Está en la página 1de 166

San Chárbel según sus contemporáneos

Padre Hanna Skandar

Chárbel, loco de Dios


Chárbel, loco de Dios, es el título del primer libro escrito sobre el Santo del Líbano, Chárbel Majluf, y que habla de su
relación con Dios y sus hermanos, los monjes, de su vida ascética y de las mortificaciones que ha vivido.

Chárbel, loco de Dios, es el título que se puede poner al libro del Padre Skandar, titulado “San Chárbel según sus
contemporáneos”. Es que la vida que ha llevado nuestro gran Santo no es normal, en el sentido propio de la palabra,
porque su conducta, lo que hizo y toda su vida fueron contradictorios con la lógica de los hombres. Las contradicciones
radicales que rigieron su vida, suscitan en nosotros el asombro, el interrogante y la perplejidad. ¿Es normal que un
hombre se despoje a ese punto, de su humanidad y de sus emociones para vivir como si estuviera en otro mundo? ¿Es
normal que renuncie tanto a su afectividad, hasta el punto de rehusar el encuentro con su madre y sus hermanos cuando
vienen a verle y enviarlos sin recibirlos? ¿Es que, por el voto de obediencia, que consiste en despojarse de su propia
voluntad para obedecer a sus superiores que representan a Dios, le obligue también a someterse a los monjes más
jóvenes, todavía en período de formación, y aún a los mismos empleados, a los sirvientes que trabajan con él en el
campo? En fin, ¿Es que es normal que él se abstenga de comer, cuando tiene hambre, aguardando la orden formal de
hacerlo, sabiendo que las horas de comida en los conventos y eremitorios son fijas y que la obediencia a la campana que
llama a los monjes, a la oración, al trabajo o a comer, es lo mismo que las órdenes dadas por los superiores?

En efecto, si tratamos de comprender y de interpretar la conducta de San Chárbel, según nuestra lógica humana,
seremos incapaces de obtenerlo. Así que toda interpretación y explicación humanamente hablando, nos serían
imposibles, cuando se trata de poner en la mente de los que nos preguntan la razón de la esperanza y de la fe que hay
en nosotros (I P. 3,15).

La vida de Chárbel en su eremitorio de San Pedro y San Pablo, en Annaya, es única por cualquier lado que se le mire.
Fue un hombre que abandonó el mundo para vivir con Dios, a tal punto que se volvió loco de Dios. Muy a menudo, la
locura se caracteriza por una atracción total hacia el otro o ante un pensamiento o de una opinión, hasta el punto de
convertirse en una obsesión del hombre que se sale de lo real. Ése era el estado de Chárbel, para quien Dios significaba
todo y más tarde, era para él una necesidad devolverle ese todo, dado que Dios representaba su único ideal al cual
tender, después de haber confiado su suerte a Dios que vino a ser su único objetivo. Chárbel, en adelante podía hacer
milagros en nombre de Dios. Los obraba como intermediario. Por la oración alejaba langostas de los campos del
convento, curaba enfermedades que los superiores encomendaban a sus oraciones y alumbraba la lámpara llena de agua
y no de aceite.

Frecuentemente escuchamos muchas de esas cosas etiquetadas como ”verdades a medias”, donde se critica la vida de
los monjes, de los ermitaños y anacoretas, preguntándose cuál es su utilidad en la sociedad donde viven, en particular
en la que nosotros vivimos, sociedad materialista y consumista, donde el valor del hombre se mide por la producción de
su trabajo, por lo que el hombre queda reducido a un simple producto, exactamente como una máquina que se tira a un
lado, ya usada durante el tiempo para la que fue ideada, para reemplazarla por otra. ¡Lástima! Eso es exactamente lo
que llega a ser muy frecuentemente el hombre, cuyo valor está ligado a su capacidad productiva y que se desprecia
cuando ya se ha vuelto incapaz de producir en esta sociedad materialista. Ésa es la clasificación de la gente en la
sociedad, entre productores y no productores, de que hacen parte los ermitaños y anacoretas que, después de
abandonar el mundo, no ofrecen nada y nada producen a la sociedad. Puede ser que así sea, si se mira la vida actual que
llevan esas gentes; pero cuando se restablece el curso del tiempo, se descubre que su manera de ver las cosas no es nada
correcta.

Esas personas que uno mira a menudo con desconfianza y ligereza, son las que a la larga, sirven a la sociedad; son
las que se eternizan en la historia y de las que la gente recuerda con admiración. Mientras de los poderosos del mundo,
contemporáneos suyos, son objeto de críticas mordaces e incluso de maldición, por las desgracias y calamidades que
perpetraron.

¿Quién puede, por ejemplo, acordarse de los nombres grandes, de los poderosos, de los sabios e inteligentes que
vivieron en la época de Chárbel Majluf? Para hacerlo, hay que recurrir a los libros de historia, a los archivos y
manuscritos para saber que existieron y que hicieron obras laudables. Mientras que la abrumadora mayoría de la
humanidad conoce, hoy día, a Chárbel Majluf, los milagros, los prodigios realizados por su mediación y cuyos relatos han
desbordado la memoria de los tiempos y culturas, pues la Iglesia lo elevó a los altares y en diferentes países se
construyen iglesias a su nombre.

-1-
¡Quién hubiera podido conocer una pequeña aldea llamada Annaya, sin San Chárbel! Gracias a él ha venido a ser un
lugar importante de peregrinación al que fluyen turistas de todos los países, no sólo para orar, sino por los restaurantes
y hoteles que atraen su atención.

¡Chárbel, ebrio de Dios! Pues que él escuchó la palabra de Cristo y la vivió a la letra. Cristo dijo: “el que ama a su
padre, a su madre, a sus hermanos y hermanas más que a mí, no puede ser mi discípulo”. Es por eso por lo que Cristo
fue para Chárbel todo su amor, que lo sedujo y del que vino a ser un loco hasta el final.

Que tomemos la palabra de Cristo en serio, en nuestra vida y que cambiemos radicalmente nuestra vida por la
mejor, y así contribuiremos a mejorar la vida de nuestra sociedad para que sus hijos vivan los valores morales y el
espíritu del cristianismo a la letra y con rectitud, adhiriéndose así, a la construcción de un mundo mejor, donde nuestra
única meta sigue siendo Dios.

Líbano 5/ 1 / 2008

Monseñor Jorge Abu Yaude

Introducción
Este libro está sacado principalmente, de seis libros precedentes1, inéditos a causa de la repetición fastidiosa y el
desorden de los acontecimientos. Es por eso por lo que me he decidido a poner en orden 53 testimonios que,
aproximadamente ocupan 600 páginas de formato A4, transcribiéndolos todos con absoluta fidelidad y reuniéndolos
en una historia común, según los testimonios repetitivos de los testigos y apoyado en otras fuentes y referencias2,
para llenar el vacío y aclarar un punto cualquiera. Prefiero contar los sucesos valiéndome de diversas fuentes, sin
criticarlos, ni analizarlos ni comentarlos, dejando así, campo abierto a los estudiosos para que lo hagan en el futuro.

Los testimonios están ordenados de la forma siguiente: El primer capítulo relata un suceso cuasi-histórico de la
infancia de Chárbel y que aconteció hasta su ingreso en la Orden: su ordenación sacerdotal, su estadía en el
convento de Santiago Al Hosen, luego sus traslado al convento de Annaya y su aislamiento en el eremitorio.

El segundo capítulo comprende 26 temas sobre la vida del Santo que contiene cada uno, la definición del tema,
según los testigos; y luego, las versiones y los acontecimientos que le conciernen.

El capítulo tercero relata la historia de su última misa, su agonía, su entierro, la luz que salía de su tumba, la
apertura de la misma, los análisis efectuados de su cuerpo y los informes de los médicos.

Se menciona el nombre del testigo en la rúbrica, al final del testimonio. Para cada punto he tenido siempre
cuidado de señalar someramente, las fuentes y las referencias que he expuesto con detalle al fin del libro.

Vista la semejanza entre la vida de Chárbel y la de Cristo, he confirmado a veces, un episodio de la vida del
Santo con otro similar del Evangelio. Algunas veces, un acontecimiento de la vida de nuestro Santo ha sido
encabezado con un título tomado el Evangelio.

Líbano, 21 de julio de 2008

Padre Hanna Skandar O.L.M. Convento de Nuestra Señora de la Fortaleza, Menjez-Aqqar- Líbano

-2-
Capítulo I: Comienzo del viaje

A: José Antonio: en Bqaakafra

1-Una familia santa


“Su padre se llamaba Antonio Zaarur, “Abu Hanna”, de Bqaakafra. Su madre, Brígida Elías Jacob Al Chidiac, de
Bcharri. Tenía dos hermanos: Juan y Anunciación; y dos hermanas: Kauna y Rosa. Él era el menor de la familia.
José era el nombre civil y, Chárbel, el nombre religioso, cuando entró en la Orden.

Su papá era un sencillo trabajador, como el resto de los habitantes de su aldea”4, “que vivía del cultivo de su tierra;
y su mamá se ocupaba de los trabajos domésticos. Ambos eran piadosos y se preocuparon por darle una educación
cristiana”5.

2- La muerte del padre, durante el trabajo forzado


“En aquella época, el ejército del príncipe del Líbano6, obligaba a los dueños de bestias de carga a trabajos
forzados, para transportar las rentas del príncipe, toda clase de granos a Beit-Eddine. En el curso del año 1831,
Antonio Zaarur tenía una mula y trabajaba en la localidad de Magdlaya7. Fue requerido para el trabajo forzado a
transportar el producto de dicha aldea a Biblos, para enviarla, después, a Beit–Eddine. En el camino de regreso de
Biblos hacia Bqaakafra, llegó a la aldea de Guerfin, donde cayó enfermo, murió y fue sepultado”8. “Esto sucedía el 8
de agosto de ese mismo año9, cuando Antonio Zaarur entregaba su alma a Creador, en la aldea de Guerfin, en la
ciudad de Biblos, cuando efectuaba su trabajo forzado de transportar los productos dese Magdlaya a Beit-Eddine”10.
Entonces, su viuda se ocupó de los niños, ayudada por su cuñado Antonio Zaarur”11

3- Nacimiento y bautismo de Chárbel

La casa del abuelo de San Chárbel, donde nació, todavía se encuentra en Jalidie. Fue restaurada, hace ya como
unos quince años, y transformada en iglesia. Dicen que Brígida venía con su familia y “Abu- Hanna”, portando con
ellos sus reses, para pasar allí el invierno, durante cuatro meses, huyendo del frío y de la pobreza. Ella ayudaba a
sus padres en la recolección de las aceitunas. Fue allí donde nació José, San Chárbel, en invierno, y fue bautizado
en la antigua iglesia de Nuestra Señora de Jalidié”12 “o, bien, Nuestra Señora de Bqaakafra”13.

“Cuando San Chárbel estaba en Bqaakafra, no se llevaban, todavía, registros en la iglesia”14. En efecto, el
registro n°1 empezó en el año 183015. Es por eso por lo que Chibli declara: “Yo no encontré en los registros de
bautismos de la aldea de Bqaakafra la mención del nacimiento y del bautismo del Padre Chárbel. Pero sí encontré la
mención de los bautismos16 de sus hermanos, del deceso de su padre y de su madre. Deduje de todo esto, que el
Padre Chárbel nació el “ocho de mayo”18 de 182817.” Otra hipótesis señala su nacimiento en 183319. Pero lo más
probable, según la lógica, es que su nacimiento fuera a comienzos de la primavera de 1832, unos meses después
de la muerte de su padre. Esto es lo más probable, por dos razones: su mamá era todavía joven, pues trajo al
mundo a Antonio, en su segundo matrimonio, el ocho de septiembre de 183420 y, a Noé, el tres de julio de 183721.
José era el menor de la familia y es probable que su mamá estuviera encinta cuando la muerte de su padre.

4- Nuevo matrimonio de la mamá


Dos años y dos meses después de la muerte de Antonio Zaarur, Brígida se volvió a casar22: “Yo, el Padre Jorge,
bendije el matrimonio de Lahud Ben–Jorge Abrahán, con Brígida, hija de Elías Al-Chidiac, de Bcharri, en presencia
de los testigos, en el mes de octubre de 1833”.23. Después, Lahud fue ordenado sacerdote24, con el nombre de
Padre Abdel Ahad25; pero no se encargó de la parroquia de Bqaakafra, sino, más bien, de una parroquia en la zona
de Baalbek26. Brígida lo acompañó a Chlifa y a Btedii, donde él tenía algunas tierras28.

5- Huérfano de madre y tutela del tío

-3-
“Después del segundo matrimonio de su madre, Chárbel vivió, como huérfano, al cuidado de Antonio29, su tío
paterno, junto con sus hermanos y hermanas30, quedando bajo su tutela31.Su madre venía, de vez en cuando, para
verlos. Los niños se entretenían, los unos con los otros, bajo lo custodia de su tío Antonio y sus parientes lejanos”32.

6-La escuela del convento de san Hochab


“El Padre Chárbel aprendió a leer y a escribir con los curas de la aldea, sus contemporáneos: Jorge, Benedicto,
Antonio, Juan y José, de la familia Majluf34, en la escuela del convento de San Hochab, en ése, entonces35. “Mi
abuelo me contó: “cuando él era muy joven, llevaba siempre en la mano el libro de oraciones”. Oí hablar a mi abuelo
de su buen humor, de su obediencia a sus padres y su cariño por sus hermanos”36. “José crecía en edad y en
conocimiento, en fervor y en bondad. Era un ejemplo viviente, en palabras y en obras, entre los chicos de su aldea.
Oraba mucho, se confesaba y comulgaba con frecuencia”37

7-Hilaridad ante una catástrofe


“José era sagaz e inteligente por naturaleza, rayana en chanza”38, por supuesto en el campo político”39. “El lunes,
12 de septiembre de 184240, llovía abundantemente, y los torrentes se precipitaban sobre Achagura41, en Bcharri. Él
describió la escena en unos versos populares42, con sus amigos, cuando apenas era un niño43:

“La quebrada Tum Al Mezrab45


inundó44 la región de Achagura.
Dijeron los pastores46 beduinos,
vecinos del riachuelo Al Qadib:
Dios hará que cese tanta lluvia
y a nosotros se digne bendecir.

Para el lobo es buena coyuntura


una oveja y un cordero secuestrar.
Al inicio47 del torrente, por ventura,
de Bcharri las gentes se pusieron a contar
que eso no era más que una nube pasajera,
eso no podría mucho tiempo durar.
Y una taza de café48 donde el vecino,
mientras pasa, se fueron a gustar.

Pero cuando el torrente inundó a Bcharri,


aterrorizada la gente empezó a gritar:
“pronto, las palas para encauzar el oleaje
y las pequeñas brechas taponar”49.

Limpio quedó el valle a causa del torrente,


que ni los muros quiso perdonar.
Gritaban y lloraban las pobres gentes:
“¡Qué escena, Dios nuestro! Quiéranos salvar.”

Cuando el torrente llegó a Hadchit,


de gloria se llenó con su gran estruendo.
Desplomáronse los muros que había allí,
y los mejores edificios abajo se vinieron.

Al valle de Qanubín llegó su fuerza,


derramando sus aguas por doquier.
Los habitantes se escondieron en las cuevas,
estupefactos, aterrados, sin saber qué hacer.

En el valle bajo de Fradíss, el torrente


su fuerza, su furia y su pujanza redobló.
En la aldea del santo patrono la imagen
portaron con suma devoción las gentes,
y exclamaban todos compungidos:

-4-
sálvanos, imagen de nuestro patrón, clemente.

De Bqarqacha los aterrados pobladores,


junto con sus niños, jóvenes y doncellas,
a Salomón50 Aarida elevaron corazones,
y por él prometían hacer obras buenas.

Y aquel pobrecito de José Hanna,


con ésa su dentadura torcida,
no pudo aguantarse ya las ganas51,
y corrió con toda prisa a la letrina.

Desde allí llamó a su tío Sergio,


que al punto vino para auxiliarlo,
sacudió de las faldas el sucio ruedo,
y arregló lo que se había desgarrado.

La cara de los habitantes de Bqaakafra


palideció al instante por tanta furia,
escaparon en sus bestias de carga,
que convirtieron en lanchas para su fuga.

Y también los de Hasrún y de Bazrúm,


desencajados de miedo ante tal bravura,
exclamaban: cortemos de los árboles las ramas,
y pongámonos a taponar ranuras.

El torrente invadió a Hadat y a Qnat.


Allí, de una granja dicen que murió uno,
que de Hamtura54en sus jardines frescos,
como secándose, colgado de un muro
encontraron, frío, solo y tieso.

Los dueños del molino Chahla,


huyeron en despavorida fila.
Se descompuso de miedo el molinero,
y acabó de llenar con su carga la letrina.

Los dueños del molino Blatt,


confundidos por tal revuelta,
a grandes voces gritaban:
traednos barro para tapar las grietas.

¡Dios Santo qué gran escena!


Cuando el torrente pasó por Yura.
Arrastró los árboles más grandes
que había en la región de Kura.

Ahora está en Tursa con su enorme fuerza.


A su paso los árboles se doblan.
¡Qué podemos hacer, oh gentes;
jamás hemos visto semejante cosa!

Su vida maldecían las gentes de Rakifa,


al ver sus hermosos terrenos desolados
por el ímpetu y la furia del torrente.
Al descubierto dejó sus tristes letrinas,
brotando sus perfumes malolientes.

Por Kosba, a rienda suelta, corría,


mucho más violento que antes,
derribando sin piedad, y a porfía,

-5-
la enorme corpulencia de sus árboles.

Su orgullo era irresistible en Bsarma.


Allí, ni las orejas de los jarros perdonó.
Los coladores rodaron con las aguas,
y las jarras en añicos convirtió.

En Kfarqahel55 los habitantes renegaban,


y bien lo merecían por lo pecadores que son.
El más sólido de sus muros derrumbaba,
y ni rastros de sus ruinas les dejó.

Llegado el torrente a Dahr el Aain,


Sin piedad sus dos orillas carcomió.
Y las gentes compungidas exclamaban:¡ay!,
nos golpea la terrible maldición de Dios.

En Abu Ali56 las olas altas se elevaban.


La muerte allí muchos encontraron,
y, por ende, sus bien construidas casas,
por fuerza de su suerte abandonaron.

Al arribo del torrente a Al Mina,


un ruido loco, en furia convertido,
amenaza por doquier la ruina:
era un visible de Dios castigo.

Enfureciéronse las aguas de la mar,


los límites de la marea alta traspasaron,
y si eso hubiera durado un poco más,
en sus aguas ni un solo barco57 habría quedado.

8-“La roca del santo” y la vaca


“Los hijos se repartieron la herencia de su padre. A José le correspondió la vaca que llevaba al campo58. “Yo
solía llevar a pastar la vaca de mi padre, y la ordeñaba”59.”Y labraba, también, sus propiedades. Se aislaba
siempre, lejos de los otros chicos de su edad que cuidaban rebaños. Desde su infancia evitaba frecuentar la gente,
buscando siempre la soledad. Dejaba pastar su vaca y la vigilaba desde un lugar de propiedad de su familia, llamada
la roca de “Al Bhaiss”60, a una media hora de la aldea. Allí encontró una roca parecida a una cueva61, “donde
entraba, con su libro de oraciones en la mano. La frecuentaba tanto para aislarse, que la gente la llamó “la roca del
santo”, nombre que se conserva hasta nuestros días62.

“Cuando la vaca se saciaba de comer hierba, la dejaba reposar, diciéndole: “Descansa tú, ahora, “Flor”, que
me toca el turno a mí. Voy a orar”63. “Entonces se ponía a rezar. Y aun cuando la vaca volvía a pastar, le decía:”No
comiences, otra vez; espera que yo termine mi oración, pues yo no puedo hablar contigo y con Dios, al
mismo tiempo. Dios es más importante”64.”Y pasaba largo rato en la oración”65. “De ahí, la fama de santo, entre
las gentes de pueblo, desde su juventud, fama que aumentó en la Orden. Cuando se separaba de los otros pastores,
no era solamente por la oración, sino para evitar las conversaciones ociosas. Además, no perdía de vista la vaca, no
fuera que hiciera daños en propiedades ajenas”66.

9-El santo y la gruta


“Desde pequeño, Chárbel se inclinaba a la oración y a la adoración. En la iglesia hacía, todo erecto, la
genuflexión. Rezaba en privado67, “y se iba, luego, a la gruta”68, para orar allí, lo que suscitaba la admiración y,
algunas veces, la burla de los compañeros”69. “Esta gruta, situada al sur de Bqaakafra, se llama, hasta hoy día, “la
gruta del santo”70 “Era propiedad de la familia71. “Allí se refugiaba muy a menudo”72, “llevando un puñado de incienso
que quemaba delante de la imagen de la Virgen María, a los pies de la cual depositaba un ramo de flores”73. “Sus
grandes aficiones eran la oración, la misa, las procesiones, su evasión de la gente y su buena conducta, todo lo cual

-6-
le valió el apodo de “el santo”, por los muchachos de la aldea”74. “Al comienzo, fue a manera de buerla”75. “Después,
Dios hizo realidad la predicción, haciéndolo santo”76.

10-Las desgracias

-Muerte de la “segunda madre”


“La esposa de Antonio Zaarur77 murió el 9 de septiembre de 1839, habiendo recibido los últimos sacramentos”78.

-Revolución contra los egipcios

“Dos encontraron la muerte en los acontecimientos de 1840: Tobías Gabriel, fusilado en Aaïnata, y Miguel Al
Bani, asesinado por el ejército de Abraham Bacga, el 4 de septiembre de 1840, en la montaña de Makmel”79.

-El cólera
“Antonio Elías murió atacado de cólera80 en Aïn Majal”, en la finca propiedad de Mender, el 10 de enero de
1847”81.

-Poesía82
“Brotad lágrimas de mis ojos,
al llegar el ocaso de mi vida.
Súbita la muerte me golpea,
y mis párpados cierra con sevicia.
Los míos me rechazaron con enojo.
Para mis funerales trajeron sacerdotes,
e, inerte, de tierra cubrieron mis despojos.
Oh pecador, en el piélago sumergido,
no eres más que una triste sombra
que pasajera pasa por la vida.
A tus puertas llamó ya la muerte.
¿De qué te sirvió la juventud vivida?”83

11-Las alegrías

-Matrimonio de su hermana Kauna

“Yo, el subscrito cura párroco, Benedicto, bendije el matrimonio de Antonio, hijo de Juan Nehme, con Kauna, hija
de Antonio Zaarur, el 19 de marzo de 1845”84.

-Matrimonio de su hermano Juan

“Yo, el subscrito cura párroco, Antonio, bendije el matrimonio de Huan, hijo de Antonio Zaarur, Con Miriam, hija
de Abu Elías Al Juri, el 3 de mayo de 1845”85.

-La hija de su hermano Juan

“A poco menos de una año, el 7 de abril de 1846, fue bautizada Galieh86, hija de Juan Zaarur, nacida a fines de
marzo. Su padrino fue José Ben Miguel Pablo. Su madrina, la esposa de Antonio Nehne”87.

-7-
B: Chárbel, el monje

-Los dos tíos maternos de Chárbel


“San Chárbel tenía dos tíos maternos: José y Antonio, hijos de Elías Al-Chidiac, que no tuvo más que hijos.
Ambos entraron en la Orden. El primero tomó el nombre de Agustín y, el segundo, se llamó Daniel. Ambos fueron
ermitaños en San Pablo, en Kozhaya. Yo, personalmente, visité el eremitorio para ver al Padre Daniel, que era el
más joven, habiendo tomado el hábito primero que su hermano, el mayor, que se había quedado para cuidar de su
padre, ya anciano y solo, en la casa. A la muerte de su padre, se juntó con el más joven, cumpliendo, así, dos
obligaciones santas. Ambos fueron ermitaños virtuosos. En San Chárbel se cumplió el proverbio: “aunque el niño
cambie, a su tío materno se parece”88.

Los dos monjes nacieron en Bcharri, en Jalidie, donde la familia pasaba el invierno. Daniel entró al noviciado, en
el convento de San Antonio, en Hub. Pronunció sus votos el 29 de febrero de 183889, y allí permaneció hasta el 25
de septiembre del mismo año90. Fue ordenado sacerdote el 20 de junio de 184191. Después de su ordenación
sacerdotal, fue trasladado, turnándose, entre Kfifane, al lado de San Hardini, el 24 de agosto de 184192, y Maifuq, en
185193. Vivió con San Chárbel en Kfifane, y era el director espiritual de San Naamtallah Al Hardini94. Allí
permaneció hasta el 1°de noviembre de 185995. Después vino al convento de Nuestra Señora de Maifuq, y allí
permaneció hasta el 12 de noviembre de 186896. .

Agustín entró al noviciado en el convento de San Antonio de Kozhaya, pronunció los votos el 1° de julio de 1841,
a la edad de 23 años97. Allí mismo adelantó sus estudios98. Fue ordenado sacerdote el 23 de marzo de 184799, y se
quedó allí100, para ser removido, después, al convento de Nuestra Señora de Maifuq, en fecha ignorada. Su nombre
figuró ya en el convento susodicho el 16 de septiembre de 1859101, para quedarse hasta el 12 de noviembre de
1868102. Antes de 1871103, los dos monjes fueron enviados al convento de Kozhaya, donde permanecieron hasta el 2
de noviembre de 1874104. Daniel entró en el eremitorio de San Pablo-Guebta, perteneciente al convento. Y el 8 de
febrero de 1875105, lo siguió su hermano Agustín.

“El Padre Agustín de Bcharri murió como ermitaño, habiendo recibido los últimos sacramentos. Murió, atacado de
hidropesía, en olor de santidad, el 1° de noviembre de 1884”106.

El Padre Daniel de Bcharri murió también ermitaño, de ya muy avanzada edad, recibidos los últimos
sacramentos, el 23 de marzo de 1895”107. Virtuoso como era, entregó su alma al Creador, diciendo: “Mi deseo es
desintegrarme para estar con Cristo”108.

2-Camino hacia la Orden, en el convento de Kozhaya


“Oí decir a mi abuelo que su hermano, Chárbel, se quedó en la aldea hasta los 18 años; que no le entusiasmaban
las diversiones ni la amistad con los demás jóvenes; que prefería buscar, siempre, la soledad y la oración y que iba
con él, mi abuelo Juan, a visitar a los tíos. Una vez los tíos le pidieron a José que les trajera de Bcharri algo que ellos
necesitaban. Entonces mi abuelo Juan les respondió: “Queridos tíos, se me antoja pensar que José no volverá a
casa si regresa donde ustedes”. “Dios lo quiera”, respondió uno de ellos. “Que entre en la Orden. ¿Qué hay en este
mundo?”109.

“Un día, el Padre Daniel fue a Bqaakafra. Cuando quiso regresar al convento de Kozhaya, pidió a Juan Antonio
Zaarur que le permitiera a su hermano José que lo acompañara. Juan respondió: “mi querido tío, mucho me temo
que José se quede en el convento”. José acompañó a su tío. Ocho días después de su regreso, entró en la
Orden”110.

3-En el convento de Maifuq: sígueme (Mc.2, 14)


“Un día, el Padre Daniel Al Chidiac fue a Bqaakafra. De regreso al convento de Nuestra Señora de Maifuq, llevó
consigo a José, su sobrino, quien entró en el noviciado”111. “Es de saber que, en aquella época, el noviciado era de
tres años, y debía hacerse en un convento lejos de la región”112. “Nuestro joven entró en la Orden el 8 de agosto de
1851113, cambiando del nombre de José de Bqaakafra por el de Chárbel, después de haber pasado ocho días
vestido de civil”.

-8-
Después de tomar el hábito de la Orden, quitándose el vestido mundano, abandona el cuerpo; y tomando el
hábito monacal, opta por la vida del espíritu. Chárbel sabía bien que había abandonado un padre y una madre,
según el cuerpo, y se había entregado a los padres114 espirituales115.

“Durante el período de noviciado cumplió, a la perfección, sus obligaciones, y se distinguió por la obediencia y el
silencio”116.El novicio debía guardar silencio”117. “Era feliz en su vocación. Su conducta era ejemplar en la
observancia de la Regla y las Constituciones monásticas. Fue modelo de obediencia a los superiores y de caridad
para con sus hermanos”118.

4-No miró hacia atrás (Lc.9, 62)


“El primero que lo alcanzó fue su tío y tutor, Antonio; después, su mamá y, más tarde, sus hermanos Juan y
Asunción, pues todos habían ido para impedir que entrara en la Orden, y devolverlo a casa. Él rehusó volver con
ellos. Después fue su madre, Brígida, acompañada de su cuñado, Antonio Zaarur, quienes se presentaron en
Maifuq, donde él hacía su noviciado, para suplicarle que volviera a la aldea. Su madre acechaba la salida de los
novicios, cuando se dirigían al campo. Cuando lo vio entre ellos, corrió y le tomó la sotana. Mientras tanto, él miraba
hacia el suelo. Ella le dijo:”vuelve conmigo a casa”. Él aprovechó un descuido de su mamá, se zafó de ella y se
reunió con sus hermanos, los novicios. Como unas doce veces, ella y el tío Antonio, intentaron devolverlo a
Bqaakafra”119

“Sucedió que, una vez, un hombre de Maifuq fue a Bqaakafra. Mi abuelo le preguntó, delante de mí: “¿Has visto
a nuestro monje en el convento de San Marón?” Él respondió: “¿A quién?”. Mi abuelo le dijo: “Al Padre Chárbel”. El
hombre le contestó:” ¡Bienaventurado, bienaventurado! Cuando era todavía novicio en Maifuq, era para nosotros un
regalo del Espíritu Santo. Cuando usaba la pica detrás del arador, sus ojos estaban clavados en tierra. No miraba a
nadie, ni con ninguno hablaba”120.

5-El nombre de Chárbel


Etimológicamente, Chárbel, nombre siríaco, se deriva de dos palabras: “Charb”, que quiere decir, “cuento o
historia”; y “El”, que significa Dios. Chárbel significa, pues, cuento o historia de Dios. Ese nombre lo llevó un mártir
siríaco que fue obispo de Edesa, hoy en Turquía. Fue crucificado en el año 121121. Muchos monjes de la Orden
Libanesa Maronita llevan este nombre, como el Padre Chárbel Medlege, que fue elegido superior general entre 1784
– 1787122. Las ruinas de la iglesia de San Chárbel123 se encuentran aún en Bqufa, vecina de Baghlett, en Bcharri,
parte de cuyas tierras pertenece a la familia Chidiac, que desciende de la madre de San Chárbel, y pudo haber sido
propiedad de su abuelo materno, y haber tenido conocimiento de San Chárbel, que fue patrono de la iglesia en
ruinas, y allí haber orado.

6-No te entristezcas por José (Lc.23, 28)


“Cuando Brígida perdió toda esperanza del regreso de su hijo José a Bqaakafra, sintió tan grande tristeza que las
consecuencias aparecieron en su cara. Pensaba todos los días en José. Después, acaecida la muerte de su hija
Rosa, los habitantes del pueblo le decían: “No te aflijas tanto por José124. Ya Dios te ha probado bastante por la
muerte de tu hija Rosa, en plena juventud”125. Rosa falleció el 22 de noviembre de 1851, habiendo recibido los
últimos sacramentos126.

7-Rosa, la piadosa
“Ponía mucho fervor en la oración. Se arrodillaba rectamente y levantaba los brazos para el rezo del rosario, en
una camándula larga que mantenía siempre en el bolsillo. Cuando los habitantes de la aldea la veían rezar, después
de que se comprometió en matrimonio con Antonio Juan El Jaisssi, le decían: “tu rezo del rosario es largo. ¿Cuando
te cases, crees que tu suegra te dejará rezarlo?” Ella respondía: “Pues que me muera, antes de entrar en su casa”.
Efectivamente, su deseo se cumplió, pues murió virgen, apenas comprometida en matrimonio. A menudo repetía:
“Señor, que el bien se realice y el mal se aleje. Prefiero morir antes de casarme, si este matrimonio no te agrada”.
Dicen que su primo Antonio Pedro Zaarur vio salir una paloma de la ventana de la casa donde ella se confesó, antes
de morir. Cuando su novio venía a visitarla, mientras ella estaba arrodillada, con los brazos extendidos, le decía a su
sobrina, la hija de Juan: “Ponte detrás de mí, con los brazos extendidos, para ocultarme a su vista, a fin de terminar
mi oración”127.

-9-
8-Una aventura loca (Mt.18, 8-9)
“El superior general y su consejo prohibieron el trabajo común de monjes y mujeres en el proceso de los gusanos
de seda, aun con detrimento de las rentas del convento”128.Por eso se tomó la costumbre en Maifuq, de enviar los
novicios a pelar y deshojar las ramas de las moreras, mientras que las señoras y las muchachas trabajaban en otro
sitio, alimentando los gusanos de seda. Sucedió que una de las muchachas que trabajaba en el convento, habiendo
notado la decencia de Chárbel, que se distinguía de los otros, quiso hacerle una chanza. Desde lo alto donde ella
estaba, le lanzó un gusano”129. Después bajó, recogió el gusano y se lo puso en la mano”130. “Esa misma noche
abandonó el convento de Maifuq, y se fue al de San Marón, en Annaya, que está aislado y lejos de la civilización.
Por eso se lee en los anales del convento de Maifuq, frente al nombre del hermano Chárbel, el término “fachaha”
(colgó los hábitos) 131. Pero cuando él contó al superior del convento de San Marón lo que había pasado, éste
consultó al Abad General, a petición del novicio, pues no era costumbre admitir en un convento al que abandonaba
otro, sin la autorización del Superior General. Pero el Abad General aprobó su admisión en el convento de
Annaya132, para terminar allí su segundo año de noviciado133.

“Y se dice que abandonó el convento de Maifuq para entrar en el de San Marón, en Annaya, a causa de los
muchos habitantes alrededor del primer convento. La expresión “fachaha” molestó mucho a mi abuelo que, más
tarde, supo la verdadera causa por la que abandonó a Maifuq. Fue movido por el deseo de alejarse de la gente”134,
pues el convento de Annaya estaba más lejos de la gente de la aldea que Maifuq. Y, según la opinión de otros, fue
porque en ese convento de San Marón, en Annaya, se encontraba uno de su aldea, el Padre Efrén135 de
Bqaakafra”136.

9-Tus palabras dan vida eterna (Jn.6, 68)


“Una vez, mientras los novicios salían del convento de San Marón para el trabajo del campo, su madre lo vio,
pues acechaba su paso, se precipitó sobre él, lo tomó por la sotana, le insistió volver con ella a casa, creyendo que
no tenía vocación para monje. Pero cuando se dio cuenta que sí la tenía, le dijo: “o te quedas y permaneces en la
Orden para ser un buen monje, o vienes inmediatamente conmigo a casa”137. Chárbel le respondió: “tu deseo será
cumplido”138.

10-Mi carga es ligera (Mt.11, 30)


“El 1° de noviembre de 1853, los hermanos José Abdilli139 y Chárbel de Bqaakafra, ambos de 20 años,
pronunciaron sus votos solemnes delante del superior Antonio Al Beni”140. “En esa época sólo se pronunciaban los
votos solemnes”141.

11-Nos veremos en el cielo (Mc.3, 31-35)


“Contó Brígida: “Fui una vez al convento de Annaya para verlo, después de sus votos solemnes. Le insistí que
quería verlo, pero él no quiso hacerlo, cara a cara. Solamente me respondió con algunas palabras, desde adentro,
mientras yo permanecía afuera. “¿Es, así, que me privas de verte, hijo mío?”142, le dije, extrañada de su reproche y
comportamiento. Él me respondió: “Si no te veo ahora, nos veremos en el cielo”. Su mamá regresó a casa triste y
bañada en lágrimas”143.

“No hablaba con la gente, así fueran parientes u otros. Si eran mujeres las que querían verlo, él se las arreglaba
ante el superior u otros para que no lo obligaran a recibirlas. Pero si lo obligaban a hacerlo, se guardaba muy bien de
mirarlas a la cara, y siendo muy breve con ellas”144, pues “se han de evitar las mujeres, aun si son de la familia”145,
dicen las Constituciones.

12-Yo los aliviaré (Mt.11, 28


“Estaba muy apegado a sus votos y a sus obligaciones. Nunca recibió ni el más mínimo reproche en toda su vida.
Todo en él era perfecto: en sus trabajos, en su comportamiento, en su aspecto que inspiraba el respeto y la
piedad”146. “No conoció la tibieza, ni al final de su vida. Al contrario, avanzaba más en bondad, fervor y piedad”147.

- 10 -
“Practicó todas las virtudes, de tal manera que aventajaba a todo mundo y a los mismos monjes. Las vivió firme y
continuamente, sin debilidad ni desmayo, con prontitud y alegría”148. “No tenía otro deseo que no fuera el pensar en
Dios, ni más lengua que para hablar del Él, ni más voz que para bendecirlo”149.

“Era un monje proverbialmente ejemplar en la observancia de la Regla y en el cumplimiento de sus obligaciones, de


tal manera que cuando alguien le pedía un favor difícil a otro, éste le respondía: ¿Es que tú crees que yo soy el
Padre Chárbel para que me pidas eso? No puedo vivir ni trabajar como él”150. Y nosotros, los laicos, cuando veíamos
al Padre Chárbel en su invariable forma de arrodillarse, en su silencio continuo, en sus constantes oraciones, en su
recogimiento en la misa, en el trabajo duro, como si fuera el más desdeñable de los peones, en su vestimenta pobre,
despreciando las cosas de esta vida, nos decíamos: “Dichoso él”. Este monje vivió como los santos y los ermitaños
antiguos de que nos habla el martirologio. Y se reforzaba nuestra fe, reprochándonos nuestro apego a este mundo
pasajero”151.

13-El ermitaño Eliseo, director espiritual de Chárbel


Eliseo, el santo, descubrió el carisma del Chárbel, cuando lo conoció, como novicio, en Annaya. Parece que
Chárbel, desde el principio de su vida monástica, frecuentaba al ermitaño Eliseo, en su eremitorio, “para tenerlo
como director espiritual”152.

Después de los votos solemnes, parece que se decidieron dejar a Chárbel y al hermano José Abdilli como
hermanos legos, y no como estudiantes de teología. “Chárbel se quedó tres años en Annaya”153.

Después de que el Vaticano nombró a los directores de la Orden, entre otros, a San Naamtallah Al Hardini, como
consejero general, es muy probable que el ermitaño Eliseo haya pedido a su hermano que enviara a Chárbel al
convento de Kfifane para estudiar teología y aspirar al sacerdocio154, habiendo visto en él, inspirado, un sacerdote
santo.

14-Chárbel, alumno de San Naamtallah Al Hardini


“Fue elegido para abrazar el santo estado sacerdotal”155. Sus superiores lo enviaron al instituto de teología de
San Cipriano, en Kfifane, para hacer los estudios necesarios del sacerdocio. Por ése, entonces, el Padre Naamtallah
Al Kafri156, hombre de bondad y de ciencia, era el encargado del instituto. En ese ambiente de ciencia y de santidad,
el hermano Chárbel encontró lo que anhelaba: desplegar sus esfuerzos y su asiduidad por asimilar, lo mejor posible,
el estudio de la teología moral y dogmática, como también las lenguas árabe y siríaca, pero adquiriendo otra ciencia
mejor: las virtudes monásticas y la perfección cristiana”157. “Cuando el Padre Al Kafri tenía que ausentarse, era el
Padre Naamtallah Al Hardini quien ocupaba su lugar”158.

“Era uno de los mejores alumnos”159 “y de los más brillantes estudiantes”160, “inteligente y excelente en teología
moral”161, lo mismo que en teología dogmática. Supe esto en mis charlas con alguien que elogiaba sus virtudes,
durante la “Positio” de la causa de canonización del Padre Chárbel. Y cuando yo le objetaba, diciendo:”puede ser
que pareciera virtuoso a causa de su simplicidad y de su educación pueblerina”, me respondía, con firmeza, que
Chárbel nunca fue un bobalicón, sino un muchacho de viva inteligencia, superando a otros en ciencia y
conocimientos teológicos, en cuanto lo permitían las circunstancias de la época”162.

“Sus superiores y profesores testimonian plena satisfacción con respecto a él, alabando sus virtudes y su perfecto
comportamiento monástico”163, “de tal manera que jamás recibió amonestación alguna o castigo. Pasaba por ser un
buen ejemplo para todos”164. “Se arrodillaba siempre en el mismo lugar. En la iglesia no había bancos ni
reclinatorios. Su genuflexión sola hablaba perfectamente de su recogimiento, hasta el punto que los otros
estudiantes también se recogían al ver semejante actitud”165. Todo eso los incitaba a llamarlo el “santo”166. “Al Hardini
dijo de él: “tengo un estudiante santo. Es el hermano Chárbel de Bqakafra”167.”Chárbel estaba presente cuando
acaeció la muerte de Al Hardini”168.

15-Madre piadosa169
“Algunas mujeres de Bqaakafra trabajaban con los capullos de gusanos de seda y en la rueca, para confeccionar
camisas. Cuando Brígida, la mamá de Chárbel, escuchaba la campana que invitaba a la oración, la víspera del
domingo, abandonaba su trabajo para participar en la oración; y no volvía a su trabajo hasta el lunes siguiente. Tenía
la costumbre, diariamente, de no probar alimento alguno hasta el medio día, hábito que mantuvo hasta el fin de su

- 11 -
vida. Y, por un voto que había hecho, se abstenía, también, de producto de animal. De vez en cuando, iba al
convento de los carmelitas de Bcharri a confesarse. Comunicó a su confesor sobre su voto de ayunar diariamente y
de abstenerse de comida proveniente de animal, durante toda su vida. Su padre espiritual le autorizó el ayuno, pero
no la abstención de carne, diciéndole: “tú estás obligada a comer de la carne que preparas para tu familia, pues no
puedes hacer dos clases de alimentos. Oblígate a comer. Más bien, reza, todos los días, un rosario”170.

16-Servir, y no ser servido (Mc.19, 45)


“El 22 de julio de 1859 recibieron las órdenes menores, de acolitado y lectorado, a los pies del altar de San
Cipriano, en Kfifane, los hermanos Atanasio, de Tula; Chárbel, de Bqaakafra; Iklinos Aldaruni y José Aldaruni,
monjes de la Orden Libanesa Maronita. Al día siguiente, recibieron las órdenes mayores: diaconado y sacerdocio, en
la iglesia de Bkerke”171, ordenación conferida por la imposición de manos del obispo José Al Marid”172.

17-No hay retorno a Bqaakafra


“Después de su ordenación sacerdotal, Rosa, su sobrina, vino, acompañada de algunos familiares, para felicitarlo
y para pedirle, insistentemente, que viniera a su aldea para celebrar una misa. Y él respondió: “El monje que,
habiendo entrado al convento, vuelva a su aldea, deberá hacer, de nuevo, su noviciado” 173. “En efecto,
después que dejó a Bqaakafra, para entrar en la Orden, nunca más volvió a ella”174. “Durante todo el tiempo que
pasó con los monjes en el convento, fue un ejemplo de obediencia, castidad y pobreza”175, “superando, en eso. a los
otros monjes”176.

18-En el convento de Santiago Al Hosson


“Después de haber terminado sus estudios y haberse ordenado sacerdote, lo enviaron al convento de Santiago Al
Hosson177, en la localidad de Batrún, donde pasó un tiempo consagrado a la vida eremítica, ascética y de oración”178.
El 30 de septiembre de 1859, el Padre Chárbel y la comunidad eligieron al Padre Juan, de Bqaakafra, como
delegado al Capítulo general”179,180. “Poco después”181, muy probablemente, el padre Eliseo lo habría pedido, de
nuevo, para Annaya, a fin de aprovechar sus dones, aconsejarlo e intimar con él182.

El Padre Daniel Al Hadassi183, hombre de Dios, vivía en ese convento, del que llegó a ser superior entre los años
1845-1847, y el período 1853-1856184. Fue él quien comenzó la construcción de la iglesia185, en la cual,
probablemente, colaboraría Chárbel.

19-En el convento de Annaya


“En 1820, la Orden construyó algunas celdas y una capilla en un sitio (Al Hara) aireado”186.”En 1828, se tomó la
decisión de construir el convento de Annaya”187, a pesar de los daños causados por la armada de Abraham Pacha y
la resistencia de los chiítas188. En efecto, “los trabajos comenzaron el 8 de mayo de 1839, construyendo pozos, los
sótanos y la iglesia. El 20 de octubre de 1841 finalizaron los trabajos”189. Así, pues, Chárbel fue trasladado a Annaya,
bajo obediencia”190, y su nombre figuró191 ya en Annaya, en los consejos locales y en las elecciones de delegados de
los conventos de los años 1868192,1871193, 1874194. Y él trabajaba con los novicios”195.

20-El milagro de 1865


“En 1865, las langostas invadieron la región de Batrún. El gobierno no hizo nada para solucionar el
problema”196.”En vano se esforzaron los monjes para ahuyentarlas”197. Entonces, “el Padre Roque, de Mechmeche,
superior del convento, mandó al padre Chárbel a bendecir agua y asperjar las propiedades del convento, a fin de
impedir que las langostas acabaran con las cosechas y los árboles. Chárbel caminaba por los campos, asperjando y
dirigiéndose a las langostas, diciendo: “comed, benditas, las cosas silvestres, y no las comestibles”. Así, Dios
protegió los sembrados y las moreras del convento, de los perjuicios que causan las langostas”199.

C: Chárbel, ermitaño
- 12 -
1-La entronización de Chárbel en el eremitorio
En 1798, los hijos de Abu Ramia, Pedro y sus hermanos de Ehmej, se posesionaron de su propiedad, llamada “Al
Muruy (los prados), de los dignatarios de la familia Melhem, según un título de venta que le dio el convento de la
Transfiguración, situado en el Monte Tabor y que los chiítas llaman “Nabi Rass” (cabeza de profeta). Los hijos de
Abu Ramia ofrecieron los susodichos terrenos a su vez, a su hermano José200 y con la gente de la aldea, le ayudaron
a construir la iglesia de San Pedro y San Pablo. José dejó el mundo para vestir el hábito monacal de la Orden de los
Adoradores, de mano del Patriarca Juan Al Helu. Cuatro años después, David entra en esa misma Orden y es
ordenado sacerdote. En 1814, ambos entran en la Orden Libanesa Maronita y donan las propiedades a su nueva
Orden”201. Inmediatamente el convento de San Pedro y San Pablo se convirtió en eremitorio, en 1828”202.

El eremitorio está situado en una colina, a la altura de 1378 metros, sobre el nivel del mar. Edificado de un solo
piso con dos pabellones, a oriente y a occidente. Cada uno comprende tres celdas, techadas con listones de
madera. El techo de la iglesia es de piedra, de forma abovedada. Hay dos hornacinas, a derecha e izquierda del
altar. Hay otra hornacina en la pared occidental y, al sur, una ventana con vidrieras. El altar está levantado
adyacente a la pared oriental, consagrado a los patronos del eremitorio, los santos Pedro y Pablo, cuya imagen se
suspende en lo más alto del vértice. El piso de la iglesia está embaldosado de piedras sencillas. El coro, elevado
unos 25 centímetros, está cubierto de losas de piedra de la montaña. El altar es de madera sencilla. Cuando uno
entra, se puede ver, a la izquierda, un nicho, practicado en el muro, donde está el vaso de aceite encendido del
Santísimo Sacramento. En la pared occidental, la puerta común de acceso a la iglesia, exterior al eremitorio, por
donde pueden entrar los visitantes.

“El corredor, que separa la iglesia de las celdas, termina en un pórtico que da al norte, abierto por una arcada. Al
oriente, se encuentra el acceso a la cocina del eremitorio. Un muro la separa de una pieza oscura y triste, que sirve
de depósito de leña para el invierno. Hay, también, un pozo que recoge las aguas de la lluvia. La iglesia está
construida con piedras talladas, mientras que las del eremitorio son toscas, rodeada de una muralla que se eleva a
una altura desigual de dos a tres metros. Está expuesta a tempestades y rayos. Raros son los eremitorios que se le
asemejan, sobre las cimas de montañas habitadas del Líbano”203.

2-Su primer anacoreta


El primer ermitaño de nuestra Orden fue el padre Eliseo Al Hardini, un hombre de Dios. Obtuvo el permiso del
padre Ignacio Blaibel, entonces superior general, el 29 de noviembre de 1829. Al comienzo, vivió en el eremitorio de
Kozhaya, durante unos seis meses. Después, por orden de los superiores, fue trasladado al de San Marón, en
Annaya, donde permaneció 44 años y medio”204.”Amaba el trabajo manual. Fue él quien embaldosó el eremitorio,
trayendo, él mismo, al hombro, las losas, desde un lugar lejano. Fue él quien, también, plantó el viñedo, al oriente
del eremitorio, después de haber cortado los árboles, limpiado y arado la tierra.205. Dios hizo milagros por su
intercesión”206.

3-Opinión de dos profesores de Chárbel, a propósito del anacoretismo


Una vez, San Naamtallah Al Hardini, visitó a su hermano, el anacoreta Eliseo. En la conversación, dijo el padre
Eliseo: “Es mucho mejor, y más conveniente, abandonar la vida del convento”207, “para vivir en el eremitorio
conmigo”208, “donde pasarías el resto de tu vida en calma y tranquilidad, lejos de todo ruido, en la oración y con un
espíritu sosegado y sereno”209. “Pasaríamos nuestras vidas juntos”210, y tú vivirías en paz y tranquilo”211 “El padre
Naamtallah le respondió: “Los que luchan en la vida comunitaria”212,”junto con los monjes, tienen una gran
recompensa”213 y mucho más mérito”214. “Allí hay que soportar, ser paciente, doblegar su propia voluntad, aceptar
las flaquezas de los débiles. Los maestros de espiritualidad consideran la vida comunitaria como un martirio
perpetuo, donde el monje no debe hacer lo que le plazca ni lo que le convenga a su temperamento y a su modo de
ser. Sobre todo, debe procurar no herir ni entristecer a sus cohermanos; debe controlar con atención su
comportamiento para no escandalizarlos. Éstas son las obligaciones del monje, hermano. En cambio, el ermitaño
está solo, ahorrándose las tentaciones del mundo exterior; pasa su tiempo en la oración, en este surco de la viña del
Señor”215, “y vive a su antojo; mientras que, en el convento, el monje vive bajo la obediencia. Además, al ermitaño no
hay quien lo provoque ni moleste. En cambio, en la comunidad uno está siempre expuesto a ello. Por otra parte, en
el convento todo aquel que se dedique a la práctica de la virtud, da el buen ejemplo a los demás”216. “No obstante,
debo decir: cada uno tiene su vocación, pues no todos son iguales: quien para la oración, quien para la vida de
comunidad”217. En cuanto a mí, ésta es la vocación que yo abracé, desde hace mucho tiempo”218.

- 13 -
4-La situación de la Orden, poco antes de la entrada de Chárbel al eremitorio
Después del Capítulo general de 1832, durante el cual intervino el patriarca maronita para nombrar superior
general al hombre de Dios, el padre Benito Hulel219, comenzó a aparecer cierto espíritu de clanes, hecho que más
tarde, se convirtió en regionalismo221. Aunque conservando algo el espíritu monástico, esta tendencia al regionalismo
fue creciendo. Los conventos de Biblos y del norte hicieron causa común entre los monjes de las dos regiones, hasta
la designación del padre Efrén Yaya como superior general, en 1862.

5-Mandato del superior general, Efrén Yaya.


El superior general era partidario de la pertenencia a la región222. Procedió a trasladar a casi todos los monjes del
norte de la región de Biblos223, para fundar el convento de San Simón Al Qarn y la escuela de Ban, al norte224. Abdicó
como superior, y dejó la administración general en Tamich, para quedarse él, el mayor tiempo posible, en el
convento de Kozhaya y en el de San Simón Al Qarn225, en el norte.

6-El convento de Annaya, hasta el ingreso de Chárbel en el eremitorio


Los monjes de Biblos, en especial los de Mechmeche226, se encargaron de la administración del convento de
Annaya, y comenzaron a restarle importancia al ermitaño, el padre Eliseo Al Hardini, que era casi un superior en su
eremitorio y un excelente administrador. El patriarca maronita propuso su nombre al superior general, en 1856227,
para solucionar el conflicto entre los dos bandos enemigos, dentro de la Orden, en aquel tiempo, ya que era uno de
los monjes más célebres en ciencia, en virtud y en lo tocante a administración228. Él invirtió los ingresos de las
promesas del eremitorio en la compra de 50 lotes de tierra, y la aceptación de 7 terrenos, ofrecidos como votos,
entre los años 1833 y 1870229, excepto los terrenos vendidos después de su muerte230.Después de 1870, fecha en
que compró el último terreno, estalló un disputa entre él y el padre Roque de Mechmeche, superior del convento de
Annaya, malentendido que debió continuar con el nuevo superior, el padre Abdel Massih231, apoyado por los padres
Roque y Antonio de Mechmeche. Ellos enviaron una pandilla que golpearon e hirieron al hermano Abdallah Al
Bany232que ayudaba al ermitaño. Después de este incidente, el superior general intervino, pidiéndole al ermitaño que
dejara la administración de las propiedades. Pero los monjes, queriendo acapararlo todo, enviaron al padre Antonio
de Mechmeche a que arrebatara, a la fuerza, las cabras al pastor. El ermitaño envió una carta al patriarca,
pidiéndole que, por las entrañas de Cristo, lo socorriera233.

7-Eliseo pide a Chárbel, con la audacia de los santos


Aunque la adhesión a la región agrupó a los monjes de la Orden en cinco grandes grupos, cada uno de ellos se
formó de un pequeño equipo que los uniera por el parentesco de sangre y, en especial, por la pertenencia al mismo
pueblo234 y los mismos intereses235. Eliseo, santo como era, que amaba su Orden, y que lamentó mucho lo que allí
pasó, se interesó por el convento de Annaya y los de la Orden. No se fue al norte para huir de la persecución. Más
bien, al contrario, pidió al superior general, el padre Efrén Yaya, quien respetaba al ermitaño por sus virtudes, su
administración y por ser el hermano del “Santo de Kfifane”, para que le dejara al padre Chárbel, demanda que tuvo
éxito, dejando, así, al padre Chárbel, sin trasladarlo al norte. El padre Eliseo hizo, también el mismo pedido al
superior del convento, el padre Roque de Mechmeche que, en principio, se negó. Después, por el milagro de
Chárbel con la lámpara de aceite226, probablemente en 1869, accedió a su demanda. “El padre Chárbel fue
inmediatamente trasladado”237 para suceder, oficialmente, al padre Eliseo, en la víspera de su muerte y entierro, para
llegar a ser, un día, dos colosales, dos marcas de santidad.

8-Agua en la lámpara de aceite


“Cuando estaba en el convento, durante el tiempo del padre Roque de Mechmeche, Chárbel trabajaba en el
campo como el último de los peones. Un atardecer, encerró las cabras”238, durante el tiempo de la siega, cuando un
grupo de segadores voluntarios comían en el convento. Los sirvientes se afanaban en poner las mesas, y el
encargado de la despensa en servir a los segadores”239. Fue en ese momento cuando vino el padre Chárbel a
pedirle, delante de todo el mundo, que le llenara de aceite la lámpara. El dispensario gruñó, diciéndole: “¿Por qué
no vino durante el día?” Él le respondió: “Porque estaba en el campo”. El dispensario rearguyó: “como penitencia,
no te daré aceite esta noche. Vete de aquí”. Él obedeció y se fue a su celda”240. Pero los sirvientes le obstruyeron el

- 14 -
paso, atravesando un enorme banco. El padre Chárbel tropezó y cayó por tierra, sin quejarse”241. “Sebastián,
trabajador del convento, que apenas tenía 13 años242, lo alcanzó y le pidió la lámpara so pretexto de llenársela de
aceite. Pero, en realidad”243, le echó agua de una caneca de lata donde mezclaban ceniza con agua”244. “El padre
Chárbel tomó la lámpara, la encendió, y alumbró”245. “En ausencia del padre Chárbel, habían prohibido gastar
aceite”246, orden dada por el padre superior, en privado, al encargado de la despensa”247. Los monjes no debían
utilizar sus lámparas después del toque de la campana para dormir. Durante la noche, el superior se levantó, por
alguna necesidad. Al salir, vio una luz”248, y se dirigió hacia la celda del padre Chárbel, que estaba iluminada. Le dijo:
“¿Fue que no oyó la campana? ¿Acaso no hizo voto de pobreza?” Al instante, el padre Chárbel se arrodilló, y le pidió
perdón, diciéndole: “volví del campo, y tenía que cumplir con mis oraciones”249.”Además, yo no estaba al
tanto de esta prohibición”. Sebastián, que estaba junto a la celda”250, dijo al padre superior: “Yo quise llenarle de
aceite la lámpara al padre Chárbel, pero el encargado de la despensa no quiso dármelo. Al volver, vi la caneca del
agua y la ceniza, y se la llené de esa agua”. “El superior la abrió, la vació, y comprobó que, efectivamente, era agua.
Entonces no pudo ocultar su emoción y se puso a contar lo sucedido, hecho que se difundió en todo el convento”251.

“Por la mañana, el superior llamó al padre Chárbel, y le dijo: “Si quiere ir al eremitorio para ayudar a los
ermitaños, no hay ningún inconveniente”. “El padre Chárbel le respondió: “Hay una gran diferencia entre mi deseo
y una orden del superior. Si usted me lo manda, obedezco y voy”. “El superior le dijo: “Vaya”. El padre Chárbel
se arrodilló y le pidió su bendición. El superior recitó una oración y lo bendijo. Se levantó, expresándole su gratitud,
recogió sus libros de espiritualidad y los del oficio divino, los envolvió en un colchón, ató todo con una cuerda, se
echó el bulto a la espalda, entró a la iglesia para visitar al Santísimo, y se dirigió hacia el eremitorio”252.

9-¿Por qué lo enviaron al eremitorio?


“El padre Chárbel sentía un vivo deseo de retirarse del mundo. Esta tendencia se hizo más clarividente después
de su ordenación sacerdotal. Su demanda no fue en el sentido de que lo dispensaran del trabajo manual, cosa que
hacía ya desde antes de ser sacerdote. Su presencia en este convento campestre, lejos de todo poblado, no fue
porque él lo pidiera, sino por orden de los superiores. Él cumplía la misma disciplina de todos los monjes que,
después del oficio divino, en el coro, y la meditación, se iban a trabajar al campo, como lo hacían los antiguos
monjes.

Pero, puesto que, en esos últimos tiempos, era menos frecuente ver trabajar a los monjes en el campo, por la
necesidad de su presencia en las parroquias, la asiduidad del padre Chárbel de permanecer, ya en el convento, ya
en el campo, era una cosa rara que reflejaba su convicción de vivir esta clase de vida. Yo creo que su amor por el
silencio y su preferencia por evitar el trato, no sólo con la gente, sino, también, con sus hermanos, sin él pedirlo,
decidió a los superiores a satisfacer sus deseos, pues ellos realizaban su pasión por la pobreza absoluta y las raras
y duras mortificaciones a las que se sometían. Lo dejaban en el convento, sin confiarle ministerios parroquiales”253,
“para no distraerlo en sus reflexiones sublimes, y quedar, así, sosegado, en el convento, para dar el buen ejemplo en
la oración, en la misa, en el trabajo, en las charlas teológicas y, algunas veces, oír confesiones de hombres”254. “Lo
enviaron al eremitorio cuando vieron que él vivía como ermitaño, antes de entrar en él”255. Su vida como anacoreta,
en el eremitorio, no fue sino la prolongación de su vida comunitaria en el convento, después de su noviciado. No
había ninguna diferencia. Con razón lo han llamado “milagro de anacoretas”256.

“En el convento llevó una vida de ermitaño. Nunca le oí decir: “estoy cansado; tengo hambre; tengo sed”257.
“Después de su ingreso en la Orden, vivió como ermitaño”258, “pues su vida en el convento era la de un ermitaño”259.
“Cuando se enroló como anacoreta, lo hizo por obediencia a sus superiores, y no porque él lo pidiera, pues no tenía
preferencias particulares. Ya llevaba vida eremítica dentro del convento. Sus méritos como ermitaño no eran
mayores de los que tenía en el convento”260.

Por otra parte, sus cohermanos no podían soportar su santidad, “pues, por su ejemplo, monjes y ermitaños,
tradicionalistas o no, sentían como un reproche. Así, si alguno de ellos tenía ganas de comerse una uva, con sólo
ver al padre Chárbel se sentía avergonzado, y la volvía a tirar”261.

10-Ayudante del padre Eliseo


“Fue el ermitaño, Eliseo Al Hardini, quien pidió la admisión del padre Chárbel en el eremitorio, al que fue admitido
de inmediao”262.”Después de mi toma de hábito monacal263, me enviaron al convento de Annaya, cuando ya el padre
Chárbel se había ido para el eremitorio. Allí ayudaba al padre Eliseo y a otro ermitaño”264.”En su trabajo era siempre
obediente y, en particular, al padre Eliseo Al Hardini”265. ”El padre Chárbel ayudaba a sus hermanos ermitaños”266, en
especial, al padre Eliseo, a quien le llevaba la comida del convento, el agua, y le ayudaba la misa. Algunas veces,

- 15 -
volvía al convento para decir su misa, pues no siempre había alguien en el eremitorio para que se la ayudase. Así
permaneció durante seis años”167.

11-Les bendijo la jarra de agua


“Antes del ingreso del padre Simeón de Ehmej a la Orden268, las langostas invadieron toda la región. Vinieron los
habitantes de Ehmej donde el Padre Chárbel para que le bendijera agua para asperjar sus viñedos y sus campos, a
fin de preservarlos del daño que causaban. Habiendo bendecido agua, fue el padre Simeón, en persona, quien llevó
y roció los viñedos cercanos al eremitorio. Las langostas su fueron, y los viñedos crecieron bella y perfectamente”269.

12-El padre Eliseo recomienda al padre Chárbel para ser su sucesor


“Después de 44 años y medio, pasados en el eremitorio de Annaya, murió el padre Eliseo, por achaques de la
edad, el 13 de febrero de 1875, a la edad de 76 años, fortalecido con los últimos sacramentos. Permaneció
consciente hasta el postrer momento de su vida. Fue sepultado en un ataúd de madera, el domingo 14 de febrero, a
las ocho de la mañana, en el cementerio del convento de San Marón. Mucha gente concurrió y participó en sus
funerales”270.El entonces superior, Elías de Mechmeche, admitió271 al padre Chárbel, oficialmente, como ermitaño272,
con el padre Libaos273Al Ramaty, cumpliéndose, así, la realización de sus deseos”274.

13-Chárbel transgrede las preocupaciones económicas del Padre Eliseo


“Según la costumbre de los ermitaños, antes de él, no era permitido cortar leña en los bosques del eremitorio,
cercanos al convento, prefiriendo ir más lejos, en los lugares abandonados. El padre Chárbel violó esta costumbre
de sus antecesores, dejando el asunto al buen saber y prudencia del superior. Durante toda su vida se sometió a
una obediencia ciega. Y lo mismo pasaba con la cuestión de recoger las donaciones y las cosas por el estilo, para
comprar terrenos en provecho del convento. El padre Chárbel las entregaba al trabajador para que éste las llevara
al superior. Él dispondría de ellas como lo creyera conveniente, sin dar razón, convencido de que su decisión sería,
por excelencia, la mejror”275.

14-Muerte de la mamá de Chárbel276


“El 2 de junio de 1875, la esposa del cura párroco, Abdel Ahad Majluf, entregó su alma al Creador, en la fe de la
verdadera Iglesia de Cristo, habiendo recibido los últimos sacramentos, y en la presencia del padre José Majluf. Ella
pertenecía a la cofradía de la Inmaculada Concepción. Fue sepultada en el cementerio”277.

15-Una luna entre las estrellas


“Su vida de ermitaño no difería de la que llevaba en el convento. Sólo que seguía la Regla de los ermitaños”278..
Nunca faltó a la más mínima obligación de los ermitaños”279. Aprovechó la ocasión de responder a su más vivo
deseo de ir más allá, en el ascetismo y la mortificación, contentándose con una sola comida al día”280; “aún
sobrepasando la Regla, para más penitencia, llevando el cilicio y el cinturón de púas de hierro sobre su cuerpo, claro
está, con el permiso281 de los superiores”282. Él era ermitaño. Nunca vi, en toda mi vida, un anacoreta que le igualara
en la virtud y en la observancia de la Regla, ni tampoco entre los monjes piadosos”283. “Superó a todos los
ermitaños”284 “porque él era como la luna entre las estrellas”285. “Un ermitaño excelente, más que los mejores monjes
y común de las gentes, algo así como se distingue el roble grande del cardo”286. “Su vida fue angelical y celestial”287.
“Se encarnaban en él la pureza, la seriedad, la fe viva y el amor a Dios y al prójimo. En él relucían los tres votos
monásticos, en fondo y en forma. Para nosotros, y para los que lo conocieron, no tenemos la menor duda con
respecto a su santidad”288.

16-Siervo de los ermitaños (Jn.13, 14)


“El padre Macario de Mechmeche289 entró en el eremitorio de Annaya, el 25 de abril de l880, con la autorización
del padre general, Martín de Gosta”290. El padre Chárbel, entonces, iba al convento para prepararles a los otros dos
ermitaños, los padres Macario y Libaos, su comida y bebida”291 “para una semana. La metía en un talego de piel de

- 16 -
cabra, y se la echaba a la espalda”292, “pues él les servía”293, “y se consideraba como el sirviente de su compañero
ermitaño, el padre Macario de Mechmeche”294.

17-Regrea al eremitorio
“El padre Chárbel estaba encargado de vigilar el huerto, sembrado de pepino cohombro, y protegerlo de los
chacales. Un día, por la mañana, el padre Macario vio que el huerto había sido arrasado. Regañó al padre Chárbel
por su negligencia, a lo que él respondió: “Vi que los chacales chiquitos tenían hambre. Me dio lástima, y los
dejé comer”. El padre Macario, exasperado, le dijo: “váyase a dormir al convento”295. Llegó tarde”296, “entró en su
celda, todavía desocupada. La lámpara, no utilizada desde hacía años, estaba, también, vacía”297. “Fue donde el
cocinero para que se la llenara de aceite. Éste le respondió: “El despensero se fue, y no tengo aceite”. Le suplicó
que le diera, aunque fuera un poquito, nada más. El cocinero cogió la lámpara, la llenó de agua y se la devolvió”298.
“Y, ¡toma!, la lámpara alumbró, y por más largo rato que si fuera aceite. Yo me aseguré después con los que la
habían llenado299 de agua”300.”Después de ausentarse por dos horas, el despensero, el hermano Francisco, entró a
la celda del padre Chárbel, al observar la lámpara encendida. Se acercó, la examinó, y encontró agua en ella. El
hermano se asustó, sin atreverse a decirle nada”301. “Delante de mí, le contó al padre Elías de Mechmeche: “Se
encontró agua, en lugar de aceite, en la lámpara del padre Chárbel, y la lámpara alumbró. Yo mismo la examiné, y
encontré agua”302. Después del milagro de la lámpara, el superior ordenó al padre Chárbel que regresara al
eremitorio, del que lo había echado el padre Macario”303.

Capítulo II: Los trabajos de la vida

A: Descripción del padre Chárbel

I Introducción
“Era puro de corazón, de conversación agradable y abierta, claridad al hablar, sin trabas y sinceramente”304. “Era
admirable por su mansedumbre, más que la de un cordero, y más delgado que un alma que fluye por el cuerpo. Yo
lo traté y conversé con él. Me pareció un abismo de virtudes, una mina de cualidades”305.

“Era esbelto, erecto, dedos largos”306 “y delgados”307, “cuello y boca proporcionados”308, “nariz larga y delgada,
cabellos largos, a la usanza de los ermitaños”309, “débil y flaco de cuerpo”310, “antebrazos flacos”311, “cara fina”312 “y
delgada”313 “pero desenvuelta”314 “e iluminada, marcada por una majestad divina. Atraía hacia sí todos los
corazones”315. “Su frente arrugada hablaba de su alegría, mansedumbre y serenidad de corazón”317. “Su rostro
reflejaban la piedad y el amor de Dios, al mismo tiempo, sobre todo, mientras oraba. Una luz celestial iluminaba su
rostro, pues del Señor le venía su fuerza, su riqueza y su gozo permanentes”318. “Rostro muy pálido”319, “moreno
claro”320 o “trigueño”321, “tostado por el sol”322. “A fuerza de mortificaciones y vigilias, se volvió esquelético, casi sólo
piel sobre los huesos”323, pero “caminaba como las perdices”324, “aun durante las vigilias. Era apasionado en todo lo
que hacía”325. “De barba corta y rala”326, más bien “mediana”327, “de un color natural rubio, surcado de canas en el
centro y en las sienes”328, “no muy cuidada y le colgaba como trenzada”329.

“Cuando apenas nos conocimos, él tendría unos treinta años330. Todavía no había encanecido. Su cabello se
conservó más o menos negro hasta su muerte”331. “Siempre se sintió joven. En su rostro332 no aparecía ningún
cabello blanco”333. Su talla, de hombros a pies, era de 149 cms.”334, “y de 160 centímetros, de pies a cabeza”335.

II Relatos y acontecimientos

1- Muy pálido
“En mi primera visita al eremitorio, llamé a los ermitaños. El padre Chárbel entró y se sentó frente a mí, sus ojos
bajos y las manos cruzadas sobre sus rodillas. No levantaba los ojos para mirarnos, a mí y al hermano que me
acompañaba. No hablaba, ni preguntaba nada. A nosotros nos respondía breve y dulcemente. Seis años después,
volví, por segunda vez. Estuvo igual en su comportamiento, en su actitud, en la manera de sentarse y de hablar. No

- 17 -
observé ningún cambio; sólo una palidez de cara aterradora. Si uno, al hablarle, no se diera cuenta de que movía los
párpados, creería que estaba muerto”336. “De tal manera su cuerpo se derretía, como una vela, en el amor de Dios,
hasta volverse delgado y pálido. Su tez, a fuerza de trabajar bajo un sol ardiente, estaba bronceada”337.

2-Su jornada
“Cuando, muy temprano, en la mañana, sonaba la campana para levantarse, yo venía a la iglesia para asistir a la
misa con los monjes. Veía al padre Chárbel arrodillado, erguido, junto a la puerta, detrás de todos. Así, en esta
actitud, permanecía, con su libro en la mano, la otra sobre el pecho y su mirada clavada hacia el suelo. Después se
tiraba al campo, armado de una cuerda y de un pico, hasta la puesta del sol. Caminaba hacia su trabajo, rosario en
mano, desgranando avemarías, sin mirar a derecha o a izquierda y sin hablar con nadie. A veces, yo salía al campo
para darme un paseo, respirar un poco de aire y desaburrirme del trabajo de la zapatería. Encontraba al padre
Chárbel trabajando en el campo, usando, a veces, su pico, sin levantar la cabeza, golpeando la tierra, con todas sus
fuerzas, a tal punto que el sudor le chorreaba de su frente, empapando su sotana. Otras veces, construía muros
para encerrar los campos. Portaba las piedras, arrancaba la maleza y preparaba la tierra para la siembra. Al medio
día, al sonar la campana para la oración, se retiraba a uno lugar escondido, se arrodillaba sobre el cascajo y
extendía las manos para orar. Después de una pausa, volvía a su trabajo, siempre en silencio perfecto. A su
alrededor no se escuchaba sino el golpe de la pica chocando contra las piedras, o el eco de las piedras que
levantaba del suelo para la construcción de los muros, y que él mismo amontonaba en la cantera. El silencio era su
amigo íntimo y su compañía. A la tarde juntaba la maleza, hacía una gran carga con la leña que llevaba a la espalda,
y regresaba, curvado bajo el peso, al convento, siempre rezando, rosario en mano. Durante todo el tiempo que viví
en el convento, nunca lo vi en el comedor, pues yo me ausentaba los domingos. Y durante la semana, yo no entraba
al comedor de los monjes. Cuando nevaba o llovía, lo mismo que los domingos o días festivos, en verano, él no salía
de la iglesia sino para la celda”338.

