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LA SEGUNDA VENIDA
Conferencia N° - 4 -
Fecha: 17 - 6 - 81
Texto: Mateo 16:1-4: Y llegándose los Fariseos y los Saduceos para tentarle,
le pedían que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando es la
tarde del día, decís: Sereno; porque el cielo tiene arreboles. Y a la mañana: Hoy
tempestad; porque tiene arreboles el cielo triste. Hipócritas, que sabéis hacer
diferencia en la faz del cielo; ¿y en las señales de los tiempos no podéis? La
generación mala y adulterina demanda señal; mas señal no le será dada, sino la
señal de Jonás profeta. Y dejándolos se fue."
Así pues, lejos de nosotros pensar en ninguna manera sobre momentos precisos.
Con todo, la Palabra de Dios nos habla de ciertos eventos que en forma muy señalada
acontecerán aquí en este mundo, marcando en alguna manera un determinado tiempo.
Esos eventos son llamados "señales de los tiempos", que el mismo Señor Jesús así
llamo, como hemos leído en nuestra porción.
Por el estudio y contemplación de las cosas que se repiten, se van tomando datos
y se sacan ciertas conclusiones, como las que el Señor, que también las conocía, les
recuerda: los arreboles, pues, dependía de cuando aparecían, anunciaban distintas
situaciones pronosticables.
El Señor les dice: "Sabéis hacer esto"... cuando tenéis interés en algo, pero “las
señales de los tiempos" las pasáis por alto. Ellos tenían una cantidad de señales. Él
mismo se las había dado.
Recordemos como Nicodemo le dijo al Señor: "Rabbi, sabemos que has venido
de Dios por Maestro", ¿por qué?, "porque nadie puede hacer estas señales que tu
haces si no fuere Dios con él". (Juan 3:2).
Vemos por ejemplo, en la misma página de la Biblia, como el Señor nos dice
que “puso las lumbreras y las estrellas para señales” (la versión antigua conservó este
versículo -Génesis 1:14-, en cambio la de 1960 lo alteró desvirtuando el hecho de las
señales, porque dice ahí en el verso 14 que el Señor puso las lumbreras por señales y
para las estaciones, es decir, para varias cosas, cosas comunes, y cosas no comunes).
Por eso el Señor dijo luego en su Sermón Profético: “Y había señales" ¿dónde?,
en las lumbreras que nos habla Génesis: ¡en el sol y la luna!.
El mismo Señor nos da pues como debe ser la Palabra en Génesis, y es que allí
debía mantenerse el significado que Dios puso aún en las estrellas y los planetas, para
que además de su función natural, de vez en cuando tuvieran como algo más allá de su
función natural, de ahí el significado de señales.
Los planetas por lo general están en distintas posiciones alrededor en sus órbitas,
cuando éstos se ponen uno detrás del otro, en línea, su tremendo poder de atracción
sobre la tierra, puede provocar muchos cataclismos. De hecho, siempre se han
provocado cuando esto se ha producido: grandes tormentas, grandes terremotos, grandes
inundaciones, y cosas así.
Los niños aun más pobres, tienen un lecho de paja seca en alguna humilde casa y
no en un pesebre, donde comen los animales.
También cuando el Señor Jesús fue invitado a las bodas de Caná de Galilea,
¿qué hizo?: transformó el agua en vino, con solo pensarlo y desearlo, y dice en Juan
2:11, "Este principio de señales hizo Jesús...”
Así pues, si unimos señales con tiempos, ahí la palabra "tiempos", que usó el
Señor Jesús, es algo más que el tiempo marcado por el reloj, además incluye otra idea:
en la Escritura se habla de tiempo” como una hora precisa y también como tiempo en el
sentido en que en esa hora algo ocurre que culmina un proceso de tiempo, o sea, en
algún caso, el tiempo culminando en madurez.
En la Historia, terminaba una época y comenzaba "El año agradable del Señor".
