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San Charbel Según Sus Contemporáneos - P. Hanna Skandar
San Charbel Según Sus Contemporáneos - P. Hanna Skandar
Chárbel, loco de Dios, es el título que se puede poner al libro del Padre Skandar, titulado “San Chárbel según sus
contemporáneos”. Es que la vida que ha llevado nuestro gran Santo no es normal, en el sentido propio de la palabra,
porque su conducta, lo que hizo y toda su vida fueron contradictorios con la lógica de los hombres. Las contradicciones
radicales que rigieron su vida, suscitan en nosotros el asombro, el interrogante y la perplejidad. ¿Es normal que un
hombre se despoje a ese punto, de su humanidad y de sus emociones para vivir como si estuviera en otro mundo? ¿Es
normal que renuncie tanto a su afectividad, hasta el punto de rehusar el encuentro con su madre y sus hermanos cuando
vienen a verle y enviarlos sin recibirlos? ¿Es que, por el voto de obediencia, que consiste en despojarse de su propia
voluntad para obedecer a sus superiores que representan a Dios, le obligue también a someterse a los monjes más
jóvenes, todavía en período de formación, y aún a los mismos empleados, a los sirvientes que trabajan con él en el
campo? En fin, ¿Es que es normal que él se abstenga de comer, cuando tiene hambre, aguardando la orden formal de
hacerlo, sabiendo que las horas de comida en los conventos y eremitorios son fijas y que la obediencia a la campana que
llama a los monjes, a la oración, al trabajo o a comer, es lo mismo que las órdenes dadas por los superiores?
En efecto, si tratamos de comprender y de interpretar la conducta de San Chárbel, según nuestra lógica humana,
seremos incapaces de obtenerlo. Así que toda interpretación y explicación humanamente hablando, nos serían
imposibles, cuando se trata de poner en la mente de los que nos preguntan la razón de la esperanza y de la fe que hay
en nosotros (I P. 3,15).
La vida de Chárbel en su eremitorio de San Pedro y San Pablo, en Annaya, es única por cualquier lado que se le mire.
Fue un hombre que abandonó el mundo para vivir con Dios, a tal punto que se volvió loco de Dios. Muy a menudo, la
locura se caracteriza por una atracción total hacia el otro o ante un pensamiento o de una opinión, hasta el punto de
convertirse en una obsesión del hombre que se sale de lo real. Ése era el estado de Chárbel, para quien Dios significaba
todo y más tarde, era para él una necesidad devolverle ese todo, dado que Dios representaba su único ideal al cual
tender, después de haber confiado su suerte a Dios que vino a ser su único objetivo. Chárbel, en adelante podía hacer
milagros en nombre de Dios. Los obraba como intermediario. Por la oración alejaba langostas de los campos del
convento, curaba enfermedades que los superiores encomendaban a sus oraciones y alumbraba la lámpara llena de agua
y no de aceite.
Frecuentemente escuchamos muchas de esas cosas etiquetadas como ”verdades a medias”, donde se critica la vida de
los monjes, de los ermitaños y anacoretas, preguntándose cuál es su utilidad en la sociedad donde viven, en particular
en la que nosotros vivimos, sociedad materialista y consumista, donde el valor del hombre se mide por la producción de
su trabajo, por lo que el hombre queda reducido a un simple producto, exactamente como una máquina que se tira a un
lado, ya usada durante el tiempo para la que fue ideada, para reemplazarla por otra. ¡Lástima! Eso es exactamente lo
que llega a ser muy frecuentemente el hombre, cuyo valor está ligado a su capacidad productiva y que se desprecia
cuando ya se ha vuelto incapaz de producir en esta sociedad materialista. Ésa es la clasificación de la gente en la
sociedad, entre productores y no productores, de que hacen parte los ermitaños y anacoretas que, después de
abandonar el mundo, no ofrecen nada y nada producen a la sociedad. Puede ser que así sea, si se mira la vida actual que
llevan esas gentes; pero cuando se restablece el curso del tiempo, se descubre que su manera de ver las cosas no es nada
correcta.
Esas personas que uno mira a menudo con desconfianza y ligereza, son las que a la larga, sirven a la sociedad; son
las que se eternizan en la historia y de las que la gente recuerda con admiración. Mientras de los poderosos del mundo,
contemporáneos suyos, son objeto de críticas mordaces e incluso de maldición, por las desgracias y calamidades que
perpetraron.
¿Quién puede, por ejemplo, acordarse de los nombres grandes, de los poderosos, de los sabios e inteligentes que
vivieron en la época de Chárbel Majluf? Para hacerlo, hay que recurrir a los libros de historia, a los archivos y
manuscritos para saber que existieron y que hicieron obras laudables. Mientras que la abrumadora mayoría de la
humanidad conoce, hoy día, a Chárbel Majluf, los milagros, los prodigios realizados por su mediación y cuyos relatos han
desbordado la memoria de los tiempos y culturas, pues la Iglesia lo elevó a los altares y en diferentes países se
construyen iglesias a su nombre.
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¡Quién hubiera podido conocer una pequeña aldea llamada Annaya, sin San Chárbel! Gracias a él ha venido a ser un
lugar importante de peregrinación al que fluyen turistas de todos los países, no sólo para orar, sino por los restaurantes
y hoteles que atraen su atención.
¡Chárbel, ebrio de Dios! Pues que él escuchó la palabra de Cristo y la vivió a la letra. Cristo dijo: “el que ama a su
padre, a su madre, a sus hermanos y hermanas más que a mí, no puede ser mi discípulo”. Es por eso por lo que Cristo
fue para Chárbel todo su amor, que lo sedujo y del que vino a ser un loco hasta el final.
Que tomemos la palabra de Cristo en serio, en nuestra vida y que cambiemos radicalmente nuestra vida por la
mejor, y así contribuiremos a mejorar la vida de nuestra sociedad para que sus hijos vivan los valores morales y el
espíritu del cristianismo a la letra y con rectitud, adhiriéndose así, a la construcción de un mundo mejor, donde nuestra
única meta sigue siendo Dios.
Líbano 5/ 1 / 2008
Introducción
Este libro está sacado principalmente, de seis libros precedentes1, inéditos a causa de la repetición fastidiosa y el
desorden de los acontecimientos. Es por eso por lo que me he decidido a poner en orden 53 testimonios que,
aproximadamente ocupan 600 páginas de formato A4, transcribiéndolos todos con absoluta fidelidad y reuniéndolos
en una historia común, según los testimonios repetitivos de los testigos y apoyado en otras fuentes y referencias2,
para llenar el vacío y aclarar un punto cualquiera. Prefiero contar los sucesos valiéndome de diversas fuentes, sin
criticarlos, ni analizarlos ni comentarlos, dejando así, campo abierto a los estudiosos para que lo hagan en el futuro.
Los testimonios están ordenados de la forma siguiente: El primer capítulo relata un suceso cuasi-histórico de la
infancia de Chárbel y que aconteció hasta su ingreso en la Orden: su ordenación sacerdotal, su estadía en el
convento de Santiago Al Hosen, luego sus traslado al convento de Annaya y su aislamiento en el eremitorio.
El segundo capítulo comprende 26 temas sobre la vida del Santo que contiene cada uno, la definición del tema,
según los testigos; y luego, las versiones y los acontecimientos que le conciernen.
El capítulo tercero relata la historia de su última misa, su agonía, su entierro, la luz que salía de su tumba, la
apertura de la misma, los análisis efectuados de su cuerpo y los informes de los médicos.
Se menciona el nombre del testigo en la rúbrica, al final del testimonio. Para cada punto he tenido siempre
cuidado de señalar someramente, las fuentes y las referencias que he expuesto con detalle al fin del libro.
Vista la semejanza entre la vida de Chárbel y la de Cristo, he confirmado a veces, un episodio de la vida del
Santo con otro similar del Evangelio. Algunas veces, un acontecimiento de la vida de nuestro Santo ha sido
encabezado con un título tomado el Evangelio.
Padre Hanna Skandar O.L.M. Convento de Nuestra Señora de la Fortaleza, Menjez-Aqqar- Líbano
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Capítulo I: Comienzo del viaje
Su papá era un sencillo trabajador, como el resto de los habitantes de su aldea”4, “que vivía del cultivo de su tierra;
y su mamá se ocupaba de los trabajos domésticos. Ambos eran piadosos y se preocuparon por darle una educación
cristiana”5.
La casa del abuelo de San Chárbel, donde nació, todavía se encuentra en Jalidie. Fue restaurada, hace ya como
unos quince años, y transformada en iglesia. Dicen que Brígida venía con su familia y “Abu- Hanna”, portando con
ellos sus reses, para pasar allí el invierno, durante cuatro meses, huyendo del frío y de la pobreza. Ella ayudaba a
sus padres en la recolección de las aceitunas. Fue allí donde nació José, San Chárbel, en invierno, y fue bautizado
en la antigua iglesia de Nuestra Señora de Jalidié”12 “o, bien, Nuestra Señora de Bqaakafra”13.
“Cuando San Chárbel estaba en Bqaakafra, no se llevaban, todavía, registros en la iglesia”14. En efecto, el
registro n°1 empezó en el año 183015. Es por eso por lo que Chibli declara: “Yo no encontré en los registros de
bautismos de la aldea de Bqaakafra la mención del nacimiento y del bautismo del Padre Chárbel. Pero sí encontré la
mención de los bautismos16 de sus hermanos, del deceso de su padre y de su madre. Deduje de todo esto, que el
Padre Chárbel nació el “ocho de mayo”18 de 182817.” Otra hipótesis señala su nacimiento en 183319. Pero lo más
probable, según la lógica, es que su nacimiento fuera a comienzos de la primavera de 1832, unos meses después
de la muerte de su padre. Esto es lo más probable, por dos razones: su mamá era todavía joven, pues trajo al
mundo a Antonio, en su segundo matrimonio, el ocho de septiembre de 183420 y, a Noé, el tres de julio de 183721.
José era el menor de la familia y es probable que su mamá estuviera encinta cuando la muerte de su padre.
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“Después del segundo matrimonio de su madre, Chárbel vivió, como huérfano, al cuidado de Antonio29, su tío
paterno, junto con sus hermanos y hermanas30, quedando bajo su tutela31.Su madre venía, de vez en cuando, para
verlos. Los niños se entretenían, los unos con los otros, bajo lo custodia de su tío Antonio y sus parientes lejanos”32.
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sálvanos, imagen de nuestro patrón, clemente.
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la enorme corpulencia de sus árboles.
“Cuando la vaca se saciaba de comer hierba, la dejaba reposar, diciéndole: “Descansa tú, ahora, “Flor”, que
me toca el turno a mí. Voy a orar”63. “Entonces se ponía a rezar. Y aun cuando la vaca volvía a pastar, le decía:”No
comiences, otra vez; espera que yo termine mi oración, pues yo no puedo hablar contigo y con Dios, al
mismo tiempo. Dios es más importante”64.”Y pasaba largo rato en la oración”65. “De ahí, la fama de santo, entre
las gentes de pueblo, desde su juventud, fama que aumentó en la Orden. Cuando se separaba de los otros pastores,
no era solamente por la oración, sino para evitar las conversaciones ociosas. Además, no perdía de vista la vaca, no
fuera que hiciera daños en propiedades ajenas”66.
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le valió el apodo de “el santo”, por los muchachos de la aldea”74. “Al comienzo, fue a manera de buerla”75. “Después,
Dios hizo realidad la predicción, haciéndolo santo”76.
10-Las desgracias
“Dos encontraron la muerte en los acontecimientos de 1840: Tobías Gabriel, fusilado en Aaïnata, y Miguel Al
Bani, asesinado por el ejército de Abraham Bacga, el 4 de septiembre de 1840, en la montaña de Makmel”79.
-El cólera
“Antonio Elías murió atacado de cólera80 en Aïn Majal”, en la finca propiedad de Mender, el 10 de enero de
1847”81.
-Poesía82
“Brotad lágrimas de mis ojos,
al llegar el ocaso de mi vida.
Súbita la muerte me golpea,
y mis párpados cierra con sevicia.
Los míos me rechazaron con enojo.
Para mis funerales trajeron sacerdotes,
e, inerte, de tierra cubrieron mis despojos.
Oh pecador, en el piélago sumergido,
no eres más que una triste sombra
que pasajera pasa por la vida.
A tus puertas llamó ya la muerte.
¿De qué te sirvió la juventud vivida?”83
11-Las alegrías
“Yo, el subscrito cura párroco, Benedicto, bendije el matrimonio de Antonio, hijo de Juan Nehme, con Kauna, hija
de Antonio Zaarur, el 19 de marzo de 1845”84.
“Yo, el subscrito cura párroco, Antonio, bendije el matrimonio de Huan, hijo de Antonio Zaarur, Con Miriam, hija
de Abu Elías Al Juri, el 3 de mayo de 1845”85.
“A poco menos de una año, el 7 de abril de 1846, fue bautizada Galieh86, hija de Juan Zaarur, nacida a fines de
marzo. Su padrino fue José Ben Miguel Pablo. Su madrina, la esposa de Antonio Nehne”87.
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B: Chárbel, el monje
Los dos monjes nacieron en Bcharri, en Jalidie, donde la familia pasaba el invierno. Daniel entró al noviciado, en
el convento de San Antonio, en Hub. Pronunció sus votos el 29 de febrero de 183889, y allí permaneció hasta el 25
de septiembre del mismo año90. Fue ordenado sacerdote el 20 de junio de 184191. Después de su ordenación
sacerdotal, fue trasladado, turnándose, entre Kfifane, al lado de San Hardini, el 24 de agosto de 184192, y Maifuq, en
185193. Vivió con San Chárbel en Kfifane, y era el director espiritual de San Naamtallah Al Hardini94. Allí
permaneció hasta el 1°de noviembre de 185995. Después vino al convento de Nuestra Señora de Maifuq, y allí
permaneció hasta el 12 de noviembre de 186896. .
Agustín entró al noviciado en el convento de San Antonio de Kozhaya, pronunció los votos el 1° de julio de 1841,
a la edad de 23 años97. Allí mismo adelantó sus estudios98. Fue ordenado sacerdote el 23 de marzo de 184799, y se
quedó allí100, para ser removido, después, al convento de Nuestra Señora de Maifuq, en fecha ignorada. Su nombre
figuró ya en el convento susodicho el 16 de septiembre de 1859101, para quedarse hasta el 12 de noviembre de
1868102. Antes de 1871103, los dos monjes fueron enviados al convento de Kozhaya, donde permanecieron hasta el 2
de noviembre de 1874104. Daniel entró en el eremitorio de San Pablo-Guebta, perteneciente al convento. Y el 8 de
febrero de 1875105, lo siguió su hermano Agustín.
“El Padre Agustín de Bcharri murió como ermitaño, habiendo recibido los últimos sacramentos. Murió, atacado de
hidropesía, en olor de santidad, el 1° de noviembre de 1884”106.
El Padre Daniel de Bcharri murió también ermitaño, de ya muy avanzada edad, recibidos los últimos
sacramentos, el 23 de marzo de 1895”107. Virtuoso como era, entregó su alma al Creador, diciendo: “Mi deseo es
desintegrarme para estar con Cristo”108.
“Un día, el Padre Daniel fue a Bqaakafra. Cuando quiso regresar al convento de Kozhaya, pidió a Juan Antonio
Zaarur que le permitiera a su hermano José que lo acompañara. Juan respondió: “mi querido tío, mucho me temo
que José se quede en el convento”. José acompañó a su tío. Ocho días después de su regreso, entró en la
Orden”110.
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Después de tomar el hábito de la Orden, quitándose el vestido mundano, abandona el cuerpo; y tomando el
hábito monacal, opta por la vida del espíritu. Chárbel sabía bien que había abandonado un padre y una madre,
según el cuerpo, y se había entregado a los padres114 espirituales115.
“Durante el período de noviciado cumplió, a la perfección, sus obligaciones, y se distinguió por la obediencia y el
silencio”116.El novicio debía guardar silencio”117. “Era feliz en su vocación. Su conducta era ejemplar en la
observancia de la Regla y las Constituciones monásticas. Fue modelo de obediencia a los superiores y de caridad
para con sus hermanos”118.
“Sucedió que, una vez, un hombre de Maifuq fue a Bqaakafra. Mi abuelo le preguntó, delante de mí: “¿Has visto
a nuestro monje en el convento de San Marón?” Él respondió: “¿A quién?”. Mi abuelo le dijo: “Al Padre Chárbel”. El
hombre le contestó:” ¡Bienaventurado, bienaventurado! Cuando era todavía novicio en Maifuq, era para nosotros un
regalo del Espíritu Santo. Cuando usaba la pica detrás del arador, sus ojos estaban clavados en tierra. No miraba a
nadie, ni con ninguno hablaba”120.
7-Rosa, la piadosa
“Ponía mucho fervor en la oración. Se arrodillaba rectamente y levantaba los brazos para el rezo del rosario, en
una camándula larga que mantenía siempre en el bolsillo. Cuando los habitantes de la aldea la veían rezar, después
de que se comprometió en matrimonio con Antonio Juan El Jaisssi, le decían: “tu rezo del rosario es largo. ¿Cuando
te cases, crees que tu suegra te dejará rezarlo?” Ella respondía: “Pues que me muera, antes de entrar en su casa”.
Efectivamente, su deseo se cumplió, pues murió virgen, apenas comprometida en matrimonio. A menudo repetía:
“Señor, que el bien se realice y el mal se aleje. Prefiero morir antes de casarme, si este matrimonio no te agrada”.
Dicen que su primo Antonio Pedro Zaarur vio salir una paloma de la ventana de la casa donde ella se confesó, antes
de morir. Cuando su novio venía a visitarla, mientras ella estaba arrodillada, con los brazos extendidos, le decía a su
sobrina, la hija de Juan: “Ponte detrás de mí, con los brazos extendidos, para ocultarme a su vista, a fin de terminar
mi oración”127.
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8-Una aventura loca (Mt.18, 8-9)
“El superior general y su consejo prohibieron el trabajo común de monjes y mujeres en el proceso de los gusanos
de seda, aun con detrimento de las rentas del convento”128.Por eso se tomó la costumbre en Maifuq, de enviar los
novicios a pelar y deshojar las ramas de las moreras, mientras que las señoras y las muchachas trabajaban en otro
sitio, alimentando los gusanos de seda. Sucedió que una de las muchachas que trabajaba en el convento, habiendo
notado la decencia de Chárbel, que se distinguía de los otros, quiso hacerle una chanza. Desde lo alto donde ella
estaba, le lanzó un gusano”129. Después bajó, recogió el gusano y se lo puso en la mano”130. “Esa misma noche
abandonó el convento de Maifuq, y se fue al de San Marón, en Annaya, que está aislado y lejos de la civilización.
Por eso se lee en los anales del convento de Maifuq, frente al nombre del hermano Chárbel, el término “fachaha”
(colgó los hábitos) 131. Pero cuando él contó al superior del convento de San Marón lo que había pasado, éste
consultó al Abad General, a petición del novicio, pues no era costumbre admitir en un convento al que abandonaba
otro, sin la autorización del Superior General. Pero el Abad General aprobó su admisión en el convento de
Annaya132, para terminar allí su segundo año de noviciado133.
“Y se dice que abandonó el convento de Maifuq para entrar en el de San Marón, en Annaya, a causa de los
muchos habitantes alrededor del primer convento. La expresión “fachaha” molestó mucho a mi abuelo que, más
tarde, supo la verdadera causa por la que abandonó a Maifuq. Fue movido por el deseo de alejarse de la gente”134,
pues el convento de Annaya estaba más lejos de la gente de la aldea que Maifuq. Y, según la opinión de otros, fue
porque en ese convento de San Marón, en Annaya, se encontraba uno de su aldea, el Padre Efrén135 de
Bqaakafra”136.
“No hablaba con la gente, así fueran parientes u otros. Si eran mujeres las que querían verlo, él se las arreglaba
ante el superior u otros para que no lo obligaran a recibirlas. Pero si lo obligaban a hacerlo, se guardaba muy bien de
mirarlas a la cara, y siendo muy breve con ellas”144, pues “se han de evitar las mujeres, aun si son de la familia”145,
dicen las Constituciones.
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“Practicó todas las virtudes, de tal manera que aventajaba a todo mundo y a los mismos monjes. Las vivió firme y
continuamente, sin debilidad ni desmayo, con prontitud y alegría”148. “No tenía otro deseo que no fuera el pensar en
Dios, ni más lengua que para hablar del Él, ni más voz que para bendecirlo”149.
Después de los votos solemnes, parece que se decidieron dejar a Chárbel y al hermano José Abdilli como
hermanos legos, y no como estudiantes de teología. “Chárbel se quedó tres años en Annaya”153.
Después de que el Vaticano nombró a los directores de la Orden, entre otros, a San Naamtallah Al Hardini, como
consejero general, es muy probable que el ermitaño Eliseo haya pedido a su hermano que enviara a Chárbel al
convento de Kfifane para estudiar teología y aspirar al sacerdocio154, habiendo visto en él, inspirado, un sacerdote
santo.
“Era uno de los mejores alumnos”159 “y de los más brillantes estudiantes”160, “inteligente y excelente en teología
moral”161, lo mismo que en teología dogmática. Supe esto en mis charlas con alguien que elogiaba sus virtudes,
durante la “Positio” de la causa de canonización del Padre Chárbel. Y cuando yo le objetaba, diciendo:”puede ser
que pareciera virtuoso a causa de su simplicidad y de su educación pueblerina”, me respondía, con firmeza, que
Chárbel nunca fue un bobalicón, sino un muchacho de viva inteligencia, superando a otros en ciencia y
conocimientos teológicos, en cuanto lo permitían las circunstancias de la época”162.
“Sus superiores y profesores testimonian plena satisfacción con respecto a él, alabando sus virtudes y su perfecto
comportamiento monástico”163, “de tal manera que jamás recibió amonestación alguna o castigo. Pasaba por ser un
buen ejemplo para todos”164. “Se arrodillaba siempre en el mismo lugar. En la iglesia no había bancos ni
reclinatorios. Su genuflexión sola hablaba perfectamente de su recogimiento, hasta el punto que los otros
estudiantes también se recogían al ver semejante actitud”165. Todo eso los incitaba a llamarlo el “santo”166. “Al Hardini
dijo de él: “tengo un estudiante santo. Es el hermano Chárbel de Bqakafra”167.”Chárbel estaba presente cuando
acaeció la muerte de Al Hardini”168.
15-Madre piadosa169
“Algunas mujeres de Bqaakafra trabajaban con los capullos de gusanos de seda y en la rueca, para confeccionar
camisas. Cuando Brígida, la mamá de Chárbel, escuchaba la campana que invitaba a la oración, la víspera del
domingo, abandonaba su trabajo para participar en la oración; y no volvía a su trabajo hasta el lunes siguiente. Tenía
la costumbre, diariamente, de no probar alimento alguno hasta el medio día, hábito que mantuvo hasta el fin de su
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vida. Y, por un voto que había hecho, se abstenía, también, de producto de animal. De vez en cuando, iba al
convento de los carmelitas de Bcharri a confesarse. Comunicó a su confesor sobre su voto de ayunar diariamente y
de abstenerse de comida proveniente de animal, durante toda su vida. Su padre espiritual le autorizó el ayuno, pero
no la abstención de carne, diciéndole: “tú estás obligada a comer de la carne que preparas para tu familia, pues no
puedes hacer dos clases de alimentos. Oblígate a comer. Más bien, reza, todos los días, un rosario”170.
El Padre Daniel Al Hadassi183, hombre de Dios, vivía en ese convento, del que llegó a ser superior entre los años
1845-1847, y el período 1853-1856184. Fue él quien comenzó la construcción de la iglesia185, en la cual,
probablemente, colaboraría Chárbel.
C: Chárbel, ermitaño
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1-La entronización de Chárbel en el eremitorio
En 1798, los hijos de Abu Ramia, Pedro y sus hermanos de Ehmej, se posesionaron de su propiedad, llamada “Al
Muruy (los prados), de los dignatarios de la familia Melhem, según un título de venta que le dio el convento de la
Transfiguración, situado en el Monte Tabor y que los chiítas llaman “Nabi Rass” (cabeza de profeta). Los hijos de
Abu Ramia ofrecieron los susodichos terrenos a su vez, a su hermano José200 y con la gente de la aldea, le ayudaron
a construir la iglesia de San Pedro y San Pablo. José dejó el mundo para vestir el hábito monacal de la Orden de los
Adoradores, de mano del Patriarca Juan Al Helu. Cuatro años después, David entra en esa misma Orden y es
ordenado sacerdote. En 1814, ambos entran en la Orden Libanesa Maronita y donan las propiedades a su nueva
Orden”201. Inmediatamente el convento de San Pedro y San Pablo se convirtió en eremitorio, en 1828”202.
El eremitorio está situado en una colina, a la altura de 1378 metros, sobre el nivel del mar. Edificado de un solo
piso con dos pabellones, a oriente y a occidente. Cada uno comprende tres celdas, techadas con listones de
madera. El techo de la iglesia es de piedra, de forma abovedada. Hay dos hornacinas, a derecha e izquierda del
altar. Hay otra hornacina en la pared occidental y, al sur, una ventana con vidrieras. El altar está levantado
adyacente a la pared oriental, consagrado a los patronos del eremitorio, los santos Pedro y Pablo, cuya imagen se
suspende en lo más alto del vértice. El piso de la iglesia está embaldosado de piedras sencillas. El coro, elevado
unos 25 centímetros, está cubierto de losas de piedra de la montaña. El altar es de madera sencilla. Cuando uno
entra, se puede ver, a la izquierda, un nicho, practicado en el muro, donde está el vaso de aceite encendido del
Santísimo Sacramento. En la pared occidental, la puerta común de acceso a la iglesia, exterior al eremitorio, por
donde pueden entrar los visitantes.
“El corredor, que separa la iglesia de las celdas, termina en un pórtico que da al norte, abierto por una arcada. Al
oriente, se encuentra el acceso a la cocina del eremitorio. Un muro la separa de una pieza oscura y triste, que sirve
de depósito de leña para el invierno. Hay, también, un pozo que recoge las aguas de la lluvia. La iglesia está
construida con piedras talladas, mientras que las del eremitorio son toscas, rodeada de una muralla que se eleva a
una altura desigual de dos a tres metros. Está expuesta a tempestades y rayos. Raros son los eremitorios que se le
asemejan, sobre las cimas de montañas habitadas del Líbano”203.
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4-La situación de la Orden, poco antes de la entrada de Chárbel al eremitorio
Después del Capítulo general de 1832, durante el cual intervino el patriarca maronita para nombrar superior
general al hombre de Dios, el padre Benito Hulel219, comenzó a aparecer cierto espíritu de clanes, hecho que más
tarde, se convirtió en regionalismo221. Aunque conservando algo el espíritu monástico, esta tendencia al regionalismo
fue creciendo. Los conventos de Biblos y del norte hicieron causa común entre los monjes de las dos regiones, hasta
la designación del padre Efrén Yaya como superior general, en 1862.
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paso, atravesando un enorme banco. El padre Chárbel tropezó y cayó por tierra, sin quejarse”241. “Sebastián,
trabajador del convento, que apenas tenía 13 años242, lo alcanzó y le pidió la lámpara so pretexto de llenársela de
aceite. Pero, en realidad”243, le echó agua de una caneca de lata donde mezclaban ceniza con agua”244. “El padre
Chárbel tomó la lámpara, la encendió, y alumbró”245. “En ausencia del padre Chárbel, habían prohibido gastar
aceite”246, orden dada por el padre superior, en privado, al encargado de la despensa”247. Los monjes no debían
utilizar sus lámparas después del toque de la campana para dormir. Durante la noche, el superior se levantó, por
alguna necesidad. Al salir, vio una luz”248, y se dirigió hacia la celda del padre Chárbel, que estaba iluminada. Le dijo:
“¿Fue que no oyó la campana? ¿Acaso no hizo voto de pobreza?” Al instante, el padre Chárbel se arrodilló, y le pidió
perdón, diciéndole: “volví del campo, y tenía que cumplir con mis oraciones”249.”Además, yo no estaba al
tanto de esta prohibición”. Sebastián, que estaba junto a la celda”250, dijo al padre superior: “Yo quise llenarle de
aceite la lámpara al padre Chárbel, pero el encargado de la despensa no quiso dármelo. Al volver, vi la caneca del
agua y la ceniza, y se la llené de esa agua”. “El superior la abrió, la vació, y comprobó que, efectivamente, era agua.
Entonces no pudo ocultar su emoción y se puso a contar lo sucedido, hecho que se difundió en todo el convento”251.
“Por la mañana, el superior llamó al padre Chárbel, y le dijo: “Si quiere ir al eremitorio para ayudar a los
ermitaños, no hay ningún inconveniente”. “El padre Chárbel le respondió: “Hay una gran diferencia entre mi deseo
y una orden del superior. Si usted me lo manda, obedezco y voy”. “El superior le dijo: “Vaya”. El padre Chárbel
se arrodilló y le pidió su bendición. El superior recitó una oración y lo bendijo. Se levantó, expresándole su gratitud,
recogió sus libros de espiritualidad y los del oficio divino, los envolvió en un colchón, ató todo con una cuerda, se
echó el bulto a la espalda, entró a la iglesia para visitar al Santísimo, y se dirigió hacia el eremitorio”252.
Pero, puesto que, en esos últimos tiempos, era menos frecuente ver trabajar a los monjes en el campo, por la
necesidad de su presencia en las parroquias, la asiduidad del padre Chárbel de permanecer, ya en el convento, ya
en el campo, era una cosa rara que reflejaba su convicción de vivir esta clase de vida. Yo creo que su amor por el
silencio y su preferencia por evitar el trato, no sólo con la gente, sino, también, con sus hermanos, sin él pedirlo,
decidió a los superiores a satisfacer sus deseos, pues ellos realizaban su pasión por la pobreza absoluta y las raras
y duras mortificaciones a las que se sometían. Lo dejaban en el convento, sin confiarle ministerios parroquiales”253,
“para no distraerlo en sus reflexiones sublimes, y quedar, así, sosegado, en el convento, para dar el buen ejemplo en
la oración, en la misa, en el trabajo, en las charlas teológicas y, algunas veces, oír confesiones de hombres”254. “Lo
enviaron al eremitorio cuando vieron que él vivía como ermitaño, antes de entrar en él”255. Su vida como anacoreta,
en el eremitorio, no fue sino la prolongación de su vida comunitaria en el convento, después de su noviciado. No
había ninguna diferencia. Con razón lo han llamado “milagro de anacoretas”256.
“En el convento llevó una vida de ermitaño. Nunca le oí decir: “estoy cansado; tengo hambre; tengo sed”257.
“Después de su ingreso en la Orden, vivió como ermitaño”258, “pues su vida en el convento era la de un ermitaño”259.
“Cuando se enroló como anacoreta, lo hizo por obediencia a sus superiores, y no porque él lo pidiera, pues no tenía
preferencias particulares. Ya llevaba vida eremítica dentro del convento. Sus méritos como ermitaño no eran
mayores de los que tenía en el convento”260.
Por otra parte, sus cohermanos no podían soportar su santidad, “pues, por su ejemplo, monjes y ermitaños,
tradicionalistas o no, sentían como un reproche. Así, si alguno de ellos tenía ganas de comerse una uva, con sólo
ver al padre Chárbel se sentía avergonzado, y la volvía a tirar”261.
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volvía al convento para decir su misa, pues no siempre había alguien en el eremitorio para que se la ayudase. Así
permaneció durante seis años”167.
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cabra, y se la echaba a la espalda”292, “pues él les servía”293, “y se consideraba como el sirviente de su compañero
ermitaño, el padre Macario de Mechmeche”294.
17-Regrea al eremitorio
“El padre Chárbel estaba encargado de vigilar el huerto, sembrado de pepino cohombro, y protegerlo de los
chacales. Un día, por la mañana, el padre Macario vio que el huerto había sido arrasado. Regañó al padre Chárbel
por su negligencia, a lo que él respondió: “Vi que los chacales chiquitos tenían hambre. Me dio lástima, y los
dejé comer”. El padre Macario, exasperado, le dijo: “váyase a dormir al convento”295. Llegó tarde”296, “entró en su
celda, todavía desocupada. La lámpara, no utilizada desde hacía años, estaba, también, vacía”297. “Fue donde el
cocinero para que se la llenara de aceite. Éste le respondió: “El despensero se fue, y no tengo aceite”. Le suplicó
que le diera, aunque fuera un poquito, nada más. El cocinero cogió la lámpara, la llenó de agua y se la devolvió”298.
“Y, ¡toma!, la lámpara alumbró, y por más largo rato que si fuera aceite. Yo me aseguré después con los que la
habían llenado299 de agua”300.”Después de ausentarse por dos horas, el despensero, el hermano Francisco, entró a
la celda del padre Chárbel, al observar la lámpara encendida. Se acercó, la examinó, y encontró agua en ella. El
hermano se asustó, sin atreverse a decirle nada”301. “Delante de mí, le contó al padre Elías de Mechmeche: “Se
encontró agua, en lugar de aceite, en la lámpara del padre Chárbel, y la lámpara alumbró. Yo mismo la examiné, y
encontré agua”302. Después del milagro de la lámpara, el superior ordenó al padre Chárbel que regresara al
eremitorio, del que lo había echado el padre Macario”303.
I Introducción
“Era puro de corazón, de conversación agradable y abierta, claridad al hablar, sin trabas y sinceramente”304. “Era
admirable por su mansedumbre, más que la de un cordero, y más delgado que un alma que fluye por el cuerpo. Yo
lo traté y conversé con él. Me pareció un abismo de virtudes, una mina de cualidades”305.
“Era esbelto, erecto, dedos largos”306 “y delgados”307, “cuello y boca proporcionados”308, “nariz larga y delgada,
cabellos largos, a la usanza de los ermitaños”309, “débil y flaco de cuerpo”310, “antebrazos flacos”311, “cara fina”312 “y
delgada”313 “pero desenvuelta”314 “e iluminada, marcada por una majestad divina. Atraía hacia sí todos los
corazones”315. “Su frente arrugada hablaba de su alegría, mansedumbre y serenidad de corazón”317. “Su rostro
reflejaban la piedad y el amor de Dios, al mismo tiempo, sobre todo, mientras oraba. Una luz celestial iluminaba su
rostro, pues del Señor le venía su fuerza, su riqueza y su gozo permanentes”318. “Rostro muy pálido”319, “moreno
claro”320 o “trigueño”321, “tostado por el sol”322. “A fuerza de mortificaciones y vigilias, se volvió esquelético, casi sólo
piel sobre los huesos”323, pero “caminaba como las perdices”324, “aun durante las vigilias. Era apasionado en todo lo
que hacía”325. “De barba corta y rala”326, más bien “mediana”327, “de un color natural rubio, surcado de canas en el
centro y en las sienes”328, “no muy cuidada y le colgaba como trenzada”329.
“Cuando apenas nos conocimos, él tendría unos treinta años330. Todavía no había encanecido. Su cabello se
conservó más o menos negro hasta su muerte”331. “Siempre se sintió joven. En su rostro332 no aparecía ningún
cabello blanco”333. Su talla, de hombros a pies, era de 149 cms.”334, “y de 160 centímetros, de pies a cabeza”335.
II Relatos y acontecimientos
1- Muy pálido
“En mi primera visita al eremitorio, llamé a los ermitaños. El padre Chárbel entró y se sentó frente a mí, sus ojos
bajos y las manos cruzadas sobre sus rodillas. No levantaba los ojos para mirarnos, a mí y al hermano que me
acompañaba. No hablaba, ni preguntaba nada. A nosotros nos respondía breve y dulcemente. Seis años después,
volví, por segunda vez. Estuvo igual en su comportamiento, en su actitud, en la manera de sentarse y de hablar. No
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observé ningún cambio; sólo una palidez de cara aterradora. Si uno, al hablarle, no se diera cuenta de que movía los
párpados, creería que estaba muerto”336. “De tal manera su cuerpo se derretía, como una vela, en el amor de Dios,
hasta volverse delgado y pálido. Su tez, a fuerza de trabajar bajo un sol ardiente, estaba bronceada”337.
2-Su jornada
“Cuando, muy temprano, en la mañana, sonaba la campana para levantarse, yo venía a la iglesia para asistir a la
misa con los monjes. Veía al padre Chárbel arrodillado, erguido, junto a la puerta, detrás de todos. Así, en esta
actitud, permanecía, con su libro en la mano, la otra sobre el pecho y su mirada clavada hacia el suelo. Después se
tiraba al campo, armado de una cuerda y de un pico, hasta la puesta del sol. Caminaba hacia su trabajo, rosario en
mano, desgranando avemarías, sin mirar a derecha o a izquierda y sin hablar con nadie. A veces, yo salía al campo
para darme un paseo, respirar un poco de aire y desaburrirme del trabajo de la zapatería. Encontraba al padre
Chárbel trabajando en el campo, usando, a veces, su pico, sin levantar la cabeza, golpeando la tierra, con todas sus
fuerzas, a tal punto que el sudor le chorreaba de su frente, empapando su sotana. Otras veces, construía muros
para encerrar los campos. Portaba las piedras, arrancaba la maleza y preparaba la tierra para la siembra. Al medio
día, al sonar la campana para la oración, se retiraba a uno lugar escondido, se arrodillaba sobre el cascajo y
extendía las manos para orar. Después de una pausa, volvía a su trabajo, siempre en silencio perfecto. A su
alrededor no se escuchaba sino el golpe de la pica chocando contra las piedras, o el eco de las piedras que
levantaba del suelo para la construcción de los muros, y que él mismo amontonaba en la cantera. El silencio era su
amigo íntimo y su compañía. A la tarde juntaba la maleza, hacía una gran carga con la leña que llevaba a la espalda,
y regresaba, curvado bajo el peso, al convento, siempre rezando, rosario en mano. Durante todo el tiempo que viví
en el convento, nunca lo vi en el comedor, pues yo me ausentaba los domingos. Y durante la semana, yo no entraba
al comedor de los monjes. Cuando nevaba o llovía, lo mismo que los domingos o días festivos, en verano, él no salía
de la iglesia sino para la celda”338.
