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EL DIARIO SECRETO DEL ALMIRANTE

RICHARD E. BYRD

CAPÍTULO I

LA HISTORIA CONOCIDA

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Biografía de Richard E. Byrd.

Decir Byrd es sinónimo del hombre de la Antártida. El Almirante Richard Evelyn Byrd
nació en el estado de Virginia en los Estados Unidos de América en 1888, y toda su vida
la pasó entre el aire y los hielos.

Experto aviador, Byrd fue pionero en desarrollar la técnica de los amerizajes nocturnos
sin referencias visuales de tierra, así como los instrumentos de navegación necesarios
para el vuelo sobre el mar.

En 1926 junto a Floyd Bennet y a bordo del avión Fokker tri-motor, Josephine Ford,
alcanzó el Polo Norte. En 1927, atravesó el Atlántico sin escalas llegando a Francia. En
1929, a bordo del avión Ford tri-motor Floyd Bennet, Byrd sobrevoló el Polo Sur.

Durante el resto de su vida, Byrd, realizó cinco expediciones a la Antártida, en ellas se


exploraron cientos de miles de kilómetros cuadrados. Personificó la imagen de la era
mecánica de las exploraciones antárticas.

Nadie en la historia ha contribuido más a los descubrimientos geográficos de la


Antártida como Richard Byrd. Murió en 1957.

Pero, sin duda alguna, la aventura más emocionante que realizó Richard Byrd fue en
1934 cuando sobrevivió desde Marzo a Agosto en una cabaña en pleno invierno
antártico, en medio del hielo, a casi 200 km. de la base más cercana. Estuvo solo, sin
más compañía que el viento, los hielos y las auroras.

Solo en la noche Polar- Marzo a Agosto de 1934.

El 28 de Marzo de 1934, el termómetro marca -50ºC. Un viento glacial azota la inmensa


llanura de la Gran Barrera de Ross. Los tractores que transportan a los hombres que
han ayudado a construir el refugio, se alejan y dejan de ser una mancha discordante en
el blanco horizonte. En el punto de latitud 80º 8' Sur, longitud 163º 57' Oeste, a 123 millas
de la base norteamericana llamada Little America (pequeña América), una cabaña
prefabricada enterrada en el hielo de 2.7 x 3.9 m. y una altura de 2.4 m., será el refugio
desde donde Byrd realizará durante casi 5 meses estudios metereológicos y observará
las auroras australes.

El montaje de la cabaña había sido muy duro, el equipo hubo de soportar temperaturas
muy bajas, cavaron una fosa donde introducir la estructura de la cabaña, cuando
acabaron, el techo emergía de la superficie helada unos 60 cm. En la parte superior, una
trampilla permitía el acceso al interior. Las paredes eran dobles y estaban forradas de
material aislante, en el interior, una estufa con el tubo en forma de U, diseñado para
calentar el interior por igual, atravesaba toda la pieza.

Las provisiones fueron almacenadas en dos túneles donde se amontonaban géneros de


todo tipo: 180 kg. de carne, 396 kg. de legumbres, sacos de dormir, lámparas de
keroseno, frutos secos, azúcar... así como material suficiente para escribir.

Se instaló, asimismo, una estación emisora-receptora de radio y una antena en el


exterior de la cabaña, que fue sujetada con cañas de bambú. En cuanto a los
instrumentos meteorológicos destacaba sobre la nieve, un poste de casi 4 m. de altura
en cuyo extremo se hallaba instalada la veleta del anemómetro. Todos los aparatos e
instrumentos meteorológicos estaban preparados para soportar temperaturas de hasta
-115ºC.Byrd, se quedó solo. En adelante, el mundo viviente no existía para mi. Al Sur,
cara al Sol poniente, la noche avanzaba sombría y negra, amenazadora como una
tormenta. Diario de Byrd.

Después de ordenar el interior de la cabaña y reparar con unos bidones vacíos,


deficientemente ajustados, algunas secciones de la tubería de la estufa que se habían
extraviado durante el montaje, Byrd se dispuso a trabajar. Los aparatos del exterior
debían ser constantemente desembarazados del hielo que los iba cubriendo. El 1 de
Abril de 1934 se comunicó vía radio por primera vez con la base Little America y pudo
oír las voces de sus compañeros, las transmisiones que Byrd realizaba eran en lenguaje
morse, y se acordó establecerlas tres veces por semana.

