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LACTARED/ConsultoríaProfesionalenLactanciaMaterna

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PATOLOGÍA DE LA MADRE
Este capítulo trata sobre los problemas agudos y crónicos de salud de la madre, que pueden
afectar la lactancia materna. Los profesionales de salud necesitan conocer estas
condiciones y tener la capacidad de desarrollar un plan de trabajo basado en los deseos y
las necesidades de la madre que quiere amamantar.

PATOLOGÍA QUIRÚRGICA
El tratamiento quirúrgico de cualquier tipo es una experiencia angustiante,
independientemente de la condición de la persona, en la madre que da de lactar puede
condicionar por sí mismo una disminución de la producción de leche.
Se recomienda que si se trata de una cirugía electiva, se programe con la debida antelación,
que el internamiento sea lo más corto posible y que se tenga la facilidad del alojamiento
conjunto; en caso contrario, la madre debe realizar la extracción de leche durante el
periodo de hospitalización y seguir las normas de conservación de la leche.
Si existiera el alojamiento conjunto, se debe evitar en lo posible la incomodidad o el dolor
de la madre; necesita ayuda extra para la lactancia
Cesárea:
Es un procedimiento quirúrgico cuya tasa ha ido en aumento en todo el mundo. Puede
realizarse de emergencia o programarse con anticipación. Una cesárea de emergencia tiene
mayor impacto psicológico que una programada, la mujer puede sentirse fracasada en su
papel de mujer.
Las madres cesareadas pueden dar el pecho igual que las que han tenido parto vaginal, el
tipo de parto no afecta la producción de leche, la diferencia radica principalmente en el
tiempo que las cesareadas permanecen en las unidades de cuidados postoperatorios,
separadas de sus bebés; a mayor tiempo de separación, mayor riesgo de fracaso de la
lactancia. Principalmente la cesárea de emergencia se asocia a retraso de la activación
secretora o lactogénesis II y del inicio del amamantamiento. El contaccto piel a piel
inmediato y/o la extracción frecuente de leche pueden ayudar a superar este retraso.
Dependiendo del tipo de anestesia y de las circunstancias asociadas, la madre podría no
estar lo suficientemente despierta para dar de lactar en las primeras 12 horas. La anestesia
que se usa habitualmente es la epidural, que no produce somnolencia, lo que permite dar el
pecho. El anestésico más utilizado es la bupivacaína. Se recomienda no usar fentanilo o
hacerlo en dosis bajas, ya que puede causar somnolencia.
Generalmente se necesitan analgésicos durante las primeras 72 horas La mayoría de ellos
no requiere la interrupción ni la postergación de la lactancia, prefiriéndose la morfina
debido a que no tiene efectos colaterales pediátricos. En cambio, la meperidina produce
sedación y succión débil.
Con ayuda, las madres purden dar de lactar dentro de la primera hora post cesárea, en
contacto piel a piel, y ser trasladadas junto con su recién nacido a la sala de recuperación
donde deben continuar en alojamiento conjunto.

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La recuperación es más larga, más dolorosa, más estresante y conlleva mayores riesgos que
el parto vaginal sin complicaciones. La lactancia materna tiene efectos muy positivos para
la madre que ha tenido cesárea, la producción de oxitocina ayuda a la involución del útero
en el puerperio.
Encontrar una posición adecuada puede preocupar a algunas madres.
- La posición en decúbito dorsal, con una almohada detrás de la cabeza y el bebé
entre los pechos, permite que este agarre el pecho por sí solo.
- La posición en decúbito lateral, con el bebé al lado, permite que la madre aproxime
al bebé al pecho, tomándolo entre los hombros con el brazo situado más arriba, de
modo que el mentón toque el pecho y estimule los reflejos para agarrarse por sí
mismo.
- En la posición sentada, se puede colocar una almohada sobre el área de la incisión
operatoria y poner al bebé sobre la almohada una vez que ha agarrado el pecho.
- Debe alentarse al padre y a otras personas cercanas a que ayuden a cargar al bebé y
colocarlo al pecho.
Retención placentaria:
La demora en la involución uterina causada por restos placentarios se diagnostica
usualmente después del alta. La manifestación clínica es la hemorragia persistente.
Normalmente se eliminan loquios rubra (rojos o sanguinolentos) hasta el tercer día, los
serosos hasta el 9° día y finalmente los alba (color crema a marron pálido).
El fracaso de la activación secretora o lactogénesis II, debido a que se mantienen altos los
niveles de las hormonas inhibitorias del embarazo, puede ser un signo precoz de retención
de la placenta.
Debe sospecharse la retención de restos placentarios si la madre presenta:
- Poca o ninguna sensación de pecho lleno al 5° día.
- Persistencia del estadío de calostro de la leche después del 4° día
- Sangrado vaginal rojo vivo importante después del tercer día
- Útero doloroso a la palpación y más grande de lo esperado
- Un bebé que no se satisface al pecho, presenta menos micciones y defecaciones de
lo normal y posiblemente ictericia.
El tratamiento es quirúrgico, se tiene que realizar un legrado uterino, para lo cual la madre
debe ingresar a sala de operaciones o al tópico de cirugía, bajo efectos de sedación y
analgesia.
Trombosis venosa profunda (TVP) y embolismo pulmonar:
Se definen como la formación de un coágulo dentro del vaso sanguíneo (TVP) que puede
migrar a los pulmones y causar embolismo pulmonar que puede ser fatal. Son las
enfermedades vasculares graves más comunes en el embarazo y el puerperio. La embolia
pulmonar tiene mayor importancia relativa ante la disminución de la sepsis y la eclampsia.
Las venas varicosas causan más problemas durante el embarazo que en ningún otro
momento.
Actualmente se presentan con menor frecuencia debido a la deambulación temprana
después del parto, el poco uso de la anestesia general, la mejor salud de la mujer en el

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embarazo y el uso de enoxoprina subcutánea (compatible con la lactancia) como terapia


anticoagulante por 3 días postcesárea.
Puede hacerse el diagnóstico con una angiografía con medio de contraste o radiopaco que
no requieren la interrupción de la lactancia. Si se realiza una gammagrafía pulmonar debe
desecharse la leche durante 8 horas y si es una gammagrafía de las extremidades durante 2
semanas, pues el radiofármaco empleado habitualmente es el fibrinógeno marcado con
I125.
El tratamiento es con anticoagulantes, heparina, warfarina o, la nueva fracción de heparina
de bajo peso molecular, la enoxoprina, todos compatibles con la lactancia. Si se inicia una
terapia anticoagulante de largo plazo, se debe medir el tiempo de protrombina del lactante
una vez al mes y administrarle vitamina K si es necesario.
Otra patología quirúrgica:
Excepcionalmente las mujeres embarazadas presentan patología quirúrgica de emergencia
tal como la apendicitis aguda o la colecistitis aguda. Como es un cuadro agudo se hace
necesaria la intervención, sin embargo se prefiere que junto al equipo de cirujanos ingrese
un equipo de obstetras por la posibilidad de realizar una cesárea de emergencia.
Los bebés deben poder permanecer con la madre en el hospital.
PATOLOGÍA MÉDICA (NO QUIRÚRGICA)
ENFERMEDADES CRÓNICAS
Alteraciones hipofisarias:
La lactancia materna se da básicamente por la producción de hormonas a nivel hipofisario,
especialmente la prolactina; sin embargo existen estados patológicos donde esta
producción incrementa.
Cuando un lactante deja de mamar, la secreción de leche continúa 14 a 21 días más, lo que
depende en parte de la duración de la lactancia establecida. Si la producción de leche
persiste por más de tres semanas después del destete total, hay que investigar la causa.
La galactorrea se caracteriza por la secreción láctea espontánea, bilateral y a través de
múltiples conductos, se cree debido a un aumento de la secreción de prolactina o a la falta
de inhibición hipotalámica. La galactorrea puede producirse como síntoma aislado y con
función ovulatoria normal durante un año o más después del parto.
Durante el embarazo existe riesgo de crecimiento de tumores hipofisarios productores de
prolactina que pueden producir amenorrea y galactorrea, pero no tienen correlación con la
producción de leche. Las mujeres pueden dar de lactar con esta afección.
Algunos fármacos como fenotiazinas, antidepresivos tricíclicos, anfetaminas, metildopa,
estrógenos orales, pueden producir altos niveles crónicos de prolactina y galactorrea. Otras
causas son el hipotiroidismo, el hipertiroidismo), la insuficiencia renal crónica y algunos
síndromes menos frecuentes que llevan el nombre de quienes los describieron (Chiari
Frommel, Del Castillo).
La manipulación mamaria excesiva puede producir hiperprolactinemia y es la causa de que
la lactancia inducida y la relactación sean posibles.

