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PATOLOGÍA DE LA MADRE
Este capítulo trata sobre los problemas agudos y crónicos de salud de la madre, que pueden
afectar la lactancia materna. Los profesionales de salud necesitan conocer estas
condiciones y tener la capacidad de desarrollar un plan de trabajo basado en los deseos y
las necesidades de la madre que quiere amamantar.
PATOLOGÍA QUIRÚRGICA
El tratamiento quirúrgico de cualquier tipo es una experiencia angustiante,
independientemente de la condición de la persona, en la madre que da de lactar puede
condicionar por sí mismo una disminución de la producción de leche.
Se recomienda que si se trata de una cirugía electiva, se programe con la debida antelación,
que el internamiento sea lo más corto posible y que se tenga la facilidad del alojamiento
conjunto; en caso contrario, la madre debe realizar la extracción de leche durante el
periodo de hospitalización y seguir las normas de conservación de la leche.
Si existiera el alojamiento conjunto, se debe evitar en lo posible la incomodidad o el dolor
de la madre; necesita ayuda extra para la lactancia
Cesárea:
Es un procedimiento quirúrgico cuya tasa ha ido en aumento en todo el mundo. Puede
realizarse de emergencia o programarse con anticipación. Una cesárea de emergencia tiene
mayor impacto psicológico que una programada, la mujer puede sentirse fracasada en su
papel de mujer.
Las madres cesareadas pueden dar el pecho igual que las que han tenido parto vaginal, el
tipo de parto no afecta la producción de leche, la diferencia radica principalmente en el
tiempo que las cesareadas permanecen en las unidades de cuidados postoperatorios,
separadas de sus bebés; a mayor tiempo de separación, mayor riesgo de fracaso de la
lactancia. Principalmente la cesárea de emergencia se asocia a retraso de la activación
secretora o lactogénesis II y del inicio del amamantamiento. El contaccto piel a piel
inmediato y/o la extracción frecuente de leche pueden ayudar a superar este retraso.
Dependiendo del tipo de anestesia y de las circunstancias asociadas, la madre podría no
estar lo suficientemente despierta para dar de lactar en las primeras 12 horas. La anestesia
que se usa habitualmente es la epidural, que no produce somnolencia, lo que permite dar el
pecho. El anestésico más utilizado es la bupivacaína. Se recomienda no usar fentanilo o
hacerlo en dosis bajas, ya que puede causar somnolencia.
Generalmente se necesitan analgésicos durante las primeras 72 horas La mayoría de ellos
no requiere la interrupción ni la postergación de la lactancia, prefiriéndose la morfina
debido a que no tiene efectos colaterales pediátricos. En cambio, la meperidina produce
sedación y succión débil.
Con ayuda, las madres purden dar de lactar dentro de la primera hora post cesárea, en
contacto piel a piel, y ser trasladadas junto con su recién nacido a la sala de recuperación
donde deben continuar en alojamiento conjunto.
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La recuperación es más larga, más dolorosa, más estresante y conlleva mayores riesgos que
el parto vaginal sin complicaciones. La lactancia materna tiene efectos muy positivos para
la madre que ha tenido cesárea, la producción de oxitocina ayuda a la involución del útero
en el puerperio.
Encontrar una posición adecuada puede preocupar a algunas madres.
- La posición en decúbito dorsal, con una almohada detrás de la cabeza y el bebé
entre los pechos, permite que este agarre el pecho por sí solo.
- La posición en decúbito lateral, con el bebé al lado, permite que la madre aproxime
al bebé al pecho, tomándolo entre los hombros con el brazo situado más arriba, de
modo que el mentón toque el pecho y estimule los reflejos para agarrarse por sí
mismo.
- En la posición sentada, se puede colocar una almohada sobre el área de la incisión
operatoria y poner al bebé sobre la almohada una vez que ha agarrado el pecho.
- Debe alentarse al padre y a otras personas cercanas a que ayuden a cargar al bebé y
colocarlo al pecho.
Retención placentaria:
La demora en la involución uterina causada por restos placentarios se diagnostica
usualmente después del alta. La manifestación clínica es la hemorragia persistente.
