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PROVINCIA DE BUENOS AIRES

PODER JUDICIAL

Con fecha 18 de marzo de 2021, la Cámara Civil y Comercial (Sala II) de Azul
en la causa n° 66.791 “BUTERA FLAVIO DAMIAN C/ BANCO DE LA
PROVINCIA DE BUENOS AIRES S/ MEDIDAS CAUTELARES
(TRABA/LEVANTAMIENTO)”, dictó una medida cautelar innovativa de
renegociación en el marco de créditos UVA.
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Nro. Expte: 2-66791-2020 BUTERA FLAVIO DAMIAN C/ BANCO DE LA


PROVINCIA DE BUENOS AIRES S/ MEDIDAS CAUTELARES
(TRABA/LEVANTAMIENTO)

JUZGADO EN LO CIVIL Y COMERCIAL Nº 1 - OLAVARRIA

Nro. Registro Sentencia Interlocutorias: .......... Folio: ..........

Azul, 18 de Marzo de 2021 .

AUTOS Y VISTOS:

CONSIDERANDO:

I. Motiva la intervención del Tribunal el recurso de apelación interpuesto


por el Banco de la Provincia de Buenos Aires contra la resolución de fecha
10/3/2020, que dispuso el congelamiento de las cuotas de un contrato de mutuo
al último valor de la misma, hasta que sea resuelta la medida de reajuste
requerida, más la prohibición impuesta al acreedor de iniciarle reclamos
judiciales o extrajudiciales al actor, por considerar que el derecho invocado es
verosímil en el marco de la emergencia económica.
En efecto, el día 14 de junio de 2017, Flavio Damián Butera celebró con

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el Banco de la Provincia de Buenos Aires un contrato de mutuo en virtud del
cual se le otorgó en préstamo la suma de $ 469.140 (cuatrocientos sesenta y
nueve mil ciento cuarenta pesos), equivalente a 24.459,85 Unidades de Valor
Adquisitivo (UVA), conforme la cotización de fecha 14/06/2017 ($ 19,18), a
pagarse en 48 cuotas mensuales, venciendo la primera de ellas el día
31/07/2017, con una tasa de interés del 8% TNA y un Costo Financiero Total
(CFT) del 8,30%.
El peticionante de la medida cautelar manifestó haber tomado un crédito
bajo la modalidad UVA aceptando unas condiciones que luego, por razones
ajenas al alea del contrato, devinieron excesivamente onerosas para el tomador
produciéndose un notorio desequilibrio en las prestaciones. Señaló que las
cuotas del crédito aumentaron a un ritmo muy superior al incremento de su
salario, alcanzando a insumir en el mes de Enero de 2020 el 32% de sus
haberes. Constatado dicho extremo se ordenó en la anterior instancia el
congelamiento de las cuotas sucesivas al valor de la última anterior a la
presentación.

II. El demandado apelante consideró que se trata de una medida


autosatisfactiva, que se diferencia de las cautelares típicas porque se agota con
su dictado y no requiere la promoción de una acción principal. Alegó que no se
cumplieron los requisitos de dicha medida, entre los que se encuentra el
traslado previo a su dictado y una “fuerte probabilidad” en el derecho
denunciado, a diferencia de las cautelares que sólo exigen una verosimilitud en
el derecho invocado. Subsidiariamente, expresó que tampoco se encuentran
reunidos los requisitos de las cautelares típicas. Consideró que no puede
decretarse el congelamiento de la cuota como medida cautelar, dado que el
Decr. 566/19, en que se fundó la resolución apelada, no es específico para este
caso, y el cálculo/actualización realizado por el BCRA no puede ser modificado
judicialmente. Explicó que el BCRA creó un instrumento de ahorro y crédito a
largo plazo ajustado por una Unidad de Valor Adquisitivo, que tiene su origen en
el Decr. 905/2002 (Reordenamiento del Sistema Financiero) que establece que
los bancos pueden prestar y tomar dinero ajustándolo según el coeficiente de
Estabilización de Referencia (CER). Dijo que dicha posibilidad permitió la
creación del índice UVA (Comunicación 6069 del Banco Central de la República
Argentina), implementando una nueva modalidad de ahorro y préstamo con el
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potencial de cambiar radicalmente el acceso a la vivienda y a los automotores,


mecanismo sin el cual el actor no hubiera tenido acceso al crédito. Señaló que
la sentencia apelada congeló el cálculo establecido por el BCRA, tomando como
parámetros el Indice de Precios al Consumidor (IPC) y el Relevamiento de
Expectativas del Mercado (REM), siendo que este último indicador es
meramente informativo, subjetivo y no vinculante, por lo que no puede ser
utilizado para colocar un tope al cálculo UVA. Manifestó que al analizarse la
verosimilitud del derecho no se contempló el aumento del valor del automotor
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adquirido con el crédito UVA, circunstancia que se acredita con la simple


comparación de tasaciones al momento de otorgarse el préstamo y la realizada
a la fecha, conforme la cual el valor del automotor se incrementó en un 55% a
60%, lo que implica que mientras se ha limitado el importe de la cuota del
crédito, el actor se ha enriquecido con la adquisición del vehículo. Con relación
al peligro en la demora señaló que el actor no solicitó, tal como lo prevé el
contrato, la extensión del plazo del préstamo, con lo que habría visto reducido el
importe de sus cuotas. Se agravió también de que no se le haya requerido
contracautela al beneficiario de la medida. Adujo que la sentencia apelada no
contempló que el banco demandado también tiene obligaciones que se ajustan
conforme el índice UVA por lo que el congelamiento de la cuota en los
préstamos UVA no se extiende a los plazos fijos del banco, lo que constituye
una palmaria injusticia y un daño concreto. Por último, concluyó que los jueces
no pueden actuar como legisladores, modificar lo pactado libremente por las
partes y establecer un tope al índice UVA al resolver con fórmulas generales,
sin consideración alguna de las circunstancias del caso.

III. Corrida vista, el Fiscal General Departamental consideró que resulta


aplicable la Ley del Consumidor. Señaló que la petición del actor puede
encuadrarse como una medida autosatisfactiva. Expresó que en general los
contratos con cláusulas de reajuste o actualización que sujeten los valores de
las obligaciones de los consumidores, a valores que serán fijados de acuerdo a
circunstancias inciertas y futuras, contradicen el texto del art. 36 de la LDC y

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son pasibles de ser calificadas como nulas. Aseveró que lo expuesto resulta
aplicable a sistemas de financiación creados y propiciados por el propio Estado,
como pueden ser los planes PROCREAR y los préstamos UVA, y en el caso de
autos, no existe armonía entre el sistema del art. 36 de la LDC y la modalidad
de contratos UVA, por lo que dicho contrato resulta ineficaz y debe ser corregido
en la medida peticionada por la actora. Concluyó que aparece razonable la
petición cautelar de la actora, por lo que propició el rechazo del recurso de
apelación. Ello sin perjuicio del derecho de la demandada de acreditar en un
proceso de conocimiento la validez del contrato de manera completa (cfr.
dictamen de fecha 10/03/2021).