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descansar y comer. Nos lo permitió, de buena gana y contento. Después, se puso a servirnos, a ofrecernos agua y
uvas, pero sin acompañarnos. Lo invitamos a comer, pero se excusó con delicadeza y decencia, diciendo: “gracias,
yo ya comí en el convento”. De su conversación con Chikri Beik, me acuerdo lo siguiente: “Es Dios quien nos ha
creado. Es Él quien cuida de nosotros. Dios es el Todopoderoso. Nosotros no tenemos ningún mérito. Que Dios te
acompañe”. Y, cuando le describimos, prolijamente, la belleza de los paisajes que se extendían ante nuestra vista,
de la montaña al mar, el ermitaño nos respondió: “Es un regalo de Dios al Líbano. Es un regalo del cielo para
glorificar aquí su santo nombre. Todo lo que poseemos, a Él le pertenece”. No nos aceptó regalos o presentes. El
ermitaño escuchó lo que decía el licenciado Arqach sobre la labor de los ermitaños y la gente piadosa de Francia, y
respondió: “Francia es la hija mayor de la Iglesia”, En ese momento sonó la campana del convento de San Marón,
anunciando el Ángelus. Le pedí que lo rezara, como él lo acostumbraba, seguido de las letanías de la Virgen y el
culto de veneración a María. Muy recogidos, y de rodillas, repetimos, tras él, la oración. Él cantó en voz baja,
cubierta la cabeza con su capucha, mirando hacia el suelo, los ojos cerrados, como si fuera un ángel transportado
por el Espíritu al cielo. Al momento de marcharnos, el ermitaño se puso de pie, con modestia y delicadeza sin par,
irradiando una mirada más allá del espacio, las manos cruzadas sobre el pecho, y pronunciando las palabras “que
Dios os acompañe”. Me acuerdo que Chikri no paraba de hablar del ermitaño, diciendo:”Estos piadosos ermitaños,
en las cimas de las montañas, construyen el secreto de la existencia del Líbano con su pureza y bondad”341.
I Introducción
1-Los funerales
“Cuando se dirigían a él para participar en los funerales de los pueblos”343 vecinos, él participaba en ellos, ya por
buena voluntad, ya bajo orden de obediencia”344. “Llegado al lugar, se dirigía directamente a la iglesia, mientras el
superior, acompañado de los monjes, pasaba primero por la casa de los parientes del fallecido, para acompañar el
féretro a la iglesia”345. “Una vez terminado el funeral, él retornaba rápido al eremitorio, sin comer. Y si le ofrecían
dinero, lo llevaba en su puño al superior, sin mirar cuánto era”346.
2-Las misas
“Si el superior le mandaba celebrar la misa a los arrendatarios asociados, los domingos y días de fiesta, él
obedecía, y regresaba al convento sin hablar con nadie”347.
II Relatos y acontecimientos
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1-Feliz y contenta
“Un día, el otro ermitaño, el padre Macario, me llamó. Por aquel, entonces, yo era todavía un simple laico que
vivía en Al Uwaini, cerca del eremitorio. Cuando llegué, vi un hombre de Bqaakafra, el hermano del padre Chárbel,
acompañado de su esposa, que habían venido para visitar la ermita y para bautizar su niño. El padre Chárbel
conversó solamente tres minutos con su hermano, rehusando, por sistema, hablar con su cuñada. Pero ella estaba
muy contenta, a pesar de que el ermitaño no la recibiera. Era que toda la familia del padre Chárbel, igual que toda la
suya, era una familia santa y, a su ejemplo, buscaba la santidad. El hijo, del que yo fui padrino, fue bautizado por el
padre Macario, sin la presencia del padre Chárbel. Después de largo tiempo, su cuñada volvió a visitar el eremitorio.
Al pasar por la ruta de Uwaini, me vio, cuando yo ya era sacerdote, y me dijo: “Tu ahijado murió. Antes de morir me
decía: “Llévame donde mi tío, el padre Chárbel, para verlo”. Me entristecí, y lloré. Entonces, ella me dijo:”feliz él que
está en el cielo”. Lo dijo sin derramar una lágrima”351.
2-Rehusó bautizar
“Una vez, mi madre llevó a mi hermano Pedro para que su tío, el ermitaño Chárbel, lo bautizara. No quiso
recibirla, dirigiéndole algunas palabras desde el otro lado de la puerta, cerrada, sin que ella lo pudiera ver. No
quiso, tampoco, bautizar al niño. Fue el otro ermitaño quien lo hizo. Además, no permitió a mi mamá y a su prima
hermana entrar en la iglesia para participar en su misa, sino que tuvieron que seguirla, desde fuera, por la pequeña
mirilla, practicada en la puerta de la iglesia”352.
“Pedro, hijo de Challita, recibió el santo bautismo de mis manos, el 7 de septiembre de 1887. Efectuado por el padre
Chárbel, el ermitaño”354.
- 20 -
No recuerdo haberlo visto abrir una conversación. Pasaba su tiempo entre la iglesia y el trabajo del campo. En caso
de que tuviera que ausentarse de éste, pedía el permiso, a no importa cual hermano o trabajador. Nunca pedía salir
del convento para algún trabajo ministerial o para otra clase cualquiera de trabajo. Una vez, celebró la misa en Kfar
Baal. Alguien le dio dinero, que él dejó en su mano. Una vez en el convento, se la dio al superior, diciéndole: “tenga
este dinero que me han dado”362.
“Una vez, el padre Chárbel recibió orden del superior de ir a celebrar la misa a los habitantes de Kfar-Baal. Mi
abuelo le pidió que celebrara la misa por sus difuntos. El padre Chárbel aceptó. Después de la misa, mi abuelo le dio
cierta cantidad de dinero, envuelto en un pañuelo. Cuando el padre Chárbel se dio cuenta que contenía dinero, lo
rechazó, y le dijo: “déselo usted, personalmente, al superior”366.
- 21 -
conocimiento. Después de que el padre Chárbel oró, tomó un pañuelo, lo empapó de agua, y le frotó la frente. Al
momento, abrió los ojos”376, después de días de haber perdido el conocimiento, y pronunció dos palabras: “padre
Chárbel”377. Su madre le dijo: “Bésale la mano”378. El padre Chárbel se dirigió a todos los presentes, diciendo: “Dad
gloria a Dios. El enfermo se ha curado”379. “Dadle de comer”. Titubearon, puesto que el niño estaba atacado de
tifoidea, y las gentes creían que la comida podría causarle la muerte al enfermo. Pero el padre Chárbel insistió para
que le dieran de comer. Después se regresó. Entonces le dieron el almuerzo. Comió y se recuperó poco después.
Su padre, que es mi abuelo, volvió a la casa, y le contaron lo que el Padre Chárbel había hecho. Él respondió: “Ya
no hay posibilidad. Si le dieron de comer, ya no hay esperanzas”. Pero el niño se curó, creció, y se hizo médico.
Vivió hasta los 85 años. Trató muchas veces al padre Chárbel en su vida”380.
- 22 -
enfermo, si ellos estaban a una hora y media de distancia384 de Amchit, desde donde no se podía escuchar nada ni
ver el pueblo. Pero el padre Chárbel nada respondió. Seguía orando. Llegados a la casa, mi padre se enteró que la
hora del deceso coincidía con el momento en que el padre Chárbel se paró en el camino y dijo: “Dicen que ya
murió”. Entonces mi padre les contó lo que había pasado por el camino. Se asombraron y se lamentaron de no
haber llamado más temprano al ermitaño. Esta noticia se desparramó por todo Amchit y sus alrededores. Mi padre
contó esta historia una veintena de veces, delante de mí y delante de otros, entre los cuales había sacerdotes y
autoridades. A raíz de estos acontecimientos, los habitantes de Huyula, de Bachtilda y de Almat, todos musulmanes
chiítas, venían donde el padre Chárbel para que los bendijera; y le traían sus enfermos, pidiendo para ellos la salud.
En cuanto al padre Chárbel, jamás oí decir de él, a nadie, que él hablara de estos sucesos y de otros que se
cumplieron por su intercesión. Eran cosas que las gentes se transmitían”385.
16-Murió el enfermo
“José, hijo de Elías Antonio, de la aldea de Mechmeche, fue atacado de una grave enfermedad. Los padres del
enfermo pidieron al superior que enviara al padre Chárbel para orar por él. Fue, por obediencia. Habiendo llegado a
la mitad del camino, se paró, estupefacto y en silencio, como unos cinco minutos. Después dijo al mensajero: “Me
vuelvo al monasterio386. ¿Para qué ir a Mechmeche, si el enfermo acaba de dar el último suspiro?” 387. Pues,
bien, el enfermo había fallecido a la misma hora en que el padre Chárbel se regresó del camino”388.
18-No hay más que el padre Chárbel, capaz de atajar esta calamidad
“Uno de mis parientes, en Ehmej, Sassine Al Juri, me contó que miríadas de langostas invadieron la región, en el
tiempo en que el padre Chárbel estaba en el eremitorio, y devastaron, al mismo tiempo, árboles y sembrados de
Almat, aldea cercana a Ehmej. Todo el mundo repetía: “No hay más que el padre Chárbel, capaz de atajar esta
calamidad”. Gabriel Sassine se apresuró a ir donde él. Bien, bendijo el agua, salió del eremitorio y roció agua en
dirección de Ehmej. Al regresar Gabriel a Ehmej, encontró que las langostas habían tomado otra dirección. Sus
plantaciones fueron asperjadas”390. Me acuerdo, también que, una vez, las langostas invadieron la región, entre otros
lugares, Ehmej. Sus vigilantes pidieron al superior que autorizara al padre Chárbel para que los acompañara, a fin de
espantar las langostas. Bendijo el agua, asperjó los lugares, y las langostas se alejaron de sus tierras”391.
C: Trabajo y oración
I-Introducción
“El novicio debe ser silencioso, calmado y dinámico en su trabajo. No se escoge el trabajo fácil ni las cosas
buenas, para dejar las malas a los demás. Debe escoger para él lo peor, y dejar los buenos a los demás. Esto debe
hacerse con humildad, aceptando los ministerios y trabajos más bajos del convento, para librarse de su amor
propio, sin lo cual no hubiera existido el infierno”392. Es por eso por lo que Chárbel no tenía otro ministerio en el
convento, más que la misa, la oración y el trabajo en el campo. Se dedicaba, en especial, a amontonar las piedras
para la construcción de muros de sostén en las parcelas donde preparar los cultivos”393. Antes de entrar a su
eremitorio, ayudaba al pastor de cabras a cuidar el rebaño, llevar a pastar las cabras y a ocuparse de ellas”394. No
conocía la ociosidad. Andaba siempre activo en sus oraciones y actos de piedad. Silencioso, no hablaba nada”395,
“detestaba el descanso, le huía al sueño, y su pasión era la mortificación y el trabajo”396. Toda su vida monástica,
unos 50 años, se resume en oración, trabajo y silencio”397. Trabajaba con los hermanos y los obreros en el campo y
en los viñedos. Era virtuoso y respetuoso, asiduo en el trabajo hasta que sonara la campana para la oración.
- 23 -
Entonces pedía permiso al hermano responsable del trabajo, o bien, a un simple trabajador, en ausencia del
hermano, esperando que le permitiera ir a la iglesia para el oficio divino”398. “Se arrodillaba en el suelo durante el
rezo de las oraciones”399.
“Trabajaba arduamente y con amor, sin reposo y sin mirar a su alrededor. Perseveraba en su trabajo hasta que
su compañero lo invitaba a parar. Sus manos eran un solo callo, a fuerza de trabajo”400. Y cuando deseaba una
bocanada de aire, se iba a recoger el cascajo en el viñedo401.Yo no le veía sino trabajando en el viñedo del
eremitorio o en el campo”402, “como si estuviera condenado a trabajos forzados”403, “como una máquina que nunca
para. En ello ponía toda el alma. Si paraba, era para hacer la señal de la cruz, para volver, después, con renovadas
fuerzas, rezando sin interrupción, mientras trabajaba”404. “Cuando un obrero del convento le pedía desplazar la
máquina del arado a otra parte, inmediatamente él la cargaba”405. “No se excusaba para ir al trabajo, así hiciera frío o
calor. Y cuando lo mandaban transportar una carga de arbustos espinosos u otros objetos, se alzaba todo lo que
podía, y aún más, sin decir que está pesado o liviano”406.
II Relatos y acontecimientos
3-Derecho a la iglesia
“Como el pan se hacía en el convento en la noche, por turno, el p. Chárbel también, como el resto de los
hermanos, venía al convento a la tarde y se dirigía directamente a la iglesia para permanecer allí hasta medianoche,
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esperando que la masa fermente. Entonces lo llamaba el hermano despensero para que ayude a los demás
hermanos, hasta que terminaran la elaboración del pan. Entonces, él volvía al eremitorio para celebrar la misa”410.
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D: La pobreza de Chárbel (Mc.10, 21)
I.Introducción
1-Pobreza material
“¿Por qué el hombre se afana tanto tras el oro? ¿Para valorarse? ¡Pero si el hombre es mucho más valioso que
el oro: es hijo de Dios y su valor reside dentro de sí mismo!”421. Por eso él observaba escrupulosamente la virtud de
la pobreza”422. “El monje no debe poseer nada”423. “Su mano jamás tomó, con agrado, una moneda, plata u oro.
Utilizaba las cosas más despreciables, no permitiendo que las desecharan o arrojaran, cualquier cosa que fuera,
para observar el voto de pobreza, en el comer”424, “en el beber y en su vestido, gastado y viejo. Todo lo enviaba a los
reponsables”425. Cuidaba celosamente las pertenencias del convento”426, “sin botar nada, por minúsculas que
parecieran las cosas”427, “aunque fuera un tallo de legumbre. Si veía una uva bajo la vid, o un pedazo de pan en el
camino, los recogía y los llevaba a la cocina. La Orden no hizo gasto alguno para comprarle un hábito nuevo, porque
él lo pidiera. Sus hábitos eran siempre usados, no poniéndose más que lo que sus hermanos ya no utilizaran”428. Era
pobre como un mendigo. Y aún, un pobre no aceptaría su comida, su cama y sus vestidos”429. Las riquezas del
mundo las consideraba como polvo que pisan las gentes”430.
2-Pobreza interior
“Vivía la pobreza externa”431, “superando en eso aún a las personas más pobres. Efectivamente, su apariencia
era de una pobreza sin igual. Pero su verdadera pobreza residía en su apariencia de tonto perezoso, a pesar de su
riqueza en dones divinos y sus excelsas virtudes”432. Estaba desapegado de su familia, a la que jamás hizo una visita
en toda su vida, ni habló ni pidió noticias de ella. Cuando su hermano lo visitaba, una o dos veces al año, lo recibía
por poco rato, y eso, con el permiso de su compañero. Había renunciado a su voluntad, no sólo en lo concerniente a
lo que mandaba la Regla, sino en todas las cosas. Así estaba él despojado de su propia voluntad. Aunque gozaba
de inteligencia, no mostraba su sabiduría, ni en palabras ni en escritos. Nunca pronunció uno de esto términos: “Esto
es mío, eso es nuestro o del convento”. Yo comparo al padre Chárbel con un fantasma humano que lo empuja a la
iglesia, al trabajo, a comer o a cualquier otro quehacer del convento; fantasma que no deja rastro alguno. Mientras
trabajaba, con todas sus fuerzas, no importaba qué clase de trabajo, o mientras oraba elevándose con fervoroso
ardor en la iglesia, interrumpía todo eso cuando su compañero se lo pedía para cumplir con el nuevo trabajo que le
pidieran, como una sombra que camina al lado de su dueño. Era ermitaño, pero su voluntad y su entendimiento
estaban al arbitrio de su compañero. Era la indigencia absoluta”433. “Su sola riqueza era el amor a Dios”434. Fuera de
esto, “no había huella alguna que demostrara que vivía en este mundo”435.
1-Tome eso
Cuando participaba en los funerales, y le daban dinero, se lo traía al superior, a su regreso al convento,
diciéndole, textualmente: “Tome eso”. Lo que llevaba era, o bien, una libra otomana, o dos piastras otomanas. A los
demás sacerdotes solían darles tres piastras otomanas. En tanto que al padre Chárbel le daban una libra. De todas
formas, él no sabía distinguir las monedas. Si no encontraba al superior en su cuarto, lo ponía en una canasta de
mimbre que el superior tenía debajo de la cama. Una vez, Gabriel Lahud, de Amchit, estaba en el convento de
Annaya. Encontró en el corredor al padre Chárbel y le pidió que celebrara una misa a su intención, y le dio una libra
otomana. Él la tomó. Esperó que el hombre se alejara del cuarto del superior. Entonces entró él y le dijo que Gabriel
le había pedido una misa. Y añadió: “Tome esto”. El superior le replicó: “Celebre la misa y quédese con el dinero”.
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El padre Chárbel le dijo: “En cuanto a la misa, ya está anotada en el cuaderno del convento; pero esto yo no lo
dejo conmigo. Tómelo”. Y el superior cogió la libra”441.
“Un hombre le pidió que le celebrara una misa, y le dio una piastra otomana. Como de costumbre, se la llevó al
padre superior, el padre Roque de Mechmeche443, quien le dijo: “Tómela para usted”: Por obediencia, él la llevó al
eremitorio, poniéndola sobre una tabla, en su celda, y se olvidó de ella. Después de algún tiempo, la vio, por azar. La
devolvió al superior, diciéndole: “Padre, tome este maldito demonio, lejos de mí”444.
“Si alguno de los visitantes deseaba darle dinero para el eremitorio, a fin de pagar una promesa, tranquilamente
respondía, sin mirar ni el dinero ni su cantidad: “Vaya donde el padre Macario”450. “Y he aquí un ejemplo entre
muchos otros: “Un día, vino un visitante para darle cierto dinero para una misa a su intención. Le dijo: “Rece por mí.
Aquí tiene este dinero que le doy para usted, personalmente. No es para el eremitorio”. Le respondió: “Póngalo en
el altar con su promesa, pues yo no tengo necesidad de él”. Como el hombre insistía, después de mucha brega,
él lo tomó en su mano y la cerró. Luego fue directamente a llevarle el dinero, sin mirarlo, a su compañero el p.
Macario”451.
4-Al amanecer
“Una vez, vino hacia mí, al amanecer. Yo era, por entonces, el superior. Y me contó que unos visitantes que
habían pasado por el eremitorio, le había dado cuatro piastras otomanas, diciéndole: “Cómprese con esto lo que
necesite para usted, personalmente”, y me contó cómo había pasado toda la noche, víctima de una tentación por el
enemigo del bien, para que guardara consigo el dinero. Pero que, por la gracia de Dios, él había vencido. Yo le dije:
“¿Necesita usted algo?”. Me respondió: “Si gusta, facilíteme algunos pañuelos para enjugarme el sudor, y que
me sirvan como toallas”. Le di cuatro pañuelos negros”452.
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a usted, para que usted mismo celebrara las misas”. Él contestó: “Las misas las anoto en mi cuaderno, pero no
cojo el dinero. Vaya, déselo al superior, sin que yo lo vea”. Ella obedeció”453.
E: Indumentaria de Chárbel
I.Introducción
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“La indumentaria, el colchón y las cobijas del monje, deben corresponder a la pobreza”462. “A este respecto, él se
vestía como el último de los pobres”463 y de los novicios”464. “Nunca portó un hábito nuevo”465, “prefiriendo
humildemente”466, “usar los hábitos abandonados de sus cohermanos”467, “uno de esos hábitos remendados”468, “y
desechados que dejan ver sus hilos”469, hecho de lana libanesa, gruesa, desteñido”470, “rojizo”471, pero “siempre
limpio”472. “Él mismo lo lavaba”472 y “lo remendaba, sin mucho cuidado”473, “como cosiendo costales474 con hilos de
plantas”475, “haciendo puntadas de cinco centímetros”476. “No tenía hábitos apropiados para verano o invierno, sino
uno sólo de lana, y una camisa tosca”477 “que utilizaba hasta que le dieran otra, ya usada, de algún cohermano”478.
“Su cinturón, como el de los otros monjes, era de cuero”479, “todo rayado por las piedras y arbustos que
cargaba”480. “Portaba un pantalón bombacho, negro”481, “una camisa burda”482, “chaleco, cortado de una sotana vieja,
y encima, el hábito monacal”483. “A pesar del frío glacial, jamás usó medias”484. “Se ponía la capa sólo en la iglesia y
cuando salía del eremitorio; nunca para trabajar. La capucha la llevaba siempre, en invierno y en verano, de día y de
noche. Únicamente se la quitaba en la misa, conforme mandaba la liturgia”485. “La capucha le cubría la cabeza, los
ojos, las orejas, parte de las mejillas y el cuello”486. “No se recogía la sotana sobre el cinturón, para no dejar ver los
pantalones, como hacían los demás monjes en el trabajo”487.
“Sus gruesos zapatos eran usados y remendados”488, “terminados en una lengüeta detrás, arriba”489. “Sus
pequeñas toallas para las manos eran de tela tosca490. Su indumentaria era pobre pero limpia, roída, desde los
gruesos zapatos hasta el solideo”491. “No pedía nada, ni aun lo necesario. En caso muy apurado, lo pedía con toda
sencillez, con humildad y sumisión”492.
“Odiaba la suciedad493. Sin embargo, no lavaba los vestidos sino cuando el superior se lo ordenaba, llevándolos
puestos, incluso, todo un año”494. “No se lavaba la cara”495 sino una vez por semana o, en ocasiones excepcionales,
y eso, pidiendo permiso al superior”496.
II Relatos y acontecimientos
2-Para remendar
“Me confiaron la ropería por un tiempo, del convento de San Marón, durante el tiempo del p. Ignacio de Mechmeche.
Me mandó ir al eremitorio para revisar la ropa de los ermitaños y ver qué faltaba. Entré en la celda del p. Chárbel y
no encontré nada util. Le mandé quitarse esos trapos. Él, viendo que yo los iba a rasgar, me suplicó que se los deje
para remendarlos y ponérselos, para observar la pobreza. Después el superior me mandó hacerle dos hábitos
nuevos. No los recibió, excusándose de no poder llevar un hábito nuevo y pidiéndome que le expusiera al superior
su deseo de que le enviara un hábito usado, conveniente para su clase de trabajo y sin que le mandara las camisas,
pues que él portaba el cilicio y encima, una especie de chaleco, cortado de un hábito raído, para ocultar el cilicio”498.
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5-¿Por qué vive así, tan desaliñado?
“Una vez, habiéndolo visto ponerse unos zapatos rotos, le dije: “¿Por qué vive así, tan desaliñado? Mande hacer
unos zapatos gruesos, apropiados, pues sus pies son como los del camello”. No respondió.501.
I.Introducción
3-Su cama
“Su jergón estaba relleno”514 “de hojas de arbustos de agalla y de roble y de cortezas de árboles, que cubría con
una especie de tapiz, una tela de pelaje de cabra, y todo eso cubierto con una tela vieja de fieltro flexible. Un tronco
de madera, envuelto en un trapo negro, sacado de una sotana vieja, le servía de almohada. Sobre este lecho
áspero, sin colchón y sin cobijas, dormía, lo mismo en verano que en invierno”515. “Gastado el jergón sobre el que
dormía”516, “se acostaba sobre una tela burda puesta sobre dos tablas”517, elevadas dos cuartas del piso”518,
“amarradas con una tira, arrancada de una tela basta”519. “A menudo, dormía sobre tierra”520.
4-Su sueño
“No se quedaba con los demás monjes hasta tarde, pues él vivía en el convento como ermitaño. Odiaba el
descanso; no le apetecía el sueño; era enemigo del ocio y del reposo; le fascinaba la mortificación y el trabajo”521. Se
iba a dormir hacia las ocho y media, después de rezar las Completas y otras oraciones”522. “Se levantaba a media
noche, como mandaba la Regla de los ermitaños”523, para rezar el oficio divino, costumbre que practicó toda su
vida”524. “Después, no volvía a dormir más”525, salvo algunas ocasiones para descansar sólo una hora más, y volver a
la meditación y a la oración. Sus noches en vela no eran sino una oración a Dios y la práctica de sus deberes
espirituales”526, “en la iglesia”527.
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“Se levantaba muy temprano”528, “antes del alba”529, para ir a orar a la iglesia y celebrar la misa. Jamás se
tardaba. Era el primero de todos en llegar a la iglesia”530. “Durante el día, no conocía el descanso”531, ocupándose
siempre en el trabajo y la oración”532. “La mayor parte del tiempo lo pasaba en la iglesia, delante del Santísimo
Sacramento”533. “Y durante la noche, en la lectura de libros de teología, la meditación y sus oraciones vocales”534.
“Nunca conoció las diversiones”535. “Más bien prolongaba sus vigilias, vacando en la oración”536.
II Relatos y acontecimientos
G: La comida de Chárbel
I.Introducción
1-En el convento
“La comida del monje debe ser sencilla en el uso de los ingredientes, y sólo dos veces al día: el almuerzo y la
cena”540. “En el convento, el padre Chárbel comía las dos veces con sus cohermanos, en el comedor”541. “Se
contentaba con los pedazos de pan quemado o mal cocido. Cuando estaba en el campo, se alimentaba de lo que
dejaban sus cohermanos y los peones que trabajaban con él”542. “Muchas veces llegaron a olvidarse de llamarlo
para almorzar. Entonces, él continuaba en el trabajo”543.
“Durante el tiempo que permaneció en el convento, y se me ocurría ir a ayudarles a los monjes en el campo,
donde también trabajaba el padre Chárbel, me di cuenta que él no comía hasta que se lo mandara el responsable.
Aguardaba a que el responsable le diera su porción. Entonces se retiraba a un rincón. No comía nada fuera de las
comidas”544, “siempre frugales”545. “Fuera de esto, no se permitía comer ni manjares, ni bebidas ni frutas”546. “No
cogía sino las migajas de pan o el pegado de la olla”547.
“Cuando se tardaban en servir la comida, no se quejaba. No le repugnaba ninguna comida, ni pedía cosas
especiales al cocinero o al despensero. Al contrario, pedía que a él le reservaran las sobras de la comida, para
humillarse más. Se limitaba a sólo lo necesario”548. “No se aficionaba ni al tabaco ni al alcohol”549, “ni tampoco llevaba
comida a la celda”550.
“Jamás dijo: “No como de eso porque me sienta mal”. Nunca habló de si la comida tenía buen o mal sabor. No
comía fuera del convento, a no ser que estuviera en el campo trabajando. Cuando recogía uvas o higos, no probaba
ninguna fruta. Durante la comida, comía tranquilamente y con cuidado”551, “como si estuviera en la iglesia”552. “No
hablaba con nadie, baja la mirada, como si estuviera meditando, sin decir: esto está salado, eso está simple, aquello
está quemado. No tomaba bebidas alcohólicas553 ni café”554. En fin, no comía sino por necesidad; no por placer”555.
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“A menudo, después de lavar los platos, se tomaba el agua de fregar. Lo hacía con gozo”556. “Sus platos eran de
barro y las cucharas, de palo”557
“Algunas veces estuvimos juntos en el trabajo, y él nos ayudaba. A pesar del mucho calor, él no apagaba la sed;
en tanto que nosotros bebíamos demasiado, por la fatiga y el calor”558. “Él, habitualmente, no se preocupaba ni por
comer ni por beber. Estaba en este mundo como si no fuera de él, desapegado de todo lo que existe. Todos sus
anhelos, sus predilecciones y sus sentimientos estaban dirigidos a Dios”559.
2-En el eremitorio
“Allí no comía sino una sola vez al día, a las tres de la tarde, después del oficio divino de esa hora. Era una comida
frugal: ensalada, aceitunas y las cáscaras de las papas que recogía en el convento. Las lavaba, las cocinaba y se
las comía. Así era su vida, marcada por el recogimiento y la piedad. Durante las comidas no pedía nada hablando,
sino que indicaba con la vista”560. “Nunca, allí, comió carne. Sus platos eran siempre preparados con aceite, salvo en
las grandes solemnidades, como: Navidad, Pascua, San Antonio y San Pedro y San Pablo, patronos del eremitorio,
en que la cocción se preparaba con mantequilla”561. “Por otra parte, no iba a comer si su compañero del eremitorio
no lo llamaba, así se quedara todo el día en ayunas”562. “No se preocupaba por la comida, y ni sabía dónde la
ponían”563. “Comía modesta y austeramente, sin disfrutarla”564. “Si a su compañero se le olvidaba llamarlo, era capaz
de quedarse sin comer hasta el otro día. Era célebre por este hecho”565. “Cuando iba al convento para recoger las
provisiones, comenzaba por escoger, para él, el pan mohoso”566 que se echaba a los perros”567, y los sobrados de
las comidas anteriores”568. “A su compañero le llevaba el buen pan y la buena comida. Y cuando llenaba la jarra de
agua para su compañero, lo hacía del manantial de Annaya, a una media hora, a pie; mientras que él tomaba el
agua del pozo del eremitorio”569
“El eremitorio estaba rodeado de huertos, viñedos, higueras, perales que le tomaban gran parte de su trabajo, del
que recogía frutas que enviaba al convento, y de las que él se privaba”570, no comiendo sino unas pocas. En el
almuerzo, sólo las comía si el padre Macario se las daba”571. “No bebía agua sino durante la comida, y
absteniéndose de bebidas refrescantes”572. “Nosotros, los monjes, nos admirábamos de su tren de vida, llevado
hasta el ascetismo extremo”573. “Cuando oraba, trabajaba o comía, se sumía en un éxtasis profundo, hasta que su
compañero lo llamaba a la realidad”574.
II Relatos y acontecimientos
- 32 -
Cuando su vecino terminaba de comer, él cogía su plato para lavarlo. Vertía el agua de fregar en su propio plato y la
tomaba por mortificación y para vencer su amor propio. Mientras nosotros hacíamos la siesta, después del almuerzo,
el padre Chárbel se iba para la iglesia para adorar el Santísimo Sacramento. Esto mismo hacía mientras tomábamos
el desayuno, pues él no comía más que una sola vez al día”579.
5-Sin aceite
“Una vez, lo vi regresar al convento después del trabajo, llevando conjuntamente legumbres y yerbas para comer.
Yo intervine, haciéndole saber: “Maestro, esas hierbas no son comestibles”. Él me respondió: “No importa”.
Después las picó todas juntas, rociándoles un poco de sal. En ésas llegó el padre Macario y, como de costumbre,
empezó a preparar la comida. Viendo al p. Chárbel ocupado en las legumbres le dijo: “¿Les echó aceite? Él
respondió: “No, eso no importa; se pueden comer sin aceite”. Era en tiempo de Cuaresma. Así, él comió de la
hierba que come el ganado”581.
8-¿Cómo comía?
“Lo vi cuatro o cinco veces, cuando llegaba después de llamarlo su compañero, el padre Macario, para su única
comida en 24 horas. Nada que no sea por obediencia. Él le obedecía como si fuera su superior. Lo vi llegar, a paso
lento por su comida, los brazos cruzados, la mirada baja, con recogimiento, quedándose de pie, a distancia,
esperando que su compañero le ordenara sentarse. Después, oraba y se sentaba en tierra, cruzando los pies y
cubriéndolos con el hábito, sin comer hasta que su compañero se lo ordenara. En su plato no vi sino tallos marchitos
de verdolaga, llenos de granos de semilla, y apenas unas cuantas hojas. Y no comenzaba a comer otro pan, hasta
que no recogiera de su plato todas las migajas quemadas. Otra vez, lo vi comer solamente la ensalada. Una tercera
vez, el trigo machacado, cocinado con tomate. En verano, cuando terminaba su comida, su compañero le mandaba
comer uvas; entonces no se comía sino tres o cuatro, nada más”586.
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10-Con todo gusto
“Una vez, el padre Macario le dijo: “Mire, el poco resto que quedó de comida se lo dejé para la gata en su plato,
pues me olvidé de usted”. Él respondió: “Padre, no hay ningún inconveniente. Me contentaría, y con todo
gusto, comer lo reservado al más pequeño de los animales”588.
14-Nadie me lo ordenó
“Reunidos todos para almorzar, en los viñedos, monjes y obreros, olvidaron llamar al padre Chárbel. Lo mismo
pasó al día siguiente: él no comió. Habiéndose dado cuenta el superior de semejante olvido, llamó al padre Chárbel
y le dijo: “¿Ha comido hoy?” Respondió: “No”. El superior continuó: “Y ayer, ¿comió usted?” Contestó: “Tampoco”.
“¿Por qué?”, le preguntó el superior. Y él respondió: “Nadie me lo ordenó”. Inmediatamente, el superior mandó que
le dieran de comer”593.
16-Váyase a rezar
“Un día que yo estaba presente a la hora de comer, habiendo terminado, el padre Chárbel se cruzó de brazos, se
inclinó ante su compañero, y le preguntó: “¿Y ahora qué quiere que yo haga, padre?” Y él le respondió: “Váyase a
rezar”. Así se comportaba en todo lo que hacía”595.
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17-Abundan las provisiones (Mc.6, 30-44)
“Le oí contar a mi abuelo que, un día, faltaron las provisiones en el convento. Uno de los monjes puso al corriente al
superior de ese asunto. Entonces llamó al padre Chárbel, le pidió que asperjara con agua bendita el granero y que
rezara. Él obedeció y he aquí que el granero abundó de trigo”596.
“Entre otro de sus milagros, fue aquel en que vinieron a faltar las provisiones del convento. El superior llamó al
padre Chárbel, el ermitaño, que oró y bendijo el granero y las provisiones se multiplicaron. Este prodigio se repitió
varias veces según el testimonio de muchas personas, entre las cuales está el de algunas que todavía viven, como
el padre Ignacio de Mechmeche, el padre Nehemtallah de Mechmeche, el hermano Pablo Nassif de Maifuq y
otros”597. “También sucedió lo mismo cuando el superior supo que los tanques de aceite estaban vacíos, y que se
llenaron, gracias a las oraciones del Padre Chárbel”598.
H: Sobriedad de Chárbel
I.Introducción
“Vivía con sobriedad en cualquier situación en que se encontrara, sin buscar jamás cambiarla, deseando sólo la
complacencia de Dios. Allí donde la obediencia lo enviara, encontraba su descanso y su gozo, sea barriendo,
cocinando o cavando. Veía en todos los trabajos un signo de la voluntad de Dios”599.
“Su compañero velaba solícitamente por él, pidiéndole al superior todo lo que él necesitaba”600. “Se privaba aun de
las cosas ordinarias y necesarias de la vida cotidiana y aceptaba las menos buenas y las más difíciles”601. “Era
calmado, dócil, de una amabilidad fascinante, dominando sus tendencias y caprichos”602.
“Puro como un niño, huía del esnobismo, del desprecio y la adulación. Con sus hermanos era indulgente y severo
consigo mismo”603. “La rectitud era lo más importante de su conducta. Nunca era injusto cuando se trataba de los
demás; pero consigo mismo, su ascetismo era cada vez mayor. Jamás hablaba de sí mismo y nada hacía por su
propia iniciativa: ni el trabajo, ni la oración comunitaria, ni siquiera el oficio divino. Todo lo sometía a la obediencia.
Una vez que le ordenaran algo, lo cumplía con gozo”604. Su alegría era permanente, y asiduas sus mortificaciones. Y
así continuó hasta el último suspiro. Durante toda su vida nunca se quejó”605.”Llevó una sencillez extrema en el
comer, en el beber y en el vestir. No se juntaba con nadie, pues nada entendía de la relación con los demás sino
sólo lo que la obediencia le mandara hacer”606.
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“Pero si los tenía todos consigo, ¿por qué no se quedó con uno?” Y él contestó: “Yo no cojo nada sin su permiso”.
Entonces el superior le ordenó al hermano: “Dele uno”. El hermano escogió uno nuevo, rojo. Sonriendo dijo el padre
Chárbel al superior: “Mire usted, lo que me dio el hermano”. El superior le dijo entonces: “Pues escoja el que
quiera”609. Y escogió uno azul, el más feo de todos”610.