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En mujeres susceptibles, una consulta medica, la tensión, la exploración pélvica o algunos


procedimientos quirúrgicos pueden producir elevaciones de la prolactina sérica.
Síndrome de Sheehan (panhipopituitarismo)
Se debe a una hemorragia posparto grave con hipotensión, que provoca infarto trombótico
y necrosis u otras lesiones vasculares de la hipófisis, como hipoperfusión. Es la única
enfermedad endocrina que causa fracaso de la lactancia. Ocurre en el 0.01 a 0.02% de las
mujeres que han dado a luz.
La hipófisis como órgano altamente vascularizado es especialmente vulnerable a la
disminución del flujo sanguíneo al final del embarazo debido a su mayor tamaño. El grado
de hipopituitarismo es variable: la necrosis del tallo hipofisario suele producir
hipoprolactinemia que resulta en la involución mamaria y fracaso de la lactancia. La
insuficiencia hipofisaria también produce diabetes insípida, amenorrea, hipotiroidismo y
pérdida del vello axilar o pubiano, hipotensión, intolerancia al frío, ganancia y pérdida de
peso puerperal, atrofia uterina y ovárica. La secreción de hormonas puede ser insuficiente,
por ello no puede iniciarse la secreción de leche después del parto, lo que se considera un
signo clave para el diagnóstico.
En los casos moderados puede haber un retraso de la síntesis de leche y puede requerirse la
lactancia o la extracción frecuente para estimular la poca prolactina que pueda haber.
Mujeres con diferentes niveles de prolactina pueden producir cantidades adecuadas de
leche debido a que la hipófisis parece tener un rol permisivo más que completamente
responsable del éxito de la lactancia.
Las mamas y el cuerpo tienen mecanismos compensatorios que hacen que la lactancia sea
una actividad fuerte y el control autocrino de la producción láctea puede compensar un
ambiente hormonal subóptimo.
Debe investigarse el efecto de algunos fármacos que estimulan la secreción de prolactina
como el sulpiride.
Diabetes mellitus:
La glándula mamaria es un órgano diana para la insulina, hay receptores de insulina en los
acini mamarios. La diabetes es una enfermedad crónica de alteración del metabolismo de
los carbohidratos causada por insulina insuficiente o el uso ineficiente de la insulina.
Además está en aumento, como parte del síndrome metabólico caracterizado por
hipertensión, obesidad, dislipidemia y síndrome de ovario poliquístico.
Por cada año de lactancia, una mujer tiene una disminución del 15% del riesgo de
desarrollar diabetes posteriormente.
En las ultimas fases del embarazo en mujeres normales se produce una excreción más o
menos constante de lactosa en la orina que alcanza su máximo el día del parto, por lo que
las pruebas de glucosuria no son confiables debido a que la mayor excreción de lactosa en
la orina materna puede ocasionar resultados erróneos.
La diabetes mellitus se clasifica en tres tipos: la insulino-dependiente o tipo 1, la no
insulino-dependiente o tipo 2 y la diabetes gestacional, que es una intolerancia a la glucosa
que se presenta en un 2% de los embarazos de mujeres previamente sanas. Actualmente es
más común porque hay más mujeres obesas. Las mujeres con diabetes gestacional tienen
30 a 40% mayor probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2 en los siguientes 10 años.

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Debe animárseles a amamantar. Hay una relación entre la duración de la lactancia y el


riesgo de desarrollo posterior de diabetes tipo 2. Por cada año de lactancia, el riesgo
disminuye un promedio de 15%. La lactancia – aún de corta duración – mejora el
metabolismo de la glucosa y es una intervención de bajo costo que puede reducir la
diabetes en estas mujeres.
Algunas madres diabéticas tienen una remisión mínima o completa de su enfermedad
después del parto, además pueden disfrutar de las mismas oportunidades para dar el pecho
Las diabéticas tipo 1 son de alto riesgo obstétrico y sus niveles de glicemia deben estar por
debajo de 130 mg/dl; el control debe ser estricto, incluso se debe seguir a estas pacientes
con dosaje de hemoglobina glicosilada, que permite evaluar, por un periodo de tiempo, los
niveles de glicemia que se han alcanzado durante ese lapso.
La mujer con diabetes tipo 1 no sólo puede amamantar, sino que debe animársele a
hacerlo. El calostro ayuda a estabilizar la glucosa de la sangre del lactante.
Las mujeres con diabetes tipo 1 tienen niveles más bajos de prolactina que las que no
tienen diabetes, lo que causa retraso de aproximadamente 15 a 28 horas de la lactogénesis
II.
La constante conversión de glucosa en galactosa y lactosa durante la síntesis de leche,
disminuye la glicemia y disminuye la necesidad de insulina. Las caídas de los niveles de
glicemia pueden afectar la cantidad de leche producida e interferir con el reflejo de
eyeccón, debido a la respuesta fisiológica de secreción de epinefrina.
La presencia de acetona indica la necesidad de más calorías y carbohidratos, la acetona
puede pasar a la leche y sobrecargar ell hígado del recién nacido.
Estas madres y sus neonatos necesitan atención adicional para establecer la lactancia.
Además de mamadas tempranas y frecuentes, se debe estimular la extracción de leche para
aumentar su producción. Puede ser necesario dar suplementos al neonato los primeros 2
días. Para que no les den suplementos artificiales a sus bebés, que aumentan el riesgo de
desarrollar diabetes, se puede recomendar a las gestantes con diabetes tipo 1 que se
extraigan calostro durante el embarazo (a las 35-37 semanas) y lo congelen en jeringas
pequeñas para llevarlas al hospital y sirva de suplemento.
Durante el periodo postnatal inmediato, los cambios hormonales súbitos causan marcada
fluctuación en los niveles sanguíneos de glucosa materna. Puede esperarse que ocurra
hipoglicemia materna inmediatamente postparto, durando 5 a 7 horas después del parto.
Además la excreción de lactosa en la orina cae a un nivel bajo 2 a 5 días después del
nacimiento y después se eleva rápidamente.
Estas variaciones metabólicas súbitas y un aumento en la reacción de la insulina requieren
monitoreo preciso. Escoger el horario del lactante y la cantidad de leche a tomar en cada
mamada son factores a considerar para mantener un buen balance diabético. Las lactadas
nocturnas plantean retos especiales a la madre diabética que da de lactar. Debe animársele
a dosarse niveles de glucosa en la noche. Puede necesitar un refrigerio en la noche.
El descenso de la glicemia en las madres diabéticas que dan el pecho puede llevar a
síntomas de hipoglicemia. La lactosuria que se produce simultáneamente puede
diagnosticarse erróneamente como glucosuria y hacer que se administre demasiada

