gestionan no
sólo los medios que consideran adecuados para el bienestar del paciente (que en
muchas ocasiones resultan contraproducentes), sino lo que es válido en términos
de ciencia.

3. Análisis del texto.

El artículo está dividido en seis apartados, que consisten en una pequeña


introducción, y cinco subtítulos: Manifestaciones clínicas, Impacto de la
enfermedad, Etiopatogenia, Tratamiento (el más importante, puesto que es el que
da el título al artículo y que se divide en dos partes: Tratamiento no farmacológico
y Tratamiento farmacológico), y Conclusiones.
También hay una imagen con la figura de dos cuerpos femeninos, uno de
frente y el otro de espaldas, que ilustran los dieciocho puntos dolorosos o “de
gatillo” de la fibromialgia, y dos tablas que esquematizan tanto los factores
relacionados en su etiopatogenia, como los efectos de los diferentes grupos de
medicamentos sobre los síntomas del padecimiento.

3.1 Lo excluido

¿Qué es lo que se excluye en el discurso?

a) En primer lugar se excluye a los pacientes, quienes no tienen acceso a


estos discursos del saber, en los que se describen y discuten las mejores
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alternativas sobre su propio cuerpo. Con ello no se pretende argumentar que


sea necesario incluir la subjetividad de los afligidos en los textos de difusión
científica, sino destacar una vez más que las ciencias biomédicas operan bajo
la escisión cartesiana entre sujeto-objeto, que cobra un matiz particular en la
separación sujeto-cuerpo.
b) La otra forma de exclusión responde a lo que Foucault (1973)
denomina las “sociedades de discurso” (Foucault, 1973, p.32) en donde
ciertas agrupaciones pueden decidir sobre lo que es válido y lo que no lo es, y
donde el derecho de réplica no es posible. En el artículo en cuestión se
seleccionan sólo tres tipos de abordaje no farmacológico, como se analizará a
continuación, poniendo en evidencia que “la verdad es una declaración que los
miembros de una comunidad epistémica aceptan como correspondiente a
aquello que ven como hechos” ( Van Dijk, 2002, p.6). Se argumenta a favor de
un tipo de tratamiento sobre el resto de posibilidades, con base en la validez
científica, por encima del margen de error que pueda existir, puesto que el
ensayo-error es una parte constitutiva de dicho modelo.

3.2 Tratamiento farmacológico vs. No farmacológico.

Aunque el artículo hace hincapié en la naturaleza multifactorial del


padecimiento y afirma que se debe apuntar a un tratamiento multidisciplinario, la
sobrevaloración del tratamiento biomédico, es decir, “científico”, se expresa en
cada uno de los apartados principalmente a través de la farmacología, utilizando
los indicadores de fuerza que Lo Cascio (1998) describe como parte de la
gramática de la argumentación.
El apartado de nombre “Tratamiento”, los autores Peña, A., y Espinosa R.
(2007), sostienen de manera explícita que:

 “El tratamiento eficaz de la FM depende de la correcta utilización de


los diversos agentes farmacológicos disponibles, aunado a otras
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modalidades como: apoyo psicológico o psiquiátrico, terapia


ocupacional y ejercicio físico” , y
 “La atención multidisciplinaria es la que ha demostrado mayor
eficacia para disminuir la sintomatología y mejorar la calidad de vida,
sobre todo a mediano y largo plazo” (p.7).

Estos enunciados no aclaran en qué consistiría la correcta utilización de los


fármacos y destacan la superioridad que se le adjudica al abordaje farmacológico
por encima de las otras formas de tratamiento.
Siguiendo las mismas ideas con respecto al tratamiento, los autores
señalan que:

Es importante evitar crear falsas expectativas y desilusión, tanto por parte del
paciente como del médico en caso de que los síntomas no disminuyan. Hasta
que no se conozcan mejor los mecanismos intrínsecos de la enfermedad, será
necesario el uso de terapia multimodal para mejorar el dolor, así como la
administración de fármacos usados para ayudar en los trastornos de sueño,
problemas del estado anímico, de memoria y la fatiga. (p.7)