3-Lo que yo vi con mis propios ojos


“Él comía una sola vez al día, según la Regla de los ermitaños. En la tarde, a la hora de comer, lo llamaba su
compañero. Entonces, él venía, cruzados los brazos, la cabeza baja, mirando hacia a el suelo, encalada la capucha
hasta los ojos. Se quedaba de pie, hasta que su compañero lo mandara sentarse. Y él se sentaba, después de orar.
Se sentaba en el suelo, un pie cruzado sobre el otro. Recogía el borde de su sotana debajo de los pies para
esconderlos. Siempre de brazos cruzados, inclinada la cabeza y la mirada, aguardando que el compañero de
dijera:”come”. Entonces ponía su plato de barro ante sí, hacía la señal de la cruz con mucha unción y recogimiento,
como si estuviera en la iglesia, y comenzaba a comer, en silencio, tranquilo y decentemente. Nunca pedía más, ni se
quejaba de que estuviera demasiado salada, simple o sin gusto. Vivía el Evangelio:”comed lo que os pongan”. No
miraba a su alrededor ni lo que su compañero comía. Su comida eran legumbres y cereales, cocinados con aceite y,
alguna vez, con mantequilla. Después de comer, uno de sus compañeros lo mandaba a lavar los platos. Entonces él
se levantaba, de inmediato, de un solo golpe, rezaba e iba a cumplir la orden. Y, según oí decir, se tomaba el agua
de fregar los platos339, cosa que yo no vi, pues él no se mortificaba para que lo vieran, sino que se esforzaba, más
bien, de que fuera en secreto. Era por eso por lo que nosotros, astutamente, acechábamos su vida y sus milagros. Y
si algo caía al suelo del plato de uno de sus compañeros, o migajas de pan, las recogía, sin que se dieran cuenta, y
se los comía, aunque estuvieran untados de tierra. Si su compañero se olvidaba llamarlo a comer, no pedía ni
reclamaba su comida, igual que la olla que no reclama que la llenen de los ingredientes, si han olvidado meterlos.
Así era el padre Chárbel. Nunca lo oí, ni oír decir de él, que prefiriera tal o cual comida, o que le diera asco algún
alimento, o hablar algo de comer”340.

4-El recibimiento de visitas


“Conocí al padre Chárbel el año de 1897, cuando yo tenía 24 años. En aquella época, uno iba, cada verano, a
visitar amigos y lugares en altas montañas, por entonces carentes de grandes hoteles, de automóviles y de
carreteras asfaltadas. Para ir allí, uno se servía de caballos o de mulas. Aquel año, mi amigo Chikri Beik Arqach,
regresó de París, después de graduarse en Derecho. Con él, decidí hacer una excursión a Mayruba, donde el
dignatario Asunción Al Jasen. Nos fuimos por Al Aakura y Al Laqluq, atravesando la montaña. Estando ya cerca del
eremitorio, nos llegamos hasta allí para ver al ermitaño, que ya era célebre por su virtud y su santidad, en toda la
región. Descendimos a Uwaini, y de allí nos dirigimos al eremitorio de San Pedro y San Pablo. Paramos para
descansar debajo de un roble, lleno de gente, desde hacía algunos días, aprovechando su sombra, para obtener la
bendición del anacoreta. Mientras nuestro guía nos preparaba la comida, venía del campo un monje alto y flaco,
portando una hoz y una carga de hierba en las manos. Nos saludó sin levantar la cabeza. Le pedimos permiso para

- 18 -
descansar y comer. Nos lo permitió, de buena gana y contento. Después, se puso a servirnos, a ofrecernos agua y
uvas, pero sin acompañarnos. Lo invitamos a comer, pero se excusó con delicadeza y decencia, diciendo: “gracias,
yo ya comí en el convento”. De su conversación con Chikri Beik, me acuerdo lo siguiente: “Es Dios quien nos ha
creado. Es Él quien cuida de nosotros. Dios es el Todopoderoso. Nosotros no tenemos ningún mérito. Que Dios te
acompañe”. Y, cuando le describimos, prolijamente, la belleza de los paisajes que se extendían ante nuestra vista,
de la montaña al mar, el ermitaño nos respondió: “Es un regalo de Dios al Líbano. Es un regalo del cielo para
glorificar aquí su santo nombre. Todo lo que poseemos, a Él le pertenece”. No nos aceptó regalos o presentes. El
ermitaño escuchó lo que decía el licenciado Arqach sobre la labor de los ermitaños y la gente piadosa de Francia, y
respondió: “Francia es la hija mayor de la Iglesia”, En ese momento sonó la campana del convento de San Marón,
anunciando el Ángelus. Le pedí que lo rezara, como él lo acostumbraba, seguido de las letanías de la Virgen y el
culto de veneración a María. Muy recogidos, y de rodillas, repetimos, tras él, la oración. Él cantó en voz baja,
cubierta la cabeza con su capucha, mirando hacia el suelo, los ojos cerrados, como si fuera un ángel transportado
por el Espíritu al cielo. Al momento de marcharnos, el ermitaño se puso de pie, con modestia y delicadeza sin par,
irradiando una mirada más allá del espacio, las manos cruzadas sobre el pecho, y pronunciando las palabras “que
Dios os acompañe”. Me acuerdo que Chikri no paraba de hablar del ermitaño, diciendo:”Estos piadosos ermitaños,
en las cimas de las montañas, construyen el secreto de la existencia del Líbano con su pureza y bondad”341.

5-Chárbel actuó con sencillez


“Un día, yo lo acompañé cuando él llevaba sobre sus espaldas arbustos espinosos para cercar el viñedo. Vio en
el suelo un pequeño sobre que contenía papel de cigarrillos, que llevaba la imagen de un jinete. Unos pasos
después, se volvió para recogerlo. Cuando llegó al eremitorio, puso el sobre al lado de otras imágenes, y se arrodilló
para orar. Le dije: “¿Qué es lo que hace usted?”. Me respondió: “Es San Jorge, y oro ante su imagen”. Yo le
contesté, riéndome: “¡Pero si es un sobre con papeles para cigarrillos!”. Y me lo devolvió para que lo botara”342

B: Chárbel, el apóstol (Mc.4, 18; Mt.10)

I Introducción

1-Los funerales
“Cuando se dirigían a él para participar en los funerales de los pueblos”343 vecinos, él participaba en ellos, ya por
buena voluntad, ya bajo orden de obediencia”344. “Llegado al lugar, se dirigía directamente a la iglesia, mientras el
superior, acompañado de los monjes, pasaba primero por la casa de los parientes del fallecido, para acompañar el
féretro a la iglesia”345. “Una vez terminado el funeral, él retornaba rápido al eremitorio, sin comer. Y si le ofrecían
dinero, lo llevaba en su puño al superior, sin mirar cuánto era”346.

2-Las misas
“Si el superior le mandaba celebrar la misa a los arrendatarios asociados, los domingos y días de fiesta, él
obedecía, y regresaba al convento sin hablar con nadie”347.

3-Ministerio (Ac.26, 17-18)


“El padre Chárbel no era cura párroco ni misionero. Pero cada vez que se presentaba la ocasión para el servicio
de las almas, él respondía con gozo. Algunas veces confesaba a los que se lo pedían, de entre los cohermanos,
monjes, sacerdotes y hombres, según me han contado algunos. Sus consejos eran estimados como útiles y
extraordinariamente santificadores. Cuando lo llamaban para visitar enfermos y afligidos, se esforzaba, lo mejor
posible, para consolar a los padres, y los invitaba a abandonarse en las manos de Dios”348, “orando por ellos y por
los enfermos”349, “rogando, igualmente, por los bienhechores y los pecadores, recordándolos a todos en sus misas.
No predicaba, pero prodigaba sus consejos y sus directrices a quienes se lo pedían”350.

II Relatos y acontecimientos

- 19 -
1-Feliz y contenta
“Un día, el otro ermitaño, el padre Macario, me llamó. Por aquel, entonces, yo era todavía un simple laico que
vivía en Al Uwaini, cerca del eremitorio. Cuando llegué, vi un hombre de Bqaakafra, el hermano del padre Chárbel,
acompañado de su esposa, que habían venido para visitar la ermita y para bautizar su niño. El padre Chárbel
conversó solamente tres minutos con su hermano, rehusando, por sistema, hablar con su cuñada. Pero ella estaba
muy contenta, a pesar de que el ermitaño no la recibiera. Era que toda la familia del padre Chárbel, igual que toda la
suya, era una familia santa y, a su ejemplo, buscaba la santidad. El hijo, del que yo fui padrino, fue bautizado por el
padre Macario, sin la presencia del padre Chárbel. Después de largo tiempo, su cuñada volvió a visitar el eremitorio.
Al pasar por la ruta de Uwaini, me vio, cuando yo ya era sacerdote, y me dijo: “Tu ahijado murió. Antes de morir me
decía: “Llévame donde mi tío, el padre Chárbel, para verlo”. Me entristecí, y lloré. Entonces, ella me dijo:”feliz él que
está en el cielo”. Lo dijo sin derramar una lágrima”351.

2-Rehusó bautizar
“Una vez, mi madre llevó a mi hermano Pedro para que su tío, el ermitaño Chárbel, lo bautizara. No quiso
recibirla, dirigiéndole algunas palabras desde el otro lado de la puerta, cerrada, sin que ella lo pudiera ver. No
quiso, tampoco, bautizar al niño. Fue el otro ermitaño quien lo hizo. Además, no permitió a mi mamá y a su prima
hermana entrar en la iglesia para participar en su misa, sino que tuvieron que seguirla, desde fuera, por la pequeña
mirilla, practicada en la puerta de la iglesia”352.

3-Bautizadlos (Mt.28, 19)


Yo, el suscrito, padre Chárbel de Bqaakafra, afirmo haber bautizado a Miguel, hijo de Rafael Rizkalluh Chababi,
el 8 de diciembre de 1873”352

“Pedro, hijo de Challita, recibió el santo bautismo de mis manos, el 7 de septiembre de 1887. Efectuado por el padre
Chárbel, el ermitaño”354.

4-Sanad los enfermos (Mt.10, 8)


“Una vez, el patriarca Pablo Masaa dio una orden de enviar al padre Chárbel a Futuh Kesserwan”355, “en
Gadress”356, “para orar y bendecir los hijos enfermos del dignatario, Salem Addahdad. Éste tenía cinco hijos, de los
cuales tres murieron de tuberculosis, y los dos sobrevivientes, aquejados del mismo mal. Suplicó al superior que le
enviara al padre Chárbel para pasar en su casa cierto tiempo, a fin de orar por sus hijos y curarlos. Él fue,
acompañado del padre José Al Kfuri, el hermano Pedro de Mechmeche”357”y Abdallah José Aun”358. Se quedaron
cerca de un mes en la casa del susodicho dirigente. Desde su llegada, el padre Chárbel pidió que sacaran las
mujeres de la casa, para ellos quedarse allí. No abandonó la vivienda del dignatario mencionado sino después de la
sanación de los dos enfemos”359. “Después de su regreso al eremitorio, yo me presenté allí para preguntarle,
expresamente: ¿cómo está?, ¿qué vio por el camino?”. Y me respondió: “Fui de aquí para allá, y regresé de allá
hacia aquí”360.

5-Convertirse a Dios (Ac.20, 21)


“Un año, con ocasión de la Semana Santa, el padre Elías de Mechmeche, superior del convento de San Marón,
en Annaya, envió al padre Chárbel a Mazraat Kfarbaal, donde había arrendatarios asociados del convento, para
ayudarles a cumplir sus deberes espirituales durante la Cuaresma, ya que su cura párroco no gozaba de muchos
conocimientos teológicos. Él aceptó, y de muy buen talante, pasando toda una semana en servicio pastoral, por
obediencia”361.

6-Cumplo el ministerio que recibí del Señor (Ac.20, 24)


“Yo sé que él llevaba una vida angelical, cultivando sus deberes sacerdotales, a los que se dedicaba con una
extrema exactitud. No hablaba con ninguno de los monjes, a menos que le dirigiera la palabra. Entonces, respondía.

- 20 -
No recuerdo haberlo visto abrir una conversación. Pasaba su tiempo entre la iglesia y el trabajo del campo. En caso
de que tuviera que ausentarse de éste, pedía el permiso, a no importa cual hermano o trabajador. Nunca pedía salir
del convento para algún trabajo ministerial o para otra clase cualquiera de trabajo. Una vez, celebró la misa en Kfar
Baal. Alguien le dio dinero, que él dejó en su mano. Una vez en el convento, se la dio al superior, diciéndole: “tenga
este dinero que me han dado”362.

7-Nos pedía que le copiáramos libros


“El padre Chárbel nos pedía, a mí y a mi hermano Miguel, más tarde monje, que fuéramos los domingos para
copiarle los libros de San Antonio y San Cipriano, para regalarlos, a los que le pidieran, para ponerlos en sus casas,
y como una bendición para sus gusanos de seda. Yo tenía, en ése entonces, como unos diez y ocho años,y continué
frecuentándolo durante cuatro años363.

8-Se precipitaban sobre él (Mc.3, 9-10)


“Cuando llegaba a alguna aldea para participar en los funerales, él se iba derecho a la iglesia, donde se quedaba
hasta que todo el mundo hubiere salido. Después, volvía enseguida al convento. ¿Habrá que hablar de la solicitud
de las gentes a su alrededor y su estima por él? Desde que lo sentía llegar, se precipitaban sobre él para que les
bendijera el agua”364.

9-Mi alimento, vosotros lo desconocéis (Jn.4, 32)


“Una vez, acompañó a los monjes para participar en unos funerales en la aldea de Mechmeche. Después del
entierro, los padres del difunto invitaron a los sacerdotes a almorzar, menos al padre Chárbel porque ellos sabían
cómo era de reacio, y, más bien, él prefería dar la media vuelta hacia el convento”365.

10-Banquete del amor

“Una vez, el padre Chárbel recibió orden del superior de ir a celebrar la misa a los habitantes de Kfar-Baal. Mi
abuelo le pidió que celebrara la misa por sus difuntos. El padre Chárbel aceptó. Después de la misa, mi abuelo le dio
cierta cantidad de dinero, envuelto en un pañuelo. Cuando el padre Chárbel se dio cuenta que contenía dinero, lo
rechazó, y le dijo: “déselo usted, personalmente, al superior”366.

11-Joven, levántate (Lc.7, 14)


“Mi padre estaba aquejado de tifoidea, recibiendo tratamiento de personas peritas en medicina. Se agravó, de tal
manera, que perdieron toda esperanza de sanación, y suspendieron el tratamiento”367. “Perdió el conocimiento, y
entró en agonía”368. “Sus hermanos y parientes recurrieron al superior del convento”369, “el padre Elías de
Mechmeche”370, “a fin de que enviara al padre Chárbel para que orara por él. El superior satisfizo su solicitud, y el
padre Chárbel vino a nuestra casa”371, en la noche”372. Hombres y mujeres llenaban la casa. Cuando las mujeres
supieron de su llegada, salieron de la casa, menos la mamá que se cubrió con una sábana. Apenas entró, llamó tres
veces a mi padre, por su nombre, diciendo: “Ricardo”. Mi padre abrió los ojos. El padre Chárbel añadió:”No
temas”. Él amaba a mi padre, pues le ayudaba en la misa, cuando había necesidad. Oró, bendijo el agua con que
asperjó a mi padre, y le dio de beber. Al salir, dijo: “No hay nada que temer”. En efecto, mi padre recobró el
conocimiento, comió y bebió. Poco después, se recuperó del todo, y se levantó de la cama”373.

12-Dadle de comer (Mc.5, 43)


“Una vez, mi tío, el médico Nayib Beik Al Juri, atacado de tifoidea, se moría. Mi abuelo, que también era médico,
creyó que la situación de mi tío era desesperada e incurable. Mi abuelo, entonces, envió a alguien por el padre
Chárbel para rogarle que viniera a bendecirlo, con la esperanza de que sanara. El padre Chárbel respondió al
mensajero que iría por la noche. El mensajero le explicó que el enfermo estaba en un punto tan grave, que no se
podría tardar. Respondió: “Vamos inmediatamente, pero no quiero que nadie me vea” 374. “El no quería llamar a
atención de las gentes, por humildad”375. “Cuando llegó, la fiebre estaba ya tan alta que había perdido el

- 21 -
conocimiento. Después de que el padre Chárbel oró, tomó un pañuelo, lo empapó de agua, y le frotó la frente. Al
momento, abrió los ojos”376, después de días de haber perdido el conocimiento, y pronunció dos palabras: “padre
Chárbel”377. Su madre le dijo: “Bésale la mano”378. El padre Chárbel se dirigió a todos los presentes, diciendo: “Dad
gloria a Dios. El enfermo se ha curado”379. “Dadle de comer”. Titubearon, puesto que el niño estaba atacado de
tifoidea, y las gentes creían que la comida podría causarle la muerte al enfermo. Pero el padre Chárbel insistió para
que le dieran de comer. Después se regresó. Entonces le dieron el almuerzo. Comió y se recuperó poco después.
Su padre, que es mi abuelo, volvió a la casa, y le contaron lo que el Padre Chárbel había hecho. Él respondió: “Ya
no hay posibilidad. Si le dieron de comer, ya no hay esperanzas”. Pero el niño se curó, creció, y se hizo médico.
Vivió hasta los 85 años. Trató muchas veces al padre Chárbel en su vida”380.

13-Talita, levántate (Mc.5, 41)


“Otra vez, el padre Chárbel fue llamado para bendecir a Jorge Gabriel, de mi aldea, Ehmej, atacado de una
grave enfermedad. Por orden del superior, pasó una noche en su casa, en oración. Dios lo sanó, gracias a las
oraciones del padre Chárbel”381.

14-Ruega por ellos (Mc.6, 5)


“Me acuerdo que, una vez, las langostas invadieron la región. Entre otras, Ehmej. Los cuidadores del campo se
amontonaron en el convento para pedirle al superior que enviara al p. Chárbel para que rogara sobre las langostas a
fin de alejarlas. Él bendijo agua, asperjó las langostas, y se fueron. Al mismo tiempo, había en el pueblo enfermos en
una casa, atacados de fiebre tífica. Le pidieron al padre Chárbel que viniera a bendecirlos. Respondió que no podía
hacerlo sin la autorización del cuidador a quien el superior le había confiado. El guardián respondió:” ¿Cómo puedo
yo ordenarle eso, puesto que usted es monje?”. El padre Chárbel le dijo: “El superior me ha confiado a ti. Yo te
obedezco. Yo voy a donde tú me mandes”. Entonces el guardián le mandó ir con él para orar por los enfermos”382.

15-Lázaro ha muerto (Jn.11, 14)


“Una vez, mi abuelo paterno, Pedro Sebastián Al Juri, que hacía el oficio de médico, según el tratamiento popular,
sin autorización, fue llamado a Amchit para reconocer a un enfermo, hijo único en la familia de una de las
autoridades de ese pueblo, de nombre Gabriel Salomón Abbas. Mi abuelo pasó allí, cuatro o cinco días,
esforzándose en sanar al enfermo, usando todos los medios. Cuando ya no tenía esperanzas de curación, envió un
mensajero a su hijo, que es mi padre, para decirle: “ve al eremitorio de San Pedro y San Pablo, y pide al ermitaño, el
padre Chárbel, que te acompañe a Amchit para rezar por el enfermo”. Mi padre fue inmediatamente, y llegó después
del medio día. Le explicó al padre Chárbel la misión que le habían encomendado. Al principio vaciló. Después
aceptó, con la condición de obtener el permiso del superior, el padre Elías de Mechmeche. Dada la autorización, el
padre Chárbel tomó su lámpara para iluminar el camino, pues él no salía del eremitorio sino cuando caía la noche,
para no ver ni ser visto por nadie. Fue su costumbre durante toda la vida de ermitaño. Prefirió marchar a pie,
diciéndoles a su compañero, el padre Elías de Mahrrin, y al arriero: “Tengo miedo de caer si monto a lomo de
asno, pues no tengo práctica”. Después de caminar largo trecho, dijo: “Cumplamos la orden de obediencia”.
Llegados a un lugar, situado encima de Mahrrin, el padre Chárbel se paró estupefacto. Mi padre le preguntó: “¿Qué
le pasa? Démonos prisa”. Él respondió a mi padre, que le llevaba no menos de 20 metros de distancia, montado a
lomo de caballo: “¡Escucha, escucha! Dicen que murió”. Entonces mi padre paró su caballo y le dijo: “¿Con quién
está hablando, padre Chárbel?”. El padre repitió: “Dicen que ha muerto”. Mi padre le replicó: “¿Por qué dice eso?
¿Con quién habla usted?”. En ese momento él se dirigió a mi padre, diciéndole: “Reza el Ángelus. Oremos por el
hombre, pues ya murió”. Después se arrodilló y comenzó a orar. Entonces mi padre, conturbado, hizo la señal de
cruz, se apeó del caballo y se acercó al padre Chárbel, con gran unción. Y, sacudido por una emoción sin par, le
rogó, repetidamente, que siguieran el camino, después de haberse fijado en la hora en que él le dijo las anteriores
palabras. El padre Marón le dijo al padre Chárbel: “Continuemos nuestra marcha, por obediencia al superior”.
Después de vacilar un poco, el padre Chárbel aceptó, cuando mi padre le hizo comprender las dificultades que
podrían encontrar si se devolvieran, a hora tan tarde de la noche. Entonces continuaron caminando, a pasos lentos e
indecisos, como reza el proverbio popular libanés: “Un paso adelante y otro atrás”. Pero él repetía: “Es inútil ir allí.
No hay necesidad de continuar el camino, pues la misión por la que el superior nos dio la orden de llevar a
cabo, ha terminado, ya que el enfermo ha muerto”. Pero, en vista de que mi abuelo había pedido,
insistentemente, la presencia del padre Chárbel, por una parte, y, por la otra, la incredulidad de mi padre
concerniente al deceso del enfermo, insistió en que el ermitaño continuara la marcha. Y, he aquí que, llegados a
unos 500 metros de la casa del enfermo, se escuchaban los gritos y los llantos. De verdad, el enfermo había
muerto. En ese momento, mi padre comenzó a preguntarle al padre Chárbel cómo había sabido la muerte del

- 22 -
enfermo, si ellos estaban a una hora y media de distancia384 de Amchit, desde donde no se podía escuchar nada ni
ver el pueblo. Pero el padre Chárbel nada respondió. Seguía orando. Llegados a la casa, mi padre se enteró que la
hora del deceso coincidía con el momento en que el padre Chárbel se paró en el camino y dijo: “Dicen que ya
murió”. Entonces mi padre les contó lo que había pasado por el camino. Se asombraron y se lamentaron de no
haber llamado más temprano al ermitaño. Esta noticia se desparramó por todo Amchit y sus alrededores. Mi padre
contó esta historia una veintena de veces, delante de mí y delante de otros, entre los cuales había sacerdotes y
autoridades. A raíz de estos acontecimientos, los habitantes de Huyula, de Bachtilda y de Almat, todos musulmanes
chiítas, venían donde el padre Chárbel para que los bendijera; y le traían sus enfermos, pidiendo para ellos la salud.
En cuanto al padre Chárbel, jamás oí decir de él, a nadie, que él hablara de estos sucesos y de otros que se
cumplieron por su intercesión. Eran cosas que las gentes se transmitían”385.

16-Murió el enfermo
“José, hijo de Elías Antonio, de la aldea de Mechmeche, fue atacado de una grave enfermedad. Los padres del
enfermo pidieron al superior que enviara al padre Chárbel para orar por él. Fue, por obediencia. Habiendo llegado a
la mitad del camino, se paró, estupefacto y en silencio, como unos cinco minutos. Después dijo al mensajero: “Me
vuelvo al monasterio386. ¿Para qué ir a Mechmeche, si el enfermo acaba de dar el último suspiro?” 387. Pues,
bien, el enfermo había fallecido a la misma hora en que el padre Chárbel se regresó del camino”388.

17-Corrieron los chiítas (Jn.4, 39-42)


“Me acuerdo que, una vez, las langostas invadieron las propiedades de la aldea de Turzaya, repartida en dos
barrios: en uno, vivían los cristianos y, en el otro, los musulmanes chiítas. Los cristianos y los colonos-asociados del
convento vinieron donde el padre Chárbel, a decirle: “Le rogamos, nos ayude”. Él los mandó donde el superior, quien
dio la orden de acompañar a los habitantes. Entonces bendijo el agua y la roció, ayudado de otro monje. Las
langostas huyeron, entonces, y se refugiaron en las propiedades de los musulmanes chiítas que corrieron donde el
padre Chárbel, rogándole alejara las langostas de sus campos. Él continuó rociando sus propiedades con el agua
bendita. Las langostas abandonaron toda la zona que fue asperjada con el agua bendita”389.

18-No hay más que el padre Chárbel, capaz de atajar esta calamidad
“Uno de mis parientes, en Ehmej, Sassine Al Juri, me contó que miríadas de langostas invadieron la región, en el
tiempo en que el padre Chárbel estaba en el eremitorio, y devastaron, al mismo tiempo, árboles y sembrados de
Almat, aldea cercana a Ehmej. Todo el mundo repetía: “No hay más que el padre Chárbel, capaz de atajar esta
calamidad”. Gabriel Sassine se apresuró a ir donde él. Bien, bendijo el agua, salió del eremitorio y roció agua en
dirección de Ehmej. Al regresar Gabriel a Ehmej, encontró que las langostas habían tomado otra dirección. Sus
plantaciones fueron asperjadas”390. Me acuerdo, también que, una vez, las langostas invadieron la región, entre otros
lugares, Ehmej. Sus vigilantes pidieron al superior que autorizara al padre Chárbel para que los acompañara, a fin de
espantar las langostas. Bendijo el agua, asperjó los lugares, y las langostas se alejaron de sus tierras”391.

C: Trabajo y oración

I-Introducción
“El novicio debe ser silencioso, calmado y dinámico en su trabajo. No se escoge el trabajo fácil ni las cosas
buenas, para dejar las malas a los demás. Debe escoger para él lo peor, y dejar los buenos a los demás. Esto debe
hacerse con humildad, aceptando los ministerios y trabajos más bajos del convento, para librarse de su amor
propio, sin lo cual no hubiera existido el infierno”392. Es por eso por lo que Chárbel no tenía otro ministerio en el
convento, más que la misa, la oración y el trabajo en el campo. Se dedicaba, en especial, a amontonar las piedras
para la construcción de muros de sostén en las parcelas donde preparar los cultivos”393. Antes de entrar a su
eremitorio, ayudaba al pastor de cabras a cuidar el rebaño, llevar a pastar las cabras y a ocuparse de ellas”394. No
conocía la ociosidad. Andaba siempre activo en sus oraciones y actos de piedad. Silencioso, no hablaba nada”395,
“detestaba el descanso, le huía al sueño, y su pasión era la mortificación y el trabajo”396. Toda su vida monástica,
unos 50 años, se resume en oración, trabajo y silencio”397. Trabajaba con los hermanos y los obreros en el campo y
en los viñedos. Era virtuoso y respetuoso, asiduo en el trabajo hasta que sonara la campana para la oración.

- 23 -
Entonces pedía permiso al hermano responsable del trabajo, o bien, a un simple trabajador, en ausencia del
hermano, esperando que le permitiera ir a la iglesia para el oficio divino”398. “Se arrodillaba en el suelo durante el
rezo de las oraciones”399.

“Trabajaba arduamente y con amor, sin reposo y sin mirar a su alrededor. Perseveraba en su trabajo hasta que
su compañero lo invitaba a parar. Sus manos eran un solo callo, a fuerza de trabajo”400. Y cuando deseaba una
bocanada de aire, se iba a recoger el cascajo en el viñedo401.Yo no le veía sino trabajando en el viñedo del
eremitorio o en el campo”402, “como si estuviera condenado a trabajos forzados”403, “como una máquina que nunca
para. En ello ponía toda el alma. Si paraba, era para hacer la señal de la cruz, para volver, después, con renovadas
fuerzas, rezando sin interrupción, mientras trabajaba”404. “Cuando un obrero del convento le pedía desplazar la
máquina del arado a otra parte, inmediatamente él la cargaba”405. “No se excusaba para ir al trabajo, así hiciera frío o
calor. Y cuando lo mandaban transportar una carga de arbustos espinosos u otros objetos, se alzaba todo lo que
podía, y aún más, sin decir que está pesado o liviano”406.

II Relatos y acontecimientos

1-¿Cómo pasaba el día?


“Celebraba su misa temprano en la mañana y se dirigía sin tardar al trabajo, una vez recibida la orden del superior
o del responsable del trabajo. Se iba a un campo cercano o lejano o bien al viñedo, sin hablar con nadie en el
camino y sin mirar para ningún lado. Si alguien lo saludaba diciendo: “gloria a Dios” (como era costumbre), él
respondía: “que Dios te bendiga”. Una vez llegado al lugar del trabajo, cogía su pica y comenzaba la tarea con
entusiasmo y amor, como si fuera un trabajador bien pagado que buscaba aumentar su salario. No importaba si el
responsable del trabajo era sacerdote, hermano o trabajador. Todos representaban para él la autoridad establecida
por Dios. Si los otros se sentaban para descansar, tomar agua fresca y distraerse cambiando palabras, él se
apartaba, sin hablar o beber, atento sólo a la reanudación de su trabajo, con dedicación. Si no lo obligaban a
descansar, no lo hacía. Los monjes y los obreros lo veneraban, respetaban sus virtudes y evitaban palabras ociosas
delante de él. Si el responsable del trabajo se quedaba en el campo hasta más tarde, el padre Chárbel seguía, a su
lado, continuando su tarea con el mismo entusiasmo del principio y aún aumentaba su esfuerzo a lo largo del
trabajo, sin advertirle al responsable que ya era tarde. Como ya dije, nunca ponía objeción a nada. Si el responsable
tardaba en llamar al p. Chárbel y a los otros monjes a comer, él no se preocupaba ni decía jamás que tenía hambre
o que estaba cansado. Esos términos no le pasaban por la cabeza. Si hacía calor durante la siega, o frío en el
invierno, jamás se quitaba la capucha. No le interesaban las conversaciones profanas y las cosas a propósito de la
actualidad, ni se preocupaba por lo que sucediera en el país o en la Orden, ni lo que se refiriera a la administración.
Su sólo interés se concentraba en su deber por cumplir la obediencia. Lo demás lo dejaba al cuidado de la
Providencia divina. Por eso digo que se diferenciaba de los otros monjes. Como él evitaba el trato con mujeres y lo
relacionado con el mundo, los demás, sabedores de su temperamento, no lo abordaban, apartándose de él, por
respeto a sus virtudes”407.

2-Corría a la iglesia para orar (Mt.14, 23)


“El padre Elías de Mechmeche me llamó, de eso hace ya como 40 o 50 años408, para que le construyera un
horno para el convento de San Marón, en Annaya. Le pedí obreros que me ayudaran en la construcción. Entre otros,
estaba el padre Chárbel. Trabajó conmigo seis días, durante los cuales fue un ejemplo de perfección. Desde que
comenzó el trabajo, me dijo: “¿Qué quiere usted, maestro?”. Y yo le respondí: “Piedras y pedazos de ladrillos”. Me
los traía con entusiasmo y energía, levantando sobre su pecho las piedras pesadas para ponerlas sobre el andamio.
Y las pequeñas, afiladas, en brazadas sobre la mano, de tal suerte que la sangre le corría debajo de las uñas. Yo le
decía: “¡No, no, maestro, tenga cuidado, no se fatigue de esa manera, vaya con calma!”. No respondía y continuaba
con su pesado trabajo. Así pasó conmigo una semana, trabajando a ese ritmo, sin pronunciar una sola palabra y sin
hacer ninguna pregunta, sino: “¿Qué quiere usted?”. Me daba lástima de él. Entonces yo hacía lo posible por
aligerarle el trabajo. Y mientras nosotros descansábamos para fumar un cigarrillo, él corría a la iglesia para orar”409.

3-Derecho a la iglesia
“Como el pan se hacía en el convento en la noche, por turno, el p. Chárbel también, como el resto de los
hermanos, venía al convento a la tarde y se dirigía directamente a la iglesia para permanecer allí hasta medianoche,

- 24 -
esperando que la masa fermente. Entonces lo llamaba el hermano despensero para que ayude a los demás
hermanos, hasta que terminaran la elaboración del pan. Entonces, él volvía al eremitorio para celebrar la misa”410.

4-No perdía la menor oportunidad


“Antes de entrar en el eremitorio, él trabajaba con los monjes en el campo. Cuando venía al convento para llevar
el almuerzo a los trabajadores, dejaba los recipientes en la cocina, y se iba a la iglesia para vacar allí, delante del
Santísimo Sacramento, aprovechando la menor ocasión, antes de ir al trabajo”411.

5-Callado, por más que lo hicieran trabajar (Mt.5, 11-12,41)


“La mayoría de los monjes responsables del convento era de Mechmeche. Sólo el p. Chárbel era de la región de
Yebb (norte). Por más que le dieran trabajo, permanecía en silencio, y a nadie decía “no”, ni se quejaba. Ninguno le
tenía lástima. El despensero412, el hermano Francisco, hermano del superior, le hacía trabajar duramente, y siempre
regañándolo. El padre Chárbel le obedecía, igual que si fuese el superior, aunque sólo era un hermano lego, y él
(Chárbel) era sacerdote. Cuando volvía del campo, agotado, con una carga pesada de leña, curvadas las espaldas,
el hermano Francisco lo mandaba a traer agua o hacer otro trabajo cualquiera. Una vez, le ordenó regar las plantas
de tabaco con un balde. De tal manera transportó baldados de agua, todo el día, que se le pelaron las manos”413.

6-Las piedras rozan su piel


“Un día, en el campo, yo le cargaba piedras directamente sobre la espalda, sin que él se protegiera con algún
costal o un paño grueso. Continuó así hasta que se le rompieron la sotana y la camiseta, y las piedras rozaban su
piel. A mí me daba lástima porque él era sacerdote. Se presentó ante el superior y le dijo con humildad y en voz
baja: “Mire padre, mi sotana”. Y el superior mandó que le dieran otra sotana”414.

7-Trabajaba con gozo y paciencia


“Yo lo vi portar una carga de leña y piedras en un canasto sobre la espalda. Trabajaba con la pica en el viñedo
hasta la tarde, sin descansar ni abandonar el trabajo, hasta que su compañero lo llamaba a comer o para hacer otro
trabajo. Si su ayudante le mandaba llevar una carga superior a sus fuerzas, él no protestaba. Si le encargaban un
duro trabajo, lo hacía con gozo y paciencia, sin renegar y sin enojo. No lo eludía. Trabajaba escondida la cabeza en
la capucha que se calaba hasta los ojos. No se la quitaba ni siquiera para secarse el sudor”415.

8-¿Qué desea usted que yo trabaje?


“Era un monje de trabajo, de oración y silencio”416. Ninguno escuchaba su voz. Nosotros, los colonos-asociados
que trabajábamos con los monjes en el campo, no recordamos haberle escuchado pronunciar una palabra, fuera de:
“¿qué desea usted que yo trabaje?”, cosa que decía al comienzo, de brazos cruzados, delante del responsable
del trabajo, la cabeza inclinada y los ojos bajos”417. “Cuando era el momento de la oración, se arrodillaba en el
mismo lugar donde se encontraba. No cedió en toda su vida, a la distracción y al descanso!418.

9-Hace el signo de la cruz


“El don de sí consiste en hacer el signo de la cruz, cada vez que comiences un trabajo. Luego, ofrece este trabajo
a Dios, diciendo: “Señor mío y Dios mío, te ofrezco mi corazón y mi alma, como también este trabajo. Dame, Dios
mío, la fuerza de llevarlo a cabo, según tu voluntad, y que sea una ofrenda para dar gloria a tu divinidad”419. Por eso
cuando iba con nosotros, los novicios, para trabajar en el campo, lo hacía como si fuera uno de nosotros, haciendo
de cuando en cuando, el signo de la cruz, conservando profundamente el silencio. No me hablaba ni una palabra, ni
a mí ni a ninguno. Cuando uno le preguntaba, sobre cualquier cosa, respondía, “sí o no”, o bien, brevemente, como
era su costumbre. Se cansaba mucho en el trabajo del campo, sin importarle el descanso de su cuerpo”429.

- 25 -
D: La pobreza de Chárbel (Mc.10, 21)

I.Introducción

1-Pobreza material
“¿Por qué el hombre se afana tanto tras el oro? ¿Para valorarse? ¡Pero si el hombre es mucho más valioso que
el oro: es hijo de Dios y su valor reside dentro de sí mismo!”421. Por eso él observaba escrupulosamente la virtud de
la pobreza”422. “El monje no debe poseer nada”423. “Su mano jamás tomó, con agrado, una moneda, plata u oro.
Utilizaba las cosas más despreciables, no permitiendo que las desecharan o arrojaran, cualquier cosa que fuera,
para observar el voto de pobreza, en el comer”424, “en el beber y en su vestido, gastado y viejo. Todo lo enviaba a los
reponsables”425. Cuidaba celosamente las pertenencias del convento”426, “sin botar nada, por minúsculas que
parecieran las cosas”427, “aunque fuera un tallo de legumbre. Si veía una uva bajo la vid, o un pedazo de pan en el
camino, los recogía y los llevaba a la cocina. La Orden no hizo gasto alguno para comprarle un hábito nuevo, porque
él lo pidiera. Sus hábitos eran siempre usados, no poniéndose más que lo que sus hermanos ya no utilizaran”428. Era
pobre como un mendigo. Y aún, un pobre no aceptaría su comida, su cama y sus vestidos”429. Las riquezas del
mundo las consideraba como polvo que pisan las gentes”430.

2-Pobreza interior
“Vivía la pobreza externa”431, “superando en eso aún a las personas más pobres. Efectivamente, su apariencia
era de una pobreza sin igual. Pero su verdadera pobreza residía en su apariencia de tonto perezoso, a pesar de su
riqueza en dones divinos y sus excelsas virtudes”432. Estaba desapegado de su familia, a la que jamás hizo una visita
en toda su vida, ni habló ni pidió noticias de ella. Cuando su hermano lo visitaba, una o dos veces al año, lo recibía
por poco rato, y eso, con el permiso de su compañero. Había renunciado a su voluntad, no sólo en lo concerniente a
lo que mandaba la Regla, sino en todas las cosas. Así estaba él despojado de su propia voluntad. Aunque gozaba
de inteligencia, no mostraba su sabiduría, ni en palabras ni en escritos. Nunca pronunció uno de esto términos: “Esto
es mío, eso es nuestro o del convento”. Yo comparo al padre Chárbel con un fantasma humano que lo empuja a la
iglesia, al trabajo, a comer o a cualquier otro quehacer del convento; fantasma que no deja rastro alguno. Mientras
trabajaba, con todas sus fuerzas, no importaba qué clase de trabajo, o mientras oraba elevándose con fervoroso
ardor en la iglesia, interrumpía todo eso cuando su compañero se lo pedía para cumplir con el nuevo trabajo que le
pidieran, como una sombra que camina al lado de su dueño. Era ermitaño, pero su voluntad y su entendimiento
estaban al arbitrio de su compañero. Era la indigencia absoluta”433. “Su sola riqueza era el amor a Dios”434. Fuera de
esto, “no había huella alguna que demostrara que vivía en este mundo”435.

3-La observancia del tiempo


“No se mantenía ocioso. Cada vez que podía, oraba por los necesitados y sus difuntos. Evitaba el ocio para no
caer en la trampa del demonio”436. “De ahí, su atención al tiempo, sin perder ninguna ocasión, la más pequeña que
fuera, para hacer algún trabajo que beneficiara la Orden”437, y obtener méritos para la vida eterna, teniendo, por
cierto, que el trabajo se nos ha dado para santificarnos”438. Cuando no tenía un trabajo que cumplir, se entregaba a
la oración y la meditación”439, libre el corazón de toda atadura a las cosas del mundo”440.

II. Relatos y acontecimientos

1-Tome eso
Cuando participaba en los funerales, y le daban dinero, se lo traía al superior, a su regreso al convento,
diciéndole, textualmente: “Tome eso”. Lo que llevaba era, o bien, una libra otomana, o dos piastras otomanas. A los
demás sacerdotes solían darles tres piastras otomanas. En tanto que al padre Chárbel le daban una libra. De todas
formas, él no sabía distinguir las monedas. Si no encontraba al superior en su cuarto, lo ponía en una canasta de
mimbre que el superior tenía debajo de la cama. Una vez, Gabriel Lahud, de Amchit, estaba en el convento de
Annaya. Encontró en el corredor al padre Chárbel y le pidió que celebrara una misa a su intención, y le dio una libra
otomana. Él la tomó. Esperó que el hombre se alejara del cuarto del superior. Entonces entró él y le dijo que Gabriel
le había pedido una misa. Y añadió: “Tome esto”. El superior le replicó: “Celebre la misa y quédese con el dinero”.

- 26 -
El padre Chárbel le dijo: “En cuanto a la misa, ya está anotada en el cuaderno del convento; pero esto yo no lo
dejo conmigo. Tómelo”. Y el superior cogió la libra”441.

2-Quíteme ese diablo de encima


“El padre Chárbel acompañó a los monjes del convento para corresponder a la invitación a un funeral. Cada uno
de ellos recibió tres piastras otomanas. De regreso, el padre Chárbel quiso darle las piastras al superior. Éste le dijo:
“Guárdelas con usted. Puede ser que necesite comprar un pañuelo u otra cosa”. Obedeció la orden del superior.
Pero, por la noche, no sufriéndolas más consigo, se las volvió a llevar, diciéndole: “Tómelas, que yo no quiero
dejar este demonio conmigo”442.

“Un hombre le pidió que le celebrara una misa, y le dio una piastra otomana. Como de costumbre, se la llevó al
padre superior, el padre Roque de Mechmeche443, quien le dijo: “Tómela para usted”: Por obediencia, él la llevó al
eremitorio, poniéndola sobre una tabla, en su celda, y se olvidó de ella. Después de algún tiempo, la vio, por azar. La
devolvió al superior, diciéndole: “Padre, tome este maldito demonio, lejos de mí”444.

3-Déselo al padre Macario


“Voy a contar un episodio que sucedió conmigo, en julio de 1898, cuando yo estaba en el convento de San
Antonio de Kozhaya, donde residía el padre Antonio Alwan, que acababa de pronunciar sus votos”445. “Apenas salí
del convento, me acuerdo que hablé de las virtudes del padre Chárbel con un pariente mío. Mi pariente quiso
enviarle dinero para que celebrara una misa a intención del hermano 446 Antonio Alwan. Me dio una libra otomana
para que se la mandara. Yo, a mi vez, confié ese recado al padre José Al Hasruni, rogándole que le diera la libra,
personalmente al padre Chárbel, para una misa a intención del hermano arriba mencionado”447. El padre José Al
Hasruni contó que, cuando fue al eremitorio, encontró al padre Chárbel, y le dijo: “Tenga la bondad de recibir este
dinero para que celebre una misa por la intención del hermano Antonio de Aito. Él me respondió: “Désela al padre
Macario”. Le repliqué: “El interesado me pidió que se la diera a usted, en su propia mano”448, por lo que no se la
puedo dar a otro”. Entonces alargó la mano, cerrando los ojos y mirando al suelo. Puse el dinero en la palma de su
mano. Hecho esto, se fue donde el padre Macario, lo llamó con una voz como si estuviera en la iglesia, diciéndole:
“¡Padre Macario, padre Macario!, tenga este dinero”, tendiéndole la mano lejos de él, como si llevara un
escorpión, y se lo entregó, sin mirar y sin saber su cantidad”449.

“Si alguno de los visitantes deseaba darle dinero para el eremitorio, a fin de pagar una promesa, tranquilamente
respondía, sin mirar ni el dinero ni su cantidad: “Vaya donde el padre Macario”450. “Y he aquí un ejemplo entre
muchos otros: “Un día, vino un visitante para darle cierto dinero para una misa a su intención. Le dijo: “Rece por mí.
Aquí tiene este dinero que le doy para usted, personalmente. No es para el eremitorio”. Le respondió: “Póngalo en
el altar con su promesa, pues yo no tengo necesidad de él”. Como el hombre insistía, después de mucha brega,
él lo tomó en su mano y la cerró. Luego fue directamente a llevarle el dinero, sin mirarlo, a su compañero el p.
Macario”451.

4-Al amanecer
“Una vez, vino hacia mí, al amanecer. Yo era, por entonces, el superior. Y me contó que unos visitantes que
habían pasado por el eremitorio, le había dado cuatro piastras otomanas, diciéndole: “Cómprese con esto lo que
necesite para usted, personalmente”, y me contó cómo había pasado toda la noche, víctima de una tentación por el
enemigo del bien, para que guardara consigo el dinero. Pero que, por la gracia de Dios, él había vencido. Yo le dije:
“¿Necesita usted algo?”. Me respondió: “Si gusta, facilíteme algunos pañuelos para enjugarme el sudor, y que
me sirvan como toallas”. Le di cuatro pañuelos negros”452.

5-No quiero ver el dinero (Mc.10, 23-25)


“Rosa Juana Antonio Zaarur, la esposa de mi tío Challita, sobrina del padre Chárbel, y tía de mi mamá, me contó
que su mamá tenía un cubilete de plata, de ésos que las mujeres se ponían en la cabeza, como adorno. Después de
que murió su hija, Rosa, lo vendió por 300 piastras, equivalentes a dos monedas otomanas de oro. Ella llevó ese
dinero a su tío, el padre Chárbel, pidiéndole, a cambio, que celebrara misas por el descanso del alma de su madre,
que era, al mismo tiempo, cuñada del ermitaño. Él no quiso recibir el dinero, hablando a su sobrina desde el interior
de su celda y sin verle la cara, diciéndole: “Dele ese dinero al padre Superior”. Ella le replicó: “Yo quisiera dárselo

- 27 -
a usted, para que usted mismo celebrara las misas”. Él contestó: “Las misas las anoto en mi cuaderno, pero no
cojo el dinero. Vaya, déselo al superior, sin que yo lo vea”. Ella obedeció”453.

6-Voy a celebrar las misas


“Mi mamá fue al eremitorio, después de la muerte de su padre, Juan, hermano del padre Chárbel. Le pidió que
celebrara unas misas por el descanso del alma e su padre. Él le respondió: “Las misas, yo las voy a celebrar;
pero el dinero, déselo al superior”. Ella hizo como él le había mandado”454.

7-Morí para el mundo, el día que me retiré de él (Mt.6, 24)


“Nuestra segunda visita fue a causa de la muerte de mi abuelo, Juan Antonio Zaarur Majluf, hermano del
ermitaño, el p. Chárbel. Su deceso ocurrió el 25 de enero de 1897455. El difunto no tuvo hijos varones. Así que su hija
no podía heredar sino la mitad de su padre. Entonces los familiares de su padre intervinieron, pretendiendo que la
otra mitad les tocaría a ellos, ya que el hermano del difunto era monje y ermitaño, no teniendo derecho a herencia,
según la Regla de la Orden. Pero mi madre les respondió: “Mi tío, el p. Chárbel, me legará”. Y se fue directo al
eremitorio para ponerlo al tanto de la muerte de su padre y pedirle que le escribiera un testamento, cediéndole
voluntariamente, su parte de la herencia de su hermano. Yo la acompañé al convento de San Marón, en Annaya, un
día de primavera. Llegados al eremitorio, no pudimos entrevistarnos con él cara a cara, sino que nosotros nos
quedamos de pie, al lado de la puerta de la iglesia y él se quedó dentro. Le preguntó qué quería de él. Ella le avisó
la muerte de su hermano y le pidió un testamento escrito de sucesión voluntaria, explicándole que los familiares de
su padre reclamaban la mitad de la herencia. Yo oí que le contestó: “Sobrina, mi hermano murió hace apenas
unos meses, mientras que yo morí para el mundo el día que tomé el hábito y pronuncié mis votos solemnes,
en el convento de San Marón, en Annaya, hace 44 años. El que ha muerto, ni hereda ni puede legar. Por lo
tanto, tu solicitud no cae bajo mi competencia. Yo no puedo hacer cesión de algo que no poseo”. Así que nos
regresamos con las manos vacías”456. “Estas expresiones llegaron a ser más tarde, un lema que las gentes se
transmitían para indicar el despojo del p. Chárbel, su justicia y su verdadero espíritu monástico”457. Su sobrina,
queriendo poner fin a la igualdad de derechos que pretendían sus familiares y asegurarse para ella toda la herencia,
insistió en que él escribiera la cesión voluntaria a su favor. El p. Chárbel tomó un pedacito de papel, sobre el que
escribió algo y se lo entregó. Cuando llegó a Bqaakafra, abrió el papel, en el que leyó: “Yo no heredo ni lego”458.
Por lo que se refiere a sus familiares, no se acercó ni de cuerpo ni de corazón”459.

8-Depositen la ofrenda de la promesa sobre el estante


“Una vez, sus dos hermanos lo visitaron y le propusieron que tomara algunas monedas turcas, pero él las rechazó.
Le insistieron que era dinero de promesa para el eremitorio. Él las aceptó, diciéndoles: “Depositen la ofrenda de la
promesa sobre el estante”, sin mirar el dinero. Un día que vine a visitarlo en el eremitorio, me dijo el p. Chárbel:
“Mis dos hermanos vinieron a visitarme y han dejado ese dinero para el eremitorio. Está sobre el estante.
Cójalo”. Yo lo cogí, y encontré que eran ocho piastras otomanas”460.

9-Dios proveerá (Mt.6, 25-34)


“No conocía ni por asomo, el dinero. No distinguía entre una moneda y otra, ni jamás la utilizó en toda su vida, No
le interesaba la abundancia o la escasez del dinero de las promesas, ni tampoco las rentas del eremitorio. Oraba por
la abundancia de las cosechas, sin preocuparse por esterilidad o fecundidad, diciendo: “Dios proveerá”. Practicaba
la pobreza en todas las cosas: en su celda, en su indumentaria, en su comida, su bebida, su cama y los utensilios de
trabajo”461.

E: Indumentaria de Chárbel

I.Introducción

- 28 -
“La indumentaria, el colchón y las cobijas del monje, deben corresponder a la pobreza”462. “A este respecto, él se
vestía como el último de los pobres”463 y de los novicios”464. “Nunca portó un hábito nuevo”465, “prefiriendo
humildemente”466, “usar los hábitos abandonados de sus cohermanos”467, “uno de esos hábitos remendados”468, “y
desechados que dejan ver sus hilos”469, hecho de lana libanesa, gruesa, desteñido”470, “rojizo”471, pero “siempre
limpio”472. “Él mismo lo lavaba”472 y “lo remendaba, sin mucho cuidado”473, “como cosiendo costales474 con hilos de
plantas”475, “haciendo puntadas de cinco centímetros”476. “No tenía hábitos apropiados para verano o invierno, sino
uno sólo de lana, y una camisa tosca”477 “que utilizaba hasta que le dieran otra, ya usada, de algún cohermano”478.

“Su cinturón, como el de los otros monjes, era de cuero”479, “todo rayado por las piedras y arbustos que
cargaba”480. “Portaba un pantalón bombacho, negro”481, “una camisa burda”482, “chaleco, cortado de una sotana vieja,
y encima, el hábito monacal”483. “A pesar del frío glacial, jamás usó medias”484. “Se ponía la capa sólo en la iglesia y
cuando salía del eremitorio; nunca para trabajar. La capucha la llevaba siempre, en invierno y en verano, de día y de
noche. Únicamente se la quitaba en la misa, conforme mandaba la liturgia”485. “La capucha le cubría la cabeza, los
ojos, las orejas, parte de las mejillas y el cuello”486. “No se recogía la sotana sobre el cinturón, para no dejar ver los
pantalones, como hacían los demás monjes en el trabajo”487.

“Sus gruesos zapatos eran usados y remendados”488, “terminados en una lengüeta detrás, arriba”489. “Sus
pequeñas toallas para las manos eran de tela tosca490. Su indumentaria era pobre pero limpia, roída, desde los
gruesos zapatos hasta el solideo”491. “No pedía nada, ni aun lo necesario. En caso muy apurado, lo pedía con toda
sencillez, con humildad y sumisión”492.

“Odiaba la suciedad493. Sin embargo, no lavaba los vestidos sino cuando el superior se lo ordenaba, llevándolos
puestos, incluso, todo un año”494. “No se lavaba la cara”495 sino una vez por semana o, en ocasiones excepcionales,
y eso, pidiendo permiso al superior”496.

II Relatos y acontecimientos

1-Sin rayas rojas


“El padre Chárbel le pidió al hermano zapatero, quien añadía rayas rojas a los gruesos zapatos, según una
costumbre monástica de su tiempo, que a él no se las pusiera”497.

2-Para remendar
“Me confiaron la ropería por un tiempo, del convento de San Marón, durante el tiempo del p. Ignacio de Mechmeche.
Me mandó ir al eremitorio para revisar la ropa de los ermitaños y ver qué faltaba. Entré en la celda del p. Chárbel y
no encontré nada util. Le mandé quitarse esos trapos. Él, viendo que yo los iba a rasgar, me suplicó que se los deje
para remendarlos y ponérselos, para observar la pobreza. Después el superior me mandó hacerle dos hábitos
nuevos. No los recibió, excusándose de no poder llevar un hábito nuevo y pidiéndome que le expusiera al superior
su deseo de que le enviara un hábito usado, conveniente para su clase de trabajo y sin que le mandara las camisas,
pues que él portaba el cilicio y encima, una especie de chaleco, cortado de un hábito raído, para ocultar el cilicio”498.

3-Lo extiendo en el suelo, debajo de mi cama


“Recién profeso, fui un día a visitarlo. Lo encontré lavando su ropa, frotándola con los pies. Viendo el cilicio entre la
ropa lavada, le pregunté:” ¿Qué es eso”. Me respondió: “Lo extiendo en el suelo, debajo de mi cama”, bregando
a ocultarme su virtud”499.

4-Vístame como yo vivo


“Una vez que él estaba donde el padre Roque de Mechmeche, con un hábito muy raído, le dijo: “Deje que yo viva
como mi hábito, o vístame como yo vivo”. Pienso que querría decir: “O bien, usted me envía al eremitorio que
cuadra bien con este hábito que llevo, o bien, tenga la bondad de darme un hábito mejor para ponerme cuando yo
esté con usted”. Esta interpretación fue sostenida por la reacción del superior que entró rápidamente en su celda, se
quitó su hábito, y se lo dio, diciéndole: “Te lo puedes poner”500.

- 29 -
5-¿Por qué vive así, tan desaliñado?
“Una vez, habiéndolo visto ponerse unos zapatos rotos, le dije: “¿Por qué vive así, tan desaliñado? Mande hacer
unos zapatos gruesos, apropiados, pues sus pies son como los del camello”. No respondió.501.

F: Su colchón, su sueño y el mobiliario de su celda

I.Introducción

1-La celda del padre Chárbel en el convento


“Estaba situada en la parte occidental del convento. Su longitud, del corredor oriental al muro occidental, era de tres
metros con 25 centímetros. Su extensión, de norte a sur, era de dos metros con 25 centímetros. Su altura, de tres
metros. Su techo estaba confeccionado con madera sencilla, ramas y barro. Una ventana, practicada en el muro
occidental, tenía una altura de 80 centímetros de alto por 40 de ancho. Su piso estaba recubierto con losas de
piedra. Su puerta, al oriente, tenía una altura de un metro con 75 centímetros, por 80 centímetros de ancho. La
puerta daba hacia la ventana y puerta de la iglesia, frente al altar mayor”502.

2-Su celda en el eremitorio


“Su longitud, de oriente a occidente, es de tres metros. Su ancho, de norte a sur es de dos metros con 10
centímetros. Su altura es de dos metros con 40 centímetros. Una ventana, abierta en el muro sur, es de madera
sencilla, formada de dos postigos, con vidrio”503,”siempre cerrada, con una cortina negra para que nadie pudiera ver
del exterior”504, “y él no pudiera ver sino la montaña de Ehmej y la cadena de montañas desiguales. En el muro
oriental hay una hornacina, a manera de armario”505, “y en la que él ponía la lámpara de aceite”506. “El piso está
embaldosado con piedra de la montaña. Los muros de piedra, recubiertos en el interior con barro. La puerta, de
madera sencilla, es de 80 centímetros de ancho por un metro con 70 de alto, provista de un picaporte de madera,
por fuera, y de una manecilla, también de madera”507. “Su celda estaba vacía”508, “siempre abierta”509, “tiznada por el
humo”510. “La cama es de madera. Debajo había colocado una canasta de mimbre donde ponía sus libros de
espiritualidad”511 “y de teología, y un botijo con agua para beber”512. “No permitía que nadie entrara allí, como no
fuera que alguien lo hiciera clandestinamente”513.

3-Su cama
“Su jergón estaba relleno”514 “de hojas de arbustos de agalla y de roble y de cortezas de árboles, que cubría con
una especie de tapiz, una tela de pelaje de cabra, y todo eso cubierto con una tela vieja de fieltro flexible. Un tronco
de madera, envuelto en un trapo negro, sacado de una sotana vieja, le servía de almohada. Sobre este lecho
áspero, sin colchón y sin cobijas, dormía, lo mismo en verano que en invierno”515. “Gastado el jergón sobre el que
dormía”516, “se acostaba sobre una tela burda puesta sobre dos tablas”517, elevadas dos cuartas del piso”518,
“amarradas con una tira, arrancada de una tela basta”519. “A menudo, dormía sobre tierra”520.

4-Su sueño
“No se quedaba con los demás monjes hasta tarde, pues él vivía en el convento como ermitaño. Odiaba el
descanso; no le apetecía el sueño; era enemigo del ocio y del reposo; le fascinaba la mortificación y el trabajo”521. Se
iba a dormir hacia las ocho y media, después de rezar las Completas y otras oraciones”522. “Se levantaba a media
noche, como mandaba la Regla de los ermitaños”523, para rezar el oficio divino, costumbre que practicó toda su
vida”524. “Después, no volvía a dormir más”525, salvo algunas ocasiones para descansar sólo una hora más, y volver a
la meditación y a la oración. Sus noches en vela no eran sino una oración a Dios y la práctica de sus deberes
espirituales”526, “en la iglesia”527.

- 30 -
“Se levantaba muy temprano”528, “antes del alba”529, para ir a orar a la iglesia y celebrar la misa. Jamás se
tardaba. Era el primero de todos en llegar a la iglesia”530. “Durante el día, no conocía el descanso”531, ocupándose
siempre en el trabajo y la oración”532. “La mayor parte del tiempo lo pasaba en la iglesia, delante del Santísimo
Sacramento”533. “Y durante la noche, en la lectura de libros de teología, la meditación y sus oraciones vocales”534.
“Nunca conoció las diversiones”535. “Más bien prolongaba sus vigilias, vacando en la oración”536.

II Relatos y acontecimientos

1-Agotado de sueño (Mc.4, 38)


“Noté que estaba agotado de sueño, a causa de sus prolongadas y continuas vigilias. Mientras permanecía de
rodillas, todo erguido, algunas veces lo dominaba el sueño, inclinando la cabeza y doblando, poco a poco, su
cuerpo, hasta casi tocar el suelo. Cuando se daba cuenta, entonces se volvía a enderezar, venciendo su debilidad
física, elevando los ojos al cielo y suspirando desde lo más hondo de su corazón. Nadie lo vio jamás descansar o
cerrar los ojos a la sombra de cualquier árbol”537.

2-La almohada de lana (Mt.8, 28)


“Su celda no tenía ni cerradura ni llave. Eso lo sabían todos los monjes del convento de Annaya que lo
frecuentaban. Su cama era un viejo jergón deshilachado; le servía de almohada un tronco de madera, enrollado en
un trapo, cortado de un hábito raído; no tenía ni sábanas ni cobijas. Un día, mientras el padre Chárbel trabajaba en
el campo, el hermano Pedro Al Fradisi538 aprovechó, entró en su celda, cogió el leño, lo botó y lo reemplazó por una
almohada de lana. De regreso a su celda, se dio cuenta del cambio; se fue donde el hermano, suplicándole que le
devolviera el tronco de madera, y le insistió hasta que su reclamo tuvo éxito”539.

G: La comida de Chárbel

I.Introducción

1-En el convento
“La comida del monje debe ser sencilla en el uso de los ingredientes, y sólo dos veces al día: el almuerzo y la
cena”540. “En el convento, el padre Chárbel comía las dos veces con sus cohermanos, en el comedor”541. “Se
contentaba con los pedazos de pan quemado o mal cocido. Cuando estaba en el campo, se alimentaba de lo que
dejaban sus cohermanos y los peones que trabajaban con él”542. “Muchas veces llegaron a olvidarse de llamarlo
para almorzar. Entonces, él continuaba en el trabajo”543.

“Durante el tiempo que permaneció en el convento, y se me ocurría ir a ayudarles a los monjes en el campo,
donde también trabajaba el padre Chárbel, me di cuenta que él no comía hasta que se lo mandara el responsable.
Aguardaba a que el responsable le diera su porción. Entonces se retiraba a un rincón. No comía nada fuera de las
comidas”544, “siempre frugales”545. “Fuera de esto, no se permitía comer ni manjares, ni bebidas ni frutas”546. “No
cogía sino las migajas de pan o el pegado de la olla”547.

“Cuando se tardaban en servir la comida, no se quejaba. No le repugnaba ninguna comida, ni pedía cosas
especiales al cocinero o al despensero. Al contrario, pedía que a él le reservaran las sobras de la comida, para
humillarse más. Se limitaba a sólo lo necesario”548. “No se aficionaba ni al tabaco ni al alcohol”549, “ni tampoco llevaba
comida a la celda”550.

“Jamás dijo: “No como de eso porque me sienta mal”. Nunca habló de si la comida tenía buen o mal sabor. No
comía fuera del convento, a no ser que estuviera en el campo trabajando. Cuando recogía uvas o higos, no probaba
ninguna fruta. Durante la comida, comía tranquilamente y con cuidado”551, “como si estuviera en la iglesia”552. “No
hablaba con nadie, baja la mirada, como si estuviera meditando, sin decir: esto está salado, eso está simple, aquello
está quemado. No tomaba bebidas alcohólicas553 ni café”554. En fin, no comía sino por necesidad; no por placer”555.

- 31 -
“A menudo, después de lavar los platos, se tomaba el agua de fregar. Lo hacía con gozo”556. “Sus platos eran de
barro y las cucharas, de palo”557

“Algunas veces estuvimos juntos en el trabajo, y él nos ayudaba. A pesar del mucho calor, él no apagaba la sed;
en tanto que nosotros bebíamos demasiado, por la fatiga y el calor”558. “Él, habitualmente, no se preocupaba ni por
comer ni por beber. Estaba en este mundo como si no fuera de él, desapegado de todo lo que existe. Todos sus
anhelos, sus predilecciones y sus sentimientos estaban dirigidos a Dios”559.

2-En el eremitorio

“Allí no comía sino una sola vez al día, a las tres de la tarde, después del oficio divino de esa hora. Era una comida
frugal: ensalada, aceitunas y las cáscaras de las papas que recogía en el convento. Las lavaba, las cocinaba y se
las comía. Así era su vida, marcada por el recogimiento y la piedad. Durante las comidas no pedía nada hablando,
sino que indicaba con la vista”560. “Nunca, allí, comió carne. Sus platos eran siempre preparados con aceite, salvo en
las grandes solemnidades, como: Navidad, Pascua, San Antonio y San Pedro y San Pablo, patronos del eremitorio,
en que la cocción se preparaba con mantequilla”561. “Por otra parte, no iba a comer si su compañero del eremitorio
no lo llamaba, así se quedara todo el día en ayunas”562. “No se preocupaba por la comida, y ni sabía dónde la
ponían”563. “Comía modesta y austeramente, sin disfrutarla”564. “Si a su compañero se le olvidaba llamarlo, era capaz
de quedarse sin comer hasta el otro día. Era célebre por este hecho”565. “Cuando iba al convento para recoger las
provisiones, comenzaba por escoger, para él, el pan mohoso”566 que se echaba a los perros”567, y los sobrados de
las comidas anteriores”568. “A su compañero le llevaba el buen pan y la buena comida. Y cuando llenaba la jarra de
agua para su compañero, lo hacía del manantial de Annaya, a una media hora, a pie; mientras que él tomaba el
agua del pozo del eremitorio”569

“El eremitorio estaba rodeado de huertos, viñedos, higueras, perales que le tomaban gran parte de su trabajo, del
que recogía frutas que enviaba al convento, y de las que él se privaba”570, no comiendo sino unas pocas. En el
almuerzo, sólo las comía si el padre Macario se las daba”571. “No bebía agua sino durante la comida, y
absteniéndose de bebidas refrescantes”572. “Nosotros, los monjes, nos admirábamos de su tren de vida, llevado
hasta el ascetismo extremo”573. “Cuando oraba, trabajaba o comía, se sumía en un éxtasis profundo, hasta que su
compañero lo llamaba a la realidad”574.

II Relatos y acontecimientos

1-El pan está sobre la ventana (Jn.4, 31-34)


“Cuando regresábamos tarde del trabajo del campo, el hermano Francisco le daba por comida solamente cuatro
panes duros y pequeños. Los metía debajo del brazo, entraba a la iglesia y los ponía sobre la ventana. Después se
arrodillaba para orar. Allí se quedaba largo rato, hasta una hora y media y terminaba por dormirse. Y cuando el
hermano Francisco entraba a la iglesia para tocar la campana que anunciaba el oficio de media noche, encontraba
que los panes estaban todavía sobre la ventana y los llevaba a la despensa. Era que Chárbel olvidaba el hambre
cuando se ponía delante de Dios. No me atrevería a afirmar que dejaba el pan a propósito o por olvido. A menudo, él
había llegado a tomar una sola comida al día, a pesar del trabajo extenuante. No lo dejaban ni un minuto sin
imponerle un trabajo. Lo sacaban de la iglesia contrariamente a su deseo, donde querría quedarse para orar, para
confiarle otro servicio”575.

2-No comía uvas


“En el tiempo de nuestro noviciado, veníamos al convento para la vendimia. Sedientos, nos íbamos a recoger
uvas para apagar la sed, llamando, en vano, al padre Chárbel que trabajaba en el viñedo, para compartir las uvas
con nosotros. Daba la espalda”576 y “se abstenía de comer577.

3-El agua de fregar


“Habiendo sido yo destinado a trabajar en la despensa, el superior me autorizó comer con los monjes, a donde el
padre Chárbel no acudía sino una sola vez al día. Tomaba tres panes pequeños que desmenuzaba sobre la sopa578,
y comía, sirviéndose de la cuchara, con delicadeza y moderación, absteniéndose de mirar a derecha o izquierda.

- 32 -
Cuando su vecino terminaba de comer, él cogía su plato para lavarlo. Vertía el agua de fregar en su propio plato y la
tomaba por mortificación y para vencer su amor propio. Mientras nosotros hacíamos la siesta, después del almuerzo,
el padre Chárbel se iba para la iglesia para adorar el Santísimo Sacramento. Esto mismo hacía mientras tomábamos
el desayuno, pues él no comía más que una sola vez al día”579.

4-Trigo machacado, en mantequilla


“En vano el padre superior invitaba al p. Chárbel a su misma mesa, cuando comía en el comedor con los monjes,
los días lluviosos. El p. Chárbel prefería siempre el último puesto. Me pedía también el superior que le llevara un
plato de trigo machacado en mantequilla preparado especialmente para él. Se lo ofrecía al p. Chárbel y ni lo
tocaba”580.

5-Sin aceite
“Una vez, lo vi regresar al convento después del trabajo, llevando conjuntamente legumbres y yerbas para comer.
Yo intervine, haciéndole saber: “Maestro, esas hierbas no son comestibles”. Él me respondió: “No importa”.
Después las picó todas juntas, rociándoles un poco de sal. En ésas llegó el padre Macario y, como de costumbre,
empezó a preparar la comida. Viendo al p. Chárbel ocupado en las legumbres le dijo: “¿Les echó aceite? Él
respondió: “No, eso no importa; se pueden comer sin aceite”. Era en tiempo de Cuaresma. Así, él comió de la
hierba que come el ganado”581.

6-Dos días sin comida (Lc.4, 46; Mc.8, 2)


“No iba a comer hasta que el responsable no lo autorizara. Así era siempre”582. “Una vez, el padre Macario tuvo
que ir al convento para cumplir un servicio que le habían encomendado, por obediencia. Le insistimos que se
quedara a dormir. Pero él respondió: “Tengo que regresar al eremitorio para llamar al padre Chárbel a comer”. Le
respondí: “¿Y es que él no sabe comer solo, hasta tal punto que usted tiene que llamarlo cada vez para ir a comer?”
Me contestó: “No es posible que él coma si yo mismo no lo llamo y le pongo la comida con mis propias manos. Si
uno lo deja dos días sin llamarlo a comer, no reclama ni se acerca para comer por su propia iniciativa”583.

7-El pan quemado


“El padre Macario bajaba al convento para ayudar a hacer el pan, ocasión que aprovechaba para recoger el pan
quemado o mal cocido: “Esto es para mi maestro”, refiriéndose al padre Chárbel, pues éste hacía lo mismo cada vez
que venía al convento para la cocción del pan. En su régimen alimenticio, buscaba la mortificación”584. En su celda
no conservaba nada de comer ni de beber”585.

8-¿Cómo comía?
“Lo vi cuatro o cinco veces, cuando llegaba después de llamarlo su compañero, el padre Macario, para su única
comida en 24 horas. Nada que no sea por obediencia. Él le obedecía como si fuera su superior. Lo vi llegar, a paso
lento por su comida, los brazos cruzados, la mirada baja, con recogimiento, quedándose de pie, a distancia,
esperando que su compañero le ordenara sentarse. Después, oraba y se sentaba en tierra, cruzando los pies y
cubriéndolos con el hábito, sin comer hasta que su compañero se lo ordenara. En su plato no vi sino tallos marchitos
de verdolaga, llenos de granos de semilla, y apenas unas cuantas hojas. Y no comenzaba a comer otro pan, hasta
que no recogiera de su plato todas las migajas quemadas. Otra vez, lo vi comer solamente la ensalada. Una tercera
vez, el trigo machacado, cocinado con tomate. En verano, cuando terminaba su comida, su compañero le mandaba
comer uvas; entonces no se comía sino tres o cuatro, nada más”586.

9-Los tallos de verdolaga y perejil


“Me acuerdo que una vez, yo estaba con mis compañeros los novicios, en el trabajo cerca del eremitorio. Se nos
ocurrió preparar “tabule” (ensalada libanesa). Deshojamos el perejil y la verdolaga y tiramos los tallos. El p. Chárbel
se agachó para recogerlos, después los picó, los revolvió con aceite, los salpicó con sal y se puso a comerlos”587.