IV. 1.- Como primera medida cabe señalar que la cuestión traída a
resolver se encuentra regida por el derecho del consumidor, dado que se trata
de un contrato de préstamo personal para la compra de un automotor de uso
particular. La relación obligacional fue calificada como relación de consumo en
la sentencia apelada, y dicho aspecto del pronunciamiento no fue cuestionado
por las partes, lo que tiene implicancias en el presente caso por cuanto conlleva
la aplicación del principio protectorio, el acceso al consumo sustentable y la
interpretación más favorable al consumidor, además de consecuencias
procesales como la gratuidad del trámite para el peticionante (arts. 1, 2, 3, 4, 36,
53, 65 ss. y cdtes. de la LDC, arts. 7, 1090, 1092, 1094, 1095, ss. y cdtes. del
Cód. Civ. y Com.).

2.1- Inicialmente es necesario formular algunas consideraciones para


precisar el objeto litigioso y explicitar los fundamentos de la decisión
jurisdiccional (arts. 2 y 3 del Cód. Civ. y Com.). La pretensión deducida por
Flavio Damián Butera consiste en “una medida cautelar urgente”, más
precisamente “una medida cautelar genérica de ajuste del préstamo tomado
mediante el Coeficiente UVA (Unidad de Valor Adquisitivo) aplicándose y
adecuándose las cuotas a vencer”, anunciando la parte actora que se iniciará
contra el Banco de la Provincia de Buenos Aires “en el momento que
corresponda la acción principal” (sic, escrito de demanda). De esa petición se
infiere que la pretensión consiste en una medida cautelar (de naturaleza
procesal), provisoria o transitoria, accesoria o subordinada a un proceso
principal en el que se sustanciará de modo definitivo la cuestión de fondo, esto
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es la relativa al contrato celebrado entre el actor Flavio Damián Butera y el


Banco de la Provincia de Buenos Aires, de préstamo personal para la
adquisición de un automotor.
No obstante ello, la resolución apelada impuso al proceso el trámite
sumarísimo. De este modo, de la naturaleza y alcance de la pretensión
promovida se desprenden varias consecuencias. En primer lugar, se destaca la
naturaleza procesal de la pretensión, que emplaza en el marco de las medidas
cautelares no autónomas (arts. 195, 197, 198, 201, 204, 207, 230, 232, 233 y
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concs. CPCC). En tal sentido cabe recordar que la doctrina y jurisprudencia


mayoritarias coinciden en señalar que la prevención del daño o tutela preventiva
(o mejor aún la teoría general de prevención del daño) puede ser procesal,
acudiéndose a las medidas cautelares clásicas o tradicionales, o a las que
pretorianamente ha creado la doctrina judicial (reguladas en los códigos
procesales locales) o sustancial, que resultan esencialmente de los arts. 10,
1710 a 1713 y concs. CCCN. Incluso pueden asumir naturaleza bifronte ya que
las obligaciones de dar, hacer y no hacer que puede imponer el juez (art 1713
CCCN) deben instrumentarse –total o parcialmente- mediante institutos
procesales. En suma, lo preventivo, urgente -como en este caso lo alega el
actor- o no urgente, sea provisorio o definitivo, puede asumir naturaleza
procesal o sustancial (o material) o ambas, dictada de oficio o a petición de
parte. En otras palabras, conviven las medidas preventivas cautelares y las
medidas preventivas sustanciales del CCCN, esto es la “acción preventiva” –
más precisamente la pretensión preventiva- del art 1711 y concs. CCCN,
habitualmente englobadas en la denominación tutela preventiva, tutela de
prevención del daño, medidas preventivas sustanciales o materiales, entre otras
muchas más.
En este proceso, como se dijo, se dedujo una pretensión procesal
pidiéndose una medida cautelar (o provisoria o interina) no autónoma, porque
depende del proceso principal en el que deben debatirse más ampliamente las
cuestiones litigiosas. El distingo no es menor en orden no solo al trámite
procesal sino de los requisitos de procedencia de la medida preventiva cautelar.

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Aquí se trata de un incidente de medidas cautelares, no de una acción
autónoma, por lo que el trámite del juicio sumarísimo (más propio de las
preventivas sustanciales autónomas), impuesto por la resolución recurrida,
corresponde sea reencauzado como incidente de medidas cautelares (art. 175 y
ss. CPCC).
En lo relativo a la otra diferencia importante, los requisitos de
procedencia de las medidas cautelares resultan de las normas procesales y son
menos rigurosas (arts. 195,197,198, 204 y concs. CPCC) que las medidas
preventivas sustanciales que requieren del cumplimiento de los presupuestos
previstos en el art. 1711 CCCN. En tal sentido no es sobreabundante enfatizar
las diferencias entre ambas medidas de prevención, procesales y sustanciales
(la genérica tutela preventiva). “Las diferencias entre las medidas cautelares y
las sustanciales (o tutela de prevención, o tutela sustancial o tutela inhibitoria de
daños, arts. 1710 a 1713, Cód. Civ. y Com.) son las siguientes: en la vía
cautelar se debe probar el peligro en la demora, en la tutela definitiva: el daño o
la amenaza de daño; lo cautelar recae sobre el bien a asegurar, la sustancial o
tutela preventiva (las medidas autosatisfactivas, el mandato preventivo, la tutela
inhibitoria de expresión, etc.) sobre la prestación sustancial objeto del proceso;
las llamadas pretensiones urgentes sustanciales pueden tramitar en procesos
rápidos (amparo, hábeas data, medidas autosatisfactivas, etc.) o en procesos
comunes (juicios ordinarios o sumarios) y decretarse de oficio (v.gr. mandato
preventivo) o a pedido de partes (v.gr. anticipo de jurisdicción), de modo
provisorio o definitivo (v.gr. tutela civil inhibitoria de expresión), en cualquier
etapa del proceso (v.gr. anticipo de jurisdicción) o en la sentencia definitiva; de
modo principal y exclusivo (v.gr. medida autosatisfactiva) o accesorio (en
proceso resarcitorio de daños); todas tienen, en definitiva, una finalidad común:
la prevención del daño (arts. 51, 1710 a 1713 y concs., Cód. Civ. y Com.)”
(Galdós, Jorge M. Responsabilidad civil preventiva. Aspectos sustanciales y
procesales • LA LEY 2017-E, 1142 RCyS 2019-I, 3, LA LEY 12/10/2017, 1; Cita
Online: AR/DOC/2479/2017).
Todo lo expuesto descarta el emplazamiento de este caso en el
marco de las medidas autosatisfactivas, como se sostiene en la resolución
apelada, en los agravios y en el dictamen del Fiscal General Departamental,
toda vez que la medida cautelar requerida no agota el proceso, ni concurre una
superposición entre la pretensión cautelar (innovar en el monto de la cuota a
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pagar suspendiendo la aplicación del reajuste según la cláusula UVA) y la