I: La inteligencia de Chárbel
I.Introducción
“Aparentaba estupidez”611 “e ingenuidad. Pero, en realidad, era perspicaz e inteligente. Cuando uno le preguntaba,
él respondía con claridad y precisión, aparentando poquedad e indolencia”612. Si él debía hablar, no decía más que lo
estrictamente necesario, que edificara al prójimo y lo llevara a la salvación de su alma. Sus conversaciones giraban
siempre sobre temas religiosos, orientando todas sus obras a su salvación eterna y a la del prójimo”613. “En sus
respuestas teológicas, su punto de vista se comprobaba auténtico, lo que testimoniaba la presencia de espíritu, a
pesar de su absoluto silencio”614. “En cuanto a su sagacidad, se demostraba en sus trabajos, poniendo cada cosa en
su lugar”615. “A pesar de la superioridad de su juicio y la fuerza de su experiencia, se hacía esclavo de todos. Alcanzó
un grado, en su mortificación, del dominio de sus instintos, a un punto donde ha confirmado lo que el profeta David
dice en sus salmos: “Como un animal ante ti, pero siempre estaré contigo”616. “Era sencillo de corazón y de intención,
no teniendo más que una meta: Dios. Sólo me falta añadir una sola cosa: no crea que él fuera tonto y apático, sino
que estaba dotado de la ciencia de los santos: es por eso por lo que no cometió ninguna falta de la que pudieran
reprocharle los superiores o sus cohermanos”617. “Fue que él no dio a los superiores y a los demás ninguna ocasión
de encontrar la más mínima laguna en su comportamiento. Nunca oí decir que el superior lo haya reprendido un día
por una falta, la más mínima que fuera. Su observancia al reglamento era de una exactitud asombrosa, lo que
demostraba que lo entendía perfectamente”618. “Su palabra en el Espíritu se elevaba sublime, porque él caminaba
hacia la perfección, por el camino ideal del que no se alejaba un paso. En su tren de vida, él ponía cada cosa en su
lugar, sin proferir ninguna palabra inadecuada. Su prudencia lo protegió contra la superstición y las exageraciones
odiosas, incitando a su imitación a superiores y monjes”619.
“No crean que por romper con la gente y los asuntos del mundo, era por eso indolente y apocado. Más bien, era un
hombre inteligente y perspicaz. Su simplicidad tenía raíces en su cristianismo, su piedad, alimentada en la sabiduría;
exento de escrúpulos y desórdenes; sin la menor anomalía en su trabajo o en su comportamiento. Por otra parte,
aquel que gozó de la plena satisfacción de sus superiores, de sus compañeros, de los empleados, de los vecinos y
visitantes, sin suscitar una queja hacia su persona, debió tener sin duda alguna, una sabiduría extraordinaria. Más
aún, yo manifestaba con mucha veneración, cierto temor hacia él, evitando la broma excesiva”620. “Él se destacaba
en su relación con Dios, hasta el punto que en la iglesia no miraba ni a derecha ni a izquierda, así lo amenazaran
con cortarle la cabeza. En cuanto al acatamiento a la autoridad, hacía de ello un objeto extremo. Era puntual cuando
se trataba de la liturgia y sus ritos santos. Celebraba en el eremitorio con su compañero a tiempo, diariamente, todas
las ceremonias religiosas”621.”Bajo las falsas apariencias de un hombre ingenuo, era inteligente cuando estudiaba en
Kfifane”622. “En cuanto a sus mortificaciones y el dominio de su cuerpo, eran rigurosas, continuas y perpetuas. No le
causaron enfermedad alguna, lo que demuestra que él lo hacía en su momento oportuno”623. “Sin ser artificial en la
práctica de las virtudes, se entregaba a ellas con sencillez, sinceridad y fidelidad”624.
“Era serio y discreto, de un comportamiento equilibrado, infundiendo su respeto y estima a los que lo conocían.
Jamás fue piedra de escándalo para nadie, ni fue persona que se burlara de los otros. Todo el mundo lo tenía por
santo, a quien le pedían su bendición”625. Era sabio, pero lejos de la sabiduría del mundo, y sí de una sabiduría
sobrenatural”626.
II Relatos y acontecimientos
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“Durante todo el tiempo que pasé en el convento de San Marón, ni yo ni los superiores ni persona alguna, le
conocimos algún fallo. Le gustaba que le pidieran un servicio y no solamente de parte de los superiores y de los
cohermanos, sino también de los trabajadores del convento. Un obrero le pidió llevar una vez, los utensilios de
trabajo a otra parte. Y él los llevó al campo. Yo soy testigo de las muchas órdenes que le dieron. Nunca oí decir que
alguien se quejara de él o bien, lo hubiera acusado ante el superior. Tanto los superiores como los cohermanos lo
respetaban y le pedían oraciones en casos de enfermedad o angustia. Su piedad influenciaba mucho en todos”627.
I.Introducción
1-Sus libros
“Hacía sus meditaciones en los siguientes libros: Reflexión; Preparación a la muerte, de San Alfonso María de
Ligorio; Confesiones, de San Agustín”630; “La perfección cristiana”631; la Teología moral; Imitación de Cristo,
imprimida en letras siríacas, libro al que estaba apegado con pasión”63. “Leía mucho los libros siguientes: libros de
teología”633; “Jardín de los monjes”634; “Biografía de San Antonio, el Grande”635; “La lámpara monástica; las Santas
Escrituras”636; “La escala de las virtudes, de Juan Clímaco; Anacoretismo; San Basilio; San Efrén; Tratados de San
Isaac de Nínive; Desprecio de las vanidades del mundo, por el maestro Didokos Stalde, de la orden de San
Francisco; Las glorias de María, de San Alfonso María de Ligorio; el Martirologio; las Reglas del novicio y Reglas y
Constituciones de 1732”.
2-Su cultura
“El padre Chárbel era un hombre de pura santidad que uno tomaba por ingenuo, pero a nivel espiritual, era
erudito”638. “Yo, personalmente sabía que era sagaz e inteligente”639, “versado en teología mística, en siríaco, que él
traducía al árabe, además de sus conocimientos del árabe. Sus respuestas eran acertadas y convincentes”640, pues
en la teología moral y en la mística él era discípulo del famoso padre Al Kafri”641. En sus diálogos teológicos con los
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padres, hablaba con agrado”642 de cuestiones sobre teología ascética, tratando asuntos sobre las almas y el misterio
de la reconciliación”643, o hablaba de la abundancia de su corazón, inflamado de cosas espirituales y divinas”644.
1-Charlas espirituales
“Cuando yo trabajaba en el convento, frecuentaba el eremitorio para ayudarle al padre Chárbel. Y cuando él
venía al convento para la elaboración del pan, nos hablaba de cosas espirituales, de las que sacábamos provecho.
Él era más claro que los otros en sus respuestas y con más precisión de conocimientos. Hablaba con dulzura de
expresión, lleno de humildad. Y sabio como era, no respondía sino sólo a lo que le preguntábamos”645. “Conversaba
con nosotros de las cosas espirituales, demostrando la profundidad de su fe y citando versículos de las Santas
Escrituras y de libros espirituales. Nos pedía que mencionáramos otro versículo que comenzaba por la letra final de
su cita. Después, nos explicaba el sentido”646.
“El padre Macario nos invitó a comer. Le agradecimos pero no compartimos con ellos. Él se dirigió al padre
Chárbel, diciéndole: “Coma”. Él oró y después comenzó a comer con cuidado, sentado en el suelo, las piernas
cruzadas, silencioso y mirando en frente de sí. Se comió los tallos de verdolaga que el otro no comía. No probó las
hojas de verdolaga sazonadas con sólo aceite. El padre Macario salió al viñedo y nos trajo racimos de uva de la
mejor calidad. Entre tanto, el padre Chárbel ya había acabado su comida. Se quedó en la misma posición, los brazos
cruzados, la cabeza inclinada, en silencio, esperando alguna orden. Su compañero le dijo: “Vaya a visitar el
Santísimo Sacramento y vuelva después a lavar los platos”. Al anochecer, nos dijimos adiós, conmovidos y muy
emocionados. Regresamos al convento, estupefactos por lo que habíamos presenciado.
“En el verano de 1898, pasé mis vacaciones en el convento de Annaya, en compañía de los hermanos
escolásticos. Un día, hacia las seis de la tarde, nos fuimos a visitar al ermitaño. Encontramos al p. Chárbel en la
capilla, arrodillado, completamente erguido sobre una estera redonda de mimbre, en el mismo lugar como lo había
visto la primera vez el año anterior, delante del Santísimo Sacramento. Lo miraba y lo veía inmóvil como una
estatua, su rosario en la mano, mirando fijamente hacia el altar. Tuve la impresión de que estaba en éxtasis663. Él no
nos miró. Nosotros rezábamos mirándolo, esperando a que él nos viera. Pero no hizo el más mínimo movimiento
para voltearse y mirarnos”664. Entonces salimos al patio, del lado occidental, hablando y haciendo bulla. El p. Chárbel
abrió la puerta y se paró en silencio, mirándonos”665 con los brazos cruzados y una resplandeciente sonrisa en la
cara”666 como diciéndonos: “No hagan bulla, pues me distraen en mi oración y en mi soledad”. Nosotros, llenos de
veneración”667 nos acercamos a él para pedirle la bendición y besarle la mano”668. Cuando cada uno se iba
acercando para saludarlo, él doblaba la rodilla derecha, inclinaba ligeramente su cuerpo, tocando rápidamente con la
punta de los dedos a cada uno de nosotros, impidiéndonos que le besáramos la mano. Nos saludó sonriente,
repitiendo una sola palabra en voz baja como si balbuciera”669: “Paz”. “Recibidos un minuto por él, lo vimos cerrar la
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puerta para volver a la oración, en tanto que nosotros nos fuimos al bosque”670 al occidente, caminando sobre la
punta de los pies, intercambiando nuestras impresiones en un cuchicheo para no estorbar su oración en su soledad.
Nos sobrecogió el recogimiento y el gozo de haberlo visto. Después yo me separé de mis cohermanos y volví solo al
eremitorio, a la capilla”671, “con deseos de verlo y hablarle. Abrí la puerta de la capilla y ya no estaba; fui al corredor y
tampoco672; di la vuelta al eremitorio y no lo encontré”673. Entonces me subí a la terraza y he aquí que lo vi sentado
sobre una piedra cilíndrica674, cerca del muro de la iglesia como si huyera de nosotros675. Tenía en la mano la
biografía de S. Antonio Abad. Cuando me acerqué a él, me alargó el libro diciendo: “Lea este capítulo”. Yo lo leí676
de pie, delante de él677 que escuchaba. Apenas terminé la lectura, tomó el libro y se fue sin decir nada678 a la iglesia.
Yo pensaba que me había hecho hacer la lectura para comentarla679. Era la manera de recibir a los monjes”680.
K: La confesión de Chárbel
I.Introducción
“Fuera de la confesión, el novicio debe revelar sus pensamientos al superior o al maestro de novicios, cada noche,
si es posible. Chárbel se arrodillaba delante del director espiritual, humilde y devotamente, la cabeza descubierta,
besaba la tierra, y decía con todo respeto: “Padre, mi corazón está lejos de Dios. Soy del todo imperfecto y
lleno de faltas ante Dios”. Después exteriorizaba sus pensamientos, los buenos y los malos, pidiendo a su director
espiritual los consejos pertinentes que él debía cumplir”681.
2-Confesión semanal
“Aborrecía el pecado y huía de las ocasiones que a ello lo llevaran”682. “Aun le molestaba recordarlos. Todos los
que lo conocieron dan testimonio de que no cometió ningún pecado leve, voluntario.”683. “Lo que todo mundo decía
era que, durante su vida jamás transgredió los diez mandamientos y los de la Iglesia. Más aún, sufría cuando alguien
los cometía”684. “Hacía también a diario, un examen de conciencia sobre todos los actos del día, como lo hace el
comerciante prudente para saber si ha ganado o perdido. En el primer caso daba gracias al Señor, pidiéndole más
gracias a fin de hacer más esfuerzos en el trabajo para incrementar, así su salario y su recompensa. En el segundo
caso, cualquier mínima falta le hacía tomar la resolución eficaz para remediarla y repararla”685. “Sus confesiones
eran frecuentes, tanto cuando estaba en el mundo, como cuando se hizo monje y sacerdote”686. “Se confesaba una
vez por semana”687. “Él se confesaba semanalmente”688. “Pero los monjes lo hacían los domingos y los días de
fiesta”689. “Era de sabiduría y prudencia, sin escrúpulos, dotado de la verdadera ciencia llamada “discernimiento de
espíritus” (que consiste en un conocimiento sobrenatural de los secretos del corazón. Nota del traductor)”690. “No
rechazó ningún buen consejo en toda su vida”691.
“Durante su permanencia en el convento de Kfifane, tenía dos directores espirituales: el padre Naamtallah Al Kafri,
elegido, más tarde, superior general, y a San Naamtallah Al Hardini”692. “Al principio de su vida anacorética, el padre
Eliseo fue su director espiritual. Muerto éste, lo fue el padre Libaos Al Ramaty, trasladado más tarde al eremitorio del
convento de Qattara. Y en fin, hasta su deceso, fue el padre Macario quien tomó el cargo de su director espiritual”693.
“El 20 de febrero de 1863 obtuvo del patriarca Pablo Masaad, la autorización para oír confesiones”694. “Pero él no
confesaba a los fieles sino cuando se lo mandaba el superior”695, pues él no estaba designado para tal servicio. Pero
confesaba y daba directrices a aquellos que se lo pedían. Éstos dan testimonio y elogian su celo por su bien y la
influencia eficaz para sus almas”696. “También todos ponderan el mérito de su sabiduría en sus consejos
acertados”697, “no buscando más que la construcción de los demás y su progreso espiritual”698. “Y en casos
necesarios no era parco en los consejos que daba a los que lo frecuentaban”699. “Yo mismo personalmente, viví la
experiencia de la fuerza de sus sabias orientaciones, la primera vez que me confesé con él”700 “y muchas otras
veces”701.”También lo escogí como director espiritual”702.
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“Él oraba por los pecadores. Les enseñaba directrices salvíficas cuando escuchaba sus confesiones”703. “Los
amonestaba enérgicamente por sus pecados, infundiéndoles respeto muy firmemente”704. Uno de sus penitentes
arrepentidos me contó que fue a confesarse con el p. Chárbel y que sus orientaciones le penetraron en el alma más
que de aquellos otros confesores con quienes él se había confesado antes”705. “Era más clarividente en el espíritu
que los doctores”706.
“Evitaba confesar mujeres por conservar la virtud de la castidad. Sin embargo, lo hacía sin protestar a una orden
del superior”707.
2-Sólo un monje
“El hermano Sergio de Ehmej falleció de muerte natural, habiendo recibido los últimos sacramentos, en presencia
del cura párroco, José Issa y el padre Chárbel de Bqaakafra, el 14 de marzo de 1874”716.
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rigor de su amonestación por el pecado cometido y la severa penitencia que le imponía”719. “Reunía todas las
cualidades de un confesor:
- Un padre cariñoso que abre los brazos al pecador, convirtiéndolo en un apasionado por la conversión y la
confesión”720.
6-Muy conmovedoras
“Escuchaba las confesiones de los hombres, estrictamente de los que le pedían que fuera con él. Ordinariamente los
mandaba donde su compañero del eremitorio. Sus orientaciones eran muy conmovedoras para aquellos que lo
escuchaban en el confesonario. Así me lo contó mi papá que se confesó con él unas siete veces. Tenía, entonces,
25 años”721. “Comprobó que sus consejos eran muy eficaces para la salvación de las almas”722.
L: Al servicio de todos
I.Introducción
“Que algunos detalles y obras de los monjes sean considerados bajos y envilecedores por sus cohermanos, es por
lo que algunos de ellos se burlaban de su ingenuidad”724, “cuando él personificaba el ejemplo cristiano por su
humildad, esforzándose en ocultar su virtud y esconder sus buenas acciones. Le disgustaba y temía los elogios que
de él hacían los demás”725. “Él representaba la modestia, alejándose de la gente y de sus cohermanos, prefiriendo
esconderse, aislarse en el silencio, humano en apariencia pero en realidad, viviendo en el cielo. Cuando las gentes
le pedían su intercesión, él les decía, alejándose: “Confíen en Dios. Es Él el que dispone”726.
“Cuando se le advertía sobre alguna cosa, aun si él no tuviera la culpa, se arrodillaba con los brazos cruzados,
pidiendo perdón, la cabeza clavada hacia tierra y no se levantaba hasta que no recibiera la orden de pararse”727.
“Cuando lo amonestaban, se arrodillaba de inmediato, en silencio, los brazos cruzados, sin pretender justificarse; y
no se levantaba hasta recibir la orden y la bendición del superior para ir al trabajo”728. “Si alguno le decía: “Usted es
santo”, él sonreía, movía la cabeza y fruncía el ceño”729. “Se consideraba como el último de los hombres y el más
grande de los pecadores. Cuando uno le pedía sus oraciones, respondía” “Yo soy un pecador”730.
“Él llegó a ser la “humildad personificada, cuidándose de hablar jamás de sí mismo. Era por tanto, como un
muerto en el mundo”731. “Cuando algunos de sus cohermanos se burlaban de él y del rigor de su ascetismo, entre
otros, el despensero que le echó agua a la lámpara en vez de aceite”732. “Había gente que lo despreciaba por su
vestimenta miserable”733. “Se dejaba humillar hasta el anonadamiento y hubiera deseado el aniquilamiento total,
mostrándose como sin voluntad, sin cerebro, tonto, despreciable por su vestido, por su comer, por su sueño, por su
modo de arrodillarse, por su cama, por su celda y por su trabajo extenuante”735. “Se olvidaba de sí mismo”73
“Aceptaba con agrado los desprecios de los demás y gozaba cuando lo insultaban”736. “No hizo nada que atentara
contra el pudor. No obstante ser sacerdote, conocedor de la teología mística, viejo en la orden y modelo de virtudes,
se dedicaba a trabajos manuales duros y sobre todo, a los más bajos. No reclamaba ni funciones ni actividades
misioneras que podrían convenir a su estado sacerdotal, sino trabajos”737. “Ni tampoco pidió para sí puestos que lo
encumbraran honoríficamente ante los demás. Él escogía siempre la parte más pequeña y el puesto más bajo. Se le
oyó decir: “No merezco estar entre mis cohermanos, ni obtener sus consideraciones, pues soy el último de
todo el mundo”738. “Se consideraba el más bajo de todos los monjes, en la esencia y en la forma, atribuyéndose
toda ruindad”739. “Cuando trabajábamos juntos en el campo, se comportaba como si fuera el siervo de cada uno de
nosotros”740, escogiendo los servicios y trabajos más despreciables, como barrer, lavar los platos, servicios que no
solían mandarle a sacerdotes”741, y él los hacía al instante y con gusto”742. “Cuando los monjes intentaban besarle la
mano y obtener su bendición, se esforzaba para no permitirlo”743.
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II: Relatos y acontecimientos
1-Extranjero
“El padre Chárbel era un extraño en el convento. Originario del norte del Líbano, de la región de Yebbe y no de la
región de Biblos, como era el caso de todos los otros monjes. Sin embargo, él estaba sometido a una obediencia
especial a la de los que se encontraban con él en el convento. Monjes y laicos le daban órdenes, sea para
burlarse o a manera de diversión. Pero él nunca incumplía una orden. Nadie lo defendía ni lo respetaba, fuera del
superior que se enfurecía contra los que lo hacían sufrir o se burlaban de él. Él no hacía sino dedicarse al trabajo, a
la oración y a la obediencia, sin indignarse contra los burleteros. No hablaba sino raramente y casi nada, y eso para
responder a sus interlocutores”744.
- 42 -
5-¿Para qué esas cosas?
“Buscó ser despreciado de todos, durante toda su vida, fija la mirada en el suelo. No miraba ni a sus cohermanos, ni
los paisajes naturales. Un día que yo estaba con el padre Nehemtallah de Mechmeche752, mirando a Beirut con unos
binóculos, pasó a nuestro lado el p. Chárbel, armado de una cuerda para amarrar un tercio de leña. Le dije: “Mire
con estos binóculos que muestran a Beirut muy cerca de usted”. Me respondió: “No, no; ¿Para qué esas cosas?”.
Y continuó hacia su trabajo”753.
6-No lo molesten
“Le oí al padre Elías de Mechmeche advertir a todos los empleados del convento que no molestaran al p. Chárbel,
ni de palabra ni de otro modo, diciéndoles: “Es un hombre de Dios. Él tiene consigo el espíritu de Dios. Respétenlo”.
El p. Elías lo amaba y apreciaba mucho por sus extraordinarias virtudes. Una vez dijo estando yo presente: “He
bregado mucho por evitarle el trabajo tan duro que el p. Chárbel hace en el campo y por darle una ocupación más
suave en el convento para que descanse. Pero es que apenas acaba el trabajo del convento que le doy, se va
inmediatamente para el campo”754.
7-Insultos: “Dichosos serán ustedes cuando los insulten y los persigan” (Mt.5,
11)
“Una vez estaba a punto de rezar el oficio divino, cuando el padre Ignacio de Mechmeche lo llamó y le dijo muy
severo: “deje de rezar y venga aquí”755. “Él obedeció con toda piedad”756. Soportaba los insultos y las burlas de los
demás con toda humildad, paciencia y alegría”757. “El que se humilla será ensalzado y el humilde de corazón
encontrará reposo a su alma. De aquel que digan toda clase de males, será grande su recompensa en el cielo. Es
por eso por lo que yo me regocijo y contento a mi Señor”758 (Santa Teresita del Niño Jesús).
9-Así persiguieron a los profetas que vinieron antes que ustedes (Mt.5, 12)
“Un día, mientras yo trabajaba en la viña del eremitorio con algunos obreros del convento, vi al padre Chárbel
arrancando las cepas de la viña del camino de las vacas. En ésas, pasó una vaca y pisoteó una y la quebró.
Intervino el padre Macario diciéndole: “He ahí una cepa quebrada a causa de su negligencia”761.”¿Qué fue lo que
hizo? ¿Por qué las dejó a los pies de las vacas?”762. Inmediatamente se arrodilló, los brazos cruzados, diciendo”763:
“Perdóneme, por el amor de Cristo”764. Silencioso, rogaba y pedía perdón por su mala acción”765.
“Me contó el padre Macario, también que un día el p. Chárbel le respondió: “¡Si yo soy un burro padre.
Téngame paciencia y sopórteme, por el amor de Cristo!”766.
I.Introducción
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“El monje debe guardar, con discernimiento, el silencio”767. Por eso “él hablaba muy raramente. No dejaba escuchar
su voz sino leyendo el Evangelio en las palabas de la consagración”768 y “en el coro”769. “No se dirigía ni a hombres,
ni a mujeres ni a monjes”770. “Vivía la Regla. No se le veía sino en la capilla o en el trabajo, sin dejar escuchar una
palabra. No buscaba el entretenimiento con visitantes o arrieros. En el trabajo no conversaba con nadie”771. “No se
distraía preocupado por las noticias de la gente o de alguna persona en particular. Si alguien le preguntaba algo,
respondía amable, calmada y brevemente”772.
“Pasaba en silencio las reuniones de regocijo por mortificación. Pero estaba dispuesto a hablar cuando le
preguntaban asuntos espirituales o teológicos. Entonces sí, allí se explayaba con agrado en sus respuestas!773. “Si
no, su vida sería semejante a la de los enclaustrados que viven en silencio”774. “Su lengua no estaba dedicada más
que para vacar en la oración con Dios y meditar en Él”775. “Era un monje contemplativo: sólo trabajo, oración y
silencio”776. “Sus palabras eran una lección de humildad profunda”777 de tal suerte que se tomaban como palabras
venidas del cielo, como de un hombre que vivía en otro mundo”778. “Fuera de sus conversaciones con los
superiores”779, “no se permitía hablar con los demás sino de asuntos espirituales”780.
“En la capilla, como en el eremitorio se asemejaba a un ángel. No se sentía”781 “sino en la misa”782. “Silencioso en
el trabajo”783, “de un mutismo asombroso”784. “Yo me extrañaba cómo podía vivir así en el silencio, la austeridad, la
oración y el trabajo. Yo no comprendía el significado y los detalles de todo eso como lo entiendo hoy. Terminé por
comprender que era santo. Es la palabra que repiten los que lo conocieron”785. “La renuncia a hablar era para
nosotros un fenómeno extraño. Y el p. Chárbel vivió así cincuenta años entre el convento y el eremitorio, en silencio,
en el trabajo y en la oración. Austero en el vestir y en el comer, sin conocer el descanso y los gozos humanos”786.
1-Cuando es necesario
“Nuestra Regla obliga guardar el silencio después del rezo del oficio de Completas, en el comedor y en la capilla.
Durante ese tiempo, él no respondía a los monjes sino cuando era necesario hacerlo. Los cohermanos lo imitaban y
lo presentaban como un modelo para los novicios, durante la vida y después de muerto. De entre todos los monjes,
ninguno lo igualó en la observancia de la Regla”787.
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5-No pronunció ni una palabra
“Conocí personalmente al p. Chárbel entre 1893 y 1895, pues yo hacía la visita de inspección a los ermitaños de
mi orden, en compañía de cuatro monjes: el p. Abraham Harfuche, el p. José Guebale y no recuerdo el nombre de
los otros dos. Nos recibió el p. Macario, a quien le pedimos que llame al p. Chárbel. Vino. Lo saludamos besándole
la mano y pedimos su bendición. Él nos preguntó: “¿De dónde vienen hermanos?” Le respondimos y cada uno se
presentó diciendo su nombre, su convento y su pueblo natal. Él nos preguntó: “¿Habrá fallecido alguno de
nuestros cohermanos en los conventos que ustedes han visitado, para celebrar una misa por el descanso de
su alma?” Le respondimos que no. Y él se retiró a su celda, dejándonos con su compañero, quien nos dijo:
“Permítanme preparar la comida. Es hora de comer y ustedes comerán con nosotros”. Tomó una vasija de barro,
metió pedazos de pan duro con unas legumbres y les echó un poco de vinagre, de cebolla y ajo. Después llamó al p.
Chárbel a comer, invitándonos a compartir con ellos. Le agradecimos pero no aceptamos. Mientras comían, el p.
Chárbel no pronunció ni una palabra”792. En tanto que el p.Macario continuó conversando con nosotros”793
“Después de mi experiencia personal con el p. Chárbel, me pareció inteligente, conocedor de la teología mística y
apasionado por el estudio. En todo caso, se portó como Néstor: un burro en su silencio; un filósofo en su oración y
en su tren de vida y un anacoreta en el convento. Nunca le oí decir: “Estoy cansado, tengo hambre o tengo sed”795.
9-No me contestaba
“Cuando yo le ayudaba a arrancar los arbustos espinosos y los troncos de árbol, no abría la boca ni me dirigía la
palabra. Y cuando yo me aburría con tanto silencio, le hablaba pero él no me contestaba”797.
10-Nada lo distraía
“Frecuenté a los monjes y a los ermitaños, todos venerables pero ninguno se parecía al p. Chárbel. Los otros
ermitaños, los que ya han fallecido, hablaban con nosotros y los que aún viven, tampoco dejan de dialogar con la
gente cuando los visitan, gustando de tener noticias. En tanto que el p. Chárbel no conversaba con nadie, ni se
distraía con nada, ni le miraba la cara a nadie”798.
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11-La gente lo creía mudo
“El p. Chárbel era un ángel con cuerpo humano, un filósofo sin teorías, un ideal de santidad y de perfección. Tenía
lengua pero la gente lo creía mudo”799, como un niñito en brazos de su madre; con la sola diferencia de que no se le
escuchaba su voz”800.
12-Escasamente hablaba
“Durante el tiempo que pasé en el convento de San Marón en vida del padre Chárbel, no pude ver en él sino al
hombre silencioso, aislado, no solamente de la gente, sino también de los monjes. No se movía sino por orden de
obediencia, como si fuera un robot. No me hablaba, por lo que no les puedo contar anécdotas de su vida. No se
interesaba por nada, como para poder contarles su trato con la gente”801. “Trabajaba cuatro o cinco horas con los
novicios, que charlaban a su alrededor, mientras él permanecía en silencio. No hablaba sino raramente”802.
13-No me conversaba
“Nunca conversó conmigo, a diferencia de los otros ermitaños que sí me hablaban. Jamás lo vi mezclándose con los
visitantes o con otros. Y cuando alguno le pedía que lo bendijera, él lo hacía, asperjándolos primero”803.
I.Introducción
“El monje debe dar gracias a Dios, más por la enfermedad que por la buena salud, confiando que es una prueba
para su bien”804. “El p. Chárbel adolecía de atroces dolores de estómago pero no seguía ningún tratamiento y ni
siquiera tomaba un calmante cuando el dolor se le hacía insoportable, repitiendo siempre: “Que se haga la
voluntad de Dios”805. “Soportó cólicos crónicos que se le agravaban en la estación de las nieves, sin quejarse ni
hacerse ningún tratamiento. Nunca habló a nadie de su estado de salud ni pidió que lo visitara algún médico”806, “ni
probaba gota de algún refresco en el estío, ni algo caliente en el invierno, a pesar del frío cortante del eremitorio”807.
“Jamás dijo que estaba enfermo”808. “Portaba el hábito en verano y en invierno y no se calentaba al calor del fuego
como lo hacían los otros ermitaños, pasando el tiempo orando en la capilla, arrodillado y a menudo en pleno piso sin
alfombra”809. “Permanentemente llevaba puesto el cilicio”810, “directamente sobre la piel; no sobre la franela”811. “Yo
me preguntaba cómo podía soportar eso, sobre todo en verano”812. “Se ponía un cinturón con púas, ceñido
directamente a la carne”813. “Según testimonio de sus compañeros, se azotaba”814. “No me entreguéis al mundo ni
me seduzcáis con las cosas materiales; dejad que pueda contemplar la luz pura; entonces seré hombre en pleno
sentido. Permitidme que imite la pasión de mi Señor”815.
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dejado atrás en el surco, he aquí que el p. Chárbel se dirigió hacia una cepa para desviarla del camino de los
bueyes, dando gemidos más agudos que antes, lo que quería decir que el mal se había agravado. Le dije: “Vaya
despacio maestro, yo atajo los bueyes”. Y me respondió con una voz entrecortada: “Maestro, eso sería un cese
contra la pobreza sobre mi conciencia”, siguiendo su trabajo todo el día a pesar de su dolor. Por la tarde nos
fuimos a comer lentejas con ensalada de verdolaga. Yo vi al p. Chárbel recogiendo los tallos de verdolaga, partirlos y
comerlos”818. “Al amanecer, noté que él se debatía a causa de un dolor insoportable. A mi pregunta, el padre Macario
me respondió: “Le vuelve el cólico”. Entonces tuve compasión de él y le rogué que dejara el trabajo. Él no quiso
dejarlo, perseverando todo el día en la labor con aplicación constante, como si gozara de buena salud”819.
2-Bañado en lágrimas
“Acerca de esto, ustedes pueden notar que toda su vida fue una continuación de sufrimientos, hasta el punto que
su cuerpo se adaptó a su alma y allí encontró reposo, de tal suerte que sometió completamente sus sentidos al
dominio de su espíritu. La negación de sí mismo se volvió en él algo natural, como una escapatoria donde él
encontraba satisfacción, tras largos años de practicar la mortificación. Yo recuerdo que en mayo de 1897, nosotros
estábamos trabajando en el viñedo del eremitorio. Llegó la hora del desayuno. Pero el p. Chárbel continuó en la
construcción de los muros que rodeaban el viñedo. Le pedí a su compañero, el padre Macario, que lo llamara para
desayunar. Me respondió: “Él sólo come después de medio día”. A la hora del almuerzo, continuaba su trabajo de los
muros. Volví a pedirle al padre Macario que le ordenara venir a comer con nosotros, por piedad a su fragilidad. Pero
me respondió, diciendo: “Él comerá después”. En la tarde llevamos los bueyes a pastar al bosque. Un momento
después volví al eremitorio para tomar agua. Entonces vi al padre Chárbel comiéndose los tallos de verdolaga que
había recogido y picado. Ante esta escena, los ojos se me llenaron de lágrimas. Le achaqué al padre Macario la
responsabilidad sobre el padre Chárbel, diciéndole: “Tenga compasión del ermitaño. Usted le deja comer los tallos
de verdolaga después de un trabajo extenuante, su enfermedad y sus dolores. Me respondió “Él es feliz comiéndose
eso; déjelo”. Después me dije a mí mismo: “¿A qué distancia de su virtud estamos nosotros?” Verdaderamente él ha
hecho suyas todas las penitencias de los padres del desierto (del alto Egipto). Él superó y con mucho, todo aquello
que leímos en el libro “Jardín de los monjes” y en el de “La perfección cristiana”820.
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8-Medias de lana
“Una vez, el superior le mandó ponerse medias, hechas caseramente con hilos gruesos de lana para protegerse
los pies de la humedad, pues él sufría de cólicos estomacales. Las llevó una sola vez por obediencia y no volvió a
ponérselas en toda la vida”826.
10-Me burlé de él
“Una vez, cuando él arrancaba los arbustos espinosos del campo para plantar un seto del viñedo, lo vi retirarse a
un lugar aislado, creyendo que nadie lo veía. Se quitó el hábito para sacarle las pulgas y los piojos. La curiosidad me
llevó a acercarme más para mirarlo sin hábito. Y vi que llevaba el cilicio debajo, sin franela. Comencé a reírme de él,
sin comprender el sentido de su austeridad hasta después de su muerte y las manifestaciones de sus milagros”828.
12-La hemiplejía
“Le oí contar a mi tía Rosa que cuatro años antes de la muerte del p. Chárbel, fue atacado de hemiplejía de la que
se curó”831.
O: Eterna paz
I.Introducción
“Su fortaleza era excepcional, pues le venía del cielo y no de la tierra. Uno lo veía siempre sonriente y amable
como si todo caminara sobre rosas”832. “Jamás oí decir que no respetara a alguien, discutir o quejarse de algún
trabajo en verano o en invierno”833. “Cuando los rayos se precipitaban sobre el pararrayos del eremitorio, no se
movía un ápice en la capilla, donde rezaba”834. “Soportaba todas las dificultades a pesar las tribulaciones que le
causaban, convirtiéndolas en dones sobrenaturales. Se sometía a mortificaciones que no eran obligatorias como:
ayuno continuo, largas vigilias, vivir sin calefacción, no obstante el frío glacial”835.”Soportaba los cólicos que a veces,
lo atacaban durante las horas de trabajo. Su compañero, el padre Macario, le decía: “Váyase a descansar y a orar
delante del Santísimo Sacramente”. Él obedecía. No se fastidiaba ni se quejaba de sus dolencias”836. “Realizaba su
trabajo bajo el efecto del dolor en silencio”837, “sin intentar atenuarlo”838, repitiendo: “¡Oh Jesús; oh María!”839.
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saludaba diciendo: ¡Gloria a Dios!”840, él respondía: “Que Dios lo bendiga”841. “Era sereno, serio, de carácter dulce,
dócil como una paloma”842; “más aún, era la docilidad, la gentileza y la amabilidad en persona. El que lo veía, lo
amaba espontáneamente”843. “Si alguien venía a molestarlo, lo soportaba con magnanimidad y afabilidad,
también”844. “Al verlo en la oración, en su diálogo íntimo con la Omnipotencia divina, uno se quedaba asombrado
ante tal actitud recogida, edificante y ejemplar, que despedía su devoción y su piedad en todos sus rasgos, todo el
tiempo. Cuando oraba, su rostro resplandecía con una luz celestial”845. “En el eremitorio, cuando él se encontraba
con alguien por el largo y estrecho pasadizo, él se pegaba contra la pared, no dejando que su hábito tocara al que
pasaba”846.
3-En todo
“Vivía en la presencia de Dios. Exterior e interiormente testimoniaba que él no se preocupaba sino de Dios. En su
oración, su misa y su trabajo, estaba con Dios. Que lo alabaran o lo insultaran, que los monjes estuvieran contentos
o no con él, le importaba poco. Él permanecía imperturbable, absteniéndose ante las seducciones del mundo y sus
vanidades, atenido a su comportamiento”847. “Lo único que le interesaba era cumplir sus obligaciones sin la menor
intención de granjearse la alabanza de los demás y no permitiéndose halagar a nadie. Si demostraba el interés por
algún hermano, lo hacía solamente en cumplimiento del mandato de la caridad. Revelaba la simplicidad monástica
en sus palabras, sus trabajos y su vestido. No acusaba a ninguno de sus hermanos o trabajadores ante los
superiores ni se metía con nadie”848.
“Yo sé que él tenía absoluta esperanza en Dios porque abandonó el mundo y se consagró a su servicio. Toda su
vida estuvo repleta de obras ajenas de todo artificio mundano y de toda vanidad, teniendo sólo por meta la eternidad.
No se permitió ninguna satisfacción de cosas mundanas ni se entristeció por cosas terrenas, soliendo decir: “Que se
haga la voluntad de Dios. ¿Qué tenemos en este mundo? Aquí no somos más que peregrinos hacia la
eternidad”850.
4-Recen por él
“Manifestaba una inmensa confianza en Dios. Es por eso por lo que, cuando los padres de un enfermo venían a
suplicarle, pidiéndole que rezara por la curación de su enfermedad, él respondía a veces: “Su hijo enfermo goza de
salud. Recen por él”, como si la voluntad de Dios le hubiera inspirado que les comunicara eso. Otras veces les
replicaba: “Imploren, recen por él”. Al decir esto, él se unía a su oración y les recomendaba confiar en Dios. En
otras ocasiones, los consolaba con el consejo de armarse de paciencia y abandonarse en las manos de Dios. Esto
que acabo de relatar, lo dije para resaltar el cumplimiento de sus obligaciones, de su observancia a la Regla y su
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extraordinaria ascesis, para mostrarles la virtud de su esperanza en sus más bellas manifestaciones. No se
regocijaba si a alguno de los sacerdotes lo ascendían ni tampoco se entristecía por la muerte de algunos de sus
cohermanos, ni se preocupaba de la pobreza o la riqueza de sus familiares. En definitiva, vivía la ecuanimidad
interior, tanto en el gozo como en la tristeza y en la tribulación como en el bienestar”852.
