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Sonreír
Sonreír
de las partes más pequeñas de nuestra anatomía: la boca. La cavidad oral está
compuesta a su vez, de muchas otras partes cada una con sus características
y funciones propias, que trabajan de forma conjunta. Es lo que se conoce como
anatomía dental. Pero ¿te has parado a pensar qué papel cumplen
exactamente nuestros dientes, para qué sirven o si sabrías diferenciar cada
una de las piezas de nuestra dentadura?
El diente tiene una parte visible y otra que no lo es. La parte visible en la boca
está formada por la corona, que es dura y fuerte. Luego está el esmalte, la
dentina y el cemento que también son sustancias duras y la parte blanda,
que constituye la pulpa dentaria.
La Corona
Cuando abrimos la boca, lo que se ve es la corona. La forma de esa corona
es lo que determina la función del diente. Es decir, las piezas más afiladas
sirven para cortar el alimento y las más planas son para moler la comida que
entra en la boca.
Esmalte
Es la parte externa del diente y el tejido más duro de nuestro
organismo, gracias a la hidroxiapatita, el mineral más duro del cuerpo
humano. Pero a pesar de su dureza, es muy frágil y debe cuidarse porque no
se regenera. El esmalte es traslúcido e insensible al dolor, ya que no tiene
terminaciones nerviosas.
Raíz
Es la parte del diente que se inserta en el hueso y forma las dos terceras
partes de la pieza dental. No es visible porque se encuentra por debajo de la
línea de la encía. Cada diente puede tener entre una y tres
raíces dependiendo del tipo de pieza dental.
Dentina
Es la capa del diente que está justo debajo del esmalte y la responsable del
color del diente. Tiene varias propiedades, como la dureza, permeabilidad,
radiopacidad, traslucidez, elasticidad y, como ya hemos señalado, el color. Es
muy sensible a las temperaturas.
Pulpa
Debajo de la dentina se encuentra la pulpa. Está formada por un tejido blando y
suave que contiene el sistema nervioso y los vasos sanguíneos. Su
principal función es proporcionar vitalidad al diente y, como protector,
responde a estímulos como la temperatura, (frío o calor), presión o al dolor
cuando se produce una caries.
Borde de la encía
Es la línea que hay entre los dientes y las encías. Esta mucosa protege
nuestros dientes de posibles microorganismo o bacterias que habitan en
nuestra boca. El color de las encías indica el estado de salud de nuestra boca.
Lo ideal es que presenten un color rosáceo pálido.
Función masticadora. Es la encargada de los dientes
molares principalmente.
Función fonética y estética. Los dientes caninos e
incisivos son los encargados de estas dos finalidades.
Los incisivos
Son los dientes que más enseñamos cuando sonreímos. Están formados por
un total de 8 piezas dentales; los incisivos frontales con dos superiores y dos
inferiores y los incisivos laterales, con 2 piezas arriba y dos abajo. Tienen
bordes afilados en forma cónica y una sola raíz. Su principal función es la
de cortar los alimentos para facilitar el masticado por parte del resto de
dientes antes de ser tragados.
Los dientes incisivos son los primeros que erupcionan en nuestra boca durante
el primer año de vida.
Los caninos
Se utilizan para desgarrar los alimentos que no pueden ser fácilmente cortados
por los incisivos. Estos dientes tienen forma puntiaguda y se les conoce
popularmente como colmillos. Tenemos 2 en el maxilar superior y otros dos
en el inferior o mandíbula.
Los premolares
Situados en la parte intermedia de la boca, delante de los molares y detrás de
los caninos. Estos dientes tienen dos cúspides puntiagudas en su
superficie de masticación. Su función es la de aplastar y triturar los
alimentos. Hay un total de 8 premolares repartidos 4 en la parte superior y
otros 4 en al maxilar inferior.
Los molares
Conocidos comúnmente como muelas, son las piezas dentales más grandes
que tenemos en la boca. Se encuentran situados en la parte posterior de la
boca, divididos en dos bloques de seis dientes, en la parte superior y en el
maxilar inferior.
Estos dientes se encargan de triturar y moler el alimento en pequeños
trozos para que podamos digerirlo fácilmente. Para ello tienen en su
superficie varias cúspides anchas. Pueden llegar a tener hasta cuatro raíces
cada uno de los molares.