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I took Panama

L U I S A L B E RT O G A R C Í A J I M É N E Z
ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ
Gustavo Petro Urrego
Alcalde Mayor de Bogotá
SECRETARÍA DE CULTURA, RECREACIÓN Y DEPORTE
Clarisa Ruiz
Secretaria de Cultura, Recreación y Deporte
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Directora (e) Lectura y Bibliotecas
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Mauricio Alberto García Segura
Dirección Lectura y Bibliotecas
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Directora General Biblored
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Director General
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Subdirectora de las Artes
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Ministra de Cultura
María Claudia López Sorzano
Viceministra de Cultura
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Secretario General
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ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE LAS BIBLIOTECAS,
LA CULTURA Y LA EDUCACIÓN, BIBLOAMIGOS
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Asistente Administrativa
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Editor
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Revisión tipográfica
eLibros Editorial, Iván Correa
Diseño y producción eBook

Agradecimientos especiales a todos los autores e intelectuales que aportaron ideas y obras a este
proyecto por su confianza y generosidad.

© 1973, Luis Alberto García Jiménez


© 2014, SCRD-Idartes y Ministerio de Cultura

Edición digital: Bogotá, febrero de 2014


ISBN: 978-958-8321-92-9 (epub)

Licencia Creative Commons: Reconocimiento-No Comercial- Compartir Igual, 2.5 Colombia. Se


puede consultar en http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/co/###

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Contenido

Cubierta
Portada
Créditos

I TOOK PANAMA
Personajes
Primera etapa. Los Estados Unidos maniobran
Segunda etapa. Cómo se negocia un canal
Tercera etapa. “Ser o no ser, he ahí el dilema”
Personajes

Teodoro Roosevelt, presidente de los Estados Unidos


John Hay, Secretario de Estado
Secretario del Interior de Roosevelt
Secretario de Guerra de Roosevelt
Secretario de Cultura de Roosevelt
Secretario de Hacienda de Roosevelt
Philippe Bunau-Varilla, ingeniero francés y negociador de la Compañía
Nueva del Canal
Willam Nelson Cromwell, abogado neoyorkino, negociador del Canal
Locutor
Arbitro
Congresista de Estados Unidos 1
Congresista de Estados Unidos 2
Congresista de Estados Unidos 3
José Manuel Marroquín, presidente de Colombia
Tía de Marroquín 1
Tía de Marroquín 2
Tía de Marroquín 3
Ministro de Educación colombiano
Embajador norteamericano en Colombia
Soldado 1
Soldado 2
Erario Público
Liberal 1
Liberal 2
Liberal 3
Panamá
Vicealmirante Silas Casey de la armada de los Estados Unidos, destacado en
Panamá
Conservador
Embajador colombiano 1
Embajador colombiano 2
Embajador colombiano 3
Ministro de Relaciones Exteriores
Hombre de la calle 1
Hombre de la calle 2
Congresista 1
Congresista 2
Congresista 3
Congresista 4
Congresista 5
Presidente del Senado
Reportero de la Historia
Amador Guerrero, fundador de la República de Panamá
Lorenzo Marroquín, hijo y consejero del presidente colombiano
Primera etapa
Los Estados Unidos maniobran

I. El gabinete de atletas
Sobre la escena hay un tablero con el mapa de los Estados Unidos en 1774. Un
personaje entra y coloca sobre el rompecabezas su pedazo. Cada personaje hace
otro tanto hasta conformar el mapa actual de los Estados Unidos, junto con sus
colonias. Roosevelt entra. Mira el mapa detenidamente. Duda por un momento y
resuelve colocar el pedazo que corresponde a Panamá.
ROOSEVELT
Este será el orden del día. Necesitamos un canal americano, en
tierras americanas, para el pueblo americano.
Se frota las manos. Roosevelt está en pantaloneta y pita cual
profesor de gimnasia. En esas hace su entrada el Gabinete
Ministerial. Todos están en pantaloneta menos el Secretario del
Interior. Dirigiéndose a él.
He repetido innumerables veces que este gabinete debe ser un
gabinete de atletas. ¿¡Cómo ser consecuentes con el mapa que
tenemos enfrente si no se posee un estado físico ideal!? ¡Es
necesario tener un físico a toda prueba!
SEC. DEL INTERIOR
Perdone, señor presidente, pero como usted nos convocó para el
estudio de la apertura de un canal por Panamá, creí que ya no era
necesario correr la maratón de un lado a otro lado de nuestro
inmenso mapa.
ROOSEVELT
¡No quiero discusiones! Usted debe saber, señor secretario del
Interior, que los franceses ya se metieron en México y Panamá; los
ingleses están en el Caribe y en la Argentina, los españoles siguen
en Cuba y nosotros debemos anunciar categóricamente al mundo
como principio inmutable de nuestra política, que de ahora en
adelante, potencia alguna podrá establecer una colonia o apropiarse
de un territorio en cualquier lugar del continente sin nuestro
consentimiento; y en cualquier época, sea cual fuere. Y eso no lo
dije yo, lo dijo Monroe.
SEC. DE GUERRA
Estoy perfectamente de acuerdo. Máxime cuando nuestro gran
presidente Cleveland dijo: “Estados Unidos es prácticamente
soberano en este continente y su decisión es ley”.
SEC. DE CULTURA
Oportuna su intervención, señor secretario de Guerra. Yo también
tengo otra máxima que dice: ¡Donde quiera que flote la bandera de
los Estados Unidos, flotará también la cultura sajona-americana
iluminando el mundo!
ROOSEVELT
¿Eso quién lo dijo?
SEC. DE CULTURA
Yo, señor presidente.
SEC. DE HACIENDA
Felicitaciones a esa noble máxima. Por mi parte, no quiero silenciar
algo que puede servir para la historia. La grandeza de los Estados
Unidos debe basarse en la importación de materia prima a bajos
precios, y la exportación de mercancías a los precios más elevados
posibles. Y advierto que esta máxima también la digo yo, que no
soy menos que el señor secretario de Cultura.
SEC. DEL INTERIOR
Yo quiero decir otra máxima: Los Estados Unidos...
ROOSEVELT
¡Basta de máximas! ¡Ahora a nuestros ejercicios! ¡Desvístase,
señor secretario! (El Secretario del Interior se va desvistiendo
mientras los otros secretarios hacen prácticas de calentamiento.)
En el orden del día de nuestra reunión de hoy está el estudio de la
construcción del canal.
SEC. DE CULTURA
Yo tengo todavía, señor presidente, algunos puntos oscuros acerca
de eso.
SEC. DE GUERRA
¿Puntos oscuros? Permítame, señor secretario, hacerle una
analogía. Aquí tiene usted estas dos sillas (Al Secretario de
Cultura). Hágame el favor de saltar por encima de ellas, señor
secretario.
El Secretario de Cultura duda. Mira a todos; se dispone finalmente
a saltar. Se arrepiente.
SEC. DE CULTURA
Confieso que como secretario de Cultura no soy muy destacado en
las disciplinas físicas.
SEC. DE GUERRA
¿Quién desea saltar este obstáculo?
SEC. DE HACIENDA
Lo haré yo. (No puede.)
ROOSEVELT
¿Está listo, señor Hay?
SEC. DEL INTERIOR
¡Listo, señor presidente!
ROOSEVELT
¡Pues hágalo!
SEC. DEL INTERIOR
¡Por el tío Sam y toda su descendencia!
Toma vuelo, corre, pretende saltar y rueda por el suelo.
ROOSEVELT
¡Lamentable el estado físico de ustedes! ¡Lo haré yo! (Salta por
sobre las dos sillas fácilmente.) “¡I took Panama!” (Aplausos
vigorosos.)
SEC. DE GUERRA
¡Muy bien, señor presidente! Su salto debe ser ejemplo para futuras
generaciones. ¡Es necesario volar sobre los obstáculos!
ROOSEVELT
También sé cuál fue la intención suya, señor secretario. En lugar de
saltar, se pueden separar las dos sillas y pasar fácilmente. Lo que
demuestra que una vía acuática por Panamá es algo vital para los
intereses de la nación americana.
SEC. DE GUERRA
Y algo más, señor presidente… (Coloca las sillas frente al
Secretario de Cultura.) ¡Miserable!
SEC. DE CULTURA
¡¿Qué pasa, se ha vuelto loco?!
SEC. DE GUERRA
¡Más loco será usted! ¡Esa inmunda camiseta de barras y estrellas
no me gusta!
SEC. DE CULTURA
¡Más respeto con el emblema nacional, señor secretario!
SEC. DE GUERRA
¡Ese no es un emblema, es un pedazo de trapo!
SEC. DE CULTURA
¡No soporto más tamaños insultos!
SEC. DE GUERRA
¿Ah, no? ¿Qué puede hacer? ¡Veamos!
SEC. DE CULTURA
¡Ya verá lo que puedo hacer!
Se abalanza sobre el Secretario de Guerra, y se estrella contra las
sillas.
SEC. DE GUERRA
¿¡Se fija!? Supóngase que nos insultan al otro lado del mar. ¿Qué
vamos a hacer? ¿Estrellarnos contra esa faja de tierra que es
Panamá? Perdóneme usted los insultos, señor secretario de la
Cultura, eran sólo para demostrar la necesidad de abrir el canal para
que por allí pasen nuestros barcos de guerra. Tenemos a Cuba, por
ejemplo, y al otro lado Filipinas. Supóngase que estamos en Cuba y
Filipinas nos insulta. ¿Qué tendríamos que hacer? ¡No hay duda!
¡Llegar a Filipinas rápidamente para castigar su osadía! ¡Pero cómo
hacerlo si la faja de Panamá está ahí! ¡Tendríamos que dar la vuelta
por la Patagonia, bien al sur! ¿Ahora, está claro para usted, señor
secretario de Cultura, el porqué de la apertura de nuestro canal por
Panamá?
Todos aplauden tan brillante demostración.
SEC. DE HACIENDA
¡Y no solamente para el paso de barcos de guerra sino también para
el paso de materias primas! ¡Nuestros barcos mercantes traen
materias primas de Argentina, de Chile, del Perú… del Ecuador!
SEC. DEL INTERIOR
¡Y del Japón y del África...!
ROOSEVELT
¡Y de todo el mundo...!
SEC. DEL INTERIOR
¡Y nosotros aquí en Nueva York, necesitamos traer el oro de
California al otro lado de nuestro querido mapa!
ROOSEVELT
¡Y no sólo los barcos de guerra y los barcos mercantes, sino nuestra
cultura, nuestro jazz, nuestro rock!
SEC. DE GUERRA
¡Nuestras guitarras!
SEC. DEL INTERIOR
¡Nuestro “Way American’s Life”!
TODOS
No hay duda. Hay que construir el Canal. Nuestros intereses
nacionales así lo exigen. América para los americanos. ¡Vivan los
Estados Unidos!
SEC. DE CULTURA
¿Y Nicaragua?
SEC. DEL INTERIOR
¿Nicaragua? Nada tenemos que hacer en Nicaragua.
SEC. DE CULTURA
Sí. Podemos hacer un Canal por allí también.
SEC. DE HACIENDA
Ese proyecto es más costoso.
SEC. DE CULTURA
Señor presidente, yo no sé mucho de cultura física, mi empleo es
apenas la cultura. ¿Pero, me permiten hacerles una demostración?
ROOSEVELT
Desde luego, señor secretario. Pero breve porque no tenemos
mucho tiempo. Los franceses pueden de un momento a otro
recomenzar la construcción del canal.
SEC. DE CULTURA
Señor secretario de Hacienda, supóngase que usted es un vendedor
de paños y…
ROOSEVELT
Prefiero, en vez de paños, pelotas.
SEC. DE CULTURA
Oportuna su sugerencia, señor presidente. Así que usted, señor
secretario, es un vendedor de pelotas, y este es su almacén. (Le da
una silla.) Y yo soy otro vendedor de pelotas. (Toma la otra silla.)
Y ustedes son los compradores.
Los personajes se desdoblan.
SEC. DE HACIENDA
¡Pelotas, pelotas! ¡Compren aquí las pelotas más elásticas de
Norteamérica y del mundo! ¡Se lanzan aquí y pueden rebotar hasta
el Asia!
OTROS
¡Somos los compradores que vienen a comprar pelotas! ¡Queremos
pelotas buenas y baratas, porque somos un gabinete de atletas!
SEC. DE HACIENDA
¡Acérquense, acérquense acá! ¡Quien compre una pelota se lleva
una pelota! ¡Quién compre dos, se lleva dos, pero quien compre
tres, se lleva cinco pelotas! ¡Pague tres y lleve cinco! ¡Oferta hasta
agotar existencias!
OTROS
¿Qué tal sus pelotas, señor vendedor?
SEC. DE HACIENDA
Las mías, buenas, ¿y las suyas?
OTROS
¡No tenemos pelotas!
SEC. DE HACIENDA
Entonces apresúrense porque se agotarán en breve tiempo. ¡A diez
centavos cada pelota, a diez centavos!
OTROS
¡Diez centavos! ¡Qué precio! ¡Dennos sesenta pelotas! ¡Les
llevaremos pelotas a los señores del Congreso! (Juegan.)
SEC. DE CULTURA
¡Un momento, señores! (Quedan en suspenso.) ¡Aquí vendo
también pelotas, tan elásticas y buenas como cualquier otra y al
precio de cinco centavos!
OTROS
¿Cinco centavos? ¡Oigan! ¡Estas son mejores y más baratas!
SEC. DE HACIENDA
¡Alto! ¡Yo las vendo a cuatro centavos!
SEC. DE CULTURA
¡Y yo a tres!
SEC. DE HACIENDA
¡Y yo a dos!
SEC. DE CULTURA
¡Y yo a uno!
SEC. DE HACIENDA
¡Y yo a medio centavo!
SEC. DE CULTURA
¡Y yo se las regalo, señores y señoras!
OTROS
¡Esta es la mejor oferta! ¡Compremos aquí las pelotas! ¡La
competencia ha producido este milagro! ¡Y no tendremos ya una, ni
dos, ni tres pelotas! ¡Tendremos las pelotas que queramos!
SEC. DE CULTURA
Pues bien, señores. El juego ha terminado. Y ustedes mismos han
descubierto lo sano de la competencia.
ROOSEVELT
(Emocionado.) Excelente juego, señor secretario de Cultura.
Crearemos la competencia entre Panamá y Nicaragua. Así, el canal
nos saldrá casi regalado.
SEC. DE HACIENDA
Eso también tendrá saludables consecuencias para nuestro
enfrentamiento con la compañía francesa del canal. Se verán
obligados a vendernos a precio de huevo sus instalaciones de
Panamá.
SEC. DEL INTERIOR
Bueno... tampoco hasta allá, los huevos están muy caros.
ROOSEVELT
Eso no importa. Nosotros les impondremos el precio que queramos.
No lo olviden. Lo he dicho muchas veces. Anda despacio y con un
buen garrote en la mano, así irás muy lejos.
SEC. DE GUERRA
Hay sin embargo, señor presidente, una complicación. Panamá
pertenece a la República de Colombia.
ROOSEVELT
¿Y eso qué tiene que ver? Las cosas existen en cuanto nuestro
interés así lo demande. No sé qué es Colombia, ni me importa.
SEC. DE GUERRA
A los ojos de la comunidad Internacional, existe. Y habría que
negociar con Colombia directamente y no con Panamá
ROOSEVELT
Bueno, lo haremos. Pero tomemos primero lo que tengamos que
tomar y después nos preocuparemos por la ley y los detalles.
SEC. DEL INTERIOR
Habrá que tomar una buena faja de tierra del Istmo.
ROOSEVELT
¿Como cuánto?
SEC. DEL INTERIOR
Como unas cinco millas a lado y lado del Canal.
ROOSEVELT
Es poco, nos tomaremos diez.
SEC. DE GUERRA
¿Por qué no nos tomamos todo?
SEC. DEL INTERIOR
Por ahora es innecesario, a la larga todo será de nosotros, hasta la
Patagonia. Lo importante es darle un piso legal a todo esto.
ROOSEVELT
¿Y cómo?
SEC. DEL INTERIOR
Dictando una ley.
ROOSEVELT
¿Alguien tiene una ley aquí?
SEC. DE CULTURA
Yo no, pero conozco a alguien especialista en leyes…
ROOSEVELT
¿Quién?
SEC. DE CULTURA
John S. Spootner.
ROOSEVELT
¿Y sí es hombre de confianza?
SEC. DE CULTURA
Totalmente.
ROOSEVELT
Entonces que fabrique la ley. Nos veremos en el Congreso. Y antes
de determinar esta reunión quiero exhortarlos a que hagan sus
ejercicios físicos diarios. Tenemos que ser siempre los más fuertes.
Y estar preparados para todo.
SEC. DE GUERRA
Yo estoy haciendo diariamente mis ejercicios del desembarco. Ya
he hecho desembarcos en México, Cuba, Puerto Rico, Filipinas,
República Dominicana...
ROOSEVELT
Excelente, señores. Excelente. Quiero ver la doctrina Monroe
aplicada integralmente y creo en tal política con todo mi corazón:
“América para los americanos”.
Música americana. Antes de salir de escena, cantan:
TODOS
Somos la Ley,
somos la Ley, ¡yes!,
la única Ley.

¡No ser mexicana y menos


colombiana!
Pero todos tendrán que cumplir.
¡Qué grandeza!

Somos la Ley
la única Ley,
¡y ya no hay
nada que hacer!

Cubanos, argentinos,
brasileños, bolivianos,
también ecuatorianos
a todos nos chupamos
por eso aquí decimos:
“I took Panama!”
Salen trotando.