Esta advertencia da lugar a una pregunta:¿Cómo prescindir de falsas


expectativas si de antemano se devalúan los abordajes ajenos al tratamiento
farmacológico, mientras que al mismo tiempo se acepta (más adelante en el texto)
que este último no representa ninguna garantía y sí que puede acarrear consigo
otros síntomas molestos?
En el subapartado “Tratamiento no farmacológico” se enlistan el ejercicio, la
psicoterapia y la terapia alternativa. Sin embargo, al terminar la descripción de
cada una de las tres opciones, se desdeñan resaltando sus “deficiencias” por
medio de mecanismos argumentativos.
En el siguiente desglose, se analizan las formas en las que se argumentan
dichas imperfecciones, siguiendo los esquemas de Lo Cascio (1998):

a) Al mencionar el ejercicio como tratamiento, se señala que “la


prescripción y la intensidad de un programa de ejercicio, son
básicamente empíricos, ya que no existen guías personalizadas” (7). El
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indicador ya que es utilizado para introducir un argumento o un dato, a


manera de justificador (Lo Cascio, 1998, pp. 203-205). En ese sentido,
el argumento establecido es la inexistencia de guías personalizadas
para la aplicación de programas de ejercicios para cada paciente en
particular.
b) En cuanto a la psicoterapia, se concluye que “produce una mejoría
secundaria… aunque parece se9r que este efecto es sólo a corto plazo”.
En este apartado, se introduce un indicador de reserva, o relativizador
(Lo Cascio, 1998, p.204. La reserva implica la duda acerca de los
resultados del estudio que los autores citan, el cual indica que la
psicoterapia “produce una mejoría secundaria en el estado funcional y
en la calidad de vida” (p.7). Al citar un estudio anterior, el mecanismo
argumentativo de acuerdo a Lo Cascio (1998) es el indicador de fuerza
garante, o de la autoridad, imprescindible en los discursos académicos y
científicos. Éste es un artificio retórico que permite dejar a la vista la
postura de los autores, apoyándola en trabajos científicos previos. Así,
el subapartado sobre la psicoterapia comienza con un “Está
comprobado que” la mejoría obtenida es secundaria. Resulta evidente
cómo se recalca el papel circunstancial de la psicoterapia ante la
pretendida superioridad del abordaje biomédico, en tanto científico, pero
sobre todo a través del papel que la prescripción de fármacos juega en
la atención a la fibromialgia.
c) Al final de la lista se encuentras las terapias alternativas, entre las
cuales sólo se menciona la acupuntura y se destaca el hecho de que
sus resultados son sólo un efecto placebo, “como lo han demostrado ya
algunos estudios controlados” (p. 7). Nuevamente, es la mirada de la
ciencia la que juzga abordajes que no operan desde su paradigma, con
indicadores de fuerza de tipo garante que apelan a la autoridad
científica. Al desestimar este tipo de abordaje, no sólo se está
devaluando al tratamiento ajeno al modelo positivista sino también a la

9
Las cursivas son nuestras.
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medicina no occidental. Además, se excluyen del texto otro tipo de


terapias alternativas.

La perspectiva médico-científica, a través de su cuerpo académico visible


en publicaciones indexadas, actúa como una “policía discursiva” (Foucault, 1973,
p.31) excluyendo aquellos discursos que no caben dentro de los parámetros
científicos de la medida, la objetivación y el reconocimiento de las disciplinas que
detentan el poder.10
Más adelante en el texto, los autores señalan que “el éxito en el
tratamiento farmacológico puede conseguirse comenzando con dosis muy bajas,
para luego ir incrementándolas hasta lograr el efecto terapéutico deseado, o bien,
hasta que aparezcan efectos secundarios inaceptables” (Peña, A., y Espinosa, R. ,
2007, pp 7-8). En otras palabras, el tratamiento farmacológico se basa en un
tanteo o sondeo empírico por parte del médico, en un acto de ensayo y error que
se mide con base en las reacciones del paciente. Admitir que el efecto deseado
llega hasta que aparezcan efectos inaceptables, es admitir la gran deficiencia de
un modelo que al mismo tiempo se presenta como el de mayor rango.
En todo caso, el programa de ejercicios físicos mencionado antes también
tiene una base empírica singular, adaptable a cada paciente, hecho por el cual los
autores lo desdeñan aunque de éste no se conozcan efectos secundarios que
pudiesen considerarse inaceptables para el paciente. ¿Cuál es el mensaje que se
lee en estas frases? ¿Cuál es el sentido de mencionar estas alternativas, si se
descalifican sus resultados a priori?
Si el artículo destaca la importancia del tratamiento multidisciplinario, en el
que se tome en cuenta la condición de ser humano como “ente bio-psico-social”, el
hecho es que la única alternativa que se describe como adecuada y conveniente
en tanto científicamente válida es la farmacológica, pero sin ofrecerle al interesado
en el tema alguna garantía sobre su eficacia superior. “El objetivo del tratamiento

