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ISBN: 978-959-229-264-2

9 789592 292642

LINA DE FERIA: IDENTIDAD FEMENINA Y POESÍA Adianys González Herrera


Y POESÍA
Adianys González Herrera

LINA DE FERIA:
IDENTIDAD FEMENINA
Lina de Feria:
identidad femenina y poesía
Adianys González Herrera

LINA DE FERIA:
IDENTIDAD FEMENINA
Y POESÍA

Adianys González Herrera


(Manacas, 1990)

Filóloga, poeta, ensayista. Licenciada en Letras por


la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas.
Textos suyos aparecen en las antologías La estrella
en germen (Sed de Belleza, 2017), La necedad de las
truchas (Unam, 2016), Corazón central (Casa de la
Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Santa Elena, 2016),
Estos poetas del milenio (Estados Unidos, 2016), y en
las revistas Umbral (51, 2014), Matanzas (1, 2014),
Amnios (19, 2016) y Zona Crítica (04, 2019).
Miembro de la AHS en la sección Crítica e inves-
tigación.

Ediciones Sed de Belleza


Santa Clara, 2019
La escritura de la mujer siempre es femenina; no puede ser
más que femenina; cuando es mejor es más femenina; la única
dificultad estriba en definir lo que entendemos por femenina.
Virginia Woolf

A mí no me parece posible la salida


el exergo
o la pobre explicación de que fuimos
por eso
es que transgredo la máscara.
Lina de Feria

edición y diagramación: Déborah García


corrección: Miriam Artiles
diseño de cubierta: Héctor Gutiérrez

© Adianys González Herrera, 2019


© Sobre la presente edición: Ediciones Sed de Belleza, 2019
ISBN: 978-959-229-273-4
Ediciones Sed de Belleza
Apartado Postal 335, Santa Clara 1, Villa Clara, Cuba, CP. 50100
e-mail: seddebelleza@cenit.cult.cu
Nota preliminar

El libro Lina de Feria: identidad femenina y poesía es un grato ejem-


plo de cuánto se puede hacer en materia de análisis poético y sus
relaciones con la configuración de la identidad. La lírica cubana,
con una sostenida tradición, requiere una sobreabundancia —que
no existe aún— de este tipo de estudio, para comprendernos más
como nación y como seres humanos, individualizados, con mar-
cada confluencia entre lo propio y lo otro.
Autoras cubanas de larga obra como Lina de Feria han cons-
truido discursos genuinos, significativos, signados por una ex-
periencia histórica oscilante entre los múltiples rostros de la
subalternidad, la exclusión y la singularidad. De ahí que «coha-
bitar», recorrer sus versos, a partir de someter a examen discur-
sos, acciones, imágenes, emociones de un sujeto lírico femenino
heterogéneo y polifónico, resulta no solo un ejercicio complejo
y perturbador, sino, además, una mirada transgresora a la con-
dición humana y un paso extraordinariamente revelador en la
construcción y desarrollo de nuestra crítica literaria a partir del
vínculo entre lo identitario y lo poético. Es aquí donde radican
los principales fundamentos y méritos de este libro.
Del conjunto, destaco los capítulos y epígrafes iniciales, en los
que la ensayista describe el recorrido de la crítica respecto de la poe-
sía de Lina de Feria y asume posicionamientos teórico-críticos en
torno a las categorías que funcionarán como hilos conductores
del estudio: sujeto lírico e identidad femenina. Suficientes y difí-
ciles fueron su estudio y conceptualización. Por eso, «Sujeto lírico

7
femenino» y «Representaciones de la identidad» resultan capítu- Cero: Lina de Feria, tu nombre
los harto elocuentes de la exégesis que vendrá después; asimismo,
nos ofrecen una propuesta epistemológica propia —con forma de
procedimiento— para los análisis literarios feministas: otro aporte
al indispensable y necesario perfeccionamiento de los estudios de
género.
Con Lina de Feria: identidad femenina y poesía, se le hace justi-
cia a una de las autoras más iluminadas de la poesía insular. Más
que un enjundioso estudio —que también lo es—, en estas líneas En enero de 1991, a raíz del aniversario primero de la publicación
hay concentrados muchos años de trabajo e investigación, tanto de A mansalva de los años, Cintio Vitier confirma el aura paradójica
para adentrarse e incorporar la obra de la autora como para asi- que rodea y en lo sucesivo acompañaría a Lina de Feria: Lina de
milar y devolver los sustentos teóricos que maneja la ensayista; Feria, tu nombre no existe/ desde luego te enorgulleces de no existir/
sustentos que profundizan los aportes de Lina de Feria al discurso hasta que un sorbo de justicia llegue/ a los labios resecos de todas las
lírico nacional bajo el prisma de la crítica literaria feminista. palabras. Antecedía a su afirmación el cuerpo de veinticuatro años
Por primera vez los poemarios más representativos de Lina de de silencio editorial, que se fue conformando casi inmediatamente
Feria se examinan a la luz de los estudios de género. Y más que las tras la presencia y ovación del poemario Casa que no existía, cuando
afirmaciones conclusivas que propone el libro, lo que en realidad la santiaguera, estudiante de Letras de la Universidad de La Haba-
contribuye a lograr esa fijeza poética que realiza todo gran discurso na, consolidaba sus veintidós años de aprehensión en una poética
en todo gran lector, es la substancia que logramos atrapar en la pa- novedosa. Además, le antecedían nueve meses de mi nacimiento y
labra, en la estructura de una oración simple, en el acabado de un veintitrés de mi inexistencia. El aura resistirá la suma de otros vein-
texto a toda página. Esa substancia, repito, se debe a los universos tidós años que transcurrirían antes de escuchar su nombre.
poéticos de Lina; pero también a los saberes que nos comparte, La hipérbole de Cintio Vitier denunciaba la injusta absorbencia
con sencillez, Adianys, la autora. mientras él permanecía a la espera de la justicia. Transida por esta
Yanetsy Pino Reina poética ahora intento andar los senderos abiertos para expandir
sus lindes o cerrarlos, y sobre todo develar y caracterizar una zona
apenas inexplorada e imprescindible dentro de la biografía e histo-
ria biográfica de Lina de Feria: la constatación de una voz poética
femenina, por ello mi incursión no se centra en su bíos, sino en su
obra poética.
Desconcierta el desconocimiento —por supuesto, no total—
de su obra poética en algunos contextos dentro del país. Estos
contextos incluyen —según mis criterios— al público lector, los
espacios académicos —en particular como parte del programa

8 9
de enseñanza en carreras de letras— y coquetea con los acerca- el bosquejo espacial-cronológico dentro de la Isla. No obstante,
mientos de la crítica literaria, porque no ha desentrañado con están permeados de ambigüedades, omisiones,3 de frases epigra-
profundidad la poética, con una valoración del conjunto a par- máticas que fueron extraídas de sus poemas sin las referencias per-
tir de métodos de análisis literario que sobrepasen los pocos y tinentes a su poemario, incluso en ocasiones resultan leídas bajo
finitos espacios críticos, como prólogos, reseñas, bosquejos sobre la impronta del ser social, desde su biografía e historia biográfica.
tópicos recurrentes, actitudes de la autora, formas tropológicas Algunos trabajos fragmentan su obra, priorizando los poema-
y lingüísticas; incluso, son escasos los críticos que recorren to- rios premiados: lo usual en esos casos es que se refieran a Casa
da la obra publicada —excepto Enrique Saínz, quien ha inten- que no existía, leyenda iniciada al recibir el Premio David en su
tado situarla en su totalidad en el panorama literario cubano, sin primera edición, 1967; A mansalva de los años (1990), seguido por
embargo, tampoco despeja un asunto (eje, variable) para bucear, El ojo milenario (1995) y el texto «Poema a Gala», de El libro de
caracterizar el asunto despejado y tomar posesión de él—. Lina los equívocos (1999). Es decir, de una obra de veintitrés poemarios,
de Feria Barrio (Santiago de Cuba, 1945) ha sido incluida en el predominan las alusiones a cuatro de ellos, los demás se asientan
trazado de matrices temáticas y estilísticas en diversos panoramas1 en la periferia.
de la literatura cubana y algunas extranjeras,2 y cuando se intenta Con respecto a la más estricta cronología debe situarse, como lo
hacen Susana Montero4 y Jorge Luis Arcos5 —a quien atenderé más
1
Para constatar su inclusión en algunos panoramas, revistas, textos críticos: adelante— dentro del primer grupo —o primera promoción— de
Diccionario de la literatura cubana; Mirta Yáñez: Cubanas a capítulo, Editorial
Oriente, 2000, pp. 66-67; Historia de la literatura cubana, t. 3, Letras
Cubanas, La Habana, 2003; Diccionario de obras cubanas de ensayo y crítica, en el texto «Herencia, miseria y profecía de la más joven poesía cubana» (que se
Ediciones Unión, La Habana, 2013; Virgilio López Lemus: El siglo entero, halla en http://beroamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/
Editorial Oriente, 2008, pp. 232, 311-312; Alberto Garrandés: «Por Lina de download/4810/4970) señala en nota al pie la antología editada y traducida
Feria», pp. 80-81 y «Lina de Feria (poemas)», pp. 82-86, Amnios 19, 2016; por Margaret Randall: Breaking the silences: an anthology of 20th-century poetry
Alberto Abreu: «Ediciones El Puente», Los juegos de la escritura o la (re)escritura by Cuban women (Ed. Pulp Press, Vancouver, 1982) que supongo sea en la que
de la Historia, Fondo Editorial Casa de las Américas, 2007, p. 88; Casa de se incluye a Lina de Feria.
luciérnagas. Antología de poetas hispanoamericanas de hoy, Selección y prólogo 3
Sobre las omisiones parciales: Alberto Abreu: Ob. cit., p. 88. Para cerrar este
de Mario Campaña, Bruguera, Barcelona; Otra Cuba secreta. Antología de apartado, Alberto Abreu se refiere a la insistencia en puntos de vista que obvian la
poetas cubanas del xix y del xx. (De Gertrudis Gómez de Avellaneda a Reina María propuesta de Lina de Feria con su primer poemario, expresando: «En el caso del
Rodríguez. Con una breve muestra de poetas posteriores), selección, prólogo y poemario Casa que no existía, Rodríguez Rivera no reformula sus juicios anteriores;
bibliografía de Milena Rodríguez Gutiérrez, Verbum, Madrid, 2011, 563 pp., por el contrario: omite cualquier valoración sobre él. Y lo que constituye, todavía,
pp. 17-59; Todo parecía. Poesía cubana contemporánea de temas gays y lésbicos uno de los gestos más obvios de invisibilidad de la producción literaria de un
(Selección), Barquet, Jesús J. & López Lemus, Virgilio (Org.), Ed. La Mirada, autor dentro de nuestra historiografía: silencia hasta el título del poemario.
Nuevo México, 2015, Alea, Río de Janeiro, vol. 18/2, may-ago, 2016, pp. Estrictamente se limita a mencionar el premio compartido de la autora con el
377-385, en http://dx.doi.org/10.1590/1517-106X/182-379. Poema de Lina libro de Luis Rogelio Nogueras y seguidamente pasa al examen de la obra de este
de Feria, p. 383, Absolución del amor III. último, a quien le dedica, aproximadamente, veintiocho merecidas líneas».
2
Rita Martín: «Lina de Feria entrevista por Rita Martín», abr. 2011, en http:// 4
Susana Montero Sánchez: «La segunda generación poética revolucionaria,
grafoscopio.blogspot.com/2011/04/lina-de-feria-entrevista-por-rita.html poetas nacidos ente 1940-1950 (I)», en Historia de la literatura cubana, t. 3,
(consultado el 20 de enero de 2013). En esta entrevista Lina de Feria se refiere Letras Cubanas, La Habana, 2008, p. 130.
a las antologías de Edmundo Aray, en Venezuela, y la de Margaret Randall, en 5
Jorge Luis Arcos: «Las palabras son islas. Panorama de la poesía cubana. Siglo
Estados Unidos, pero no pude acceder a ellas. Sin embargo, Osvaldo Sánchez xx», en La palabra perdida, Ediciones Unión, La Habana, 2003, p. 128.

10 11
la segunda generación poética revolucionaria, nacida entre 1940 y lación con el conversacionalismo ortodoxo.11 No obstante, la ensa-
1955.6 Susana Montero habla de la expresión de un «sentimiento de yista cubana Mirta Yáñez también había publicado el valioso texto
incertidumbre ante la realidad heredada de la infancia en la época Cubanas a capítulo en el cual refería que Lina de Feria integraba «la
revolucionaria, y la asimilación pasatista del entorno».7 Comparte Quinta Generación de este siglo» (alude al s. xx),12 y habló de pro-
dicha cronología la nomenclatura que refiere Walfrido Dorta Sán- mociones diferentes de poetisas nacidas «entre los alrededores de
chez en «Estaciones, estados, documentos: panorama de la poesía 1940 y 1965».13 Sin embargo, al seguir el criterio de Virgilio López
cubana en los ‘80 y los ‘90 del siglo xx»8 al referir que sus integran- Lemus en El siglo entero, formaría parte de una nueva promoción,
tes —los de la segunda generación poética revolucionaria— son la tercera de la Generación de los Años Cincuenta, al considerar
poetas de la primera época de El Caimán Barbudo.9 También Jorge que «[...] el coloquialismo continuó siendo una corriente esencial-
Luis Arcos en la introducción «Las palabras son islas…» había vis- mente sostenida por la llamada Generación de los Años Cincuenta,
lumbrado —antes que Susana Montero10— a Lina de Feria dentro integrada por poetas nacidos entre 1925 y 1945».14 Cinco años más
de la segunda generación poética revolucionaria, señalándola den- tarde reitera su cronología en el texto Oro de la crítica, en este caso
tro de la expresión conversacional y con cierta marginalidad en re- sigue el método del ensayista español Julián Marías para el estudio
de la poesía española, y expresa la caracterización «Cesárea» para
denominar a la generación nacida entre esos años «la Generación
6
Según este criterio las escritoras coetáneas a Lina de Feria dentro y fuera de la de los Años Cincuenta o Primera de la Revolución», que presenta
Isla son: en Cuba, Nancy Morejón (1944), Soleida Ríos (1950), Reina María
Rodríguez (1952), también puede insertarse a Georgina Herrera (1936); entre la peculiaridad de ser portadora principal de un nuevo tipo de
las del exilio y la diáspora, Isel Rivero (1941), Magali Alabau (1945), Belkis poesía política basada en el tono conversacional.15 Como es visi-
Cuza Malé (1945) y Lourdes Gil (1950). ble, la divergencia de criterios no hace sino acentuar la condición
7
Susana Montero Sánchez: Ob. cit., p. 131. intergeneracional de la autora —si atendemos especialmente a los
8
Walfrido Dorta Sánchez: «Estaciones, estados, documentos: panorama
de la poesía cubana en los ‘80 y los ‘90 del siglo xx», Anales de Literatura visos añadidos por Jorge Luis Arcos— y el carácter transicional de
Hispanoamericana, (31): 17-38, 2002, ISSN: 0210-4547. su obra poética.
9
El Caimán Barbudo: suplemento mensual de cultura publicado por Juventud
Rebelde que comenzó a salir en marzo de 1966, dirigido por Jesús Díaz (según 11
Jorge Luis Arcos: Ob. cit., p. 128.
el Diccionario de la literatura cubana). Otra fecha de aparición, mayo de 1967, 12
MirtaYáñez: Cubanas a capítulo, Editorial Oriente, 2000, p. 66.
declara Virgilio López Lemus en «Treinta años de poesía cubana: 1959-1988». 13
Ibídem, p. 70.
A partir del número 23 asume la dirección Alberto Arufe con Lina de Feria 14
Virgilio López Lemus: «Capítulo quinto. La poesía de la década de 1980.
como jefa de redacción, hasta el número 27, cuando la asumen Roberto Díaz y 1980-1989», en El siglo entero, Editorial Oriente, 2008, p. 255. Entre los
María Grant (según Diccionario…). Además, reitera Walfrido Dorta Sánchez exponentes de la Generación de los Años Cincuenta se encuentran: Rolando
que los primeros «caimaneros» fueron: Raúl Rivero, Guillermo Rodríguez Escardó, José A. Baragaño, Roberto Fernández Retamar, Fayad Jamís, Pablo
Rivera, Víctor Casaus, Luis Rogelio Nogueras, junto a otros creadores de la A. Fernández, Rafael Alcides, César López, Antón Arrufat, Heberto Padilla,
misma generación no vinculados directamente a la revista (Nancy Morejón, Domingo Alfonso, Luis Suardíaz, Francisco y Pedro de Oraá, Roberto Friol,
Miguel Barnet, Excilia Saldaña) o ubicados al margen de la corriente principal Cleva Solís y Mario Martínez Sobrino; reunidos en la antología de Luis
coloquialista (Lina de Feria, Delfín Prats). Suardíaz y David Chericián: La generación de los años 50. Letras Cubanas, La
10
Jorge Luis Arcos coincide con el criterio cronológico de Susana Montero para Habana, 1984.
ubicar a Lina de Feria; sin embargo, parto de Susana Montero, que es posterior 15
Virgilio López Lemus: «Otra mirada a la poesía cubana en cinco décadas:
a Arcos, porque argumenta con mayores razones su criterio. 1959-2009», en Oro de la crítica, Editorial Oriente, 2013, pp. 117-118.

12 13
Uno de los escritores contemporáneos, Arturo Arango, insiste alcanzó a Lina de Feria, quien también fue cuestionada, debido a
en la relevancia que alcanza para el grupo generacional la experien- que su trayectoria literaria evidenciaba el contacto con tendencias
cia de las circunstancias revolucionarias posteriores a 1959: ideoestéticas que, sin acusar una explícita filiación con la derecha
de Silvestre de Balboa a la fecha quizás la circunstancia poética política, defendían hasta cierto punto la autonomía del arte de las
más desheredada por la crítica ha sido a la que pertenece la contaminaciones de las circunstancias sociales; para varios intelec-
poesía de Lina de Feria: una generación surgida cuando co- tuales este grupo representó un sistema de pensamiento autóno-
menzaba el segundo lustro de la Revolución, que la asumió de mo, enfrentado al de los heterónomos.19 Un elemento que incidió
en el asunto derivó del influjo imantador desplegado por Edicio-
forma integral, participativa, y que ha padecido como ningu-
nes El Puente,20 que se gestó entre el ‘59 y ‘60, pero sus próximas
na otra los traumas de las contradicciones políticas (e ideoló-
apariciones se caracterizaron por la intermitencia: 1959; 1961-4;
gicas, estéticas) de un proceso de la intensidad, la dimensión y
1965; 1968-2002. Bajo la dirección de José Mario y Ana María
las complejidades del nuestro.16
Simo, esta editorial congregaba inquietudes poéticas relacionadas
Este autor considera como experiencia determinante sobre su ge- con la racialidad, las preocupaciones metafísico-ontológicas y la
neración el convulso proceso de transformaciones sociopolíticas y introspección intimista. Entre sus más destacados participantes
culturales que sobrevino con el triunfo revolucionario, por encima estuvieron Isel Rivero, Ana María Simo, Reinaldo García Ramos,
de los hechos tomados por la historiografía para establecer los lí- Belkis Cuza Malé, Gerardo Fulleda León, Nancy Morejón, Mi-
mites generacionales, como la Constitución cubana de 1940 o el guel Barnet, Eugenio Hernández, Ana Justina Cabrera, Rogelio
fin de la II Guerra Mundial. Martínez Furé, José R. Brene y Josefina Suárez.
El triunfo de la Revolución Cubana y la política cultural sub- En la entrevista que Lina de Feria concedió a Rita Martin, la
secuente, no siempre interpretada coherentemente por parte de poeta comenta sobre la etapa en que participó activamente en Edi-
los agentes institucionales de la cultura, generaron eventualmente ciones El Puente y comenta la visión que tenía de sus colaboradores
una marginación de escritores y artistas que no se encontraban a
la «avanzada» del pensamiento estético ni ideológico, etapa que este estado consultar el texto de Alberto Abreu: «Crisis de confianza (1968-
ha sido definida por Ambrosio Fornet como Quinquenio Gris.17 1971)», en Los juegos de la escritura o la (re)escritura de la Historia, Fondo
Esta confusión generada por el estado de «crisis de confianza»18 Editorial Casa de las Américas, 2007, pp. 101-103.
19
Los autónomos son aquellos intelectuales que defendían un arte y literatura
sin ataduras políticas, ideológicas o estéticas. Por otra parte, los heterónomos
16
Arturo Arango: «Con los años a favor», en Lina de Feria: Antología boreal, proponían un arte comprometido políticamente, estos se nuclearon en el
Letras Cubanas, La Habana, 2007, pp. 203-204. suplemento dominical Hoy Domingo. Para ampliar sobre el tema consultar
17
La denominación y explicación del término se pueden consultar en el texto de Alberto Abreu: «Los años duros», Los juegos de la escritura o la (re)escritura de
Ambrosio Fornet: «El Quinquenio Gris: revisitando el término», en Fundar es la Historia, Fondo Editorial Casa de las Américas, 2007, pp. 17-64.
nuestra tarea. 6 intervenciones sobre política cultural, Ediciones Sed de Belleza, 20
Para profundizar sobre El Puente, cf. Alberto Abreu: «Ediciones El Puente» en
2012. Además, para profundizar en la política cultural cubana, revisar las otras Los juegos de la escritura o la (re)escritura de la Historia, Fondo Editorial Casa
intervenciones del texto antes aludido. de las Américas, 2007, pp. 65-88; Virgilio López Lemus: «Treinta años de
18
Esta denominación surge del narrador cubano Roberto Urías en su artículo poesía cubana: 1959-1988» en Oro de la crítica, Editorial Oriente, 2013, p.
«Un bromista colosal muere de luz y de orden», publicado en Casa de las 106. Sobre el fundador de El Puente, cf. las revistas electrónicas: La Habana
Américas, Año XXX, No. 180, mayo-junio de 1990. Para profundizar sobre elegante (otoño-invierno 2002) y El Ateje (feb. 6 de 2003).

14 15
el crítico Jesús Díaz, quien desde una encuesta publicada en La la política de parametraje de la cual fui también víctima en el
Gaceta de Cuba en 1966, calificaba a este grupo como «la fracción año 1970, cada número era, realmente, una proeza.
mas disoluta y negativa de la generación actuante», y lo acusaba de Según Lina de Feria, los antagonismos se manifestaron en puntos
constituir «un fenómeno político y estéticamente erróneo». culminantes como la negativa a que salieran números preparados
No debe pasarse por alto que, luego de este recorrido por la vida con dibujos originales de la línea erótica de Servando Cabrera Mo-
literaria habanera, Lina de Feria ingresa en 1967 en la redacción reno, así como en la oposición a que se publicaran unos poemas
del suplemento cultural El Caimán Barbudo, que era auspiciado infantiles inéditos entregados para ese número por Mirta Aguirre.
por la UJC y la Brigada Hermanos Saíz. Ahí desarrolló una labor Y comenta: «Me separaron del cargo, me sancionaron y utiliza-
que arrastraba el peso de querer conciliar los presupuestos estéti- ron; en última instancia, el argumento formal era que se había
cos a que respondía su formación literaria con los detentados por incluido en un artículo sobre poesía cubana al poeta Gastón Ba-
El Caimán…, lo cual acarreaba gran cúmulo de contradicciones quero sin especificar en una nota a pie de página que era «traidor
motivadas por el hecho de que sus directores «formales» eran cua- a la Revolución». Me convertí en una parametrada más».23
dros profesionales de la organización juvenil y no figuras de relieve Dificultad tras dificultad le impidieron integrarse nuevamente
intelectual.21 No obstante, la actividad desplegada por El Caimán al universo editorial, durante el período de 1972 a 1980, mientras
Barbudo fue tan relevante para Lina de Feria, que ha expresado: trabajaba en Radio Enciclopedia. Ella lo explicita: «Del ´70 al ´80
«Quisiera que El Caimán… se siguiera manteniendo con ese nivel no pude publicar un poema en Cuba, aunque sí eran selecciona-
que logramos».22 dos para antologías extranjeras como las de Edmundo Aray, en
Pero el clima ideológico creado hacia finales de la década de los Venezuela o la de Margaret Randall en Estados Unidos».24
60 acrecentaba las posiciones irreconciliables, con menoscabo de En 1980 intenta suicidarse frente a la embajada mexicana,
aquellos que se hallaban más próximos a la tradición del pensa- hecho que recibió innumerables interpretaciones y conllevó a
miento liberal republicano que a la interpretación dogmática de una condena de cuatro años de prisión, de los que cumplió tres
la cosmovisión marxista. En entrevista concedida a Rita Martín bajo el cargo de afectación de extraterritorialidad.25 No es hasta
expresa: 1990, tras la publicación de su segundo libro, A mansalva de
La prioridad era política siempre, y cualquier cosa podía ser los años, que se reinicia una etapa de respeto hacia su obra, y
considerada como diversionismo ideológico o desviacionismo. se hace evidente, entre otras razones, al otorgarle la membresía
Con ese signo, la batalla de todos y cada uno de los núme- de la Uneac en 1996, y al alcanzar cuatro premios de la crítica
ros de El Caimán… convergió en la instauración del binomio literaria en esa década por A mansalva de los años en 1991,
Luis Pavón (personaje funesto en el caso Padilla) y Armando El ojo milenario en 1996, Los rituales del inocente en 1997 y
Quesada (elemento desintegrador del teatro cubano) […], con A la llegada del delfín en 2000. Tras A mansalva… el silencio

Rita Martín: Ob. cit.


21

Nirma Acosta: «Yo no puedo vivir sin Cuba», entrevista realizada en Miami a
22

Lina de Feria en dic. 2005, publicada en La Jiribilla. Revista digital de cultura 23


Rita Martín: Ob. cit.
cubana, 248, año IV, La Habana, 10 de febrero de 2006, en www.lajiribilla. 24
Ídem.
cu/2006/n248_02/248_16.htmlý. 25
Ídem.

16 17
editorial quedó sepultado y sobrevinieron a la literatura cubana que encontré en el país son generalmente estudios grupales que la
poemarios de una exquisitez poética auténtica.26 incluyen, prólogos o reseñas. Es indudable que algunos autores ilu-
Otros premios acogieron la calidad de estos poemarios, entre minan zonas poéticas, anuncian rasgos constituyentes, pero no los
ellos el Premio Internacional Raúl Hernández Novás por El libro impulsa una ambición mayor que la de presentar el poemario y a la
de los equívocos en 1999 y el Premio de Poesía Nicolás Guillén por autora, de modo que sus visiones son esbozos apenas fundamenta-
su poemario Ante la pérdida del safari a la jungla en 2008. Además, dos y confrontados con sus otros poemarios, por lo que se descuida
mereció la Orden por la Cultura Nacional del Ministerio de Cultura el continuum de las zonas que han visibilizado y, por ello, sus acier-
de Cuba en 2003 y el Premio «Venga la esperanza», de la Asociación tos carecen del carácter dialógico necesario para iluminar la obra
Hermanos Saíz (AHS) en 2005. Diez años más tarde (2015) recibió
el Premio Maestro de Juventudes otorgado por la AHS. Un recono- cionados», La Gaceta de Cuba, La Habana, 6 (64): 12, abr.-may., 1968; José
cimiento de gran fuerza y sentido de justicia literaria hacia su obra Prats Sariol: «Prólogo» en Lina de Feria: A mansalva de los años, Ediciones
fue que le dedicaran (junto al folclorista, etnólogo e investigador Unión, 1990, pp. 7-14; Efraín Rodríguez Santana: «Conversación con ínti-
mos» en Lina de Feria: País sin abedules, Ediciones Unión, La Habana, 2003,
Rogelio Martínez Furé) la XXV Feria Internacional del Libro de La pp. 7-10; Alfredo Zaldívar: «Un libro diurno» en Lina de Feria: Omisión de la
Habana, en 2016. noche, Ediciones Matanzas, 2003, pp. 7-10; César López: «Los soles del tras-
A pesar de la sólida y resistente obra y los diversos reconocimien- patio», en Lina de Feria: Absolución del amor, may., 2005, Ediciones Unión, La
tos nacionales e internacionales, la crítica literaria cubana —como Habana, 2005, pp. 5-7; Enrique Pérez Díaz: «Los buenos libros no requieren
presentación», en Lina de Feria: Y digo pájara pinta, Gente Nueva, 2009; Ar-
antes mencioné— conserva cierta distancia. Los escasos estudios27 turo Arango: «Lina y el universo», en Lina de Feria: De los fuegos concéntricos,
Ediciones Unión, La Habana, 2009, pp. 5-9; Idiel García Romero: «Lina de
26
Los poemarios posteriores son: Espiral en tierra (1991); El ojo milenario Feria: la poesía como refugio», revista Zona Franca, Publicación de crítica y
(1995); Los rituales del inocente (1996); A la llegada del delfín (1998); El mar pensamiento, Número 00, 2017, p. 2; Enrique Saínz: «Lina de Feria: toda la
de las invenciones (1999); El libro de los equívocos (1999); El rostro equidistante poesía» en Lina de Feria: Las nuevas soledades, Editorial El Mar y la Montaña,
(2001); País sin abedules (2003); Omisión de la noche (2003); Absolución del 2015. En Lina de Feria: Antología boreal, Letras Cubanas, La Habana, 2007,
amor (2005); Ante la pérdida del safari a la jungla (2009); La rebelión de los los textos: Arturo Arango: «Con los años a favor», pp. 202-204; Caridad
indemnes (2008); De los fuegos concéntricos (2009); Lejano intenso (2010); El Atencio: «Otra sombra cortada», pp. 208-210; César López: «Fundamenta-
libro de los espejismos (2010); Caminando en el ocre (2011); Los poemas de la ción y existencia de la casa», pp. 212-219; Beatriz Maggie: «Prólogo a El ojo
alquimia (2012); Jaque a la muerte (2014); Las nuevas soledades (2015); Los milenario», pp. 205-207; Enrique Saínz: «Lina de Feria o de la poesía», pp.
cristales que te hincan (2015) y Los aires de Antinoo (2016). Se espera para 5-7. Encontré algunos acercamientos desde el extranjero a su obra o a Lina
este año (2019) el poemario «La vigilia del argonauta». La autora se ha de Feria, pero el mayor interés en estos casos se halla en las polémicas con
desempeñado ocasionalmente en el terreno de la poesía infantil con Y digo respecto a Lunes de Revolución, El Caimán Barbudo, Ediciones El Puente.
pájara pinta (Gente Nueva, 2009). Además, su labor como investigadora Consulté los artículos: Osvaldo Sánchez: «Herencia, miseria y profecía de la
y crítica literaria integra trabajos recogidos en los ensayos Sobre Muerte de más joven poesía cubana», en http://beroamericana.pitt.edu/ojs/index.php/
Narciso y otras impresiones (Sed de Belleza, Santa Clara, 2009) y Espacios Iberoamericana/article/download/4810/4970; Yuray Tolentino Hevia: «El
imaginarios (Ediciones Extramuros, La Habana, 2010). unicornio tocó la palabra», Diario: El Artemiseño, Artemisa, 2016, en http://
27
Los estudios que profundizan un poco en su obra poética son nacionales, www.artemisadiario.cu/noticias/unicornio-toco-palabra; Jaime Masó: «Lina
básicamente prólogos y reseñas, no todos lo suficientemente iluminados. El de Feria: experimento a mi manera», en http://www.calleb.cult.cu/index.php/
diálogo entre los más reveladores se desarrollará en el próximo epígrafe, «Bo- autopista-sur/688-obra-literaria-de-jaime-maso/2731-lina-de-feria-experi-
cetos críticos», por ahora basta con mencionarlos, el orden responde a la mento-a-mi-manera; Pío E. Serrano: «La poesía cubana a partir de 1959. Una
fecha de publicación: Belkis Cuza Malé: «Feria, Nogueras y los mal inten- mirada desde la otra orilla».