- 33 -
10-Con todo gusto
“Una vez, el padre Macario le dijo: “Mire, el poco resto que quedó de comida se lo dejé para la gata en su plato,
pues me olvidé de usted”. Él respondió: “Padre, no hay ningún inconveniente. Me contentaría, y con todo
gusto, comer lo reservado al más pequeño de los animales”588.

11-Un tarro oxidado


“Una vez fui al eremitorio. Vi al padre Chárbel comiendo tranquilamente, con cuidado y delicadeza, la mirada hacia
el suelo, recogiendo las migajas y los pedacitos de pan quemado para comerlos. Después de terminar de comer, se
levantó, cogió el plato de su compañero y el suyo propio, una escudilla de madera, los lavó y echó el agua de fregar
en un tarro oxidado, y lo llevó a su celda. Le pregunté al padre Macario: “¿Qué es lo que hace el padre Chárbel con
el agua de fregar y llevarla consigo?” Me contestó: “Se la toma. Eso lo hace todos los días”. Y me preguntaba:
“¿Cómo podrá vivir con esa clase de comida con que se alimenta?”589.

12-Conmovido hasta las lágrimas


“Por la tarde, a la hora de comer el padre Chárbel y su compañero, el padre Macario, me senté con ellos para
verlos comer: un guiso de papas quemado. Vi al padre Chárbel escoger el pan quemado y las migajas y meterlos
cuidadosamente en su escudilla. Me dio lástima de él, hasta el punto que las lágrimas corrían de mis ojos. Entonces
me dije: “Mientras este ermitaño hace todas esas penosas mortificaciones, nosotros, los otros monjes, buscamos los
manjares más deliciosos y la cama más confortable”590.

13-Sin que se comiera una sola uva


“Cuando el superior del convento de San Marón, el padre Ignacio Attanury591, me mandó coger las uvas del viñedo
del eremitorio, allá, el padre Macario ordenó al padre Chárbel que me ayudara, sin que él se comiera una sola uva.
Cuando lo encontré solo en el eremitorio, le pedí que me acompañara a coger uvas. No me respondió. Esperaba la
orden de su compañero”592.

14-Nadie me lo ordenó
“Reunidos todos para almorzar, en los viñedos, monjes y obreros, olvidaron llamar al padre Chárbel. Lo mismo
pasó al día siguiente: él no comió. Habiéndose dado cuenta el superior de semejante olvido, llamó al padre Chárbel
y le dijo: “¿Ha comido hoy?” Respondió: “No”. El superior continuó: “Y ayer, ¿comió usted?” Contestó: “Tampoco”.
“¿Por qué?”, le preguntó el superior. Y él respondió: “Nadie me lo ordenó”. Inmediatamente, el superior mandó que
le dieran de comer”593.

15-No como por placer


“Les aseguro que aun si se quedara dos días sin comer, no reclamaría su comida. Él no iba a comer si su
compañero no se lo mandaba. Yo mismo fui testigo, un día que ya se había pasado la hora de comer. Lo invité y me
respondió: “Yo no como por placer. Espero la orden de mi compañero”594.

16-Váyase a rezar
“Un día que yo estaba presente a la hora de comer, habiendo terminado, el padre Chárbel se cruzó de brazos, se
inclinó ante su compañero, y le preguntó: “¿Y ahora qué quiere que yo haga, padre?” Y él le respondió: “Váyase a
rezar”. Así se comportaba en todo lo que hacía”595.

- 34 -
17-Abundan las provisiones (Mc.6, 30-44)
“Le oí contar a mi abuelo que, un día, faltaron las provisiones en el convento. Uno de los monjes puso al corriente al
superior de ese asunto. Entonces llamó al padre Chárbel, le pidió que asperjara con agua bendita el granero y que
rezara. Él obedeció y he aquí que el granero abundó de trigo”596.

“Entre otro de sus milagros, fue aquel en que vinieron a faltar las provisiones del convento. El superior llamó al
padre Chárbel, el ermitaño, que oró y bendijo el granero y las provisiones se multiplicaron. Este prodigio se repitió
varias veces según el testimonio de muchas personas, entre las cuales está el de algunas que todavía viven, como
el padre Ignacio de Mechmeche, el padre Nehemtallah de Mechmeche, el hermano Pablo Nassif de Maifuq y
otros”597. “También sucedió lo mismo cuando el superior supo que los tanques de aceite estaban vacíos, y que se
llenaron, gracias a las oraciones del Padre Chárbel”598.

H: Sobriedad de Chárbel

I.Introducción
“Vivía con sobriedad en cualquier situación en que se encontrara, sin buscar jamás cambiarla, deseando sólo la
complacencia de Dios. Allí donde la obediencia lo enviara, encontraba su descanso y su gozo, sea barriendo,
cocinando o cavando. Veía en todos los trabajos un signo de la voluntad de Dios”599.

“Su compañero velaba solícitamente por él, pidiéndole al superior todo lo que él necesitaba”600. “Se privaba aun de
las cosas ordinarias y necesarias de la vida cotidiana y aceptaba las menos buenas y las más difíciles”601. “Era
calmado, dócil, de una amabilidad fascinante, dominando sus tendencias y caprichos”602.

“Puro como un niño, huía del esnobismo, del desprecio y la adulación. Con sus hermanos era indulgente y severo
consigo mismo”603. “La rectitud era lo más importante de su conducta. Nunca era injusto cuando se trataba de los
demás; pero consigo mismo, su ascetismo era cada vez mayor. Jamás hablaba de sí mismo y nada hacía por su
propia iniciativa: ni el trabajo, ni la oración comunitaria, ni siquiera el oficio divino. Todo lo sometía a la obediencia.
Una vez que le ordenaran algo, lo cumplía con gozo”604. Su alegría era permanente, y asiduas sus mortificaciones. Y
así continuó hasta el último suspiro. Durante toda su vida nunca se quejó”605.”Llevó una sencillez extrema en el
comer, en el beber y en el vestir. No se juntaba con nadie, pues nada entendía de la relación con los demás sino
sólo lo que la obediencia le mandara hacer”606.

II. Relatos y acontecimientos

1-¡Oh, padre General!


“En el tiempo de su superiorato, el padre general, Benigno Al Matni, hizo una visita al convento, ocasión durante
la cual quiso comer con los hermanos estudiantes. El p. Chárbel, ermitaño, vino a saludarlo y fue invitado por él:
“Padre Chárbel, le dijo del superior, usted estará hoy con nosotros para comer. Vamos a darle una buena comida”.
El p. Chárbel respondió: “Nosotros hemos pronunciado el voto de obediencia aun para las cosas difíciles;
pero lo que usted me pide ¡cuán fácil es! En este aspecto la obediencia está muy bien”. El padre general creyó
que el p. Chárbel comería lo que pusieran en la mesa, a fin de compartir con él. A la hora de comer, llamó al p.
Chárbel. Se presentó de brazos cruzados. “¿Quiere usted comer con nosotros? Prosiguió el superior general.
Perplejo, el ermitaño se puso a frotarse las manos y respondió con voz baja y recogimiento: “¡Padre General, padre
General!”. Por una parte, no quería oponerse a la orden dada o mejor, su deseo y por la otra, él no deseaba comer
los manjares preparados para el superior general y sus compañeros. Entendió el padre general y lo dejó en libertad.
Así, el ermitaño regresó a su eremitorio”607.

2-¡Mire lo que me dio el hermano lego!


“Ahora me viene a la memoria que llevaban al eremitorio pañuelos a manera de exvotos”608. “Una vez, el p. Chárbel
le llevó un montón al superior, quien le dijo: “Déselos al hermano”. Se los entregó al hermano pero mirando al
superior le dijo: “Maestro ¿Tuviera la bondad de darme un pañuelo para enjugarme las manos?” Él respondió:

- 35 -
“Pero si los tenía todos consigo, ¿por qué no se quedó con uno?” Y él contestó: “Yo no cojo nada sin su permiso”.
Entonces el superior le ordenó al hermano: “Dele uno”. El hermano escogió uno nuevo, rojo. Sonriendo dijo el padre
Chárbel al superior: “Mire usted, lo que me dio el hermano”. El superior le dijo entonces: “Pues escoja el que
quiera”609. Y escogió uno azul, el más feo de todos”610.

I: La inteligencia de Chárbel

I.Introducción
“Aparentaba estupidez”611 “e ingenuidad. Pero, en realidad, era perspicaz e inteligente. Cuando uno le preguntaba,
él respondía con claridad y precisión, aparentando poquedad e indolencia”612. Si él debía hablar, no decía más que lo
estrictamente necesario, que edificara al prójimo y lo llevara a la salvación de su alma. Sus conversaciones giraban
siempre sobre temas religiosos, orientando todas sus obras a su salvación eterna y a la del prójimo”613. “En sus
respuestas teológicas, su punto de vista se comprobaba auténtico, lo que testimoniaba la presencia de espíritu, a
pesar de su absoluto silencio”614. “En cuanto a su sagacidad, se demostraba en sus trabajos, poniendo cada cosa en
su lugar”615. “A pesar de la superioridad de su juicio y la fuerza de su experiencia, se hacía esclavo de todos. Alcanzó
un grado, en su mortificación, del dominio de sus instintos, a un punto donde ha confirmado lo que el profeta David
dice en sus salmos: “Como un animal ante ti, pero siempre estaré contigo”616. “Era sencillo de corazón y de intención,
no teniendo más que una meta: Dios. Sólo me falta añadir una sola cosa: no crea que él fuera tonto y apático, sino
que estaba dotado de la ciencia de los santos: es por eso por lo que no cometió ninguna falta de la que pudieran
reprocharle los superiores o sus cohermanos”617. “Fue que él no dio a los superiores y a los demás ninguna ocasión
de encontrar la más mínima laguna en su comportamiento. Nunca oí decir que el superior lo haya reprendido un día
por una falta, la más mínima que fuera. Su observancia al reglamento era de una exactitud asombrosa, lo que
demostraba que lo entendía perfectamente”618. “Su palabra en el Espíritu se elevaba sublime, porque él caminaba
hacia la perfección, por el camino ideal del que no se alejaba un paso. En su tren de vida, él ponía cada cosa en su
lugar, sin proferir ninguna palabra inadecuada. Su prudencia lo protegió contra la superstición y las exageraciones
odiosas, incitando a su imitación a superiores y monjes”619.

“No crean que por romper con la gente y los asuntos del mundo, era por eso indolente y apocado. Más bien, era un
hombre inteligente y perspicaz. Su simplicidad tenía raíces en su cristianismo, su piedad, alimentada en la sabiduría;
exento de escrúpulos y desórdenes; sin la menor anomalía en su trabajo o en su comportamiento. Por otra parte,
aquel que gozó de la plena satisfacción de sus superiores, de sus compañeros, de los empleados, de los vecinos y
visitantes, sin suscitar una queja hacia su persona, debió tener sin duda alguna, una sabiduría extraordinaria. Más
aún, yo manifestaba con mucha veneración, cierto temor hacia él, evitando la broma excesiva”620. “Él se destacaba
en su relación con Dios, hasta el punto que en la iglesia no miraba ni a derecha ni a izquierda, así lo amenazaran
con cortarle la cabeza. En cuanto al acatamiento a la autoridad, hacía de ello un objeto extremo. Era puntual cuando
se trataba de la liturgia y sus ritos santos. Celebraba en el eremitorio con su compañero a tiempo, diariamente, todas
las ceremonias religiosas”621.”Bajo las falsas apariencias de un hombre ingenuo, era inteligente cuando estudiaba en
Kfifane”622. “En cuanto a sus mortificaciones y el dominio de su cuerpo, eran rigurosas, continuas y perpetuas. No le
causaron enfermedad alguna, lo que demuestra que él lo hacía en su momento oportuno”623. “Sin ser artificial en la
práctica de las virtudes, se entregaba a ellas con sencillez, sinceridad y fidelidad”624.

“Era serio y discreto, de un comportamiento equilibrado, infundiendo su respeto y estima a los que lo conocían.
Jamás fue piedra de escándalo para nadie, ni fue persona que se burlara de los otros. Todo el mundo lo tenía por
santo, a quien le pedían su bendición”625. Era sabio, pero lejos de la sabiduría del mundo, y sí de una sabiduría
sobrenatural”626.

II Relatos y acontecimientos

1-Pidan y se les dará


“El padre Chárbel tenía una voluntad de hierro muy elevada, que le permitía doblegar sus inclinaciones y
emociones. Él me decía: “Hermano, el mundo es una trampa. Dios conoce todo nuestro interior. El que le
pide esa gracia con confianza, no quedará frustrado. Pida lo que usted necesite”.

- 36 -
“Durante todo el tiempo que pasé en el convento de San Marón, ni yo ni los superiores ni persona alguna, le
conocimos algún fallo. Le gustaba que le pidieran un servicio y no solamente de parte de los superiores y de los
cohermanos, sino también de los trabajadores del convento. Un obrero le pidió llevar una vez, los utensilios de
trabajo a otra parte. Y él los llevó al campo. Yo soy testigo de las muchas órdenes que le dieron. Nunca oí decir que
alguien se quejara de él o bien, lo hubiera acusado ante el superior. Tanto los superiores como los cohermanos lo
respetaban y le pedían oraciones en casos de enfermedad o angustia. Su piedad influenciaba mucho en todos”627.

2-Aquí no hay ladrones


“Una vez, vino al convento un hombre, un día domingo para participar en la misa de los colonos-asociados que se
reunían todos los domingos y días de fiesta. Dejó su bastón junto a la puerta y entró en la iglesia. En ese tiempo, el
padre Chárbel no estaba todavía en el eremitorio. Después de la misa, el hombre no encontró su bastón. Comenzó a
gritar y a levantar la voz, profiriendo insultos. El padre Chárbel salió de la iglesia y le dijo dulce y gentilmente:
“Hermano, nadie levanta la voz en el convento”. El hombre en su exceso de rabia, repitió: “Me han robado el
bastón. ¿Es que hay ladrones en el convento?” El p. Chárbel sonrió y le respondió con serenidad: “No, hermano,
aquí no hay ladrones. Mire allá, esa tina de piedra tallada, colocada desde la construcción del convento;
nadie se la ha robado”. El hombre se quedó todo avergonzado. Todos los allí presentes soltaron la carcajada, pues
la tina era una piedra enorme que pesaba dos toneladas y media. Ni veinte hombres eran capaces de moverla”628.

3-Un maestro ingenioso


“Su inteligencia era notable en la precisión con que efectuaba sus trabajos. No recuerdo que algún compañero u
obrero que trabajara con él en el campo, se hubiera quejado de su incompetencia en el trabajo o que se hubiere
dirigido a él, directamente o por tercera persona para hacerle algún reproche. Había la costumbre entre los monjes y
los obreros que cuando un hermano era torpe o inhábil le ayudaran. Pero iban donde el superior a decirle: “Por favor,
padre superior, no nos mande a tal hermano, porque él es más lo que estorba que lo que sirve”. Su prudencia se
manifestaba en su más grande esplendor, no dando a los demás algún motivo de que le reprocharan el más
pequeño escrúpulo o alucinación; y por medio de la transparencia de su conciencia que alcanzaba la culminación de
la sublimidad de sus virtudes, no dejaba ningún resquicio a los demás de tacharlo de ideas fijas o la menor fobia.
Todas las cosas emanaban de él según las normas de la sabiduría. Pero ¡qué prudencia humana podría igualar la
del abandonar el mundo! Es verdad que él no hizo estudios especializados, pero fue un maestro ingenioso en las
cosas espirituales, más allá de monjes de la orden, los más insignes por su ciencia y experiencia”629.

J: La biblioteca y la cultura de Chárbel

I.Introducción

1-Sus libros

“Hacía sus meditaciones en los siguientes libros: Reflexión; Preparación a la muerte, de San Alfonso María de
Ligorio; Confesiones, de San Agustín”630; “La perfección cristiana”631; la Teología moral; Imitación de Cristo,
imprimida en letras siríacas, libro al que estaba apegado con pasión”63. “Leía mucho los libros siguientes: libros de
teología”633; “Jardín de los monjes”634; “Biografía de San Antonio, el Grande”635; “La lámpara monástica; las Santas
Escrituras”636; “La escala de las virtudes, de Juan Clímaco; Anacoretismo; San Basilio; San Efrén; Tratados de San
Isaac de Nínive; Desprecio de las vanidades del mundo, por el maestro Didokos Stalde, de la orden de San
Francisco; Las glorias de María, de San Alfonso María de Ligorio; el Martirologio; las Reglas del novicio y Reglas y
Constituciones de 1732”.

2-Su cultura
“El padre Chárbel era un hombre de pura santidad que uno tomaba por ingenuo, pero a nivel espiritual, era
erudito”638. “Yo, personalmente sabía que era sagaz e inteligente”639, “versado en teología mística, en siríaco, que él
traducía al árabe, además de sus conocimientos del árabe. Sus respuestas eran acertadas y convincentes”640, pues
en la teología moral y en la mística él era discípulo del famoso padre Al Kafri”641. En sus diálogos teológicos con los

- 37 -
padres, hablaba con agrado”642 de cuestiones sobre teología ascética, tratando asuntos sobre las almas y el misterio
de la reconciliación”643, o hablaba de la abundancia de su corazón, inflamado de cosas espirituales y divinas”644.

II: Relatos y acontecimientos

1-Charlas espirituales
“Cuando yo trabajaba en el convento, frecuentaba el eremitorio para ayudarle al padre Chárbel. Y cuando él
venía al convento para la elaboración del pan, nos hablaba de cosas espirituales, de las que sacábamos provecho.
Él era más claro que los otros en sus respuestas y con más precisión de conocimientos. Hablaba con dulzura de
expresión, lleno de humildad. Y sabio como era, no respondía sino sólo a lo que le preguntábamos”645. “Conversaba
con nosotros de las cosas espirituales, demostrando la profundidad de su fe y citando versículos de las Santas
Escrituras y de libros espirituales. Nos pedía que mencionáramos otro versículo que comenzaba por la letra final de
su cita. Después, nos explicaba el sentido”646.

2-Lea este capítulo


“Conocí personalmente al padre Chárbel en septiembre de 1897, en el eremitorio de S. Pedro y S. Pablo, con
ocasión de una visita que hice al convento de San Marón en Annaya, algunos meses después de mis votos
solemnes. Me acompañaba el padre Abraham647 Al Halqani”648, “mi compañero de escuela”649, fallecido más tarde, en
olor de santidad. A nuestra llegada”650, “al atardecer”651, “entramos en la capilla del eremitorio donde el padre Chárbel
estaba arrodillado, recogido, sin moverse, inmóvil en su posición”652. “Visitamos el Santísimo Sacramento”653,
rezamos un momento, observamos al padre Chárbel que persistía en la misma actitud”654. “Después salimos por un
corredor estrecho donde había instalada una estufa en piedra tosca y vimos al otro ermitaño, el padre Macario
Sauma de Mechmeche, preparando la comida en una marmita de barro cocido”655. “Los ermitaños no comen sino
una sola vez al día, hacia el atardecer. Su comida era un potaje de lentejas, garbanzos, frijoles y trigo machacado,
que se llama “majluta”, una especie de sopa”656. “Nos recibió con una sonrisa radiante y pura en su rostro que
hablaba de su corazón casto, semejante al corazón de un niño. Nos sentamos sobre dos piedras labradas, bajo un
arco de piedra”657. Una vez picada la cebolla, llamó al padre Chárbel”658 y lo saludamos. Nos respondió en voz baja,
apenas perceptible, mirando hacia el piso, pronunciando una sola palabra: “Paz”. Entonces el padre Macario le dio
una sartén metálica en la que había puesto un poco de aceite y la cebolla picada, diciéndole: “Tenga y fría esta
cebolla”659. “Él la tomó sin mirarnos. Volvió el padre Macario trayendo una canasta”660 “de mimbre”661 “en la que había
puesto dos platos, un poco de pan y verdolaga”662, “perejil, unos panecillos conocidos con el nombre de “hogaza de
monjes”, algunos en pedazos, otros quemados. Le dijo al padre Chárbel: “Deshoje esta verdolaga”. Tomó la sartén
con el frito, vació el contenido en la marmita de barro, después llenó dos escudillas de barro mientras el padre
Chárbel deshojaba la verdolaga, poniendo en un plato los tallos, al lado de la canasta.

“El padre Macario nos invitó a comer. Le agradecimos pero no compartimos con ellos. Él se dirigió al padre
Chárbel, diciéndole: “Coma”. Él oró y después comenzó a comer con cuidado, sentado en el suelo, las piernas
cruzadas, silencioso y mirando en frente de sí. Se comió los tallos de verdolaga que el otro no comía. No probó las
hojas de verdolaga sazonadas con sólo aceite. El padre Macario salió al viñedo y nos trajo racimos de uva de la
mejor calidad. Entre tanto, el padre Chárbel ya había acabado su comida. Se quedó en la misma posición, los brazos
cruzados, la cabeza inclinada, en silencio, esperando alguna orden. Su compañero le dijo: “Vaya a visitar el
Santísimo Sacramento y vuelva después a lavar los platos”. Al anochecer, nos dijimos adiós, conmovidos y muy
emocionados. Regresamos al convento, estupefactos por lo que habíamos presenciado.

“En el verano de 1898, pasé mis vacaciones en el convento de Annaya, en compañía de los hermanos
escolásticos. Un día, hacia las seis de la tarde, nos fuimos a visitar al ermitaño. Encontramos al p. Chárbel en la
capilla, arrodillado, completamente erguido sobre una estera redonda de mimbre, en el mismo lugar como lo había
visto la primera vez el año anterior, delante del Santísimo Sacramento. Lo miraba y lo veía inmóvil como una
estatua, su rosario en la mano, mirando fijamente hacia el altar. Tuve la impresión de que estaba en éxtasis663. Él no
nos miró. Nosotros rezábamos mirándolo, esperando a que él nos viera. Pero no hizo el más mínimo movimiento
para voltearse y mirarnos”664. Entonces salimos al patio, del lado occidental, hablando y haciendo bulla. El p. Chárbel
abrió la puerta y se paró en silencio, mirándonos”665 con los brazos cruzados y una resplandeciente sonrisa en la
cara”666 como diciéndonos: “No hagan bulla, pues me distraen en mi oración y en mi soledad”. Nosotros, llenos de
veneración”667 nos acercamos a él para pedirle la bendición y besarle la mano”668. Cuando cada uno se iba
acercando para saludarlo, él doblaba la rodilla derecha, inclinaba ligeramente su cuerpo, tocando rápidamente con la
punta de los dedos a cada uno de nosotros, impidiéndonos que le besáramos la mano. Nos saludó sonriente,
repitiendo una sola palabra en voz baja como si balbuciera”669: “Paz”. “Recibidos un minuto por él, lo vimos cerrar la

- 38 -
puerta para volver a la oración, en tanto que nosotros nos fuimos al bosque”670 al occidente, caminando sobre la
punta de los pies, intercambiando nuestras impresiones en un cuchicheo para no estorbar su oración en su soledad.
Nos sobrecogió el recogimiento y el gozo de haberlo visto. Después yo me separé de mis cohermanos y volví solo al
eremitorio, a la capilla”671, “con deseos de verlo y hablarle. Abrí la puerta de la capilla y ya no estaba; fui al corredor y
tampoco672; di la vuelta al eremitorio y no lo encontré”673. Entonces me subí a la terraza y he aquí que lo vi sentado
sobre una piedra cilíndrica674, cerca del muro de la iglesia como si huyera de nosotros675. Tenía en la mano la
biografía de S. Antonio Abad. Cuando me acerqué a él, me alargó el libro diciendo: “Lea este capítulo”. Yo lo leí676
de pie, delante de él677 que escuchaba. Apenas terminé la lectura, tomó el libro y se fue sin decir nada678 a la iglesia.
Yo pensaba que me había hecho hacer la lectura para comentarla679. Era la manera de recibir a los monjes”680.

K: La confesión de Chárbel

I.Introducción

1-Revelación de los pensamientos

“Fuera de la confesión, el novicio debe revelar sus pensamientos al superior o al maestro de novicios, cada noche,
si es posible. Chárbel se arrodillaba delante del director espiritual, humilde y devotamente, la cabeza descubierta,
besaba la tierra, y decía con todo respeto: “Padre, mi corazón está lejos de Dios. Soy del todo imperfecto y
lleno de faltas ante Dios”. Después exteriorizaba sus pensamientos, los buenos y los malos, pidiendo a su director
espiritual los consejos pertinentes que él debía cumplir”681.

2-Confesión semanal
“Aborrecía el pecado y huía de las ocasiones que a ello lo llevaran”682. “Aun le molestaba recordarlos. Todos los
que lo conocieron dan testimonio de que no cometió ningún pecado leve, voluntario.”683. “Lo que todo mundo decía
era que, durante su vida jamás transgredió los diez mandamientos y los de la Iglesia. Más aún, sufría cuando alguien
los cometía”684. “Hacía también a diario, un examen de conciencia sobre todos los actos del día, como lo hace el
comerciante prudente para saber si ha ganado o perdido. En el primer caso daba gracias al Señor, pidiéndole más
gracias a fin de hacer más esfuerzos en el trabajo para incrementar, así su salario y su recompensa. En el segundo
caso, cualquier mínima falta le hacía tomar la resolución eficaz para remediarla y repararla”685. “Sus confesiones
eran frecuentes, tanto cuando estaba en el mundo, como cuando se hizo monje y sacerdote”686. “Se confesaba una
vez por semana”687. “Él se confesaba semanalmente”688. “Pero los monjes lo hacían los domingos y los días de
fiesta”689. “Era de sabiduría y prudencia, sin escrúpulos, dotado de la verdadera ciencia llamada “discernimiento de
espíritus” (que consiste en un conocimiento sobrenatural de los secretos del corazón. Nota del traductor)”690. “No
rechazó ningún buen consejo en toda su vida”691.

“Durante su permanencia en el convento de Kfifane, tenía dos directores espirituales: el padre Naamtallah Al Kafri,
elegido, más tarde, superior general, y a San Naamtallah Al Hardini”692. “Al principio de su vida anacorética, el padre
Eliseo fue su director espiritual. Muerto éste, lo fue el padre Libaos Al Ramaty, trasladado más tarde al eremitorio del
convento de Qattara. Y en fin, hasta su deceso, fue el padre Macario quien tomó el cargo de su director espiritual”693.

3-Al servicio de los fieles

“El 20 de febrero de 1863 obtuvo del patriarca Pablo Masaad, la autorización para oír confesiones”694. “Pero él no
confesaba a los fieles sino cuando se lo mandaba el superior”695, pues él no estaba designado para tal servicio. Pero
confesaba y daba directrices a aquellos que se lo pedían. Éstos dan testimonio y elogian su celo por su bien y la
influencia eficaz para sus almas”696. “También todos ponderan el mérito de su sabiduría en sus consejos
acertados”697, “no buscando más que la construcción de los demás y su progreso espiritual”698. “Y en casos
necesarios no era parco en los consejos que daba a los que lo frecuentaban”699. “Yo mismo personalmente, viví la
experiencia de la fuerza de sus sabias orientaciones, la primera vez que me confesé con él”700 “y muchas otras
veces”701.”También lo escogí como director espiritual”702.

- 39 -
“Él oraba por los pecadores. Les enseñaba directrices salvíficas cuando escuchaba sus confesiones”703. “Los
amonestaba enérgicamente por sus pecados, infundiéndoles respeto muy firmemente”704. Uno de sus penitentes
arrepentidos me contó que fue a confesarse con el p. Chárbel y que sus orientaciones le penetraron en el alma más
que de aquellos otros confesores con quienes él se había confesado antes”705. “Era más clarividente en el espíritu
que los doctores”706.

“Evitaba confesar mujeres por conservar la virtud de la castidad. Sin embargo, lo hacía sin protestar a una orden
del superior”707.

II: Relatos y acontecimientos

1-Para derramar la esperanza en sus corazones


“Su ejemplo ejercía una influencia grande en los demás”708, “monjes y laicos”709. “Se esforzaba para sembrar la
esperanza en los corazones”710. “Si un monje enfermaba gravemente, pedía al superior que le enviara al padre
Chárbel para administrarle los últimos sacramentos”711, “confesión y comunión”712 y para reconfortarlos y derramar en
sus corazones la esperanza a fin de que pudieran admitir su partida de este mundo con la esperanza de la
resurrección”713. “Él se iba a pasar toda la noche a la cabecera del enfermo, sentado en una silla, sin alejarse de él
más para rezar el oficio divino en caso que lo permitiera la situación”714. “Cuando el superior le confiaba misiones, él
las cumplía con todo agrado”715.

2-Sólo un monje
“El hermano Sergio de Ehmej falleció de muerte natural, habiendo recibido los últimos sacramentos, en presencia
del cura párroco, José Issa y el padre Chárbel de Bqaakafra, el 14 de marzo de 1874”716.

3-Un director prudente


“Él fue durante toda su vida, un ejemplo de sencillez en palabras y obras. En sus conversaciones espirituales se
distinguía por la sabiduría y prudente dirección. Me acuerdo que una vez me dijo: “No pronuncie una palabra
capaz de causar un pecado. Si es para bien, dígala; si no, absténgase de decirla” 717.

4-Mi recogimiento después de sus consejos


“Cuando el p.Chárbel salía de la capilla para ir a su celda, yo lo alcancé para pedirle que me confesara. Él regresó
a la capilla diciéndome: “Sígame”. “Después de la confesión, me puse a mirar el interior de la capilla y vi fisuras en
el techo y los muros que podrían causar desagües. Entonces le dije: “Padre, usted pasa toda la noche en esta capilla
y el eremitorio está expuesto a tempestades. Basta un trueno para sacudirlo violentamente y se derrumbará sobre
usted. ¿Por qué no lo restauran?” Él me contestó: “No nos preocupemos de eso”. Le repliqué: “Le advertiré yo
mismo al padre superior para que lo reparen”. Él me respondió: “No le diga nada, hijo mío. ¿Dónde puedo yo
encontrar un lugar más santo que este altar para morir?”. Me afectó profundamente esta respuesta, tanto como
el sentimiento que me asaltó al escuchar sus consejos en la confesión. Después, él se retiró a su celda y nosotros
también nos fuimos”718.

5-Reunía todas las cualidades de un confesor


“Fue famoso por su santidad en comparación con todos los demás. Era inteligente y competente en sus consejos y
sus orientaciones. Regocijaba los corazones de los que se confesaban con él. Yo mismo fui muchas veces a su
confesonario. Y ahora deseo con todo mi corazón, tener la suerte de encontrar un sacerdote como él para
confesarme todos los días hasta el fin de mi vida. Porque el p. Chárbel gozaba de una rara memoria hasta el punto
que el penitente tenía la impresión de que conocía el mundo invisible de tal suerte que se acordaba de casos de
penitentes, cualquiera hubiera sido el tiempo transcurrido sin retornar. Además de su conocimiento y su precisión en
la dirección de las almas, conocía perfectamente el remedio. Tenía la gracia de atraer al penitente no obstante el

- 40 -
rigor de su amonestación por el pecado cometido y la severa penitencia que le imponía”719. “Reunía todas las
cualidades de un confesor:

- Muy atinado en sus consejos, sus preguntas y amonestaciones.

- Un juez versado en teología ascética y mística.

- Un excelente médico que aplica el tratamiento adecuado.

- Un padre cariñoso que abre los brazos al pecador, convirtiéndolo en un apasionado por la conversión y la
confesión”720.

6-Muy conmovedoras
“Escuchaba las confesiones de los hombres, estrictamente de los que le pedían que fuera con él. Ordinariamente los
mandaba donde su compañero del eremitorio. Sus orientaciones eran muy conmovedoras para aquellos que lo
escuchaban en el confesonario. Así me lo contó mi papá que se confesó con él unas siete veces. Tenía, entonces,
25 años”721. “Comprobó que sus consejos eran muy eficaces para la salvación de las almas”722.

L: Al servicio de todos

I.Introducción

“Que algunos detalles y obras de los monjes sean considerados bajos y envilecedores por sus cohermanos, es por
lo que algunos de ellos se burlaban de su ingenuidad”724, “cuando él personificaba el ejemplo cristiano por su
humildad, esforzándose en ocultar su virtud y esconder sus buenas acciones. Le disgustaba y temía los elogios que
de él hacían los demás”725. “Él representaba la modestia, alejándose de la gente y de sus cohermanos, prefiriendo
esconderse, aislarse en el silencio, humano en apariencia pero en realidad, viviendo en el cielo. Cuando las gentes
le pedían su intercesión, él les decía, alejándose: “Confíen en Dios. Es Él el que dispone”726.

“Cuando se le advertía sobre alguna cosa, aun si él no tuviera la culpa, se arrodillaba con los brazos cruzados,
pidiendo perdón, la cabeza clavada hacia tierra y no se levantaba hasta que no recibiera la orden de pararse”727.
“Cuando lo amonestaban, se arrodillaba de inmediato, en silencio, los brazos cruzados, sin pretender justificarse; y
no se levantaba hasta recibir la orden y la bendición del superior para ir al trabajo”728. “Si alguno le decía: “Usted es
santo”, él sonreía, movía la cabeza y fruncía el ceño”729. “Se consideraba como el último de los hombres y el más
grande de los pecadores. Cuando uno le pedía sus oraciones, respondía” “Yo soy un pecador”730.

“Él llegó a ser la “humildad personificada, cuidándose de hablar jamás de sí mismo. Era por tanto, como un
muerto en el mundo”731. “Cuando algunos de sus cohermanos se burlaban de él y del rigor de su ascetismo, entre
otros, el despensero que le echó agua a la lámpara en vez de aceite”732. “Había gente que lo despreciaba por su
vestimenta miserable”733. “Se dejaba humillar hasta el anonadamiento y hubiera deseado el aniquilamiento total,
mostrándose como sin voluntad, sin cerebro, tonto, despreciable por su vestido, por su comer, por su sueño, por su
modo de arrodillarse, por su cama, por su celda y por su trabajo extenuante”735. “Se olvidaba de sí mismo”73

“Aceptaba con agrado los desprecios de los demás y gozaba cuando lo insultaban”736. “No hizo nada que atentara
contra el pudor. No obstante ser sacerdote, conocedor de la teología mística, viejo en la orden y modelo de virtudes,
se dedicaba a trabajos manuales duros y sobre todo, a los más bajos. No reclamaba ni funciones ni actividades
misioneras que podrían convenir a su estado sacerdotal, sino trabajos”737. “Ni tampoco pidió para sí puestos que lo
encumbraran honoríficamente ante los demás. Él escogía siempre la parte más pequeña y el puesto más bajo. Se le
oyó decir: “No merezco estar entre mis cohermanos, ni obtener sus consideraciones, pues soy el último de
todo el mundo”738. “Se consideraba el más bajo de todos los monjes, en la esencia y en la forma, atribuyéndose
toda ruindad”739. “Cuando trabajábamos juntos en el campo, se comportaba como si fuera el siervo de cada uno de
nosotros”740, escogiendo los servicios y trabajos más despreciables, como barrer, lavar los platos, servicios que no
solían mandarle a sacerdotes”741, y él los hacía al instante y con gusto”742. “Cuando los monjes intentaban besarle la
mano y obtener su bendición, se esforzaba para no permitirlo”743.

- 41 -
II: Relatos y acontecimientos

1-Extranjero
“El padre Chárbel era un extraño en el convento. Originario del norte del Líbano, de la región de Yebbe y no de la
región de Biblos, como era el caso de todos los otros monjes. Sin embargo, él estaba sometido a una obediencia
especial a la de los que se encontraban con él en el convento. Monjes y laicos le daban órdenes, sea para
burlarse o a manera de diversión. Pero él nunca incumplía una orden. Nadie lo defendía ni lo respetaba, fuera del
superior que se enfurecía contra los que lo hacían sufrir o se burlaban de él. Él no hacía sino dedicarse al trabajo, a
la oración y a la obediencia, sin indignarse contra los burleteros. No hablaba sino raramente y casi nada, y eso para
responder a sus interlocutores”744.

“Jordania, qué de desprecios aquí.


¿No los has soportado por mí?
De la fierra quisiera desaparecer
y por ti, Jesús, la última de todos ser”.
(Poesía de Santa Teresita)

2-Que Dios me dé la fuerza para obedecer745


“Cuando mi tío, Abdu El Ahad Al Hussaini, fue superior del convento de los Santos Sergio y Baco, en Kartaba746, me
consagré a su servicio. Un día fuimos al convento de San Marón, en Annaya, donde los monjes y los empleados
estaban dedicados a preparar un horno para hacer la cal. El p. Chárbel se dedicaba a traer la leña. Fue entonces,
cuando al padre Roque Juan de Mechmeche se le ocurrió bromear, delante de todos los presentes con el p. Chárbel.
Le dijo:”Todos los monjes de común acuerdo747, hemos decidido arrojarlo a la hoguera porque falta leña y el cuerpo
humano atiza mejor la madera. El fuego y la carne alimentan bien el horno. Así, la piedra caliza se cocerá más
rápidamente”. Apenas oyó eso, el p. Chárbel se puso de rodillas diciendo: “Que Dios me dé la fuerza para
obedecer”. Es como si dijera: “Estoy dispuesto a sacrificar mi vida en aras de la obediencia”. Muy afectado por eso,
el padre Elías de Mechmeche, por entonces asistente general748, reprendió al padre Roque diciéndole: “¡Tenga
vergüenza! ¿Por qué bromea de esa manera con el p. Chárbel? ¿No sabe, acaso, que él lleva consigo el espíritu de
Dios? Dios nos bendice por su intercesión”. Entonces el p. Roque le pidió perdón. El p. Chárbel respondió: “Que
Dios perdone a todo mundo”749.

3-Soy el más grande de los pecadores


“Nadie se daba cuenta de su presencia, a causa de su gran amor a la vida retirada. Cuando los visitantes venían a
pedirle su bendición y sus oraciones, él los recibía sin mirarlos, diciéndoles:”Pídanle al Señor que les dé según su
fe”. Si uno le decía: “Usted es santo”, se entristecía y contestaba:”Soy el más grande de los pecadores”. En el
eremitorio él se dedicaba a trabajos despreciables y a hacer aquellas ocupaciones que lo envilecían. Siendo él el
superior del eremitorio, se sometía no obstante, a su compañero el p. Macario, más joven que él. Era el p. Chárbel
quien lavaba los platos y barría el eremitorio. Si sucedía que el superior amonestaba a algún monje en su presencia
o bien, le hacía una advertencia, aun no siendo él el culpable, se arrodillaba según la costumbre monacal, pedía
perdón como si tuviera la culpa y no se levantaba hasta recibir la orden del superior”750.

4-Los sobrados del gato


“Quiero contarles un hecho que yo vi con mis propios ojos y del que quedé muy conmovido. Fue una escena que
recuerdo siempre con mucha emoción, respeto y admiración. El p. Chárbel comía con su compañero en mi
presencia. Su plato contenía trigo machacado, cocinado con hierbas del campo. Habiendo terminado el p. Macario,
limpió la sartén con un pedazo de pan que arrojó al gato. Éste, no teniendo hambre, lamió el pan sin comerlo. El p.
Chárbel que estaba lavando los platos, volvió para coger el pedazo de pan del pasadizo donde lo podrían pisar. Lo
pasó por la cabeza para sacudirle el polvo, hizo la señal de la cruz y se lo comió, sin notar mi presencia porque él
nunca levantaba la mirada. En ese momento comprobé que él no miraba a nadie. Más aún, él me preguntaba muy a
menudo: “¿Quién es usted?” Yo le recordaba mi nombre y él volvía a preguntármelo otra vez porque no levantaba
la vista para mirarme”751.

- 42 -
5-¿Para qué esas cosas?
“Buscó ser despreciado de todos, durante toda su vida, fija la mirada en el suelo. No miraba ni a sus cohermanos, ni
los paisajes naturales. Un día que yo estaba con el padre Nehemtallah de Mechmeche752, mirando a Beirut con unos
binóculos, pasó a nuestro lado el p. Chárbel, armado de una cuerda para amarrar un tercio de leña. Le dije: “Mire
con estos binóculos que muestran a Beirut muy cerca de usted”. Me respondió: “No, no; ¿Para qué esas cosas?”.
Y continuó hacia su trabajo”753.

6-No lo molesten
“Le oí al padre Elías de Mechmeche advertir a todos los empleados del convento que no molestaran al p. Chárbel,
ni de palabra ni de otro modo, diciéndoles: “Es un hombre de Dios. Él tiene consigo el espíritu de Dios. Respétenlo”.
El p. Elías lo amaba y apreciaba mucho por sus extraordinarias virtudes. Una vez dijo estando yo presente: “He
bregado mucho por evitarle el trabajo tan duro que el p. Chárbel hace en el campo y por darle una ocupación más
suave en el convento para que descanse. Pero es que apenas acaba el trabajo del convento que le doy, se va
inmediatamente para el campo”754.

7-Insultos: “Dichosos serán ustedes cuando los insulten y los persigan” (Mt.5,
11)
“Una vez estaba a punto de rezar el oficio divino, cuando el padre Ignacio de Mechmeche lo llamó y le dijo muy
severo: “deje de rezar y venga aquí”755. “Él obedeció con toda piedad”756. Soportaba los insultos y las burlas de los
demás con toda humildad, paciencia y alegría”757. “El que se humilla será ensalzado y el humilde de corazón
encontrará reposo a su alma. De aquel que digan toda clase de males, será grande su recompensa en el cielo. Es
por eso por lo que yo me regocijo y contento a mi Señor”758 (Santa Teresita del Niño Jesús).

8-Alégrense y regocíjense porque será grande su recompensa en los cielos (Mt.5,


12)
“Mientras nosotros recogíamos las uvas en el viñedo del eremitorio, el superior me pidió que fuera a llenar la jarra
al pozo del eremitorio. Apenas llegué, amarré la cuerda al asa de la jarra. Con el afán, la tiré descuidadamente al
pozo sin darme cuenta que el p. Chárbel estaba detrás de mí mirando y me dijo: “Hermano, San Antonio escogió
el discernimiento. En tanto que usted arriesga quebrar la jarra tirándola con fuerza al pozo. Y eso va contra
la pobreza”. Yo le contesté con dureza: “¡Váyase a su iglesia. Usted vive en el eremitorio dándoselas de santo!” Él
me respondió gentil y dulcemente con la cabeza baja: “Perdóneme, hermano, por el amor de Cristo”. Y cada uno
nos retiramos por nuestro lado; él a la iglesia y yo al viñedo”759. “Cada vez que un incidente llevaba a protestas, era
él quien se adelantaba al hermano para decirle: “Perdóneme”760.

9-Así persiguieron a los profetas que vinieron antes que ustedes (Mt.5, 12)
“Un día, mientras yo trabajaba en la viña del eremitorio con algunos obreros del convento, vi al padre Chárbel
arrancando las cepas de la viña del camino de las vacas. En ésas, pasó una vaca y pisoteó una y la quebró.
Intervino el padre Macario diciéndole: “He ahí una cepa quebrada a causa de su negligencia”761.”¿Qué fue lo que
hizo? ¿Por qué las dejó a los pies de las vacas?”762. Inmediatamente se arrodilló, los brazos cruzados, diciendo”763:
“Perdóneme, por el amor de Cristo”764. Silencioso, rogaba y pedía perdón por su mala acción”765.

“Me contó el padre Macario, también que un día el p. Chárbel le respondió: “¡Si yo soy un burro padre.
Téngame paciencia y sopórteme, por el amor de Cristo!”766.

M: No se oirá en las plazas su voz (Mt. 12, 19)

I.Introducción

- 43 -
“El monje debe guardar, con discernimiento, el silencio”767. Por eso “él hablaba muy raramente. No dejaba escuchar
su voz sino leyendo el Evangelio en las palabas de la consagración”768 y “en el coro”769. “No se dirigía ni a hombres,
ni a mujeres ni a monjes”770. “Vivía la Regla. No se le veía sino en la capilla o en el trabajo, sin dejar escuchar una
palabra. No buscaba el entretenimiento con visitantes o arrieros. En el trabajo no conversaba con nadie”771. “No se
distraía preocupado por las noticias de la gente o de alguna persona en particular. Si alguien le preguntaba algo,
respondía amable, calmada y brevemente”772.

“Pasaba en silencio las reuniones de regocijo por mortificación. Pero estaba dispuesto a hablar cuando le
preguntaban asuntos espirituales o teológicos. Entonces sí, allí se explayaba con agrado en sus respuestas!773. “Si
no, su vida sería semejante a la de los enclaustrados que viven en silencio”774. “Su lengua no estaba dedicada más
que para vacar en la oración con Dios y meditar en Él”775. “Era un monje contemplativo: sólo trabajo, oración y
silencio”776. “Sus palabras eran una lección de humildad profunda”777 de tal suerte que se tomaban como palabras
venidas del cielo, como de un hombre que vivía en otro mundo”778. “Fuera de sus conversaciones con los
superiores”779, “no se permitía hablar con los demás sino de asuntos espirituales”780.

“En la capilla, como en el eremitorio se asemejaba a un ángel. No se sentía”781 “sino en la misa”782. “Silencioso en
el trabajo”783, “de un mutismo asombroso”784. “Yo me extrañaba cómo podía vivir así en el silencio, la austeridad, la
oración y el trabajo. Yo no comprendía el significado y los detalles de todo eso como lo entiendo hoy. Terminé por
comprender que era santo. Es la palabra que repiten los que lo conocieron”785. “La renuncia a hablar era para
nosotros un fenómeno extraño. Y el p. Chárbel vivió así cincuenta años entre el convento y el eremitorio, en silencio,
en el trabajo y en la oración. Austero en el vestir y en el comer, sin conocer el descanso y los gozos humanos”786.

II: Relatos y acontecimientos

1-Cuando es necesario
“Nuestra Regla obliga guardar el silencio después del rezo del oficio de Completas, en el comedor y en la capilla.
Durante ese tiempo, él no respondía a los monjes sino cuando era necesario hacerlo. Los cohermanos lo imitaban y
lo presentaban como un modelo para los novicios, durante la vida y después de muerto. De entre todos los monjes,
ninguno lo igualó en la observancia de la Regla”787.

2-Una mecha que nunca se extingue (Mt. 12, 19)


“Si alguno de los novicios infringía la Regla, él no lo acusaba ante el superior. Se hacía el sordomudo, sin meterse
en nada, ciñéndose solamente a las órdenes que le daban”788.

3-Me perdí del camino


“Un día fue a Mechmeche para participar en un funeral y no volvió hasta el atardecer. Le pregunté por qué había
tardado y me respondió: “Me perdí del camino. La neblina era muy densa y fui a dar a Huyula. Volví a tomar el
camino, orientándome poco a poco, hasta llegar al convento”. Le repliqué: “¿Y fue que no encontró a nadie por
el camino?” Me respondió: “Sí, con muchos”. Insistí: “¿Entonces, por qué no preguntó por dónde iba el camino al
convento?” Se quedó callado. En efecto, él no preguntaba ni se dirigía a nadie, así se extraviara del camino. Era un
caso particular. Ni místicos ni ermitaños han vivido como él. Nunca he visto un caso parecido, ni antes ni después de
él, entre monjes, laicos, sacerdotes y obispos. ¡Dios resplandece entre sus santos! El caso de este monje era
extraordinariamente asombroso”789.

4-Muy, muy parco en palabras


“Lo conocí muy, muy parco en palabras. Una vez me preguntó: “¿De dónde viene usted?” Y otra vez me
preguntó: “¿Dónde estudia usted?” Respondí: “En Kfifane”. Él continuó: “Dice el Evangelio: “Ustedes son, en
verdad, mis discípulos”. ¿Cuál es la función gramatical de “en verdad”? Le respondí, según sabía. A mi vez, le
hice una pregunta gramatical. Me respondió: “Hermano, yo no sé”790.

- 44 -
5-No pronunció ni una palabra
“Conocí personalmente al p. Chárbel entre 1893 y 1895, pues yo hacía la visita de inspección a los ermitaños de
mi orden, en compañía de cuatro monjes: el p. Abraham Harfuche, el p. José Guebale y no recuerdo el nombre de
los otros dos. Nos recibió el p. Macario, a quien le pedimos que llame al p. Chárbel. Vino. Lo saludamos besándole
la mano y pedimos su bendición. Él nos preguntó: “¿De dónde vienen hermanos?” Le respondimos y cada uno se
presentó diciendo su nombre, su convento y su pueblo natal. Él nos preguntó: “¿Habrá fallecido alguno de
nuestros cohermanos en los conventos que ustedes han visitado, para celebrar una misa por el descanso de
su alma?” Le respondimos que no. Y él se retiró a su celda, dejándonos con su compañero, quien nos dijo:
“Permítanme preparar la comida. Es hora de comer y ustedes comerán con nosotros”. Tomó una vasija de barro,
metió pedazos de pan duro con unas legumbres y les echó un poco de vinagre, de cebolla y ajo. Después llamó al p.
Chárbel a comer, invitándonos a compartir con ellos. Le agradecimos pero no aceptamos. Mientras comían, el p.
Chárbel no pronunció ni una palabra”792. En tanto que el p.Macario continuó conversando con nosotros”793

6-¿Practicas tus deberes religiosos?


“Una vez vino su hermano de Bqaakafra para visitarlo. Tocó a la puerta. Fue el padre Chárbel para ver quién
tocaba, sin abrir la puerta. El visitante respondió: “Soy el hermano del ermitaño Chárbel”. El ermitaño le contestó:
“Espere un momento para decirle a mi compañero a ver si él permite que le abra la puerta”. Fue donde el
padre Macario, y le dijo: “Mi hermano está en la puerta. ¿Me permite que le abra?” “Claro que sí, le respondió.
Recíbalo”. Durante su encuentro con él no hacía sino repetir la misma cosa: “¿Cómo está usted? ¿Está usted
bien? ¿Practica usted los deberes religiosos, lo mismo que su familia?” Y poco después lo despidió”794.

7-Como San Néstor


“Él hacía como San Néstor que, en el momento de ingresar al convento, encontró un burro en la puerta. Y se dijo:
“Néstor, Néstor, tú y este burro sois iguales. Si el burro pudiera hablar, tú también podrás hablar en el convento”.

“Después de mi experiencia personal con el p. Chárbel, me pareció inteligente, conocedor de la teología mística y
apasionado por el estudio. En todo caso, se portó como Néstor: un burro en su silencio; un filósofo en su oración y
en su tren de vida y un anacoreta en el convento. Nunca le oí decir: “Estoy cansado, tengo hambre o tengo sed”795.

8-A la escucha del amado (Lc. 10, 39)


“No obstante que el padre Chárbel no era tonto ni malhumorado y de temperamento taciturno, punto débil de los
que odian el trato con la gente, hay que decir que él habría decidido que su lengua no hablara sino para alabar a
Dios, contestar a los superiores por obediencia y la disponibilidad para cumplir alguna misión de caridad al prójimo
en asuntos espirituales. Es por eso por lo que hablaba tan poco, no tomando la iniciativa en el hablar, sino
raramente. Más que todo, no lo hacía sino para responder a una pregunta. Así que él se distinguía de entre los
ermitaños, no solamente por la observancia del reglamento del eremitorio, sino también por su silencio perpetuo y su
trabajo continuo. Su vida era una cadena ininterrumpida que constaba de tres eslabones: la observancia a la Regla,
la oración y el trabajo, a lo que añadía el silencio. Se parecía a los monjes contemplativos silenciosos, más que a un
monje libanés. Todos los otros ermitaños se asombraban de su perpetuo gran silencio”796.

9-No me contestaba
“Cuando yo le ayudaba a arrancar los arbustos espinosos y los troncos de árbol, no abría la boca ni me dirigía la
palabra. Y cuando yo me aburría con tanto silencio, le hablaba pero él no me contestaba”797.

10-Nada lo distraía
“Frecuenté a los monjes y a los ermitaños, todos venerables pero ninguno se parecía al p. Chárbel. Los otros
ermitaños, los que ya han fallecido, hablaban con nosotros y los que aún viven, tampoco dejan de dialogar con la
gente cuando los visitan, gustando de tener noticias. En tanto que el p. Chárbel no conversaba con nadie, ni se
distraía con nada, ni le miraba la cara a nadie”798.

- 45 -
11-La gente lo creía mudo
“El p. Chárbel era un ángel con cuerpo humano, un filósofo sin teorías, un ideal de santidad y de perfección. Tenía
lengua pero la gente lo creía mudo”799, como un niñito en brazos de su madre; con la sola diferencia de que no se le
escuchaba su voz”800.

12-Escasamente hablaba
“Durante el tiempo que pasé en el convento de San Marón en vida del padre Chárbel, no pude ver en él sino al
hombre silencioso, aislado, no solamente de la gente, sino también de los monjes. No se movía sino por orden de
obediencia, como si fuera un robot. No me hablaba, por lo que no les puedo contar anécdotas de su vida. No se
interesaba por nada, como para poder contarles su trato con la gente”801. “Trabajaba cuatro o cinco horas con los
novicios, que charlaban a su alrededor, mientras él permanecía en silencio. No hablaba sino raramente”802.

13-No me conversaba
“Nunca conversó conmigo, a diferencia de los otros ermitaños que sí me hablaban. Jamás lo vi mezclándose con los
visitantes o con otros. Y cuando alguno le pedía que lo bendijera, él lo hacía, asperjándolos primero”803.

N: Voy completando lo que aún falta al total de los


sufrimientos de Cristo (Col, 1, 24)

I.Introducción
“El monje debe dar gracias a Dios, más por la enfermedad que por la buena salud, confiando que es una prueba
para su bien”804. “El p. Chárbel adolecía de atroces dolores de estómago pero no seguía ningún tratamiento y ni
siquiera tomaba un calmante cuando el dolor se le hacía insoportable, repitiendo siempre: “Que se haga la
voluntad de Dios”805. “Soportó cólicos crónicos que se le agravaban en la estación de las nieves, sin quejarse ni
hacerse ningún tratamiento. Nunca habló a nadie de su estado de salud ni pidió que lo visitara algún médico”806, “ni
probaba gota de algún refresco en el estío, ni algo caliente en el invierno, a pesar del frío cortante del eremitorio”807.
“Jamás dijo que estaba enfermo”808. “Portaba el hábito en verano y en invierno y no se calentaba al calor del fuego
como lo hacían los otros ermitaños, pasando el tiempo orando en la capilla, arrodillado y a menudo en pleno piso sin
alfombra”809. “Permanentemente llevaba puesto el cilicio”810, “directamente sobre la piel; no sobre la franela”811. “Yo
me preguntaba cómo podía soportar eso, sobre todo en verano”812. “Se ponía un cinturón con púas, ceñido
directamente a la carne”813. “Según testimonio de sus compañeros, se azotaba”814. “No me entreguéis al mundo ni
me seduzcáis con las cosas materiales; dejad que pueda contemplar la luz pura; entonces seré hombre en pleno
sentido. Permitidme que imite la pasión de mi Señor”815.

II: Relatos y acontecimientos

1-Un cese contra la pobreza sobre mi conciencia


“Cualquier cosa que viniera, sea de Dios o de los hombres, él lo aceptaba con paciencia y serenidad, como el
cólico816 crónico del que fue aquejado. Nunca se hacía un tratamiento médico, soportando sus dolores con una
paciencia asombrosa, ocultando sus sufrimientos a los demás con discreción”817. “Pues bien, una vez, mientras
nosotros trabajábamos en el viñedo del eremitorio, el hermano Elías Al Mahrini, responsable del campo, el obrero
Salomón Al Manzili y yo, y estando también el p. Chárbel y el p. Macario, su compañero del eremitorio, resultó que el
p. Chárbel comenzó a tomarse, a doblar la espalda, a apretar el hacha, dejando escapar un gemido a causa del
sufrimiento. Le pregunté al p. Macario: “¿Qué le pasa al ermitaño? ¡Lo veo sufrir!” Me respondió: “Lo cogió una crisis
de cólico renal”. Le repliqué: “Que se vaya a reposar. Pediremos otro obrero que lo reemplace”. El p. Macario me
contestó: “Él quiere dominarse a sí mismo”. Mientras nosotros continuábamos el trabajo y otro trabajador nos había

- 46 -
dejado atrás en el surco, he aquí que el p. Chárbel se dirigió hacia una cepa para desviarla del camino de los
bueyes, dando gemidos más agudos que antes, lo que quería decir que el mal se había agravado. Le dije: “Vaya
despacio maestro, yo atajo los bueyes”. Y me respondió con una voz entrecortada: “Maestro, eso sería un cese
contra la pobreza sobre mi conciencia”, siguiendo su trabajo todo el día a pesar de su dolor. Por la tarde nos
fuimos a comer lentejas con ensalada de verdolaga. Yo vi al p. Chárbel recogiendo los tallos de verdolaga, partirlos y
comerlos”818. “Al amanecer, noté que él se debatía a causa de un dolor insoportable. A mi pregunta, el padre Macario
me respondió: “Le vuelve el cólico”. Entonces tuve compasión de él y le rogué que dejara el trabajo. Él no quiso
dejarlo, perseverando todo el día en la labor con aplicación constante, como si gozara de buena salud”819.

2-Bañado en lágrimas
“Acerca de esto, ustedes pueden notar que toda su vida fue una continuación de sufrimientos, hasta el punto que
su cuerpo se adaptó a su alma y allí encontró reposo, de tal suerte que sometió completamente sus sentidos al
dominio de su espíritu. La negación de sí mismo se volvió en él algo natural, como una escapatoria donde él
encontraba satisfacción, tras largos años de practicar la mortificación. Yo recuerdo que en mayo de 1897, nosotros
estábamos trabajando en el viñedo del eremitorio. Llegó la hora del desayuno. Pero el p. Chárbel continuó en la
construcción de los muros que rodeaban el viñedo. Le pedí a su compañero, el padre Macario, que lo llamara para
desayunar. Me respondió: “Él sólo come después de medio día”. A la hora del almuerzo, continuaba su trabajo de los
muros. Volví a pedirle al padre Macario que le ordenara venir a comer con nosotros, por piedad a su fragilidad. Pero
me respondió, diciendo: “Él comerá después”. En la tarde llevamos los bueyes a pastar al bosque. Un momento
después volví al eremitorio para tomar agua. Entonces vi al padre Chárbel comiéndose los tallos de verdolaga que
había recogido y picado. Ante esta escena, los ojos se me llenaron de lágrimas. Le achaqué al padre Macario la
responsabilidad sobre el padre Chárbel, diciéndole: “Tenga compasión del ermitaño. Usted le deja comer los tallos
de verdolaga después de un trabajo extenuante, su enfermedad y sus dolores. Me respondió “Él es feliz comiéndose
eso; déjelo”. Después me dije a mí mismo: “¿A qué distancia de su virtud estamos nosotros?” Verdaderamente él ha
hecho suyas todas las penitencias de los padres del desierto (del alto Egipto). Él superó y con mucho, todo aquello
que leímos en el libro “Jardín de los monjes” y en el de “La perfección cristiana”820.

3-Me conmovió de pura piedad


“Lo vi, una vez, cargar leña sobre sus espaldas, del fondo del bosque hasta el viñedo. Y además lo hacía con
bultos pesados que subía al eremitorio. Allí me conmoví de pura piedad por ese anciano que ya pasaba los 65 años.
Le eché la culpa al p. Macario, su compañero, quien se disculpó diciendo: “Así quiere él vencerse a sí mismo”821.

4-Arroz y mantequilla en el eremitorio


“Una vez, el padre Macario le dijo: “Usted sufre de los riñones. Déjeme prepararle una sopa de arroz en
mantequilla. Él respondió con una voz muy baja: “¿De arroz en mantequilla en el eremitorio? No”822.

5-Dolor unido a la pasión de Cristo


“Cuando le preguntaban por qué se amarraba una rama de uva alrededor de su cabeza y pelaje de cabra en su
muñeca, algunas veces respondía: “Tengo dolor de cabeza, unido a la pasión de Cristo”823.

6-Nadie se daba cuenta de sus padecimientos


“Oí decir que los ermitaños habían cocinado hierbas silvestres, entre ellas, una muy nociva. El p. Chárbel la
comió, y se enfermó sin quejarse. De todos modos, se le notó su malestar. Era que nadie se enteraba de sus
sufrimientos y enfermedades”824.

7-Pisaba, descalzo, los arbustos espinosos


“Cuando él vivía en el eremitorio, lo vi con un hábito deshilachado llevando un bulto de arbustos espinosos que él
había amarrado con una cuerda, pisándolo, descalzo, y sangrándole los pies”825.

- 47 -
8-Medias de lana
“Una vez, el superior le mandó ponerse medias, hechas caseramente con hilos gruesos de lana para protegerse
los pies de la humedad, pues él sufría de cólicos estomacales. Las llevó una sola vez por obediencia y no volvió a
ponérselas en toda la vida”826.

9-Se calentaba poco


“Cuando hacía mucho frio en invierno, el padre Macario lo llamaba a la cocina para que se calentara. Por
obediencia, él lo hacía por breves momentos. Después, se retiraba para irse a dormir a su celda, mientras su
compañero dormía al lado del fuego, dado el frío cortante que hacía en el interior del eremitorio”827.

10-Me burlé de él
“Una vez, cuando él arrancaba los arbustos espinosos del campo para plantar un seto del viñedo, lo vi retirarse a
un lugar aislado, creyendo que nadie lo veía. Se quitó el hábito para sacarle las pulgas y los piojos. La curiosidad me
llevó a acercarme más para mirarlo sin hábito. Y vi que llevaba el cilicio debajo, sin franela. Comencé a reírme de él,
sin comprender el sentido de su austeridad hasta después de su muerte y las manifestaciones de sus milagros”828.

11-No debo darme el lujo de complacerme con dulces


“Una vez, el padre Macario le propuso hacerle una tisana con hierbas amargas, como un calmante contra los
dolores que lo aquejaban. Él aceptó a condición de que no pusiera azúcar. Su compañero le dijo: “¡Pero si las
hierbas son muy amargas, imposible beberlas sin azúcar!”. El padre Chárbel le replicó: “Yo no tengo el derecho de
complacerme con dulces! Mi Señor Jesús bebió hiel y vinagre en la cruz, como calmante para su sed y sus
dolores”829. “A través de mis lágrimas me sonrío cuando contemplo tu pasión, oh Jesús”830.

12-La hemiplejía
“Le oí contar a mi tía Rosa que cuatro años antes de la muerte del p. Chárbel, fue atacado de hemiplejía de la que
se curó”831.

O: Eterna paz

I.Introducción
“Su fortaleza era excepcional, pues le venía del cielo y no de la tierra. Uno lo veía siempre sonriente y amable
como si todo caminara sobre rosas”832. “Jamás oí decir que no respetara a alguien, discutir o quejarse de algún
trabajo en verano o en invierno”833. “Cuando los rayos se precipitaban sobre el pararrayos del eremitorio, no se
movía un ápice en la capilla, donde rezaba”834. “Soportaba todas las dificultades a pesar las tribulaciones que le
causaban, convirtiéndolas en dones sobrenaturales. Se sometía a mortificaciones que no eran obligatorias como:
ayuno continuo, largas vigilias, vivir sin calefacción, no obstante el frío glacial”835.”Soportaba los cólicos que a veces,
lo atacaban durante las horas de trabajo. Su compañero, el padre Macario, le decía: “Váyase a descansar y a orar
delante del Santísimo Sacramente”. Él obedecía. No se fastidiaba ni se quejaba de sus dolencias”836. “Realizaba su
trabajo bajo el efecto del dolor en silencio”837, “sin intentar atenuarlo”838, repitiendo: “¡Oh Jesús; oh María!”839.

2-Ante las provocaciones


“Cuando lo llamaban, él se presentaba y saludaba según su costumbre, empleando la expresión: “¡Gloria a
Dios!”. Cruzaba los brazos y no se sentaba hasta que se lo ordenaran. Si no se quedaba de pie. Si alguno lo

- 48 -
saludaba diciendo: ¡Gloria a Dios!”840, él respondía: “Que Dios lo bendiga”841. “Era sereno, serio, de carácter dulce,
dócil como una paloma”842; “más aún, era la docilidad, la gentileza y la amabilidad en persona. El que lo veía, lo
amaba espontáneamente”843. “Si alguien venía a molestarlo, lo soportaba con magnanimidad y afabilidad,
también”844. “Al verlo en la oración, en su diálogo íntimo con la Omnipotencia divina, uno se quedaba asombrado
ante tal actitud recogida, edificante y ejemplar, que despedía su devoción y su piedad en todos sus rasgos, todo el
tiempo. Cuando oraba, su rostro resplandecía con una luz celestial”845. “En el eremitorio, cuando él se encontraba
con alguien por el largo y estrecho pasadizo, él se pegaba contra la pared, no dejando que su hábito tocara al que
pasaba”846.

3-En todo
“Vivía en la presencia de Dios. Exterior e interiormente testimoniaba que él no se preocupaba sino de Dios. En su
oración, su misa y su trabajo, estaba con Dios. Que lo alabaran o lo insultaran, que los monjes estuvieran contentos
o no con él, le importaba poco. Él permanecía imperturbable, absteniéndose ante las seducciones del mundo y sus
vanidades, atenido a su comportamiento”847. “Lo único que le interesaba era cumplir sus obligaciones sin la menor
intención de granjearse la alabanza de los demás y no permitiéndose halagar a nadie. Si demostraba el interés por
algún hermano, lo hacía solamente en cumplimiento del mandato de la caridad. Revelaba la simplicidad monástica
en sus palabras, sus trabajos y su vestido. No acusaba a ninguno de sus hermanos o trabajadores ante los
superiores ni se metía con nadie”848.

II: Relatos y acontecimientos

1-Dios arregla las cosas


“No se dejaba llevar de las emociones, como la tristeza, por ejemplo. Cualquier cosa que ocurriera en el
convento: tribulaciones de algún cohermano, o cosas divertidas, él guardaba siempre el mismo talante ante todas las
situaciones. Confiando en Dios, repetía esta expresión: “Dios arregla las cosas; es la voluntad de Dios”849.

2-Peregrino hacia la eternidad

“Yo sé que él tenía absoluta esperanza en Dios porque abandonó el mundo y se consagró a su servicio. Toda su
vida estuvo repleta de obras ajenas de todo artificio mundano y de toda vanidad, teniendo sólo por meta la eternidad.
No se permitió ninguna satisfacción de cosas mundanas ni se entristeció por cosas terrenas, soliendo decir: “Que se
haga la voluntad de Dios. ¿Qué tenemos en este mundo? Aquí no somos más que peregrinos hacia la
eternidad”850.

3-Corazón y mente en el cielo


“No hablaba de las cosas de la tierra. Más bien le entretenían las conversaciones sobre el cielo. Nada le atraía de la
tierra ni deseaba más riquezas para el convento, como la posesión de tierras. No manifestaba gozo ante una
abultada colecta o su buena salud o cualquier otro acontecimiento divertido. Su rostro llevaba siempre el cariz del
abandono a la voluntad divina. No hablaba ni de la familia, ni de parientes, ni se atribuía algún trabajo digno de
agradecimiento ni de ninguno esperaba ayuda alguna. Nunca anduvo en búsqueda de la satisfacción de un superior
llevando a cabo un servicio que le hubiere pedido. En una palabra, su corazón y su mente estaban orientados al
cielo. Para él todo aquello que dependiera de lo humano, lo consideraba como un desecho”851.

4-Recen por él
“Manifestaba una inmensa confianza en Dios. Es por eso por lo que, cuando los padres de un enfermo venían a
suplicarle, pidiéndole que rezara por la curación de su enfermedad, él respondía a veces: “Su hijo enfermo goza de
salud. Recen por él”, como si la voluntad de Dios le hubiera inspirado que les comunicara eso. Otras veces les
replicaba: “Imploren, recen por él”. Al decir esto, él se unía a su oración y les recomendaba confiar en Dios. En
otras ocasiones, los consolaba con el consejo de armarse de paciencia y abandonarse en las manos de Dios. Esto
que acabo de relatar, lo dije para resaltar el cumplimiento de sus obligaciones, de su observancia a la Regla y su

- 49 -
extraordinaria ascesis, para mostrarles la virtud de su esperanza en sus más bellas manifestaciones. No se
regocijaba si a alguno de los sacerdotes lo ascendían ni tampoco se entristecía por la muerte de algunos de sus
cohermanos, ni se preocupaba de la pobreza o la riqueza de sus familiares. En definitiva, vivía la ecuanimidad
interior, tanto en el gozo como en la tristeza y en la tribulación como en el bienestar”852.

5-Que se haga su voluntad


“No se confiaba de nadie sino de sólo Dios. Para él, la vida no valía nada. No se apegaba ni al dinero, ni a las
propiedades ni a la familia. Ante los desastres no se alarmaba, repitiendo su habitual expresión: “Que se haga su
voluntad”. Jamás se juntó con los demás. Su trato con los superiores era para lo estrictamente necesario: se le
ordenaba y él obedecía sin vacilar. Supe que una vez, vinieron sus familiares para visitarlo y él ni los miró”853.

6-El reguero de las brasas


“Le oí decir al p. Simeón de Ehmej, ermitaño, que vivió algún tiempo con el p.Chárbel en el eremitorio del convento
de San Marón, que el p.Chárbel era un monje ejemplar en sus mortificaciones, en su oración, en su pobreza, en su
obediencia y en sus virtudes monásticas. Según el p. Simeón, los ermitaños debían celebrar sus misas
separadamente. El p.Chárbel ayudaba en las misas de sus compañeros. El p. Macario de Mechmeche y el antes
mencionado, el p. Simeón de Ehmej, a cambio, le ayudaban en su misa, por turno. De esto los eximió a los dos el
frío del invierno. Un día, cuando hacía un frío glacial y se acumuló una nieve muy compacta, el p. Chárbel les ayudó
en sus misas, los cuales, justo acabada sus misas, se fueron a calentarse al fuego, mientras el p. Chárbel se
preparaba para celebrar la suya. Estos dos ermitaños, al calor del fuego se adormecieron. Cuando de pronto, la
estufa se chocó contra la pared. Brincaron las brasas y la ceniza que se regaron sobre los durmientes. Se
despertaron aterrorizados y salieron a toda carrera hacia la capilla, donde encontraron al p. Chárbel revestido para la
misa, de pie delante del altar, esperando que alguien viniera a ayudársela. A su llegada, no manifestó ninguna
contradicción. No pronunció ni una palabra de protesta. Ellos tomaron el incidente de las brasas como una
advertencia para que se despertaran a fin de ayudarle la misa a su compañero anacoreta”856.

7-Trabajaba para que los monjes descansaran


“No se preocupaba de complacer a los monjes y a los que lo conocían sólo por granjearse elogios y en busca de
alabanzas. En lo que hacía, no deseaba otra cosa que el descanso de los monjes y el bien del convento, convencido
que con ello glorificaba a Dios y trabajaba por la salvación de su alma. Cuando un hermano le mandaba efectuar un
trabajo como la elaboración del pan, por ejemplo o bien, cualquier otro trabajo, pensaba que era porque se
encontraba fatigado y necesitaba descanso. Entonces, él pedía permiso a su compañero para reemplazarlo y
efectuar por él el trabajo, hasta medianoche, si era el caso, no permitiéndose abandonar a los otros trabajadores
hasta cumplida enteramente la misión confiada, y siendo que él estaba en ayuno”857. “A cualquiera que le pedía un
servicio, le respondía: “A sus órdenes, hermano”858.