II. Dos ratas se encuentran


Entra un actor y recorre el escenario como buscando a alguien. Sale. Entra otro
actor por la lateral opuesta; recorre el escenario como buscando a alguien y sale.
Entran los dos actores y miran al mismo tiempo al horizonte; miran a las
laterales; miran al público. Finalmente, quedan frente a frente; se acercan el uno
al otro; se miran, se remiran.
VARILLA
Perdón, ¿el señor William Nelson Cromwell?
CROMWELL
Perdón, ¿el señor Philippe Bunau-Varilla?
AMBOS
(Se tienden la mano.) ¡Encantados de conocernos!
VARILLA
Soy ciudadano francés. Probablemente de origen sefardita.
CROMWELL
Soy ciudadano norteamericano, más conocido por el nombre de “El
Gancho”.
AMBOS
(Dándose la mano.) ¡Mucho gusto!
VARILLA
Gracias a mis méritos fui nombrado hace unos años ingeniero jefe
de la compañía francesa del Canal de Panamá.
CROMWELL
Gracias a mi atractiva simpatía y sutil inteligencia, fui nombrado
abogado único de la nueva compañía francesa del canal de Panamá.
AMBOS
¡Oh! ¡Tanto gusto! ¡Tanto gusto!
Se estrechan la mano.
VARILLA
Se me conocía en el Canal como inexorable y despiadado ante las
fallas morales y amigo sincero de todos los valientes y
consagrados.
CROMWELL
A mí se me conoce por “El Gancho” porque todo cuanto toco
gentes, negocios, pleitos, cosas, se me quedan como enganchados.
AMBOS
¡Oh! ¡Mucho gusto! ¡Mucho gusto!
Se estrechan la mano. Se hacen reverencias.
VARILLA
Después de fracasar la antigua compañía del canal, regresé a
Francia como jefe-socio y volví a Panamá después como jefe-
socio-interventor de la nueva compañía del canal.
CROMWELL
Y gracias a mí floreció la antigua compañía francesa del canal y
ahora en la nueva, me dispongo a hacerla florecer vendiéndole a los
Estados Unidos las instalaciones, existencias y experiencias de
nuestra antigua empresa. ¡Mucho gusto!
AMBOS
¡Definitivamente mucho gusto!
VARILLA
¡Soy su socio!
CROMWELL
¡Soy su socio!
VARILLA
¡Soy para usted!
CROMWELL
¡Soy para usted!
AMBOS
¡Somos el uno para el otro!
VARILLA
¡Yo soy el negativo!
CROMWELL
¡Y yo el positivo!
VARILLA
¡O yo el positivo!
CROMWELL
¡Entonces yo el negativo!…
AMBOS
¡De una misma foto! ¡La foto del triunfador!
Cantan y bailan música americana.
¡Somos socios!
¡Socios de la crema total!
Hacemos una llave sin igual;
pensamos sin quererlo casi igual;
y si quiere la noble concurrencia
vamos a hacer ¡una prueba magistral!
CROMWELL
Señor Varilla, ¿cree usted que podamos pensar igual?
VARILLA
¡Lo creo, señor Cromwell!
CROMWELL
Veamos.
Se concentran.
AMBOS
¡Uno!
VARILLA
¡Qué bien!
AMBOS
¡Siete!
CROMWELL
¡Necesariamente formidable! ¡Puede llegar hasta a ser increíble!
AMBOS
Trece... veintiocho... cincuenta y siete... ochenta... ciento diez...
ciento veinticinco...
CROMWELL
¡Fantástico! ¡Increíble!
AMBOS
Ciento veinticinco millones de dólares debemos pedirle a los
Estados Unidos por la venta de todas las propiedades, maquinarias,
grúas y escritorios de la compañía francesa del Canal. Y parte de
ese dinero será para nosotros.
CROMWELL
¡Que pillo tan honrado es usted, señor Varilla!
VARILLA
¡Qué sutil y redomado pillo es usted, señor Cromwell! (Se abrazan,
se besan.) ¡Mua! ¡Mua! ¡Mua! (Se toman del brazo y cantan.)
AMBOS
Somos dos ratitas
muy bien nutriditas...
CROMWELL
¡Yo de la ciudad!
VARILLA
¡Y yo del campo!
AMBOS
Y entre las dos ratitas
tan lindas y bonitas
comeremos, comeremos, comeremos.
Roeremos, roeremos, roeremos...
todos los quesitos...
y todos los culitos...
CROMWELL
¡Venderemos las instalaciones del Canal!
VARILLA
¡Por el precio más alto que podamos!
CROMWELL
En esta disputa de naciones...
VARILLA
Nosotros podemos salir aprovechando.
AMBOS
(Salen cantando.) Somos dos ratitas
tan lindas y bonitas
de la ciudad y el campo.
Comeremos, comeremos, comeremos...
Roeremos, roeremos, roeremos...
¡todos los quesitos
y todos los culitos!

III. Las ratas en el campo de batalla


LOCUTOR
Nos encontramos en el campo de “Las Circunstancias” para
llevarles a todos ustedes amables radioyentes, esta interesante lucha
de relevos entre dos bandos que se disputan la “Supremacía” ¡Pero
aquí hacen su aparición los equipos! ¡De un lado están el señor
Secretario de Estado, míster John Hay, el señor secretario de
Hacienda, míster Long Garrot, líder de la teoría de importación
barata de materias primas y exportación cara de mercancías, y el
señor secretario de Guerra, míster War Mistery Bush con sus cuatro
barquitos en el hombro que lo titulan como almirante total! ¡Todos
ellos acompañados por su manager, el señor presidente Teodoro
Roosevelt! (Salva de aplausos.) Ah, pero ya está aquí el otro
equipo, son los señores Buneau-Varilla y Nelson Cromwell,
representantes de la Nueva Compañía Francesa del Canal de
Panamá. ¡En estos momentos salen al centro del campo el
secretario de Estado, míster John Hay de un lado, y el señor Nelson
Cromwell del otro! ¡Al centro el árbitro, don Tierra de Nadie! El
árbitro les hace señas, los llama al centro, los instruye, ¡comienza la
pelea!
Salen al centro del ring. Hacen fintas. Se estudian como dos
buenos y afamados boxeadores. A cada frase pecuniaria del uno, el
otro acusa un gesto de dolor.
SEC. DE ESTADO
Queremos comprar sus instalaciones...
CROMWELL
Se las vendemos.
SEC. DE ESTADO
Esas instalaciones están gastadas.
CROMWELL
Pero tienen servicio para muchos años.
SEC. DE ESTADO
Entonces, ¿por qué no las utilizan ustedes?
CROMWELL
Hemos abierto casi la mitad del zanjón definitivo.
SEC. DE ESTADO
¿Y cuánto piden?
CROMWELL
¡Ciento cincuenta millones de dólares!
SEC. DE ESTADO
(Hace un gesto de dolor.) ¡Eso es mucho!...
CROMWELL
¡Doscientos!
SEC. DE ESTADO
(Gesto de dolor.) ¡Es mucho!
CROMWELL
(Ataca sin compasión.) ¡Trescientos, cuatrocientos, quinientos!
SEC. DE ESTADO
(Cae al suelo.) ¡No, no, no!...
LOCUTOR
¡EI secretario de Estado sangra por boca y nariz! ¡Es inminente su
relevo! ¡El presidente Roosevelt le hace señas para que se salga y
entra el secretario de Hacienda! (Se relevan.) ¡Y aquí tenemos la
continuación de esta apasionante pelea!
Cromwell y Secretario de Hacienda se estudian y ¡zas!
SEC. DE HACIENDA
(Golpeando a Cromwell.) ¡Es usted un aprovechado!
CROMWELL
(Gesto de dolor de Cromwell y Riposta.) ¡Negocios son negocios!
SEC. DE HACIENDA
¡Si piden demasiado no haremos “negocio” con ustedes!
CROMWELL
¿Cuánto dan?...
SEC. DE HACIENDA
¡Un millón!
CROMWELL
(Gesto de dolor.) ¡No!
SEC. DE HACIENDA
(Ataca sin compasión.) ¡Medio millón!
CROMWELL
¡Es demasiado poco!
SEC. DE HACIENDA
¡Un cuarto de millón!
Cromwell cae.
LOCUTOR
¡Qué gancho, señores! ¡Qué pelea tan emocionante! ¡Qué pelea!
¡Jamás en la historia de los pesos pesados se había visto semejante
encuentro! ¡El señor Nelson Cromwell yace en el suelo! ¡No se
mueve! ¡Está noqueado! (Lo releva Varilla.) ¡Pero ahí entra su
compañero el señor Bunau-Varilla, listo a sacar la cara por la
Compañía Francesa del Canal!
Cromwell sale y se enfrentan Secretario de Hacienda y Varilla.
VARILLA
¡Ustedes se aprovechan!
SEC. DE HACIENDA
Si siguen en ese plano, nos tomaremos las instalaciones.
VARILLA
(Golpeando bajo.) ¡Las potencias europeas nos defenderán!
SEC. DE HACIENDA
¡Ese es un golpe bajo!
VARILLA
(Golpeando.) ¡Francia!
SEC. DE HACIENDA
(Gesto de dolor.) ¡No!
VARILLA
¡Italia!
SEC. DE HACIENDA
¡No!
VARILLA
¡Rusia!
SEC. DE HACIENDA
(Cayendo de rodillas.) ¡Ay!
ROOSEVELT
(Desde la esquina.) ¡Háblele de Nicaragua!
VARILLA
(Rematándolo.) ¡Inglaterra!
El Secretario cae al suelo.
LOCUTOR
¡Tremendo golpe, señores y señoras! ¡Jamás habíamos visto una
pelea tan emocionante! Creo que el equipo del señor Roosevelt, se
va a rendir… ¡No! ¡Nada de eso! ¡Aquí viene al relevo nada menos
que el Secretario de Guerra!
Entra el Secretario de Guerra.
SEC. DE GUERRA
¡Si insisten, haremos el Canal por Nicaragua!
Cae Varilla.
CROMWELL
¡Eso es juego sucio!… ¡No lo permitiremos! (El Secretario de
Guerra sigue golpeando a Varilla.) ¡Está bien, está bien! ¡Time!
¡Time!
Los equipos se retiran a sus esquinas. En la esquina de Roosevelt.
SEC. DE GUERRA
¡Es hora de masacrarlos, señor presidente!
ROOSEVELT
¡No! Démosles el “Time”. A la larga nos podremos aprovechar de
ellos.
En la esquina de Varilla-Cromwell.
VARILLA
¡Van a negociar con Nicaragua!
CROMWELL
¡Imposible! ¡No hay que dejarlos!
VARILLA
¿Y qué vamos a hacer?
CROMWELL
Llamemos a Bogotá al señor Mancini, representante de la
compañía.
Cromwell se dirige al teléfono y marca un número.
LOCUTOR
¡En estos momentos, el señor Cromwell llama por teléfono a
Bogotá, seguramente para pedir ayuda! ¡Hay un suspenso que se
oye en el ambiente! ¡Qué pelea tan emocionante, señores!
Esquina de Roosevelt.
SEC. DE GUERRA
No los dejemos confabular, señor presidente, o nos pueden tomar
ventaja…
SEC. DE HACIENDA
Es posible que estén llamando a todas las potencias europeas para
que los ayuden a reiniciar la construcción del Canal…
ROOSEVELT
Desde que el viejo Lesseps murió ya no hay quien haga levantar
ese cadáver. No olviden que ni siquiera él mismo pudo hacerlo.
SEC. DE ESTADO
¿Pero Inglaterra? ¡Si Inglaterra se mete en esto, es peligroso que
nos noqueen!
ROOSEVELT
No teman. Inglaterra no se meterá en esto para nada. Ellos tienen
sus intereses en el canal de Suez y reconocerán los nuestros en
Panamá. De manera que ese par de pillos de seguro están llamando
a Bogotá para lograr una prórroga.
En la esquina de Varilla-Cromwell.
CROMWELL
(Al teléfono.) ¿Mancini al habla? ¡Hola Mancini!... No puedo
decirle cómo anda mi señora... hay algo más urgente que eso. El
gobierno de los Estados Unidos va a negociar con Nicaragua. Es
urgente, por lo tanto, que usted consiga una prórroga para nosotros
del gobierno colombiano, mientras logramos venderles a los
Estados Unidos las instalaciones de Panamá.
En la esquina de Roosevelt.
SEC. DE ESTADO
Si no se consigue la prórroga, negociaremos con Nicaragua.
ROOSEVELT
Qué barbaridad está diciendo usted señor secretario. Lo
construiremos por Panamá de todas maneras. Usted debería saber a
estas alturas que el proyecto de Nicaragua es mucho más costoso.
En la esquina de Varilla-Cromwell.
CROMWELL
¿Ya? (Asombrado.) ¿Cómo, señor Mancini, tan rápido consiguió la
prórroga? ¡Es usted un mago!… ¿Cómo? ¿Qué sólo fue cuestión de
unos cuantos dólares?... Sí...sí, desde luego; en esos países muertos
de hambre acostumbra a suceder eso... Claro que en los nuestros
también, pero no tan frecuentemente.
En la esquina de Roosevelt.
ROOSEVELT
De manera que construiremos el canal por Panamá, no le quede
duda. Esto de Nicaragua es tan sólo para ponerlos a sufrir… ¡Me
divierte esto!
En la esquina de Varilla-Cromwell.
CROMWELL
Felicitaciones, señor Mancini. Y confíe en nosotros. Ganaremos el
match. ¡La noticia que nos da, nos vuelve leones!
Varilla y Cromwell, saltan al centro del ring.
CROMWELL Y VARILLA
¡Estamos listos!
Saltan a la lona, el Secretario de Estado y el Secretario de
Hacienda.
SECRETARIOS
¡Nosotros también!
CROMWELL Y VARILLA
(Al tiempo.) ¡Encontramos los argumentos justos para que ustedes
construyan por Panamá y no por Nicaragua!
SECRETARIOS
¿A ver? ¡Que se oiga!
CROMWELL
¡En Nicaragua habría que excavar 227 millones de yardas cúbicas!
VARILLA
¡Y en Panamá, sólo 94!
CROMWELL
¡En Nicaragua se necesitan 40.500 toneladas de acero!
VARILLA
¡Y en Panamá, sólo 32.000!
Los Secretarios se ríen a carcajadas.
CROMWELL Y VARILLA
¿Qué pasa? ¿Por qué se ríen?
SECRETARIOS
¡En Panamá los trabajos de excavación están adelantados en un
35% y en Nicaragua ni siquiera se ha echado la primera palada! ¡En
Nicaragua hace poco retumbó el volcán Momotombo y en Panamá
no hay volcanes! (Se ven sobrados. Se ríen y regresan a su esquina.
Asombrados.) ¿Nooo? (Saltan a la arena el presidente Roosevelt y
el Secretario de Guerra. En coro.) ¡En Nicaragua habría que
construir un ferrocarril paralelo al canal y en Panamá ya está
construido; lo construimos nosotros en 1850 cuando la fiebre de
oro en California! ¡No nos están contando nada nuevo!
VARILLA
(A Cromwell.) ¡¿Tú sabías eso?!
CROMWELL
¡No! ¡Sí! ¡Mejor dicho!…
El Secretario de Guerra y el presidente Roosevelt golpean a los
negociantes y estos caen a la lona. Roosevelt victorioso entra a la
palestra y pone la pata encima de Varilla.
ROOSEVELT
¡Les daremos 40 millones solamente! ¡Podríamos no darles nada,
pero el gran hombre se reconoce por sus actos generosos!
VARILLA
(Debajo del tacón de Roosevelt.) Don Teodoro, ¿no podría darnos
45 pero que queden facturados sólo 40? Esos cinco milloncejos
quedarían para mi compañero y yo... (Casi llorando.) ¡Ahora que
quedamos sin empleo!… ¡Buuuuu!
ROOSEVELT
(Lo piensa.) ¡Sea así! ¡Hoy mi corazón está feliz porque hemos
tomado Panamá! ¡“I took Panama”! ¡Y que este triunfo les sirva de
lección a las nuevas generaciones de americanos! Las cosas se
consiguen así. Caminando despacio y con un buen garrote en la
mano, se llega muy lejos. Pero para manejar bien el garrote se
necesita un gabinete de atletas. ¡Hurra por mis muchachos!
En grabación se oye el hurra de un estadio.
LOCUTOR
¡El match de boxeo ha terminado con una rotunda victoria de
nuestro “Gabinete de Atletas” que impuso al equipo de “La
Compañía Francesa del Canal” la humillante derrota de 40 millones
de dólares! Ahora nos trasladamos al Congreso de los Estados
Unidos en donde será sancionada la victoria de nuestro gran
Presidente… ¡Teodoro Roosevelt!

IV. El congreso de los atletas


Entran a escena tres congresistas gringos que hablan en rap.
CONGRESISTAS
(En coro.) Somos el Congreso de los Estados Unidos
y el día 12 de junio de 1902
aprobamos la ley del congresista Spooner,
Spooner, Spooner
que en sus partes principales reza así:
CONGRESISTA 1
“Autorízase al presidente de Estados Unidos
para que, para que
mediante el pago de una suma que no exceda
que no exceda los 40 millones de verdosos,
billeticos recién hechos
fresquitos, calienticos y prensados
adquiera los derechos,
privilegios,
franquicias, concesiones,
o cesiones de esa tierra y sus derechos de tránsito,
con obras inconclusas, incluidas
maquinarias como nuevas; además
de otras propiedades raíces, si es posible,
con los muebles, los inmuebles,
muchos muebles si quieren y más muebles;
de ambas clases combinadas
y cualquiera que fuese su natura
y su belleza anexa o su renombre o fama,
no importa lo que fuere,
como fuere,
donde fuere,
pero todo facturado
por los mismos cuarenta millones,
los únicos cuarenta
los insólitos cuarenta,
facturado todo, todo,
todo eso que se dice
que la Company esa
que se titula Nueva
y se trama de canal
y se precia de francesa
y se encuentra en Panamá…
CONGRESISTAS
(En coro.) ¡Posea! ¡Todo!
Paso de tap.
CONGRESISTA 2
¡Un momento!
CONGRESISTA 3
¿Qué pasa?
CONGRESISTA 2
¡Aquí hay algo que no me gusta!
CONGRESISTA 1
¿No le gusta? ¡Oiga, todo eso es barato por cuarenta millones de
dólares! ¿Qué más quiere?
CONGRESISTA 2
¡Aquí se ha hablado de Nicaragua, de la Compañía Nueva del
Canal, de hacer el canal por Panamá, pero no se ha hablado de lo
más importante! ¡No se ha estipulado el tiempo! ¿Por cuánto
tiempo creen que vamos a usufructuar el canal? ¿Vamos a construir
un canal para entregarlo después a los diez años? ¿O a los veinte?
CONGRESISTA 3
¡A los cincuenta!
CONGRESISTA 1
¡A los cien!
CONGRESISTA 2
¡A los doscientos!
CONGRESISTA 3
¡Eso me gusta!
CONGRESISTA 2
¡Pues no es suficiente! ¡No puede ser suficiente! ¿De verdad
ustedes creen que nuestra gran Nación va a durar cien años?
CONGRESISTA 3
(Tímidamente.) ¿Ciento…cincuenta años?…
CONGRESISTA 1
¡Trescientos años!
CONGRESISTA 3
¡Eso me gusta!
CONGRESISTA 2
¡La eternidad!
CONGRESISTA 3
¿La eternidad?
CONGRESISTA 1
¿La eternidad?
CONGRESISTA 2
¡La eternidad!
CONGRESISTA 3
¡Formidable! ¡No será por cincuenta, ni por cien, ni por doscientos,
ni siquiera por quinientos, ni por media eternidad! ¡Será por la
eternidad entera! ¡Por la eterna eternidad! ¡Qué bella frase!
CONGRESISTAS
(Los tres cantan un blues.) Eternidad,
eternidad,
eternidad

Eternidad…
serás nuestra…
serás la eterna Ley,
en el verano
de mil novecientos dos.