pretensión sustancial (la recomposición definitiva del contrato). Por el contrario
requiere de otro proceso principal en el que precisamente se debata la cuestión
de fondo relativa al contrato de préstamo con cláusula UVA de reajuste. En
efecto, la medida autosatisfactiva se caracteriza, porque media superposición o
coincidencia entre el objeto de la pretensión cautelar, provisional o preventiva —
en la terminología clásica— con la pretensión material o sustancial, de modo
que el acogimiento de aquella generalmente torna abstracta la cuestión a
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resolver, porque se consumió el interés jurídico (procesal y sustancial) del


peticionante. La procedencia de la medida autosatisfactiva está supeditada a la
concurrencia simultánea de circunstancias infrecuentes (o sea no cotidianas)
derivadas de la urgencia impostergable en la que el factor tiempo y la prontitud
aparecen como perentorios; de la fuerte verosimilitud sobre los hechos, con
grado de certidumbre acreditado al inicio del requerimiento o, en su caso, de
sumaria comprobación”. (autor y obra cit).

2. 2- En definitiva, la pretensión requerida es cautelar, accesoria y


dependiente del proceso principal que se anunció que se promovería, pero
de la consulta realizada a la Mesa de Entradas Virtual se desprende que a la
fecha no se ha promovido, por lo que la aplicación estricta del art. 207 CPCC
importaría su caducidad. Empero, dado que en primera instancia se le otorgó
trámite sumarísimo, lo que pudo generar la creencia de que se trataba de un
proceso autónomo, y siendo que todo lo actuado fue consentido por las partes,
resulta razonable conferirle al actor el plazo de diez días, por la
complejidad del tema, a contarse desde el vencimiento del plazo de
renegociación preventiva del contrato que se abordará al final de la
presente, para que promueva la acción principal o de fondo, a la que
accede la medida preventiva cautelar innovativa decretada en autos (arts.
36 inc. 1°, 195 ss. y cdtes. 204, 207, concs. y cdtes. del CPCC; arts. 1, 2, 3, 9,
10, 1713 y concs. CCCN).

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3. 1- Calificada la pretensión como medida preventiva cautelar
innovativa corresponde analizar el cumplimiento de los requisitos propios de
las medidas cautelares, para verificar si en el caso en juzgamiento concurren los
presupuestos de verosimilitud del derecho, peligro en la demora y si es
necesario prestar contracautela (arts. 195, 198, 200, 202, 204 y cdtes. del
CPCC, Enrique M. Falcón, “Tratado de Derecho Procesal Civil y Comercial”, T
IV, pág. 108; esta Sala, causas nº 48.808, 15/12/05, “Elenka...”; nº 51.960 del
19-02-08, “Sassou...”; n° 53.848 del 12-11-09, “Ilarraz…”; n° 58.042 del 03-10-
13, “Castro…”; n° 58.134, del 31/10/13 “Ricón…”, entre otras).
En esta tarea cabe señalar que el actor presentó documentación y
realizó un cuadro sinóptico para demostrar el desfasaje producido entre el
aumento de sus ingresos y el incremento del valor de las cuotas del crédito
ajustadas con UVA (cfr. recibos de haberes, contrato de préstamo y cuadro
realizado en la demanda). De dicha documentación surge lo siguiente: al
momento de la firma del contrato, el día 14 de junio de 2017, su ingreso era de
$ 47.847,41 (cfr. recibo de haberes de fecha 6/6/2017), y al promoverse este
incidente había aumentado a $ 90.749,02 (cfr. recibo de haberes de fecha
5/2/2020). Por su parte, la cuota Nro. 1 del crédito fue de $ 2.814,84
(14/6/2017), mientras que la cuota Nro. 32, (31/01/2020) alcanzó un importe de
$ 29.289,56. De esa simple exposición surge un dato trascendente para la
solución del caso: cuando el actor tomó el crédito el monto de la cuota
representaba el 5,88% de sus haberes, mientras que en la cuota Nro. 32
representó el 32,27% de su salario. El desfasaje producido no fue negado,
por el banco en su recurso sino que la crítica a la sentencia apelada se centró
en la falta de sustento normativo para modificar un índice establecido por el
BCRA (cfr. expresión de agravios de fecha 26/05/2020).
De manera que el actor ha logrado exponer con claridad en esta
etapa preliminar del proceso, que al momento de la toma del crédito su
obligación mensual representaba el 5,88% de su ingreso, y por razones ajenas
al alea del contrato y a la conducta de las partes, la aplicación del índice UVA
condujo a que la cuota Nro. 32 insumiera el 32,27% de su salario. El agravio del
banco demandado no se hace cargo del contundente dato numérico presentado
por el actor, que pone en evidencia dicho desfasaje producido entre el monto de
las cuotas actualizadas conforme el índice UVA y sus ingresos, que no
aumentaron en la misma proporción, desajuste que sí fue atendido en la
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sentencia de grado al señalar que: “la cuota debida hoy por el actor es
excesivamente superior a la de su importe original”. El banco expresó que
el fallo apelado no se sustenta normativamente, dado que la sentenciante
anterior modifica un índice establecido por el BCRA sin tener una norma que lo
autorice. Pero el agravio no resulta atendible, en primer lugar porque en la
anterior instancia no se modificó el índice UVA, sino que sólo se dispuso su
suspensión para las cuotas venideras, por los efectos perniciosos que su
aplicación genera en un marco de emergencia económica. La sentencia apelada
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dispuso el congelamiento de la cuota en el marco de la emergencia económica,


