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TEMA: SEÑALES DE LOS TIEMPOS SOBRE

LA SEGUNDA VENIDA

Conferencia N° - 4 -
Fecha: 17 - 6 - 81

Texto: Mateo 16:1-4: Y llegándose los Fariseos y los Saduceos para tentarle,
le pedían que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando es la
tarde del día, decís: Sereno; porque el cielo tiene arreboles. Y a la mañana: Hoy
tempestad; porque tiene arreboles el cielo triste. Hipócritas, que sabéis hacer
diferencia en la faz del cielo; ¿y en las señales de los tiempos no podéis? La
generación mala y adulterina demanda señal; mas señal no le será dada, sino la
señal de Jonás profeta. Y dejándolos se fue."

Siguiendo en la meditación de la Venida del Señor por nosotros, por su Iglesia


naturalmente suele preguntarse: cómo y cuándo ha de acontecer. También sabemos
que nadie conoce el preciso momento en que tan grande hecho se llevará a cabo.

Algunos tratan de dar información a veces exagerada y siempre errónea cuando


se ponen determinadas fechas. ¡Eso, no está facultado bajo ningún concepto!. El
mismo Señor Jesús, como sabéis, dijo: El día ni la hora no lo saben los ángeles, ni el
Hijo. “Sólo lo sabe el Padre”.

Cuando los apóstoles, antes de ascender al cielo, le preguntaron si restituiría el


Reino de Israel en este tiempo, el Señor les dijo: "No toca a vosotros saber los tiempos
y las sazones que el Padre puso en su sola voluntad, mas recibiréis poder del Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, Samaria y hasta lo último de la tierra"
mostrando así que había un tiempo hasta que los desenlaces plenos de toda la historia
sobre la faz de la tierra se consumará, el tiempo comprendido en la dispensación
presente, es decir: la Gracia de Dios, el Nuevo Pacto en la Sangre de Cristo, el Nuevo
Testamento y la Predicación del Evangelio a “toda criatura”.

Así pues, lejos de nosotros pensar en ninguna manera sobre momentos precisos.
Con todo, la Palabra de Dios nos habla de ciertos eventos que en forma muy señalada
acontecerán aquí en este mundo, marcando en alguna manera un determinado tiempo.
Esos eventos son llamados "señales de los tiempos", que el mismo Señor Jesús así
llamo, como hemos leído en nuestra porción.

Es importante comprender en que contexto el Señor mencionó esta frase:


“Señales de los tiempos". Era en relación con su primera Venida. Los Fariseos y los
Saduceos al tentar al Señor, le pedían que les mostrase señal del cielo. El Señor
entonces, les hace ver su hipocresía, tomando un ejemplo de las cosas que en aquel
tiempo eran comunes a las gentes: la inquietud por las condiciones meteorológicas.
El Señor tomó pues un hecho que era común en Palestina, como en todos los
lugares del mundo, como ocurre actualmente, con mayor exactitud, pero con las
limitaciones propias del ser humano.

Por el estudio y contemplación de las cosas que se repiten, se van tomando datos
y se sacan ciertas conclusiones, como las que el Señor, que también las conocía, les
recuerda: los arreboles, pues, dependía de cuando aparecían, anunciaban distintas
situaciones pronosticables.

En mi país se dice en el campo: "viento norte y cielo oscuro, aguacero


seguro". Así son las cosas de la costumbre, y así era en aquel tiempo también.

El Señor les dice: "Sabéis hacer esto"... cuando tenéis interés en algo, pero “las
señales de los tiempos" las pasáis por alto. Ellos tenían una cantidad de señales. Él
mismo se las había dado.

Recordemos como Nicodemo le dijo al Señor: "Rabbi, sabemos que has venido
de Dios por Maestro", ¿por qué?, "porque nadie puede hacer estas señales que tu
haces si no fuere Dios con él". (Juan 3:2).

Había señales. La palabra "señales” significa algo que llama poderosamente la


atención. No es una cosa común, sino que enfatiza hechos o eventos extraordinarios, sea
en la naturaleza, sea en la historia;... y hablando de las señales de los tiempos, esto
último es precisamente lo que interesa: "Se trata de momentos de crisis”. "Momentos
decisivos, momentos que marcan algo en la Historia de la Humanidad", o que marcan
alguna cosa fuera de lo común, aún en la naturaleza.