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insulina, por lo que siempre se debe determinar la glucosa en la sangre (con tiras reactivas,
por ejemplo).
Los diabéticos son propensos a las infecciones y por lo tanto la mastitis constituye un
problema, al igual que la candidiasis vaginal y del pezón.
Los hijos de madres diabéticas presentan problemas especiales; son más frecuentemente
prematuros, presentan hipoglicemia, hipocalcemia, síndrome de dificultad respiratoria, o
hiperbilirrubinemia, con mayor frecuencia.
Los recién nacidos amamantados tienen menos episodios de hipoglicemia y necesitan
menos suplementos que los que toman biberón con fórmula.
Los niveles de lactosa en la leche materna de las madres diabéticas pueden estar en valores
bajos comparados con las madres que no sufren diabetes durante los primeros 3 a 4 días de
vida, pero luego se produce un incremento rápido de los niveles de lactosa.
Una vez que se establece la lactancia, la mayoría de las diabéticas reportan que sus
experiencias de lactancia no difieren de las otras madres. Las madres con diabetes
necesitan calorías adicionales mientras amamantan. Cuando su niño empieza a destetar la
madre diabética necesita hacer cambios en su dieta y administración de insulina para
compensar la disminución de la producción de leche. Si el destete es gradual, habrá menos
problemas y ajustes.
Resistencia a insulina y síndrome metabólico:
El síndrome metabólico es un grupo de síntomas:
- Hipertensión arterial
- Niveles altos de glucosa sanguínea
- Altos niveles de triglicéridos
- Bajo nivel de lipoproteína de alta densidad (“colesterol bueno”)
- Acúmulo de grasa en la cintura
Puede llevar a enfermedad coronaria, apoplejía y diabetes tipo 2.
Obesidad:
Se define como un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más (algunos ya lo consideran
mayor de 27). Es factor de riesgo para enfermedad cardiovascular, hipertensión, apoplejía,
cáncer y diabetes tipo 2.
Puede mitigar la respuesta de prolactina en algunas mujeres. Puede causar un retraso de la
lactogénesis II de 0.5 horas por cada unidad de IMC sobre el normal en el momento de la
concepción.
La lactancia exclusiva protege al infante de la obesidad y puede eliminar el peso retenido
en el embarazo a los 6 meses en muchas mujeres.
Las mujeres obesas suelen tener pechos grandes y requerir ayuda con la posición del bebé
para mamar, como colocar los pechos sobre una almohada o una manta enrollada, o poner
al bebé en posición prona o biológica, o de lado.
Hipertensión arterial asociada al embarazo:
• Preeclampsia

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- Hipertensión inducida por el embarazo, después de la 20ª semana de


gestación, acompañada de edema y/o proteinuria.
- Se presenta en un 3 a 5% de los embarazos y más frecuentemente en
mujeres con enfermedades crónicas cardiovasculares o renales como
diabetes, enfermedades del colágeno o hipertensión crónica.
- El parto se produce usualmente antes del término para mejorar la condición
de la madre y disminuir la morbilidad neonatal asociada a la restricción del
crecimiento intaruterino y a la asfixia.
• Preeclampsis severa
Se le denomina así cuando la gestante progresa a una presión arterial más alta,
mayor proteinuria, oliguria, cambios cerebrales y visuales, cefalea severa, dolor
epigástrico, edema pulmonar y cianosis.
• Eclampsia
- Denota la ocurrencia de convulsiones no causadas por enfermedad
neurológica y usualmente ocurre después de la 32ª semana de gestación o
incluso después del parto.
- Se debe sedar a la madre y administaarle medicamentos antihipertensivos y
anticonvulsivantes, tal como el sulfato de magnesio, que es compatible con
la lactancia, aunque – administrado antes del parto - puede producir bloqueo
neuromuscular con hipotonía y retención urinaria en el recién nacido.
- Considerando que es importate reducir el estrés y los estímulos nocivos para
evitar las convulsiones, el contacto piel a piel y la lactancia pueden ser
beneficiosos por los efectos sedantes y calmantes de la oxitocina y la
prolactina.
- Si no se puede poner el bebé al pecho, debe procurarse la extracción precoz
y frecuente de la leche.
• Síndrome de HELLP
- Corresponde al acrónimo en inglés, H: Hemólisis intravascular, EL
(ELevadas enzimas hepáticas, aminotransferasas), LP (bajas Plaquetas).
- Sólo el 0.1% de mujeres con preeclampsia desarrollan este síndrome. Es
más frecuente al inicio del tercer trimestre y se cree que se debe a un
componente inmunológico circulante.
- El tratamiento es controvertido, se suele terminar el embarazo después de la
estabilización clínica y el uso de corticosteroides para elevar las plaquetas,
aunque no hay evidencias que apoyen su uso rutinario.
- Puede complicarse con coagulación intravascular diseminada (consumo de
plaquetas y factores de coagulación) con la consecuente hemorragia que
puede llevar a Síndrome de Sheehan.
- Se debe asistir a la madre para la extracción de leche mientras está en
cuidados intensivos.

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El tratamiento con propanolol es probablemente el más seguro de los beta-bloqueadores


durante la lactancia.
La metildopa se excreta en pequeñas cantidades en la leche, pero su acción directa sobre la
hipófisis, inhibiendo la liberación de prolactina, constituye un riesgo teórico de supresión
de la producción lácteo.
Cefalea:
La migraña, dolor de cabeza hormonalmente sensible, de naturaleza episódica, tiende a
empeorar en el primer trimestre del embarazo. La lactancia posterga la recurrencia
postparto de la migraña.
Las cefaleas postparto pueden deberse a anticonceptivos orales o a anestesia epidural o
raquídea durante el nacimiento o no tener causa aparente.
Algunas mujeres tienen una cefalea breve pero intensa cuando tienen un orgasmo. Se
piensa que la elevación de la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca durante la
actividad sexual son similares al proceso fisiológico que produce la migraña.
Thorley identificó 2 tipos de cefaleas de la lactancia:
• Tipo 1 ocurre en la primera bajada durante una toma y está ligada al surgimiento de
la oxitocina en la bajada.
• Tipo 2 se desencadena por llenado excesivo del pecho y se alivia con la lactancia
y/o la extracción.
Otros factores que desencadenan las cefaleas en las mujeres que dan de lactar, además del
surgimiento de la oxitocina en la bajada y el llenado excesivo del pecho, son: que el bebé
duerma toda la noche y amamantar gemelos. Una historia familiar de cefaleas de lactancia
que desaparecen con el destete, puede también ser un factor. Antes de recurrir a
medicamentos, debe probarse con reposo y bolsas de hielo. El propranolol (Inderal), el
sumatriptán (Imitrex), la codeína y los antitinflamatorios no esteroideos (NSAID) ––
drogas estándar usadas para la migraña – son compatibles con la lactancia, así como las
combinaciones de butalbital, acetaminofén y cafeína (Fioricet) oxicodona y acetaminofén
(Percocet). Los alcaloides del ergot (Cafergot, DHE-45) están contraindicados en la
lactancia.
Convulsiones:
Los antecedentes maternos de epilepsia son motivo de preocupación en la gestación. Las
convulsiones durante el embarazo constituyen para el feto un mayor peligro que la
medicación.
Las convulsiones pueden controlarse bien con la medicación de modo que rara vez son un
problema para la madre que da de lactar. Sin embargo, se debe conocer el efecto de la
medicación sobre el lactante.
Los fármacos para el tratamiento de la epilepsia son el fenobarbital, la primidona, la
fenitoína, el ácido valproico y el diazepam, entre otros. Es preciso tener en cuenta el efecto
sobre el feto en términos de malformaciones mayores y menores, el nivel sérico del
fármaco en el recién nacido y el estado de la madre después del parto.
Cuando el lactante está sedado por la medicación materna, se recomienda alternar el pecho
con fórmula de manera ocasional para disminuir la dosis que recibe el niño.