I.Introducción
1-Alegre
“Era siempre dócil y alegre”859, “feliz en Dios”860, “afable”861, “contento de vivir así. No se aburría ni con el frío ni con
el calor”862, “no se quejaba de nada”863. “Era sobrio”864, “paciente, alegre, exento de aburrimiento, de tristeza, de
problemas y de aflicciones”865. “Vivió en una ascesis espontánea, fácil y gozosa hasta el último día de su vida”866,
“con asiduidad y llena su alma de alegría”867; “alegría en todos los trabajos que hacía”868, “sin interrupción, a tal ritmo
que no muchos podían seguirlo. Siempre feliz y risueño”869, “en progreso continuo, rápido y fácil”870. “No vacilaba ni
renegaba”871. “Llevaba su tren de vida con equilibrio y gozo”872.
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“Se consideraba servidor de los demás, haciendo gozosamente no sólo lo que le mandaban los superiores, sino
también lo que los otros le pedían, comprendidos los novicios y los empleados. Se comportaba con ellos como el
asno con su dueño”873. “Obedecía con gozo y vivacidad a un empleado o sirviente del convento”874; “amable y
respetuoso con todo el mundo. Manifestaba satisfacción en todos los servicios que le pedían, aun de los subalternos
como los empleados”875 “y los obreros que trabajaban en el convento o en el viñedo del eremitorio”876, “servicios que
él realizaba a la perfección, con facilidad y alegría”877, “igual que todos los servicios y trabajos”878. “Encontraba
satisfacción cuando le mandaban hacer un trabajo difícil por otro hermano. Lo realizaba con afabilidad”879.
“Cuando el superior lo mandaba a visitar enfermos para orar por ellos y bendecirlos, lo hacía con disponibilidad y
gozo. Tenía gran celo por la salvación de la gente, recibiendo gentilmente a los hombres que quisieran confesarse
con él, haciendo lo mejor posible por llevarlos a la conversión”880.
2-Respondió sonriendo
“Muy a menudo, nos acompañó para sembrar el trigo con nosotros, al pedírselo el responsable del trabajo y con el
permiso del superior del convento. Un día, todos, novicios y trabajadores, después de haber terminado la siembra de
un campo más arriba de la fuente, pasamos a otro campo y transportamos inmediatamente todas las herramientas y
las cosas necesarias. Unos trabajadores y yo nos encargamos de los bueyes y del arado, mientras que los otros
novicios, el p. Chárbel y el resto de los trabajadores, debían transportar todo lo que se necesitara”897. “Nosotros
sabíamos hasta qué punto el p. Chárbel profesaba la obediencia. Por curiosidad, quisimos ponerle a prueba esa
virtud”898. “En honor a la verdad, debo decir que el siguiente hecho sucedió delante de mí”899. “Juntamos los picos, la
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jarra del agua, el botijo, la canasta grande con las semillas y el cubo de la comida”900. “A manera de diversión, le pedí
que llevara todas esas cosas. Él respondió: “A sus órdenes”901. “Comenzamos a cargarle todo eso, pieza por pieza,
cosa que él aceptó gustosamente. Se terció los picos al hombro y sobre el otro se puso la canasta, la jarra en una
mano y el cubo por el brazo hacia el codo”902. “Le dijimos: “lleve, también el botijo”. Nos respondió: “¿Y cómo lo
llevo?”. Le replicamos: “Tómelo con el dedo meñique”. Él obedeció”903. “Quedaron por tierra algunas cosas que ya
no podía llevar. Y nos comenzamos a reír. Él nos miró y nos dijo, sonriendo: “¡Ay de aquellos que cargan fardos
pesados sobre los demás, y ellos mismos no están dispuestos a moverlos con un dedo”, y partió satisfecho y
contento con su carga. Nosotros llevamos el resto”904.
I.Introducción
“Prefirió su amor a Dios al suyo propio que entregó a Dios. A nada se apegó: ni al vestido, ni a la comida, ni al
descanso, sacrificándolo todo por amor al Altísimo. Tal punto alcanzó su amor a Dios, que deseaba despreciarse y
considerarse una nada”910. “Durante toda su vida jamás se interesó por ganar la admiración del superior o la amistad
de algún cohermano”911, “ni tener noticias de su familia, ni de los demás ni de los propios monjes”912. “Nunca se dejó
arrastrar por una conversación con los que lo rodeaban”913, “ni tampoco se afanó en algún trabajo por complacer a
alguien o complacerse a sí mismo. Lo realizaba por obediencia”914. “No existía para sí mismo sino, enteramente para
Dios”915. “En su amor a Dios alcanzó un grado de sublimación tan elevado, que nos será muy difícil comprenderlo.
No tenía voluntad sino para vivir siempre en la presencia de Dios en la capilla, todo el tiempo que la autoridad le
permitiera para estar en meditación con Jesús, su amado”916.
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“Oraba por la conversión de los pecadores y por el retorno a Dios de los extraviados del camino. No tenía
enemigos”925. A veces atrasaba su misa para que los pastores de cabras que venían de lejos, pudieran participar de
la Eucaristía, especialmente los domingos y los días de fiesta”926.
“Manifestaba cariño y piedad hacia los pobres y los enfermos. Les permitía a los hombres entrar a calentarse y a
secar sus ropas empapadas por la lluvia. Las mujeres no venían los días fríos y lluviosos, pues sabían que el p.
Chárbel no las dejaría entrar al eremitorio”927. “Era caritativo con todo el mundo, pobres y ricos”928, hablando con los
visitantes de cosas espirituales. A su compañero dejaba la carga de la recepción de la gente y la comida. Y cuando
los visitantes venían al eremitorio en su ausencia”929, “ofrecía”930 a un pobre o a algún hambriento”931 su propia
comida bien frugal y él quedaba en ayunas”932. “De esto fui testigo muchas veces”933. “Lo hacía a ejemplo de Cristo,
de quien se dijo: “Oh carpintero libre, cuya abnegación fue tu tesoro; generoso diste tu pan a los menesterosos”934.
2-¿Quiere almorzar?
“El reverendo padre Benito Masaad, de Aachkut, me contó que una vez, vino al eremitorio a la hora del almuerzo
de los ermitaños. Los dos le preguntaron si quería almorzar. Él aceptó. Pero sólo había comida para dos personas.
Discretamente, el p. Chárbel se retiró, dejando su parte al visitante y contentándose después con el raspado de la
olla. Los ermitaños sólo comen una vez al día”936.
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Antonio de Mechmeche, dijo: “Tengo en el convento dos monjes excelentes, no solamente los mejores de nuestra
Orden, sino también, de entre todas las órdenes de la Iglesia. Son el p. Chárbel y el hermano Elías Al Mahrini”939.
- 54 -
compensación, lo hacía por amor a Dios y al prójimo. Amaba a todos por igual, sin distinguir entre superior, súbdito,
sirviente o cohermano. Evitaba molestar a los otros. Más aún, se empeñaba en reemplazar a los demás para
aliviarlos de un trabajo penoso a fin de que descansaran. Oraba también por ellos para obtener gracias del cielo y la
salvación de su alma. Nunca rechazaba a alguien que viniera a pedirle ayuda espiritual”948.
11-Amor ilimitado
“A mí y a los novicios que éramos de su mismo pueblo, no nos mostraba afecto especial. Por el contrario, se
abstenía de hablar con nosotros. Una vez, el superior del convento, el padre Elías de Mechmeche, le dijo: “Padre
Chárbel ¿es que usted no se inclina en especial, hacia los novicios que son de su mismo pueblo, más que hacia los
otros? Es una propensión natural del hombre”. Como de costumbre respondió: “No; ni interior ni exteriormente.
Todos los cohermanos son iguales para mí”949. “Sobre todo, se aplicaba a los trabajadores del convento, a los
que jamás les daba órdenes. Al contrario, les obedecía cuando le mandaban hacer un trabajo”950.
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Luego le mandó, diciendo: “Vete, oh bendita”. Y ella salió del muro, pasando por en medio de nosotros y salió por
la puerta del viñedo. Éramos unos ocho obreros que ayudábamos a los ermitaños en el trabajo de la viña”958.
-¡La pobrecita!
“Había una colmena de abejas cerca del eremitorio. Tres abejas cayeron en el cubo de agua para beber. El padre
Chárbel comenzó a sacarlas del agua, una por una, en la punta del dedo, poniéndolas al sol para que se secaran.
Una de ellas lo picó. Él se quitó el aguijón del dedo y puso la abeja al sol para que secara sus alas y pudiera volar.
Le dije: “Maestro, la abeja morirá sin el aguijón”. Me respondió: “Es verdad, ¡pobrecita!” Y entró a la capilla”960.
I.Introducción
“Si permanecen fieles a mi palabra, conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Todo el que comete
pecado, es esclavo del pecado (Jn. 8, 32-33). A tenor de esta enseñanza, “nada le interesaba de este mundo”961,
“ni las intimidades con los demás. Él se dedicaba a cumplir sus obligaciones, no buscando jamás la complacencia de
nadie”962. “En especial, gozaba de una audacia absoluta en su observancia a la verdad divina”963, “sin quejas ni
preferencias de cara a los demás. No le daba ningún valor a la dignidad. Se gozaba cuando lo insultaban y
permanecía indiferente ante alabanzas y desprecios de la gente. Una frase suya llegó a hacerse célebre: “El que
recibe la recompensa no es aquel que se alaba o es alabado por la gente, sino aquel a quien Dios alaba” 964.
“No se afanaba por recibir a los obispos y a las dignidades cuando venían de visita. En resumen, vivía en la tierra,
pero su pensamiento y su corazón estaban en el cielo, despreocupado de lo que pasaba a su alrededor, como si
viviera solamente un exilio sobre la tierra, seguro de que su patria era el cielo”965.
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que llevaba una vida asaz incompatible con el estado sacerdotal y que tampoco iba con la pobreza de las gentes.
Sobre su sotana llevaba una capa de gruesa piel que solamente usaban los príncipes y los nobles. Entró en la
panadería para ver qué hacían allí. Después, conversando con los monjes, salió a colación el tema sobre el
pecado”971| “y sus causas. El sacerdote felicitó a los monjes por estar lejos de esos problemas”972. “Entre tanto, el p.
Chárbel guardaba su silencio habitual, atento al diálogo. Sus manos, ocupadas en el trabajo y en el silencio, daban
consejos y predicaban más elocuentemente. De repente, todo mundo se volvió hacia él, que tomó la palabra,
contrario a su costumbre. Lanzando furtivas miradas al sacerdote Juan, dijo con una ligera sonrisa “Y a usted ¿por
dónde le puede penetrar el pecado en el alma?” 974.”Con ese vestido de piel gruesa que usted lleva puesto,
no puede atravesarlo”. Todos rieron cambiando sus miradas y recogiendo como filigrana la lección que daba el p.
Chárbel al sacerdote. Por otra parte, este suceso fue una prueba de que el p. Chárbel en su aislamiento del mundo,
en su silencio y su abstención de todo lo que pasaba fuera de la Orden, comprendía al vuelo, a partir de una palabra
escuchada, lo que pasaba entre sus contemporáneos y lo que hacían. Se colige su desagrado por las comodidades
del sacerdote”975.
Desde luego, el p. Chárbel no se plegó a las medidas tomadas por el superior. Y ninguno se atrevía a llamarlo a
trabajar durante esos días santos, por respeto a su virtud y su santidad. Lo que él dijo fue por defender el derecho y
la ley divina que es necesario conservar, sin tener miedo de nadie. Por su parte, el superior captó perfectamente la
intención del P. Chárbel y se dio cuenta de su error, señalado por el ermitaño de una manera suave y que él
consideraba como una insinuación profundamente justa. A raíz de eso, suspendió sus medidas tomadas de hacer
trabajar a los novicios y a los empleados los domingos y días de fiesta. Todo el personal consideró ese aviso como
portador de la voz de Dios y se alegró.”976.
S: Un adorador justo
I.Introducción
2-Hacia el prójimo
“A nadie ha perjudicado”982, “ni faltado a la justicia con nadie ni a nadie molestado. Más aún, se consideraba el
servidor de todos y de su fiel Señor”983. “Observaba minuciosamente sus votos, por lo que imponía un respeto a
todos los hermanos, respeto que le manifestaban con devoción cuando venía al convento. Se reunían a su alrededor
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y le saludaban besándole la mano. Por su parte”984, él los trataba de la mejor manera”985, “prodigándoles una
amabilidad extrema”986. “A nadie hacía mal ni de frente ni a sus espaldas, ni en sus bienes ni en su reputación”987.
2-Vigilia de rodillas
“El p. Chárbel aparentaba dormir, mientras los otros monjes lo hacían realmente. Se levantaba a la misma hora de
los demás. La verdad era que dormía muy poco, pasando las noches en oración. Se los digo porque a menudo, uno
lo veía en la capilla, mientras los otros monjes dormían. Casi todo el tiempo él era el encargado de tocar la campana
a medianoche”990. “De hecho, él no dormía en la noche. Cada vez que yo me despertaba en la noche, veía su celda
iluminada, y él sentado o arrodillado, rezando en sus libros”991. “Nunca se acostaba después del oficio divino de la
medianoche. Se quedaba de rodillas, sobre una estera de mimbre para más mortificación, el resto de la noche”992.
El hombre que se fatiga en labrar su tierra, la riega con el sudor de su frente y después, espera un año, o
casi, para sacar un poco de cosecha. Si la recolección es abundante, se llenará de gozo. O mejor, vuela a
invocar a la Virgen, llamándola por su nombre y diciéndole con devoción “María”, cien veces por día. Y, he
aquí, que se ganará 2.500 días de indulgencias, sin fatigarse, sin molestarse. Y, después puede continuar su
trabajo normalmente, sin que nada le interrumpa. Así mismo será el beneficio y se asegurará el descanso de
las almas del purgatorio y se acortará el tiempo de su sufrimiento. Y además, parapetado tras ese gran
nombre, se fortificará contra toda tentación satánica. Si el hombre se habituara al signo de la cruz y a la
invocación de la Virgen, disminuiría toda suerte de tentación. Es que el signo de la cruz es un medio eficaz
para rechazar los demonios. El nombre de la Virgen los vence y los lanza al abismo de la muerte. Si usted
quiere escucharme, practique siempre la devoción de ayudar a las almas del purgatorio. Haciendo eso, es
como prestarle a Dios. Las santas Escrituras dicen: “El que da a un pobre, le presta a Dios”, que no deja de
dar la recompensa por un vaso de agua fresca, ofrecido en su nombre. Cuánto más será la recompensa al
bienhechor del alma más querida para él, que sufre. Su salvación estará garantizada; y ella tiene necesidad
de acortar el tiempo de su purificación”995.
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T: Por fidelidad al amado
I.Introducción
“Todo el que mira con malos deseos a una mujer, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mt. 5, 28). “La
gente tiene la tendencia de buscar la felicidad en el pecado (el adulterio). Pero el pecado no les da sino pesadumbre,
tristeza, miseria y vacío. Sólo Jesucristo puede darle la verdadera felicidad”996. En eso “el padre Chárbel ha
observado una castidad angélica que practicó en sus mortificaciones, su desinterés con respecto a la comida, la
bebida y el vestido. Su hábito gastado era claro testimonio que hablaba de su castidad”997, “de su desprecio por la
vida confortable”998. “Que yo sepa, jamás se lavó los pies999. Su capucha le cubría los ojos. Practicó de tal manera la
mortificación, que se convirtió en una sombra, débil y enclenque. Con muchos otros podemos decir: “No era ya una
figura humana, sino un ángel terrestre: de tal manera mortificaba sus pasiones1000 humanas”1001. “No miraba a nadie,
quien quiera que él fuese”1002. “Su mirada era siempre baja, hacia la tierra, evitando frecuentar la gente para
consagrarse enteramente al Creador”1003. “Si tenía que hablar con los hombres, era por pocos minutos”1004, sin
mirarlo. En la capilla bajaba los ojos y se quedaba en una actitud meditabunda”1005. “A las mujeres no las miraba en
absoluto”1006. “El monje debe eliminar absolutamente sus sentidos”1007.
“Uno nunca veía mujeres en el eremitorio y sus alrededores. Él las ahuyentaba aunque vinieran decentemente y
con la simplicidad de su vestido de la época y del lugar”1008. “Muy a menudo, encontraba mujeres en la ruta principal
o en el camino que conduce al viñedo o cuando iba por agua potable a la fuente. Entonces cambiaba enseguida de
camino. Pero para su bien, por respeto a él, eran ellas las que se quitaban del camino cuando lo veían”1009. “Todas
sabíamos que allí se encontraba un ermitaño llamado p. Chárbel, que eludía encontrarse con una mujer, quien
quiera que fuera”1010. “Si me acuerdo bien, nunca recibió a una mujer que visitara el eremitorio”1011, “quitando así toda
causa capaz de herir su pureza”1012.
“Una vez que subí al eremitorio, vi allí a una mujer de pie, fuera de la clausura. Le pregunté quién era. Y me
respondió que era la hermana del padre Chárbel. “Dígale, me dijo, que venga a verme”. Entré y le avisé la visita de
su hermana. Él me respondió: “Dígale al padre Macario”. Éste le ordenó que la recibiera. Entonces se puso detrás
de la puerta cerrada, dándole la espalda y diciéndole: “¿Cómo está usted?”1016 (usando el género masculino). “Y
luego se retiró a la capilla. Lo que no entiendo es por qué usó el término masculino”1017.
3-Levánteme el canasto
“Una vez, durante la vendimia, el padre Chárbel transportaba a las espaldas, los canastos llenos de uvas, desde el
viñedo hasta el lagar, mientras hombres, mujeres y niños cogían los racimos. Volvió el padre Chárbel por otro
canasto lleno, colocado lejos del muro. No habiendo hombres para ayudarle a cargarlo sobre las espaldas, se quedó
de pie, los ojos bajos, esperando la llegada de un hombre para que le ayudara. Habiendo esperado buen rato, volvió
la espalda, cuerda en mano, y habló con una voz apenas oíble: “Levánteme1018 el canasto”. Una mujer se acercó y
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le ayudó. Mis compañeros y yo (éramos todavía unos niños) nos extrañamos de que el padre Chárbel se dirigiera a
las mujeres usando el género masculino, como si fueran hombres”1019.
5-Las bendijo
“Una vez que yo estaba en el eremitorio, había un grupo de hombres y mujeres en la capilla. Vino el padre Macario
a decirles a las mujeres que se salieran, pues el padre Chárbel iba a celebrar la misa. Al salir, ellas pidieron la
bendición al padre Chárbel. Se colocaron debajo de la ventanilla, baja la cabeza y cubiertas con mantillas. El
ermitaño sacó la mano por la ventanilla y las bendijo”1021.
8-Quédese afuera
“Cuando las mujeres traían sus niños para que el p. Chárbel los bendijera, él le pedía al otro ermitaño que lo
acompañara y les decía a las mujeres: “Quédense afuera”. Después él rezaba y bendecía a los pequeños. Cuando
un niño no quería desprenderse de los brazos de su mamá, él enviaba a su compañero, diciéndole a la mamá que
se alejara”1024.
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tierra, escuchó al padre Chárbel que trabajaba un poco más lejos, gritar como un niño pequeño pidiendo socorro. El
hermano dejó su trabajo y corrió para ver qué le pasaba. Lo encontró sano y salvo. Le dijo: “¿Qué le pasa? Él
respondió: “Nada”. Después, apenas el hermano retornó a su trabajo, volvió a escuchar los gritos. Se acercó a él y
le dijo: “¿Usted está loco? ¿Por qué esos gritos? Dígame1028, ¿Qué le pasa?”1029 “Él respondió, calmadamente y en
voz baja: “Me acosó una tentación1030, perdóneme y ruegue por mí”1031.
“Otra vez, mi mamá fue al eremitorio para visitar a su tío, el ermitaño. Él le habló brevemente desde el interior,
sin verla. Como mi mamá insistía en asistir a su misa, él le permitió seguirla a través de la ventanilla de la puerta de
la capilla. Pero cuando tomó el cáliz para bendecir, levantó los ojos por miedo de mirarla a ella”1034.
U: Prisionero1035 de su amado
I.Introducción
“No hacía nada por su propia iniciativa, sino por obediencia a la autoridad, que representaba a Dios y por merecer
el premio que se da al que obedece”1036. “El monje debe ver a Cristo en su superior”1037. Por eso era extrañamente
asombrosa su obediencia, tomando por costumbre no comenzar un trabajo sino después de haber recibido la orden
de trabajar”1038. “Era una obediencia ciega, proverbial. Cuando el superior lo llamaba para no importa cuál oficio,
abandonaba al instante lo que estuviere haciendo, para obedecer”1039 sin tardar un segundo. No recuerdo jamás
haber visto al padre Chárbel enfadarse o entristecerse al recibir una orden o que lo contrariara. No. Era un
instrumento mudo en las manos de sus superiores”1040.
“Cuando estaba en oración, se quedaba orando hasta que su compañero le ordenara ir a trabajar. Y allí se
quedaba hasta que venía a decirle: “Basta ya”. No empezaba a comer hasta que no le dijeran: “Coma”1041. “Y le
obedecía al más joven y a un obrero”1042. “En resumen, toda su vida se puede expresar en esta frase: “Se le
mandaba y él obedecía”1043. “En el convento, se sometía al superior; en el campo, al capataz del trabajo, cualquiera
que fuese, así fuera un peón; en el eremitorio, a su compañero o a su reemplazante. Si un obrero le decía “haz
esto”, él lo hacía. Nadie sabía qué le gustaba o qué le repugnaba. Cuando se le pedía abandonar la oración para
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realizar una misión fuera del eremitorio, lo hacía de la misma manera que si le mandaran ir a orar o efectuar una
actividad espiritual en la que se gozaba. Nunca hizo nada por propia iniciativa”1044.
“Su sometimiento no era porque fuera tonto o por simple costumbre, sino por devoción y virtud”1045, y hasta
hubiera deseado someter a la obediencia sus pulsaciones arteriales”1046.
4-Nadie me lo ha mandado
“Recuerdo haber escuchado a los que trabajaban con él que una vez, los monjes y los obreros suspendieron el
trabajo para ir a almorzar, olvidándose de él. Él continuó trabajando. Por azar, pasó por allí el superior del convento
y le preguntó si ya había comido. Los otros estaban cerca. Él respondió: “No, todavía no he comido”. “¿Y por
qué?, continuó el superior. “Porque nadie me lo ha mandado”, respondió. Entonces el superior preguntó a sus
compañeros: “¿Por qué no lo han invitado a comer? “Se nos olvidó”, respondieron”1051.
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“Un día le dijo el p. Chárbel a su compañero, el p. Macario: “En el convento necesitan leña, y aquí no hay 1053.
¿Dónde quiere que la vaya a cortar? El p. Macario, con cierto arrebato1054, le contestó a título de broma: “Pues
vaya al bosque de Al-Mahal”, a tres horas de camino. Y el p. Chárbel fue a la montaña indicada, en donde cortó la
leña y la transportó al eremitorio, desde el medio día”1055 “hasta la noche”1056, llegando “con un bulto1058, fatigado y
empapado de sudor”1057. “El p. Macario le preguntó: “¿A dónde fue a buscar leña? ¿Por qué tardó tanto y viene todo
cansado?” Él respondió: “De la montaña Al-Mahal, como usted me lo mandó”. El p. Macario le dijo: “Pero ¿por
qué ha ido hasta allá, teniéndola aquí alrededor del eremitorio?” Y Contestó: “¿No me mandó usted ir a Al-Mahal?
Usted me lo ordenó, y yo obedecí”1059. “El p. Macario se asombró de ese tormento que debió haber soportado”1060.
I.Introducción
“Era firme su esperanza en Dios. Consideraba la vida y todo lo que contenía, como una basura, con tal de ganar a
Cristo. Cuando había cambios en la Orden”1063, no demostraba ni alegría ni tristeza. No se preocupaba por saber si
los monjes más cercanos a él ocupaban cargos importantes, para contar con ellos. No se disgustaba tampoco por
los cambios de categoría de los responsables y de los empleados, o la destitución de aquellos por los cuales él tenía
cierto interés”1064. “Cualquiera que fuera el acontecimiento que sucediera en la Orden, no influía en su vida espiritual
o en su trabajo”1065. “No se interesaba por los asuntos del convento, sino sólo lo que la obediencia le mandara hacer.
Cuando veía algún fallo en algo que la autoridad no le hubiere encargado, no intervenía para nada. No manifestaba
gozo por el progreso material del convento, ni tampoco tristeza por pérdidas”1066. “No hablaba de compras de
terrenos, ni de asuntos políticos que interesaran a la Orden. En el eremitorio y en el convento vivía como si no
existiera”1067. Todos sus pensamientos estaban dirigidos a Dios. Nadie le oyó hablar de asuntos de la vida o de sus
deseos, o de algún cohermano ni tampoco de sus parientes, ni de una alegría por algún hecho ni de nada del
mundo. No le paraba mientes a nada, pasara lo que pasara”1068. “Toda su preocupación iba dirigida a la salvación de
su alma y la de los demás. Su única inquietud era complacer a Dios. Por este anhelo de la salvación de su alma,
soportó tribulaciones y dificultades y se impuso un rigor extremo”1069.
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2-Trabajen por la gloria de Dios
“Hacía sus trabajos para glorificar a Dios y para obtener la felicidad eterna. Nos repetía: “Trabajen por la gloria
de Dios y su recompensa será la felicidad eterna”. Esa esperanza en él lo impulsaba a despreciar las cosas de
esta vida perecedera y a practicar las mortificaciones y la austeridad”1072. “Me repetía siempre esta frase: “Esta vida
es perecedera. Nada nos puede dar”1073.
5-Dios proveerá
“Siempre tenía los ojos cerrados, como si quisiera apartar su mirada, su mente y su corazón de las cosas de la
vida. Vivía en oración continua, en el cielo, solamente. Cuando los rayos de una tempestad caían en el eremitorio,
situado en la cima de una montaña o una desgracia ocurría en el convento, su reacción era el abandono en las
manos de Dios: “Dios lo permite; es su voluntad”1076. “Siempre que uno le hablaba de un enfermo o de cualquier
problema o necesidad, él decía: “Dios proveerá. Confiemos en Él”1077. “Cuando alguien le pedía alguna cosa, él lo
convencía de que se refugiara en Dios y se lo pidiera”1078.
I.Introducción
“Cuando yo lo conocí, él era ya ermitaño. Pero antes había oído hablar de su reputación de boca de monjes, laicos
y aún de chiítas”1079, que afluían en número hacia él, llevando niños para que rezara por ellos y con botellas de agua
en la mano para que se las bendijera”1080. Las llevaban a casa para sanar las enfermedades, alejar de ellos todos los
desastres, conservar sus animales y sus propiedades”1081 de enfermedades y epidemias, para aumentar la fertilidad
de sus cosechas”1082, “y para asperjar sus casas”1083. “Nada hacía él sin ser mandado por su compañero”1084.
“Entonces por obediencia, recibía a la gente con cariño, amor y amigablemente, compadeciéndose por su situación
y orando por ellos”1085. “Les bendecía el agua”1086, “de donde salía como una fuerza prodigiosa”1087. “Después, él
volvía a lo suyo, dejando los visitantes al cuidado de su compañero, quien repartía el agua bendita”1088. “El padre
Macario nos daba el agua bendecida por el padre Chárbel”1089.
“Los enfermos, los lisiados, los afligidos, los desafortunados venían a él, en gran número, de todas partes para
pedirle favores a Dios por su intercesión, pues ellos creían en su santidad y que Dios los auxiliaría por su
oración”1090. “No se juntaba con los visitantes, pero oraba por ellos”1091.
“Su devoción influía mucho en los laicos que lo requerían para que fuera a visitar sus enfermos y orara por su
salud”1092. “Cuando el superior le ordenaba visitar un enfermo y orar por él”1093, obedecía, sin esconderse detrás del
pretexto de que era ermitaño y cumplía la orden en silencio”1094, como era su costumbre. Oraba por la salud de su
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cuerpo y en especial, le daba más importancia a su alma. En estos casos rechazaba cualquier ofrenda monetaria o
regalos. Estos servicios los prestaba por amor a Dios”1095. “El mayor servicio que él prestaba al prójimo era su
oración perpetua, para obtener la gracia de la salvación de su alma. A nadie que vino a él a pedirle auxilio espiritual,
lo devolvió sin atenderlo. Todo visitante que entraba en el eremitorio, salía de él dando testimonio de la santidad del
ermitaño, feliz de haberlo encontrado y fascinado de su visita”1097.
3-Regalaba su comida
“Se compadecía de los pobres, en la medida de sus posibilidades. Cuando recibía a un pobre en el eremitorio, le
pedía a su compañero que le diera su comida. En invierno, cuando hacía frío, entraba a los hombres al eremitorio
para que se calentaran al fuego”1100.
4-Soy un pecador
“A la gente que pedía oraciones, les decía: “Yo soy un pecador. Que la oración de los santos les alcancen lo
que piden”1101. “Cuando alguien le pedía que orara por él y le demandaba una gracia espiritual, respondía:”Yo soy
el más vil; un pecador”1102.
6-Confía en Dios
“Cuando le pedían una oración, decía tranquilo: “Que la oración de los santos lo acompañe”1104. “Refúgiese en
Dios; Él proveerá de sus cosas”. Y se alejaba de ellos”1105. “A los visitantes que le pedían su bendición y su
oración, lo hacía sin mirarlos, diciendo: “Pídan al Señor que les dé lo que desean, según su fe”1106.
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habitantes mandaban a traer agua bendecida por el p. Chárbel”1110. “Muchos de ellos le pedían sus oraciones, pues
eran efectivas para sanar las enfermedades y aliviar las desgracias. Los enfermos que no podían ir al eremitorio, se
proveían de agua bendecida por él y se curaban”1111. “Quien se asperjaba o bebiera de esa agua, se curaba”1112.
I.Introducción
1-Confidencias con el amado
“Siempre se adelantaba a sus cohermanos al ir a la capilla y era después, el último en salir”1113. “Cuando se
levantaba, se dirigía inmediatamente a la capilla, donde se quedaba hasta las cinco horas”1114 “arrodillado, hasta el
punto que se le endurecían las rodillas”1115, “bien erguido, infatigable, sin apoyarse en nada”1116, “sin mirar a derecha
o a izquierda”1117. “Nunca lo vi sentarse en la capilla”1118. “Participaba en la oración, junto al atril, compartiendo todas
las oraciones”1119 “y las inflexiones repetidas”1120. “No recuerdo que haya faltado jamás a la oración comunitaria,
salvo el caso en que la obediencia le hubiere mandado hacer algún trabajo”1121. “Se entregaba a la oración mental,
además del oficio divino”1122, que lo rezaba a tiempo. Su oración vocal, tres horas diariamente, la hacía una parte en
el día; la otra, en la noche”1123. “Su oficio divino lo recitaba palabra por palabra”1124. “La oración en el coro, la hacía en
el breviario extenso, según lo ordenara su compañero, concienzudamente, como si estuviera en presencia de un
rey”1125, “y como en éxtasis”1126. “De día, jamás lo vi recitar el oficio sentado, sino arrodillado”1127, “orando con mucha
devoción”1128. “Cuando trabajaba en el campo, oraba de rodillas”1129, apoyándose en los talones, con el breviario
delante por tierra, y él de brazos cruzados”1130.
“Jamás faltaba al oficio de la medianoche, que lo hacía con su compañero. Prolongaba sus vigilias en la
oración”1131. “Cuando yo ayudaba en las misas y después fui monje, lo veía muchas veces de rodillas, todo erguido,
orando en la capilla”1132, “durante gran parte de la noche”1133, “según el reglamento del eremitorio. Después se iba a
reposar, algunas veces durante una hora, para volver a la meditación, la oración y la lectura”1134. “Su estado llegó a
ser tan sublime, que se hizo íntimo de Dios y confidente de los ángeles, pasando la mayor parte de la noche en
oración”1135. “Según la costumbre, los monjes se levantaban a medianoche para el oficio divino. Después algunos
volvían a dormir. En tanto que otros, como el padre Naamtallah el Hardini y el p. Chárbel, no se acostaban,
ocupando su tiempo en la oración hasta la hora de celebrar la misa. Después, cada uno se iba a sus ocupaciones.
Enseguida se iban al trabajo”1136. “Él pasó su vida en la meditación, la oración y demás deberes religiosos”1137. “Era
cosa de todos los días, no de manera ocasional. Su oración estaba cimentada sobre un intenso amor a Dios que le
robaba el pensamiento y el corazón de tal manera que Dios vivía presente en su mente, durante la oración, en el
trabajo, a la hora de comer y durante el sueño. Para resumir, él no vivía ya para sí mismo, sino para Dios”1138, “no
hablando de cosas de la tierra, no dejando entrar en su alma más que las cosas espirituales”1139. Vivía en el
convento como si estuviera en retiros espirituales”1140. “Parecía un hombre pero vivía en el cielo”1141.
“La mayor parte de sus vigilias las pasaba en la capilla”1146, “visitando al Santísimo”1147. “Siempre que se perdía,
uno lo encontraba en la capilla”148, “delante del Santísimo Sacramento, en actitud extática”1149.
“Desde que sonaba la campana, a medianoche, él se levantaba y precedía a todo mundo en la capilla y era el
último en salir de ella”1150. “Allí permanecía hasta la mañana, arrodillado ante el Santísimo Sacramento. Uno lo
escuchaba suspirar y gemir incesantemente”1151, y canturrear su oración. Su rostro con unos rasgos capaces de
derretir las rocas, imprimían en los que lo miraban, la piedad y el respeto”1152. “Verlo delante del Santísimo
Sacramento era reavivar el corazón en el amor divino y arrepentirnos plenamente de nuestras faltas… No tenemos
otra voluntad sino la tuya, oh Jesús”1153. “Mi cielo está escondido en una pequeña hostia donde Jesús, mi esposo, se
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oculta por amor. En esta hoguera divina voy a sacar la vida, allí donde mi dulce Salvador me escucha, noche y
día”1154 (Sta. Teresita).
“Algunas veces, porque él me lo pedía, yo lo acompañaba en el rezo de su rosario y en sus visitas al Santísimo
Sacramento. Él se arrodillaba, todo erguido, inmóvil, las manos cruzadas sobre el pecho, poniendo las rodillas sobre
una estera de mimbre que él mismo fabricaba. En esa misma postura se quedaba todo el tiempo que durara el
rosario, al que seguía sin pausa, la visita al Santísimo Sacramento. Era profundamente devoto del Santísimo
Sacramento y de la Virgen María”1160. “Yo lo acompañaba al rezo del rosario”1161.
“En otra ocasión, le envié al p. Chárbel, con un habitante de Aarabat que debía ir al convento de Annaya, diez
escapularios de Ntra. Sra. y otros de Kozhaya para colgar al cuello. Esto lo hice de mi propia iniciativa. Le pedí al
hombre que me trajera una botella de agua bendecida por el ermitaño. De regreso, el hombre me dijo: “Le entregué
los escapularios y aquí tiene el agua bendecida por él. La cogí y me fui a mi cuarto, la destapé para asperjarme con
ella, pues yo sufría de reumatismo. Antes de asperjarme, una idea me vino a la cabeza. Me dije: “El mensajero no
entregó los escapularios al ermitaño, ni esta botella viene de él”, como si la duda fuera inspirada. “Un día, la mamá
del mensajero vino al convento de Al-Qarn y le dije con astucia: “Su hijo no dio los escapularios al ermitaño. Se los
guardó para él. Después llenó la botella con agua de la fuente Al-Fuskain, en Al Aarabat”. Me respondió que era
verdad. Que se los llevó consigo para América, pero que le enviaría el precio de ellos y el de la botella. Entonces me
dije: “Fue el p. Chárbel quien me inspiró lo que el hombre había hecho, pues nadie antes me lo había contado”1164.
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facultades estaban en Dios, ignorando todo lo que fuera terreno. A fuerza de concentrar todos sus pensamientos en
Dios, se olvidaba de que aún existía en este mundo. Estaba siempre en silencio y en sosiego, de tal manera que no
sabía lo que pasaba a su alrededor. La pregunta que me hizo, un día que trabajábamos en el viñedo, da testimonio
de ello. Me preguntó cuántas parejas de bueyes trabajaban en el viñedo. Le respondí: “Tres. Usted trabaja con
nosotros todo el día ¿y no se ha dado cuenta del números de bueyes que trabajan?” Y guardó silencio1166.
5-Semana Santa
“Si el superior o el cocinero la llamaban para ayudar en la elaboración del pan, se daba prisa, en silencio, para
hacer su trabajo. Lo mismo cuando se le mandaba participar en el oficio divino, durante la Semana Santa, en el coro,
pues tenía buena dicción y leía con soltura”1168.