Vemos por ejemplo, en la misma página de la Biblia, como el Señor nos dice
que “puso las lumbreras y las estrellas para señales” (la versión antigua conservó este
versículo -Génesis 1:14-, en cambio la de 1960 lo alteró desvirtuando el hecho de las
señales, porque dice ahí en el verso 14 que el Señor puso las lumbreras por señales y
para las estaciones, es decir, para varias cosas, cosas comunes, y cosas no comunes).

Por eso el Señor dijo luego en su Sermón Profético: “Y había señales" ¿dónde?,
en las lumbreras que nos habla Génesis: ¡en el sol y la luna!.

El mismo Señor nos da pues como debe ser la Palabra en Génesis, y es que allí
debía mantenerse el significado que Dios puso aún en las estrellas y los planetas, para
que además de su función natural, de vez en cuando tuvieran como algo más allá de su
función natural, de ahí el significado de señales.

Justamente, en este año y en el próximo, veremos cosas que no nos gustarán


mucho: cambios climáticos en el mundo, pues se están alineando los planetas de nuestro
sistema solar, cosa que ocurre cada 150 años.
Así pues vemos que no están sólo para funciones determinadas, sino también
para señales de cosas que van a suceder, y así preveer los cataclismos que pueden
acontecer.

Los planetas por lo general están en distintas posiciones alrededor en sus órbitas,
cuando éstos se ponen uno detrás del otro, en línea, su tremendo poder de atracción
sobre la tierra, puede provocar muchos cataclismos. De hecho, siempre se han
provocado cuando esto se ha producido: grandes tormentas, grandes terremotos, grandes
inundaciones, y cosas así.

El eje de La Tierra, según el observatorio de Washington, ha sido acelerado en


su rotación por una tremenda influencia que ha venido, y esto hará que se agregen
minutos o segundos al fin del año, pues La Tierra girará más rápidamente, y tendrá la
repercusión en el año, que llegará un poco antes. Son cosas que no son comunes, son
señales que pueden traer o no cosas beneficiosas. Son cosas que no pasan todos los días.

El Señor tomó a veces cosas sencillas dentro de contextos extraordinarios, como


cuando el ángel del Señor les dijo a los pastores: “Esto os será por señal” “Hallaréis al
niño envuelto en pañales", cosa que todos los niños entonces eran envueltos en
pañales. Pero era un caso especial de señal en esa situación, porque ese niño envuelto en
pañales era nada menos que Dios humanado. ¡Eso si que no era una cosa común! Eso
pasaba por primera vez en toda la Historia, y además de esto, “echado en un pesebre”,
cosa que tampoco es común.

Los niños aun más pobres, tienen un lecho de paja seca en alguna humilde casa y
no en un pesebre, donde comen los animales.

También cuando el Señor Jesús fue invitado a las bodas de Caná de Galilea,
¿qué hizo?: transformó el agua en vino, con solo pensarlo y desearlo, y dice en Juan
2:11, "Este principio de señales hizo Jesús...”

Así pues, si unimos señales con tiempos, ahí la palabra "tiempos", que usó el
Señor Jesús, es algo más que el tiempo marcado por el reloj, además incluye otra idea:
en la Escritura se habla de tiempo” como una hora precisa y también como tiempo en el
sentido en que en esa hora algo ocurre que culmina un proceso de tiempo, o sea, en
algún caso, el tiempo culminando en madurez.

El Señor habla de eventos que han de acontecer en determinado momento de


tiempo de “reloj”, los tiempos en que han de ocurrir esas cosas, en el momento de día,
mes y año o fecha. Son también momentos de madurez, momentos de desenlaces, como
hemos dicho al principio: crisis históricas, momentos trascendentales.

Por ejemplo: cuando nació el Señor Jesús fue un momento trascendental en la


Historia. La fecha precisa, todavía los hombres "se la están peleando”. Algunos dicen
que fue en setiembre, otros en diciembre. La tradición es en diciembre. Sea que fuese en
setiembre, sea que fuese en diciembre, la verdad es que un día fue. Pero, ¿cuándo
ocurrió?. Vemos que hubo también una estrella, que conocemos como la Estrella de
Belén porque fue hasta allí, pero venía desde el Oriente. Hubo una señal maravillosa,
además de las otras, en conexión con un evento extraordinario.

En la Historia, terminaba una época y comenzaba "El año agradable del Señor".
Tenía que ocurrir ahí algo especial, y lo hubo.

Transportando esa significación de señales al tema que nos viene ocupando, la


Venida del Señor, cuanto podamos encontrar en la Escritura, son apuntes de la Historia
que han de desembocar a la Venida del Anti-Cristo, porque son señales que de alguna
manera marcan catástrofes más que otra cosa. Tremendas catástrofes en la historia de la
humanidad.