10
Es posible que algunos pacientes encuentren mayor alivio a sus molestos síntomas al acudir a un
acupunturista, por ejemplo, que al someterse a las prescripciones de fármacos que generan los efectos
secundarios conocidos. Sin embargo, parece ser que aceptar este hecho resulta inaceptable en el lenguaje de
las ciencias biomédicas, puesto que ello implicaría ceder el poder sobre los tratamientos.
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es el alivio sintomático, no la cura de la enfermedad” ¿No es esa también la


prioridad de un programa de ejercicios físicos?
El tratamiento con fármacos también puede presentar un efecto de mejora
a corto plazo. Cabe mencionar también que los efectos secundarios molestos que
genera la ingesta de medicamentos producen nuevos malestares o síntomas que
pueden alejar al paciente del estado de bienestar anhelado.
Por otro lado, la “validez científica” del tratamiento farmacológico no impide
que se trate de un mero cálculo que depende muchas veces de circunstancias
poco objetivas como la experiencia del médico, la disponibilidad del paciente o las
variables del mercado. A fin de cuentas, si la fibromialgia no tiene cura
propiamente, los esfuerzos se orientan a un alivio de su sintomatología. En esa
línea, tanto la farmacología, como la acupuntura, el ejercicio y las psicoterapias, se
encuentran al mismo nivel.
El discurso de la medicina no obedece solamente a los intereses de la
ciencia y su obsesión por la validez de lo verdadero sobre el error. El mercado,
representado por el abordaje “científicamente válido” de los fármacos, se deja
asomar en un tejido de palabras e imágenes que exhiben su posición de ventaja.
Las marcas de medicamentos en las páginas del texto, anunciando Dorixina y
Loxonin, ponen de manifiesto algunos intereses detrás del discurso científico.
En “Tratamiento farmacológico” (p. 7) se mencionan los tipos de
medicamento útiles para la sintomatología de la fibromialgia. Dicha lista está
compuesta por:

 Analgésicos simples: de los cuales se menciona que “los individuos


con sintomatología severa no responden a los analgésicos simples y
requieren por lo tanto intervenciones más agresivas” (p.8). Resulta
muy interesante para efectos de un análisis del discurso, el uso del
adjetivo “agresivo” para las intervenciones de éste y otros tipos. La
agresión constituye un término común en la medicina relacionado
también a las metáforas bélicas que abundan es sus discursos 11.
11
Para una mayor reflexión al respecto de las metáforas bélicas en la enfermedad, se puede revisar Sontag,
S. (1996).
Martínez-Jiménez 16

Agresión, según la Real Academia Española, es el “acto de acometer


a alguien para matarlo, herirlo o hacerle daño” 12. Se admite pues,
que detrás del tratamiento farmacológico, y como consecuencia del
mismo, se encuentra el acto de infligir un daño al paciente, aunque la
intención aparente sea la de brindarle un tipo de remedio. No cabe
duda que algunos analgésicos son eficientes y que su uso genera
cierto alivio, pero es un hecho también que la proliferación de
intervenciones cada vez más “agresivas” origina nuevos malestares
que atender.
 Analgésicos de acción central. Aquí se indica que el tramadol, un
opioide, “inicialmente debe administrarse a dosis bajas, con
incrementos graduales y lentos para evitar náuseas y mareos, que
generalmente se asocian a dosis más altas”. Tras una advertencia
acerca de la controversia sobre el uso de opioides en tratamientos
para el dolor, se concluye que es decisión del paciente y del médico
optar por ellos, teniendo en cuenta las condiciones y el contexto de
adicción que rodea a este tipo de analgésicos. Los beneficios de
estos fármacos se justifican por medio de indicadores de tipo
garante, con base en estudios e investigaciones científicas avaladas.
 Terapia analgésica adyuvante: que no consiste más que en la
administración de antidepresivos tricíclicos con acción analgésica.
Esto debido a la asociación de los síntomas dolorosos de la
fibromialgia con los padecimientos de orden anímico. Así, siguiendo
el dicho popular, “se matan dos pájaros de un solo tiro”, aunque se
advierte que los efectos benéficos obtenidos se dan “en diferentes
grados”. Este tipo de fármaco es el más valorado por el artículo
puesto que abarca un mayor número de síntomas con una sola
acción.