P: Nadie les podrá arrebatar la alegría (Jn. 16, 22)

I.Introducción

1-Alegre
“Era siempre dócil y alegre”859, “feliz en Dios”860, “afable”861, “contento de vivir así. No se aburría ni con el frío ni con
el calor”862, “no se quejaba de nada”863. “Era sobrio”864, “paciente, alegre, exento de aburrimiento, de tristeza, de
problemas y de aflicciones”865. “Vivió en una ascesis espontánea, fácil y gozosa hasta el último día de su vida”866,
“con asiduidad y llena su alma de alegría”867; “alegría en todos los trabajos que hacía”868, “sin interrupción, a tal ritmo
que no muchos podían seguirlo. Siempre feliz y risueño”869, “en progreso continuo, rápido y fácil”870. “No vacilaba ni
renegaba”871. “Llevaba su tren de vida con equilibrio y gozo”872.

2-Servía con gozo

- 50 -
“Se consideraba servidor de los demás, haciendo gozosamente no sólo lo que le mandaban los superiores, sino
también lo que los otros le pedían, comprendidos los novicios y los empleados. Se comportaba con ellos como el
asno con su dueño”873. “Obedecía con gozo y vivacidad a un empleado o sirviente del convento”874; “amable y
respetuoso con todo el mundo. Manifestaba satisfacción en todos los servicios que le pedían, aun de los subalternos
como los empleados”875 “y los obreros que trabajaban en el convento o en el viñedo del eremitorio”876, “servicios que
él realizaba a la perfección, con facilidad y alegría”877, “igual que todos los servicios y trabajos”878. “Encontraba
satisfacción cuando le mandaban hacer un trabajo difícil por otro hermano. Lo realizaba con afabilidad”879.

“Cuando el superior lo mandaba a visitar enfermos para orar por ellos y bendecirlos, lo hacía con disponibilidad y
gozo. Tenía gran celo por la salvación de la gente, recibiendo gentilmente a los hombres que quisieran confesarse
con él, haciendo lo mejor posible por llevarlos a la conversión”880.

3-Los gozos del alma


“Cuando uno le hablaba de un gran acontecimiento o de un hecho risible, respondía brevemente con una sonrisa
amable”881, “pues raramente uno lo veía reír. Diferente era cuando se encontraba forzado por obediencia, a hacer
alguna charla teológica. Tomaba una postura afable882, dirigiéndose a cada persona con amabilidad”883. No paraba
mientes en el interés que uno le ponía, para que no fuera un obstáculo en su amor a Dios. Gozosamente realizaba
sus obligaciones”884. “Nunca se aburría con las cosas espirituales; más aún, encontraba satisfacción en ellas”885.
“Ante el Santísimo Sacramento lanzaba profundos suspiros que expresaban su intenso amor a Dios, oculto en el
Sagrario”886. “Cuando comía y bebía el cuerpo y la sangre de Cristo, parecía que participara del banquete más
placentero del mundo, comiendo y bebiendo en una mesa celestial”887. “No disfrutaba, ni descansaba ni gozaba sino
en la capilla, delante del Santísimo Sacramento”888, “en la misa y en la oración”889.

4-Una felicidad contagiosa


“Yo sentía un gozo enorme cuando le ayudaba la misa, sin saber por qué. ¡Loado sea Dios!”890. “Algunas veces,
después de media noche, yo rezaba el rosario con él, en la capilla. Lo rezaba de rodillas, con todo el gozo y el ardor
que lo inundaba y a mí me penetraba. Yo anhelaba con todas las veras de mi alma, que me llamara para participar
con él del rezo del rosario”891, “pues junto con él, un ardor inusual invadía mi alma892. Silencioso como era,
comprometía a todo el mundo en el silencio e imponía moderación en las conversaciones. Todos eran felices
trabajando con él”893.

II: Relatos y acontecimientos

1-La delicia misma


“Apenas llegué al eremitorio, le mostré al padre Chárbel la autorización del superior general, dirigiéndose a él, para
que me predicara unos retiros espirituales antes de mi ordenación sacerdotal. El padre Chárbel me dijo: “¿Eres
maestro en Israel894 y necesitas de uno como el padre Chárbel para predicarte unos retiros? En fin, estoy a
su disposición en lo que usted desea”. Hubiera querido que esos retiros hubieran durado más de una semana. Al
escuchar sus palabras, tenía la impresión de estar saboreando el maná895 con miel, porque sus palabras taladraban
las rocas. Para su oyente, eran la delicia misma. Por eso me prometí pasar todas mis vacaciones con él, en el
eremitorio, él tiempo que él viviera. Después de haber tomado esta resolución, pasé con él mis vacaciones durante
cuatro años seguidos. Cada vez él me recibía con una amabilidad angélica”896.

2-Respondió sonriendo
“Muy a menudo, nos acompañó para sembrar el trigo con nosotros, al pedírselo el responsable del trabajo y con el
permiso del superior del convento. Un día, todos, novicios y trabajadores, después de haber terminado la siembra de
un campo más arriba de la fuente, pasamos a otro campo y transportamos inmediatamente todas las herramientas y
las cosas necesarias. Unos trabajadores y yo nos encargamos de los bueyes y del arado, mientras que los otros
novicios, el p. Chárbel y el resto de los trabajadores, debían transportar todo lo que se necesitara”897. “Nosotros
sabíamos hasta qué punto el p. Chárbel profesaba la obediencia. Por curiosidad, quisimos ponerle a prueba esa
virtud”898. “En honor a la verdad, debo decir que el siguiente hecho sucedió delante de mí”899. “Juntamos los picos, la

- 51 -
jarra del agua, el botijo, la canasta grande con las semillas y el cubo de la comida”900. “A manera de diversión, le pedí
que llevara todas esas cosas. Él respondió: “A sus órdenes”901. “Comenzamos a cargarle todo eso, pieza por pieza,
cosa que él aceptó gustosamente. Se terció los picos al hombro y sobre el otro se puso la canasta, la jarra en una
mano y el cubo por el brazo hacia el codo”902. “Le dijimos: “lleve, también el botijo”. Nos respondió: “¿Y cómo lo
llevo?”. Le replicamos: “Tómelo con el dedo meñique”. Él obedeció”903. “Quedaron por tierra algunas cosas que ya
no podía llevar. Y nos comenzamos a reír. Él nos miró y nos dijo, sonriendo: “¡Ay de aquellos que cargan fardos
pesados sobre los demás, y ellos mismos no están dispuestos a moverlos con un dedo”, y partió satisfecho y
contento con su carga. Nosotros llevamos el resto”904.

3-Con gozo y alegría


“El padre Chárbel no sólo renunció a los bienes y a los honores del mundo, sino que también inmoló su voluntad,
que es lo que más le cuesta al hombre. La repudió con menosprecio, siguiendo el mandato de Cristo, que dijo: “El
que no renuncia a todas las cosas y aun a sí mismo, es decir, a su propia voluntad, no puede ser mi discípulo”. De
allí, su ciega sumisión al superior como la de un niñito a sus padres. Él se sometió a los cohermanos, aun al más
joven de ellos y no solamente en lo que fuera agradable y útil, sino también en aquello que contradecía su opinión.
Se prestaba a realizar las órdenes sin preguntar ni rechazar. Más aún, con gozo y alegría. Todo el mundo sabía que
cuando terminaba el trabajo confiado por su compañero o por un trabajador del eremitorio, se paraba, los brazos
cruzados, y decía: “Padre, o hermano, ya terminé el trabajo. ¿Qué quiere que haga, ahora?”905.

Q: Un amor asombroso (Jn. 1, 13)

I.Introducción

1-Su corazón en Dios


“En el juicio final, el pecador no se preocupará por la severidad del juicio sino por la asombrosa admiración
ante la grandeza del amor divino. Cualquiera que comparezca vacío de amor ante el Señor, morirá de
vergüenza”906. Es que “él demostraba lo que sentía en su corazón. Decía: “Para ti es mi corazón, Dios mío”. Él se
lo ofreció enteramente, sin dejarse arrastrar ni un día por el amor terreno”907. “Su alma se inflamaba del fuego del
amor de Dios. El tiempo que pasaba delante del Santísimo Sacramento le enternecía demasiado su corazón. No es
de extrañarse, pues el amante vive fascinado de estar a la sombra del amado y gozar de su compañía. El corazón
del hombre está allí donde se encuentra su tesoro”908. Lo dice el libro de los Proverbios. El padre Chárbel pasaba
gran parte de su tiempo, sin despreciar el más mínimo momento libre, delante del Santísimo Sacramento, de rodillas
y en éxtasis, sin inmutarse, como el día aquel en que un rayo cayó en el eremitorio”909.

“Prefirió su amor a Dios al suyo propio que entregó a Dios. A nada se apegó: ni al vestido, ni a la comida, ni al
descanso, sacrificándolo todo por amor al Altísimo. Tal punto alcanzó su amor a Dios, que deseaba despreciarse y
considerarse una nada”910. “Durante toda su vida jamás se interesó por ganar la admiración del superior o la amistad
de algún cohermano”911, “ni tener noticias de su familia, ni de los demás ni de los propios monjes”912. “Nunca se dejó
arrastrar por una conversación con los que lo rodeaban”913, “ni tampoco se afanó en algún trabajo por complacer a
alguien o complacerse a sí mismo. Lo realizaba por obediencia”914. “No existía para sí mismo sino, enteramente para
Dios”915. “En su amor a Dios alcanzó un grado de sublimación tan elevado, que nos será muy difícil comprenderlo.
No tenía voluntad sino para vivir siempre en la presencia de Dios en la capilla, todo el tiempo que la autoridad le
permitiera para estar en meditación con Jesús, su amado”916.

2-Un corazón para todos


“Prestaba ayuda al prójimo con sus oraciones, sin pretender ganarse su alabanza”917. “No tenía amistades
particulares”918, “ni prefería a uno más que a otro de los cohermanos, sino que a todos los consideraba hermanos
suyos en Cristo”919, “bien que se inclinaba por los más virtuosos. No experimentó un sentimiento puramente
humano”920. “Reemplazaba a sus cohermanos en los trabajos penosos, para procurarles descanso físico”921,
haciendo él los oficios más humildes”922. “Cargaba las cajas de uvas sobre sus espaldas, lo mismo que la leña sin
que fuera mandado por el superior, sólo llevado del amor hacia los demás”923, “porque él estaba allí para amar a
Dios y al prójimo y no para odiarlos. Él vino para padecer y ser despreciado y no para ser alabado y descansar. Ha
venido para servir y no para ser servido”924.

- 52 -
“Oraba por la conversión de los pecadores y por el retorno a Dios de los extraviados del camino. No tenía
enemigos”925. A veces atrasaba su misa para que los pastores de cabras que venían de lejos, pudieran participar de
la Eucaristía, especialmente los domingos y los días de fiesta”926.

“Manifestaba cariño y piedad hacia los pobres y los enfermos. Les permitía a los hombres entrar a calentarse y a
secar sus ropas empapadas por la lluvia. Las mujeres no venían los días fríos y lluviosos, pues sabían que el p.
Chárbel no las dejaría entrar al eremitorio”927. “Era caritativo con todo el mundo, pobres y ricos”928, hablando con los
visitantes de cosas espirituales. A su compañero dejaba la carga de la recepción de la gente y la comida. Y cuando
los visitantes venían al eremitorio en su ausencia”929, “ofrecía”930 a un pobre o a algún hambriento”931 su propia
comida bien frugal y él quedaba en ayunas”932. “De esto fui testigo muchas veces”933. “Lo hacía a ejemplo de Cristo,
de quien se dijo: “Oh carpintero libre, cuya abnegación fue tu tesoro; generoso diste tu pan a los menesterosos”934.

II. Relatos y acontecimientos

1-La familia de Chárbel (Mt. 12, 46-50)


“Una vez, su hermano y su hermana vinieron a visitarlo al eremitorio. Su compañero, el p. Macario, le avisó de su
llegada. Él respondió: “Usted es mi hermano y mi hermana. Ofrézcales de comer y de beber. Luego
despáchelos para que regresen al pueblo; y dígales que rezo por ellos para que se libren de las trampas del
mundo”. Y no los recibió. Es de saber que, desde su entrada al convento hasta su muerte en el eremitorio, nunca
volvió a la aldea donde su familia”935.

2-¿Quiere almorzar?
“El reverendo padre Benito Masaad, de Aachkut, me contó que una vez, vino al eremitorio a la hora del almuerzo
de los ermitaños. Los dos le preguntaron si quería almorzar. Él aceptó. Pero sólo había comida para dos personas.
Discretamente, el p. Chárbel se retiró, dejando su parte al visitante y contentándose después con el raspado de la
olla. Los ermitaños sólo comen una vez al día”936.

3-Esfuércense por conseguir el alimento que perdura (Jn. 6, 27)


El p. Chárbel rezaba mucho por los enfermos y por la conversión de los pecadores. Daba consejos encaminados a
conseguir la salvación. Consejos específicos para cada circunstancia particular. No dejo de recordar las palabras
que él me dijo una vez: “No se preocupe por nada de este mundo, sino por el más allá y por el juicio, pues el
que nos ha de juzgar conoce todo. No necesita que nadie se lo diga”. Se apiadaba por las almas del purgatorio,
en particular por aquellas que no tenían a nadie en la vida. Rezaba e invitaba a los otros a orar por ellas”937.

4-Se compadeció de ella


“Una vez, cuando yo era un niño, acompañé a mi mamá en noviembre, para participar en su misa del eremitorio. Ya
de camino, nos cogió un diluvio y nos empapamos todo. Entré a la capilla y comencé a preparar las cosas para la
misa del padre Chárbel. Me vio todo empapado de agua de pies a cabeza. Me mandó ir a la cocina para secarme la
ropa. Como yo no quise, él se compadeció de mí y me trajo un par de zapatos que me quedaron muy grandes. Al
comienzo de la misa él dio la vuelta para incensar y vio a mi mamá de pie, al otro lado de la puerta, participando en
la misa, bañada en agua de la lluvia. Él se compadeció de ella y me mandó que la hiciera entrar a la capilla para que
siguiera la misa desde el fondo. Fue un caso raro, pues él no permitía que las mujeres entraran en la capilla. El frío
glacial y el viento impetuoso lo hicieron compadecerse y la mandó entrar”938.

5-Caridad con sus cohermanos


“Una de sus más esclarecidas virtudes fue la caridad con sus cohermanos. No acusaba a nadie; era severo
consigo mismo, pero clemente con los demás. Durante su largo período de vida monástica en el convento de San
Marón, en Annaya, fue querido por todo el mundo, extraños o no, viendo su imparcialidad y su discreción con unos y
otros. En el convento se entregaba a realizar toda clase de trabajos inconclusos. Por aquella época, el superior, el p.

- 53 -
Antonio de Mechmeche, dijo: “Tengo en el convento dos monjes excelentes, no solamente los mejores de nuestra
Orden, sino también, de entre todas las órdenes de la Iglesia. Son el p. Chárbel y el hermano Elías Al Mahrini”939.

6-Su caridad con el prójimo


“Su caridad se manifestaba en los consejos que daba a los que se lo pedían y a los que venían de lejos a
confesarse. Consejos encaminados a su salvación. Era cariñoso con los enfermos y con los que sufrían. Les
bendecía el agua, toda la que quisieran para el alivio de sus males y para asperjar el campo. Cuando el superior le
confiaba misiones, él las cumplía aun fuera del convento o del eremitorio. Algunas veces salía de noche para orar a
la cabecera de los enfermos y curarlos por su intercesión. Era amable con todo el mundo, cuando daba consejos y
directrices a sus cohermanos, sirvientes y colonos asociados. Les ayudaba en sus trabajos”940.

7-Como la madre que mira por su bebé


“Antiguamente había la costumbre de que cuando un monje envejecía o se enfermaba, si había otro monje en el
convento, pariente suyo o del mismo pueblo, éste se encargaba de cuidarlo. El padre Chárbel se limitaba solamente
a visitarlo como los otros monjes. En cambio, se le dedicaba día y noche a atender a los enfermos viejos que no
tenían cohermanos de la familia o del mismo pueblo, como una mamá que cuida a su bebé. Me acuerdo que había
en el convento de San Marón un monje llamado Moisés de Ehmej941 que estaba enfermo y era viejo y minusválido.
Había un monje de su pueblo, el padre Eliseo942, pero ya viejo y chocho. Entonces el padre Chárbel, que se encargó
de cuidarlo, no se separaba de él. Por la noche se acostaba a sus pies, en pura tierra. Un día que salió de la celda
de su enfermo para ir a la capilla a orar y a celebrar la misa, noté que su sotana estaba llena de gargajos en la
espalda. Le llamé la atención y le dije: “Es indigno celebrar la misa con el hábito sucio. Fue y se lo cambió. Era que
el enfermo escupía toda la noche, mientras el padre Chárbel dormía en la tierra, cerca de él”943.

8-Chárbel “el amante apasionado”


“Tu amor es mi único sufrimiento, y cada vez que lo siento en mí, mi alma te desea más ardientemente. Déjame
morir, Jesús, por amor a ti”944. “El corazón del p. Chárbel estaba enamorado de Jesús y no concebía vivir sin él. Por
eso repetía siempre: “Dios es mi amor, y eso me basta”945. “Todo lo que hacía lo realizaba por amor a Dios. El que
ama se entrega. De ahí, el sacrificio de su cuerpo, su voluntad, su mente y sus sentimientos al amor divino. Por Él,
purificó su corazón del amor de su familia y de parientes; abandonó las glorias del mundo; se privó de sus delicias;
no se resentía, no juzgaba, no descansaba y no se entregaba a otro gozo más que el de la capilla, delante del
Santísimo Sacramento. En los días que nevaba y hacía frío, haciéndose imposible el trabajo exterior y no habiendo
nada que hacer adentro, pasaba su tiempo con Dios en largas visitas al Santísimo Sacramento. El que ama, piensa
siempre en el amado y gasta las horas en su presencia. Toda la vida del p. Chárbel estuvo llena de Dios. Cuando
alguien le dirigía la palabra, era como si lo despertara de un profundo sueño. Durante su trabajo, él estaba siempre
inmerso en meditación con Dios. Yo no pienso que se haya apegado a algo de este mundo o que hubiera dicho:
“esto es mío, quiero aquello”. Su corazón jamás se inclinó por alguien. Cuando el amor de Dios alcanza su máxima
intensidad, el cuerpo languidece y se derrite de pasión por el amado. Así, el p. Chárbel se gastó hasta quedar en
sólo huesos con piel”946.

9-Déjeme hacerlo por usted


“Su amor por el prójimo no tenía nada de atracción humana. Cuando veía a un empleado o a un cohermano
efectuar un trabajo subyugante, él corría a decirle: “Déjeme hacerlo por usted”. Y se afanaba por hacer el trabajo
duro, así no estuviera obligado a hacerlo como la elaboración del pan y otros trabajos. Para ello pedía permiso al
superior y venía a ayudarnos, sin tener preferencia por este o aquel trabajo. A todo mundo le brindaba devoción,
como si todos fueran su superior. No se juntaba con los visitantes. Se contentaba con rezar por su intención. Por
orden del superior, iba a visitar los enfermos para orar por ellos”947.

10-Por el amor de Dios


“Por el amor de Dios, él se sacrificaba con alegría y gozo y daba pruebas de este amor fundamental cuando
soportaba los trabajos extenuantes en lugar de sus cohermanos y trabajadores para aliviarles su fatiga. En

- 54 -
compensación, lo hacía por amor a Dios y al prójimo. Amaba a todos por igual, sin distinguir entre superior, súbdito,
sirviente o cohermano. Evitaba molestar a los otros. Más aún, se empeñaba en reemplazar a los demás para
aliviarlos de un trabajo penoso a fin de que descansaran. Oraba también por ellos para obtener gracias del cielo y la
salvación de su alma. Nunca rechazaba a alguien que viniera a pedirle ayuda espiritual”948.

11-Amor ilimitado
“A mí y a los novicios que éramos de su mismo pueblo, no nos mostraba afecto especial. Por el contrario, se
abstenía de hablar con nosotros. Una vez, el superior del convento, el padre Elías de Mechmeche, le dijo: “Padre
Chárbel ¿es que usted no se inclina en especial, hacia los novicios que son de su mismo pueblo, más que hacia los
otros? Es una propensión natural del hombre”. Como de costumbre respondió: “No; ni interior ni exteriormente.
Todos los cohermanos son iguales para mí”949. “Sobre todo, se aplicaba a los trabajadores del convento, a los
que jamás les daba órdenes. Al contrario, les obedecía cuando le mandaban hacer un trabajo”950.

12-No nos miraba


“”El padre Efrén y yo951, ambos de Bqaakafra, fuimos al convento de Annaya para ingresar en la Orden, creyendo
que allí seríamos felices y afortunados de tener la presencia del padre Chárbel que nos cuidaría y protegería. Y he
aquí que fue todo lo contrario. Ni siquiera nos miraba ni conversaba con nosotros. No tuvo el menor gesto de cariño
hacia nosotros que éramos de su mismo pueblo”952.

13-Lloró por un chiíta (Lc. 19, 41)


“Al p. Chárbel le interesaban mucho las almas y sufría a causa de su extravío lejos de Dios. He aquí que el p. José
Beiruti, de la aldea de Qartaba, actualmente cura de una parroquia en la localidad de Baalbek, me contó que una vez
entró al eremitorio y halló al p. Chárbel llorando amargamente, golpeándose la cabeza con las manos y presa de un
dolor infinito. Le preguntó el motivo de su lamento y no respondió. Le preguntó por segunda y por tercera vez. Ante
la insistencia, le contestó: “Lo que le voy a contar es confidencial. A nadie se lo cuente hasta después de mi
muerte. Hoy ha muerto un hombre de Ilmat (chiíta). Se fue al infierno” 953. Un momento después, se escucharon
tiros de fusil, venidos de Ilmat y se regó la noticia de que un hombre rico, venido de América, había muerto”954.

14-Aun los animales

-Cogen las serpientes con las manos (Mc. 16, 18)


“Durante el tiempo de la poda de las vides, subí a la viña del eremitorio para trabajar allí con todo el personal del
convento, monjes y obreros. Vimos una tremenda serpiente moteada. Todos nos precipitamos para matarla. No
pudimos a pesar de nuestros esfuerzos, pues la víbora serpeaba por la parcela, dando unos silbidos odiosos y
asustadores. A veces levantaba la cabeza y otras, la cola. Sin poder hacer nada y muerto del miedo, grité: “¿Dónde
está el p. Chárbel? Llámenle. No lo veíamos porque él trabajaba en la ladera de otro campo. Cuando oyó, vino y se
plantó justo delante de la serpiente. Nos dijo: “No se acerquen a ella”, pues todos estábamos armados: uno, de
una piedra; otro, de un pico; un tercero, de una picana. Él se volvió hacia la serpiente y le dijo, tendiendo la mano:
“Vete de aquí”. Ella se deslizó delante de él que seguía haciéndole señas con la mano, hasta que desapareció.
Después, él volvió a su trabajo. Le dimos gracias a Dios de habernos librado de ese peligro. Según su costumbre, el
p. Chárbel no mataba animales ni insectos venenosos, ni hormigas ni escorpiones. Era muy sensible. Yo he leído
biografías de santos que, algunos de ellos, no mataban insectos o animales, convencidos de que si Dios los había
credo, los utilizaba por algo”955.

-El niño juega con la víbora


“Una vez estábamos trabajando en un viñedo cercano al eremitorio. A la hora de comer, llamaron al padre Chárbel
para que fuera a comer con los ermitaños. Una tremenda víbora apareció y se metió por el muro. Nos lanzamos,
listos a tumbar el muro para matarla. El padre Chárbel no nos dejó, diciendo: “No permito que la maten. Todas
estas criaturas, venenosas o no, fueron creadas por Dios para un fin útil; así que no hay por qué matarla” 957.

- 55 -
Luego le mandó, diciendo: “Vete, oh bendita”. Y ella salió del muro, pasando por en medio de nosotros y salió por
la puerta del viñedo. Éramos unos ocho obreros que ayudábamos a los ermitaños en el trabajo de la viña”958.

-Habitará el lobo con el cordero (Is. 11,6)


“Cuando yo era estudiante, pasé una vez, mis vacaciones en el convento de Nuestra Señora de Maifuq. Yo
compartía mi cuarto con el hermano Bartolomeo de Áitu. Vi chinches sobre el colchón y la cama, delgados y flacos.
Caminaban por mi cara y mis manos sin picarme. Admirado, pregunté a Bartolomeo sobre cosa tan extraña. Me
respondió: “¿No ves agua bendita en la botella, bendecida por el padre Chárbel? Cuando asperjo mi cuarto con esta
agua, los chinches enflaquecen y se vuelven impotentes para picar”959.

-¡La pobrecita!
“Había una colmena de abejas cerca del eremitorio. Tres abejas cayeron en el cubo de agua para beber. El padre
Chárbel comenzó a sacarlas del agua, una por una, en la punta del dedo, poniéndolas al sol para que se secaran.
Una de ellas lo picó. Él se quitó el aguijón del dedo y puso la abeja al sol para que secara sus alas y pudiera volar.
Le dije: “Maestro, la abeja morirá sin el aguijón”. Me respondió: “Es verdad, ¡pobrecita!” Y entró a la capilla”960.

R: Libertad y audacia de Chárbel

I.Introducción
“Si permanecen fieles a mi palabra, conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Todo el que comete
pecado, es esclavo del pecado (Jn. 8, 32-33). A tenor de esta enseñanza, “nada le interesaba de este mundo”961,
“ni las intimidades con los demás. Él se dedicaba a cumplir sus obligaciones, no buscando jamás la complacencia de
nadie”962. “En especial, gozaba de una audacia absoluta en su observancia a la verdad divina”963, “sin quejas ni
preferencias de cara a los demás. No le daba ningún valor a la dignidad. Se gozaba cuando lo insultaban y
permanecía indiferente ante alabanzas y desprecios de la gente. Una frase suya llegó a hacerse célebre: “El que
recibe la recompensa no es aquel que se alaba o es alabado por la gente, sino aquel a quien Dios alaba” 964.
“No se afanaba por recibir a los obispos y a las dignidades cuando venían de visita. En resumen, vivía en la tierra,
pero su pensamiento y su corazón estaban en el cielo, despreocupado de lo que pasaba a su alrededor, como si
viviera solamente un exilio sobre la tierra, seguro de que su patria era el cielo”965.

II: Relatos y acontecimientos

1-No se apegaba a nada


“Su corazón no se apegaba a nada, aun a sus devociones personales u obligaciones espirituales. A la orden de la
obediencia, dejaba el oficio divino o no importa qué ejercicio espiritual estuviere haciendo. Y lo dejaba con gozo. Me
recuerdo, a título de ejemplo que una noche, él rezaba con su compañero el oficio de medianoche, en la capilla,
cuando un mensajero vino a decirle: “Lo llama el superior”966. Sin dudarlo, suspendió el oficio de coro y se fue por el
campo donde el superior que lo mandaba bendecir el agua y asperjar las cabras, aquejadas de un ataque a la
vesícula biliar”967. “Asperjado el rebaño con el agua bendita, sanaron las cabras”968. “A pesar de la insistencia del
superior para que durmiera en el convento, él pidió permiso y volvió al eremitorio”969.

2-¿Por dónde le puede penetrar el pecado en el alma?


“El p. Chárbel era un hombre que observaba bien la Regla. En la panadería, él guardaba silencio mientras los otros
bromeaban. Algunas veces a pesar de su mutismo permanente, no perdía la oportunidad para dar alguna lección
espiritual con un sello profundo de sabiduría para no herir al prójimo”970. “Sus respuestas eran raras pero
perspicaces en el conocimiento de situaciones que atañen a la Orden y fuera de ella. Los monjes contaron que una
vez en invierno, mientras él ayudaba en la panadería, vino el padre Juan Chehade, natural de la aldea de
Mechmeche. Era el vicario patriarcal de la región de Biblos, honrado en su posición, de una familia noble y rica, y
reputado por sus conexiones con las grandes personalidades del país. Era muy pagado de sí mismo, corpulento,

- 56 -
que llevaba una vida asaz incompatible con el estado sacerdotal y que tampoco iba con la pobreza de las gentes.
Sobre su sotana llevaba una capa de gruesa piel que solamente usaban los príncipes y los nobles. Entró en la
panadería para ver qué hacían allí. Después, conversando con los monjes, salió a colación el tema sobre el
pecado”971| “y sus causas. El sacerdote felicitó a los monjes por estar lejos de esos problemas”972. “Entre tanto, el p.
Chárbel guardaba su silencio habitual, atento al diálogo. Sus manos, ocupadas en el trabajo y en el silencio, daban
consejos y predicaban más elocuentemente. De repente, todo mundo se volvió hacia él, que tomó la palabra,
contrario a su costumbre. Lanzando furtivas miradas al sacerdote Juan, dijo con una ligera sonrisa “Y a usted ¿por
dónde le puede penetrar el pecado en el alma?” 974.”Con ese vestido de piel gruesa que usted lleva puesto,
no puede atravesarlo”. Todos rieron cambiando sus miradas y recogiendo como filigrana la lección que daba el p.
Chárbel al sacerdote. Por otra parte, este suceso fue una prueba de que el p. Chárbel en su aislamiento del mundo,
en su silencio y su abstención de todo lo que pasaba fuera de la Orden, comprendía al vuelo, a partir de una palabra
escuchada, lo que pasaba entre sus contemporáneos y lo que hacían. Se colige su desagrado por las comodidades
del sacerdote”975.

3-Allá, donde es precepto, que se anuncie la fiesta


“Una vez, el superior, Roque de Mechmeche, dijo al padre Chárbel, antes de la misa: “Celebre la misa solemne, y
anuncie que la fiesta de la Ascención, la semana entrante, es un día de precepto”. Él obedeció inmediatamente.
Pero, he aquí, que terminó la misa sin anunciar el día de fiesta. El superior le dijo: “¡Usted no anunció la fiesta de la
Ascención para el jueves entrante! ¿No sabe, acaso, que es un día de precepto? Hágalo mañana, si los colonos-
asociados vienen a la misa”. El padre Chárbel respondió, amable y humildemente: “Mi padre, es un día de fiesta
de precepto en otra parte. Pero para los que no tienen día de precepto, ni los domingos ni los días solemnes,
es inútil anunciárselo. Que se anuncie allá donde el día sí es de precepto”. Al decir esto aludía a la decisión del
superior de hacer trabajar a los novicios los domingos y días de fiesta para sufragar y remediar, con los múltiples
trabajos, las necesidades del convento, ante la carestía de la vida que reinaba ese año.

Desde luego, el p. Chárbel no se plegó a las medidas tomadas por el superior. Y ninguno se atrevía a llamarlo a
trabajar durante esos días santos, por respeto a su virtud y su santidad. Lo que él dijo fue por defender el derecho y
la ley divina que es necesario conservar, sin tener miedo de nadie. Por su parte, el superior captó perfectamente la
intención del P. Chárbel y se dio cuenta de su error, señalado por el ermitaño de una manera suave y que él
consideraba como una insinuación profundamente justa. A raíz de eso, suspendió sus medidas tomadas de hacer
trabajar a los novicios y a los empleados los domingos y días de fiesta. Todo el personal consideró ese aviso como
portador de la voz de Dios y se alegró.”976.

4-Ciudadano del cielo (Filip. 3, 20)


“Profeso, hacía poco tiempo, le puse a prueba su virtud, diciéndole: “Sígame a la terraza”. Él obedeció. Allí le di unos
binóculos mandándole que mirara a Beirut. Me respondió: “Mírelo usted solo”. Y se fue”977.

S: Un adorador justo

I.Introducción

1-Vuelto hacia su Señor


“Estaba capacitado para practicar a la perfección los actos de adoración que la creatura debe al Creador”978.
“Estaba atado a sus leyes y mandamientos”979 “con un corazón siempre elevado y las manos extendidas hacia Él,
dando testimonio de la veneración que le es debida”980, “con perseverancia hasta la muerte”981.

2-Hacia el prójimo
“A nadie ha perjudicado”982, “ni faltado a la justicia con nadie ni a nadie molestado. Más aún, se consideraba el
servidor de todos y de su fiel Señor”983. “Observaba minuciosamente sus votos, por lo que imponía un respeto a
todos los hermanos, respeto que le manifestaban con devoción cuando venía al convento. Se reunían a su alrededor

- 57 -
y le saludaban besándole la mano. Por su parte”984, él los trataba de la mejor manera”985, “prodigándoles una
amabilidad extrema”986. “A nadie hacía mal ni de frente ni a sus espaldas, ni en sus bienes ni en su reputación”987.

II: Relatos y acontecimientos

1-En la capilla, hasta que todos salieran


Después del oficio divino de Completas, él se iba para su celda y no sé si dormía o pasaba el tiempo en oración. Al
sonar la campana a medianoche, se apresuraba antes que todos los demás monjes para ir a la capilla”988. “Después
del oficio de medianoche, los monjes se volvían a acostar hasta que sonara la campana para el oficio de Laudes,
mientras que él prolongaba su vigilia a la luz de la lámpara del Santísimo Sacramento, sumergido en la meditación
hasta el amanecer en que volvían los monjes para el oficio de Laudes. Y después era el último en salir”989.

2-Vigilia de rodillas
“El p. Chárbel aparentaba dormir, mientras los otros monjes lo hacían realmente. Se levantaba a la misma hora de
los demás. La verdad era que dormía muy poco, pasando las noches en oración. Se los digo porque a menudo, uno
lo veía en la capilla, mientras los otros monjes dormían. Casi todo el tiempo él era el encargado de tocar la campana
a medianoche”990. “De hecho, él no dormía en la noche. Cada vez que yo me despertaba en la noche, veía su celda
iluminada, y él sentado o arrodillado, rezando en sus libros”991. “Nunca se acostaba después del oficio divino de la
medianoche. Se quedaba de rodillas, sobre una estera de mimbre para más mortificación, el resto de la noche”992.

3-Oración por los novicios


“Me acuerdo que en 1888, el superior del convento del noviciado en Naame, hizo una visita a los ermitaños, entre
ellos al p. Chárbel, que estaba sentado con sus compañeros comiendo una ensalada de tallos de verdolaga. De
regreso a Naame, el superior nos dijo que pidió a los ermitaños que rezaran por los novicios. Lo prometieron”993.

4-“Rezaba también, por las almas del purgatorio” 994


“El p. Chárbel se persignaba repetidamente. Le pregunté: “Padre Chárbel, ¿por qué se persigna tantas veces,
contrariamente a su costumbre? ¿Se saca gran provecho de ello?” Y con una mirada de gozo, me respondió: “Hoy
es el día de los difuntos. El signo de la cruz, ese día, es un rico tesoro de indulgencias que, al ganarlas, se
pueden ofrecer como sufragios para aliviar a esas pobres almas de quien nadie se acuerda. Cada vez que
uno hace la señal de la cruz, con fe, y estando en estado de gracia, se ganan 50 días de indulgencia. Si uno
entra a la capilla o sale de ella, tomando agua bendita y haciendo la señal de la cruz, también en estado de
gracia, se ganan 100 días de indulgencias. Cada vez que se pronuncia el nombre de “María”, se ganan 25
días de indulgencias. Si, por ejemplo, se hace el signo de la cruz 20 veces al día, se ganan mil días de
indulgencias que, ofreciéndolas por el descanso de una o varias almas que sufren en el purgatorio, ¡cuánto
se habrá aliviado su sufrimiento. Y cuánto uno habrá ganado, en cambio, como compensación, por hacerlo
muchas veces! ¿Es que eso le fatiga? No.

El hombre que se fatiga en labrar su tierra, la riega con el sudor de su frente y después, espera un año, o
casi, para sacar un poco de cosecha. Si la recolección es abundante, se llenará de gozo. O mejor, vuela a
invocar a la Virgen, llamándola por su nombre y diciéndole con devoción “María”, cien veces por día. Y, he
aquí, que se ganará 2.500 días de indulgencias, sin fatigarse, sin molestarse. Y, después puede continuar su
trabajo normalmente, sin que nada le interrumpa. Así mismo será el beneficio y se asegurará el descanso de
las almas del purgatorio y se acortará el tiempo de su sufrimiento. Y además, parapetado tras ese gran
nombre, se fortificará contra toda tentación satánica. Si el hombre se habituara al signo de la cruz y a la
invocación de la Virgen, disminuiría toda suerte de tentación. Es que el signo de la cruz es un medio eficaz
para rechazar los demonios. El nombre de la Virgen los vence y los lanza al abismo de la muerte. Si usted
quiere escucharme, practique siempre la devoción de ayudar a las almas del purgatorio. Haciendo eso, es
como prestarle a Dios. Las santas Escrituras dicen: “El que da a un pobre, le presta a Dios”, que no deja de
dar la recompensa por un vaso de agua fresca, ofrecido en su nombre. Cuánto más será la recompensa al
bienhechor del alma más querida para él, que sufre. Su salvación estará garantizada; y ella tiene necesidad
de acortar el tiempo de su purificación”995.

- 58 -
T: Por fidelidad al amado

I.Introducción
“Todo el que mira con malos deseos a una mujer, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mt. 5, 28). “La
gente tiene la tendencia de buscar la felicidad en el pecado (el adulterio). Pero el pecado no les da sino pesadumbre,
tristeza, miseria y vacío. Sólo Jesucristo puede darle la verdadera felicidad”996. En eso “el padre Chárbel ha
observado una castidad angélica que practicó en sus mortificaciones, su desinterés con respecto a la comida, la
bebida y el vestido. Su hábito gastado era claro testimonio que hablaba de su castidad”997, “de su desprecio por la
vida confortable”998. “Que yo sepa, jamás se lavó los pies999. Su capucha le cubría los ojos. Practicó de tal manera la
mortificación, que se convirtió en una sombra, débil y enclenque. Con muchos otros podemos decir: “No era ya una
figura humana, sino un ángel terrestre: de tal manera mortificaba sus pasiones1000 humanas”1001. “No miraba a nadie,
quien quiera que él fuese”1002. “Su mirada era siempre baja, hacia la tierra, evitando frecuentar la gente para
consagrarse enteramente al Creador”1003. “Si tenía que hablar con los hombres, era por pocos minutos”1004, sin
mirarlo. En la capilla bajaba los ojos y se quedaba en una actitud meditabunda”1005. “A las mujeres no las miraba en
absoluto”1006. “El monje debe eliminar absolutamente sus sentidos”1007.

“Uno nunca veía mujeres en el eremitorio y sus alrededores. Él las ahuyentaba aunque vinieran decentemente y
con la simplicidad de su vestido de la época y del lugar”1008. “Muy a menudo, encontraba mujeres en la ruta principal
o en el camino que conduce al viñedo o cuando iba por agua potable a la fuente. Entonces cambiaba enseguida de
camino. Pero para su bien, por respeto a él, eran ellas las que se quitaban del camino cuando lo veían”1009. “Todas
sabíamos que allí se encontraba un ermitaño llamado p. Chárbel, que eludía encontrarse con una mujer, quien
quiera que fuera”1010. “Si me acuerdo bien, nunca recibió a una mujer que visitara el eremitorio”1011, “quitando así toda
causa capaz de herir su pureza”1012.

II: Relatos y acontecimientos

1-La misa del domingo


“Nunca permitía entrar a las mujeres al eremitorio. Si no había más remedio, cuando sabía que ellas no habían
podido participar en la misa del domingo, en ninguna parte, las dejaba entrar al corredor adyacente, al lado de la
puerta de la capilla. Y cuando los visitantes venían acompañados de sus mujeres, él se retiraba a su celda y no salía
hasta que se hubieren ido”1013.

2-Empleo del género masculino


“Yo sé que cuando las mujeres venían al eremitorio a pedir agua bendita o cualquier otro servicio, él les respondía
desde la ventanilla de su celda, pero empleando en género masculino: “¿Qué desea usted?”1014 (el árabe distingue
los dos géneros para “usted”). “Sabiendo el objeto de la visita, los enviaba a su compañero”1015.

“Una vez que subí al eremitorio, vi allí a una mujer de pie, fuera de la clausura. Le pregunté quién era. Y me
respondió que era la hermana del padre Chárbel. “Dígale, me dijo, que venga a verme”. Entré y le avisé la visita de
su hermana. Él me respondió: “Dígale al padre Macario”. Éste le ordenó que la recibiera. Entonces se puso detrás
de la puerta cerrada, dándole la espalda y diciéndole: “¿Cómo está usted?”1016 (usando el género masculino). “Y
luego se retiró a la capilla. Lo que no entiendo es por qué usó el término masculino”1017.

3-Levánteme el canasto
“Una vez, durante la vendimia, el padre Chárbel transportaba a las espaldas, los canastos llenos de uvas, desde el
viñedo hasta el lagar, mientras hombres, mujeres y niños cogían los racimos. Volvió el padre Chárbel por otro
canasto lleno, colocado lejos del muro. No habiendo hombres para ayudarle a cargarlo sobre las espaldas, se quedó
de pie, los ojos bajos, esperando la llegada de un hombre para que le ayudara. Habiendo esperado buen rato, volvió
la espalda, cuerda en mano, y habló con una voz apenas oíble: “Levánteme1018 el canasto”. Una mujer se acercó y

- 59 -
le ayudó. Mis compañeros y yo (éramos todavía unos niños) nos extrañamos de que el padre Chárbel se dirigiera a
las mujeres usando el género masculino, como si fueran hombres”1019.

4-¿Dónde está la hija del Señor Beik?


“Mi mamá, hija del Señor Rachid Beik Al Juri, prefecto de la región, me contó que una vez fue con sus amigas,
parientes nuestras, de visita al eremitorio. Después de visitarlo, salimos al patio frente a la ermita, para descansar y
almorzar. Poco después, escucharon que tocaban la puerta desde el interior y gritaban: “¿Dónde está la hija del
Señor Beik?” “Soy yo, respondió mi mamá, ¿qué desea?” Entonces se abrió la ventanilla practicada en medio de la
puerta, sacó la mano al exterior, sin mirar y le dio un plato de miel. Para mi mamá, fue la única vez que oyó la voz
del padre Chárbel, a pesar de sus visitas frecuentes al eremitorio”1020.

5-Las bendijo
“Una vez que yo estaba en el eremitorio, había un grupo de hombres y mujeres en la capilla. Vino el padre Macario
a decirles a las mujeres que se salieran, pues el padre Chárbel iba a celebrar la misa. Al salir, ellas pidieron la
bendición al padre Chárbel. Se colocaron debajo de la ventanilla, baja la cabeza y cubiertas con mantillas. El
ermitaño sacó la mano por la ventanilla y las bendijo”1021.

6-El cuerpo se parece a un burro


“Los monjes le oyeron repetir siempre: “Este cuerpo se parece a un burro. Si uno lo sacia de comida, se
sacude; si lo hace aguantar hambre, se vuelve dócil”1022.

7-Pongan las botellas en el piso y retírense


“Cuando las mujeres venían para que le bendijera las botellas de agua y él se encontraba en el eremitorio, les
respondía desde el interior: “Pongan las botellas en el piso y retírense”. Después él llenaba las botellas con agua
bendita, las volvía a poner en su sitio y desaparecía. Cuando una mujer lo encontraba por el camino, él se asustaba,
cambiaba de camino y corría entre los espinos, sin mirar a nadie”1023.

8-Quédese afuera
“Cuando las mujeres traían sus niños para que el p. Chárbel los bendijera, él le pedía al otro ermitaño que lo
acompañara y les decía a las mujeres: “Quédense afuera”. Después él rezaba y bendecía a los pequeños. Cuando
un niño no quería desprenderse de los brazos de su mamá, él enviaba a su compañero, diciéndole a la mamá que
se alejara”1024.

9-Hasta que él se hubiere ido


“Las mujeres estimaban sobremanera al p. Chárbel, tanto que cuando sabían de antemano que él iba a pasar por
el sitio donde ellas estaban, desaparecían hasta que él se hubiere ido”1025. “Yo vi la escena con mis propios ojos”1026.
“Me acuerdo que una vez, estando yo en el campo con el responsable del trabajo, el hermano Elías Al Mahrini y el
trabajador Salomón Al Manzili, al suroeste del convento, cuando vimos a las mujeres que salían del convento,
después de la misa, corriendo y escondiéndose detrás de los árboles y las rocas. Le pregunté al hermano Elías por
qué corrían y me respondió: “Puede ser que el p. Chárbel viene del eremitorio al convento”. Como ellas sabían que
el ermitaño evitaba ver las mujeres, ellas se escondían por respeto a él. Efectivamente, un rato después, se
acercaba el p. Chárbel al convento. Apenas desapareció, ellas retomaron el camino hacia sus casas”1027.

10-Me acosó una tentación


“El padre Chárbel se encontraba una vez, en una propiedad del convento, entre Annaya y Laqluq, para celebrarle la
misa al hermano Pablo de Mechmeche, responsable de los trabajos del campo. Mientras el hermano trabajaba la

- 60 -
tierra, escuchó al padre Chárbel que trabajaba un poco más lejos, gritar como un niño pequeño pidiendo socorro. El
hermano dejó su trabajo y corrió para ver qué le pasaba. Lo encontró sano y salvo. Le dijo: “¿Qué le pasa? Él
respondió: “Nada”. Después, apenas el hermano retornó a su trabajo, volvió a escuchar los gritos. Se acercó a él y
le dijo: “¿Usted está loco? ¿Por qué esos gritos? Dígame1028, ¿Qué le pasa?”1029 “Él respondió, calmadamente y en
voz baja: “Me acosó una tentación1030, perdóneme y ruegue por mí”1031.

11-¿Por qué esta manía?


“Su amor por Dios aniquiló cualquier otro amor terreno en su corazón, aun el amor a su familia. Le pertenecía al
Altísimo para ocuparse enteramente de su amor. Purificó su corazón del amor a los suyos. Como yo pasaba el
verano en el convento de San Marón, en Annaya, me fui a hacerles una visita a los ermitaños. Estando cerca del
eremitorio, encontré cierto número de mujeres que esperaban. Me saludaron y me dijeron: Estamos aquí desde hace
mucho rato. Venimos de Bqaakafra, a un día de marcha, para ver al padre Chárbel que no quiere recibirnos”. Les
pregunté: “¿Quiénes son ustedes?”. Me dijeron: “Ésta es su hermana y nosotros la acompañamos. Le rogamos,
padre, que lo convenza para que sólo le permita a su hermana besarle la mano. Lo echa de menos, pues hace
mucho tiempo que no lo ve”. Me conmoví y me apresuré a ver al padre Chárbel que estaba en la capilla. Le supliqué
que atendiera a su pobre hermana, venida desde tan lejos, para satisfacer su cariño, aunque sólo fuera un guiño. Me
respondió: “No salgo”. Después volví a pedirle: “Su hermana le suplica que saque la mano por la ventanilla para
besársela y se volverá a su casa. Me lo ha prometido”. Me contestó: “No sacaré la mano por la ventanilla”. Por
tercera vez le supliqué, diciendo: “Su hermana le ruega, entonces, que coja su pañuelo, toque con él las imágenes
de San Pedro y San Pablo”. Me respondió: “Hágalo usted mismo, y dele su pañuelo”. Yo proseguí: “¿Y por qué
esta manía?”. No me respondió. Entonces tomé mi pañuelo en la punta de un largo bastón, lo pasé por las
imágenes, colocadas muy alto, y se lo di a su hermana que partió triste, con lágrimas en los ojos. Yo me quedé
estupefacto de tal comportamiento tan cruel, sin poderle encontrar sentido. Cuando el p. Chárbel salió de la capilla,
me puse a discutir con él. Le dije: “Usted no debió hacer regresar a su pobre hermana toda desolada. ¿Dónde está
el cariño por los suyos? ¿Dónde está su piedad?” No respondió nada. Es ahora cuando comprendo el por qué de su
silencio. Y es que en su corazón no había lugar para amores terrenos. En el suyo sólo latía el amor a Dios”1032.

12-Con su sobrina, también


“Una vez, cuando yo tenía diez años y no obstante mi enfermedad, acompañé a mi mamá para ir a visitar al
eremitorio. El padre Chárbel me tomó de la mano y me entró. A mi mamá y a una señora enferma que nos
acompañaba para pedirle su sanación, no las recibió. Sólo habló con ellas de detrás de la puerta”1033.

“Otra vez, mi mamá fue al eremitorio para visitar a su tío, el ermitaño. Él le habló brevemente desde el interior,
sin verla. Como mi mamá insistía en asistir a su misa, él le permitió seguirla a través de la ventanilla de la puerta de
la capilla. Pero cuando tomó el cáliz para bendecir, levantó los ojos por miedo de mirarla a ella”1034.

U: Prisionero1035 de su amado

I.Introducción
“No hacía nada por su propia iniciativa, sino por obediencia a la autoridad, que representaba a Dios y por merecer
el premio que se da al que obedece”1036. “El monje debe ver a Cristo en su superior”1037. Por eso era extrañamente
asombrosa su obediencia, tomando por costumbre no comenzar un trabajo sino después de haber recibido la orden
de trabajar”1038. “Era una obediencia ciega, proverbial. Cuando el superior lo llamaba para no importa cuál oficio,
abandonaba al instante lo que estuviere haciendo, para obedecer”1039 sin tardar un segundo. No recuerdo jamás
haber visto al padre Chárbel enfadarse o entristecerse al recibir una orden o que lo contrariara. No. Era un
instrumento mudo en las manos de sus superiores”1040.

“Cuando estaba en oración, se quedaba orando hasta que su compañero le ordenara ir a trabajar. Y allí se
quedaba hasta que venía a decirle: “Basta ya”. No empezaba a comer hasta que no le dijeran: “Coma”1041. “Y le
obedecía al más joven y a un obrero”1042. “En resumen, toda su vida se puede expresar en esta frase: “Se le
mandaba y él obedecía”1043. “En el convento, se sometía al superior; en el campo, al capataz del trabajo, cualquiera
que fuese, así fuera un peón; en el eremitorio, a su compañero o a su reemplazante. Si un obrero le decía “haz
esto”, él lo hacía. Nadie sabía qué le gustaba o qué le repugnaba. Cuando se le pedía abandonar la oración para

- 61 -
realizar una misión fuera del eremitorio, lo hacía de la misma manera que si le mandaran ir a orar o efectuar una
actividad espiritual en la que se gozaba. Nunca hizo nada por propia iniciativa”1044.

“Su sometimiento no era porque fuera tonto o por simple costumbre, sino por devoción y virtud”1045, y hasta
hubiera deseado someter a la obediencia sus pulsaciones arteriales”1046.

II: Relatos y acontecimientos

1-Está muy bien hecho


“Una vez, puestos los ornamentos, comenzó la misa. Y como ya todos los monjes habían celebrado la suya, vino
el superior a atajarlo, diciéndole: “Espere, que hay gente que va a venir a participar en la misa”. Él obedeció, de pie
junto al altar, como una hora. Después me llamó para que le ayudara en la misa y a preguntarme si la gente que
debía venir a la misa ya había venido. Le respondí: “Déjeme avisarle al superior y pedirle permiso. Me contestó:
“Eso está muy bien hecho”. Se quedó así, esperando, hasta que vino el superior a decirle: “Continúe la misa”. Y
era que él nada hacía por su propio gusto, ni siquiera comer. Esperaba la orden del otro ermitaño o bien, del
hermano encargado de los asuntos del eremitorio”1047.

2-Dígale al padre Macario


“Cuando le pedíamos comida, él nos respondía:”Yo no sé; vayan a comer con el padre Macario”. Si queríamos
comer uvas, nos enviaba también, donde su compañero”1048. “Si un obrero le pedía un racimo de uvas, le respondía:
“Yo no sé; vaya a pedírselo al padre Macario”. No daba ni una hoja de uva por su propio parecer, ni jamás pedía
permiso al superior para dar cualquier cosa a alguien”1049.

3-Con la herramienta levantada


“Yo hacía mis retiros espirituales para mi ordenación en el convento de San Marón, en Annaya. Estando parado
en el extremo del eremitorio, vi al p. Chárbel trabajando en el viñedo. Me dio lástima de él y le pedí al p. Macario que
lo llamara a descansar y a comer. El p. Macario estaba preparando el almuerzo junto a mí. Listo el almuerzo, su
compañero lo llamó: “¡Padre Chárbel!”. No oyó. Entonces lo llamó otra vez más fuerte. Apenas escuchó, se quedó
con la herramienta levantada para atender la orden. Cuando su compañero le dijo que viniera a comer, de una dejó
la herramienta y vino”1050.

4-Nadie me lo ha mandado
“Recuerdo haber escuchado a los que trabajaban con él que una vez, los monjes y los obreros suspendieron el
trabajo para ir a almorzar, olvidándose de él. Él continuó trabajando. Por azar, pasó por allí el superior del convento
y le preguntó si ya había comido. Los otros estaban cerca. Él respondió: “No, todavía no he comido”. “¿Y por
qué?, continuó el superior. “Porque nadie me lo ha mandado”, respondió. Entonces el superior preguntó a sus
compañeros: “¿Por qué no lo han invitado a comer? “Se nos olvidó”, respondieron”1051.

5-Obedecía a los novicios


“Una vez los novicios estaban trabajando, cuando sonó la campana para la oración. Ellos suspendieron el trabajo y
se pusieron a rezar, sin llamar al p. Chárbel que siguió trabajando. Cuando le preguntaron que por qué no rezó con
ellos, contestó: “Ustedes no me lo mandaron”. Creyeron que se estaba burlando de ellos y se enfadaron. El
segundo día tampoco lo llamaron a la oración y él continuó trabajando. Entonces comprendieron que él no hacía
nada sin que se lo ordenaran. En efecto, al tercer día, cuando lo llamaron a compartir con ellos la oración, dejó todo
y obedeció”1052.

6-Sólo por broma

- 62 -
“Un día le dijo el p. Chárbel a su compañero, el p. Macario: “En el convento necesitan leña, y aquí no hay 1053.
¿Dónde quiere que la vaya a cortar? El p. Macario, con cierto arrebato1054, le contestó a título de broma: “Pues
vaya al bosque de Al-Mahal”, a tres horas de camino. Y el p. Chárbel fue a la montaña indicada, en donde cortó la
leña y la transportó al eremitorio, desde el medio día”1055 “hasta la noche”1056, llegando “con un bulto1058, fatigado y
empapado de sudor”1057. “El p. Macario le preguntó: “¿A dónde fue a buscar leña? ¿Por qué tardó tanto y viene todo
cansado?” Él respondió: “De la montaña Al-Mahal, como usted me lo mandó”. El p. Macario le dijo: “Pero ¿por
qué ha ido hasta allá, teniéndola aquí alrededor del eremitorio?” Y Contestó: “¿No me mandó usted ir a Al-Mahal?
Usted me lo ordenó, y yo obedecí”1059. “El p. Macario se asombró de ese tormento que debió haber soportado”1060.

7-No dice “no”


“El Señor Rachid Al-Juri, prefecto de la región, solicitó al superior que le enviara al padre Chárbel para bendecir
agua y asperjar los campos donde hacían estragos las langostas. En efecto, el ermitaño gozaba de la reputación de
rechazar las langostas con sus oraciones. El superior, pues, le mandó que fuera. Él, sin preguntar el motivo de la
orden y sin objetar nada, se puso en marcha hacia Ehmej. Ya en el lugar y en presencia de todos los habitantes del
pueblo, bendijo el agua y se regresó. En cuanto a nosotros, los monjes de la Orden, en donde encontramos monjes
venerables, conocidos por su devoción y observancia a la Regla, protestamos a veces, una orden del superior, ya
sea por razón de salud o por un motivo cualquiera. En tanto que el padre Chárbel nunca rehusaba nada, bajo ningún
pretexto, ni por salud ni por otra causa, aun cuando fuera evidente para todo mundo que debiera excusarse”1061.

8-Póngase de acuerdo con el padre Macario


“Le pedí una vez que celebrara una misa a mi intención y le ofrecí el estipendio de la misa. No lo quiso recibir. Me
mandó donde el padre Macario, diciéndome: “Póngase de acuerdo con el padre Macario. Si él me lo ordena,
diré la misa a su intención”. Y así hice”1062.

V: Su esperanza, sedienta del amado

I.Introducción
“Era firme su esperanza en Dios. Consideraba la vida y todo lo que contenía, como una basura, con tal de ganar a
Cristo. Cuando había cambios en la Orden”1063, no demostraba ni alegría ni tristeza. No se preocupaba por saber si
los monjes más cercanos a él ocupaban cargos importantes, para contar con ellos. No se disgustaba tampoco por
los cambios de categoría de los responsables y de los empleados, o la destitución de aquellos por los cuales él tenía
cierto interés”1064. “Cualquiera que fuera el acontecimiento que sucediera en la Orden, no influía en su vida espiritual
o en su trabajo”1065. “No se interesaba por los asuntos del convento, sino sólo lo que la obediencia le mandara hacer.
Cuando veía algún fallo en algo que la autoridad no le hubiere encargado, no intervenía para nada. No manifestaba
gozo por el progreso material del convento, ni tampoco tristeza por pérdidas”1066. “No hablaba de compras de
terrenos, ni de asuntos políticos que interesaran a la Orden. En el eremitorio y en el convento vivía como si no
existiera”1067. Todos sus pensamientos estaban dirigidos a Dios. Nadie le oyó hablar de asuntos de la vida o de sus
deseos, o de algún cohermano ni tampoco de sus parientes, ni de una alegría por algún hecho ni de nada del
mundo. No le paraba mientes a nada, pasara lo que pasara”1068. “Toda su preocupación iba dirigida a la salvación de
su alma y la de los demás. Su única inquietud era complacer a Dios. Por este anhelo de la salvación de su alma,
soportó tribulaciones y dificultades y se impuso un rigor extremo”1069.

II: Relatos y acontecimientos

1-Más capaces que yo


“Nunca puso su confianza en lo humano. Me acuerdo que una vez le dije que el consejero general1070 quería
nombrarlo superior. Él, admirado respondió: “En la Orden hay muchos monjes más capaces y aptos que yo. Ya
es bastante generoso de parte de la Orden recibir a un holgazán como yo”1071.

- 63 -
2-Trabajen por la gloria de Dios
“Hacía sus trabajos para glorificar a Dios y para obtener la felicidad eterna. Nos repetía: “Trabajen por la gloria
de Dios y su recompensa será la felicidad eterna”. Esa esperanza en él lo impulsaba a despreciar las cosas de
esta vida perecedera y a practicar las mortificaciones y la austeridad”1072. “Me repetía siempre esta frase: “Esta vida
es perecedera. Nada nos puede dar”1073.

3-Las luces del cielo son más bellas


“El p. Chárbel poseía la virtud de la esperanza hasta lo heroico, pues abandonó todo para encerrarse en el convento
y después en el eremitorio, donde llevó una vida rigurosa, llena de ascetismo, de vigilias, de mortificaciones
perpetuas, en un ambiente muy riguroso sobre la cima de una montaña, sin flaquear ni desperdiciar cosa alguna
durante años. Y aún iba siempre más lejos, hasta el punto de que nadie lo pueda igualar, como no fuera que gozara
de una esperanza sin límite en Dios. Oí decir que un monje lo llamó una noche y le dijo: “Mire cómo brillan las luces
de Beirut”. Y sin voltear a ver, respondió: “Las luces del cielo son mejores y más bellas”. Y entró en su celda”1074.

4-Un asunto que yo no sé


“Se desinteresaba del éxito obtenido por su familia y de las pérdidas que sufrieran. Una vez, su compañero, el p.
Macario, me contó que su hermano había venido para visitarlo, y quiso ponerlo al corriente de la casa y de las
cosechas. El padre Chárbel le respondió: “Son asuntos que yo no sé y de los que no me interesa hablar”. Y
tomó el pico para irse al trabajo en el viñedo. Era un hombre que existía sólo en cuerpo en esta vida, pero su
corazón y su mente vivían en el cielo. No lo afectaba ni el gozo ni la tristeza”1075.

5-Dios proveerá
“Siempre tenía los ojos cerrados, como si quisiera apartar su mirada, su mente y su corazón de las cosas de la
vida. Vivía en oración continua, en el cielo, solamente. Cuando los rayos de una tempestad caían en el eremitorio,
situado en la cima de una montaña o una desgracia ocurría en el convento, su reacción era el abandono en las
manos de Dios: “Dios lo permite; es su voluntad”1076. “Siempre que uno le hablaba de un enfermo o de cualquier
problema o necesidad, él decía: “Dios proveerá. Confiemos en Él”1077. “Cuando alguien le pedía alguna cosa, él lo
convencía de que se refugiara en Dios y se lo pidiera”1078.

W: Refugio de fieles y pobres

I.Introducción
“Cuando yo lo conocí, él era ya ermitaño. Pero antes había oído hablar de su reputación de boca de monjes, laicos
y aún de chiítas”1079, que afluían en número hacia él, llevando niños para que rezara por ellos y con botellas de agua
en la mano para que se las bendijera”1080. Las llevaban a casa para sanar las enfermedades, alejar de ellos todos los
desastres, conservar sus animales y sus propiedades”1081 de enfermedades y epidemias, para aumentar la fertilidad
de sus cosechas”1082, “y para asperjar sus casas”1083. “Nada hacía él sin ser mandado por su compañero”1084.
“Entonces por obediencia, recibía a la gente con cariño, amor y amigablemente, compadeciéndose por su situación
y orando por ellos”1085. “Les bendecía el agua”1086, “de donde salía como una fuerza prodigiosa”1087. “Después, él
volvía a lo suyo, dejando los visitantes al cuidado de su compañero, quien repartía el agua bendita”1088. “El padre
Macario nos daba el agua bendecida por el padre Chárbel”1089.

“Los enfermos, los lisiados, los afligidos, los desafortunados venían a él, en gran número, de todas partes para
pedirle favores a Dios por su intercesión, pues ellos creían en su santidad y que Dios los auxiliaría por su
oración”1090. “No se juntaba con los visitantes, pero oraba por ellos”1091.

“Su devoción influía mucho en los laicos que lo requerían para que fuera a visitar sus enfermos y orara por su
salud”1092. “Cuando el superior le ordenaba visitar un enfermo y orar por él”1093, obedecía, sin esconderse detrás del
pretexto de que era ermitaño y cumplía la orden en silencio”1094, como era su costumbre. Oraba por la salud de su

- 64 -
cuerpo y en especial, le daba más importancia a su alma. En estos casos rechazaba cualquier ofrenda monetaria o
regalos. Estos servicios los prestaba por amor a Dios”1095. “El mayor servicio que él prestaba al prójimo era su
oración perpetua, para obtener la gracia de la salvación de su alma. A nadie que vino a él a pedirle auxilio espiritual,
lo devolvió sin atenderlo. Todo visitante que entraba en el eremitorio, salía de él dando testimonio de la santidad del
ermitaño, feliz de haberlo encontrado y fascinado de su visita”1097.

II: Relatos y acontecimientos


1-En silencio
“Todos creemos que él es santo, en quien nos refugiamos en caso de enfermedad o desgracia. Muchos llevan su
nombre para obtener su bendición. Yo personalmente, creo que Chárbel es un gran santo en el cielo. Intercede por
nosotros en silencio, sin darnos cuenta del bien que nos hace, como lo hacía cuando estaba en vida”1098.

2-Todos a la imagen de Cristo


“El p. Chárbel no se juntaba con los demás. Pero era caritativo con todo el mundo. Oraba por los enfermos, por
los viajeros y por los necesitados. Se compadecía e intercedía con fervor para que el Señor tuviera piedad de sus
siervos enfermos. En cuanto a su relación con sus hermanos en el convento, en el eremitorio y con todo aquel que
se relacionara con él, ninguno de ellos ignoraba que su corazón los abrazaba a todos por igual, sin distinción,
brindándoles su caridad. A todos consideraba como hermanos, a imagen de Cristo, venerando a unos y a otros”1099.

3-Regalaba su comida
“Se compadecía de los pobres, en la medida de sus posibilidades. Cuando recibía a un pobre en el eremitorio, le
pedía a su compañero que le diera su comida. En invierno, cuando hacía frío, entraba a los hombres al eremitorio
para que se calentaran al fuego”1100.

4-Soy un pecador
“A la gente que pedía oraciones, les decía: “Yo soy un pecador. Que la oración de los santos les alcancen lo
que piden”1101. “Cuando alguien le pedía que orara por él y le demandaba una gracia espiritual, respondía:”Yo soy
el más vil; un pecador”1102.

5-Tú puedes ser santo


“Cuando alguien le pedía que rezara por él, le respondía “Ore usted, también. ¿Qué diferencia hay entre usted
y yo? Dios lo escucha a usted como me escucha a mí”. Y al que le decía que él era santo, le contestaba:
“Somos iguales. ¿Qué importa ser santo?”1103.

6-Confía en Dios
“Cuando le pedían una oración, decía tranquilo: “Que la oración de los santos lo acompañe”1104. “Refúgiese en
Dios; Él proveerá de sus cosas”. Y se alejaba de ellos”1105. “A los visitantes que le pedían su bendición y su
oración, lo hacía sin mirarlos, diciendo: “Pídan al Señor que les dé lo que desean, según su fe”1106.

7-Su oración curaba a los enfermos


“Cada vez que el señor Rachid Al-Juri, prefecto de Ehmej, se enfermaba, mandaba llamar al p. Chárbel para que
rezara por su sanación, pues él creía en su santidad. También lo hacían los habitantes de la localidad”1107 “que
pedían su oración en casos de enfermedad o adversidades. Mucho influía su oración”1108 “sobre todo mundo, pues él
curaba las enfermedades por su devoción”1109. “Habitualmente, cuando alguien de Ehmej se enfermaba, los

- 65 -
habitantes mandaban a traer agua bendecida por el p. Chárbel”1110. “Muchos de ellos le pedían sus oraciones, pues
eran efectivas para sanar las enfermedades y aliviar las desgracias. Los enfermos que no podían ir al eremitorio, se
proveían de agua bendecida por él y se curaban”1111. “Quien se asperjaba o bebiera de esa agua, se curaba”1112.

X: Su pasión por la oración

I.Introducción
1-Confidencias con el amado
“Siempre se adelantaba a sus cohermanos al ir a la capilla y era después, el último en salir”1113. “Cuando se
levantaba, se dirigía inmediatamente a la capilla, donde se quedaba hasta las cinco horas”1114 “arrodillado, hasta el
punto que se le endurecían las rodillas”1115, “bien erguido, infatigable, sin apoyarse en nada”1116, “sin mirar a derecha
o a izquierda”1117. “Nunca lo vi sentarse en la capilla”1118. “Participaba en la oración, junto al atril, compartiendo todas
las oraciones”1119 “y las inflexiones repetidas”1120. “No recuerdo que haya faltado jamás a la oración comunitaria,
salvo el caso en que la obediencia le hubiere mandado hacer algún trabajo”1121. “Se entregaba a la oración mental,
además del oficio divino”1122, que lo rezaba a tiempo. Su oración vocal, tres horas diariamente, la hacía una parte en
el día; la otra, en la noche”1123. “Su oficio divino lo recitaba palabra por palabra”1124. “La oración en el coro, la hacía en
el breviario extenso, según lo ordenara su compañero, concienzudamente, como si estuviera en presencia de un
rey”1125, “y como en éxtasis”1126. “De día, jamás lo vi recitar el oficio sentado, sino arrodillado”1127, “orando con mucha
devoción”1128. “Cuando trabajaba en el campo, oraba de rodillas”1129, apoyándose en los talones, con el breviario
delante por tierra, y él de brazos cruzados”1130.

“Jamás faltaba al oficio de la medianoche, que lo hacía con su compañero. Prolongaba sus vigilias en la
oración”1131. “Cuando yo ayudaba en las misas y después fui monje, lo veía muchas veces de rodillas, todo erguido,
orando en la capilla”1132, “durante gran parte de la noche”1133, “según el reglamento del eremitorio. Después se iba a
reposar, algunas veces durante una hora, para volver a la meditación, la oración y la lectura”1134. “Su estado llegó a
ser tan sublime, que se hizo íntimo de Dios y confidente de los ángeles, pasando la mayor parte de la noche en
oración”1135. “Según la costumbre, los monjes se levantaban a medianoche para el oficio divino. Después algunos
volvían a dormir. En tanto que otros, como el padre Naamtallah el Hardini y el p. Chárbel, no se acostaban,
ocupando su tiempo en la oración hasta la hora de celebrar la misa. Después, cada uno se iba a sus ocupaciones.
Enseguida se iban al trabajo”1136. “Él pasó su vida en la meditación, la oración y demás deberes religiosos”1137. “Era
cosa de todos los días, no de manera ocasional. Su oración estaba cimentada sobre un intenso amor a Dios que le
robaba el pensamiento y el corazón de tal manera que Dios vivía presente en su mente, durante la oración, en el
trabajo, a la hora de comer y durante el sueño. Para resumir, él no vivía ya para sí mismo, sino para Dios”1138, “no
hablando de cosas de la tierra, no dejando entrar en su alma más que las cosas espirituales”1139. Vivía en el
convento como si estuviera en retiros espirituales”1140. “Parecía un hombre pero vivía en el cielo”1141.

2-Amaba tiernamente el misterio del amor


“El que ama una cosa o a una persona, piensa en ella, habla a menudo de ella y de lo que hace, la busca siempre
para estar permanentemente con ella. Así era el p. Chárbel. Siempre silencioso, con sus pensamientos puestos en
Dios, su amado. Raras fueron sus frases pronunciadas que no tuvieran el nombre de Dios. Aprovechaba cualquier
resquicio de tiempo para irse a la capilla, para estarse en unión con el misterio de Dios. En su corazón no había sitio
para algo que no fuera Dios”1142, sobrepasando con mucho, a los otros ermitaños, en sus vigilias nocturnas, ante el
Santísimo Sacramento. Muy a menudo yo lo veía, humilde y recogido, delante del Santísimo Sacramento”1143,
“meditando”1144, “con la mirada fija en el tabernáculo, durante horas, sin moverse, como una estatua”1145.

“La mayor parte de sus vigilias las pasaba en la capilla”1146, “visitando al Santísimo”1147. “Siempre que se perdía,
uno lo encontraba en la capilla”148, “delante del Santísimo Sacramento, en actitud extática”1149.

“Desde que sonaba la campana, a medianoche, él se levantaba y precedía a todo mundo en la capilla y era el
último en salir de ella”1150. “Allí permanecía hasta la mañana, arrodillado ante el Santísimo Sacramento. Uno lo
escuchaba suspirar y gemir incesantemente”1151, y canturrear su oración. Su rostro con unos rasgos capaces de
derretir las rocas, imprimían en los que lo miraban, la piedad y el respeto”1152. “Verlo delante del Santísimo
Sacramento era reavivar el corazón en el amor divino y arrepentirnos plenamente de nuestras faltas… No tenemos
otra voluntad sino la tuya, oh Jesús”1153. “Mi cielo está escondido en una pequeña hostia donde Jesús, mi esposo, se

- 66 -
oculta por amor. En esta hoguera divina voy a sacar la vida, allí donde mi dulce Salvador me escucha, noche y
día”1154 (Sta. Teresita).

3-Amaba tiernamente el rosario


“Desde su infancia, José rezaba el rosario”1155. “Estando ya en la Orden, en sus idas y venidas al trabajo del campo,
él continuaba rezándolo”1156, “con la mirada baja”1157. “Todo el mundo sabía que el padre Chárbel no tenía otra pasión
que por el oficio divino, su capilla”1158, y su asiduidad en rezar el rosario, después de medianoche”1159.

“Algunas veces, porque él me lo pedía, yo lo acompañaba en el rezo de su rosario y en sus visitas al Santísimo
Sacramento. Él se arrodillaba, todo erguido, inmóvil, las manos cruzadas sobre el pecho, poniendo las rodillas sobre
una estera de mimbre que él mismo fabricaba. En esa misma postura se quedaba todo el tiempo que durara el
rosario, al que seguía sin pausa, la visita al Santísimo Sacramento. Era profundamente devoto del Santísimo
Sacramento y de la Virgen María”1160. “Yo lo acompañaba al rezo del rosario”1161.

