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¿QUÉ INVOLUCRA EL ARREPENTIMIENTO BÍBLICO?

El meollo de este asunto es si alguien puede salvarse, aunque no esté arrepentido y, por lo
tanto, ¡a pesar de no arrepentirse! El mandamiento de arrepentirse se expone en un lenguaje
inconfundible en las Escrituras (Lucas 13:3; Hechos 17:30). A muchos puede resultarle difícil
creer, bautizarse, amarse los unos a los otros, etc., pero arrepentirse es difícil para todo pecador.
El mandamiento de arrepentirse es muy probablemente el mandamiento más difícil entre los que
debemos cumplir, ya sea como inconverso o como santo. La Biblia contiene muchos pasajes que
exigen arrepentimiento y, sin embargo, persisten muchos malentendidos y perversiones al
respecto.

Se ve la importancia del arrepentimiento en la predicación. El arrepentimiento siempre ha sido


el mensaje de Dios (Jonás 3:4; Mateo 12:41; 3:1ss; 3:11; Mr. 1:4; Mt. 9:13; 11:20 en adelante;
Hechos 2:38; 3:19; 2 Pe. 3:9). El arrepentimiento está conectado a las promesas de Dios (Lucas
24:47; Hechos 2:38; 3:19). Las bendiciones del cielo no pueden sea nuestras a menos que nos
arrepintamos. Vamos a sufrir los horrores del infierno si no nos arrepentimos (Lucas 13:3, 5).

El arrepentimiento involucra más que simplemente decir: “Perdóname”


El arrepentimiento genuino es más que remordimiento. En Mateo 27:3 leemos: "Entonces
Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido
las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos". Hay dos
palabras griegas para arrepentimiento en el Nuevo Testamento. Aquí, la palabra metamelomai
literalmente significa "tener cuidado después" y denota un cambio de actitud. La idea de
remordimiento o lamento es la que señala esta palabra. El sentido es que Judas se lamentó de
su pecado, pero que no se arrepintió genuinamente. Cuando Pablo discute el arrepentimiento
en 2 Corintios 7:8-10, usa ambas palabras griegas para arrepentimiento. Metamelomai se
representa en LBLA como "tristeza". En otras palabras, Pablo no se lamenta de haber escrito la
primera carta ya que resultó en su arrepentimiento. El arrepentimiento total y genuino es la
palabra metanoeo que significa "conocer después" y denota un cambio de opinión. Este cambio
de mente incluye el remordimiento. Este es un dolor piadoso (2 Corintios 7:10). Implica decidir
o cambiar de voluntad. Esto fue lo expresado por el hijo pródigo cuando dijo: "Me levantaré e
iré a mi padre" (Lc. 15:18; Mt. 21:29). La reforma de vida también está involucrada en el
verdadero arrepentimiento (Lucas 3:8). Los efesios no solo lamentaban haber cometido un
pecado, sino que cambiaron su voluntad hacia Dios y contra el pecado y quemaron sus libros.
"Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus
hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros
y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era
cincuenta mil piezas de plata" (Hechos 19:18-19). El deseo y el esfuerzo por restaurar
también están involucrados en el arrepentimiento, y cuando eso no se puede hacer, como en el
caso en que uno ha hecho daño a otro que ahora está muerto, incluso entonces uno no puede
arrepentirse y continuar en pecado (Hechos 2:22-38; Efesios 4:28; Colosenses 3:3-7; 1 Cor. 6:9-
11).
El arrepentimiento exige “el cese de todas las prácticas ilícitas y la separación de todas las
relaciones antibíblicas
El verdadero significado del arrepentimiento se ve en los ejemplos bíblicos de ello. Cristo dijo a
los judíos: "Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la
condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que
Jonás en este lugar" (Lucas 11:32). Jesús detalló el de los habitantes de Nínive. ¿Qué hicieron?
(1) Jonás predicó. (2) La gente creyó en la predicación. (3) Se apartaron de su camino de maldad
(Jon. 3:10). Los ninivitas cambiaron su propósito hacia el pecado y se apartaron de él. Según el
Señor, esto es arrepentimiento.

En Mateo 21:28-29 Jesús dijo: "Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y
acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él,
dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue". En este pasaje es muy claro que el joven
cambió de opinión, y ese cambio lo llevó a un cambio de conducta. Así, una vez más, note que
la tristeza piadosa precede al arrepentimiento (2 Cor. 7:10). El arrepentimiento es un cambio de
parecer. "Pero después, arrepentido…” (Mateo 21:29). Y este arrepentimiento de cambio de
opinión, condujo a la reforma, porque Jesús dijo que el joven "fue" (Mt. 21:29). Tanto Juan el
Bautista como Pablo enseñaron que la reforma sigue al arrepentimiento. Dijeron: "Haced, pues,
frutos dignos de arrepentimiento…" (Lucas 3:8) "... que se arrepintiesen y se
convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento" (Hechos 26:20).

