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El derecho de los niños a aprender ciencias

Se debe considerar de que los nios no son adultos en miniaturas sino sujetos que tienen un modo particular
de significar el mundo que los rodea. Muchas veces se los consideran que ellos no pueden aprender
ciencias, desvalorizándolos y discriminándolos como sujetos sociales. Sin embargo, tienen el mismo derecho
que cualquier adulto de apropiarse de la cultura elaborada por el conjunto de la sociedad para utilizarla en la
explicación y transformación del mundo que los rodea.
La escuela primaria y la distribución social de conocimiento científico
La escuela volvió a considerarse como la institución social encargada de distribuir en la población un
conjunto de contenidos culturales que no son capaces de transmitir. Estos, que constituyen el corpus del
conocimiento escolar son públicos. La escuela es el ámbito que podría posibilitar de manera adecuada este
acceso. Todos los sistemas escolares poseen niveles encargados de brindar educación básica. En nuestro
país es la escuela primaria la responsable de distribuir socialmente los contenidos de la cultura elaborada
que formaran pare del capital cultural básico de la población, sin embargo el papel de la enseñanza de las
ciencias es prácticamente inexistente. Se plantea y exige que se revalorice el papel social de la escuela
primaria en el proceso de distribución de contenidos de la cultura elaborada, donde no pueden quedar
excluidas las ciencias naturales.
El valor social del conocimiento científico
No es necesario acceder a un conocimiento científico de la realidad para interactuar con ella, sin embargo
habla de la calidad de la interacción. Los propios niños demandan el conocimiento de la ciencias naturales,
porque viven en un mundo lleno de fenómenos y sucesos que ocurren sobre los cuales se preguntan un
sinnúmero de cuestiones. Al enseñar ciencias a niños en edades tempranos estamos responsabilizando en
la sociedad, como el cuidado del medio ambiente, el accionar consciente y solidadario en él , el bienestar de
la sociedad de la que forman parte. Así, no estamos marginando; sino que estamos contribuyendo en su
formación de futuros ciudadanos responsables de sus actos. No solo el valor social del conocimiento
científico; sino también el derecho de los mismos de aprender ciencias y el deber social de la escuela
primaria de transmitirlas, justifican la importancia de la enseñanza de las ciencias naturales a niños en
edades tempranas.

En primer lugar, estoy totalmente de acuerdo con que sea un derecho de que los niños aprendan ciencias,
debido a que, como nos plantea la autora Fumagalli en “La enseñanza de las ciencias naturales en el nivel
primario de educación formal. Argumentos a su favor”; los niños tienen el mismo derecho que cualquier
adulto a aprender ciencias porque son capaces de significar el mundo que los rodea de un modo único y
particular. Si consideramos que no tienen derecho a aprender, estamos desvalorizándolos y
discriminándolos como sujetos sociales.

En segundo lugar, como nos plantea la autora, la escuela es la responsable de distribuir socialmente un
conjunto de contenidos culturales, sin embargo, la misma recalca que muchas veces no son capaces de
transmitir y que el papel de la enseñanza de las ciencias es prácticamente inexistente. Estoy de acuerdo con
que se exija revalorizar el papel social de la escuela primaria en el proceso de distribución de contenidos de
la cultura elaborada, donde no pueden quedar excluidas las ciencias naturales.

En último lugar, refiriéndome al valor social del conocimiento científico, no es necesario acceder a un
conocimiento científico de la realidad para interactuar con ella. Es este el caso de los niños, los cuales
demandan el conocimiento de las Ciencias Naturales porque viven en un mundo lleno de fenómenos y
sucesos que ocurren sobre los cuales se preguntan un sinnúmero de cuestiones. Al enseñar ciencias a
niños en edades tempranas estamos contribuyendo con la capacidad que poseen de aprender las ciencias
por pura curiosidad, percepción, de hacerlos responsables de sus actos. No solo el valor social del
conocimiento científico; sino también el derecho de los mismos de aprender ciencias y el deber social de la
escuela primaria de transmitirlas, justifican la importancia de la enseñanza de las ciencias naturales a niños
en edades tempranas.

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