situación excepcional que determinó el congelamiento de las cuotas de los
créditos hipotecarios contratados bajo la misma modalidad (UVA), por la
depreciación que está sufriendo la moneda, emergencia que además se
encuentra referida en el Decr. 566/2019 que, entre sus considerandos, señala
que: “ante la magnitud de los recientes acontecimientos económico financieros
desencadenados, de público conocimiento, es obligación del Poder Ejecutivo
Nacional utilizar los instrumentos a su alcance y adoptar las medidas
específicas necesarias para proteger a los consumidores”. A ello añadió que la
situación del actor, que tiene un crédito personal, resulta aún más atendible que
los créditos hipotecarios, toda vez que aquí se adeuda más capital y el valor de
la cosa -automotor- ha sufrido una amortización de conocimiento público, a
diferencia de lo ocurrido con los créditos hipotecarios en donde el bien inmueble
mantiene su valor en dólares (cfr. Considerando IV de la sentencia apelada).
El apelante adujo que el Decr. 566/2019 no es específico en la
materia, sino que hace referencia al congelamiento del precio de los
combustibles por un período de noventa días. Pero cabe entender que dicha
norma fue traída a colación por la jueza anterior como descriptiva de la
emergencia económica que atraviesa el país, de cuyo contexto no puede
desentenderse al momento de interpretar las normas en juego, contemplar los
intereses en pugna y ponderar la conveniencia de dictar la medida cautelar
solicitada. Siguiendo esta línea cabe señalar que, con fecha 21 de diciembre de
2019, fue dictada la Ley 27.451 de “Solidaridad Social y Reactivación productiva

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en el marco de la emergencia pública”, que declaró la emergencia pública en
materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria,
energética, sanitaria y social, delegando en el Poder Ejecutivo Nacional
facultades legislativas en el marco del art. 76 de la Constitución Nacional (art.
1°), y con relación a los créditos UVA dispuso que: “el Banco Central de la
República Argentina realizará una evaluación sobre el desempeño y las
consecuencias del sistema de préstamos UVA para la adquisición de viviendas
y los sistemas de planes de ahorro para la adquisición de vehículos automotor,
sus consecuencias sociales y económicas, y estudiará mecanismos para mitigar
sus efectos negativos atendiendo al criterio del esfuerzo compartido entre
acreedor y deudor” (art. 60). Dicha evaluación a la fecha no ha sido publicada
por el BCRA, y si bien la norma no menciona específicamente a los préstamos
personales para la adquisición de un automotor para uso privado (como el
contrato de autos), cabe tenerlo por incluido en dicha normativa atento las
consecuencias distorsivas que el sistema de actualización genera sobre dichos
préstamos.
3. 2- El banco se agravia de los parámetros utilizados en la sentencia
apelada para otorgar la medida cautelar, entre ellos menciona especialmente
los Resultados del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que
publica mensualmente el BCRA, expresando que este indicador es meramente
informativo, subjetivo y no vinculante, por lo que no puede ser utilizado para
colocar un tope al cálculo UVA (cfr. agravios de fecha 26/5/2020).
Cabe señalar que el Relevamiento de Expectativas del Mercado
(REM) fue citado en la sentencia apelada entre otros fundamentos que justifican
la solución adoptada y había sido mencionado por el actor en la demanda como
un indicador de las expectativas macroeconómicas vigentes al momento de la
toma del crédito (Junio de 2017) (arts. 957, 961, 988 ss. y cdtes. del Cód. Civ. y
Com.).
Cabe señalar a mayor abundamiento que este indicador permite un
seguimiento sistemático de los principales pronósticos macroeconómicos de
corto y mediano plazo sobre la evolución de la economía argentina y es
generado a partir de una encuesta dirigida a analistas especializados locales y
extranjeros. La información que proporciona resulta de gran relevancia para las
decisiones de política monetaria y económica y también para las decisiones de
consumo e inversión constituyéndose como un bien público al proveer a la
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comunidad la mejor información posible respecto de las estimaciones que


realizan los especialistas sobre el comportamiento futuro de las principales
variables económicas (http://www.bcra.gob.ar). Los resultados del Relevamiento
de Expectativas de Mercado (REM) para el mes de Junio de 2017 -mes anterior
a que el actor decidió tomar el crédito UVA- indicaban una proyección
inflacionaria para los 12 meses siguientes del 17,1%. Se pronosticaba una
trayectoria desinflacionaria de la economía para aquel año y en años
siguientes -2018, 2019- (cfr. el Indice de Precios al Consumidor -IPC-GBA-Nivel
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General-). Las proyecciones de los analistas indicaban que la tasa mensual de


inflación minorista medida a través del IPC Nivel general para el Gran Buenos
Aires (GBA) oscilaría entre 1,5% y 1,3% mensual entre Jul-2017 y dic.-2017.
Implícitamente la inflación promedio del primer semestre habría sido del orden
del 1,9% mensual y la inflación esperada para el segundo semestre sería de
1,3% promedio mensual, por debajo del 1,4% promedio mensual registrado en
la segunda mitad de 2016. Con relación a los pronósticos de mediano plazo, la
expectativa de inflación nacional para los 12 meses siguientes se mantenía en
el orden del 17%. Así, para el año 2017 aumentaba por octava vez consecutiva
el pronóstico de inflación en 0,1 p.p. (hasta 21, 5%), acercándose a la variación
esperada para el IPC-GBA. De esta manera, para fines del año 2018 se
pronosticaba una inflación interanual de 14,9%. A junio de 2019, la inflación
esperada sería de 12,3%, en tanto para diciembre de 2019 se espera una
inflación nacional de 9,6% (http://www.bcra.gob.ar).
Los resultados expuestos se encontraban vigentes al momento en
que el actor contrató su crédito UVA, y si bien el REM es meramente informativo
y no vinculante -tal como señala el apelante-, resulta revelador de las pautas
tenidas en cuenta por el tomador del crédito, acorde con la información
disponible y los pronósticos macroeconómicos, para solicitar un préstamo
ajustable por UVA y no otra opción crediticia. Se advierte que una cuota de
capital que tiene en cuenta el IPC, con una tasa de interés baja (8%), sumado a
previsiones inflacionarias favorables, redundarían en un bajo costo financiero en
créditos que se anunciaban oficialmente como una nueva modalidad de ahorro y