Eternidad…
mi fiel eternidad,
mi corazón,
mi Ley, mi amor tendrás;
y cuando te vuelva a ver
serás la inmensidad…
Entra Roosevelt.
ROOSEVELT
¿¡Qué hacen?! ¡Nada de romanticismos! ¡Queremos hombres
fuertes y con los pies bien firmes sobre la tierra! ¡Al trote, ar!
(Comienzan a trotar hacia la salida.) ¡Y con cien años es más que
suficiente! ¡Go! ¡go! ¡go!
Salen.
Segunda etapa
Cómo se negocia un canal

I. El país de la procesión
Marroquín atareado, concentrado en un libro. Entran las tres tías cantando.
TÍAS
(En coro.) Con zeta se escriben azada, vergüenza,
hozar, despanzurra, bizcocho, azafrán,
azufre, bizarro, calzones y trenzas,
coraza, lechuza, durazno, azacán.
TÍA 1
¡Ahora con la jota!
TÍAS
(En coro.) Llevan la jota: Tejemaneje,
objeto, hereje, dije, ejercer,
ejecutoria,
apoplejía,
jergón, bujía,
vejiga, ujier.
TÍA 2
¡Ahora con la ye!
TÍAS
(En coro.) Con ye se escriben gayo, boyero, concluyente,
guayaba y adyacente, cayados, arrayán,
ahuyentar, ayuda, leyenda, bayoneta,
joya, inyectar, bayeta, mayúscula, jayán. (Se ríen.)
TÍA 3
¡Somos gramáticas!
TÍA 1
¡Sintácticas y ortográficas!
TÍA 2
¡Gracias a José Manuel!
TÍA 3
¡Ahí está!
TÍA 1
No interrumpamos al pobre...
TÍA 2
Desde que es presidente...
TÍA 3
Ya no tiene ni tiempo de comer.
TÍA 1
Muy grande problema debe de tener.
TÍA 2
Se dice mayúsculo y se escribe con ye.
TÍA 3
Y escribir, no olvides, ha de ser con be.
TÍA 1
¿Con la v de vaca?
TÍA 2
¡O con la b de burro!
TÍA 3
¡Que el uno y el otro, animales son!
TÍA 1
Bueno, dejémonos de versos y arreglemos esto.
TÍA 2
Yo traeré un cesto.
TÍA 3
Y yo puliré el resto.
TÍA 1
Y yo puliré presto.
TÍA 2
¡Para que sillones, floreros y tiestos!
TÍA 3
¡Queden bien pulidos, donosos y enhiestos!
TÍAS
(En coro.) Por más que queremos dejar de hablar en verso
no logramos hacerlo,
y queriendo obtenerlo,
muchas veces hablamos en reversa!
TÍA 1
¡Corazón de Jesús, no podríamos dejar de hablar en verso!
TÍA 2
¡Ya estoy harta!
TÍA 3
¡Y yo rejarta!
Suena golpes de aldabón.
TÍA 1
¿Quién será?
TÍA 2
¿Un liberal?
TÍA 3
¡Si es un liberal yo salgo a escape!
TÍA 1
¡No abramos! ¡Detrás de esa puerta debe haber un mundo extraño!
TÍA 2
A esta santa casa, jamás entró...
TÍA 3
¡Ese horrible mundo lleno de pecado!
CORO
¡No abramos!
TÍA 1
¡Pero puede ser el Sagrado Corazón de Jesús!
TÍA 2
Eso a veces ha sucedido...
TÍA 3
Alguien toca la puerta...
TÍA 1
Y no es un pecador...
TÍA 2
¡Sino un santo!
TÍA 3
¡San Antonio, nuestro patrono!
TÍA 1
¡O San Judas Tadeo!
TÍA 2
O el Judío errante...
TÍA 3
O Jesús...
TÍA 1
¿Abrimos?
TÍA 2
¿No abrimos?
TÍA 3
¡Qué suspenso!
MARROQUÍN
Abran, queridas tías, que es el Ministro de Educación...
TÍA 1
(Pasa la voz.) Es el Ministro de Educación...
TÍA 2
(Ídem.) Es el Ministro de Educación...
TÍA 3
(Ídem.) Es el Ministro de Educación...
TÍA 1
¡Yo abro!
TÍA 2
¡Yo hago el chocolate!
TÍA 3
¡Y yo las colaciones!
Entra el Ministro de Educación.
MIN. DE EDUCACIÓN
¿Está el señor presidente?
TÍA 1
Está, pero absorto en graves problemas...
MIN. DE EDUCACIÓN
Los tiempos que corren son difíciles, querida señora.
TÍA 1
Mientras los demás retozan, él afronta los problemas...
MIN. DE EDUCACIÓN
¡Es cierto! ¿Puedo hablar con él?
MARROQUÍN
Siga, siga querido Ministro... de Educación.
MIN. DE EDUCACIÓN
Ya estoy a su lado, señor Presidente...
MARROQUÍN
¡Qué apasionante!
MIN. DE EDUCACIÓN
Pero también peligroso...
MARROQUÍN
Ningún peligro, señor ministro...
MIN. DE EDUCACIÓN
La guerra siempre fue un peligro, señor presidente.
MARROQUÍN
No me refería a la guerra, señor ministro, sino a este apasionante
anagrama. ¿Qué cree usted que salga de Leopoldo Cajiao?
MIN. DE EDUCACIÓN
¿Ají de León?
MARROQUÍN
¡No señor, ajiaco de pollo!
MIN. DE EDUCACIÓN
¡Debo confesar que en cuestiones de anagramas, no soy sino un
amateur!
MARROQUÍN
¡No se dice amateur, se dice aficionado!
MIN. DE EDUCACIÓN
¡Exactamente, señor presidente!
MARROQUÍN
Bien, señor ministro de la Guerra...
MIN. DE EDUCACIÓN
Ministro de Educación, excelencia.
MARROQUÍN
Precisamente... No sé por qué dije eso... señor ministro de
Educación, estoy para servirle...
MIN. DE EDUCACIÓN
Señor presidente, usted me llamó y...
MARROQUÍN
Precisamente... yo lo llamé... (Intempestivamente.) ¿Ha leído la
última novela de misterio?
MIN. DE EDUCACIÓN
No, señor presidente... pero le prometo que la leeré…
MARROQUÍN
Bueno, bueno... eso no importa... Yo lo había llamado para...
¡Caray! Para qué lo llamé... ¡Ah! Para la inauguración de nuestra
Sociedad Literaria... No... no es eso... ¿Para qué lo llamé, Dios
mío?
MIN. DE EDUCACIÓN
Me permito recordarle, señor presidente que hoy es el Día de la
Procesión.
MARROQUÍN
¡Ah! ¡Sí! Se me olvidaba. Hemos consagrado el país a la Procesión
y hoy es su día... Necesito que usted me ayude, señor ministro, a
confeccionar el discurso, mientras yo hago este otro apasionante
anagrama...
MIN. DE EDUCACIÓN
Señor presidente... ¿No es mejor que usted lo haga? Yo no sé muy
bien lo que ha de decirse...
Entran las tías, rodean al Ministro.
TÍA 1
¡Mijo, aquí está el chocolatico!
TÍA 2
¡Y aquí un bizcochito!
TÍA 3
¡Y aquí otro poquito de chocolatico!...
TÍA 1
¡Y otro bizcochito!...
TÍA 2
Estás muy lindo mijo...
TÍA 3
¿Y cómo está Elvirita?
TÍA 1
¿Y cómo está Pachito?
TÍA 2
¿Y cómo está mijito?
MARROQUÍN
¡Basta ya!
CORO
Estás muy lindo mijo...
Salen en carrera.
MARROQUÍN
Bueno, estábamos...
MIN. DE EDUCACIÓN
En que hoy es el Día de la Procesión, señor presidente…
MARROQUÍN
Exactamente, exactamente… ¿Y hay que ir a la procesión?… ¿Y
lanzar un discurso?... ¿Y cómo lo haremos?… Bueno, bueno…
ensayemos... Hágame la merced señor ministro de hacer de público
y yo lanzo el discurso...
Marroquín se sube en la mesa. El Ministro oye.
MARROQUÍN
¡Compatriotas! Hoy, Día de la Procesión, hemos consagrado al país
a esa magna empresa... y me satisface ardientemente ver a la nación
en su mejor época... la paz corre por nuestros campos... el fisco
nacional está en superávit y...
MIN. DE EDUCACIÓN
Perdón, excelencia... ¿No es un poco exagerado?
MARROQUÍN
Puede que lo sea, pero yo lo digo... o, entonces ¿el poder para qué?
(Suenan golpes de aldabón. Las tías entran y salen por uno y otro
lado.) ¿Qué pasa? (Suena campanas de iglesia.) ¿Qué pasa?
LAS TÍAS
(En coro.) ¡Manuelito, Manuelito, la procesión ha comenzado!
Se oyen repiques de tambor, Marroquín y el Ministro de Educación
se arreglan la corbata, se alisan el pelo, miran a lontananza.
MARROQUÍN
¿Lo que viene allí es la Procesión?
MIN. DE EDUCACIÓN
Creo que sí, excelencia.
MARROQUÍN
Pero es una sola persona la que viene.
MIN. DE EDUCACIÓN
Es cierto... Me parece excelencia que es... sí... es él...
MARROQUÍN
¿Quién?
MIN. DE EDUCACIÓN
El señor embajador de los Estados Unidos...
MARROQUÍN
Y qué viene a hacer acá, por Dios. ¡Hoy es el Día de la Procesión!
¡No puedo atenderlo!
MIN. DE EDUCACIÓN
Seria peligroso no hacerlo...
Entra el Embajador.
EMBAJADOR
¡Excelencia!
MARROQUÍN
¡Excelencia... llega usted en un momento difícil! Hoy es el Día de
la Procesión... y…
EMBAJADOR
¿Procesión?
MARROQUÍN
Sí excelencia, se escribe con c y s.
EMBAJADOR
Excelencia, lo que me trae aquí es más importante que la ortografía,
vengo en nombre del presidente Teodoro Roosevelt a hablar con
usted sobre el canal de Panamá...
MARROQUÍN
Canal de Panamá... Qué interesante anagrama. Pero no tengo
tiempo ahora... Dejémoslo para más tarde...
EMBAJADOR
¡Esto queda bajo su responsabilidad, excelencia!... ¡Si no quiere
hablar sobre el canal de Panamá, negociaremos con Nicaragua!
MARROQUÍN
Nicaragua... otro bello anagrama... pero... por Dios, señor
embajador de los Estados Unidos... ¡hoy es el Día de la Procesión y
debo lanzar mi discurso!...
MIN. DE EDUCACIÓN
¡Ahí viene la procesión!
MARROQUÍN
Ya no hay tiempo. Quédese usted a mi lado, excelencia, esta
procesión nos puede ser de provecho...
MIN. DE EDUCACIÓN
(Como un animador.) Y ahora señoras y señores, verán la
procesión colombiana dividida en cinco pasos. Primer paso la
“Guerra de los Mil Días”.
Entran el Soldado 1 de azul y el Soldado 2 de rojo.
SOLDADO 1
¡Soy el soldado conservador!
SOLDADO 2
¡Soy el soldado liberal!
SOLDADO 1
¡Combato por sostener el gobierno!
SOLDADO 2
¡Combato porque el Partido Liberal tenga representación en el
gobierno!
SOLDADO 1
¡Miente! ¡Usted es un ateo! ¡En el Día de la Procesión los ateos no
pueden gobernar!
SOLDADO 2
¡No soy ateo!
SOLDADO 1
¡Usted es el diablo!
SOLDADO 2
¡No soy el diablo! ¡Soy campesino colombiano y soy creyente!
SOLDADO 1
¡Yo también soy campesino!
SOLDADO 2
Entonces, si ambos somos campesinos, ¿por qué peleamos?
MIN. DE EDUCACIÓN
(A Marroquín.) ¡Están pensando demasiado, excelencia!
MARROQUÍN
(Baja y anima al soldado 1.) Mentiras, soldado, no te dejes
engañar, él es un ateo. ¡Un horroroso ateo! ¡Dale duro! ¡Eso!
¡Bravo!
Los dos soldados combaten; el liberal va ganando.
MARROQUÍN
¡Necesito fusiles! ¡Dispárale soldado, mátalo! ¡No puede disparar
con un sable! ¡Necesito fusiles!
Salen combatiendo los soldados.
EMBAJADOR
¡Excelencia, yo tengo los fusiles! ¡Con ellos podrá masacrar a esos
malditos!
MARROQUÍN
(Con vehemencia.) ¡Sí, eso es lo que quiero! ¡Decreto la guerra a
muerte contra esos malditos ateos!
EMBAJADOR
(Insinuante.) Si usted nos vende Panamá...
MARROQUÍN
Vendo cualquier cosa... ¡Pero necesito fusiles, armas, bombas,
cañones!
MIN. DE EDUCACIÓN
(Como animador.) ¡Segundo paso del Día de la Procesión!
¡Lamentaciones del señor caído, don... “Erario Público”!
Entra Erario Público con cruz al hombro y corona de espinas en la
frente.
ERARIO PÚBLICO
(Lamentándose.) Soy el erario público... Soy una verdadera
calamidad... No tengo para pagar a los maestros de escuela ni para
los hospitales, ni para carreteras. Y todos se lamentan y me ruegan
y me lanzan oraciones, pero, ¿qué puedo hacer, si estoy más caído
que el Señor de Monserrate? Yo no tengo la culpa... ¡Dios mío!
¡Son los burócratas politiqueros, los contratistas sin Dios ni ley que
con sus negociados no me dejan en paz! Entran a saco en mis
bolsillos y no me dejan ni siquiera un mendrugo de pan...
MARROQUÍN
(Airado.) ¡Miente! ¡Nuestro honor es inmaculado! ¡Jamás nos
hemos manchado con ningún negociado! ¡O si no, muestre las
pruebas! ¡El culpable es el pueblo que no quiere pagar los
impuestos, que lo evade y nos obliga a emitir más y más dinero!
¡Hemos emitido mil millones de papel moneda! ¡Para que sus
bolsillos estén llenos! ¿Qué más quiere?
ERARIO PÚBLICO
¡Son ya demasiados los impuestos! ¡Y el pueblo no puede pagar
más!
MARROQUÍN
¡Pues quien quiera su celeste que le cueste!
ERARIO PÚBLICO
¡Pero son los ricos los que no pagan los impuestos, los evaden!
MARROQUÍN
(Tapándole la boca.) ¡Cállese! ¡Cállese!, ¡ateo asqueroso!
ERARIO PÚBLICO
(Tratando de hablar.) ¡Déjeme hablar, quiero confesarme
públicamente!
MARROQUÍN
(Forcejeando.) ¡No se lo permitiré! ¡No se lo permitiré, bellaco!
¡Decreto emisión de papel moneda por cien millones, por
doscientos, por trescientos, por cuatrocientos!
Saca papel del bolsillo y se lo va metiendo en la boca del erario
hasta casi ahogarlo.
EMBAJADOR
Cálmese excelencia, su corazón puede hacerle una mala jugada.
MARROQUÍN
(Tiembla de la rabia.) ¡Es que no le permito a nadie, menos al
Erario Público que diga tamaño adefesio!
EMBAJADOR
De todas maneras usted le metió demasiado papel en la boca y
puede ahogarse... Es necesario tener moneda contante y sonante...
Nosotros le podemos hacer un préstamo... ¿Un millón de dólares le
parece bien?
MARROQUÍN
Está bien, señor embajador, mil gracias. Usted es un hombre
comprensivo...
EMBAJADOR
¿En qué lo quiere, en aparatos para pelar papas, en cepillos de
dientes o en helicópteros?
MARROQUÍN
En cepillos de dientes... tengo un mal sabor en la boca.
EMBAJADOR
Pues yo seriamente, le recomiendo lo último.
MIN. DE EDUCACIÓN
(Como un animador.) ¡Tercer paso del Día de la Procesión! ¡Los
liberales se toman Panamá!
MARROQUÍN
¡Ese paso no lo permito! ¡Cualquier cosa menos ese paso! ¡Atrás,
atrás!
MIN. DE EDUCACIÓN
¡Pero, señor presidente, la procesión va a quedar incompleta!
MARROQUÍN
¡Que entren las tías mientras veo qué hago!
Entran las Tías 2 y 3 recitan en coro el verso de la “p” mientras
Marroquín se arrodilla a orar.
TÍAS 2 Y 3
(En coro.) Con “p” se escribe papá, poder, política, pellejo
papa, pandemónium, policía, Pumarejo,
petróleo, pozos, permisos, pedaleo,
perros, pillines, patrañas y pendejo.
Salen.
MARROQUÍN
¡Dios mío, dame luces para encontrar el camino de la verdad!…
¡He debido quedarme en mi ortografía solamente... y no meterme a
Presidente!
Entran los Liberales 1 y 2 arrastrando a Panamá y empujan a
Marroquín.
MARROQUÍN
¡Ese paso, no! ¡Ese paso, no! ¡Dije que ese paso, no!
LIBERAL 1
¡Tenemos a Panamá! ¡Pediremos rescate por ella!
LIBERAL 2
¿Y a quién, a los godos o a los gringos?
LIBERAL 1
¡Si los gringos nos dan armas para acabar con los godos, les
daremos a Panamá gratis!
PANAMÁ
¡Señores, por favor no me entreguen! ¡Soy colombiana... quiero
seguir siéndolo y...!
LIBERAL 1
¡Cállese!
PANAMÁ
¡Pero lo que van a hacer es una locura!
LIBERAL 2
¡Por ahora, lo que tiene que es hacer es callarse!
LIBERAL 1
¡Y servirnos de comer!
PANAMÁ
¡No soy una sirvienta!
MIN. DE EDUCACIÓN
¡Ahí vienen los godos!
Entran las Tías 2 y 3.
CORO DE TÍAS
¿Nos llamaron? ¡Con nosotras sí no se juega! ¡Ateos!
Les dan patadas a los Liberales. Estos salen corriendo.
PANAMÁ
¡Menos mal que llegaron ustedes!
TÍA 2
¡Silencio! ¡Sírvanos de comer!
PANAMÁ
(Colérica.) ¡Todos ustedes me tratan como sirvienta!
TÍA 3
¡Cállese, Panamá!
MIN. DE EDUCACIÓN
¡Ahí vienen los liberales!
Los Liberales entran y dan patadas a las tías que salen en carrera.
MARROQUÍN
¡Esto sí que no lo puedo permitir! ¡A la familia conservadora no la
pueden tratar así! ¡Guerra a muerte contra esos asquerosos ateos!
MIN. DE EDUCACIÓN
¡Señor presidente, pero no hay armas, ni buques! ¿Qué hacemos?
MARROQUÍN
(Al Embajador.) ¿Qué hago, señor embajador?
EMBAJADOR
Bueno, usted ya me debe un millón de dólares en cepillos de
dientes y... no sé… Pero…
MARROQUÍN
¿Pero?
EMBAJADOR
Puede haber una salida.
MARROQUÍN
¿Cuál, señor embajador? ¿Cuál?
EMBAJADOR
Ordene que los ejércitos de mi país pongan orden en Panamá.
MARROQUÍN
¡Sí! ¡Eso, que vengan! Señor ministro, un cable al embajador de
Colombia en Washington: “Bogotá, 20 de septiembre de 1902.
Señor embajador, solicite presidente Roosevelt intervención
Panamá, apelando al artículo 35 del tratado de 1846, como se ha
hecho en situaciones análogas, solicitamos que nos invadan con
carácter urgente. Firmado, presidente Marroquín, ministro de
Relaciones Exteriores, Paul”.
MIN. DE EDUCACIÓN
Excelencia, leo el cable de respuesta “Washington, septiembre 19
de 1902. Referente a su petición del 20 de los corrientes,
anunciémosle heroico desembarco de nuestros mariners en Panamá
desde hace dos días”.
MARROQUÍN
Increíble la rapidez de su telégrafo, señor embajador.
MIN. DE EDUCACIÓN
(Como animador.) ¡Señoras y señores!, sigue la Procesión
colombiana. Cuarto paso, ¡los mariners invaden Panamá y se firma
el tratado de Wisconsin, que da fin a la Guerra de los Mil Días!
VICEALMIRANTE
¡Soy el Vicealmirante Silas Casey, de la Armada Naval de los
Estados Unidos! Y desde este momento decreto que no se permitirá
a ninguno de los beligerantes armar camorra en los lugares de la
línea del ferrocarril de Panamá, ni en las ciudades de Colón y
Panamá, ni el uso del ferrocarril, ni a los rebeldes, ni a las tropas
del gobierno colombiano! ¡Quien no cumpla esta orden… quien no
cumpla esta orden… (Furioso.) aténgase a las consecuencias!
MARROQUÍN
(Airado.) ¡Señor vicealmirante! ¡Usted extrema sus funciones! ¡El
asunto es contra los liberales únicamente, no contra el gobierno
colombiano!
VICEALMIRANTE
¿Me está dando órdenes?
MARROQUÍN
¡Estoy sugiriendo!
VICEALMIRANTE
¡No admito ese tono de mando!
MARROQUÍN
(Amablemente.) Querido señor vicealmirante Silas Casey… Usted
está extremando sus funciones… El asunto es contra los liberales
solamente, no contra el gobierno colombiano…
VICEALMIRANTE
¡Si no se retira ya a un tiro de cañón de una de nuestras naves,
mando a hacer fuego!
MARROQUÍN
Pero, señor embajador, ¿qué es esto?
EMBAJADOR
Esto es la paz.
MARROQUÍN
Pero, ¿a qué precio?
VICEALMIRANTE
¡Que entren los camorristas!
Entran el Liberal y el Conservador. El Vicealmirante les extiende
sendos papeles.
LIBERAL
¿Qué es esto?
VICEALMIRANTE
El tratado de Wisconsin... (El Liberal lo va a leer.) ¡No es
necesario que lo lea! ¡Firme solamente...!
LIBERAL
Pero... yo no puedo firmar algo así... ¡sin leer!
VICEALMIRANTE
¡Fírmelo primero y después lee! ¡No tengo tiempo que perder!
MARROQUÍN
(Ordenando.) ¡Fírmelo! ¡Lo que haya por discutir ya lo discutió
nuestro embajador en Washington!
CONSERVADOR
Pero, excelencia... ¡Yo también quisiera enterarme de qué es lo que
dice el dicho tratado!
EMBAJADOR
Está bien, lea la cláusula número siete, que es la que nos interesa...
CONSERVADOR
(Leyendo.) Se convocará a elecciones para el Congreso, debiendo el
gobierno colombiano comprometerse a que se efectúen con pureza
y legalidad. Y queda obligado el Congreso a tratar sobre la reforma
de la Constitución, la reforma laboral y la reforma del sistema
monetario para valorizar el papel moneda y comenzar sin más
dilaciones con la negociación del Canal de Panamá...
MARROQUÍN
Hasta ahora me entero de eso, señor embajador... yo quisiera
decirle que...
EMBAJADOR
Antes de decir cualquier cosa, le recuerdo que en estos momentos
nos está debiendo un millón ochocientos mil dólares...
MARROQUÍN
Señor embajador... usted me prestó un millón solamente... y eso en
cepillos de dientes...
EMBAJADOR
Si, pero ¿y los intereses, señor presidente? Usted tal vez no lo
comprende, pero todo capital no es huérfano. Tiene que producir
una renta... No es por caridad que hemos prestado ese dinero...
MARROQUÍN
Pero, ¿cómo pago todo eso?
EMBAJADOR
¿Qué le parece Panamá, señor presidente?
MARROQUÍN
Sí... ahí está Panamá... es verdad... ¡Pero eso sería como entregar la
soberanía!... Yo... ¿Me permite pensarlo un poco más, señor
embajador?
EMBAJADOR
Si usted no negocia ya, negociaremos con Nicaragua...
MARROQUÍN
¡No, no! ¡Con Nicaragua no! ¡Nosotros tenemos la mejor buena
voluntad! (Al Ministro.) Señor ministro, cablegrafíe a Washington a
nuestro embajador, que comiencen las negociaciones... Entre tanto,
reuniré el Congreso, ¿le parece bien, señor embajador?
EMBAJADOR
Perfectamente.
VICEALMIRANTE
¡Firmen!
El Conservador y el Liberal se miran.
VICEALMIRANTE
¡Firmen!
El Conservador lanza un suspiro y firma.
LIBERAL
La patria por encima de los partidos. (Firma.)
MINEDUCACIÓN
(Como animador,) ¡Quinto y último paso de la procesión! ¡Las
lamentaciones de… Panamá!
Sale a escena Panamá.
PANAMÁ
(Al público.) Soy la virgen de Panamá y al contrario de otras
vírgenes como la de Chiquinquirá, la de Guadalupe, la de Bojacá,
no puedo ayudarlos por mucho que me oren…
MARROQUÍN
¿Una virgen que no cumple sus funciones? ¡¿Qué es esto?!
PANAMÁ
¡Y no puedo hacerlo porque soy la más pobre de las pobres! ¡Y yo
soy quien va a orarles a ustedes para ver si con mis oraciones logro
que ustedes me ayuden!
MARROQUÍN
¡¿El orden subvertido?! ¡Paren la procesión!
PANAMÁ
(Sin mucho tiempo, se apresura.) Debo decirles que nuevamente
los gringos me han invadido. No me gustan. ¡Son pomposos y
vanidosos! ¡Nos desprecian porque no somos del mismo color de
ellos y no fabricamos aviones, ni hacemos armas, ni cine, ni nada!
EMBAJADOR
Señor presidente, ¿si está oyendo? ¡Es necesario que le ordene que
se calle o que la callen!
MARROQUÍN
¡Ordeno que se calle! ¡Ordeno que la callen!
PANAMÁ
Los gobernantes colombianos viven tranquilamente en Bogotá
rodeados de brumas y no conocen a Panamá…
MARROQUÍN
¿No me ha oído?
PANAMÁ
¡No me conocen, pero si van a Panamá, verán que no hay ni un
puente entre sus numerosos ríos, ni una sola calzada, ni una
escuela! ¡Ayúdenme por favor!
MARROQUÍN
¡Le digo que se calle!… ¡Sáquenla!
Entran dos soldados y la cogen por los brazos.
PANAMÁ
(Aun más afanada.) ¡El cuadro es desolador y se explica muy bien
porque los mandatarios colombianos no conocen aquello, ni tienen
con nosotros vínculos de cariño...! ¡Consideran nuestra comarca
como una colonia y nos mandan gobernadores, magistrados, jueces
y aun jefes de policía, como España mandaba oidores a sus
colonias...!
MARROQUÍN
¡Eso es mentira! Le ordeno que se calle. ¡Vicealmirante, dispare,
dispare!
EMBAJADOR
¡No lo haga! ¡Le ordeno que no lo haga! (Baja de la tarima. Se
dirige a Panamá amablemente.) Tranquilícese; usted no está sola…
MARROQUÍN
(Alarmado.) ¿Qué sucede, señor embajador?
EMBAJADOR
(Enérgico.) ¡Señor presidente! ¡Yo soy evangélico, pero le digo una
cosa! ¡No es esa la forma de tratar a una virgen! (Toma a Panamá
por los hombros y le va hablando mientras salen de escena.) Yo la
ayudaré, darling, no se preocupe… Nosotros la protegeremos… le
daremos todo nuestro cariño… Es muy cierto lo que usted dice, con
nosotros le irá mejor... Cállese por ahora...
Panamá lo mira fríamente y sale.

