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¿Ofrece el Evangelio de Tomás gnóstico una versión más fiel de los dichos de Jesús?

“Compartir” (150) de 21 de enero de 2016. Preguntas y respuestas


Escribe Antonio Piñero

Pregunta:

¿Es acaso posible que Tomás gnóstico nos ofrezca una versión más fiel de estos dichos
que, digamos, Mateo, Marcos y Lucas (hay pocas similitudes con Juan), es decir, una
aproximación mucho más cercana a las palabras que Jesús efectivamente pronunció?

RESPUESTA:

Se supone que se refiere Usted al Evangelio greco-copto de Tomás de Nag Hammadi .

Es un tema muy complejo y discutido. Pero la inmensa mayoría de los comentaristas


dice que en general no. No ofrece la versión original del material evangélico sinóptico,
sino una muy modificada por su perspectiva gnóstica. Pero, a la vez, sí ayuda a
confirmar –por otra vía— la antigüedad de ese material. Y, además, hay algunos dichos
que pueden ser auténticos de Jesús y que le material Sinóptico no ha tenido en cuenta.
Por ejemplo el dicho 83.

Lea, por favor, la Introducción a este Evangelio en la Edición de la “Biblioteca


gnóstica” de Nag Hammadi de la Editorial Trotta, Madrid, 4ª edición, 2014, en el Tomo
II.

Pregunta:

1: Me pregunto por qué si los Hechos son posteriores a Lucas, al menos en la primera
parte presenta una cristología menos avanzada que Lucas.

2: Me pregunto cómo es posible que si las Cartas de Pablo (las auténticas o algunas de
ellas) son anteriores en su composición a los propios evangelios, estos las ignoren;

3: Cómo se puede afirmar que los evangelistas, quienes fueren, no conocen los otros
evangelios y a la vez afirmamos que se "superan" sucesivamente, se corrigen, o se
rectifican...
RESPUESTA:

1. Los Hechos --aparte de la imaginación del autor-- van siguiendo unas fuentes
determinadas, que desconocemos, aunque sean contradictorias entre sí. Por ejemplo, si
para la “misión y peripecias de Pablo” a partir del capítulo 12, encontró un “bíos”, es
decir, una “biografía” de Pablo escrita por algún discípulo anónimo, o mejor dos relatos
de ese estilo, que hablaban sólo de las vicisitudes de su vida y muy poco de su doctrina,
y “Lucas” las fue siguiendo casi mecánicamente, se explicaría en parte el enigma de
cómo presenta a un Pablo tan distinto al de sus cartas, y cómo ignora totalmente que
éste compuso epístolas famosas y controvertidas en cuanto a su teología.

La cristología de Hechos 2 y 3 es en parte la paulina de fondo (véase Romanos 1,3-5 y


contrástese con esos discursos de Pedro). Pablo la desarrolla siguiendo pautas también
judías.

2. Los Evangelios no ignoran las Cartas paulinas, las dan por supuestas, pero no pueden
citarlas, porque no van, no “casan” de ningún modo con el género literario biográfico.
Todos los evangelios tiene el marco paulino de la interpretación de la muerte y
resurrección del Mesías.

3. Sí conocen los otros Evangelios. ¿Cómo se puede decir esto si Mateo y Lucas utilizan
como fuente a Marcos? Por eso lo corrigen. Pero en la Antigüedad, al menos en ámbito
judío, cuando se escribe un “escrito de refutación” no se compone como tal. Se escribe
una obra nueva, a veces sin mencionar el adversario, poniendo de relieve perspectivas
nuevas. Mateo y Lucas conocen de memoria a Marcos y Juan conoce todo el “material
sinóptico”, en especial a Lucas. El Evangelio de Juan no se comprende de ningún modo,
si no se conoce previamente al material sinóptico sobre Jesús que relee, reinterpreta y a
veces corrige en profundidad. Su Jesús es ininteligible si no se lo conoce antes por otras
fuentes.

Pregunta:

¿Cuántos de los dicipulos de Jesus, sabían leer y escribir ?

RESPUESTA:

Es una pregunta de difícil respuesta porque los textos no dicen absolutamente nada al
respecto. Pero sí pueden hacerse algunas deducciones vía indirecta. Por ejemplo, si
Santiago y Juan, hijo de Zebedeo, tenían una empresa de pesca con jornaleros (véase
Marcos 1,20) se suponen que debía de saber leer y escribir para hacer las facturas y las
cuentas. Igualmente Simón Pedro y Andrés. Si Judas era el tesorero del grupo según el
Evangelio de Juan (13,29), tenía que saber de cuentas. y se supone que cada uno tendría
su oficio y al menos algo sabrían. Pero más de eso no podemos saber.

Existe además la tradición, no segura ni mucho menos, que sostiene que casi todos los
varones judíos del siglo I d.C. iban a la escuela y sabían leer y escribir. Es totalmente
exagerada esta visión, pero nos puede indicar que hay probabilidades de que supieran
los apóstoles leer y escribir en lo esencial.

Saludos cordiales de Antonio Piñero


Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Jueves, 21 de Enero 2016


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