18 19
en su totalidad. En sus bases se encuentra el intento de desentrañar Me interesa el discurso de Lina de Feria como una voz femeni-
los poemas o el acto de su creación a partir de generalidades, de la na, es decir, en su específica asunción de la identidad de género, y
relación de lo expuesto poéticamente con la vida de la autora. Estas para ello no utilizo el procedimiento de los imaginarios simbólicos
formas de abordaje, si bien son muy relevantes, obvian disímiles femeninos o el método marcas de género (que serán explicados en
elementos, tratamientos, aportes. notas al pie en el epígrafe «Sobre lo femenino y su identidad asu-
Un aspecto acotado por estos trabajos que requiere de una com- mida»), sino que me enfocaré en caracterizar la configuración del
prensión no limitada al texto es precisamente la presencia de lo sujeto lírico femenino (S.L.F.), nueva propuesta metodológica.28
femenino como parte del discurso poético de Lina de Feria. Sin Los enfoques desde el S.L. específicamente son casi inexistentes, la
embargo, los que reconocen esta presencia no la abordan amplia- generalidad de los estudios que lo utilizan lo toman como apoya-
mente, incluso Arturo Arango lo hace desde una perspectiva in- tura para caracterizar otros elementos o fenómenos temáticos. Me-
directa. Tampoco ha dado lugar al empleo de métodos de análisis nos usual resulta el empleo del término S.L.F., aunque sí se hallan
propios de la crítica literaria feminista para estudios de género. estudios en que se alude a un «sujeto femenino» como homónimo
Puedo afirmar entonces que la investigación sobre la poética de de aquel, dentro de investigaciones que declaran más o menos ex-
Lina de Feria se encuentra actualmente en un estado primario en plícitamente un estudio de género.
cuanto a la aplicación de métodos de estudio actualizados. En este Las aportaciones teóricas acerca del sujeto de la poesía durante
sentido, no resulta extraño que la crítica no haya reparado lo su- el siglo xx insistieron hasta tal punto en depurar el enfoque litera-
ficiente en la pertinencia de estudiar la voz poética delineada por rio de todo biografismo y psicologismo, que todavía se encuentran
Lina de Feria como una voz femenina, es decir, en su específica reticencias ante cualquier comprensión del texto que entable lazos
asunción de la identidad de género en épocas históricas donde se con lo que se presume siempre exterior y ajeno: la realidad socio-
(re)construye el discurso femenino nacional, sobre todo cuando cultural. Múltiples estudios se ocupan de este dilema teórico; entre
se (re)construía bajo presupuestos inéditos, proceso que aconte- ellos uno de los más conocidos es el de Janusz Slawinski,29 quien
ció con la participación protagónica de un grupo no extenso de distingue una serie de entidades que incluyen el autor implícito, el
mujeres escritoras, entre las cuales cabe mencionar además a las sujeto de las acciones creadoras y finalmente el S.L., todos conec-
poetisas Nancy Morejón, Mirta Yáñez, Reina María Rodríguez tados por acciones mutuas que permiten entablar relaciones entre
y Marilyn Bobes. Dentro de este conjunto, la voz femenina de el adentro y el afuera del texto. Al respecto, en fechas recientes
Lina de Feria se distingue por tomar distancia al mismo tiempo he verificado acercamientos novedosos, destacándose el profesor
de los dos modelos actuantes entonces en la escritura de mujeres
en Cuba: el discurso generado bajo códigos patriarcales, todavía
predominante en algunas autoras de la promoción anterior (Gene-
ración de los Años Cincuenta), como Rafaela Chacón Nardi; y el 28
Hasta donde conozco, no existen estudios que conceptualicen y apliquen la
discurso donde la autoconciencia femenina impelía a adoptar una categoría textual-ficcional sujeto lírico femenino como eje de análisis en los
actitud combativa o de confrontación, menos representado en la estudios literarios.
29
Janusz Slawinski: «Sobre la categoría del sujeto lírico», en Desiderio Navarro
historia de la poesía cubana, aunque no totalmente ausente como (comp.): Textos y contextos, Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1989, pp.
expresión literaria. 333-345.

20 21
Cristián Gallegos,30 quien adopta una perspectiva multidisciplina- lación con la cultura en que se inserta la autora y los movimientos
ria para enfocar las correlaciones entre el S.L. y el poeta, teniendo sociales en que se desenvuelve.
en cuenta la teoría de los actos de habla, la fenomenología y la Dentro de los estudios literarios de género, se reportan textos
semiótica. El S.L.F. moviliza la interpretación de la realidad que que recurren de un modo u otro a la categoría de sujeto lírico en
da lugar a la orientación del discurso, y no solo opera como una su identificación con lo femenino, por lo que pueden considerarse
representación de la misma. En tal sentido, los S.L.s configurados antecedentes. Son los ensayos pertenecientes a la investigadora y
en la obra poética de Lina de Feria, o al menos aquellos que se au- filóloga cubana Yanetsy Pino Reina: «Discurso de resistencia en la
todeclaran femeninos, enjuician —al mismo tiempo que modelan poesía de autoras cubanas de la región central en tránsito del siglo
o reflejan— el rol jugado por la mujer en el contexto sociocultu- xx al xxi»,31 Aproximaciones a los estudios de género en la crítica li-
ral donde los patrones sexistas continuaban gravitando con fuerza teraria,32 Género, ideología e identidad en poetisas espirituanas33 y El
mientras se producía un replanteo radical de códigos sociales, in- secreto de la libertad: Deseo, poder y resistencia en poetisas cubanas de
dividuales, estéticos e ideológicos. la región central,34 Identidad: sus representaciones en el sujeto lírico.35
Así, se trascenderán visiones provenientes de enfoques centra- En sentido general estos textos indagan en las estrategias del discur-
dos en la enumeración de recurrencias temáticas, y en su lugar se so de resistencia, que se puede deslindar a partir de la escritura del
obtendrán mayores revelaciones al ajustarse la investigación a los cuerpo, el discurso del poder, el discurso de los deseos, el discurso
sujetos textuales configurados como una personalidad supuesta, de la denuncia, el de enmascaramiento y el discurso de mímesis me-
donde se integran coherentemente los imaginarios simbólicos y diante la presencia de isotopías temáticas, formales y conceptuales
las marcas de género, a través de los portadores de significado y los que se manifiestan en la obra poética de varias autoras espirituanas.
roles del sujeto lírico. Constituye una propuesta novedosa en muchos sentidos, entre estos
El S.L.F. se precisa partiendo de su definición ficcional. Como la por integrar y hacer dialogar el análisis léxico-semántico y morfo­
categoría sujeto lírico es una entidad textual, y el término lo feme- sintáctico en función de la expresión de la identidad femenina.
nino resulta un constructo, se propone que la categoría sujeto lírico Significativa fue la tesis de Licenciatura en Letras de Osneidy
femenino se conciba como una entidad construida a partir de la pro- León Bermúdez: «La poesía villaclareña escrita por mujeres desde
yección o representación interpretada del poeta, se refiere a la perso-
nalidad supuesta con una identidad femenina asumida, y que preci- 31
Yanetsy Pino Reina: «Discurso de resistencia en la poesía de autoras cubanas
samente comienza a percibirse como femenina en cuanto el sujeto de la región central en tránsito del siglo xx al xxi», Tesis de grado, Facultad de
lírico lo asume de manera explícita o implícita, a partir de las repre- Humanidades, Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Santa Clara,
sentaciones de la identidad femenina y los elementos asociados a esta. 2008.
32
____: Aproximaciones a los estudios de género en la crítica literaria, Editorial El
Las conceptualizaciones acerca de lo femenino indagan en los Mar y la Montaña, 2008.
elementos que históricamente se han asociado a las mujeres, en re- 33
____: Género, ideología e identidad en poetisas espirituanas, Editorial Luminaria,
Sancti Spíritus, 2009.
Cristián Gallegos Díaz: «Aportes a la teoría del sujeto poético», Espéculo. Revis-
30 34
Yanetsy Pino Reina: El secreto de la libertad. Deseo, poder y resistencia en poetisas
ta de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid, 2010, en http:// cubanas de la región central, Ediciones Sed de Belleza, Santa Clara, 2010.
pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero32/sujepoet.htmlý (con- 35
____: Identidad: sus representaciones en el sujeto lírico, Ediciones Luminaria,
sultado el 20 de enero de 2013), p. 9. Sancti Spíritus, 2010.

22 23
1980 hasta la actualidad: acercamiento desde un enfoque de gé- constructos identitarios» en el libro Los huecos negros del discurso
nero»,36 al analizar los textos de poetisas desde el procedimiento patriarcal.41
de los imaginarios simbólicos y el método de marcas de género. El texto «Feminismo y literatura en Latinoamérica», de Adelai-
Se añade además la tesis de licenciatura «El tratamiento de lo fe- da Martínez, expone un análisis sobre el discurso feminista par-
menino en la poética implícita de Raúl Hernández Novás»,37 de tiendo de Latinoamérica. En La mujer fragmentada,42 la crítico
Yadira Dueñas Rodríguez por abordar lo femenino, aunque en literaria chilena Lucía Guerra aprecia como componente funda-
este caso se estudia un autor. Ambas investigaciones son resulta- mental en Latinoamérica la heterogeneidad, que ha aportado
do, entre otras múltiples razones, del impulso dado por la Dra. un imaginario de mestizaje en el cual la mujer se representa con
Elena Yedra Blanco, promoviendo los estudios de género en la autonomía y poder distintivo de las imágenes construidas en la
Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. literatura europea. Se analiza el surgimiento del discurso feminis-
No relacionados directamente con el enfoque emprendido, pe- ta y se mencionan los rasgos temáticos, estructurales y discursivos
ro útiles en el sentido de esclarecer la definición de lo femenino y que la unifican. Dentro de esos rasgos menciona el humor con
situarlo en los contextos latinoamericano y cubano, resultan Canto sello propio junto a la ironía como instrumento de subversión
de mujeres en Grecia38 de la helenista y lexicógrafa española Elvira contra el patriarcado; relación telúrica de la mujer con el planeta;
Gangutia y La cara oculta de la identidad nacional39 de la investi- la textualización del cuerpo femenino, que aunque no es exclusi-
gadora cubana Susana Montero. Se añade Diálogos en el umbral40 vo, sí es prominente en todos los géneros en Latinoamérica, auto-
de la ensayista y crítica literaria Nara Araújo, quien alude a la definiéndose como sujeto textual, con lo cual no hay inhibiciones
participación de la teoría literaria latinoamericana en el debate para la eroticidad. Además el cuerpo femenino se incorpora a la
contemporáneo, así como la interrelación entre teoría y crítica, literatura latinoamericana actual en otra dimensión que es la vio-
añadiendo la teoría feminista. Se incorpora en vínculo con estos lencia sexual; la mujer como agente forjador de su historia con
asuntos, y además caracterizando los rasgos de las construccio- una nueva ética, consciente de la autorrepresentación de su iden-
nes de identidad otro texto de Susana Montero: «Nexos de los tidad inventa nuevos estereotipos literarios.
En «La historia feminista del género y la cuestión del sujeto»43
36
Osneidy León Bermúdez: «La poesía villaclareña escrita por mujeres desde la española Lola González Luna se refiere a la investigación fe-
1980 hasta la actualidad: acercamiento desde un enfoque de género», Trabajo minista a partir de la relación con la modernidad y la posmo-
de Diploma, Facultad de Humanidades, Universidad Central «Marta Abreu» dernidad, y con esta última las teorías postestructuralistas, con
de Las Villas, curso 2006-2007.
las cuales se ensanchan las posibilidades para la interpretación
37
Yadira Dueñas: «El tratamiento de lo femenino en la poética implícita de
Raúl Hernández Novás» , Trabajo de Diploma, Departamento de Literatura y
Lingüística, Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, 2011. 41
Susana Montero: «Nexos de los constructos identitarios», en Los huecos negros
38
Elvira Gangutia: Cantos de mujeres en Grecia, Ediciones Clásicas S.A., Madrid, del discurso patriarcal, Editorial de Ciencias Sociales, 2007, pp. 8-9.
1994. 42
Lucía Guerra: La mujer fragmentada. Historias de un signo, Ediciones Casa de
39
Susana Montero Sánchez: La cara oculta de la identidad nacional, Editorial las Américas, La Habana, 1994.
Oriente, 2003. 43
Lola González Luna: «La historia feminista del género y la cuestión del sujeto»,
40
Nara Araújo: Diálogos en el umbral, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, en http://www.mujeresenred.net/f-lola_luna-sujeto.html (consultado el 20 de
2003. junio de 2013).

24 25
del género, su deconstrucción, reconstrucción o resignificación. trabajos críticos sobre el S.L.F. propiamente, me propongo analizar
Una opinión de Michelle Barret expresa la dirección de este tra- el S.L.F. en la obra poética de Lina de Feria. Al caracterizar cómo
bajo, ella señala que el feminismo «desestabiliza la división binaria se configura se profundizará en una obra de relevante desempeño
modernismo/postmodernismo». Aborda cuestiones sobre el sujeto nacional e internacional, a través de una propuesta metodológica
del feminismo, construido y constructor, así como la historia del novedosa que además de tener su propia teoría se comunica con
feminismo indagando en estudios actuales. procedimientos y métodos anteriores. Ninguna otra propuesta de
Por otra parte, se han encontrado tesis y artículos que informan estudio a esta obra poética supera este empeño inicial de restituirla
sobre el contexto sociocultural al que Lina de Feria se circunscri- en tanto voz femenina dentro del panorama literario cubano. Es-
be, entre ellos «Mujeres en crisis, una aproximación a la realidad pero ayudar a visualizar en este sentido la Poesía, con mayúscula,
social de la mujer cubana a través de la narrativa femenina de los acumulada por Lina de Feria para quien busca beber lo «exacta-
noventa» de la periodista cubana Helen Hernández.44 El mismo mente humano».
bucea en cuestiones relacionadas con el género femenino, las for-
mas de proyectarse en la escritura, la construcción social, así como
en el contexto, mediante los epígrafes: «Polémicos y definitivos.
Los años 60 y la configuración del canon», «Un quinquenio y algo
más. La narrativa cubana entre los sesenta y los ochenta», y «Los
años 90. Crisis, regresiones y aperturas». Esta tesis estudia un cor-
pus narrativo, sin embargo, no por ello se rechazan sus acertadas
exposiciones sobre el contexto sociocultural y la influencia de este
en la situación de la mujer, en cuanto al aspecto social y literario.
De manera similar ocurre con el libro Las muchachas de La Habana
no tienen temor de Dios…,45 cuando en el artículo «Ser cubanas y
no morir en el intento. Estrategias culturales para sortear la crisis»
la crítico Luisa Campuzano estudia la narrativa femenina durante
los años 1959 hasta 1984 e incorpora características contextuales.
A partir de las carencias mencionadas que se resumen en: abor-
dajes insuficientes a la obra poética de Lina de Feria, exigua presen-
cia de estudios enmarcados en el S.L. en específico y ausencia de

44
Helen Hernández Hormilla: «Mujeres en crisis. Una aproximación a la
realidad social de la mujer cubana a través de la narrativa femenina de los
noventa», Trabajo de Diploma, Departamento de Literatura y Linguística de
la Facultad de Letras de la Universidad de La Habana, 2008.
45
Luisa Campuzano: Las muchachas de La Habana no tienen temor de Dios…
Escritoras cubanas (S. xviii-xxi), Ediciones Unión, La Habana, 2004, 223 pp.

26 27
Uno: Bocetos críticos de verbos de acción y movimiento. En segundo lugar, se refiere a
los poemarios El ojo milenario y Los rituales del inocente, identi-
ficándolos como obras de trascendencia, y reconoce que Lina de
Feria «alcanzó una resonancia mayor entre los grupos de jóvenes
de promociones siguientes, por las capacidades expresivas que ella
posee, junto al acabado formal del texto versolibrista, aún conver-
sacional, pero con afanes expresivos renovadores en el lenguaje».48
Estas pautas anotadas por López Lemus sitúan a Lina de Feria co-
De los prólogos y reseñas que se detienen en el corpus poético mo autora relevante en la literatura cubana; ahora nos adentramos
de Lina de Feria para situarla dentro de las literaturas cubana y en bosquejos más cercanos al arte final.
universal, y en sentido general por identificar en su graphos mo- Desde estrategias de análisis intensiva y extensiva se han desen-
tivos temáticos y estilísticos propios, conciernen a esta revisión hebrado los acercamientos de estos autores citados, o sea, mientras
fundamentalmente los autores: José Prats Sariol, César López, En- algunos solo reparan en un poemario, como el de César López,
rique Saínz, Arturo Arango y Virgilio López Lemus, quienes han que se concentra en Casa… a raíz de los treinta años de su publi-
sintetizado a partir de sus lecturas algunos aspectos sobresalientes cación, y el de José Prats Sariol, que prologa A mansalva…, otros
de su discurso.46 abarcan más de un poemario, ya sea en el mismo estudio o en
Los acercamientos de Virgilio López Lemus en El siglo entero47 posteriores, tal es el caso de Arturo Arango, que se centra en dos
no superan la demarcación generacional de la obra de Lina de de ellos en trabajos distintos. Cito especialmente a Enrique Saínz,
Feria dentro del corpus literario cubano (en una nueva promoción que recorre su obra desde el inaugural hasta Las nuevas soledades.
de poetas nacidos entre 1940 y 1945); sin embargo, acentúa la César López y Enrique Saínz indagan en las develaciones del
relevancia que en ese contexto significaron algunas de estas publi- poemario más conocido de Lina de Feria. En «Fundamentación y
caciones. En primer lugar, refiriéndose al primer poemario, Casa existencia de la casa» existe, según César López, una «agonía casi
que no existía, al presentarlo como un libro de «real importancia», unamuniana» que «quiere realizarse en una supuesta salvación del
y reconociéndolo dentro de los años capitales del movimiento otro».49 Señala con estas palabras la presencia de una preocupación,
evolutivo de la poesía cubana a principios de la década de los 60 una angustia, una lucha que se dirige hacia una marcada ética hu-
y a fines de la siguiente con la presencia de una cualidad verbal, manista, apuntada posteriormente por otras voces críticas. Destaca
igualmente la interrelación entre los referentes urbanos con la voz
de quien él nombra «la hablante»,50 el marcado pesimismo que se
46
Señala la Dra. Elena Yedra Blanco en «La formación discursiva colonial
cubana en la región villaclareña» (2002, p. 36), citado por Yanetsy Pino Reina
en Género, ideología e identidad en poetisas espirituanas, ob. cit., p. 26, que 48
Ibídem, pp. 311-312.
el discurso es el espacio donde se hace posible la recreación de la identidad, 49
Lina de Feria: Antología boreal, Letras Cubanas, La Habana, 2007, pp. 217-218.
«el espacio de producción y recepción, de encuentro, tensión y diálogo de 50
Aunque no sabemos con certeza si se refiere a la poeta Lina de Feria o al
ideologías, y de construcción discursiva, simbólica, de imaginarios que hablante lírico que ha sido teorizado por autores como Juan María Calles en
intervienen en la conformación de una cultura y de una identidad cultural». su tesis de doctorado «La modalización en el discurso poético» de 1997. Este
47
Virgilio López Lemus: El siglo entero, ob. cit., p. 232. reconocimiento es una señal positiva de interés para mi estudio, aunque dista

28 29
devela en una realidad nueva. Resulta útil destacar que César López Al escribir sobre Casa… en la introducción «Lina de Feria: toda
parte, primeramente, de distinguir la existencia de un hablante fe- la poesía», de Las nuevas soledades, Enrique Saínz anota la sed insa-
menino, y a partir de esta identificación transita por todo el poema- ciable de alabar y conocer su mundo inmediato, entorno en que se
rio con la imagen de la mujer dispersa en sujetos femeninos51 que edifica su vida, declaración que trae implícita una batalla agónica
actúan sobre esta hablante, como la madre terrible, las vecinas, la con las palabras, con la realidad y consigo misma, en un diálogo
concertista, la mujer del parque de Calzada. Identifica un feminis- angustioso con el suceder indescifrable. Destaca la rápida sucesión
mo conceptual «erguidamente exaltado» en la subsección V, cuando de imágenes que recibimos como un intento de intelección, la
el S.L. discursa sobre el abuelo y lo describe como la «sombra mayor dialéctica de lo inmediato y lo trascendente, lo anecdótico en su
en la ciudad de los desconocidos». También recurre a las relaciones fugacidad; lo real está en las ausencias, en su deseo de encontrar un
que establece «la hablante» con la ciudad, con la parentela, y en su sentido otro, y que evidencia una sostenida batalla con el pasado
asunción de intelectual que se desenvuelve en la poesía. Si bien la y con los signos de una plenitud que en ocasiones alcanza una
exposición de estas ideas revela rasgos que responden a la concep- dimensión real y en otros momentos se torna inasible, irrealizable.
tualización de lo femenino, el motivo central no es valorar este Señala el tema de la soledad, acaso el más relevante de su poética, y
aspecto, ni siquiera cuestionarse si hay reivindicación de la mujer, se refiere a un aspecto muy interesante que nadie más ha advertido
sino solo constatar su existencia. del mismo modo: habla del erotismo del conocimiento, junto a
otro que sí es identificado, el erotismo sensorial (imágenes visua-
de referirse a los sujetos líricos femeninos. Calles manifiesta que «el hablante les, auditivas, táctiles). Subraya la coherencia íntima de Casa…,
lírico sería el sujeto del enunciado que asume la voz a través de un determinado de una solidez conceptual y de una pasión infrecuentes. Si bien su
modo de discurso, una actitud lírica y unos determinados procesos de análisis discurre por asuntos similares a los de César López, Saínz
espacialización y temporalización discursivos» (p. 162). Así, se define como no visibiliza a Lina de Feria particularmente dentro del discurso
una función textual que construye la imagen del autor literario, estrategia
textual también, y aunque ambos pertenecen a la ficción, sus funciones en femenino, omitiendo asuntos que cobran en el poemario tanta
el texto son diferentes. «el hablante lírico es una estrategia discursiva que fuerza como los desglosados en el poema citado por César López
participa tanto de una dimensión semántica como de otra pragmática en y otros como «Poema para la mujer que habla sola en el parque de
cuanto está emergiendo todo el proceso de la enunciación desde la figura del Calzada». La presencia de lo femenino parece no descubrirla tam-
Autor. El Sujeto Lírico es la manifestación textual de la función del hablante
lírico en un enunciado poemático determinado» (p. 246). poco en A mansalva de los años, sin embargo, lo insinúa al hablar
51
Para profundizar en el sujeto femenino, además del capítulo teórico de de la búsqueda de una forma redentora del erotismo (una de las
este estudio, consultar a Lauren López Yera: «La configuración del sujeto temáticas que cobrarán más fuerza en su obra, intrínsecamente
femenino en la obra poética de Ángel Escobar», Trabajo de Diploma, Facultad con Absolución del amor). Sobre dicho poemario, A mansalva…,
de Humanidades, Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, 2013;
Osneidy León Bermúdez: «La poesía villaclareña escrita por mujeres desde José Prats Sariol devela aspectos de lo femenino cuando repasa
1980 hasta la actualidad: acercamiento desde un enfoque de género», los versos en que Lina de Feria se asume como «suprema arruga
Trabajo de Diploma, Facultad de Humanidades, Universidad Central activa», ejemplo que apoya la temática de la vejez en las féminas,
«Marta Abreu» de Las Villas, 2006-2007; Yadira Dueñas: «El tratamiento la caducidad del cuerpo.
de lo femenino en la poética implícita de Raúl Hernández Novás», Trabajo de
Diploma, Departamento de Literatura y Lingüística, Universidad Central Si Saínz propondrá la soledad en Casa… en 2015, acaso el rasgo
«Marta Abreu» de Las Villas, 2011. más relevante, José Prats Sariol desde 1987 no percibía la soledad

30 31
como una actitud ante la vida, o un neoexistencialismo más o me- se va edificando desde un radical hedonismo anhelante, fruición
nos ontológico. Para él se trata más bien de un sentido de búsqueda intelectiva y, en primer término, sensorial, que constituye el fun-
interior, de reconocimiento por las materias espirituales en busca damento de todas las compilaciones que integran su corpus lírico.
de la autenticidad. Enuncia otros elementos como la autenticidad Resalta la reedificación de la vida espiritual perdida en el tiempo
en el logro expresivo y comunicativo, que transmuta los motivos o anhelada como constatación del yo, un yo en que se integra el
temáticos en «genuinos chisporroteos verbales», plena identificación cuerpo de la realidad, en momentos en que la poesía cubana canta
revolucionaria, temática absolutamente abierta a cualquier aspecto al heroísmo del acontecer diario. Es la búsqueda de un sentido
de la realidad, la humildad del S.L. (en su tesis «yo poético»), la último, una búsqueda transida por el desasosiego, expresión de la
intensificación de lo explícito, lo anecdótico (al saber adecuarse a incertidumbre ontológica que constituye en centro generador de
las necesidades que los axis argumentales les dictan) y lo irónico y la cada poemario. Concreta que es una poesía del deseo, del hallazgo,
apertura a formas tropológicas y métricas. de la soledad y, al mismo tiempo, de la búsqueda de un espacio
Por otra parte, Arturo Arango, en el breve acercamiento titulado en la memoria o en la intemperie adentro y afuera, con otros y
«Con los años a favor», alude a un crecimiento en espiral de la com- consigo misma. Dice que su escritura no es reflexiva ni tiene pre-
plejidad expresiva y los temas fundamentales. Señala una lectura que tensiones filosóficas que se inscriban en una determinada corriente
puede ser la dialéctica entre el individuo y la historia: la forma agó- de pensamiento.
nica, vital, en que los cubanos viven y hacen la historia, forma que Estos rasgos definitorios son para Saínz constantes que, mani-
supone una ética humanista que contamina todos los otros temas, puladas de varias maneras, permanecen en la poética de Lina de
el alcance de esa ética no adquirida sino conquistada. En este caso, Feria. Por eso cuando incursiona en Los rituales del inocente dice
comenta que entre lo verdaderamente valioso de esta poesía se halla que hay una lucidez mayor y una más rica experiencia totalizado-
la manera desprejuiciada en que se dialoga con la historia, y para ra, hecha de plenitudes imposibles que han venido siendo negadas
ejemplificar recurre, precisamente, al poema «De María Granados para la historia en su doble sentido íntimo y social. Reconoce que
a José Martí», donde el S.L.F. María Granados reivindica su condi- la suma de imágenes habla de desarmonía de sustancia metafísica
ción femenina al revocar el discurso del sujeto masculino José Martí y que el paisaje cotidiano era insuficiente y perturbador en tanto
—un texto medular en mi propuesta de análisis—. Lo femenino, expresión de un sentido ontológico para concluir que «estos pre-
entonces, es subsumido desde esta visión dentro de la perspectiva supuestos sitúan a Lina de Feria en la tradición de la más rica y
de la relación individuo-historia; y esta, a su vez, supone una ética sustanciosa lírica cubana, ajena a todo exteriorismo fácil y a modas
humanista que transita por todos los temas. más o menos perdurables».52
También Saínz se refiere el diálogo angustioso entre los hechos Sobre el poemario De los fuegos concéntricos Arturo Arango indi-
y el individuo, entre el paisaje y el acontecer, y la conformación ca en «Lina y el universo» impulsos que rigen esta poética, centrán-
del yo. Profundiza más que los críticos anteriores en cuanto a que- dose en su «descarnada voluntad de conocimiento, de indagación
rer desentrañar las principales redes de este discurso. Dice que la
autora edifica su obra como una búsqueda de su propio cuerpo
en el caos de un período histórico y en una realidad cotidiana Enrique Saínz: «Lina de Feria: toda la poesía», en Lina de Feria: Las nuevas
52

que se fusiona con aquel de un modo incomprensible. Poesía que soledades, ob. cit., p. 18.