II. Tres embajadores y dos ratas


Entran Bunau-Varilla y Cromwell cantando.
CROMWELL
(Al público.) Perdón, ¿por casualidad han visto ustedes al señor
John Hay, secretario de Estado de los Estados Unidos de
Norteamérica?
VARILLA
Tenemos una cita con él aquí porque esperamos al embajador
colombiano para firmar un tratado...
AMBOS
Un tratado sobre la construcción del canal de Panamá.
VARILLA
¡Ah! ¡Ahí viene!
Entra Hay con un portafolio.
CROMWELL
¡Estimado señor Hay!
VARILLA
Estimada excelencia...
HAY
¡Estimados señores!
CROMWELL
Aquí tiene el proyecto de tratado...
Le entrega un montón de hojas. Hay las pone en su portafolio.
VARILLA
Hemos contemplado en todo los intereses de su hermoso país.
CROMWELL
Nos hemos esforzado por redactarlo de la mejor manera para todos
ustedes y para todos nosotros.
HAY
¡De eso se trata!
Entra el embajador colombiano, se abalanzan hacia él, melosos,
Cromwell y Varilla.
CROMWELL
Excelencia...
VARILLA
Excelencia...
CROMWELL
Va a firmar usted un bello tratado.
VARILLA
Las naciones del mundo están con los ojos puestos en usted. Esto
será una firma histórica.
Hay le extiende secamente los papeles.
EMBAJADOR
¿Ya está redactado? Creí que estableceríamos los puntos
conjuntamente...
CROMWELL
No se preocupe doctor, excelencia... confíe en nosotros...
El Embajador colombiano lee.
EMBAJADOR
¡Pero esto es inadmisible!
VARILLA
(Amablemente.) ¿Qué, señor doctor, excelencia?
EMBAJADOR
Aquí dice: “Colombia concede a los Estados Unidos a perpetuidad
el uso, ocupación y control de una zona de tierra, para la
construcción, mantenimiento y protección del canal”.
CROMWELL
Señor doctor, excelencia... tiene usted razón... pero eso es algo que
se puede obviar fácilmente...
HAY
(A Cromwell.) ¡Nada! ¡Eso debe ser a perpetuidad o negociaremos
con Nicaragua!
EMBAJADOR
No es necesario, estimado señor Hay; pero es que usted debe
reconocer que esto es lesivo para nuestra soberanía.
CROMWELL
Permítanme, señores. Tengo una solución salomónica para su
divergencia. Propongo que se redacte así: “Colombia concede a los
Estados Unidos una zona de tierra para la construcción del canal
por cien años, prorrogables indefinidamente a opción ‘absoluta’ de
los Estados Unidos por periodos sucesivos e iguales”. ¿Qué les
parece?
EMBAJADOR
Redactado así, no es tan humillante, acepto.
HAY
¡Yo también, al fin y al cabo es lo mismo!
EMBAJADOR
¿Pero esto? ¡Esto si no puede ser, señor Hay!
VARILLA
¿Qué, señor doctor, excelencia...?
EMBAJADOR
Aquí dice: “Colombia renuncia y cede a los Estados Unidos todos
los derechos que pudieren corresponderle a los productos futuros
del canal, así como a la reversión pactada con la Compañía
Universal, al cumplirse 99 años”. ¡Esto no puede ser! La Compañía
Francesa no nos ha pagado la obtención del derecho a traspasar a
los Estados Unidos nuestra concesión. Esa concesión se la dimos a
la Compañía Francesa con la previa anotación de que le era
prohibido traspasar sus derechos a cualquier otra compañía o
nación. Y si quieren obtener ese derecho, deben pagarnos. Entiendo
que los Estados Unidos les paga a ustedes, los de la Compañía, 40
millones de dólares. Y ustedes no nos han dado nada de esa suma.
¡Eso es injusto!
HAY
(Secamente.) ¡De ese artículo no vamos a cambiar nada!
CROMWELL
Señor doctor, excelencia... Yo soy el abogado de la Compañía
Francesa, como bien lo sabe usted y le aseguro que hemos hecho un
inmenso esfuerzo por retribuir a Colombia de alguna manera. Con
esos 40 millones de dólares la Compañía sufre una gravísima
pérdida y no está en capacidad de dar ninguna suma a Colombia.
VARILLA
(Amablemente, casi al oído.) Por otra parte, aquí entre nos, le
comunico un chisme... Los Estados Unidos pueden tomar a Panamá
si usted insiste en no aceptar este punto...
EMBAJADOR
¿Invadir a Panamá?
CROMWELL
Le doy un consejo gratis, excelencia, doctor. En mi sentir no es
conveniente, ni oportuno, ni de espíritu práctico, asumir en este
momento actitud de abierta resistencia a las pretensiones de los
Estados Unidos, so pena de llevar a Colombia a un gravísimo
conflicto, en el cual no se salvaría su integridad...
EMBAJADOR
(Acobardado.) Si es así...
VARILLA
Además, si van a perder a Panamá gratis, piérdanlo cobrando...
¿Cuánto va a pedir?
EMBAJADOR
Veinte millones... ¿Será mucho?
CROMWELL
Le vamos a dar un consejo gratis... En el tratado están consignados
diez millones de dólares... Para ustedes, es mejor pedir no una suma
fija, sino una suma anual por el tiempo que dure la concesión... así
su gobierno que está ahora tan necesitado de dinero... no se lo
gastará de un solo jalón...
EMBAJADOR
Sí. ¿No es cierto?
VARILLA
Le aseguro doctor excelencia que nosotros queremos ayudarle,
nada más. Ese es el mejor camino... Se lo aseguro...
EMBAJADOR
¡Está bien, firmaré!
Varilla y Cromwell corren a donde Hay.
AMBOS
Arreglado, señor secretario de Estado... ¡Estos colombianos están
simplemente en nuestras manos!
HAY
¡Que así sea!
El Embajador se dispone a firmar cuando entra el Embajador 2.
EMBAJADOR 2
¡Alto! ¡Alto! ¡No puede firmar!
EMBAJADOR 1
¿Cómo? ¿Qué pasa? ¿Quién es usted?
EMBAJADOR 2
Soy el segundo embajador colombiano.
EMBAJADOR 1
Y yo soy el primero...
EMBAJADOR 2
Traigo órdenes del gobierno colombiano, firmadas por el presidente
José Manuel Marroquín, para que usted cese en sus funciones y me
encargue yo...
EMBAJADOR 1
Pero ¿por qué?
EMBAJADOR 2
Su señoría ha estado negociando lo del canal sin obedecer a
órdenes expresas del presidente Marroquín...
EMBAJADOR 1
No entiendo...
EMBAJADOR 2
Usted ha aceptado unas anualidades y lo que el presidente
Marroquín desea es una suma fija, ahora, ¡ya!, ¡y aquí!
EMBAJADOR 1
Pero excelencia, no entiende que una suma anual es mucho mejor...
nuestro gobierno está en una terrible crisis fiscal, se gastaría en un
abrir y cerrar de ojos el dinero y después, ¿qué haríamos? ¿Qué
vamos a vender?
EMBAJADOR 2
¡Excelencia! ¡Usted es miembro prestante del Partido Conservador!
¿No entiende que con esos dineros podemos comprar armas para
acabar de una vez por todas con los liberales? ¿No sabe usted que
los liberales ya están en Panamá? ¡He venido a comprar un barco
de guerra! ¡Le ruego que me ceda sus poderes!
EMBAJADOR 1
Pero no entiendo todavía...
EMBAJADOR 2
¡Es usted terco, señor exembajador! ¡Usted ha incumplido la orden
más perentoria del presidente Marroquín! ¿No es suficiente?
¡Entrégueme los poderes!
El Embajador 1 le entrega los papeles y sale cabizbajo. Varilla y
compañía han presenciado la discusión.
HAY
¡Razón tiene el presidente Roosevelt cuando dice que negociar con
Colombia no es negociar con una potencia responsable como
Holanda, Bélgica, Suiza y Dinamarca, sino con un grupo de
bandidos mexicanos al estilo de Pancho Villa o Carranza!
EMBAJADOR 2
(Después de leer los papeles.) Bien, señores, estoy a su
disposición... Tan sólo dos pequeños reparos... Es necesario que
ustedes nos den una suma en dinero sonante y contante a la firma
del contrato...
CROMWELL
Señor doctor, excelencia... en nosotros encontrará la mejor
disposición de ánimo para ayudarle... ¿Qué suma insinúa usted?
HAY
¡No daremos ni un centavo más!
VARILLA
Perdón, señor secretario de Estado... (Lo lleva junto con Cromwell
a un rincón.) De ninguna manera vamos a dar más dinero, al
contrario... con el primer embajador íbamos a firmar anualidades de
600.000 dólares a partir de la firma del contrato... y a perpetuidad,
todos los años, como una gota de agua... tas... tas... tas...
CROMWELL
Con este podemos arreglar en menor precio de una sola vez;
déjenos usted y verá...
HAY
Está bien... pero les advierto... ni un centavo más... o serán sus
honorarios los que paguen la diferencia...
VARILLA
Descuide, señor secretario... de eso no hay el menor peligro de que
así sea.
Se dirigen al Embajador colombiano. Le hablan con mucha
dulzura, con mucha sinceridad.
CROMWELL
La situación es difícil... supremamente difícil... El señor secretario
de Estado está muy disgustado... pero él accede a esa suma fija...
VARILLA
Cinco millones de dólares en billeticos contantes, nuevos y
sonantes...
EMBAJADOR
¿Cinco millones? Pero eso es ridículo... es inaceptable, mejor
entonces las anualidades...
VARILLA
Tiene usted mucha razón... ¿Cuánto pide?
EMBAJADOR
¡Veinte millones!
CROMWELL
Tenemos la mejor voluntad de servicio... Veremos qué podemos
hacer...
Se dirigen donde Hay.
VARILLA
Grite, señor secretario...
HAY
¿Para qué?
CROMWELL
Por favor, lance un gritico de rabia...
Hay trata de hacerlo.
VARILLA
Me temo que es demasiado flojo...
CROMWELL
Un grito bien fuerte, como los que da Tedy.
Hay lanza un alarido. Varilla y Cromwell salen en carrera a donde
el Embajador colombiano.
VARILLA
¡Huyyy! ¡Está bravísimo!
CROMWELL
Cuando ese señor se enfurece es peor que un búfalo de la pradera.
EMBAJADOR
(Asustándose.) ¿De verdad?
CROMWELL
Sin embargo, logramos que aumentara la suma a siete millones de
dólares.
EMBAJADOR
Pero eso es todavía poco...
VARILLA
Pero es que también accede a dar las cuotas anuales...
EMBAJADOR
¿De verdad? Eso está muy bien... Ustedes son muy amables... ¿Y
desde cuándo comienzan a funcionar las cuotas anuales?
CROMWELL
A partir del decimocuarto año de construido el canal, una verdadera
ganga. ¡Se lleva usted una suma fija y anualidades! Es usted un
gran Embajador. Su gobierno debe estar orgulloso de usted.
El Embajador se queda haciendo cuentas. Varilla y Cromwell
corren hacia donde está Hay.
CROMWELL
¡Listo el pollo!
HAY
¿Cuánto?
VARILLA
¡Siete millones de dólares!
CROMWELL
Y una anualidad a partir de aquí...
HAY
(Salta.) ¿De aquí? ¿Desde ahora?
CROMWELL
Cálmese; de aquí a catorce años... Si diéramos 600.000 anuales
como habíamos acordado al principio, en 14 años serian ocho
millones cuatrocientos mil dólares... Así que les damos siete y nos
ahorramos un millón cuatrocientos mil... ¿Qué le parece, míster
Hay?
HAY
¡No puedo negar que ha sido una operación brillante!
VARILLA
Añada usted a eso, la venta de un barco de guerra.
HAY
Pero para qué ese barco si ya nuestros mariners entraron a Panamá
y pusieron orden en aquel basurero...
CROMWELL
¿Ah, sí? Bueno... no importa... se lo venderemos de todas
maneras... luego les inventaremos guerritas... entre ellos mismos.
“Dividir es reinar”.
EMBAJADOR
¡Estoy listo para la firma!
VARILLA
Excelente, excelencia doctor. (Se frota las manos.) Esta será una
firma histórica, los ojos de toda la humanidad se depositan sobre
usted.
El embajador va a firmar; se oye un “pstt”, “pstt”. El embajador
deja la pluma que le ha dado Varilla y va hasta donde el actor que
le hace señas. El actor le habla al oído. El Embajador pega un
grito escandalizado.
EMBAJADOR
¡No! ¡Imposible! (Se regresa furioso a donde Hay.) Señor
secretario... ¡Me acabo de enterar que los mariners norteamericanos
han invadido a Panamá!
HAY
Desde luego, señor embajador... ¡A pedido de su propio gobierno!
EMBAJADOR
(Asombrado.) ¿De mi propio gobierno? ¡A mí no me han dicho
nada! ¡En estas condiciones no puedo firmar!
CROMWELL
Señor, doctor, excelencia... firme... es por su bien, se lo
aconsejamos gratis...
EMBAJADOR
Pero esto no es correcto, señor Hay. Debo declarar a su señoría que
en ningún caso firmaré tratado alguno mientras sus tropas, contra
todo principio de derecho y de justicia, continúen pisando territorio
colombiano y ejerciendo allí una usurpada jurisdicción. (Al
público.) Eso lo dijo José Vicente Concha el 5 de octubre de 1902.
VARILLA
Pero qué vocabulario es ese, señor embajador...
EMBAJADOR
¡No firmaré! ¡Tengo que consultar con el gobierno colombiano!
Entra un actor y le entrega un telegrama al Embajador.
ACTOR
Telegrama del gobierno colombiano, excelencia...
El Embajador lee. Se dirige al público.
EMBAJADOR
¿Pero qué es esto, por Dios? Miren señores el telegrama que acabo
de recibir: “Haga abstracción asunto invasión y continúe
negociación Canal de Panamá”. ¡Cómo diablos voy a hacer
abstracción de esto, señores!... ¿Ustedes no harían lo mismo que
yo? ¡Pues renuncio! ¡Yo no voy a empañar mi carrera política
estampando una firma! Que firme otro, yo no voy a llegar al solio
de Bolívar con semejante carga encima. ¡Renuncio! (Sale furioso.)
CROMWELL Y VARILLA
(Gritando.) ¡Oiga, firme primero! ¡Esto no es serio! ¡Atajen a ese
tipo! ¡Se ha robado una firma!
HAY
¡Definitivamente estos colombianos son unos irresponsables! ¡Así
no se puede! ¡Que manden otro embajador más serio o no
respondemos de lo que pueda pasar!
Entra el Embajador 3 a la carrera, casi sin aliento.
EMBAJADOR 3
Soy Tomás Herrán, el tercer embajador colombiano. Perdonen la
demora, estimados señores. ¡Vengo con órdenes expresas de mi
gobierno de firmar, firmar! ¿Qué hay que firmar? El otro
embajador es muy temperamental, tiene obsesiones
presidenciales...
CROMWELL
Cien años prorrogables a exclusiva y absoluta opción de esta...
EMBAJADOR 3
Acepto, acepto, lo que sea... Llévense a Panamá si quieren... Yo
vengo por el dinero...
VARILLA
¡Cinco millones de dólares!
EMBAJADOR 3
¡Veinte!
CROMWELL
¡Diez o negociamos con los liberales!
EMBAJADOR 3
¡Acepto! ¡Y anualidades de 600.000 dólares!
VARILLA
¡Cien mil!
EMBAJADOR 3
¡Cuatrocientos mil!
CROMWELL
¡Doscientos cincuenta mil!
EMBAJADOR 3
Acepto.
VARILLA
¡Las anualidades dentro de 14 años!
EMBAJADOR 3
¡Cinco años!
CROMWELL
¡Nueve o negociamos con Nicaragua!
EMBAJADOR 3
Acepto, acepto.
VARILLA
Y ahora, señor embajador, firme. Por fin los ojos de la humanidad
van a estar sobre usted, excelencia, doctor.
El Embajador 3 firma con rapidez. Salen rápidamente de escena
los personajes. Sale a escena un actor.
ACTOR
(Al público.) En esa forma, aunque parezca increíble, se firmó el
tratado Herrán-Hay, el cual necesita la aprobación del Congreso
colombiano que para tales efectos se va a reunir el 20 de junio de
1903, o mejor, dentro de diez minutos. Quedan, por lo tanto,
invitados, señores espectadores, a hacerse presente dentro de diez
minutos a las barras del Congreso colombiano.