6-Entréguese a Dios
“Un día, mi hijo Jorge estaba muy mal de salud. Fui al eremitorio y le pedí agua bendita al p. Chárbel. Él me dijo:
“Siéntese un momento. Dios dispone las cosas”. Como yo le insistiera en mi pedido, me contestó: “Cálmese.
Entréguese a Dios, y Él lo recompensará”; y no me dio el agua bendita. Me regresé triste y extrañado de haberse
negado a darme el agua bendita, contrario a su costumbre. Cuando me acercaba al pueblo, oí los gritos y el llanto
que salían de mi casa. Fue entonces cuando comprendí que mi hijo había muerto. En ese momento me recordé que
el padre Chárbel me había dicho: “Siéntese, un momento… Dios lo recompensará” y por qué me había negado
el agua bendita, como si él hubiera sido inspirado por el Espíritu de la muerte de mi hijo y no me lo quiso decir”1169.
7-Ya no es necesario
“Mi hermano Jorge estaba gravemente enfermo de tifoidea y los médicos lo habían desahuciado. Mi abuelo Miguel
Pedro Ramia, recurrió al ermitaño, pues creía en la eficacia de su oración. Entonces me dio una piastra otomana que
le enviaba al ermitaño para que dijera una misa a la intención de mi hermano. Tomé el dinero y me fui al eremitorio
donde encontré al p. Chárbel arrodillado en la capilla, orando y le dije: “Mi abuelo me envía a darle a usted este
dinero para una misa por la sanación de mi hermano”, Él me respondió: “Ya no es necesario. Dele el dinero a mi
cohermano”. Lo dejé en el piso delante de él y me fui. Al llegar al pueblo, escuché el llanto y las lamentaciones que
salían de mi casa. Había muerto mi hermano”1170.
Y: La fe de Chárbel
I.Introducción
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“La fe de Chárbel se reflejaba en su misa”1173, que celebraba como si viera a Cristo detrás de las formas, hablándole
de corazón a corazón”1174, celebrándola con mesura, recogimiento y respeto extremos, como si Dios estuviera
delante de él”1175. “Derramaba abundantes lágrimas durante la misa”1176, “para la que se preparaba largo rato con la
meditación y la oración, arrodillado y bien erguido, delante del Santísimo Sacramento”1177. “Cuan larga era su
preparación, así era su acción de gracias después”1178. “Cuando pronunciaba las palabras de la consagración y el
“oh Padre de verdad”1179, se llenaba de respeto profundo y reverencia extrema”1180. “Cuando celebraba la misa, se
presentaba con hábitos limpios, signo evidente de su creencia en la Encarnación del Hijo de Dios y su presencia
sobre el altar. No se lavaba las manos sino sólo para celebrar su misa1181.
“Su fe se reflejaba en la manera como hacía sus oraciones, en el tiempo dedicado a sus meditaciones, en su buena
pronunciación en el oficio divino”1182, que rezaba palabra por palabra, en voz baja y candorosa”1183. “Dedicaba la
mayor parte de su tiempo a la oración y la meditación. Siempre que no tenía un trabajo manual, se iba para la
capilla”1184 “para meditar en Dios y sus perfecciones, de tal manera absorto, que le hacía falta algún tiempo para que
volviera a la realidad, al sentir que alguien le hablaba”1185. “Yo me decía: “Es un ángel y no un hombre”1186 “Cuando
se ponía a hablar de cosas espirituales. Se inflamaba de celo. Hablaba de la abundancia de su corazón y con el
fervor de su fe. En toda su vida no se le vio un signo de aburrimiento, de retroceso, de pereza ante las cosas
espirituales, sino que se entregaba a ellas con fervor, como si se gozara en las cosas que amaba su corazón”1187.
“Su obediencia al superior o a su reemplazante, nos muestra una prueba evidente que veía a Dios en la persona del
superior y a través de su voz. En su voz oía la voz divina”1188. “Tenía un respeto infinito por sus superiores”1189, sin
considerar si éste o aquél eran dignos o no”1190.
“Dios lo premió con el don de discreción de espíritu ante su fe tan viva, como lo atestiguan los acontecimientos.
Era por tanto, una hoguera ardiente de fe”1196. “Todo aquel que frecuentó al padre Chárbel, entendió que él vivía más
en la fe que en su propio cuerpo. La vida no le interesaba más. Todo su ser, sus pensamientos, sentimientos y
latidos del corazón, todo eso estaba dirigido hacia el cielo. Mortificó su cuerpo con la austeridad, privó su vista de
todos los encantos del mundo, todo en él desembocaba sobre la meditación. Al contemplarlo durante la misa y sus
oraciones, uno leía sobre su rostro lo que había de fe en su corazón”1197.
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“Cuando yo era el superior del convento de San Sergio, en Qartaba, la sequía, ocho años seguidos, extinguía los
gusanos de seda que, una vez llegados al cuarto grado y nueve días, morían. Envié a uno de los monjes al ermitaño
Chárbel, del eremitorio de Annaya, para que trajera agua bendecida por él. Al llegar, asperjamos los gusanos. Así se
salvaron las cosechas durante mi trienio y los años siguientes”1199.
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9-El arca de Noé (Jn. 17,15)
“Todos los habitantes de mi aldea Ehmej y los chiítas de Almat, nuestros vecinos, cuentan que las langostas, un
año invadieron en gran número la región, acabando con todo. El superior del convento, Elías de Mechmeche, ordenó
al p. Chárbel ir a asperjar los terrenos del convento para impedir que las langostas entraran en ellos. Él obedeció.
Sólo se le olvidó un terreno situado entre las propiedades de los chiítas. Las langostas entraron en la región y
devoraron todo lo que había, verde y seco, menos las propiedades del convento que fueron asperjadas a excepción
del terreno que fue olvidado. Éste quedó arrasado totalmente”1209. “Todo el mundo y también los chiítas, no se
cansan de repetir el extraño suceso, maravillados de ver todos los valles, montes y colinas, despojados por
completo, menos los terrenos del convento, que permanecieron verdes, salvos del perjuicio, como el arca de Noé en
medio de una devastación todal”1210.
I.Introducción
1-En el convento
“El sacerdote en la misa, es el vicario de Cristo. La ofrenda es verdaderamente el cuerpo y la sangre de Cristo.
Durante la misa hay tres adoraciones: contemplación de la pasión de Cristo, la ofrenda a Dios Padre y la comunión.
Y para la comunión se requieren seis cosas: una confesión sincera, un acto de fe, la esperanza de que todos los
pecados del mundo se perdonen por una gota de su sangre, un acto de amor, un acto de contrición por nuestra
indignidad, y agradecimiento después de la comunión”1213.
“Después de las misas de sus cohermanos sacerdotes en las que él participaba, celebraba la suya. Muchas veces
yo le ayudé en sus misas1214, tanto en el altar de San Jorge, incrustado en el muro sur, como en el de Nuestra
Señora, recostado en el muro norte, y algunas veces en el altar mayor, cuando el superior se lo mandaba. Celebraba
su misa con esmero y recogimiento, armado de tres pañuelos negros que colgaba de un candelero a la derecha del
altar. Con uno se sonaba la nariz, sobre todo en invierno; después del evangelio, con el segundo; y el tercero era
para después de la consagración, si fuere necesario”1215. “Su misa tardaba una hora y a veces más, en una íntima
confidencia con el Todopoderoso divino. A pesar de la duración de su misa, nadie se aburría, concienzudamente
como celebraba. Uno comprendía palabra por palabra la lectura del Evangelio, sin que levantara mucho la voz”1216.
“Sin embargo, algunos evitaban ayudarle en la misa, pues la prolongaba por el cuidado que en ella ponía”1217.
Después de la misa volvía a su puesto, detrás de la puerta, de rodillas, bien derecho, durante unas dos horas, sobre
el piso, en verano y en invierno. Después lavaba los pañuelos antes de ir a trabajar al campo”1218.
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2-En el eremitorio
“Yo iba al eremitorio para participar de su misa y algunas veces, se la ayudaba. Tanto en el convento como en el
eremitorio, su misa era la misma en todos sus detalles, ya en los días de fiesta como en los días de trabajo”1219,
“celebrando con recogimiento extremo, en presencia de un gran número de fieles que participaban para recibir su
bendición”1220. “Yo lo veía, después del oficio divino, arrodillado, erguido, junto a la puerta. En invierno se arrodillaba
sobre una estera de mimbre para protegerse de la humedad. Y en verano, en la tierra escueta. Yo salía de la iglesia
mientras él permanecía arrodillado, erguido, absorto en la acción de gracias”1221. “Cuando le ayudaba en la misa, yo
observaba su pulcritud en los gestos, su voz baja, el cuidado y el aspecto reverencial. Los domingos y los días de
fiesta decía la misa a las diez. Los días de trabajo, en la mañana. Después de la misa yo me iba a trabajar y él,
después de la acción de gracias, se iba al viñedo. Así, nunca podía saber cuánto tiempo prolongaba su acción de
gracias, pero puedo asegurar que toda su vida era una preparación a la misa y una acción de gracias”1222, absorto en
la meditación, como en éxtasis”1223.
3-Cara a cara
“Estaba siempre en éxtasis durante sus devociones religiosas, en particular cuando invocaba al Espíritu Santo, en
la comunión y en la elevación de los sacramentos, durante la misa. Allí se ensimismaba profundamente en
meditación y oración, dirigiéndose a la misericordia de Dios, insensible a todo movimiento o ruido que se produjera
junto a él”1224. “Después de las palabras de la consagración, miraba al Santísimo Sacramento con una mirada
intensa”1225, “un aspecto reverencial, como si viera al Dios de la Gloria, cara a cara”1226 “y mirara a simple vista al
Dios encarnado y oculto”1227, “dirigiéndose a una persona sumamente poderosa, viéndola con sus propios ojos”1228,
“contemplando a Dios, arrebatado por el Espíritu”1229, “como si él palpara con sus sentidos la vida del mismo Hijo de
Dios”1230. “Cuando elevaba el Santo Sacramento, recitando: “Padre de la verdad”, parecía exaltado por el Espíritu
como si mirara a Dios, cara a cara”1231.
1-Como un imán
“Cuando yo era casi una niña, venía de Ehmej con mis padres al eremitorio para participar en la misa de los
domingos y días de fiesta. A menudo participábamos en la misa del p. Chárbel. Yo lo veía en la misa. Nuestra familia
cuenta que los cimientos del eremitorio fueron puestos por un miembro de nuestra familia, y por eso era por lo que
nosotros le teníamos una predilección especial. Más aún, una pasión, pues nos recordaba a nuestro tío. Una razón
más era que nosotros vivíamos en Uwaini, cerca al eremitorio, aldea donde no había iglesia. Y por otra parte, la
santidad del p. Chárbel atraía las almas como un imán. Era también frecuentado por numerosos visitantes todos los
domingos y días festivos. Todos los que participaban en la misa del p. Chárbel, salían emocionados, no queriendo
salir de la iglesia. Sobre todo cuando pronunciaba las palabras de la consagración, uno se sentía abrasado por su
recogimiento y su triste voz. El fervor, el cuidado y la manera reverencial, le daban ritmo a todos sus movimientos.
Después de la misa, él se arrodillaba sobre el mero suelo, todo erguido y la cabeza baja, como una estatua. Cuando
incensaba la asamblea, no miraba a nadie”1238.
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al eremitorio para celebrar la misa con rapidez, el padre Chárbel se le acercaba y le decía, después de la liturgia:
“¿Por qué se apresura tanto? ¿Toma usted sopa de cereales?” Era un ángel en cuerpo humano. Nunca oí decir
de su vida religiosa en el convento, que fuera menos santo y menos virtuoso que en el eremitorio”1239.
3-Comulgue
“La primera vez que le hice una visita en el eremitorio, a la edad de quince años, fue por acompañar a mi mamá,
Rosa, que quería ver al p. Chárbel. No quiso recibirla. Cuando ella le manifestó su deseo de besarle la mano, él le
respondió desde el interior de la capilla con la puerta cerrada: “Comulgue en la misa y tendrá en la boca y en su
corazón al mismo Hijo de Dios y eso le bastará. ¿Para qué besar mi mano cuando el Hijo de Dios está en su
corazón?” Al ayudarle en la misa, no me cansaba de mirar al ermitaño, de pie en el altar, durante una hora y media.
Después regresamos, dejándolo a él en la capilla, sin que mi mamá pudiera besarle la mano o verlo cara a cara”1240.
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encontré todavía sin sentido y la gente se amontonaba alrededor de ella, llorando. La asperjé con el agua bendita y
su cuerpo entró en calor, abrió los ojos y habló. Dos días después se levantó de la cama, completamente sana”1247.
4-Otro mudo
“Mi hijo, Antonio, es monje en el convento de Maifuq. Más tarde, cuando ingresó en la Orden, tomó el nombre de
Pedro. Era mudo de nacimiento hasta los ocho años pero oía bien. Estábamos muy tristes a causa de su mudez. Un
día lo llevamos al eremitorio de San Pedro y San Pablo, pidiéndole al padre Chárbel que rogara por él. A partir de
ese momento, el niño comenzó a hablar progresivamente. Y, hoy día, habla como todo el mundo”1249.
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recobrado ya el conocimiento y sentado en su cama”. Y así sucedió. El muchacho se extrañó de cómo pudo
saber el padre Chárbel que el propósito de su visita fuera por la salud del enfermo”1252.
B: Su última misa
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1-Una enfermedad súbita
“Un domingo fui con un grupo de personas para participar de la Misa, en el eremitorio de San Pedro y San Pablo,
del convento de San Marón, en Annaya. El padre Chárbel comenzó la misa. Pero, una vez terminadas las palabras
de la consagración, lo atacó una enfermedad súbita. El padre Macario, su compañero, se apresuró, le quitó los
ornamentos y le ayudó a arrodillarse en la capilla1164. “Por fin, continuó la misa. Pero apenas elevó los santos
sacramentos, se quedó rígido. Su compañero notó que el padre Chárbel prolongaba el tiempo más de lo habitual.
Entonces fue hacia él y lo encontró con muchos dolores. Le quitó suavemente la hostia de la mano, la puso sobre la
patena y ayudado por el hermano Pedro, ayudante del eremitorio, lo hizo sentar en una silla, cerca del altar.
Después de una media hora le pasó la crisis y terminó el sacrificio de la misa”1265, “a pesar de su enfermedad”1266.
2-No se vayan
Al domingo siguiente, volví con algunas señoras a la misa del eremitorio. Cuando entramos en la capilla,
encontramos al padre Chárbel prosternado, orando. A nuestro pedido, un hombre nos dijo la hora de la misa. No
podíamos esperar mucho rato, pues hacía un frío cortante. Nos dijo que no nos fuéramos. Era el padre Chárbel
quien pronto celebraría la misa. Poco después, el ermitaño se revistió y comenzó la misa. Antes de las palabras de
la consagración, le volvieron los mismos síntomas. Le quitaron los ornamentos y esperó en la capilla. Nosotras nos
dispusimos para volver a casa, pero el padre Macario nos atajó, diciendo: “No se vayan, pues el padre Chárbel
descansa de un ataque al corazón, pero ya volverá a la misa”. Después, el ermitaño continuó su misa”1267.
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7-Quiero celebrar
“Le quitaron los ornamentos, lo llevaron al interior del eremitorio, inconsciente. Con todo, repetía: “Padre de la
verdad. Jesús, María y José”1280. “Su compañero lo acostó sobre un tejido de piel de cabra, en la cocina”1281, “para
calentarlo, pues el frío era glacial y la nieve se acumulaba ya a una altura de más de un metro. Cuando lo cubrieron,
tiró lejos la cobija”1282. “Y cuando volvió en sí, decía: “Quiero celebrar la misa. Prepárenme el altar”. “También
decía, en siríaco-aramaico: Alabado sea el Señor del cielo, alabado en lo más alto de los cielos” 1283 y “Señor,
ten piedad de mí”1284. No cesaba de repetir esas frases durante los seis últimos días de su vida”1285.
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6-Le leían libros de espiritualidad
“Después pidió que viniera rápido su compañero, el padre Macario, a quien le pidió que le administrara los últimos
scramentos”1298. “Recibió estos sacramentos con intensa devoción y recogimiento, administrados por su compañero
y el sacerdote Miguel Abi Ramia, quienes se turnaban en el cuidado y en leerle libros de espiritualidad”1299,
costumbre que se seguía cuando enfermaba un ermitaño, y dirigiéndole palabras de consuelo para aliviar su
angustia, y que fueran benéficas para sanación de los sufrimientos del alma e incremento del amor divino”1300.
10-Una hemiplejía
“A mi saber y entender, su muerte se debió a una hemiplejía. Su muerte coincidió con la del patriarca Juan de Al-
Hajj”1316, el 24 de diciembre”1317, la víspera de Navidad, a la edad de 65 años, más o menos”1318. Después de su
muerte yo recé las letanías de la Virgen María con el sacerdote Miguel, el p. Macario y el hermano Pedro, su auxiliar
en el eremitorio, después de enviar un mensajero al convento para llevar la noticia de su fallecimiento. Yo volví a mi
casa, acompañado del padre Miguel”1319.
“El santo trabajaba mucho en el campo, sin tomar agua en todo el día, lo que causó insuficiencias urinarias,
provocando el cólico renal. Y por falta de tratamiento médico, lo llevó algunas veces, a una alta tensión arterial,
seguida de dolor de cabeza, cuyo resultado provoca a menudo, hemorragia cerebral. 30 de septiembre de 2004”1320.
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D: Hacia la tumba
“Así pasó el padre Chárbel la noche de Navidad de 1898, en la capilla, según su habitual devoción. Sólo que esta
noche dormía el sueño de la muerte, y su alma despierta a la vigilia de la eternidad. Velaron su cuerpo su
compañero, el padre Macario, el hermano Pedro Jawad de Mechmeche, el hermano Francisco de Qartaba y un
grupo de monjes del convento de San Marón que se apresuraron a ir al eremitorio para besar su mano, pasando una
parte de la noche arrodillados junto a él, orando”1332. “Yo también acompañé a los monjes del convento”1333.
“Los que velaban decían: “Henos aquí, incómodos por una sola noche con este frío terrible que hace. ¿Cómo
pudo él resistir 23 años en este eremitorio? Feliz él que, delante de Dios, recibirá la recompensa por su admirable
martirio continuado”1334.
3-Navidad de 1898
“La nieve se había acumulado un metro de altura, y en algunos lugares hasta metro y medio, cerrando todos los
caminos. Los monjes, perplejos, decían: “¿Es que podremos llevar mañana el cuerpo a la tumba del convento con
este clima hostil y con nieve tan densa? ¿Podremos llevar la noticia de su fallecimiento a los pueblos de alrededor?”.
“Y como los ángeles de Dios que anunciaron aquella noche el nacimiento del Salvador a los pastores de Belén,
ellos mismos anunciaron por los pueblos vecinos de Annaya el nacimiento para el cielo del p. Chárbel”1335. “Los
monjes del convento de San Marón, los colonos asociados, los habitantes de los pueblos vecinos, todos madrugaron
a pesar de la nieve que seguía cayendo. Creyeron que no podrían llegar al eremitorio para transportar el cuerpo del
p. Chárbel al convento de San Marón y que por tanto, los que estaban en el eremitorio se verían obligados a
enterrarlo en el patio, junto a la capilla. Algunos colonos asociados se envolvieron con sus vestidos de invierno,
cubrieron sus cabezas con turbantes, no dejando ver más que los ojos y se calzaron las botas que les llegaban
hasta las rodillas. Con las palas en la mano comenzaron a desmontar la nieve del camino, con un raro coraje, para
llegar al eremitorio y transportar a su santo al convento. A las ocho de la mañana, un grupo de jóvenes se arremolinó
en el eremitorio. Buscaron unas angarillas provistas de un paño de piel de cabra”1336. “En eso sería transportado el
cuerpo del p. Chárbel”1337. “El p. Macario llegó llorando con los hermanos y monjes, llevando el cuerpo que
depositaron sobre las angarillas. Los jóvenes lo levantaron sobre sus hombros”1338. “Yo también ayudé a portarlo con
los demás. Mi tío Chehade ayudó también a llevar las angarillas”1339. “Yo estaba entre ellos llevando el cuerpo hasta
el convento”1340. “Todo el mundo estaba listo para descender desde el eremitorio hasta el convento de San Marón,
por un sendero escabroso que los jóvenes habían despejado de la nieve que aún continuaba cayendo, con gran
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riesgo de volver a cubrir el camino. Todos temían una eventual caída de las angarillas; de tal manera era difícil
transitar por el sendero, con peligro de despeñarse a causa de la nieve. El p. Macario dijo: “Confiemos en Dios y no
tengamos miedo. El p. Chárbel nos facilitará el camino”1341.
5-Las exequias
“A las nueve de la mañana”1347 tuvieron lugar las exequias en el convento”1348, “estando presente sólo los monjes
y los colonos asociados, a causa de la mucha nieve por los caminos”1349. “Además estuvieron los chiítas de Hyula y
sus alrededores. Todos estaban tristes. Habían venido para venerarlo y obtener su bendición”1350. “Se arrodillaban
delante de él, le besaban la mano, le arrancaban algo del hábito y pelos de la barba, como una bendición para sus
casas. Las exequias fueron sencillas pero emotivas. La asamblea repetía las palabras de las Santas Escrituras:
“Noble es delante del Señor la muerte de los justos”1351. “En esta ocasión no se pronunció ninguna oración fúnebre,
como si el p. Chárbel hubiera querido morir en silencio, como una realización de humildad, como lo fue su vida”1352.
6-El cementerio
“Está situado al oriente de la iglesia. Su longitud es de seis metros por tres de ancho. Su longitud va de norte a sur
y su anchura de oriente a occidente. Su muro occidental es adyacente al de la iglesia. Su altura es de un metro con
treinta centímetros en el lado sur, cerca del muro de la iglesia y de un metro en el ángulo del muro oriental, cuya
altura es de setenta centímetros. Va disminuyendo hacia el norte. El muro norte es de sesenta centímetros; el techo
está cubierto de tierra. Está dividido en dos secciones separadas por un muro de piedra, de oriente a occidente. Se
entra por dos puertas del muro oriental, cubiertas de tierra. El p. Chárbel fue enterrado en la sección sur”1353.
7-El entierro
“Algunos monjes eran partidarios de que se enterrase en un lugar especialmente preparado para él, ya que el
cementerio común de los monjes estaba anegado por el agua de la lluvia. Para éstos, él era digno de estar en una
tumba privada porque era santo”1354. “Insistían en ponerlo en un sarcófago para conservar sus huesos como
reliquias”1355. “Pero otros monjes, entre ellos el asistente del superior, opinaban que debía enterrarse en el
cementerio común de los monjes”1356, “ya que el parecer de los primeros iba contra la ley de la Regla”1357. “El
asistente del superior justificó su parecer, diciendo: “Si es santo, él conservará su cuerpo”1358.
“Descendimos al cementerio, el espacio de dos gradas y excavamos delante de la puerta, pues la tierra en el
exterior descendía con una inclinación muy pronunciada y faltaba la enorme losa que la bloqueaba”1359. “El cierre
hermético de las esquinas, para entrar en el interior, era puro lodo y se llenaba del agua que caía del techo”1360, “y
penetraba por todas partes”1361, “pues la tierra estaba muy baja con relación a la superficie y acumulaba el agua y el
lodo la mayor parte del año”1362. “Durante el trabajo, había que entrar por turno”1363. “La cornisa en el interior”1364 “se
elevaba de la tierra una vara”1365, “sobre la cual no había ni huesos ni cráneos”1366. “Se habían consumido”1367.
“Parecía el rincón de una tumba”1368. “Para el padre Chárbel pusimos piedras, sobre las cuales”1369 “colocamos dos
planchas de madera cubiertas con un paño de piel de cabra”1370, “vista la gran estima espiritual que todo mundo tenía
de él en su corazón, y también por el riesgo de ser anegado de agua y de lodo”1371. “Enterramos su cuerpo con un
hábito puesto”1,372, “según la costumbre de los monjes”1373, “sin jamás pensar que no sería consumido. Su boca fue
cerrada con una tira amarrada a la cabeza. Algún laico se la llevó, y la boca volvió quedar abierta. Nos dijimos: “La
tierra volverá a ser tierra”1374. “Todos los presentes decían: “Feliz él. Es un santo en el cielo”1375.
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“Después de cerrar la puerta con una enorme losa, apretándola con tierra y nieve, alguien dijo: “Lástima, se nos
olvidó la pala en la tumba”. “Un laico respondió: “Eso no es nada; el p. Chárbel acostumbraba a recoger al final del
día, las palas, los picos y el arado que sus compañeros dejaban en el campo para que él los llevara al convento”1376.
“El superior del convento de Hub me mandó celebrar una misa por el descanso del alma del padre Chárbel”1378. “El
superior del convento de Ydaide hizo lo mismo, aplicando la Regla”1379. “En otras partes se mandó diez misas por el
descanso del alma del padre Chárbel de Bqaakafra”1380.
10-Lágrimas amargas
“El p. Macario lloró amargamente. Con su partida perdió un padre clemente, un hermano, un compañero compasivo
y un servidor obediente. Junto a él, gozaba de su intimidad. Lejos de él, todo se había vuelto soledad. Estaba afligido
por la ausencia de ese ángel celestial. Se acuerda de él y lo invade la nostalgia, apoderándose de él la tristeza. Lo
vio en un sueño circundado de felicidad en el cielo”1381. “Este venerable p. Macario, decía: “Yo no soy digno de estar
en este eremitorio donde el santo p. Chárbel ha vivido”1382. “Contó: “Yo vi a mi mamá llorar amargamente. Al
preguntarle la razón, ella respondió: “Mi tío, el p. Chárbel, murió durante el ayuno de Navidad por el frío y la
nieve”1383. “Cuán grande fue mi aflicción cuando recibí el papel donde me avisaban su muerte. He derramado
abundantes lágrimas durante mucho tiempo”1384.
E: Luz de resurrección
“Cada vez que íbamos a la casa de nuestros amigos, que quedaba frente al cementerio, veíamos la luz
maravillosa. Otro testificó que todos los que pasaban allí parte de la noche, la veían”1393. “Un tercero garantizó,
diciendo: “Yo también la he visto”1394. “Estos decires se multiplicaron, según los testimonios de los colonos asociados
quienes afirmaron que el fenómenos se repitió todas las noches, durante un mes y medio”1395. “La describieron, al
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principio, como una luz ordinaria. Después, que se alargaba y se agrandaba, a medida que se elevaba”1396. “Una vez
que la noticia se regó por todos los alrededores, los habitantes de Mechmeche, de Ehmej, de Kfarbaal, del pueblo de
los chiítas, como Heyula, Ras Osta, Mazraat Al-Ain y otros, fueron muchos los que vinieron para ver la luz. La
contemplaron y contaron a los monjes esta visión”1397. “Raya de Mechmeche vio la luz, pues su casa estaba situada
sobre una colina que daba al convento de San Marón, en Annaya”1398.
“Después de un tiempo de ausencia, volví para hacer la visita al convento, y me dirigí a la tumba. Las gentes afluían
allí, pues creían en su santidad, ya desde vida. Al principio, eran visitantes de los pueblos vecinos. La noticia de la
luz que salía de la tumba se difundió. Los vecinos la vieron”1409.
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al santo padre Chárbel para que te cure”. Y él respondía: “¿Pedirle yo la sanación a ese idiota? ¡Yo no creo en su
santidad. Mejor se la pido a nuestra asna y no a él”. Su esposa lo recriminaba, diciéndole “renegado”1414.
“Después de regresar del campo, me puse a darles de comer a las vacas. Me pareció ver un fantasma delante de
mí. Me acerqué y vi al ermitaño con una estola al cuello”1415, la mirada desdeñable y con una muleta en la mano”1416,
y me dijo: “¿Qué es lo que tú has dicho de mí hoy, en el campo?”, tomándome por el cuello. Todo turbado, respondí:
“Yo no he dicho nada; sólo bromeaba. Pero, le ruego que me cure”1417. “Me abracé a él, diciéndole: “Padre, se lo
suplico”1418. “Él me golpeó en el pecho”1419 “con la muleta”1420, y en el sitio donde yo sentía dolor en la cadera, en el
pecho y en los hombros, diciéndome cada vez: “El padre Chárbel es un asno”. Después desapareció por el
campo. Y yo me alivié”1421. “Ahora no siento más nada”1422.
“Creyeron que los bandidos estaban escondidos allí”1431 “y se comunicaban por signos. El prefecto esperaba
detenerlos en el convento. Cuando llegó, despareció la luz. Ya los policías habían tomado posiciones alrededor del
convento”1432. “Se dirigieron hacia donde vieron la luz y no encontraron a nadie. Llamaron a la puerta”1433. “Yo
respondí: “La puerta está cerrada; ya es tarde y de noche; los monjes están dormidos; éste no es momento para
darles hospedaje”. Ellos replicaron: “Ábranos. Cuando nos haya visto, no discutirá más”1434. “Después, Sebastián
Moisés Al-Uwaini explicó que cuando les abrió, lo interrogaron y buscaron sin encontrar a nadie, fuera de los que
vivían en el convento”1435. “Otro añadió: “Hemos escuchado tocar la puerta del convento, tarde y de noche. Al abrir,
vimos a Abu Sabta, el chiíta, prefecto de la región, el jeque Mahmud Hamadeh, acompañado de cinco policías. Los
colonos asociados y yo, escuchamos el diálogo que se desarrolló en el cuarto del asistente del superior. El prefecto
le dijo: “¿Por qué no nos abrió inmediatamente la puerta?”. “Él respondió: “Porque nosotros dormíamos”. El jeque
replicó: “¿Cómo que ustedes dormían, si mis policías y yo vimos la luz del costado oriental cerca de la puerta, que
aparecía y desaparecía? Eso prueba que alguno en el convento estaba despierto”. Él respondió: “Donde ustedes
vieron la luz, es el cementerio donde está enterrado el p. Chárbel. Los colonos asociados y otros, la ven algunas
noches encima de su tumba”1436. “El jeque Mahmud dijo: “Cuando se presente la primera oportunidad, informaré a Su
Beatitud, el patriarca y yo publicaré esta noticia en los periódicos, pues he sabido de la muerte de obispos y
patriarcas, he visitado muchas tumbas, pero jamás ví cosa igual que me deslumbrara los ojos”1437. “Después, el
jeque redactó la nota verbal de esto que había visto y la mandó a Su Beatitud, el patriarca Elías Al-Howayek.
Aseguró que la luz no venía de una lámpara o de fuego encendido, sino que salía de la tumba del p. Chárbel”1438.
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poner como estaba y cerraron la puerta con las piedras. El asistente mandó decir al superior lo que ellos hicieron y lo
que hizo el chiíta que avisó de la luz que vio la noche en el convento con sus hombres”1456. “Según el padre Elías de
Ehmej, fue digno de aplauso que nosotros hubiéramos abierto la tumba esa noche”1457.
2-Tentativas de robo
“Cuando se desparramaron los rumores de la aparición de la luz, comenzaron a llegar de los pueblos vecinos
visitantes con sus enfermos. Algunos trataron de abrir a la fuerza, la puerta de la tumba. Al fin tuvieron éxito. Halaron
el cuerpo, le quitaron pelos de la barba, le arrancaron uñas de la mano, cortaron pedazos de hábito, cogieron tierra
de la tumba, como una reliquia. Entonces los monjes pidieron autorización al superior para abrir la tumba,
autorización que les fue concedida”1458.
“El superior nos dijo: “Tomen el cuerpo por los dedos de los pies; si se desprenden del cuerpo, déjenlo en su
puesto. Yo entré con otros: el hermano Gabriel de Mechmeche1460, Sebastián Antonio Moisés, el hermano Pedro de
Maifuq1461, el hermano Gabriel de Maifuq1462 y muchos otros que no recuerdo”1463. “Para entrar, tuve que agacharme
porque la puerta era baja. Mis pies se enterraron en el lodo como unos cinco centímetros. Sobre la cornisa no había
ni lodo ni agua. Encontré el cuerpo del p. Chárbel tal como lo habíamos depositado el día de su entierro. Su hábito
estaba seco. Examiné su cuerpo, cubierto de moho de un color azulado. Las plantas de los pies estaban callosas a
causa del trabajo y la falta de cuidado. Se desprendieron los callos, y en su lugar apareció una piel muy suave y
flexible. El hermano Elías Al-Mahrini, que pidió permiso para entra después de mí, recogió los dos callos. El cuerpo
del p. Chárbel y sus músculos guardaban flexibilidad, igual que cuando estaba vivo. Me acuerdo bien de la mano
que yo levanté para mostrársela al superior. Sus dedos pulgar e índice no tenían moho, contrario del resto del
cuerpo. Entonces el superior nos mandó salir y cerrar la tumba”1464.
4-Me extrañé
“La pala que habíamos olvidado en el cementerio cuando su entierro, la encontramos, pero con el mango podrido.
El cuerpo y los vestidos del padre Chárbel los encontramos intactos. Me acuerdo bien que su pantalón estaba seco,
con manchas de sangre”1465. “Todos los que estaban conmigo nos extrañamos cómo el cuerpo y la ropa quedaron
intactos en el lodo, mientras el mango de la pala se pudrió”1466 por el agua y la humedad”1467.
6-Aplanamiento de la terraza
“Insistieron al superior para que permitiera sacar el cuerpo del padre Chárbel y enterrarlo en una piececita en el
muro de la iglesia, un lugar seco, para protegerlo de la humedad y del deterioro. El permiso les fue negado. Le
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plantearon el problema a Su Beatitud, informándole sobre la luz y el acopio de visitantes a su tumba y solicitándole
su parecer. Su Beatitud ordenó dejar el cuerpo allí donde fue enterrado. Que sacaran el agua, que elevaran de la
tierra el cuerpo y que tomaran todas las precauciones para impedir la penetración del agua en el interior de la tumba.
Cuando se pusieron en práctica sus directrices, yo estaba ausente. Se abrió la tumba, achicaron el agua, alzaron el
cuerpo sobre dos planchas que descansaban en trípodes de madera y echaron tierra sobre la terraza, la cual
aplanaron con un rodillo de piedra para impedir el goteo del agua. Por primera vez vi su cuerpo intacto, menos
debajo de las axilas. La piel estaba muy picada, no sé si por las ratas o a causa de la humedad”1469.
7-¿Qué hago?
“El superior del convento de Annaya le escribió al patriarca para decirle: “El 24 de diciembre del año pasado,
vuestro hijo, el padre Chárbel de Bqaakafra, ermitaño del eremitorio de nuestro convento de Annaya, ha muerto.
Después, una luz no cesa de aparecer sobre su tumba todas las noches. Son muchos los que la ven brillar, como un
faro. Se ilumina de este lado; en cambio, el otro, queda oscuro. Aunque proviniere de un fenómeno natural, no hay
ninguna duda de una intervención divina, dada la bondad que animó la vida del fallecido, y los milagros que realizó
en vida. En realidad, la verificación hecha hace cuatro días, de que el cuerpo está incorrupto, mientras los otros
están descompuestos y como el lugar es húmedo, propongo poner su cuerpo en un ataúd revestido de asfalto, si
Vuestra Beatitud lo permite, y de ponerlo en el muro de la iglesia donde no hay humedad. Eso sería más
conveniente para su conservación. De todas maneras, la decisión es de Vuestra Beatitud”1470.
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“Encontramos que su cuerpo estaba intacto en todos sus miembros, de pies a cabeza, flexible”1478, “fresco, blando
y suave”1479, “como si aún estuviera allí su alma”1480. “Sus cejas, su cabello”1481, su barba y el pelo del pecho1482 “se
conservaban, aunque un tanto grises. Las manos todavía tenían huellas de moho, de una blancura intensa, como
algodón. La cara también”1483. “Pero el estómago, de un color negruzco y ahuecado. Tenía una cicatriz en el lugar
donde se ponía el cinturón metálico con púas”1484. “No tenía herida; sólo una cicatriz”1485.
“Después de haber sacado el moho del cuerpo”1486, el rostro y las manos parecían pertenecer a un ser viviente que
dormía”1487, “sin huellas de corrupción, fuera de un mal olor”1488 que despedía. Le quitamos la ropa sin tener que
rasgarla, pues sus miembros estaban flexibles como los de un ser viviente”1489. “Cuando le quitamos el lodo del
cuerpo, vimos que tomaba, al fin, el color natural de la piel, dejando ver las dos rodillas con piel tierna”1490. “Le
pusimos de nuevo sus vestidos”1491. “Después nos dio por exponerlo desnudo al sol, sobre la terraza, todo el día,
para secarle la humedad”1492. “Fuera del cuerpo del p. Chárbel, nunca había visto un cadáver intacto. Todos
atribuimos su incorrupción a causa de su santidad”1493.
H: En un pequeño cuarto
1-Al sol
“Antes de ponerlo en el pequeño granero, lo montaron sobre el techo de la iglesia, dentro del ataúd, expuesto al
sol, pues el cuerpo estaba muy húmedo, creyendo así, que con el calor se secaría; sobre todo ese día que hacía
mucho calor. A la tarde ya se había secado un poco. Le cambiaron la ropa”1505. “Poco después, a intervalos, lo
asoleaban sobre el techo. De todas maneras, continuó supurando1506. “El hermano Pedro de Lehfed, agregó: “Yo
mismo vi una vez, el cuerpo expuesto al sol sobre la terraza del convento, pero en ese tiempo yo era un niño
vaquero del convento. No sabía por qué lo ponían en el techo. Por mi poca edad, no me interesaba ese asunto”1507.