32 33
en el S.L. y sus circunstancias».53 La presencia de lo femenino no es de los criterios defendidos al presentar a la autora y a su obra.
reconocida en esta ocasión, pese a la intensidad de algunos poemas También porque se ha erigido en costumbre percibirla como una
que tienen un S.L. femenino explícito, entre ellos el S.L. madre. voz distante de los imaginarios simbólicos y marcas de feminidad,
Por último, interesa incluir una apreciación del poeta Idiel por comparación explícita o implícita con otras poetisas donde los
García en «Lina de Feria: la poesía como refugio».54 El sentido trazados femeninos se yerguen de manera más visible, sobresalien-
maternal aparece en esta revisión, «la noción de la madre, el nom- do aquellas poéticas que aún conservan un discurso coherente con
bramiento explícito del hijo y de la responsabilidad, hasta el punto la imagen de la mujer dentro del discurso patriarcal.
de que en ocasiones el mundo creado parece ser el refugio donde Partiendo de la lectura de la obra y de esos apuntes, y con la
la madre intenta proteger al hijo de la crueldad de lo externo». intención de que se conozca en su totalidad la entrega de Lina de
Señala como emanaciones de esa substancia maternal la comunión Feria, mi proposición se encamina a visualizar esta poética dentro
con lo natural y el ansia de proteger al hombre de su maldad. En del discurso femenino cubano y universal, considerando que aun-
esta visión resulta muy interesante su propuesta de relacionar la que la literatura no tiene género, sus autores sí, y en sus obras, que
comunión con lo natural dentro de lo que denomina la substancia son hijos legítimos de todo lo que el autor es, se encuentra una
maternal. La inquietante apreciación se debe a que dentro de los voz que habla desde el género. Para ello tomo como eje al S.L.F.,
estudios de género la comunión con lo natural se da precisamente ya sea explícito o velado, bajo la certeza de que, al configurarlo,
por lo femenino, en sentido amplio, y otra línea es la maternidad. toma cuerpo la voz femenina del corpus poético de Lina de Feria.
Su propuesta se centra en subyugar esta comunión a la actitud
maternal particularmente.
Se puede concluir, por tanto, que las lecturas a la obra poética
de Lina de Feria no sobrepasan (en espacios prologales y otros estu-
dios) la demarcación de líneas temáticas y sus tratamientos, de ras-
gos estilísticos; los intentos por vincular el contexto sociocultural
en que se desenvuelve la autora con la obra poética apreciada; los
acercamientos a la continuidad y ruptura que establece en su pro-
pio discurso y en comparación con la literatura nacional. Presen-
tan a Lina de Feria y a su poética pero carecen de argumentos que
la visualicen como una voz femenina —son pocos los autores que
al menos mencionan esa presencia (César López, Arturo Arango,
Idiel García)—, como si no existiera o mencionar lo femenino
fuera una estrategia conducente a la parcialización e invalidación

53
Arturo Arango: «Lina y el universo», en Lina de Feria: De los fuegos concéntricos,
ob. cit., p. 5.
54
Publicado en Zona Franca, p. 3.

34 35
Dos: Sujeto lírico femenino tantas como poetas, individuos, situaciones, toda esta multipli-
cidad converge finalmente en el encuentro con lo humano. No
importa si provienen del mismo poeta, mutarán constantemen-
te. Estas criaturas se cubren de nombres que intentan atraparlas,
pero el tanto disfraz las ha vuelto también escurridizas. Solo se
pueden capturar en el instante en que se leen, encerradas en su
jaula efímera, el poema. Un poeta portugués les otorgó una je-
rarquía inaudita para la historia y la tradición literaria. Una parte
de su vorágine creativa fue atrapada por los poemas, pero no
Del golem mítico al golem poemático terminaron allí; el hálito creador las diseminó en supuestas per-
El poeta no crea la Poesía. La Poesía siempre se le escapará desde sonalidades empíricas (y en ocasiones lo fueron) bajo heteróni-
la eternidad a la eternidad, y su presencia del infinito al infinito, mos. Criaturas de los heterónimos del autor real: Alberto Caeiro,
como Dios o la idea de Dios. Pero puede el poeta parir criaturas Álvaro de Campos, Bernardo Soares, Ricardo Reis, podríamos
que serán una representación interpretada o interpretación repre- referirnos a más de setenta sujetos de acciones creadoras reuni-
sentada de sí mismo en la Poesía y, por eso, plenas en su frag- dos en un mismo autor real; por supuesto, me refiero a Pessoa:
mentariedad; siendo este el hacedor, el artesano que conforma su sería el autor real Pessoa apoderándose de una de esas identida-
obra, extracción amasada a partir de su sensibilidad. Se entiende des durante el acto creativo (por otra parte, habría que penetrar
entonces que el poeta no crea réplicas. aun más para descubrir hasta qué punto se identificaba el autor
Según las religiones abrahámicas todos los seres humanos des- real Pessoa con esas identidades, como si habláramos de diversas
cienden de Adamah, y en ese sentido el poeta proviene de Ada- identidades conformando ¿un autor real?, ¿varios autores reales
mah, criatura de Dios, imagen y semejanza, de modo que cuando en un individuo único?). Estas incógnitas de compleja respuesta
el poeta crea, su criatura es a la vez criatura de la criatura. La obra serán madera para un cercano fuego. Por ahora, hablemos de esas
que su sensibilidad cuaja es nueva, criatura que el autor-poeta ha criaturas en otro campo.
conformado a través de la comunión entre su sensibilidad y su yo Las criaturas han sido nombradas y renombradas desde la teo-
interior con el universo empírico-poético, y que se revelará me- ría literaria de diversas maneras: yo poético, sujeto poético, sujeto
diante el lenguaje verbal. La forma del poema es el espacio pro- poemático, S.L., etc. En mi caso, prefiero apoyarme para nombrar-
pio de la nueva creación. Y esta cobra vida con un similar aliento la en un viejo mito judaico muy a tono con lo presentado. Apodo
genesíaco, ahora proveniente del poeta (como sujeto de acciones inicialmente a esta criatura enjaulada golem, como el personaje
creadoras) que ordena, compone, configura la existencia de su del anunciado mito, por su evidente relación con su creador, el
criatura en tanto personalidad supuesta que se comunica desde rabino, un ser humano que ya es (parto de las creencias abrahámi-
signos lingüísticos en el espacio textual. cas) criatura de Dios, hijo de Adamah y en ese sentido ha podido
Son monstruosidades fragmentadas que al perseguir lo ina- crear él mismo su propia criatura. El visionario Jorge Luis Borges
sible han conquistado los dominios del disfraz. Aprendieron a insinuó en El otro, el mismo su especial analogía con el poeta. Al re-
esconderse, reinventarse, desdoblarse en identidades y formas, ferirse a su poema «El Golem» en el prólogo de dicho libro, Borges

36 37
indica que la relación de la divinidad con el hombre es de similar lírico con una naturaleza ficcional diferenciada».56 Estudios poste-
naturaleza que la del poeta con la obra; podemos dilucidar que la riores han debatido ampliamente sobre el carácter ficcional o no
obra, criatura del poeta, es su golem. Pero la analogía más correcta del sujeto lírico, de estos debates asumo su definición.
se establece no entre el poeta y su obra, sino entre el poeta y la Cristián Gallegos declara, y así es asumido, que el S.L. es una
personalidad supuesta en el poema, el sujeto configurado, lírico. categoría ficcional, proyección o representación interpretada, ma-
Es esta entidad textual ficcional el verdadero golem del poeta. Así nipulada del sí mismo del poeta. A la vez, como bien declaraba
como Dios ha creado al ser humano los poetas se conforman en Janusz Slawinski, en 1974, vive como una secuencia de manifes-
una dualidad, son criaturas y creadores. En tal sentido, Dios es al taciones que permiten ser observadas en el enunciado, la perso-
hombre como el poeta es al golem. nalidad supuesta y conformada, una combinación jerárquica de
Al golem mitológico se le reconoce como una criatura imper- los roles elementales que referencian relaciones con la situación
fecta, sin alma, creada por aquellas personas que han tenido un socioliteraria e histórico-literaria.57
vínculo cercano a Dios, de modo que han podido darle forma al Para Slawinski es principio de primer orden declarar el sentido
barro y, mediante una chispa divina, animarlo. Sostiene la leyenda antipsicologista y antibiográfico del sujeto del enunciado lírico y
que la incapacidad principal del golem es no poder hablar; y den- menciona dos consensos generales al respecto: la no identifica-
tro de esta lógica referimos la correspondencia: el golem poemáti- ción del sujeto del enunciado lírico con la persona real del crea-
co no habla desde sí mismo, como identidad independiente y viva; dor; el otro, alude a que el sujeto está contenido inmanentemente
él recibe directamente desde el sujeto de las acciones creadoras en la estructura del mensaje literario y que es establecido, de al-
transferencias que provienen del autor real, el sujeto empírico. El guna manera, por los restantes elementos de esa estructura.58 Es
golem simula hablar, se va configurando mediante la relación que decir, no identifica al sujeto enunciador del discurso con el autor,
establecen los elementos cargados de sentido. reconoce que el S.L. es un sujeto activo que posibilita el proceso
de la enunciación y del enunciado, permitiendo el traspaso de
Sujeto lírico las diferentes determinaciones59 que se manifiestan como texto.
El marco teórico sobre el que se sostiene la categoría sujeto lírico 56
Señala Calles que se advierte una reducción significativa del paso de la tríada
inicia desde su exclusión en la Poética Clásica. Juan María Calles platónica de los modos narrativo, mixto y dramático (organizado a partir de
en La modalización en el discurso poético55 confirma que la poesía oposiciones diégesis, diégesis/mímesis, mímesis) al paradigma aristotélico,
lírica no queda integrada a la Poética a no ser a costa de dos graves donde solo hay cabida para la pareja narrativo/dramático.
57
Janusz Slawinski: Ob. cit.
distorsiones: primero, considerar todo poema lírico como una for- 58
Ibídem, p. 335.
ma de monólogo trágico, y segundo, considerarlo imitación a se- 59
Las consideraciones de Slawinski se desarrollan a partir de la fundamentación
cas (no de acciones). Es este concepto de imitación el problema de de que el problema del S.L. debe separarse del campo más amplio de la crítica
integración de la lírica a esta poética, pues «el sistema aristotélico literaria, que podría nombrarse el emisor de la obra literaria, y seguidamente
expone que el investigador encuentra la problemática del emisor de obra
no deja lugar para la lírica entendida como modo de enunciación literaria en tres niveles. El primero se corresponde con los acontecimientos
que constituyen la biografía del individuo concreto: el creador de la obra dada.
Juan María Calles Moreno: «La modalización en el discurso poético», Tesis de
55
El rol de emisor no puede desvincularse de todos los roles desempeñados por el
Doctorado, Valencia, 1997. individuo en su vida diaria, que se interpretan como relaciones de carácter

38 39
Contrapuesto a este criterio, Helena Beristáin define al sujeto biográfica y la biografía.63 Señala que habitualmente se entiende
enunciador del discurso como un conducto que comunica lo in- por biografía el argumento de cada vida personal como posesión
tratextual con lo extratextual, al expresar que a su través pasan, absoluta de sí mismo (las opiniones, los actos, el decurso de la
del contexto, las determinaciones biológicas, sociales, artísticas y, vida individual), lo que se denomina en verdad historia biográ-
en general, histórico-culturales, que se manifiestan como texto.60 fica, y así lo diferencia de la biografía en tanto vida personal.
En el medio de ambos criterios —los de Slawinski con la separa- La historia biográfica de un poeta es acción social, histórica, de la
ción radical entre S.L. y autor real, y los de Beristáin, con la iden- persona-individuo-poeta, «ser de la persona», no del «ser personal»,
tificación plena entre ambos sujetos—, encontramos —en fecha persona-poeta. Lo histórico-individual (impersonal) se constituye
posterior, 2010— las apreciaciones de Cristián Gallegos, quien, básicamente con la historia social y lo histórico biográfico. Esta his-
basándose en D. Combe y Paul Ricoer, alude que el poema es un toria se contrapone dialécticamente con la biografía personal. Es
discurso de lo real transformado, en donde la tematización, y con el mismo sujeto personal desde dos miradas: sujeto historizado
ello se refiere al acto de significación del S.L. como resultado de (impersonalizado) y sujeto biográfico (personalizado). Por lo tan-
lo dialógico de la interacción social poeta-mundo social, se reali- to, la dimensión histórica de un ser humano (poeta en nuestro
za mediante una manipulación de códigos estéticos, culturales y caso) incluye la historia social, la historia biográfica y la biografía
literarios.61 Dice que se establece en algunos textos poéticos una personal. Pero se establece una contradicción dialéctica entre bio-
transferencia de sentidos por contigüidad (transferencia semán- grafía personal e historia (biográfica y social) como dos modos
tico-metonímica) entre poeta y S.L. y, en otros textos poéticos, contrapuestos e interrelacionados de lo impersonal y lo personal.
una transferencia por inclusión (transferencia semántico-sinecdó- Lo histórico-individual (impersonal) se constituye básicamente
quica) de significados del sujeto empírico al S.L. o viceversa. En con la historia social y lo histórico biográfico. Es erróneo inferir
la mayoría de los textos, apunta Gallegos, se dan ambos tipos de desde ese cronotopos y desde ese sujeto personal la historia bio-
transferencias.62 Para argumentarlo, Gallegos distingue la historia gráfica del autor-poeta. En el caso de un poeta, predomina la
biografía personal por sobre la historia biográfica impersonal,
siendo diferente dicha asimetría entre los poetas.
causal, vinculaciones funcionales, combinaciones ocasionales determinadas por En tal sentido, Slawinski reconoce como portadores de significa-
circunstancias externas en la vida del escritor. El conjunto de roles conforman
una totalidad inseparable que constituye la referencia para el mensaje literario dos: las unidades lexicales, las agrupaciones sintácticas, los elementos
concreto. En un segundo nivel hay un cuestionamiento por el rol específico del del género de los versos (y hasta las partículas de estos), los con-
autor al entrar en el curso del proceso creador. Declara que sí es erróneo agotar juntos de versos, los grupos entonacionales, «en general todos
la problemática del emisor de la obra en el nivel biográfico, ya que indica los segmentos del enunciado que son distinguibles y que por eso
una posición realista, extraer el rol específico del autor del contexto biográfico
vivo, reduce la personalidad del escritor. Entonces soluciona la problemática están cargados de sentido».64 Pero los pronombres constituyen las
del emisor de la obra identificando a este emisor «como un hipotético sujeto huellas donde más se evidencia su presencia, y en las formas verbales
de las acciones creadoras» y alude que se define en términos de esas acciones.
60
Helena Beristáin: Análisis e interpretación del poema lírico, Instituto de 63
Para ampliar sobre estas distinciones consultar a Xavier Zubiri: «La dimensión
Investigaciones Filológicas, Unam, México, 1989, pp. 48-49. histórica del ser humano», De Realitas I, 1972-1973, Madrid, España, pp. 11-
61
Cristián Gallegos Díaz: Ob. cit., p. 9. 69; Cristián Gallegos Díaz: Ob. cit.
62
Ibídem, p. 8. 64
Slawinski: Ob. cit., p. 343.

40 41
subordinadas a ellos, aunque no solo los pronombres que señalan sociología, la antropología, la psicología, los estudios de género,
a la primera persona. Así, las marcas más comunes del S.L. en la creación artística y la literatura. Numerosas investigaciones par-
esta producción poética son el pronombre personal de primera ten de estos marcos para indagar e intentar definir este concep-
persona del singular y sus variantes tónicas (mí) y átonas (me), to. Podría citar disímiles autoras (y autores) extranjeras y cubanas
en correspondencia con las desinencias verbales y los pronombres que ya han abordado las configuraciones de lo femenino en varias
posesivos, con un evidente afán de autorreconocimiento. zonas, entre las que se incluye por supuesto la literatura, pero no
Los portadores de significado integran y conforman el discurso, reescribiré la historicidad de las conceptualizaciones que sobre lo
entendido este como una estructura de enunciados que transgreden femenino se han ofrecido, mi intención es abordar los aspectos
los límites lingüísticos en cuanto a la producción significante, y se esenciales del concepto con el objetivo de conformar una defini-
relaciona con realidades individuales y colectivas —dígase historia, ción de sujeto lírico femenino.
sociedad, cultura— y, como resultado, forma parte de la lengua A pesar de lo disímil de estos ámbitos epistemológicos, se halla
y conforma un sistema lingüístico intercambiable, dado desde lo gran consenso acerca de que lo femenino se forja, se reproduce,
que enuncia. De modo que los portadores de significado del S.L. se refuerza y se subvierte mediante modelos de comportamiento
manifiestan su carácter lingüístico y literario, necesarios para su y esquemas ideológicos.66 Se concibe, entonces, como una cos-
configuración y su descripción. movisión susceptible de transformaciones, de forma tal que las
Se refiere además a los roles, actitudes que describen su pro- circunstancias van cambiando lo que fue inmutable. Entonces, el
yección: 1) hacia las circunstancias sicológicas y objetuales del género resulta un constructo psicosocial concebido como el con-
enunciado; 2) hacia la «segunda persona», hacia el partenaire (o junto de cualidades biológicas, físicas, económicas, sociales, psico-
partenaires) —evocado o solo potencial— de la situación lírica; 3) lógicas, eróticas, políticas y culturales asignadas a los individuos
hacia el sujeto de los actos creadores y hacia la situación sociolite- según su sexo67 y se adquiere por el aprendizaje cultural, como lo
raria en que ese sujeto se halla; y 4) hacia determinados elementos señala Sonia Montecino y Rebolledo Loreto en Conceptos de género
de la biografía del escritor.65 y desarrollo.68
En resumen, entendemos al S.L. como una categoría ficcional A partir de las características genotípicas y fenotípicas de los
que remite a la personalidad supuesta en cada poema, creada por sistemas, funciones y procesos de los cuerpos humanos, se les
la autora como proyección o representación interpretada de sí asigna un género, sin que ello conlleve creer que será el asumi-
misma, de lo cual se deduce que el carácter ficcional no impide las do. La masculinidad y la feminidad son modos de construcción
transferencias del sujeto empírico al S.L. y se configura a través de subjetiva y estrategias de manipulación crítica de los códigos
todos los elementos cargados de sentido y las actitudes asumidas.
66
Mercedes Arriaga Flórez: «Lo femenino en la sociedad», p. 3, en http://www.
Sobre lo femenino y su identidad asumida fmujeresprogresistas.org/visibili9.htm (consultado el 30 de mayo de 2013).
67
Marcela Lagarde: «La sexualidad», en Los cautiverios de las mujeres: madresposas,
El concepto de lo femenino se ha ido conformando desde una monjas, putas, presas y locas, México, Unam, 1990, pp. 177-211.
perspectiva multidisciplinaria que incluye la ciencia histórica, la 68
Sonia Montecino y Rebolledo Loreto: Conceptos de género y desarrollo, serie
Apuntes Docentes, 41 pp., Programa Interdisciplinario de Estudios de Género,
Ibídem, pp.345-346.
65
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1996.

42 43
de identificación», como lo afirma Nelly Richard en el artículo que la mujer trasciende esa condición de otredad y se convierte en
«Globalización académica, estudios culturales y crítica latinoame- un sujeto protagonista de su mundo.
ricana».69 De modo que, al asumir un género los sujetos mani- La adopción de una identidad personal es el resultado de un lar-
fiestan su identidad genérica, dentro de la que se identifican la go proceso, de una construcción en la que se va urdiendo, organi-
identidad femenina y la masculina. Pero ambas no pueden ser zando la identidad sexual a partir de una serie de predisposiciones
entendidas como la suma de rasgos definitorios de la mujer o el que se configuran en interacción con el medio familiar y social.
hombre respectivamente, como sucede con el género (asignado A partir de estas relaciones, y aunque las definiciones de género
según el sexo). Como bien señala Yanetsy Pino en El secreto de no poseen idénticas normas prescriptivas en todas las culturas y
la libertad… si la identidad femenina se asume como la serie de sociedades, a la mujer y al hombre le han correspondido, respec-
rasgos definitorios de la mujer, se estarían repitiendo los patrones tivamente, papeles de sujeto pasivo destinado a la procreación, y
hegemónicos del discurso patriarcal y se legitimarían sus compor- sujeto activo identificado con el poder, respectivamente. Desde
tamientos. esta posición privilegiada para el hombre se han desarrollado las
Olga Lucía Molano en «La identidad cultural, uno de los relaciones intergenéricas primando una jerarquía que le atribuye
detonantes de la actividad territorial, territorios con identidad total libertad como sujeto y confina a la mujer a una subordina-
cultural, desarrollo local» señala que «de acuerdo con estudios ción en todos los ámbitos.
antropológicos y sociológicos, la identidad surge por oposición Las asignaciones que posee la sexualidad han ocupado un lugar
y como reafirmación frente al otro».70 Ello no obsta para que se privilegiado en la clasificación. La antropóloga mexicana Marcela
conciba como un proceso donde inciden los paradigmas sociales, Lagarde destaca en «La sexualidad» en el libro Los cautiverios de
pues «el ser hombre y mujer viene prescrito socialmente por la las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas como espacio
combinación de rol y estatus, atribuidos en función de su sexo privilegiado la experiencia erótica, capaz de poner en entredicho
e internalizados por uno mismo»;71 de ahí que sea reconocida la «la definición genérica global del sujeto, aun cuando este cumpla
importancia de la asunción de roles como un proceso en la for- con todos los otros atributos»;72 de igual forma, la antropolo-
mación y confirmación de esta identidad de género. Se configura gía asume, como Marcela Lagarde, que «la historicidad de las
una identidad femenina en constante interacción del sujeto con la mujeres radica en su sexualidad y, en ese sentido, en su cuerpo
sociedad y con otros sujetos sociales. Es mediante la participación vivido».73 Esto sucede a tal punto, que dos espacios vitales de la
sexualidad femenina, la procreación y el erotismo, son la base de
69
Nelly Richard: «Globalización académica, estudios culturales y crítica la especialización sociocultural de las mujeres. Queda ubicada la
latinoamericana», 2007, en www.globalcult.org.ve/pub/Clacso1/richard.pdf procreación en el lado positivo de su feminidad, y el erotismo, en
(consultado el 4 de enero de 2012).
70
Olga Lucía Molano: «La identidad cultural, uno de los detonantes de la el lado opuesto, respuesta de la construcción de la mujer elabora-
actividad territorial, territorios con identidad cultural, desarrollo local», da por el poder patriarcal, confinándola a un espacio privado en
Revista de Estudios Regionales, Universidad de los Andes, Colombia, p. 7, en
http:// www.cab.int.co (consultado el 8 de enero de 2013).
71
Ruth Falcó Martí: La arqueología del género: espacios de mujeres, mujeres 72
Marcela Lagarde: «La sexualidad», en Los cautiverios de las mujeres: madresposas,
con espacio, Centro de Estudios sobre la Mujer, Cuadernos de trabajos de monjas, putas, presas y locas, México, Unam, 1990, pp. 177-211.
investigación 6, Edición electrónica, p. 85. 73
Ídem.

44 45
el cual lo femenino absorbió imágenes del encierro, la abstinen- sociocultural cubano de la segunda mitad del siglo xx y hasta la
cia, incluso disfuncionalidades públicas: intelectuales, jurídicas segunda década del siglo xxi; en segundo lugar, porque los sujetos
o morales. líricos femeninos delineados en ese corpus comparten rasgos de la
El enfoque de «cultura femenina» aportado por la estadouni- cultura femenina actuantes en ese contexto, y por ende permiten
dense Elaine Showalter en «La crítica feminista en el desierto» se acceder a la valoración de la autora acerca de la cultura femenina
expone como modelo para el establecimiento de una teoría sobre de su época.
la escritura femenina.74 La asunción de la existencia de una cultura Varias investigaciones han emprendido el estudio de la cultura
de la mujer implica el abordaje de los ambientes culturales donde femenina en Cuba, el cual, sin embargo, se encuentra en un estado
se gesta su lenguaje, su psique, las maneras en que ellas conceptua- embrionario. Dada la complejidad de la formación cultural cuba-
lizan sus cuerpos, sus funciones sexuales y reproductivas. Implica na, donde han cristalizado disímiles fuentes culturales, se precisa
también, por demás, el reconocimiento de otras diferencias impor- atender a marcos referenciales diversos, desde la tradición cultural
tantes entre las mujeres: raza, clase social, nacionalidad e historia. occidental hasta el acontecer femenino verificado en Latinoaméri-
Respecto a la inserción de la cultura femenina en la cultura ge- ca, con el que nos une una común historia. Habría que considerar
neral, Elaine Showalter se apoya en el criterio de que no constituye previamente los rasgos de lo femenino que se consideran hereda-
una subcultura, sino más bien un grupo silenciado por la cultura dos de Occidente, pues por su universalidad se han mantenido
dominante. Por lo tanto, las mujeres viven una dualidad: como con rigor convencional en distintas épocas y lugares.
miembros de la cultura general y como participantes de la cultura Los tópicos de lo femenino señalados por la investigadora espa-
femenina.75 Más adelante Showalter precisa que «la escritura fe- ñola Elvira Gangutia en Cantos de mujeres en Grecia, atienden dos
menina no está, entonces, dentro ni fuera de la tradición mascu- grandes esferas: el entorno físico y el social.77 Estos rasgos relevan-
lina; está, de manera simultánea, dentro de dos tradiciones»; y la tes en Occidente experimentan en los contextos latinoamericanos
definición de su diferencia «solo podrá entenderse en términos de una peculiar adaptación, pues este espacio compone una «región
esta relación cultural, compleja y enraizada en la historia»,76 donde del mundo preñada de una multiplicidad de otros: el mexicano
existen otros grupos silenciados que a su vez reclaman la revisión blanco con los ojos hacia Europa, el mestizo oscilando en un ser
de conceptos asentados en la escritura masculina, como los de pe- nunca resuelto, el indígena viviendo un constante despojo. Otros
riodización literaria, influencia y tradición. que, al relacionarse con una mujer, crean diferentes versiones de
Para el propósito general, las ideas anteriores resultan de interés una alteridad femenina, siempre bajo la impronta de un Sujeto
en dos sentidos: en primer lugar, por cuanto se pretende estudiar
la obra poética de una mujer, que constituye, por tanto, una ex-
presión escritural de la cultura femenina existente en el contexto El entorno físico responde a la casa y, en general, a lo doméstico, pero
77

también a la naturaleza y al mundo interior ontológico donde suceden los


74
Elaine Showalter: «La crítica literaria feminista en el desierto», en Textos de pensamientos y emociones de la mujer. El entorno social de lo femenino
teorías y crítica literarias, selección y apuntes de Nara Araújo y Teresa Delgado, incluye figuras femeninas y masculinas con las cuales se relaciona la mujer, así
Editorial Félix Varela, La Habana, 2009, t. II, pp. 597-638. como la poetización de la familia y el tópico de la maternidad, desenvuelto en
75
Ibídem, p. 628. subtemas como el sacrificio a la procreación femenina, la incondicionalidad y
76
Ibídem, p. 633. la sobreprotección.