III. Una separación en su futuro


Estamos en el Congreso de la República de Colombia. Entran los congresistas.
Toma la palabra el señor ministro de Relaciones Exteriores.
MINISTRO
Señores del Congreso, traigo un mensaje del señor presidente de la
República, el cual leo a continuación sin mayores preámbulos:
“Respetables señores del Congreso. Ya he dejado entender mi
deseo de que el Canal Interoceánico se abra por territorio nuestro.
Pienso que, aun a costa de sacrificios, debemos no oponer
obstáculos a tan grandiosa empresa, así porque esa es una
gigantesca mejora material para nuestra tierra, como porque una
vez abierto el canal por los americanos del norte, estrecharemos y
ensancharemos nuestras relaciones con ellos...
HOMBRE 1
¿Cuáles relaciones? ¿Las relaciones del gran garrote a que nos
tienen sometidos?
El Ministro no se inmuta y sigue.
MINISTRO
... Estrecharemos nuestras relaciones con ellos, con lo que ganarán
incalculablemente nuestra industria, nuestro comercio, nuestra
riqueza...
MUJER 1
¡Sí, ahora sí el petróleo y el carbón y el oro serán nuestros!
MINISTRO
“Felizmente para mí, la inmensa responsabilidad que ha de pesar
sobre quien decida esta cuestión, le toca asumirla al Congreso, que
es quien en definitiva ha de aprobar o desaprobar el convenio
propuesto por el gobierno americano”.
CONGRESISTA 1
¡Pido la palabra! El mensaje que nos dirige el señor presidente de la
República habla sobre “convenio”; y yo me pregunto si el llamado
tratado Herrán-Hay puesto a nuestra consideración es, al fin de
cuentas, un tratado o un convenio...
CONGRESISTA 2
¡Es un convenio!
CONGRESISTA 3
¡Es un tratado!
CONGRESISTA 4
¡Maldita sea, que es un convenio!
CONGRESISTA 5
(En la barahúnda, grita a voz en cuello.) ¡Es un tratado!
PRESIDENTE
¡Orden! ¡Por favor! ¡Orden! (Se hace silencio.) Le recuerdo al
señor congresista que hace más de un mes él agitó la discusión
acerca de si las sesiones eran ordinarias o extraordinarias y,
posteriormente, de si el documento Herrán-Hay debería llevar la
firma del presidente de la república para ser considerado en el
Senado y, ahora, de si es tratado o convenio. No hemos salido de
las ramas todavía y lo que estamos haciendo un espectáculo
grotesco al enfrascarnos en discusiones bizantinas, honorables
congresistas; cuando lo que en verdad reclama nuestra atención es
la discusión del tratado o convenio o como se llame, y su
aprobación o su improbación. Yo ruego a los señores congresistas,
en especial a quien ha agitado todo este tiempo tan vanas
discusiones, que cesemos ya de tanta palabrería y vayamos al
centro del problema. Tiene la palabra el señor ministro.
CONGRESISTA 1
Yo tengo la palabra, señor presidente...
PRESIDENTE
No señor, usted tan sólo hizo una interpelación al señor ministro.
CONGRESISTA 1
Ruego, entonces, al señor ministro me ceda la palabra.
MINISTRO
Lo siento, respetable congresista. Debo, antes que todo, puntualizar
ciertas cosas.
PRESIDENTE
Tiene la palabra el señor ministro de Relaciones Exteriores.
MINISTRO
Felicito muy efusivamente al señor presidente del Congreso por esa
llamada de atención a nuestro irrevocable deseo de hablar y hablar
hasta el bla, bla, bla. Respeto los sentimientos de quien habiendo
estado en el poder, no se resigna a perderlo y ha utilizado estas
sesiones para sembrar el desconcierto a través de una serie de
sofismas de distracción. Pero esta no es hora propicia, honorables
congresistas, para resentimientos. El mensaje del señor presidente
de la República ha sido meridiano en su claridad, franco en su
concepción, oportuno para la ordenación de las ideas. El canal es
un bien para nosotros y no un mal; los Estados Unidos tienen las
mejores intenciones para Colombia; no debemos, pues, abusar de
su paciencia y someterlos a una innecesaria espera que a la larga
nos perjudicara, ya que los Estados Unidos tienen todo el propósito
de negociar con Nicaragua dado el caso que el Congreso
colombiano rechace el Tratado Herrán-Hay.
CONGRESISTA 1
¡Convenio, señor ministro!
MINISTRO
Bueno, convenio. ¡Lo importante aquí es aprobar este tratado para
que se construya el canal y para que con él, el concierto universal
de naciones, mire con respeto a Colombia, agraciada por Dios y por
la naturaleza con un istmo por el cual se pueda construir un canal!
¡El canal que dividiendo la tierra unirá los dos mares, cumpliéndose
el sueño dorado de uno de los patricios de la conquista, Vasco
Núñez de Balboa! ¡He dicho!
CONGRESISTA 1
¡Pido la palabra, señor presidente!
PRESIDENTE
Ahora sí la tiene, honorable congresista. Pero le ruego que sea
breve, todos queremos expresar nuestra opinión.
CONGRESISTA 1
Seré tan breve como pueda. El señor ministro me critica el bla, bla,
bla. Y las palabras huecas. Pero según veo, él también sufre del
mismo mal. Pero vayamos al grano. ¡No es cierto que esté
resentido! ¡No lo estoy! ¡No lo estoy por mí; lo estoy por un
anciano noble y grande al cual el actual presidente de la República
dio un golpe de Estado hace precisamente dos años...!
CONGRESISTA 2
¡Sanclemente no era sino un viejo senil que no podía gobernar! ¡El
país no podía someterse a que él hiciera de Anapoima la capital del
país, sólo porque su corazón no resistía las alturas de Bogotá!
CONGRESISTA 1
¡Más respeto con un maravilloso anciano a quien la Presidencia de
la República hizo héroe! Porque este anciano, muerto hoy para
desgracia nuestra, podrá levantarse de su...
PRESIDENTE
¡Por favor, señor congresista, con el debido respeto a quien es
expresidente de la República, le suplico no agotar el tiempo en
consideraciones no pertinentes!
CONGRESISTA 1
¡Sí son pertinentes, señor presidente del Congreso! Si al señor
Marroquín no le tembló el pulso el 31 de julio de 1901 para dar el
golpe de Estado contra el presidente constitucional, doctor
Sanclemente, ¿por qué sí ahora le tiembla todo para estampar su
firma sobre esta convención Herrán-Hay? ¿Qué es lo que pretende
el señor Marroquín? ¿Lanzarnos a nosotros el peso de la culpa que
él no quiere llevar? ¿Lavarse las manos como Pilatos para su
tranquilidad de conciencia? Aquí en este recinto se nos ha debido
presentar un hijo legítimo y auténtico de las facultades del
vicepresidente Marroquín, y no un expósito para que lo prohijemos
y carguemos con la vergüenza de sus culpas si resultare criminal.
Yo no quiero que dentro de cincuenta años, cuando el país esté
gimiendo bajo las consecuencias de este convenio, se levanten
altares al señor Marroquín por no haberlo firmado, y que mi
nombre, aunque oscuro y sin ambiciones sea condenado a eterna
reprobación. ¡No son, pues, cosas no pertinentes las que digo señor
presidente! El vicepresidente Marroquín debe firmar el tratado para
que podamos nosotros considerarlo.
MINISTRO
La vehemencia con que la oposición está tomando el asunto me
hace pensar que sus resentimientos siguen a flote. Insistir en llamar
al señor presidente de la República, vicepresidente, no es la manera
más adecuada para enfrentar el problema y veo que con tal actitud,
se quiere socavar la autoridad de quien tiene a su cargo la
responsabilidad nacional. Si el debate va a continuar por estos
obscuros caminos, solicito al señor presidente del Congreso que
declare al Congreso en sesión secreta y haga desalojar las barras.
PRESIDENTE
Estoy de acuerdo con esa medida. ¡Que la policía desaloje las
barras!
HOMBRE 1
¡Protestamos! ¡Nosotros tenemos derecho a oír!
MUJER 2
Abajo las sesiones secretas. No nos moveremos de aquí...
CONGRESISTA 3
(Gritando.) ¡Imponga el orden, señor Presidente!
PRESIDENTE
¡Silencio las barras!
CONGRESISTA 3
¡Que las desalojen!
CONGRESISTA 2
¡Que no las desalojen!
PRESIDENTE
¡Silencio!
CONGRESISTA 1
¡Señor Presidente, esto es inconstitucional! No es la mesa directiva
la que decide si se desalojan las barras o no. Somos nosotros. Y
estoy de acuerdo con los señores de la barra. Ellos tienen el derecho
de oír. ¡Lo que se está tratando en estos momentos debe ventilarse
ante la opinión pública!
HOMBRE 1
Eso es. ¡Bravo!
MUJER 2
Muy bien hablado. ¡Queremos saber qué pasa!
MUJER 1
¡Abajo el tratado Herrán-Hay!
CONGRESISTA 4
¡Señor presidente, el Congreso en pleno solicita que no se desalojen
las barras!
PRESIDENTE
Está bien. ¡Que no se desalojen!
BARRA
¡Bravo! ¡Viva Colombia! ¡Abajo el tratado Herrán-Hay!
PRESIDENTE
Que continúe la discusión.
CONGRESISTA 5
¡Pido la palabra, señor presidente!
PRESIDENTE
Tiene la palabra el honorable congresista por el Departamento de
Panamá, Pérez y Soto.
CONGRESISTA 5
Señor presidente, durante todas estas sesiones he guardado silencio
para escuchar atentamente la palabra de los honorables
congresistas. Se ha discutido agriamente sobre si estas sesiones
deben ser consideradas ordinarias o extraordinarias; si lo correcto
es decir tratado o convención y si el presidente ha debido o no
firmar el tratado antes de pasarlo a la consideración del Congreso.
Y tengo la impresión, señor presidente, de que lo que queda
flotando en el ambiente es que una vez eliminados esos tres
reparos, el tratado será aprobado por el Congreso. Pero con la firma
o no del señor Presidente de la República el contenido de ese
mamotreto que reposa sobre la mesa y que se llama Tratado
Herrán-Hay, sigue siendo lesivo para la dignidad y la soberanía de
Colombia. Estamos discutiendo las superficialidades y ni siquiera
conocemos el contenido del tratado. Yo he tenido el cuidado, señor
presidente, de leer el tratado y se me corta la respiración de pensar
en el engendro que vamos a aprobar. Miren ustedes, por ejemplo, el
artículo 7°. Los Estados Unidos en otro artículo han pedido ya una
faja de tierra de 10 kilómetros, lo que será la zona del canal y vean
ahora lo que dice: “La República de Colombia concede la
navegación de todos los ríos, corrientes, lagos y otras vías fluviales
que en el Departamento de Panamá, situados fuera o dentro de la
zona mencionada, puedan ser convenientes para la construcción,
conservación y explotación del canal”. Fuera o dentro de la zona
dice, señores, mientras se construye el canal, y no le ponen fecha;
mientras se explota el Canal, señores, y ¿por cuánto tiempo creen
ustedes que van a explotar los Estados Unidos el canal? El mismo
tratado lo dice en el artículo I: “Los Estados Unidos tendrán
derecho exclusivo durante el término de cien años, prorrogables, a
la exclusiva y absoluta opción de los Estados Unidos, por períodos
de igual duración, mientras así lo deseen”. Oigan bien señores,
mientras así lo deseen los Estados Unidos, lo que equivale a decir
que la concesión del canal será a perpetuidad. Hasta aquí todo ha
sido en broma, señores espectadores, pero ahora esto es demasiado
en serio para permitirnos el lujo de bromear...
CONGRESISTA 2
A decir verdad, no estamos bromeando, señores congresistas.
Sabemos que todo esto es muy serio. Estados Unidos, lo sabemos,
necesita construir un canal, sea por donde sea; lo puede construir
por Nicaragua si así nosotros lo queremos, pero perderíamos una
bella oportunidad que en nuestro territorio se construya el canal.
Desde luego no sería justo que Colombia autorizara a los Estados
Unidos para construir un canal en Panamá que sólo sirviera los
intereses norteamericanos; pero se procedería injustamente si se
pretende negarle a los Estados Unidos algunas ventajas, así fueren
nominales...
CONGRESISTA 5
¿Nominales dice usted, señor congresista? ¿Nominales? ¡Están
consignadas en este tratado palabra por palabra y no dudemos ni
por un momento que Estados Unidos hará valer sus privilegios! No
es tan nominal eso de la navegación de los ríos fuera y dentro de la
zona, pero no he terminado el artículo 7°. Oigan lo que dice más
abajo: “Los Estados Unidos tendrán derecho al uso gratuito de
agua, piedra, greda, tierra o de otros minerales que puedan
necesitarse y que se hallen en los terrenos públicos pertenecientes a
Colombia”. ¿Es nominal esto? ¿Es nominal? El agua, la piedra y la
greda son sólidas y físicas al tacto, y Colombia es una realidad
desde el río Chagres hasta el río Amazonas... A los Estados Unidos
les va a sobrar la piedra, la greda y la tierra de Colombia, pero
quedan, no olvidemos “los otros minerales”; según este artículo
quedamos expuestos a terribles perjuicios, pues no estamos libres
de que los Estados Unidos pretendan el uso gratuito de todas
nuestras minas, de la clase que fueren, en los demás departamentos
de la República...
MINISTRO
Esa es una exageración, señor congresista, eso no sucederá nunca.
Se sobreentiende que es en Panamá, no en todo el territorio
colombiano...
CONGRESISTA 5
¿Pero dentro o fuera de la zona...?
MINISTRO
Bueno... en la zona solamente...
CONGRESISTA 1
Pues eso no está consignado en el tratado y eso debiera quedar
claramente establecido porque así tal como está, tiene razón el
señor congresista Pérez y Soto al decir que le entregamos no una