Y uno dice: ¿Cómo es esto que todas las cosas que podemos contemplar, a la luz
de las Escrituras, acontecimientos ocurriendo en nuestra vida contemporánea actual,
apuntan a desenlaces catastróficos?. ¡Sí!.

Una constante histórica en las dispensaciones nos mostraría que cada


dispensación terminó con un desastre, y así estamos llegando ahora también.

Vemos el caso de Adam y Eva: primera dispensación o periodo de tiempo de la


Historia de la Humanidad, cuando la humanidad se componía solamente de un hombre y
de una mujer. Fueron creados por Dios en estado de inocencia, y así vivieron por un
periodo de tiempo. ¿Cómo terminó este estado de inocencia?...con la caída en el pecado
y con la expulsión del hombre y la mujer de la presencia de Dios. O sea, un desastre.

Así vemos después la dispensación de la conciencia, "de ahí arranca", y ¿cómo


termina esta dispensación?. Termina en una catástrofe: El Diluvio.

Y así siguen las cosas. Cada dispensación termina con un desastre y otro
desastre... Se llega al final de la dispensación de la Ley, y termina también con un
desastre: la Rebelión del Pueblo de Israel, con el rechazo de su Mesías, la crucifixión de
nuestro Señor Jesucristo, en manos de los inicuos. (Hch. 2:23).

Cada dispensación termina con algo que patentiza el fracaso del hombre. Se abre
primero con una Gracia de Dios, un aspecto en que Dios quiere ayudarle o establecerlo,
o explicarle algo, o ponerlo bajo ciertos mandamientos o estipulaciones, y siempre
termina con desastre, ¡con desastre!.

Así terminará también esta dispensación. Desembocará en la Gran Tribulación.


El terrible hecho de la Tribulación es algo que en sus precisos detalles llevaría un
amplio estudio. Bástenos saber que este será "el tiempo de la ira", de la triple IRA: La
ira del hombre contra el hombre, la ira del diablo y de los demonios contra la
humanidad y la IRA de Dios, que es la más terrible de todas, contra los demonios y
contra la humanidad apóstata e infiel. Tiempo de la Gran Tribulación, tiempo de la
Triple Ira.
Tremendo, horrendo desenlace en la Historia, antes de que venga el Milenio,
el Reino de Paz.

Ahora avanzamos en el desenlace de la Gran Tribulación. La cuestión está en


nuestra esperanza de la Venida del Señor. Precisamente, además de lo que hemos estado
estudiando, está la seguridad de que hemos de ser librados de la Gran Tribulación, pese
a toda la enseñanza contraria que anda por ahí, que es absolutamente falsa y antibíblica.

La Palabra de Dios es terminante a este respecto. "La Iglesia de Dios" no está


puesta para “la Ira de Dios”. Por tanto no puede estar bajo la ira de Dios en el tiempo de
“La Ira de Dios”. Ese sólo hecho debería de ser terminante.

La Iglesia de Dios es el fruto del “Amor de Dios”. Para que nazca la Iglesia de
Dios, la ira de Dios fue derramada sobre Cristo en la Cruz del Calvario. ¡No estamos
puestos para la Ira!.

Así lo dice Pablo (1ª Ts. 5:9). La Iglesia no puede pasar bajo la ira de Aquél que
la ama. ¡NO!. En alguna parte se diría que Dios castiga a los creyentes. Sí que Dios
azota a los creyentes, nos dice La Palabra, pero nunca que castiga a la Iglesia bajo la Ira
de Dios.

Cuando queramos entender qué es la ira de Dios, debemos leer en el Apocalipsis


del tiempo de la Gran Tribulación. La Iglesia no está para eso. La Iglesia será recogida
por Cristo.

En primer lugar, dice el Señor: “Si me fuere y os aparejare lugar, vendré otra
vez y os tomaré a mi mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. No
dice que su venida va a ser que se quedará donde nosotros estamos, como dicen aquellos
que niegan el arrebatamiento de la Iglesia, y todo lo que está en concomitancia luego. El
dice que nos va a tomar a El. Esto es lo que Pablo dice luego: "Nuestro recogimiento a
El" (2ª Ts. 2:1).

"Y así estaremos con el Señor en el aire" y así estaremos siempre, con el
Señor.