II: Relatos y acontecimientos


1-El escapulario de Nuestra Señora del Carmen
“El padre Chárbel me manifestó, una vez, el deseo de que le enviara un escapulario de tres piezas: el cordel, la
imagen de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora y la pasión de Cristo1162, para colgárselo a cuello. Lo hice, y
se lo envié con un hombre de Aarabat, Kozhaya, que tenía que ir al convento de San Marón, en Annaya. Le
recomendé que le pidiera al padre Chárbel que me mandara un papel mencionando tres nombres de sus parientes
de Bqaakafra y me lo trajera a su regreso para asegurarme de que el escapulario sí había llegado a su destinatario.
Le manifesté al mensajero, además, que me trajera del padre Chárbel una bendición o un recuerdo. De regreso, el
hombre me dio un pedacito de papel, plegado a manera de sobre y me dijo: “Fuera del papel, el ermitaño no envió
nada más”. Abrí el papel en el que vi algunas palabras escritas a mano: “El padre Chárbel, ermitaño de San
Marón, en Annaya, monje de Kozhaya1163, al que le pide una bendición o un recuerdo. Que la bendición de
San Pedro y San Pablo descienda sobre usted”. Fue eso lo que me mandó. Me puse contentísima con este papel
que llevaba un escrito de la mano del ermitaño. Las palabras estaban escritas en árabe, con mala caligrafía. Mi
superiora, en aquel tiempo, la Madre Sara de Ghosta, me aconsejó que lo guardara bien, pues “ese papel que lleva
la escritura del ermitaño, es una reliquia. Guárdala contigo”. “Yo envolví el papel en una tela, la cosí y me la colgué
al cuello. Más tarde, cuando mi hermana viajó a América, se la ofrecí para que la preservara de los peligros del mar.

“En otra ocasión, le envié al p. Chárbel, con un habitante de Aarabat que debía ir al convento de Annaya, diez
escapularios de Ntra. Sra. y otros de Kozhaya para colgar al cuello. Esto lo hice de mi propia iniciativa. Le pedí al
hombre que me trajera una botella de agua bendecida por el ermitaño. De regreso, el hombre me dijo: “Le entregué
los escapularios y aquí tiene el agua bendecida por él. La cogí y me fui a mi cuarto, la destapé para asperjarme con
ella, pues yo sufría de reumatismo. Antes de asperjarme, una idea me vino a la cabeza. Me dije: “El mensajero no
entregó los escapularios al ermitaño, ni esta botella viene de él”, como si la duda fuera inspirada. “Un día, la mamá
del mensajero vino al convento de Al-Qarn y le dije con astucia: “Su hijo no dio los escapularios al ermitaño. Se los
guardó para él. Después llenó la botella con agua de la fuente Al-Fuskain, en Al Aarabat”. Me respondió que era
verdad. Que se los llevó consigo para América, pero que le enviaría el precio de ellos y el de la botella. Entonces me
dije: “Fue el p. Chárbel quien me inspiró lo que el hombre había hecho, pues nadie antes me lo había contado”1164.

2-Soy yo (Mr. 6, 50)


“Antes de hacerme monje en este convento, ayudaba en misa y era sacristán. Entré a la capilla una vez, hacia la
medianoche, para ver si la lámpara del Santísimo seguía prendida. Me puse a buscarla a tientas. Comencé a tantear
en la oscuridad para volverla a encender, cuando me tropecé con alguien y me entró miedo. Él me dijo: “No tema,
soy yo”. Reconocí su voz. Era el p. Chárbel que estaba arrodillado en la capilla, meditando a medianoche”1165.

3-¿Qué ocurre a su alrededor?


“Estaba siempre ocupado en su oración mental, pensativo, unido al cielo, especialmente durante la celebración
de la Eucaristía. Quien lo viera, se daría cuenta de que todos sus sentimientos, todo su cuerpo y todas sus

- 67 -
facultades estaban en Dios, ignorando todo lo que fuera terreno. A fuerza de concentrar todos sus pensamientos en
Dios, se olvidaba de que aún existía en este mundo. Estaba siempre en silencio y en sosiego, de tal manera que no
sabía lo que pasaba a su alrededor. La pregunta que me hizo, un día que trabajábamos en el viñedo, da testimonio
de ello. Me preguntó cuántas parejas de bueyes trabajaban en el viñedo. Le respondí: “Tres. Usted trabaja con
nosotros todo el día ¿y no se ha dado cuenta del números de bueyes que trabajan?” Y guardó silencio1166.

4-Fusionado con los ángeles, se dirigía a Dios


“Durante la oración, lo veía como fuera de sus sentidos, extasiado en Dios, insensible a todo lo que lo rodeaba:
personas y cosas, de tal suerte que no se daba cuenta que había alguien que lo acompañaba en su oración. Cuando
a mí me tocaba responder y lo hacía en voz baja, seguía la oración él solo. Yo me lo figuraba ya en el cielo,
entretenido con Dios, frente a frente, todo oídos y de corazón a corazón, como si su cuerpo no fuera ya de este
mundo. Pero su alma, me daba la impresión de que estaba fusionada con los ángeles, tributando con ellos la gloria y
la alabanza a Dios”1167.

5-Semana Santa
“Si el superior o el cocinero la llamaban para ayudar en la elaboración del pan, se daba prisa, en silencio, para
hacer su trabajo. Lo mismo cuando se le mandaba participar en el oficio divino, durante la Semana Santa, en el coro,
pues tenía buena dicción y leía con soltura”1168.

6-Entréguese a Dios
“Un día, mi hijo Jorge estaba muy mal de salud. Fui al eremitorio y le pedí agua bendita al p. Chárbel. Él me dijo:
“Siéntese un momento. Dios dispone las cosas”. Como yo le insistiera en mi pedido, me contestó: “Cálmese.
Entréguese a Dios, y Él lo recompensará”; y no me dio el agua bendita. Me regresé triste y extrañado de haberse
negado a darme el agua bendita, contrario a su costumbre. Cuando me acercaba al pueblo, oí los gritos y el llanto
que salían de mi casa. Fue entonces cuando comprendí que mi hijo había muerto. En ese momento me recordé que
el padre Chárbel me había dicho: “Siéntese, un momento… Dios lo recompensará” y por qué me había negado
el agua bendita, como si él hubiera sido inspirado por el Espíritu de la muerte de mi hijo y no me lo quiso decir”1169.

7-Ya no es necesario
“Mi hermano Jorge estaba gravemente enfermo de tifoidea y los médicos lo habían desahuciado. Mi abuelo Miguel
Pedro Ramia, recurrió al ermitaño, pues creía en la eficacia de su oración. Entonces me dio una piastra otomana que
le enviaba al ermitaño para que dijera una misa a la intención de mi hermano. Tomé el dinero y me fui al eremitorio
donde encontré al p. Chárbel arrodillado en la capilla, orando y le dije: “Mi abuelo me envía a darle a usted este
dinero para una misa por la sanación de mi hermano”, Él me respondió: “Ya no es necesario. Dele el dinero a mi
cohermano”. Lo dejé en el piso delante de él y me fui. Al llegar al pueblo, escuché el llanto y las lamentaciones que
salían de mi casa. Había muerto mi hermano”1170.

8-Que Dios lo bendiga


“Mi hijo mayor, Antonio1171, cayó repentinamente enfermo cuando apenas tenía mes y medio. Mi hermano Pedro, fue
donde el ermitaño a traer agua bendita. Cuando se la pidió, él le dijo: “Que Dios lo bendiga”. Antes de volver mi
hermano a la casa, ya había muerto el niño”1172.

Y: La fe de Chárbel

I.Introducción

- 68 -
“La fe de Chárbel se reflejaba en su misa”1173, que celebraba como si viera a Cristo detrás de las formas, hablándole
de corazón a corazón”1174, celebrándola con mesura, recogimiento y respeto extremos, como si Dios estuviera
delante de él”1175. “Derramaba abundantes lágrimas durante la misa”1176, “para la que se preparaba largo rato con la
meditación y la oración, arrodillado y bien erguido, delante del Santísimo Sacramento”1177. “Cuan larga era su
preparación, así era su acción de gracias después”1178. “Cuando pronunciaba las palabras de la consagración y el
“oh Padre de verdad”1179, se llenaba de respeto profundo y reverencia extrema”1180. “Cuando celebraba la misa, se
presentaba con hábitos limpios, signo evidente de su creencia en la Encarnación del Hijo de Dios y su presencia
sobre el altar. No se lavaba las manos sino sólo para celebrar su misa1181.

“Su fe se reflejaba en la manera como hacía sus oraciones, en el tiempo dedicado a sus meditaciones, en su buena
pronunciación en el oficio divino”1182, que rezaba palabra por palabra, en voz baja y candorosa”1183. “Dedicaba la
mayor parte de su tiempo a la oración y la meditación. Siempre que no tenía un trabajo manual, se iba para la
capilla”1184 “para meditar en Dios y sus perfecciones, de tal manera absorto, que le hacía falta algún tiempo para que
volviera a la realidad, al sentir que alguien le hablaba”1185. “Yo me decía: “Es un ángel y no un hombre”1186 “Cuando
se ponía a hablar de cosas espirituales. Se inflamaba de celo. Hablaba de la abundancia de su corazón y con el
fervor de su fe. En toda su vida no se le vio un signo de aburrimiento, de retroceso, de pereza ante las cosas
espirituales, sino que se entregaba a ellas con fervor, como si se gozara en las cosas que amaba su corazón”1187.

“Su obediencia al superior o a su reemplazante, nos muestra una prueba evidente que veía a Dios en la persona del
superior y a través de su voz. En su voz oía la voz divina”1188. “Tenía un respeto infinito por sus superiores”1189, sin
considerar si éste o aquél eran dignos o no”1190.

“En su trabajo, el espíritu de fe se mostraba en su mismo comportamiento, como si estuviera celebrando la


misa”1191. “Nada hacía por su propia voluntad, pues su fe estaba cimentada en la autoridad, la única que hablaba por
Dios. Esta obediencia se basaba en una fe viva que se revelaba en todos sus movimientos: en la misa, en la oración,
en el comer, en el dormir”1192. “Todos sus actos eran cincelados con cuidado y vivacidad, dando auténtico testimonio
de una ferviente fe”1193. “Todos los que lo conocían y lo contemplaban celebrando su misa o recitando su oficio
divino, salían emocionados de su piadosa actitud, pues veían la calidad de la devoción y la piedad, reflejados en su
rostro radiante de una luz celestial. Era la más grande prueba de su enorme fe en Dios”1194, “fe que resplandecía en
sus trabajos, que imponía respeto a su adoración a su Dios, delante del cual se arrodillaba sobre una ruda estera de
mimbre, por largas horas en la capilla, bien erecto e inmóvil como una piedra”1195.

“Dios lo premió con el don de discreción de espíritu ante su fe tan viva, como lo atestiguan los acontecimientos.
Era por tanto, una hoguera ardiente de fe”1196. “Todo aquel que frecuentó al padre Chárbel, entendió que él vivía más
en la fe que en su propio cuerpo. La vida no le interesaba más. Todo su ser, sus pensamientos, sentimientos y
latidos del corazón, todo eso estaba dirigido hacia el cielo. Mortificó su cuerpo con la austeridad, privó su vista de
todos los encantos del mundo, todo en él desembocaba sobre la meditación. Al contemplarlo durante la misa y sus
oraciones, uno leía sobre su rostro lo que había de fe en su corazón”1197.

II: Relatos y acontecimientos


1-El rayo
“Un día, el p. Chárbel estaba de rodillas muy erguido, en la capilla, absorto en su oración, delante del Santísimo
Sacramento, cuando un violento rayo cayó en el eremitorio, quemando una casulla nueva, tejida con hilos de plata,
que estaba sobre el altar. El rayo atravesó la mitad de la capilla, pasó al lado de él, quemándole el borde del hábito,
sin hacer daño. Los monjes del convento y yo, corrimos al eremitorio para ver qué había pasado allí. Comprobamos
que el rayo cayó en el lado sur, derrumbando piedras de los muros de contención de un trozo del viñedo. Después
penetró en la capilla, quemando los manteles del altar y las casullas que allí estaban, arrojando el cáliz a otro sitio,
dañando las imágenes, abriendo las puertas y derramando un olor que mareaba a los dos compañeros del p.
Chárbel, a los que encontramos en la cocina, casi desmayados. Se estaban calentando al lado del fuego. Vueltos en
sí, creyeron que el p. Chárbel se encontraba muerto. Corrieron a la capilla, donde él rezaba, como si nada hubiera
pasado. Entonces el superior le dijo: “Al menos, p. Chárbel, ¿no podía apagar el fuego sobre los manteles y las
casullas?” Él respondió:”Mi padre, ¿apagar qué? Tan pronto como comenzó, tan pronto acabó”. Es decir, que
todo se realizó por la velocidad del relámpago, no pudiendo hacer nada. Y siguió su oración”1198.

2-Gusanos de seda, salvados de la muerte

- 69 -
“Cuando yo era el superior del convento de San Sergio, en Qartaba, la sequía, ocho años seguidos, extinguía los
gusanos de seda que, una vez llegados al cuarto grado y nueve días, morían. Envié a uno de los monjes al ermitaño
Chárbel, del eremitorio de Annaya, para que trajera agua bendecida por él. Al llegar, asperjamos los gusanos. Así se
salvaron las cosechas durante mi trienio y los años siguientes”1199.

3-Mi cosecha fue inmejorable aquel año


“Una vez, la epidemia atacó los gusanos de seda en mi casa, a causa de la enfermedad que les entró a las hojas
de morera. Los gusanos se ponían amarillos, se ponían sobre los bordes de las bateas y caían por tierra. Corrí al
eremitorio, traje agua bendecida por el padre Chárbel, y en cuanto asperjaba los gusanos de seda, se restablecían
inmediatamente, volviendo sobre las bateas y comiendo las hojas de mora. Escuchaba el zumbido peculiar que
hacen al comer. Ese año mi cosecha fue inmejorable, gracias al padre Chárbel”1200.

4-No se lo diga a nadie (Mt. 1, 44)


“Sebastián Agustín Obeid, de Ehmej, me contó que un año, los ratones se multiplicaron tanto en la casa, que
terminaron por atacar los gusanos de seda de su casa, casi a punto de exterminarlos. Trajo agua bendecida por el
padre Chárbel y asperjó los gusanos. Al día siguiente vino a ver las bandejas, y encontró los ratones muertos.
Alguien fue y le contó al padre Chárbel lo sucedido. Y él le respondió: “No se lo diga a nadie”1201.

5-Como si se dirigiera a un personaje importante


“Yo lo veía arrodillado, rezando su oficio divino que él hacía, en el coro, muy a menudo con la comunidad, alrededor
del atril. Cuando se encontraba solo en la capilla, se ponía delante del atril y recitaba el oficio en voz alta,
pronunciando cuidadosa y claramente las palabras, como si se dirigiera a una persona muy importante, visible a
simple vista, yendo lentamente, sin mirar ni a derecha ni a izquierda. Uno lo escuchaba canturrear con recogimiento
y respeto reverencial”1202, “y recitando su oficio divino en el breviario, cuando su compañero le ordenaba hacerlo en
el coro. Lo recitaba concienzudamente, como en presencia de un rey de muchísima importancia. La fe, el
recogimiento y la piedad, parecían encarnarse en el acto que él realizaba”1203.

6-La mula del convento


“Una vez, la mula del convento tuvo un cólico. Se tiró por tierra, los ojos desorbitados, a punto de morir. Los monjes
y el mulero ensayaron muchos remedios para salvarla pero en vano. Al fin, llamaron al padre Chárbel que se colocó
al lado de su cabeza y oró. Apenas terminó su oración, la mula, de un salto, se puso de pie!1204.

7-Aleja las langostas


“Me recuerdo bien que a la edad de doce años1205, las langostas invadieron el país; entre otras zonas, la población
de Ehmej. El prefecto de la región1206, en aquél entonces, el señor Rachid Al-Juri, fue donde el superior del convento
de San Marón, en Annaya, para pedirle que les enviara al padre Chárbel a Ehmej para alejar las langostas por medio
de su bendición. El ermitaño obedeció. Los habitantes habían ya llenado los jarros de agua. En mi presencia, él
bendijo el agua que los habitantes llevaron y se pusieron a asperjar sus viñedos y sus campos. Las langostas
cesaron de dañar sus tierras. Eso lo vi yo con mis propios ojos”1207.

8-¿Acaso soy un Dios para impedir la muerte?


“Un hombre de mi familia Chmuti, de Batrún, poseía un rebaño de ovejas que fue atacado de una epidemia mortal:
fiebre amarilla. A causa de ello perdió mucho peso. Habiendo oído hablar de la reputación del p. Chárbel, fue a
pedirle agua bendita, explicándo la enfermedad de sus ovejas. El ermitaño dijo: “¿Acaso soy un Dios para impedir
la muerte?” El hombre volvió la espalda para regresarse. Entonces, el padre le dijo: “¿Tienes un recipiente para
llenarlo de agua?” Después bendijo el agua con la que se asperjó el rebaño y se alivió. Más tarde, notó que los
gusanos de seda disminuían mucho en su casa. Volvió donde el p. Chárbel, trajo agua bendita y los asperjó.
Encontró después, insectos, ratones, erizos y una gran serpiente muertos cerca de los gusanos de seda”1208.

- 70 -
9-El arca de Noé (Jn. 17,15)
“Todos los habitantes de mi aldea Ehmej y los chiítas de Almat, nuestros vecinos, cuentan que las langostas, un
año invadieron en gran número la región, acabando con todo. El superior del convento, Elías de Mechmeche, ordenó
al p. Chárbel ir a asperjar los terrenos del convento para impedir que las langostas entraran en ellos. Él obedeció.
Sólo se le olvidó un terreno situado entre las propiedades de los chiítas. Las langostas entraron en la región y
devoraron todo lo que había, verde y seco, menos las propiedades del convento que fueron asperjadas a excepción
del terreno que fue olvidado. Éste quedó arrasado totalmente”1209. “Todo el mundo y también los chiítas, no se
cansan de repetir el extraño suceso, maravillados de ver todos los valles, montes y colinas, despojados por
completo, menos los terrenos del convento, que permanecieron verdes, salvos del perjuicio, como el arca de Noé en
medio de una devastación todal”1210.

10-El viñedo pertenecía a la iglesia parroquial de Ehmej (Jn. 15, 15)


“Cuando las langostas invadieron el país, hace más de treinta años, mi papá envió a mi hermano Pedro, donde el
p. Chárbel, rogándole que bendijera agua para asperjar el viñedo de la iglesia del que mi papá era encargado. No
recuerdo bien de los detalles. Mi hermano los conoce mejor que yo. Lo que sí sé es que el viñedo y las sementeras
asperjados se escaparon del perjuicio de las langostas que arrasaron con todo aquel año. Los habitantes de Ehmej
venían a ver este viñedo y también el p. Elías de Mechmeche, superior del convento del que yo era trabajador”1211.

11-Las posibilidades de los santos


“En mi tiempo de noviciado, cuando leía las biografías de los santos, en especial el libro de la “Perfección cristiana”,
del p. Rodrigo, jesuita, yo ponía en duda algunos hechos y virtudes que les atribuían a ermitaños y a santos,
creyendo que en eso había mucha exageración. Eran cosas que superaban la capacidad humana. Pero a fuerza de
frecuentar al p. Chárbel y de testimoniar sus virtudes, ahora tengo la certeza de que la gracia divina hace prodigios
en las almas y que lo que han dicho y escrito en las biografías de los santos es poco comparado con lo que yo he
visto con mis propios ojos, en este gigante que es el p. Chárbel. Gigante en la austeridad y la mortificación de sí
mismo”1212.

Z: Su misa, el grado máximo de su amor

I.Introducción
1-En el convento
“El sacerdote en la misa, es el vicario de Cristo. La ofrenda es verdaderamente el cuerpo y la sangre de Cristo.
Durante la misa hay tres adoraciones: contemplación de la pasión de Cristo, la ofrenda a Dios Padre y la comunión.
Y para la comunión se requieren seis cosas: una confesión sincera, un acto de fe, la esperanza de que todos los
pecados del mundo se perdonen por una gota de su sangre, un acto de amor, un acto de contrición por nuestra
indignidad, y agradecimiento después de la comunión”1213.

“Después de las misas de sus cohermanos sacerdotes en las que él participaba, celebraba la suya. Muchas veces
yo le ayudé en sus misas1214, tanto en el altar de San Jorge, incrustado en el muro sur, como en el de Nuestra
Señora, recostado en el muro norte, y algunas veces en el altar mayor, cuando el superior se lo mandaba. Celebraba
su misa con esmero y recogimiento, armado de tres pañuelos negros que colgaba de un candelero a la derecha del
altar. Con uno se sonaba la nariz, sobre todo en invierno; después del evangelio, con el segundo; y el tercero era
para después de la consagración, si fuere necesario”1215. “Su misa tardaba una hora y a veces más, en una íntima
confidencia con el Todopoderoso divino. A pesar de la duración de su misa, nadie se aburría, concienzudamente
como celebraba. Uno comprendía palabra por palabra la lectura del Evangelio, sin que levantara mucho la voz”1216.
“Sin embargo, algunos evitaban ayudarle en la misa, pues la prolongaba por el cuidado que en ella ponía”1217.
Después de la misa volvía a su puesto, detrás de la puerta, de rodillas, bien derecho, durante unas dos horas, sobre
el piso, en verano y en invierno. Después lavaba los pañuelos antes de ir a trabajar al campo”1218.

- 71 -
2-En el eremitorio
“Yo iba al eremitorio para participar de su misa y algunas veces, se la ayudaba. Tanto en el convento como en el
eremitorio, su misa era la misma en todos sus detalles, ya en los días de fiesta como en los días de trabajo”1219,
“celebrando con recogimiento extremo, en presencia de un gran número de fieles que participaban para recibir su
bendición”1220. “Yo lo veía, después del oficio divino, arrodillado, erguido, junto a la puerta. En invierno se arrodillaba
sobre una estera de mimbre para protegerse de la humedad. Y en verano, en la tierra escueta. Yo salía de la iglesia
mientras él permanecía arrodillado, erguido, absorto en la acción de gracias”1221. “Cuando le ayudaba en la misa, yo
observaba su pulcritud en los gestos, su voz baja, el cuidado y el aspecto reverencial. Los domingos y los días de
fiesta decía la misa a las diez. Los días de trabajo, en la mañana. Después de la misa yo me iba a trabajar y él,
después de la acción de gracias, se iba al viñedo. Así, nunca podía saber cuánto tiempo prolongaba su acción de
gracias, pero puedo asegurar que toda su vida era una preparación a la misa y una acción de gracias”1222, absorto en
la meditación, como en éxtasis”1223.

3-Cara a cara
“Estaba siempre en éxtasis durante sus devociones religiosas, en particular cuando invocaba al Espíritu Santo, en
la comunión y en la elevación de los sacramentos, durante la misa. Allí se ensimismaba profundamente en
meditación y oración, dirigiéndose a la misericordia de Dios, insensible a todo movimiento o ruido que se produjera
junto a él”1224. “Después de las palabras de la consagración, miraba al Santísimo Sacramento con una mirada
intensa”1225, “un aspecto reverencial, como si viera al Dios de la Gloria, cara a cara”1226 “y mirara a simple vista al
Dios encarnado y oculto”1227, “dirigiéndose a una persona sumamente poderosa, viéndola con sus propios ojos”1228,
“contemplando a Dios, arrebatado por el Espíritu”1229, “como si él palpara con sus sentidos la vida del mismo Hijo de
Dios”1230. “Cuando elevaba el Santo Sacramento, recitando: “Padre de la verdad”, parecía exaltado por el Espíritu
como si mirara a Dios, cara a cara”1231.

4-Su pulcritud en la misa


“Se preocupaba por la limpieza para celebrar la misa”1232. “Con este fin, tenía un hábito y un par de zapatos
convenientes que guardaba sólo para la celebraciónde la Santa Misa, los que se quitaba inmediatamente después
de la misa”1233. “Lo mismo que la toalla y jabón, que no utilizaba en otras ocasiones, por respeto a las celebraciones
divinas”1234. “No se lavaba sino los labios. Se lavaba las manos antes de la misa, de manera admirable”1235. Fuera de
eso, nunca metía las manos en el agua”1236. “Tenía un cuidado, fuera de lo común, por los objetos de la iglesia”1237.

II: Relatos y acontecimientos

1-Como un imán
“Cuando yo era casi una niña, venía de Ehmej con mis padres al eremitorio para participar en la misa de los
domingos y días de fiesta. A menudo participábamos en la misa del p. Chárbel. Yo lo veía en la misa. Nuestra familia
cuenta que los cimientos del eremitorio fueron puestos por un miembro de nuestra familia, y por eso era por lo que
nosotros le teníamos una predilección especial. Más aún, una pasión, pues nos recordaba a nuestro tío. Una razón
más era que nosotros vivíamos en Uwaini, cerca al eremitorio, aldea donde no había iglesia. Y por otra parte, la
santidad del p. Chárbel atraía las almas como un imán. Era también frecuentado por numerosos visitantes todos los
domingos y días festivos. Todos los que participaban en la misa del p. Chárbel, salían emocionados, no queriendo
salir de la iglesia. Sobre todo cuando pronunciaba las palabras de la consagración, uno se sentía abrasado por su
recogimiento y su triste voz. El fervor, el cuidado y la manera reverencial, le daban ritmo a todos sus movimientos.
Después de la misa, él se arrodillaba sobre el mero suelo, todo erguido y la cabeza baja, como una estatua. Cuando
incensaba la asamblea, no miraba a nadie”1238.

2-¿Toma usted sopa de cereales?


“El padre Chárbel era un sacerdote respetuoso que impresionaba a las almas por su aspecto venerable y su
recogimiento, particularmente durante la misa. Su compañero, el padre Macario, me contó que si un sacerdote venía

- 72 -
al eremitorio para celebrar la misa con rapidez, el padre Chárbel se le acercaba y le decía, después de la liturgia:
“¿Por qué se apresura tanto? ¿Toma usted sopa de cereales?” Era un ángel en cuerpo humano. Nunca oí decir
de su vida religiosa en el convento, que fuera menos santo y menos virtuoso que en el eremitorio”1239.

3-Comulgue
“La primera vez que le hice una visita en el eremitorio, a la edad de quince años, fue por acompañar a mi mamá,
Rosa, que quería ver al p. Chárbel. No quiso recibirla. Cuando ella le manifestó su deseo de besarle la mano, él le
respondió desde el interior de la capilla con la puerta cerrada: “Comulgue en la misa y tendrá en la boca y en su
corazón al mismo Hijo de Dios y eso le bastará. ¿Para qué besar mi mano cuando el Hijo de Dios está en su
corazón?” Al ayudarle en la misa, no me cansaba de mirar al ermitaño, de pie en el altar, durante una hora y media.
Después regresamos, dejándolo a él en la capilla, sin que mi mamá pudiera besarle la mano o verlo cara a cara”1240.

4-Le corrían las lágrimas


“Su amor abrasaba de fuego ardiente. En el altar, su pecho era un horno encendido. Sus ojos brillaban, las
lágrimas corrían, enrojecían sus mejillas y los suspiros se escapaban del pecho como un vapor caliente”1241, “como si
viera a Cristo con sus ojos. De eso doy testimonio porque le ayudaba en la misa muchas veces”1242. “Cuando
pronunciaba las palabras de la consagración: “Esto es mi cuerpo; ésta es mi sangre”, vi que le salían lágrimas de los
ojos en dos ocasiones. Una vez, una lágrima cayó sobre el corporal. Después de consumir el cuerpo y la sangre y
hacer las abluciones, vio la mancha de su lágrima y se conturbó creyendo que era una gota de sangre que caída. Yo
le dije: “¿Qué le pasa? Es una lágrima caída de sus ojos, después de las palabras de la consagración”. Pero él
siguió perturbado y tomó el corporal para mostrárselo al superior a fin de tranquilizar su conciencia”1243.

5-Cogía el cáliz con sus dientes


“Al final de su vida, mientras consumía la preciosa sangre, tomaba el cáliz largo rato entre los dedos. Sus
oraciones en la capilla dejaban ver a un hombre enamorado con frenesí del amor divino. Ese amor se notaba en la
misa, a través de sus lágrimas, en especial cuando tomaba la preciosa sangre, asiendo tan fuertemente el cáliz entre
sus dientes, que dejaba en él impresas sus huellas”1244.

Capítulo III: Hacia el cielo

A: Él cargó con nuestras enfermedades1245 (Mt. 8,17; Is. 53,4)

1-Sanación del hermano Pedro Jawad de Mechmeche


“Yo sufría una enfermedad del pecho y del estómago hacía dos años, lo que me causaba dificultad para respirar,
parecido al asma, a tal punto que perdía el aliento cuando recitaba el Ángelus. Hice tratamientos médicos sin ningún
resultado. Me sentía fatigado día y noche hasta que el p. Chárbel me bendijo. Me curé enseguida, para no volver a
sentir nada, y mire que hago trabajos duros. A mis sesenta años, todavía continúo con trabajos penosos”1246.

2-Salvó a una joven de la muerte


“Cuando mi hermana cortaba hierbas de lo alto de una pendiente rocosa llamada “Pendiente de la iglesia”, en
Ehmej, dio un paso en falso y cayó desde lo alto de la roca a una altura de veinte metros. Al dar contra el suelo,
perdió el conocimiento, se quedó sin movimiento, muda, su cuerpo lleno de contusiones, la cara llena de heridas, fría
y amarillenta, y nulo el pulso. Los habitantes del pueblo la pusieron sobre un jergón y la llevaron a casa, creyéndola
muerta. Cuando supe del accidente, todo perturbado, me fui corriendo al eremitorio para contarle nuestra desgracia
al p. Chárbel y rogarle que intercediera ante Dios por ella. Me dio agua bendita. Pero como me vio tan apenado, me
dijo: “Su hermana está todavía viva y va a sanar. Tome esta agua bendita y aspérjela”. De regreso a la casa, la

- 73 -
encontré todavía sin sentido y la gente se amontonaba alrededor de ella, llorando. La asperjé con el agua bendita y
su cuerpo entró en calor, abrió los ojos y habló. Dos días después se levantó de la cama, completamente sana”1247.

3-Sanación de un mudo (Mc. 7, 32-37)


“Tengo un hermano llamado Assaad Juan Paz que, de repente se enfermó, a lo que siguió la pérdida de la
palabra, durante dos meses. Mis padres me escribieron al convento de Annaya. Entonces los superiores me dejaron
ir a visitarlo. En mi pueblo, Qartaba, los habitantes creían que se había vuelto loco y me aconsejaron que lo llevara al
convento de Kozhaya donde exorcizaban a los posesos. Pero yo lo llevé al eremitorio, pidiéndole al padre Chárbel
que rezara sobre su cabeza y preguntándole si se iría a curar o no. Me respondió: “Éntrelo a la capilla”. Lo hice
arrodillar sobre la grada del coro. Vino el padre Chárbel con el Evangelio en la mano, la estola colgada al cuello,
puso agua bendita en su mano, lo hizo beber, lo tocó con algunas reliquias de mártires y me dijo: “No se preocupe;
va a sanar”. Después nos fuimos a nuestro pueblo, Sebastián Antonio Moisés, mi hermano, el mudo y yo. A los diez
minutos de camino, mi hermano gritó en voz alta, llamándome: “hermano”. Después, a cierta distancia de nosotros,
unos monjes se dirigían hacia el eremitorio y mi hermano comenzó a nombrarlos: “hermano Pedro de Maifuq,
hermano…” Y pasó todo el día cantando, lleno de júbilo hasta que llegamos a nuestra casa de Qartaba”1248.

4-Otro mudo
“Mi hijo, Antonio, es monje en el convento de Maifuq. Más tarde, cuando ingresó en la Orden, tomó el nombre de
Pedro. Era mudo de nacimiento hasta los ocho años pero oía bien. Estábamos muy tristes a causa de su mudez. Un
día lo llevamos al eremitorio de San Pedro y San Pablo, pidiéndole al padre Chárbel que rogara por él. A partir de
ese momento, el niño comenzó a hablar progresivamente. Y, hoy día, habla como todo el mundo”1249.

5-El loco de Ehmej


“Yo habitaba con un hombre de Ehmej, llamado Gabriel Sebastián. Se casó con una chica del pueblo, a pesar de la
oposición de los padres de ésta. Se enloqueció después de su matrimonio. Se rasgaba la ropa, profería blasfemias y
salía desnudo por los campos. Un día, a poca distancia de mí, lo vi desnudo con un revólver en la mano apuntando
contra su pecho. La bala salió sin hacerle daño. Corrí detrás de él hasta su casa, donde lo encontré destrozando las
cuentas del rosario de su esposa y profiriendo maldiciones. Como yo fui su testigo de matrimonio, aconsejé a sus
familiares que lo llevaran donde el padre Chárbel. Sus padres pensaban más bien, llevarlo a la cueva de San
Antonio de Kozhaya, donde metían a los locos para su sanación. Pero siguiendo mi consejo, sus padres lo llevaron,
en puros cueros, al eremitorio. Delante de la capilla, se negó a entrar. Uno de los ermitaños, el padre Libaos, se lo
ordenó pero él rehusó. Le avisé al padre Chárbel del caso de ese hombre. Salió y se lo mandó, diciendo: “Entre a la
capilla”. Y obedeció sin la menor resistencia y fue a sentarse indecorosamente. El ermitaño le dijo: “Póngase de
rodillas”. Y se arrodilló, los brazos cruzados como un ángel. Entonces el ermitaño leyó el Evangelio y oró sobre su
cabeza. Se curó en el acto. Le corrían lágrimas de los ojos. Gabriel miró a sus padres y les pidió que le trajeran ropa.
Salió de la capilla vuelto en sí del todo, bien cuerdo. Actualmente está en América”1250.

6-Salvó los niños de la muerte


“Mi mamá me contó que mi papá, Noé, fue una vez a donde su hermano, el padre Chárbel, al eremitorio de
Annaya. El ermitaño le dio un escapulario de San Antonio para colgarlo en el cuello. Pero su primo, Abraham Juan
Abraham, de Bqaakafra, se lo pidió para mi papá para que se lo pusiera en el cuello de su hijo Nehemtallah, pues,
maltrecho por el deceso de tres hijos que murieron apenas nacidos, estaba temeroso de una eventual muerte de su
hijo Nehemtallah y se lo colgó al cuello. El niño sobrevivió y está actualmente en América. Abraham guardó el
escapulario que pasaba de un niño al otro, y todos éstos han sobrevivido”1251.

7-Tu hijo ya está bien


“Jorge Pedro, mulero del convento, fallecido después, me contó que su primo, José Antonio Gabriel de Kfar Baal,
guardaba cama por una fiebre desde hacía veinte días, perdiendo el conocimiento. Él, Jorge Pedro, corrió donde le
padre Chárbel para pedirle agua bendita y para que rogara por el enfermo. Antes de hablarle al ermitaño, cerca de la
puerta, éste le dijo: “Apenas regrese a su casa, encontrará a su pariente enfermo bien de salud, habiendo

- 74 -
recobrado ya el conocimiento y sentado en su cama”. Y así sucedió. El muchacho se extrañó de cómo pudo
saber el padre Chárbel que el propósito de su visita fuera por la salud del enfermo”1252.

8-Su hijo está bien de salud


“Me acuerdo de un hecho del que yo fui testigo. Marón Abi Ramia, de Turzaya, había venido donde el p. Chárbel, al
eremitorio, para pedirle agua bendita y para que rogara por su hijo que estaba muy enfermo e inconsciente. Después
de haber visto al ermitaño, dio media vuelta. Viéndole tan apurado, afligido y ansioso, tuvo lástima de él, y dijo1253:
“Llámenlo y díganle que vaya despacio, pues su hijo está bien de salud”. Cuando el hombre llegó a su casa,
encontró a su hijo despierto y bien de salud, aun cuando el médico que lo trataba, Wakim Beik, de Biblos, había
perdido toda esperanza de sanación”1254.

9-Una estéril da a luz (Mc. 7, 24-30)


“Fui al eremitorio de Annaya, tres meses antes de la muerte del p. Chárbel, con la esperanza de que por su
intercesión, mi esposa pueda dar a luz. Antes de regresarme, el p. Macario me trajo de parte del ermitaño, una
bendición. Cuatro meses después, mi esposa quedó encinta. Dio a luz una niña y luego otras tres niñas y por último,
un varón”1255.

10-La sanación de una hija de Uwaini (Mc. 7, 24)


“Cuando me retiré del trabajo con el padre Elías, volví al mundo. Mi esposa dio a luz una niña con complicaciones
en la bilis y dificultad para tomar el seno. Cuando el p. Chárbel rezó sobre su cabeza, sanó y volvió a tomar la leche
materna”1256.

11-¿Quién me ha tocado? (Mc. 5, 30)


“Recuerdo que Mariana, viuda de Miguel Nehme, de Ehmej, sufría de hemorragia desde hacía tres meses. Los
médicos Nayib Beik Al-Juri, de Ehmej; Wakim Najle, de Biblos y Jorge Baz, de Biblos, la sometieron a tratamientos,
sin resultados. Entonces ella me dio un real turco y me recomendó que fuera donde el p. Chárbel para que se lo
entregara y me enviara un cinturón bendecido por él. Él me dio un chal que estaba sobre la imagen de Ntra. Sra. del
Rosario, pidiendome que se lo ciñera y sanaría. En cuanto al real, no lo quiso. Me dijo: “Póngalo sobre el altar y
espere a que venga el p. Macario para que se lo entregue”. La mujer se ciñó el chal y se curó ensseguida”1257.

12-Su hermano mayor1258


“Personalmente yo no conocí al p. Chárbel, tío de mi mamá, pues él, desde que entró en el convento y se hizo
ermitaño, nunca más volvió a la aldea y yo jamás fui donde él. Habiendo quedado huérfano, mi abuelo Juan Zaarur,
hermano del ermitaño, me llevó a su casa para encargarse de mí. Y le oí hablar de él. Durante el carnaval, mi abuelo
se acordaba de él y decía llorando: “Nosotros comemos carne pero mi pobre hermano no la prueba jamás”. En
verano, repetía todo emocionado: “Nosotros comemos uvas y mi pobre hermano que se ocupa del viñedo, llenando
grandes canastas de racimos, no las come nunca”. También nos decía: “En el convento, él vivía una vida miserable:
se comía las sobras que dejaban los monjes y las migajas de pan”. Algunas veces mi abuelo le hacía una visita y le
llevaba dinero para que celebrara misas por el descanso de las almas de sus padres y él respondía: “Hermano,
dele el dinero al superior” y no lo tocaba”1259. “Mi abuelo Juan pensaba siempre en su hermano, el p. Chárbel. Una
vez, nos sentamos para comer carne. Al mirar la comida, lloró, diciendo: “¿Cómo puedo comer carne, cuando el
monje1260 no la prueba? Y dicho eso, se resistía a tomar un solo bocado. En su vejez, a menudo lloraba, diciendo:
“Yo ya no puedo volver más donde mi hermano”. “Y continuó diciendo que su abuelo, Juan, estaba a punto de morir
y que su familia se reunió a su alrededor; los miró y dijo: “Estoy enfermo y me voy a morir viéndolos a todos a mi
lado. Eso me consuela. Pero cuando muera el monje ¿quién va a estar a su cabecera?” Le respondimos: “El que es
adorado, no abandonará al que lo adora”1261. “Y entregó su alma el día de la conversión de San Pablo, once meses
antes de la muerte del p. Chárbel”1262, y fue enterrado al lado de la iglesia de San Sebastián, en Bqaakafra”1263.

B: Su última misa
- 75 -
1-Una enfermedad súbita
“Un domingo fui con un grupo de personas para participar de la Misa, en el eremitorio de San Pedro y San Pablo,
del convento de San Marón, en Annaya. El padre Chárbel comenzó la misa. Pero, una vez terminadas las palabras
de la consagración, lo atacó una enfermedad súbita. El padre Macario, su compañero, se apresuró, le quitó los
ornamentos y le ayudó a arrodillarse en la capilla1164. “Por fin, continuó la misa. Pero apenas elevó los santos
sacramentos, se quedó rígido. Su compañero notó que el padre Chárbel prolongaba el tiempo más de lo habitual.
Entonces fue hacia él y lo encontró con muchos dolores. Le quitó suavemente la hostia de la mano, la puso sobre la
patena y ayudado por el hermano Pedro, ayudante del eremitorio, lo hizo sentar en una silla, cerca del altar.
Después de una media hora le pasó la crisis y terminó el sacrificio de la misa”1265, “a pesar de su enfermedad”1266.

2-No se vayan
Al domingo siguiente, volví con algunas señoras a la misa del eremitorio. Cuando entramos en la capilla,
encontramos al padre Chárbel prosternado, orando. A nuestro pedido, un hombre nos dijo la hora de la misa. No
podíamos esperar mucho rato, pues hacía un frío cortante. Nos dijo que no nos fuéramos. Era el padre Chárbel
quien pronto celebraría la misa. Poco después, el ermitaño se revistió y comenzó la misa. Antes de las palabras de
la consagración, le volvieron los mismos síntomas. Le quitaron los ornamentos y esperó en la capilla. Nosotras nos
dispusimos para volver a casa, pero el padre Macario nos atajó, diciendo: “No se vayan, pues el padre Chárbel
descansa de un ataque al corazón, pero ya volverá a la misa”. Después, el ermitaño continuó su misa”1267.

3-¡Qué lindo ese niño!


“Después de las palabras de la consagración”1268, “Raquel, hija de José Sebastián, vio un precioso niño en lugar de
la hostia elevada entre las manos del ermitaño. Gritó a su tía: “¡Mira tía, qué niño tan bello!”. Su tía la hizo callar,
poniéndole la mano en la boca, para no hacer bulla y molestar al ermitaño”1270.

4-Oh Padre de la verdad


Llegó a elevar el cáliz y la hostia, mientras recitaba la oración que comienza: “Abo dqudcho”, es decir, “Padre de la
verdad”, cuando lo sacudió una crisis. Se quedó inmóvil unos minutos, el cáliz y la hostia elevados”1271.”Sorprendido
el p. Macario, notó que el p. Chárbel se ponía amarillo, los pies se inmovilizaron en la misma posición. Se puso la
estola, se acercó temblando y le dijo: “Suelte el cáliz”. Pero las manos del p. Chárbel se crisparon fuertemente,
petrificado como una roca. El p. Macario le repitió una segunda vez: “Suelte el cáliz, p. Chárbel; deme el cuerpo; no
tenga miedo; suéltelo”. Y le arrancó el cáliz y la hostia. Cuando el p. Chárbel abrió con gran esfuerzo sus manos, lo
hicieron sentar. El p. Macario enrojeció y temblaba de pavor”1272. “Después de un descanso, continuó la Misa”1273.

5-El ermitaño parte el niño en dos


“Mientras el p. Chárbel partía el pan, Raquel lloró. Su tía le preguntó por qué lloraba. Ella le respondió: “¿No ve
que el ermitaño está partiendo al niño en dos?”1274. De nuevo la hizo callar, mientras el p. Chárbel continuaba la
misa”1275. “Después, él sintió escalofrío y malestar de corazón. Llamó a sus compañeros, el hermano Pedro Jawad
de Mechmeche y el p. Macario quien le quitó los ornamentos y lo hizo sentar”1276. “Después de un largo reposo, mi
cuñada”1277 “se acercó y preguntó al p. Macario: ¿Puede todavía continuar la misa?” “Le respondió: “creo que no”.
Entonces se fue”1278.

6-Bebió la preciosa sangre


Después de reposar por tercera vez, continuó la misa. “Queriendo consumir la preciosa sangre, se lo impidió el
retorno de la crisis. Con toda su fuerza mantuvo el cáliz, lo acercó a los labios y lo apretó con los dientes. Así se
quedó rígido. Cuando el p. Macario le quittó el cáliz, el p. Chárbel ya había consumido feliz, la Sangre de Cristo”1279.

- 76 -
7-Quiero celebrar
“Le quitaron los ornamentos, lo llevaron al interior del eremitorio, inconsciente. Con todo, repetía: “Padre de la
verdad. Jesús, María y José”1280. “Su compañero lo acostó sobre un tejido de piel de cabra, en la cocina”1281, “para
calentarlo, pues el frío era glacial y la nieve se acumulaba ya a una altura de más de un metro. Cuando lo cubrieron,
tiró lejos la cobija”1282. “Y cuando volvió en sí, decía: “Quiero celebrar la misa. Prepárenme el altar”. “También
decía, en siríaco-aramaico: Alabado sea el Señor del cielo, alabado en lo más alto de los cielos” 1283 y “Señor,
ten piedad de mí”1284. No cesaba de repetir esas frases durante los seis últimos días de su vida”1285.

C: Sus últimos días

1-Un bocado de pan mojado


“Fui nombrado para estar al servicio del padre Chárbel durante su última enfermedad hasta su muerte. Después de
insistirle mucho, apenas si comía un pedazo de pan mojado en agua y un poco de sopa de legumbres, negándose
sistemáticamente a tomar leche, yogur y carne, durante el tiempo de su enfermedad. No se quitó ni la capucha, ni el
hábito, ni el cilicio ni el cinturón de púas. Tendido sobre una tela de piel de cabra, mantuvo la misma posición sin
quejarse ni agitarse. Únicamente se le oía la expresión: “¡Oh, oh, oh Dios!”. Balbucía palabras que yo no le
entendía1286. “Cuando adivinaba que tenía alguna necesidad fisiológica, le ofrecía el recipiente. Y cuando trataba de
levantarse el hábito, se turbaba, levantaba la voz y hacía señas con la mano sana, diciendo: “No, no, no”. Y yo le
respondía: “No tenga cuidado; yo soy su hermano”. Él guardaba silencio y me dejaba hacer”1287.

2-Su mano bendecía


“Con su mano bendecía a toda persona que entraba”1288 a pedir su intercesión, silencioso, sosegado. No se le veía
ni turbación ni queja, soportando la enfermedad con una paciencia admirable”1289, “aunque aguantaba sufrimientos
atroces, paciente y enérgico. Era un abandono total a la voluntad divina. Invocaba a San Pedro y San Pablo”1290,
“patronos del eremitorio, hasta que la enfermedad hubo llegado a su culminación, en que perdió el conocimiento”1291.

3-Simón el cirineo (Lc. 23, 26)


“Cuando me llamaron para visitarlo y darle asistencia médica, ya había perdido el conocimiento. De cuando en
cuando, notaba que dejaba escapar palabas invocando los nombres de Jesús, María y José. En sus últimas horas,
me acompañó el padre Miguel Abi Ramia que yo había llamado para que lo asistiera espiritualmente”1292 “y le diera
su bendición. Nos quedamos a su cabecera la mayor parte de la noche del 24 de diciembre de 1898. Por la mañana,
regresé a casa con Sebastián”1293.

4-Su amor ardiente


“Inflamado de amor”1294, “repetía muchas veces, durante todo el tiempo que pasé a su lado: “Oh Padre de la
verdad; los nombres de Jesús, María y San Pedro y toda la letanía de Santiago o gran parte de ella”. “Yo
rezaba la oración de los agonizantes muchas veces, y le daba la absolución cada vez que creía que estaba para
entregar su alma al Creador”1295.

5-Vino mezclado con mirra (Mc. 12, 23)


“Si se prolonga la enfermedad de un ermitaño, puede regresar al convento o bien, abstenerse de comer carne y
afrontar la muerte como un verdadero anacoreta”1296. “Su enfermedad empeoró. Llamaron al doctor Nayib Al-Juri
quien pidió que le dieran una sopa con carne para fortalecer su debilidad física. Cuando él sintió el olor, refunfuñó y
discutió, negándose a comer. Pero cuando le hicieron saber que era una orden del superior, Padre Antonio de
Mechmeche, obedeció y comió un poco”1297.

- 77 -
6-Le leían libros de espiritualidad
“Después pidió que viniera rápido su compañero, el padre Macario, a quien le pidió que le administrara los últimos
scramentos”1298. “Recibió estos sacramentos con intensa devoción y recogimiento, administrados por su compañero
y el sacerdote Miguel Abi Ramia, quienes se turnaban en el cuidado y en leerle libros de espiritualidad”1299,
costumbre que se seguía cuando enfermaba un ermitaño, y dirigiéndole palabras de consuelo para aliviar su
angustia, y que fueran benéficas para sanación de los sufrimientos del alma e incremento del amor divino”1300.

7-La última bendición


“Cuando estaba en agonía, subí al eremitorio, donde lo vi acostado sobre un jergón, rodeado de monjes y laicos.
Oíamos que repetía: “Jesús, María”, pero hablaba con dificultad. Pronunciaba esos nombres entrecortados. Me
senté a su lado”1301. “El hermano Pedro Jawad de Mechmeche le pidió que lo bendijera. Él levantó la mano para
bendecirlo. Se volvió hacia él, dejó levantada su mano y se detuvo en hacer el signo de la cruz. El hermano repitió
su demanda sin efecto, durante unos tres minutos”1302. “Continuó mirándolo y poniendo su mano sobre su cabeza.
Todos estábamos extrañados de eso, sin que nadie encontrara explicación”1303. “Me imaginé que sería porque la
capucha del hermano Pedro estaba ligeramente levantada, mostrando la extremidad de su cabellos rubios. Le
murmuré al oído para que baje la capucha, de modo que escondiera la cabeza, como es debido”1304. “Al momento,
me la bajé hasta los ojos. Él sonrió un poco y me bendijo. Todos quedamos estupefactos. Efectivamente, él no
concebía que un monje se levantara la capucha, aunque sea un poco”1305. “Estando a su lado, él puso su mano en
estado inconsciente, sobre la mía. Cuando volvió en sí, la retiró estremecido, como si lo mordiera una serpiente”1306.

8-Se desmayó a fuerza de llorar


“El p. Chárbel se moría. En voz alta le pedí al p. Macario que levantara la mano y le diera la absolución. No pudo a
causa del llanto. Salió llorando”1307, “no queriendo acercarse y desmayándose a fuerza de llorar”1308. “Incapaz de
ejercer su ministerio sacerdotal, lo reemplacé como un deber hacia el agonizante. Me alegro de esta oportunidad
excepcional de poder ser útil en la agonía de un santo”1309. “Miserable como soy, le di la última absolución”1310.

9-En tus manos encomiendo mi espíritu


“En la última hora de su agonía, estando presente el sacerdote Miguel Abi Ramia; el auxiliar del superior, p. Marón
de Mechmeche1311y Sebastián Antonio Moisés, el auxiliar le preguntó si quería que llamaran al médico de Biblos. Él
respondió que no, haciendo el signo con la cabeza. Después abrió y cerró la boca e inclinó la cabeza, entregando su
alma al Creador, tranquilamente y en paz”1312, “diciendo: “Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu” 1313.
“Murió venerable y lleno de virtudes, habiendo llevado una vida de bondad”1314, después de seis días de agonía”1315.

10-Una hemiplejía
“A mi saber y entender, su muerte se debió a una hemiplejía. Su muerte coincidió con la del patriarca Juan de Al-
Hajj”1316, el 24 de diciembre”1317, la víspera de Navidad, a la edad de 65 años, más o menos”1318. Después de su
muerte yo recé las letanías de la Virgen María con el sacerdote Miguel, el p. Macario y el hermano Pedro, su auxiliar
en el eremitorio, después de enviar un mensajero al convento para llevar la noticia de su fallecimiento. Yo volví a mi
casa, acompañado del padre Miguel”1319.

11-Parecer del doctor Antonio Issa


“San Chárbel había sufrido un dolor agudo de estómago, producido por un cólico renal que le provocaba vómito.

“El santo trabajaba mucho en el campo, sin tomar agua en todo el día, lo que causó insuficiencias urinarias,
provocando el cólico renal. Y por falta de tratamiento médico, lo llevó algunas veces, a una alta tensión arterial,
seguida de dolor de cabeza, cuyo resultado provoca a menudo, hemorragia cerebral. 30 de septiembre de 2004”1320.

- 78 -
D: Hacia la tumba

1-Se repartieron su ropa (Jn. 19, 24)


“Queriendo cambiarle el hábito, el padre Miguel1321 de Mechmeche puso objeciones: “Hermano, vuélvaselo a poner
hasta que llegue el superior, no sea que digan que los que le cambiaron el hábito se llevaran lo que tenía”. Le
respondí que si era un ermitaño ¿qué podría poseer? Y al quitarle el hábito, se le veía debajo el cilicio, una especie
de saco, confeccionado con piel de cabra, que cubría sus manos y el pecho y descendía hasta el muslo, y desde el
codo hasta la muñeca. Le había añadido un pedazo de sotana vieja para ocultarlo a las miradas de los demás”1322.
“El cilicio estaba pegado a su piel que transpiraba mucho”1323. “Según pude ver, jamás se lo quitó en su vida”1324.
“Más tarde lo cogió el padre Macario, y después se lo dejó al hermano Pedro Jawad de Mechmeche”1325.
“Comprobamos que su capucha, que nunca se quitó durante su enfermedad, estaba amarrada al cuello con un hilo
de pelo de cabra, pues su complemento, la tela blanca que desciende por la espalda para que quede bien fija a la
cabeza, no existía ya, por el mucho tiempo de uso y a causa del sudor. La reemplazó por otra tela doble, sacada de
un hábito viejo, que aparecía abultada y pesada. Pensamos que contenía el dinero del ermitaño. La descosimos y lo
que encontramos fue cascajo para sostener con su peso la capucha en la cabeza, lo que le causaría dolor en las
espaldas, cuando dormía o hacía movimientos. Estábamos conmovidos. Su cuerpo estaba endeble”1326. “Tenía una
cicatriz causada por el cinturón con púas de hierro con que se ceñía”1327, de un espesor de tres dedos”1328. “El
hermano Pedro Jawad de Mechmeche le quitó del cuello una cadena que llevaba una cruz y un medallón”1329.

2-La última noche


“Le cerraron los ojos y la boca; las manos se las cruzaron en el pecho, llevando la cruz que le acompañó en su
vida y en sus luchas. Repetían: “Ha muerto el santo; feliz él. Que Dios nos conceda una muerte como la suya. Que
por su intercesión, Dios tenga misericordia de nosotros”1330. Su cuerpo se trasladó a la capilla del eremitorio, tendido
sobre un jergón de pelo de cabra en el suelo, delante del altar, la cabeza hacia occidente, frente al público”1331.

“Así pasó el padre Chárbel la noche de Navidad de 1898, en la capilla, según su habitual devoción. Sólo que esta
noche dormía el sueño de la muerte, y su alma despierta a la vigilia de la eternidad. Velaron su cuerpo su
compañero, el padre Macario, el hermano Pedro Jawad de Mechmeche, el hermano Francisco de Qartaba y un
grupo de monjes del convento de San Marón que se apresuraron a ir al eremitorio para besar su mano, pasando una
parte de la noche arrodillados junto a él, orando”1332. “Yo también acompañé a los monjes del convento”1333.

“Los que velaban decían: “Henos aquí, incómodos por una sola noche con este frío terrible que hace. ¿Cómo
pudo él resistir 23 años en este eremitorio? Feliz él que, delante de Dios, recibirá la recompensa por su admirable
martirio continuado”1334.

3-Navidad de 1898
“La nieve se había acumulado un metro de altura, y en algunos lugares hasta metro y medio, cerrando todos los
caminos. Los monjes, perplejos, decían: “¿Es que podremos llevar mañana el cuerpo a la tumba del convento con
este clima hostil y con nieve tan densa? ¿Podremos llevar la noticia de su fallecimiento a los pueblos de alrededor?”.

“Y como los ángeles de Dios que anunciaron aquella noche el nacimiento del Salvador a los pastores de Belén,
ellos mismos anunciaron por los pueblos vecinos de Annaya el nacimiento para el cielo del p. Chárbel”1335. “Los
monjes del convento de San Marón, los colonos asociados, los habitantes de los pueblos vecinos, todos madrugaron
a pesar de la nieve que seguía cayendo. Creyeron que no podrían llegar al eremitorio para transportar el cuerpo del
p. Chárbel al convento de San Marón y que por tanto, los que estaban en el eremitorio se verían obligados a
enterrarlo en el patio, junto a la capilla. Algunos colonos asociados se envolvieron con sus vestidos de invierno,
cubrieron sus cabezas con turbantes, no dejando ver más que los ojos y se calzaron las botas que les llegaban
hasta las rodillas. Con las palas en la mano comenzaron a desmontar la nieve del camino, con un raro coraje, para
llegar al eremitorio y transportar a su santo al convento. A las ocho de la mañana, un grupo de jóvenes se arremolinó
en el eremitorio. Buscaron unas angarillas provistas de un paño de piel de cabra”1336. “En eso sería transportado el
cuerpo del p. Chárbel”1337. “El p. Macario llegó llorando con los hermanos y monjes, llevando el cuerpo que
depositaron sobre las angarillas. Los jóvenes lo levantaron sobre sus hombros”1338. “Yo también ayudé a portarlo con
los demás. Mi tío Chehade ayudó también a llevar las angarillas”1339. “Yo estaba entre ellos llevando el cuerpo hasta
el convento”1340. “Todo el mundo estaba listo para descender desde el eremitorio hasta el convento de San Marón,
por un sendero escabroso que los jóvenes habían despejado de la nieve que aún continuaba cayendo, con gran

- 79 -
riesgo de volver a cubrir el camino. Todos temían una eventual caída de las angarillas; de tal manera era difícil
transitar por el sendero, con peligro de despeñarse a causa de la nieve. El p. Macario dijo: “Confiemos en Dios y no
tengamos miedo. El p. Chárbel nos facilitará el camino”1341.

4-Traspaso el cuerpo al convento


“Cuando lo sacamos fuera del eremitorio se disiparon las nieblas y el sol apareció delante de nosotros, mientras
que detrás seguía nevando”1242. “El cortejo avanzaba sin fatiga ni dificultad, como si se caminara por un sendero
tapizado. Todos decían: “Es uno de los milagros del p. Chárbel”1343. “Su rostro tenía un aspecto natural. Llegados al
convento, lo entramos en la iglesia”1344 “y lo depositamos en un ataúd”1345, según la costumbre de los monjes. El
superior estaba ausente”1346.

5-Las exequias
“A las nueve de la mañana”1347 tuvieron lugar las exequias en el convento”1348, “estando presente sólo los monjes
y los colonos asociados, a causa de la mucha nieve por los caminos”1349. “Además estuvieron los chiítas de Hyula y
sus alrededores. Todos estaban tristes. Habían venido para venerarlo y obtener su bendición”1350. “Se arrodillaban
delante de él, le besaban la mano, le arrancaban algo del hábito y pelos de la barba, como una bendición para sus
casas. Las exequias fueron sencillas pero emotivas. La asamblea repetía las palabras de las Santas Escrituras:
“Noble es delante del Señor la muerte de los justos”1351. “En esta ocasión no se pronunció ninguna oración fúnebre,
como si el p. Chárbel hubiera querido morir en silencio, como una realización de humildad, como lo fue su vida”1352.

6-El cementerio
“Está situado al oriente de la iglesia. Su longitud es de seis metros por tres de ancho. Su longitud va de norte a sur
y su anchura de oriente a occidente. Su muro occidental es adyacente al de la iglesia. Su altura es de un metro con
treinta centímetros en el lado sur, cerca del muro de la iglesia y de un metro en el ángulo del muro oriental, cuya
altura es de setenta centímetros. Va disminuyendo hacia el norte. El muro norte es de sesenta centímetros; el techo
está cubierto de tierra. Está dividido en dos secciones separadas por un muro de piedra, de oriente a occidente. Se
entra por dos puertas del muro oriental, cubiertas de tierra. El p. Chárbel fue enterrado en la sección sur”1353.

7-El entierro
“Algunos monjes eran partidarios de que se enterrase en un lugar especialmente preparado para él, ya que el
cementerio común de los monjes estaba anegado por el agua de la lluvia. Para éstos, él era digno de estar en una
tumba privada porque era santo”1354. “Insistían en ponerlo en un sarcófago para conservar sus huesos como
reliquias”1355. “Pero otros monjes, entre ellos el asistente del superior, opinaban que debía enterrarse en el
cementerio común de los monjes”1356, “ya que el parecer de los primeros iba contra la ley de la Regla”1357. “El
asistente del superior justificó su parecer, diciendo: “Si es santo, él conservará su cuerpo”1358.

“Descendimos al cementerio, el espacio de dos gradas y excavamos delante de la puerta, pues la tierra en el
exterior descendía con una inclinación muy pronunciada y faltaba la enorme losa que la bloqueaba”1359. “El cierre
hermético de las esquinas, para entrar en el interior, era puro lodo y se llenaba del agua que caía del techo”1360, “y
penetraba por todas partes”1361, “pues la tierra estaba muy baja con relación a la superficie y acumulaba el agua y el
lodo la mayor parte del año”1362. “Durante el trabajo, había que entrar por turno”1363. “La cornisa en el interior”1364 “se
elevaba de la tierra una vara”1365, “sobre la cual no había ni huesos ni cráneos”1366. “Se habían consumido”1367.
“Parecía el rincón de una tumba”1368. “Para el padre Chárbel pusimos piedras, sobre las cuales”1369 “colocamos dos
planchas de madera cubiertas con un paño de piel de cabra”1370, “vista la gran estima espiritual que todo mundo tenía
de él en su corazón, y también por el riesgo de ser anegado de agua y de lodo”1371. “Enterramos su cuerpo con un
hábito puesto”1,372, “según la costumbre de los monjes”1373, “sin jamás pensar que no sería consumido. Su boca fue
cerrada con una tira amarrada a la cabeza. Algún laico se la llevó, y la boca volvió quedar abierta. Nos dijimos: “La
tierra volverá a ser tierra”1374. “Todos los presentes decían: “Feliz él. Es un santo en el cielo”1375.

8-Se nos olvidó la pala

- 80 -
“Después de cerrar la puerta con una enorme losa, apretándola con tierra y nieve, alguien dijo: “Lástima, se nos
olvidó la pala en la tumba”. “Un laico respondió: “Eso no es nada; el p. Chárbel acostumbraba a recoger al final del
día, las palas, los picos y el arado que sus compañeros dejaban en el campo para que él los llevara al convento”1376.

9-Las oraciones de los difuntos, las misas y los rosarios debidos


“Cuando un monje muere en un convento, que el superior escriba al abad general y a los otros superiores de
conventos para informarlos del fallecimiento sin tardar, para que se digan las oraciones y misas de difuntos, según la
costumbre que manda lo siguiente: En el convento donde está su cuerpo, que se diga por el descanso de su alma la
liturgia de las exequias y la misa solemne. Que cada monje celebre tres misas y los hermanos conversos tres
rosarios. Que se celebre una misa solemne en el aniversario de su muerte. En cuanto a los otros conventos, cada
monje celebrará una misa por el descanso de su alma, y los hermanos conversos un rosario”1377.

“El superior del convento de Hub me mandó celebrar una misa por el descanso del alma del padre Chárbel”1378. “El
superior del convento de Ydaide hizo lo mismo, aplicando la Regla”1379. “En otras partes se mandó diez misas por el
descanso del alma del padre Chárbel de Bqaakafra”1380.

10-Lágrimas amargas
“El p. Macario lloró amargamente. Con su partida perdió un padre clemente, un hermano, un compañero compasivo
y un servidor obediente. Junto a él, gozaba de su intimidad. Lejos de él, todo se había vuelto soledad. Estaba afligido
por la ausencia de ese ángel celestial. Se acuerda de él y lo invade la nostalgia, apoderándose de él la tristeza. Lo
vio en un sueño circundado de felicidad en el cielo”1381. “Este venerable p. Macario, decía: “Yo no soy digno de estar
en este eremitorio donde el santo p. Chárbel ha vivido”1382. “Contó: “Yo vi a mi mamá llorar amargamente. Al
preguntarle la razón, ella respondió: “Mi tío, el p. Chárbel, murió durante el ayuno de Navidad por el frío y la
nieve”1383. “Cuán grande fue mi aflicción cuando recibí el papel donde me avisaban su muerte. He derramado
abundantes lágrimas durante mucho tiempo”1384.

11-Bienventurado, tú, padre Chárbel


“Me acuerdo bien que, cuando le llegó la esquela que le avisaba la muerte del padre Chárbel al padre Nehemtallah
Al-Quaddum Al-Kafri., asistente del superior general de la Orden, reputado por su ciencia y sus virtudes, residente
del convento de Kfifane, dijo, ante el superior del convento y el rector de la escuela, pues yo estaba entre ellos:
“¡Bienaventurado, tú, padre Chárbel. Te has ganado el cielo!”1385.

E: Luz de resurrección

1-Una extraña luz


“En la primera noche de su entierro, comenzamos a ver desde nuestras casas, al otro lado del convento, como a
una distancia de diez minutos de marcha, del lado sur, una luz brillante diferente de la normal, parecida a una luz
eléctrica. Aparecía y desaparecía, guardando el mismo ritmo, todo el tiempo que uno la miraba”1386. “Al principio,
unos decían que eran relámpagos”1387. “Con esa luz, uno veía mucho mejor que de día la cúpula y el muro oriental
de la iglesia, adyacente al cementerio. Fuimos al convento a contarle a los monjes este fenómeno y no nos
creyeron”1388. “Nadie quería darles importancia a los colonos asociados”1389. “Le informaron al superior quien,
manifestando su incredulidad, les dijo: “Cuando vuelva a aparecer la luz, que alguien venga y me lo diga. O bien,
envíenme una señal”. La señal concertada fue un tiro de fusil. A cada rato, el superior, el padre Antonio de
Mechmeche, salía del convento con los monjes pero pocos fueron los que vieron algo”1390. “Entonces, el superior fue
a nuestra casa, frente al convento, por el lado sur y vio perfectamente la luz”1391 “con los colonos asociados, Antonio
Chehade, Elías Abi Salomón y Mgamés de Kfun”1392.

“Cada vez que íbamos a la casa de nuestros amigos, que quedaba frente al cementerio, veíamos la luz
maravillosa. Otro testificó que todos los que pasaban allí parte de la noche, la veían”1393. “Un tercero garantizó,
diciendo: “Yo también la he visto”1394. “Estos decires se multiplicaron, según los testimonios de los colonos asociados
quienes afirmaron que el fenómenos se repitió todas las noches, durante un mes y medio”1395. “La describieron, al

- 81 -
principio, como una luz ordinaria. Después, que se alargaba y se agrandaba, a medida que se elevaba”1396. “Una vez
que la noticia se regó por todos los alrededores, los habitantes de Mechmeche, de Ehmej, de Kfarbaal, del pueblo de
los chiítas, como Heyula, Ras Osta, Mazraat Al-Ain y otros, fueron muchos los que vinieron para ver la luz. La
contemplaron y contaron a los monjes esta visión”1397. “Raya de Mechmeche vio la luz, pues su casa estaba situada
sobre una colina que daba al convento de San Marón, en Annaya”1398.

2-El diario de Annaya


“Durante la enfermedad y muerte del padre Chárbel, el superior estuvo ausente”1399. “Regresó al convento una
semana después. Se arrodilló en el lodo, del lado sur del cementerio, y comenzó a orar. Detrás de él, lo hicieron
también los monjes. Se levantó, y dijo: “Con la muerte del padre Chárbel, hemos perdido el pararrayos que alejaba
las tormentas de la Orden, de la comunidad y del Líbano”. Tomó el diario del convento, y escribió”1400: “El 24 de
diciembre de 1898, el ermitaño, el padre Chárbel de Bqaakafra, falleció de una hemiplejía, administrado los últimos
sacramentos. Fue enterrado en el cementerio del convento, a la edad de 68 años, en el trienio del padre Antonio de
Mechmeche. Lo que ocurra después de su muerte servirá de testimonio de su buena conducta, en especial, la
observancia de los votos, hasta llegar a decir: “su obediencia fue angelical y no humana”1401.

3-Algunos monjes no vieron


“El padre Ignacio de Mechmeche declaró: “Yo no vi nada. Oí decir que los colonos asociados vieron una luz sobre
la tumba, después de su muerte”1402. “El padre Nehemtallah de Mechmeche dijo: “Yo no la vi con mis propios ojos.
Pero supe que los colonos asociados del convento, cuyas casas están frente al monasterio, vieron una luz brillante
encima de la tumba, muchas veces”1403. “El padre Elías de Ehmej, informó: “Oí decir a los colonas asociados y a los
vecinos que muchas veces, vieron una luz encima del cementerio”1404. “El hermano Pedro Jawad de Mechmeche,
contó: “Oí decir a los colonos asociados del convento y a los habitantes de haciendas al frente del convento, que
durante la noche, aparecían llamas brillantes que salían del cementerio. Personalmente, yo nada vi”1405. “El padre
Antonio Alwan de Aito, dijo: “Inmediatamente después del entierro, los colonos asociados del convento comenzaron
a ver una brillante luz encima de la tumba e informaron a los monjes. Este tema sobre la luz se propagó rápido”1406.
“El padre José de Ehmej, anunció: “Oí decir que, muchas veces se vio una luz encima del cementerio. Los
testimonios vienen de los colonos asociados del convento, de los monjes y de los chiítas”1407. “El hermano Pedro de
Maifuq, aclaró: “El padre Chárbel fue sacado de su tumba, sobre la que aparecía una luz, luz que gran número de
colonos asociados y otros han observado”1408.

“Después de un tiempo de ausencia, volví para hacer la visita al convento, y me dirigí a la tumba. Las gentes afluían
allí, pues creían en su santidad, ya desde vida. Al principio, eran visitantes de los pueblos vecinos. La noticia de la
luz que salía de la tumba se difundió. Los vecinos la vieron”1409.

4-El padre Chárbel me deslumbró


“Una noche, al fin de la velada, el superior, p. Antonio de Mechmeche, mandó al hermano Pedro de Mechmeche,
que fuera a traerle agua del manantial, situado arriba del cementerio. Tomó una jarra, una lámpara y salió. Como
tardaba más de veinte minutos, cuando la distancia no da para más de cinco, abrieron la ventana oriental del salón
que da sobre el manantial y lo llamaron. Contestó inmediatamente desde el cementerio, diciendo: “El p. Chárbel se
me apareció en forma de astro. Es eso lo que me ha impedido regresar. Y también la lámpara se me apagó”. Le
llevaron otra lámpara prendida y lo encontraron sentado a la puerta del cementerio, temblando, su hábito lleno de
lodo y la jarra intacta en la mano. Él les contó, en mi presencia que, cuando descendía al manantial, vio una luz en
forma de astro multicolor que lo deslumbró y cayó por tierra”1410.

5-El padre Chárbel es un asno


“Antonio Chehade de Ehmej, colono asociado y vaquero del convento, me contó que él sufría de un dolor de
garganta, dolor en la cadera y en los hombros”1411. “En vano yo y otros médicos, lo hemos sometido a tratamientos
durante siete años”. “Un día, los visitantes venidos de Qartaba para visitar la tumba del padre Chárbel, a fin de pedir
su sanación, se le acercaron. Él se burlaba de ellos. El hermano Elías Al-Mahrini y los agricultores que estaban con
él1412, se le enfrentaron, diciéndole: “No diga tonterías”. Y él continuó: “Gente idiota. ¿Cuándo el padre Chárbel se
volvió santo?” “Cuando los visitantes que venían a pedir su intercesión fueron ya muchos, algunos le decían: “Ruega

- 82 -
al santo padre Chárbel para que te cure”. Y él respondía: “¿Pedirle yo la sanación a ese idiota? ¡Yo no creo en su
santidad. Mejor se la pido a nuestra asna y no a él”. Su esposa lo recriminaba, diciéndole “renegado”1414.