Normalmente se eliminan loquios rubra (rojos o sanguinolentos) hasta el tercer día, los
serosos hasta el 9° día y finalmente los alba (color crema a marron pálido).
El fracaso de la activación secretora o lactogénesis II, debido a que se mantienen altos los
niveles de las hormonas inhibitorias del embarazo, puede ser un signo precoz de retención
de la placenta.
Debe sospecharse la retención de restos placentarios si la madre presenta:
- Poca o ninguna sensación de pecho lleno al 5° día.
- Persistencia del estadío de calostro de la leche después del 4° día
- Sangrado vaginal rojo vivo importante después del tercer día
- Útero doloroso a la palpación y más grande de lo esperado
- Un bebé que no se satisface al pecho, presenta menos micciones y defecaciones de
lo normal y posiblemente ictericia.
El tratamiento es quirúrgico, se tiene que realizar un legrado uterino, para lo cual la madre
debe ingresar a sala de operaciones o al tópico de cirugía, bajo efectos de sedación y
analgesia.
Trombosis venosa profunda (TVP) y embolismo pulmonar:
Se definen como la formación de un coágulo dentro del vaso sanguíneo (TVP) que puede
migrar a los pulmones y causar embolismo pulmonar que puede ser fatal. Son las
enfermedades vasculares graves más comunes en el embarazo y el puerperio. La embolia
pulmonar tiene mayor importancia relativa ante la disminución de la sepsis y la eclampsia.
Las venas varicosas causan más problemas durante el embarazo que en ningún otro
momento.
Actualmente se presentan con menor frecuencia debido a la deambulación temprana
después del parto, el poco uso de la anestesia general, la mejor salud de la mujer en el
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insulina, por lo que siempre se debe determinar la glucosa en la sangre (con tiras reactivas,
por ejemplo).
Los diabéticos son propensos a las infecciones y por lo tanto la mastitis constituye un
problema, al igual que la candidiasis vaginal y del pezón.
Los hijos de madres diabéticas presentan problemas especiales; son más frecuentemente
prematuros, presentan hipoglicemia, hipocalcemia, síndrome de dificultad respiratoria, o
hiperbilirrubinemia, con mayor frecuencia.
Los recién nacidos amamantados tienen menos episodios de hipoglicemia y necesitan
menos suplementos que los que toman biberón con fórmula.
Los niveles de lactosa en la leche materna de las madres diabéticas pueden estar en valores
bajos comparados con las madres que no sufren diabetes durante los primeros 3 a 4 días de
vida, pero luego se produce un incremento rápido de los niveles de lactosa.
Una vez que se establece la lactancia, la mayoría de las diabéticas reportan que sus
experiencias de lactancia no difieren de las otras madres. Las madres con diabetes
necesitan calorías adicionales mientras amamantan. Cuando su niño empieza a destetar la
madre diabética necesita hacer cambios en su dieta y administración de insulina para
compensar la disminución de la producción de leche. Si el destete es gradual, habrá menos
problemas y ajustes.
Resistencia a insulina y síndrome metabólico:
El síndrome metabólico es un grupo de síntomas:
- Hipertensión arterial
- Niveles altos de glucosa sanguínea
- Altos niveles de triglicéridos
- Bajo nivel de lipoproteína de alta densidad (“colesterol bueno”)
- Acúmulo de grasa en la cintura
Puede llevar a enfermedad coronaria, apoplejía y diabetes tipo 2.
Obesidad:
Se define como un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más (algunos ya lo consideran
mayor de 27). Es factor de riesgo para enfermedad cardiovascular, hipertensión, apoplejía,
cáncer y diabetes tipo 2.
Puede mitigar la respuesta de prolactina en algunas mujeres. Puede causar un retraso de la
lactogénesis II de 0.5 horas por cada unidad de IMC sobre el normal en el momento de la
concepción.
La lactancia exclusiva protege al infante de la obesidad y puede eliminar el peso retenido
en el embarazo a los 6 meses en muchas mujeres.
Las mujeres obesas suelen tener pechos grandes y requerir ayuda con la posición del bebé
para mamar, como colocar los pechos sobre una almohada o una manta enrollada, o poner
al bebé en posición prona o biológica, o de lado.