12
www.rae.es
Martínez-Jiménez 17

Al terminar este listado, los autores insisten en que “la clave está en
buscar ayuda profesional que incluya un procedimiento multidisciplinario para el
manejo y tratamiento de la enfermedad” (p. 9). Nuevamente, la pregunta que nos
planteamos anteriormente tiene lugar.
Como ya se mencionó, al final de las páginas 5,7 y 9 se anuncian las
marcas de los analgésicos DORIXINA y LOXONIN. ¿Patrocinio y recomendación?
Los procesos de exclusión están sujetos al poder no sólo de la ciencia, sino
también del mercado, los intereses económicos de las grandes empresas
farmacéuticas, pero sobre todo, al servicio de una cultura en donde se exigen las
soluciones rápidas y la depuración del sufrimiento a cualquier costo. Nuestra
cultura hedonista, donde se alienta a obtener lo mejor en tanto uno lo merece,
exige la eliminación instantánea del dolor, sin perder el tiempo en la búsqueda de
sentidos y significados, para lo cual el abordaje farmacológico parece ofrecer
siempre la pastilla “mágica” adecuada.
En “Impacto de la enfermedad” (p.6), los autores señalan el efecto
económico y laboral que constituye uno de los aspectos más problemáticos de la
fibromialgia en nuestros día. Al respecto: “Henriksson y sus colaboradores notaron
que las labores diarias les toman más tiempo a los individuos con FM , es decir,
necesitan más tiempo para iniciarlas por la mañana y requieren periodos extra de
reposo durante el día” , y también se añade que “los pacientes tienen que realizar
diversas adaptaciones en sus actividades cotidianas para disminuir la experiencia
dolorosa, lo cual tiene un impacto negativo en las funciones laborales y no
laborales” (p.7). Los fármacos ofrecen la posibilidad de readaptar al sujeto al orden
de la productividad. Disminuyendo, aletargando o eliminando el síntoma, el
paciente puede seguir con sus actividades cotidianas, y seguir siendo útil a la
sociedad a la que pertenece. Eso en tanto que no se trate de un padecimiento tan
complejo como la fibromialgia, donde los síntomas se niegan a ceder tan
fácilmente, y donde las intervenciones farmacológicas llevan consigo resultados
agresivos.

3.3 La imagen
Martínez-Jiménez 18

Por último, y a nivel semiótico, el texto cuenta con una ilustración que da
elementos interesantes para el análisis. En la figura 1 del artículo (p. 6) se aprecia
la imagen de un cuerpo femenino, de frente y por detrás, que muestra los
dieciocho puntos dolorosos que constituyen el síntoma principal de la fibromialgia,
y que forman parte del modelo a seguir para diagnosticarla: si el médico detecta
por lo menos once de estos dieciocho puntos dolorosos al hacer presión con los
dedos o manos directamente en estas áreas, y el paciente manifiesta una historia
de dolor difuso por más de tres meses, el diagnóstico tiene lugar.
Se ha mencionado varias veces que la prevalencia es mayor en mujeres que
en hombres, por lo que parece obvio que la mayoría de las imágenes que ilustran
y exhiben estos dieciocho puntos en los textos académicos y divulgativos sean
cuerpos femeninos. Sin embargo, no hay que olvidar que el padecimiento no es
exclusivo y que dichas imágenes ayudan a catalogar a la fibromialgia como un
síndrome típico de la mujer.13