Algunos dicen: ¿vas a estar siempre en el aire?. No. Voy a estar siempre con el
Señor. Iré a las moradas que Él me fue a preparar, y después vendremos para establecer
aquí, bajo el Señor y con el Señor, el Rey, que establecerá el Reino Milenial.

"El nos recogerá a Él". La Iglesia no esta puesta para la Ira, sino para alcanzar
misericordia. El mundo impío, ese si. Cuando leemos en Apocalipsis lo que la gente
gritará a los montes: "caed sobre nosotros y cubridnos del rostro", ¿de quién?, "del
Cordero" lleno de Ira.

Jamás el Cordero mirará a la Esposa con Ira. No es un mal marido para que
maltrate a Su Esposa. La AMA y se entregó por ella. Ese tiempo no será para la Iglesia.
El Cordero jamás mirará con ira al objeto del amor, que le hizo derramar Su Sangre
sobre la Cruz. Seria ridículo. La Iglesia no está allí en la Tribulación, ¡en absoluto!

¿Recordáis lo que le dice a la lglesia en Philadelphia?. “Porque has guardado la


palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de tentación que ha de
venir en todo el mundo, para probar a todos los que moran en la tierra”.

¡Cuidado ahí!. Si la Iglesia estuviera en La Tierra, también la Iglesia seria


probada, pues dice el Señor: "para probar a todos los que moran en la tierra".

Es interesante considerar las dos palabras que usó aquí el Señor. Una es
"ecúmene", la otra es "geos". Cuando dice "que ha de venir en todo el mundo", es
"ecúmene", que significa "en toda la tierra habitada”, y luego enfatiza: "para
probar a todos los que moran en la geos". La “geos” como geografía, mostrando así
que no hay ninguna parte del mundo, del globo terráqueo, que no halla de pasar esa
prueba.

No hay posibilidad de que la Iglesia, como dicen algunos, sea llevada a algún
lugar aparte en La Tierra. Porque dice: esto será para probar a todos los que moran en la
“geos”, en cada parte del globo de la geografía terráquea. La Iglesia no necesita ser
probada de la "Tribulación, la Grande", ¡Nunca Dios lo va a hacer!.

Las tribulaciones las hemos de pasar aquí, en manos del inicuo, a través de los
siglos, pues el Señor dijo: “En el mundo tendréis aflicción", pero la Gran Tribulación
es otra cosa: son las Tres Iras, y de eso no hay sector del globo dónde esconderse.
Vendrá sobre toda la tierra y a todos los que moran en ella. La Iglesia se habrá ido con
el Señor.

Hay señales, y la Profecía habla de ello, y se van cumpliendo ante nuestros ojos,
marcando que viene este tiempo de desenlace, de desastre, horrible. Si la Iglesia no ha
de pasar este tiempo, esas mismas señales que muestran la proximidad de ese tiempo,
nos están mostrando la proximidad de nuestra salida, antes de que ese tiempo empiece,
o sea: De la Venida del Señor por su Pueblo, que es la Iglesia. ¡Está claro!.

Como panorámica general, podemos decir entonces, que esas señales de los
tiempos son muy notables, de las cuales señalaremos las siguientes:

En el presente siglo: Israel, que por muchos milenios se habla de él como


pueblo disperso, desde que rechazó a Jesucristo: "Su sangre sea sobre nosotros y
sobre nuestros hijos". Así fue. Cuando se rechaza la Sangre, no hay posibilidad
alguna, mas que problemas y desastres.

Así le pasó al pueblo de Israel. Fracasó bajo la Ley, y fracasó bajo la Gracia,
pues mató al Mesías que le venía a redimir. El Mesías fue rechazado, y entonces Dios
los sacó y los dispersó a todos por toda la tierra.
Eso ya había pasado otras veces, bien sabemos: La Transmigración de Babilonia,
en que quedó el pueblo bajo esa terrible esclavitud, pero allí aprendió a no tener más
ídolos desde que fue liberado de Babilonia. Con Esdras y Nehemías, el retorno otra vez
a la tierra. Dejaron de ser idólatras, de adorar imágenes. Hasta entonces, lo habían
hecho: recién salieron de Egipto, ya se hicieron el "becerro de oro”, y así
sucesivamente, pero desde que estuvieron en Babilonia, y vieron la abominación que
eran los cultos de la idolatría, dejaron de ser idolatras. Eso les vino de bendición, pero,
fueron castigados tremendamente.

Desde entonces, bien lo sabernos, han “desfilado” los imperios: Babilonia,


Medo-Persa, Grecia, Roma, Turcos, el Imperio Británico; y las Naciones Unidas, les
dan un lugar allí en la Palestina el 14 de Mayo de 1948.