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préstamo con el potencial de cambiar radicalmente el acceso a la vivienda y a
los automotores. De manera que el actor tenía expectativas ciertas y justificadas
de que se produjera una baja en la inflación o al menos que no se incrementara
drásticamente -como luego ocurrió-, porque lo informaba el BCRA a través de
su Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM)-, y las entidades
financieras ofrecieron sus líneas crediticias bajo esta premisa. Pero Los
objetivos inflacionarios esperados no fueron alcanzados sino todo lo contrario, la
inflación su ubicó para el año 2018 en el orden del 47,6% y para el año 2019 en
el 53,8% (cfr. www.elpais.com/economía/actualidad), haciendo que la información
tenida en cuenta por el consumidor al momento de celebrar el contrato de
préstamo ajustable conforme UVA terminara siendo errónea.
3. 3- Sobre el tema y en doctrina se ha señalado que: “…como
resultado de una política económica desentendida de los intereses generales,
los estrados judiciales se han visto abarrotados de demandas en las cuales los
deudores postulaban la revisión de cláusulas contractuales indexatorias
consideradas abusivas…Este caos económico-social […] motiva la solicitud de
medidas cautelares genéricas tendientes a paralizar los efectos contractuales
normales durante el tiempo de tramitación de la causa. De otro modo, como
señalan Mosset Iturraspe y Jortack: a) el deudor caerá indefectiblemente, si no
ha caído ya, en incumplimiento por imposibilidad económica de atender a la
prestación debida, b) se multiplicarán los perjuicios ocurridos hasta entonces,
siendo competencia del Derecho prevenir o evitar daños semejantes, c) con el
incumplimiento quedará expedita la vía de la ejecución, sea de la garantía
hipotecaria, sea de los bienes que integran el patrimonio del deudor; e) se
producirá, como consecuencia de lo expuesto, una situación ya consumada,
hecho irreversibles, daños sin compensación alguna; f) la sentencia favorable,
de lograrse, llegará tarde, sin posibilidad de hacer justicia verdadera” (cfr.
Mosset Iturraspe y Víctor E. Jortack “Indexación, abuso y desindexación”,
Rubinzal-Culzoni, citado por De Lázzari, Eduardo Néstor “Medidas Cautelares”,
Tomo 1, 2da . edición, Ed LEP, 1993, pág. 583).
De Lázzari expresó además que la medida cautelar innovativa, en
casos como el que nos ocupa, requiere para su procedencia: a) el exagerado
incremento de las cuotas y saldos; b) la afectación sustancial del nivel real de
ingresos del deudor, partiendo del análisis de la evolución de aquéllos desde el
inicio de la contratación, comparándolos con la de las cuotas; c) el desajuste
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entre una repotenciación de las cuotas en base a los índices de más frecuente
aplicación (precios al consumidor, mayoristas no agropecuarios, etc.), y el que
pretende el acreedor (además de la modalidad de su empleo)” (De Lázzari, ob.
cit. pág. 584). Todo ello pone de relieve la importancia de la medida cautelar
innovativa como herramienta en la revisión de contratos de préstamo en los que
se produjo un incremento desmesurado de las cuotas.
3. 4- En síntesis: la medida cautelar dispuesta en la instancia de
origen -y sin perjuicio de las modificaciones que se le efectuarán- constituye una
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alternativa razonablemente fundada a los fines de mantener la igualdad de


partes en el proceso mientras se sustancia la acción principal de revisión del
contrato y encuentra sustento en numerosos principios, normas y reglas de
distinta jerarquía que prevén no sólo la facultad judicial de intervenir en
situaciones semejantes, sino el deber del juez de hacerlo en tiempo oportuno
(art. 42 de la Constitución Nacional, art. 38 de la Constitución de la Provincia de
Buenos Aires, arts. 1, 2, 3, 4, 36, 65, de la Ley del Consumidor, arts. 1092 ss. y
cdtes. del Cód. Civ. y Com., arts. 1 y 60 de la Ley 27.451).
3. 5- Analizado el meollo de la cuestión traída a resolver, cabe abordar
el tratamiento del resto de los agravios expresados contra la sentencia. El
apelante hizo referencia a la amortización del vehículo señalando que el
automotor adquirido con el crédito UVA aumentó su valor disminuyendo de este
modo el desbalance expuesto en la demanda, circunstancia que se acredita con
la simple comparación de tasaciones al momento de otorgarse el préstamo y la
realizada a la fecha, ya que el valor del automotor se ha incrementado en un
55% a 60% (cfr. memorial de fecha 26/05/2020). La queja no es fundada en
tanto no fueron adjuntadas las tasaciones del automotor del actor que
demuestren el incremento invocado. Además, el planteo realizado deberá ser
objeto de debate y prueba en el proceso principal a promoverse en el marco de
las cuestiones sustanciales de naturaleza contractual (arts. 195, 198 del CPCC).
Lo mismo cabe decir del agravio referente a que la sentencia de primera
instancia no contempló que el banco demandado tiene también
obligaciones que se ajustan conforme el índice UVA, por lo que el

A-1
otorgamiento de la medida cautelar que congela el índice para el préstamo,
derivará en un daño concreto al patrimonio del banco, ya que tal congelamiento
no es aplicado a los plazos fijos otorgados bajo la modalidad mencionada. Sin
embargo un análisis como el propuesto excede el marco cautelar de este
incidente. El demandado adujo también que no existe peligro en la demora
ante la prerrogativa contractual del actor de solicitar la extensión del plazo del
préstamo. Señaló que, de haberse ejercido tal derecho se habría reducido el
importe de sus cuotas, y no lo hizo (cfr. pto. c. 3 de la expresión de agravios de
fecha 26/05/2020). Dicho agravio tampoco es procedente porque la solicitud de
una prórroga o extensión del plazo del crédito constituye una facultad y no una
obligación del deudor. Además no se advierte, en este estado preliminar del
proceso, que una extensión del plazo hubiese mejorado su situación o
modificado el monto de las sucesivas cuotas, o -lo que es más relevante-
incidido en el índice de actualización de la cuota que es la variable que
repercute en su monto mensual. El apelante expresó que no fue exigida
contracautela al beneficiario de la medida cautelar. Cabe señalar que,
conforme la calificación como relación del consumo de la vinculación jurídica de
autos, el actor litiga con beneficio de gratuidad y se encuentra eximido de
prestar caución (art. 53 de la LDC, arts. 199, 200 del CPCC).
3. 6- Ahora bien, el Tribunal puede disponer una medida cautelar distinta,
o limitar la otorgada en sus efectos, teniendo en cuenta la importancia del
derecho que se intenta proteger intentando evitar perjuicios o gravámenes
innecesarios al titular de los bienes (cfr. art. 204 del CPCC, esta Sala, causa
nro. 65430, del 30/04/2020 “Brun…”). En este contexto resulta razonable fijar
un tope al aumento de las cuotas sucesivas que solo podrán afectar hasta
el 30% de los haberes del actor, con lo cual se otorga a la cuota una
razonable movilidad que acompañe el incremento de sus haberes,
componiendo de esta manera los intereses en pugna hasta tanto se resuelva
la acción principal (cfr. art. 7 de la ley 27.271 “Sistema de Fomento de la
Inversión de la Vivienda”, Iturbide, Gabriela A. “Los créditos UVA y la
emergencia económica. El retorno a la teoría del esfuerzo compartido”, cita
Online: AR/DOC/84/2020).