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El objetivo principal del tratamiento es que la madre no tenga convulsiones y por ende, sea
capaz de cuidar a su hijo.
En el caso inusual de que la madre tenga convulsiones, el amamantamiento no está
contraindicado. Soltar o dañar al niño durante una convulsión no es más probable durante
el amamantamiento que durante la alimentación con biberón. Usualmente, síntomas
prodrómicos (aura) alertan a la madre de un ataque inminente y puede tomar precauciones
de seguridad para proteger a su bebé.
Fibrosis quística:
Es una enfermedad hereditaria, que produce alteraciones en la función de las glándulas
exocrinas del organismo afectando la secreción del sudor (con alteraciones de los
electrolitos: cloro alto), así como alteración en la secreción glandular pancreática
provocando insuficiencia, además de enfermedad pulmonar crónica; generalmente estas
personas viven menos que el promedio.
Presentan niveles altos de sodio en la leche, se pueden encontrar niveles bajos de ácidos
grasos.
La mayor parte de las pacientes con esta enfermedad no ha logrado tener una lactancia
exclusiva, pero la experiencia es aún mínima; existen reportes de pacientes con lactancia
exclusiva, sin embargo se recomienda un seguimiento estricto del niño, control de peso, así
como la medición de sodio, cloro y lípidos totales en la leche materna.
Aunque pueden amamantar, estas mujeres necesitan monitoreo nutricional, porque su
estado nutricional está ya comprometido y las calorías extra que necesitan para la
producción de leche, pueden causar pérdida excesiva de peso. Se le debe ofrecer
suplementos calóricos y vitamínicos cuando sean necesarios.
Las pacientes con fibrosis quística son portadoras crónicas de bacterias patológicas como
Staphilococcus aureus y Pseudomona. Los linfocitos de la leche materna están
sensibilizados a estos patógenos y pasan al bebé protegiéndolo de las infecciones de esos
gérmenes.
Fenómeno de Raynaud:
Es un fenómeno neurovascular que consiste en una isquemia intermitente que usualmente
afecta los dedos de manos y pies, especialmente cuando se exponen al frío. Puede ser
primario (más frecuente en mujeres entre los 15 y 25 años) o secundario a congelación o
cirugía, a uso frecuente de aparatos que dañan la microvasculatura, incluyendo los teclados
o a ciertas drogas o enfermedades. La cafeína y la nicotina aumentan la severidad del
fenómeno.
Un fenómeno semejante puede causar vasoespasmo del pezón, antes, durante o después de
la mamada, que se manifiesta por blanqueamiento y dolor intenso que puede evolucionar
intermitentemente (espasmo y relajación) hasta por 30 minutos después de la mamada. Se
asocia a algunos medicamentos como fluconazol, antimigrañosos o anticonceptivos orales
pero también puede ser causado por un agarre superficial o una succión débil.
Si la corrección del agarre no soluciona el problema, se debe referir la madre a su médico
para evaluación y tratamiento. Se usa el nifedipino (mínimo 5 mg, 3 veces por día, o 30 mg
una vez al día de la forma de liberación lenta, durante 2 semanas) que es seguro durante la
lactancia. También se han usado medicamentos como ibuprofeno, vitamina B6, calcio (2

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000 mg/día) y magnesio (1 000 mg/día), así como ungüento tópico de nitroglicerina y los
inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina como captopril, enalapril y
prostaglandinas para ataques severos y prolongados. El uso de compresas húmedas
calientes puede ayudar a aliviar el dolor.
Las madres también refieren alivio usando una técnica de compresión del pezón (con el
pulgar y el índice) para “atrapar” cualquier remanente de sangre en la punta del pezón y
que también puede interrumpir el espasmo mismo.
Asma:
Durante el embarazo las mujeres asmáticas pueden mejorar, empeorar o permanecer igual.
El tratamiento con corticoides y beta-agonistas (albuterol, terbutalina y metaproterenol) no
afecta al feto o al lactante, por lo que se recomienda la lactancia materna. La mayoría de
medicamentos antiasmáticos se administran por vía inhalatoria que evitan los efectos
colaterales sistémicos, al llegar directamente a los pulmones.
Enfermedades de la Tiroides:
La glándula tiroides controla el metabolismo corporal y promueve el desarrollo normal del
sistema nervioso central, esta relacionada con la actividad hormonal durante el embarazo.
Las demandas metabólicas y hormonales alteran esta glándula.
Las enfermedades tiroideas son cuatro veces más frecuentes en mujeres y aumentan
durante el embarazo. Las mujeres que amamantan y desarrollan problemas de la tiroides,
pueden ser tratadas y continuar la lactancia.
- Hipotiroidismo:
El hipotiroidismo es la presencia de una cantidad inadecuada de hormona tiroidea que
puede deberse a un desorden hormonal localizado a nivel hipofisario o de la misma
glándula tiroides. Se asocia con infertilidad, por lo que el número de embarazadas con
diagnóstico de hipotiroidismo es bajo.
Los síntomas clínicos de hipotiroidismo son: nódulos cervicales, bocio, frialdad o
sensación de frío, piel seca, pelo delgado, inapetencia, fatiga y depresión.
Cuando se diagnostica hipotiroidismo hay que tratar a la mujer con terapia de sustitución
hormonal que debe continuar durante todo el embarazo y la lactancia.
Sin tratamiento, puede provocar pobre ganancia ponderal en el niño debido a una
producción escasa de leche por parte de la madre. También puede observarse fatiga o
depresión puerperal.
Si la terapia de reemplazo con T4 sintética (tiroxina, levotiroxina sódica o Synthroid) u
otra preparación tiroidea, es adecuada, el alivio de los síntomas y un aumento en la
producción de leche pueden ser rápdcos. La dosis diaria de reemplazo de tiroides es 0.25 a
1.12 mg de levotiroxina sódica o dosis equivalentes de otra preparación tiroidea.
- Hipertiroidismo:
El hipertiroidismo es un trastorno debido principalmente a un exceso de hormona tiroidea
El cuadro clínico se describe como pérdida de peso (a pesar del apetito aumentado),
palpitaciones, nerviosismo, y un pulso rápido en reposo. Un cuadro bien desarrollado con
exoftalmos (ojos saltones) se denomina enfermedad de Graves.

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La capacidad para amamantar no parece estar afectada, aunque el nerviosismo de la madre


puede complicar su habilidad para enfrentar el cuidado diario de su bebé.
Los procedimientos para el diagnóstico de hipertiroidismo dan problemas en el lactante,
debido a la radiación ya que los exámenes se realizan con sustancias radioactivas. Cuando
son indispensables, el agente preferido es el pertecnetato de tecnecio-99m. En
http://radiology.unm.edu/clinical/protocols/nucmed/unmh/nucmed-pregnant.pdf pueden
encontrar instrucciones de la Nuclear Regulatory Commission sobre la seguridad de uso de
isótopos en la mujer que amamanta.
El tratamiento del hipertiroidismo se basa en el uso de fármacos antitiroideos derivados de
la tioúrea, que inhiben la síntesis de hormona tiroidea bloqueando la unión del yodo con la
tirosina.
El propiltiouracilo (PTU) y el metimazol son los fármacos de elección en la madre. Su uso
durante el embarazo puede causar bocio e hipotiroidismo en el feto. Durante la lactancia, el
PTU pasa a la leche en cantidades mínimas, porque es un fármaco ionizado y con gran
unión a proteínas, no encontrándose evidencia de efectos en los lactantes. En cuanto al
metimazol, las dosis diarias menores de 40 mg son seguras para el lactante.
-Tiroiditis puerperal
Se cree que es una enfermedad autoinmune. Tienen mayor riesgo las mujeres con diabetes
tipo 1, autoanticuerpos contra tiroglobulina o tiroperoxidasa, enfermedad de Graves o
hepatitis viral. Puede presentarse como hipertiroidismo (32%) o hipotiroidismo (43%) o
empieza con hipertiroidismo y progresa a hipotiroidismo (25%). Puede no reconocerse en
el puerperio por sus síntomas (fatiga, depresión y ansiedad). Se realiza dosaje de hormonas
tiroideas y puede necesitarse gammagrafía que obliga a suspender la lactancia
temporalmente.
Síndrome de ovario poliqístico
Es una alteración endocrina común caracterizada por ovulación anormal, aumento de
niveles de andrógenos y ovarios poliquísticos. Los signos clínicos son amenorrea o
menstruaciones irregulares, hirsutismo, acné persistente, alopecia dependiente de
andrógenos, obesidad abdominal, hipertensión e infertilidad. También se ha notado
desarrollo mamario anormal (hipoplasia o pechos grandes con tejido graso). Se ha
observado pechos de forma tubular, espaciados, con pezones de gran diámetro e
insuficiente producción láctea. La droga de elección para el tratamiento es la metfomina
que mejora el cuadro endocrino, facilita la concepción, reduce los abortos del primer
trimestre y la diabetes gestacional pero parece no mejorar la duración de la lactancia.
Enfermedades autoinmunes:
Todas las enfermedades autoinmunes muestran una predisposición genética. Las mujeres
tienen 3 veces más probabilidades de presentar una enfermedad autoinmune y son más
vulnerables durante su etapa reproductiva, lo que puede reflejar la influencia de las
hormonas en la regulación de la respuesta inmune.
Hay más de 80 enfermedades autoinmunes. Las mujeres con enfermedades autoinmunes,
como por ejemplo artritis reumatoide, lupus eritematoso, fibromialgia, etc… muchas veces
tienen los síntomas durante años sin haber sido diagnosticadas y pueden necesitar
tratamiento con inmunosupresores o fármacos antirreumáticos.