46 47
masculino».78 Por eso la legitimación de la cultura de la mujer se actitudes ha sido determinante para que su manifestación no se
torna mucho más ardua en Latinoamérica que en las metrópo- extienda, sino que permanezca soterrada bajo las leyes, la acción
lis. Señala Adelaida Martínez79 que estas particulares hallan su de la mayoría de las instituciones y la vida en general.
expresión en la literatura, visible en la diversidad y en la multidi- El movimiento femenino se gestó y desarrolló en afiliación con
mensional especificidad cultural, incorporando la problemática las luchas emancipadoras y, en general, con las tendencias sociales
tercermundista del colonialismo, del silencio ocasionado por la que impulsaron históricamente el progreso cívico. No demandaba
tortura política y la violación ecológica. Yanetsy Pino señala: su emancipación de las ataduras de un orden donde el constructo
en las teorías acerca de la identidad cultural latinoamericana social de lo femenino obedecía a reglas de estricta sujeción tanto en
como efecto de la transculturación, no se le ha dado a la mujer lo físico-biológico, moral y/o espiritual, en lo sexual, como en la
la posibilidad de que realice ella misma una praxis cultural apropiación espacial, asuntos que eran postergados ante la urgencia
que la lleve a ampliar y analizar esto dentro de una perspectiva de las inquietudes libertarias. Por tanto, la vigencia de costumbres y
plural y a la vez singularizante […] Las caras subalternas de la prácticas de exclusión se extendió más allá del término de las guerras
alteridad femenina se hacen múltiples; es lo que Lucía Guerra de independencia.82
definió como la otredad latinoamericana de la mujer.80
Por eso ella percibe que el enfrentamiento a esa otredad ha resulta-
do en una escritura donde los tópicos de lo femenino universal se
matizan y condensan en el manejo de estrategias escriturales para Susana Montero Sánchez, en «Nexos de los constructos identitarios» (en Los
82

desmontar y desmitificar los paradigmas y estereotipos creados por huecos negros del discurso patriarcal, pp. 8-9) señala los rasgos siguientes:
De carácter espacial: la mujer aparecía como un sujeto netamente doméstico,
la cultura patriarcal, ejemplificando con las estrategias re-escritura
ámbito en el que podía y debía desarrollar todas sus facultades creadoras,
y re-valoración de experiencias femeninas como la sexualidad y la toda su actividad y toda su práctica social y patriótica, mediante sus roles,
maternidad, el rescate de la llamada subcultura —tanto en lo que productivos —cocina, costura, aseo— y reproductivos —ya en lo biológico
respecta a la mujer como en la llamada subliteratura o cultura de o en lo social— para el buen desarrollo de la familia y, por supuesto, de la
nación.
masas—, y la utilización del lenguaje para dominar y transgredir.81
De carácter físico-biológico: la mujer era concebida como un ser delicado
En el contexto latinoamericano la presencia de una ideología y frágil por naturaleza, pero con una alta resistencia corporal al dolor. Se
patriarcal se manifiesta en diferentes medidas según cada sociedad. destacaba en ella que era predominantemente afectiva antes que racional, por
En Cuba —aunque no se puede afirmar la absoluta erradicación, eso resultaba muy sensible, incluso con propensión a la histeria.
De carácter moral y/o espiritual: la mujer aparecía como un ser para otros.
pues persiste en comportamientos individuales o en algunas ins- Espontánea, generosa, piadosa pero no resignada, sufrida, fiel. Con alto
tituciones—, el interés constante de la Revolución de abolir estas sentido del orden y la diferencia entre lo bueno y lo malo.
De carácter sexual: la mujer podía ser amorosa pero no ardiente; su sexualidad
78
Lucía Guerra: La mujer fragmentada. Historias de un signo, ob. cit., p. 148. estaba orientada a la procreación, función primera y única.
79
Adelaida Martínez: «Feminismo y literatura en América Latina», en http:// De carácter gestual-conductual: la mujer debía tener movimientos tímidos,
www.correodelsur.ch/arte/literatura/literatura-y-feminismo.html. leves.
80
Yanetsy Pino: Aproximaciones a los estudios de género en la crítica literaria, De carácter ornamental: usar vestidos claros y recatados, joyería sobria.
Editorial El Mar y la Montaña, 2008, pp. 39-40. Relativos al uso idiomático: No tratar temas escabrosos, relativos a su creación:
81
Ibídem, p. 44. no debía gustar de lecturas y espectáculos atrevidos.

48 49
Mirta Yáñez no vislumbra un cambio83 en las temáticas y tra- mejantes».85 El proyecto del estado socialista proclamó la igualdad
tamientos de la poesía escrita por mujeres hasta inicios del pos- entre mujeres y hombres; se abolió, con la instauración de un solo
modernismo. En ese período que contempla aproximadamente partido, la diferencia entre mujeres de derecha y de izquierda. En
doscientos años se conservaron patrones de «lo clásico femeni- las mujeres escritoras los cambios sociales de la Revolución inciden
no»84 y la literatura de corte intimista pasó a ser la alternativa casi por partida doble: uno, desde su condición de género, y otro, des-
exclusiva de mujeres de las bellas letras. Constata la ruptura desde de su condición de intelectuales.86 Desde 1959, la poesía femenina
la segunda mitad del siglo xx, cuando el triunfo de la Revolución cubana se ocupa de los mismos temas que la escrita por hombres al
Cubana comenzó a transformar la nación: «el propio suceso social compartir los mismos acontecimientos sociales que ellos. La rup-
las colocó en plano de igualdad en cuanto a experiencia vital, a tura de los códigos sociales y la creciente toma de conciencia de
asimilación de conceptos y, de hecho, a recibir motivaciones se- género propiciaron el surgimiento de una nueva óptica donde la
mujer empezó a buscar su propio discurso. Mirta Yáñez enfatiza
en la singularidad de la experiencia de la Revolución vivida por las
83
Un elemento diferenciador entre Cuba y Latinoamérica es el efecto de la
mujeres: «por las características sexistas de la sociedad cubana, la
prolongada dominación colonial sobre nuestro país, factor que incide en la incorporación —o el apartamiento— de la mujer al proceso ideo-
permanencia y solidez de la dominación patriarcal. En Cubanas a capítulo lógico que marcó la vida en Cuba (y fuera de la Isla si esa fue la
Mirta Yáñez apunta que, en Cuba, a los conceptos patriarcales se sumaba «la elección) ha estado signada por una ruptura aún más desgarradora
dominación de una metrópoli que contaba entre las más severas en cuanto
a la aplicación de códigos de conducta ligados a la religiosidad cristiana» y y difícil que la del sector masculino».87
que a ello se añade «la sobreimposición de valores tribales provenientes de Temas como el amor, la maternidad, la identidad, la familia,
las culturas africanas allegadas a América e instauradas con fuerza en la tierra el hogar, la fe religiosa, el amor a la patria, el desarraigo, fueron
caribeña. Colonialismo, moral cristiana, religiosidad, costumbres tribales, cobrando nuevos significados. Yáñez señala algunos cambios,88
esclavitud, mezcla de razas, liberalismo, economía de plantación, son los
principales agentes sobre la configuración de la mujer del siglo xix cubano «todo ello con un discurso conscientemente desmitificador de los
y del xx» (p. 32). Posteriormente, el lapso del romanticismo, contexto en
que se definió el pensamiento nacionalista y libertario en Cuba, revela como 85
Ibídem, pp. 56-57.
una de sus contradicciones ideológicas principales el acuerdo con los ideales 86
Helen Hernández Hormilla: «Mujeres en crisis. Una aproximación a la
coloniales acerca de la mujer, es decir, la conceptualización de la mujer en realidad social de la mujer cubana a través de la narrativa femenina de los
términos idealizados y su mantenimiento en un estatus de subordinación. noventa», Trabajo de Diploma, 2008, p. 73.
En este sentido Susana Montero en La cara oculta de la identidad nacional 87
Mirta Yáñez: Cubanas a capítulo, Editorial Oriente, 2000, p. 57.
destaca la importancia que alcanza en la literatura del período la expresión 88
Los cambios señalados son: actitud desprejuiciada ante las relaciones sexuales,
de estereotipos femeninos como la mujer-ángel, la sagrada madre sufrida, la desenfado en el abordaje de los temas amorosos, pérdida de la autocensura ante
heroína y la ilustrada, además de verificar la ausencia de la sexualidad femenina situaciones escabrosas, visión crítica de las relaciones familiares —con cierta
en el arquetipo romántico (pp. 15-16). dosis de compasión bien entendida hacia las mujeres del «pasado»—, tono
84
En Cubanas a capítulo Mirta Yáñez ofrece una pertinente interpretación de irónico acerca de la pareja, protesta ante los rezagos de la moral conservadora
«lo clásico femenino» al referirse a escritoras; señala la correspondencia con y machista, erradicación de posturas sumisas, suplicantes o pasivas, rechazo
el pensamiento de estirpe señorial, que aspiraba a reducir la imagen cultural explícito a mantenerse dentro de roles secundarios, autorreconocimiento
de la mujer a la pasión amorosa tradicional, de modo que no tenía derecho de su posición en el mundo, lucidez analítica ante otras figuras femeninas,
a abordar otros temas, ni siquiera otros géneros que no fuesen el diario, la pérdida de la falsa solemnidad ante el fenómeno de la maternidad, nostalgia
epístola y la composición lírica. ante determinados detalles del pasado inmediato, desgarramiento por la tierra

50 51
códigos patriarcales y su paradigma de «lo eterno femenino»».89 plicidad de identidades, que van más allá de las distinciones gené-
Afirma que «la generación de poetisas nacidas entre los alrededores ricas más estudiadas, lo femenino y lo masculino. En este sentido,
de 1940 y 1965 no se reconoce por sus propias integrantes como la sociedad, la cultura, la historia ejerce una violencia explícita e
homogénea […]. En unas se nota una búsqueda de interpreta- implícita sobre cada sujeto.
ción ética del mundo; en otras, la búsqueda de una profundidad La resistencia de cada identidad femenina no debe limitarse ex-
conceptual que reevalúe la realidad desde la óptica auténtica de la clusivamente al enfrentamiento con el Otro masculino. La identi-
poesía».90 dad genérica es agredida, violentada, y la emancipación debe estar
A partir de lo expuesto, se concluye que en la conformación del por encima del enfrentamiento. Desde disímiles ejemplos cultura-
concepto de lo femenino asociado a la cultura cubana intervienen les se puede comprobar que el Otro masculino en tanto individuo
componentes que ratifican la vigencia de patrones heredados de es también violentado por el ordenamiento patriarcal: al partir de
la cultura patriarcal, de larga hegemonía en la historia cultural no un empoderamiento evidente está obligado a mantener ese estatus
solo en Cuba, sino también en el continente americano. Estos se y por tanto reproducirlo.
encuentran actualmente en una tensa relación con otros compo- Escuché en algún lugar a una mujer palestina expresándose so-
nentes vinculados con el desarrollo de una conciencia de género bre la solución del conflicto con Israel: la redención no es comple-
en condiciones propicias para la participación social de la mu- ta si en la lucha no redimes también a tu enemigo. Por extensión,
jer. De ahí que se produzcan expresiones de un cambio de signo aplicado al objeto de este estudio, concluyo: la redención de la
en determinados tópicos tradicionalmente femeninos —como la identidad femenina no es completa si no se redime al Otro, en pos
madre y la maternidad, o la casa y el mundo doméstico—, que de la redención humana.
aparezcan redefiniciones de la identidad femenina contentivas de
visiones desprejuiciadas sobre los roles sexuales o de la procrea- Sujeto lírico femenino
ción, o que exploren el cuerpo y el erotismo femeninos. Se verifica La calificación de femenino se produce desde que el sujeto lírico
además una ocupación del espacio público, en concomitancia con asume la identidad femenina y desde esta asunción se expresa, se
la adopción de perspectivas intelectuales y reflexivas que ahondan proyecta, ya sea explícita o implícitamente, de manera consciente
en la eticidad para manifestar preocupaciones por los destinos so- o no. J. Slawinski reconoce marcas para determinar al S.L., destaca
ciales y humanos. los pronombres, sus variantes, y refiere que no son solo aquellos
No se puede dudar que con la asignación cultural del género los que señalan a la primera persona, en correspondencia con las desi-
sujetos están subyugados por la opresión-imposición de la socie- nencias verbales y los pronombres posesivos. Se debe aportar que
dad al tener que identificarse con el género asignado, para no ser para identificar esta asunción de género las marcas más evidentes
marginados por ella por contrariar las normas prescriptivas, una resultan los pronombres y sus variantes que indican el género fe-
sociedad que todavía no entiende ni está preparada para la multi- menino: «ella» o «ellas» (por ejemplo en casos en que habla de sí
perdida, registro periodístico de la realidad, refutación de los artificios vigentes misma en tercera persona del singular o del plural) y sus variantes
ante el tratamiento de algunos temas. «la» y «las». Otras identificaciones evidentes se dan a través de los
89
MirtaYáñez: Cubanas a capítulo, Editorial Oriente, 2000, p. 57. morfemas de género femenino, las marcas del género (por ejemplo
90
Ibídem, p. 70.

52 53
en un sentido biológico se halla el cuerpo femenino asumido co- Se precisó que el término sujeto lírico se refiere a una proyección
mo tal). Las identificaciones veladas cobran visibilidad mediante o representación interpretada del poeta, sujeto empírico y creador;
el procedimiento de los imaginarios simbólicos91 y el propio mé- este S.L. asume y es determinado por su identidad personal, gené-
todo de las marcas de género92 a través de la presencia de isotopías, rica y cultural. Por eso, en el S.L. se representarán estas identidades
esas recurrencias semánticas y formales que posibilitan agrupar los interrelacionadas, y en el sujeto lírico femenino se precisa por su-
rasgos para caracterizar la configuración del sujeto lírico femenino. puesto una identidad femenina, pero no tiene que coincidir con la
identidad femenina del sujeto empírico-poeta, en ese sentido cada
91
El imaginario simbólico femenino es un procedimiento de relectura y análisis poeta está liberado de proyectar en mayor o menor medida su yo y
a los textos literarios, sobre todo de hechura femenina, con el propósito de
reivindicar la imagen de la mujer en la literatura, y descubrir la peculiaridad
de transferírselo al sujeto lírico. Debe quedar claro que cuando se
de la escritura femenina. La profesora Osneidy León en su tesis «La poesía habla de sujeto lírico, aunque hallan transferencias de sentido del
villaclareña escrita por mujeres desde 1980 hasta la actualidad: acercamiento sujeto empírico-poeta al S.L. y viceversa, el sujeto lírico es ficcio-
desde un enfoque de género» cita los estudios de la Dra. Elena Yedra Blanco, nal y no tiene que proyectar una identidad idéntica a la del sujeto
específicamente «Los imaginarios simbólicos en la literatura. (Notas en
torno a un concepto para un estudio de historiografía literaria colonial)»,
empírico-poeta. No obstante, generalmente, se pueden identificar
quien señala que el concepto de los imaginarios simbólicos se nutre de las marcas identitarias del sujeto empírico-poeta en el sujeto lírico
varias ciencias humanas: la historia de las mentalidades, la antropología, los y femenino, porque el texto es el espacio donde el sujeto empíri-
estudios culturales, el psicoanálisis, la hermenéutica, la crítica y la historia co-poeta se desdobla e incluso, en este sentido, el sujeto proyecta-
literaria. Menciona que la literatura «no solo plantea los imaginarios sociales e
individuales, sino que los construye mediante […] la palabra: los imaginarios
do puede ser más auténtico, puede ser una proyección del yo (más
se construyen simbólicamente en un discurso». Existen dos modos de analizar oculto) del sujeto empírico-poeta y por ello más fiel.
los imaginarios: mediante operaciones de interpretación simbólica, con base en Al caracterizar la configuración del sujeto lírico femenino en la
la idea del subconsciente colectivo (donde imágenes-tópicos son inventariadas obra poética de una mujer se corre el riesgo de identificar a sus su-
en la lectura), o concibiendo los imaginarios como construcciones que
expresan el poder creador de las comunidades históricas y que son esgrimidos jetos líricos femeninos con la sujeto-mujer-autora, lo cual, como
en la conquista de sus identidades. Permite el estudio de tópicos textuales dije, sería un error. Lo preciso es afirmar que Lina de Feria desde
o imágenes provenientes de la cultura que reciben un peculiar tratamiento su obra ficcional va a proyectar la representación interpretada de
simbólico-literario. Algunos autores no parecen identificar la relación entre sí misma desde la configuración de la identidad femenina en cada
imaginario simbólico femenino y marcas de género, pero otros aceptan su
existencia e interconexión; el imaginario simbólico es revelado mediante las sujeto lírico.
marcas de género. Las isotopías permitirán caracterizar la configuración del sujeto
92
El estudio de marcas de género constituye un método de relectura y análisis de lírico femenino desde sus identidades femeninas en relación con
la escritura femenina. Se refiere a las isotopías cosmovisivas en la expresión otros elementos asociados como el cuerpo femenino, el espacio
de lo femenino, que van más allá de las determinantes contextuales. Resaltan
marcas textuales-escriturales que apuntan a los imaginarios simbólicos físico y el entorno social,93 mediante el vínculo con otros sujetos
femeninos. Mijaíl Bajtín, en sus estudios cronotópicos expuestos en femeninos y masculinos.
Problemas literarios y estéticos (Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1986)
se refiere a las series, como elementos que se reiteran en los textos, algunas
de estas series se tendrán en cuenta al referirnos a las marcas de género, por
ejemplo la del cuerpo (como hacen Adelaida Martínez y Nara Araújo) y la de El entorno social se expondrá en la medida en que se caracterizan los sujetos
93

la casa (como señala Elvira Gangutia). líricos femeninos desde los aspectos señalados previamente.

54 55
Tres: Representaciones de la identidad lectual. Y «puramente» resulta un adverbio inexacto, porque aquí
las tipologías femeninas se entrecruzan, se abrazan, de modo que
en múltiples casos son inseparables. No obstante, sus jerarquías
visibilizan los rasgos que pretendo iluminar.
El sujeto intelectual atrae, en primer lugar, por el buceo en lo
humano, de forma tal que toda reflexión devuelve temas reseman-
tizados. Lo intelectual y emotivo se funden, y los penetra una
exquisita sensibilidad desde la que se filtra el universo en conso-
nancia con el sentimiento provocado. Nunca un asunto es frívolo
S.L.F. intelectual ni ajeno, las vivencias vuelven a experimentarse en el espacio del
poema, en él ocurre su primera realidad, el tema existe dentro
El S.L.F.94 intelectual proyecta una sólida marca identitaria que re- del poema, es para y por el S.L.F. Es decir, la comunión entre yo
corre toda la obra poética de Lina de Feria, desde los poemas más ontológico, femenino e intelectual conforman esta personalidad.
intimistas hasta los que desprenden un aliento puramente inte- Lo humano abarca múltiples universos poéticos que al ser frag-
mentados en cada poema hacen pensar en secuencias de imágenes,
El corpus investigativo recorre veinte libros de Lina de Feria. Hasta la fecha
94
secuencia de emotividades y discursos desde los que fecunda el
en que se terminó el estudio su obra poética abarcaba diecinueve poemarios,
incluido Los poemas de la alquimia. Posteriormente se añadió el texto Las sujeto intelectual. Le preocupa dentro de lo humano todo o casi
nuevas soledades al corpus. Es decir, no se analizará Jaque a la muerte, Los todo, porque cada detalle en la voz del sujeto se dispara hacia lo
aires de Antinoo y Los cristales que te hincan. Fueron escogidos los poemas externo y hacia lo interno humano, un megáfono semántico y re-
en donde el S.L.F. se manifiesta de manera explícita (mediante morfemas de flexivo que se fragmenta en miniaturas que conquistan zonas no
género femenino o alusiones al cuerpo femenino u otras marcas de identidad)
o implícitamente (se evidencia una identificación con la biografía de la autora explícitas.
que se hace acompañar de otros elementos que caracterizan al S.L.F. como: Explícita resulta la búsqueda del sentido de la vida o su anta-
los que aluden al hijo o a la hermana cuando no se nombran o cuando ellos gónica, la muerte, con el fin urgente de encontrar la verdad y ser
son identificados como Sebastián José y Dulma, respectivamente, los que su portavoz; la defensa de la espiritualidad ante la cosificación; el
evidencian un S.L. que manifiesta vivencias, relaciones de pareja y amistad).
Se organizó el corpus en dos grupos que se subdividen en tres partes. Estos impulso dialógico entre lo externo y lo personal; las dicotomías
dos grupos aúnan los poemas con el S.L.F. explícito y con el S.L.F. velado. Las trascendencia-instrascendencia; comunicación-incomunicación;
subdivisiones responden a los poemas que son dedicados a mujeres, los que compañía-soledad; la persecución sobria, a veces apacible y otras
presentan un sujeto femenino y otros que integran cada grupo pero que no veces desesperada de un hallazgo redentor, donde lo mejor y más
presentan estos rasgos. De esta forma, el corpus quedó integrado por noventa
y nueve poemas con el S.L.F. explícito y ciento ochenta poemas con el S.L.F. auténtico de lo humano encuentre su camino ascensional. El su-
velado. Los explícitos los subdividí en tres: veintiún poemas con sujetos jeto se apropia de sus experiencias o las ajenas, y las presenta
femeninos, seis dedicados a mujeres, y los otros, setenta y dos. El grupo de vivas; lo sorprende una emoción, y al contemplarla lo desnuda.
los S.L.F. velados se subdividió igualmente en tres grupos: cuarenta se Toda contemplación fue inicialmente emotividad, y en su sentido
corresponden con sujetos femeninos, ocho con dedicatorias a mujeres y ciento
treinta y dos poemas integran la otra subdivisión. En resumen, la muestra más exacto, sentimiento. Por eso el S.L.F. desnuda la existencia
seleccionada integra una totalidad de doscientos setenta y nueve poemas. humana, la penetra y recoge los generadores de vitalidad. Después

56 57
traduce sus vivencias, las interpreta a través de palabras, y desde es, se presenta, la vida inexistente no está, pero sí su nostalgia, la
ellas con gestos, actitudes. lejanía de lo muerto; cuando la muerte no es, la vida existe en su
La vida es el mayor misterio y por tanto la angustia mayor. Una plenitud, pero la muerte la ensombrece en su ausencia acechante.
vía para conocerla es verter sobre ella multiplicidades de topos in- La vida se alcanza entonces entre las muertes, le antecede la muer-
teriores: las reminiscencias, la naturaleza, la soledad, algunas gran- te de lo inexistente, y le prosigue la muerte de lo culminado. Por
des pasiones y miedos. Esos espacios descansan principalmente en eso distingue a este sujeto el sentirse transeúnte. Y lo que en al-
las memorias. El siguiente fragmento lo explicita: gunos casos parece vulnerabilidad y en otros fortuna, no socava la
Tiene tantas brumas la existencia dignidad de saberse humano. Vulnerabilidad y fortuna se fusionan
que a veces los páramos como dos planos de una misma condición, unidad que restaura la
son alivio para la pupila quieta y honda. fuerza y determinación para, en un primer momento, sobrevivir, y
Reflejos somos del polvoso camino posteriormente, vivir a plenitud. Esta plenitud determina la tras-
por donde escapan los atormentados seres. cendencia. Y al trascender se burla lo que se creyó perdido para
[…] siempre. El próximo ejemplo constituye un fragmento de uno de
Quiero retornar a las mañanas verdes los poemas centrales y un S.L. entronizado en su condición. En
la pradera sin candil este caso los sujetos familiares de la infancia, ya perdidos casi para
en las que el sol siempre, trascienden por la plenitud alcanzada en su tiempo de
guardaba una magnífica estela vida, si no para ellos mismos, sí en lo plenas que fueron sus expe-
de huellas de ardillas y pasos de aves. riencias para el S.L.
Lenta estoy las bocacalles suturan los canales
pero quisiera una sola ida hacia el crepúsculo por donde lanzo
Allí los verdugos caen ­alcantarilla abajo­
y en solitario gesto me acomodo. las agudas tristezas de la noche.
(«A destiempo»; 19)95 […]
La dicotomía vida-muerte contiene una tensión que se desata quisiera resucitar como una siberiada
constantemente en nuevos motivos temáticos, con tratamientos todos los que me dieron soplo de vida en la felicidad
semejantes o contrarios, que no pertenecen solo a la realidad del y que ya no existen porque la muerte
S.L. sino a mundos oníricos, surreales. La muerte no es concepto, como lanzabalas del mundo
es una fuerza amenazadora, intrigante y misteriosa, mientras que cercena las pupilas hondas
la vida es, existe y en ese sentido es omnipresente para el S.L., la hacia la nada y el olvido.
muerte se levanta siamesa desde la inexistencia. Cuando la muerte […]
abrir un libro era entrar en la quintaesencia de la huida
mientras mi madre reflexionaba sobre alguna teoría matemática
A partir de aquí se referirán los poemarios a los que pertenecen los textos
95
y mi padre hacía su revista con papeles y líneas
citados mediante numeración que se puede consultar en la bibliografía.

58 59
mi hermana y yo estábamos en una tienda de campaña el exergo
buscando el oro de las quimeras o la pobre explicación de que fuimos
y el mundo era también la guerra de la descolonización por eso
los trágicos andares de los barcos hundidos es que transgredo la máscara
el fin de las ballenas y entonces una nieve mi cálculo
[…] un perro que me pide
y todo pasaría más raudo que la edad el pan de la despensa
con una violenta ráfaga de impaciencia la sangre que ya tiene arritmia
hasta que casi adolescentes de las aguas marinas flor oscura de un porquerizo aire.
bebimos en el mar las copas para siempre por eso en la ventana
que desbordaron como cascadilla ingenua hay huellas que restauro.
la memoria que hoy nos inhibe a un signo inmenso del amor («Postal sin academia»; 6)
y el misterio de estar vivo y ser exactamente humano. No afirma explícitamente su identidad femenina, sin embargo,
(«Transeúnte»; 18) la cercanía a la historia biográfica y la biografía de la autora es
La dicotomía vida-muerte deduce la angustia por el tempus fugit: evidente. Esto previene sobre la sinceridad del poema y la explí-
hay una desgracia de mirada en el ámbito cita afirmación de identidad personal que inicia con la declara-
mientras la vitalidad del río ción enérgica de lo que impulsa a este sujeto (en el que, como he
se aquieta entre los círculos de helechos. mencionado, se unifican el yo ontológico, femenino e intelectual):
quisiera cernirme en la comida de las palomas encontrar respuestas, cuestionar la vida, no resolverla con justifi-
y desaparecer de pronto de las guerras. caciones o experiencias prefijadas, transgredir lo que parece o es
pero oigo normal, desde una vida vivida, desde el micromundo personal,
oigo siempre las campanas del tiempo íntimo. Su inconformidad se evidencia al decir: por eso en la ven-
domeñando mi muerte tana/ hay huellas que restauro. Afirmación que sostiene en el poe-
que es solo hasta ahora un precio fijo mario Las nuevas soledades, de 2015, diecisiete años después: ahora
un huir en lontananza la sequedad y el hundimiento/ parecen ser hermanos/ atrás pájaros
cuando me devora el sol negros/ atrás los consabidos atlas que se derrumban/ atrás/ tal vez más
(«Segundo desprendimiento: IV»; 20). solitario que un pez de las Marianas/ mi ojo vagabundo cuestionando
al sol («Primer desprendimiento: I»; 20).
La cosificación del espíritu recala en su mirada: la conformidad En este mismo poema, y anterior a este rotundo cierre semán-
ante lo cuestionable, lo dudoso, el perder el ímpetu de búsqueda tico, reflexionaba el sujeto sobre las causas que desalientan el alma
de la verdad, fuerza que guía al encuentro y a la salvación de lo humana. Vislumbra sus perjuicios desde una dimensión corporal
exactamente humano. El S.L. se autoafirma: que tiene connotaciones espirituales:
a mí no me parece posible la salida A veces queda el cuerpo como cortado en dos:

60 61
de un lado los afanes guez Santana96 la búsqueda insaciable de aquellos espíritus afines,
y del otro lado todo lo que fue imposible los amigos y las amigas, sobre todo las amigas, como salvaguarda
[…] o salvavidas del equilibrio mental y emocional del S.L.F. que, en-
la antigua madre de nudillos nobles tre otros beneficios, le asegura la compañía y aminora el «tiempo
desde su polvorienta estadía entre los muertos de soledad». Esta observación es cierta, pero no solamente es un
pide «piedad para el que sufre» receptor de la salvaguarda filial, él mismo podrá salvaguardar a la
no va quedando sangre ni venas humanidad, y dentro de ella manifiesta especial atracción por los
ni capiteles de renombre. que pertenecen a su universo íntimo, y por los desposeídos, que
somos el continuo deglutir de la castaña una vez contemplados integrarán ese mismo universo: «Si alguien
la nuececilla que se hunde en el mar. abofetea al pobre de los cerros/ recordaré la fuerza de mis puños/ y
La incomprensión ante la vida caracteriza al sujeto: yo ya no en- revisaré los minutos del tiempo en que medito/ hasta encontrar la
tiendo/ qué es lo que pasa con la vida/ si estamos bien siniestros/ co- turba asesina de la infancia/ en una familia pobre («IV»; Voy a tener
mo gargantas trabadas diciéndonos: allá viene este con su historia a el derecho; 2). En relación con las figuras marginales se evidencia
molestarnos («XI»; 8). Ante estas preocupaciones cree encontrar la exaltación de pequeñas cualidades como una de las respuestas al
solución en las miradas hondas. Inquieto ante el existir, siente su rechazo, así como la preferencia por encontrar en ellas un descanso
vocación previsora: estaré siempre observando cuestiones como estas/ que conduzca a la quietud.
junto al abrojo del bien y la soledad del movimiento («Continuidad»; El texto «Poema para la mujer que habla sola en el parque de Cal-
19); para ello propone un enfoque desde la humildad. Desde una zada» del poemario Casa que no existía (1968) sobresale en cuanto a
perspectiva diferente, marcada por un topos nuevo, que puede ser la alusión de un sujeto femenino marginado. Desde un lente ima-
el cielo, vuelve su mirada sobre las problemáticas y entonces los ginario se asiste a las significaciones de la loca que dialoga consigo
problemas se miniaturizan: Pequeños son los continentes/ cuando el misma sentada en un banco. Percibe en ella no el ser arquetípico
mundo se mira/ desde el sinfín de los cielos./ errabunda medito en los para la sociedad sino a un ser humano que, dueña de un pasado,
estelares/ médula de los congéneres./ súbita llega la marea/ y destrozo pudo ser cualquier persona, aceptada o no socialmente. Se pregun-
las heráldicas de la noche/ porque impaciente/ maduro la nueva for- ta quién hubiera sido: la madre, la concertista, la prostituta, etc. En
ma/ que dará brillo al transeúnte («XXVIII»; 10). su discurso se avizora desde el comienzo la empatía, recurriendo a
El ser humano universal se congrega en su discurso desde sus partir del primer verso a demostrar su indefensión ante la vida. La
dimensiones ontológicas y materiales. Su actitud protectora forma sombrilla de huecos es la primera descripción a la cual acude y, ya
parte de su preocupación por lo humano. Es frecuente que ini- desde este momento, establece que es un ser desprotegido del sol,
cie desde su propia experiencia para alcanzar la universalización, de la lluvia. La loca es entonces, en el discurso del S.L.F., un «gajo
allí su carácter protector ensancha sus fronteras. La protección se contra el suelo», incrédula de todos, incluso de sí misma. La rei-
corporiza desde las unidades de significados y se visibiliza en las vindica como ser humano. El sujeto señala que no miente, porque
actitudes hacia el partenaire. A través de estas últimas se despliega
este sujeto empático, solidario, humilde, valores que permiten una 96
Efraín Rodríguez Santana: «Conversación con íntimos», en Lina de Feria: País
interacción más fidedigna con los otros. Enuncia Efraín Rodrí- sin abedules, Ediciones Unión, La Habana, 2003, p. 10.