En 1918, un químico Judío, descubrió cómo hacer acetona a partir de las


castañas silvestres, que necesitaban los aliados para municiones, y eso les salvó del
desastre en la Primera Guerra Mundial, y como recompensa, Inglaterra le pidió a este
químico, Wessman, que había dado con el gran descubrimiento, qué recompensa quería,
y el dijo: "Lo que quiero es que permitan a los judíos volver a Palestina.”. Así vino la
famosa declaración de Lord Bawford, que fue una resolución del Gobierno Inglés,
permitiendo la entrada de un contingente de judíos a Palestina, "un común hogar de
judíos en Palestina."

Eso fue celebrado en todas las Juderías del mundo, y yo que tenía entonces 5
años, lo recuerdo como si fuese hoy. En una sinagoga aprendí el himno nacional de los
Judíos. Vi en Buenos Aires, coches y carros llenar las calles de judíos llorando de
alegría. ¡Nunca olvidaré aquel espectáculo!, 43 años atrás.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el intento de destrucción del pueblo


judío, por el nazismo; y la destrucción del nazismo, porque las promesas están: El
pueblo judío, como dice Pablo, como dice también el Antiguo Testamento, “pueblo
rebelde y contradictor", pero hay promesas dadas a los padres. ¡Dios es el Dios de
Abraham, de Isaac y de Jacob!.

Dios le prometió a Abraham: "quien te bendijere será bendecido, y el que te


maldijere será maldito". La indestructibilidad del pueblo Judío está garantizada por
Dios.

"Si estas leyes faltaren delante de mí, dice Jehová, también la simiente de
Israel faltará para no ser nación delante de mí todos los días." (Jer. 31:36)

La Palabra nos dice que tendrían que fallar las leyes del cielo y de la tierra para
que Israel deje de ser nación delante de Dios todos los días. Es decir, que aunque
estuvieron dispersos por toda nación, el “ojo Divino”, que es una maravilla, veía a
todos los Judíos, a través de todas las naciones, visión que sólo desde el Trono de Dios
se puede tener, y que sólo el que está sentado en el Trono puede realizar.
Pensemos...: 500.000 Judíos en Argentina, millones en Norteamérica, y otros
tantos dispersos por todas las naciones, y el Señor desde su Trono, los ve todos como
una Nación, y nadie los podrá destruir.

Muchos los han querido destruir en la Historia, y cuantos los han querido
destruir fueron destruidos ellos. Veamos sino a Amán lo que le pasó: la horca que había
preparado para Mardoqueo, sirvió para ahorcarle a él, y así sucesivamente. Siempre que
hubo un conato (intención) para destruir al pueblo Judío, observemos que quien lo quiso
destruir, fue destruido.

El pueblo Judío siempre permanecerá. Esto no significa que son santos, son
rebeldes. ¡Es un pueblo rebelde!, es un pueblo pecador, un pueblo que ha rechazado a
Cristo. Pero Dios ha hecho un Pacto con sus padres, y “lo cumplirá”; y aunque deba
castigarlos todavía, porque eso sí: pasarán por la tribulación porque todavía han de
pecar un pecado más. Cada vez que Dios castigó al pueblo de Israel fue porque pecó, y
todavía le falta pecar un pecado, y el castigo de ese pecado será precisamente el pasar
por la Tribulación.

¿Cuál será ese terrible pecado?: El pacto que harán con el Anticristo. Ese será el
pecado de Israel. Tomarán al Anticristo como el Mesías. Así lo profetiza el propio
Señor en Juan 5:43.

"Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su


propio nombre, a aquél recibiréis."

Todavía no hay nadie que haya sido recibido por los Judíos en cumplimiento de
esa profecía del Señor Jesucristo: “otro vendrá en su propio nombre y a él recibiréis”.

Eso apunta a un solo personaje, a uno que no es el Cristo: el anticristo, que


vendrá en su nombre, diciendo que es lo que no es”, y el pueblo Judío pactará con él, es
decir, agregará al pecado del rechazo del Mesías, que le costó la destrucción de
Palestina y la dispersión de los Judíos por todas las naciones. Ahora la aceptación del
anti-Mesías, le acarreará pasar por la Gran Tribulación. Así pasará con todos aquellos
que rechacen a Jesucristo estando vivos al momento de la Venida de Cristo, se quedarán
para entrar en el tiempo de la Tribulación.