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Aunque no todas las enfermedades autoinmunes afectan directamente la lactancia, debido a


los problemas propios de este tipo de enfermedades, entre los que comúnmente se
encuentran el dolor y fatiga crónicos, las madres tienen una mayor necesidad de cuidado y
ayuda para amamantar.
La lactancia se relaciona con la disminución o la remisión de los síntomas de algunas
enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple y la enfermedad inflamatoria
intestinal. No amamantar aumenta el riesgo del infante de presentar enfermedades
autoinmunes posteriormente, tales como: enfermedad de Crohn, colitis ulcerativa, diabetes,
artritis juvenil, esclerosis múltiple y enfermedad celiaca.
- Lupus Eritematoso Sistémico:
Empeora con el embarazo, la presentación clínica es muy variable. Puede encontrarse
artritis, eritema malar (en alas de mariposa), sensibilidad a la luz solar, fatiga crónica,
mialgia, cefalea y fenómeno de Raynaud. Si se afecta el cerebro, pueden presentarse
convulsiones, cambios en la personalidad o depresión. Las mujeres que padecen esta
enfermedad, aparentemente no pueden producir la cantidad adecuada de leche, sin
embargo reportes personales han demostrado que, madres con este diagnóstico, han podido
llevar una lactancia adecuada.
- Esclerosis Múltiple:
Es una alteración neuronal degenerativa, que aparece entre los 20 y 40 años de edad, cuyos
síntomas son debilidad progresiva, fatiga, falta de coordinación, parálisis, alteraciones del
habla y la visión. La causa no está completamente definida. Anticuerpos de la persona
producen una desmielinización (reducción de las vainas de mielina que cubren los nervios
y ayudan a la conducción nerviosa). La remisión de los síntomas ocurre cuando se forma
una cicatriz glial que cubre la vaina de mielina.
Hay 4 sub-tipos:
- Remitente-recurrente (RR): La más común. Empieza con una serie de crisis
seguidas por remisiones completas o parciales para regresar luego de un periodo de
estabilidad.
- Primaria progresiva (PP): Se caracteriza por la disminución gradual de las
funciones sin distinguirse remisiones o sólo un mínimo alivio temporal de los
síntomas.
- Secundaria progresiva (SP): Empieza con un curso RR seguido de un curso PP.
- Progresiva recurrente (PR): En raros casos, el paciente evoluciona cada vez peor
con ataques agudos intermedios.
El diagnóstico diferencial no es fácil, se basa en la historia clínica, la resonancia magnética
y un aumento de proteínas en el LCR (líquido céfalo-raquideo).
La lactancia materna es importante debido que se presume que algunos ácidos grasos
esenciales parecen proteger a los lactantes de desarrollar la enfermedad posteriormente. El
embarazo mejora el curso clínico, pero para la madre es un trabajo fatigoso, por lo que
debe haber una persona que ayude a la madre a cuidar al hijo.
Estas madres necesitan apoyo de toda clase, incluso ayuda con el trabajo de la casa. La
preocupación que la mujer discapacitada tiene por sus hijos y las consecuencias de vivir

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con una discapacidad en un ambiente aislante y estigmatizador puede llevarla a la


depresión.
La droga que generalmente se usa en estas mujeres es interferón beta-1B (Betaseron).
Debido a su gran peso molecular, su transferencia a la leche materna es limitada. Su
categoría de riesgo para lactancia es moderadamente segura (Hale, 2002). Las
exacerbaciones agudas se tratan con hormona adrenocorticotrópica y metilprednisolona.
Ambas drogas pasan a la leche materna en bajas concentraciones.
- Artritis Reumatoide:
Se define como una afección inflamatoria simétrica de las articulaciones caracterizada por
dolor e hunchazón, fatiga, rigidez especialmente matutina, dolor asociado a la posición
sentada prolongada, debilidad, síntomas de gripe, hipertermia leve y dolor muscular,
además de inapetencia, depresión, pérdida de peso, anemia y frialdad y sudoración distal.
También mejora clínicamente con el embarazo para luego empeorar en el puerperio,
además puede ocasionar deformaciones y disminución de la fuerza muscular que hacen
necesaria la asistencia en el periodo de lactancia.
El problema es mayor para la madre que da de lactar, probablemente debido al estado
hiperprolactinémico. La prolactina ha demostrado actuar como inmunoestimulante. Los
síntomas más severos ocurren después del primer embarazo y son menos severos en los
siguientes embarazos.
Los NSAID (drogas antiinflamatorias no esteroideas) se usan como terapia de primera
línea para disminuir el dolor y la inflamación. Debido a su efecto erosivo del tracto
gastrointestinal, la madre puede también estar anémica. La terapia con metotrexate que se
usa en los casos severos, está contraindicada en la lactancia, según la American Academy
of Pediatrics, sin embargo, pasa en pequeñas cantidades a la leche (Hale, 2002), por lo que
algunos autores la consideran segura a dosis bajas semanales o recomiendan que se
descarte la leche por un mínimo 4 días.
Las mujeres con artritis reumatoide generalmente se sienten abrumadas con la fatiga tanto
en el embarazo como en el puerperio. Si las manos y los dedos de la madre están rígidos, la
lactancia es más simple que la alimentación artificial, que requiere movimientos más
complejos. Aunque estas madres necesitan descanso, también requieren rehabilitación.
Cáncer:
El diagnóstico de cáncer de una mujer conlleva al tratamiento, que incluye el uso de
compuestos radioactivos y/o antimetabolitos, por lo que no es conveniente continuar la
lactancia. Las dosis de la sustancia pueden encontrarse en pequeña cantidad en la leche, sus
efectos son acumulativos.
El diagnóstico de cáncer de mama durante la lactancia requiere la supresión inmediata de
la lactancia. Posteriormente al tratamiento convencional (incluida la mastectomía) estas
mujeres pueden volver a embarazarse luego de 3 a 5 años, pudiendo dar pecho.
Enfermedades Metabólicas:
- Fenilcetonuria:
Es un error innato del metabolismo en el que se carce de la enzima para degradar al
aminoácido fenilalanina, que puede resultar en menor inteligencia. El diagnóstico precoz y

