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Devocional 30

La Santidad conviene a su casa.


El Salmo 93:5 dice: Tus testimonios son muy firmes; la santidad
conviene a tu casa, oh Jehová, por los siglos y para siempre.
Dios dice de sí mismo que Él habita en la Santidad. (Isaías 57:15)

¿Por qué dice el Salmo 93:5 que la santidad conviene a tu casa? Dios le
enseño a su pueblo que debían vivir en santidad para honrarlo a Él, también
para que la bendición de Dios sobre su vida no tuviera estorbos y nada
obstruyera el fluir de su misericordia. La falta de santidad siempre va a
provocar separación o ruptura de nuestra relación con Dios.
Cuando el rey Salomón oró a Dios después de edificar el templo, dijo:
Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los
cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿Cuánto menos esta casa que yo
he edificado? 1 Reyes 8:27
Salomón tenía muy claro que la Presencia de Dios no la puede
contener un edificio hecho por manos humanas; pero es tan grande su
amor, que envió a su Hijo a morir y resucitar para darnos salvación; que
implica libertad, restauración, vida eterna, sanidad, limpieza de pecados y el
derecho de ser convertidos en hijos de Dios. Al ascender el Señor Jesús al
cielo, no iba a dejar solo a su pueblo, sino que envió al Espíritu Santo, que
es el Espíritu de Dios. La Biblia nos enseña que al entregar nuestra vida
al Señor Jesucristo somos convertidos en templo del Espíritu Santo.
El Señor Jesucristo dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi
Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada (casa) con él. (Juan
14:23)

El Señor Jesucristo dice en Juan 10:30: Yo y el Padre uno somos. En Juan


13:20 El Señor Jesús dijo: ….El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí;
y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Juan 15:26 dice: Pero
cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de
verdad, el cual procede del Padre, Él dará testimonio acerca de mí.
Dios Padre y El Señor Jesucristo son uno y El Espíritu Santo procede
del Padre. Por lo tanto la santidad es importantísima.
En Hebreos 12:14 dice que sin santidad nadie verá al Señor.

Una vez entendido esto, vayamos al enfoque central de este estudio;


¿Por qué nos enseña el Salmo que vivir en santidad nos conviene? Leamos
el Salmo 97:10-11: Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; Él guarda las
almas de sus santos; de mano de los impíos los libra.

Todos sin excepción queremos recibir la protección de nuestro Dios,


pero vivir sin santidad obstruye esta bendición tan grande.

Una vida en santidad empieza en nuestra mente, corazón y se


refleja en nuestras palabras, emociones y acciones; por esto debemos cuidar
al máximo lo que vemos, escuchamos, los lugares que visitamos y lo que
nos permitimos pensar.

Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.


1 Tesalonicenses 4:7

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