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LA RESPUESTA DE DIOS A MIS PETICIONES PARTE 2

Frente a las diferentes situaciones que pasamos, nuestra mejor acción es


buscar a Dios, solicitar no sólo su ayuda, sino su dirección, debemos poner
nuestras necesidades ante Él y esperar que nos responda. Pero, como hijos de
Dios debemos confiar en que Él dirige todas las cosas de acuerdo con sus
propósitos, y estos son para nuestra bendición. El profeta Habacuc había
puesto una situación en manos de Dios (Habacuc 1), y le llegó su respuesta.

Habuc 2:2-4: “Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en


tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un
tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo,
porque sin duda vendrá, no tardará. He aquí que aquel cuya alma no es recta,
se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”.

Según lo dicho a Habacuc, la respuesta de Dios se da aunque a veces se


pueda tardar (según nuestro criterio) para hacerse efectiva, pero se da, de ahí
la importancia de tener presente dicha respuesta, lo mejor es escribirla, para
orar y apropiarse de ella, teniendo fe y paciencia.

Esta respuesta a Habacuc se dio en forma de visión, y lo que Dios le indica


acerca de ella se puede desglosar en tres aspectos: Una instrucción, una
recomendación, una condición.

La instrucción consistió en plasmar la visión en una tabla (“Escribe la visión, y


declárala en tablas“). A Habacuc se le pide grabar su mensaje en tablas, el
medio común de escritura en Babilonia. Era costumbre plasmar en tablas
mensajes importantes (Isaías 8:1), y Dios lo había indicado, así lo dicho o lo
determinado quedaba para la posteridad. Las tablas estaban hechas de barro
(que cuando era horneado se volvía como piedra), de marfil o de madera. Esas
tablas serían recordatorios duraderos de que la palabra de Dios se cumpliría al
fin; algo similar sucede en otros pasajes:

Apocalipsis 1:19: “Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han
de ser después de estas”.

En esto pueden vislumbrarse dos propósitos: uno es afirmar lo que se vio, pues
al escribir la visión, es decir, la respuesta de Dios, se está reforzando
mentalmente lo que Dios ha dicho, y segundo, al ponerla en tablas es para que
dure, para que sea fácilmente recordada después, puesta por escrito porque su
cumplimiento pertenece al futuro.

Isaías 30.8. “Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de
ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero,
eternamente y para siempre”.
Es decir, Dios da una respuesta y quiere que la entendamos y la recordemos,
además de que sea reconocida, el que lea la tabla correrá a contar lo que leyó
porque es una muestra de que Dios ha respondido.

La recomendación que Dios le da a Habacuc es que esperara (“aunque


tardare, espéralo”), que tuviera paciencia. La visión que tuvo Habacuc
mostraba lo que Dios iba a hacer para responder la queja del profeta, pero no
había sido resuelta, tardaría un poco. Así son, en muchas ocasiones, las
respuestas de Dios, en el tiempo de él, y nos corresponde a nosotros esperar
con paciencia, lo que para nosotros es tardanza para Dios no lo es, Él hace las
cosas a su tiempo:

2 Pedro 3:9 “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por
tardanza, sinon que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. Aunque
específicamente este pasaje habla del día del Señor, puede asumirse que en
Dios las cosas son así,Él hace las cosas cuando convienen, no cuando
queremos.

Ahora bien, debemos reconocer que no es fácil ser pacientes, sobretodo si


hemos pedido algo a Dios respecto a alguna situación difícil o apremiante, pero
con el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23) y su Palabra satisfacemos esa
recomendación de Dios.

Salmos 130:5-6: “Esperé yo en Jehová; esperó mi alma, en su palabra he


esperado. Mi alma espera en Jehová más que los centinelas la mañana, más
que los vigilantes la mañana”.

Con respecto a la condición que se podría identificar, dice el texto “el justo por
su fe vivirá”, es decir que la respuesta de Dios tiene como condición la fe,
aquella que me permite ver las cosas que todavía no son como si ya lo fueran
(Heb 11:1). Así, para ver las respuestas de Dios se espera que haya fe, esa
confianza plena en Dios que lleva a confiar en Él aunque no entendamos sus
acciones y su obra. Es decir, Todo se reduce a la fe.

El término hebreo usado en este pasaje es emuná (‫ )אֱ מֻ נָה‬entendido como


firmeza, seguridad; fidelidad, fe, entre otras. Este término da a entender al
mismo tiempo las ideas de lealtad y firme confianza. El justo actúa con fidelidad
a Dios y permanece firme hasta ver cumplidas en su vida las respuestas y las
promesas de Dios.

Es interesante considerar, que la expresión “el justo por su fe vivirá” podría


entenderse de dos formas:

Por un lado, podría ser que a los justos se les promete la vida por su
inquebrantable fidelidad a la palabra y a la voluntad de Dios, o quien ha sido
justificado por la fe podrá gozar del don de la vida que viene de Dios, al estilo
de Romanos 1:17 “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y
para fe, como está escrito: Mas el justo por sla fe vivirá”.

Por otro lado, dicha expresión podría tomarse como un estilo de vida, si he sido
justificado, vivo por fe, mi vida está enfocada no en las acciones que yo mis mo
pueda realizar sino en la fe de que Dios obrará en mi vida, y eso lo creo por fe,
Gálatas 3:11-12 “Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es
evidente porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dce:El
que hiciere estas cosas vivirá por ellas”.

De todas formas, Dios no deja a sus hijos en la desesperación; por eso la fe de


Habacuc en Dios es justificada cuando Dios responde a su inquietud. Esto
significa que Dios toma en consideración las preguntas y las quejas honestas.
Pero de hecho, Dios se moverá en su propio tiempo y según su voluntad.

Cuando hemos presentado quejas y peticiones ante Dios, debemos observar


las respuestas que Dios da por su palabra bajo la dirección de su Espíritu,
pendientes de lo que el Señor dirá a nuestro caso. Aunque el favor prometido
sea largamente postergado, al final llegará y nos recompensará por esperar.

Carlos andrés Gonzalez Tello

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