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el tratamiento adecuado han producido una población creciente de mujeres con inteligencia
normal que llegan a edad reproductiva. Estas pacientes nunca deben abandonar la dieta.
Durante el embarazo deben tener un control estricto del nivel de fenilalanina en sangre,
igual o menor a 4 mg/dl, ya que el exceso puede causar daño cerebral al feto. Estas madres
pueden dar pecho, la leche de madres con fenilcetonuria controlada mediante la dieta es
normal.
- Osteoporosis
Es una condición de adelgazamiento del hueso generalmente asociada con mujeres de
edad, postmenopáusicas.
La edad, la dieta, el tamaño de la estructura corporal y el ejercicio con pesas contribuyen a
la salud ósea.
La normal movilización mineral ósea asociada a la lactancia no requiere tratamiento. La
pérdida ósea durante la lactancia puede medirse pero retorna a la línea de base normal
después del destete.
Cuanto más tiempo y más niños amamante una mujer, su densidad ósea lumbar realmente
aumenta.
- Hiperlipoproteinemia:
Normalmente la composición de lípidos de la leche materna es similar al plasma. El déficit
de lipoproteinlipasa que es la causa de esta enfermedad afectaría también a la glándula
mamaria por lo que la composición de los lípidos en esta se vería afectada, haciéndola
inadecuada para los requerimientos nutricionales de sus niños.
ENFERMEDADES AGUDAS E INFECCIONES
Enfermedades comunes:
Tales como resfríos o infecciones del tracto respiratorio superior, no contraindican la
lactancia materna. La mayoría de las infecciones son autolimitadas y no son graves. Más
aún, la madre infectada proporciona anticuerpos a su hijo a través de la lactancia,
disminuyendo así la exposición del bebé o modificando la enfermedad. La interrupción de
la lactancia deja al niño más susceptible a la enfermedad materna, exponiéndolo
innecesariamente a los riesgos de las leches artificiales y quitándole una importante fuente
de consuelo.
Diarrea bacteriana:
La presencia de diarrea en la madre no es contraindicación para la lactancia materna. Se
han encontrado en la leche materna anticuerpos contra Shiguella, Salmonella, y E. coli
enteropatógena. En las zonas de epidemia, la vacunación parenteral de las madres lactantes
con vacuna inactivada del cólera o toxoide colérico ha producido un aumento del nivel de
anticuerpos específicos en la leche.
La diarrea es causa de elevada morbimortalidad en países del tercer mundo pero se ha
demostrado que la leche materna de madres de estos países contiene anticuerpos
específicos contra E. coli.
Infección urinaria:

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Las infecciones urinarias son la causa más común de infección en el puerperio, no


constituyen ningún peligro, a menos que las cause un estreptococo del grupo B (EGB).
Comúnmente se usan antibióticos para tratarlas. Cuando se dan a la madre, usualmente no
representan daño para el lactante, por lo que no deben usarse para justificar una
interrupción innecesaria de la lactancia. Con frecuencia se prescriben trimetoprim o
quinolonas (norfloxacina, ciprofloxacina), ambas compatibles con la lactancia.
Síndrome de shock tóxico:
Este se ha descrito en parto vaginal, cesárea y mastitis. La mortalidad puede ser hasta de
5%. Se define como fiebre > 39oC, exantema macular difuso con descamación, hipotensión
y afección de múltiples sistemas orgánicos por la absorción de la exotoxina. Se trata con
penicilinas resistentes a la beta-lactamasa, cefalosporinas de primera generación y
aminoglucósidos.
Estreptococo del grupo B (EGB):
Es causa importante de infección perinatal, como endometritis, amnionitis e infecciones
urinarias en la madre e infecciones focales en el niño. El recién nacido puede sufrir la
enfermedad de inicio precoz, que se manifiesta por dificultad respiratoria y en su inicio
tardío se pueden producir meningitis u osteomielitis.
Los serotipos del EGB son 5, los que pueden producir infección neonatal. La tasa de
colonización de las parturientas varía entre 5 y 35%. El tratamiento de elección es la
penicilina, la madre puede estar asintomática.
Brucelosis
Se puede transmitir raramente por vía transplacentaria y a través de la leche materna, por lo
que se recomienda iniciar la lactancia después de 48-72 horas de iniciado el tratamiento de
la madre, extrayendo y descartando la leche durante ese periodo.
Enfermedades de Transmisión Sexual:
- Gonorrea:
Cuando se diagnostica la gonorrea por identificación de la bacteria en el frotis o cultivo
vaginal antes del parto, se debe iniciar inmediatamente el tratamiento, la madre puede dar
el pecho 24 horas después del inicio del tratamiento. Cuando ocasionalmente ocurre una
infección neonatal a pesar de la profilaxis con nitrato de plata, es conveniente separar al
niño del resto de los otros niños, no así de la madre.
- Sífilis:
La incidencia ha aumentado y se debe tener en cuenta en todo recién nacido con afección
multisistémica. La vía de infección es la transplacentaria. No se transmite a través de la
leche materna. Las lesiones húmedas y abiertas, primarias o secundarias están llenas de
espiroquetas. El tratamiento es inmediato. Se debe estudiar al recién nacido para descartar
sífilis congénita y tratarlo. Si existen lesiones en el pecho o en el pezón, la lactancia
materna esta contraindicada hasta que no se complete el tratamiento y las lesiones estén
limpias.
- Clamidia:

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La especie más frecuente es la Clamidia trachomatis, una bacteria gram negativa


intracelular. Causa uretritis y epididimitis en el varón y cervicitis y salpingitis en la mujer.
Los lactantes se contagian al momento del parto y sufren conjuntivitis y neumonía, el
diagnóstico se realiza mediante cultivo y serología. No se cree que se transmita en la leche
materna.
- Vulvovaginitis:
Durante el embarazo hay un aumento normal de las secreciones vaginales y cervicales.
Solo un 1% de las mujeres tiene vulvovaginitis sintomáticas. No contraindica la lactancia.
. Vulvovaginitis tricomoniásica: El parásito Trichomona vaginalis es una causa
frecuente de vulvovaginitis y puede causar una infección asintomática en varones y
mujeres. Se halla en 15 a 25% de las mujeres en edad reproductiva. La transmisión es por
vía sexual, los síntomas son comunes durante el embarazo cuando la infección es difícil de
curar. Los fármacos de elección están contraindicados (metronidazol). Las tricomonas no
representan ningún peligro para el recién nacido. La primera alternativa terapéutica es la
de lavados vaginales.
. Vulvovaginitis candidiásica: La causa más común de candidiasis es el aumento
en el uso de antibióticos la que elimina la flora saprofita que inhibe el crecimiento de
hongos. El diagnóstico se hace mediante la tinción o el cultivo de la secreción, el
tratamiento debe ser precoz y adecuado, los fármacos de elección son los imidazoles y la
nistatina.
La vulvovaginitis es benigna pero molesta y, en el embarazo, es difícil de tratar. El recién
nacido se infecta en el canal del parto. La infección se manifiesta como una infección oral
que a su vez puede transmitírsela al pecho.

Candidiasis
La candidiasis del pezón que puede ser bilateral es difícil de identificar. El pezón y la
areola pueden estar ligeramente hinchados y de color violáceo. El síntoma guía en todo
caso es un dolor muy intenso, además puede manifestarse como prurito superficial
pasajero, el dolor es frecuente durante la succión, esto se explica probablemente por la
presión sobre los conductillos inflamados cuando se contraen las células mioepiteliales.
Para identificar los hongos hay que cultivar las primeras gotas de leche. Para el
diagnóstico, deben estar presentes uno o más de los siguientes factores: historia materna
de vaginitis recurrente, uso de antibiótico (reciente o prolongado) candidiasis oral o
perianal en el lactante, diabetes materna, uso de corticoides o uso de anticonceptivos
orales. El tratamiento debe ser conjunto para la madre y el niño y prolongarse por 14 días.
Los pezones deben mantenerse secos entre tomas. Se pueden usar cremas con corticoides
para disminuir la inflamación en las madres. En casos severos se puede recomendar el uso
de antimicóticos sistémicos.
Micobacterias
- Tuberculosis:
Es una enfermedad re-emergente, además las tasas de resistencia están aumentando,
especialmente en países del tercer mundo. En estos países, sin embargo, los beneficios de
la lactancia son mayores que los riesgos de contraer la enfermedad.