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“Encima del hábito monacal le revistieron una casulla blanca”1508, lo depositaron en un ataúd sencillo de madera, sin
tapa, ya que lo pondrían en un lugar estrecho, situado en lo alto del muro norte de la iglesia, entre la bóveda y lo alto
de la escalera del muro exterior, pequeño cuarto reservado a guardar el carbón y los ornamentos viejos para la misa.
Lugar que les gustaba llamar el “escondite”1509. “La entrada fue cerrada con bloques de piedra, revocados con
arcilla”1510, de manera que los turistas y los visitantes1511, movidos por sus virtudes y su vida de santidad, no se lo
pudieran llevar”1512. “Allí quedó el cuerpo más de seis meses. Las gentes afluían de todas partes y de Qartaba, para
visitar al p. Chárbel a quien llamaban “el santo”. Los monjes les impedían subir hasta el cuartico donde yacía”1513. “El
padre Nehemtallah declaró: “Yo no sé si el permiso del patriarca fue por escrito u oral. No existe el documento en los
archivos del convento. El fin era aislar el cuerpo de los otros muertos para que se reconociera”1514.
4-Desapareció la luz
“Después que el cuerpo del padre Chárbel fue sacado de la tumba, desapareció la luz”1516, para no aparecer
más”1517. “El cuerpo quedó en esa piececita como un año”1518. “Por orden de Su Beatitud, fue trasladado a otro cuarto
aislado, cerca de la puerta del convento, durante mi ausencia”1519.
2-Nuevo enterramiento
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“Sebastián Moisés Al-Uwaini, contó: “Cuando se retiró el cuerpo del p. Chárbel de la tumba, supuraba abundante
agua rojiza como si se estuviera lavando carne. Emanaba un mal olor. Los monjes querían que a toda costa se
detuviera aquello. Lo que no sé es por qué recurrieron a Pedro Sebastián, un hombre que ignorándola, practicaba la
medicina. Examinó el caso y aconsejó asolearlo para secarlo. Lo expusieron un tiempo al calor del sol. Yo mismo lo
lavé en alcohol, recomendado por el mismo médico. Después lo devolvieron al antiguo ataúd, sin tapa, en un lugar a
ras del suelo. Pero siguió supurando más que antes”1527.
“Los visitantes acudían en gran número y se quejaban del olor que se expandía. Yo mismo lo sentí en ocasiones.
Entonces derramé por tierra, alrededor del ataúd, un perfume. Gasté dos frascos”1528. “El padre Elías de Mechmeche
propuso1529 volver a enterrar el cuerpo, idea que fue rechazada por la comunidad”1530. “Entonces pedí consejo al
superior, el padre Miguel Al-Tannuri, quien sugirió volverlo a poner en la tumba. Le respondí que no sería
conveniente para nuestra reputación volverlo a enterrar, ya que todo mundo había participado en el traspaso, y a
causa de los milagros que se han efectuado. Más bien aconsejé que se le extrajeran las vísceras esperando que, de
esa manera, se secara, no supurara más ni hubiera mal olor. Creo que me dijo: “Haga lo que le plazca”15341.
Sentí mucho pesar por el corazón. “Me acuerdo que saqué el hígado, el corazón que estaba rojo, manando sangre
con agua, y no tenía mal olor. Después, no se me quita de la mente lo que hice. Me he reprochado siempre no
haberlo conservado conmigo, como un precioso tesoro. Le pedí con insistencia que me dejara el corazón o una parte
de lo que habíamos extraído, y me fue negado”1546.
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5-Sanación de una parálisis
“A partir de haber dado a luz a mi hija mayor, Abla, fui aquejada de una enfermedad en mis manos, pies y el resto
del cuerpo, durante un año y medio. Los dolores eran atroces. Mi suegra, Yalila, me asistía. Cuando mi hija lloraba y
no había nadie que me la trajera, yo me inclinaba hacia ella, la levantaba con los dientes y la ponía sobre mi pecho
para alimentarla, pues yo era incapaz de cogerla con las manos.
“Una vez se me cayó del pecho y fue a dar a la estufa que contenía brasas. En vano me esforzaba para salvarla. Yo
era como el que tiene un sueño y trata de caminar y no puede moverse. Ensayé levantarme tres veces, pues mi hija
única estaba a punto de quemarse y yo no podía moverme. Grité con todas mis fuerzas y un hombre, Fares Lahud,
que aplanaba la terraza con un cilindro de piedra, corrió y la sacó del fuego. Quiero decir que mi enfermedad no se
debe a un género de depresión nerviosa, curable por estímulos emocionales. ¡Que hay que motive más que ver a mi
niña caer en un hornillo con brasas para sensibilizar mis nervios y los sentimientos maternales para aliviar los
sufrimientos y me lancen a salvarla! Pero no, yo permanecía quieta, con una impotencia que empeoraba mi salud.
La parálisis no sólo afectaba mis manos y mis pies sino todo mi cuerpo, afectando también la mandíbula inferior,
dejándome incapacitada para comer durante cuatro meses. Durante tres meses viví de sólo leche. Me hice múltiples
tratamientos con muchos doctores, sin sacar ningún provecho. Me entregué a la tristeza y a las lágrimas,
desesperada por sanar.
“Un día pasó por mi casa una mujer chiíta, de la aldea de Ferhet, pidiendo limosna. Me preguntó qué me pasaba.
Llorando, le conté mi mal. Ella me dijo que había cerca de ellos un santo que hacía milagros. Se llamaba Chárbel,
del convento de San Marón. Me dijo que me fuera allá y sanaría de mi enfermedad. El p. Roque de Mechmeche se
encontraba en nuestro pueblo. Lo llamé y le pregunté si era verdad lo que esa mujer chiíta me había dicho. Él me
respondió que era verdad. Y me recomendó que fuera a visitarlo. Al instante, decidí hacer una visita a su tumba y le
hice una promesa. Puse a mi marido al tanto de la visita y de la promesa. Él llamó a un mulero para que me llevara a
Annaya, en compañía de mi tía Rosa. Sufrí mucho en el camino. El mulero me sostenía de un lado, y mi tía y otra
señora, del otro, a lo largo del camino. No me podía ni cambiar la ropa ni comer. De eso se encargaba mi suegra.
“Llegamos al convento. Me bajaron junto al cementerio, llorando de dolor y de fatiga porque pasé cinco horas a
lomo de mulo desde mi pueblo Yahchuch hasta el convento. Todo eso me afligía y me causaba sufrimiento.
Entramos por primera vez al cementerio, donde yacía el cuerpo del santo. El superior, el p. Miguel Al-Tannuri, vino y
se conmovió por mi situación. Me dio ánimo y me dijo: “Sea firme en la fe. Usted va a sanar hoy”. Me trajo agua con
la que habían lavado la mano del santo y unos trapos mojados en su sangre. Mi tía y su hija llamada Karimah, hija
de Azar Karam de Yahchuch, me frotaron el cuerpo, las manos y los pies con el agua y la sangre. Sentí
inmediatamente, la fuerza en la mano derecha; comencé a doblar los dedos y a apoyarme en ellos. La mano
izquierda que estaba más baldada y me causaba más dolor que la otra, volvió a tomar más normalidad, pudiéndome
apoyar un poco en ella. Cuando entré al convento, sentí que todo el cuerpo se volvía más fuerte. Y comprobé que
estaba curada, gracias a la intercesión del p. Chárbel. Salí sola del cementerio. Poco después, volví a montar en el
mulo para regresar a casa sin comer nada, como había sido mi promesa: de no probar bocado antes de mi sanación.
Mi alimento era la oración y el ayuno. El superior no cesaba de reanimar mi esperanza y reforzar mi fe. Al montarme,
de nuevo en el mulo, no tuve necesidad de ayuda. Solamente sentía como un hormigueo en la mano izquierda. Al
llegar a la aldea de Sannur, ya no sentía el menor mal. Estaba segura de mi curación y movía mis manos y mis pies
normalmente, regocijada en mi gran alegría. Me bajé del mulo y caminé como un cuarto de hora. Llegué a casa el
mismo día, completamente curada. Desde mi llegada a Yahchuch, yo misma baño a mi niña. Desde entonces, no
dejo de rezarle a San Chárbel, todos los días”1549.
6-Ratones en el ataúd
“Algunos monjes me dijeron que su mano y sus pies presentaban deterioros, causados por los ratones. El costado
opuesto a sus manos fue cubierto, entonces, con una lata de zinc, en lugar de la malla que mostraba que por ahí
habían entrado los ratones al ataúd1550.
7-Continúa manando
“El padre José hizo inútilmente, esta operación y extracción, pues el cuerpo continúa manando”1551. “El olor no
proviene del cuerpo sino de la supuración que persiste después de ocho meses de la operación. Es suficiente
prueba de que estamos ante un hecho extrañamente maravilloso que nos lleva a nosotros y a los laicos, a una
fundamental creencia en la santidad del p. Chárbel. Los visitantes vienen de todas partes a pedir su intercesión. El p.
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José declaró: “Si hubiera sabido la ineficacia de la extracción de las vísceras, no lo hubiera hecho, de ninguna
manera. Me encuentro maravillado de cosa tan extraña en su cuerpo, no sabiendo de dónde proviene esta
supuración y este olor. El cuerpo está reducido a sólo piel y huesos”1552. “Yo sentía un olor fuerte antes de cambiarle
los hábitos mojados y manchados de sangre. Pero después se sentía un ligero olor en el cuerpo, quedando aún el
olor fuerte en la ropa que se quitó.
“El postulador de la causa trajo un alba para poner sobre el cuerpo durante una semana. Se la quitaron ayer para
examinarla y hacer una verificación. El testigo olfateó y declaró: “Este fuerte olor es el mismo que traté de quitar. Las
manchas rojas, un tanto amarillentas son como éstas. La única diferencia es que está más empapada”1553.
“El resultado es que no hay nada de qué sacar provecho, pues la sangre, la supuración y el olor están igual que
antes. La sangre no sólo no cesa de salir de la cadera, sino que por el contrario, ahora es más abundante”1554.
10-Una imprudencia
“Los monjes no depositaron el cuerpo sino en lugares que favorecían su corrupción, ya en la tumba, ya en la planta
baja. Yo mismo, que me considero de los que entienden, ayudé a su deformación, con imprudencia e ingenuidad,
tanto con mi proceder de exponer el cuerpo durante cuatro meses sobre la terraza, al viento nocturno, como con la
extracción de las vísceras”1559.
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efecto, todos los años venía dos veces, en verano y en primavera, trayendo cosas según la promesa que hacía a
San Chárbel. Después volvía a casa sin probar bocado por mortificación. Le pregunté por qué no comía en el
convento y respondió que había hecho promesa de no comer nada”1560. “Me nombraron el hospedero del convento.
Entonces Asunción Al Azzi venía a mí desde Tabarya, trayendo un bulto con cereales, capullos de gusanos de seda
y otras cosas. Me las daba diciendo: “He aquí lo que recogí para el convento, como agradecimiento al p. Chárbel”1561.
“Cada vez, el superior le decía: “Hijo, lleva para tu casa algo de lo que recoges, pues tú eres pobre”1562.
“Nos pidió que le indicáramos la casa donde nació el p. Chárbel y fuera educado. Al preguntarle el porqué de esa
visita, nos contó que él era paralítico y que el p. Chárbel lo había curado. Que él recorría, todos los años, los pueblos
del Líbano, dando testimonio en gratitud para con el padre Chárbel, y recogiendo limosnas para ofrecerle. Nosotros
lo recibíamos bien, especialmente mi mamá. Con este fin, continúa viniendo a Bqaakafra, tres veces al año”1563.
J: Casa de huéspedes
“Los monjes se apiadaban de los visitantes, en especial el padre José Al-Juri, que tenía cara de ser el más duro y
terrible. Permitía el acceso a los hombres al pequeño cuarto para ver al padre Chárbel en su sencillo ataúd. Los
visitantes, afligidos de estar privados de ver su cuerpo, rogaban a los monjes, llorando, poder verlo”1566.
“Depositamos el cuerpo en un local exterior, a la derecha de la puerta del convento. En 1901, erigimos un altar
transportable”1568, sobre el cual se celebraba la misa para las mujeres de los colonos asociados del convento y las
visitantes1569, “para que las mujeres como yo”1570, “pudiéramos participar de la misa cuando hacía frío y no cabíamos
en la ventana exterior de la iglesia; eso por una parte y por la otra, la prohibición que había de entrar en la iglesia”1571
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“Dos años después de la muerte del p. Chárbel, vine con mi tía Rosa y otras mujeres del pueblo, para visitar su
tumba. Nos la abrieron. Puse mi mano sobre la suya. Estaba tierna y su cuerpo sano, su barba tal como era, su cara
color de rosa y su cuerpo transpiraba. Pasé mi mano por él y, luego la pasé por mis cabellos”1572. Su cuerpo manaba
de la misma manera durante todas las estaciones. Vi sus hábitos húmedos, como los de uno que está vivo, cuando
suda. Sentía el moho y el mal olor”1573. “A cada rato le cambiaban la ropa para lavarla”1574, “como se lava la ropa de
los vivos”1585. “No tenía un día fijo para cambiarle la ropa: cada semana, cada dos semanas o una vez al mes. En
verano estaba obligado a hacerlo más frecuentemente, pues el olor de la supuración era continuo, tanto en verano
como en invierno”1576. El cuerpo yace todavía sano y sudoroso. Las gentes que visitan su tumba creen, como
nosotros, que el cuerpo se conserva por un milagro, pues el padre Chárbel era santo”1577. “Eso no solamente lo
manifestaban los maronitas, sino también los chiítas vecinos y los musulmanes”1578.
“Vine para verlo muerto. Me llevaron a su celda donde se encontraba su ataúd, que era de madera, apoyado sobre
el muro. Su cuerpo estaba allí, parado sobre sus dos pies. Su cuerpo parecía el de un ser vivo, sus ojos cerrados,
vestido con un alba blanca, empapada por el sudor y la sangre. Le cogí la mano para besarla, y la encontré más
suave que la mía. Su piel era tierna, de un color natural, pálido por la muerte”1581.
“Fue grande la alegría de los fieles al verlo de pie, pues se lo imaginaban vivo entre ellos. Los monjes, por el
contrario, una parte no estaba de acuerdo con esa posición que la encontraban infantil y que podría hacer
menospreciable el cuerpo de San Chárbel”1582.
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7-La mano misteriosa
“El hombre de Dios, Abraham Al-Haqlani, aplanaba la terraza, sobre el techo de su cuarto, situada al lado del
convento de Annaya, con un cilindro de piedra. Llegó al bordo del techo, cuando se desencadenó una tempestad
que lo precipitó al piso, con cilindro y todo, desde una altura de 40 metros. Sus hermanos, los monjes, corrieron en
su ayuda. Apenas llegaron, se quedaron estupefactos al encontrarlo corriendo hacia la puerta del convento, sano y
salvo. Asombrados, le preguntaron las circunstancias del accidente. Él les respondió que mientras caía con la
aplanadora de piedra, pidió socorro al padre Chárbel, y sintió como una mano que lo cogía y lo depositaba en tierra,
alejando de él la aplanadora de piedra”1593.
K: En la capilla
2-Sanación de un riñón
“Después de la primera guerra mundial, sentí un dolor insoportable en la cadera, por lo que fui ingresado al
hospital de la Universidad Americana, donde pasé cuarenta días. En una feliz operación, me extrajeron un cálculo
renal. Un año después, me volvió el mismo mal, en el mismo sitio de la operación. Mi mamá y mi hermana Galia
fueron a visitar la tumba del p. Chárbel, donde oraron con fervor, solicitando mi sanación. Mi mamá le pidió a uno de
los monjes que le diera una reliquia que hubiera tocado el cuerpo del p. Chárbel, para colgármela al cuello. El monje
le respondió que le daría algo más precioso. Y le dio una tela que se ponía el p. Chárbel debajo del cuello. Después
lavó su mano, puso el aguan en una botella, y se la dio. Al regreso de mi mamá, me colgué la tela al cuello y bebí el
agua. Tres días después, soñé que fui transportado a la casa del p. Chárbel, donde vivía un monje que no me dirigía
ni una palabra. A la mañana, evacué un cálculo del tamaño de un fríjol y, después, no he vuelto a sentir nada”1602.
4-Visita a la sepultura
“Los visitantes venían en gran número, de todas partes y ponían su confianza en él, pues creían en su santidad y
en su bondad. Los que poseían animales, se los ofrecían al convento. Muchos, de comunidades cristianas y no
cristianas, afluían para visitarlo y ser curados de sus enfermedades”1604. “Muchos de ellos, cuando llegaban a lo alto
del convento, continuaban su camino gateando”1605.
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L: Curó todas las enfermedades (Mt. 8, 6)
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atacaba, de nuevo. Un día cogí un pedacito del hábito del padre Chárbel, y me lo colgué al cuello. Y, ahora, después
de tres años, no siento nada más. La tela sigue siempre colgada a mi cuello”1613.
8-Sanación de un hemipléjico
“Mi primo Jorge Richa de Ehmej, se enfermó de hemiplejía. A pesar de tratamientos médicos, durante siete
meses, no pudo caminar. Le trajeron una tela de los hábitos del padre Chárbel, la cual amarró en su cadera. De
inmediato, sintió la mejoría y fue sanando progresivamente. Hoy día está del todo restablecido”1616.
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hablar de él. Su nombre no aparece allí. Su nombre, que se ha conservado, se ha menospreciado, menos entre los
que lo conocieron mientras vivía o cuando murió”1623.
“Si no fuera por la fama de su santidad, tal vez los monjes no hubieran puesto mayor atención. La mayoría de
ellos son ingenuos. Ellos y yo, el primero, no hemos cumplido nuestro deber para con el padre Chárbel, pues, hasta
ahora, hemos tardado en examinar sus virtudes sublimes y sus milagros que ya se hicieron famosos. La prueba de
nuestra falta a ese deber radica en que no hemos hecho nada para conservar sus hábitos u otras cosas1624.
3-Reliquias
“Yo veía frecuentemente su cuerpo en buen estado. Pero los visitantes han desfigurado sus manos, pues le
arrancaron las uñas o algo para llevar a sus casas como reliquia. Queda muy poco de sus cabellos y de su barba,
pues los peregrinos se los arrancaban”1625. “Cuando, una vez, vi que no quedaba mucho de sus cabellos ni de su
barba, pedí una explicación. Me dijeron que todo el que venía a visitarlo, le arrancaba pelos de la cabeza o de la
barba, como reliquia”1626.
“Lo que yo sé fue que pedí a los monjes una reliquia del santo, ya que era grande mi admiración por él. Y todo lo
que me dieron fue un pedacito del hábito con que lo revistieron, con las huellas del sudor que manaba. Y todos los
visitantes recibían lo mismo: un pedacito de tela del hábito que cubrió su cuerpo en el ataúd, pues los monjes se
vieron obligados a cambiárselos, al menos, cada semana”1627. “Los visitantes, después de mucho insistir, reciben un
pedacito de tela tocada a sucuerpo”1628.
4-Los visitantes
“Cuando vinieron aquí unos sacerdotes encargados de una visita apostólica1629 a la Orden, se admiraron y dijeron
que nunca habían visto cosa parecida. Se arrodillaron junto al ataúd y oraron”1630. “Los peregrinos se arrodillaban a
orar junto al ataúd y pedían con insistencia una reliquia. Yo les daba pedacitos de su hábito o del agua con que se le
lavaba la mano o bien, un poco de incienso”1631. “Nadie cogía nada de su cuerpo, ni yo tampoco. Yo no daba nada a
nadie. Sin embargo, algunos monjes visitantes, le arrancaban pelos de la cabeza, por lo que yo protestaba y les
cerraba el ataúd. Los monjes no daban a los visitantes sino telitas del hábito que portó su cuerpo y eso después de
mucha insistencia”1632. “Algunas veces los monjes se fastidiaban, pues se creían con derecho a que los atendieran y
les dieran hospitalidad en el convento aislado, cosa que demandaba un oneroso trabajo a los monjes”1636.
1-Introducción
“El doctor Chokrallah es un antiguo amigo mío. Padeció una enfermedad cardíaca, hace veinte años. En el
verano se venía a mi casa de Al-Uwaini. Vivir allí le hacía mucho bien para su salud. Me compró un terreno donde
construyó una casa para pasar el estío. En esa ocasión conoció a los monjes y trataba sus enfermos. Le hizo un
examen minucioso al cuerpo del padre Chárbel y, entre otras cosas, me dijo: “Esto no es natural, sino divino”1634.
“Obtuvo su doctorado en química y farmacología en 1891, y comenzó sus estudios de medicina en 1907”1635.
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3-El plasma o supuración de las cicatrices
“La cosa más extraña que me dejó perplejo fue lo que vi con mis propios ojos: unas manchas sobre las
vestimentas blancas, causadas por una materia viscosa que salía por los poros de su cuerpo, cuyo color y densidad
correspondían a la del plasma normal, que sale de cuerpos vivos cuando tienen heridas. El olor es el mismo del
plasma que sale de los cuerpos en caso de enfermedad”1637.
“Él no sentía el mal olor, sino el olor a moho. Notó el cuerpo tierno, como si acabara de morir. Con pañuelos
enjugábamos la supuración, y los conservábamos como reliquia. Yo mismo llené un frasco, del que la gente llevaba
para conseguir la sanación”1638. “Cuando me hice cargo de cuidar su cuerpo, yo veía la supuración y sentía el olor y
enjugaba el sudor y la sangre”1639.
5-Imposible
“Preguntó, también: “¿Cree usted que este hecho sería natural o sobrenatural? ¿No cree usted que un monje
ingenioso haya descubierto un medicamento capaz de conservar el cuerpo?” “Respondió: “”Mi convicción personal,
basada en el estudio y la experiencia, y después de haber examinado este cuerpo, dos o tres veces por año,
después de 17 años (1909), diría que este cuerpo se conserva por una fuerza sobrenatural. En cuanto a la
suposición de que un monje hubiera descubierto un medicamento capaz de conservarlo de tal manera, formulo lo
siguiente: Primeramente, si eso fuera verdad, el inventor de este descubrimiento extraño merecería la admiración y
la estima del medio científico, sobrepasando a Pasteur. Por otra parte, los médicos hacen todos los esfuerzos
posibles en este campo para la conservación de los cuerpos. Y con tantos esfuerzos, no han logrado conservarlos
sin mal olor, más de dos semanas. En cuanto a la supuración de este cuerpo, no se les ocurrió nunca a los médicos
pensar en ello; a lo que se añade la imposibilidad de que los cuerpos, en el supuesto de que estén momificados por
los médicos, pudieran supurar. Es sabido que el cuerpo sano de un hombre vivo contiene cinco litros de sangre, de
los cuales solamente tres litros de plasma podrían ser segregados, una tasa estimada en el 60%. El resto, el 40%,
contiene sales, glóbulos, materias sólidas. Si el cuerpo segregara el plasma natural, conservado después de la
muerte, y si los poros segregaran dos o un gramo cada día, se sigue de ahí que la cantidad de plasma segregada
sobrepasa la almacenada en el cuerpo, al momento de la muerte. Es decir, ocho años después de su muerte, la
cantidad de plasma debería haberse acabado; eso, si consideramos que el suero que emanó se conservó del todo y
no haya perdido nada a causa de la evaporación. Ahora bien, yo observé que el cuerpo supuraba más de un gramo
por día, pues el ritmo de la secreción no sería abundante si el cuerpo agregara un solo gramo cada día.
“En segundo lugar, usted conoce mejor que yo la falta de formación médica, especialmente entre monjes y, sobre
todo en este convento donde los monjes pasan el día en el campo, en la oración, en el trabajo. A mi modo de ver, la
sencillez de los monjes, su negligencia, su descuido del cuerpo del padre Chárbel, todo eso sería favorable para la
corrupción del cuerpo, si no hubiera una fuerza sobrenatural para protegerlo.
“Quiero también agregar que durante la guerra, he visto morir gente de hambre, después de vivir sin comer largo
tiempo. Sus estómagos estaban vacíos y secos y sus cuerpos deteriorados después de siete horas de muertos. Lo
mismo en los enfermos de tifoidea que sobrevivían unos 25 días, bebiendo sólo agua, segregada por el cuerpo, y
apenas a pocas horas de su muerte, sus cuerpos comenzaban a descomponerse. Lo otro: el frío, el agua, la
humedad y el calor ayudan a la descomposición del cuerpo. Todos estos factores no constituyen elementos
protectores. Por el contrario, destruyen el cuerpo. Y todos estos fenómenos rodearon el cuerpo del p. Chárbel.
Suponiendo que los monjes hubieran descubierto el antiguo método de momificación egipcia, ¿cómo hubieran sido
capaces de hacer supurar el cuerpo? En una palabra, el cuerpo del p. Chárbel está conservado por una gracia
sobrenatural. Y yo estoy dispuesto a dar una suma de diez mil francos, como premio, suma considerable para mis
posibilidades, al que sea capaz de conservar un cadáver en el estado en que está éste”1641.
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6-Irrealizable desde el punto de vista médico
“El postulador de la causa le preguntó: “¿Esta secreción no podría realizarse por la introducción de plasma en el
cuerpo, por inyección?” Él respondió: “Médicamente es irrealizable, pues el plasma se encuentra en el cuerpo del
hombre y no se produce farmacéuticamente. A este propósito, yo estudié farmacología y la practiqué, antes que la
medicina. Tengo mis diplomas de la universidad de Lyon. ¿Quién puede dar su sangre durante 27 años para
introducirla en el cuerpo del p. Chárbel? Y lo que es más, la operación de la extracción del plasma de la sangre no la
pueden hacer sino especialistas, dotados de todos las instrumentos necesarios. Si eso fuera factible, no se
guardaría el secreto. ¿Quién de los monjes, de los que usted no ignora su simplicidad, aunque se obtuviera ese
plasma, ¿estaría a la altura de poder realizarlo? Admitamos que todo esté disponible. Sería imposible inyectarlo en
un cuerpo después de 27 años de muerto. Más aún, sería imposible después de un mes de muerto, pues las venas y
las arterias por donde debe pasar el plasma, se secan poco después de muerto. También los poros se cierran, e
impiden la supuración”1643.
“También le preguntó: “¿La extracción del corazón y del hígado tienen que ver algo en este caso, o qué resulta de
ahí?” “Respondió: “La extracción del corazón y del hígado no tienen nada que ver. La extracción del estómago, por
donde comienza la descomposición, la retardaría por un tiempo”1644.
O: Otros exámenes
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“Después de que salieron todos los testigos, la comisión de jueces se quedó sola para examinar el cuerpo. El color
del cuerpo parecía ser rojo-amarillento; la piel estaba seca en la mayor parte del cuerpo, suave en las manos y en la
espalda; los músculos estaban secos, notoriamente visibles bajo la piel que, endurecida como estaba, seguía
manando por los poros invisibles, una sustancia sólida del color del plasma, cuyo olor era el del plasma en
descomposición. Esta sustancia parece, se corrompía después de su secreción por los poros invisibles. Una parte
de los cabellos y pelos no depreciable, existen todavía en los lugares cabelludos de su cuerpo como: el pecho, la
barba, la cabeza y aún en las manos, firmemente arraigados, como en un cuerpo vivo. Se veía el cuello con sus
huesos, un cartílago y su piel, como en los seres muertos. Los ojos y la nariz han sufrido una deformación, a causa
del goteo del techo de la tumba. Los huesos estaban bien conservados y aún las uñas. Las articulaciones, móviles y
flexibles; el pecho y la espalda tenían el aspecto de un cuerpo acabado de morir; el estómago, hundido; se le veía
una cicatriz que va de la base del esternón hacia el muslo izquierdo, de una longitud del diez centímetros. Fue hecha
por mano de hombre. En el estómago aparecen las huellas de un cinturón de hierro, de un color más destacado que
el de la piel. Puede ser el indicio de que el p. Chárbel llevara un cinturón de hierro con púas; El órgano sexual,
todavía aparente; las rodillas guardan las huellas de callosidad, que demuestran largas horas de estar arrodillado;
las plantas de los pies y las manos, sobre todo la izquierda, los miembros más expuestos a la vista y a ser tocados,
presentan rasguños causados, como es de suponer, por manos humanas; la carne aparente debajo de las heridas
es de color blanco rojizo; en la parte inferior del occipucio, debajo del cráneo, se encuentra una abertura de cuatro
centímetros de largo por uno de ancho, practicada con un cuchillo; todas las deformaciones que ha sufrido el cuerpo,
han sido practicadas por mano de hombre, menos los ojos y la nariz, debido al goteo del agua. El Dr. Jorge
Chokrallah abrió el estómago, de izquierda a derecha y de la mitad hacia el pecho. Se observaron pocas entrañas.
Los intestinos, el estómago y el hígado habían sido extraídos. En cuanto a la piel, los diferentes tejidos siguen
flexibles y conservados. Se abrió la piel, y la comisión observó que las capas cutáneas estaban sanas, como las de
un animal sacrificado hacía dos días, sin corrupción”1649.
2-Supuración en la pared
“En febrero de 1950, algunos visitantes se dieron cuenta que había humedad debajo del muro donde se
encontraba el ataúd. Le avisaron al superior, el cual con los monjes, pensaron que se infiltró el agua de la lluvia en el
interior de la tumba y que habría deteriorado el cuerpo. Por la noche, el superior, acompañado de los monjes y dos
trabajadores, desmontaron dos o tres piedras de la tumba y comprobaron que estaba seca. Entonces abrieron el
ataúd, cubierto de zinc y encontraron los hábitos empapados, el ataúd echado a perder, y acumulado el líquido que
salía del cuerpo. Se oxidó el zinc y el agua se infiltraba por el muro. Volvieron a cerrar la tumba, después de haber
enjugado el cuerpo con una sábana blanca, sobre la que quedó impresa la imagen de su cuerpo. Por aquel
entonces, yo era el superior general. Le llamé la atención al superior del convento por haber tomado esa decisión sin
haber pedido permiso de la autoridad. Él se excusó diciendo que sólo intentaba saber la procedencia del agua,
temiendo que se infiltrara de afuera y deteriorara el cuerpo”1654.
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“Comencé a desmontar las piedras. En realidad, al principio comenzamos este proyecto para comprobar si la
humedad hizo daño al cuerpo. Después entré, lámpara en mano y vi el agua que salía del ataúd y que formó un
pequeño charco. Le pedí a mi compañero que me trajera la ponchera que se usa para los bautismos con unos
trapos. Volví para quitar la tapa del ataúd. ¡Allí yacía un hombre delante de mí! ¡Sí, un hombre! Un hombre muerto
con sus manos blandas. Tuve el atrevimiento de besarlas. De sus manos manaba agua, como si fuera un hombre
vivo que sudara. Y mientras más las enjugaba, más abundante transpiraban. Corté de su carne un pedazo de 20
centímetros de largo por 5 de ancho. Después cogí otro pedazo más pequeño que el anterior y me lo metí al bolsillo.
También le arranqué un diente y dos caninos. Al día siguiente de nuestra llegada a Beirut1655, las gentes se
amontonaban en Annaya, de manera frenética, no explicándome cómo supieron lo que pasó1656. Llegaron por miles,
hubo muchos milagros y se efectuaron curaciones por su intercesión que publicaron en diarios y se dejó constancia
en los anales del convento. Hasta nuestros días, todo el que entra al convento puede ver al lado de la puerta, un
cuarto lleno de muletas que dejaron los paralíticos después de haber sido curados por intercesión del p. Chárbel”1657.
4-Reabren la tumba
“Por entonces se le pidió al patriarca que se formara una comisión de médicos para examinar el cuerpo. Nombraron
a los doctores: José Hitti, Chikri Milane y Teófilo Marón. Se reunieron el 22 de abril del mismo año 1950, la comisión,
el superior general y el obispo José Agl, vicario patriarcal. Un gentío innumerable se aglomeró, no sabiendo cómo
pudieron conocer la noticia. Se presentó también el postulador de la causa, el padre Vicente Awad. Se abrió la
tumba”1658, “estando yo presente”1659. “Al ataúd lo pusieron en la iglesia y los médicos lo abrieron delante de todos los
arriba mencionados. Encontraron empapados los hábitos, el colchón, la almohada y la casulla. Algunos estaban
podridos. Todo eso se conserva en el convento de San Marón. Los médicos certificaron que el agua no provenía del
exterior sino del cuerpo del p. Chárbel. Sacaron del cuerpo un pedazo pequeño para examinarlo en el laboratorio.
Dejaron un informe minucioso de todo lo que observaron. No me acuerdo si el informe lo hicieron inmediatamente
después del este examen o después del segundo examen que se llevó a cabo en agosto de 1950”1660.
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“El patriarca sirio católico, con algunos obispos, vinieron a visitarlo, lo mismo que los obispos Nayem Aql y otros
obispos maronitas. El patriarca Antonio Arida vino para la celebración de la misa en el eremitorio, en la fiesta de San
Pedro y San Pablo”1663.
“Las multitudes afluían, de todos los niveles sociales: grandes y pequeños, analfabetas y cultos, cristianos y no
cristianos del Líbano, de los países árabes, de Europa, de América y de los cuatro ángulos del mundo. Una gran
parte de visitantes estaba aquejada de diferentes enfermedades; enfermos que tenían necesidad de auxilio y ayuda
divinos. Vinieron también dos cardenales: Tabuni y Agayanián y una cantidad de sacerdotes, como también el
presidente Asunción Al-Juri, ministros, diputados, hombres de Estado1664, de todas las sectas cristianas y no
cristianas1665. Los grupos no cesaban de acudir a su tumba, en especial los domingos y días festivos, impulsados por
su creencia en la santidad del padre Chárbel y la eficacia de su intercesión, tras el gran número de sanaciones que
se siguieron. No creo que haya otro motivo humano para impulsar a las gentes a venir a visitar su tumba”1666.
Q: La imagen de Chárbel
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4-El superior general, Ignacio Al-Tannuri
“Ampliamos la foto del padre Chárbel y recogimos como otras treinta fotos de antiguos monjes de la Orden.
Después fuimos donde el padre Al-Tannuri y le pedimos que si podía identificar a cada uno de los de la foto. Al llegar
a la del padre Chárbel, la contempló, luego la acercó y un momento después, le corrieron abundantes lágrimas de
los ojos. La besó, mojándola con sus lágrimas. Nosotros estábamos convencidos de que era la foto milagrosa del
padre Chárbel, aparecida en la toma del fotógrafo. Le preguntamos: “Padre, ¿es que esa foto le recuerda algún
pariente suyo, puesto que lo ha conmovido tanto? Respondió sollozando como un niño: “No, es la foto del padre
Chárbel. ¿De dónde la sacaron? Él nunca fue fotografiado en su vida”1671.
La cuñada del padre Lattuf Al-Andari estuvo aquejada de una hemorragia durante dos años, y estuvo a punto de
morir. Sanó por la intercesión del padre Chárbel “1674.
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se precipitaba detrás del Señor Jesús. ¡Es una escena que da la impresión de una fe profunda! Los milagros de
conversión que se realizan, sobrepasan a los de sanación corporal”1676.
Conclusión
“¡Frente a esta cantidad de testimonios, el lector sagaz no puede no anonadarse profundamente delante de este
santo, maravillándose de su vida y después de su muerte! Puede ser que no seamos capaces de imitarlo ni de llegar
a la altura de la práctica de sus virtudes, pero no deja de atraernos fuertemente al amor de Dios y del prójimo, en la
medida de la posibilidad de cada uno de nosotros, y según la vocación particular a la que Dios nos haya llamado,
repitiendo con fe y devoción: “¡Oh Dios, tú eres maravilloso en tus santos”!1677.
Los testigos
1. Ignacio Daguer Al-Tannuri, superior general. Pronunció sus votos en el convento de Naameh el 8/10 de 1896 1678. Ordenado
sacerdote el 25/3 de 18931679. Elegido superior general para los períodos de 1913 a 1929. Se ocupó de la causa de canonización
de los santos Al-Hardini, Chárbel y Raquel, ante la Santa Sede en 1925. Hombre virtuoso 1680. Empeñó las propiedades de la Orden
al Estado francés, por un millón de francos, durante la Primera Guerra mundial, para alimentar a los hambrientos. Hizo muchos
milagros durante su vida. Antes de morir1681, dijo: “Conocí personalmente al p. Chárbel en su eremitorio, supremamente bien1682.
Murió el 14/2 de 19571683.
2. Ignacio Hunan de Mechmeche, sacerdote. Pronunció sus votos en 18711684: “Tengo 74 años1685. Conocí al p. Chárbel antes de
entrar a la Orden, pues ayudaba en las misas del p. Elías de Mechmeche, cuando tenía 12 años. Después de terminar mi noviciado
en el convento de Kozhaya, pasé un tiempo en el convento de S. Marón, donde lo traté mucho y con él rezaba el rosario. Fue mi
director espiritual hasta su muerte”1686. Murió el 22/9/19301687.
