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República Bolivariana de Venezuela

Universidad de Carabobo

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

Escuela de Derecho

Catedra: Derecho administrativo

Derecho
administrativo

Javier Landaeta

CI 26.960.215
Introducción

Si tenemos en cuenta que la última ratio del Derecho es la protección de bienes


fundamentales tutelados por el ordenamiento jurídico y, que estos bienes y la forma de
protegerlos han sido establecidos por el propio ordenamiento jurídico (ordenamiento que,
en última instancia, responde a las normas, valores, pautas de conducta y principios de
una sociedad o de un grupo dominante); entonces, resulta fácil entender que hoy en día,
un moderno Estado de Derecho no puede concebirse sin un orden constitucional en el
que, además de consagrar derechos fundamentales y definir principios básicos de
organización del poder político, se instauren instituciones jurídicas idóneas dirigidas a su
efectiva defensa, protección y restauración, en el supuesto de su desconocimiento o
transgresión. Es decir, el orden que condiciona a un Estado, sólo es factible perfeccionarlo
a través de un adecuado sistema de justicia constitucional.

Precisamente, uno de los instrumentos jurídicos, por excelencia, destinado a la tarea


de protección de la normativa constitucional, es el que se ejerce a través de la Justicia
Constitucional, que tiene por misión principal velar por el respeto y la eficacia del
principio de la "supremacía constitucional". Sin embargo, su cometido esencial no se
reduce sólo a resolver la inconstitucionalidad de las normas que son contrarias a la Carta
Fundamental, sino que, además, tendrá la fundamental labor de interpretar dicha norma
constitucional, así como de conocer y resolver aquellas cuestiones donde el ciudadano ve
violados sus derechos fundamentales o bien existen conflictos entre poderes.
La justicia constitucional está consagrada en el artículo 7 de la Constitución de 19991
declara expresamente que su texto es “la norma suprema y el fundamento de todo el
ordenamiento jurídico; respecto de lo cual la “Exposición de Motivos” de la Constitución,
publicada el 24-03-002 (en lo adelante la “Exposición”) señaló que, en esa forma, se
consagran:

“los principios de supremacía y fuerza normativa de la Constitución, según los cuales


ella es la norma de mayor jerarquía y alcanza su vigencia a través de esa fuerza normativa
o su capacidad de operar en la vida histórica de forma determinante o reguladora. Dichos
principios constituyen el fundamento de todos los sistemas constitucionales del mundo y
representan la piedra angular de la democracia, de la protección de los derechos
fundamentales y de la justicia constitucional”.

En consecuencia, la justicia constitucional, como competencia judicial para velar por


la integridad y supremacía de la Constitución, en Venezuela se ejerce por todos los jueces
y no sólo por el Tribunal Supremo de Justicia, en cualquier causa o proceso que conozcan
y, además, en particular, cuando conozcan de acciones de amparo o de las acciones
contencioso administrativas al tener la potestad para anular actos administrativos por
contrariedad a la Constitución.

En cuanto al Tribunal Supremo de Justicia, en materia de justicia constitucional, todas


sus Salas tienen expresamente como competencia garantizar “la supremacía y efectividad
de las normas y principios constitucionales”, correspondiéndoles a todas ser “el máximo
y último intérprete de la Constitución” y velar “por su uniforme interpretación y
aplicación”. También lo es la Sala Constitucional, mediante la cual el Tribunal Supremo
de Justicia concentra la Jurisdicción Constitucional .
LOS INSTRUMENTOS DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL Ahora bien, tal como resulta de lo antes
expuesto, el sistema de justicia constitucional en Venezuela permite el ejercicio del control de
la constitucionalidad de los actos estatales mediante los siguientes mecanismos: el control
difuso de la constitucionalidad de las leyes y demás actos normativos; la protección de los
derechos constitucionales mediante las acciones de amparo; el control por contrariedad al
derecho de los actos administrativos por motivos de inconstitucionalidad mediante las acciones
contencioso administrativas de anulación; y el control de la constitucionalidad de ciertos actos
estatales que corresponde a la Jurisdicción Constitucional.

La justicia constitucional” es un concepto material que equivale a control judicial de


la constitucionalidad de las leyes y demás actos estatales, el cual ha sido ejercido en
nuestro país, siempre, por todos los tribunales pertenecientes a todas las Jurisdicciones,
es decir, por todos los órganos que ejercen el Poder Judicial.