3. 7- Conforme todo lo anterior, corresponde revocar el


congelamiento de las cuotas dispuesto en la anterior instancia, modificar la
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medida cautelar disponiendo como medida preventiva cautelar innovativa


que las cuotas mensuales pendientes no podrán superar el 30% de los haberes
del actor y mantener la prohibición de iniciarle reclamos judiciales o
extrajudiciales al actor (arts. 1, 2, 3, 4, 36, 53, 65 ss. y cdtes. de la LDC, arts. 7,
1090, 1092, 1094, 1095, ss. y cdtes. del Cód. Civ. y Com., arts. 195 ss. y cdtes.
del CPCC, doct. y jurisp. cit.).

4. Sin perjuicio de la modificación de la medida cautelar dispuesta en


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los párrafos precedentes, resulta propicio abrir una instancia de renegociación


del contrato para que las partes intenten autocomponer el conflicto.
La teoría general de la prevención del daño como principio general
del derecho privado (arts. 10, 1710 a 1713 CCCN.) otorga sustento normativo a
la revisión o renegociación del contrato, que puede llevarse a cabo sobre la
base conjunta de diversas fuentes del CCCN.: las normas generales y
específicas de prevención del daño (arts. 10, 1710 a 1713 y 1032 CCCN.), las
propias del subsistema de los contratos y de los tipos negociales que prevén la
renegociación, como los contratos de larga duración (art. 1011 CCCN.), la
imprevisión (art. 1091 CCCN.), la renegociación del contrato de locación (art.
1221 bis incorporado por la ley 27.551) y las normas complementarias y de
integración, por ejemplo las tratativas preliminares (arts. 990 a 993 CCCN.)
(conf. Galdós, Jorge Mario "El deber legal de renegociar y la prevención del
daño negocial", en La Ley del 10/8/2020, 1 AR/DOC/2567/2020; "La tutela
preventiva del Coronavirus en el Código Civil y Comercial de la Nación", en La
Ley del 7/4/2020; "Suspensión y renegociación preventivas del contrato. Una
solución posible ante la emergencia por la pandemia del COVID-19", RCD
1664/2020 "La tutela preventiva en el Derecho de las Familias. Las medidas
provisionales patrimoniales y de resguardo de personas (arts. 721 y 722
CCCN.)" en RDPy C, 2020. Cuestiones patrimoniales del Derecho de las
Familias -I, p. 287) (esta Sala, causa nro. 65.611, del 22/09/2020 “Raguzzi…”).
La renegociación del contrato ha sido definida como el proceso formal y
sustancial mediante el cual los contratantes -aunque no excluyentemente- frente

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a situaciones sobrevinientes y extraordinarias que alteran el equilibrio y la
correlatividad de las prestaciones, realizan de buena fe, conforme a los
principios de autonomía, conservación y colaboración, durante un tiempo
razonable y en actitud pro activa, tratativas tendientes a revisar el contrato para
que su adecuación mantenga el sinalagma funcional y evitando la extinción del
negocio jurídico (cfr. Galdós, “El deber legal de renegociar…cit.). Ampliando y
completando el concepto se añade que la prevención contractual constituye un
deber legal fundado en los principios de buena fe, conservación del negocio
jurídico y prohibición de abuso del derecho, con sustento normativo en la
prevención del daño, nuevo paradigma del derecho privado que consagra
legalmente el mandato constitucional de no dañar a otro en las esferas
aquiliana y contractual (arts. 19 CN, arts. 9, 10, 1710 a 1713 ss. y cdtes. del
Cód. Civ. y Com., Galdós, “El deber legal de renegociar…” cit.).
Sobre estas bases, teniendo en cuenta la aplicación del medio menos
lesivo y el respeto a la autonomía de la voluntad, resulta prudente habilitar una
instancia de renegociación con la finalidad de que las partes pueden
autocomponer el conflicto, procurando equilibrar el contrato devenido
excesivamente oneroso para el actor por razones de política macroeconómica,
ajenas al alea contractual, tratando de evitar un ejercicio disfuncional del
derecho y al mismo tiempo resolver la cuestión suscitada. En la causa
“Raguzzi” citada se destacó que: “…la revisión, renegociación o adecuación del
contrato es el proceso mediante el cual los contratantes:1) frente a situaciones
sobrevinientes y extraordinarias que alteran el equilibrio y la correlatividad de las
prestaciones; o 2) en los casos en los que el Código Civil y Comercial u otras
leyes le reconoce a uno de los contratantes el derecho a extinguir o modificar el
contrato porque ha ocurrido un hecho sobreviniente, digno de tutela, que afecta
negativamente sus intereses (vgr. la frustración del fin del contrato del art 1090,
1091 CCCN 1203 CCCN, modificado por la ley de alquileres 27.551; art 1264;
art 1494 inc f, entre otros); realizan de buena fe, conforme a los principios de
autonomía, conservación y colaboración, durante un tiempo razonable y en
actitud pro activa, tratativas tendientes a revisar el contrato originario para que
su reformulación o modificación mantenga el sinalagma funcional respetando la
reciprocidad de las prestaciones y evitando la extinción del negocio jurídico.
Este instituto (la renegociación), que reconoce su origen en la preexistencia de
un vínculo negocial, se funda, por un lado, en los principios generales del
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derecho de los contratos y de las obligaciones: buena fe y proscripción del