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lo que para los cuerdos es mentira, constituye su propia verdad: «si no, y los humanos, especialmente aquellos desprovistos de defen-
mientes, mientes con tu verdad». Del mismo modo, la reivindica- sa, desposeídos, los más perjudicados. Espejismos son, espejismos
ción se explicita al expresar que ella es: «patética y extraordinaria», que se levantan, suceden frente a un sujeto sensible que no puede
y constituye un personaje de Antonioni o Buñuel, un absoluto para actuar físicamente, pero sí a través de la palabra. Entre ellos desta-
Dostoyevski, y que sus manos son para Chagall. Estas referencias co al que me parece el más logrado:
le aportan al sujeto una dimensión pictórica exquisita. Del mismo Cuando existía un tiempo
modo que el cine surrealista quiso abolir la burguesía mezquina, se al que llamábamos anciano y moribundo
proyecta la imagen de la loca como una denuncia a la marginación se enfrentaron los pueblos luchando por la tierra.
social. El mayor vínculo humano toma forma cuando el S.L.F. Se mezclaban las razas y el hombre se olvidaba
reconoce que la loca está cercana a los artistas que menciona, y a de la hermandad y de la mansedumbre.
sí mismo: estás cercana a ellos de alguna manera/ como lo estás de mí No voy a cantar con sencillas palomas
en algún sitio común de la vida. Desde la reivindicación de la loca lo que debe ser alarido del mundo.
como sujeto marginal se produce una reivindicación de la mujer y, […]
en general, una defensa del ser humano. Palestina no tiene el sitio para el dátil
El pueblo palestino, nuevo partenaire, recibe la atención del no tiene la palmera de los sueños
S.L.F. en el poemario El libro de los espejismos (2010). El texto
no tiene el niño que no sepa ya lo que es el cuerpo masacrado
aborda el conflicto de Palestina desde un intimismo acendrado,
la extraña bestialidad de los cinceles fustigantes de la guerra
siendo el único poemario de su tipo dentro de la obra poética de
y por él es que entono el brote de las flores
Lina de Feria. Acude a abordajes escurridizos que coquetean con
evito las discordias para soñar sin fuegos
las líneas político-sociales, intentando clarificar el asunto pero solo
protejo los silencios de los que están callados para siempre
son rozaduras, porque de nuevo emerge el S.L. que filtra el univer-
con unas canciones de otros timbres
so a su individualidad, se apropia desde lo íntimo, desde lo sensi-
en las que el hombre adquiere su belleza.
ble. Tanto por la temática como por la estructura puede ser leído
(«Espejismo XI»)
como un gran poema constituido por quince espejismos. No obs-
tante, ello no presupone que sea el único tema, porque igualmente Las alusiones a personajes históricos y literarios se enfrentan a las
aparecen leitmotiv que acompañan constantemente al S.L.F. En historias canonizadas por la visión patriarcal, sobre todo en lo que
este caso los motivos se hallan bajo la crueldad de la masacre, del respecta a los mitos de Agar, Dánae, Penélope y Eva. Este últi-
hombre contra el hombre, contra la fe y contra sí mismo. Se nota mo ejemplo no se evidencia de manera explícita como parte del
el ansia de solución, el lamento por todos los implicados, el ser discurso; en su lugar, el sujeto asume posiciones reveladoras con
humano merece la vida y la plenitud, deteniéndose en la alusión a respecto al mito bíblico de la creación, en específico la manzana:
los niños. Aunque este S.L. es novedoso dentro de la obra poética con sus ojos tan negros/ oh tan negros/ como si mi frente mordiera la
al responder a una motivación particular y diferente, su enfoque misma/ manzana de la historia/ y el paraíso de Milton encumbrara
se asemeja a los sujetos líricos de los que hemos hablado. Se afirma mi cuello/ mientras mi vientre padece con la línea del mar («Frente
nuevamente su sensibilidad, empatía y solidaridad con lo huma- a ese cuerpo»; 6). Codiciar el cuerpo del Otro o la Otra (no se

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aclara) representa un discurso de autoafirmación desde el deseo; a intuir no es más fácil que saber y saber
partir del texto reivindica la postura de Eva al comer la manzana. es mucho más difícil que aceptar
Agudiza el acto al manifestar que su frente, símbolo de orgullo, de noche de rieles viejos y de miedos de una
firmeza, y en especial de conocimiento, sería la que mordiera la completa desaparición de la delicadeza
manzana de la historia. en la vida por horadar los cuerpos
Resalta el hedonismo hacia las artes, estas inspiran, aquietan. en la muerte por no entenderla nunca.
Refiriéndose a Las nuevas soledades, Enrique Saínz señala que la silbar es un pretexto para no oír el grito
cultura se integra a estos poemas como un estilo de vida, no como desgarrando los cuentos de palomas
sabiduría del intelecto, «es una manera de mirar y de sentir, no de en el umbral interno de la vida.
conceptualizar»,97 el arte forma parte indispensable del universo […]
íntimo del S.L.F., de su sensibilidad y cosmovisión. Estas referen- puse corolas en su cintura tenue
cias se entremezclan con su pensamiento, apreciable en temáticas puse el abismo de una cruz compartida
como la trascendencia: y llega el niño de Reynolds/ azul siempre alto entre el desasosiego de poemas inconclusos
siempre/ a elevar las palomas y las garzas/ porque/ no hay otra manera y ahora es que me veo bien temerosa
que la trascendencia; o transformarse cuando se quiere convertir en de vivir sin la angustia que me daba su pérdida.
parte de la pintura: la paletada de Van Gogh me alela […] y yo que no te doy el buen verso
ensimismada/ me quisiera volver/ el aceite del fondo («7»; 6), soy una ni te digo en los adioses que el retorno
especie de paletada de aceite/ ennegrecido («Ante el pozo de agua»; es silueta que la ida es fantasma
15). Destacan las alusiones a escritores de la literatura universal y que al llegar nos convence la noche con panoramas hondos
nacional, entre ellos: Dante, Rousseau, Pablo Neruda, Benedetti, mira mi letra
Wichi Nogueras, César López, Cintio Vitier, y especialmente es- ahora ya no hay endemoniados prados
critoras como: George Sand, Marguerite Durás, Emily Dickinson. buscando sus leones
Con respecto al cine, las referencias son variadas: Henri-Georges sino el ausente mar
Clouzot, Federico Fellini, etc. No ignora la música de composito- sino el ausente cuerpo buscándome en mi cuerpo.
res internacionales y nacionales de la magnitud de Frédéric Cho- («La seguridad en la vida»; 5).
pin, Claude-Achille Debussy, la jazzista Maggie Prior, Schubert y Entonces, el sujeto lírico femenino intelectual encuentra en el cono-
el cubano Pablo Milanés. cimiento un camino para el crecimiento espiritual, lo que conyeva
Cuando el S.L.F. escribe se empodera de su propia palabra y a la plenitud que resulta acaso el hallazgo más significativo, para
desata en mayor escala su autorreconocimiento, comprende que encontrarlo emprende su búsqueda en la existencia humana. Se
en su escritura se halla: trata de una identidad femenina con proyección intelectual, pre-
sente en todos los sujetos líricos, que se identifica en equidad de
¿A qué buscar explicaciones de lo que ya sabemos?
poder con el sujeto masculino, intelectual o no. Incorpora or-
gánicamente referentes artísticos. No predominan los enfrenta-
Enrique Saínz: «Lina de Feria: toda la poesía», en Las nuevas soledades, Editorial
97

El Mar y la Montaña, 2015, p. 15.


mientos directos ante el orden patriarcal, ello se debe a la libertad

66 67
identitaria e intelectual de un sujeto femenino que no se halla repetición de visiones patriarcales. Siempre que la mujer no perciba
amenazado por el Otro masculino. Así como la identidad femeni- la maternidad como su destino inescrutable, defiende su condición
na posee un tratamiento simbólico fuerte, lo tendrá su resistencia. humana y, dentro de ella, su identidad genérica. Escribir sobre la
Lo imprescindible es lo que unifica, no lo que segrega. Por ello maternidad es una forma de autorrepresentarse, como bien señala
con su discurso desde el que asume distintos roles se empodera y Yanetsy Pino en Género, ideología e identidad…;99 cuánto más no
escribe su propia historia. lo será cuando se configura una personalidad supuesta, S.L. madre,
en los textos de una poeta. Lina de Feria cree en la maternidad. Es
S.L.F. madre98 impresionante la intensidad del sentimiento materno de sus S.L.s
Sabemos que la maternidad se ha asociado siempre con la iden- si se parte de la lectura del poema «El último balazo», cuando
tidad femenina, al punto de identificar a la mujer con su rol de inicia con la confesión sincera dirigida al hijo, partenaire, para
madre de modo infalible, obligatorio; desde este punto, la incapa- decirle: Hijo que en mi destino/ tuvo el emergente sueño/ de venir
cidad para ser madre —por el motivo que fuere— justificaba en de la nada. La maternidad no es destino, naturaleza ni deseo, fue
el imaginario colectivo la marginación de estas «mujeres incom- casualidad, una feliz casualidad. Pero a este poema me referiré
pletas o no mujeres». Les ha tocado a ellas mismas, las que tienen más adelante.
conciencia de género, asumir la maternidad de manera diferente: El S.L. madre se construye en esta obra poética como sujeto
como posibilidad, no como naturaleza. Asumir el asunto de la femenino relevante. Recuerda los tratamientos más frecuentes del
maternidad como fin identitario ha tenido formas diversas en estas discurso literario femenino sobre el tema de la maternidad, en que
mujeres concientizadas, formas que versan desde el rechazo a ser la figura de la madre se asocia al sentimiento de profundo amor
madres hasta la feliz exaltación al serlo, y antes de serlo, desearlo, hacia su hijo, desplegado en subtemas como la protección, la in-
buscarlo, y entonces vivirlo. Ambos extremos y las posturas inter- condicionalidad y el sacrificio materno.
medias perciben la maternidad como opción, no como fin prime- El sacrificio prepondera instaurándose el tema central en poe-
ro de ser mujer. Reitero esto, sin ser la primera en anunciarlo, por- mas como «A mi hijo» (15), donde señala: y le daría/ ese suave
que hay un miedo silencioso que recorre con bastante frecuencia olvido de los rencores/ con que se puede sentir lo amable/ lo profunda-
los textos de escritoras, y estriba en creer que sentir orgullo por el mente carne viva/ que es este amor inexplicable. El sujeto se siente
deseo de la maternidad, serlo, o escribir sobre ello es una forma de capaz de introducirse dentro de una bestia si con esa acción lo
protege: si tuviese que introducirme/ en la boca distante/ de la bestia
apocalíptica/ para salvar a Sebastián encubierto/ de los golpes de la
98
Para profundizar en esta tipología consultar: Victoria Sau: Un diccionario vida/ haría nudos de mis huesos/ castigaría mis cabellos/ en los dien-
ideológico feminista, Editorial Icaria, Barcelona, 1981, p. 148; Mercedes
Arriaga: «Alda Merini: la gran madre, la madre terrible, la madre desalmada», tes múltiples de los tiburones. Este ejemplo ilustra la anulación de
en http://www.escritorasyescrituras.com; María Esther Quintana Millamoto: la vida del sujeto madre y en tal sentido expone lo más intenso:
«La erotización del cuerpo materno en la poesía de Ana Istarú», en Casa de la flagelación, con especial atención en la flagelación corporal,
las Américas, No. 25, enero-marzo, 2008, La Habana, pp. 120-125; Lauren
López Yera: La configuración del sujeto femenino en la obra poética de Ángel
Escobar, Trabajo de Diploma, Facultad de Humanidades, Universidad Central 99
Yanetsy Pino: Género, ideología e identidad en poetisas espirituanas, Editorial
«Marta Abreu» de Las Villas, 2013. Luminaria, Sancti Spíritus, 2009, p. 78.

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donde se integra el cabello, signo de la mujer por la salvación del La voz del hijo permanece cerca del sujeto madre. Si no lo oye,
Otro-hijo. La ternura que se revela en estos versos, sobre todo a entonces busca la forma de acercarlo en la realidad que la rodea:
partir del adjetivo «suave», se exhibe con asiduidad en otros poe- no ha llegado tu voz/ por el hilo invisible de la noche/ pero el ajetrear
mas, donde el consejo se yergue explícito: recuerda siempre hijo me lleva/ a sentirte más cerca/ lanza de mi cuerpo/ escudo breve («16»,
que/ la manera de crecer en aptitud de trascendencia/ es ser humilde 7). Sin embargo, lo que le ofrece el entorno empequeñece para el
en la voz de los hombres («A Sebastián José»; 7). Estos versos con- sujeto, quien le dice al hijo: pero nada me devuelve todo/ lo que eres
tienen una mirada que se reiterará: la trascendencia conlleva ne- para mí: visión de mi futuro/ mares abriéndose en mil partes/ abrazos
cesariamente la humildad, por eso le orienta una forma de vida: de los soles altos/ y nubes alegrándose de cuanto nos acontece. El hijo
recoge del piso el objeto que cae, y a la vez devela sus aspiraciones nunca aparece asociado a la pérdida de la libertad o la imagen de
para con su hijo, que sea conocedor del mundo y lo comparta degradación estética del cuerpo, se convierte en signo de fortale-
desde la expresión de sus ojos: y luego/ solo traes a mi temblor de za. Comparte dos aspectos, el de protectora y el de protegida. El
madre/ la fiesta de tus ojos/ amplios del universo. Estos últimos ver- protectorado del hijo se despliega desde varias circunstancias al
sos evidencian una característica que reconoce el sujeto en todas sustraerla del silencio.
las madres, el «temblor», y dentro de su campo semántico afirma Su amor, circundado a veces por la distancia, no impide que
la preocupación y protección como parte de su visión de la ma- sienta la cercanía de su hijo Sebastián. El nombre del hijo consti-
ternidad. tuye un dato muy interesante en cuanto a la coincidencia con el
Se presenta a partir de comparaciones con los sujetos Jonás, análogo de la autora, avistamos una transferencia de la autora al
quien forma parte del discurso bíblico, y Gepeto, personaje de la S.L., a la vez que nos percatarnos de este rol: la actitud del «yo» ha-
literatura infantil, así como con Dios en relación con su creación, cia determinados elementos de la biografía del escritor. Esta trans-
la Tierra, y establece un paralelismo entre Dios-Tierra y madre ferencia intensifica la relación entre el S.L. y la autora, creando el
(S.L.F.)-hijo (Sebastián), así instaura una identificación entre el sentido de una plena identificación entre ambos, lo cual difumina
Dios cristiano y sujeto madre (Dios-creador de la Tierra; ma- los límites de la ficción del S.L. y refuerza el intimismo con que se
dre-creadora de su hijo). El vínculo Dios-Tierra adquiere mayor ha calificado la obra de Lina de Feria.
relevancia cuando el sujeto expresa que la Tierra fue el mayor don El poema «El último balazo» cierra el libro País sin abedules, un
de Dios, como lo es su hijo: es Dios/ buscando el parentesco con la poemario realizado en una semana según me comentó Lina de Fe-
tierra/ que fue su mayor don/ la gracia misma/ íntima en los mejores ria, y desde esa confesión me atrevo a manifestar la cercanía fun-
momentos/ de su placer («A Sebastián José»; 7). En este ejemplo el damental entre ella y el S.L.F. La cosmovisión de ese S.L.F. parece
S.L. enmarca la parte femenina de Dios en cuanto a su participa- una confesión de la autora, el canal de transferencias se dilata y
ción en la gestación del mundo. aparecen poemas tan intensos y cercanos a la historia biográfica y la
El hijo es fruto de lo placentero, pero no se debe a la expresión biografía de Lina de Feria como «El último balazo», que no podía
de una sexualidad placentera que ha permitido la preñez, este sen- comenzar de otra forma que no fuera:
tido ni siquiera es aludido en la obra poética. El placer se funda Hijo que en mi destino
en un plano espiritual, donde la maternidad expresa los mejores tuvo el emergente sueño
momentos del poder del creador.

70 71
de venir de la nada: […]
estoy en ascuas niño de todo
el corazón acorde al momento mira mi soledad
en que las noches me supuran mi aquiescencia en la muerte
y entre los yerbazales y sublima los lloviznazos
una desesperada forma de la tarde gris
por buscarte desde la sangre en cualquier lado.
a la paloma. […]
hijo de los agudos sé tú siempre mi Dios
más componentes del sol […]
pero no me atribuyo razona por mí hoy
el deseo de verte siempre sé el sabio
como una preciosa estirpe la aglutinada sombra
de plumaje y terror. de los esperpentos
hemos sufrido y entre comillas
en la misma medida del padre no habrá más cita
y tenemos como mérito que tu nombre:
la sin par casa Sebastián
donde la desolación no come. emergiendo nuevamente
hijo del alma frígida de la nada
con el sostén de la penuria flotaremos entre los planetas
cada vez que te pido como aves singulares
una breve chocolatada mano. …». que al estar más heridas
[…] que nunca
y vuelvas a darme el arroz en tus dedos saben el buen camino.
sabiendo que ya no hay madre enferma y no el infernante cielo
sino el golpe en la Diana amazónica sino un fuego que no es fatuo
hijo ven a mi hoguera la verdadera forma.
el balazo del ave ciego mar
último y vista para el mundo.
tendrá el color de los duendes el arcoíris es tu voz.
y tú desnudo pero volvemos a surcar
abrazarás mi vida. el camino perdido
el signo oscuro viene. y habrá más aves

72 73
que no podrán ser heridas. y explotación que ella misma sufre».100 La escritora habla de las
volátiles cinco situaciones básicas provenientes de esta relación:
frágiles -La madre bien adaptada al patriarcado desea una hija tan bien
superiores al mar. adaptada como ella misma.
El hijo es el refugio de la intemperie, el salvador, quien conoce -La madre ha tomado conciencia de su condición y desea que
todos sus signos y ayuda con su sola presencia a que el caos se la hija sea más libre de lo que ella ha sido, e incluso liberarse
ordene. Se sabe ave singular, y lo concibe así. en la hija.
Finalmente alcanza lo que buscaba el S.L.F.: salvarse; salvarse -La madre está liberada (toma de conciencia, adquisición del
porque no quiere en verdad perderse de todo y de sí, mucho me- para sí) y desea una hija tan liberada como ella o que vaya aún
nos de su hijo; así encuentra la bendición. El arcoíris es su voz, jus- más allá.
tamente la señal que anunciaba la culminación del agua adentrán- -La madre está adaptada al patriarcado y tolera muy mal y aun
dose hasta ahogar la tierra. Con su voz termina el diluvio, aunque rechaza a la hija que quiere liberarse.
puedan hallar de nuevo otro diluvio, otro camino perdido, y otras -La madre está liberada pero la hija opta por el camino más
aves que no podrán ser heridas. Otras aves que pueden ser la hu- «cómodo» de adaptación al patriarcado.
manidad, ajena al dolor, al espanto, superiores al tiempo que se Aunque estas relaciones no se den en estados puros sino por com-
escurre, a la muerte. Espléndidas aves espirituales que seguirán binaciones de dos o más relaciones, se puede identificar una co-
siendo frágiles en la justa medida en que son superiores al mar. mo la que se presenta entre el S.L.hija de la obra poética de Lina
El sujeto lírico femenino madre sostiene tratamientos tradicional- de Feria y el sujeto femenino madre. Se trata de la relación en
mente asociados al discurso femenino (la protección, la incondicio- que la madre, que está adaptada al patriarcado, tolera muy mal
nalidad y el sacrificio) que parten de su experiencia. Dimensiona la y aún rechaza a la hija que quiere liberarse. Como es evidente, la
relación madre-hijo: la madre protege —espiritual, intelectual y fí- consecuencia fundamental de este tipo de relación es la incomu-
sicamente— a su hijo, y a la vez es protegida por él, tan solo con su nicación, lo cual adquiere intensas y amplias dimensiones en el
presencia. De modo que el sacrificio no significa pérdida de sí misma, discurso.
de libertad ni degradación corporal sino afirmación de su identidad Si antes de entrar en el análisis comparamos el S.L.hija con
femenina, es símbolo de fuerza espiritual. Transmite a su hijo una otras identidades representadas apreciamos que sus diseminacio-
sólida moral, donde recurren la dignidad, la humildad y la plenitud. nes dentro del corpus poético resultan menores, con el predomi-
nio del S.L.F. intelectual en primer lugar, seguido por el S.L.ma-
S.L.F. hija dre. ¿Se percibe el S.L.F. más madre que hija al privilegiar una
Lo dice Victoria Sau en Un diccionario ideológico feminista: «la identidad femenina identificada con la maternidad?
relación hija-madre es la más dramática de todas las relaciones Cuando vislumbramos la presencia del S.L.hija se percibe una
humanas porque pone en evidencia la condición servil de la mujer transformación mayor en la tradicional díada S.L.hija-madre que
más que ninguna otra al verse obligada la madre a transmitir a 100
Victoria Sau: Un diccionario ideológico feminista, Edición española Icaria
la hija, por toda herencia relacional, la opresión, discriminación Editorial, S.A., 1981, p. 121.

74 75
la señalada en la relación S.L.madre-hijo, relaciones sostenidas por mi ternura/ tan escondido en la sobrevivencia/ en la ráfaga del tiem-
el discurso femenino. po/ que parece imposible de salir a flote («II»; si mi madre sobrevuela
su círculo; 2). El criterio de que el sujeto no acepta plenamente las
si mi madre sobrevuela su círculo
disposiciones maternas se explica cuando en este último verso la
y llega hasta mí
hija declara que posee una ternura defectuosa.
me hará darle el recuerdo
En realidad muestra a la madre que exige y con buenas razones
los muebles que hice arder.
llama al acatamiento sin la absorción verdadera de una respuesta.
me hará decir una tonada estúpida
La hija se revela, manifiesta que debe aceptar el regaño y acarrear-
—como de tías viejas—
se la culpabilidad de su defecto, que es la escasez de ternura. Ha
y no hablará en ningún momento del mal negocio
transgredido las disposiciones maternas y se presenta como pro-
que siempre he sido.
tagonista de su propia historia, sujeto que ha asumido las conse-
cuencias de sus actos.
si mi madre llegara hasta mí
El poema «Tercer desprendimiento: VI» del poemario Las nue-
—la racha buena el bien de pronto— vas soledades resulta uno de los ejemplos más intensos sobre la re-
echará en cara que amasó poco tiempo mi vida lación con la madre.
y sentiré tan verdadero lo que dice
que tendré que inmolar en su honor Mientras existan los gorriones
el defecto de mi ternura —decía mi madre—
tan escondido en la sobrevivencia parece que todo viviera.
en la ráfaga del tiempo y yo era ajena a la noción de su muerte
que parece imposible de salir a flote. porque siendo una cancelación de mí misma
(«II»; si mi madre sobrevuela su círculo; 2) me apropiaba de la eternidad de su rostro
pensando que nada perturbaría su existencia
Su madre adquiere configuraciones diversas e incluso se conside-
esa pradera por donde cabalgaron los cervatillos
ran antagónicas, por una parte la presenta como sujeto femenino
y había un yerbazal
imponente, y por la otra, como un sujeto tierno. No la describe
agitado por los belfos de los caballos.
físicamente, y cuando alude a su interior señala su carácter con
pero el agua inundó la estancia
inclinaciones a dar órdenes, ante las cuales el S.L. responde: me
y la luna fue solo poro
hará darle el recuerdo/ los muebles que hice arder./ Me hará decir una las tardes se glaciaron como carámbanos
tonada estúpida. y mi madre murió un día
En relación con sus órdenes, la hija no está de acuerdo con las en el letal destino
costumbres maternas, sin embargo, explicita que sentirá verdadero y la casa se tornó
el reclamo de la madre, sin reconocer explícitamente que tenía ra- como el aullido de una jaula
zón: echará en cara que amasó poco tiempo mi vida/ y sentiré tan ver- donde los agudos gritos de una sonámbula
dadero lo que dice/ que tendré que inmolar en su honor/ el defecto de sobrevivían sin saber cómo.