“Después de regresar del campo, me puse a darles de comer a las vacas. Me pareció ver un fantasma delante de
mí. Me acerqué y vi al ermitaño con una estola al cuello”1415, la mirada desdeñable y con una muleta en la mano”1416,
y me dijo: “¿Qué es lo que tú has dicho de mí hoy, en el campo?”, tomándome por el cuello. Todo turbado, respondí:
“Yo no he dicho nada; sólo bromeaba. Pero, le ruego que me cure”1417. “Me abracé a él, diciéndole: “Padre, se lo
suplico”1418. “Él me golpeó en el pecho”1419 “con la muleta”1420, y en el sitio donde yo sentía dolor en la cadera, en el
pecho y en los hombros, diciéndome cada vez: “El padre Chárbel es un asno”. Después desapareció por el
campo. Y yo me alivié”1421. “Ahora no siento más nada”1422.

6-Mahmud Hamadeh o Abu Sabta


“El ocho de febrero, víspera de la fiesta de San Marón, patrono del convento, vino el prefecto de la región de Al-
Munaitra, Tursaya, el jeque Mahmud Hamadeh, chiíta, o Abu Sabta de Almat, escoltado por algunos policías, en
persecución de unos bandidos”1423 de Heyula. Entre los de la escolta había uno que era cristiano, secretario de la
dirección, llamado Abdallah Muwad”1424. “Creyendo que los forajidos se escondian en los bosques que rodeaban el
convento, amarraron sus caballos en mi casa, y se dirigieron hacia el convento, en medio de la noche”1425. “Llegados
a Al-Chuaab1426, en una noche lluviosa y lúgubre, no pudieron continuar su camino. Entonces se regresaron hacia el
convento. Antes de llegar, vieron de lejos”1427 una luz que aparecía, al principio muy débil y después brillante como
un astro, cerca de la puerta del convento al oriente de la iglesia”1428, “como si el muro oriental del convento se
estuviera quemando”1429. “Después resplandecía, subiendo en forma circular para al fin desaparecer”1430.

“Creyeron que los bandidos estaban escondidos allí”1431 “y se comunicaban por signos. El prefecto esperaba
detenerlos en el convento. Cuando llegó, despareció la luz. Ya los policías habían tomado posiciones alrededor del
convento”1432. “Se dirigieron hacia donde vieron la luz y no encontraron a nadie. Llamaron a la puerta”1433. “Yo
respondí: “La puerta está cerrada; ya es tarde y de noche; los monjes están dormidos; éste no es momento para
darles hospedaje”. Ellos replicaron: “Ábranos. Cuando nos haya visto, no discutirá más”1434. “Después, Sebastián
Moisés Al-Uwaini explicó que cuando les abrió, lo interrogaron y buscaron sin encontrar a nadie, fuera de los que
vivían en el convento”1435. “Otro añadió: “Hemos escuchado tocar la puerta del convento, tarde y de noche. Al abrir,
vimos a Abu Sabta, el chiíta, prefecto de la región, el jeque Mahmud Hamadeh, acompañado de cinco policías. Los
colonos asociados y yo, escuchamos el diálogo que se desarrolló en el cuarto del asistente del superior. El prefecto
le dijo: “¿Por qué no nos abrió inmediatamente la puerta?”. “Él respondió: “Porque nosotros dormíamos”. El jeque
replicó: “¿Cómo que ustedes dormían, si mis policías y yo vimos la luz del costado oriental cerca de la puerta, que
aparecía y desaparecía? Eso prueba que alguno en el convento estaba despierto”. Él respondió: “Donde ustedes
vieron la luz, es el cementerio donde está enterrado el p. Chárbel. Los colonos asociados y otros, la ven algunas
noches encima de su tumba”1436. “El jeque Mahmud dijo: “Cuando se presente la primera oportunidad, informaré a Su
Beatitud, el patriarca y yo publicaré esta noticia en los periódicos, pues he sabido de la muerte de obispos y
patriarcas, he visitado muchas tumbas, pero jamás ví cosa igual que me deslumbrara los ojos”1437. “Después, el
jeque redactó la nota verbal de esto que había visto y la mandó a Su Beatitud, el patriarca Elías Al-Howayek.
Aseguró que la luz no venía de una lámpara o de fuego encendido, sino que salía de la tumba del p. Chárbel”1438.

F: Tu justo no verá la corrupción (Act. 2, 27)

1-La aventura en la fiesta de San Marón, en 1898


“Al día siguiente del paso de Mahmud Hamadeh por el convento, descendí a la tumba acompañado del hermano
Elías Al-Mahrini, Sebastián Al-Uwaini y el mulero del convento, en ausencia del superior que estaba en Biblos.
Abrimos la tumba”1439 “que estaba llena de agua hasta el nivel de la plancha”1440, “sobre dos piedras”1441 “donde
reposaba el cuerpo”1442 “del p. Chárbel”1443. “La tierra era un lodosal”1444. “El cuerpo estaba cubierto de un hábito raído
y lleno de gusanos, desde el cuello a los pies”1445. “Di gracias a Dios que conservó el cuerpo de su servidor, el p.
Chárbel, a pesar de los gusanos que lo cubrían”1446. “Parecía un monje acostado de espaldas, sus manos cruzadas
al pecho y su cuerpo en buen estado”1447. Pero el goteo continuo caía sobre su cara”1448, “proveniente del techo de la
tumba”1449, “de la alcantarilla de la iglesia”1450 “y del techo del convento”1451, “lo que afectó su barba, deteriorando una
parte, dañando su nariz y sus labios abiertos”1452 y blanqueando ligeramente su ojo derecho”1453, “hundido en
comparación con el otro ojo”1454. “Según el padre Damián de Mechmeche, fue eso lo que deterioró el ojo derecho”1455.
“Sebastián Al-Uwaini tomó un pedazo de madera con la que quitó de la sotana los gusanos. Después, uno lo tomó
de las manos, otro de los pies, y lo sacudieron para verificar si la contextura del cuerpo era firme. Lo volvieron a

- 83 -
poner como estaba y cerraron la puerta con las piedras. El asistente mandó decir al superior lo que ellos hicieron y lo
que hizo el chiíta que avisó de la luz que vio la noche en el convento con sus hombres”1456. “Según el padre Elías de
Ehmej, fue digno de aplauso que nosotros hubiéramos abierto la tumba esa noche”1457.

2-Tentativas de robo
“Cuando se desparramaron los rumores de la aparición de la luz, comenzaron a llegar de los pueblos vecinos
visitantes con sus enfermos. Algunos trataron de abrir a la fuerza, la puerta de la tumba. Al fin tuvieron éxito. Halaron
el cuerpo, le quitaron pelos de la barba, le arrancaron uñas de la mano, cortaron pedazos de hábito, cogieron tierra
de la tumba, como una reliquia. Entonces los monjes pidieron autorización al superior para abrir la tumba,
autorización que les fue concedida”1458.

3-En presencia del superior


“Entonces los monjes abrieron la tumba y encontraron el cuerpo incorrupto. Yo mismo con los colonos asociados,
comenzamos a excavar para poder abrirla. Vimos con nuestros propios ojos, intacto al p. Chárbel, conservado el
hábito, lo mismo que todo su cuerpo, a pesar del moho que lo cubría a causa del agua, del goteo y la humedad.
Monjes y colonos asociados estaban maravillados”1459.

“El superior nos dijo: “Tomen el cuerpo por los dedos de los pies; si se desprenden del cuerpo, déjenlo en su
puesto. Yo entré con otros: el hermano Gabriel de Mechmeche1460, Sebastián Antonio Moisés, el hermano Pedro de
Maifuq1461, el hermano Gabriel de Maifuq1462 y muchos otros que no recuerdo”1463. “Para entrar, tuve que agacharme
porque la puerta era baja. Mis pies se enterraron en el lodo como unos cinco centímetros. Sobre la cornisa no había
ni lodo ni agua. Encontré el cuerpo del p. Chárbel tal como lo habíamos depositado el día de su entierro. Su hábito
estaba seco. Examiné su cuerpo, cubierto de moho de un color azulado. Las plantas de los pies estaban callosas a
causa del trabajo y la falta de cuidado. Se desprendieron los callos, y en su lugar apareció una piel muy suave y
flexible. El hermano Elías Al-Mahrini, que pidió permiso para entra después de mí, recogió los dos callos. El cuerpo
del p. Chárbel y sus músculos guardaban flexibilidad, igual que cuando estaba vivo. Me acuerdo bien de la mano
que yo levanté para mostrársela al superior. Sus dedos pulgar e índice no tenían moho, contrario del resto del
cuerpo. Entonces el superior nos mandó salir y cerrar la tumba”1464.

4-Me extrañé
“La pala que habíamos olvidado en el cementerio cuando su entierro, la encontramos, pero con el mango podrido.
El cuerpo y los vestidos del padre Chárbel los encontramos intactos. Me acuerdo bien que su pantalón estaba seco,
con manchas de sangre”1465. “Todos los que estaban conmigo nos extrañamos cómo el cuerpo y la ropa quedaron
intactos en el lodo, mientras el mango de la pala se pudrió”1466 por el agua y la humedad”1467.

5-La curación de Al-Uwaini


“A causa de un rayo que cayó en mi casa, hace dos años, comencé a sentir dolor de espalda. En vano me sometí a
tratamientos. Mi espalda seguía siempre mal. Si tuviera que caminar dos horas, debía descansar dos días. Cuando
oí que Su Beatitud había dado autorización para abrir la tumba del p. Chárbel, me apresuré esperando mi sanación,
consciente como estaba de su santidad. Pasé mi mano por su espalda y por su pecho. Luego me froté la espalda
con la mano, diciendo: “Ésta es tu hora”, queriéndole decir: “ahora es el momento en que puedes obrar. Moriste
entre mis manos y nada te pedí. Ahora, sáname”. Después, los monjes debían ir a Ehmej para participar en las
exequias de David Josaad. Yo los acompañé a pie, como dos horas para ir y volver. De regreso a casa, mi mujer me
dijo: “Te veo muy bien. No te has cansado como de costumbre. ¿Es que te curó el p. Chárbel?” Entonces fue cuando
me vine a dar cuenta del hecho. Tanteaba el lugar donde me dolía antes: en la joroba que tenía en las espaldas, me
levantaba, me sentaba, me movía a derecha y a izquierda. En fin, me sentí ya sin ningún dolor, como antes”1468.

6-Aplanamiento de la terraza
“Insistieron al superior para que permitiera sacar el cuerpo del padre Chárbel y enterrarlo en una piececita en el
muro de la iglesia, un lugar seco, para protegerlo de la humedad y del deterioro. El permiso les fue negado. Le

- 84 -
plantearon el problema a Su Beatitud, informándole sobre la luz y el acopio de visitantes a su tumba y solicitándole
su parecer. Su Beatitud ordenó dejar el cuerpo allí donde fue enterrado. Que sacaran el agua, que elevaran de la
tierra el cuerpo y que tomaran todas las precauciones para impedir la penetración del agua en el interior de la tumba.
Cuando se pusieron en práctica sus directrices, yo estaba ausente. Se abrió la tumba, achicaron el agua, alzaron el
cuerpo sobre dos planchas que descansaban en trípodes de madera y echaron tierra sobre la terraza, la cual
aplanaron con un rodillo de piedra para impedir el goteo del agua. Por primera vez vi su cuerpo intacto, menos
debajo de las axilas. La piel estaba muy picada, no sé si por las ratas o a causa de la humedad”1469.

7-¿Qué hago?
“El superior del convento de Annaya le escribió al patriarca para decirle: “El 24 de diciembre del año pasado,
vuestro hijo, el padre Chárbel de Bqaakafra, ermitaño del eremitorio de nuestro convento de Annaya, ha muerto.
Después, una luz no cesa de aparecer sobre su tumba todas las noches. Son muchos los que la ven brillar, como un
faro. Se ilumina de este lado; en cambio, el otro, queda oscuro. Aunque proviniere de un fenómeno natural, no hay
ninguna duda de una intervención divina, dada la bondad que animó la vida del fallecido, y los milagros que realizó
en vida. En realidad, la verificación hecha hace cuatro días, de que el cuerpo está incorrupto, mientras los otros
están descompuestos y como el lugar es húmedo, propongo poner su cuerpo en un ataúd revestido de asfalto, si
Vuestra Beatitud lo permite, y de ponerlo en el muro de la iglesia donde no hay humedad. Eso sería más
conveniente para su conservación. De todas maneras, la decisión es de Vuestra Beatitud”1470.

G: Fuera del cementerio

1-Traspaso del cuerpo


“Después de cierto tiempo de haber pedido permiso de abrir la tumba por segunda vez”1471, llegó la orden dada por
Su Beatitud de sacar el cuerpo del cementerio1472 y de colocarlo en un lugar aislado para que nadie viniera a verlo.
Se abrió el cementerio y se retiró el cuerpo en presencia del Padre Marón de Mechmeche, asistente del superior;
del padre Antonio de Mechmeche; del padre José de Mechmeche1473; del padre Macario, su compañero del
eremitorio; del hermano Pedro de Mechmeche; del hermano Elías de Mechmeche1474 y del padre José de Ehmej. El
cuerpo se depositó en la nueva iglesia, mientras se encontraba un lugar aislado, fuera de la vista de los visitantes.
Pedimos cambiarle los vestidos que eran los mismos del fallecimiento y de limpiar su cuerpo de moho, pero el
asistente del superior, el padre Marón, se opuso, mandando que dejaran el cuerpo en la iglesia hasta la mañana”1475.

2-Una luz alrededor del cuerpo


“A media noche, según su costumbre, el hermano Elías Al-Mahrini, fue a hacer su visita al Santísimo Sacramento.
Después de rezar el rosario y demás oraciones, vino corriendo a mi cuarto, me despertó, y me dijo temblando: “He
visto algo muy extraño, como jamás lo he visto en mi vida. Ven a ver”. Se trataba de una luz que salía del
tabernáculo y rodeaba el cuerpo del padre Chárbel. Se posaba abombada y volvía al tabernáculo”. “Corrí con él a la
iglesia pero yo no vi nada. Lo regañé, pero él aseguraba e indicaba con el dedo, como si estuviera viendo algo con
sus ojos. Yo no veía absolutamente nada. Me parecía que él estaba viendo visiones”1476.

3-Agua debajo del cuerpo


“El padre Marón, muy de madrugada, fue a la iglesia para celebrar su misa, pero el mal olor que despedía el moho,
le disgustó. A mi llegada al convento, todo el mundo me dijo: “Hoy, el padre Chárbel desterró al padre Marón, el
asistente del superior, y no le dejó celebrar la misa en la iglesia”. Entramos y vimos un agua estancada debajo de su
cuerpo, con un olor a moho que se expandía muy fuerte. Pusimos su cuerpo en la clausura del convento, sobre un
paño de pelo de cabra, y sacamos el moho con un trapo que yo me llevé a casa. Al principio, se sentía el olor a
moho; después comenzó a despedir un buen olor. Lo guardé como un tesoro precioso. Muchos me pidieron un
pedazo como reliquia y yo les daba. Un mes después con mucho pesar mío, me lo robaron de la casa”1477.

4-Estado del cuerpo

- 85 -
“Encontramos que su cuerpo estaba intacto en todos sus miembros, de pies a cabeza, flexible”1478, “fresco, blando
y suave”1479, “como si aún estuviera allí su alma”1480. “Sus cejas, su cabello”1481, su barba y el pelo del pecho1482 “se
conservaban, aunque un tanto grises. Las manos todavía tenían huellas de moho, de una blancura intensa, como
algodón. La cara también”1483. “Pero el estómago, de un color negruzco y ahuecado. Tenía una cicatriz en el lugar
donde se ponía el cinturón metálico con púas”1484. “No tenía herida; sólo una cicatriz”1485.

“Después de haber sacado el moho del cuerpo”1486, el rostro y las manos parecían pertenecer a un ser viviente que
dormía”1487, “sin huellas de corrupción, fuera de un mal olor”1488 que despedía. Le quitamos la ropa sin tener que
rasgarla, pues sus miembros estaban flexibles como los de un ser viviente”1489. “Cuando le quitamos el lodo del
cuerpo, vimos que tomaba, al fin, el color natural de la piel, dejando ver las dos rodillas con piel tierna”1490. “Le
pusimos de nuevo sus vestidos”1491. “Después nos dio por exponerlo desnudo al sol, sobre la terraza, todo el día,
para secarle la humedad”1492. “Fuera del cuerpo del p. Chárbel, nunca había visto un cadáver intacto. Todos
atribuimos su incorrupción a causa de su santidad”1493.

5-Brota sangre y agua


“El cuerpo del p. Chárbel fue expuesto al sol para que se seque, antes de ponerlo en el desván. Sebastián Antonio
Moisés, habiéndolo visto desnudo, le pinchó la cadera con una pluma y al momento, salió sangre roja y limpia.
Entonces cogió un frasco y lo llenó”1494 y lo conservó para él. Cada vez que encontraba algún objeto del que se
hubiere servido el p. Chárbel, se lo llevaba”1495. “Los monjes reprendieron a Sebastián y secaron la sangre con un
algodón y le curaron la herida. Se estancó la sangre”1496.

6-El relato de Uwaini


“Supe que los monjes habían decidido sacar el cuerpo para exponerlo al sol, sobre la terraza del convento para
después volverlo a poner en la tumba. Todo eso a causa del agua que salía de él y de los malos olores. Llegué al
convento estando todos presentes con Pedro Sebastián al-Juri de Ehmej que practicaba la medicina sin diploma.
Sacaron el cuerpo de su sitio, lo transportaron a la terraza del convento y lo pusieron sobre una estera, después de
desnudarlo del todo, para exponerlo a sol y al viento. Conmovido, dije a los monjes: “¿Por qué exponen así el
cuerpo? Escriban a Su Beatitud, el patriarca y que él decida lo que crea conveniente. Es inútil solear el cuerpo y
empaparlo en alcohol, pues no está descompuesto. Ustedes ven bien que todos sus miembros están intactos, aún
los órganos genitales”. Después yo comencé a girar el cuerpo ante ellos, sin encontrar la menor corrupción. Lo giré
sobre uno de los costados y sangró”1497 sangre caliente”1498 “de su cadera, donde había una especie de herida. Yo
tomé un frasco que llené de sangre y me lo llevé a casa”1499. “Eso fue todo lo que me llevé”1500, y lo conservé como un
año. Cada vez que daba un remedio a un enfermo, metía en el frasco un alambre o una pajilla, creyendo que ése era
el mejor remedio para curar”1501. “Yo estoy firmemente convencido de la santidad del p. Chárbel, hasta el punto que
creo en una sanación por su intercesión. Son muchos los que han vuelto a mi casa para expresarme su gratitud por
su sanación. En el fondo de mí mismo, yo estoy cierto de que se han curado”1502. “Sucedió que mi hermano, el padre
José de Ehmej, se enfermó y después de tratarse con los mejores médicos, no obtuvo resultado. Me pidió entonces
el frasco de sangre, esperando que por su intercesión obtuviera mejor resultado. Nunca me lo devolvió”1503. “Cuando
le pregunté, me respondió: “Podría ser verdad. Pero ya no me acuerdo mucho”1504.

H: En un pequeño cuarto

1-Al sol
“Antes de ponerlo en el pequeño granero, lo montaron sobre el techo de la iglesia, dentro del ataúd, expuesto al
sol, pues el cuerpo estaba muy húmedo, creyendo así, que con el calor se secaría; sobre todo ese día que hacía
mucho calor. A la tarde ya se había secado un poco. Le cambiaron la ropa”1505. “Poco después, a intervalos, lo
asoleaban sobre el techo. De todas maneras, continuó supurando1506. “El hermano Pedro de Lehfed, agregó: “Yo
mismo vi una vez, el cuerpo expuesto al sol sobre la terraza del convento, pero en ese tiempo yo era un niño
vaquero del convento. No sabía por qué lo ponían en el techo. Por mi poca edad, no me interesaba ese asunto”1507.

2-Por temor de que se lo lleven

- 86 -
“Encima del hábito monacal le revistieron una casulla blanca”1508, lo depositaron en un ataúd sencillo de madera, sin
tapa, ya que lo pondrían en un lugar estrecho, situado en lo alto del muro norte de la iglesia, entre la bóveda y lo alto
de la escalera del muro exterior, pequeño cuarto reservado a guardar el carbón y los ornamentos viejos para la misa.
Lugar que les gustaba llamar el “escondite”1509. “La entrada fue cerrada con bloques de piedra, revocados con
arcilla”1510, de manera que los turistas y los visitantes1511, movidos por sus virtudes y su vida de santidad, no se lo
pudieran llevar”1512. “Allí quedó el cuerpo más de seis meses. Las gentes afluían de todas partes y de Qartaba, para
visitar al p. Chárbel a quien llamaban “el santo”. Los monjes les impedían subir hasta el cuartico donde yacía”1513. “El
padre Nehemtallah declaró: “Yo no sé si el permiso del patriarca fue por escrito u oral. No existe el documento en los
archivos del convento. El fin era aislar el cuerpo de los otros muertos para que se reconociera”1514.

3-Curación de un niño enfermo (Mc. 7, 31-44)


“Una vez, un hombre acompañado de su niño mudo, vino de la localidad de Al-Futuh. Ante la persistencia de su
demanda, lo subieron a donde yacía el cuerpo del p. Chárbel. El hombre y su hijo se arrodillaron, oraron y besaron la
mano del santo. Cuando bajaban la escalera oscura, el niño mudo gritó a su padre: “Papá, sostenme, por favor”. El
padre exclamó: “Gracias, padre Chárbel”1515.

4-Desapareció la luz
“Después que el cuerpo del padre Chárbel fue sacado de la tumba, desapareció la luz”1516, para no aparecer
más”1517. “El cuerpo quedó en esa piececita como un año”1518. “Por orden de Su Beatitud, fue trasladado a otro cuarto
aislado, cerca de la puerta del convento, durante mi ausencia”1519.

5-La sangre salía de la piececita


“El cuerpo fue guardado en lo alto, en un cuarto pequeño, cuya puerta fue bloqueada con arcilla. Salía sangre y
agua en abundancia”1520 que corría por la escalera y se esparcía en la iglesia, lo que molestaba a los monjes”1521. “Su
mal olor sólo se sentía cuando salía del cuarto. Después de mí, fue el p. José Al-Kfuri el encargado del cuerpo”1522.

I: Bajo el cuidado del padre José Al-Kfuri

1-En la terraza del convento


“Dos días después de mi llegada, el superior me encargó del cuidado de su cuerpo. Abrí el ataúd, que no estaba
bien cerrado y vi al p. Chárbel con el hábito monacal raído. El olor que sentí no era maloliente. Era soportable. El
cuerpo estaba sano, como el de un monje muerto hacía apenas una hora. Su barba, sus bigotes, sus cejas y sus
cabellos estaban bien conservados. Aparte de uno de sus ojos, no presentaba otra deformación. Sus articulaciones,
su piel y su carne estaban flexibles. Su color era de un moreno normal. Tres días después, lo puse en un cuarto, al
lado noroccidental, donde lo subí con el hermano Egidio Al-Tannuri para tenderlo desnudo, en la terraza del
convento, exponiéndolo al viento, a fin de que la sangre que brotaba abundantemente de su espalda y su cadera, se
secara. Le ponía debajo de él dos sábanas blancas que cambiaba todos los días, pues siempre las encontraba
empapadas de agua y sangre (era más sangre que agua). Rara vez le dejé las sábanas dos días sin cambiarlas. El
sudor viscoso salía por todos los poros del cuerpo. En esta brega anduve cuatro meses, exponiéndolo durante la
noche”1523, al viento seco del este que secaba la tierra y hasta los árboles, sin que pudiera afectar el cuerpo que se
quedaba igual”1524. Los monjes se contrariaban algunas veces y se asustaban”1525. Todo eso yo lo hacía de mi propia
iniciativa, pues el superior tenía trabajo en las propiedades del convento, situadas entre las montañas y la costa.
Comprobando que la supuración de sangre continuaba abundantemente de su pecho y que cuatro meses, de
primavera hasta finales del verano, no se acababa este fenómeno que me ocupaba diariamente, en cambiar dos
sábanas, pensé sacarle el estómago. Así yo creía parar la supuración, por una parte. Por la otra, le pondría fin a la
idea de que el estómago había absorbido mucha agua cuando el cuerpo estuvo enterrado en la tumba”1526.

2-Nuevo enterramiento

- 87 -
“Sebastián Moisés Al-Uwaini, contó: “Cuando se retiró el cuerpo del p. Chárbel de la tumba, supuraba abundante
agua rojiza como si se estuviera lavando carne. Emanaba un mal olor. Los monjes querían que a toda costa se
detuviera aquello. Lo que no sé es por qué recurrieron a Pedro Sebastián, un hombre que ignorándola, practicaba la
medicina. Examinó el caso y aconsejó asolearlo para secarlo. Lo expusieron un tiempo al calor del sol. Yo mismo lo
lavé en alcohol, recomendado por el mismo médico. Después lo devolvieron al antiguo ataúd, sin tapa, en un lugar a
ras del suelo. Pero siguió supurando más que antes”1527.

“Los visitantes acudían en gran número y se quejaban del olor que se expandía. Yo mismo lo sentí en ocasiones.
Entonces derramé por tierra, alrededor del ataúd, un perfume. Gasté dos frascos”1528. “El padre Elías de Mechmeche
propuso1529 volver a enterrar el cuerpo, idea que fue rechazada por la comunidad”1530. “Entonces pedí consejo al
superior, el padre Miguel Al-Tannuri, quien sugirió volverlo a poner en la tumba. Le respondí que no sería
conveniente para nuestra reputación volverlo a enterrar, ya que todo mundo había participado en el traspaso, y a
causa de los milagros que se han efectuado. Más bien aconsejé que se le extrajeran las vísceras esperando que, de
esa manera, se secara, no supurara más ni hubiera mal olor. Creo que me dijo: “Haga lo que le plazca”15341.

3-Extracción del estómago


“Consulté a Sebastián Antonio Moisés, que vivía en el vecindario del convento. Me respondió que él no se atrevería
a tocar al p. Chárbel, pues ya desde vida hacía milagros. Que temía la muerte de sus hijos. Y yo le repliqué que
nuestra intención no era de ofenderlo al extraer el estómago, sino para parar la supuración de sangre. Él aceptó”1532.
“Los dos Nos comprometimos a guardar el hecho bajo secreto”1533. “Entré, acompañado de Sebastián, durante el
día, no recuerdo a qué hora. Con una lanceta él lo abrió por la cadera, debajo de los costados, metió la mano,
extrajo el estómago y los intestinos que se nos antojaron parecidos a los de un cordero degollado hace una hora,
pues tenía lo mismo que se encuentra en el estómago de los animales después de la matanza. No tenía ninguna
descomposición ni gusanos. Su olor era el mismo que se seguía a las matanzas. Yo metí todo eso en una olla
metálica. La herida hecha por la lanceta no sangró. En cuanto al estómago y los intestinos, no me acuerdo si
despidieron sangre y agua”1534. “El corazón, los pulmones, el hígado y la vesícula estaban sanos”1535, “como los de
un cordero acabado de sacrificar. El agua sanguinolenta salió en abundancia”1536. “Llevamos todo eso1537a una
iglesia en ruinas, sin techo, llamada “San Jorge”. Cavamos en un rincón y lo enterramos”1538. “Ya era noche. Yo me
dije: “Si llevan el cuerpo a Roma para examinarlo, por lo menos guardamos algo de él”1539. “Tapamos la olla metálica.
Después de algún tiempo, no me acuerdo cuánto, encargué”1540 “al hermano Egidio Al-Tannuri”1541, “el cual me
acompañaba, que fuera a ver cómo estaba el estómago. Él regresó y me dijo que había encontrado la olla vacía. No
me acuerdo si él estaba solo. El cuerpo continuó igual, manando sangre y transpirando un líquido viscoso, durante
todo el tiempo de mi permanencia en el convento, dos años y ocho meses. Puse al superior al corriente de todo lo
que había hecho”1542. “Más tarde, Sebastián fue solo, cavó y se llevó el estómago”1543. “A este respecto, el hermano
Antonio Al-Qadi nos contó que Sebastián colocó las entrañas en un recipiente y las puso a hervir. Las distribuía
como reliquias a los enfermos, como consta en las preguntas que le hizo el comité: “Se dice que usted empleaba la
sangre”1544 de su cuerpo para el tratamiento que prescribía a los enfermos, los cuales sanaban gracias a ella. Así
que la cantidad que usted cogió debió ser importante”1545.

Sentí mucho pesar por el corazón. “Me acuerdo que saqué el hígado, el corazón que estaba rojo, manando sangre
con agua, y no tenía mal olor. Después, no se me quita de la mente lo que hice. Me he reprochado siempre no
haberlo conservado conmigo, como un precioso tesoro. Le pedí con insistencia que me dejara el corazón o una parte
de lo que habíamos extraído, y me fue negado”1546.

4-Expulsó las langostas


“En el trienio del padre Miguel Al-Tannuri1547, como superior del convento de Annaya, las langostas invadieron, de
repente, todos los terrenos del convento, dos horas antes del ocaso. No obstante los esfuerzos de los monjes y los
colonos asociados, cubrieron las sementeras y los árboles. El superior llamó al p. Macario, el ermitaño, y le dijo: “El
p. Chárbel, cuando vivía, expulsaba las langostas. Usted va a coger un recipiente lleno de agua, lavará sus manos,
asperjará las sementeras, las moreras y los árboles del convento, en cuanto sea posible. El p. Macario obedeció. A
la mañana, las langostas se habían ido. Un hecho llamó nuestra atención mientras el ermitaño asperjaba las
sementeras. Un terreno cultivado por un colono asociado del convento, Sebastián Zahra, dijo al ermitaño: “Yo mismo
lo defenderé. No entre usted para que no pise las semillas”. Mientras las langostas partieron, una parte cayó sobre el
terreno en cuestión y acabó con todo. En vano se afanó el colono por hacer tiros de fusil y de quemar arbustos
espinosos en todo su campo. Los demás terrenos se salvaron. Sólo devoraron las hierbas y las cortezas de los
arbustos silvestres. Al hacer eso, las langostas fueron útiles para las propiedades del convento”1548.

- 88 -
5-Sanación de una parálisis
“A partir de haber dado a luz a mi hija mayor, Abla, fui aquejada de una enfermedad en mis manos, pies y el resto
del cuerpo, durante un año y medio. Los dolores eran atroces. Mi suegra, Yalila, me asistía. Cuando mi hija lloraba y
no había nadie que me la trajera, yo me inclinaba hacia ella, la levantaba con los dientes y la ponía sobre mi pecho
para alimentarla, pues yo era incapaz de cogerla con las manos.

“Una vez se me cayó del pecho y fue a dar a la estufa que contenía brasas. En vano me esforzaba para salvarla. Yo
era como el que tiene un sueño y trata de caminar y no puede moverse. Ensayé levantarme tres veces, pues mi hija
única estaba a punto de quemarse y yo no podía moverme. Grité con todas mis fuerzas y un hombre, Fares Lahud,
que aplanaba la terraza con un cilindro de piedra, corrió y la sacó del fuego. Quiero decir que mi enfermedad no se
debe a un género de depresión nerviosa, curable por estímulos emocionales. ¡Que hay que motive más que ver a mi
niña caer en un hornillo con brasas para sensibilizar mis nervios y los sentimientos maternales para aliviar los
sufrimientos y me lancen a salvarla! Pero no, yo permanecía quieta, con una impotencia que empeoraba mi salud.
La parálisis no sólo afectaba mis manos y mis pies sino todo mi cuerpo, afectando también la mandíbula inferior,
dejándome incapacitada para comer durante cuatro meses. Durante tres meses viví de sólo leche. Me hice múltiples
tratamientos con muchos doctores, sin sacar ningún provecho. Me entregué a la tristeza y a las lágrimas,
desesperada por sanar.

“Un día pasó por mi casa una mujer chiíta, de la aldea de Ferhet, pidiendo limosna. Me preguntó qué me pasaba.
Llorando, le conté mi mal. Ella me dijo que había cerca de ellos un santo que hacía milagros. Se llamaba Chárbel,
del convento de San Marón. Me dijo que me fuera allá y sanaría de mi enfermedad. El p. Roque de Mechmeche se
encontraba en nuestro pueblo. Lo llamé y le pregunté si era verdad lo que esa mujer chiíta me había dicho. Él me
respondió que era verdad. Y me recomendó que fuera a visitarlo. Al instante, decidí hacer una visita a su tumba y le
hice una promesa. Puse a mi marido al tanto de la visita y de la promesa. Él llamó a un mulero para que me llevara a
Annaya, en compañía de mi tía Rosa. Sufrí mucho en el camino. El mulero me sostenía de un lado, y mi tía y otra
señora, del otro, a lo largo del camino. No me podía ni cambiar la ropa ni comer. De eso se encargaba mi suegra.

“Llegamos al convento. Me bajaron junto al cementerio, llorando de dolor y de fatiga porque pasé cinco horas a
lomo de mulo desde mi pueblo Yahchuch hasta el convento. Todo eso me afligía y me causaba sufrimiento.
Entramos por primera vez al cementerio, donde yacía el cuerpo del santo. El superior, el p. Miguel Al-Tannuri, vino y
se conmovió por mi situación. Me dio ánimo y me dijo: “Sea firme en la fe. Usted va a sanar hoy”. Me trajo agua con
la que habían lavado la mano del santo y unos trapos mojados en su sangre. Mi tía y su hija llamada Karimah, hija
de Azar Karam de Yahchuch, me frotaron el cuerpo, las manos y los pies con el agua y la sangre. Sentí
inmediatamente, la fuerza en la mano derecha; comencé a doblar los dedos y a apoyarme en ellos. La mano
izquierda que estaba más baldada y me causaba más dolor que la otra, volvió a tomar más normalidad, pudiéndome
apoyar un poco en ella. Cuando entré al convento, sentí que todo el cuerpo se volvía más fuerte. Y comprobé que
estaba curada, gracias a la intercesión del p. Chárbel. Salí sola del cementerio. Poco después, volví a montar en el
mulo para regresar a casa sin comer nada, como había sido mi promesa: de no probar bocado antes de mi sanación.
Mi alimento era la oración y el ayuno. El superior no cesaba de reanimar mi esperanza y reforzar mi fe. Al montarme,
de nuevo en el mulo, no tuve necesidad de ayuda. Solamente sentía como un hormigueo en la mano izquierda. Al
llegar a la aldea de Sannur, ya no sentía el menor mal. Estaba segura de mi curación y movía mis manos y mis pies
normalmente, regocijada en mi gran alegría. Me bajé del mulo y caminé como un cuarto de hora. Llegué a casa el
mismo día, completamente curada. Desde mi llegada a Yahchuch, yo misma baño a mi niña. Desde entonces, no
dejo de rezarle a San Chárbel, todos los días”1549.

6-Ratones en el ataúd
“Algunos monjes me dijeron que su mano y sus pies presentaban deterioros, causados por los ratones. El costado
opuesto a sus manos fue cubierto, entonces, con una lata de zinc, en lugar de la malla que mostraba que por ahí
habían entrado los ratones al ataúd1550.

7-Continúa manando
“El padre José hizo inútilmente, esta operación y extracción, pues el cuerpo continúa manando”1551. “El olor no
proviene del cuerpo sino de la supuración que persiste después de ocho meses de la operación. Es suficiente
prueba de que estamos ante un hecho extrañamente maravilloso que nos lleva a nosotros y a los laicos, a una
fundamental creencia en la santidad del p. Chárbel. Los visitantes vienen de todas partes a pedir su intercesión. El p.

- 89 -
José declaró: “Si hubiera sabido la ineficacia de la extracción de las vísceras, no lo hubiera hecho, de ninguna
manera. Me encuentro maravillado de cosa tan extraña en su cuerpo, no sabiendo de dónde proviene esta
supuración y este olor. El cuerpo está reducido a sólo piel y huesos”1552. “Yo sentía un olor fuerte antes de cambiarle
los hábitos mojados y manchados de sangre. Pero después se sentía un ligero olor en el cuerpo, quedando aún el
olor fuerte en la ropa que se quitó.

“El postulador de la causa trajo un alba para poner sobre el cuerpo durante una semana. Se la quitaron ayer para
examinarla y hacer una verificación. El testigo olfateó y declaró: “Este fuerte olor es el mismo que traté de quitar. Las
manchas rojas, un tanto amarillentas son como éstas. La única diferencia es que está más empapada”1553.

“El resultado es que no hay nada de qué sacar provecho, pues la sangre, la supuración y el olor están igual que
antes. La sangre no sólo no cesa de salir de la cadera, sino que por el contrario, ahora es más abundante”1554.

8-Extracción del cerebro


“El examen médico mostró que el cráneo fue abierto por el occipital. El hueco fue cortado con un instrumento muy
afilado y fue extraído el cerebro. Creo que este acto fue hecho por uno de los visitantes para tenerlo como reliquia,
durante el período de dos años y ocho meses en que asumí la responsabilidad del cuerpo. Sin el gran interés que
tomé para conservarlo, los visitantes se lo hubieran disputado a pedazos para obtener una reliquia, en especial,
después de la supuración de sangre y agua y del milagro de Tabarya. La mayoría de los visitantes sabía de sus
milagros durante su vida y por eso trataban de tener cualquier cosa de él para pedir su intercesión. Se me antoja
pensar que Sebastián Antonio Abi Moisés estuvo tras el hecho, viendo su firme creencia en la santidad del p.
Chárbel, para utilizar lo que él cogía como medicina para curar sus enfermos”1555. “Baso mi hipótesis por el apego de
Sebastián al p. Chárbel. Veneraba mucho sus virtudes y habiéndole conocido muy bien, creía en su posibilidad de
hacer milagros. Cuando vivía el p. Chárbel, él le pedía agua bendita para mezclarla con el remedio que daba a los
enfermos, los cuales se beneficiaban de ella. Él atribuía la sanación al agua que bendecía el ermitaño. Después de
la muerte del siervo de Dios, Sebastián se dirigía a él con un “Padre Nuestro” y un “Ave María”, antes de preparar el
medicamento, pidiendo su intercesión por la salud del enfermo. También me pidió él, pasar algunos trapos por el
cuerpo del p. Chárbel, para guardárselos. De donde yo deduzco que, después de mi partida del convento, Sebastián
extrajo el cerebro”1556 “o bien, los médicos, clandestinamente por incredulidad, lo hubieren extraído”1557.

9-Restauración del ojo y de la punta de la nariz


“Puse un poco de yeso, u otro material parecido, en su ojo izquierdo y en la punta de la nariz, pues cuando lo
enterraron en la tumba, el techo goteaba constantemente, causándole una ligera deformación. Esta intervención le
dió casi el aspecto normal. En otros lugares no presentaba ningún deterioro. Después de hacerme cargo del cuerpo,
desde su traslado hasta el día en que dejé esta responsabilidad, quedó en la misma situación con respecto a las
blandura de su piel, antes o después de la extracción de las vísceras. No noté ninguna diferencia. Para nosotros es
un misterio sorprendente”1558.

10-Una imprudencia
“Los monjes no depositaron el cuerpo sino en lugares que favorecían su corrupción, ya en la tumba, ya en la planta
baja. Yo mismo, que me considero de los que entienden, ayudé a su deformación, con imprudencia e ingenuidad,
tanto con mi proceder de exponer el cuerpo durante cuatro meses sobre la terraza, al viento nocturno, como con la
extracción de las vísceras”1559.

11-El paralítico de Tabarya (Mc. 2, 1-12)


“Un paralítico de nombre Asunción Antonio Al-Azzi, fue llevado a la tumba del p. Chárbel, transportado en una
bestia de carga. En mi presencia, lo bajaron delante de la puerta del convento, incapaz de mover sus manos y sus
pies. Lo llevaron al cuarto donde yacía el cuerpo, al costado noroccidental. Sus compañeros me explicaron que
estuvo aquejado de esta enfermedad desde niño. Después de un rato, lo bajaron delante de la puerta y comenzó a
mover las manos y los pies. Fácilmente los extendía y los recogía. Luego emprendieron el camino de regreso hacia
su pueblo. En primavera, volví a ver que venía al convento a pie. Le pregunté si se llamaba Asunción Al- Azzi, y si
era el mismo que en el verano pasado, vino al convento. Me respondió que era el mismo, y que había sido curado de
su enfermedad; que venía a dar gracias a San Chárbel, pues sin él, no hubiera caminado nunca en toda la vida. En

- 90 -
efecto, todos los años venía dos veces, en verano y en primavera, trayendo cosas según la promesa que hacía a
San Chárbel. Después volvía a casa sin probar bocado por mortificación. Le pregunté por qué no comía en el
convento y respondió que había hecho promesa de no comer nada”1560. “Me nombraron el hospedero del convento.
Entonces Asunción Al Azzi venía a mí desde Tabarya, trayendo un bulto con cereales, capullos de gusanos de seda
y otras cosas. Me las daba diciendo: “He aquí lo que recogí para el convento, como agradecimiento al p. Chárbel”1561.
“Cada vez, el superior le decía: “Hijo, lleva para tu casa algo de lo que recoges, pues tú eres pobre”1562.

“Nos pidió que le indicáramos la casa donde nació el p. Chárbel y fuera educado. Al preguntarle el porqué de esa
visita, nos contó que él era paralítico y que el p. Chárbel lo había curado. Que él recorría, todos los años, los pueblos
del Líbano, dando testimonio en gratitud para con el padre Chárbel, y recogiendo limosnas para ofrecerle. Nosotros
lo recibíamos bien, especialmente mi mamá. Con este fin, continúa viniendo a Bqaakafra, tres veces al año”1563.

J: Casa de huéspedes

1-Las mujeres, afuera


“Los sentimientos de la fe llevaron a los peregrinos a venir a pie, al convento de Annaya, a través de una distancia
que supera los 50 kilómetros. Entre otros, había mujeres, niños, pobres, enfermos, incapaces de viajar a lomo de
bestias de carga. Algunos peregrinaban con pies descalzos, para que Dios tuviera piedad de ellos y los premiara con
la sanación de sus enfermedades: enfermedades incurables, crónicas, de cojera y de parálisis. Los peregrinos
llegaban al convento después de dos o tres días de marcha, exhaustos. No se podían demorar mucho tiempo, dado
que el convento estaba retirado, en plena campiña. Por otra parte, estaba prohibido a las mujeres entrar en el
convento y aún entrar en la iglesia. No había sitio para recibir la gente, sino un sótano oscuro, situado a la derecha
de la entrada, que se llamaba “Casa de huéspedes”, donde los visitantes eran recibidos. Los hombres entraban en la
iglesia y las mujeres se quedaban en la Casa de huéspedes, participando de la misa, de pie, detrás de la ventana de
la iglesia, practicada en el muro sur, igual que lo hacían las mujeres de los colonos asociados del convento”1564.

2-Insistencia de los visitantes


“Los hombres insistían en ver y tocar el cuerpo del padre Chárbel, para ser bendecidos. Los monjes les respondían
que era imposible porque el cuerpo yacía en el pequeño cuarto, el llamado “el escondite”. Por otra parte, el patriarca
había prohibido exponerlo delante de los fieles por temor a la idolatría. Los hombres se arrodillaban en la primera
grada de la escalera o bien, detrás del muro norte, en el interior de la iglesia, orando e implorando. En tanto que las
mujeres se ponían de rodillas fuera del convento, cerca del muro norte exterior de la iglesia. Allí, a cielo descubierto,
lloraban, invocaban, suplicaban y besaban el muro, cogiendo un puñado de tierra para llevar a casa a sus enfermos”.

“Los monjes se apiadaban de los visitantes, en especial el padre José Al-Juri, que tenía cara de ser el más duro y
terrible. Permitía el acceso a los hombres al pequeño cuarto para ver al padre Chárbel en su sencillo ataúd. Los
visitantes, afligidos de estar privados de ver su cuerpo, rogaban a los monjes, llorando, poder verlo”1566.

3-La casa de huéspedes transformada en capilla


“Después de dos años, aumentaba el número de visitantes y todos pedían ver su cuerpo. Entonces, el p. José Al-
Juri propuso al consejo del convento transformar en capilla la casa de huéspedes. Así, las mujeres podrían participar
de la misa, en presencia del cuerpo, que sería puesto en un armario cuyo frente fuera de vidrio, de manera que los
visitantes pudieran verlo. Él se encargaría de atajar toda veneración prohibida por la Iglesia. La propuesta fue
elevada al superior general, quien pediría la autorización del patriarca. Así vino a convertirse en capilla la casa de
huéspedes para la celebración de la Santa Misa, los domingos y días de fiesta”1567.

“Depositamos el cuerpo en un local exterior, a la derecha de la puerta del convento. En 1901, erigimos un altar
transportable”1568, sobre el cual se celebraba la misa para las mujeres de los colonos asociados del convento y las
visitantes1569, “para que las mujeres como yo”1570, “pudiéramos participar de la misa cuando hacía frío y no cabíamos
en la ventana exterior de la iglesia; eso por una parte y por la otra, la prohibición que había de entrar en la iglesia”1571

4-Descripción del cuerpo

- 91 -
“Dos años después de la muerte del p. Chárbel, vine con mi tía Rosa y otras mujeres del pueblo, para visitar su
tumba. Nos la abrieron. Puse mi mano sobre la suya. Estaba tierna y su cuerpo sano, su barba tal como era, su cara
color de rosa y su cuerpo transpiraba. Pasé mi mano por él y, luego la pasé por mis cabellos”1572. Su cuerpo manaba
de la misma manera durante todas las estaciones. Vi sus hábitos húmedos, como los de uno que está vivo, cuando
suda. Sentía el moho y el mal olor”1573. “A cada rato le cambiaban la ropa para lavarla”1574, “como se lava la ropa de
los vivos”1585. “No tenía un día fijo para cambiarle la ropa: cada semana, cada dos semanas o una vez al mes. En
verano estaba obligado a hacerlo más frecuentemente, pues el olor de la supuración era continuo, tanto en verano
como en invierno”1576. El cuerpo yace todavía sano y sudoroso. Las gentes que visitan su tumba creen, como
nosotros, que el cuerpo se conserva por un milagro, pues el padre Chárbel era santo”1577. “Eso no solamente lo
manifestaban los maronitas, sino también los chiítas vecinos y los musulmanes”1578.

5-El cuerpo puesto de pie


“El padre José Al-Juri preparó un armario con un frontis de vidrio. Allí puso el cuerpo de pie”1579, sostenido por dos
muletillas debajo de las axilas. Siempre sudaba. A cada rato yo le cambiaba el vestido. En aquel tiempo, lo revestían
con el hábito monacal y una estola al cuello. La parte superior del armario era de vidrio, en marco de madera, que se
abría en dos hojas, como si fuera una ventana”1580.

“Vine para verlo muerto. Me llevaron a su celda donde se encontraba su ataúd, que era de madera, apoyado sobre
el muro. Su cuerpo estaba allí, parado sobre sus dos pies. Su cuerpo parecía el de un ser vivo, sus ojos cerrados,
vestido con un alba blanca, empapada por el sudor y la sangre. Le cogí la mano para besarla, y la encontré más
suave que la mía. Su piel era tierna, de un color natural, pálido por la muerte”1581.

“Fue grande la alegría de los fieles al verlo de pie, pues se lo imaginaban vivo entre ellos. Los monjes, por el
contrario, una parte no estaba de acuerdo con esa posición que la encontraban infantil y que podría hacer
menospreciable el cuerpo de San Chárbel”1582.

6-Sanación de una niña y resurrección de un niño


“Mi niña llamada Ester, se enfermó a la edad de tres años, de convulsiones epilépticas y se desmayaba. La llevé
donde Sebastián, el hombre que practicaba la medicina sin título1583, pero sin resultados. Su estado empeoraba y se
multiplicaban las crisis. Hice una promesa a San Chárbel y sanó. Luego tuve un niño que vivió un año y murió el 17
de abril del año 1901. Mi tercer niño, al cumplir un año, se enfermó igual que el anterior. Así se quedó más de ocho
días, desmayándose por no tomar el pecho. Iba empeorando progresivamente. Los primeros días de su enfermedad
no se despertaba y era muy poco lo que tomaba del pecho. Terminó por perder el conocimiento y yo perdí toda
esperanza de verlo sano. Tenía los mismos síntomas de muerte que su otro hermano. No sabiendo qué hacer,
decidí llevarlo a la tumba de San Chárbel, cuya misa, cuando vivía, alegraba mi corazón y me llenaba de
recogimiento. Entonces llevé al niño, yo sola, no queriendo que nadie me ayudara para que por mi cansancio, Dios
tuviera compasión de mí y lo sanara. En el camino, una señora me encontró, se apiadó de mí y tomó al niño en sus
brazos. Otra señora que se nos cruzó, tomó al niño y dijo: “¿A dónde van con él? No se fatiguen más. El niño está
muerto”1584. “La mamá gritaba y lloraba de ver a su hijo muerto entre sus brazos. Lo pellizcaba y lo sacudía con
fuerza para que reaccionase, pero no daba señales de vida. Estaba a punto de regresarse, llorando por su hijo
muerto, viendo que era inútil continuar el camino. La animaron para que siguiera, con la esperanza de que el p.
Chárbel lo resucitara”1585. “Eso sucedía en Farchaa, una finca de Mechmeche, a una hora de marcha del convento.
Le dije a la que llevaba el niño: “Contemos con Dios. Vamos donde el p. Chárbel”. Llegadas al convento, llamé a mi
primo, el padre Elías de Mechmeche”1586. “Descendí al cuarto donde yacía el cuerpo del p. Chárbel. Vi a mi prima
arrodillada junto al ataúd, llorando, acompañada de dos señoras de pie, detrás de la puerta. Sobre la grada del altar
vi un niño”1587, “El padre se dirigió hacia mí, diciéndome: “¿Tú estás loca? ¿Cómo se te ocurre traer un niño muerto
hasta aquí?” Me tocó y yo no le respondí”1588. “Las dos señoras le contestaron: “Su prima ha venido a pedir la
intercesión del p. Chárbel para el alivio de su hijo enfermo”. “Entré y encontré al niño con la boca cerrada y muerto.
Lo giré muchas veces, le abrí la boca y no sentí que tuviera señales de vida”1589. “Le dije a mi acompañante que
pusiera al niño por tierra, como se ponen los muertos, con la cara hacia occidente, sobre la grada, junto al ataúd del
santo; que si el p. Chárbel verdaderamente era santo, lo resucitaría”1590. “Entonces abrí el ataúd, lavé la mano del p.
Chárbel, cogí el agua con una cucharilla, y la metí en la boca del niño, una primera vez, una segunda vez. A la
tercera, tragó el agua y respiró. Su mamá y sus compañeras suspiraron profundamente”1591. “Le pusieron una vela en
la mano; después, el padre me lo entregó. Le di el pecho y se alimentó. Volví a mi casa contenta, acariciando al
niño, en compañía de la señora que me ayudó en el camino. Mi hijo es ya un joven, sano y lleno de vida”1592.

- 92 -
7-La mano misteriosa
“El hombre de Dios, Abraham Al-Haqlani, aplanaba la terraza, sobre el techo de su cuarto, situada al lado del
convento de Annaya, con un cilindro de piedra. Llegó al bordo del techo, cuando se desencadenó una tempestad
que lo precipitó al piso, con cilindro y todo, desde una altura de 40 metros. Sus hermanos, los monjes, corrieron en
su ayuda. Apenas llegaron, se quedaron estupefactos al encontrarlo corriendo hacia la puerta del convento, sano y
salvo. Asombrados, le preguntaron las circunstancias del accidente. Él les respondió que mientras caía con la
aplanadora de piedra, pidió socorro al padre Chárbel, y sintió como una mano que lo cogía y lo depositaba en tierra,
alejando de él la aplanadora de piedra”1593.

K: En la capilla

1-Traspaso del cuerpo


“Después de haber oído hablar de la santidad del padre Chárbel, vista la afluencia de visitantes, y si a eso se
agrega mi creencia personal en su santidad, fabriqué un ataúd en madera de nogal, digno de él, en el que yace
actualmente”1594. “Yo mismo lo transporté, a lomo de mula, desde Beirut”1595, a principios del otoño de 1909”1596,
“pidiendo a los monjes que lo pusieran en un ataúd conveniente”1597. “El cuerpo fue trasladado a una pieza más
espaciosa, situada al sur de la primera”1598, “en el sótano, en el ángulo suroriental del convento, a la derecha de la
puerta. El piso está levantado en piedra. Se ve como una cueva abovedada”1599. “Se le colocó en posición horizontal,
en una esquina, en este nuevo ataúd cerrado”1600. “Los vecinos y los colonos asociados vinieron a participar de la
ceremonia del traspaso del cuerpo. Ningún epitafio se puso sobre su tumba, desde su entierro hasta su traspaso.
Eso es lo que yo digo en mi testimonio, pues yo participé en el traslado de su cuerpo a la capilla. Lo revestimos de
un alba, pero el cuerpo continuaba supurando un líquido peculiar que mojaba el alba y los vestidos. Eso nos
obligaba a cambiarlo constantemente. Las gentes afluían para visitarlo, le besaban la mano, pedían su bendición
para sanar de sus enfermedades y atraer el beneplácito divino por su intercesión”1601.

2-Sanación de un riñón
“Después de la primera guerra mundial, sentí un dolor insoportable en la cadera, por lo que fui ingresado al
hospital de la Universidad Americana, donde pasé cuarenta días. En una feliz operación, me extrajeron un cálculo
renal. Un año después, me volvió el mismo mal, en el mismo sitio de la operación. Mi mamá y mi hermana Galia
fueron a visitar la tumba del p. Chárbel, donde oraron con fervor, solicitando mi sanación. Mi mamá le pidió a uno de
los monjes que le diera una reliquia que hubiera tocado el cuerpo del p. Chárbel, para colgármela al cuello. El monje
le respondió que le daría algo más precioso. Y le dio una tela que se ponía el p. Chárbel debajo del cuello. Después
lavó su mano, puso el aguan en una botella, y se la dio. Al regreso de mi mamá, me colgué la tela al cuello y bebí el
agua. Tres días después, soñé que fui transportado a la casa del p. Chárbel, donde vivía un monje que no me dirigía
ni una palabra. A la mañana, evacué un cálculo del tamaño de un fríjol y, después, no he vuelto a sentir nada”1602.

3-Una mujer estéril da a luz


“Cuando mi mamá visitó el convento de San Marón, en Annaya, encontró en el camino a Nehme, casado son su
prima, hacía 27 años. No habían podido tener hijos. Él le dio a mi mamá un dinero, como ofrenda al convento, y para
que le trajera una reliquia del padre Chárbel, con la esperanza de que su esposa le diera un hijo. De regreso, mi
mamá le dio a Nehme y a su esposa una reliquia como la que me había traído a mí. En menos de un año, tuvieron
un hijo único, al que llamaron Antonio”1603.

4-Visita a la sepultura
“Los visitantes venían en gran número, de todas partes y ponían su confianza en él, pues creían en su santidad y
en su bondad. Los que poseían animales, se los ofrecían al convento. Muchos, de comunidades cristianas y no
cristianas, afluían para visitarlo y ser curados de sus enfermedades”1604. “Muchos de ellos, cuando llegaban a lo alto
del convento, continuaban su camino gateando”1605.

- 93 -
L: Curó todas las enfermedades (Mt. 8, 6)

1-Sanación del hermano José de Maifuq


“Mientras comía, al hermano José de Maifuq se le atravesó un hueso en la garganta. Sufrió durante una semana.
Llamó al médico Nayib Beik Al-Juri, quien no encontró huellas del hueso. En todo caso, el hermano continuaba
sufriendo. Una noche, vino a mí, gritando: “Se lo ruego, me voy a morir”. Le respondí: “Hermano, ¿Qué quiere que
haga? Prenda una lámpara de aceite y póngala cerca del ataúd del padre Chárbel. Espero que él lo curará”. Fue,
inmediatamente, la prendió y se arrodilló, apoyando las manos sobre el ataúd. Tosió, y el hueso salió de la garganta.
Vino y me lo mostró. Era como una aguja de largo y delgado como un hilo. Lo guardé un tiempo conmigo”1607.

2-Sanación del padre Elías de Ehmej


“Una vez, por la noche, estando sentado, sentí un intenso dolor en el costado derecho, dejándome incapacitado
para caminar sin bastón. Miré el lugar donde me dolía, y vi mi carne agujereada, como si me hubieran hundido un
clavo. Me levanté lentamente, apoyado en un bastón. Llegué a la tumba del padre Chárbel, eché agua en su mano y
con ella me froté el lugar dolorido. Me alivié, inmediatamente, y volví sin bastón a mi cuarto”1608.

3-Una sanación de la tiroides ((Mc. 1, 29-31)


“Cuando regresé de San Marón a Kozhaya, encontré al hermano Bartolomeo de Aito1609 aquejado de tiroides, casi
a punto de morir. Le hable de San Chárbel, y le di un pedazo de su capucha, que se puso con mucha fe sobre su
cabeza, y oró. Al día siguiente, se curó”1610.

4-Una sanación de parálisis


“Yo, personalmente, fui atacado por un reumatismo en la rodilla. La enfermedad se agravó hasta llegar a
convertirse en parálisis. Me vieron muchos médicos. Entre otros, el doctor Al-Unaisi de Jaj, Nayem de Lehfed, pero
sin ningún resultado. Entonces recurrí a la intercesión del padre Chárbel. Cogí un poco de agua bendita y una tela
tocada a su cuerpo; bebí el agua y pasé la tela por mi rodilla. Y Dios me sanó”1611.

5-Sanación de Sebastián Al-Uwaini


“En mayo de 1925, sentí un agudo dolor de estómago. Me sometí a un tratamiento con el doctor Jorge
Chokrallah, sin resultado alguno. Él me propuso que lo acompañara a Beirut para tomarme una radiografía.
Pensaba, como yo, en un posible cáncer. Le respondí: “Mañana veremos”. Y me fui. Me aislé, le recé al p. Chárbel,
pidiéndole la sanación y prometiéndole una limosna de dos piastras para el convento. En la noche, vi en sueños al p.
Chárbel. Quemó un pedazo de su hábito, tomó las cenizas, las revolvió con agua y me las dio a beber. Me desperté
con el alba, sufriendo enormemente. Encontré a mi hermano que se disponía a celebrar la misa. Quise participar en
ella y después me iría a visitar la tumba del p. Chárbel. El mal empeoró al final de la misa. Me apresuré a ir a su
tumba. Mi esposa y mis hijos se me unieron. Apenas oré y di mi ofrenda, le rogué al hermano encargado de cuidar
su cuerpo que me diera una telita del hábito del p. Chárbel. Hice como lo vi hacer a él en el sueño, y bebí el agua.
En el camino de regreso sentí menos dolor. Entré de paso, por casa de mi hija María, casada con mi sobrino Antonio
Pedro Moisés, para descansar un poco. Me ofreció algo para comer, pues hacía 17 días que no probaba bocado.
Acepté. Me dio calabacines rellenos. Comí un poco de pan con dos calabacines. Proseguí mi camino, sintiendo que
el dolor disminuía progresivamente hacia la tarde. En la casa comí bien, no sintiendo después ningún dolor”1612.

6-La curación del padre José de Ehmej


“Hacía más de tres años tenía un dolor en la garganta. Seguí los tratamientos médicos de los doctores Jorge
Chokrallah, Nayib Beik Al-Juri y Gabriel Al-Twaily. A veces, gozaba de un alivio provisional. Después, el mal me

- 94 -
atacaba, de nuevo. Un día cogí un pedacito del hábito del padre Chárbel, y me lo colgué al cuello. Y, ahora, después
de tres años, no siento nada más. La tela sigue siempre colgada a mi cuello”1613.

7-Sanación de una inflamación en los ojos


“Tuve una enfermedad en los ojos, acompañada de una mancha roja. Me levantaba por la mañana con los ojos
pegados a causa de las legañas”1614, sin poderlos abrir antes de lavármelos. No me afectaba la vista. Durante el
invierno disminuía el mal, para tomar más fuerza a comienzos de la primavera hasta el otoño. Así, durante tres años.
En vano consulté al doctor Nayib Beik Al-Juri, después del tratamiento que me hizo Sebastián Antonio Moisés. Ese
año hice una promesa al p. Chárbel: que si él me curaba, daría 50 piastras sirias al convento y que trabajaría un día,
cada año, gratuitamente, en las propiedades del convento y daría testimonio ante la comunidad de mi sanación.
Después, lo visité y me llevé a casa el agua con que le lavaron sus manos. Me lavé los ojos con esa agua, durante
diez días. Desaparecieron las legañas y el mal se borró en mes y medio (1926). No sentí más el dolor, aunque siguió
la mancha roja en el ojo”1615.

8-Sanación de un hemipléjico
“Mi primo Jorge Richa de Ehmej, se enfermó de hemiplejía. A pesar de tratamientos médicos, durante siete
meses, no pudo caminar. Le trajeron una tela de los hábitos del padre Chárbel, la cual amarró en su cadera. De
inmediato, sintió la mejoría y fue sanando progresivamente. Hoy día está del todo restablecido”1616.

9- Sanación del hermano del monje Pedro Jawad de Amchit


“Tuve una crisis espasmódica1617 en los hombros, hasta el punto que no podía mover las manos. Fui a la tumba
del hombre de Dios, el padre Chárbel, abrí el ataúd, pasé un pedazo de tela por su santa mano, me froté con ella los
hombros, y no volví a sentir el dolor”1618.

10-Sanación de la esposa de José Al-Juri de Amchit


“La esposa de José Al-Juri, de Amchit, fue aquejada de endurecimiento de sus miembros y de crisis
espasmódicas. La llevaron a Beirut, dos o tres veces. Después, un comité de médicos se reunió para deliberar, pero
en vano. Me contó su situación, y le dije que le iba a enviar un pedacito del alba del padre Chárbel, esperando que él
la alivie. Ella y sus padres me dijeron que la tela fue el tratamiento para su corazón.1619.

M: Los objetos de Chárbel

1-El cilicio y el agua bendita de Chárbel


“Cogí el cilicio que llevaba el ermitaño. Repartí pedacitos, como reliquias, por medio de los cuales se curó mucha
gente de sus enfermedades”1620. “También tenemos agua que él había bendecido mientras estaba en vida, y todavía
la conservamos. Está guardada como un tesoro muy preciado en Bqaakafra”1621.

2-Han descuidado al padre Chárbel


“No queda nada de sus hábitos raídos o de su cilicio de pelos de cabra sobre el que dormía. Era todo lo que él
tenía. Su celda en el convento, que algunos monjes recuerdan que estaba dedicada para conservar lo suyo, hoy día,
está abandonada. Han metido en ella leña y objetos viejos, de tal manera que un establo de vacas sería más aseado
que su celda. Creo que si entras, te burlarías de nosotros a causa de nuestra falta de cuidado hacia la memoria del
padre Chárbel. En cuanto a su celda en el eremitorio, no pienso que sea mejor tratada”1622. “No se encuentra ningún
recuerdo suyo, ninguna mención, ningún nombre, ningún hábito suyo: ni en el convento ni en el eremitorio. Nadie
puede saber si vivió en el convento y en el eremitorio, salvo los monjes contemporáneos suyos, o los que oyeron

- 95 -
hablar de él. Su nombre no aparece allí. Su nombre, que se ha conservado, se ha menospreciado, menos entre los
que lo conocieron mientras vivía o cuando murió”1623.

“Si no fuera por la fama de su santidad, tal vez los monjes no hubieran puesto mayor atención. La mayoría de
ellos son ingenuos. Ellos y yo, el primero, no hemos cumplido nuestro deber para con el padre Chárbel, pues, hasta
ahora, hemos tardado en examinar sus virtudes sublimes y sus milagros que ya se hicieron famosos. La prueba de
nuestra falta a ese deber radica en que no hemos hecho nada para conservar sus hábitos u otras cosas1624.

3-Reliquias
“Yo veía frecuentemente su cuerpo en buen estado. Pero los visitantes han desfigurado sus manos, pues le
arrancaron las uñas o algo para llevar a sus casas como reliquia. Queda muy poco de sus cabellos y de su barba,
pues los peregrinos se los arrancaban”1625. “Cuando, una vez, vi que no quedaba mucho de sus cabellos ni de su
barba, pedí una explicación. Me dijeron que todo el que venía a visitarlo, le arrancaba pelos de la cabeza o de la
barba, como reliquia”1626.

“Lo que yo sé fue que pedí a los monjes una reliquia del santo, ya que era grande mi admiración por él. Y todo lo
que me dieron fue un pedacito del hábito con que lo revistieron, con las huellas del sudor que manaba. Y todos los
visitantes recibían lo mismo: un pedacito de tela del hábito que cubrió su cuerpo en el ataúd, pues los monjes se
vieron obligados a cambiárselos, al menos, cada semana”1627. “Los visitantes, después de mucho insistir, reciben un
pedacito de tela tocada a sucuerpo”1628.

4-Los visitantes
“Cuando vinieron aquí unos sacerdotes encargados de una visita apostólica1629 a la Orden, se admiraron y dijeron
que nunca habían visto cosa parecida. Se arrodillaron junto al ataúd y oraron”1630. “Los peregrinos se arrodillaban a
orar junto al ataúd y pedían con insistencia una reliquia. Yo les daba pedacitos de su hábito o del agua con que se le
lavaba la mano o bien, un poco de incienso”1631. “Nadie cogía nada de su cuerpo, ni yo tampoco. Yo no daba nada a
nadie. Sin embargo, algunos monjes visitantes, le arrancaban pelos de la cabeza, por lo que yo protestaba y les
cerraba el ataúd. Los monjes no daban a los visitantes sino telitas del hábito que portó su cuerpo y eso después de
mucha insistencia”1632. “Algunas veces los monjes se fastidiaban, pues se creían con derecho a que los atendieran y
les dieran hospitalidad en el convento aislado, cosa que demandaba un oneroso trabajo a los monjes”1636.

N: El doctor Jorge Chokrallah

1-Introducción
“El doctor Chokrallah es un antiguo amigo mío. Padeció una enfermedad cardíaca, hace veinte años. En el
verano se venía a mi casa de Al-Uwaini. Vivir allí le hacía mucho bien para su salud. Me compró un terreno donde
construyó una casa para pasar el estío. En esa ocasión conoció a los monjes y trataba sus enfermos. Le hizo un
examen minucioso al cuerpo del padre Chárbel y, entre otras cosas, me dijo: “Esto no es natural, sino divino”1634.
“Obtuvo su doctorado en química y farmacología en 1891, y comenzó sus estudios de medicina en 1907”1635.

2-Me quedé estupefacto


“Cuando vi su cuerpo por primera vez, me quedé estupefacto, pues, en calidad de médico, jamás había
escuchado ni leído en los libros de medicina de una cosa parecida. Lo examiné empujado personalmente por una
curiosidad científica, bregando a descubrir dónde radicaba el secreto de este cuerpo. Después de un examen
general, lo encontré incorrupto. Algunos de sus miembros se mostraban flexibles, lo mismo que sus articulaciones.
Todavía tenía algo de sus cabellos y de su barba, a pesar de que los visitantes se los arrancaban para tenerlos
como reliquia. El resto de sus órganos no sufrieron deterioro, excepto un ojo dañado por el agua que le caía cuando
estuvo enterrado en la tumba del cementerio. Su estómago lo encontré como el de los demás cadáveres, pero sin
daño aparente. Ni siquiera me di cuenta que lo abrieron. Estaba ligeramente disecado por el paso del tiempo”16.

- 96 -
3-El plasma o supuración de las cicatrices
“La cosa más extraña que me dejó perplejo fue lo que vi con mis propios ojos: unas manchas sobre las
vestimentas blancas, causadas por una materia viscosa que salía por los poros de su cuerpo, cuyo color y densidad
correspondían a la del plasma normal, que sale de cuerpos vivos cuando tienen heridas. El olor es el mismo del
plasma que sale de los cuerpos en caso de enfermedad”1637.

“Él no sentía el mal olor, sino el olor a moho. Notó el cuerpo tierno, como si acabara de morir. Con pañuelos
enjugábamos la supuración, y los conservábamos como reliquia. Yo mismo llené un frasco, del que la gente llevaba
para conseguir la sanación”1638. “Cuando me hice cargo de cuidar su cuerpo, yo veía la supuración y sentía el olor y
enjugaba el sudor y la sangre”1639.

4-El enigma del cuerpo


“El postulador de la causa preguntó: “¿Las circunstancias naturales, como el frío glacial, la abundancia de agua o
bien, razones anteriores a la muerte, como abstención de la carne, la poca comida, la mortificación del cuerpo,
limitarse a comer legumbres, todo eso podría explicar la conservación del cuerpo después de la muerte?” “Él le
respondió: “Yo, personalmente, jamás he experimentado esas razones. Ni tampoco he leído que tales circunstancias
puedan tener su influencia. Después de examinar el cuerpo, he consultado a médicos competentes de Beirut, y de
Europa, pues yo viajo con harta frecuencia, y nadie pudo darme una explicación. El caso de este cuerpo es único en
la historia de la medicina. No paro de averiguar para saber si ha habido un caso parecido, de que un cuerpo se haya
conservado en estas mismas circunstancias”1640.

5-Imposible
“Preguntó, también: “¿Cree usted que este hecho sería natural o sobrenatural? ¿No cree usted que un monje
ingenioso haya descubierto un medicamento capaz de conservar el cuerpo?” “Respondió: “”Mi convicción personal,
basada en el estudio y la experiencia, y después de haber examinado este cuerpo, dos o tres veces por año,
después de 17 años (1909), diría que este cuerpo se conserva por una fuerza sobrenatural. En cuanto a la
suposición de que un monje hubiera descubierto un medicamento capaz de conservarlo de tal manera, formulo lo
siguiente: Primeramente, si eso fuera verdad, el inventor de este descubrimiento extraño merecería la admiración y
la estima del medio científico, sobrepasando a Pasteur. Por otra parte, los médicos hacen todos los esfuerzos
posibles en este campo para la conservación de los cuerpos. Y con tantos esfuerzos, no han logrado conservarlos
sin mal olor, más de dos semanas. En cuanto a la supuración de este cuerpo, no se les ocurrió nunca a los médicos
pensar en ello; a lo que se añade la imposibilidad de que los cuerpos, en el supuesto de que estén momificados por
los médicos, pudieran supurar. Es sabido que el cuerpo sano de un hombre vivo contiene cinco litros de sangre, de
los cuales solamente tres litros de plasma podrían ser segregados, una tasa estimada en el 60%. El resto, el 40%,
contiene sales, glóbulos, materias sólidas. Si el cuerpo segregara el plasma natural, conservado después de la
muerte, y si los poros segregaran dos o un gramo cada día, se sigue de ahí que la cantidad de plasma segregada
sobrepasa la almacenada en el cuerpo, al momento de la muerte. Es decir, ocho años después de su muerte, la
cantidad de plasma debería haberse acabado; eso, si consideramos que el suero que emanó se conservó del todo y
no haya perdido nada a causa de la evaporación. Ahora bien, yo observé que el cuerpo supuraba más de un gramo
por día, pues el ritmo de la secreción no sería abundante si el cuerpo agregara un solo gramo cada día.