3. Efrén Nakad, sacerdote. Pronunció sus votos en el convento de Annaya, en 1874. Fue ordenado sacerdote en 1880 1688. “Soy
ermitaño en el eremitorio de Kozhaya. Tengo 76 años 1689. Cuando entré de monje, en el convento de San Marón, en Annaya, el p.
Chárbel era ya sacerdote y miembro de la comunidad. Allí pasé dos años y medio. Después tomé el hábito” 1690. Murió en el
eremitorio de San Pablo-Guebta1691.
4. Elías Abi Ramia de Ehmej, sacerdote. Pronunció sus votos en el convento de Kozhaya, en 1896. Fue ordenado en 1898 1692.
“Tengo 55 años1693. Mis padres tienen tierras cerca del eremitorio y desde niño iba allí, donde lo conocí. Yo tenía como seis años
cuando conocí al p. Chárbel. Y como yo era hijo único, mis padres me enseñaron a leer muy temprano. Frecuentemente iba al
eremitorio para ayudar en la misa al p. Chárbel. Lo conocí durante 17 años 1694. Después volví a ese convento para pasar tres años,
antes de su muerte”1695. Murió el 21/3/19671696.
5. Elías Abi Gosen Al-Mahrini, hermano. Pronunció sus votos en el convento de Annaya, el 25/12 de 18711697. “Tengo 80 años1698.
Lo conocí hace 60 años, pues cuando entré al convento de San Marón, en Annaya, él era ya sacerdote. Con él rezaba el rosario.
Allí vivimos juntos como 30 años” 1699. Murió en el convento de Kfifane, el 19 de diciembre de 19321700.
6. Antonio Alwan de Aito, sacerdote. Pronunció sus votos el 8/1/18981701. “Tengo1702 45 años. Conocí al p. Chárbel en el convento
de S. Marón1703, pues comencé mi noviciado hacia 1896. Después me quedé allí un segundo año como profeso. Después de mi
profesión me sentía mal y cansado. Entonces el superior me permitió hacer la convalecencia en el convento de Yebbe 1704,
quedando canónicamente destinado al convento de S. Marón, al que volví a principios de 1899, si mal no recuerdo. Poco después
de la muerte del p. Chárbel 1705, su cuerpo fue retirado de la tumba estando yo presente1706. Oí hablar muchas veces de él, entre
otros, al hermano Francisco de Mechmeche1707. Muerto el 21/1/1960, en el convento de Ydaide 1708.
7. Antonio de Hsarat, sacerdote. “Soy ermitaño en el eremitorio de Annaya. Tengo 1709 unos 60 años”1710. Fue ordenado sacerdote
el 4 de mayo de 1896. Después de la autorización del superior, entró en el eremitorio de Annaya, donde pasó 26 años. Avisó a su
superior de su muerte, tres días antes. Antes de entregar su alma al Creador, dijo: “Ha llegado la hora”. Murió el 12 de febrero de
19461711.
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8. Antonio Chebli, sacerdote de Maifuq, Biblos. Pronunció sus votos en el convento de Kfifane, el 2/5/1920 1712. “Tengo 61 años1713.
No conocí personalmente al p. Chárbel. Pero desde 1921 me ocupé de reunir información sobre su vida, de las gentes que lo trató
y frecuentó y en quienes yo tenía plena confianza. Y aunque mi trabajo no tuviera un carácter oficial y los testimonios no fueran
bajo juramento, les advertí de la importancia de su testimonio. Ellos aseguraron que no decían más que la verdad 1714. Murió en el
convento de Nuestra Señora del Socorro, el 18/12/1964 1715.
9. Antonio Nehme de Lehfed, sacerdote. “Tengo 77 años1716. Conocí personalmente al p. Chárbel en 1895, año en que yo era
escolástico en el convento de San Cipriano, en Kfifane. Después de sufrir una herida y que la llaga supuraba, los superiores me
mandaron al convento de San Marón para ser tratado por uno de nombre Antonio Al-Uwaini que recibía enfermos, pese que él no
había hecho estudios de medicina. Fui tratado por él durante 40 días, durante los cuales yo veía al p. Chárbel en su eremitorio,
cerca del convento y a veces en el convento mismo, donde él venía para ocuparse de ciertos trabajos, sobre todo en la elaboración
del pan durante la cuaresma. Después volví al convento de San Marón para pasar los meses de agosto y septiembre de ese mismo
año, cuando lo conocí mejor. Más tarde, tuve la ocasión de hacerle una visita en el convento y en el eremitorio y de hablar con él. Y
oí también, hablar de él1717. Murió en el convento de Nuestra Señora el 5/12/19681718.
10. Bernardo Helu de Ehmej, sacerdote. Pronunció los votos en 1895 y fue ordenado sacerdote en 1906 1719. “Tengo 47 años1720.
Conocí al p. Chárbel en el eremitorio, cuando era escolástico y venía a vacaciones de verano al convento de San Marón. Subía al
eremitorio y le ayudaba en la misa. Yo escribía textos antiguos de San Antonio y San Cipriano, a manera de escapularios para los
ermitaños. En ese monasterio pasé vacaciones de verano durante cuatro años, en vida del padre Chárbel 1721. Murió el 5/6/19421722.
11. Pedro Jawad de Mechmeche, hermano, llamado el ermitaño1723. Pronunció los votos en el convento de Kozhaya, en 18961724. Vivió
con San Chárbel dos años1725. Sobre todo, vivió con él un mes en Kesruwan 1726. “Tengo 60 años1727. No sé leer ni escribir; sólo el
rezo el oficio divino y leer las epístolas en karchuni (escritas con letras siríacas). Conocí al p. Chárbel en el eremitorio de S. Pedro y
S. Pablo, cerca del convento de San Marón, donde estuve de hermano converso, para hacer los trabajos que me mandara la
obediencia, ya sea en el campo o en el viñedo o bien en el convento. Conocí al p. Chárbel cinco años antes de morir. Yo iba al
eremitorio para participar y ayudarle en la misa, hacia el medio día. O bien, para hacerle una visita y participar en sus rezos.
También lo veía cuando yo trabajaba en el viñedo del eremitorio y lo veía en el convento cuando él iba allí1728. Después de la
muerte del p. Chárbel, la obediencia me mandó vivir en el eremitorio para ayudar al p. Macario que vivió con el p. Chárbel 30 años.
Él me habló de las virtudes de este hombre justo”1729. Murió el 17/9/1942, a los 82 años 1730.
12. Pedro Damián de Mechmeche, sacerdote. “Tengo 78 años1731. Conocí al padre Chárbel un año antes de su muerte, al siguiente
día de mi llegada al convento de San Marón. En ése entonces, él estaba en el eremitorio de San Pedro y San Pablo. Fui algunas
veces al eremitorio. Los que lo han conocido me hablaron de él, entre otros, el padre Elías de Mechmeche y el padre Antonio de
Mechmeche1732.
13. Pedro Al-Juri Juan de Mechmeche, sacerdote. Pronunció los votos en el convento de Kozhaya en 1896, ordenado sacerdote en
19031733. “Tengo 51 años1734. Conocí personalmente al ermitaño, cuando era hermano. Luego fui sacerdote del convento, 5 años
antes de su muerte”1735. Murió en el convento de Yrabta en 1967, con 91 años1736.
14. Pedro Antonio Moisés. Se casó el 6 de noviembre de 18831737. “Tengo más de 70 años1738. Yo era un joven de 15 años cuando
comencé a aprender zapatería con el hermano Francisco de Borachtar 1739, el hermano zapatero del convento. Viví diez años en
este convento, donde el padre Chárbel estuvo todo este tiempo. Cuando entró al eremitorio, yo me fui para mi casa de Uwaini que
distaba a un cuarto de hora del eremitorio, a pie. Desde entonces, iba todos los días para participar en la misa del padre Chárbel.
Dejé a Uwaini cuatro años antes de su muerte. Durante este tiempo no iba al eremitorio sino para la misa de los domingos 1740.
15. Pedro Daher: “Vivo en este convento desde la edad de 13 años. Era el encargado de las vacas y de las cabras. Después fui
mulero y más tarde, colono asociado, residente cerca del convento. Soy un vecino permanente. Fui nombrado cuidandero de las
propiedades del convento”1741.
16. Pedro Elián de Mechmeche, hermano. Pronunció los votos el 21/5/19151742. “Maronita. Tengo 26 años 1743. Desde hace dos años y
medio soy sacristán y el que atiende las visitas”1744. “Muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro, el 13/12/1954” 1745.
17. Pedro de Maifuq, hermano. “Tengo 66 años1746. Viví en el convento de Annaya dos años antes de la muerte del padre Chárbel y un
año después de su muerte”1747.
18. Pedro Saliba Sibrini. Pronunció los votos en el convento de San Moisés, en 1895. Fue ordenado sacerdote en 1904 1748. “Tengo 49
años1749. Tenía entre doce y trece años cuando conocí al padre Chárbel. Yo vivía en Kfarbaal y soy hijo de uno de los colonos
asociados del convento. Algunas veces iba al eremitorio para asistir a las misas. Después me quedé en el convento como
trabajador. Yo lo veía trabajar en la elaboración del pan. Me quedé en el convento durante tres años, antes de entrar en la Orden.
Después me ausenté tres años para volver luego, por un año. Desde que comencé mis estudios de teología, volví allí para las
vacaciones de verano”1750. Muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro en 19451751.
19. Pablo de Lehfed, hermano: “Viví en este convento como unos 19 años. Antes de comprometerme con la Orden, pasé allí más de
10 años como trabajador. Supe de la muerte del padre Chárbel en la víspera de Navidad de 1898, lo que me dejó afligido. En este
convento yo ayudaba al padre Antonio de Mechmeche”1752.
20. Pablo Majluf, sacerdote: “Soy el cura párroco de la parroquia del Bqaakafra. Tengo 53 años 1753. Oí hablar del padre Chárbel, pues
era mi tío. Es decir, mi papá y el padre Chárbel eran hermanos de la misma madre. Él era de nuestra aldea, Bqaakafra, de nuestra
familia Majluf y de nuestra comunidad maronita” 1754.
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21. David Gabriel David: “Tengo 44 años1755. Muy joven frecuenté el eremitorio, durante cinco años. Iba allí una o dos veces por
semana; algunas veces cada mes, cuando los ermitaños me llamaban para copiarles libros espirituales y hacer los escapularios de
santos, pues yo tenía buena caligrafía en karchuni (árabe escrito en caracteres siríacos), cuando apenas tenía quince años. En esa
ocasión yo ayudaba en la misa1756.
22. Gabriel Marón Gabriel, cura párroco: “Tengo 70 años1757, soy sacerdote. Mi testimonio presenta dos aspectos: uno, de mi
conocimiento personal; el otro, de lo que he sabido de él. Por mi parte, lo conocí durante tres años, de los diez a los trece años. Iba
al eremitorio con mis amigos llevando los gusanos de seda para pasar allí el invierno, ocasión que me permitió ver al p. Chárbel 1758.
23. Jorge Emanuel Sassine: “Tengo 45 años1759. Desde joven estoy en el convento. Para ése entonces, el p. Chárbel estaba en el
eremitorio. Al comienzo yo residía allí como trabajador. Después de mi matrimonio no dejé de ir, como obrero, siendo un colono
asociado del convento1760. Conocí al p. Chárbel como ermitaño, doce años antes de su muerte. Yo pasaba gran parte del tiempo en
el convento. Muy a menudo, el superior me encargaba de llevar cosas al eremitorio donde algunas veces asistía a su misa y lo veía
trabajar en el viñedo. Algunas veces comí con él”1761.
24. Juan Antonio Al-Jaisi: “Soy de Bqaakafra, maronita, casado, analfabeto, piadoso y trabajador. Tengo 70 años 1762.No conocí
personalmente al padre Chárbel, pero oí hablar de él a los habitantes de Bqaakafra, a los más viejos que yo y también a los que
son de mi misma edad, y al cura párroco Rafael Nade, que estuvo un tiempo en nuestra parroquia. Todos ellos hablan de su vida,
antes y después de entrar en la Orden, hasta su muerte. No hay ningún parentesco entre mi familia y la suya. Solamente él es de
mi misma aldea”1763.
25. Juan Najle Al-Hussaini: “Tengo 67 años1764. Cuando mi tío, el padre Abdel Ahad Al-Hussaini, era el superior en el convento San
Sergio y Baco, en Qartaba, yo le ayudaba en la misa. Hice muchas visitas al convento de Annaya, donde veía siempre al padre
Chárbel”1765.
26. Juan Abdu Al-Yayi, sacerdote. Pronunció los votos en el convento de Naame, en 18891766. “Tengo 60 años1767. Conocí al p.
Chárbel desde hace 41 años, pues yo estaba en ese convento como ayudante del superior, el padre Emanuel Al-Yayi1768. En ese
tiempo, el p. Chárbel estaba ya en el eremitorio de San Pedro y San Pablo. Lo visitaba para copiarle algunas oraciones. Después
entré en la Orden para hacer el noviciado en ese convento, donde me quedé un año más, durante el cual visitaba al p. Chárbel. Lo
que yo sé de él está basado en mi experiencia personal. Después, lo que sé, lo oí de mis hermanos los monjes, que lo visitaron
durante largo tiempo, hasta su muerte”1769. “Murió en Nuestra Señora del Socorro, en 19301770.
27. Hawchab Tedros Challita Naakad: “Mi mamá, Rosa, era hija de Hawchab Majluf. Su mamá, Galia, era hija de Juan, que era
hermano del padre Chárbel de Bqaakafra, aldea natal del padre Chárbel. Soy maronita, de 66 años 1771. No lo conocí
personalmente, pero sí por el lado de su hermano Juan, abuelo de mi mamá. También conocí al padre Rafael Challita Naakad, al
padre Efrén Naakad, de la Orden Libanesa Maronita y al sacerdote Pablo Majluf, pues todos ellos conocieron al padre Chárbel, y
me han hablado de él”1772.
28. Roque Al-Juri de Mechmeche, sacerdote. Pronunció los votos en el convento de Naame en 1888. Fue ordenado sacerdote en
19001773. “Tengo 51 años1774. Conocí al p. Chárbel en el eremitorio, cuando yo era todavía seminarista y venía en las vacaciones de
verano al convento de Annaya, lo que me permitía visitar el eremitorio”. Murió en 1937, en el convento de Nuestra Señora del
Socorro”1776.
29. Sebastián Antoni Moisés, conocido con el nombre de Uwaini. “Fue confirmado el 19 de junio de 1867 1777; casado el 24/2/1889”1778.
“Tengo 68 años1779. “Lo conocí hacia 1869 y hasta su muerte en 1898. Fui al convento de San Marón para ayudar al tío de mi papá,
el padre Iklinos, ya anciano. También ayudé en la cocina al hermano Francisco de Mechmeche, durante dos años. El p. Chárbel
estaba en ese convento. Viví con él y los demás monjes, ayudando en el comedor. Me sacaron de la despensa para ayudar al p.
Elías de Mechmeche, durante ocho años, tiempo en el cual el p. Chárbel residía siempre en el convento. Todos los domingos y los
días de fiesta iba al eremitorio para asistir a la misa. Algunas veces me confesaba con él. Mantuve este ritmo unos 18 años hasta
su muerte”1780.
30. Simón de Ehmej, sacerdote. Ermitaño en el eremitorio de Maifuq. Pronunció los votos el 17/1/1874. Ordenado sacerdote el
26/2/18871781. “Tengo 74 años1882. Conocí al p. Chárbel antes de entrar en la Orden, cuando él acompañaba a los monjes del
convento de San Marón para participar en los funerales. Después, una vez ya en la Orden, viví 16 años en el convento de S.
Marón, cuando el p. Chárbel había entrado ya en el eremitorio. Lo veía a menudo y lo acompañaba en el eremitorio, pues yo era el
encargado de hacerle compañía cuando el superior lo necesitaba para alguna misión espiritual” 1783. “Murió el 15 de junio de
1933”1784.
31. Simón Jorge Gata de Biblos: “Yo era cantero. Tengo 75 años 1785 y soy maronita. Leo y escribo bien y soy piadoso”1786.
32. Chebli José Fayad Chebli: “Soy maronita de Maifuq. Tengo 85 años 1787. Conocí al padre Chárbel durante dos años y medio,
cuando él era ermitaño. Durante ese período estuve ayudándole al superior del convento de San Marón, el padre Emanuel Al-Yayi.
También los que lo han conocido me hablaron de su vida, entre otros, mi suegro Juan Marón de Maifuq, mi papá José Fayad
Chebli y Jalil Bu Richa de Maifuq”1788.
33. Aziz Juan Al-Chidiaq. Nació en 1919, registro N°. 33 de Bcharri, residente en Jalidie (durante el invierno). Era encargado de los
venían de la iglesia de Nuestra Señora de Jalidie1789.
- 105 -
34. Aida Chidiaq: “Nacida en Jalidie, registro No. 34 de Bcharri. Oyó contar a su mamá, fallecida a los 85 años, hace un lustro. Ella era
de la familia Chidiaq, de la rama de los Al-Juri, origen de la mamá de San Chárbel, según se lo contó su papá, que lo oyó de su
abuelo”1790.
35. Iid Challita Naakad: “Soy de Bqaakafra, maronita, de 46 años1791. El padre Chárbel era el tío de mi mamá1792.
36. Fuad Alejandro Al-Juri, alcalde de Aley:”Tengo 46 años1793. Soy de Ehmej. No conocí personalmente al p. Chárbel. Mi papá me
habló muchísimo de él, pues lo visitaba y se confesó con él, al menos siete u ocho veces. También oí hablar de él a los habitantes
de la región que lo conocieron. Entre otros, de los que obtuve información, puedo citar a mi tío, el doctor Nayib Beik Al- Juri que
atendió al p. Chárbel hasta su muerte; A Sebastián Al-Uwaini, que practicaba la medicina sin haberla estudiado; al padre Miguel Abi
Ramia; a José Sebastián Jalife, todavía vivo, y a mi mamá1794.
37. Francisco Paz Al- Sokhn, de Qartaba, hermano. Pronunció los votos en el convento de San Moisés, en 1893 1795. “Tengo 54
años1796. Conocí al padre Chárbel cuando él estaba en el eremitorio, dos años antes de su muerte. Yo era el encargado de la
sacristía y de los visitantes. Cuando él murió, yo estaba aquí y ayudé a cuidarlo durante los últimos seis días de su enfermedad.
Estuve presente cuando murió y participé en sus funerales. Después me encargaron la responsabilidad del cuarto donde fue
depositado su cuerpo y ocuparme de los peregrinos que venían a solicitar su intercesión. Un año y medio duré en ese servivio” 1797.
“Murió en el convento de Qartaba, en 1933”1798.
38. Francisco Saliba Al-Sabrini, sacerdote. “Pronunció sus votos en el convento de Naame, en 1888, a la edad de 18 años. Fue
ordenado sacerdote en 1904”1799. “Tengo 58 años1800. Conocí al ermitaño en el convento de Annaya, 13 años antes de su
muerte”1801. “Falleció en 1933, en el convento de Nuestra Señora del Socorro” 1802.
39. Luis Blaibel. sacerdote. Pronunció los votos en el convento de Naame, en 1888. Ordenado en 1890 1803. “Tengo 57 años1804. La
primera vez que vi al p. Chárbel fue en 1889, cuando era seminarista en Maifuq. Y después en 1895, cuando fui secretario del
padre general, Martín Al-Daruni”1805. “Falleció en el convento de Bharsaf, en 1938”1806.
40. Marón Daher Abbud: “Tengo más de 60 años1807. Soy colono asociado del convento y vivo muy cerca. Yo venía al convento para
asistir a la misa los domingos y días de fiesta y para ayudar a los monjes en el trabajo. Conocí al padre Chárbel en el convento, 15
años antes de entrar en el eremitorio. Después continué viéndolo allí”1808.
41. Benito Tabet, sacerdote, hijo de José Tabet, de Deir Al-Qamar. “Tengo 80 años1809. Estoy en la Orden desde hace 64 años. He
escrito unas 40 obras. Mis informaciones sobre el padre Chárbel vienen, en parte, de mi conocimiento personal y en segundo lugar,
de lo que escuché a otros de él. Lo conocí entre los años 1893 y 1895, es decir, ni antes ni después de esas dos fechas sin
poderlas detallar más. Hablé con él en el eremitorio de San Marón, en Annaya, impulsado por mi deseo de conocer los ermitaños
de mi Orden”1810. “Falleció el 14/5/1964”1811.
42. Miguel Abi Ramia, sacerdote secular. “Soy sacerdote maronita, de Ehmej. Tengo 54 años1812 y soy el cura párroco de la parroquia
de Ehmej. Tenía nueve años cuando comencé a frecuentar el eremitorio, cerca de mi casa a un cuarto de hora, a pie” 1813.
43. María, viuda de José Chamún: Soy de Mechmeche y tengo 60 años 1814. Soy maronita, analfabeta y piadosa1815. En mi juventud
venía con mis familiares de Ehmej para asistir, los domingos y días de fiesta, a la misa del eremitorio. A menudo participábamos
de la misa del padre Chárbel1816.
44. Moisés Antonio Moisés: “Soy de Ehmej, maronita de 78 años 1817. Viví siempre en el convento, trabajando en sus campos con los
monjes. Conocí a S. Chárbel en el convento antes de entrar a la ermita. Luego fue ermitaño” 1818.
45. Natividad, viuda de Antonio Chehade: “Soy maronita y piadosa, de la aldea de Annaya, de 67 años1819 y analfabeta. Me ocupo de
mi casa”1820.
46. Nehemtallah de Mechmeche, sacerdote. Ordenado en 18911821. Conocí al ermitaño en el eremitorio del convento. Lo visitaba a
menudo, pues yo fui miembro de la comunidad 15 años; es decir, yo estaba en el convento cuando su muerte1822 y participé en sus
funerales”1823. “Falleció en el convento de Nuestra Señora del socorro, en 19401824.
47. Rosa Hawchab Antonia Majluf: “Mi mamá era Galia Juana Zaarur Majluf. Tengo 87 años1825. El padre Chárbel era tío de mi
mamá; es decir, él era hermano de su papá1826.
48. José Abrahán Al-Hasruni, sacerdote. “Pronunció los votos en el convento de Annaya, el 20/3/1898. Fue ordenado sacerdote en
1904”1827. “Tengo 49 años1828. Frecuenté al p. Chárbel durante dos años, del 12 de noviembre de 1896 hasta el 4 de noviembre de
1898, en el eremitorio de San Marón, en Annaya, cuando yo era novicio y después monje. Cada vez que la oportunidad se
presentaba, pedía permiso para ir donde el p. Chárbel, al eremitorio de San Pedro y San Pablo. Cuando él veía mi deseo de
compartir con él su oración, me llamaba y comenzábamos a rezar el rosario, o hacer la visita al Santísimo Sacramento. Algunas
veces le ayudaba en la misa”1829. “Falleció en el convento de Jrabta, en 1961, a la edad de 80 años” 1830.
49. José Elías Bu Salomón: “Conocí al padre Chárbel durante mucho tiempo, cuando estuve en ese convento. Después, en el
eremitorio, hasta su muerte. Tengo 65 años 1831, y pasé más de 55 años al servicio de los monjes”1832.
50. José Abi Yunes de Ehmej, sacerdote. “Pronunció los votos en 1893 y ordenado en 1905”1833. “Tengo 54 años1834. Conocí al p.
Chárbel antes de entrar a la Orden. Lo frecuenté cerca de diez años. Luego fui monje en la comunidad de S. Marón, cuando él era
ermitaño en el eremitorio de S. Pedro y S. Pablo” 1835. “Falleció el 30/8/1962”1836.
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51. José Sebastián Jalife: “Tengo 70 años1837. Conocí al padre Chárbel unos cuatro años, como ermitaño” 1838.
52. José Andari Al-Juri, sacerdote. Pronunció los votos en el convento de S. Moisés, el 15/10/1893 y ordenado sacerdote el
13/4/18971839. Tengo 57 años1840. En 1899 viví en el convento de Annaya, desde abril, durante dos años y ocho meses sin
interrupción. Fui encargado de cuidar el cuerpo del p. Chárbel después de su exhumación. En el momento de su entierro yo no
conocía el estado de su cuerpo, ni tampoco cuando su exhumación, llevada a cabo 15 días antes de mi llegada” 1841. “Falleció en el
convento de Ntra Sra del Socorro, en 1948”1842.
Referencias
1 Ver Fuentes
3 En los libros del tiempo litúrgico, es decir, el breviario, libro de fiestas, Tiempo de Navidad, del Bautismo, de la Semana
Santa, la Resurrección, los Cultos y la visita al Santísimo Sacramento.
9 Era la costumbre de los párrocos de Bqaakafra de inscribir en un registro, señalando el año una sola vez, y para no
repetirlo, decían:”En el mismo año”. De donde Chibli dedujo que la muerte tuvo lugar en 1831, refiriéndose a la fecha del
año siguiente de 1832; pero puede ser que el deceso haya tenido lugar entre 1831 y 1833, antes del matrimonio de su
madre, pues la confusión de fechas en el registro de Bqaakafra era una cosa habitual.
13 Ebrio de Dios, p. 44
16 Chibli dio su testimonio después de unos 35 años de averiguaciones. En su libro Ermitaño de Annaya, no menciona las
fechas de bautismo de sus hermanos. No obstante, tuvo en cuenta el deceso de su padre y el nuevo matrimonio de su
madre porque los encontró. Pero a propósito de las fechas de bautismo de sus hermanos, es imposible, pues el registro
comenzó en 1830. Por otra parte, según Chibli, José, que es el quinto hijo, nació en 1828. Entonces, ¿cómo podría
encontrar la fecha de su bautismo? Sólo queda pensar que Chibli lo olvidó.
19 Diario de Annaya, p. 8; Al Tannuri, p. 1; Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 256.
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23 Registro No. 1, Bqaakafra, matrimonios y decesos.
24 Hasta el 25/10/1845, registro No.1, Bqaakafra, p.25S, se llamó siempre Lahud Abraham; el 23/4/1851, Antonio (que era
el hijo mayor de Lahud), tomó el nombre de Antonio Al-Juri Abdel Ahad, registro No. 1, Bqaakafra, p. 28, lo que quiere
decir que su ordenación tuvo lugar entre las dos fechas.
26 No se menciona para nada al padre Abdel Ahad en el registro de Bqaakafra, ni en el de los bautismos, matrimonios y
decesos, a excepción de tres decesos en la localidad de Baalbek que él no presidió (registro No.1, Bqaakafra,
matrimonios y decesos, p.113; parece que fue nombrado cura párroco de los habitantes originarios de Bqaakafra,
resientes de Baalbek, es decir, Deil Ahmar y aldeas vecinas.
27 Puede ser que su nuevo marido haya trabajado en Baalbek antes de su ordenación sacerdotal, al menos en invierno. Así
se explica que el bautismo de dos hijos haya sido en Bqaakafra y por lo que no se haya mencionado el de su hija. Lo que
llama la atención es que no haya estado presente cuando la muerte de su esposo.
28 Testimonio de Artemio Nakad, de 96 años, manifestado a nosotros, en junio de 2006, en Bqaakafra. Hasta nuestros días,
la familia Zaaëter vive en Deir Al Aahmar, localidad que limita con Chlifa. Son de la familia Majluf, de Bqaakafra.
31 Para más información sobre el ambiente de la aldea, en general: costumbres, trabajos, habitación y problemas, ver a
Adib Al Kassis, La aldea libanesa en el pensamiento de Chicri Juri y Antonio Jayat, Líbano, 2001; y Anis Fraïha, La
aldea libanesa, una civilización en vía de desaparición, Líbano, Imprenta Jarrous, sin fecha.
37 Al Tannuri, p. 2.
40 Durante quince horas se desbordó el río de Abu Alí, cuyas aguas cubrieron el puente, destruyeron la puerta de hierro
(Bab Al Hadid) Asswaïqa, el matadero, el mercado Haraj, Al Mahalla; atacó con rabia el barrio cristiano. Los comercios y
los almacenes quedaron sepultados; en todos los lugares llegó hasta el techo. Las casas, por la fuerza del oleaje, se
derrumbaron sobre los habitantes y sobre todo lo que contenían; las bestias, los caballos, los asnos y los camellos se
desbocaron; los sicomoros y los álamos fueron arrancados de cuajo. Cada árbol tenía una cuarta de espesor. Hombres,
mujeres y niños encontraron la muerte en su fuga; los almacenes, con su contenido, fueron averiados: muebles, objetos
de cuero, colchones, cobijas, provisiones, oro, plata. La pérdida se estimó en 3.000 sacos de oro (el saco equivalía a 500
piastras); las pérdidas de los huertos, en comida, en los molinos y en árboles frutales pasaron de 2.000 sacos de plata.
Más de 100 mujeres murieron a causa del terror, cosa rara en nuestros días. El agua se desbordó por encima del puente.
Todo duró una media hora. Si Dios no hubiera cuidado sus criaturas, todos hubieran perecido en el agua que arrastraba
un barro muy pesado y negro. Si la inundación hubiera durado todavía un cuarto de hora más, hubiera afectado las dos
terceras partes de la región; y si hubiera sucedido de noche, hubiera aumentado las pérdidas. Sin la ayuda de Dios, el
Omnipotente, nuestros cuerpos hubieran perecido con los de los que encontraron la muerte. A Él la alabanza en todo
tiempo, ahora y por los siglos de los siglos. Amén (José Abraham Yasbek, Papeles libaneses, vol. II, Casa editora Araëd
Al Líbano, Beirut, 1983, p. 52-53, en un documento encontrado entre las hojas de papel de Paz Khaïrallah). Maaluf
continúa en la revista La Grace, vol. I, p. 329, diciendo: “Cuando el agua se calmó, el Bajá, por su propia cuenta, trajo
buzos que sacaron los tesoros, arrastrados por la inundación, con lo que ganó mucho dinero (del P. Pierre Saadé,
Convento del oro, Kfifane, libro III, Líbano 2004, p. 321).
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44 Chárbel empleó, en árabe, el diminutivo de “torrente”, pues las gentes, al comienzo, no le dieron ninguna importancia.
45 Tum Al Mezrab y Dahr Al Qadib son dos cumbres de la montaña más alta del Líbano, a una altura de 3080 metros.
47 Es decir, al comienzo del torrente estaban tranquilos, sin prever lo que podría pasar.
48 “Vamos donde cualquiera”: una expresión en el norte del Líbano que significa devolver una visita, ir a tomar un café.
50 Se llama Salomón Aarida de Bqarqacha, desaparecido en la inundación. Una operación de salvamento se llevó a cabo
en su búsqueda. Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 85, rúbrica 2.
53 A causa de la subida de las aguas utilizaron la barca y los animales; camello, caballo, mula, asno.
54 El convento de Hammatura está situado en frente de la aldea de Kosba. Está construido en las rocas.
55 Antiguamente los habitantes, descendientes de la línea de príncipes, eran dominantes; toda recién casada debía pasar
su primera noche de boda allí.
57 Según los papeles que poseía el doctor, padre Gabriel Abi Samra, Positio de la causa de canonización de Chárbel,
1926, p. 118-119. Un torrente tuvo lugar el 23 de mayo de 1882; causó daños agrícolas y pérdidas en el ganado; nunca
hubo cosa parecida: duró 48 horas. Diario de Annaya, p. 1.
59 Chárbel respondió a una pregunta que le hiciera el padre Juan Al Jajy: “¿Qué trabajas en casa de tu padre?”. P. Juan Al
Jajy, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 46.
72 Al Tannuri, p. 2.
- 109 -
75 Padre Pablo Majluf, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 120.
80 Una enfermedad contagiosa. Para impedir el contagio se aislaba al enfermo de la gente, vista la falta de medicina. Ver
Viaje al Líbano y a Siria, de Monseñor Misseline, canciller del emperador de Austria y jefe de la corte papal, del papa
Pío IX, traducido y comentado al árabe por el padre Ignacio Al Juri, monje libanés.
82 Traducción en verso.
86 Galia, hija de Juan Zaarur, nació el 1º de enero de 1864. Es una prueba que la hija murió. Registro No. 1, Bqaakafra, p.
54.
- 110 -
107 Diario de Kozhaya, p. 119, No.213.
112 Una carta enviada el 30/8/1848, cuya copia ha sido enviada al convento de San José Elburye, Archivos de Nuestra
Señora del Socorro, R-113 y Y-598.
116 Padre Pablo Damián de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 89.
121 Ver el martirologio maronita, según el rito de la Iglesia maronita de Antioquía, preparado y ordenado por el P. Pablo
Daher, publicado por el Instituto litúrgico de la Universidad del Espíritu Santo, 23, Kaslik, Líbano, 1996, p. 243.
123 Esta iglesia se ha señalado en el registro de compra de terrenos del convento de Kozhaya, entre los años 1822 y 1825;
dos terrenos en Bqufa, uno en la vecindad de la iglesia de San Chárbel, p. 178, que se cambió por otro en Wata Al
Ramatt, pp. 183, 214, 215.
124 Afligirse tanto, es decir, tristeza con la que el afligido se abstiene de la alegría en las visitas, en las comidas preferidas
del difunto, sujeto de la aflicción.
127 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 116; Ermitaño de Annaya, p. 73.
128 Una carta enviada el 30/8/1848, cuyo destinatario era la comunidad del convento de San José Elburye, Archivos de
Nuestra Señora del Socorro, R-113 y Y-598.
129 P. Antonio Chibli, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 230. Eso quiere decir que cambió de
convento en la época del trabajo con los gusanos de seda, es decir, en mayo, lo más probable del año 1852, y no en
1853 (porque se encuentra la expresión: terminó el segundo año de noviciado; ¡El año no son cinco meses! Estuvo en
Maifuq nueve meses y 17 en Annaya, como novicio.
131 Esta expresión quiere decir: abandonó el convento por su propia voluntad. Causa de canonización de Chárbel, 1955, p.
296; Anales de Maifuq, p. 5.
135 Pronunció sus votos el 1/11/1833, en el convento de Hub. Se ordenó el 20/8/1838. Murió en septiembre de 1871. Fue
superior de Annaya entre 1848 y 1850. Monjes de nuestra aldea, p. 54 y 251.
- 111 -
136 P. Emanuel Al Hach, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 296.
139 Muerto como hermano lego, en Kfifane, en 1896, Monjes de nuestra aldea, página 126.
143 P. Simón de Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, página 41.
145 Constituciones 1732, castidad. Qarali habla de esta ley, diciendo: “Nadie ignora que son muchos los padres y ermitaños
que han decepcionado a sus madres y a sus parientes próximos cuando se abstienen de hablar con ellos, de mirarlos o
frecuentarlos. Lo leemos en la biografía de San Simeón, el estilita, P. Bimine y sus hermanos y muchos otros”. (La
lámpara monástica p. 72).
146 Pedro Hawad de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 36.
150 P. Francisco Saliba Sabrini, Positio de la causa de canonización de Chárbel, página 22.
153 ¡5 años! Eso quiere decir que estuvo durante un largo período, pero no 5 años. Máximo, 3 años. Rosa Majluf, Causa de
canonización de Chárbel, 1955, p. 289.
154 Lo que confirma la hipótesis es que los hermanos profesos que fueron ordenados sacerdotes con Chárbel, hayan
pronunciado sus votos con él, el mismo año: Atanasio Tula de Jebbe, el 27/3/1853, Monjes de nuestra aldea, p. 75;
Eklimos Al-Danuri, el 27/4/1853, Monjes de nuestra aldea, p. 95; José Al-Danuri, el 25/12/1853, Monjes de nuestra
aldea, p. 95; esto muestra que ellos fueron hermanos conversos, y puede ser, vista su buena conducta, que hayan
decidido ordenarlos sacerdotes; de ordinario, los estudiantes de teología hacían sus estudios solamente durante 3 años.
155 Al-Tannuri, p. 2
156 El padre Esteban pronunció sus votos en el convento de Kozhaya, el 17/6/1855. Murió el 8/9/1908, Monjes de nuestra
aldea, p. 158; fue una prueba que el Santo tardase en juntarse al escolasticado de Kfifane. No entró, como quiere la
tradición, en 1853.
157 Al-Tannuri, p. 2.
- 112 -
165 P. Simón Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, página 41.
168 Diario del padre Naamtallah Al-Kafri, de la obra del padre Pierre Saade, Convento del oro, Kfifane, libro I, Líbano,
2001, p. 191.
169 Quise hablar aquí de la piedad de la madre por la influencia que ella ejerció sobre su hijo.
175 Padre Simón Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel 1926, página 41.
178 Pedro Damián de Mechmeche, Causa de la santidad de Chárbel, 1955 p. 89; Al Tannuri, p. 2; Lo oculto desvelado,
p. 120.