Tenía que ocurrir ahí algo especial, y lo hubo.
Y uno dice: ¿Cómo es esto que todas las cosas que podemos contemplar, a la luz
de las Escrituras, acontecimientos ocurriendo en nuestra vida contemporánea actual,
apuntan a desenlaces catastróficos?. ¡Sí!.
Y así siguen las cosas. Cada dispensación termina con un desastre y otro
desastre... Se llega al final de la dispensación de la Ley, y termina también con un
desastre: la Rebelión del Pueblo de Israel, con el rechazo de su Mesías, la crucifixión de
nuestro Señor Jesucristo, en manos de los inicuos. (Hch. 2:23).
Cada dispensación termina con algo que patentiza el fracaso del hombre. Se abre
primero con una Gracia de Dios, un aspecto en que Dios quiere ayudarle o establecerlo,
o explicarle algo, o ponerlo bajo ciertos mandamientos o estipulaciones, y siempre
termina con desastre, ¡con desastre!.
La Iglesia de Dios es el fruto del “Amor de Dios”. Para que nazca la Iglesia de
Dios, la ira de Dios fue derramada sobre Cristo en la Cruz del Calvario. ¡No estamos
puestos para la Ira!.
Así lo dice Pablo (1ª Ts. 5:9). La Iglesia no puede pasar bajo la ira de Aquél que
la ama. ¡NO!. En alguna parte se diría que Dios castiga a los creyentes. Sí que Dios
azota a los creyentes, nos dice La Palabra, pero nunca que castiga a la Iglesia bajo la Ira
de Dios.
En primer lugar, dice el Señor: “Si me fuere y os aparejare lugar, vendré otra
vez y os tomaré a mi mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. No
dice que su venida va a ser que se quedará donde nosotros estamos, como dicen aquellos
que niegan el arrebatamiento de la Iglesia, y todo lo que está en concomitancia luego. El
dice que nos va a tomar a El. Esto es lo que Pablo dice luego: "Nuestro recogimiento a
El" (2ª Ts. 2:1).
"Y así estaremos con el Señor en el aire" y así estaremos siempre, con el
Señor.
Algunos dicen: ¿vas a estar siempre en el aire?. No. Voy a estar siempre con el
Señor. Iré a las moradas que Él me fue a preparar, y después vendremos para establecer
aquí, bajo el Señor y con el Señor, el Rey, que establecerá el Reino Milenial.
"El nos recogerá a Él". La Iglesia no esta puesta para la Ira, sino para alcanzar
misericordia. El mundo impío, ese si. Cuando leemos en Apocalipsis lo que la gente
gritará a los montes: "caed sobre nosotros y cubridnos del rostro", ¿de quién?, "del
Cordero" lleno de Ira.
Jamás el Cordero mirará a la Esposa con Ira. No es un mal marido para que
maltrate a Su Esposa. La AMA y se entregó por ella. Ese tiempo no será para la Iglesia.
El Cordero jamás mirará con ira al objeto del amor, que le hizo derramar Su Sangre
sobre la Cruz. Seria ridículo. La Iglesia no está allí en la Tribulación, ¡en absoluto!
Es interesante considerar las dos palabras que usó aquí el Señor. Una es
"ecúmene", la otra es "geos". Cuando dice "que ha de venir en todo el mundo", es
"ecúmene", que significa "en toda la tierra habitada”, y luego enfatiza: "para
probar a todos los que moran en la geos". La “geos” como geografía, mostrando así
que no hay ninguna parte del mundo, del globo terráqueo, que no halla de pasar esa
prueba.
No hay posibilidad de que la Iglesia, como dicen algunos, sea llevada a algún
lugar aparte en La Tierra. Porque dice: esto será para probar a todos los que moran en la
“geos”, en cada parte del globo de la geografía terráquea. La Iglesia no necesita ser
probada de la "Tribulación, la Grande", ¡Nunca Dios lo va a hacer!.