Hipertensión arterial asociada al embarazo:
• Preeclampsia
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El objetivo principal del tratamiento es que la madre no tenga convulsiones y por ende, sea
capaz de cuidar a su hijo.
En el caso inusual de que la madre tenga convulsiones, el amamantamiento no está
contraindicado. Soltar o dañar al niño durante una convulsión no es más probable durante
el amamantamiento que durante la alimentación con biberón. Usualmente, síntomas
prodrómicos (aura) alertan a la madre de un ataque inminente y puede tomar precauciones
de seguridad para proteger a su bebé.
Fibrosis quística:
Es una enfermedad hereditaria, que produce alteraciones en la función de las glándulas
exocrinas del organismo afectando la secreción del sudor (con alteraciones de los
electrolitos: cloro alto), así como alteración en la secreción glandular pancreática
provocando insuficiencia, además de enfermedad pulmonar crónica; generalmente estas
personas viven menos que el promedio.
Presentan niveles altos de sodio en la leche, se pueden encontrar niveles bajos de ácidos
grasos.
La mayor parte de las pacientes con esta enfermedad no ha logrado tener una lactancia
exclusiva, pero la experiencia es aún mínima; existen reportes de pacientes con lactancia
exclusiva, sin embargo se recomienda un seguimiento estricto del niño, control de peso, así
como la medición de sodio, cloro y lípidos totales en la leche materna.
Aunque pueden amamantar, estas mujeres necesitan monitoreo nutricional, porque su
estado nutricional está ya comprometido y las calorías extra que necesitan para la
producción de leche, pueden causar pérdida excesiva de peso. Se le debe ofrecer
suplementos calóricos y vitamínicos cuando sean necesarios.
Las pacientes con fibrosis quística son portadoras crónicas de bacterias patológicas como
Staphilococcus aureus y Pseudomona. Los linfocitos de la leche materna están
sensibilizados a estos patógenos y pasan al bebé protegiéndolo de las infecciones de esos
gérmenes.
Fenómeno de Raynaud:
Es un fenómeno neurovascular que consiste en una isquemia intermitente que usualmente
afecta los dedos de manos y pies, especialmente cuando se exponen al frío. Puede ser
primario (más frecuente en mujeres entre los 15 y 25 años) o secundario a congelación o
cirugía, a uso frecuente de aparatos que dañan la microvasculatura, incluyendo los teclados
o a ciertas drogas o enfermedades. La cafeína y la nicotina aumentan la severidad del
fenómeno.
Un fenómeno semejante puede causar vasoespasmo del pezón, antes, durante o después de
la mamada, que se manifiesta por blanqueamiento y dolor intenso que puede evolucionar
intermitentemente (espasmo y relajación) hasta por 30 minutos después de la mamada. Se
asocia a algunos medicamentos como fluconazol, antimigrañosos o anticonceptivos orales
pero también puede ser causado por un agarre superficial o una succión débil.
Si la corrección del agarre no soluciona el problema, se debe referir la madre a su médico
para evaluación y tratamiento. Se usa el nifedipino (mínimo 5 mg, 3 veces por día, o 30 mg
una vez al día de la forma de liberación lenta, durante 2 semanas) que es seguro durante la
lactancia. También se han usado medicamentos como ibuprofeno, vitamina B6, calcio (2
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000 mg/día) y magnesio (1 000 mg/día), así como ungüento tópico de nitroglicerina y los
inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina como captopril, enalapril y
prostaglandinas para ataques severos y prolongados. El uso de compresas húmedas
calientes puede ayudar a aliviar el dolor.
Las madres también refieren alivio usando una técnica de compresión del pezón (con el
pulgar y el índice) para “atrapar” cualquier remanente de sangre en la punta del pezón y
que también puede interrumpir el espasmo mismo.
Asma:
Durante el embarazo las mujeres asmáticas pueden mejorar, empeorar o permanecer igual.