76 77
Señala de ella la presencia de la ternura, sus esperanzas y la pro- obediencia y mansedumbre para lavar la loza, y la incapacidad del
tección que le brindaba a la hija: Nunca he vuelto a sentir/ el más sujeto nieta para repetir ese gesto. He ahí la consigna. No puede
hondo de los gorriones/ y otros deseos de aunar/ la ternura con el gesto hacer lo mismo que ella hizo: la planificación de su vida al ámbito
suave/ de alguien que acomode mi pelo/ o sacuda de mi hombro la doméstico, especialmente la cocina. Nunca hablará el S.L.F. de su
hormiga codiciosa («Tercer desprendimiento: VI», 16). desenvolvimiento como cocinera, menos como ama de casa. Vere-
Como se aprecia, se explicita el motivo de la ausencia: la muerte. mos que la casa y la ciudad aparecerán como el locus que permite
Por eso su madre es una memoria distante; de ella quedan reminis- el placer o el sobrecogimiento.
cencias sobre las cuales reflexiona. La extraña y reconoce su año- El S.L. transgrede la tradición patriarcal que consiente que uno
ranza cuando se refiere a la nostalgia que le provoca su recuerdo: de los lugares de la mujer es la cocina, desacraliza el culto con que
en la perturbación del siglo hay plagas y pandemias: la abuela asumía sus papeles con orgullo. En tal sentido, se libera de
yo todavía razono desde la cumbre prerrogativas sociales dentro de la visión patriarcal hacia la mujer.
espantada por la nieve nacida Otro sujeto cercano a lo que representa la figura materna lo
cómo fue posible que en la ventana constituye la tía, en este caso «tía Vivi»; de ella el S.L.F. resalta
siempre se quedaran los trazos de mi madre como mayor influencia su voz: y así elevaste el tedio de mi vida
diciendo: casaleana/ porque tu voz batía los vientos de la tarde/ y se levantaba
«mientras existan los gorriones al aire la hoja seca/ imaginándome/ que al igual que Caruso/ tu voz
parece que todo viviera». abría mares hasta dar el abrigo («A tía Vivi»; 7). En este ejem-
plo apreciamos algunas transferencias de Lina de Feria al S.L.F. al
En tal sentido, encontrarse con la madre, que es a quien se ha coincidir la alusión a tía Vivi en el mundo ficticio del S.L.F. y en
infringido, constituye su deseo, pero las posibilidades de reen- el real de la autora.
cuentro quedan siempre abolidas por los obstáculos. El contexto No hay una rebelión contra la figura paterna, sino que su padre
comunicativo se recrea dentro del mundo onírico. Sus meditacio- es quien la motiva a trasgredir el discurso del patriarcado, exhor-
nes sobre la madre pertenecen a la imaginación, y en todas estas tándola a distanciarse de la cocina.
oportunidades reinan los desencuentros. Sus acercamientos, aun
sin encontrarse, hablan de su independencia casi absoluta con su tú no entrarás en la cocina
madre. Precisamente en el poema «Desencuentro» (18) leemos: y sin embargo nadie entendió
Yo habilito mi cosmos/ cuando entre los grandes nubarrones/ de una el perdido reino del padre que era hermoso
tarde/ como deben ser las tardes newyorkinas/ mi madre me buscó/ y (tú no entrarás a la cocina)
no nos hallamos más que en la memoria. y aunque no lo advirtieras
La abuela, segunda madre, aparece como el retrato de un recuer- alguna incomprensión provenía de ti
do, no representa explícitamente el abolengo materno, sin embar- al no entender su almácigo político
go, lo es. No regresan historias contadas por ella sobre el abuelo al no entender los pobres pies ausentes,
o sus antiguos hogares, amigas, necesidades. Abuela se ubica en al no entender las letras para el aire
la cocina, con ello se expone una tradición femenina asumida, su tú no entrarás en la cocina

78 79
y ahí empezó aquel grito a convocarla relación se caracteriza por la incomunicación y la discrepancia en-
año tras año como ruidos perennes tre los anhelos maternos para con su hija, y quien ella decide ser.
consecuencias de ser No pertenecen a la relación el odio, el rencor, la amargura, sino
porque todo el que viene del pasado la ternura y la angustia ante la muerte materna. El padre también
figura en la memoria está ausente físicamente, pero permanece en la memoria de su hija
no como salvación de todo a través de una relación sin contradicciones, de su vínculo emerge
pero tampoco en completas incomunicaciones. paz. El padre sostiene un discurso de defensa del rol social de la
sentada en la cocina mujer, quiere a la hija lejos de la cocina, lejos de ese espacio priva-
espero tu canción do. Desde las actitudes asumidas el S.L.hija defiende su indepen-
que me diga también: dencia de las opresiones sociales tradicionalmente determinadas
tú no entrarás en la cocina para la mujer.
ni de día ni de noche.
(«cuando mi cuerpo»; 5) S.L.F. autónomo:101 María Granados
Se evidencia un estrecho vínculo marcado por la comprensión. En el poema «de María Granados a José Martí» del segundo poe-
La presencia del padre se traduce en una remembranza de los mo- mario, A mansalva de los años, el S.L.F. representa un sujeto autó-
mentos compartidos. Añora que su hija sea libre, que no se dedi- nomo (autonomía desde la historia biográfica) en tanto se identi-
que a las labores que han sido destinadas para la mujer. fica con María Granados o «la Niña de Guatemala» y le habla a su
La nostalgia por la muerte se retoma ahora hacia el padre: cubrién- partenaire José Martí. Se rebela contra el discurso que José Martí
dose de orquídeas paridoras/ pasa el muerto en su caja/ y por encima de lleva a cabo bajo la hegemonía del ideal de mujer decimonóni-
extrañas coincidencias/ al querer revivir a mi padre silvestre/ no veo que ca, en esta ocasión el que recuerda a las damas trágicas, como las
nadie me detenga/ amoroso y sensible/ en esta fuga a la esquina asustadi- shakespereanas ofelias inconsolables, sujeto femenino acendrado
za/ donde recuerdo y realidad me urden («evocación No. 1»; 3). por el ideal romántico de la época cuando en el discurso Martí
Un S.L.hija difiere del resto de la obra, se configura en el poe- legitima el amor no correspondido de María Granados hacia él
mario El libro de los espejismos. Al situarse dentro del conflicto de como causa del suicidio, y de esta forma subyuga la posición de
Palestina, el S.L.hija se presenta hija del pueblo palestino. La re- la fémina. El poeta urde su poema «IX» a espaldas de los «ojos
lación S.L.hija-pueblo palestino está marcada por la añoranza, la resbaladizos» de María Granados. Este poema sería publicado en
distancia y las incógnitas al intentar explicarse su muerte; sin em- 1891 en Versos sencillos. Numerosos lectores encuentran una ter-
bargo, la hija no determina la total ausencia del padre: La caterva nura y una aflicción intensas en la descripción del entierro, en los
de cadáveres/ nos aguzó el sentido de la orientación/ nos dividimos
para no encontrarnos/ ni en un diario./ Físicamente transgredimos/
la imagen más perfecta («Espejismo V»; 17). El tono angustioso se
101
Los sujetos líricos, como son una proyección interpretada y establecen
relaciones de transferencia de sentido con la autora, no tienen una autonomía
nota en la voz que lo llama: niño de la Palestina. en el sentido estricto del término. Cuando me refiera a esta autonomía es para
El sujeto lírico femenino hija transgrede generalmente los dic- indicar, sobre todo, un distanciamiento en cuanto a historia biográfica de la
tados maternos en un cronotopos pretérito y en el presente. Su autora, aunque también incluye cierta distancia desde lo biográfico.

80 81
detalles que menciona su S.L. sobre la relación entre ambos, y de El texto puede fragmentarse en tres momentos para su interpre-
manera especial por el vínculo con la historia biográfica y la bio- tación. El primero muestra un contexto espacio-temporal: cerca
grafía del autor José Martí, al sugerir múltiples transferencias del de una estufa de carbón José Martí escribe el poema inspirado en
autor al S.L. proyectado. Como este poema resulta archiconocido, la precoz muerte de la Niña de Guatemala. A la vez el fragmento
presentaré de manera íntegra la respuesta que ofrece el poema de devela la posición desde la cual el S.L. se pronuncia: asume la pri-
Lina de Feria. mera persona para discursar con el otro José Martí, mientras escri-
la estufa be el poema. Estos actos simultáneos se producen, por supuesto,
un pobre santuario de carbón dentro de la misma habitación. La diferencia sustancial radica en
arrinconado en una muerte breve. que coinciden en el universo del poema un sujeto vivo, Martí, y el
a tu espalda mis ojos resbaladizos S.L. María Granados después de su muerte física.
subyugados por la frente que más amé En el segundo período el S.L. argumenta su visita al denunciar
cuando sostuve otra vida corpórea la versión tergiversada del poeta. Primero se manifiesta con admira-
pero igualmente solitaria. ción hacia el acto creativo y visibiliza cierto conocimiento del pro-
es este gran momento en que te miro buscar seleccionar ceso cuando se refiere a las voces innúmeras. Lo anterior sorprende
en las voces innúmeras del poema puesto que precisamente lo que le molesta es lo que está siendo
con que dejar mi historia recitable escrito. Con esta diferenciación podemos percibir su sensibilidad
para el patio de los famosos actos cívicos humana ante el acto de la creación. Vislumbra también la estereo-
en las escuelas privadísimas de la República tipación y socialización banal de la mentira poemática, y los juicios
y que dijeran para siempre de mí: que sobre ella recaerían, infundados por la errónea interpretación:
tuvo la cara más rupestre del siglo el suicidio del S.L. María Granados como consecuencia de su con-
y no pudo ocultar su confusión fusión ante el Martí desposado; además de avizorar las críticas a su
cuando tu inteligencia tuvo un día rostro, probablemente a su daguerrotipo. Esta presencia veloz de
de riendas contra el aire. las críticas a su rostro revela una sutileza impresionante. Para el S.L.
María Granados es importante la imagen corpórea, específicamen-
atiéndeme José Martí te el rostro, que en la voz de los lectores pasaría despectivamente a
para que evites de una vez ese poema ser reconocido como cara, en lugar de rostro. Este fragmento cul-
que no soy el cadáver de hielo mina con una frase interesantísima para interpretaciones poéticas:
ni el cadáver de un amor que sentías cuando tu inteligencia tuvo un día/ de riendas contra el aire. ¿Lo más
como hijo del halago inteligente fue respetar el compromiso matrimonial, contenerse,
sino una brasa oculta
dominarse y dominar la situación y no guiarse por la libertad del
ardiente como la hoguera de tu soledad
aire, que es desenfreno, arrebato, frescura, o la inteligencia quedó
brasa cayendo brasa hasta el último instante
frenada, disminuida, doblegada cuando tuvo que enfrentar al aire?
en que condensé toda el agua del río
Parece que el S.L. se concibe aire, libertad.
a medida que fui sin remedio hasta el fondo.

82 83
Exige la ruptura de la farsa iniciando el tercer período del poe- hacia la «segunda persona», hacia el partenaire (o partenaires); es
ma con la enérgica orden: atiéndeme José Martí/ para que evites de preciso analizar los dos roles restantes: la actitud hacia el sujeto
una vez ese poema. A continuación desmiente los criterios martia- de los actos creadores y hacia la situación socioliteraria en que
nos, niega ser el cadáver de hielo y el cadáver de un amor que Mar- ese sujeto se halla y la actitud hacia determinados elementos de la
tí sentía como hijo del halago, frases que contradicen enunciados biografía del escritor.103
del poema de José Martí: Se entró de tarde en el río,/ la sacó muerta El tercer rol no se percibe explícitamente al diferenciarse este su-
el doctor;/ dicen que murió de frío,/ yo sé que murió de amor. jeto autónomo María Granados de los sujetos líricos más frecuen-
Ante esa frialdad y causa de muerte supuestas, por la gente y por tes en la obra poética. El último actúa diferente, siempre desde un
él, María Granados reescribe su historia. Lo que puede entenderse modo vedado. No menciona el nombre de la autora, sin embargo,
como su primer yugo, la muerte, se manifiesta desde su voz como sus actitudes ante el tema tratado son cercanas a su biografía, e
una firme decisión tomada por cuestiones ajenas a las expresadas incluso a su historia biográfica. El S.L. no se manifiesta contra la
en el discurso masculino, quien ve en el suicidio la muestra de un biografía de la autora, se percibe una firmeza y contundencia en
amor desesperado. La muerte es una salida que contempla como sus criterios que no revelan contradicciones explícitas. En su lugar,
libertad, pero no debido al rechazo martiano. Presenta finalmente parece que los enunciados se complementan mejor con la inter-
su carácter emancipador al expresar sus razones: por un lamento vención solapada de la autora, quien lo confirma al expresarme,
más intenso que el amor, la soledad. Parece ser esa la promotora, el en una conversación que sostuvimos en 2013, su complacencia y
conflicto verdadero, más real e intenso del S.L., una brasa que na- similitud de visión con el S.L. proyectado:
da puede apagar, soledad que nadie puede llenar: una brasa oculta/ —¿Escribir desde la autoconciencia femenina ha sido un rasgo de
ardiente como la hoguera de tu soledad [de Martí]/ «brasa cayendo su creación poética?
brasa hasta el último instante. Con la frase concluyente del poema —Bueno, cómo decirte, yo tenía la característica desde el prin-
el S.L. acepta el hecho de ahogarse: a medida que fui sin remedio cipio de escribir no como cosa femenina, yo utilizaba mucho el
hasta el fondo, explicita así una violenta asunción de su naturaleza neutro.104 Pero en poemas como el de la Niña de Guatemala, en
y de la irremediable circunstancia que en torno a sí misma desata. A mansalva de los años, ya hay una defensa de la mujer con propia
Otros escritores han advertido la importancia del poema, aunque conciencia de que la estoy defendiendo, a través de lo que yo creo
no profusamente. Arturo Arango señala en él la manera desprejui- que Martí no veía en la niña de Guatemala; porque Martí no veía
ciada en que se dialoga con la historia,102 a semejanza de lo que en la niña de Guatemala la posibilidad de que se hubiera suicidado
sucede en la poesía de autores del llamado postcoloquialismo en la por otra causa que no fuera la de amarlo a él. Entonces yo decía:
década de los ochenta. puede ser que se suicide por cualquier causa, porque una mujer,
Después de referirnos a los dos primeros roles que Slawinski como un hombre, tiene las posibilidades de querer suicidarse por
reconoce en el S.L.: una determinada actitud del hablante hacia las
circunstancias sicológicas y objetuales del enunciado, y su actitud 103
Janusz Slawinski: Ob. cit., pp. 345-346.
104
Lina se refiere con neutro a la utilización de un S.L. no definido desde el
género. Sin embargo, hemos visto que no necesariamente urge hacer explícita
102
Arturo Arango: «Con los años a favor», en Lina de Feria: Antología boreal, la pertenencia a un género u otro, en numerosas ocasiones la filiación del S.L.
Letras Cubanas, La Habana, 2007, p. 204. está vedada, y este criterio se tuvo en cuenta para la selección del corpus.

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un motivo que no sea simplemente el amor a un hombre. Ahí sí que se ficcionaliza en el texto literario. Ahora el S.L. es recono-
hay una conciencia de lo femenino. cido con el nombre «Lina» a través de las intervenciones de sus
Y es que el acto que intenta explicarse en ambos poemas, a amigos. En estos tres poemas el S.L. presenta, exalta y agradece
través de la proyección representada del autor José Martí y la de a personalidades que tienen su referente en el mundo real con las
Lina de Feria, el suicidio, no es un tema nuevo para esta autora, cuales comparte recuerdos la autora. Ello conduce al análisis del
como ser individual y social. Ya conoce Lina de Feria sobre gestas ensanchamiento de las transferencias entre S.L. Lina y la autora
suicidas y sus propias causas. Por lo tanto, afirmamos que el S.L. Lina de Feria.
recibió fuertes transferencias de la autora. Slawinski nos permite percibir con nitidez las relaciones entre
El sujeto lírico femenino autónomo María Granados al enfren- ambos a partir de los roles que asume el S.L. ante determinadas
tarse al poder de la palabra del Otro masculino José Martí repre- circunstancias, especialmente su actitud hacia la «segunda perso-
senta la insubordinación femenina ante el canon patriarcal regente na», hacia el partenaire (o partenaires) de la situación lírica, que en
en el pensamiento romántico en Cuba. Reivindica para sí, y para estos casos es una amiga o amigo; y la actitud hacia determinados
el ser femenino, su condición humana compleja, multifactorial, elementos de la biografía del escritor.
plural, polisémica. Defiende acendradamente su libre albedrío in- En el poemario El mar de las invenciones (Letras Cubanas,
dependizándose de condicionantes hegemónicas de la ideología 1999) aparece por primera vez esta identificación, aproximando
patriarcal y declarándose responsable de sus propias acciones. Este el mundo ficticio al mundo real. Se puede advertir la adjudicación
poema resalta en cuanto autoconciencia femenina y condición hu- de un nombre, y de ese modo sugerir que se produce una ficcio-
mana. Reescribe el discurso patriarcal de un personaje histórico, nalización de Lina de Feria a su S.L. o, lo que es casi idéntico, su
que hasta cierto punto se ha legitimado como cierto, pese a corres- desdoblamiento en un sujeto textual. La identificación ocurre en
ponderse con un texto ficcional (el poema martiano). el poema titulado «A Ester Fuste», anunciando desde su título la
Constituye el poema «de María Granados a José Martí» un relevancia de esta figura femenina. El S.L. se identifica como Lina,
texto ineludible dentro de la obra poética de Lina de Feria para sin embargo, su interés primordial no es individualizarse: su voz se
evaluar su autoconciencia femenina, y la condición humana que enmascara con la voz del sujeto del cual se habla, además de em-
trasiega su obra, imprescindible además y especialmente para la plear el término «una» para universalizarse. Lina se refiere a todas
literatura cubana y universal. las que son ella o todas las que puede ser: he de estar a la altura
de su brazo tan noble/ que albergó entre sus nudos/ a una Lina algo
S.L.F. Lina
sola pero alegre del sueño. El sujeto agradece por el paradigma y la
Cuando el S.L.F. asume la identidad de la autora se asiste a un compañía de Ester: usted no sabe cuánto nuestra vida es su vida y
ejemplo interesantísimo que devela su propia complejidad. Ello la remuneración se fortalece también con las acciones: adormezco
sucede en tres poemas de esta obra poética donde el S.L. asume, una sombra/ para su pie cansado/ adormezco los ruidos del espacio
para referirse a sí mismo, el propio nombre de la autora. No obs- impaciente/ hasta que usted se duerma/ para abrirnos de nuevo/ en lo
tante, aun recordamos que se trata de un sujeto ficcional, una pro- que la vida niega.
yección representada, manipulada, transformada del sí mismo de Urdido con una dramaturgia similar, en el poema «XI» del poe-
la autora. En estos casos sobresale el desdoblamiento de la autora mario El libro de los equívocos (Ediciones Unión, 1999) se erige

86 87
un S.L.F. que se identifica como Lina, también desde la voz de de la autora a su S.L.F., al declarar que Richard es «la copia de tío
una figura femenina. En el poema Lina declara no comprender la Héctor», referente que pertenece a la historia biográfica de Lina
vida. Adquiere una dimensión universal a partir de un cambio de de Feria.
persona gramatical del sujeto para apropiarse de las inquietudes Con la identificación del nombre del S.L.F. se asiste a un de-
de las personas, sujeto que se enfrenta a acontecimientos externos velamiento mayor, y es inevitable suponer el vínculo más cercano
que provocan múltiples reacciones, con el común eje de transitar con la autora: al nombrarse se revela un interés por parte de este
desde estados plenos hasta otros plagados de frustraciones. Es un de erigir sobre su misma imagen un S.L. ficcional.
sujeto que cree conocerse pero se manifiesta con desaliento, duda
sobre si alcanzará la plenitud, la cual cree sentir a través de una
pupila honda: pero tal vez el cúmulo de una pupila honda me dé
todo/ como un poema de Benedetti por ejemplo/ pero dicho por aquella
amiga bordadora/ que me lo repetía desde el día a la noche. Enaltece
a la amiga bordadora que la llenaba de plenitud por su fidelidad:
Lina/ no es para contar contigo/ es solo para que sepas que siempre
puedes/ contar conmigo. Ante su ausencia, Lina se revela desde la
angustia por no tenerla cerca y finalmente manifiesta, como re-
sultado de su pesimismo, de la necesidad de compañía y de llegar
a sentirse íntegra, que la vida/ no siempre tiene rejones en el agua
gris. El S.L.F. Lina tiende a desnudarse porque manifiesta que ne-
cesita a otro, que en soledad no se siente íntegra. En el paratexto
del poema leemos la dedicatoria a Aitana Alberti, hija del poeta
Rafael Alberti, destacada escritora (de nacionalidades argentina y
española), amiga de Lina de Feria. De modo que se manifiesta la
cercanía entre las alusiones del texto y sus referentes, así se advierte
el vínculo entre el S.L.F. Lina y la autora.
En el libro Los poemas de la alquimia (Ediciones Matanzas,
2012) aparece el texto «Foto», en este caso el reconocimiento del
S.L. se produce cuando recuerda la petición del sujeto masculi-
no Richard: «Lina no te vayas». En este poema evoca la nostalgia
hacia Richard por una distancia que sobrevendrá cuando este se
aleje y la olvide al construir su propia familia. Como cree en ese
distanciamiento y en sus sentimientos hacia él, desea entregarle lo
mejor: Quiero darle la punta de una ola/ el inalcanzable cielo y todo
lo bueno de la tierra. Otra referencia alerta sobre las transferencias

88 89
Cuatro: Erotismo y vejez masculino que comente a sus amigos sobre su existencia es inge-
nuidad, o hay una verdad oculta entre los versos aparentemente
amorosos? Lo cierto es que tras la lectura permanece la sensación
de un secreto, una complicidad que no responde a una circuns-
tancia amorosa sino a una información muy discreta, que el su-
jeto masculino disimula. ¿Acaso una preferencia sexual del sujeto
masculino que intentan ocultar?: endurécete hasta que el viento
tema de ti/ hasta que seas puro/ avisa al juan o al pedro que conozcas
sobre la tierra/ que tienes una muchacha en la ciudad amándote.
S.L.F. erótico105 Las experiencias se multiplican. Un nuevo S.L. se corona como
amante sin miedo. En él la necesidad de protección se debilita
En la obra poética de Lina de Feria el erotismo reluce en la fres- hasta el desmoronamiento, ahora importa el placer sin expandirlo
cura del sujeto y alcanza horizontes que transgreden el discurso o confundirlo con lascivia. Vivir una compenetración física y espi-
patriarcal. El Otro masculino escasamente aparece como sujeto ritual es la pretensión del cantar del S.L.F.
deseado sexualmente, el vínculo entre ambos está marcado por la Es cuando Eros parece encarnarse en el S.L.F. determinando
necesidad de protección del S.L.F., que le hace frenar su libido. El que este adore a su princesa Psique, que en plena faena de abso-
poema donde se manifiesta con más intensidad este tipo de rela- lución del amor se viste y se desnuda, se enamora, se llama Dia-
ción entre el S.L.F. y el Otro pertenece a la sección «Del escribano na, nombre que nos contagia de significaciones, incluso aunque
y su invención», del poemario Casa que no existía; este inicia con la la autora declare que se trata de un sujeto inspirado en alguien
petición: humedece tus dedos entíbiame un poco y pertenece a Casa perteneciente a su historia biográfica. ¿La Diosa virgen de la ca-
que no existía. Es un texto interesantísimo, porque por una parte za? ¿Decidida a vivir en castidad? Cierto es que tras la lectura no
sugiere una experiencia erótica real desde la petición que lo inicia, todos los rasgos concuerdan con la posición pasiva de la Diana
y por la otra el poema resulta una urdimbre, una trampa planeada que describe el sujeto amante, aunque acentúa que al mirarla con
por ambos sujetos: el S.L.F. y su partenaire (que según el paratexto ojos de cervatillo lamido por la lluvia resucita a aquel Acteón que,
es Tomás Borbonet, amigo de Lina de Feria). embebido por su belleza mientras las aguas se deslizaban sobre
¿En realidad es un S.L. que ama a su compañero y requiere su piel, precipitaba su metamorfosis y posterior destrucción. El
su protección? ¿Realmente el sentir del S.L.F. al pedirle al sujeto conjunto de estos tres nombres —Acteón, Adoración y Psique—
y sus connotaciones constituyen las primeras pautas a seguir para
105
Para profundizar sobre el sujeto femenino y el erotismo consultar: Bethsabé
Huamán Andía: «Más que cuerpo, más que poesía. Crítica literaria, género acercarnos al tratamiento erótico por parte de un S.L.F. que ha-
y poder: Rocío Silva Santisteban y Coral Bracho», en http://www. codex. ce emerger el sensualismo voluptuoso del amor, su concepto de
colmex.mx:8991/.../1GK39CLL6XRSY4FENE4XNIUJ4KX1KX.pdf; amor, que se deleita junto a la amada en unos «Poemas del ayer» y
María Ángeles Cruzado: «Marguerite Duras: el personaje femenino», en otros «Poemas del presente».
http://www.escritorasyescrituras.com; Jules Falquet: «Breve reseña de algunas
teorías lésbicas», en fem-e-libros, México, 2004, http://www.pdfarchive. Mientras que en la primera sección predomina la evocación
com/2011/08/10/ breve-resena-pdf-br-blog-1/breveresena-pdf-pr-blog.pdf. del placer carnal, la segunda, como una revisión de las memorias

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de la sección anterior, desplaza el interés de este placer hacia el llas (la singular estrella de Belén) y los plenilunios. Por otra parte,
goce espiritual. Equilibrio entre el ayer y el hoy: la inexperiencia en correspondencia con alusiones a formas artificiales que emanan
donde reina la intuición, revividas con la exteriorización a través luz, nos percatamos de los metales como el oro, a la vez que es-
del discurso del sujeto, y la madurez de un presente asentado que tablece vínculos con otros elementos que resalta como resplande-
sostiene las bridas del placer de la mocedad. Desasirlas conlleva cientes con el propósito de exaltar lo comparado. La luz, junto a
arrojo, el que muy bien surgiría de un encuentro con el pasado la presencia de la música y la pintura, construye un ambiente de
que, imposibilitado de resucitar el goce sexual que el sujeto ha encantamiento sensual en medio del cual se sitúa la pasión del
decidido reencontrar, desarticula la emanación de tales deseos y la sujeto. A veces su alusión es simbólica, así hace desaparecer una
ha de llevar al descubrimiento de una concepción amorosa plena- oscuridad también simbólica:
mente espiritual. Someterse a prejuicios ni siquiera es una opción. único amor
En este viaje el entorno que circunda al sujeto y a su amante se que tuvo
camufla de dimensiones eróticas. El S.L. resemantiza el espacio la candidez y la furia
con imágenes y temáticas que fundan un locus amoenus median- de esos caballos desenfrenados
te la presencia de elementos lumínicos; las connotaciones de as- hurgando hierba entre mis senos
censión que se expanden hacia el «dibujo estelar»; la música, que tan entibiecidos
incluye otro sentido para la construcción de ese lugar; la alusión que revivían
a pinturas y especialmente al acto de creación; la calidad líquida los habitantes del mar.
de los cuerpos; las alusiones al cuerpo en su totalidad y sus islas para el amor de ayer
atractivas, y la trascendencia en tanto compañía y resultado de las mis estertores más conmovidos
experiencias eróticas. Además de estos elementos, es determinante así como cuando repaso
la estrategia del S.L.F. de no solo ofrecer una o varias imágenes, in- la libreta y textos del
cluso intensidades, en una sincronía donde anuda un conglomera- colegio
do sensorial que intensifica el poder erótico, sino que astutamente donde hubo una luz distinta
(valiéndonos de la certeza de que este S.L.F. es intelectual y poeta, descubriéndome
y por lo tanto actúa como tal) las prolonga diacrónicamente, a aquellos horizontes
veces más o menos visibles. llenos de la orfandad menos imaginable.
Resalta en primer lugar un elemento genésico que no en vano («VI»; la felicidad).
participa del erotismo: la luz, la que comenzó a ordenar la tierra La presencia lumínica no puede estar exenta del calor, sería ex-
y a llenarla, la luz que fue separada de las tinieblas, y es buena. traer la fogosidad de la pasión amorosa. En el siguiente ejemplo
La luz agrupa un campo semántico en el que las connotaciones el erotismo se devela a partir de un incendio provocado por el
se expanden: amor, conocimiento, revelación, claridad, armonía, contacto de un beso en el espacio público, de modo que se aprecia
transparencia, honestidad. Su aparición, cuando es de manera na- cómo el espacio participa del suceso erótico: y luego el comentario
tural, resulta no siempre de su presencia inequívoca en el espacio público del regreso con un beso en plena/ calle/ sin importarnos las
descrito, sino de las alusiones a la naturaleza como el sol, las estre- imágenes exteriores/ porque estallábamos/ la ciudad/ con un enorme

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fuego/ como del siglo de oro/ que no silba/ sino intensifica el amor/ cometas a colores ocasionados por el placer: y nosotros/ hacíamos
desde la saliva el sexo y la lengua sabia/ que junto a tus palabras / me el animal/ de dos cabezas/ llenando la azotea de Evelio/ de cometas a
daría/ la felicidad de tus poemas («IV»; comprenderás). colores/ donde nadie nos vigilaba («VI»; la felicidad).
Si la ascensión puede estar determinada por alusiones a co- La azotea está allí, en algún sitio de la ciudad. No en cualquier
metas, astros y fenómenos cuyos campos semánticos encuentran ciudad, sino en la que a la hora novena de la noche hace retumbar
puntos de contacto, interferencias, imbricaciones con el campo un cañonazo: ¿Viste cómo sonó el cañonazo de las nueve? («III»; aho-
semántico del verbo ascender, elevar, no solo estará dada por di- ra la ansiedad). El vínculo con la historia biográfica de la autora es
chas menciones. Hay espacios concretos, testigos de la relación del evidente. La Habana es el contexto en que se desenvuelve el sujeto.
sujeto que fortalece las connotaciones de altura. La azotea man- Participan, además, partes y elementos de la casa urbana como el
tendrá el recuerdo del S.L. en vigilia perpetua. A pesar de no dejar balcón, las rejas, la sala: nuestros conejillos correteando por toda la
de pertenecerle a Evelio, mediante el nominativo al menos, posee sala/ con sus orejas/ altísimas/ como si fueran a topar/ las lámparas
nuevos dueños que se sirven de ella según el antojo. Comienza a colgantes/ donde tú y yo mecíamos el amor («VI»; la felicidad).
ser el locus amoenus, el testigo de la simbiosis de sus cuerpos: estos Con los dos primeros versos se hace patente la emancipación
que se descubren y se poseen. Esta experiencia erótica constituye sexual del S.L. al apropiarse deliberadamente de una habitación
una rebeldía ante el discurso patriarcal y significa una reescritura que simboliza de cierta forma la civilización, la urbanidad, por
del propio discurso femenino porque legitima una relación homo- cuanto es el espacio que acoge a quienes llegan a la casa, donde
sexual, y porque se desenvuelve en un espacio exterior, no privado. se dialoga, donde se supone que se practiquen las normas de edu-
Resulta muy interesante la selección de este espacio que permane- cación formal. La sala contiene una significación poco íntima, se
ce oculto a la vista de las personas, oculto de la luz que quiebra puede entrar a ella generalmente por varias puertas, es un espacio
los misterios: la azotea participa de lo que sucede abajo desde la abierto que puede decirse que concentra dentro del hogar la mi-
distancia. Y se tiene además, la expansión de la azotea, la sensación rada de la ciudad. El primer telón que cada integrante muestra
de perderse en el infinito techo abovedado. al Otro, al mundo. Y por esta sala corretean los conejillos de las
En La poética del espacio106 Gastón Bachelard revisa en el psi- amantes.
coanálisis el sueño de la escalera, la cual se interrelaciona con la El S.L. recrea su erotismo en otros espacios, ahora más públicos,
altura. Dice entonces que todo lo que sube y baja vuelve a vivir menos íntimos, más audaces, la calle y el aguacatal: pero en el agua-
dinámicamente. Estos sujetos, amantes que suben y bajan de un catal/ me esperaba su/ mano/ con la fruta lezamiana («II»; cuando
piso a otro, nunca serán los mismos, la esencia permanece pero pedía silencio). Nótense las posibles lecturas de estos versos.
el dinamismo es como los ríos de Heráclito. Fluye la relación de En cuanto a las marcas temporales, se refiere a los meses com-
los amantes, su intimidad, es una tesis infalible que el S.L. y su partidos con su amada y se llena de nostalgia por su ausencia cuan-
amante ya no pueden ser sujetos de un solo piso. En tal sentido, do se acercan. Sobre todo resalta diciembre: y entonces apareces/ en
coincide la dimensión elevada de la azotea con la explosión de el mes de diciembre/ cuando lo de la virgen/ y el niño/ son un soplo de
ti. Por otra parte, se identifica en «Poemas del ayer» con su etapa
106
Gastón Bachelard: La poética del espacio, Presses Universitaires de France, de estudiante, ejemplificado mediante las alusiones a los libros, al
París, 1957. colegio, etc. Por supuesto, se corresponde con la primera sección