En las profecías de Jacob sobre las tribus, cuando se refiere a la tribu de Dan,
dice que será Dan “serpiente junto al camino”(Génesis 49:17). Luego Moisés, al
hablar de la tribu de Dan dice que será como "un cachorro de león" (Deut: 33:22).
Sabemos que en la tribu de Judá está el "cachorro de león": el León de la Tribu de
Judá es Cristo. En cambio, de la tribu de Dan sale una serpiente que se hace pasar por
cachorro de león, o sea, el diablo que se hace pasar por el Mesías.

No podría ser ese falso Cristo aceptado por los Judíos, si no fuera un judío, pero
es un judío anti-Mesías, anti-Cristo. Significa no sólo uno que está en contra, sino uno
que se pone "en lugar de", o sea, está más en contra cuanto más se falsifica como Él.
Es como una moneda falsa: está en contra de la legítima, pero está más en contra
cuanto más real parece la falsificación, pues se pone en lugar de la de curso legal, sin
que pase apercibida su falsedad.

Así también profetizó el Señor: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos


profetas, y darán señales grandes y prodigios, de tal manera que engañarán, si es
posible, aun a los escogidos.” (Mt. 24:24)

Es una falsificación tan bien hecha que va a engañar aun a “los expertos”.

Alguien hará incluso “hacer descender fuego del cielo”, porque los Judíos
siempre dudan, pidiendo señal del cielo (Lc. 11:16), y se olvidarán de la gran señal, la
cual Cristo nos dio a todos, como les dijo a aquellos “Judíos hipócritas”: la señal de la
Resurrección: la señal de Jonás, que es la Cruz, la Muerte y la Resurrección de
Jesucristo. Esa es la más grande de todas las señales. (Mt. 12:39).

En ese rechazo de Cristo, harán pacto con el anti-Cristo, y así podrán reanudar
su culto en Jerusalén, que es el gran asunto que está en auge, y que ya tienen todo
preparado

Como fue el primer templo, será este nuevo templo que levantarán. En el
Antiguo Testamento leemos que las piedras labradas aparte, fueron ensambladas cuando
llegó el momento, “no hubo ruido de martillo” ahí. (1ª R. 6:7). Están todas preparadas,
no tienen más que armarlo, como se levantó el templo de Jerusalén. El templo de
Salomón tenía todas las piedras preparadas aparte, y en el lugar del templo no hubo
ninguna cosa ruidosa, todo fue perfectamente encajado.

Pero cuando el anti-Cristo quiera poner su imagen en el templo, como ellos


aprendieron que no hay que tener imágenes, como aprendieron en Babilonia, se darán
cuenta que ese no es el Mesías, y entonces, el anti-Cristo procurará destruirlos, y no lo
logrará; pero allí será lo que Jeremías llama “el tiempo de angustia para Jacob”, que
Isaías llama el pacto que habéis hecho con la muerte”. (Jer 30:7 y Is. 28:18). Para ello
tiene que tener “capacidad Jurídica”, para lo cual tiene que ser una nación, y lo es.

Es una maravilla que esté ya en Jerusalén el gobierno Judío, pero en Lucas


21:24, nos dice que Jerusalén será rodeada y pisoteada por las gentes, hasta que los
tiempos sean cumplidos.

Los tiempos de los gentiles empezaron con la estatua de Jerusalén, y terminarán


con la estatua del anti-Cristo. Entre estas dos estatuas están los tiempos de los gentiles.
Nos acercamos mucho a eso. Es la gran señal de que ahora ya Jerusalén está como
nación de los Judíos, aunque está rodeado todavía de enemigos, pues todos los árabes
son “como espinas en el costado” (Núm. 33:55). Con conflictos y problemas, pero “ahí
está”.

Algunos dicen: “no podemos decir que esto va a quedar así, pueden volver a caer
los Judíos, pueden volver a ser dispersados”, todo es posible. “Pero si esto aconteciera,
tendría que volver a acontecer lo que hay ahora”, porque para pactar con el anti-Cristo,
tiene que ser una nación, legalmente constituida. Si los expulsaran los árabes otra vez,
ahora otra vez, se tendrían que reunir para que fuesen como nación.

Si unimos ese hecho con tantos otros que lo están rodeando, nos da pie para
afirmar que esta estada de ellos en Palestina y en Jerusalén, está dentro de lo profetizado
en Jeremías 31:1-10.