El tratamiento con corticoides y beta-agonistas (albuterol, terbutalina y metaproterenol) no
afecta al feto o al lactante, por lo que se recomienda la lactancia materna. La mayoría de
medicamentos antiasmáticos se administran por vía inhalatoria que evitan los efectos
colaterales sistémicos, al llegar directamente a los pulmones.
Enfermedades de la Tiroides:
La glándula tiroides controla el metabolismo corporal y promueve el desarrollo normal del
sistema nervioso central, esta relacionada con la actividad hormonal durante el embarazo.
Las demandas metabólicas y hormonales alteran esta glándula.
Las enfermedades tiroideas son cuatro veces más frecuentes en mujeres y aumentan
durante el embarazo. Las mujeres que amamantan y desarrollan problemas de la tiroides,
pueden ser tratadas y continuar la lactancia.
- Hipotiroidismo:
El hipotiroidismo es la presencia de una cantidad inadecuada de hormona tiroidea que
puede deberse a un desorden hormonal localizado a nivel hipofisario o de la misma
glándula tiroides. Se asocia con infertilidad, por lo que el número de embarazadas con
diagnóstico de hipotiroidismo es bajo.
Los síntomas clínicos de hipotiroidismo son: nódulos cervicales, bocio, frialdad o
sensación de frío, piel seca, pelo delgado, inapetencia, fatiga y depresión.
Cuando se diagnostica hipotiroidismo hay que tratar a la mujer con terapia de sustitución
hormonal que debe continuar durante todo el embarazo y la lactancia.
Sin tratamiento, puede provocar pobre ganancia ponderal en el niño debido a una
producción escasa de leche por parte de la madre. También puede observarse fatiga o
depresión puerperal.
Si la terapia de reemplazo con T4 sintética (tiroxina, levotiroxina sódica o Synthroid) u
otra preparación tiroidea, es adecuada, el alivio de los síntomas y un aumento en la
producción de leche pueden ser rápdcos. La dosis diaria de reemplazo de tiroides es 0.25 a
1.12 mg de levotiroxina sódica o dosis equivalentes de otra preparación tiroidea.
- Hipertiroidismo:
El hipertiroidismo es un trastorno debido principalmente a un exceso de hormona tiroidea
El cuadro clínico se describe como pérdida de peso (a pesar del apetito aumentado),
palpitaciones, nerviosismo, y un pulso rápido en reposo. Un cuadro bien desarrollado con
exoftalmos (ojos saltones) se denomina enfermedad de Graves.
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el tratamiento adecuado han producido una población creciente de mujeres con inteligencia
normal que llegan a edad reproductiva. Estas pacientes nunca deben abandonar la dieta.
Durante el embarazo deben tener un control estricto del nivel de fenilalanina en sangre,
igual o menor a 4 mg/dl, ya que el exceso puede causar daño cerebral al feto. Estas madres
pueden dar pecho, la leche de madres con fenilcetonuria controlada mediante la dieta es
normal.
- Osteoporosis
Es una condición de adelgazamiento del hueso generalmente asociada con mujeres de
edad, postmenopáusicas.
La edad, la dieta, el tamaño de la estructura corporal y el ejercicio con pesas contribuyen a
la salud ósea.
La normal movilización mineral ósea asociada a la lactancia no requiere tratamiento. La
pérdida ósea durante la lactancia puede medirse pero retorna a la línea de base normal
después del destete.
Cuanto más tiempo y más niños amamante una mujer, su densidad ósea lumbar realmente
aumenta.
- Hiperlipoproteinemia:
Normalmente la composición de lípidos de la leche materna es similar al plasma. El déficit
de lipoproteinlipasa que es la causa de esta enfermedad afectaría también a la glándula
mamaria por lo que la composición de los lípidos en esta se vería afectada, haciéndola
inadecuada para los requerimientos nutricionales de sus niños.
ENFERMEDADES AGUDAS E INFECCIONES
Enfermedades comunes:
Tales como resfríos o infecciones del tracto respiratorio superior, no contraindican la
lactancia materna. La mayoría de las infecciones son autolimitadas y no son graves. Más
aún, la madre infectada proporciona anticuerpos a su hijo a través de la lactancia,
disminuyendo así la exposición del bebé o modificando la enfermedad. La interrupción de
la lactancia deja al niño más susceptible a la enfermedad materna, exponiéndolo
innecesariamente a los riesgos de las leches artificiales y quitándole una importante fuente
de consuelo.