Las tribulaciones las hemos de pasar aquí, en manos del inicuo, a través de los
siglos, pues el Señor dijo: “En el mundo tendréis aflicción", pero la Gran Tribulación
es otra cosa: son las Tres Iras, y de eso no hay sector del globo dónde esconderse.
Vendrá sobre toda la tierra y a todos los que moran en ella. La Iglesia se habrá ido con
el Señor.
Hay señales, y la Profecía habla de ello, y se van cumpliendo ante nuestros ojos,
marcando que viene este tiempo de desenlace, de desastre, horrible. Si la Iglesia no ha
de pasar este tiempo, esas mismas señales que muestran la proximidad de ese tiempo,
nos están mostrando la proximidad de nuestra salida, antes de que ese tiempo empiece,
o sea: De la Venida del Señor por su Pueblo, que es la Iglesia. ¡Está claro!.
Como panorámica general, podemos decir entonces, que esas señales de los
tiempos son muy notables, de las cuales señalaremos las siguientes:
Así le pasó al pueblo de Israel. Fracasó bajo la Ley, y fracasó bajo la Gracia,
pues mató al Mesías que le venía a redimir. El Mesías fue rechazado, y entonces Dios
los sacó y los dispersó a todos por toda la tierra.
Eso ya había pasado otras veces, bien sabemos: La Transmigración de Babilonia,
en que quedó el pueblo bajo esa terrible esclavitud, pero allí aprendió a no tener más
ídolos desde que fue liberado de Babilonia. Con Esdras y Nehemías, el retorno otra vez
a la tierra. Dejaron de ser idólatras, de adorar imágenes. Hasta entonces, lo habían
hecho: recién salieron de Egipto, ya se hicieron el "becerro de oro”, y así
sucesivamente, pero desde que estuvieron en Babilonia, y vieron la abominación que
eran los cultos de la idolatría, dejaron de ser idolatras. Eso les vino de bendición, pero,
fueron castigados tremendamente.
Eso fue celebrado en todas las Juderías del mundo, y yo que tenía entonces 5
años, lo recuerdo como si fuese hoy. En una sinagoga aprendí el himno nacional de los
Judíos. Vi en Buenos Aires, coches y carros llenar las calles de judíos llorando de
alegría. ¡Nunca olvidaré aquel espectáculo!, 43 años atrás.
"Si estas leyes faltaren delante de mí, dice Jehová, también la simiente de
Israel faltará para no ser nación delante de mí todos los días." (Jer. 31:36)
La Palabra nos dice que tendrían que fallar las leyes del cielo y de la tierra para
que Israel deje de ser nación delante de Dios todos los días. Es decir, que aunque
estuvieron dispersos por toda nación, el “ojo Divino”, que es una maravilla, veía a
todos los Judíos, a través de todas las naciones, visión que sólo desde el Trono de Dios
se puede tener, y que sólo el que está sentado en el Trono puede realizar.
Pensemos...: 500.000 Judíos en Argentina, millones en Norteamérica, y otros
tantos dispersos por todas las naciones, y el Señor desde su Trono, los ve todos como
una Nación, y nadie los podrá destruir.
Muchos los han querido destruir en la Historia, y cuantos los han querido
destruir fueron destruidos ellos. Veamos sino a Amán lo que le pasó: la horca que había
preparado para Mardoqueo, sirvió para ahorcarle a él, y así sucesivamente. Siempre que
hubo un conato (intención) para destruir al pueblo Judío, observemos que quien lo quiso
destruir, fue destruido.
El pueblo Judío siempre permanecerá. Esto no significa que son santos, son
rebeldes. ¡Es un pueblo rebelde!, es un pueblo pecador, un pueblo que ha rechazado a
Cristo. Pero Dios ha hecho un Pacto con sus padres, y “lo cumplirá”; y aunque deba
castigarlos todavía, porque eso sí: pasarán por la tribulación porque todavía han de
pecar un pecado más. Cada vez que Dios castigó al pueblo de Israel fue porque pecó, y
todavía le falta pecar un pecado, y el castigo de ese pecado será precisamente el pasar
por la Tribulación.