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Cuando la madre tiene una prueba de tuberculina positiva y una radiografía patológica, se
debe tratar de encontrar el bacilo en esputo o en contenido gástrico, además debe recibir
tratamiento, de acuerdo a los esquemas que tiene cada país, que generalmente utilizan tres
drogas. Con las embarazadas, sin embargo, existen algunas restricciones con fármacos
específicos (estreptomicina y pirazinamida).
Las mujeres que han sido tratadas adecuadamente por 2 a 3 semanas (y que se consideran
no contagiosas), pueden y deben dar de lactar. La separación de madre e hijo está
raramente justificada. El riesgo del lactante de toxicidad por la droga que recibe la madre
es mínimo. El lactante debe recibir quimioprofilaxis y no es necesaria la separación.
- Lepra:
Es una enfermedad tropical, no contraindica la lactancia materna. No se permite el
contacto entre la madre y el hijo excepto para lactar.
- Listeriosis:
La listeriosis es una enfermad ocasionada por Listeria monocitogenes, un corto bacilo,
gramnegativo que causa aborto, muerte fetal, parto prematuro, sepsis y meningitis que
pueden ser mortales. Los síntomas de la madre suelen parecerse a los de una gripe o a la
mononucleosis infecciosa; las manifestaciones son variadas en el adulto y la infección en
el embarazo puede producir un parto prematuro, por lo demás, la infección puede pasar
inadvertida.
El tratamiento para la madre debe ser hasta 6 a 8 días después que los síntomas hayan
desaparecido. Si los síntomas en la madre son leves o de corta duración y se encuentra bien
después del parto, puede dar de lactar, siempre que el estado del bebe lo permita.
- Enfermedad de Lyme:
Ocasionada por la Borrelia burgdorferi y transmitida por las garrapatas, es una enfermedad
multisistémica. Esta borrelia se encuentra en el feto durante el embarazo con resultado fatal
en caso de no ser tratado. Con el tratamiento adecuado (penicilina o cefuroxima durante 14
días), la evolución es buena. Si el niño está sano y la madre ha sido tratada, puede dar el
pecho, no es necesario separar a la madre del niño. Si por el contrario la enfermedad
materna se diagnostica después del parto, la madre debe recibir tratamiento inmediato, si la
madre ha dado pecho es posible que la borrelia haya pasado al niño, que debe ser tratado si
presenta un exantema u otros síntomas. El diagnóstico se hace mediante las prueba de
inmunofluorescencia indirecta (IFA) o de ELISA o por cultivo del germen, muy rara vez se
observan mediante examen directo de las secreciones.
El tratamiento antibiótico es imperativo.
Virus
- VIH
Medidas como el tamizaje de rutina en las gestantes, el uso de drogas antirretrovirales y
evitar la lactancia materna han disminuido las tasas de transmisión del VIH durante el
embarazo, el trabajo de parto y el parto, a menos del 2%, en comparación a las tasas de
transmisión del 25-30% sin esas intervenciones.
La OMS reporta que la transmisión del VIH a través de la lactancia materna sin ninguna
intervención es de 5 a 20%.

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La investigación de los National Institutes of Health (NIH) muestra evidencia de que la


lactancia materna es aceptable si las madres reciben terapia antirretroviral durante la
lactancia. Sin embargo, los CDC y el Departamento de Salud de EEUU continúan
recomendando evitar la lactancia materna en madres VIH positivas.
La investigación demuestra que cuando las madres VIH positivas amamantan en forma
exclusiva, sus bebés tienen menor riesgo de infección por el virus que con la lactancia
mixta, porque la mucosa intestinal permanece intacta. La posibilidad de amamantar siendo
VIH positiva es prometedora en países donde la mortalidad de los bebés que no lactan es
mayor de los que destetan, como en países del África.
Otras opciones son la leche donada o la lactancia por una nodriza y la pasteurización de la
leche de la propia madre. También se han usado microbicidas agregados a la leche materna
para inactivar el VIH, lo que tiene la ventaja de preservar las propiedades nutritivas e
inmunológicas de la leche.
Los factores de riesgo que tienen un rol en la transmisión del VIH a la leche materna son:
carga viral de la madre, duración de la lactancia, tipo de lactancia (exclusiva vs mixta),
lesiones orales en el bebé y lesiones en el pecho de la madre.
Las directrices generales para evitar la transmisión perinatal del VIH son:
- Detección del VIH y tratamiento con drogas apropiadas.
- Alimentación con fórmula, en madres VIH positivas que tienen una alternativa de
alimentación aceptable, factible, asequible, sostenible y segura (AFASS).
- Lactancia materna exclusiva, si no hay suplementos que cumplan las condiciones
anteriores.
- Después de suspender la lactancia materna, se recomienda evitarla por completo.
- Diferir nuevos embarazos.
- Parto por cesárea electiva. En caso de parto vaginal, deben evitarse la ruptura
prematura de membranas y la inserción de electrodos en el cuero cabelludo del feto.
- Evitar prácticas de riesgo que aumenten la exposición al virus (drogadicción,
parejas sexuales de riesgo).
- Mantener los pechos sanos. Las afecciones como fisuras del pezón, mastitis y
abscesos aumentan el riesgo de transmisión del VIH mediante la lactancia.
Los estándares de seguridad ocupacional no requieren el uso de guantes para la
manipulación rutinaria de la leche humana extraída, excepto cuando la manipulación es
frecuente o prolongada, tal como en bancos de leche.
- Herpes simplex (HSV)
La enfermedad es causada por dos tipos de virus: el HSV-1 y el HSV-2, el primero
generalmente compromete la cara y la boca, el segundo el área genital y se transmite
sexualmente.
El parto vaginal es seguro, a menos que haya lesiones activas que pueden causar
infecciones severas en el recién nacido al pasar por el canal del parto.
La obtención del HSV-1 ha sido muy rara en los estudios, algunos no han podido
encontrarlo, por lo que se considera que no tiene un rol en la transmisión de la infección.
Las madres que tienen lesiones herpéticas en el pecho deben suspender la lactancia en ese
pecho y cubrir las lesiones activas, para evitar el contacto con el bebé. En ausencia de

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lesiones en las mamas, la madre puede amamantar en alojamiento conjunto, tomando la


precaución de lavarse bien las manos, usar bata limpia y cubrir las lesiones activas.
El tratamiento con antivirales (Aciclovir 800mg 3 veces al día por 5 a7 días) y
analgésicos, tampoco contraindica la lactancia materna.
Un bebé con herpes labial puede contagiar a su madre durante la lactancia.
- Varicela
Causada por el virus varicella-zoster. La mayoría de las personas adultas ya tienen
inmunidad. Desde 1995 existe la vacuna a virus vivo atenuado.
Si la madre contrae la varicela durante la lactancia, debe continuar amamantando, ya que la
leche proporciona anticuerpos al bebé.
La madre que contrae la varicela varios días antes del parto o dentro de las 48 horas del
mismo no ha tenido tiempo de transmitir suficientes anticuerpos al bebé a través de la
placenta para reducir la severidad de la enfermedad. La madre y el bebé deben ser aislados,
uno del otro y de los demás, si el neonato no tiene lesiones de varicela, y deben irse de alta
lo antes posible, en base a una evaluación individual. Se debe administrar inmunoglobulina
específica contra varicela-zoster (IGVZ) al bebé lo más pronto posible. La madre debe
bombear su leche y se la pueden dar al bebé si no hay lesiones cutáneas en el pecho, en
cuanto el niño reciba la IGVZ, o si ya no son contagiosas. Los anticuerpos aparecen en la
leche a las 48 horas del inicio de las manifestaciones de la enfermedad. Si el bebé tiene
lesiones, puede continuar con la madre y recibiendo lactancia materna directa.
Las mujeres que han tenido varicela más de 5 días antes del parto, permiten el suficiente
pasaje de anticuerpos al recién nacido aún si está infectado, así que pueden dar de lactar.
Según el protocolo de la Sociedad Australiana de Enfermedades Infecciosas, en ningún
caso es necesario separar al niño de la madre y no hay que interrumpir la lactancia
materna, administrándole la IGVZ si la madre tuvo la varicela entre los 7 días antes del
parto y los 28 días después del parto.
- Citomegalovirus
El citomegalovirus es otro herpesvirus. Puede transmitirse a través de la leche materna,
pero no se ha reportado enfermedad severa en el recién nacido a término que lacta. Es más
bien un importante medio de conferir inmunidad pasiva, llamada, inmunización natural.
El mayor peligro reside en la transmisión potencial del CMV al feto o al recién nacido de
una mujer que tiene una infección primaria durante el embarazo.
Los prematuros, particularmente si son seronegativos, tienen riesgo de enfermedad seria si
adquieren el CMV. Los prematuros amamantados tienen más probabilidad que los recién
nacidos a término de tener síntomas de infección.
La pasteurización Holder de la leche a 62,5°C por 30 minutos elimina efectivamente el
virus, pero disminuye los componente inmunológicos de la leche (IgAs, lactoferrina,
llisozima y células) . El tratamiento con elevación rápida de la temperatura (72°C por 5 a
15 segundos) inactivó el CMV inoculado en muestras de leche mezcladas sin disminuir los
niveles de Ig As, lactoferrina o lisozima. La congelación a -20°C disminuye los títulos
virales pero no elimina confiablemente el CMV, por lo tanto, los prematuros deben recibir
sólo leche de donante seronegativa.