faja de tierra de 10 kilómetros, sino todo el territorio nacional.
CONGRESISTA 4
Señor ministro. A título de curiosidad quisiera saber cuánto es lo
que pagan los Estados Unidos por todos esos privilegios...
MINISTRO
Bueno... creo que son... ahí debe estar en el tratado…
CONGRESISTA 5
Y claro que lo está... En el artículo 25 dice textualmente: “Como
precio o canon del derecho de uso de la zona concedida en esta
convención por Colombia a los Estados Unidos para la
construcción del canal, el gobierno de los Estados Unidos se obliga
a pagar al de Colombia la cantidad de diez millones de dólares en
oro americano y luego la cantidad anual de doscientos cincuenta
mil dólares en oro americano durante la vida de esta convención, y
a partir del noveno año de ser ratificada la presente convención.
Murmullos de los congresistas.
HOMBRE 1
¿Nos venden por diez millones?
MUJER 1
¡Qué descaro! ¡Diez millones!
CONGRESISTA 5
Sí ¡Diez millones! ¡Así como lo oyen! Y no han oído todo porque
esos diez millones incluyen, según el artículo primero, el ferrocarril
de Panamá y los derechos que teníamos sobre toda la maquinaria de
la Compañía Francesa del Canal; cinco kilómetros a lado y lado del
canal, según el artículo tercero; autorización de utilizar gratis los
minerales de Colombia, según artículo séptimo; Colombia no
cobrará derechos de aduana a los Estados Unidos por mercancías
entradas por los puertos del canal, según el artículo octavo; la
concesión de todos los puertos de Colombia al comercio
norteamericano, según el artículo décimo quinto; derecho exclusivo
de los Estados Unidos de fijar tarifas de servicios del canal y del
ferrocarril de Panamá, según el artículo décimo octavo; renuncia
para siempre de Colombia a la participación que pudiere
corresponderle en los futuros productos del Canal, según el artículo
vigésimo segundo; y amén de esto, los Estados Unidos se abrogan
el derecho de establecer tribunales de justicia, según el artículo
décimo tercero, y a emplear sus fuerzas armadas cada vez que así lo
crean conveniente, según el artículo 23... Todo esto por diez
millones... ¡Y a nosotros sólo nos conceden el derecho de pasar
gratis por el canal nuestros barcos de guerra! ¿Cuáles barcos de
guerra, señores y señoras? ¡Qué horrible ironía, si no tenemos
barcos de guerra!... ¡Todo esto por diez millones de dólares! ¡Este
tratado es ilegal, vulnera los artículos 2, 3, 6, 10, 18, 32 y 58 de la
Constitución Nacional! ¡Este tratado es un completo sarcasmo! ¡Y
quien lo firmó en Washington merece la horca!
PRESIDENTE
¡Cuide su vocabulario, señor congresista!
CONGRESISTA 5
¡Lo estoy cuidando, señor presidente, porque si utilizara mi
vocabulario grueso, el “mierda” que dijo Cambronne en Waterloo
sería lo más suave!
MINISTRO
El señor congresista por Panamá está exaltado y yo le hallo la
razón. Creo eso sí, que exagera un poco pero lo achaco a su
acendrado espíritu patriota. Él y todos deben saber que el gobierno
también es vigilante y celoso de la soberanía colombiana y que por
esa razón ha traído aquí al Congreso este tratado. Para que se
discuta, para que se vea qué es lo mejor que corresponde hacer. Yo
creo que en el fondo estamos todos de acuerdo, y debemos buscar
los puntos de conciliación y no de agresión.
CONGRESISTA 4
Estoy de acuerdo con el señor ministro en que todos, en el fondo,
estamos de acuerdo. Todos estamos de acuerdo en que el canal se
construya por Panamá. A la vez, nos damos cuenta de que el único
país que, hoy por hoy, está en condiciones de construir el canal es
Estados Unidos; y sabemos también que los Estados Unidos no
están dispuestos, por otra parte, a permitir que una potencia
europea construya el canal. De manera que las circunstancias nos
llevan a la inminencia de ese canal, y de ese canal norteamericano.
Tal vez, entonces, debamos ser prácticos y aceptar el tratado con
algunas modificaciones; y establecer, eso sí, con suma dignidad y
energía, al gobierno de los Estados Unidos que diez millones son
muy pocos para todo eso y que elevamos el precio a 15 millones o
no hay arreglo.
CONGRESISTA 2
Yo creo que quince millones es poco. Yo veo todo esto de la
siguiente manera: La Compañía Francesa del Canal negocio
directamente con los Estados Unidos la venta de sus implementos y
maquinarias en Panamá, y recibió la suma de 40 millones; es justo
que recibamos una indemnización de la Compañía Francesa. Si la
nación vende el ferrocarril de Panamá, es justo también que por
este concepto obtenga 10 millones más. De manera que por lo
menos Colombia debe obtener treinta millones, mínimum, como
compensación de lo que concede.
HOMBRE 1
¡Mercachifles!
MUJER 2
¡Vendepatrias!
MUJER 1
¡La patria no se vende ni por cien millones!
CONGRESISTA 3
¡Sí, sí, sí! ¡La patria no se vende! ¡Señores del Congreso,
compatriotas; no pidamos, no admitamos de los Estados Unidos ni
un centavo en dinero! Démosles gratuitamente a los Estados
Unidos, en propiedad absoluta, la zona de tierra que piden para el
canal. Que hagan y deshagan en ese territorio como a bien tengan.
Sólo que nuestras naves de comercio puedan atravesarlo sin ningún
gravamen. Así, desmentiremos a los que nos calumnian, ¡las
demoras de la aprobación del tratado no dependerán de nuestro
desacuerdo en el reparto de unas viles monedas!
CONGRESISTA 2
¿Está bromeando, señor congresista? ¿No cobrarle a los Estados
Unidos nada por salvar un estúpido sentido de dignidad herida?
¡Debemos cobrarles lo más que podamos!
CONGRESISTA 1
¡Estoy de acuerdo! ¡Cobremos lo más que podamos! ¡¿Por qué no
vamos a hacerlo si varios de los aquí presentes ya han cobrado a los
Estados Unidos sus servicios?!
MINISTRO
¿Qué trata usted de insinuar?
CONGRESISTA 1
¡Lo que oye! ¡Porque si no fue a través del soborno, no se explica
que en el gobierno hubiera habido alguien capaz de firmar tal
adefesio!
MINISTRO
¡Eso es una vil calumnia! ¡Y exijo que demuestre lo que está
diciendo o retire sus miserables palabras!
CONGRESISTA 1
¡No retiro nada! Y en cuanto a demostrarlo, sólo la conciencia de
quien da y la conciencia de quien recibe son los únicos testigos.
¡Desafortunadamente de eso no dejan documentación!
MINISTRO
Pues usted, cuando estuvo en el gobierno, le vendió a Venezuela un
pedazo de tierra por unas viles monedas. ¿Cuánto le dieron los
venezolanos, señor congresista?
PRESIDENTE
¡Alto ahí! ¡Es ignominiosa la manera como se están expresando!
MINISTRO
¡Por eso dije que esta sesión debía ser secreta, y si el señor
congresista quiere que nos saquemos los trapitos al sol, bien puede
comenzar que mi bolsa la tengo repleta!
CONGRESISTA 1
¡Miserable!
MINISTRO
Más miserable será usted.
Se abalanzan el uno al otro. Los detienen. Hay una barahúnda.
Todo queda en silencio después.
PRESIDENTE
¡Silencio, señores, silencio! No nos dejemos llevar por el
nerviosismo. Entendemos perfectamente que de nosotros depende
una grave decisión nacional. Quiero servir de árbitro e insinuarles
lo siguiente: noto que todos estamos de acuerdo en que se haga el
canal de Panamá y que lo haga Estados Unidos. En lo que no
logramos ponernos de acuerdo es en el precio. Pues bien, propongo
que se haga al gobierno de los Estados Unidos una contrapropuesta
de 20 millones de dólares y una petición a la Compañía Francesa de
10 millones por indemnización. Y en esas condiciones aprobaremos
el tratado. ¿Qué les parece?
CONGRESISTA 2
Estoy de acuerdo y doy mi voto afirmativo por el tratado.
CONGRESISTA 3
Yo también estoy de acuerdo y voto afirmativamente en esas
condiciones.
CONGRESISTA 2
Me parece la decisión más juiciosa.
CONGRESISTA 1
Yo tengo mis reservas porque el gobierno que ha debido firmar ese
tratado, con el cual estoy de acuerdo, es el gobierno del doctor
Sanclemente y no el del...
PRESIDENTE
Por favor, señor congresista, con el debido respeto a quien ha sido
presidente de la República...
CONGRESISTA 5
Señor Presidente, antes de votar favorablemente el tratado yo
quisiera leerles un aparte del memorando que el embajador
norteamericano dirigió al gobierno colombiano...
MINISTRO
¡Protesto por la lectura de ese documento! ¡Son documentos
privados del ejecutivo y no pueden ser dados a conocer
públicamente!
MUJER 1
¡Que lo lean!
MUJER 2
¿Es que piensan vender al país secretamente?
PRESIDENTE
¡Silencio las barras! ¡Lea el documento, señor congresista!
CONGRESISTA 5
Un aparte del memorando dice así: “He recibido instrucciones de
mi gobierno en el sentido de que el gobierno de Colombia no
aprecia la gravedad de la situación. Si Colombia ahora rechaza el
tratado o retardara indebidamente su ratificación, las relaciones
amigables entre los dos países quedarían tan seriamente
comprometidas, que nuestro Congreso en el próximo invierno
podría tomar pasos que todo amigo de Colombia tendrá que
lamentar”.
CONGRESISTA 1
¡Eso es una amenaza de guerra, señor presidente! ¡Esa es una
estúpida e innecesaria amenaza de guerra!
CONGRESISTA 4
Yo lo advertí señores. ¡Estados Unidos nos puede declarar la
guerra! ¡Negar el tratado puede costarnos todo!
CONGRESISTA 2
¡Nada de histerismos, señor congresista! ¡Veamos esto con cabeza
fría; pero también digna! Estados Unidos nos amenaza, eso es todo;
y nosotros no debemos darle importancia a eso.
MINISTRO
No es Estados Unidos, entiéndalo bien. Es un embajador el que ha
dicho eso. Estados Unidos abriga las mejores intenciones para con
sus hermanos del sur. Estados Unidos nos considera hermanos de
continente. La doctrina Monroe no es otra cosa que el deseo de los
Estados Unidos de protegernos de las potencias europeas.
CONGRESISTA 5
Señores congresistas, quiero leerles apartes de una carta del
Secretario de Estado norteamericano John Hay al embajador
norteamericano en Bogotá, dice así: “Mi estimado amigo, me
cuentas en tu última carta que en Bogotá te llaman dictador porque
has adoptado una actitud enérgica en el asunto del tratado para que
sea aprobado sin cambiarle una coma; me comunicas también
acerca de tu preocupación por lo que el presidente Roosevelt puede
pensar de tu actitud. Pues bien, básteme comunicarte textualmente
las palabras de nuestro presidente cuando le conté lo tuyo,
‘indíquele a Beaupré que sea tan duro como pueda. Esas
despreciables criaturas de Bogotá deben comprender de qué modo
están comprometiendo su porvenir’”.
CONGRESISTA 3
¡Ese es un comentario injusto del presidente Roosevelt!
CONGRESISTA 5
¿Injusto? ¡Infame, señor congresista! Lo he dicho mil veces a
través de estas largas sesiones, el imperialismo yanki no es una
invención, ni un cuento de brujas para asustar niños tiernos; es una
realidad; una aplastante realidad. ¡Y nuestra respuesta al tratado,
aunque seamos pigmeos, como asegura Roosevelt, debe ser no!
MINISTRO
¡De todas maneras nos quitarán Panamá, gratis!
CONGRESISTA 1
¿Qué adefesio está diciendo usted, señor ministro?
CONGRESISTA 2
¡Se trata del territorio nacional!
CONGRESISTA 3
¡Es una ofensa lo que Estados Unidos nos hacen!
CONGRESISTA 4
¡Eso ha herido mi amor patrio!
CONGRESISTA 5
Señores congresistas, el tratado debe improbarse por voto unánime.
¡No debe haber ni un representante de la nación que escuche la voz
de gente vendida que ha tenido la avilantez de recomendar este
tratado infame…!
MINISTRO
Yo lo recomiendo y no es por avilantez... ¡es porque ese canal
traería indudables beneficios a Colombia...!
CONGRESISTA 5
¡Es fácil hablar de beneficios a Colombia cuando se visita
diariamente la casa del embajador norteamericano!
MINISTRO
¿Qué insinúa?
CONGRESISTA 5
¡Qué insinúa, qué insinúa! Estoy jarto de la tal palabrita. ¡Usted
sabe muy bien que no insinúo, sino afirmo!
MINISTRO
¡Es usted un vil calumniador!
CONGRESISTA 5
Y usted es una rata, ¡una miserable rata!
PRESIDENTE
¡Alto! Yo creo que ya es hora que el Congreso se pronuncie acerca
de este tratado Herrán-Hay. Sólo lo que resta decir es una palabra:
¡SÍ o NO!
CONGRESISTA 2
Voto no en contra del tratado sino de la manera ignominiosa como
Estados Unidos nos trata...
CONGRESISTA 4
Yo hubiera votado a favor, pero así, no... así, no...
CONGRESISTA 3
Yo también voto en contra del tratado, aunque me hubiera gustado
votar a favor... de todas maneras me hubiera gustado que el señor
Pérez y Soto no fuera tan apasionado... Esa no es la forma de tratar
a un ministro...
CONGRESISTA 1
¡Me place votar en contra porque votando en contra de ese tratado,
voto en contra de un gobierno espurio que como el del
vicepresidente Marroquín...!
PRESIDENTE
¡Por favor, señor congresista, con el debido respeto a quien ha sido
residente de la República...!
CONGRESISTA 5
¡Yo voto definitivamente en contra, porque votando en contra de
ese tratado es la única manera que tengo de gritar “alto” al
expansionismo yanqui!
PRESIDENTE
Y así, señores espectadores, el 14 de agosto de 1903, el Congreso
de Colombia rechazó el Tratado Herrán-Hay por unanimidad.
Oscuro.
Tercera etapa
“Ser o no ser, he ahí el dilema”