¿Cuál será ese terrible pecado?: El pacto que harán con el Anticristo. Ese será el
pecado de Israel. Tomarán al Anticristo como el Mesías. Así lo profetiza el propio
Señor en Juan 5:43.
Todavía no hay nadie que haya sido recibido por los Judíos en cumplimiento de
esa profecía del Señor Jesucristo: “otro vendrá en su propio nombre y a él recibiréis”.
En las profecías de Jacob sobre las tribus, cuando se refiere a la tribu de Dan,
dice que será Dan “serpiente junto al camino”(Génesis 49:17). Luego Moisés, al
hablar de la tribu de Dan dice que será como "un cachorro de león" (Deut: 33:22).
Sabemos que en la tribu de Judá está el "cachorro de león": el León de la Tribu de
Judá es Cristo. En cambio, de la tribu de Dan sale una serpiente que se hace pasar por
cachorro de león, o sea, el diablo que se hace pasar por el Mesías.
No podría ser ese falso Cristo aceptado por los Judíos, si no fuera un judío, pero
es un judío anti-Mesías, anti-Cristo. Significa no sólo uno que está en contra, sino uno
que se pone "en lugar de", o sea, está más en contra cuanto más se falsifica como Él.
Es como una moneda falsa: está en contra de la legítima, pero está más en contra
cuanto más real parece la falsificación, pues se pone en lugar de la de curso legal, sin
que pase apercibida su falsedad.
Es una falsificación tan bien hecha que va a engañar aun a “los expertos”.
Alguien hará incluso “hacer descender fuego del cielo”, porque los Judíos
siempre dudan, pidiendo señal del cielo (Lc. 11:16), y se olvidarán de la gran señal, la
cual Cristo nos dio a todos, como les dijo a aquellos “Judíos hipócritas”: la señal de la
Resurrección: la señal de Jonás, que es la Cruz, la Muerte y la Resurrección de
Jesucristo. Esa es la más grande de todas las señales. (Mt. 12:39).
En ese rechazo de Cristo, harán pacto con el anti-Cristo, y así podrán reanudar
su culto en Jerusalén, que es el gran asunto que está en auge, y que ya tienen todo
preparado
Como fue el primer templo, será este nuevo templo que levantarán. En el
Antiguo Testamento leemos que las piedras labradas aparte, fueron ensambladas cuando
llegó el momento, “no hubo ruido de martillo” ahí. (1ª R. 6:7). Están todas preparadas,
no tienen más que armarlo, como se levantó el templo de Jerusalén. El templo de
Salomón tenía todas las piedras preparadas aparte, y en el lugar del templo no hubo
ninguna cosa ruidosa, todo fue perfectamente encajado.
Algunos dicen: “no podemos decir que esto va a quedar así, pueden volver a caer
los Judíos, pueden volver a ser dispersados”, todo es posible. “Pero si esto aconteciera,
tendría que volver a acontecer lo que hay ahora”, porque para pactar con el anti-Cristo,
tiene que ser una nación, legalmente constituida. Si los expulsaran los árabes otra vez,
ahora otra vez, se tendrían que reunir para que fuesen como nación.
Si unimos ese hecho con tantos otros que lo están rodeando, nos da pie para
afirmar que esta estada de ellos en Palestina y en Jerusalén, está dentro de lo profetizado
en Jeremías 31:1-10.
Primero el Señor los reúne, después viene una tribulación, y luego viene el
Mesías verdadero, "quien ellos reconocerán", como leemos en Zacarías 12:10,
"Mirarán al que traspasaron, llorarán sobre él", y cuando lloran los Judíos,
"conmueven las piedras". Así como son de fieros, de falsos y de hipócritas y
contradictores, cuando se arrepienten y se humillan, es algo digno y precioso de ver.