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del poemario, donde el erotismo podríamos decir que tiende más que la voluptuosidad de los sujetos líricos en la Loynaz son apaci-
a la sensualidad de las pieles: aquel libro de poemas/ era en tus guados frecuentemente por un «súper-yo» que contiene una mar-
piernas/ un brillante holocausto/ de singular irrealidad («VI»; la cada dimensión ética nutrida por la religiosidad, de modo que el
felicidad). S.L. sobrepone ágape a eros, como afirma Alicia Aldaya en «De la
Los elementos señalados transparentan que en las implicaciones negación a la afirmación: eros y ágape en Versos de Dulce María
eróticas del S.L. femenino participan activamente las experiencias Loynaz»,109 además de insertarse los prejuicios y normas del siglo
sensoriales. A este tipo de experiencias se refiere Laura Hernández xx como cuestiones extraliterarias influyentes.
en su libro Escribir a oscuras. El erotismo en la literatura femeni- En el S.L.F. no hay un dominio exterior sobre la pasión. No
na latinoamericana107 y Yelena Febles Alfonso en su investigación tiene máscaras, no circunvala una frase, una actitud, un deseo,
«Transfiguraciones de erotismo y escritura en Muchacha azul bajo sino que se adentra en sí mismo y desde sí se proyecta. Ese derecho
la lluvia de Amir Valle».108 La primera realiza un bosquejo por le es otorgado por llegar a lo más profundo, por vivirlo, y dice lo
algunas poetisas latinoamericanas con el objetivo de establecer que tiene que decir sin que se sienta obligado a expresarse de una
rasgos eróticos comunes que hayan sido asimilados por estas es- manera diferente a causa de prejuicios sociales, éticos, religiosos.
critoras, destacando la frecuencia con la que recurren a las expe- En esta obra poética el S.L.F. no teme ser sincero.
riencias sensoriales, de modo que sobresalen el tacto, el oído y la Sin prejuicios no hay sujeción. La materialidad del consumo no
vista. Aunque su bosquejo no parte de un eje analítico declarado resulta vencida por la fuerza del principio espiritual porque ni en
y desarrollado, algunas de sus inquietudes y aseveraciones fueron «Poemas del ayer» ni en «Poemas del presente» han sido antagó-
útiles en cuanto facilitó partir de una visión contextualizada sobre nicas. El presente, desatado en la adultez del S.L.F., posee mayor
el erotismo. soltura en el principio espiritual debido a dos posibles fenómenos:
En esta poética el sujeto no manifiesta una refrenada voluptuo- al cambio que ha acaecido en los cuerpos y a la cristalización de la
sidad, aunque cierto es que Absolución del amor transita sin am- sabiduría. No resulta sospechosa la heterogeneidad de elementos
bages en medio de la poesía erótica, no así otros poemarios como que asimila en su discurso con el fin de configurar y reconfigurar
Casa que no existía, en donde, según el juicio de César López, se constantemente su universo erótico.
«muestra una proyección de lo femenino oprimido sin llevarlo, No extraña que el S.L. aluda a partes del cuerpo que pueden
tal vez no pueda o no quiera [Lina de Feria], hasta sus últimas aparecer semivestidas o desnudas, aunque este último caso se ofre-
consecuencias». Precisamente, esa opresión mengua el erotismo ce en menor medida debido a que no se manifiesta interesado en
en este poemario si lo comparamos con la desenvoltura hacia su la descripción de la epidermis de la amante, sino que busca y logra
Diana. Si intentamos establecer similitudes o diferencias con au- ahondar en las sensaciones alcanzadas a través de momentos de
toras de la magnitud de Dulce María Loynaz, llama la atención placer físico y espiritual. Dichas alusiones se movilizan a través del
descubrimiento físico de las amantes, el cual ocurre casi al uníso-
107
Laura Hernández: Escribir a oscuras. El erotismo en la literatura femenina no: te enseño mi desnudez/ y tú conmovida/ como si hubieras visto a
latinoamericana, Editorial de Belgrano, 2000.
108
Yelena Febles Alfonso: «Transfiguraciones de erotismo y escritura en Muchacha
azul bajo la lluvia de Amir Valle», Facultad de Artes y Letras de la Universidad 109
Valoración múltiple Dulce María Loynaz, comp. y pról. Pedro Simón, Casa de
de La Habana, 2012. las Américas y Letras Cubanas, La Habana, 1991.

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dios/ pones tus manos/ en mi barbilla joven («III»; ahora la ansiedad). actitud desprejuiciada y espontánea. También se incluyen dentro
En este ejemplo se encuentra una situación íntima creada median- de este recurso las alusiones a músicos y grupos musicales como
te el desnudo y los sentimientos que provocan en la amante, quien Chopin y Pink Floyd, respectivamente, de los cuales se apoya para
a su vez jerarquiza partes del cuerpo. Así, se evidencia la esponta- recrear situaciones particulares. Es el caso de Frédéric Chopin el
neidad mediante una actitud positiva ante la experiencia erótica. más sorprendente. ¿Acaso este S.L. se siente George Sand? ¿Una
En cuanto al desnudo, el S.L.F se siente orgulloso de no estar mujer travestida?
atado a las vestiduras: [porque te amé/ para que supieras/ la vergüen- En esta situación parecen desvanecerse sutilmente los roles acti-
za que dan/ las vestiduras/ con que nos fajan/ desde que/ la luz da en vo y pasivo. Es una marca implícita que puede caracterizar una re-
la pupila/ mínima. Las vestiduras que quiere son sus pieles, el sexo lación homosexual, y con la cual el S.L. se identifica: y en la nueva
y el sueño, como vías para alcanzar el éxtasis de la culminación niña/ que habita la casa/ habrá el misterio intrínseco del amor/ que en
del acto sexual: pero más bien nos arropamos de pieles/ sexo y sueño/ eterna padulia/110 nos dice la sonata:/ Chopin en nuestros ojos («X»;
porque en el grito/ solo hallaré la magia/ de haberlo culminado todo/ siempre fue tu presencia). Quizás no se trata de que el S.L. asume su
como si ascendiéramos/ hacia el dibujo estelar. En ocasiones el des- travestimiento como si fuese Sand, sino que, atraída por Chopin,
nudo y las experiencias táctiles se desenvuelven en un ambiente intenta acercarse a su vida mediante sus cosas más sagradas, como
oscuro como la noche que les confiere misticismo. su amor por Sand. Es comprensible entonces una declaración de
Otras partes del cuerpo que le interesa destacar son: las piernas, amor en la cual el sujeto destaca lo importante que fue Sand para
los senos, el rostro, la frente (de la amante), las manos, los labios, este músico dentro del poema. No obstante las interpretaciones,
el pecho (de la amante), la cabeza, los pies, la lengua. Partes que emerge cierta identificación o ambición de comprender a Chopin.
conllevan en sí connotaciones eróticas a través de la sensualidad ¿Ocurre la identificación con Chopin porque el sujeto ama a al-
que poseen en el cuerpo femenino. De estas menciones sobresalen guien que puede ser similar a George Sand?
las alusiones a la pupila, la cual revela la preponderancia de la es- Atendiendo a otros elementos, el S.L.F. se apoya en la pintura
piritualidad en el S.L.F. para recrear sus deseos libidinales y espirituales, de ahí que el senti-
Un recurso distintivo que engalana el erotismo es la presencia do de la vista sea uno de los protagónicos en la dimensión erótica.
de la música, incentivo que revitaliza el recuerdo: y yo la recuerdo/ El acto de pintar está marcado fuertemente por la sensualidad al
como gran fuerza/ en los amaneceres/ dándole la completa/ libertad permitir la recreación de lo pintado mediante un tiempo pausado,
a mi sexo/ que bruñido como el cobre/ sonaba la música vivaldiana en el cual el pintor atiende a detalles específicos, se detiene en re-
(«VIII»; era más el frío interno). En este ejemplo, además de evi- producirlos. En tal sentido, se apodera del rol del pintor y explicita
denciarse el vínculo entre lo lumínico (por el cobre) y la música, se que quiere pintar a Diana: yo quería pintarla/ como si fuera/ para el
refiere a Antonio Vivaldi, quien, representando al barroco tardío, museo del Prado/ y me dije:/ aquí colocaré/ los atriles/ para que tenga
ayuda a visualizar un ambiente donde la música y la pintura se música/ el viaje («II»; cuando pedía silencio). En este ejemplo destella
expresan a través de una aglomeración de sentidos, sensaciones,
imágenes insólitas, como si el S.L.F. asistiera en sus relaciones se- 110
Término proveniente del griego πηδιω, -ω que significa lanzarse, palpitar,
xuales a un concierto barroco. Manifiesta la libre postura hacia la brincar. En Florencio y Sebastián Yarza: Diccionario griego-español, Editorial
sexualidad, donde la libido asume su cántico al amor sáfico con Ramón Sopena S.A., Barcelona, 1954.

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la imbricación de la pintura con la música, la cual resalta como Respetándola al máximo, considero que Dulce María Loy-
preferencia al querer su compañía durante el viaje que conlleva el naz es mucho más femenina que yo, aunque tiene el poema
acto de pintar. Estas menciones a pinturas demuestran, a la vez, «Tutankamón», que es tremendo poema fuerte, «Los poemas
que el S.L.F. es intelectual, al proyectar numerosos conocimientos insomnes», que son tremendos poemas, que los puede haber
de forma que llega a reconocer explícitamente el placer de las sen- escrito tanto un hombre como una mujer, es decir, no hay
sualidades producto de la comparación con la pintura, como se diferencia, es que no hay diferencia, pero es más femenina que
aprecia en el ejemplo siguiente: he de creer/ que en las meninas/ Die- yo: ella insiste más en los juegos de agua, las cosas que les gus-
go Velázquez/ subordinaba/ la extensión de la forma/ al color de los tan más a las mujeres que a los hombres.
sentidos/ así nosotros nos perdemos/ en las sensualidades/ como quien
echa/ por primera vez/ un bote a la mar («VII»; ven y muéstrame). ¿Acaso concebir un cuerpo líquido no es una dilatación de esta
Se tiene la certeza de un gusto explícito por los tópicos literarios preferencia por el agua? De hecho, fundir el agua de dos cuerpos,
que incluye la alusión a personajes y autores, en particular a la poesía el de la amante y el suyo, ¿no manifiesta una sensualidad femeni-
inglesa: amor/ búsqueda de los/ poetas dorios/ que en tu frente/ bifurca- na? Cierto es que a diferencia del S.L. de Dulce María Loynaz, a
ba a Coleridge/ empantanando/ de historias musulmanas/ el diálogo de este no le interesa contemplar las ondas provocadas por sus manos,
la exquisitez («VI»; la felicidad). El tópico literario adereza la relación él se deleita sumergiéndose y alimentándose de esta agua que es el
erótica manifiesta en el deseo de ambas amantes de ser Francesca de cuerpo de la amante: y yo como un/ imberbe/ tomé el agua tercera/
Rímini:111 para que escogieras/ el techo de la casa/ donde soñábamos de sus dedos/ filigranas y cables/ de la vida/ que me decían:/ bebe que
convertirnos/ en dos francescas de Rímini/ y estuviésemos/ enseñando hoy vamos a gravitar día y noche/ porque nadie nos/ separará («II»;
nuestros cuerpos/ a la vera de una tumba en Oxford/ donde Wordworth/ cuando pedía silencio). Simple y profundamente desea la unión de
cantó el amor («V»; si tú eres madre). No solamente son interesantes las aguas, no solo en su dimensión erótica, sino como una fundi-
las alusiones a estos personajes, sino lo que ellos significan. ción del eros con el ágape. Se deleita porque, además, sabe que de
Otro de los elementos recurrentes a los que acude el S.L. se esa unión surge la vida.
corresponde con la calidad líquida del cuerpo femenino que ha Los «Poemas del presente» manifiestan su nostalgia por ese
enfatizado la teoría lacaniana. Este aspecto es interesantísimo por pasado que aún reconoce como imperecedero. Ahora no lo em-
cuanto arrastra una opinión que Lina de Feria expresó refiriéndose bargan tanto la espontaneidad como en la primera sección, sino
a Dulce María Loynaz y sus Juegos de agua: que su discurso lo va caracterizando como un sujeto sapiente. Por
ejemplo, si en «Poemas del ayer» aparecían algunas alusiones al
cuerpo, aquí casi desaparecen. El sujeto solo resalta las que poseen
mayores connotaciones espirituales: la pupila, el rostro, los dedos,
111
Hija del gobernante de Rávena (1275-1290), Guido da Polenta, a quien
las palmas de las manos.
conocemos por estar enamorada y ser amante del hermano menor de su esposo, En «Poemas del presente» los momentos más vívidos ocurrieron,
Paolo, actos que condujeron a la pareja a la muerte a manos de Gianciotto. y solo quedan oportunidades para evocarlos, lo cual fortalece la espi-
Este personaje histórico fue sobredimensionado cuando Dante Alighieri la ritualidad en esta nueva etapa en que la adultez y la maternidad han
colocó en El Infierno, de La Divina Comedia, leyendo junto a su amado el
libro de Lancerote.
llegado al S.L. : yo tengo un amor/ el mismo amor/ cuyo ropaje rojo vino/

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es la manta que cubre/ a mi hijo en los días/ de invierno («III»; reina un bico) donde se respira una relativa tolerancia, la cual la autora
silencio) y la cercanía de la vejez: comienzo a encanecerme/ estás en mi defiende por medio de la legitimación de la relación homoerótica
fotografía/ o más bien/ en todas las fotografías («I»; siempre tu rostro). en la ficción poética.
Pero no se deja arrastrar por el tempus fugit. Su espíritu le per-
mite nadar sobre ese torrente. Sentir la poesía es el impulso genési- S.L.F. ante la vejez
co para anhelar sin vanidad el dominio sobre la inmediatez, la me- Arturo Arango expresa que desde que leemos «Contemporanei-
dianía. Necesita llegar al Otro, pero no hoy, sino infinitamente. Ya dad» tomamos conciencia de que estamos frente a alguien que se
sea en un afluente erótico, como parte de su reflexión intelectual, acerca a la muerte, «el énfasis, entonces, nada tiene que ver con la
a través de las relaciones interpersonales o enmascarándose con la retórica ni con la autoconmiseración, sino con la intensa, honda
naturaleza, el S.L.F. en la obra de Lina de Feria desea trascender. El serenidad de quien sabe llegada la hora de despojar la existencia de
tiempo no corrompe esa necesidad porque urge explorar lo huma- artificios, de máscaras, de posposiciones inútiles, y enfrentarla sin
no y encararlo, así el amor se yergue como camino para alcanzarla. paños tibios».113 Y es que el tema de la vejez constituye una de las
En cuanto a la relación amorosa, Diana constituye para el sujeto perturbaciones fundamentales del S.L.F., que la abordará a partir
su único amor, a través de ese vínculo erótico asumido sin reservas de tres momentos etarios: la juventud, la «edad del medio», y la
ni contradicciones el S.L. se autoafirma en términos de su dimen- senectud.
sión corporal: cuántos fantasmas vienen/ a mi memoria/ y yo nueva/ Con respecto a un presente joven constituye un buen ejemplo
respondo a un amor perenne/ que desde tus ojos/ iluminan los faros de el poema «Cuando mi vejez detenga el tiempo» (1), al avizorar la
Virginia/ […]/ y llega tu nombre/ a darme el agua de la madrugada./ presencia venidera de la senectud como desgaste físico y espiritual.
perennidad de todo/ Diana («X»; ven estigmática forma). Por eso resulta la espera una especie de planto ante la pérdida de las
La representación erótica del cuerpo manifiesta el carácter trans- emociones e ilusiones propias de la juventud y sus remembranzas.
gresor de este sujeto sexuado. El erotismo de orientación heterosexual En el desarrollo del poema citado contrapone esa visión a otra
apenas se presenta en comparación con el erotismo homosexual. El que destruye no solo la humedad: un pedazo húmedo que espera sin
plano físico conlleva una trascendencia espiritual. Recurre a una serie descanso la/ llegada del joven dominguero (el pedazo húmedo ofrece
de elementos que exaltan la sensualidad: las connotaciones de eleva- connotaciones de vitalidad, propio de la juventud) sino la unifor-
ción, el desnudo y las partes del cuerpo. Como legitima a una mujer midad, la belleza, casi la existencia de ese cuerpo, en la expresión:
sujeto de su deseo, reescribe un discurso en que subvierte el modelo más bien seré como los cuerpos imprecisos/ con el amarillento significa-
hegemónico de la tradición judeocristiana. do de un libro cualquiera. El S.L.F., quien es tal vez Alicia en el país
Las conclusiones en torno a la asunción de la biografía y de la de las ilusiones, se percibe como un ser asexuado cuando expresa
historia biográfica en este apartado se limitan a considerar, por que será: un buen hombre apegado al gentío/ que conoce el peligro de
la fecha de escritura del poemario (publicado en 2005), que se las calles cuando los automóviles destrozan el viento. Considera a la
produce en un contexto de recepción112 del tema homosexual (lés- vejez la usurpadora de la individualidad, que le dejará solamente
112
Consultar Norge Espinosa: Cuerpos de un deseo diferente, Ediciones Matanzas, 113
Arturo Arango: «Lina y el universo», en Lina de Feria: De los fuegos concéntricos,
2012. ob. cit., p. 5.

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el calificativo «buen» y el miedo de quien sabe por experiencia que como: no puedo pedir sigilo a la palabra/ cuando brusca es la vida/
la vida es peligrosa y contiene sufrimientos. y se mueve la temible memoria/ como mar sin incógnita y el futuro
Una edad intermedia perturba en el poema «XXV» de Los ritua- atrás/ para volver al nacimiento («No puedo pedir sigilo»; 2). Desde
les del inocente. Esta se constituye como intermedio entre juventud una firme posición declara su desacuerdo consigo misma si piensa
y senectud. Ante esta se yergue además la actitud de rechazo: solo que no es objeto de afecto, y ante este hecho su respuesta sería
este fruto de la edad del medio/ que ni comienza ni termina raudo. hurgar en los recuerdos y hallarse amante y amada.
El poema «no trates de obtener» (2) expresa esta perturbación: Si se atiende entonces a las consideraciones del sujeto, se evi-
no trates de obtener peras de mí dencia que en la senectud el cuerpo no ha de poseer siempre el to-
que soy olmo con la corteza marcada no pesimista del cual se ha hablado. Ostenta, por el contrario, una
vejez que adopto alta significación para el S.L.F., es: «el amor que no cesa»; por ello
como si fuera un huérfano sigue constituyendo un cuerpo sexuado, vivo. La vejez pierde sus
el óvulo de un tiempo perdido connotaciones peyorativas y se enuncia, al igual que la juventud,
que me hace feliz como receptáculo del amor. El sujeto, además, pide que lo acepten
cuando estaba completamente decidida mi soledad con su vejez, y clama por la ternura. La senectud pierde dominio
y sale poderosa sobre el S.L.F. en cuanto a lo físico en función del Otro salvador
de una carne violeta de impactos que le hará sentirse segura. La aceptación del desgaste físico inicia
esta suprema arruga activa. con las alusiones a las partes corporales afectadas por los años: las
A pesar del pesimismo de los primeros poemarios, en ellos no se aho- piernas debilitadas, el rostro arrugado: no hay dromedarios/ cabal-
ga en las lamentaciones y, como amante de la vida, busca la serenidad gando el desierto en mi frente/ canalizada ya de edad madura («Los
para la resignación en las memorias y la sabiduría que desprenden. rituales del inocente»; 5) y continúa con la liberación espiritual
Propone contemplar la vejez como una (tercera) etapa inevita- ante la caducidad física.
ble: estas cosas serán como recuerdos o crímenes y significa su asenti- De modo general, el S.L.F. transforma su actitud ante la ca-
miento en la resignación. Esta reflexión conduce a una respuesta ducidad del cuerpo. Los años que ha vivido le permiten encon-
optimista desde la cual enfrentará la vida y sus edades, sobre todo trar nuevas maneras de sentirse viva y agradecida, aunque carezca
gracias al diálogo con las nuevas generaciones. Si por un lado se de juventud. En tal sentido, la resignación que comenzó a sentir
lamentaba de la pérdida de la vitalidad y proponía el recuerdo hacia la vejez se torna un sentimiento de plenitud por la acumu-
como remedo para la resignación, ahora lo profundiza cuando lación de experiencia vivida. La solución que descubre para en-
quiere compartir esas experiencias. Se ensancha su pensamiento frentar esta etapa es la transmisión de la experiencia, convencida
al reconocerse una persona madura, íntegra, que puede aconsejar de la sabiduría atesorada. No hay una preocupación marcada por
gracias a sus años vividos. Por su visión ante la vejez se puede decir la pérdida de la belleza física, sino más bien por la ausencia de la
que este S.L.F. se integra al siglo xx, debido a las consideraciones vitalidad juvenil. Reconoce al amor como un sentimiento impres-
expresadas en el capítulo teórico sobre la vejez en la mujer de ese cindible, condición sine qua non existe la vida como experiencia
siglo: la acumulación de años representa alcanzar la plenitud. Los bioespiritual. La vejez se yergue entonces en pérdida de vitalidad
deseos de ser útil desde su experiencia se afirman en expresiones y ganancia espiritual.

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Cinco: El S.L.F. en el entorno físico En primer lugar, el S.L.F. se identifica con elementos naturales pa-
ra inferir que se siente frustrado, empequeñecido, minimizado. Del
poemario Casa que no existía es este poema dedicado a Tomás Bor-
bonet, poema al que ya me referí y ahora acudo a él desde otra arista:
humedece tus dedos entíbiame un poco
y no me reconozcas
ni digas por ahí que he sido
como un pino cortado muy lejos del mar
o un cuerpo que al conversar se confundía
La naturaleza hasta no decirte nada
[…]
En la obra poética no predomina la naturaleza como entorno físi-
avisa al juan o al pedro que conozcas sobre la tierra
co, en su lugar se entroniza y resignifica, vaciando con frecuencia que tienes una muchacha en la ciudad amándote
cada elemento natural de su carácter objetual y autosignificante, algo como un animalito que se esconde bajo la piedra
en función de proyectar una imagen contentiva del estado interior o una lluvia demasiado contraria para sentirse
del sujeto lírico femenino. De todos los elementos que participan
La minimización alcanza extremos asociados con la muerte, en
en su proyección, adquieren relevancia aquellos que están dotados
esas ocasiones puede ser incitada por la naturaleza. La solución
de vida, es decir, la flora y la fauna; en segundo lugar se ubican
que frecuentemente resurge es la idea del suicidio; ante este las
los cuatro elementos naturales de los que hablaron los primeros
actitudes varían, a veces persiste la negación, otras la incompren-
filósofos: agua, aire, tierra y fuego. Resulta apropiado advertir que
sión ante la naturaleza que conspira para que ocurra el suicidio, y
los tres primeros son asimilados simbólicamente por las significa-
finalmente se acepta esta salida. En el poema «es lo único» (1) se
ciones que cada uno puede tener en sí mismo para el S.L., pero,
evidencia un S.L.F. estimulado por la noche, y su actitud ante ese
además, son presentados como los espacios donde se desenvuelve
hecho es de incomprensión:
la vida de la flora y la fauna.
La identificación con la naturaleza en sentido amplio se percibe es lo único
desde el primer poemario. Desde ese texto se proyecta un S.L.F. hace una noche espléndida para morirse
que se apropia de lo natural para expresar sentimientos, emocio- los animales abandonaron sus tubos de agua
nes, ideologías que participan en la configuración de su identidad. tratando de encontrar esos refugios
Tras la lectura y comprensión de los poemas se pueden destacar de que hablaba el cuerpo
las principales significaciones que resultan de la relación del sujeto no hallarán nada ni la sombra de sus orejas
con la naturaleza, abordada como entorno físico y principalmente no saben a dónde han marchado
como símbolo. En este caso no puede hablarse de un divorcio con como nosotros solo llevan un poco de intuición
las principales características físicas que en la realidad extraliteraria, una necesidad de hallar lo cierto
extratextual, tienen los elementos naturales. […]
es lo único

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aunque hay algo vivo en todo De las hojas al árbol. En esta línea el vínculo se acentúa al pre-
creo que nunca acabaré de comprender la vida sentarse un S.L.Fm que se asume árbol: apoyaré mi cuerpo sobre las
ni esta noche espléndida para morirse. raíces/ y dejaré que suban por la noche/ en la que éramos perfectos («Se
Se enfatiza la identificación con el universo floral desde la recurrencia comete un breve crimen»; 2). Todos los acontecimientos que se
y la hegemonía, en primer lugar, con/de las hojas. Estas adquieren produzcan en la naturaleza son muy cercanos a su estado interior.
connotaciones no solo minimizadoras, sino que simbolizan muerte: Las alusiones a la flora indican, además, frescura, fragilidad. Puede
soñaré que somos el caso más común de deterioro/ en el que ya se pue- estar asociada al agua, de manera que visibiliza la identidad feme-
den aventar los cadáveres de las hojas («Me ha dejado un terror»; nina si se atiende a la imbricación establecida tradicionalmente
2) o al expresar: pero la viejecita que seré/ arderá su campana de con respecto a lo femenino con la flora y la humedad, identificán-
hojas secas («Se comete un breve crimen»; 2). En otras ocasiones, dose con un césped, cortado o humedecido.
las hojas le transmiten sosiego, son presentadas como resguardo Las referencias al agua desde sus variantes —el mar, la lluvia, el
espiritual: estoy más reducida más ingenua cada vez/ por favor sigue río— son recurrentes. Se asocia a la plenitud: La lluvia ha bende-
guardando hojas/en los bolsillos de tu abrigo («es lo único»; 1). Las cido el campo./ Los ciruelos/ y el humus de la madrugada/ me hacen
hojas, por otra parte, se asocian al fuego que indica en esos casos ver extraños fantasmas sobre las legumbres./ El paisaje inaudito/ y
vejez, muerte. El fuego sugiere el final, pero simboliza además una vuelve la lluvia a pernoctarme íntegra. («En el huerto»; 19). Esta
vida que continúa de otras formas. Al respecto menciona: y la gran intimidad se agudiza en poemas en que se confunden las voces del
llamarada hará brotar diluvio infinito/ en los ojos enemigos («Se co- S.L.F. y la voz del agua: Parte el colibrí su tono/ y yo me comporto/
mete un breve crimen»; 2). como un flautín de la mañana cruenta./ Tropiezan los dorsales con
La identificación con la flor se apodera de un tono angustioso un paria/ y yo me troquelo a velocidades rápidas/ en una cascadilla
que recuerda la cultura femenina: la flor parece vivir/ junto a la simple («Las razones de estar»; 19), hasta finalmente concluir de-
tierra del árbol/ pero en realidad agoniza («Se comete un breve cri- clarándose agua: Soy acuosa/ y en los ventanales/ la sombra alberga la
men»; 2). El S.L.F. no solo participa de los vínculos con la muerte, llegada del día. La lluvia contiene un sentido de renacimiento: Hay
sino que establece la soledad como motivo de esa muerte venidera lluvia de renacimiento/ ahora que los culpables no me habitan («Los
que hace agonizar a la flor. Por otra parte, la alusión a la flor puede rituales del inocente»; 5).
aparecer mediando una actitud ante la vejez, como sucede en el El río posee estas mismas connotaciones: seré la que desnuda/ de
poema «XXV» (5) cuando explicita: adorno los balcones de la calle/ su propio ropaje/ el falsificado nombre de la rosa náutica/ el vicio de la
con flores nacidas desde ayer/ ni mutiladas/ ni deshechas. En este ca- atmósfera/ y el río nuevo que quiere nacer («Trámite para la quietud»;
so representan la «edad del medio». Por ello, la flor se yergue en 5).
aceptación y defensa de la vejez y es aludida generalmente, no El mar es un lugar preferido. Produce sentimientos de quietud,
en su conjunto sino mediante sus partes; de las mismas el sujeto de paz: echaré a un lado los cinceles violentos/ y las guerras practicadas
resalta las hojas, el tallo, la raíz, las corolas, los pétalos; y confiere en mil territorios/ y me negaré a decir otra cosa que no sea/ quiero cami-
características diferentes, como el color de las hojas, el tamaño nar muy lentamente/ descalza por el malecón mar («IV»; Voy a tener el
de las raíces. Prefiere plantas no tropicales, como el heliotropo, la derecho; 2). El S.L.F. se revela como un ausente mar, estableciendo
orquídea amarilla, la acacia. que su cuerpo está perdido y por eso se busca en él mismo: mira mi