“En segundo lugar, usted conoce mejor que yo la falta de formación médica, especialmente entre monjes y, sobre
todo en este convento donde los monjes pasan el día en el campo, en la oración, en el trabajo. A mi modo de ver, la
sencillez de los monjes, su negligencia, su descuido del cuerpo del padre Chárbel, todo eso sería favorable para la
corrupción del cuerpo, si no hubiera una fuerza sobrenatural para protegerlo.

“Quiero también agregar que durante la guerra, he visto morir gente de hambre, después de vivir sin comer largo
tiempo. Sus estómagos estaban vacíos y secos y sus cuerpos deteriorados después de siete horas de muertos. Lo
mismo en los enfermos de tifoidea que sobrevivían unos 25 días, bebiendo sólo agua, segregada por el cuerpo, y
apenas a pocas horas de su muerte, sus cuerpos comenzaban a descomponerse. Lo otro: el frío, el agua, la
humedad y el calor ayudan a la descomposición del cuerpo. Todos estos factores no constituyen elementos
protectores. Por el contrario, destruyen el cuerpo. Y todos estos fenómenos rodearon el cuerpo del p. Chárbel.
Suponiendo que los monjes hubieran descubierto el antiguo método de momificación egipcia, ¿cómo hubieran sido
capaces de hacer supurar el cuerpo? En una palabra, el cuerpo del p. Chárbel está conservado por una gracia
sobrenatural. Y yo estoy dispuesto a dar una suma de diez mil francos, como premio, suma considerable para mis
posibilidades, al que sea capaz de conservar un cadáver en el estado en que está éste”1641.

- 97 -
6-Irrealizable desde el punto de vista médico
“El postulador de la causa le preguntó: “¿Esta secreción no podría realizarse por la introducción de plasma en el
cuerpo, por inyección?” Él respondió: “Médicamente es irrealizable, pues el plasma se encuentra en el cuerpo del
hombre y no se produce farmacéuticamente. A este propósito, yo estudié farmacología y la practiqué, antes que la
medicina. Tengo mis diplomas de la universidad de Lyon. ¿Quién puede dar su sangre durante 27 años para
introducirla en el cuerpo del p. Chárbel? Y lo que es más, la operación de la extracción del plasma de la sangre no la
pueden hacer sino especialistas, dotados de todos las instrumentos necesarios. Si eso fuera factible, no se
guardaría el secreto. ¿Quién de los monjes, de los que usted no ignora su simplicidad, aunque se obtuviera ese
plasma, ¿estaría a la altura de poder realizarlo? Admitamos que todo esté disponible. Sería imposible inyectarlo en
un cuerpo después de 27 años de muerto. Más aún, sería imposible después de un mes de muerto, pues las venas y
las arterias por donde debe pasar el plasma, se secan poco después de muerto. También los poros se cierran, e
impiden la supuración”1643.

“También le preguntó: “¿La extracción del corazón y del hígado tienen que ver algo en este caso, o qué resulta de
ahí?” “Respondió: “La extracción del corazón y del hígado no tienen nada que ver. La extracción del estómago, por
donde comienza la descomposición, la retardaría por un tiempo”1644.

O: Otros exámenes

1-Cosas que no existen en medicina


“Fui nombrado superior del convento de San Marón, en Annaya, en 1910. El cuerpo del p. Chárbel yacía en un
ataúd en la esquina de la iglesia. Como aún seguia la supuración del líquido, llamé a los doctores: Jorge Chokrallah,
amigo mío y vecino de la casa de mi padre; a Nayib Beik Al-Juri, de Ehmej; a Wakim Najle, de Biblos y a un médico
armenio, todos ellos fallecidos. Cuando llegaron, trasladaron el cuerpo a un cuarto del convento, cerca de la iglesia.
Lo colocaron sobre una sábana, encima de una mesa y cada uno lo examinó por separado. Sebastián y yo nos
quedamos en el cuarto. Le abrieron el estómago, debajo del pecho hasta la mitad, para descubrir la causa de la
secreción del líquido. Después de un examen concienzudo en el interior, le volvieron a poner los hábitos. Cuando
salieron, los oí hablar del tema en secreto. El Dr. Chokrallah dijo: “Doy 50 libras otomanas al que me explique qué es
esta materia que supura y su causa”.”El Dr. Nayib Beik Al-Juri dijo: “Yo no lo sé”. Lo mismo dijo el armenio”1665. A mi
pregunta, respondieron que no podían dar una respuesta médica. El Dr. Jorge Chokrallah dijo: “No nos pregunte por
cosas del cielo, que no existen en la medicina de la tierra”1646.

2-La cal viva


“Desde que fui nombrado superior del convento en 1910, supe que el médico Nayib Beik Al-Juri había sido
llamado para examinar este cuerpo. Después del examen mandó que lo pusieran de pie. Fijaron el cuerpo de pie, en
un armario con cal viva para que absorbiera la sangre y el plasma segregados, y así se secara el cuerpo. Después
de cierto tiempo, este médico que no era maronita sino de nombre, volvió a encontrar el cuerpo como estaba. Mandó
quitar la cal viva que le habían puesto debajo de los pies, y dijo: “Puse la cal creyendo que deterioraría el cuerpo que
continúa en estado de conservación, gracias a una fuerza que escapa al conocimiento científico. Sin duda, la
santidad del p. Chárbel tiene que ver en esto”1647.

3-El médico Elías Al-Anaissi


“Vi en el convento de Annaya, el cuerpo del p. Chárbel. Cuando me acerqué, sentí un olor corporal indescriptible.
Es como el que exhala un ser vivo. Después de examinarlo y mirado bien, observé una materia que salía de los
poros. Es un fenómeno extraño e inexplicable científicamente, en un cuerpo inerte después de muchos años. Repetí
el examen del cuerpo varias veces en varios períodos y estaba tal cual lo reporté el 16 de septiembre de 1926”1648.

4-Los exámenes de 1927

- 98 -
“Después de que salieron todos los testigos, la comisión de jueces se quedó sola para examinar el cuerpo. El color
del cuerpo parecía ser rojo-amarillento; la piel estaba seca en la mayor parte del cuerpo, suave en las manos y en la
espalda; los músculos estaban secos, notoriamente visibles bajo la piel que, endurecida como estaba, seguía
manando por los poros invisibles, una sustancia sólida del color del plasma, cuyo olor era el del plasma en
descomposición. Esta sustancia parece, se corrompía después de su secreción por los poros invisibles. Una parte
de los cabellos y pelos no depreciable, existen todavía en los lugares cabelludos de su cuerpo como: el pecho, la
barba, la cabeza y aún en las manos, firmemente arraigados, como en un cuerpo vivo. Se veía el cuello con sus
huesos, un cartílago y su piel, como en los seres muertos. Los ojos y la nariz han sufrido una deformación, a causa
del goteo del techo de la tumba. Los huesos estaban bien conservados y aún las uñas. Las articulaciones, móviles y
flexibles; el pecho y la espalda tenían el aspecto de un cuerpo acabado de morir; el estómago, hundido; se le veía
una cicatriz que va de la base del esternón hacia el muslo izquierdo, de una longitud del diez centímetros. Fue hecha
por mano de hombre. En el estómago aparecen las huellas de un cinturón de hierro, de un color más destacado que
el de la piel. Puede ser el indicio de que el p. Chárbel llevara un cinturón de hierro con púas; El órgano sexual,
todavía aparente; las rodillas guardan las huellas de callosidad, que demuestran largas horas de estar arrodillado;
las plantas de los pies y las manos, sobre todo la izquierda, los miembros más expuestos a la vista y a ser tocados,
presentan rasguños causados, como es de suponer, por manos humanas; la carne aparente debajo de las heridas
es de color blanco rojizo; en la parte inferior del occipucio, debajo del cráneo, se encuentra una abertura de cuatro
centímetros de largo por uno de ancho, practicada con un cuchillo; todas las deformaciones que ha sufrido el cuerpo,
han sido practicadas por mano de hombre, menos los ojos y la nariz, debido al goteo del agua. El Dr. Jorge
Chokrallah abrió el estómago, de izquierda a derecha y de la mitad hacia el pecho. Se observaron pocas entrañas.
Los intestinos, el estómago y el hígado habían sido extraídos. En cuanto a la piel, los diferentes tejidos siguen
flexibles y conservados. Se abrió la piel, y la comisión observó que las capas cutáneas estaban sanas, como las de
un animal sacrificado hacía dos días, sin corrupción”1649.

P: Hasta el año cincuenta

1-Traslado del cuerpo


“En 1927, yo pertenecía a la comunidad del convento1650, cuando la Santa Sede ordenó que pusieran el cuerpo
del p. Chárbel en una tumba. La hicieron en el muro interior del convento, en la planta baja al lado de la puerta hacia
el sur”1651. “Antiguamente había sido utilizado como gallinero. Revocaron las cuatro paredes con arena y cal,
cubiertas con una capa de cemento. El piso, igualmente lo cubrieron con el mismo material. Después pintaron las
paredes con cal. Así, el desván se convirtió en una tumba”1652. “Allí se quedó desde 1927 hasta abril de 1950. Se
escribió como epitafio solamente esta expresión: “Aquí yace el padre Chárbel”1653.

2-Supuración en la pared
“En febrero de 1950, algunos visitantes se dieron cuenta que había humedad debajo del muro donde se
encontraba el ataúd. Le avisaron al superior, el cual con los monjes, pensaron que se infiltró el agua de la lluvia en el
interior de la tumba y que habría deteriorado el cuerpo. Por la noche, el superior, acompañado de los monjes y dos
trabajadores, desmontaron dos o tres piedras de la tumba y comprobaron que estaba seca. Entonces abrieron el
ataúd, cubierto de zinc y encontraron los hábitos empapados, el ataúd echado a perder, y acumulado el líquido que
salía del cuerpo. Se oxidó el zinc y el agua se infiltraba por el muro. Volvieron a cerrar la tumba, después de haber
enjugado el cuerpo con una sábana blanca, sobre la que quedó impresa la imagen de su cuerpo. Por aquel
entonces, yo era el superior general. Le llamé la atención al superior del convento por haber tomado esa decisión sin
haber pedido permiso de la autoridad. Él se excusó diciendo que sólo intentaba saber la procedencia del agua,
temiendo que se infiltrara de afuera y deteriorara el cuerpo”1654.

3-Versión de Emanuel Jorge Emanuel


“El padre general mandó aquel día, abrir una puerta que diera a la iglesia para que las mujeres pudieran entrar,
pues les estaba prohibido el acceso allí. El padre superior, Pedro Abi Yunes, me pidió a principios de febrero de
1950, que empezara los trabajos de excavación para cumplir la orden. Le pregunté: “¿Puedo excavar debajo de la
tumba para ver qué pasa allí?” Me respondió que hiciera como yo quisiera.

- 99 -
“Comencé a desmontar las piedras. En realidad, al principio comenzamos este proyecto para comprobar si la
humedad hizo daño al cuerpo. Después entré, lámpara en mano y vi el agua que salía del ataúd y que formó un
pequeño charco. Le pedí a mi compañero que me trajera la ponchera que se usa para los bautismos con unos
trapos. Volví para quitar la tapa del ataúd. ¡Allí yacía un hombre delante de mí! ¡Sí, un hombre! Un hombre muerto
con sus manos blandas. Tuve el atrevimiento de besarlas. De sus manos manaba agua, como si fuera un hombre
vivo que sudara. Y mientras más las enjugaba, más abundante transpiraban. Corté de su carne un pedazo de 20
centímetros de largo por 5 de ancho. Después cogí otro pedazo más pequeño que el anterior y me lo metí al bolsillo.
También le arranqué un diente y dos caninos. Al día siguiente de nuestra llegada a Beirut1655, las gentes se
amontonaban en Annaya, de manera frenética, no explicándome cómo supieron lo que pasó1656. Llegaron por miles,
hubo muchos milagros y se efectuaron curaciones por su intercesión que publicaron en diarios y se dejó constancia
en los anales del convento. Hasta nuestros días, todo el que entra al convento puede ver al lado de la puerta, un
cuarto lleno de muletas que dejaron los paralíticos después de haber sido curados por intercesión del p. Chárbel”1657.

4-Reabren la tumba
“Por entonces se le pidió al patriarca que se formara una comisión de médicos para examinar el cuerpo. Nombraron
a los doctores: José Hitti, Chikri Milane y Teófilo Marón. Se reunieron el 22 de abril del mismo año 1950, la comisión,
el superior general y el obispo José Agl, vicario patriarcal. Un gentío innumerable se aglomeró, no sabiendo cómo
pudieron conocer la noticia. Se presentó también el postulador de la causa, el padre Vicente Awad. Se abrió la
tumba”1658, “estando yo presente”1659. “Al ataúd lo pusieron en la iglesia y los médicos lo abrieron delante de todos los
arriba mencionados. Encontraron empapados los hábitos, el colchón, la almohada y la casulla. Algunos estaban
podridos. Todo eso se conserva en el convento de San Marón. Los médicos certificaron que el agua no provenía del
exterior sino del cuerpo del p. Chárbel. Sacaron del cuerpo un pedazo pequeño para examinarlo en el laboratorio.
Dejaron un informe minucioso de todo lo que observaron. No me acuerdo si el informe lo hicieron inmediatamente
después del este examen o después del segundo examen que se llevó a cabo en agosto de 1950”1660.

5-Examen del cuerpo y cierre de la tumba


“Después del examen del cuerpo, lo revistieron con nueva ropa y otra casulla. Lo metieron en el ataúd, lo
depositaron en la tumba y se cerró la entrada con piedras y cemento, después de haber sellado el ataúd. Los hábitos
cambiados se los dieron al postulador de la causa para que cuidara de ellos, lo mismo que cierta cantidad de tierra
mojada con el plasma emanado del cuerpo. En agosto de 1950 reabrieron la tumba. El examen se desarrolló delante
de una comisión de clérigos: el obispo Pablo Aql, el postulador de la causa, padre Vicente Awad; el padre Abdallah
Nayem (luego obispo) y yo, superior general de la orden con mi consejo, sacerdotes y monjes, la comisión de
médicos, los mismos de la comisión anterior, más el doctor Merched Jater, de la facultad de medicina de Damasco;
un médico armenio, venido especialmente de Egipto para examinar el cuerpo; el médico Elías Al-Juri, ministro de
Salud, por ése entonces y otros. Estaba presente también, el delegado del prefecto, Kesruwan Tufiq Haider,
acompañado del presidente de la república, Vicente Lahud; la esposa del ex presidente de la república, Señora
Laura Juri y otros. Después de haber prestado juramento en la capilla, abrieron la tumba delante de estos testigos y
sacaron el ataúd. Entonces los médicos entraron en la tumba. A la cabeza iba el doctor Merched Jater. Examinaron
los muros, los cuales encontraron secos y verificaron la hermeticidad. Encontraron una secreción de color vino tinto
sobre el costado de los pies, debajo del ataúd. Abrieron el ataúd y vieron la casulla, el colchón y las almohadas
todos empapados del plasma emanado de su cuerpo. Sobre la capucha había moho. El cuerpo se conservaba
siempre como antes, en sano estado. El médico Teófilo Marón cortó un pedazo del pecho y lo metió en un frasco de
vidrio. Los de la comisión y los asistentes vieron supurar el plasma por los cuatro lados del corte. Después le
cambiaron las vestimentas y la casulla, como también el colchón y la almohada. Después de sellar el ataúd, lo
volvieron a poner en la tumba, la cual fue cerrada como antes. Se hizo un informe minucioso que describía el
examen y fue firmado por los médicos y la comisión clerical. Una copia se dejó en el ataúd y la otra se le entregó al
postulador de la causa. Ahora me acuerdo que cuando abrieron la tumba, el 23 de abril de 1950, el sobre metálico
donde metieron el informe, estaba podrido y se desmoronó al tocarlo. Pero el informe mismo, no estaba deteriorado
sino apenas los bordes untados del plasma, lo que le daba un color castaño”1661.

6-Exhibición del cuerpo y visitas


“El traslado del cuerpo se llevó a cabo por decreto y decisión de la Iglesia. Por ser el último traslado, se permitió
su exposición1662. Yo pedí permiso para besarle la mano, ya que estuve a su servicio durante dos años, permiso que
me fue negado por el obispo Abdallah Nayem, delegado patriarcal, alegando que “el ataúd estaba cerrado y ya no se
podía abrir. La tapa era de vidrio.

- 100 -
“El patriarca sirio católico, con algunos obispos, vinieron a visitarlo, lo mismo que los obispos Nayem Aql y otros
obispos maronitas. El patriarca Antonio Arida vino para la celebración de la misa en el eremitorio, en la fiesta de San
Pedro y San Pablo”1663.

“Las multitudes afluían, de todos los niveles sociales: grandes y pequeños, analfabetas y cultos, cristianos y no
cristianos del Líbano, de los países árabes, de Europa, de América y de los cuatro ángulos del mundo. Una gran
parte de visitantes estaba aquejada de diferentes enfermedades; enfermos que tenían necesidad de auxilio y ayuda
divinos. Vinieron también dos cardenales: Tabuni y Agayanián y una cantidad de sacerdotes, como también el
presidente Asunción Al-Juri, ministros, diputados, hombres de Estado1664, de todas las sectas cristianas y no
cristianas1665. Los grupos no cesaban de acudir a su tumba, en especial los domingos y días festivos, impulsados por
su creencia en la santidad del padre Chárbel y la eficacia de su intercesión, tras el gran número de sanaciones que
se siguieron. No creo que haya otro motivo humano para impulsar a las gentes a venir a visitar su tumba”1666.

Q: La imagen de Chárbel

1-Tetimonio del hermano Elías Nuhra de Edde


“El lunes 8 de mayo de 1950, fiesta de S. Juan Evangelista, patrono de nuestra congregación de Misioneros
Libaneses, me dirigí por orden del prefecto de la Escuela de los Apóstoles, en Jounieh, el padre José Merhi (luego
obispo), a visitar el convento de S. Marón, en Annaya, con los padres Pedro Chalhub, Sassine Zaidan, los hermanos
profesos, novicios, escolásticos y los empleados. Éramos cuarenta personas. Fuimos en un bus de la escuela.
Llegamos al medio día, visitamos la iglesia, la tumba del p. Chárbel y el convento. Había una muchedumbre y
muchos enfermos. Las oraciones en la iglesia no se interrumpían. Las multitudes participaban de los oficios con fe y
fervor. Por nuestra parte, visitamos la capilla de S. Marón. Luego visitamos al Santísimo Sacramento. Después de
eso, una parte de nosotros subimos al eremitorio de S. Pedro y S. Pablo. Allí me dio por tomar una foto a unos
hermanos que estaban conmigo: el novicio José Antonio de Abrín; a su derecha, el hermano escolástico Juan Gosen
de Der Baachtar; detrás había un árbol adyacente al eremitorio; a su derecha, el hermano Pablo Azbek de Qartaba;
sentado delante de él, el padre Elías Abi Ramia de Ehmej, responsable del eremitorio. La foto fue tomada con una
cámara “Kodak Broni”. El 9 de mayo hicimos desarrollar la película y he aquí que delante de José Challita, apareció
la imagen de un monje venerable, al que se le veía la cabeza, la barba blanca, calada su capucha, su mano derecha
con los dedos ennegrecidos, como los de una momia. Tenía como un cuerpo transparente, vestido con el hábito
monacal negro, como los monjes libaneses. Detrás de él, las piedras y la hierba de la tierra se veían a través de su
cuerpo, como si el monje colocado delante de esos objetos fuera de vidrio. Se podía ver al lado de José Challita,
debajo de la barba del monje hasta la rodilla. El monje, por su tamaño parecía arrodillado. En un primer plano
adelante, estaban los dos jóvenes. Detrás, de pie en un segundo plano, su capucha y su cuerpo transparente”1667.

2-El testimonio de José Challita Antonio


“Visité el eremitorio del padre Chárbel, el 8 de mayo de 1950. Los visitantes de la congregación de Kreim, me
preguntaron si quería una foto con ellos. No tuve inconveniente. Me puse de pie, con los brazos cruzados.
Inmediatamente apareció un monje delante de mí, y me dijo: “Yo quiero fotografiarme con ustedes; me voy a
poner delante de usted”. El hermano Elías Nuhra tomó la foto. De repente, el monje desapareció. Después que
desarrollaron la película, el monje al que yo solamente vi, apareció en la foto. Los que lo conocían dijeron que era el
padre Chárbel. El testimonio fue dado el 5 de noviembre de 1973”1668.

3-Testimonio de los que lo conocían


“El postulador de la causa, el padre Vicente Awad, mostró la foto a las siguientes personas: A Eliseo Nakad, hijo de
Rosa, la hija de Juan que era hermano del padre Chárbel; al hermano Jorge Nehemtallah de Lehfed; al padre Elías
de Mechmeche; al padre José de Ehmej; al hermano Pedro Jalife de Maifuq; al hermano Pablo Yunnan de
Mechmeche; al padre Antonio Nehme y al padre José Saad Juri de Mechmeche. Todos ellos conocieron al padre
Chárbel cuando estaba vivo y todos certificaron bajo juramento, que el de esa foto era el padre Chárbel1669. La
señora Nohad Al-Chamy, dijo: “Ésa es la imagen del padre Chárbel”1670.

- 101 -
4-El superior general, Ignacio Al-Tannuri
“Ampliamos la foto del padre Chárbel y recogimos como otras treinta fotos de antiguos monjes de la Orden.
Después fuimos donde el padre Al-Tannuri y le pedimos que si podía identificar a cada uno de los de la foto. Al llegar
a la del padre Chárbel, la contempló, luego la acercó y un momento después, le corrieron abundantes lágrimas de
los ojos. La besó, mojándola con sus lágrimas. Nosotros estábamos convencidos de que era la foto milagrosa del
padre Chárbel, aparecida en la toma del fotógrafo. Le preguntamos: “Padre, ¿es que esa foto le recuerda algún
pariente suyo, puesto que lo ha conmovido tanto? Respondió sollozando como un niño: “No, es la foto del padre
Chárbel. ¿De dónde la sacaron? Él nunca fue fotografiado en su vida”1671.

R: Derramaré mi espíritu (Act. 2, 17)

1-Curación de un enfermo y de una paralítica


“Cuando abrieron la tumba, el 22 de abril de 1950, vi en el corredor a un joven de Maifuq, llamado Emilio Pedro,
que se apoyaba en dos muletas a causa de una enfermedad en la rodilla. Le dije que pidiera la intercesión del p.
Chárbel. Mientras nosotros estábamos en la iglesia para examinar el cuerpo, escuchamos aplausos y algarabía. Era
que el joven había sanado de su enfermedad. También supe de un hombre de Bmariam, se me escapa su nombre,
que trabajaba como telefonista. Vino de visita al convento de Annaya, justo el día del examen del cuerpo. Como no
pudo entrar en la tumba, se contentó con pasar su sombrero sobre el muro, como para que le sirviera de reliquia.
Luego regresó a su pueblo. Su sobrina, paralítica y sus padres, sabiendo que estuvo visitando la tumba del p.
Chárbel, le preguntaron si había traído alguna reliquia. Él les dio el sombrero que había pasado sobre el muro.
Frotaron con él a la paralítica y se sanó y caminó”1672.

2-Les llegaron hasta el fondo del corazón (Act. 2, 37)


“Las multitudes afluían y venían, especialmente después del examen, para visitar la tumba, de todas las
confesiones, gentes sencillas, gobernadores y trabajadores, todos con el ánimo de sanar de sus enfermedades y la
de sus enfermos y de enfermedades crónicas. Pero el gran milagro fue el que, decenas de ellos, alejados de los
sacramentos, en especial del de la Penitencia, desde su visita a la tumba, los invadía el fervor y el arrepentimiento, y
con lágrimas se acercaban a la confesión. Muchos se han mantenido firmes en su arrepentimiento hasta ahora”1673.

3-Sanación de un paralítico (Mc. 2, 1.20) y de una hemorroisa (Mc. 5, 25-34)


“Un soldado de Zahle que tenía una enfermedad cardíaca y fracturas en la columna vertebral, fue sanado
después de confesarse y recibir la comunión, gracias a la intercesión del padre Chárbel.

La cuñada del padre Lattuf Al-Andari estuvo aquejada de una hemorragia durante dos años, y estuvo a punto de
morir. Sanó por la intercesión del padre Chárbel “1674.

4-Una curación de reumatismo


“Nehme José Abraham, uno de los colonos asociados del convento de S. Marón, fue atacado de reumatismo, en
1941, a la edad de cinco años. Los médicos consultados dijeron que se necesitarían muchos años para sanar del
mal. Su mamá recurrió a la intercesión del p. Chárbel y pidió una reliquia de su tumba. Le entregué una telita y agua
con la que lavaron sus hábitos. Ella mojó la telita en esa agua y la pasó por las articulaciones del niño. Al momento
comenzó a moverse. Al día siguiente ya estaba bien del todo. Yo vi a este niño antes y después de la curación”1675.

5-Al paso del Señor Jesús


“Yo, personalmente fui a la montaña de Biblos. Era maravilloso el espectáculo. Decenas de autobuses,
centenares de automóviles trasportando multitudes. Eso me hizo pensar en la muchedumbre que hace dos mil años,

- 102 -
se precipitaba detrás del Señor Jesús. ¡Es una escena que da la impresión de una fe profunda! Los milagros de
conversión que se realizan, sobrepasan a los de sanación corporal”1676.

6-Jesús está vivo


Más de 500 milagros de sanación, algunos de ellos de gran notoriedad física permanente, como el caso de la sra.
Nohad Al-Chami, están señalados en los registros del convento de Annaya, sin contar las decenas de miles en el
Líbano y el extranjero que no estan en los registros. El punto importante en la obra del alma es la conversión. Así, el
santuario del p. Chárbel se considera entre los santuarios internacionales, como uno de los que trae a los pecadores
a la penitencia y a la reconciliación con Dios, lo que lleva al alivio de la conciencia. Jesús está siempre vivo. Él sana
las heridas de la humanidad sufriente. Él perdona los pecados que causan la muerte eterna, y les da la vida eterna.

Conclusión
“¡Frente a esta cantidad de testimonios, el lector sagaz no puede no anonadarse profundamente delante de este
santo, maravillándose de su vida y después de su muerte! Puede ser que no seamos capaces de imitarlo ni de llegar
a la altura de la práctica de sus virtudes, pero no deja de atraernos fuertemente al amor de Dios y del prójimo, en la
medida de la posibilidad de cada uno de nosotros, y según la vocación particular a la que Dios nos haya llamado,
repitiendo con fe y devoción: “¡Oh Dios, tú eres maravilloso en tus santos”!1677.

Los testigos
1. Ignacio Daguer Al-Tannuri, superior general. Pronunció sus votos en el convento de Naameh el 8/10 de 1896 1678. Ordenado
sacerdote el 25/3 de 18931679. Elegido superior general para los períodos de 1913 a 1929. Se ocupó de la causa de canonización
de los santos Al-Hardini, Chárbel y Raquel, ante la Santa Sede en 1925. Hombre virtuoso 1680. Empeñó las propiedades de la Orden
al Estado francés, por un millón de francos, durante la Primera Guerra mundial, para alimentar a los hambrientos. Hizo muchos
milagros durante su vida. Antes de morir1681, dijo: “Conocí personalmente al p. Chárbel en su eremitorio, supremamente bien1682.
Murió el 14/2 de 19571683.

2. Ignacio Hunan de Mechmeche, sacerdote. Pronunció sus votos en 18711684: “Tengo 74 años1685. Conocí al p. Chárbel antes de
entrar a la Orden, pues ayudaba en las misas del p. Elías de Mechmeche, cuando tenía 12 años. Después de terminar mi noviciado
en el convento de Kozhaya, pasé un tiempo en el convento de S. Marón, donde lo traté mucho y con él rezaba el rosario. Fue mi
director espiritual hasta su muerte”1686. Murió el 22/9/19301687.

3. Efrén Nakad, sacerdote. Pronunció sus votos en el convento de Annaya, en 1874. Fue ordenado sacerdote en 1880 1688. “Soy
ermitaño en el eremitorio de Kozhaya. Tengo 76 años 1689. Cuando entré de monje, en el convento de San Marón, en Annaya, el p.
Chárbel era ya sacerdote y miembro de la comunidad. Allí pasé dos años y medio. Después tomé el hábito” 1690. Murió en el
eremitorio de San Pablo-Guebta1691.

4. Elías Abi Ramia de Ehmej, sacerdote. Pronunció sus votos en el convento de Kozhaya, en 1896. Fue ordenado en 1898 1692.
“Tengo 55 años1693. Mis padres tienen tierras cerca del eremitorio y desde niño iba allí, donde lo conocí. Yo tenía como seis años
cuando conocí al p. Chárbel. Y como yo era hijo único, mis padres me enseñaron a leer muy temprano. Frecuentemente iba al
eremitorio para ayudar en la misa al p. Chárbel. Lo conocí durante 17 años 1694. Después volví a ese convento para pasar tres años,
antes de su muerte”1695. Murió el 21/3/19671696.

5. Elías Abi Gosen Al-Mahrini, hermano. Pronunció sus votos en el convento de Annaya, el 25/12 de 18711697. “Tengo 80 años1698.
Lo conocí hace 60 años, pues cuando entré al convento de San Marón, en Annaya, él era ya sacerdote. Con él rezaba el rosario.
Allí vivimos juntos como 30 años” 1699. Murió en el convento de Kfifane, el 19 de diciembre de 19321700.

6. Antonio Alwan de Aito, sacerdote. Pronunció sus votos el 8/1/18981701. “Tengo1702 45 años. Conocí al p. Chárbel en el convento
de S. Marón1703, pues comencé mi noviciado hacia 1896. Después me quedé allí un segundo año como profeso. Después de mi
profesión me sentía mal y cansado. Entonces el superior me permitió hacer la convalecencia en el convento de Yebbe 1704,
quedando canónicamente destinado al convento de S. Marón, al que volví a principios de 1899, si mal no recuerdo. Poco después
de la muerte del p. Chárbel 1705, su cuerpo fue retirado de la tumba estando yo presente1706. Oí hablar muchas veces de él, entre
otros, al hermano Francisco de Mechmeche1707. Muerto el 21/1/1960, en el convento de Ydaide 1708.

7. Antonio de Hsarat, sacerdote. “Soy ermitaño en el eremitorio de Annaya. Tengo 1709 unos 60 años”1710. Fue ordenado sacerdote
el 4 de mayo de 1896. Después de la autorización del superior, entró en el eremitorio de Annaya, donde pasó 26 años. Avisó a su
superior de su muerte, tres días antes. Antes de entregar su alma al Creador, dijo: “Ha llegado la hora”. Murió el 12 de febrero de
19461711.

- 103 -
8. Antonio Chebli, sacerdote de Maifuq, Biblos. Pronunció sus votos en el convento de Kfifane, el 2/5/1920 1712. “Tengo 61 años1713.
No conocí personalmente al p. Chárbel. Pero desde 1921 me ocupé de reunir información sobre su vida, de las gentes que lo trató
y frecuentó y en quienes yo tenía plena confianza. Y aunque mi trabajo no tuviera un carácter oficial y los testimonios no fueran
bajo juramento, les advertí de la importancia de su testimonio. Ellos aseguraron que no decían más que la verdad 1714. Murió en el
convento de Nuestra Señora del Socorro, el 18/12/1964 1715.

9. Antonio Nehme de Lehfed, sacerdote. “Tengo 77 años1716. Conocí personalmente al p. Chárbel en 1895, año en que yo era
escolástico en el convento de San Cipriano, en Kfifane. Después de sufrir una herida y que la llaga supuraba, los superiores me
mandaron al convento de San Marón para ser tratado por uno de nombre Antonio Al-Uwaini que recibía enfermos, pese que él no
había hecho estudios de medicina. Fui tratado por él durante 40 días, durante los cuales yo veía al p. Chárbel en su eremitorio,
cerca del convento y a veces en el convento mismo, donde él venía para ocuparse de ciertos trabajos, sobre todo en la elaboración
del pan durante la cuaresma. Después volví al convento de San Marón para pasar los meses de agosto y septiembre de ese mismo
año, cuando lo conocí mejor. Más tarde, tuve la ocasión de hacerle una visita en el convento y en el eremitorio y de hablar con él. Y
oí también, hablar de él1717. Murió en el convento de Nuestra Señora el 5/12/19681718.

10. Bernardo Helu de Ehmej, sacerdote. Pronunció los votos en 1895 y fue ordenado sacerdote en 1906 1719. “Tengo 47 años1720.
Conocí al p. Chárbel en el eremitorio, cuando era escolástico y venía a vacaciones de verano al convento de San Marón. Subía al
eremitorio y le ayudaba en la misa. Yo escribía textos antiguos de San Antonio y San Cipriano, a manera de escapularios para los
ermitaños. En ese monasterio pasé vacaciones de verano durante cuatro años, en vida del padre Chárbel 1721. Murió el 5/6/19421722.

11. Pedro Jawad de Mechmeche, hermano, llamado el ermitaño1723. Pronunció los votos en el convento de Kozhaya, en 18961724. Vivió
con San Chárbel dos años1725. Sobre todo, vivió con él un mes en Kesruwan 1726. “Tengo 60 años1727. No sé leer ni escribir; sólo el
rezo el oficio divino y leer las epístolas en karchuni (escritas con letras siríacas). Conocí al p. Chárbel en el eremitorio de S. Pedro y
S. Pablo, cerca del convento de San Marón, donde estuve de hermano converso, para hacer los trabajos que me mandara la
obediencia, ya sea en el campo o en el viñedo o bien en el convento. Conocí al p. Chárbel cinco años antes de morir. Yo iba al
eremitorio para participar y ayudarle en la misa, hacia el medio día. O bien, para hacerle una visita y participar en sus rezos.
También lo veía cuando yo trabajaba en el viñedo del eremitorio y lo veía en el convento cuando él iba allí1728. Después de la
muerte del p. Chárbel, la obediencia me mandó vivir en el eremitorio para ayudar al p. Macario que vivió con el p. Chárbel 30 años.
Él me habló de las virtudes de este hombre justo”1729. Murió el 17/9/1942, a los 82 años 1730.

12. Pedro Damián de Mechmeche, sacerdote. “Tengo 78 años1731. Conocí al padre Chárbel un año antes de su muerte, al siguiente
día de mi llegada al convento de San Marón. En ése entonces, él estaba en el eremitorio de San Pedro y San Pablo. Fui algunas
veces al eremitorio. Los que lo han conocido me hablaron de él, entre otros, el padre Elías de Mechmeche y el padre Antonio de
Mechmeche1732.

13. Pedro Al-Juri Juan de Mechmeche, sacerdote. Pronunció los votos en el convento de Kozhaya en 1896, ordenado sacerdote en
19031733. “Tengo 51 años1734. Conocí personalmente al ermitaño, cuando era hermano. Luego fui sacerdote del convento, 5 años
antes de su muerte”1735. Murió en el convento de Yrabta en 1967, con 91 años1736.

14. Pedro Antonio Moisés. Se casó el 6 de noviembre de 18831737. “Tengo más de 70 años1738. Yo era un joven de 15 años cuando
comencé a aprender zapatería con el hermano Francisco de Borachtar 1739, el hermano zapatero del convento. Viví diez años en
este convento, donde el padre Chárbel estuvo todo este tiempo. Cuando entró al eremitorio, yo me fui para mi casa de Uwaini que
distaba a un cuarto de hora del eremitorio, a pie. Desde entonces, iba todos los días para participar en la misa del padre Chárbel.
Dejé a Uwaini cuatro años antes de su muerte. Durante este tiempo no iba al eremitorio sino para la misa de los domingos 1740.

15. Pedro Daher: “Vivo en este convento desde la edad de 13 años. Era el encargado de las vacas y de las cabras. Después fui
mulero y más tarde, colono asociado, residente cerca del convento. Soy un vecino permanente. Fui nombrado cuidandero de las
propiedades del convento”1741.

16. Pedro Elián de Mechmeche, hermano. Pronunció los votos el 21/5/19151742. “Maronita. Tengo 26 años 1743. Desde hace dos años y
medio soy sacristán y el que atiende las visitas”1744. “Muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro, el 13/12/1954” 1745.

17. Pedro de Maifuq, hermano. “Tengo 66 años1746. Viví en el convento de Annaya dos años antes de la muerte del padre Chárbel y un
año después de su muerte”1747.

18. Pedro Saliba Sibrini. Pronunció los votos en el convento de San Moisés, en 1895. Fue ordenado sacerdote en 1904 1748. “Tengo 49
años1749. Tenía entre doce y trece años cuando conocí al padre Chárbel. Yo vivía en Kfarbaal y soy hijo de uno de los colonos
asociados del convento. Algunas veces iba al eremitorio para asistir a las misas. Después me quedé en el convento como
trabajador. Yo lo veía trabajar en la elaboración del pan. Me quedé en el convento durante tres años, antes de entrar en la Orden.
Después me ausenté tres años para volver luego, por un año. Desde que comencé mis estudios de teología, volví allí para las
vacaciones de verano”1750. Muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro en 19451751.

19. Pablo de Lehfed, hermano: “Viví en este convento como unos 19 años. Antes de comprometerme con la Orden, pasé allí más de
10 años como trabajador. Supe de la muerte del padre Chárbel en la víspera de Navidad de 1898, lo que me dejó afligido. En este
convento yo ayudaba al padre Antonio de Mechmeche”1752.

20. Pablo Majluf, sacerdote: “Soy el cura párroco de la parroquia del Bqaakafra. Tengo 53 años 1753. Oí hablar del padre Chárbel, pues
era mi tío. Es decir, mi papá y el padre Chárbel eran hermanos de la misma madre. Él era de nuestra aldea, Bqaakafra, de nuestra
familia Majluf y de nuestra comunidad maronita” 1754.

- 104 -
21. David Gabriel David: “Tengo 44 años1755. Muy joven frecuenté el eremitorio, durante cinco años. Iba allí una o dos veces por
semana; algunas veces cada mes, cuando los ermitaños me llamaban para copiarles libros espirituales y hacer los escapularios de
santos, pues yo tenía buena caligrafía en karchuni (árabe escrito en caracteres siríacos), cuando apenas tenía quince años. En esa
ocasión yo ayudaba en la misa1756.

22. Gabriel Marón Gabriel, cura párroco: “Tengo 70 años1757, soy sacerdote. Mi testimonio presenta dos aspectos: uno, de mi
conocimiento personal; el otro, de lo que he sabido de él. Por mi parte, lo conocí durante tres años, de los diez a los trece años. Iba
al eremitorio con mis amigos llevando los gusanos de seda para pasar allí el invierno, ocasión que me permitió ver al p. Chárbel 1758.

23. Jorge Emanuel Sassine: “Tengo 45 años1759. Desde joven estoy en el convento. Para ése entonces, el p. Chárbel estaba en el
eremitorio. Al comienzo yo residía allí como trabajador. Después de mi matrimonio no dejé de ir, como obrero, siendo un colono
asociado del convento1760. Conocí al p. Chárbel como ermitaño, doce años antes de su muerte. Yo pasaba gran parte del tiempo en
el convento. Muy a menudo, el superior me encargaba de llevar cosas al eremitorio donde algunas veces asistía a su misa y lo veía
trabajar en el viñedo. Algunas veces comí con él”1761.

24. Juan Antonio Al-Jaisi: “Soy de Bqaakafra, maronita, casado, analfabeto, piadoso y trabajador. Tengo 70 años 1762.No conocí
personalmente al padre Chárbel, pero oí hablar de él a los habitantes de Bqaakafra, a los más viejos que yo y también a los que
son de mi misma edad, y al cura párroco Rafael Nade, que estuvo un tiempo en nuestra parroquia. Todos ellos hablan de su vida,
antes y después de entrar en la Orden, hasta su muerte. No hay ningún parentesco entre mi familia y la suya. Solamente él es de
mi misma aldea”1763.

25. Juan Najle Al-Hussaini: “Tengo 67 años1764. Cuando mi tío, el padre Abdel Ahad Al-Hussaini, era el superior en el convento San
Sergio y Baco, en Qartaba, yo le ayudaba en la misa. Hice muchas visitas al convento de Annaya, donde veía siempre al padre
Chárbel”1765.

26. Juan Abdu Al-Yayi, sacerdote. Pronunció los votos en el convento de Naame, en 18891766. “Tengo 60 años1767. Conocí al p.
Chárbel desde hace 41 años, pues yo estaba en ese convento como ayudante del superior, el padre Emanuel Al-Yayi1768. En ese
tiempo, el p. Chárbel estaba ya en el eremitorio de San Pedro y San Pablo. Lo visitaba para copiarle algunas oraciones. Después
entré en la Orden para hacer el noviciado en ese convento, donde me quedé un año más, durante el cual visitaba al p. Chárbel. Lo
que yo sé de él está basado en mi experiencia personal. Después, lo que sé, lo oí de mis hermanos los monjes, que lo visitaron
durante largo tiempo, hasta su muerte”1769. “Murió en Nuestra Señora del Socorro, en 19301770.

27. Hawchab Tedros Challita Naakad: “Mi mamá, Rosa, era hija de Hawchab Majluf. Su mamá, Galia, era hija de Juan, que era
hermano del padre Chárbel de Bqaakafra, aldea natal del padre Chárbel. Soy maronita, de 66 años 1771. No lo conocí
personalmente, pero sí por el lado de su hermano Juan, abuelo de mi mamá. También conocí al padre Rafael Challita Naakad, al
padre Efrén Naakad, de la Orden Libanesa Maronita y al sacerdote Pablo Majluf, pues todos ellos conocieron al padre Chárbel, y
me han hablado de él”1772.

28. Roque Al-Juri de Mechmeche, sacerdote. Pronunció los votos en el convento de Naame en 1888. Fue ordenado sacerdote en
19001773. “Tengo 51 años1774. Conocí al p. Chárbel en el eremitorio, cuando yo era todavía seminarista y venía en las vacaciones de
verano al convento de Annaya, lo que me permitía visitar el eremitorio”. Murió en 1937, en el convento de Nuestra Señora del
Socorro”1776.

29. Sebastián Antoni Moisés, conocido con el nombre de Uwaini. “Fue confirmado el 19 de junio de 1867 1777; casado el 24/2/1889”1778.
“Tengo 68 años1779. “Lo conocí hacia 1869 y hasta su muerte en 1898. Fui al convento de San Marón para ayudar al tío de mi papá,
el padre Iklinos, ya anciano. También ayudé en la cocina al hermano Francisco de Mechmeche, durante dos años. El p. Chárbel
estaba en ese convento. Viví con él y los demás monjes, ayudando en el comedor. Me sacaron de la despensa para ayudar al p.
Elías de Mechmeche, durante ocho años, tiempo en el cual el p. Chárbel residía siempre en el convento. Todos los domingos y los
días de fiesta iba al eremitorio para asistir a la misa. Algunas veces me confesaba con él. Mantuve este ritmo unos 18 años hasta
su muerte”1780.

30. Simón de Ehmej, sacerdote. Ermitaño en el eremitorio de Maifuq. Pronunció los votos el 17/1/1874. Ordenado sacerdote el
26/2/18871781. “Tengo 74 años1882. Conocí al p. Chárbel antes de entrar en la Orden, cuando él acompañaba a los monjes del
convento de San Marón para participar en los funerales. Después, una vez ya en la Orden, viví 16 años en el convento de S.
Marón, cuando el p. Chárbel había entrado ya en el eremitorio. Lo veía a menudo y lo acompañaba en el eremitorio, pues yo era el
encargado de hacerle compañía cuando el superior lo necesitaba para alguna misión espiritual” 1783. “Murió el 15 de junio de
1933”1784.

31. Simón Jorge Gata de Biblos: “Yo era cantero. Tengo 75 años 1785 y soy maronita. Leo y escribo bien y soy piadoso”1786.

32. Chebli José Fayad Chebli: “Soy maronita de Maifuq. Tengo 85 años 1787. Conocí al padre Chárbel durante dos años y medio,
cuando él era ermitaño. Durante ese período estuve ayudándole al superior del convento de San Marón, el padre Emanuel Al-Yayi.
También los que lo han conocido me hablaron de su vida, entre otros, mi suegro Juan Marón de Maifuq, mi papá José Fayad
Chebli y Jalil Bu Richa de Maifuq”1788.

33. Aziz Juan Al-Chidiaq. Nació en 1919, registro N°. 33 de Bcharri, residente en Jalidie (durante el invierno). Era encargado de los
venían de la iglesia de Nuestra Señora de Jalidie1789.

- 105 -
34. Aida Chidiaq: “Nacida en Jalidie, registro No. 34 de Bcharri. Oyó contar a su mamá, fallecida a los 85 años, hace un lustro. Ella era
de la familia Chidiaq, de la rama de los Al-Juri, origen de la mamá de San Chárbel, según se lo contó su papá, que lo oyó de su
abuelo”1790.

35. Iid Challita Naakad: “Soy de Bqaakafra, maronita, de 46 años1791. El padre Chárbel era el tío de mi mamá1792.

36. Fuad Alejandro Al-Juri, alcalde de Aley:”Tengo 46 años1793. Soy de Ehmej. No conocí personalmente al p. Chárbel. Mi papá me
habló muchísimo de él, pues lo visitaba y se confesó con él, al menos siete u ocho veces. También oí hablar de él a los habitantes
de la región que lo conocieron. Entre otros, de los que obtuve información, puedo citar a mi tío, el doctor Nayib Beik Al- Juri que
atendió al p. Chárbel hasta su muerte; A Sebastián Al-Uwaini, que practicaba la medicina sin haberla estudiado; al padre Miguel Abi
Ramia; a José Sebastián Jalife, todavía vivo, y a mi mamá1794.

37. Francisco Paz Al- Sokhn, de Qartaba, hermano. Pronunció los votos en el convento de San Moisés, en 1893 1795. “Tengo 54
años1796. Conocí al padre Chárbel cuando él estaba en el eremitorio, dos años antes de su muerte. Yo era el encargado de la
sacristía y de los visitantes. Cuando él murió, yo estaba aquí y ayudé a cuidarlo durante los últimos seis días de su enfermedad.
Estuve presente cuando murió y participé en sus funerales. Después me encargaron la responsabilidad del cuarto donde fue
depositado su cuerpo y ocuparme de los peregrinos que venían a solicitar su intercesión. Un año y medio duré en ese servivio” 1797.
“Murió en el convento de Qartaba, en 1933”1798.

38. Francisco Saliba Al-Sabrini, sacerdote. “Pronunció sus votos en el convento de Naame, en 1888, a la edad de 18 años. Fue
ordenado sacerdote en 1904”1799. “Tengo 58 años1800. Conocí al ermitaño en el convento de Annaya, 13 años antes de su
muerte”1801. “Falleció en 1933, en el convento de Nuestra Señora del Socorro” 1802.

39. Luis Blaibel. sacerdote. Pronunció los votos en el convento de Naame, en 1888. Ordenado en 1890 1803. “Tengo 57 años1804. La
primera vez que vi al p. Chárbel fue en 1889, cuando era seminarista en Maifuq. Y después en 1895, cuando fui secretario del
padre general, Martín Al-Daruni”1805. “Falleció en el convento de Bharsaf, en 1938”1806.

40. Marón Daher Abbud: “Tengo más de 60 años1807. Soy colono asociado del convento y vivo muy cerca. Yo venía al convento para
asistir a la misa los domingos y días de fiesta y para ayudar a los monjes en el trabajo. Conocí al padre Chárbel en el convento, 15
años antes de entrar en el eremitorio. Después continué viéndolo allí”1808.

41. Benito Tabet, sacerdote, hijo de José Tabet, de Deir Al-Qamar. “Tengo 80 años1809. Estoy en la Orden desde hace 64 años. He
escrito unas 40 obras. Mis informaciones sobre el padre Chárbel vienen, en parte, de mi conocimiento personal y en segundo lugar,
de lo que escuché a otros de él. Lo conocí entre los años 1893 y 1895, es decir, ni antes ni después de esas dos fechas sin
poderlas detallar más. Hablé con él en el eremitorio de San Marón, en Annaya, impulsado por mi deseo de conocer los ermitaños
de mi Orden”1810. “Falleció el 14/5/1964”1811.

42. Miguel Abi Ramia, sacerdote secular. “Soy sacerdote maronita, de Ehmej. Tengo 54 años1812 y soy el cura párroco de la parroquia
de Ehmej. Tenía nueve años cuando comencé a frecuentar el eremitorio, cerca de mi casa a un cuarto de hora, a pie” 1813.

43. María, viuda de José Chamún: Soy de Mechmeche y tengo 60 años 1814. Soy maronita, analfabeta y piadosa1815. En mi juventud
venía con mis familiares de Ehmej para asistir, los domingos y días de fiesta, a la misa del eremitorio. A menudo participábamos
de la misa del padre Chárbel1816.

44. Moisés Antonio Moisés: “Soy de Ehmej, maronita de 78 años 1817. Viví siempre en el convento, trabajando en sus campos con los
monjes. Conocí a S. Chárbel en el convento antes de entrar a la ermita. Luego fue ermitaño” 1818.

45. Natividad, viuda de Antonio Chehade: “Soy maronita y piadosa, de la aldea de Annaya, de 67 años1819 y analfabeta. Me ocupo de
mi casa”1820.

46. Nehemtallah de Mechmeche, sacerdote. Ordenado en 18911821. Conocí al ermitaño en el eremitorio del convento. Lo visitaba a
menudo, pues yo fui miembro de la comunidad 15 años; es decir, yo estaba en el convento cuando su muerte1822 y participé en sus
funerales”1823. “Falleció en el convento de Nuestra Señora del socorro, en 19401824.

47. Rosa Hawchab Antonia Majluf: “Mi mamá era Galia Juana Zaarur Majluf. Tengo 87 años1825. El padre Chárbel era tío de mi
mamá; es decir, él era hermano de su papá1826.

48. José Abrahán Al-Hasruni, sacerdote. “Pronunció los votos en el convento de Annaya, el 20/3/1898. Fue ordenado sacerdote en
1904”1827. “Tengo 49 años1828. Frecuenté al p. Chárbel durante dos años, del 12 de noviembre de 1896 hasta el 4 de noviembre de
1898, en el eremitorio de San Marón, en Annaya, cuando yo era novicio y después monje. Cada vez que la oportunidad se
presentaba, pedía permiso para ir donde el p. Chárbel, al eremitorio de San Pedro y San Pablo. Cuando él veía mi deseo de
compartir con él su oración, me llamaba y comenzábamos a rezar el rosario, o hacer la visita al Santísimo Sacramento. Algunas
veces le ayudaba en la misa”1829. “Falleció en el convento de Jrabta, en 1961, a la edad de 80 años” 1830.

49. José Elías Bu Salomón: “Conocí al padre Chárbel durante mucho tiempo, cuando estuve en ese convento. Después, en el
eremitorio, hasta su muerte. Tengo 65 años 1831, y pasé más de 55 años al servicio de los monjes”1832.

50. José Abi Yunes de Ehmej, sacerdote. “Pronunció los votos en 1893 y ordenado en 1905”1833. “Tengo 54 años1834. Conocí al p.
Chárbel antes de entrar a la Orden. Lo frecuenté cerca de diez años. Luego fui monje en la comunidad de S. Marón, cuando él era
ermitaño en el eremitorio de S. Pedro y S. Pablo” 1835. “Falleció el 30/8/1962”1836.

- 106 -
51. José Sebastián Jalife: “Tengo 70 años1837. Conocí al padre Chárbel unos cuatro años, como ermitaño” 1838.

52. José Andari Al-Juri, sacerdote. Pronunció los votos en el convento de S. Moisés, el 15/10/1893 y ordenado sacerdote el
13/4/18971839. Tengo 57 años1840. En 1899 viví en el convento de Annaya, desde abril, durante dos años y ocho meses sin
interrupción. Fui encargado de cuidar el cuerpo del p. Chárbel después de su exhumación. En el momento de su entierro yo no
conocía el estado de su cuerpo, ni tampoco cuando su exhumación, llevada a cabo 15 días antes de mi llegada” 1841. “Falleció en el
convento de Ntra Sra del Socorro, en 1948”1842.

Referencias
1 Ver Fuentes

2 Ver Fuentes y Referencias

3 En los libros del tiempo litúrgico, es decir, el breviario, libro de fiestas, Tiempo de Navidad, del Bautismo, de la Semana
Santa, la Resurrección, los Cultos y la visita al Santísimo Sacramento.

4 P. Antonio Chibli, Causa de canonización de Chárbel, 1955. Pag.228.

5 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p.288.

6 Bachir II Alchehabi, el Grande.

7 Una aldea situada en Zgarta y Trípoli.

8 Ermitaño de Annaya, p.10.

9 Era la costumbre de los párrocos de Bqaakafra de inscribir en un registro, señalando el año una sola vez, y para no
repetirlo, decían:”En el mismo año”. De donde Chibli dedujo que la muerte tuvo lugar en 1831, refiriéndose a la fecha del
año siguiente de 1832; pero puede ser que el deceso haya tenido lugar entre 1831 y 1833, antes del matrimonio de su
madre, pues la confusión de fechas en el registro de Bqaakafra era una cosa habitual.

10 Registro No. 1, Bqaakafra, antes de la numeración, primera página rasgada.

11 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.288.

12 Testimonio de Ida, Aziz Chidiac y Habib Aarida.

13 Ebrio de Dios, p. 44

14 Padre Pablo Majluf, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 121.

15 Ver registro No. 1, Bqaakafra comienzo del registro de matrimonios y decesos.

16 Chibli dio su testimonio después de unos 35 años de averiguaciones. En su libro Ermitaño de Annaya, no menciona las
fechas de bautismo de sus hermanos. No obstante, tuvo en cuenta el deceso de su padre y el nuevo matrimonio de su
madre porque los encontró. Pero a propósito de las fechas de bautismo de sus hermanos, es imposible, pues el registro
comenzó en 1830. Por otra parte, según Chibli, José, que es el quinto hijo, nació en 1828. Entonces, ¿cómo podría
encontrar la fecha de su bautismo? Sólo queda pensar que Chibli lo olvidó.

17 Padre Antonio Chibli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 228.

18 Ebrio de Dios, p. 44.

19 Diario de Annaya, p. 8; Al Tannuri, p. 1; Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 256.

20 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 8.

21 Registro No. 1 Bqaakafra, p. 2.

22 Ermitaño de Annaya, p11.

- 107 -
23 Registro No. 1, Bqaakafra, matrimonios y decesos.

24 Hasta el 25/10/1845, registro No.1, Bqaakafra, p.25S, se llamó siempre Lahud Abraham; el 23/4/1851, Antonio (que era
el hijo mayor de Lahud), tomó el nombre de Antonio Al-Juri Abdel Ahad, registro No. 1, Bqaakafra, p. 28, lo que quiere
decir que su ordenación tuvo lugar entre las dos fechas.

25 Ermitaño de Annaya, p. 11.

26 No se menciona para nada al padre Abdel Ahad en el registro de Bqaakafra, ni en el de los bautismos, matrimonios y
decesos, a excepción de tres decesos en la localidad de Baalbek que él no presidió (registro No.1, Bqaakafra,
matrimonios y decesos, p.113; parece que fue nombrado cura párroco de los habitantes originarios de Bqaakafra,
resientes de Baalbek, es decir, Deil Ahmar y aldeas vecinas.

27 Puede ser que su nuevo marido haya trabajado en Baalbek antes de su ordenación sacerdotal, al menos en invierno. Así
se explica que el bautismo de dos hijos haya sido en Bqaakafra y por lo que no se haya mencionado el de su hija. Lo que
llama la atención es que no haya estado presente cuando la muerte de su esposo.

28 Testimonio de Artemio Nakad, de 96 años, manifestado a nosotros, en junio de 2006, en Bqaakafra. Hasta nuestros días,
la familia Zaaëter vive en Deir Al Aahmar, localidad que limita con Chlifa. Son de la familia Majluf, de Bqaakafra.

29 Padre Pablo Majluf, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 120.

30 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 116.

31 Para más información sobre el ambiente de la aldea, en general: costumbres, trabajos, habitación y problemas, ver a
Adib Al Kassis, La aldea libanesa en el pensamiento de Chicri Juri y Antonio Jayat, Líbano, 2001; y Anis Fraïha, La
aldea libanesa, una civilización en vía de desaparición, Líbano, Imprenta Jarrous, sin fecha.

32 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 288.

33 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 288

34 Ver registro N°. 1, Bqaakafra.

35 Ver Guía de la gruta de San Chárbel.

36 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 288.

37 Al Tannuri, p. 2.

38 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119

39 Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 85.

40 Durante quince horas se desbordó el río de Abu Alí, cuyas aguas cubrieron el puente, destruyeron la puerta de hierro
(Bab Al Hadid) Asswaïqa, el matadero, el mercado Haraj, Al Mahalla; atacó con rabia el barrio cristiano. Los comercios y
los almacenes quedaron sepultados; en todos los lugares llegó hasta el techo. Las casas, por la fuerza del oleaje, se
derrumbaron sobre los habitantes y sobre todo lo que contenían; las bestias, los caballos, los asnos y los camellos se
desbocaron; los sicomoros y los álamos fueron arrancados de cuajo. Cada árbol tenía una cuarta de espesor. Hombres,
mujeres y niños encontraron la muerte en su fuga; los almacenes, con su contenido, fueron averiados: muebles, objetos
de cuero, colchones, cobijas, provisiones, oro, plata. La pérdida se estimó en 3.000 sacos de oro (el saco equivalía a 500
piastras); las pérdidas de los huertos, en comida, en los molinos y en árboles frutales pasaron de 2.000 sacos de plata.
Más de 100 mujeres murieron a causa del terror, cosa rara en nuestros días. El agua se desbordó por encima del puente.
Todo duró una media hora. Si Dios no hubiera cuidado sus criaturas, todos hubieran perecido en el agua que arrastraba
un barro muy pesado y negro. Si la inundación hubiera durado todavía un cuarto de hora más, hubiera afectado las dos
terceras partes de la región; y si hubiera sucedido de noche, hubiera aumentado las pérdidas. Sin la ayuda de Dios, el
Omnipotente, nuestros cuerpos hubieran perecido con los de los que encontraron la muerte. A Él la alabanza en todo
tiempo, ahora y por los siglos de los siglos. Amén (José Abraham Yasbek, Papeles libaneses, vol. II, Casa editora Araëd
Al Líbano, Beirut, 1983, p. 52-53, en un documento encontrado entre las hojas de papel de Paz Khaïrallah). Maaluf
continúa en la revista La Grace, vol. I, p. 329, diciendo: “Cuando el agua se calmó, el Bajá, por su propia cuenta, trajo
buzos que sacaron los tesoros, arrastrados por la inundación, con lo que ganó mucho dinero (del P. Pierre Saadé,
Convento del oro, Kfifane, libro III, Líbano 2004, p. 321).

41 Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 84.

42 Juan Al Jaisi, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 118.

43 Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 85.

- 108 -
44 Chárbel empleó, en árabe, el diminutivo de “torrente”, pues las gentes, al comienzo, no le dieron ninguna importancia.

45 Tum Al Mezrab y Dahr Al Qadib son dos cumbres de la montaña más alta del Líbano, a una altura de 3080 metros.

46 Son pastores beduinos.

47 Es decir, al comienzo del torrente estaban tranquilos, sin prever lo que podría pasar.

48 “Vamos donde cualquiera”: una expresión en el norte del Líbano que significa devolver una visita, ir a tomar un café.

49 Para impedir que el agua inunde sus casas y propiedades.

50 Se llama Salomón Aarida de Bqarqacha, desaparecido en la inundación. Una operación de salvamento se llevó a cabo
en su búsqueda. Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 85, rúbrica 2.

51 En el texto árabe, por pudor, usó el eufemismo.

52 Era el hábito que llevaban los habitantes de la Bekaa, y no el pantalón.

53 A causa de la subida de las aguas utilizaron la barca y los animales; camello, caballo, mula, asno.

54 El convento de Hammatura está situado en frente de la aldea de Kosba. Está construido en las rocas.

55 Antiguamente los habitantes, descendientes de la línea de príncipes, eran dominantes; toda recién casada debía pasar
su primera noche de boda allí.

56 El río Kadicha, en el lugar donde desemboca en el mar, se llama Abu Alí.

57 Según los papeles que poseía el doctor, padre Gabriel Abi Samra, Positio de la causa de canonización de Chárbel,
1926, p. 118-119. Un torrente tuvo lugar el 23 de mayo de 1882; causó daños agrícolas y pérdidas en el ganado; nunca
hubo cosa parecida: duró 48 horas. Diario de Annaya, p. 1.

58 Padre Efrén Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 122.

59 Chárbel respondió a una pregunta que le hiciera el padre Juan Al Jajy: “¿Qué trabajas en casa de tu padre?”. P. Juan Al
Jajy, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 46.

60 Id Nakad, Camino de la santidad, año I, p. 208.

61 Rosa Majluf, Causa para la canonización de Chárbel, 1955, p. 188.

62 Id Nakad, Camino de la santidad, año I, p. 208.

63 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel,1926, p. 114.

64 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119.

65 Id Nakad, Positio de la cusa de canonización de Chárbel, 1926, p. 114

66 P. Efrén Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 120.

67 Juan Al Jaisi, Positio de la cusa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119

68 P. Benedicto Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 11.

69 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel,1955, p. 255.

70 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 37

71 Guía de la gruta de San Chárbel en Bqaakafra.

72 Al Tannuri, p. 2.

73 Guía de la gruta de San Chárbel, en Bqaakafra.

74 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119.

- 109 -
75 Padre Pablo Majluf, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 120.

76 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119.

77 Tío y tutor del padre Chárbel.

78 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 108.

79 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 108.

80 Una enfermedad contagiosa. Para impedir el contagio se aislaba al enfermo de la gente, vista la falta de medicina. Ver
Viaje al Líbano y a Siria, de Monseñor Misseline, canciller del emperador de Austria y jefe de la corte papal, del papa
Pío IX, traducido y comentado al árabe por el padre Ignacio Al Juri, monje libanés.

81 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 112.

82 Traducción en verso.

83 De los papeles en posición de Monseñor Antonio Zaarur.

84 Registro No. 1, Bqaakafra, matrimonios y decesos, p. 7.

85 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 7.

86 Galia, hija de Juan Zaarur, nació el 1º de enero de 1864. Es una prueba que la hija murió. Registro No. 1, Bqaakafra, p.
54.

87 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 24.

88 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 115.

89 Diario de Hub, p. 29.

90 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-593

91 Monjes de nuestra aldea, p. 50.

92 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, T-661.

93 Ermitaño de Annaya, p. 82.

94 El antiguo Diario de Kfifane, p. 9.

95 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-495

96 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-481; K-536; T-219.

97 Monjes de nuestra aldea, p. 51.

98 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-547; el 31/11/1841.

99 Monjes de nuestra aldea, p. 50.

100 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, T-481, el 1/11/1847.

101 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-504.

102 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-481; K-536;T-219.

103 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-613.

104 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-553.

105 Archivos de Bkerke, cajón 1875.

106 Diario de Kozhaya, p. 119, No. 232.

- 110 -
107 Diario de Kozhaya, p. 119, No.213.

108 Revelación de lo escondido, p. 60.

109 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p.288.

110 Id Nakad, Camino de la santidad, p. 208-209

111 Ermitaño de Annaya, p. 82.

112 Una carta enviada el 30/8/1848, cuya copia ha sido enviada al convento de San José Elburye, Archivos de Nuestra
Señora del Socorro, R-113 y Y-598.

113 Diario de Maifuq, p. 5.

114 El superior y Maestro de novicios.

115 Reglas del novicio, p. 92-93.

116 Padre Pablo Damián de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 89.

117 Reglas del novicio, p. 98.

118 P. Elías de Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 157.

119 Id Nakad, en Camino de la santidad, año I. p. 250.

120 Id Nakad en Camino de la santidad, año I. p. 250.

121 Ver el martirologio maronita, según el rito de la Iglesia maronita de Antioquía, preparado y ordenado por el P. Pablo
Daher, publicado por el Instituto litúrgico de la Universidad del Espíritu Santo, 23, Kaslik, Líbano, 1996, p. 243.

122 Monjes de nuestro Pueblo, p. 198.

123 Esta iglesia se ha señalado en el registro de compra de terrenos del convento de Kozhaya, entre los años 1822 y 1825;
dos terrenos en Bqufa, uno en la vecindad de la iglesia de San Chárbel, p. 178, que se cambió por otro en Wata Al
Ramatt, pp. 183, 214, 215.

124 Afligirse tanto, es decir, tristeza con la que el afligido se abstiene de la alegría en las visitas, en las comidas preferidas
del difunto, sujeto de la aflicción.

125 Ermitaño de Annaya, p. 75.

126 Registro No. 1, Bqaakafra, los difuntos, p. 112.

127 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 116; Ermitaño de Annaya, p. 73.

128 Una carta enviada el 30/8/1848, cuyo destinatario era la comunidad del convento de San José Elburye, Archivos de
Nuestra Señora del Socorro, R-113 y Y-598.

129 P. Antonio Chibli, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 230. Eso quiere decir que cambió de
convento en la época del trabajo con los gusanos de seda, es decir, en mayo, lo más probable del año 1852, y no en
1853 (porque se encuentra la expresión: terminó el segundo año de noviciado; ¡El año no son cinco meses! Estuvo en
Maifuq nueve meses y 17 en Annaya, como novicio.

130 P. José Jachane, Los cuatro astros, p. 40.

131 Esta expresión quiere decir: abandonó el convento por su propia voluntad. Causa de canonización de Chárbel, 1955, p.
296; Anales de Maifuq, p. 5.

132 P. Antonio Chibli, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 230.

133 Eremitorio de Annaya, p, 82.

134 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 289.

135 Pronunció sus votos el 1/11/1833, en el convento de Hub. Se ordenó el 20/8/1838. Murió en septiembre de 1871. Fue
superior de Annaya entre 1848 y 1850. Monjes de nuestra aldea, p. 54 y 251.

- 111 -
136 P. Emanuel Al Hach, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 296.

137 Camino de santidad, año I, p. 251

138 Id Nakad, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 294.

139 Muerto como hermano lego, en Kfifane, en 1896, Monjes de nuestra aldea, página 126.

140 Anales de Annaya, p. 8.

141 Naamtallah Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 201.

142 Camino de la santidad, año I, p. 251.

143 P. Simón de Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, página 41.

144 Reglas del novicio, p. 101, la castidad.

145 Constituciones 1732, castidad. Qarali habla de esta ley, diciendo: “Nadie ignora que son muchos los padres y ermitaños
que han decepcionado a sus madres y a sus parientes próximos cuando se abstienen de hablar con ellos, de mirarlos o
frecuentarlos. Lo leemos en la biografía de San Simeón, el estilita, P. Bimine y sus hermanos y muchos otros”. (La
lámpara monástica p. 72).

146 Pedro Hawad de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 36.

147 Juan Al Jaji, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p.45.

148 José Jalife, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 282.

149 Lo oculto desvelado, p. 135.

150 P. Francisco Saliba Sabrini, Positio de la causa de canonización de Chárbel, página 22.

151 Pedro Moisés, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 158.

152 P. Elías Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 158.

153 ¡5 años! Eso quiere decir que estuvo durante un largo período, pero no 5 años. Máximo, 3 años. Rosa Majluf, Causa de
canonización de Chárbel, 1955, p. 289.

154 Lo que confirma la hipótesis es que los hermanos profesos que fueron ordenados sacerdotes con Chárbel, hayan
pronunciado sus votos con él, el mismo año: Atanasio Tula de Jebbe, el 27/3/1853, Monjes de nuestra aldea, p. 75;
Eklimos Al-Danuri, el 27/4/1853, Monjes de nuestra aldea, p. 95; José Al-Danuri, el 25/12/1853, Monjes de nuestra
aldea, p. 95; esto muestra que ellos fueron hermanos conversos, y puede ser, vista su buena conducta, que hayan
decidido ordenarlos sacerdotes; de ordinario, los estudiantes de teología hacían sus estudios solamente durante 3 años.

155 Al-Tannuri, p. 2

156 El padre Esteban pronunció sus votos en el convento de Kozhaya, el 17/6/1855. Murió el 8/9/1908, Monjes de nuestra
aldea, p. 158; fue una prueba que el Santo tardase en juntarse al escolasticado de Kfifane. No entró, como quiere la
tradición, en 1853.

157 Al-Tannuri, p. 2.

158 P. Antonio Chibli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.229.

159 Padre Juan Andari, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 36.

160 P. Antonio Chibli, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 230.

161 P.Naamtallah Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 201.

162 Es el sustituto de Aley, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 257.

163 P. Naamtallah Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 201.

164 P. Elías Ehmej, causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 157.

- 112 -
165 P. Simón Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, página 41.

166 Antonio Alwan, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 126.

167 P. José Jachan, Los cuatro astros, p. 41-42.

168 Diario del padre Naamtallah Al-Kafri, de la obra del padre Pierre Saade, Convento del oro, Kfifane, libro I, Líbano,
2001, p. 191.

169 Quise hablar aquí de la piedad de la madre por la influencia que ella ejerció sobre su hijo.

170 Id. Naakad, Camino de la santidad, año I, p. 255.

171 Archivos de Bkerke, registro de ordenaciones, p. 7.

172 Diario de Kfifane, p.21.

173 Hauchab Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926 p.182.

174 Camino de la santidad,, año I, p.249.

175 Padre Simón Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel 1926, página 41.

176 Rosa Majluf, Causa de la santidad, 1955, p. 291.

177 Cerca de Bcheele y Duma.

178 Pedro Damián de Mechmeche, Causa de la santidad de Chárbel, 1955 p. 89; Al Tannuri, p. 2; Lo oculto desvelado,
p. 120.

179 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-501.

180 Al Tannuri, p. 2; y Testimonio del hermano Antonio Al-Qadi relatado ante nosotros, “hace algunos meses”.

181 Testimonio del hermano Antonio Al-Qadi, relatado ante nosotros.

182 Donde puede ser tres años, pues es el período del Capítulo de 1859 a 1862. El documento del consejo de Santiago,
realizado en 1862, no existe; de donde no se sabe si el Padre Chárbel estuvo en el convento o no. Su nombre no figura
entre los participantes del consejo del convento de Annaya por ese mismo año (archivos de Nuestra Señora del
Socorro, R-482); puede ser que haya un índice que se encuentre aún en el convento de Santiago. Por otra parte, su
nombre no figura más en los dos consejos, tenidos en 1865, respectivamente en Santiago (archivos de Nuestra Señora
del Socorro, K-542) y en Anaya (archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-537). Yo creo que esto se colige por dos
razones: El padre Naamtallah Tubia llamó a San Chárbel para decirle: vaya a cuidar el viñedo contra los chacales y
envíenos al padre Antonio de Mechmeche, su guardián (pronunció sus votos en 1850, ordenado sacerdote en 1859 y
muerto en 1906; Monjes de nuestra aldea, p. 180-181), pues él debe participar en el consejo local. Y el padre Chárbel
fue directamente. Esta versión es conforme al consejo de 1865, por dos razones: 1- La presencia del padre Antonio de
Mechmeche por la primera vez en el convento de Annaya; anteriormente, era miembro de la comunidad de Nuestra
Señora de Machnaqa (archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-468). 2-El consejo tuvo lugar el 20 de septiembre,
época de madurez de las uvas.

183 Pronunció sus votos en el convento de Hub, en 1835, fue ordenado sacerdote en 1838 y muerto, en olor de santidad, el
26/1/1884,Monjes de nuestra aldea, p.83

184 Monjes de nuestra aldea, p. 252.

185 Ver archivos del convento de Santiago Al Hosson

186 Luces monásticas, vol. II, tomo II, centro de publicaciones artísticas, de la Universidad del Espíritu Santo, Kaslik,
Líbano, p.32.

