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La vicia: sus f orinas, su origen y sentido

Para comprender que es la bioética es necesario de saber que es la vida en general


o que es la vida en particular.

Desde la percepción y comprensión de la realidad cósmica, habría que ir centrando


gradualmente la atención en la vida; y desde las diversas formas como se ha
expandido la vida en el mundo, volver a ascender a la consideración de la vida del
hombre. El ser, la vida y el hombre, son las esferas de la realidad implicadas en el
razonamiento.

La primera distinción que surca la realidad cósmica, en el sentido cualitativo y


esencial, es la que se establece entre los seres vivos y los no vivos.

Contra el mecanicismo, que entre el ser viviente y el que no lo es advierte sólo una
diferencia de grado y de complejidad, el vitalismo ve en el ser vivo una diferencia
cualitativa y sustancial.

Origen de la vida

En esta perspectiva, hay que recordar que el problema del cómo surgió la vida
misma y cómo se organizó en sus usos y costumbres, no se identifica con el
problema de su valor ni con la cuestión de su porqué, esto es, de su fin. La biología
y la etnología nos describen únicamente ese cómo, mientras que la filosofía plantea
el interrogante del porqué, es decir del fin y del valor.

Redi en el siglo XVII, y Spallanzani en el siglo XVIII, demostraron que en los


gusanos, los insectos y los infusorios no se da la generación espontánea; en el siglo
XIX, Pasteur demostró que tampoco las bacterias se generan espontáneamente.
Asimismo, no es posible establecer en la actualidad que los ultravirus si es que
existen y si son seres vivos se producen por generación espontánea.

Como se sabe, la hipótesis que hoy prevalece es la del transformismo, o teoría de


¡a evolución, según la cual las especies vivas se derivan unas de otras, las más
complejas de las menos complejas, por transformación o evolución natural. Esta
teoría se opone a otra más antigua llamada fixismo, según la cual las especies que
existen actualmente son las mismas que existían en el origen del mundo.

Al paso de los siglos se fueron desarrollando diversas teorías transformistas o


evolucionistas.

El neodarwinismo108 se aparta de las teorías de Lamarck y de Darwin, y centra su


atención en la variedad que se observa en diversos individuos de una misma
especie, rechazando la influencia del ambiente en la modificación de los caracteres
hereditarios.

Contra el reduccionismo

En la discusión a favor o en contra del evolucionismo, hay que evitar llevar a cabo
una doble forma de reduccionismo de tipo filosófico epistemológico: el
reduccionismo de quien opone la teoría evolucionista no ya al «fixismo»
(oposición que se puede proponer legítimamente en el plano científico), sino al
«creacionismo», haciendo que la teoría científica sobre el origen de los seres vivos
se convierta en una filosofía del devenir en sentido materialista y determinista,
terminando por negar la causa primera y la diferencia ontológica entre las diversas
formas de vida, incluida la humana.

El problema filosófico dentro del problema biológico


El horizonte de las causalidades biológicas en el que se han hecho realidad las
diversas formas de vida requiere una explicación «metafísica», bien se acepte el
fixismo, se tienda al evolucionismo, se considere la «causalidad desde abajo» o,
finalmente, se piense en la «causalidad desde arriba»; aunque no se comprobara
como útil para los programas de investigación científica, el «reduccionismo
biológico» no podría en todo caso aceptarse como explicación global del origen de
la vida y, particularmente, como explicación del origen del hombre.

La «complejidad» de la medicina y la confluencia ética

El término «complejidad» se utiliza hoy en las ciencias experimentales, incluida la


física, para indicar la pluralidad de factores y de interdependencias en que se ubica
el dato aislado o, como se suele decir, el evento aislado.

La medicina, considerada en el momento histórico actual, comprende varias áreas


de interés: la investigación científica a la que está vinculado el currículo de
formación del futuro médico, el desarrollo tecnológico de soporte, la organización
de los servicios sociales y el momento asistencial propiamente dicho, representado
por la figura del médico y de sus colaboradores (personal de enfermería y
técnicos).

La medicina como ciencia y las instancias éticas

El desarrollo de la ciencia médica ha significado un aumento gradual y acelerado,


especialmente en los últimos tiempos, de ámbitos de investigación, con las
respectivas metodologías cognoscitivas, hasta el punto que hoy se debería hablar
en plural de ciencias médicas y biomédicas, más que de medicina simplemente. El
progreso de la especialización ha sido rápido especialmente en los últimos
cincuenta años, tanto en lo referente a nuevas ramas de la investigación como a los
logros y los nuevos datos adquiridos, en su desarrollo ella subdivida en nueva
especialidad como la genética, la psiquiatría etc.

Esta progresiva subdivisión y superespecialización del saber médico comporta


problemas de orden epistemológico-didáctico e incluso de orden ético.

La superespecialización presenta la dificultad: la de poder configurar un médico


para cada paciente, que sepa mantener el diálogo diagnóstico-terapéutico y asumir
las responsabilidades consiguientes.

La superespecialización tiene la ventaja, en definitiva, de acrecentar el número de


datos, pero requiere mayor compromiso para componer la síntesis del objeto de
investigación, para sostener la unidad de conciencia en el paciente y la dualidad de
la relación médico-paciente.

La explicación del código genético, la explicación del origen de la vida y de su


evolución, y la explicación del pensamiento son los grandes pasos del
reduccionismo biológico actual. De esta manera, el hombre resulta «explicado»
como una «combinación» de tipo mecánico: es el hombre máquina.

K. Popper critica estas posición en se basa de resumió su pensamiento en torno a


la «limitación de todo saber científico» según los principios de verosimilitud y de
posibilidad de falsificación.

La tentación tecnológica

No es necesario explicar cuánto debe el progreso de la medicina, especialmente a


partir de Galileo y hasta nuestros días, a los medios de la tecnología, tanto en el
campo del diagnóstico como en el experimental y el terapéutico, médico y
quirúrgico. Algunas especialidades no serían imaginables sin el apoyo de la
tecnología: piénsese en la microbiología, en la genética, en la radiología, en la
medicina nuclear, en la bioquímica. Y ahora se vislumbra en este campo una nueva
era tecnológica, como veremos más adelante, desde el momento en que el medio
técnico no se concibe ya sólo como ampliación de la fuerza física. Es de esperarse
una aportación revolucionaria tanto en el campo de la investigación científica
como en el del manejo asistencial del paciente.

Hay quien piensa que el uso de la tecnología, al reducir los tiempos del diagnóstico
y hacerlo más penetrante y seguro, permitirá al médico contar con más tiempo
disponible para la relación con el paciente.

El componente ambiental

La medicina está fuertemente vinculada con el estudio de las condiciones sociales


y ambientales del mundo físico, como pueden ser las condiciones de clima, la
contaminación o limpieza de la atmósfera, la presencia de factores biológicos o
químicos patógenos en el mundo circundante, el equilibrio de las especies animales
y de su salud o los agentes virales y microbiológicos que comportan ciertas
condiciones de vida.

La figura del médico y la relación médico-paciente

Se advierte así cada vez más claramente, que el punto central de la problemática
ética en medicina es la relación médico-paciente entendida como fidelidad y
subordinación del médico a los valores absolutos de la persona humana, en el
sentido de una valoración y constante revalorización de esta relación. Todo esto es
lo que comporta el enfoque personalista de la medicina.

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