Primero el Señor los reúne, después viene una tribulación, y luego viene el
Mesías verdadero, "quien ellos reconocerán", como leemos en Zacarías 12:10,
"Mirarán al que traspasaron, llorarán sobre él", y cuando lloran los Judíos,
"conmueven las piedras". Así como son de fieros, de falsos y de hipócritas y
contradictores, cuando se arrepienten y se humillan, es algo digno y precioso de ver.
“Dios está esperando ese momento"

Así que la estadía actual de los Judíos en Palestina, es lo que la Profecía dice
para pactar con el anti-Cristo, "aquél que rechazará al Dios de sus padres y servirá al
dios de los poderes naturales” (Dn. 11:37,38). Esto es un hecho.

Por otra parte vemos otra cantidad de hechos concordantes, de este siglo, que
como he dicho otras veces, es un siglo explosivo, es un siglo caracterizado por
explosiones. La gran explosión: la bomba atómica, ahí comenzó lo que se llamó la
"Nueva Era". ¡Una nueva era!.

La Escritura dice: “Si fueren destruidos los fundamentos...” (Sal. 11:3), y


aunque se aplica a las verdades de la Palabra, también se aplica al principio del polvo
del mundo, que es el átomo, como dice Job 4:19. Eso ya fue apuntado, “los malos
flecharon el arco y apuntaron” (Sal. 11:2), apuntaron al principio del polvo del
mundo, es decir, a la partícula más pequeña de materia, que se llamó precisamente
átomo, porque los científicos pensaron que era el pedazo de materia que ya no se podía
cortar más. <a> = No, <Toma> de <tomía> = cortar. Como a-Teo es sin Dios, no Dios.

Demócrito, 400 a.C., ya lo definió de esa manera. Uno de los grandes errores de
la ciencia es que no es una partícula que ya no se puede cortar más, pues han encontrado
dentro del átomo “todo un universo”.

La explosión atómica fue acompañada de otras terribles y grandes explosiones.


Una fue la explosión demográfica, profetizada en Daniel 12:4, "pasarán muchos,
andarán de acá para allá", lo cual marca auge en las comunicaciones y viajes, el
fenómeno del turismo así lo confirma. España recibe 30 a 34 millones de habitantes
turistas al año, cantidad igual a la de habitantes del país. Ese es el auge de viajes,
exactamente lo que dice Daniel 12:4.

En cuanto a "muchos”: explosión demográfica; "de aquí para allá”,


comunicaciones, multiplicación de los medios de comunicación. Todo ello, nuevo de
nuestro tiempo. Del viaje intercontinental de 2 meses, hemos pasado al viaje aéreo de
solamente horas. En pocos años han cambiado, y siguen cambiando una enorme
cantidad de cosas, millones de personas a través de los aviones, viajan por el aire.

La explosión demográfica ha traído consigo la maldición de los abortos. En


U.S.A, en un año, abortan de 5 a 6 millones de mujeres. Crimen condenado, pues en el
embrión está la vida (Sal. 139:16). Así lo confirma Pablo hablando de sí mismo (Gal.
1:15), y Juan el Bautista, dice la Palabra, que saltó de alegría en el vientre de su madre.

Un crimen que la Humanidad pagará caro. Eso apunta a otra explosión, la que
denuncia el Señor en Mateo 24:12, "la multiplicación de la maldad”. Junto a la
multiplicación de la ciencia, multiplicación de la maldad.

Todo esto es un cuadro interminable de contar, está a la vista, en todo sentido:


vicios, inmundicia, drogas, porquería... ¿quién no lo sabe?. En U.S.A. después de las 5
de la tarde, la gente ya no anda por la calle, en grandes ciudades inclusive. Se ha llegado
incluso a la delincuencia no ya juvenil, sino ¡infantil!.

En U.S.A un niño de 9 años hizo un asalto con un revolver, cosa que antes era
inimaginable, está pasando ahora, pestes, ecología trastornada, polución de aguas, del
aire, con los terribles efectos que esto causa, junto con desperdicios en los mares. La
vida en el Mediterráneo está amenazada.

Y en lo moral, culto a Satanás: satanismo. Dice Pablo: "escucharán a espíritus


de error, doctrinas de demonios", adoradores del diablo, con sacrificios incluso de
vidas humanas, haciendo toda clase de inmundicias. Cultos satánicos que hoy están al
orden del día, gozando de la libertad de culto.