I. Las burdas maquinaciones del “ser yanqui”


Los actores han salido en la anterior escena. Mientras se cambian, el actor que
ha hecho de presidente del Congreso continúa hablando al público.
ACTOR
Señores espectadores, hasta aquí he hecho el papel de presidente
del Congreso colombiano de 1903, así como atrás mis compañeros
y yo hemos hecho diversos papeles, esperando desde luego, que a
pesar de eso, nuestro juego teatral haya sido suficientemente claro.
Por esta vez y con la venia de ustedes, no quisiera hacer más el
papel de presidente del Congreso, sino el de “reportero de la
historia”, para informarles a todos ustedes acerca de lo sucedido
inmediatamente después de ser rechazado el Tratado Herrán-Hay
por el Congreso colombiano. Ese rechazo fue la mecha que prendió
el polvorín. De manera que les presento a mis personajes. (A
medida que el reportero habla, salen los actores.) Ya conocen
ustedes al presidente de Estados Unidos, señor Teodoro Roosevelt;
al señor John Hay, su secretario de Estado; a los señores Nelson
Cromwell y Philippe Bunau-Varilla, representantes de la Compañía
Francesa del Canal; y al presidente de Colombia, en esa época,
señor Manuel Marroquín. Pero hay dos personajes nuevos que
deseo presentarles: el señor Lorenzo Marroquín, hijo del presidente
de Colombia, y el doctor Manuel Amador Guerrero, colombiano
nacido en Cartagena, de padres también cartageneros y médico, en
la época que nos ocupa, de la Compañía del Ferrocarril de Panamá,
cuyo director era nada menos que el norteamericano apodado “El
Gancho”, porque todo cuanto veía cosas, ferrocarriles y canales se
le quedaban como enganchados. ¡Así que el señor Amador
Guerrero era subalterno de Cromwell, uno de los especímenes más
preclaros y ejemplares de la filosofía norteamericana expuesta en la
doctrina Monroe: “América para los americanos”! Vean ustedes lo
que pasa. (Anunciando.) ¡Agosto de 1903, en la Casa Blanca!
ROOSEVELT
¿De manera que esas repugnantes criaturitas de Bogotá han
rechazado el tratado?
HAY
¡Sí, señor presidente!
ROOSEVELT
Pues ahora sufrirán las consecuencias. No nos vamos a dejar dar la
ley de esos tontos corruptores de Bogotá. ¡Tomaremos Panamá a la
fuerza! ¡Eso no será para nosotros sino una “short and inexpensive
war”, una guerra barata corta!
HAY
Señor presidente, es posible que esa guerra por corta que sea nos
pueda traer dolores de cabeza en el plano internacional. Quisiera
recomendarle otro método, que por otra parte, ya hemos ido
poniendo en práctica...
ROOSEVELT
¿Qué método, señor Hay?
HAY
¡Una revolución, señor presidente!
ROOSEVELT
¿Una revolución?
REPORTERO
¡Agosto 20 de 1903, en la oficina de míster Cromwell!
CROMWELL
¡Doctor Amador, una vez rechazado el tratado, tal como lo
habíamos supuesto, es hora que continuemos con nuestra idea de la
separación de Panamá!
AMADOR
¡Muy bien, señor Cromwell! Ya hemos ido adelantando cierta
campaña entre los empleados del ferrocarril. José Agustín Arango,
nuestro agente especial, ha hecho una labor ejemplar en tal sentido.
CROMWELL
¡Excelente, mi querido doctor, excelente! Pero ahora es necesario
andar rápidamente. Hay instrucciones de ciertos personajes de la
Casa Blanca, en tal sentido. Esto se lo cuento a título de secreto. De
manera que... ¡Silencio!
AMADOR
¡No soy yo quien vaya a poner en peligro nuestro movimiento!
CROMWELL
Bien doctor. Es necesario poner en la Gobernación de Panamá a
una ficha de toda nuestra confianza. ¿Usted sabe quién?
AMADOR
Desde luego, el señor José Obaldía, es el hombre preciso para tal
tarea... pero hacerlo nombrar... usted sabe... habría necesidad de
dinero...
CROMWELL
Por supuesto, doctor...
AMADOR
El movimiento carece de fondos...
CROMWELL
No se preocupe; los gastos corren por cuenta nuestra... por ahora...
Amador se despide. Se encuentra con Lorenzo. Le cuchichea en el
oído. Le pasa un fajo de billetes.
REPORTERO
¡Septiembre primero de 1903 en el Palacio de San Carlos en
Bogotá!
LORENZO
Papá... es necesario nombrar a don José Obaldía gobernador de
Panamá...
MARROQUÍN
¡De ninguna manera! ¡Obaldía ha manifestado deseos separatistas!
LORENZO
(Insinuante.) ¡Mentiras, papá! ¡El jamás ha dicho eso! Son sus
enemigos quienes quieren perderlo. Obaldía es leal a Colombia. Por
otra parte recuerda papá, que en Panamá exigen un gobernador
panameño...
MARROQUÍN
¡Es cierto!
LORENZO
Además... es muy importante poner allí un gobernador afecto al
gobierno como lo es Obaldía al próximo presidente de Colombia, el
general Reyes. Es necesario poner a gobernadores que garanticen
las elecciones en favor de Reyes.
MARROQUÍN
Es cierto...
LORENZO
Por otra parte, Obaldía es una prenda de garantía para los
norteamericanos. Ahora que el Congreso ha rechazado el Tratado
Herrán-Hay, Obaldía es el único que en estos momentos puede
convencer al gobierno de los Estados Unidos de que no haga el
canal por Nicaragua sino por Panamá...
MARROQUÍN
Es cierto...
LORENZO
Toma, firma el decreto que nombra a Obaldía como gobernador de
Panamá...
MARROQUÍN
¿Está bien redactado? ¿No tiene errores de ortografía?
LORENZO
No papá. ¡Soy digno discípulo de un gran tratadista de ortografía
castellana!
Marroquín firma.
REPORTERO
¡Septiembre 13 de 1903 en la Casa Blanca!
HAY
Señor presidente, ya ha sido nombrado gobernador de Panamá, un
hombre de toda nuestra confianza...
ROOSEVELT
¿Está seguro, señor Hay? Recuerde que llegar a un acuerdo con un
colombiano sería como introducir un clavo de mermelada de fresa
en una pared. ¡Todos esos latinoamericanos no son sino una partida
de bandidos!
HAY
Estoy completamente seguro, señor presidente. Mire usted el
telegrama que con fecha 31 de agosto me envía nuestro embajador
Beaupré desde Bogotá: “Bogotá, agosto 31 de 1903. Secretario
Hay. Washington. He obtenido hoy una entrevista con Obaldía...
Confirma que al aceptar la Gobernación de Panamá le manifestó al
presidente Marroquín que si aquel departamento creyera necesario
sublevarse para asegurar el canal, Obaldía estaría al lado de
Panamá...”
ROOSEVELT
¿Y a sabiendas de eso, Marroquín nombró a Obaldía gobernador?
HAY
Así es, señor presidente. El dinero hace milagros... Así que es
probable que haya una rebelión en el istmo en contra del ignorante
y desatinado gobierno de Bogotá... Y creo que nuestra intervención
no debe ser en beneficio de Bogotá como ha sido hasta ahora...
ROOSEVELT
Apruebo totalmente la idea... Pero que en todo esto el gobierno de
los Estados Unidos aparezca inocente, ¿de acuerdo?
HAY
De acuerdo, señor presidente...
REPORTERO
¡22 de septiembre de 1903en la oficina de míster Cromwell!
CROMWELL
Queridísimo señor Bunau-Varilla... Hay sospechas de parte del
gobierno colombiano de que yo estoy metido en esto... El doctor
Amador Guerrero vino anteayer a mi oficina y tuve que gritarle a la
cara que me hiciera el favor de irse porque su presencia me estaba
poniendo en aprietos ante los ojos de la opinión pública y yo era un
hombre decente...
VARILLA
Espero que no vaya a tomar a pecho semejante frase, estimadísimo
señor Cromwell...
CROMWELL
Ni pensarlo... pero deseo tomar unos cuantos días de descanso en
París, mientras usted se hace cargo del asunto, ¿qué le parece?
VARILLA
Lo que quede en mis manos es como si estuviera en las suyas,
queridísimo señor Cromwell.
CROMWELL
Amador Guerrero está en el Waldorf Astoria en la pieza No.
1.162... Quisiera usted... estimadísimo señor Bunau-Varilla...
VARILLA
Por supuesto, estimadísimo señor William Nelson Cromwell, déjelo
en mis manos...
REPORTERO
¡Veamos entretanto lo que pasa en el Palacio de San Carlos! (El
reportero se dirige a Marroquín.) Señor presidente, soy el
reportero de la historia, desearía hacerle un reportaje para la
historia...
MARROQUÍN
(Arreglándose el pelo, puliéndose.) ¡Carachos! Esto no me lo
esperaba, créamelo… Estoy para servirle... (Lorenzo Marroquín
mira con desconfianza al reportero.)
REPORTERO
Quiero leerle la moción que el honorable congresista Pérez y Soto
hizo aprobar en el Congreso el 10 de septiembre de este año: “El
Congreso de Colombia deja consignada en el Acta del día, la
moción justificada de que la integridad nacional puede sufrir algún
detrimento, si los agentes del Poder Ejecutivo y jefes superiores de
la administración no fueran personas que abriguen manifiestos
sentimientos de incontrastable fidelidad a la patria colombiana...”.
Como usted bien sabe, señor presidente, esta moción es motivada
por la presencia del señor Obaldía en la Gobernación del
Departamento de Panamá... La pregunta es esta: ¿confía usted en el
señor Obaldía?
MARROQUÍN
¡Completamente!
REPORTERO
¿No habrá peligro de que el señor Obaldía respalde un movimiento
separatista en Panamá?
MARROQUÍN
¡De ninguna manera!
REPORTERO
(Al público.) ¡Octubre 8 de 1903!... ¡En el cuarto 1162 del Hotel
Waldorf Astoria!
VARILLA
¿Le parece bien mi plan, doctor Amador?
AMADOR
Bien, señor Varilla, pero...
VARILLA
¿Pero...?
AMADOR
Es necesario el dinero... Una revolución no se hace sin dinero...
VARILLA
No espere ayuda monetaria de los Estados Unidos. Su honor les
impide participar en una revolución. La acción nos corresponde a
nosotros. Y cuando nosotros hayamos actuado, ellos nos
protegerán...
AMADOR
Pero las tropas del general Esteban Huertas, comandante del
batallón Colombia en Panamá, no se plegarán a nosotros... así
como así… Hace meses que no reciben su paga...
VARILLA
¿Y cuánto necesita?
AMADOR
Pues... seis millones de dólares...
VARILLA
¡Seis millones de dólares!… Con perdón suyo, doctor Amador, no
se debe hacer fiestas con el dinero ajeno. Creo que treinta millones
de francos es una suma exagerada.
AMADOR
Es que es para la compra de armas también, señor Varilla...
VARILLA
Estoy por asegurarle que no es necesaria esa compra de armas...
Varilla se dirige al Presidente Roosevelt.
REPORTERO
¡Octubre 9 de 1903, en la Casa Blanca!
HAY
Señor presidente, le presento al señor Philippe Bunau-Varilla, de
quien le he hablado mucho.
ROOSEVELT
Sí, sí. Encantado de conocerlo, señor Varilla. Sé de sus actividades
por el señor Hay, quien lo aprecia mucho... ¡Me encantan los
hombres con iniciativa!
VARILLA
Ya nos conocemos, señor presidente... cuando lo de la compra de
maquinarias de la Compañía Francesa...
ROOSEVELT
Sí, sí, olvidemos aquello... Hagamos como que nos conocemos
hasta hoy... y hagamos como si no nos hayamos conocido nunca,
¿está bien?
VARILLA
Está bien, señor presidente...
ROOSEVELT
¡Perfecto! ¡Y ahora hábleme de Panamá! ¿Qué piensa usted?
VARILLA
¡Une petite revolution!
ROOSEVELT
¡Qué raras son las palabras! ¡En su boca la palabra “revolución” es
agradable!
VARILLA
Sin embargo esa “petite revolution” necesita su ayuda, señor
Presidente... Armas... dinero…
ROOSEVELT
Llegado el momento sabremos responder ese pedido de ayuda... En
cuanto al dinero, hable con el señor Hay.
Roosevelt se vuelve de espaldas.
VARILLA
Piden seis millones de dólares... ¡Treinta millones de francos!
HAY
(Pensando.) ¡Hmmm! ¡Bien! ¡No importa! Estamos dispuestos a
gastar todo el dinero que sea necesario... ¡Cuente con ese dinero!
VARILLA
¡Gracias!
Varilla regresa a donde Amador.
VARILLA
Para pagarle al ejército no son necesarios 6 millones de dólares, la
suma es escandalosa. Son 500 hombres, ¿no es cierto?
AMADOR
¡Sí, señor Varilla!
VARILLA
Pues bien, dele usted 100 francos a cada uno y eso suma 50.000
francos...
AMADOR
No es suficiente...
VARILLA
Ponga 200. ¡Eso daría 100.000 francos!
AMADOR
¡Tampoco basta!
VARILLA
Pues bien, démosle 1.000 a cada hombre. Es decir medio millón de
francos. Supongo que con eso se contentarán...
AMADOR
Los soldados sí, ¿pero el general Esteban Huertas? Él no va a
conformarse con lo mismo que se les dé a sus soldados...
VARILLA
Está bien. Agregue usted a eso 50.000 francos para Huertas, ¿bien?
AMADOR
Tal vez sí. Pero quisiera pensarlo... Quiero consultar con el general.
Permítame... llamo por teléfono... (Hace el mimo.) ¿General
Huertas? ¡Le habla el doctor Amador! No dan sino 50 francos para
cada soldado y mil para usted... (Escucha.) ¡Usted es un patriota
general! (Varilla se ha volteado de espaldas. Se vuelve tan pronto
amador termina.) Señor Varilla, creo que hace poco me comporté
estúpidamente, pero ahora he comprendido y me pongo a sus
órdenes.
VARILLA
¡Muy bien!
Varilla va donde Hay.
REPORTERO
¡15 de octubre en la Casa Blanca!
VARILLA
¡Todo está preparado para el golpe!
HAY
(A Roosevelt.) ¡Todo está preparado para el golpe!
ROOSEVELT
¡Bien!
HAY
(A Varilla.) ¡Bien!
VARILLA
¿Qué fecha?
HAY
(A Roosevelt.) ¿Qué fecha?
ROOSEVELT
¡El 3 de noviembre que es día de elecciones en mi país! ¡Así la
prensa estará ocupada con esas noticias y no alebrestará demasiado
por lo de Panamá!
HAY
(A Varilla.) ¡3 de noviembre!
VARILLA
Fecha significativa...
Va hacia donde Amador.
VARILLA
¡La fecha del golpe debe ser el 3 de noviembre!
AMADOR
¡Muy bien, señor Varilla!
Varilla se dirige a la Casa Blanca.
REPORTERO
¡16 de octubre de 1903 en la Casa Blanca!
VARILLA
(A Hay.) ¿No sería conveniente poner ciertos barcos de guerra
cerca a Panamá?
HAY
(A Roosevelt.) ¿No sería conveniente poner ciertos barcos de guerra
cerca a Panamá?
ROOSEVELT
Ordénele al secretario de la Marina, William L. Moody, que dé
órdenes al almirante Henry Glass de enviar el crucero Boston de
San Francisco a Acapulco, lo mismo que el Marblehead, el
Wyoming y el Concord; que envíe el Atlanta a la base naval de
Guantánamo a Cuba y el crucero auxiliar Dixie y el barco cañonero
Nashville a Kingston, Jamaica.
Varilla regresa a donde Amador.
VARILLA
El golpe debe ser dado exactamente en esa fecha. Ya los barcos
norteamericanos emprendieron la marcha hacia Panamá.
AMADOR
¡Muy bien, señor Varilla!
Varilla va donde hay.
REPORTERO
¡Octubre 26 de 1903 en la Casa Blanca!
HAY
Asegúrese, señor Bunau-Varilla, quién va a ser el ministro
plenipotenciario con el cual yo firmaré el tratado para la
construcción del canal.
VARILLA
Descuide, señor secretario. Eso lo tengo muy bien pensado. (Se
dirige a donde Amador.) Y bien, doctor Amador... todo está listo...
Usted debe trabajar ceñido al plan. En cuanto a los 100.000 dólares
para que usted le dé al general Huertas y a sus soldados, se los
remitiré mediante un empréstito que se hará a la nueva República.
O, en último caso, yo suministraré esa suma personalmente. Eso sí,
con una pequeña condición la de que apenas la nueva República
esté proclamada... ustedes me nombrarán ministro plenipotenciario.
AMADOR
Pero señor Varilla... creo que la obligación de nombrar a un
extranjero como ministro plenipotenciario del istmo no será
aceptada por mis amigos.
VARILLA
Comprendo perfectamente... En ese caso no cuenten más
conmigo...
AMADOR
Por favor, señor Varilla. Espere un momento. Sólo quise decir
que... tiene usted razón... nadie como usted está en capacidad de
actuar en favor del canal y de nosotros en Washington. Mis amigos
no podrán menos que aceptarlo...
VARILLA
Bien, pues, ya que usted piensa de ese modo, no hay más que
hablar. ¡Que todo siga adelante!
REPORTERO
¡30 de octubre; en el Palacio de San Carlos!
Marroquín dormita. Lorenzo lo despierta.
LORENZO
¡Papá... papá... despierta... parece que lo de Panamá es cierto!
MARROQUÍN
¿Qué? ¿Qué? Déjame dormir... Últimamente me da mucho sueño...
Ya no hago mis versos, ni mis novelas, ni mis anagramas... Jamás
me he debido meter en esto de la presidencia...
LORENZO
Debe ser la edad, papá...
MARROQUÍN
Sí, mijo... debe ser la edad... aunque creí que tenía cuerda para
rato… ¿Dijiste algo de Panamá?
LORENZO
Que todo es normal. Aquí tengo un telegrama del gobernador
Obaldía. Dice así “Panamá 26 de octubre de 1903. Todo en
completo orden. Órdenes gobierno, cumplidas. Amigos gobierno
gran entusiasmo. Tengo absoluta confianza sostener gobierno.
Firmado Obaldía”.
MARROQUÍN
¿Sostener gobierno?
LORENZO
¡Todo anda bien, papá!
MARROQUÍN
¿Y si todo anda bien, por qué sostener al gobierno?… En todo caso,
me alegro.
Sigue durmiendo. El reportero lo sacude.
REPORTERO
¡Despierte, señor presidente! Soy el reportero de la historia. Hay
peligro en Panamá. ¡Panamá se va a independizar! Mire este
telegrama que logré conseguir, fechado desde el 4 de septiembre.
“Agentes revolucionarios de Panamá dicen que si el tratado no es
aprobado antes 22 de septiembre, lo probable es que ocurra una
revolución sostenida por el gobierno norteamericano”
MARROQUÍN
¡Falso! ¡El gobierno americano es amigo nuestro y nos respeta!
REPORTERO
¡Señor Marroquín, lo que le digo es ante los ojos de la historia!
MARROQUÍN
Que envíen entonces al general Tobar a Panamá. Él se encargará de
todo.
REPORTERO
¿Pero quién lo envía?
MARROQUÍN
El ministro de Guerra o de Gobierno o de Relaciones Exteriores.
No sé... ¡Yo quiero dormir!
REPORTERO
¡Primero de noviembre de 1.903, cables entre Amador y Bunau-
Varilla! (Amador hace “pipipipipi” como lanzando al aire un cable
en morse.)
AMADOR
Bunau-Varilla Urgente.... Malas noticias... más de doscientos
soldados colombianos vienen hacia Panamá. Úrgenos envío barco
de guerra de los Estados Unidos.
Varilla recibe el cable. Corre donde Hay. Hablan como una cinta
magnetofónica a 78 revoluciones. Regresa a su puesto. Hace
“pipipipipi”. Lanza el cable de respuesta.
VARILLA
2 de noviembre-Washington-señor Amador-Panamá. Barco de
guerra Nashville llegará hoy Panamá. Ánimos.
El Reportero corre hacia donde Marroquín que está dormido.
REPORTERO
¡Alto! ¡Alto! ¡No deben hacer eso!...
AMADOR
Noviembre 3 por la mañana (Hace pipipi.) Señor Bunau-Varilla
“Acabamos de poner preso al general Tobar, enviado por el
gobierno colombiano”
VARILLA
¡Excelente!
AMADOR
Noviembre 3 al medio día: “Pipipipipi, señor Varilla... Coronel
Torres del ejército colombiano ha accedido a no pelear contra las
fuerzas norteamericanas y se ha reembarcado rumbo a Colombia”.
VARILLA
¡Bravo! ¡Bravo!
AMADOR
Noviembre 3 por la tarde: “Señor Buneau-Varilla Washington
Considérese usted ministro plenipotenciario de la nueva República.
Inicie negociaciones Canal”.
VARILLA
¡Bravo! ¡Bravo!
REPORTERO
¡Tres de noviembre de 1903!
De pronto los personajes se mueven a uno y otro lado. Corren,
gritan.
¡Se independizó Panamá! ¡Nace una nueva República! ¡etc., etc.!
Vuelven a sus sitios y todo queda nuevamente en silencio. El
reportero comienza a interrogar a los personajes.
REPORTERO
(A Roosevelt.) ¿Qué dice señor presidente acerca de los hechos del
3 de noviembre?
ROOSEVELT
(Con orgullo). ¡“I took Panama”!
REPORTERO
¿Y usted, míster Hay?
HAY
¡Le entrego para que la publique, el acta de reconocimiento de la
nueva República!
REPORTERO
¿Tan pronto?
HAY
¡No hay tiempo que perder!
REPORTERO
¿Y usted señor Bunau-Varilla?
VARILLA
Tengo el honor de haber firmado, en mi calidad de ministro
plenipotenciario de la nueva República, un nuevo tratado con el
excelentísimo secretario de Estado norteamericano, señor John
Hay, respecto a la construcción del canal.
REPORTERO
¿Ese tratado difiere mucho del Tratado Herrán-Hay?
VARILLA
La verdad es que el día 18 de noviembre de 1903, tuve el honor de
firmar este tratado que no se diferencia en nada del Tratado Herrán-
Hay. Solamente en el artículo II del tratado se especifica que la
concesión del canal es “a perpetuidad”. ¡Es necesario ser claros!
REPORTERO
A propósito de claridad, míster Varilla, ¿qué siente usted por la
nueva República?
VARILLA
Estimado amigo... esto no es cuestión de sentimientos, sino de
negocios, ¿está claro?
REPORTERO
¿Y usted, señor Amador?
AMADOR
No es la primera vez que nos independizamos de Colombia.
Colombia siempre nos trató mal.
REPORTERO
Muchos de los concejos municipales de Panamá se opusieron al
Tratado Herrán-Hay, según consta en las actas respectivas ¿Cree
usted que los panameños recibirán bien un tratado más denigrante
aún que el Tratado Herrán-Hay, y además firmado por un
extranjero como es el señor Bunau-Varilla en calidad de
plenipotenciario de la nueva República?
AMADOR
Señor reportero, aquí lo que cuenta es la independencia de Panamá.
¡Ahora Panamá es una república independiente!
REPORTERO
Alguna vez usted se expresó de ciertos panameños como “esos
negros despreciables de los barrios”. ¿Los 10 millones que
recibirán de los Estados Unidos serán también para esos
panameños?
AMADOR
(Furioso.) ¡No me veo en la obligación de responderle!
REPORTERO
Y usted, don Lorenzo, ¿qué piensa acerca de todo esto?
LORENZO
¡Que mienten vilmente los que dicen que a mí me dieron 40.000
dólares para obligar a mi padre a que nombrara a Obaldía
gobernador de Panamá!
REPORTERO
¡Ah! ¿Dicen eso? No lo sabía... ¡Quedara consignada en la historia
su protesta, doctor Marroquín!
REPORTERO
Y usted, señor presidente, ¿qué dice de lo de Panamá?
MARROQUÍN
Mire joven, estoy muy cansado, y le ruego no me fastidie a menos
que quiera que le haga cerrar su periódico.
REPORTERO
Este es un reportaje para la historia. ¿No tiene usted
remordimientos de conciencia? ¿No se siente culpable por la
separación de Panamá?
MARROQUÍN
¿Bromea usted joven? ¿Remordimientos de conciencia? ¿Por qué?
¡Me han entregado una patria y yo les devuelvo dos!
Oscuro.