187 Lo oculto desvelado, p. 107.

188 Padre Emanuel, de Qartaba, muerto el 15/11/1841, de viruela, Diario del convento de Annaya, p. 49; Hermano Germán
Amchite, muerto el 15/12/1841, de viruela, Diario del convento de Annaya, p. 49; Hermano Samuel Tannurine, muerto
el 8/1/1841, de viruela, Diario del convento de Annya, p.49; Hermano Alejando Tartej, muerto el 23/9/1842, fusilado
por los chiítas, Diario del convento de Annaya, p. 49. En cuanto a las vejaciones de los chiítas contra el convento de
Qartaba, el superior del convento escribió al patriarca para informarle: “…Por precaución, después de las vejaciones
perpetradas contra nosotros, le planteamos nuestra necesidad de proveernos de municiones de guerra para cualquier

- 113 -
caso imprevisto” Archivos de Bkerke, el 3/1/1841, cajón del patriarca José Hubech, según el padre Pierre Saade,
convento del oro Kfifane, libro III, Líbano. 2004, p.501.

189 Es decir, el actual convento; inscripción en lo alto de la puerta antigua del convento de Annaya.

190 Al Tannuri, p.2.

191 Padre Chárbel de Bqaakafra, como era conocido entre los monjes, firmó.

192 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, T-232.

193 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-612

194 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-580.

195 Al Tannuri, p. 2.

196 Vida y correspondencia del obispo José Prefer, obispo honorífico de Laodicea, sede de San Juan Marón. Faraya,
1818-1889; Personalidades en la historia del Líbano, Miguel Abi Fadel, D. Juan Najud, 2005, p. 110.

197 Rosa Majluf, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 292

198 Pronunció sus votos en el convento de Annaya en 1837, ordenado sacerdote en 1841, y muerto de Maifuq en 1886
(Monjes de nuestra aldea, p. 251; expulsado de la Orden por el patriarca Pablo Masaad, archivos de Nuestra Señora
del Socorro, R-1476

199 Ignacio de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 66

200 Fue él quien fundó la Orden de los adoradores en el convento de la Transfiguración, después de que se encargó de la
Orden Libanesa Maronita

201 Archivos de Annaya, p.5-6

202 Lo oculto develado, p. 107.

203 Positio de prohibición de veneración, p. 37.

204 Lo oculto develado, p. 107.

205 Lo oculto develado, p. 111.

206 Lo oculto develado, p. 112-113.

207 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85.

208 Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90.

209 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85.

210 Padre José Abraham Hasruni,Positio Al-, p. 100.

211 Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90

212 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85.

213 Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90.

214 Padre José Abraham Hasruni, Positio Al-Hardini, p. 100.

215 El viñedo del eremitorio. Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85-86.

216 Padre José Abraham Hasruni, Positio Al-Hardini, p. 100.

217 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 86.

218 Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90.

- 114 -
219 Era caritativo con los pobres. Dios ha realizado, gracias a su intercesión, muchos milagros durante su vida y después de
muerto; fallecido en 1864, Diario de Saintsassine-Baskinta, p. 14.

220 De los clanes adheridos a personas, en particular a los padres: Ignacio Blaibel, Emanuel Al-Achqar, Al-Matni y Arsenio Al
Nihaui.

221 Ver los consejos locales, archivos de Nuestra Señora del Socorro; en Hub: todos los monjes eran de Tanurín; en
Qartaba, todos eran de Qartaba; en Annaya (la mayoría de Mechmech; esta tendencia en la designación de monjes tuvo
lugar durante los mandatos de los padres Emanuel Paz Al Matni y Emanuel Al Achkar Al-Chababi que llegaron,
respectivamente, a ser superiores generales de la Orden; fueron ellos los que llevaron a cabo la intervención de Roma
que designó tres veces a Al-Hardini como consejero general. Fue la primera intervención de Roma.

222 Puede ser que él se oponía a la actitud del patriarca que contrariaba a José Karam; (Ver José Karam, su memorándum
al gobernador y a los pueblos europeos). Según el padre Marón Karam, Bkerke luchó contra tres personalidades del
norte: José que fue exiliado, el obispo José Al-Debes acusado de relaciones con una mujer, Efrén Geagea, destituido de
su cargo y expulsado de la Orden. Por otra parte, por oposición a los superiores generales: Emanuel Al-Matni, Emanuel
Al-Chabai y Arsenio Al-Nihawi.

223 Ver archivos de Nuestra Señora del Socoro, los capítulos generales de 1865 a 1874.

224 Monjes de nuestra aldea, p. 201.

225 Ver las cartas, archivos de Nuestra Señora del Socorro, entre los años 1862 a 1874, pues todas están dirigidas al
padre Lorenzo Al-Chabai y no a él. Demuestran su presencia en el norte y no en Tamich.

226 Ver archivos de Nuestra Señora del Socorro, consejos del convento de Annaya en los años del anacoretismo de
Alichaa; la mayoría eran de Mechmech; Ver visita canónica de 1897; Bkerke, el patriarca Juan El Hajj, Actas 18, No 227,
p. 23; Ver Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.

227 Capítulo de Al-Chawadih, conocido por este nombre en la Orden.

228 Ver los capítulos generales de la Orden, padre D. Elías Aaazzi.

229 Ver archivos de Annaya, p.18-24 y 31.

230 Ver el Padre Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 42, la causa de la venta, parece fue un problema causado por el padre
Roque de Mechmeche que firmó una letra de cambio en 1871, a nombre de Jairallah Chehade que a su vez, la vendió a
William Vicente de Beirut; éste último pudo apropiarse de los bienes del convento, después de una sentencia judicial
pronunciada por el tribunal de Beirut; reclamó ser recompensado en dinero contante o si no, obtener su valor con las
propiedades del convento. El padre Elías de Mechmeche (superior del convento de Annaya entre 1875-1884 y 1895-
1897, Monjes de nuestra aldea, 251), envió una carta al patriarca, Bkerke No. 181, solicitando su ayuda, diciéndole:
“El padre Roque no recibió dinero, aunque firmó la letra de cambio; este problema surgió a raíz de la persecución del
padre Roque contra Alichaa que quería por este medio compensar sus pérdidas ante el tribunal para tomar el dinero…

231 Designado superior entre 1871-1875, Monjes de nuestra aldea, p. 251.

232 Pronunció sus votos el 9/2/1859, en el convento de Kozhaya, fallecido el 2/1/1912, en el convento arriba mencionado
(Monjes de nuestra aldea, p. 42); era de los partidarios del norte. Fue expulsado de la Orden (archivos de Nuestra
Señora del Socorro D-580).

233 Ponemos a su buen cuidado los asuntos que ya le mencionamos a su Beatitud, después de los cuales ha ordenado que
se examinen las acusaciones llevadas por el padre Abdel Massih, superior del convento, contra nuestro servidor, hijo de
su Beatitud, el hermano Abdallah Al-Baaini; el superior y sus partidarios no cesan de oponerse a nosotros; eso viene del
enemigo del bien para turbar nuestra conciencia en medio de estos adversarios que creen poder sacarnos del eremitorio,
pues el padre Roque está contra nosotros. No encontramos ninguna razón para este ataque. Nos parece que lo que
hemos hecho en el eremitorio no contraría la Regla (han sacado como pretexto las limosnas ofrecidas al eremitorio para
la compra de tierras), ni tampoco los mandamientos de Dios; los arriba mencionados, no contentos con maltratarnos, han
incitado a personas abyectas para que nos ataquen de noche, en el eremitorio, golpeando a nuestro servidor, un monje,
hiriéndolo. Le hemos escrito al superior general a raíz de los acontecimientos, y él nos ordenó abandonar lo relativo a las
tierras. Por su bondad, nos dejó el cuidado de los olivares de Aain Kfaa, sólo para nuestras necesidades urgentes y
también las cabras para hacernos una alfombra o un cilicio para portar y para ofrecer hospitalidad a los visitantes del
eremitorio. Todo el tiempo nos maltratan, atribuyéndose la autoridad patriarcal. Tenemos conciencia de que somos hijos
muy cercanos de su Beatitud, por lo que le pedimos su preciosa bondad de protegernos de ellos. Uno de los susodichos,
el padre Antonio de Mechmeche, fue donde el encargado de las cabras, lo amenazó, profirió injurias contra nosotros y
arrebató las cabras. Rogamos a su Beatitud, por las entrañas de Cristo, acoger nuestra solicitud y devolvernos el monje a
nuestro servicio, pues estamos contentos de él. Todas estas cosas son causadas por los celos del demonio. Nos
ponemos en sus manos, listos a obrar todo lo que nos mande, pues es inspirado por el Espíritu Santo; y obedientes,
besamos el suelo que pise su beatitud. Que Dios proteja su pureza. 21 de diciembre de 1872. El hijo de su Beatitud,
Eliseo Al-Hardini, servidor del eremitorio de Annaya, libanés (Archivos de Bkerke, cajón 1872).

- 115 -
234 Ya, el fundador de nuestra Orden, Abdallah Karaaly, nos había puesto en guardia, en su libro La lámpara monástica,
tomándolo de San Basilio: “No es justo que haya hermanos en el convento, manejados por acuerdos de cuatro, de tres y
de dos; pues el que ama a uno más que al otro, muestra que su amor es imperfecto”. p. 150.

235 El padre Marón Karam explica esta realidad, diciendo: “El primer conflicto en la Orden comenzó en 1832, destituyendo a
Blaibel de superior general, movimiento al que se le mezcló la autoridad civil, de donde comenzó a progresar la fuerza
“motriz” cuyo fin primordial era desembocar en un puesto para realizar sus objetivos y sus intereses particulares,
armándose de “la pertenencia a la región” para aspirar a superior general; una vez conseguido eso, el superior general
se debía a sus partidarios, en detrimento del bien y del interés general de la Orden; conjugar sus esfuerzos para fortificar
la posición de los monjes de su región, gastar el dinero de la Orden a su cuenta y distribuirlo a sus partidarios en las
otras regiones para ganarlos a su propia causa y asegurar sus votos en los próximos escrutinios, y así por el estilo…”
Nehemtallah Kassab Al-Hardini, el Santo de Kfifane, 1810-1858, tratado de estudio histórico global, Padre Marón
Karam, publicado por los padres José Aazzi y José Mukarzel, (La Iglesia en oriente, 5) Nisbay, Líbano, 1998, p. 153-154.

236 En el momento del milagro, Sebastián Al Uwaini tenía 13 años (el sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel,
1955, p. 274) recibió la confirmación el 19/6/1867, (registro de Ehmej, p. 30) tenía entonces 10 años; certifica que entró
al convento de Annaya a los 12 años para estar al servicio del tío de su padre; el padre falleció (ver Sebastián Uwaini,
Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4) el 4/3/1869 (Monjes de nuestra aldea, p. 181); se quedó en el convento
al servicio del despensario, el hermano Francisco de Mechmeche, alrededor de dos años (Ver Sebastián Uwaini, Positio
de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4). En ese tiempo, Chárbel estaba al servicio del ermitaño, el Padre Eliseo, donde
permaneció seis años (Padre Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124) todas sus pruebas indican la
probabilidad que el milagro de la lámpara se realizaría en julio (mes de las cosechas) de 1869.

237 Padre Ignacio de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 63.

238 Lo oculto develado, p. 139.

239 Hermano Elías Mahrini, en Camino de la santidad, año 2, p. 468.

240 Sebastián Al Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.

241 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.

242 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 274.

243 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.

244 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 258, palabra libanesa tomada del dialecto, que quiere
decir la ceniza que se recogía en recipientes y se la mojaba con agua; se volvía rica en potasio y servía como lejía, pues
en ese tiempo no había todavía detergentes.

245 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.

246 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 258.

247 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955 p. 259.

248 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.

249 Sebastián Al Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.

250 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.

251 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 259.

252 Hermano Elías Mahrini, en Camino de la santidad, año 1 p. 469.

253 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Ch´rbel, 1926, p. 80.

254 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.

255 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 80.

256 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 141.

257 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 80.

258 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.

- 116 -
259 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

260 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.

261 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.

262 P. Ignacio de Mechmeche, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 63. Estas palabras no se ajustan a la realidad,
pues Chárbel nunca fue considerado como sirviente del eremitorio, sino como ermitaño y compañero de los ermitaños.
Por humildad, él hacía el servicio a los ermitaños trabajando en el eremitorio (el ermitaño padre Juan Jawand).

263 El 17/1/1874, Monjes de nuestra aldea, p. 38.

264 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 30.

265 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.

266 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 67.

267 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.

268 Alrededor o antes de 1871.

269 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.

270 Diario de Annya, p. 52.

271 El 15 de febrero, fecha conocida por la tradición como la entronización de Chárbel en el eremitorio.

272 No encontramos un documento oficial que autorice al p. Chárbel la entrada al eremitorio, como fue con el ermitaño Eliseo
y los otros. Queda abierta la pregunta sobre los procedimientos seguidos en cuanto a la entrada de Chárbel al eremitorio,
no como sirviente de los ermitaños, sino en calidad de ermitaño y compañero de ellos. (Padre ermitaño Juan Jawand).

273 Pronunció sus votos en 1855, entró en el eremitorio de San Pedro y San Pablo del convento de San Marón, donde
estaba el padre Eliseo y se quedó allí 5 años; con el padre Chárbel vivió 18 años, y murió en el eremitorio de Qattara el
7/8/1914 (Lo oculto develado, p. 115-117; diario de Qattara, p. 174).

274 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.

275 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 108.

276 Hemos señalado aquí la muerte pues ella falleció al principio de la vida monástica de Chárbel.

277 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 108.

278 Hermano Elía Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.

279 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

280 Padre Simón de Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.

281 ¿O el permiso?

282 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

283 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.

284 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

285 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

286 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.

287 Padre Simón de Ehmej, Ermitaño de Annaya, 1926, p. 30.

288 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.

- 117 -
289 Pronunció sus votos en 1871, fue ordenado sacerdote el 25/2/1875, murió el 10 de octubre de 1914, Diario de Annaya,
p. 60. Su cuerpo se encontró incorrupto (Lo oculto develado p. 145).

290 Lo oculto develado, p. 144.

291 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 66.

292 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 189.

293 Padre José Ehmej, Causa dela santidad de Chárbel, 1955, p. 66.

294 Padre Antonio Nehme, Positio de la foto de San Chárbel, p. 8.

295 Eso no quería decir que el padre Macario tuviera la potestad de echarlo. sino más bien, que la obediencia proverbial de
Chárbel lo indujera a hacerlo. (Padre ermitaño Juan Jawand).

296 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 85.

297 Tal como lo contó Marón Karam delante de nosotros, según el testimonio del padre José Abraham Al-Hasruni.

298 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 85.

299 El plural puede ser para mostrar que más de una persona estaba presente cuando le llenaron de agua la lámpara.

300 El cura párroco Miguel Ramia, Lo oculto develado, p. 139.

301 Ermitaño de Annaya, p. 31.

302 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 136.

303 Tal como el padre Marón Karam lo contó delante de nosotros, según el testimonio del padre José Abraham Al-Hasruni.

304 Al-Tannuri, p. 4.

305 Al-Tannuri, p. 6.

306 Según los papeles que tomé del padre Pedro Abi Yunes, escritos a máquina, p. 110, aparecidos en el periódico “-
Taillar”, testimonio de Al-Hasruni.

307 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.

308 Según los papeles que tomé de Pedro Abi Yunes, escritos a máquina, p. 110, aparecidos en el periódico “Al- Taillar”,
testimonio de Al-Hasruni.

309 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

310 Sebastián Al Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4

311 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, p. 2.

312 Según los papeles que tomé de Pedro Abi Yunes, escritos a máquina, aparecidos en el periódico “Al-Taillar”, testimonio
de Al-Hasruni.

313 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 2.

314 Padre Juan Andari, testimonio 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

315 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.

316 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

317 Camino de la santidad, año 1, p. 208.

318 Hermano Elías Mahrini, Ebrio de Dios, p. 148.

319 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 34-35.

- 118 -
320 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

321 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.

322 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

323 David David, Positio de la santidad de Chárbel,, 1826, p. 67.

324 Es decir, que camina rápido.

325 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p.35.

326 Sebastián Al-Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 4.

327 David David, Positio de la santidad de Chárbel, p.67.

328 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

329 Padre Efén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p.124.

330 Antes de la muerte de su tío, el hermano Eqlimos de Ehmej, el 4/3/1869, Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.

331 Sebastián Al-Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.

332 Alrededor de 1880.

333 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.

334 Positio de prohibición de veneración, p. 18.

335 Comentario del doctor Geffray, profesor de la facultad de medicina de Beirut.

336 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 139-140.

337 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.

338 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.

339 Tomaba el agua de enjuagar los platos por amor a Jesús. Es como la mamá que se come los sobrados de su niño. Algo
así como dos amantes, el uno de la boca del otro. La época del padre Chárbel era un tiempo señalado de pobreza y de
ignorancia, comparado con nuestro tiempo. La casa era construida de tierra, sin baños, ni conductos de agua, ni
electricidad ni cocina. Los utensilios de la cocina eran de barro; los platos, las ollas y las cucharas eran de madera. No
había detergentes para lavar. El agua y la ceniza eran su jabón. Se enjuagaban los platos con agua pura, pues las
comidas solían ser de cereales cocinados con aceite de oliva. Se utilizaba un caldero y todo se cocinaba con leña.

340 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, p. 87-88.

341 Según los papeles de Pedro Abi Yunes, p. 103-105, aparecidos en el periódico “Al-Bairaq”, 1950, como conocí al monje
Chárbel en su eremitorio, memorias Najle Chaker Kanaan, hace 53 años.

342 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.

343 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 80.

344 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 105.

345 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 228.

346 Padre Roque Mechmech, Positio de la saantidad de Chárbel, 1926, p. 105.

347 Padre Efén Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.

348 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 236.

349 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, página 203.

350 José Jalife, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 280.

- 119 -
351 El cura párroco Miguel Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 45.

352 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117; Ermitaño de Annaya, p. 68-69.

353 Registro No. 1 bautismos, Annaya, 1843-1904, p. 33.

354 Registro No. 2 bautismos, Annaya, 1871-1944, p. 2, No. 2.

355 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.

356 Monje de la Orden Libanesa Maronita, Muerto vivo, Líbano 1987, p. 68, rúbrica.

357 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23. Esta visita se efectuó después de los votos del
hermano Pedro Hawad de Mechmech en el convento de Kozhaya, el 7/11/1896, Monjes de nuestra aldea, p. 181.

358 Monje de la Orden Libanesa Maronita, Muerto vivo, Líbano, 1987, p. 68, rúbrica. El padre José Aún, hijo de Abdallah
José Aún, nació en 1927, registro 18 Gadras, me contó: “Desde su tierna edad, mi padre era activo. Esta cualidad
permitieron al dirigente Paz Al-Dahdah y a su hermano, el obispo Nehemtallah Al-Dahdah y al conde Rachid Al-Dahdah
confiarle la misión de ir a pedir al padre general la autorización para que el p. Chárbel viviera un mes en el palacio del
prefecto de la región de Kesruwan; estadía que fue seguida de una segunda en otra ocasión. Mi padre lo acompañaba
día y noche. Él decía la misa en la capilla del palacio, como era la costumbre los domingos y días de fiesta. Algunas
veces y con la autorización de Mons. Paz Al-Dahdah, hermano del prefecto, celebraba misa en las casas”.

359 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.

360 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.

361 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.

362 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.

363 Padre José Jalife, Positio de la santidad de Chárbel, p.276.

364 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 29.

365 Hermano Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 35-36.

366 José Abi Yunes, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 149.

367 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.

368 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 71.

369 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.

370 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.

371 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.

372 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.

373 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.

374 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.

375 Padre Antonio Chebli. Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 245.

376 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.

377 Juan Jater, Ermitaño de Annaya, p. 108.

378 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.

379 Juan Jater, Ermitaño de Annaya, p. 108.

380 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.

- 120 -
381 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 68.

382 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 206.

383 El padre del sustituto de Aley.

384 El tiempo para recorrer la distancia a pie.

385 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 268-270. Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel,
1955, p. 68 y Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.53. Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p. 22. Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p50-51. Padre Simón Ehmej, Positio
de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43. Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45. Hermano
Pedro Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.39. El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la
santidad de Chárbel, 1955, p. 205.

386 Al-Tannuri, p. 10.

387 Hermano Pedro Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 39.

388 Al-Tannuri, p. 10.

389 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 196.

390 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 270.

391 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 205

392 Regla de los novicios, p. 100, 102 y 103.

393 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.

394 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.

395 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

396 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de chparbel, 1926, p. 57.

397 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.

398 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.

399 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

400 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

401 Padre Juan Jai, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45

402 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.

403 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 136.

404 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.126.

405 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 68.

406 Padre José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

407 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.

408 Hacia el año 1880,

409 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.2.

410 Padre Nehemtallah Nehmeh, Ermitaño de Anaya, p.54.

411 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 37.

- 121 -
412 Pronunció sus votos en 1853 (Monjes de nuestra aldea, p. 180); muerto el 13/3/1903 (Diario de Annaya. 56).

413 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 125.

414 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 125.

415 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

416 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.

417 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

418 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.

419 Reglas de los novicios, p.110.

420 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.

421 “Palabras de San Chárbel”

422 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 238.

423 Constituciones 1732, la pobreza.

424 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.

425 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

426 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.

427 Hermano Elías Mahrini, Positio de la Santidad de Chárbel, 1926, p. 60.

428 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 91.

429 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.78.

430 Padre Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 36.

431 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.140.

432 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.78.

433 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926. p. 77.

434 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

435 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de veneración, p. 24.

436 Reglas de los novicios, p. 105.

437 Al-Tannuri, p. 5.

438 Lo oculto develado, p. 132-133.

439 Padre Elás Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 163.

440 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

441 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.

442 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 134.

443 Eso significa que Chárbel entró al eremitorio antes del trienio del padre Roque de Mechmeche, en 1871.

444 Lo oculto develado, p. 123.

445 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 113.

- 122 -
446 Todavía no se había ordenando sacerdote.

447 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 133.

448 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 113.

449 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 109.

450 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

451 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.

452 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 66.

453 Hawchab Nakad. Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 182.

454 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 71.

455 Su muerte no se registra en los libros de Bqaakafra. Se señala otra fecha del fallecimiento, el mismo día pero en 1898, y
no en 1897. Rosa Majluf, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 292.

456 Eliseo Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, p. 3.

457 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, 262-263.

458 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 71.

459 Constituciones 1732, pobreza.

460 Padre Nehemtallah Nehme, Ermitaño de Annaya, p. 52.

461 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23-24.

462 Constituciones 1732, el hábito de los monjes.

463 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

464 Ermitaño de Annaya, p. 30.

465 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 7.

466 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,p. 18.

467 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

468 Padre Pedro Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

469 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, página 35.

470 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.

471 Moisés Moisés. Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 69.

472 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 112.

473 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 18.

474 Sacos enormes; el más grande contenía 130 kilos de trigo.

475 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 35.

476 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.44.

477 Constituciones 1732, hábito de los monjes.

478 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

- 123 -
479 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.

480 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 35.

481 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.

482 Ermitaño de Annaya, p. 36.

483 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.

484 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 19.

485 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18-19.

486 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

487 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.

488 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 19.

489 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30

490 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

491 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

492 Ermitaño de Annaya. p. 30.

493 Ermitaño de Annaya, p. 39.

494 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.

495 Negligencia y falta de cuidado de su cuerpo, ocupémonos del alma…es un pensamiento monástico del tiempo de
Chárbel.

496 Reglas de los novicios, p. 104.

497 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.

498 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.

499 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.44.

500 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.

501 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 70.

502 Positio de prohibición de veneración, p. 36.

503 Positio de prohibición de veneración, p. 36-37.

504 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

505 Positio de prohibición de veneración, p. 37.

506 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.

507 Positio de prohibición de veneración, p. 37.

508 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

509 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 238.

510 Padre Benito Tabet, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 7.

511 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.

- 124 -
512 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

513 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

514 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p.105.

515 Al-Tannuri. p. 3.

516 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109.

517 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

518 José Jalife, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 281.

519 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 50.

520 Al-Tannuri. p. 5.

521 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

522 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

523 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.

524 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

525 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 18.

526 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.

527 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

528 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.

529 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 34.

530 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

531 Hacer la siesta.

532 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.

533 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.

534 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, 49-50.

535 Como los juegos de cartas.

536 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 34.

537 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

538 Pronunció sus votos en Maifuq en 1868, muerto en el convento de Bsurma en 1919; Monjes de nuestra aldea, p. 146.

539 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123 y Ermitaño de Annaya, p. 80-81.

540 Constituciones 1732, comedor.

541 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 232.

542 Camino de la santidad, año 2, p. 466.

543 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.

544 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.

545 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

- 125 -
546 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 120.

547 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.

548 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 17.

549 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 192.

550 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 238.

551 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

552 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.

553 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

554 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 112.

555 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

556 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.

557 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 164.

558 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

559 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 74.

560 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 34.

561 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 17.

562 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.

563 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.

564 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.

565 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.

566 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 30.

567 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 242.

568 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.

569 Ermitaño de Annaya, p. 30.

570 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.

571 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.

572 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.

573 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 44.

574 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.

575 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.

576 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.

577 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 191-192.

578 Una mezcla de garbanzos, lentejas y trigo machacado.

579 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.

- 126 -
580 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 193.

581 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.

582 Regla de las novicios, p. 96.

583 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29. Y hermano Francisco Qartaba, Positio de la
santidad de Chárbel, 1926, p. 102.

584 Padre Antoni Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 128.

585 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 191.

586 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.

587 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 127. Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.
129.

588 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.

589 Padre Pedro Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29-30-

590 Padre Simón Anunciación, Ermitaño de Annaya, p. 86.

591 Fue designado superior del convento entre 1891-1893, Monjes de nuestra aldea, p. 251; fallecido en el convento de
Hub en 1899, Monjes de nuestra aldea, p. 73.

592 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

593 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 243.

594 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

595 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

596 José Jalife, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 283.

597 Padre José Hasruni, Camino de la santidad, año 2, p. 11.

598 Testimonio de Sofía, la nuera del padre Ramia.

599 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

600 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.

601 Al-Tannuri, p. 75.

602 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 132.

603 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.

604 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p. 76.

605 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 283.

606 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

607 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955; y padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel,
1955, p. 232.

608 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 193.

609 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 193.

610 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 193.

611 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

- 127 -
612 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.

613 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 204.

614 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

615 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.

616 Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Jebbeh, notas, página 417.

617 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 42.

618 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 51.

619 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.

620 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

621 Al-Tannuri, p. 5

622 Ermitaño de Annaya, p. 64.

623 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 44.

624 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 74.

625 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 130.

626 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 162.

627 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955. p. 68.

628 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30-31.

629 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.

630 Padre Antonio Nehme, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 214-215.

631 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 231.

632 Ermitaño de Annaya, p. 33.

633 Al-Tannuri, p. 3.

634 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.

635 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 35.

636 Padre Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

637 Para todos los detalles sobre esta biblioteca, ver el artículo del superior general Elías Jalife, “Fuentes de la espiritualidad
en la Orden Libanesa Maronita en Hojas monásticas, año 26, número 77, 2004, p. 5-12.

638 El cura párroco Miguel Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 44.

639 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 105.

640 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.

641 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

642 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

643 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 145.

644 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.

- 128 -
645 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 129.

646 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 129.

647 Visitó los enfermos de viruela, muy extendida, para consolarlos y administrarles los sacramentos; Los monjes en el
Líbano, p. 78.

648 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 33.

649 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de ordo Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

650 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

651 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t, 2, 2001, p. 204.

652 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

653 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t, 2, 2001, p. 204.

654 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

655 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

656 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

657 Paddre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

658 Padrw Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

659 Padre Juan Andari, testimonio eo 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

660 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

661 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

662 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

663 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de orp Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

664 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

665 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

666 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

667 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

668 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

669 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

670 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

671 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

672 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p 34.

673 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

674 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1055, p. 34..

675 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

676 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

677 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.

- 129 -
678 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.

679 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, p. 204.

680 Ebrio de Dios, p. 137.

681 Reglas de los novicios, p. 137.

682 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, p. 105.

683 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 42.

684 Al-Tannuri. p. 4.

685 Lo oculto develado, p. 133

686 Al-Tannuri, p. 3.

687 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.

688 Constituciones 1732, confesión.

689 Archivo Bkerke, Patriarca Juan Hage, fol. 17, No. 5227, p. 24.

690 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.

691 Al-Tannuri, p. 4-5-

692 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 105.

693 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 158.

694 Lo oculto desvelado, p. 120.

695 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 228.

696 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.

697 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 44.

698 Padre Antonio Nehme, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 217.

699 Al-Tannuri, p 5.

700 Padre Benito Tabet, Causa de la santidad de Chárbel, 1955. p. 12.

701 Padre Elías Ehmej, Causa de santidad de Chárbel, 1955, p. 159.

702 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.

703 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 203.

704 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 234.

705 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 73-74.

706 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

707 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel,. 1926, p. 105.

708 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 231.

709 Padre Simón Ehmej, Camino de la santidad, año 2, p. 467.

710 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 235.

711 Ermitaño de Annaya, p. 31.

- 130 -
712 Padre Simón Ehmej, en Camino de la santidad, año 2, p. 467.

713 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 235.

714 Ermitaño de Annaya, p. 31.

715 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 111.

716 Diario de Annaya, p. 50.

717 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.

718 Padre Benito Tabet, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 105.

719 Ermitaño de Annaya, p. 43.

720 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

721 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 262.

722 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161.

723 Constituciones 1732, Humildad.

724 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 17.

725 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 7.

726 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.

727 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

728 Reglas de los novicios, p. 99.

729 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

730 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43.

731 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.

732 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

733 Lo oculto develado, p. 131.

734 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 91.

735 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

736 Lo oculto develado, p. 131.

737 Padre Nehemtallah Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 161.

738 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 20-21.

739 Padre Juan Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.

740 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 135.

741 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 243.

742 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 167.

743 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 193.

744 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137.

745 Obras completas, Teresa de Lisieux, cerf y ddb, 1992, p. 713.

- 131 -
746 Según el parecer del ermitaño, el Padre Juan Jawand: “la expresión significa que eso es imposible. Los monjes la utilizan
cuando se les pide una cosa imposible”.

747 Entre 1871-1875, Monjes de nuestra Aldea, p. 250.

748 Es decir, los monjes y los obreros trabajaban en el horno.

749 Designado consejero general los dos años 1876 y 1878, Monjes de nuestra aldea, p. 209.

750 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137; y padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la
santidad de Chárbel, 1926, p 78.

751 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.

752 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 131.

753 Ordenado sacerdote en 1891, muerto En Nuestra Señora del Socorro en 1944, Monjes de nuestra aldea, p. 181.

754 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.

755 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p 137 y padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p. 136.

756 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.

757 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955. 48.

758 Lo oculto develado, p. 130.

759 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

760 Constituciones 1736, Humildad.

761 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 39

762 Ebrio de Dios, p. 138.

763 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 39.

764 Ebrio de Dios, p. 138.

765 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 39.

766 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

767 Constituciones 1732, Silencio.

768 Pedro Moisés, Ermitaño de Annaya, p. 56.

769 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

770 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.

771 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.

772 Hermano Pedro Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

773 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p. 74.

774 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

775 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.

776 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.

777 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 128-129.

- 132 -
778 Hermano Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 57.

779 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.

780 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 235.

781 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

782 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95.

783 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

784 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.

785 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 133.

786 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

787 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.

788 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.

789 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.

790 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 131.

791 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 6.

792 Constituciones 1732, Silencio.

793 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 6.

794 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 31.

795 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.

796 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63

797 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926p. 70.

798 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 70.

799 Padre Elías Mahrini, en Camino de la santidad, año 2 p. 466.

800 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 76.

801 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.

802 Padre Bernardo Ejmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132.

803 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.

804 Constituciones 1732, Enfermos.

805 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 30.

806 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p. 78.

807 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87-88.

808 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.

809 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.231-232.

810 Padre Francisco Sabrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.

811 Padre Juan Jai, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

- 133 -
812 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.

813 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.

814 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 192.

815 San Ignacio de Antioquía, Carta a los romanos, 6-7.

816 Puede ser que fuera el cólico renal.

817 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbe, 1826, p. 109.

818 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 106-107.

819 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109.

820 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109-110.

821 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.

822 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132.

823 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.

824 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

825 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.

826 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

827 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 78.

828 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.

829 Carta del padre José Abraham Al-Hasruni al periódico “Al-Tayyar”, según los papeles que estaban en posesión del
padre Pedro Abi Yunes, p. 110.

830 Obras completas, Teresa de Lisieux, p. 684.

831 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 290.

832 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 57.

833 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.

834 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.

835 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 47.

836 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 133.

837 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 165.

838 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 238.

839 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.

840 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 91.

841 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

842 Ermitaño de Annaya, p. 34.

843 Padre Salomón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

844 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 236.

- 134 -
845 Ermitaño de Annaya, p. 35.

846 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.

847 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98-99.

848 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.

849 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

850 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.

851 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.

852 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.

853 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

854 El p. Simón Ehmej cuenta una historia semejante a la de Chebli, publicada en su libro, Ermitaño de Annaya, p. 32-33.

855 Eso demuestra que el padre Simón de Ehmej fue ermitaño de Annaya, durante un cierto tiempo, antes de ir a Maifuq.

856 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 35.

857 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.

858 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 76.

859 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1855, p. 243.

860 Ermitaño de Annaya, p. 39.

861 Al-Tannuri, p. 5; Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 46.

862 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.

863 Ermitaño de Annaya, p. 39.

864 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.

865 Al-Tannuri, p. 5.

866 Elías Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 165.

867 Padre José Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 75.

868 Padre José Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 77.

869 Chebli Chebli, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 194.

870 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 219.

871 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 136.

872 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 117.

873 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 105-106.

874 Ermitaño de Annaya, p. 30.

875 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 204.

876 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 268.

877 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 219.

- 135 -
878 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68; Padre Benito Tabet, Causa de la canonización
de Chárbel, p. 20; Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.

879 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 75-76.

880 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 42-43.

881 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

882 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

883 Reglas de los novicios, p. 102.

884 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

885 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

886 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.

887 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

888 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.

889 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

890 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 34.

891 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57-58.

892 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.

893 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.

894 Hace alusión a propósito de Jesús con Nicodemo, (Jn. 3,9).

895 Algunas cosas deliciosas.

896 Al-Tannuri, en Camino de la santidad, No. 10, 1957, p. 666-667.

897 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.

898 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.

899 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.

900 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.

901 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.

902 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 135.

903 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 112.

904 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.

905 Al-Tannuri, p. 5.

906 “Palabras de San Chárbel”.

907 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

908 Lo oculto develado, p. 135.

909 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 42.

910 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.

- 136 -
911 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.

912 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 35.

913 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.

914 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 36.

915 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 235.

916 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.

917 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

918 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.

919 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

920 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.

921 Padre Elías Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

922 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161.

923 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 43.

924 Reglas de los novicios, p. 106-107.

925 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161.

926 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 160-161.

927 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 216.

928 Padre Elías Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 160.

929 Lo oculto develado, p. 138.

930 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.

931 Lo oculto develado, p. 138.

932 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.

933 Lo oculto develado, p. 138.

934 Oficio divino, tiempo de Navidad, oración de la tarde (vísperas), de la mañana (laudes), USEK, Líbano, 1977, p. 131.

935 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.

936 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 236.

937 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 73.

938 P. Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161; y Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

939 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.

940 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 215.

941 Pronunció sus votos en Hub en 1822, murió en 1881 en el convento de Annaya, Monjes de nuestra aldea, p. 38-39;
diario de Annaya, p. 54.

942 Pronunció sus votos en Hub en 1819, a la edad de 21 años, muerto en 1877 en el convento de Annaya, Monjes de
nuestra aldea, p. 38-39; diario de Annaya, p. 53.

943 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 125.

- 137 -
944 Obras completas, Teresa de Lisieux, p. 714.

945 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

946 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58-59.

947 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.

948 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64-65.

949 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123; Ermitaño de Annaya, p. 80.

950 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 12.

951 Es el padre Rafael Nakad el que cuenta.

952 Padre Antonio Nehme, Ermitaño de Annaya, p. 53.

953 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 111.

954 Padre Pedro Yunes quien da testimonio delante de nosotros.

955 Ermitaño de Annaya, p. 53-54.

956 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.

957 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

958 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.

959 Padre Simón Asunción, Ermitaño de Annaya, p. 85-86.

960 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.

961 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

962 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.

963 Camino de la santidad, año 2, p. 467.

964 Al-Tannuri, p. 6.

965 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 35.

966 El padre Nehemtallah Nehme.

967 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

968 Padre Nehemtallah, Nehme, en Camino de la santidad, año, 1, p. p. 507-508.

969 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

970 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 112.

971 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.

972 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 112.

973 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.

974 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 112.

975 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.

976 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90; y padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p. 124-125; y padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 237.

- 138 -
977 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

978 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 131.

979 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 204.

980 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 191.

981 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 112.

982 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 131.

983 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 164.

984 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 191.

985 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página p. 204.

986 Padre Antonio Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 217.

987 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 45.

988 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

989 Hermano Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 36.

990 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.

991 Ermitaño de Annaya, p. 36.

992 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.

993 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 140.

994 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.

995 Hermano Elías Mahrini, en Positio de prohibición de veneración, año 2, página 466.

996 “Positio de prohibición de veneración”.

997 Sebastián Uwaini, Positio de prohibición de veneración, p. 7.

998 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de veneración, p. 51-52.

999 La falta de aseo muestra la negligencia para con su cuerpo, a fin de evitar tentaciones sexuales.

1000 La tendencia sexual.

1001 Padre Pablo Sibrini, Positio de prohibición de veneración, p. 31.

1002 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de prohibición de veneración, p. 71.

1003 Positio de prohibición de veneración, p. 35.

1004 Padre Benito Tabet, Positio de prohibición de veneración, p. 20.

1005 Padre Antonio Alwan, Positio de prohibición de veneración, p. 129.

1006 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de prohibición de veneración, p. 71.

1007 Positio de prohibición de veneración, Castidad.

1008 Padre Juan Jaji, Positio de prohibición de veneración, p. 46.

1009 Padre Ignacio Mechmech, Positio de prohibición de veneración, p. 65; y José Salomón, Positio de prohibición de
veneración, p. 100.

- 139 -
1010 Natividad Chadi, Positio de prohibición de veneración, p. 23.

1011 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95.

1012 Constituciones 1732, Castidad.

1013 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.

1014 El “tu”, en árabe, es diferente para el masculino y el femenino. Chárbel, dirigiéndose a las mujeres, usaba el masculino.

1015 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 99.

1016 Emplea el género masculino.

1017 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.

1018 Utiliza un imperativo masculino, en árabe.

1019 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96-97.

1020 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 264.

1021 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 205.

1022 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.

1023 Padre elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 91.

1024 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 192.

1025 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 113.

1026 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 166.

1027 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 113-114.

1028 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 32.

1029 Ebrio de Dios, p. 96.

1030 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 32.

1031 Ebrio de Dios, p. 96.

1032 P. Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88; y Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 160

1033 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 116.

1034 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 71.

1035 El móvil primordial en la vida de Chárbel, es el amor. Él obedece a su amadísimo Jesús y a aquellos que lo representan.
Él fue su prisionero. Cerró los ojos para este mundo e hizo callar su lengua para escuchar al Amado. Vivió castamente y
se abstuvo de mujeres y de la belleza para serle fiel a Él.

1036 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.

1037 Constituciones 1732, Obediencia.

1038 Ermitaño de Annaya, p.54.

1039 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.

1040 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.

1041 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

1042 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.

- 140 -
1043 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 51.

1044 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.

1045 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 149.

1046 Al-Tannuri, p. 6.

1047 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.

1048 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 78.

1049 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.

1050 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 219.

1051 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 91; Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.
166; y cf. Lo oculto develado, 124.

1052 Padre Antonio Chebli, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 242.

1053 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.

1054 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.

1055 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.

1056 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.

1057 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p 114.

1058 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.

1059 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.

1060 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.

1061 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 51.

1062 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 99.

1063 Padre Francisco Sabrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1064 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

1065 Padre Francisco Sabrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1066 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

1067 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

1068 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

1069 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 159.

1070 El consejero de la región de Biblos.

1071 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1072 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.

1073 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 276.

1074 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 42.

1075 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

- 141 -
1076 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

1077 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 203.

1078 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.

1079 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.

1080 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 190.

1081 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.

1082 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 160.

1083 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 231.

1084 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

1085 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.

1086 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.

1087 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43.

1088 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página. 37.

1089 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95.

1090 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29.

1091 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.

1092 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 231.

1093 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.

1094 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.

1095 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 231.

1096 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.

1097 Lo oculto develado, 138.

1098 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.101.

1099 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.

1100 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 280.

1101 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.

1102 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46; y padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p. 43.

1103 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 78.

1104 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.

1105 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.

1106 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.

1107 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.

1108 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68.

- 142 -
1109 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 196.

1110 Ermitaño de Annaya, p. 97.

1111 El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 462.

1112 Padre Nehemtallah Nehme, Ermitaño de Ennaya, p. 52.

1113 Reglas de los novicios, p. 95.

1114 Ermitaño de Annaya, p. 64.

1115 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.

1116 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.

1117 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 159.

1118 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.

1119 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.

1120 Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Biblos, nota de la página467.

1121 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.

1122 Durante las 24 horas hay 7 tiempos para el oficio divino. El oficio de medianoche comprendía cuatro partes. Se rezaban
en el breviario, el libro de fiestas, el de cuaresma y el de la Semana Santa.

1123 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1124 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

1125 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

1126 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

1127 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.

1128 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

1129 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

1130 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 204.

1131 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 34.

1132 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.

1133 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.

1134 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

1135 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p. 110.

1136 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.46.

1137 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

1138 Lo oculto develado, p. 133-134.

1139 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44; y p. José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel,
1926, p. 49.

1140 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.

1141 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.

- 143 -
1142 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.

1143 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.

1144 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.

1145 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.

1146 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.

1147 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 35.

1148 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.

1149 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.

1150 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.

1151 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.

1152 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.

1153 Reglas de los novicios, p. 110-111.

1154 Obras completas, p. 713.

1155 Juan Jaisi, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 118.

1156 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.

1157 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

1158 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.

1159 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

1160 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109.

1161 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.

1162 Era una costumbre de las hermanas de nuestra Orden, la rama femenina, de confeccionar estos escapularios para
distribuirlos entre los fieles; Ermitaño de Annaya, página 87, nota 1.

1163 Los monjes son apodados, los monjes de Kozhaya, por pertenecer a este famoso convento. Es en efecto, uno de
nuestros más grandes conventos en el Líbano; Ermitaño de Annaya, p. 87, nota 2.

1164 Hermana Muyahida Al Jayassi, Ermitaño de Annaya, p. 87-88; pronunció su votos el 20 de octubre de 1889; Diario de
Áitu, p. 14; muerta el 2 de enero de 1945; Diario de Áitu, p. 166, No. 44.

1165 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.

1166 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39-40.

1167 Al Tannuri, en Camino de la santidad, 1957, No. 10, p. 665-666.

1168 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 108.

1169 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 37.

1170 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 277; y Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel
1955, p. 268-271.

1171 Antonio Moisés se casó el 24 de febrero de 1889, Registro de Ehmej, p. 67, No. 98; tuvo una niña el 7 de diciembre de
1889, Registro de Ehmej, p. 39, No. 144.

1172 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14; Y padre José Ehmej, Causa de la canonización de
Chárbel, 1955, p. 78.

- 144 -
1173 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 35.

1174 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

1175 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.

1176 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 202.

1177 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 234.

1178 Al-Tannuri, p. 3.

1179 En el texto original figuran las palabras siríacas “Oh Padre de la verdad”.

1180 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.

1181 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.

1182 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.

1183 Al-Tannuri, p. 3.

1184 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 159.

1185 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 234; y Fuad Juri, Causa de la canonización de
Chárbel, 1955, p. 261.

1186 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

1187 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.

1188 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.

1189 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.

1190 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 89.

1191 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.

1192 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.

1193 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.

1194 Al-Tannuri, p. 4.

1195 Paddre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.

1196 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.

1197 Al-Tannuri, p. 3.

1198 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 215; y Chebli Chebli, Causa de la
canonización de Chárbel, 1955, p. 190; padre Juan Andari, p. 41; y padre Antonio Nehme, en Camino de la santidad,
año 1, p. 507-508.

1199 Padre Antonio Nehme, en Camino de la santidad, año 1, p. 507-508.

1200 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 97.

1201 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 97.

1202 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.

1203 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

1204 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.

- 145 -
1205 Según la edad del padre José, en Monjes de nuestra aldea, p. 39, la desbandada de langostas tendría lugar en 1886.

1206 Reparticiones administrativas en los distritos del tiempo del gobierno otomano, en la época de Mutasarrifia.

1207 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68.

1208 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 52.

1209 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68; y padre Bernardo Ehmej, Positio de la
santidad de Chárbel, 1926, p. 132.

1210 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.

1211 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.

1212 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 108.

1213 Reglas de los novicios, p. 111-117.

1214 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 29.

1215 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.

1216 Pedro Moisés, Ermitaño de Annaya, p. 56.

1217 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

1218 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.

1219 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 85.

1220 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.

1221 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.

1222 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.

1223 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132-133.

1224 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1225 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

1226 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 5.

1227 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.

1228 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.

1229 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.

1230 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.

1231 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.

1232 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 75.

1233 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64; p. Elías Ehmej, Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p. 88; y p. José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

1234 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1235 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

1236 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.

1237 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.

- 146 -
1238 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.

1239 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página, 34.

1240 Eliseo Nakad, Positio de la foto de Chárbel, p. 3.

1241 Al-Tannuri, p. 4.

1242 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

1243 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4-5.

1244 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 5.

1245 No habiendo podido fijar las fechas bien determinadamente, he preferido reunirlas en el capítulo como preludio a la
muerte del P. Chárbel.

1246 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 39.

1247 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 96.

1248 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1249 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69-70.

1250 Camino de la santidad, año 1, p. 511; padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 286; Causa de
la canonización de Chárbel, 1955, p. 77; Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. p. 86; Al-Tannuri,
p. 9, su matrimonio no ha sido señalado en el registro de Ehmej, puede ser a causa del desacuerdo con sus padres
políticos; sobra decir que se casó después de anular su matrimonio, muy a pesar de sus padres y así se podría celebrar
la ceremonia de su matrimonio en otra parroquia; el bautismo de su hijo Sebastián, tuvo lugar el 6/1/1885, 25 días
después de su nacimiento, registro de Ehmej, p 9, No. 51;eso quiere decir que más probablemente su sanación tuvo
lugar en 1884.

1251 El cura párroco Pablo Majluf, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 121.

1252 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 53.

1253 Puede ser que otro compañero estuviera con el padre del enfermo.

1254 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 167.

1255 Nehme Mdawar, Ermitaño de Annaya, p. 109.

1256 Sebastián Uwaini, Camino de la santidad, año 2, p. 3-4.

1257 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 205.

1258 Este testimonio se sitúa, entre los milagros de Chárbel, en sus últimos días sobre la tierra.

1259 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 287.

1260 Su hermano, el padre Chárbel, Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 72.

1261 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 72.

1262Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 292.

1263 Ermitaño de Annaya, p. 11.

1264 Qafa, la esposa de Uwaini, en Camino de la santidad, año 2, p. 5.

1265 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 69.

1266 Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 5.

1267 Qafa, Camino de la santidad, año 2. p. 6.

- 147 -
1268 Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 6.

1269 Nacido el 25/10/1886, su edad, en el tiempo del milagro, 12 años y dos meses; Registro de Ehmej, p. 15, No. 92.

1270 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70; Al-Tannuri, p. 11.

1271 Al-Tannuri, p. 11.

1272 Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 6.

1273 Al-Tannuri, p. 6.

1274 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 5.

1275 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70.

1276 Al-Tannuri, p. 11.

1277 Qafa, la esposa de Uwaini.

1278 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70.

1279 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página. 37.

1280 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.

1281 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.

1282 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la Santidad de Chárbel, 1926, página 35.

1283 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.

1284 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 74.

1285 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.

1286 Las palabras pronunciadas fueron en siríaco, que el hermano testigo ignoraba.

1287 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1288 Hermano Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 113.

1289 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 113.

1290 Lo oculto develado, p. 136.

1291 Al-Tannuri, p. 7.

1292 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1293 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

1294 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

1295 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

1296 Regla de los ermitaños, canon 12.

1297 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1298 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1299 Al-Tannuri, p. 7.

1300 Regla de los ermitaños, canon 5..

1301 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 41.

- 148 -
1302 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72

1303 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 41.

1304 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

1305 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 41.

1306 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.

1307 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.

1308 El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 461.

1309 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

1310 El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 461.

1311 El padre Marón Nun pronunció sus votos en 1868 en el convento de Maifuq, a los 19 años; fue ordenado sacerdote en
1874, y muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro en 1911, Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.

1312 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1313 Lo oculto develado, p. 136.

1314 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.

1315 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1316 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.

1317 Según la computadora, el 25/12/1898 era un sábado, y deducimos que los últimos días que San Chárbel estuvo enfermo
fueron seis días, del domingo, la última misa, el 18/12/ al 24/12, sábado, la fecha de su muerte.

1318 Al-Tannuri, p. 7.

1319 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.

1320 Tenemos en nuestro poder la carta del médico.

1321 Su nombre no fue señalado en el libro, Monjes de nuestra aldea, sino citado como: hermano en visita canónica,
archivos de Bkerke, 1898, (Bkerke, el patriarca Juan Al Haij, página 18, No. 5227), con el el hermano Roque de
Mechmech, ordenado sacerdote en 1900; también puede ser, al mismo tiempo, el hermano Miguel, cuyo nombre no está
citado en el diario; a no ser que haya sido mencionado sacerdote solamente en el testimonio del hermano Francisco.

1322 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.

1323 En tiempo de Chárbel no se usaba la ducha, quizás una vez al año o nunca. En la casa, la familia vivía en un solo cuarto
con el burro (que era el vehículo de la familia), la vaca y las gallinas (que eran el ganapán de la familia); de donde se
desprende cómo podría contagiarse una peste en la Edad media, junto con otras enfermedades, en particular las
epidemias, pulgas, chinches y piojos que atacaban a los hombres y las bestias, en ausencia de los cuidados higiénicos.

1324 Hno. Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 37. A este respecto la cosa parece incierta,
pues Chárbel lavaba su cilicio; cf., Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44. Otra referencia: el
hombre de Dios, Daniel Al Hadase: “Sufría cuando tenía que quitarse el cilicio para lavarlo. Algunas veces acudía a su
asistente o a algún otro cercano suyo, para que le ayudara a quitárselo, pues se encontraba pegado a la piel. Cuando se
le levantaba con un poco de fuerza, sangraba. A la hora de su muerte, los monjes destrozaron el cilicio con un cuchillo
para poder cambiarle el vestido” (Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Biblos, p. 358).

1325 Padre Nehemtallah Mechmech, Oisitio de la santidad de Chárbel, 1926,, p. 75.

1326 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.

1327 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1328 Ermitaño de Annaya, p. 26.

1329 Jorge Chokrallah, Positio de la prohibición de culto, p. 6.

- 149 -
1330 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 37.

1331 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 39.

1332 Positio de prohibición de culto, p. 43-45..

1333 Padre Pedro Damián Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 97.

1334 Positio de prohibición de culto, p. 46.

1335 Positio de prohibición de culto, p. 47-48.

1336 Positio de prohibición de culto, p. 50-51.

1337 Padre Antonio Chebli, Positio de prohibición de culto, p. 247.

1338 Positio de prohibición de culto, p. 48-51.

1339 Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 27.

1340 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1341 Reliquia de la tumba de San Chárbel, p. 51.

1342 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 97.

1343 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 51.

1344 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, página 97.

1345 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1346 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, pagina 97.

1347 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p.57.

1348 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 247.

1349 Positio de prohibición de culto, Jorge Sassine, p. 10; Natividad Chehade, p. 22; Padre Nehemtallah Mechmech, p. 29.

1350 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 9.

1351 Al-Tannuri, p. 7.

1352 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 57.

1353 Positio de la prohibición de culto, p. 33.

1354 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1355 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1356 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1357 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926 p. 25.

1358 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1359 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1360 Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 28.

1361 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.

1362 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de culto, p. 24.

1363 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p.11.

- 150 -
1364 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1365 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.

1366 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1367 Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 28.

1368 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1369 Jorge Sassine, Positio de la prohibición de culto, p.11.

1370 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1371 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1372 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1373 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.

1374 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.

1375 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.

1376 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 41.

1377 Constituciones 1732, p. 58,

1378 Padre José Andari, Positio de prohibición de culto, p. 14.

1379 Padre Antonio Hsarat, Positio de prohibición de culto, p. 13.

1380 Registro de misas, Annaya, 1898-1907.

1381 Ermitaño de Annaya, p. 26.

1382 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 30.

1383 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 73.

1384 Al-Tannuri, en Camino de la santidad, 1957, p. 667.

1385 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 36.

1386 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1387 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

1388 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1389 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1390 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1391 Natividad Chehade, Positio de prohibición de culto, p. 23.

1392 Ermitaño de Annaya, p. 37.

1393 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1394 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.

1395 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1396 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1397 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

- 151 -
1398 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 249.

1399 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1400 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 47-49.

1401 Diario de Annaya, p. 56.

1402 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 66.

1403 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 79.

1404 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92.

1405 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.

1406 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129-130.

1407 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de culto, p. 24.

1408 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.

1409 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137.

1410 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1411 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1412 Puede ser cultivar las cebollas en febrero.

1413 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.

1414 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1415 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1416 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, 27.

1417 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.

1418 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1419 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1420 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1421 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.

1422 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 14.

1423 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1424 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1425 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1426 Lugar próximo al convento.

1427 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1428 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1429 Jorge Chokrallah, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.

1430 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1431 Jorge Chokrallah, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.

- 152 -
1432 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1433 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.

1434 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1435 Jorge Sassine, Positio de la prohibición de culto, p. 11.

1436 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1437 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1438 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 80.

1439 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, p. 138.

1440 Padre elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

1441 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.

1442 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

1443 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.

1444 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.

1445 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 138.

1446 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.

1447 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

1448 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955. p. 173.

1449 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 98.

1450 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 213.

1451 Ermitaño de Annaya, p. 27.

1452 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1453 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

1454 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1455 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 98.

1456 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 137.

1457 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

1458 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1459 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1460 Pronunció sus votos en 1891; murió en el convento de Annaya en 1939, Monjes de nuestra aldea, p. 181.

1461 Pronunció sus votos en 1893; murió en 1952 en el convento de Annaya, Monjes de nuestra aldea, p. 186-187.

1462 Pronunció sus votos en 1898; murió en 1951 en el convento de Qattara, Monjes de nuestra aldea, p. 186-187.

1463 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.

1464 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1465 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.

- 153 -
1466 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página38-39.

1467 Padre Antonio Hsarat, Positio de prohibición de culto, p. 14.

1468 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1469 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1470 Archivos Bkerke, fol. 13/2/1899.

1471 Jorge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11

1472 En el encabezamiento de la carta del superior del convento de Annaya, dirigida al patriarca, está escrito: respuesta
recibida.

1473 Fallecido el 26 de diciembre de 1929, Diario de Annaya, p. 60.

1474 Pronunció sus votos en 1889, ordenado sacerdote en 1912, muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro en
1959, Monjes de nuestra aldea, p. 181-182,

1475 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p 11.

1476 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p, 26.

1477 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1478 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1925, p. 11; y orge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11.

1479 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 52.

1480 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1481 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1482 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1483 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 52.

1484 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1485 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1486 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1487 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1925, p, 52.

1488 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1489 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.

1490 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 53.

1491 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.

1492 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130; y padre José Ehmej, Positio de la santidad de
Chárbel, 1826, p. 52.

1493 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 73.

1494 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1495 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.

1496 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 27.

1497 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

- 154 -
1498 Lo oculto develado, p. 137.

1499 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1500 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1501 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 11-12.

1502 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1503 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1504 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 26.

1505 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 139.

1506 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 99.

1507 Hermano Pablo Lehfed, Positio de prohibición de culto, p. 31.

1508 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1509 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1510 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 139.

1511 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1512 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 273.

1513 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1514 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29.

1515 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1516 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.

1517 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1518 Jorge Chokrallah, Positio de prohibición de culto, p. 4.

1519 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1520 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 36.

1521 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 157.

1522 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 36.

1523 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 14-15.

1524 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

1525 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 89.

1526 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.

1527 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1528 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

1529 Pronunció sus votos en 1889, ordenado sacerdote en 1912, fallecido en 1959; Monjes de nuestra aldea. 181-182.

1530 Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.

1531 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

- 155 -
1532 Padre José Andari, Positio prohibición de cuilto, p. 15.

1533 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1534 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.

1535 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 12.

1536 Sebastián Uwaini, Positio prohibición de culto, p. 21.

1537 El postulador de la causa tachó la siguiente línea: El susodicho padre José le tocó una mano, llevando un pañuelo en la
otra para empaparla en la sangre que brotaba de su cadera, durante la noche.

1538 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1539 Sebastián Uwaini, Positio prohibición de culto, p. 21.

1540 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.

1541 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.

1542 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.

1543 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.

1544 El patriarca Elías Howayek, que pidió consultas médicas a Sebastián Uwaini, decía: “nadie muere entre sus manos”. Los
auditores interpretaron lo dicho como que Sebastián Uwaini trataba a los enfermos con las supuraciones del padre
Chárbel; Bendición de la tumba del Santo, p. 100.

1545 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1546 Sebastián Uwaini, Positio prohibición de culto, p. 21.

1547 Fue designado superior del convento de Annaya entre 1899-1901; Monjes de nuestra aldea, p. 251.

1548 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.

1549 María Zwain, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 81-82.

1550 Hermano Pedro Elian Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.

1551 Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.

1552 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 21.

1553 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

1554 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

1555 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 142.

1556 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 143.

1557 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 219.

1558 Padre José Andari, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 143.

1559 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.

1560 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.95-96.

1561 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 104.

1562 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.

1563 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117.

- 156 -
1564 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 192-195.

1565 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 195.

1566 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 195-196.

1567 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 196, 197.

1568 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.

1569 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1570 Natividad Chehade, Positio prohibición de culto, p. 23.

1571 Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 28.

1572 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 294.

1573 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,p. 12.

1574 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.

1575 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p. 222.

1576 Hermano Pedro Elian Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.

1577 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39,

1578 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 47.

1579 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 197.

1580 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173-174.

1581 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 7.

1582 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 198

1583 Practicó la medicina sin haberla estudiado.

1584 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.

1585 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92-93.

1586 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.

1587 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92-93.

1588 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p. 94.

1589 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93.

1590 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.

1591 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93.

1592 María Chamún, Positio de santidad de Chárbel, 1926, p. 94.

1593 Padre Luis Wehbeh, Los monjes en el Líbano, p. 78.

1594 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 28.

1595 Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 28.

1596 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 129

1597 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 4.

- 157 -
1598 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173

1599 Positio prohibición de culto, p. 33.

1600 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 98-99.

1601 Hawchab, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, 1926, p. 184-185.

1602 Hawchab, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, 1926, p. 185.

1603 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.

1604 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1605 Jorge Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1606 Pronunció sus votos en 1898, murió en 1932, Monjes de nuestra aldea, p 187.

1607 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1608 P. Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93; Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.175-
177.

1609 Pronunció sus votos en 1865, murió en 1914, Monjes de nuestra Aldea, página 40-41.

1610 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.

1611 Chebli Chebli, Causa dela canonización de Chárbel, 1955, p. 199.

1612 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14-15.

1613 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1614 La legaña causada por la oftalmía.

1615 José Nassif, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 68-69.

1616 Moisés Moisés, Positio prohibition de culto, p. 70.

1617 El que habla es el hermano Pedro Jawad Mechmech.

1618 Positio prohibición de culto. 10.

1619 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 54.

1620 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 41-42.

1621 Iid Nakad, Positio prohibición de culto, p. 117.

1622 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1623 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.

1624 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 79.

1625 Padre Francisco Sibrini, Positio prohibición de culto, p. 27.

1626 Jorge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 10.

1627 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 6.

1628 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.

1629 Los padres: Galliador, Galalin y Francisco María, encargados de una visita apostólica en nuestra Orden.

1630 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

- 158 -
1631 Hermano Pedro Elián Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.

1632 Hermano Pedro Elían Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.

1633 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1634 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1635 Sebastián Uwaini, Positio de l santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1636 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.

1637 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.

1638 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 38-39.

1639 Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.

1640 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.

1641 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5-6.

1642 A contar de la muerte de Chárbel en 1898 hasta 1926, fecha del testimonio del médico Chokrallah.

1643 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 7.

1644 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 7.

1645 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1646 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 81.

1647 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1648 Ermitaño de Annaya, p. 28.

1649 Examen del médico, Positio prohibición de culto, p. 19.

1650 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 82.

1651 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54.

1652 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54.

1653 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54-55.

1654 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

1655 Donde el superior y el p. Vicente Awad para informarle acerca de los acontecimientos, ya que la apertura de la tumba se
hizo sin ninguna autorización, lo que podría repercutir negativamente en la causa de canonización de San Chárbel.

1656 Crimen que ha reanimado su víctima, Señor Salomón José Abraham, revista Chárbel- Rebeca- Nehemtallah, No. 279,
año 2003, p. 16-23.

1657 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 54 y 99.

1658 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 55.

1659 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

1660 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 55.

1661 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 174.

1662 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 119.

1663 Padre Antonio Aalún, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.248-249.

- 159 -
1664 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 142.

1665 El primer ministro Riad Beik Solh: “El p. Chárbel es para todo el Líbano y para todas las confesiones libanesas, no
solamente para los maronitas”.

1666 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de canonización de Chárbel, 1955, página 100.

1667 Hermano Nuhra Eddeh, Positio de la foto de San Chárbel, p. 5-6.

1668 José Antonio, museo de la casa de San Chárbel, Bqaakafra.

1669 Cf. Positio de la foto de San Chárbel.

1670 Testimonio delante de nosotros, principios de febrero de 2007.

1671 Camino de la santidad, 1957, p. 664-665.

1672 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 58-59.

1673 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 59.

1674 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 62-63.

1675 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 224.

1676 Padre Vaillaume, en Ebrio de Dios, p. 38.

1677 Ermitaño Padre Juan Jawand, el 4/4/2006..

1678 Monjes de nuestra aldea, p. 73.

1679 Monjes de nuestra aldea, p. 71.

1680 Monjes de nuestra Aldea, p. 203.

1681 Cf. Padre Tannuri, Padre Libaos Daher.

1682 Al-Tannuri, p. 7.

1683 Monjes de nuestra aldea, p. 74.

1684 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.

1685 El día en que él testificó.

1686 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.

1687 Diario de Annaya, p. 60.

1688 Monjes de nuestra aldea, p. 54.

1689 El día en que él testimonió.

1690 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 122.

1691 Monjes de nuestra aldea, p. 54.

1692 Monjes de nuestra aldea, p. 38-39.

1693 El día en que él testimonió, en 1926.

1694 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 156-157.

1695 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.

1696 Diario de Annaya, p. 70.

- 160 -
1697 Monjes de nuestra aldea, p. 185.

1698 El día en que él testimonió.

1699 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.

1700 Diario de Kfifane, No, 11.

1701 Monjes de nuestra aldea, p. 41.

1702 El día en que dio testimonio en 1926.

1703 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 128.

1704 En el norte del Líbano.

1705 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 144-145.

1706 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 128.

1707 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 125.

1708 Monjes de nuestra aldea, p. 185.

1709 El día en que dio su testimonio.

1710 Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 13.

1711 Diario de Annaya 65.

1712 Monjes de nuestra aldea, p. 187.

1713 El día en que dio su testimonio.

1714 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 226-228.

1715 Monjes de nuestra aldea. p. 187.

1716 El día en que dio su testimonio.

1717 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 211-212.

1718 Monjes de nuestra aldea, p. 171.

1719 Monjes de nuestra aldea, p. 38-39.

1720 El día en que dio su testimonio.

1721 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 131.

1722 Diario de Maifuq, p. 328.

1723 Al-Tannuri, p. 9.

1724 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.

1725 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 33.

1726 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.

1727 El día en que dio su testimonio.

1728 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 33-34.

1729 Ermitaño de Annaya, p. 39.

1730 Diario de Annaya, p. 62.

- 161 -
1731 El día en que dio su testimonio.

1732 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, pagina 87-88.

1733 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.

1734 El día en que dio su testimonio.

1735 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 112.

1736 Monjes de nuestra aldea, p. 182.

1737 Registro de Ehmej, p. 63, No. 75.

1738 El día en que dio su testimonio.

1739 Pronunció sus votos en Hub en 1853; murió en el convento de Annaya en 1885; Monjes de nuestra aldea, p. 93.

1740 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.

1741 Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 27

1742 Monjes de nuestra aldea, p. 181-182.

1743 El día en que dio su testimonio.

1744 Hermano Pedro Elián Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.

1745 Monjes de nuestra aldea, p. 181-182.

1746 El día en que dio su testimonio.

1747 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.

1748 Monjes de nuestra aldea, p. 113.

1749 El día en que dio su testimonio.

1750 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29.

1751 Monjes de nuestra aldea, p. 113.

1752 Hermano Pablo Lehfed, Positio prohibición de culto, p. 31.

1753 El día en que dio su testimonio.

1754 El cura párroco Pablo Majluf, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 118.

1755 El día en que dio su testimonio.

1756 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.

1757 El día en que dio su testimonio.

1758 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 200.

1759 El día en que dio su testimonio.

1760 Jorge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11.

1761 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95-97.

1762 El día en que dio su testimonio.

1763 Juan Jaisi, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117.

1764 El día en que dio su testimonio.

- 162 -
1765 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 135-136.

1766 Monjes de nuestra aldea, p. 77.

1767 El día en que dio su testimonio.

1768 Fue nombrado superior entre 1886-1890, Monjes de nuestra aldea, p. 251.

1769 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

1770 Monjes de nuestra aldea, p. 77.

1771 El día en que dio su testimonio.

1772 Hauchab Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 1778-179.

1773 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.

1774 El día en que dio su testimonio.

1775 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 104.

1776 Monjes de nuestra aldea, p. 181.

1777 Registro de Ehmej, p. 30.

1778 Registro de Ehmej, p. 67, No. 98.

1779 El día en que dio su testimonio.

1780 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 3-4.

1781 Monjes de nuestra aldea, p. 38-39.

1782 El día en que dio su testimonio.

1783 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.

1784 Diario de Maifuq, p. 324-327.

1785 El día en que dio su testimonio.

1786 Simón Jorge Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 1; conoció al padre Chárbel cuando le ayudó en la
construcción del horno (Ver Simón Jorge Gata).

1787 El día en que dio su testimonio.

1788 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 188-189.

1789 Dio su testimonio delante de nosotros, el 8/3/2006, en Jalidie.

1790 Dio su testimonio delante de nosotros, el 8/3/2006, en Jalidie.

1791 El día en que dio su testimonio.

1792 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 115.

1793 El día en que dio su testimonio.

1794 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 256.

1795 Monjes de nuestra aldea, p. 152.

1796 El día en que dio su testimonio.

1797 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 101-102.

- 163 -
1798 Monjes de nuestra aldea, p. 152.

1799 Monjes de nuestra aldea, p. 113.

1800 El día en que dio su testimonio.

1801 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 16.

1802 Monjes de nuestra aldea, p. 113.

1803 Monjes de nuestra aldea, p. 45.

1804 El día en que dio su testimonio.

1805 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 139.

1806 Monjes de nuestra aldea, p.45.

1807 El día en que dio su testimonio.

1808 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.

1809 El día en que dio su testimonio.

1810 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 5-6.

1811 Monjes de nuestra aldea, p. 102.

1812 El día en que dio su testimonio.

1813 El cura párroco Miguel Ramia. Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.

1814 El día en que dio su testimonio.

1815 María Chamún, p. 94.

1816 María Chamún, p. 95.

1817 El día en que dio su testimonio.

1818 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.

1819 El sía en que dio su testimonio.

1820 Natividad Chehade, Positio prohibición de culto, p. 22.

1821 Monjes de nuestra aldea, p. 181.

1822 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.

1823 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 29.

1824 Monjes de nuestra aldea, p. 181.

1825 El día en que dio su testimonio en 1926.

1826 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1855, p. 286-287.

1827 Monjes de nuestra aldea, p. 85-86.

1828 El día en que dio su testimonio en 1926.

1829 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 107-108.

1830 Monjes de nuestra Aldea, p. 86.

1831 El día en que dio su testimonio.

- 164 -
1832 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.

1833 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.

1834 El día en que dio su testimonio en 1926.

1835 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.

1836 Diario de Annaya, p. 67.

1837 El día en que dio su testimonio.

1838 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 276.

1839 Monjes de nuestra aldea, p. 167.

1840 El día en que dio su testimonio.

1841 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 14.

1842 Monjes de nuestra aldea, p. 167.

Indice
Chárbel, loco de Dios 2
Introducción 6
Capítulo I: Comienzo del viaje 8
A: José Antonio: en Bqaakafra 8
B: Chárbel, el monje 16
C: Chárbel, ermitaño 28
Capítulo II: Los trabajos del la vida 36
A: Descripción del padre Chárbel 36
B: Chárbel, el apóstol (Mc.4, 18; Mt.10) 41
C: Trabajo y oración 50
D: La pobreza de Chárbel (Mc.10, 21) 54
E: Indumentaria de Chárbel 60
F: Su colchón, su sueño y el nobiliario de su celda 62
G: La comida de Chárbel 65
H: Sobriedad de Chárbel 72
I: La inteligencia de Chárbel 74
J: La biblioteca y la cultura de Chárbel 77
K: La confesión de Chárbel 80
L: Al servicio de todos 84
M: No se oirá en las plazas su voz (Mt. 12, 19) 89
N: Voy completando lo que aún falta al total de los sufrimientos de Cristo (Col, 1, 24) 94
O: Eterna paz 99
P: Nadie les podrá arrebatar la alegría (Jn. 16, 22) 103
Q: Un amor asombroso (Jn. 1, 13) 106
R: Libertad y audacia de Chárbel 114
S: Un adorador justo 117
T: Por fidelidad al amado 120
U: Prisionero1035 de su amado 125
V: Su esperanza, sedienta del amado 128
W: Refugio de fieles y pobres 131
X: Su pasión por la oración 134
Y: La fe de Chárbel 140
Z: Su misa, el grado máximo de su amor 147
Capítulo III: hacia el cielo 151
A: Él cargó con nuestras enfermedades1245 (Mt. 8,17; Is. 53,4) 151
B: Su última misa 156
C: Sus últimos días 159
D: Hacia la tumba 163
E: Luz de resurrección 169
F: Tu justo no verá la corrupción (Act. 2, 27) 174
G: Fuera del cementerio 178
H: En un pequeño cuarto 181

- 165 -
I: Bajo el cuidado del padre José Al-Kfuri 185
J: Casa de huéspedes 192
K: En la capilla 197
L: Curó todas las enfermedades (Mt. 8, 6) 198
M: Los objetos de Chárbel 202
N: El doctor Jorge Chokrallah 204
O: Otros exámenes 208
P: Hasta el año cincuenta 210
Q: La imagen de Chárbel 215
R: Derramaré mi espíritu (Act. 2, 17) 217
Conclusión 219
Los testigos 220

Referencias 232

Indice 167

- 166 -

También podría gustarte