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letra/ ahora ya no hay endemoniados prados/ buscando sus leones/ sino se devele, se desdoble y plasme sus deseos. Los principales lugares
el ausente mar/ sino el ausente cuerpo buscándome en mi cuerpo («La que logran estas proyecciones son: el mar, la tierra, la isla, la noche.
seguridad en la vida»; 5). Las alusiones al mar se acompañan de ele- Las alusiones no siempre se van a corresponder con la realidad, más
mentos que lo conforman, como las caracolas, la arena. En este caso bien son espacios que ha creado el S.L. para poder contemplarse a
las caracolas participan de la soledad que contiene simbólicamente sí mismo. En tal sentido, se refiere a un país en el cual nace, en el
el mar: y de pronto/ la caracola para sonar la soledad en que me deja/ la poema «A pesar del silencio» (2). Su país es un locus de refugio. Este
muerte íntima de unas manos cogiéndose/ por encima del mundo y de país está lleno de sierras, contiene tantas posibilidades de observa-
la muerte («Me ha dejado un terror»; 2). En cuanto a la arena, ofrece ción como la isla sabe reflejarse en el mar/ completamente enamorada
una imagen de la infancia en la cual la niña cubre su cuerpo con la de su belleza/ y tocar el cielo desde allí. Seguidamente, el S.L.F. muta
arena del mar, es decir, aparece de nuevo la naturaleza protectora. su voz a un sujeto plural que puede contener en sí la isla, o la mu-
La fauna se convierte en otro vehículo: para expresar pureza, sue- jer colectiva de la cual habla en el poema. Su país se destaca en las
ños, esperanzas, libertad, fuerzas; y por otra parte, catarsis, deses- menciones a la naturaleza, porque reúne varios elementos naturales
peración, desgarramiento. Los animales pertenecen a la tierra, al con los cuales se identifica el S.L.F.: apreciables árboles, el mar, la
agua y al aire. Los de tierra son representados en su mayoría por isla, las plantas, las moscas azules. Este lugar le permite nacer siem-
caballos, castorcillo, ciervo, víbora; los de aire, por águilas, ánades, pre. La tierra posee diferentes connotaciones semánticas cuando
el S.L.F. se refiere a ella desde su propia vida. La tierra virgen está
búhos, lechuzas, abejas, palomas, colibríes; los de agua, caracolas,
imbricada con la frescura de la juventud: he ido hacia una tierra
cangrejos. Se destacan otras alusiones como el pájaro, los peces. En
virgen/ a descubrirme otra/ en medio de las mutilaciones («Los rituales
las alusiones a los animales el S.L.F. emplea diminutivos para mani-
del inocente»; 5). Este vínculo está dirigido tanto a la ancianidad
festar estados nostálgicos, como se aprecia en el poemario Absolución
corporal como espiritual, aunque sin dudas la espiritual es el mayor
del amor, con el vocablo «pescadillos», forma que hace variar por
estallido en el contexto del poema.
«pescado» cuando lo embarga la añoranza, en la segunda sección
del mismo poemario («III»; reina un silencio). La casa
Las palomas adquieren relevancia en su universo espiritual; se
asocian con las ilusiones, proyecciones, las motivaciones que guían La casa constituye un elemento fuertemente asociado a la asun-
ción de la identidad femenina. En ella conviven el pasado, el
al ser humano: en los sahumerios de la vida/ estoy subiendo por la esca-
presente y el futuro, y en ese sentido hablamos de nuestra histo-
linata/ de la universidad/ y las palomas que invento/ porque estuvieron
ria, que forma parte indisoluble de nuestra identidad. Las paredes
siempre/ alegrando con el bullicio/ las playas ahora descubiertas («7»;
resguardan, y el ser humano necesita ese amparo. Algunos autores
6). En este poema indica las sensaciones positivas que resurgen den-
se han acercado a la casa en busca de refugio. Por ejemplo, en la
tro de sí cuando la palma de una mano le acaricia la cabeza: mientras
poética implícita de Raúl Hernández Novás lo femenino adquiere
la palma me acaricia en la cabeza ungida/ y renacen las palomas/ y una importancia esencial, desde la añoranza por regresar a la pri-
nacen las aves cruentas/ y nacen las aves sanas/ a su dolor de siempre. mera casa, el primer hogar, caliente, líquido: el útero.
La naturaleza alcanza una mayor amplitud cuando el S.L.F. se Desde una asunción femenina o masculina se puede percibir
compromete, espiritual y físicamente, con determinados lugares
la casa como espacio que protege y ofrece remanso; no obstan-
que participan en su configuración identitaria, posibilitando que
te, el mayor intercambio ha formado parte de la asunción de la

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feminidad. La llegada de la modernidad, contrario a lo que mu- cocina (en la que lo culinario remite a connotaciones sexuales),
chos pensaron, no significó un cambio en la relación casa-mujer la de la alcoba y el tocador, la del salón y sus muebles, y la de las
y en la configuración de lo femenino, sino una sobrecarga de partes de la casa (puertas, ventanas, azoteas, techumbre, etc.). Es
roles en que la mujer comenzó a participar más de lo social sin precisamente esta serie la más convocada en el espectro poético
separarse de sus tradicionales funciones dentro de la casa. abordado, especialmente la azotea, que se asociará con la elevación
La casa tiene afluentes que la vivifican: la familia que la recorre, espiritual.
los espacios descubiertos, los recuerdos de la efervescencia de las En la poética de Lina de Feria el S.L.F. no asume la voz de
edades pretéritas. Adentro todos cambian, mientras ella perma- una casa; en su lugar, partiendo de la identificación con la mujer,
nece como rito incólume hasta después de su desintegración. Por explora y selecciona habitaciones que le permiten afirmar su iden-
eso Gastón Bachelard enuncia que la casa natal es una casa ha- tidad femenina. Tiene, ante todo, un flujo intelectual, propenso
bitada. La casa del recuerdo se hace psicológicamente compleja; a la reflexión, la transmisión de experiencias, una intelectualidad
sus habitaciones reviven la soledad, los sujetos que la dominaron: que se complementa con la dimensión humana; por ello tal vez
el padre, la madre, abuelos, hermanos.114 Sabe de las confesiones participe menos de las habitaciones comúnmente asociadas con el
de sus habitantes, especialmente de su inquilino más fiel, hasta espacio privado de las féminas. No explota la imaginería domés-
transformarse la casa actual, si es la misma, en múltiples espejos tica, las descripciones de prendas, vestuarios, el jardín, la alcoba.
reminiscentes. Pero la casa no siempre recuerda un hogar cálido, No frecuenta estas series y subseries, no parece agradarle el revol-
también es el sitio donde confluyen todos los preceptos patriarca- verse en el micromundo doméstico, no se consagra a la pulcritud
les o matriarcales por la repetición de las conductas aprendidas, y de la casa ni al cotejo estético dictaminado: adornos, maquillajes,
llega a ser penitenciaria. vestimenta. Las pupilas se enfocan no en el ser humano, sino en
En la literatura cubana varias escritoras han emprendido el te- lo humano, lo verdaderamente trascendente. Si elude referirse a
ma desde disímiles posturas. Hallamos a una Luisa Pérez de Zam- aretes o collares es porque no los menciona para saberse mujer,
brana con «Mi casita blanca», una Adelaida del Mármol con «El se autorreconoce femenina, libre, y al no sentir agredida su iden-
jazmín de mi ventana» o «La paz en nuestro hogar». En las pri- tidad genérica no se defiende. Ellos solo aparecen si forman parte
meras décadas del siglo xx este espacio se asocia simbólicamente de una remembranza. Incluso, el sujeto rehúye de las faldas con
con asfixia y secretos sofocados en «Hermetismo» de María Villar que la vistieron desde la infancia, actitud que suprime cualquier
Buceta. Tampoco olvidemos el poema «Últimos días de una casa», norma sobre la mujer. Y en tal sentido los vestidos, la cocina, han
de Dulce María Loynaz, donde el inmueble asume la voz lírica y de simbolizar el discurso patriarcal al que este sujeto se enfrenta.
rememora las historias humanas que allí tuvieron lugar. Así que la casa no representa para el S.L.F. el hábitat elegido, pro-
Mijaíl Bajtín115 ha nombrado series y subseries a algunos elemen- picio para su desenvolvimiento. Tiene sus particularidades: el padre
tos que se sorprenden recurrentes en distintas épocas y regiones. no indica el autoritarismo, más bien es el guía que orienta a la hija
Entre los más comunes recoge la serie de la jardinería, la de la su distanciamiento de la cocina transgrediendo el determinismo
social que la colocaría entre la loza y los cubiertos. Para este la casa
114
Gastón Bachelard: Ob. cit., p. 37. importante es la casa natal y la de las primeras aventuras eróticas,
115
Mijaíl Bajtín: Ob. cit. sin que se explicite una identificación entre ambas. La nostalgia por

112 113
esta primera casa no se debe (como ocurre en numerosos poemas terior, de las relaciones familiares, del abuelo, hombre caduco que
de las féminas) exclusivamente a la protección de las paredes sepa- vivía la tradición en una época de cambios, acusado de la margina-
rando el interior del exterior: con frecuencia la nostalgia —aunque ción de las mujeres que se asentaron a su alrededor. El sujeto recha-
también la crítica— se desata con la descripción de una vida y en- za las imposiciones de la familia, recuerda a la madre (mediante una
señanza burguesas, destinadas a las mujeres, interrumpidas por el identificación implícita) que llegaba con su tiza de la Superiora, al
proceso revolucionario cubano de 1959. En A mansalva de los años barrio repleto de identidades femeninas marginadas: la solterona,
encontramos el poema «La parentela» que lo evidencia. la artista condenada al hogar, la vecina y sus conquistas. Uno de los
«VII» poemas más sorprendentes que se relaciona con la ciudad, la casa
se vuelve al lugar donde vivíamos mayor, es aquel que alude al sujeto femenino la loca en el Parque
en la diaria ocultación de nuestros cuerpos de Calzada y D. Es decir, el S.L. desde un primer momento aclara
se vuelve a la casa grande que no está reservado para el interior de las paredes de su casa, la
donde caímos con un fardo de proyectos ciudad forma parte de él. Desde el comienzo vemos la transgresión
y el deseo enorme de creer en lo imprevisible del espacio privado. Bachelard sintetiza con su Poética… algunos
de olvidarnos del ahogo tremendo de la provincia fenómenos poéticos en relación con la casa, e indirectamente saltan
esa aldea que casi le acaba la salud a todos a la vista elementos presentes en este poemario. Él expresa:
y a ti el respeto por tantas cosas. Así, más allá de todos los valores positivos de protección, en la
se vuelve a la mansión de la viuda casa natal se establecen valores de sueño, últimos valores que
la benefactora de momentos amargos permanecen cuando la casa ya no existe. Centros de tedio,
la que nos otorgaba los préstamos milagrosos centros de soledad, centros de ensueño que se agrupan para
para que tú pidieras bendiciones para sus cólicos. constituir la casa onírica, más duradera que los recuerdos dis-
se vuelve a la casa donde nada permanece persos en la casa natal.117
donde ya son otros el techo el jardín. En el poemario A mansalva de los años aumenta el enfrentamiento
el olor de mi infancia que no tuve con las normas receptivas de los patrones culturales de la épo-
se ha quedado sobre el patio. ca que orientaban el comportamiento de las mujeres. No pierde
miro la foto del héroe que oscila en la puerta de entrada oportunidad para defenderse de ese hogar construido sobre la base
y agradezco que el árbol no esté igual. burguesa y patriarcal que hallaba su explosión, como símbolo del
acercamiento del fin burgués y del deterioro de las relaciones fami-
Declara Enrique Saínz que en Casa que no existía la casa es un es-
liares. El siguiente poema (2) alude a ellas:
pacio real y metafísico, el espacio de la sobrevida, el sitio primero
donde convivimos e intentamos encontrarnos;116 sin embargo, en «I»
Casa… aparece la primera negación: negación de la casa, de su in- el hogar poco dulce como la ampolla del quemado
que siempre reventó a la hora de ponerse la ropa
116
Enrique Saínz: «Lina de Feria: toda la poesía», en Las nuevas soledades, ob.
cit., p. 15. 117
Gastón Bachelard: Ob. cit., p. 37.

114 115
y caminar Pero la casa no solo indica la denuncia, el reclamo de verdaderas
por los puentes del trayecto de la tarde. relaciones familiares alejadas del dictamen de los padres sobre la
en cada puente educación a sus hijas; en A mansalva… comienza a ser también
cada día aquel espacio de salvaguarda, los recuerdos de la infancia son ana-
supe detenerme a oír el reclamo del agua lizados desde aristas más comprensibles, como si el tiempo y la ex-
que arrastraba una mole sudorosa periencia hubieran madurado otra perspectiva. Sin embargo, nun-
pidiendo maternidad a un muerto ca se observa el determinismo ni la aceptación de una vida en su
evité su victoria cuanto pude interior. Por ello se refiere al amor familiar. Es curioso un ejemplo
pero la imagen de caer que lo relaciona a la vez con el espacio del refugio, el rincón, en el
ha quedado poema titulado «La seguridad en la vida»: no puede uno recuperarse
como una patada nazi encima de mi vientre. de las intrigas/ ya poco palaciegas y se esconde en el rincón/ de la casa
deseaba morir antes de ver al profesor donde alguna vez hubo el amor insondable. La protección no es
cuello de pajarita amoratando mis dedos rechazo a las relaciones familiares; incluso, el recuerdo del rincón
deshollinadores del estribo sordo de Ludwig Van no deviene espacio de fuga en la infancia, de llantos a solas: el rin-
cuatro horas de clase para que subsistieran cón en este sujeto se asocia con amor. El mismo rincón de la casa
el clasicismo decadente y la obediencia familiar. infantil y de la casa presente, ahora es refugio, pero en un sentido
empobrecida vocación de pagar lo que no recibía diferente: recuerda el amor pasado, lo innecesario de esconderse
para ser lo que no sería nunca en los rincones dentro del ámbito de la infancia. Ocultarse en un
y represar mi espíritu espacio donde hubo paz no indica pesimismo, derrota; la necesi-
a través de unas cuantas contusiones dad de refugio persiste, sí, pero por la búsqueda de algo superior
manteles perforados que le pertenece al recuerdo, el amor. Cierto que hay períodos de
por el asma vitrales de farmacopeas indefensión, generalmente motivados por la soledad (debido a la
y la soga al cuello ausencia de los padres en los poemas relacionados con el pasado
sentado diariamente en la banqueta infantil), la incertidumbre, la invocación de la noche al suicidio;
de Claudio el Debussy se halla el quebranto, el agotamiento, la urgencia de protección
pavo real barato ante lo dañino, ante la ciudad, el más allá de la ventana. Hay una
de aquella mi primera complacencia del mundo imagen perfecta para sintetizar la indefensión y las peticiones de
interrumpida por el sobre cesante ayuda en el poema «Se comete un breve crimen» (2), imagen que
de Gerardo Machado que llegó como un ábrego significa el anhelo por retornar al cordón, al líquido caliente que le
asegura la salvación, el útero materno:
con el nuevo color invernal
empujándonos al magisterio de los mulos …así podré verme solo bajo un resorte sin tiempo
en la gran región de las mariposas. pero nada arrancará ni las marcas
ni el polvo de los marcadores en los libros

116 117
ni el sillón donde dormí problemáticas del mundo y las preocupaciones individuales. En el
con las rodillas abrazadas poema «A pesar del silencio» (2) se hace visible: vive el mundo en
como si fuera algo recién hallado en el césped cada golpeadura/ como cactus reventando en la tierra/ y eso parece que
para ofrecerme se nota/ cuando doblo los ojos/ hacia el limpio vacío de la calle/ con
al primer ser humano que tocase a la puerta los faroles del parque fundidos a plenitud, y seguidamente expresa:
y que no podía ser otro más que tú. y cuando me sienta cansada de perder cosas/ retomaré la calle/ para
La casa del presente es poco aludida, la que influye en verdad es la casa perderme/ yo entre los otros/ sintiéndome/ el más pequeño de los seres.
natal, la de la infancia, donde se reprodujeron vínculos opresivos, Así, se redimensiona la individualidad, el sujeto se adentra en los
imposiciones de género, dentro se intentaba reproducir lo eterno Otros.
femenino, por ello no representa el paraíso perdido, de ella el su- Inducir un estado de reflexión es propio de esta ciudad; sin em-
jeto focaliza el rincón del amor como salvaguarda. No despliega bargo, la solución, el final, siempre se ve imposibilitado por ella
el vínculo con este espacio privado desde lo tradicional doméstico misma: hago el recuento:/ cuando el amor/ y la ciudad se ponen de un
ni explota asuntos como los quehaceres, se trata de un sujeto que modo tan difícil/ que no hay revelación/ sino el enfrentamiento con
no rechaza la casa —y dentro de esta, el hogar— de manera fre- todas las murallas («las cosas transparentes»; 2). Observándola, se
cuente y explícita ni persigue reivindicarla. Sus motivos temáticos busca a sí mismo, indaga en su pasado, pero todo ha cambiado y
la sitúan más en lo externo, fuera del marco privado, y en lo ínti- de nuevo aparece interfiriendo, la devoradora de recuerdos se ha
mo. Evidencia su derecho al espacio público al revelarse como un destruido y tampoco la fuente es idéntica. Sus ruinas no conducen
sujeto citadino y más universal. Se produce una interiorización de al pasado ni a la espiritualidad. Ella provoca otra reacción, nueva,
la experiencia de lo universal. diferente de la que una vez se vivió, su deterioro solo acarrea la
huida del sujeto, que emigra despavorido. En el poema «La Plaza
La ciudad Marte» (6) intenta liberar en el recuerdo la imagen de la plaza
proponiéndose disfrutar su belleza, lo que desemboca en una irre-
La preferencia por la ciudad en lugar de la casa resulta una trans- mediable frustración. Huye convencido de que la Plaza Marte no
gresión del rol social que dictaminaba la casa como espacio de la
le sirvió ni le sirve de memoria a quien regresa.
mujer. La mujer venció la imagen de inquilina eterna y comenzó a
En el poema «IV» (Voy a tener el derecho) de A mansalva de los
interactuar, a vivir, a sentir la ciudad, natal y cotidiana.
años, la ciudad se ofrece al S.L. Asentarse en la urbanidad significa
Para este S.L.F. que no vive la casa cotidiana, como otras fémi-
asumir una posición de lucha ante sus enemigos, de protección a
nas, la ciudad es cada vez más un segundo hogar. Este es, en suma,
los indefensos. Precisa de la vida para proteger con ella a los demás,
su verdadero hogar o casa simbólica. El hogar anterior, si lo ubi-
al punto de esgrimir su arma de ser necesario. Su preocupación por
camos dentro de una casa relevante, había quedado en el pasado
el ser humano le impide enajenarse: el prójimo convive en la ciudad
infantil. La ciudad responde más a la identificación de hogar-casa
y demanda auxilio. No obstante, cree, desde una posición optimis-
que la propia casa que en el presente habita el S.L.F. En la ciu-
ta, que aprenderá a lidiar con la misma: Voy a tener el derecho/ de
dad encontraremos matices interesantísimos: resguardo y aniqui-
asentarme en las ciudades.
lación, espiritualidad y materialismo, lucha y defensa. Revela las

118 119
La ciudad no solo es la estatua, la fuente, la calle: la ciudad es en el puente de La Fuerza
también el caño urbano. Y al identificarse con un papel que se aho- y repetiría infinitamente
ga en este, conmociona por el estado depresivo, su miniaturización «pero no me diferencio del conjunto»
o minimización, los efectos de la gran urbe: No hay nada que espe- y desnuda e impaciente
rar de esta tristeza permeable/ ni de este acontecer mío en la tragedia daría vueltas en la ceiba de El Templete
simple/ soy como el papel ahogándose en el caño urbano/ aunque lleve pidiendo el vuelco hacia la belleza
escrito un poema hermoso («Se comete un breve crimen»; 2). un sinfín de humedades
Finalmente, la describe e identifica con un referente. En el poe- la flor seca en el poemario de Delmira
ma «VIII», del poemario Ante la pérdida del safari a la jungla, el y luego regresaría a casa
S.L. describe la ciudad. con la «cabecita baja» de Pilar
«VIII» conmovida y llameante.
¿qué tal Havana City? No escapa a sus pupilas la cal de las paredes, los tatuajes, los graffitis,
hay molienda de cal en las paredes los metrobuses, la angustia ante el deterioro de la capital cubana.
rebanadas del sol y de la lluvia. Importantísima esta identificación porque nos remite a la Lina
se metamorfosea de Feria, autora que pasea a menudo por La Habana, de ahí que
la indumentaria que nos cubre podamos establecer nexos, suponer que el S.L.F. tiene visos anec-
y en el ombligo hay bolitas de plata dóticos propios de la autora, mencionar el marcado interés del
y en la ceja un arito sujeto por que se conozca su ciudad, el nombre, los lugares prefe-
pellizca carne y sangre. ridos, los sitios que constituyen referente internacional. Confirma
cibernéticamente su pertenencia a Cuba, el país, uno de sus vientres. Transgresión
los tatuajes crecen al por mayor de la propia ciudad. Aparece en su discurso también la ceiba del
y en el muro graffitis Templete donde daría vueltas desnuda, actitud que confirma la
con nombres de los amantes. pasión por la libertad.
los metrobuses aglutinan en su vientre La azotea se exalta en el marco citadino. Es el escenario cómpli-
al pasajero desconocido ce de las relaciones amorosas; el espacio público, elevado, el que
y pasa el tiempo permite la mayor intimidad tanto física como espiritual: estoy con
como madera arañada por los gatos mi amante desnudo por la azotea y los andamios haciendo piruetas
canarreos que acabarán cubriendo de tierra («Amantes de azoteas y andamios»; 6). Definitivamente, le perte-
la soledad de nuestros cuerpos. nece más a la ciudad que al encierro en la mansión familiar.
¿qué tal Havana City? Por ello se ha de afirmar que el S.L.F. se identifica más con la
si no fuera por lo que te destruye ciudad que con la casa, así privilegia el espacio público por encima
(el mar del privado. Se configura un S.L.F. intelectual, amante, de gran
el insondable) dimensión humana, edificando su vida social y, con esta, a sí mis-
me acostaría contra todas las banderas mo. Porque al final el viaje más allá de las paredes, de una casa a

120 121
otra, de una ciudad a otra, o del pueblo a la ciudad, no tiene un Revisitaciones
significado más topográfico que la identidad misma. El poemario
Ante la pérdida del safari a la jungla, merecedor del Premio Nicolás
Guillén, cierra con un poema titulado «Reflejos», en él se explicita
esta relación espacial-identitaria desde la que se configura el S.L.F:

ni gané ni perdí
en el viaje imposible
desde la aldea a la ciudad urbana Atender el discurso del sujeto lírico femenino permite describir
sino que solo realicé la identidad de una manera íntegra, no fragmentada, en que cada
el bojeo de mi propio cadáver […] sujeto es una unidad en sí misma, independiente, donde todos
sin mascarilla los elementos se interrelacionan de manera holística. En la obra
el pájaro me mira de Lina de Feria se representan varias identidades, estas no fueron
y hecho a rodar cualquier tristeza tratadas como tipos, sino como sujetos únicos de acuerdo con el
sabiendo que todas las praderas me pertenecen sentido de cada poema, y se caracterizó según las isotopías comu-
y que aún amo al hombre
nes en cada uno.
soñoliento o cansado
Al asumir la identidad femenina cada sujeto lírico proyecta su
o simplemente erecto
propia identidad, y por ello asume una forma individual de lo
urdiendo entre los ómnibus
femenino. Los análisis de este tipo, que parten del sujeto lírico,
el camino del devenir
tienen una mayor libertad para hablar de identidad de género, no
el próximo paso para encontrar su sombra
están subyugados, gracias al carácter ficcional de su textualidad,
sellada por el agua de los ríos
por los discursos hegemónicos que han descrito al género ni por la
y por el deslave de la noche.
identidad de género de la autora (o autor); por supuesto, siempre
bajo la premisa de que los sujetos líricos femeninos son represen-
taciones interpretadas de la autora y que esta les transfiere sentidos
desde su biografía e historia biográfica. En general, se puede afir-
mar que la obra poética de Lina de Feria revela una asunción par-
ticular de lo femenino, que tiene su singularidad respecto al con-
cepto preelaborado por la cultura patriarcal y los propios discursos
femeninos que han deconstruido y edificado nuevos proyectos de
conceptualización.
El sujeto lírico proyecta una identidad femenina per se. En
primer lugar, el S.L.F. se halla marcado por una búsqueda in-
cesante del conocimiento y la verdad, que parte de la pulsión

122 123
de su condición humana, para descubrir el sentido último de la la identidad femenina. El sujeto se vuelca hacia la casa natal como
existencia, del ser. Sus identidades, desdoblamiento de la autora, lugar de opresión, donde se reproducen los patrones del discurso
se yerguen con un discurso emancipado, en que se privilegian los patriarcal, los cuales desarticula desde un discurso de denuncia, a
fueros internos y la consumación íntima de las relaciones huma- partir de la revisión de sus memorias. Prefiere el espacio público,
nas, se pronuncia una identidad femenina distante de la reclusión el vínculo directo con la ciudad y sus elementos, la interrelación
en su proyección humana. En cuanto a género se refiere, su dis- con otros sujetos.
curso no está mancillado por rencores de esta índole; enuncia- Lina de Feria posee y lega una proyección singular de lo feme-
dos y actitudes se despliegan a partir de los elementos comunes nino, donde la asunción de la identidad femenina no se restringe
a los seres humanos, sin privilegios raciales, sociales, genéricos. al antagonismo del constructo psicosocial femenino-masculino,
No hay una confrontación directa hacia el Otro masculino, salvo antes lo supera en la redención del Otro. El hallazgo principal es
en casos determinados por una hegemonía patriarcal explícita. El la expresión emancipada de las identidades personales, genéricas y
Otro es también un ser humano y debe tratársele como tal, se pre- culturales y la legitimación del ser humano libre. En este sentido
senta desde fuertes discursos e imágenes poderosas su condición, evoca la redención de la existencia humana para develar su sentido
su necesidad de ser auxiliado, y en ello se descubre, la defensa de pleno, y otorgarle dignidad. Es una voz significativa y compleja
su redención. El ágape como temática permea todas las identida- que enriquece el discurso femenino, voz esencial e inalienable en
des, hacia sí mismo, hacia la Otra y al Otro, hacia lo exterior. Al la polifonía del discurso lírico nacional.
discursar sobre sus deseos la identidad femenina se reafirma, el
eros se vierte sobre todo hacia otras identidades femeninas, y así
subvierte desde su expresión emancipada la predeterminación del
deseo erótico hacia el Otro masculino. No hay una obsesión por
el advenimiento de la vejez en lo corporal; la pérdida de la vita-
lidad, sobre todo en un sentido espiritual, es la que revela cierta
angustia, que es vencida por la permanencia del amor que no cesa,
y se trasluce en el auxilio ofrendado mediante la transmisión de la
experiencia, convirtiéndose en uno de los principales hallazgos de
la búsqueda que inicia desde el primer poemario cada sujeto lírico.
La trascendencia vence a la vejez, a la muerte, y se alcanza con la
expresión de la identidad, de la vida vivida, de la consumación de
su condición humana manifiesta desde la palabra. La relación con
la naturaleza adquiere una dimensión simbólica, todo lo natural
participa de la intimidad del sujeto. Tanto lo espiritual como el
cuerpo femenino se travisten simbólicamente de la fauna y la flo-
ra, desde lo telúrico, lo aéreo, lo acuoso, desde el fogos. La casa,
espacio privado, y la ciudad como espacio público, participan de

124 125
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136 137
Índice

Nota preliminar / 7
Cero: Lina de Feria, tu nombre / 9
Uno: Bocetos críticos / 28
Dos: Sujeto lírico femenino / 36
Del golem mítico al golem poemático / 36
Sujeto lírico / 38
Sobre lo femenino y su identidad asumida / 43
Sujeto lírico femenino / 53
Tres: Representaciones de la identidad / 56
S.L.F. intelectual / 56
S.L.F. madre / 68
S.L.F. hija / 74
S.L.F. autónomo: María Granados / 81
S.L.F. Lina / 86
Cuatro: Erotismo y vejez / 90
S.L.F. erótico / 90
S.L.F. ante la vejez / 103
Cinco: El S.L.F. en el entorno físico / 106
La naturaleza / 106
La casa / 111
La ciudad / 118
Revisitaciones / 123
Bibliografía / 127
Bibliografía activa / 127
Bibliografía pasiva / 128
Este libro se terminó de imprimir en
diciembre de 2019 en el Taller Gráfico
del Centro Provincial del Libro y la
Literatura, en Santa Clara. La tirada
consta de 500 ejemplares

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