“Dios está esperando ese momento"
Así que la estadía actual de los Judíos en Palestina, es lo que la Profecía dice
para pactar con el anti-Cristo, "aquél que rechazará al Dios de sus padres y servirá al
dios de los poderes naturales” (Dn. 11:37,38). Esto es un hecho.
Por otra parte vemos otra cantidad de hechos concordantes, de este siglo, que
como he dicho otras veces, es un siglo explosivo, es un siglo caracterizado por
explosiones. La gran explosión: la bomba atómica, ahí comenzó lo que se llamó la
"Nueva Era". ¡Una nueva era!.
Demócrito, 400 a.C., ya lo definió de esa manera. Uno de los grandes errores de
la ciencia es que no es una partícula que ya no se puede cortar más, pues han encontrado
dentro del átomo “todo un universo”.
Un crimen que la Humanidad pagará caro. Eso apunta a otra explosión, la que
denuncia el Señor en Mateo 24:12, "la multiplicación de la maldad”. Junto a la
multiplicación de la ciencia, multiplicación de la maldad.
En U.S.A un niño de 9 años hizo un asalto con un revolver, cosa que antes era
inimaginable, está pasando ahora, pestes, ecología trastornada, polución de aguas, del
aire, con los terribles efectos que esto causa, junto con desperdicios en los mares. La
vida en el Mediterráneo está amenazada.
"Negarán al Señor que los rescató" (2ª Pd. 2:1). “Se amontonarán maestros,
conforme a su concupiscencia y no sufrirán la sana doctrina”.
Hermanos, está escrito también que el Espíritu de Jehová levantará bandera por
la verdad (Sal. 60:4). Es mundialmente reconocible la apostasía que está invadiendo las
iglesias de todo el mundo. Hermanos que porque se bautizaron, fueron expulsados de
una Denominación en Holanda, y eso para contar, poco. Las grandes negaciones de los
seminarios, de las grandes denominaciones.
Desde que Cristo dijo: "vendré otra vez”. Desde el siglo primero, siempre ha
habido un residuo de creyentes fieles, en alguna parte del mundo, que amó y esperó la
Venida de Jesucristo.
El Señor nos dijo que miráramos la higuera, pero ahí la Iglesia no tiene figura: la
higuera es símbolo de los Judíos y de las naciones, pero la Iglesia tiene el símbolo en la
vid, pues el Señor dijo: “Yo soy la vid y vosotros los pámpanos” (Jn. 15:1).
La higuera como señal, nos muestra a los Judíos y las naciones gentiles en todo
lo que está sucediendo, y es interesante recordar que la higuera tiene dos momentos:
uno es en junio, y otro en setiembre. Dos momentos de aparición de higos. Hay dos
tiempos, lo que significa que primero habrá un acontecimiento y luego otro
acontecimiento.
Llama a la esposa desde afuera, desde el otro lado de la pared. Es como si dijera
que viene en las nubes del cielo, en los aires. Está mirando, se muestra por las rejas y le
dice: "Levántate y vente". En otras palabras: La resucita y la llama: “Vendré,
levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y vente.” "Ha pasado el invierno, se mudó la
lluvia, se han mostrado las flores en la tierra y el tiempo de la canción es venido, y en
nuestro país se ha oído la voz de la tórtola", que es el Espíritu.
La higuera ha echado sus higos y las vides están en cierne. ¡Las viñas también
dan señal! ¡El avivamiento de la esperanza de la Venida del Señor!. Nunca como
hasta ahora, en todas las naciones del mundo, tanto los que lo creen como los que lo
atacan, han puesto la “escatología sobre las bases de su fe”. Señal de los últimos
tiempos: "Las vides en cierne".
“La viña espera a su Señor”. Que el Señor nos confirme en sus palabras:
“Cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas,
porque vuestra redención está cerca.” (Lc. 21:28).