Diarrea bacteriana:
La presencia de diarrea en la madre no es contraindicación para la lactancia materna. Se
han encontrado en la leche materna anticuerpos contra Shiguella, Salmonella, y E. coli
enteropatógena. En las zonas de epidemia, la vacunación parenteral de las madres lactantes
con vacuna inactivada del cólera o toxoide colérico ha producido un aumento del nivel de
anticuerpos específicos en la leche.
La diarrea es causa de elevada morbimortalidad en países del tercer mundo pero se ha
demostrado que la leche materna de madres de estos países contiene anticuerpos
específicos contra E. coli.
Infección urinaria:
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Candidiasis
La candidiasis del pezón que puede ser bilateral es difícil de identificar. El pezón y la
areola pueden estar ligeramente hinchados y de color violáceo. El síntoma guía en todo
caso es un dolor muy intenso, además puede manifestarse como prurito superficial
pasajero, el dolor es frecuente durante la succión, esto se explica probablemente por la
presión sobre los conductillos inflamados cuando se contraen las células mioepiteliales.
Para identificar los hongos hay que cultivar las primeras gotas de leche. Para el
diagnóstico, deben estar presentes uno o más de los siguientes factores: historia materna
de vaginitis recurrente, uso de antibiótico (reciente o prolongado) candidiasis oral o
perianal en el lactante, diabetes materna, uso de corticoides o uso de anticonceptivos
orales. El tratamiento debe ser conjunto para la madre y el niño y prolongarse por 14 días.
Los pezones deben mantenerse secos entre tomas. Se pueden usar cremas con corticoides
para disminuir la inflamación en las madres. En casos severos se puede recomendar el uso
de antimicóticos sistémicos.
Micobacterias
- Tuberculosis:
Es una enfermedad re-emergente, además las tasas de resistencia están aumentando,
especialmente en países del tercer mundo. En estos países, sin embargo, los beneficios de
la lactancia son mayores que los riesgos de contraer la enfermedad.
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Cuando la madre tiene una prueba de tuberculina positiva y una radiografía patológica, se
debe tratar de encontrar el bacilo en esputo o en contenido gástrico, además debe recibir
tratamiento, de acuerdo a los esquemas que tiene cada país, que generalmente utilizan tres
drogas. Con las embarazadas, sin embargo, existen algunas restricciones con fármacos
específicos (estreptomicina y pirazinamida).
Las mujeres que han sido tratadas adecuadamente por 2 a 3 semanas (y que se consideran
no contagiosas), pueden y deben dar de lactar. La separación de madre e hijo está
raramente justificada. El riesgo del lactante de toxicidad por la droga que recibe la madre
es mínimo. El lactante debe recibir quimioprofilaxis y no es necesaria la separación.
- Lepra:
Es una enfermedad tropical, no contraindica la lactancia materna. No se permite el
contacto entre la madre y el hijo excepto para lactar.
- Listeriosis:
La listeriosis es una enfermad ocasionada por Listeria monocitogenes, un corto bacilo,
gramnegativo que causa aborto, muerte fetal, parto prematuro, sepsis y meningitis que
pueden ser mortales. Los síntomas de la madre suelen parecerse a los de una gripe o a la
mononucleosis infecciosa; las manifestaciones son variadas en el adulto y la infección en
el embarazo puede producir un parto prematuro, por lo demás, la infección puede pasar
inadvertida.
El tratamiento para la madre debe ser hasta 6 a 8 días después que los síntomas hayan
desaparecido. Si los síntomas en la madre son leves o de corta duración y se encuentra bien
después del parto, puede dar de lactar, siempre que el estado del bebe lo permita.