Como se dijo anteriormente, Juan el Bautista enseñó la necesidad del arrepentimiento (Mateo
3:2, 8; Marcos 1:4; Lucas 3:3, 8). Herodes había tomado a "Herodías, mujer de Felipe su
hermano… la había tomado por mujer" (Mr. 6:17). Legalmente, estaban casados, pero Dios
no aprobaba su matrimonio adúltero, y tampoco aprueba una unión adúltera hoy. Como se dijo,
estaban casados legalmente, pero estaban en adulterio, y Dios no aprueba las uniones adúlteras.
"Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano" (Mr. 6:18).
“Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías,
mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho" (Lc.
3:19). Juan era una persona justa y recta, tanto que incluso se decía que Herodes le temía
(Marcos 6:20). Aunque Herodes temía a Juan, y "se entristeció mucho" por la solicitud de "la
hija de Herodías" en la que pidió "la cabeza de Juan el Bautista" (Mr. 6:22, 24, 26). Esta
tristeza no era la "tristeza piadosa" que precede y que produce verdadero arrepentimiento,
porque Herodes envió inmediatamente a un soldado a matar a Juan, "... el guarda fue, le
decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la
muchacha la dio a su madre" (Mr. 6:27-28). Herodes y Herodías vivían en adulterio, pero en
lugar de separarse, como lo requería el arrepentimiento, permanecieron juntos y mataron al
predicador, ¡a Juan el Bautista!
Cuando Pablo escribió a los colosenses, él mencionó la fornicación y otros pecados que ellos
practicaron antes de convertirse en cristianos, y les dice: "Pero ahora dejad también
vosotros todas estas cosas" (Col. 3:5-8). En su epístola a los cristianos de Corinto menciona
entre otros pecados a los fornicarios, idólatras y adúlteros, y les dijo: "Y esto erais algunos"
(1 Corintios 6:9-11). Nota: Cuando la gente se arrepentía debido a la predicación de los
apóstoles, ellos abandonaban el adulterio y otros pecados de los que eran culpables. Igualmente,
cuando la gente de nuestro día o de cualquier época se arrepienten, deben hacer exactamente
lo mismo.
He usado durante años la siguiente ilustración: Supongamos que un hombre se levanta al final
de un servicio de adoración y dice que quiere ser bautizado. Él dice que cree que Jesucristo es
el Hijo de Dios, y así el predicador lo bautiza. Más tarde, después de vestirse, el predicador
observa que el hombre está usando el reloj que le habían robado al predicador, y le dice: "Me
robaste mi reloj". Supongamos que el hombre responde: "Sí, era tu reloj, pero lo robé, y ahora
desde que me bauticé, puedo quedarme con él". Supongamos, además, que mientras caminan
fuera del edificio este hombre entra al carro que le habían robado al predicador, y el predicador
le dice: "¡También me robaste el carro!", y el hombre le responde:" Sí, robé tu carro también,
pero ahora que me he bautizado es mío y me lo puedo quedar, y pienso llevarlo al servicio de
adoración cada vez que me congregue". Supongamos que, mientras el predicador está todavía
en estado de shock, mira dentro de ese carro, y él ve a su esposa a punto de irse con el hombre,
y grita: "¡¡También te robaste a mi esposa!!", y el hombre le dice: "Sí, robé tu reloj, tu auto y tu
esposa, ¡pero todos ellos me pertenecen ahora, porque me bauticé!" Pregunta: ¿Puede este
hombre quedarse con el reloj, el carro y la esposa del predicador y decir que está arrepentido?
Nadie que sea racional y que sepa lo que la Biblia enseña sobre el tema del arrepentimiento dirá
que puede quedárselos. Nunca he conocido o escuchado a alguna persona que fuera lo
suficientemente audaz para afirmar que alguien puede arrepentirse y, sin embargo, que puede
quedarse con el reloj o el auto robado. Sin embargo, sorprendentemente, he oído hablar al
menos a una persona que básicamente enseña que el arrepentimiento simplemente implica
decir, "Perdóname", ¡y este hombre enseña que una persona podría arrepentirse y quedarse con
una mujer con quien vive en una unión adúltera! Eso sí, niega que sea una unión adúltera, sin
embargo, la Biblia enseña que lo es. ¡Pero este señor, incluso afirmó que el hombre no podía
quedarse ni con el reloj ni con el carro, pero sí con la esposa! ¿Y cómo llegó a esa conclusión?
Él decía que el reloj y el auto tenían que ser devueltos porque pertenecían a otro hombre, pero
ahora que el segundo hombre se había casado con la mujer del predicador, ella le pertenecía a
él y no a su ex esposo. Por supuesto, él niega lo que la Biblia enseña cuando hace una contención
tan absurda. Cuando un hombre está tan determinado a justificar el adulterio, a los adúlteros, y
a las adúlteras, es evidente que allí aplica Oseas 4:17, "Efraín es dado a ídolos; déjalo".
Pablo enseñó que aquellos que practican el adulterio no pueden ir al cielo (Gálatas 5:19-21).
Nuestro Señor dijo: "Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por
causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada,
adultera" (Mt. 19:9) Él es quien tendrá la última palabra. "El que me rechaza, y no recibe
mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el
día postrero" (Juan 12:48).

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