abuso del derecho (arts. 9, 10, 14, 240; 729, 961, 991); en el principio de la
conservación del negocio jurídico (art. 1066), en la autonomía de la voluntad
(arts. 958, 990, 1075 CCCN), colaboración, cooperación (arts. 1961, 1061, 991
CCCN), razonabilidad (art. 1713 CCCN), reciprocidad (o proporcionalidad de las
prestaciones), equidad (art. 1068 CCCN). Por otro lado se sustenta en el deber
general de prevención del daño, como paradigma del derecho privado y
derivación legal del mandato constitucional de no dañar a otro (art. 19 CN; arts.
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10, 1032, 1710 a 1713 y concs. CCCN), particularmente la aplicación del medio
menos lesivo, de la menor restricción y de la mayor efectividad en la
recuperación del sinalagma negocial (doctrina de los arts. 1713 y 1032 CCCN).
En conclusión: la revisión o renegociación del contrato evita su
extinción y constituye una construcción muy valiosa para la autocomposición,
con fundamento en la tutela general del daño negocial y en los principios y
reglas generales y particulares que regulan los contratos y su adecuación
(especialmente: arts 1011 -contratos de larga duración-; 1091 -imprevisión-;
1221 bis CCCN -renegociación en la locación de inmuebles-; arts. 9, 10, 12,
955, 956, 961, 963, 964, 1082, 1710 a 1713 y 1032, 1730, 1732, 1733 y concs.
CCCN). El contenido formal y sustancial de la renegociación se debe
concretizar mediante la aplicación de las pautas normativas prevista para dos
particulares supuestos de aplicación análoga: las tratativas precontractuales
(arts. 990 a 991 CCCN) y los contratos de larga duración que contemplan la
renegociación obligatoria (art. 1011 CCCN) (esta Sala, causa nro. 65.611, del
22/09/2020 “Raguzzi…” y doctr. allí citada, Juzg. Civ. y Com. Nro. 4 de Dolores,
autos: “Pieroni, Oscar E. c/ Banco de la Provincia de Buenos Aires (Suc.
General Lavalle) s/ medidas cautelares” -sentencia interlocutoria del Dr. Marcos
Fernando Val, cita on line AR/JUR/50989/2019, Juzg. Civ. y Com. Nro. 13 de
Rosario, Nom., 08/06/2020 “Gómez, Clelia C. y otros c. Banco Macro SA s/
medida cautelar innovativa”-sentencia interlocutoria de la Dra. Verónica Gotlieb-.
Más recientemente, el Juzgado de 1ra. Instancia en lo Civ. y Com. 14ª. Nom.,
en los autos caratulados “Saucedo, María Soledad c/ Sandoval, Pablo César s/

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cobro de pesos” el Juez Dr. Marcelo C. M. Quaglia exhortó a las partes en un
proceso de familia a iniciar un período de negociación de cuarenta y cinco días
a los fines de arribar a una amigable composición de los intereses en conflicto.
Cabe destacar que la renegociación referenciada fue dispuesta por otro tribunal
bonaerense en esta misma materia -créditos UVA-, Juz. de Primera Instancia en
lo Civil y Com. Nro. 1 de La Plata, sentencia de fecha 28/9/2020 “Ugalde,
Marcos Adolfo y Otro c/ Banco de la Provincia de Buenos Aires s/ Medidas
cautelares (traba/levantamiento), interlocutoria dictada por la Dra. María Cecilia
Valeros de Córica, confirmada por la Cám. 2da.de Apelación en lo Civ. y Com.
(Sala II) de La Plata).
A su vez, la etapa de renegociación del contrato dispuesta deberá
respetar algunas pautas delineadas por la doctrina: procurar un esfuerzo real
para alcanzar el acuerdo; producir información relevante para la adaptación;
mostrar una sincera voluntad de alcanzar un compromiso; mantener una
conducta flexible en las negociaciones; buscar las soluciones más razonables y
apropiadas; hacer concretas y razonables sugerencias para la negociación, en
vez de escuetas declaraciones generales de voluntad; dar las razones
apropiadas para justificar las propias sugerencias; responder oportunamente las
ofertas hechas por la contraparte; evitar cualquier ventaja injusta o detrimento
para la contraparte; evitar cualquier retraso innecesario en el proceso de
consenso ( ver Medina, Graciela, “Del cumplimiento al incumplimiento de los
contratos ante el covid-19. Imposibilidad de cumplimiento. Teoría de la
imprevisión, frustración del contrato. Locación. Estudio de derecho
comparado”, LL 22/04/2020, 2).
Deberá contemplarse el criterio del “esfuerzo compartido” entre el
acreedor y el deudor que surge como parámetro legal para la renegociación de
los créditos UVA (cfr. art. 60 de la ley 27.451, Frustagli, Sandra “Los créditos
hipotecarios en unidades de valor adquisitivo. Emergencia Sanitaria, La Ley
27/5/2020), y asumirse en todo su alcance la condición de consumidor del
tomador del crédito, que impone analizar el caso a la luz del derecho
protectorio, el acceso al consumo sustentable y la interpretación del contrato en
el sentido que resulte más favorable al consumidor, destacando que en los
contratos bancarios los consumidores gozan de una tutela reforzada orientada a
garantizar la transparencia y evitar el sobreendeudamiento, contemplando que a
la fecha de la presente sentencia no existen aún medidas globales que permitan
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vislumbrar una solución, a corto plazo, para los tomadores de créditos UVA
(arts. 1, 2, 3, 4, 36, 53, 65, ss. y cdtes. de la LDC, arts. 1092, 1093, 1094, 1095
ss. y cdtes. del Cód. Civ. y Com., doctr. y jurisp. cit.).
Tampoco podrá soslayarse el hecho de que gran parte del contrato
se desarrolló en el marco de la emergencia sanitaria (pandemia de COVID-19)
que generó el dictado de normas que aplazaron o difirieron el cumplimiento de
las obligaciones (Decr. 260/2020, 319/2020, 325/2020, 365/2020, 766/2020,
66/2021 ss. y cdtes.), cuya interpretación exige una atenta mirada de la realidad
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económico y social que rodeó el desarrollo del contrato, a los efectos de


adecuar y graduar con razonabilidad las respuestas jurídicas que se articulen
frente a las situaciones generadas por tan peculiar, inédito y contingente
momento (cfr. Frustagli, Sandra. Ob. cit.) . Así, en la legislación dictada en el
marco de la pandemia, y en relación a los créditos prendarios UVA -categoría a
la que cabe asimilar el préstamo personal de autos- el Decr. 319/2020 dispuso
el congelamiento de cuotas y la suspensión de las ejecuciones entre otras
medidas, y, aunque la solución obedece a la contingencia sanitaria y no
representa más que un diferimiento de pagos, debe tenerse presente en tanto
pone de manifiesto la compleja trama económico-social subyacente al caso, y
agudiza el deber legal de las partes de renegociar el conforme los principios de
buena fe, conservación del negocio jurídico y prohibición del ejercicio abusivo
del derecho (ver en este sentido, Galdós, Jorge Mario “El deber legal de
renegociar y la prevención del daño negocial”, La Ley 10/08/2020), a los que
cabe agregar valores como la empatía y la solidaridad (cfr. Quadri, Gabriel
“Nuevos desafíos procesales: el juez en zona de desastre”, Temas de Derecho
Procesal, Oct. 2020). En el contexto descripto, resulta propicio establecer -
también esta etapa de negociación y como requisito ineludible de la misma- un
tope a las cuotas del crédito a recomponerse, que no podrán superar el 30% de
los haberes del actor.