- Enfermedad de Lyme:
Ocasionada por la Borrelia burgdorferi y transmitida por las garrapatas, es una enfermedad
multisistémica. Esta borrelia se encuentra en el feto durante el embarazo con resultado fatal
en caso de no ser tratado. Con el tratamiento adecuado (penicilina o cefuroxima durante 14
días), la evolución es buena. Si el niño está sano y la madre ha sido tratada, puede dar el
pecho, no es necesario separar a la madre del niño. Si por el contrario la enfermedad
materna se diagnostica después del parto, la madre debe recibir tratamiento inmediato, si la
madre ha dado pecho es posible que la borrelia haya pasado al niño, que debe ser tratado si
presenta un exantema u otros síntomas. El diagnóstico se hace mediante las prueba de
inmunofluorescencia indirecta (IFA) o de ELISA o por cultivo del germen, muy rara vez se
observan mediante examen directo de las secreciones.
El tratamiento antibiótico es imperativo.
Virus
- VIH
Medidas como el tamizaje de rutina en las gestantes, el uso de drogas antirretrovirales y
evitar la lactancia materna han disminuido las tasas de transmisión del VIH durante el
embarazo, el trabajo de parto y el parto, a menos del 2%, en comparación a las tasas de
transmisión del 25-30% sin esas intervenciones.
La OMS reporta que la transmisión del VIH a través de la lactancia materna sin ninguna
intervención es de 5 a 20%.
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Algunos recomiendan hervir la leche a 220°C durante los primeros 3 a 7 días, que
disminuye la infectividad, aunque no elimina totalmente el virus.
- Rubeola
Aunque el virus de la rubeola puede pasar a través de los linfocitos de la leche materna, no
hay evidencia de que el bebé que adquiere la rubeola de esta manera presente la
enfermedad. La transmisión de anticuerpos, aún en bajos niveles, confiere inmunidad
pasiva. Las mujeres con rubeola o que han sido recientemente vacunadas contra rubeola
pueden continuar la lactancia materna.
- Hepatitis B
Antes del trabajo de parto, estarán infectados los bebés del 5 a 15% de mujeres gestantes
infectadas con el virus de la hepatitis B (VHB). El mayor riesgo es en el parto o
inmediatamente antes del parto, por el contacto con la sangre materna, el líquido amniótico
y las secreciones vaginales.
Los hijos de madres VHB positivas (con enfermedad activa o portadoras activas) pueden
mamar, pero deben recibir la vacuna y la inmunoglobulina específica al nacimiento o en
las primeras horas. La segunda dosis de la vacuna se le administrará a la edad de 1-2 meses
y la tercera a los 6 meses de edad.
En áreas de alta prevalencia y exposición ambiental al VHB, la falta de lactancia materna
pone al niño en mayor riesgo de contraer la enfermedad.
- Hepatitis C
No contraindica la lactancia. A pesar de la presencia de RNA del virus de la hepatitis C
(VHC) en algunas muestras de leche humana, no hay evidencia de que la lactancia
represente un riesgo de infección por VHC y no se ha reportado casos de transmisión
madre-hijo mediante la lactancia materna. La tasa general de transmisión de VHC entre los
niños amamantados es la misma que la de los niños alimentados con fórmula.
- Virus humano linfotrópico (HTLV1)
Usualmente se recomienda que las madres seropositivas no amamanten, ya que el virus se
transmite a través de la leche materna (20 a 25% de riesgo de infección versus 4% en los
bebés alimentados con fórmula). La duración del amamantamiento es crítica, cuanto más
largo, mayor el riesgo. Los anticuerpos adquiridos prenatalmente desaparecen
gradualmente hacia los 9 meses de edad.
La tasa de seroconversión de niños que maman por corto tiempo (menos de 7 meses) es
semejante a la de los que se alimentan con fórmula.
La congelación puede eliminar la infectividad del HTLV1 de la leche, con lo que se le
puede usar.
Inmunizaciones maternas
Los trabajadores de salud tienden a no inmunizar a mujeres que dan de lactar. Las
inmunizaciones estándar con vacuna muerta o atenuada pueden darse usualmente a las
madres sin ningún problema.
La inmunización con una vacuna viva es una excepción a esta regla. La vacuna contra la
fiebre amarilla no debe aplicarse hasta los 9 meses (en que puede vacunarse al lactante). Si
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BIBLIOGRAFÍA
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