180 Al Tannuri, p. 2; y Testimonio del hermano Antonio Al-Qadi relatado ante nosotros, “hace algunos meses”.
182 Donde puede ser tres años, pues es el período del Capítulo de 1859 a 1862. El documento del consejo de Santiago,
realizado en 1862, no existe; de donde no se sabe si el Padre Chárbel estuvo en el convento o no. Su nombre no figura
entre los participantes del consejo del convento de Annaya por ese mismo año (archivos de Nuestra Señora del
Socorro, R-482); puede ser que haya un índice que se encuentre aún en el convento de Santiago. Por otra parte, su
nombre no figura más en los dos consejos, tenidos en 1865, respectivamente en Santiago (archivos de Nuestra Señora
del Socorro, K-542) y en Anaya (archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-537). Yo creo que esto se colige por dos
razones: El padre Naamtallah Tubia llamó a San Chárbel para decirle: vaya a cuidar el viñedo contra los chacales y
envíenos al padre Antonio de Mechmeche, su guardián (pronunció sus votos en 1850, ordenado sacerdote en 1859 y
muerto en 1906; Monjes de nuestra aldea, p. 180-181), pues él debe participar en el consejo local. Y el padre Chárbel
fue directamente. Esta versión es conforme al consejo de 1865, por dos razones: 1- La presencia del padre Antonio de
Mechmeche por la primera vez en el convento de Annaya; anteriormente, era miembro de la comunidad de Nuestra
Señora de Machnaqa (archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-468). 2-El consejo tuvo lugar el 20 de septiembre,
época de madurez de las uvas.
183 Pronunció sus votos en el convento de Hub, en 1835, fue ordenado sacerdote en 1838 y muerto, en olor de santidad, el
26/1/1884,Monjes de nuestra aldea, p.83
186 Luces monásticas, vol. II, tomo II, centro de publicaciones artísticas, de la Universidad del Espíritu Santo, Kaslik,
Líbano, p.32.
188 Padre Emanuel, de Qartaba, muerto el 15/11/1841, de viruela, Diario del convento de Annaya, p. 49; Hermano Germán
Amchite, muerto el 15/12/1841, de viruela, Diario del convento de Annaya, p. 49; Hermano Samuel Tannurine, muerto
el 8/1/1841, de viruela, Diario del convento de Annya, p.49; Hermano Alejando Tartej, muerto el 23/9/1842, fusilado
por los chiítas, Diario del convento de Annaya, p. 49. En cuanto a las vejaciones de los chiítas contra el convento de
Qartaba, el superior del convento escribió al patriarca para informarle: “…Por precaución, después de las vejaciones
perpetradas contra nosotros, le planteamos nuestra necesidad de proveernos de municiones de guerra para cualquier
- 113 -
caso imprevisto” Archivos de Bkerke, el 3/1/1841, cajón del patriarca José Hubech, según el padre Pierre Saade,
convento del oro Kfifane, libro III, Líbano. 2004, p.501.
189 Es decir, el actual convento; inscripción en lo alto de la puerta antigua del convento de Annaya.
191 Padre Chárbel de Bqaakafra, como era conocido entre los monjes, firmó.
195 Al Tannuri, p. 2.
196 Vida y correspondencia del obispo José Prefer, obispo honorífico de Laodicea, sede de San Juan Marón. Faraya,
1818-1889; Personalidades en la historia del Líbano, Miguel Abi Fadel, D. Juan Najud, 2005, p. 110.
198 Pronunció sus votos en el convento de Annaya en 1837, ordenado sacerdote en 1841, y muerto de Maifuq en 1886
(Monjes de nuestra aldea, p. 251; expulsado de la Orden por el patriarca Pablo Masaad, archivos de Nuestra Señora
del Socorro, R-1476
200 Fue él quien fundó la Orden de los adoradores en el convento de la Transfiguración, después de que se encargó de la
Orden Libanesa Maronita
215 El viñedo del eremitorio. Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85-86.
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219 Era caritativo con los pobres. Dios ha realizado, gracias a su intercesión, muchos milagros durante su vida y después de
muerto; fallecido en 1864, Diario de Saintsassine-Baskinta, p. 14.
220 De los clanes adheridos a personas, en particular a los padres: Ignacio Blaibel, Emanuel Al-Achqar, Al-Matni y Arsenio Al
Nihaui.
221 Ver los consejos locales, archivos de Nuestra Señora del Socorro; en Hub: todos los monjes eran de Tanurín; en
Qartaba, todos eran de Qartaba; en Annaya (la mayoría de Mechmech; esta tendencia en la designación de monjes tuvo
lugar durante los mandatos de los padres Emanuel Paz Al Matni y Emanuel Al Achkar Al-Chababi que llegaron,
respectivamente, a ser superiores generales de la Orden; fueron ellos los que llevaron a cabo la intervención de Roma
que designó tres veces a Al-Hardini como consejero general. Fue la primera intervención de Roma.
222 Puede ser que él se oponía a la actitud del patriarca que contrariaba a José Karam; (Ver José Karam, su memorándum
al gobernador y a los pueblos europeos). Según el padre Marón Karam, Bkerke luchó contra tres personalidades del
norte: José que fue exiliado, el obispo José Al-Debes acusado de relaciones con una mujer, Efrén Geagea, destituido de
su cargo y expulsado de la Orden. Por otra parte, por oposición a los superiores generales: Emanuel Al-Matni, Emanuel
Al-Chabai y Arsenio Al-Nihawi.
223 Ver archivos de Nuestra Señora del Socoro, los capítulos generales de 1865 a 1874.
225 Ver las cartas, archivos de Nuestra Señora del Socorro, entre los años 1862 a 1874, pues todas están dirigidas al
padre Lorenzo Al-Chabai y no a él. Demuestran su presencia en el norte y no en Tamich.
226 Ver archivos de Nuestra Señora del Socorro, consejos del convento de Annaya en los años del anacoretismo de
Alichaa; la mayoría eran de Mechmech; Ver visita canónica de 1897; Bkerke, el patriarca Juan El Hajj, Actas 18, No 227,
p. 23; Ver Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
230 Ver el Padre Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 42, la causa de la venta, parece fue un problema causado por el padre
Roque de Mechmeche que firmó una letra de cambio en 1871, a nombre de Jairallah Chehade que a su vez, la vendió a
William Vicente de Beirut; éste último pudo apropiarse de los bienes del convento, después de una sentencia judicial
pronunciada por el tribunal de Beirut; reclamó ser recompensado en dinero contante o si no, obtener su valor con las
propiedades del convento. El padre Elías de Mechmeche (superior del convento de Annaya entre 1875-1884 y 1895-
1897, Monjes de nuestra aldea, 251), envió una carta al patriarca, Bkerke No. 181, solicitando su ayuda, diciéndole:
“El padre Roque no recibió dinero, aunque firmó la letra de cambio; este problema surgió a raíz de la persecución del
padre Roque contra Alichaa que quería por este medio compensar sus pérdidas ante el tribunal para tomar el dinero…
232 Pronunció sus votos el 9/2/1859, en el convento de Kozhaya, fallecido el 2/1/1912, en el convento arriba mencionado
(Monjes de nuestra aldea, p. 42); era de los partidarios del norte. Fue expulsado de la Orden (archivos de Nuestra
Señora del Socorro D-580).
233 Ponemos a su buen cuidado los asuntos que ya le mencionamos a su Beatitud, después de los cuales ha ordenado que
se examinen las acusaciones llevadas por el padre Abdel Massih, superior del convento, contra nuestro servidor, hijo de
su Beatitud, el hermano Abdallah Al-Baaini; el superior y sus partidarios no cesan de oponerse a nosotros; eso viene del
enemigo del bien para turbar nuestra conciencia en medio de estos adversarios que creen poder sacarnos del eremitorio,
pues el padre Roque está contra nosotros. No encontramos ninguna razón para este ataque. Nos parece que lo que
hemos hecho en el eremitorio no contraría la Regla (han sacado como pretexto las limosnas ofrecidas al eremitorio para
la compra de tierras), ni tampoco los mandamientos de Dios; los arriba mencionados, no contentos con maltratarnos, han
incitado a personas abyectas para que nos ataquen de noche, en el eremitorio, golpeando a nuestro servidor, un monje,
hiriéndolo. Le hemos escrito al superior general a raíz de los acontecimientos, y él nos ordenó abandonar lo relativo a las
tierras. Por su bondad, nos dejó el cuidado de los olivares de Aain Kfaa, sólo para nuestras necesidades urgentes y
también las cabras para hacernos una alfombra o un cilicio para portar y para ofrecer hospitalidad a los visitantes del
eremitorio. Todo el tiempo nos maltratan, atribuyéndose la autoridad patriarcal. Tenemos conciencia de que somos hijos
muy cercanos de su Beatitud, por lo que le pedimos su preciosa bondad de protegernos de ellos. Uno de los susodichos,
el padre Antonio de Mechmeche, fue donde el encargado de las cabras, lo amenazó, profirió injurias contra nosotros y
arrebató las cabras. Rogamos a su Beatitud, por las entrañas de Cristo, acoger nuestra solicitud y devolvernos el monje a
nuestro servicio, pues estamos contentos de él. Todas estas cosas son causadas por los celos del demonio. Nos
ponemos en sus manos, listos a obrar todo lo que nos mande, pues es inspirado por el Espíritu Santo; y obedientes,
besamos el suelo que pise su beatitud. Que Dios proteja su pureza. 21 de diciembre de 1872. El hijo de su Beatitud,
Eliseo Al-Hardini, servidor del eremitorio de Annaya, libanés (Archivos de Bkerke, cajón 1872).
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234 Ya, el fundador de nuestra Orden, Abdallah Karaaly, nos había puesto en guardia, en su libro La lámpara monástica,
tomándolo de San Basilio: “No es justo que haya hermanos en el convento, manejados por acuerdos de cuatro, de tres y
de dos; pues el que ama a uno más que al otro, muestra que su amor es imperfecto”. p. 150.
235 El padre Marón Karam explica esta realidad, diciendo: “El primer conflicto en la Orden comenzó en 1832, destituyendo a
Blaibel de superior general, movimiento al que se le mezcló la autoridad civil, de donde comenzó a progresar la fuerza
“motriz” cuyo fin primordial era desembocar en un puesto para realizar sus objetivos y sus intereses particulares,
armándose de “la pertenencia a la región” para aspirar a superior general; una vez conseguido eso, el superior general
se debía a sus partidarios, en detrimento del bien y del interés general de la Orden; conjugar sus esfuerzos para fortificar
la posición de los monjes de su región, gastar el dinero de la Orden a su cuenta y distribuirlo a sus partidarios en las
otras regiones para ganarlos a su propia causa y asegurar sus votos en los próximos escrutinios, y así por el estilo…”
Nehemtallah Kassab Al-Hardini, el Santo de Kfifane, 1810-1858, tratado de estudio histórico global, Padre Marón
Karam, publicado por los padres José Aazzi y José Mukarzel, (La Iglesia en oriente, 5) Nisbay, Líbano, 1998, p. 153-154.
236 En el momento del milagro, Sebastián Al Uwaini tenía 13 años (el sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel,
1955, p. 274) recibió la confirmación el 19/6/1867, (registro de Ehmej, p. 30) tenía entonces 10 años; certifica que entró
al convento de Annaya a los 12 años para estar al servicio del tío de su padre; el padre falleció (ver Sebastián Uwaini,
Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4) el 4/3/1869 (Monjes de nuestra aldea, p. 181); se quedó en el convento
al servicio del despensario, el hermano Francisco de Mechmeche, alrededor de dos años (Ver Sebastián Uwaini, Positio
de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4). En ese tiempo, Chárbel estaba al servicio del ermitaño, el Padre Eliseo, donde
permaneció seis años (Padre Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124) todas sus pruebas indican la
probabilidad que el milagro de la lámpara se realizaría en julio (mes de las cosechas) de 1869.
237 Padre Ignacio de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 63.
244 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 258, palabra libanesa tomada del dialecto, que quiere
decir la ceniza que se recogía en recipientes y se la mojaba con agua; se volvía rica en potasio y servía como lejía, pues
en ese tiempo no había todavía detergentes.
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259 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
262 P. Ignacio de Mechmeche, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 63. Estas palabras no se ajustan a la realidad,
pues Chárbel nunca fue considerado como sirviente del eremitorio, sino como ermitaño y compañero de los ermitaños.
Por humildad, él hacía el servicio a los ermitaños trabajando en el eremitorio (el ermitaño padre Juan Jawand).
271 El 15 de febrero, fecha conocida por la tradición como la entronización de Chárbel en el eremitorio.
272 No encontramos un documento oficial que autorice al p. Chárbel la entrada al eremitorio, como fue con el ermitaño Eliseo
y los otros. Queda abierta la pregunta sobre los procedimientos seguidos en cuanto a la entrada de Chárbel al eremitorio,
no como sirviente de los ermitaños, sino en calidad de ermitaño y compañero de ellos. (Padre ermitaño Juan Jawand).
273 Pronunció sus votos en 1855, entró en el eremitorio de San Pedro y San Pablo del convento de San Marón, donde
estaba el padre Eliseo y se quedó allí 5 años; con el padre Chárbel vivió 18 años, y murió en el eremitorio de Qattara el
7/8/1914 (Lo oculto develado, p. 115-117; diario de Qattara, p. 174).
276 Hemos señalado aquí la muerte pues ella falleció al principio de la vida monástica de Chárbel.
281 ¿O el permiso?
288 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
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289 Pronunció sus votos en 1871, fue ordenado sacerdote el 25/2/1875, murió el 10 de octubre de 1914, Diario de Annaya,
p. 60. Su cuerpo se encontró incorrupto (Lo oculto develado p. 145).
293 Padre José Ehmej, Causa dela santidad de Chárbel, 1955, p. 66.
295 Eso no quería decir que el padre Macario tuviera la potestad de echarlo. sino más bien, que la obediencia proverbial de
Chárbel lo indujera a hacerlo. (Padre ermitaño Juan Jawand).
297 Tal como lo contó Marón Karam delante de nosotros, según el testimonio del padre José Abraham Al-Hasruni.
299 El plural puede ser para mostrar que más de una persona estaba presente cuando le llenaron de agua la lámpara.
303 Tal como el padre Marón Karam lo contó delante de nosotros, según el testimonio del padre José Abraham Al-Hasruni.
304 Al-Tannuri, p. 4.
305 Al-Tannuri, p. 6.
306 Según los papeles que tomé del padre Pedro Abi Yunes, escritos a máquina, p. 110, aparecidos en el periódico “-
Taillar”, testimonio de Al-Hasruni.
308 Según los papeles que tomé de Pedro Abi Yunes, escritos a máquina, p. 110, aparecidos en el periódico “Al- Taillar”,
testimonio de Al-Hasruni.
309 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
312 Según los papeles que tomé de Pedro Abi Yunes, escritos a máquina, aparecidos en el periódico “Al-Taillar”, testimonio
de Al-Hasruni.
314 Padre Juan Andari, testimonio 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
316 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
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320 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
322 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
328 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
330 Antes de la muerte de su tío, el hermano Eqlimos de Ehmej, el 4/3/1869, Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
339 Tomaba el agua de enjuagar los platos por amor a Jesús. Es como la mamá que se come los sobrados de su niño. Algo
así como dos amantes, el uno de la boca del otro. La época del padre Chárbel era un tiempo señalado de pobreza y de
ignorancia, comparado con nuestro tiempo. La casa era construida de tierra, sin baños, ni conductos de agua, ni
electricidad ni cocina. Los utensilios de la cocina eran de barro; los platos, las ollas y las cucharas eran de madera. No
había detergentes para lavar. El agua y la ceniza eran su jabón. Se enjuagaban los platos con agua pura, pues las
comidas solían ser de cereales cocinados con aceite de oliva. Se utilizaba un caldero y todo se cocinaba con leña.
341 Según los papeles de Pedro Abi Yunes, p. 103-105, aparecidos en el periódico “Al-Bairaq”, 1950, como conocí al monje
Chárbel en su eremitorio, memorias Najle Chaker Kanaan, hace 53 años.
344 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 105.
349 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, página 203.
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351 El cura párroco Miguel Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 45.
352 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117; Ermitaño de Annaya, p. 68-69.
356 Monje de la Orden Libanesa Maronita, Muerto vivo, Líbano 1987, p. 68, rúbrica.
357 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23. Esta visita se efectuó después de los votos del
hermano Pedro Hawad de Mechmech en el convento de Kozhaya, el 7/11/1896, Monjes de nuestra aldea, p. 181.
358 Monje de la Orden Libanesa Maronita, Muerto vivo, Líbano, 1987, p. 68, rúbrica. El padre José Aún, hijo de Abdallah
José Aún, nació en 1927, registro 18 Gadras, me contó: “Desde su tierna edad, mi padre era activo. Esta cualidad
permitieron al dirigente Paz Al-Dahdah y a su hermano, el obispo Nehemtallah Al-Dahdah y al conde Rachid Al-Dahdah
confiarle la misión de ir a pedir al padre general la autorización para que el p. Chárbel viviera un mes en el palacio del
prefecto de la región de Kesruwan; estadía que fue seguida de una segunda en otra ocasión. Mi padre lo acompañaba
día y noche. Él decía la misa en la capilla del palacio, como era la costumbre los domingos y días de fiesta. Algunas
veces y con la autorización de Mons. Paz Al-Dahdah, hermano del prefecto, celebraba misa en las casas”.
360 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
368 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 71.
370 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
372 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
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381 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 68.
382 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 206.
385 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 268-270. Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel,
1955, p. 68 y Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.53. Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p. 22. Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p50-51. Padre Simón Ehmej, Positio
de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43. Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45. Hermano
Pedro Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.39. El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la
santidad de Chárbel, 1955, p. 205.
391 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 205
394 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
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412 Pronunció sus votos en 1853 (Monjes de nuestra aldea, p. 180); muerto el 13/3/1903 (Diario de Annaya. 56).
434 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.
437 Al-Tannuri, p. 5.
443 Eso significa que Chárbel entró al eremitorio antes del trienio del padre Roque de Mechmeche, en 1871.
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446 Todavía no se había ordenando sacerdote.
455 Su muerte no se registra en los libros de Bqaakafra. Se señala otra fecha del fallecimiento, el mismo día pero en 1898, y
no en 1897. Rosa Majluf, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 292.
469 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, página 35.
475 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 35.
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479 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
480 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 35.
495 Negligencia y falta de cuidado de su cuerpo, ocupémonos del alma…es un pensamiento monástico del tiempo de
Chárbel.
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512 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
515 Al-Tannuri. p. 3.
520 Al-Tannuri. p. 5.
529 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 34.
536 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 34.
538 Pronunció sus votos en Maifuq en 1868, muerto en el convento de Bsurma en 1919; Monjes de nuestra aldea, p. 146.
539 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123 y Ermitaño de Annaya, p. 80-81.
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546 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 120.
560 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 34.
563 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
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580 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 193.
583 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29. Y hermano Francisco Qartaba, Positio de la
santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
587 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 127. Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.
129.
591 Fue designado superior del convento entre 1891-1893, Monjes de nuestra aldea, p. 251; fallecido en el convento de
Hub en 1899, Monjes de nuestra aldea, p. 73.
607 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955; y padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel,
1955, p. 232.
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612 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
613 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 204.
616 Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Jebbeh, notas, página 417.
621 Al-Tannuri, p. 5
633 Al-Tannuri, p. 3.
637 Para todos los detalles sobre esta biblioteca, ver el artículo del superior general Elías Jalife, “Fuentes de la espiritualidad
en la Orden Libanesa Maronita en Hojas monásticas, año 26, número 77, 2004, p. 5-12.
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645 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 129.
647 Visitó los enfermos de viruela, muy extendida, para consolarlos y administrarles los sacramentos; Los monjes en el
Líbano, p. 78.
649 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de ordo Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
651 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t, 2, 2001, p. 204.
653 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t, 2, 2001, p. 204.
655 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
657 Paddre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
659 Padre Juan Andari, testimonio eo 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
661 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
663 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de orp Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
665 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
667 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
669 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
671 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
673 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
675 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
677 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
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678 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
679 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre Pierre Saade, t. 2, p. 204.
684 Al-Tannuri. p. 4.
686 Al-Tannuri, p. 3.
689 Archivo Bkerke, Patriarca Juan Hage, fol. 17, No. 5227, p. 24.
699 Al-Tannuri, p 5.
703 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 203.
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712 Padre Simón Ehmej, en Camino de la santidad, año 2, p. 467.
717 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.
720 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
727 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.
729 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.
732 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
737 Padre Nehemtallah Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 161.
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746 Según el parecer del ermitaño, el Padre Juan Jawand: “la expresión significa que eso es imposible. Los monjes la utilizan
cuando se les pide una cosa imposible”.
749 Designado consejero general los dos años 1876 y 1878, Monjes de nuestra aldea, p. 209.
750 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137; y padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la
santidad de Chárbel, 1926, p 78.
753 Ordenado sacerdote en 1891, muerto En Nuestra Señora del Socorro en 1944, Monjes de nuestra aldea, p. 181.
755 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p 137 y padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p. 136.
766 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.
- 132 -
778 Hermano Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 57.
800 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 76.
- 133 -
812 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.
826 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.
829 Carta del padre José Abraham Al-Hasruni al periódico “Al-Tayyar”, según los papeles que estaban en posesión del
padre Pedro Abi Yunes, p. 110.
834 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.
839 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.
- 134 -
845 Ermitaño de Annaya, p. 35.
846 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
854 El p. Simón Ehmej cuenta una historia semejante a la de Chebli, publicada en su libro, Ermitaño de Annaya, p. 32-33.
855 Eso demuestra que el padre Simón de Ehmej fue ermitaño de Annaya, durante un cierto tiempo, antes de ir a Maifuq.
861 Al-Tannuri, p. 5; Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 46.
862 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.
865 Al-Tannuri, p. 5.
875 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 204.
- 135 -
878 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68; Padre Benito Tabet, Causa de la canonización
de Chárbel, p. 20; Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
879 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 75-76.
890 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 34.
903 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 112.
905 Al-Tannuri, p. 5.
- 136 -
911 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
912 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 35.
914 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 36.
934 Oficio divino, tiempo de Navidad, oración de la tarde (vísperas), de la mañana (laudes), USEK, Líbano, 1977, p. 131.
938 P. Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161; y Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
941 Pronunció sus votos en Hub en 1822, murió en 1881 en el convento de Annaya, Monjes de nuestra aldea, p. 38-39;
diario de Annaya, p. 54.
942 Pronunció sus votos en Hub en 1819, a la edad de 21 años, muerto en 1877 en el convento de Annaya, Monjes de
nuestra aldea, p. 38-39; diario de Annaya, p. 53.
- 137 -
944 Obras completas, Teresa de Lisieux, p. 714.
949 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123; Ermitaño de Annaya, p. 80.
964 Al-Tannuri, p. 6.
965 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 35.
970 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 112.
972 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 112.
974 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 112.
976 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90; y padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p. 124-125; y padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 237.
- 138 -
977 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
979 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 204.
985 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página p. 204.
995 Hermano Elías Mahrini, en Positio de prohibición de veneración, año 2, página 466.
999 La falta de aseo muestra la negligencia para con su cuerpo, a fin de evitar tentaciones sexuales.
1009 Padre Ignacio Mechmech, Positio de prohibición de veneración, p. 65; y José Salomón, Positio de prohibición de
veneración, p. 100.
- 139 -
1010 Natividad Chadi, Positio de prohibición de veneración, p. 23.
1014 El “tu”, en árabe, es diferente para el masculino y el femenino. Chárbel, dirigiéndose a las mujeres, usaba el masculino.
1021 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 205.
1032 P. Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88; y Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 160
1035 El móvil primordial en la vida de Chárbel, es el amor. Él obedece a su amadísimo Jesús y a aquellos que lo representan.
Él fue su prisionero. Cerró los ojos para este mundo e hizo callar su lengua para escuchar al Amado. Vivió castamente y
se abstuvo de mujeres y de la belleza para serle fiel a Él.
- 140 -
1043 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 51.
1046 Al-Tannuri, p. 6.
1051 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 91; Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.
166; y cf. Lo oculto develado, 124.
- 141 -
1076 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1077 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 203.
1081 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
1084 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.
1088 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página. 37.
1102 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46; y padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p. 43.
- 142 -
1109 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 196.
1120 Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Biblos, nota de la página467.
1122 Durante las 24 horas hay 7 tiempos para el oficio divino. El oficio de medianoche comprendía cuatro partes. Se rezaban
en el breviario, el libro de fiestas, el de cuaresma y el de la Semana Santa.
1130 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 204.
1131 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 34.
1139 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44; y p. José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel,
1926, p. 49.
- 143 -
1142 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1147 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 35.
1162 Era una costumbre de las hermanas de nuestra Orden, la rama femenina, de confeccionar estos escapularios para
distribuirlos entre los fieles; Ermitaño de Annaya, página 87, nota 1.
1163 Los monjes son apodados, los monjes de Kozhaya, por pertenecer a este famoso convento. Es en efecto, uno de
nuestros más grandes conventos en el Líbano; Ermitaño de Annaya, p. 87, nota 2.
1164 Hermana Muyahida Al Jayassi, Ermitaño de Annaya, p. 87-88; pronunció su votos el 20 de octubre de 1889; Diario de
Áitu, p. 14; muerta el 2 de enero de 1945; Diario de Áitu, p. 166, No. 44.
1166 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39-40.
1170 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 277; y Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel
1955, p. 268-271.
1171 Antonio Moisés se casó el 24 de febrero de 1889, Registro de Ehmej, p. 67, No. 98; tuvo una niña el 7 de diciembre de
1889, Registro de Ehmej, p. 39, No. 144.
1172 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14; Y padre José Ehmej, Causa de la canonización de
Chárbel, 1955, p. 78.
- 144 -
1173 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 35.
1176 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 202.
1178 Al-Tannuri, p. 3.
1179 En el texto original figuran las palabras siríacas “Oh Padre de la verdad”.
1183 Al-Tannuri, p. 3.
1185 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 234; y Fuad Juri, Causa de la canonización de
Chárbel, 1955, p. 261.
1194 Al-Tannuri, p. 4.
1197 Al-Tannuri, p. 3.
1198 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 215; y Chebli Chebli, Causa de la
canonización de Chárbel, 1955, p. 190; padre Juan Andari, p. 41; y padre Antonio Nehme, en Camino de la santidad,
año 1, p. 507-508.
- 145 -
1205 Según la edad del padre José, en Monjes de nuestra aldea, p. 39, la desbandada de langostas tendría lugar en 1886.
1206 Reparticiones administrativas en los distritos del tiempo del gobierno otomano, en la época de Mutasarrifia.
1209 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68; y padre Bernardo Ehmej, Positio de la
santidad de Chárbel, 1926, p. 132.
1210 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.
1232 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 75.
1233 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64; p. Elías Ehmej, Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p. 88; y p. José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
1235 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.
1237 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
- 146 -
1238 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1239 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página, 34.
1241 Al-Tannuri, p. 4.
1245 No habiendo podido fijar las fechas bien determinadamente, he preferido reunirlas en el capítulo como preludio a la
muerte del P. Chárbel.
1246 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 39.
1250 Camino de la santidad, año 1, p. 511; padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 286; Causa de
la canonización de Chárbel, 1955, p. 77; Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. p. 86; Al-Tannuri,
p. 9, su matrimonio no ha sido señalado en el registro de Ehmej, puede ser a causa del desacuerdo con sus padres
políticos; sobra decir que se casó después de anular su matrimonio, muy a pesar de sus padres y así se podría celebrar
la ceremonia de su matrimonio en otra parroquia; el bautismo de su hijo Sebastián, tuvo lugar el 6/1/1885, 25 días
después de su nacimiento, registro de Ehmej, p 9, No. 51;eso quiere decir que más probablemente su sanación tuvo
lugar en 1884.
1251 El cura párroco Pablo Majluf, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 121.
1253 Puede ser que otro compañero estuviera con el padre del enfermo.
1257 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 205.
1258 Este testimonio se sitúa, entre los milagros de Chárbel, en sus últimos días sobre la tierra.
- 147 -
1268 Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 6.
1269 Nacido el 25/10/1886, su edad, en el tiempo del milagro, 12 años y dos meses; Registro de Ehmej, p. 15, No. 92.
1270 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70; Al-Tannuri, p. 11.
1273 Al-Tannuri, p. 6.
1279 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página. 37.
1280 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.
1282 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la Santidad de Chárbel, 1926, página 35.
1283 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.
1285 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.
1286 Las palabras pronunciadas fueron en siríaco, que el hermano testigo ignoraba.
1288 Hermano Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 113.
1289 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 113.
1291 Al-Tannuri, p. 7.
1293 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1295 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1299 Al-Tannuri, p. 7.
1301 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 41.
- 148 -
1302 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72
1304 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1306 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.
1309 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1311 El padre Marón Nun pronunció sus votos en 1868 en el convento de Maifuq, a los 19 años; fue ordenado sacerdote en
1874, y muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro en 1911, Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1317 Según la computadora, el 25/12/1898 era un sábado, y deducimos que los últimos días que San Chárbel estuvo enfermo
fueron seis días, del domingo, la última misa, el 18/12/ al 24/12, sábado, la fecha de su muerte.
1318 Al-Tannuri, p. 7.
1321 Su nombre no fue señalado en el libro, Monjes de nuestra aldea, sino citado como: hermano en visita canónica,
archivos de Bkerke, 1898, (Bkerke, el patriarca Juan Al Haij, página 18, No. 5227), con el el hermano Roque de
Mechmech, ordenado sacerdote en 1900; también puede ser, al mismo tiempo, el hermano Miguel, cuyo nombre no está
citado en el diario; a no ser que haya sido mencionado sacerdote solamente en el testimonio del hermano Francisco.
1323 En tiempo de Chárbel no se usaba la ducha, quizás una vez al año o nunca. En la casa, la familia vivía en un solo cuarto
con el burro (que era el vehículo de la familia), la vaca y las gallinas (que eran el ganapán de la familia); de donde se
desprende cómo podría contagiarse una peste en la Edad media, junto con otras enfermedades, en particular las
epidemias, pulgas, chinches y piojos que atacaban a los hombres y las bestias, en ausencia de los cuidados higiénicos.
1324 Hno. Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 37. A este respecto la cosa parece incierta,
pues Chárbel lavaba su cilicio; cf., Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44. Otra referencia: el
hombre de Dios, Daniel Al Hadase: “Sufría cuando tenía que quitarse el cilicio para lavarlo. Algunas veces acudía a su
asistente o a algún otro cercano suyo, para que le ayudara a quitárselo, pues se encontraba pegado a la piel. Cuando se
le levantaba con un poco de fuerza, sangraba. A la hora de su muerte, los monjes destrozaron el cilicio con un cuchillo
para poder cambiarle el vestido” (Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Biblos, p. 358).
- 149 -
1330 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 37.
1333 Padre Pedro Damián Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 97.
1342 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 97.
1344 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, página 97.
1346 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, pagina 97.
1349 Positio de prohibición de culto, Jorge Sassine, p. 10; Natividad Chehade, p. 22; Padre Nehemtallah Mechmech, p. 29.
1351 Al-Tannuri, p. 7.
1361 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.
- 150 -
1364 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1374 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.
1382 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 30.
- 151 -
1398 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 249.
1405 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.
- 152 -
1432 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1449 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 98.
1453 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.
1455 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 98.
1460 Pronunció sus votos en 1891; murió en el convento de Annaya en 1939, Monjes de nuestra aldea, p. 181.
1461 Pronunció sus votos en 1893; murió en 1952 en el convento de Annaya, Monjes de nuestra aldea, p. 186-187.
1462 Pronunció sus votos en 1898; murió en 1951 en el convento de Qattara, Monjes de nuestra aldea, p. 186-187.
1463 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.
- 153 -
1466 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página38-39.
1472 En el encabezamiento de la carta del superior del convento de Annaya, dirigida al patriarca, está escrito: respuesta
recibida.
1474 Pronunció sus votos en 1889, ordenado sacerdote en 1912, muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro en
1959, Monjes de nuestra aldea, p. 181-182,
1478 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1925, p. 11; y orge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11.
1492 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130; y padre José Ehmej, Positio de la santidad de
Chárbel, 1826, p. 52.
1493 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 73.
- 154 -
1498 Lo oculto develado, p. 137.
1506 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 99.
1529 Pronunció sus votos en 1889, ordenado sacerdote en 1912, fallecido en 1959; Monjes de nuestra aldea. 181-182.
- 155 -
1532 Padre José Andari, Positio prohibición de cuilto, p. 15.
1537 El postulador de la causa tachó la siguiente línea: El susodicho padre José le tocó una mano, llevando un pañuelo en la
otra para empaparla en la sangre que brotaba de su cadera, durante la noche.
1544 El patriarca Elías Howayek, que pidió consultas médicas a Sebastián Uwaini, decía: “nadie muere entre sus manos”. Los
auditores interpretaron lo dicho como que Sebastián Uwaini trataba a los enfermos con las supuraciones del padre
Chárbel; Bendición de la tumba del Santo, p. 100.
1547 Fue designado superior del convento de Annaya entre 1899-1901; Monjes de nuestra aldea, p. 251.
1562 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.
- 156 -
1564 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 192-195.
1574 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.
1577 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39,
- 157 -
1598 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173
1600 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 98-99.
1606 Pronunció sus votos en 1898, murió en 1932, Monjes de nuestra aldea, p 187.
1608 P. Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93; Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.175-
177.
1609 Pronunció sus votos en 1865, murió en 1914, Monjes de nuestra Aldea, página 40-41.
1629 Los padres: Galliador, Galalin y Francisco María, encargados de una visita apostólica en nuestra Orden.
- 158 -
1631 Hermano Pedro Elián Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1642 A contar de la muerte de Chárbel en 1898 hasta 1926, fecha del testimonio del médico Chokrallah.
1654 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.
1655 Donde el superior y el p. Vicente Awad para informarle acerca de los acontecimientos, ya que la apertura de la tumba se
hizo sin ninguna autorización, lo que podría repercutir negativamente en la causa de canonización de San Chárbel.
1656 Crimen que ha reanimado su víctima, Señor Salomón José Abraham, revista Chárbel- Rebeca- Nehemtallah, No. 279,
año 2003, p. 16-23.
1657 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 54 y 99.
1659 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.
- 159 -
1664 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 142.
1665 El primer ministro Riad Beik Solh: “El p. Chárbel es para todo el Líbano y para todas las confesiones libanesas, no
solamente para los maronitas”.
1666 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de canonización de Chárbel, 1955, página 100.
1682 Al-Tannuri, p. 7.
- 160 -
1697 Monjes de nuestra aldea, p. 185.
1723 Al-Tannuri, p. 9.
1725 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 33.
1728 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 33-34.
- 161 -
1731 El día en que dio su testimonio.
1732 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, pagina 87-88.
1735 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 112.
1739 Pronunció sus votos en Hub en 1853; murió en el convento de Annaya en 1885; Monjes de nuestra aldea, p. 93.
1754 El cura párroco Pablo Majluf, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 118.
1758 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 200.
- 162 -
1765 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 135-136.
1768 Fue nombrado superior entre 1886-1890, Monjes de nuestra aldea, p. 251.
1786 Simón Jorge Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 1; conoció al padre Chárbel cuando le ayudó en la
construcción del horno (Ver Simón Jorge Gata).
1797 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 101-102.
- 163 -
1798 Monjes de nuestra aldea, p. 152.
1813 El cura párroco Miguel Ramia. Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
- 164 -
1832 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
Indice
Chárbel, loco de Dios 2
Introducción 6
Capítulo I: Comienzo del viaje 8
A: José Antonio: en Bqaakafra 8
B: Chárbel, el monje 16
C: Chárbel, ermitaño 28
Capítulo II: Los trabajos del la vida 36
A: Descripción del padre Chárbel 36
B: Chárbel, el apóstol (Mc.4, 18; Mt.10) 41
C: Trabajo y oración 50
D: La pobreza de Chárbel (Mc.10, 21) 54
E: Indumentaria de Chárbel 60
F: Su colchón, su sueño y el nobiliario de su celda 62
G: La comida de Chárbel 65
H: Sobriedad de Chárbel 72
I: La inteligencia de Chárbel 74
J: La biblioteca y la cultura de Chárbel 77
K: La confesión de Chárbel 80
L: Al servicio de todos 84
M: No se oirá en las plazas su voz (Mt. 12, 19) 89
N: Voy completando lo que aún falta al total de los sufrimientos de Cristo (Col, 1, 24) 94
O: Eterna paz 99
P: Nadie les podrá arrebatar la alegría (Jn. 16, 22) 103
Q: Un amor asombroso (Jn. 1, 13) 106
R: Libertad y audacia de Chárbel 114
S: Un adorador justo 117
T: Por fidelidad al amado 120
U: Prisionero1035 de su amado 125
V: Su esperanza, sedienta del amado 128
W: Refugio de fieles y pobres 131
X: Su pasión por la oración 134
Y: La fe de Chárbel 140
Z: Su misa, el grado máximo de su amor 147
Capítulo III: hacia el cielo 151
A: Él cargó con nuestras enfermedades1245 (Mt. 8,17; Is. 53,4) 151
B: Su última misa 156
C: Sus últimos días 159
D: Hacia la tumba 163
E: Luz de resurrección 169
F: Tu justo no verá la corrupción (Act. 2, 27) 174
G: Fuera del cementerio 178
H: En un pequeño cuarto 181
- 165 -
I: Bajo el cuidado del padre José Al-Kfuri 185
J: Casa de huéspedes 192
K: En la capilla 197
L: Curó todas las enfermedades (Mt. 8, 6) 198
M: Los objetos de Chárbel 202
N: El doctor Jorge Chokrallah 204
O: Otros exámenes 208
P: Hasta el año cincuenta 210
Q: La imagen de Chárbel 215
R: Derramaré mi espíritu (Act. 2, 17) 217
Conclusión 219
Los testigos 220
Referencias 232
Indice 167
- 166 -