4. Conclusión.

El artículo en cuestión exhibe las paradojas de una disciplina que es


presa de la estrechez de su propio paradigma y de los discursos de poder que le
anteceden, y que le son internos o externos según operen en relación a sus
intereses instituciones o los de la economía que la sustenta.
La frase con la que concluye el artículo, un lugar común, es esencial: “El
tratamiento exitoso de estos pacientes es posible cuando se toma en cuenta que
el ser humano se desarrolla en tres esferas: bio-psico-social” (Peña, A. y Espinosa
R. , 2007, p. 10). Mientras se afirma de forma explícita la condición multifactorial
del padecimiento y la correlativa necesidad de abordajes multidisciplinarios en el
tratamiento, se apela al modelo farmacológico y solamente se recomienda
acompañarlo con ejercicio físico y psicoterapia, alternativas secundarias, no sin
13
Asimismo, el erotismo es sublimado: además de que las figuras muestran cuerpos femeninos desnudos y
estilizados, los puntos excitables al dolor estén directamente asociados con zonas erógenas tales como el
cuello, los senos y los glúteos.
Martínez-Jiménez 19

antes hacer aclaraciones sobre los supuestos beneficios deficientes de estos


últimos abordajes.
El artificio holista del ente bio-psico-social resulta útil como respuesta
alternativa al dualismo estrecho que ha predominado en las ciencias de la vida, y
en la clínica en particular, pero termina siendo también una perspectiva
reduccionista. En todo caso, el ser humano se desenvuelve en múltiples esferas,
lo lingüístico, lo estético, lo histórico, lo ético, lo político, etc., y encasillar todo en
sólo tres ámbitos implica concebir al sujeto como un ser individual y global
(adjetivo característico de nuestros tiempos), en lugar de detenidamente estudiar
estos diferentes aspectos que lo constituyen (Flores; 2006, 65).
Existen intereses diversos detrás de los mecanismos de exclusión que el
discurso de las ciencias utiliza en sus argumentos. La ciencia está revestida del
prestigio que brinda el poseer los criterios sobre lo verdadero y lo falso, mas
cuando se enfrenta a problemas complejos las paradojas de su paradigma se
hacen evidentes, como en la fibromialgia, con la que se admite no tener las
respuestas sobre su etiología pero se promociona un único tratamiento válido ante
el cual los demás abordajes siempre serán secundarios.
En el caso de la fibromialgia, el abordaje basado en fármacos muestra
grandes lagunas y deficiencias, las cuales son disminuidas por medio de
mecanismos retóricos y develan la existencia de intereses ajenos a ideas que la
ciencia defiende, como la verdad y el conocimiento, y que están más cerca del
mercado, el poder de los grandes laboratorios farmacéuticos y la medicina
administrativa e institucional. Es importante analizar estos pliegues y paradojas a
las que se enfrentan la ciencia en general, y particularmente las ciencias
biomédicas, para entender el propio funcionamiento de la cultura contemporánea
que otorga significados al dolor humano.
Martínez-Jiménez 20

Bibliografía.

Chauvenet, A. (1989) Biología y gestión de los cuerpos. En Achard, P. (et al).


Discurso biológico y orden social. México: Patria.

Flores, D. (2006). (Triste) Situación de la psicología. Monterrey : Privada.

Gadamer, H.G (1996). El estado oculto de la salud. Barcelona: Gedisa.


Haidar, J. (2006). Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los
argumentos. México: UNAM.

Goldenberg, D. (1995). Fibromyalgia: why such controversy? . Annals of the


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Lo Cascio, V. ( 1998). Gramática de la argumentación. Madrid: Alianza Editorial.

Peña, A., y Espinosa R. (2007 marzo-abril) Tratamiento del dolor en pacientes con
fibromialgia. Dolor, Clínica y Terapia. Revista Mexicana de Algología, 5, 3,
5-10. Disponible en Intramed, base de datos: http //: www.intramed.net.

Sontag, S. (1996). La enfermedad y sus metáforas y El sida y sus metáforas.


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Van Dijk, T. (2002 enero-junio). Conocimiento, elaboración del discurso y


educación. Escribanía , 8, 5-22. Disponible en Discurso en Sociedad,
página web de Teun van Dijk. http//: www.discursos.org.

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