II. El heroísmo del “no ser” yanqui


De pronto el escenario se convierte en una calle. Uno de los actores se vuelve
voceador de prensa: “¡Extra! Panamá se separa de Colombia. Lean los últimos
acontecimientos. Estados Unidos reconoce a la nueva república”. La gente
compra el periódico. Forman corrillos.
HOMBRE 1
¡Se lo decía, compadre, que Panamá se iba a perder!
HOMBRE 2
¡No puede ser! ¡En Ciudad de Panamá hay ejército colombiano!
HOMBRE 3
Pero no estaba ahí... ¡Estaba cazando fantasmas en la frontera con
Costa Rica!
MUJER 1
¿Cómo así?
HOMBRE 3
¡Sí, se decía que había una invasión a Panamá desde Nicaragua,
pero era mentira!
MUJER 2
¡El culpable de todo es Obaldía!
MUJER 3
Más bien son los Estados Unidos. Eso es lo que hace el Congreso
por no haber aceptado el tratado ese... ¿Cómo se llama...? Bueno, el
tratado ese.
HOMBRE 4
Yo también creo eso. ¡El periódico dice que Estados Unidos envió
barcos de guerra a Panamá!
HOMBRE 5
Es verdad. ¡Para qué iba a enviar barcos de guerra a Panamá si no
es para ayudar a los panameños!
MUJER 1
¡El único culpable de todo es Marroquín! ¡Vayamos a Palacio! ¡Él
debe responder por esto! ¡Abajo Marroquín!
TODOS
¡Abajo!
MUJER 2
¡El presidente de la nación debe responder por esto!
TODOS
¡Sí, marchemos a palacio! ¡Colombia no debiera aceptar tanta
ignominia! ¡Si es necesario hacer la guerra al imperio de los
yanquis, la haremos!
Marroquín se despierta con la barahúnda. Alguien se para en una
tarima y lanza un discurso.
HOMBRE 1
¡Somos gente del pueblo! ¡No sabemos hablar tan florido y tan
bello como usted, señor presidente! ¡Pero con palabras elementales
queremos decirle que ha llegado la hora de hacer algo para
mantener la integridad nacional! ¡Desde ahora nos constituimos en
la sociedad de integridad colombiana! ¡Y exigimos a usted, señor
presidente, con el mayor respeto, que se lleve a la práctica el
decreto por el cual dispuso el gobierno que se eleve el pie de fuerza
a cien mil hombres! ¡Es necesario rescatar a Panamá!
MARROQUÍN
(Desde el otro extremo de la escena.) ¡Compatriotas! En este
momento, el más solemne acaso después de constituida la
República, fortifica y consuela la actitud altamente patriótica de
todos los hijos de Colombia, que se han apresurado a ofrecer al
gobierno su decidido apoyo en la defensa del territorio patrio. Para
corresponder a esa actitud del pueblo colombiano, el gobierno,
aunando la prudencia con la energía, hará cuanto sea dable para
mantener incólumes la honra del país, los intereses generales de la
sociedad y la integridad del territorio. Id al combate, pues. Marchad
con el pecho henchido de orgullo patrio. ¡Aunque el enemigo sea
más fuerte, haremos ante los ojos de la historia una protesta de
cadáveres!
HOMBRE 1
¿Protesta de cadáveres? ¿Qué quiso decir con eso el presidente?
MUJER 2
¡Que nos da ya por muertos!
MUJER 1
¡Pues no estamos muertos! ¡Lo que tenemos que ir es a Panamá a
rescatarla!
HOMBRE 4
¡Panamá es Colombia! ¡Vamos!
TODOS
¡Vamos a Panamá!
Salen.
MARROQUÍN
¡Valientes hombres, valientes mujeres! Id al enemigo, la gloriosa
bandera de nuestra integridad nacional se conservará intacta... Seré
yo quien la lleve y vosotros quienes me ayuden a sostenerla. ¡Id!
¡Id!
Marroquín se da de pronto cuenta que está solo y corre a la tarima
2 a llamar por teléfono.
MARROQUÍN
Señorita, quiero hablar con el señor embajador norteamericano...
Gracias, es urgente. ¿Aló?, ¿señor Beaupré? ¡Mucho gusto
excelencia, espero que esté bien de salud! Lo llamaba para que me
hiciera su excelencia un inmenso favor... Comuníquese con su
gobierno y propóngale en mi nombre que si nos da permiso de
desembarcar tropas en Panamá nosotros... ¿Cómo? ¿Que no da
permiso? ¿Es completamente seguro?... Bueno, entonces hágale
esta otra proposición excelencia, dígale que si las tropas de los
Estados Unidos intervienen en Panamá a nuestro favor, impondré la
ley marcial y, una vez en estado de sitio, aprobaré sin necesidad del
Congreso el Tratado Herrán-Hay... Sí... sí... O si prefieren,
nombraré otro Congreso con amigos verdaderos de los Estados
Unidos... Sí...desde luego... El general Reyes tiene toda mi
confianza y en caso necesario irá hasta Panamá y procederá en
armonía con el comandante de las fuerzas de los Estados Unidos...
¿Qué cosas está diciendo usted, señor embajador? ¡Pero eso lo dice
usted! ¿Cómo? ¿Qué es el señor presidente Roosevelt quien lo
dice? ¿Que si ponemos pie en Panamá, Estados Unidos nos declara
la guerra? Pero esto es injusto señor Embajador, se lo digo con todo
respeto... Ustedes nos prometieron ayudarnos a poner orden en
Panamá y ahora... Oiga, señor embajador, oiga por favor. ¡Colgó!
(Cuelga el auricular y llama nuevamente.) Señorita, comuníqueme
con el jefe de policía... (Espera.) ¿Señor Fernández? Hay una tal
sociedad de integridad colombiana... ¡Desintégrela!
Cuelga el aparato y sale. Entran al escenario las gentes que
marcharon al Darién. Se notan fatigadas.
HOMBRE 2
Hemos recorrido miles de kilómetros.
HOMBRE 5
Desde la alta y fría sabana de Bogotá, hasta las ardientes selvas del
Darién.
MUJER 1
Partimos mil quinientos y un mes después éramos quince mil.
HOMBRE 4
De las veredas, de las lagunas, de las lomas, brotaban los hombres
al combate...
HOMBRE 6
Podríamos haber sido mil veces más de los que fuimos...
HOMBRE 7
Pero con la misma presteza que el vientre de la madre tierra pare
sus anónimos héroes dispuestos al combate...
HOMBRE 8
Con esa misma rapidez el general Rafael Reyes, general en jefe de
las fuerzas del Caribe y del Pacífico, de las fuerzas del sur y del
norte; de oriente y occidente, de la noche y del día, las iba
dispersando.
TODOS
Alguna vez pudimos ser cien miles,
HOMBRES 1, 2, 3, 4 Y MUJERES 1, 2, 3
Ahora somos otra vez los mil quinientos,
HOMBRES 5, 6, 7, 8
ya no... tan sólo somos mil,
HOMBRE 4, MUJER 2
tampoco... nos quedamos quinientos...
TODOS
Hace seis meses esperamos. El hambre, la fatiga, la fiebre en los
pantanos ha ido mermando nuestras fuerzas. ¡Hace seis meses!
MUJER 3
Seis largos y denodados meses esperamos las gestiones
diplomáticas del general Reyes en Colón y Panamá...
HOMBRE 8
Seis meses alargando como un caucho inmensurable nuestro
ardoroso ánimo,
MUJER 2
y ni el sol, ni la lluvia, ni el pantano, ni siquiera el enemigo al que
no vimos…nos derrotó.
TODOS
¡Tan sólo fue una orden, una orden nefasta!
HOMBRE 1
¡Abril de 1904! ¡Se ordena disolver el cuerpo expedicionario que se
encuentra en el Darién! ¡Posible arreglo amistoso con los Estados
Unidos! Firmado, Alfredo Vásquez Cobo, ministro de Guerra.
TODOS
¡¿Nos hacen esperar seis meses para decirnos eso?!
HOMBRE 7
¡Y Panamá siguió en manos de los Estados Unidos! La única paz
que permitió la gran República del Norte era sobre la base de lo
hecho; y Colombia reconoció a nuestra hermana Panamá según el
artículo 40 de la Ley 14 de 1914.
HOMBRE 4
¡Vamos de todas maneras contra Panamá! ¡Mueran los traidores!
MUJER 3
¡Alto! ¡No es contra nuestros hermanos panameños! ¡Ellos también
han sido engañados! La verdad es que en vez de obtener el canal a
cambio de la pérdida de sus puertos, Panamá lo ha perdido todo
¡Han quedado cargados de obligaciones y sin ningún derecho!
HOMBRE 5
¡12 de enero de 1906! ¡El pueblo de Malambó es incendiado por
los agentes del Departamento de Sanidad de los Estados Unidos,
durante los trabajos del canal!
HOMBRE 6
¡Marzo de 1906! ¡El gobierno de los Estados Unidos de América
notifica a la República de Panamá que no pagará suma alguna por
los daños ocasionados por el incendio de Malambó!
HOMBRE 2
Marzo de 1906 ¡Los Estados Unidos exigen al gobierno de Panamá
una indemnización de cinco mil dólares por el arresto, durante
cinco minutos, de tres oficiales de marina, que en completo estado
de embriaguez atacaron en Colón a la Policía Nacional!
MUJER 1
Septiembre de 1906. El pueblo de Gatún es destruido por los
zapadores que construyen el canal, sin previo aviso y con notorios
perjuicios, por lo tanto, para sus habitantes.
HOMBRE 1
¡Estados Unidos se niega a indemnizar a los habitantes de Gatún!
MUJER 2
Nuestra política ha sido siempre la de respeto para con los pueblos
latinoamericanos; ¡política amplia de seguridad y de concordia!
MUJER 3
Parágrafo 1 del memorando de entendimiento entre la República de
Panamá y los Estados Unidos, firmado en la ciudad de Panamá el
día 25 de enero de 1905.
HOMBRE 4
La República de Panamá dará en arrendamiento a los Estados
Unidos mediante la estipulación nominal de solo un dólar y sin
ningún otro costo, por el término de 99 años, dos parcelas de
terreno contiguas al sitio actualmente de la embajada.
HOMBRE 7
¡Durante 60 años hemos vivido bajo la afrenta de un amo poderoso!
HOMBRE 5
¡De un amo duro e implacable que nos ha apabullado económica y
culturalmente!
MUJER 1
¡Mientras muestra a la faz del mundo su rostro sonriente de
saludable demócrata!
HOMBRE 1
Señores espectadores, nosotros los panameños no tenemos
derechos sino sólo cargas.
MUJER 1
Figúrense que han hecho de la zona del canal una especie de
fortaleza...
HOMBRE 2
Es cierto, si ustedes viajan a Panamá verán que la zona del canal
está separada de la Ciudad de Panamá por una verja de alambre.
HOMBRE 1
Pero la verdad es que la zona del canal pertenece a Panamá, no a
los Estados Unidos.
MUJER 2
¡Nuestra bandera debe flotar en la zona del canal como símbolo de
nuestra soberanía!
TODOS
¡Vamos a sembrar nuestra bandera en nuestra propia casa!
HOMBRE 5
(Al público.) Señores espectadores, estamos en día jueves 9 de
enero de 1964... Un grupo de doscientos estudiantes del Instituto
Nacional de Panamá, varones y niñas, entran a la zona del canal
para izar la bandera panameña.
VOZ
¡Está bien, se permite el paso solamente a cinco de ustedes! ¡Los
demás esperar al otro lado de la valla!
HOMBRE 8
Mientras los cinco estudiantes elegidos se dirigen a izar la bandera
de Panamá al lado del asta en donde ondea la bandera de los
Estados Unidos, una multitud de zoneítas se lanza sobre ellos y les
arrebata la bandera y la pisotean.
HOMBRE 1
Tratamos de defendernos a puñetazos, pero la policía de la zona
intervino para sacarnos a rastras y golpes de bolillo.
MUJER 1
¡Nuestros compañeros quisieron intervenir!
TODOS
¡Exigimos respeto a la bandera de nuestra nación!
VOZ
¡Si no se retiran inmediatamente, disparamos!
MUJER 2
¡Disparen, cobardes!
HOMBRE 2
¡Ustedes tienen las balas!
MUJER 3
¡Y nosotros las banderas!
Todos corren. Se oye el tableteo de las ametralladoras. Caen. Por
sobre cada una de los cuerpos flota uno bandera.
HOMBRE 7
Durante dos días y dos noches las ametralladoras y los tanques del
ejército de los Estados Unidos disparan sobre la multitud. Casi
todos los muertos y heridos caen dentro del territorio que no forma
parte de la zona del canal y las bala estadounidenses hacen blanco
dentro de las residencias particulares de Panamá y en las paredes
del Palacio Legislativo. El número de muertos pasa de veinte y el
de los heridos asciende a más de trescientos. Una nación
superpoderosa hacía despliegues de su habilidad bélica ante gente
inerme pero decidida a no soportar más los abusos de aquella
poderosa nación. Alguna vez no nos hallarán tan inermes, y para
ese día será necesario prepararnos aunque tardemos varias
generaciones. El día jueves I5 de marzo de 1973, el general Omar
Torrijos pronunció las siguientes palabras ante el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas:
A medida que se oye el discurso, los actores se van levantando y
empuñando las banderas.
“Al mundo hoy aquí presente le pedimos que nos apoye
moralmente, pues la lucha del débil sólo se gana cuando hay un
apoyo moral de la conciencia del mundo. Porque ya nuestro pueblo
está llegando a un límite de paciencia. Distinguidos miembros del
consejo de seguridad; distinguidos invitados, nuestro pueblo quiere
que piensen y mediten y se nos dé una respuesta a estas preguntas:
¿es justo no respetar a una bandera que jamás ha sido utilizada
como estandarte de una agresión? ¿Será moral negarle a un país sus
ventajas naturales que le son inherentes, sólo porque nuestro
reclamo lo hace una nación débil? ¿En qué diccionario jurídico
moderno se consagra el concepto de la perpetuidad como base de
negociación? Por último, como un mensaje muy especial que me ha
pedido la ciudadanía, queremos decirle a la conciencia mundial, y
que esto quede bien claro en la mente de todos, que nunca hemos
sido, que no somos, ni nunca seremos Estado asociado, colonia o
protectorado, ni queremos agregar una estrella más a la bandera de
los Estados Unidos”.
MUJER 3
Señores espectadores, en el mes de diciembre de 1999 los Estados
Unidos devolvieron el canal a sus verdaderos dueños; pero ahí
quedan los documentos que con el correr de los años van a
conformar la historia nuestra y la historia de las naciones. Mil
gracias.

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