La Iglesia de Dios, está llena de apostasía modernismo que niega y ridiculiza


las verdades Bíblicas, ecumenismo, que no distingue entre lo santo y lo profano (Ez.
22:26); evangelismo ecuménico: donde se profetizó: la verdad tropezó en las reuniones
de las plazas... (Is. 59:14)

Esa es la hora en que las señales de los tiempos se multiplican. Vivimos en un


siglo explosivo. Queremos ir juntos con los que dicen que Pedro es la Roca, para avalar
al Papa. ¡Todo ello es abominable!.

"Negarán al Señor que los rescató" (2ª Pd. 2:1). “Se amontonarán maestros,
conforme a su concupiscencia y no sufrirán la sana doctrina”.

Hermanos, está escrito también que el Espíritu de Jehová levantará bandera por
la verdad (Sal. 60:4). Es mundialmente reconocible la apostasía que está invadiendo las
iglesias de todo el mundo. Hermanos que porque se bautizaron, fueron expulsados de
una Denominación en Holanda, y eso para contar, poco. Las grandes negaciones de los
seminarios, de las grandes denominaciones.

Los fundamentalistas alzaron bandera por la verdad de la Palabra, que concuerda


con el Testimonio Philadelphia.
La única señal positiva de la Venida del Señor Jesucristo, es este gran
movimiento fundamentalista que clama, proclama y espera la Venida. Como dice Pedro
y Judas en sus epístolas, "van a venir burladores” (2ª Pd. 3:3 y Jd. 18). Y hay muchos
hermanos que se burlan de la Venida de Cristo, a la manera que vemos que dice la
Escritura; y que se publica en revistas en España.

Los burladores del arrebatamiento de la Iglesia, antes de la Tribulación. Pero ahí


está la Iglesia que ama y espera Su Venida. Esa es la verdadera señal de la Venida de
Cristo.

Desde que Cristo dijo: "vendré otra vez”. Desde el siglo primero, siempre ha
habido un residuo de creyentes fieles, en alguna parte del mundo, que amó y esperó la
Venida de Jesucristo.

La palabra que fue usada en la Historia, es la que Pablo nos da en 1ª Corintios


16:22, que dice "Maranatha": Nuestro Señor viene. Muchas veces en reuniones hasta
secretas, la contraseña era "Maranatha". La Iglesia que ha mantenido esta esperanza a
través de los siglos, es la gran señal de los tiempos.

El Señor nos dijo que miráramos la higuera, pero ahí la Iglesia no tiene figura: la
higuera es símbolo de los Judíos y de las naciones, pero la Iglesia tiene el símbolo en la
vid, pues el Señor dijo: “Yo soy la vid y vosotros los pámpanos” (Jn. 15:1).

La higuera como señal, nos muestra a los Judíos y las naciones gentiles en todo
lo que está sucediendo, y es interesante recordar que la higuera tiene dos momentos:
uno es en junio, y otro en setiembre. Dos momentos de aparición de higos. Hay dos
tiempos, lo que significa que primero habrá un acontecimiento y luego otro
acontecimiento.

El primero puede ser símbolo del arrebatamiento de la Iglesia: el florecimiento


de la higuera; el segundo, cuando Cristo venga para establecer el Reino Milenial. Pero
hay un periodo entre higos e higos.

En Cantares 2:8 a 10 dice: "¡La voz de mi amado! He aquí el viene, saltando


sobre los montes, brincando sobre los collados. Mi amado es semejante al gamo, o al
cabrito de los ciervos. Helo aquí, está tras nuestra pared, mirando por las ventanas,
mostrándose por las rejas. Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía,
hermosa mía, y vente."

Llama a la esposa desde afuera, desde el otro lado de la pared. Es como si dijera
que viene en las nubes del cielo, en los aires. Está mirando, se muestra por las rejas y le
dice: "Levántate y vente". En otras palabras: La resucita y la llama: “Vendré,
levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y vente.” "Ha pasado el invierno, se mudó la
lluvia, se han mostrado las flores en la tierra y el tiempo de la canción es venido, y en
nuestro país se ha oído la voz de la tórtola", que es el Espíritu.
La higuera ha echado sus higos y las vides están en cierne. ¡Las viñas también
dan señal! ¡El avivamiento de la esperanza de la Venida del Señor!. Nunca como
hasta ahora, en todas las naciones del mundo, tanto los que lo creen como los que lo
atacan, han puesto la “escatología sobre las bases de su fe”. Señal de los últimos
tiempos: "Las vides en cierne".

“La viña espera a su Señor”. Que el Señor nos confirme en sus palabras:
“Cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas,
porque vuestra redención está cerca.” (Lc. 21:28).

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