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Primera Acepción Del Principio de Polaridad
Primera Acepción Del Principio de Polaridad
S5,000
S3
S2
S1
S0 S10,000
Figura 1.1 Solución salina. Diez mil y un vasos con una partícula
de sal adicional en cada subsiguiente vaso, excepto en el vaso S0.
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subsiguiente vaso, que mostramos en la figura 1.1, de
modo que al primer vaso, S0, no se le ha vertido nada de
sal, al segundo, S1, se le ha vertido una partícula, al
tercero, S2, dos partículas, al cuarto, S 3, tres partículas, y
así hasta el último al que se le ha vertido diez mil
partículas de sal. Al grupo de vasos que se le ha vertido
sal, por su contenido, le llamamos vasos con solución
salina. Como al vaso S0 no se le ha vertido nada de sal, se
podría afirmar entonces que ahí hay ausencia de esa
solución.
Dice El Kybalión, acerca del principio de polaridad
en su primera acepción, que «[…] los opuestos son
idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado […]».
Sobre la base de este enunciado podemos señalar
acerca de lo mostrado en la figura 1.1 lo siguiente:
Misma Regulador
naturaleza de grado
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Hacia el opuesto
de menor grado
Figura 1.2 Representación del principio de polaridad en su primera
acepción según El Kybalion.
Más sal
Solución
salina Salero
Menos sal
S15,000
S10,004
S10,003
S10,002
S10,001 S20,000
Figura 1.4 Solución salina. Diez mil vasos con una
partícula de sal adicional en cada subsiguiente vaso
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Parecen ejemplos bastante obvios, y un tanto
absurdos, al mostrar tanta cantidad de vasos
conteniendo solución salina, sin embargo:
S500,000
S3
S2
S1
S0 S1’000,000
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plantearnos otra pregunta: ¿En qué vaso termina el
desabrido y en qué otro empieza el salado? No habría
forma de precisar porque los grados que hemos utilizado
para diferenciar cada vaso son tan diminutos, casi
imperceptibles entre uno y el de su lado, que nos
llevarían a zonas bastante ambiguas, como si se
confundieran o traslaparan. Podría decirse que los
términos son relativos.
Si en vez de verter sal hubiésemos vertido
partículas, granitos o gramos de azúcar, hubiéramos
obtenido una solución azucarada, de modo que toda la
exposición anterior, exactamente igual, se hubiera
referido a esa solución, y no a la salina, con tan solo
haber cambiado el prefijo S (de sal) por el de A (de
azúcar), y así, a los opuestos los habríamos llamado
desabrido y dulce.
Algo similar ocurre con el imán. Si imagináramos
un imán en forma de barra encontraremos en ambos
extremos a los polos opuestos. Si lo partimos en dos
comprobaremos que cada parte contendrá también sus
dos polos opuestos, el Norte y el Sur. Y si vamos más allá
aun, y lográramos dividir al imán en miles de pedacitos,
comprobaremos que cada uno, que viene a ser una parte
del todo, haría las veces de un todo, a pesar de que no lo
es, al encontrar a su vez en sus extremos a ese par de
opuestos. Si las subdivisiones pueden ser ilimitadas, con
la misma lógica podríamos deducir que nuestro imán no
era original porque es posible que también fuera parte de
una magnetita enorme extraída de una mina. ¿Entonces
cuáles son los límites? Otro hecho observable que vale la
pena mencionar es que la intensidad de atracción del
imán se encuentra relacionada con su tamaño. A mayor
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tamaño, mayor intensidad, a menor tamaño, menor
intensidad. O de otro modo, a mayor tamaño, mayor
grado de separación, a menor tamaño, menor grado de
separación entre los opuestos, tal como los grupos de
solución salina que podrían extraerse del total mostrado
en la figura 1.5.
Del mismo modo podríamos hablar del principio
de la vida visto como un gran viaje que empieza con el
nacimiento y termina con la muerte. Nacimiento y
muerte son opuestos porque se encuentran en los
extremos de la vida, y los grados de separación entre
ambos podrían ser medidos con el crecimiento, o con el
tiempo, en años, meses, semanas días horas e incluso
minutos. Pero cada gran viaje se puede descomponer, o
componer, de cientos y de miles de viajes de menor
escala, como los viajes de cada día, desde que nos
levantamos hasta que nos acostamos, o como los viajes
propiamente dicho, partida y regreso pasando por la
llegada, o como el de los estudios, aprendizajes y
experiencias. Cada uno de estos viajes contiene su par de
opuestos: el inicio y el final. Visto de ese modo, la
subdivisión del gran viaje en viajes de menor escala
parece no tener límites, tal como la subdivisión del imán
o del conjunto de nuestra solución salina, con la
diferencia de que estos viajes, nuestros viajes, se van
enriqueciendo toda vez que el final de uno viene a
representar el comienzo del otro.
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Figura 1.6 Representación del principio de polaridad de la Vida en
su primera acepción según El Kybalion.
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Figura 1.7 Concepto científico del color
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Figura 1.8 Espectro de la luz visible por el ojo humano
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Bajo estas premisas, ¿deberíamos cambiar al blanco
y negro por el violeta y el rojo a nuestro piso de
mosaicos?
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negros representa a la luz y a la oscuridad, al día y la
noche, al bien y al mal.
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ahí, pero sin manifestarse. El blanco entonces debe
representar a lo conocido, a lo manifestado, en cambio el
negro a lo desconocido, a lo misterioso y a lo no
manifestado.
Somos la luz del mundo? Ojala fuera posible, ¿por
el reflejo?
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En el siguiente capítulo trataremos acerca de la
segunda acepción del principio de polaridad.
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