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Algunos recomiendan hervir la leche a 220°C durante los primeros 3 a 7 días, que
disminuye la infectividad, aunque no elimina totalmente el virus.
- Rubeola
Aunque el virus de la rubeola puede pasar a través de los linfocitos de la leche materna, no
hay evidencia de que el bebé que adquiere la rubeola de esta manera presente la
enfermedad. La transmisión de anticuerpos, aún en bajos niveles, confiere inmunidad
pasiva. Las mujeres con rubeola o que han sido recientemente vacunadas contra rubeola
pueden continuar la lactancia materna.
- Hepatitis B
Antes del trabajo de parto, estarán infectados los bebés del 5 a 15% de mujeres gestantes
infectadas con el virus de la hepatitis B (VHB). El mayor riesgo es en el parto o
inmediatamente antes del parto, por el contacto con la sangre materna, el líquido amniótico
y las secreciones vaginales.
Los hijos de madres VHB positivas (con enfermedad activa o portadoras activas) pueden
mamar, pero deben recibir la vacuna y la inmunoglobulina específica al nacimiento o en
las primeras horas. La segunda dosis de la vacuna se le administrará a la edad de 1-2 meses
y la tercera a los 6 meses de edad.
En áreas de alta prevalencia y exposición ambiental al VHB, la falta de lactancia materna
pone al niño en mayor riesgo de contraer la enfermedad.
- Hepatitis C
No contraindica la lactancia. A pesar de la presencia de RNA del virus de la hepatitis C
(VHC) en algunas muestras de leche humana, no hay evidencia de que la lactancia
represente un riesgo de infección por VHC y no se ha reportado casos de transmisión
madre-hijo mediante la lactancia materna. La tasa general de transmisión de VHC entre los
niños amamantados es la misma que la de los niños alimentados con fórmula.
- Virus humano linfotrópico (HTLV1)
Usualmente se recomienda que las madres seropositivas no amamanten, ya que el virus se
transmite a través de la leche materna (20 a 25% de riesgo de infección versus 4% en los
bebés alimentados con fórmula). La duración del amamantamiento es crítica, cuanto más
largo, mayor el riesgo. Los anticuerpos adquiridos prenatalmente desaparecen
gradualmente hacia los 9 meses de edad.
La tasa de seroconversión de niños que maman por corto tiempo (menos de 7 meses) es
semejante a la de los que se alimentan con fórmula.
La congelación puede eliminar la infectividad del HTLV1 de la leche, con lo que se le
puede usar.
Inmunizaciones maternas
Los trabajadores de salud tienden a no inmunizar a mujeres que dan de lactar. Las
inmunizaciones estándar con vacuna muerta o atenuada pueden darse usualmente a las
madres sin ningún problema.
La inmunización con una vacuna viva es una excepción a esta regla. La vacuna contra la
fiebre amarilla no debe aplicarse hasta los 9 meses (en que puede vacunarse al lactante). Si

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fuera urgente, se vacuna a la madre y se suspende la lactancia desechando la leche extraída


por 10 días.
Consultar la página www.e-lactancia.org para mayor información.
Depresión postparto
Hay tres tipos de desórdenes:
- “Blues” (tristeza) postparto: Cerca del 50 a 80% de mujeres experimentan una depresión
transitoria después del parto, que generalmente se inicia al tercer día del puerperio y dura
algunos días. Es más común en primíparas. Se caracteriza por cambios de humor,
ambivalencia, tristeza, ansiedad,irritabilidad, falta de concentración, tendencia al llanto y
sentimientos negativos. El apoyo emocional, la ayuda práctica, las expectativas realistas y
la interacción con otras madres primerizas pueden minimizar el cuadro.
Los padres también se deprimen en un 10% (el doble de la población general masculina).
La depresión, tanto de la madre como del padre, afecta el aprendizaje del bebé.
- Depresión puerperal: Cerca del 15 a 25% de mujeres puérperas tienen depresión leve a
moderada, caracterizada por llanto, abatimiento, sentimientos de incapacidad, ideas
suicidas, tristeza, pérdida de apetito, insomnio, sentimientos de impotencia y desesperanza,
anhedonia (incapacidad de experimentar placer en actividades placenteras), ansiedad y
desesperación. Puede tener manifestaciones somáticas. Dura 2 semanas o más.
Es más frecuente en ciertas minorías étnicas, grupos de bajo status económico, víctimas de
abuso sexual, mujeres con desorden bipolar o con alteraciones del apetito.
Las madres que demoran más de 25 minutos en conciliar el sueño tienen alto riesgo de
depresión.
La investigación ha encontrado que la inflamación está comprometida en la patogénesis de
la depresión. Los niveles de inflamación aumentan en el último trimestre del embarazo.
Todo tipo de estrés (físicos o psicológicos, como problemas del sueño, dolor y trauma)
aumenta el riesgo. En respuesta al estrés se liberan catecolaminas, hormona liberadora de
corticotropina, ACTH y cortisol. El sistema inmunológico aumenta la producción de
citoquinas proinflammatorias que estimulan la inflamación.
La lactancia materna baja el estrés y la inflamación, protege la salud mental materna
mejorando la calidad y cantidad de sueño.
- Psicosis puerperal: Es rara y empieza dentro de las 2 a 4 primeras semanas. Puede haber
insomnio, ideas irracionales, sentimientos de fracaso, pensamientos de culpa, depresión,
fatiga y alucinaciones; a veces puede amenazar con cometer suicidio.
Las primerizas con mucho estrés y poco apoyo (en especial de la pareja) sufren más
depresión postparto. No hay evidencia de que la depresión se asocie a la edad de la madre,
el número de hijos o complicaciones en el embarazo y el parto.
Las primerizas tienen 1.25 veces más riesgo de suspender la lactancia que las primerizas
que no han tenido depresión.
Se ha reportado que el cuidado canguro (contacto piel a piel) disminuye los “blues”
adelantando el retorno del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal a su estado pre-embarazo.

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LACTARED/ConsultoríaProfesionalenLactanciaMaterna
ÁreadeFormaciónyDesarrolodeRecursosHumanos
GrupodeEstudioAvanzadodeLactanciaMaternaProgramaIBCLC

La depresión materna prolongada tiene un efecto adverso sobre la conducta y el desarrollo


de los niños.
El conocimiento de los profesionales de la salud sobre la depresión puerperal es variable.
Si hay síntomas severos, debe referirse a la madre a un psicólogo o a un psiquiatra que
pueda iniciar la terapia con drogas. La mayoría de los medicamentos no pasan a la leche
materna en cantidades suficientes para dañar al niño.
Los más comúnmente usados son la sertralina (Zoloft) y la paroxetina (Paxil). También se
usan las fenotiazinas como la perfenazina (Trilafon), drogas ansiolíticas como el
alprazolam (Xanax), los antidepresivos tricíclicos como la imipramina (Trofanil) o la
nortriptilina (Pamelor). Todos los medicamentos usados para la depresión, con excepción
de los inhibidores de la monoamino oxidasa (MAO), son compatibles con la lactancia.
El apoyo a la madre con depresión, es crítico. Un grupo de apoyo de mujeres que se han
recuperado de la depresión postparto ayuda a contrarrestar el aislamiento y soledad que
sienten estas madres. Dado que la pareja juega un rol clave, debe aconsejársele y
apoyársele a él también.

BIBLIOGRAFÍA

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Materna: Guía para Profesionales. Monografía de la AEP Nº 5. Ergon, Madrid,
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