La Jurisdicción Constitucional es una noción orgánica, que tiende a identificar a un


órgano específico del Poder Judicial que tiene, en forma exclusiva, la potestad de anular
ciertos actos estatales por razones de inconstitucionalidad, en particular, las leyes y demás
actos con rango de ley o de ejecución directa e inmediata de la Constitución. En los países
europeos, dicha Jurisdicción Constitucional corresponde a los Tribunales o Cortes
Constitucionales (muchas, incluso, ubicadas fuera del Poder Judicial), al igual que en
algunos países latinoamericanos. En cambio, en Venezuela, siempre ha correspondido al
Supremo Tribunal de Justicia5, ahora a través de su Sala Constitucional.

COMPETENCIAS DE LA SALA CONSTITUCIONAL La Constitución de 1999 (art. 334) confiere


exclusivamente a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia el ejercicio de la
jurisdicción constitucional mediante el control concentrado de la constitucionalidad de los actos
normativos atribuyéndole competencias para declararla nulidad de las leyes y demás actos de
los órganos que ejercen el Poder Público dictados en ejecución directa e inmediata de la
Constitución o que tengan rango de ley cuando colidan con aquella.
Pero, adicionalmente, la Constitución, en su artículo 336, en forma por demás novedosa,
faculta a la Sala Constitucional para ejercer este control concentrado en forma previa,
respecto de la constitucionalidad de los tratados internacionales antes de que sean
ratificados; de las leyes que hubieren sido vetadas por el Presidente de la República y del
carácter orgánico de las leyes calificadas como tal por la Asamblea Nacional. También
puede la Sala ejercer a posteriori el control de la constitucionalidad de los actos con rango
de ley que hubieren sido dictados por los órganos del Poder Público. Finalmente, dentro
de esa amplitud, la Constitución confiere a la Sala Constitucional competencias para
decretar la inconstitucionalidad de la omisión del Poder Legislativo y revisar las
sentencias firmes -siempre que se cumplan ciertos requerimientos dictados por las otras
Salas del Tribunal Supremo y demás tribunales que integran el Poder Judicial.

Competencia de la Sala Constitucional en materia de amparo La competencia de la Sala


Constitucional en materia de amparo fue producto de una interpretación vinculante de su
facultad revisora que constitucionalmente se le reconoce en el ordinal 10, del artículo 336 de la
Constitución. En efecto, la competencia en amparo en primera instancia del Supremo Tribunal
venía dada por el artículo 8 de la Ley Orgánica de Amparo Sobre Derechos y Garantías
Constitucionales que prevé un fuero subjetivo respecto de los altos funcionarios asignados a la
Sala afín con el derecho cuya violación se invoque. No obstante, la Sala Constitucional interpretó
no sólo su facultad revisora, de acuerdo a la Constitución, en materia de amparo, sino que
también lo hizo respecto de su facultad como tribunal de instancia, asumiendo la competencia
del artículo 8 en todos los casos.
Conclusión

Teniendo presente, que el peligro más grande que puede concebirse para la integridad
del orden constitucional radica en la violación de su preceptiva, surge así la necesidad de
existencia de mecanismos, sistemas o procedimientos destinados a preservar, en el orden
de la realidad, el principio de Supremacía Constitucional. En este contexto, el control de
constitucionalidad, implica la configuración de un mecanismo de defensa jurisdiccional
de un orden constitucional concreto, articulado en una Constitución y que se caracteriza
por ser asumido por sujetos ajenos al proceso de producción normativa y, por recaer,
salvo excepciones, sobre normas perfectas y plenamente vigentes.

La Justicia Constitucional juega un papel trascendental en la decisión de los conflictos


de intereses de relevancia jurídica reguladas o amparadas por la Constitución Política,
para así lograr la eficacia real de sus preceptos, así como también en la labor de adaptación
de las declaraciones de los derechos fundamentales a la realidad siempre cambiante del
país, correspondiéndole la facultad de fijar, a través de sus sentencias, el alcance de sus
disposiciones. Ello resulta más trascendente cuando la Carta Fundamental contiene
disposiciones redactadas de manera sintética o vagas o expresadas en conceptos
indeterminados como lo son los de libertad, orden público, democracia, justicia, dignidad,
igualdad, función social o interés público

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