3. 8- Conforme lo expuesto, corresponde disponer una instancia de


renegociación del contrato, por un período de noventa días corridos,

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prorrogables para que las partes arriben a un acuerdo negocial, conforme las
pautas brindadas y los parámetros que se describen a continuación, con el
requisito ineludible de que las cuotas del crédito a recomponerse no podrán
superar el 30% de los haberes del actor (arts. 36 inc. 1°, 195 ss. y cdtes. 204,
concs. y cdtes. del CPCC; arts. 1, 2, 3, 9, 10, 1713 y concs. CCCN, doct. y
jurisp. cit.).

A tales fines, y en la instancia de origen:


1- Las partes, en el plazo de 10 días hábiles contados a partir de la
fecha en quede firme la sentencia, deberán presentar en el domicilio legal
constituido por la otra, y de modo extrajudicial, propuestas sustanciales u
ofertas concretas de renegociación relativa al objeto del contrato debiendo dar
estricto cumplimiento a los deberes de información y colaboración sobre la
base de las reglas y principios previstos en los arts. 990,991,992 CCCN, los
regulados para la renegociación en los contratos de larga duración en el art
1011 CCCN; atendiendo a la aplicación de las reglas de la menor restricción de
derechos, la aplicación del medio menos lesivo y procurar la eficacia de la
negociación, como lo prescribe el art 1713 CCCN, sin incurrir en ejercicio
irregular, abusivo, o de mala fe de los derechos, proscribiendo situaciones de
aprovechamiento.
2.- Las partes dispondrán de un plazo de diez días para responder,
aceptar, reformular o realizar nuevas propuestas con relación a la presentada
por la contraria, fundando también de manera documentada y detallada el
contenido de sus propuestas o contraofertas.
3.- Si con antelación al plazo de 90 días corridos no se hubiera
arribado a un acuerdo, el último día hábil, las partes deberán presentar al juez
de la causa el resultado de las negociaciones al que hubieran llegado,
acompañando, en su caso, los instrumentos jurídicos respectivos. Para el
supuesto en el que no se hubiera arribado ningún acuerdo, deberán informar
detalladamente las razones y circunstancias que lo impidieron.
4.- Las tratativas negociales deberán celebrarse sobre la base de un
mínimo marco formal que rija durante su realización, estableciéndose la
modalidad de las tratativas (vgr. la conservación documentada de las
propuestas; determinación del lugar de reunión, días, forma de comunicarse, la
utilización de documentos electrónicos -art 287, ver arts. 1104 a 1108-, etc).
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5.- Las reglas precedentes procuran conferir un mínimo de bases de


“cómo” y “qué” negociar, con carácter supletorio a lo que las partes puedan
convenir en ejercicio de la autonomía de la libertad contractual. Igualmente el
juez de la causa está ampliamente facultado para adaptar esas reglas y pautas
a las situaciones que razonablemente puedan presentarse.

V. En relación a las costas corresponde aguardar el fallo sobre el


mérito de la causa. Ha dicho la Suprema Corte Provincial que las costas del
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trámite cautelar se impondrán al vencido sobre el mérito de la litis principal,


cualquiera haya sido la suerte del tema precautorio. Ha señalado en este
sentido la Corte Suprema de la Nación que las especiales características del
régimen procesal en materia de medidas cautelares, carente de autonomía,
como su naturaleza contingente, excluyen la posibilidad de una condena
específica en costas en el incidente de medidas precautorias, cuestión que será
objeto de consideración al tiempo de dictarse sentencia en el principal (Fallos:
296:397; ídem, C.N.Com., Sala A, ED 150-271)” (SCBA C 101.606, del 16/04/14
“Álvarez…”).
Por ello, corresponde diferir su imposición para el momento en que
se resuelva en la sentencia definitiva la cuestión de fondo (arts. 68, 69, del
CPCC, doct. y jurisp. cit.).

VI. Por consiguiente, habiendo dictaminado el Fiscal General


Departamental, corresponde: 1) readecuar el proceso al trámite del incidente
de medida cautelar (art. 175 y sgtes. del CPCC) y otorgar el plazo de diez
días, contados a partir del vencimiento del plazo de renegociación preventiva
del contrato, para que la parte actora promueva la acción principal o de fondo, a
la que accede la medida preventiva cautelar innovativa decretada en autos (arts.
36 inc. 1°, 204, 207 y concs. y cdtes. del CCPC; arts. 1, 2, 3, 9, 10, 1713 y
concs. CCCN), 2) revocar el congelamiento de las cuotas dispuesto en la
anterior instancia, modificar la medida cautelar disponiendo como medida
preventiva cautelar innovativa que las cuotas mensuales pendientes no

A-1
podrán superar el 30% de los haberes del actor y mantener la prohibición de
iniciar reclamos judiciales o extrajudiciales al actor (arts. 1, 2, 3, 4, 36, 53, 65 ss.
y cdtes. de la LDC, arts. 7, 1090, 1092, 1094, 1095, ss. y cdtes. del Cód. Civ. y
Com., arts. 195 ss. y cdtes. del CPCC, doct. y jurisp. cit.), 3) disponer una
instancia de renegociación del contrato, por un período de noventa días
corridos, prorrogables para que las partes arriben a un acuerdo negocial,
conforme las pautas y los parámetros brindados en el pto. 3.8 del presente y
con el requisito ineludible de que las cuotas del crédito no superen el 30% de
los haberes del accionante (arts. arts. 36 inc. 1°, 195 ss. y cdtes. 204, concs. y
cdtes. del CPCC; arts. 1, 2, 3, 9, 10, 1713 y concs. CCCN, doct. y jurisp. cit.).
Diferir la condena en costas para el momento en que se resuelva en la
sentencia definitiva la cuestión de fondo (SCBA C 101.606, del 16/04/14
“Álvarez…”). Regístrese. Notifíquese y devuélvase.

REFERENCIAS:
Funcionario Firmante: 18/03/2021 10:13:17 - PERALTA REYES Victor Mario -
JUEZ
Funcionario Firmante: 18/03/2021 11:16:33 - GALDOS Jorge Mario - JUEZ
Funcionario Firmante: 18/03/2021 12:13:06 - LONGOBARDI Maria Ines - JUEZ
Funcionario Firmante: 18/03/2021 13:11:53 - CAMINO Claudio Marcelo -
SECRETARIO DE CÁMARA
227500014002407820

CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL SALA II - AZUL


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