El 5 de Abril, los accesos a la choza se habían bloqueado por el hielo, tuvo que utilizar el
hacha para liberarlos durante todo el día. El 7 de Abril, se inició la noche polar, a
mediodía el sol pasó por el horizonte sin fuerza para producir sombras. Una tristeza
fúnebre envolvía el ambiente crepuscular; es como un período intermedio entre la vida y
la muerte...(Byrd). El 17 de Abril el débil sol pasó por última vez sobre el cielo y
desapareció totalmente. La noche polar había caído en toda su plenitud sobre Byrd. Me
sentía como si hubiera caído en otro planeta o en otro horizonte geológico del cual el
hombre no tenía conocimiento ni recuerdo.(Byrd).

Algunos días más tarde, Byrd decidió modificar la disposición de los tubos en U que
entorpecían el funcionamiento de la estufa y que calentaban desigualmente. A veces, a
golpes de hacha, debía romper placas de hielo que se formaban dentro de la cabaña
bajando peligrosamente la temperatura. Varias veces al día, Byrd podía observar
espléndidas auroras australes que consignaba en su diario, describiendo formas y
colores sorprendentes.

Byrd se mantenía ocupado todas las horas del día, vigilando los aparatos
meteorológicos, limpiando el interior de la cabaña, despejando de hielo los
instrumentos de medición exteriores, además se impuso una serie de ejercicios físicos y
todos los días salía de la cabaña para dar un paseo a la luz de una linterna; plantando
varas de bambú sobre la nieve, unidas por un cordel, señalizaba el camino de regreso a
la cabaña.

Un día perdido en sus pensamientos se alejó más de lo acostumbrado y rebasó la línea


de bambúes. Bruscamente la nieve empezó a caer copiosamente y Byrd no pudo
encontrar ninguna de sus señales. Entonces se dio cuenta de que no sabía ni durante
cuanto tiempo había caminado, ni en que dirección lo había hecho. Encendió una
linterna y miró a su alrededor. La nieve helada no presentaba la menor huella de sus
pasos. Dibujó sobre el hielo una señal y amontonó nieve en ese punto para que le
sirviera de referencia. Se alejó cien pasos en la dirección que estimó correcta, pero no
vio ningún bambú. Regresó al punto de partida. Realizó la misma operación hacia otra
dirección pero al volver no encontró el montículo de nieve. El pánico se apoderó de él,
se sintió perdido en medio de la Gran Barrera de Ross. Caminando en círculos
pequeños sobre el nuevo punto de referencia, descubrió por fin el montículo de nieve a
unos 20 m. a su izquierda. Decidió entonces realizar círculos más amplios alrededor del
montículo de nieve con el riesgo de perderse definitivamente, pero era su única opción.
Resolvió establecer nuevos puntos de referencia a 30 m. del montículo original: A mis
29 pasos, descubrí a corta distancia una varita de bambú: jamás naufrago alguno
experimentó mayor alegría al ver acercarse una vela...(Byrd).

El tiempo avanzaba apaciblemente dentro de la cabaña. En Mayo dando su paseo


habitual, Byrd cayó de pronto con tal violencia que perdió el conocimiento. Cuando
despertó, instantes después, se vio tendido al borde de una grieta gigantesca, con una
pierna colgando en el vacío, exploró la sima con su linterna pero la luz no llegaba al
fondo, podía estar a cientos de metros. Arrastrándose con cuidado sobre la frágil capa
de hielo que cubría la grieta se alejó del borde. Aquella misma noche, escribiendo su
diario, sintió un extraño malestar, dolor de cabeza y una sorda sensación de angustia.

Todas las noches, Byrd se sentía mal, la dieta era la adecuada, la estufa parecía
funcionar normalmente, sin embargo cada día empeoraba su estado. La causa le era
desconocida. Continuamente tenía que despejar el conducto de ventilación, que el hielo
obstruía, al condensar la humedad del interior de la cabaña y congelarse con el frío
exterior. En una ocasión, después de realizar el rutinario control de los instrumentos
exteriores, y en medio de una fuerte tormenta, regresó al refugio, la trampilla superior
estaba totalmente cubierta por más medio metro de nieve que se congelaba
rápidamente, no podía entrar y no disponía del hacha, el viento rugía a su alrededor,
moriría en poco tiempo si no entraba en la choza, tanteando a oscuras sobre la nieve,
aferrado a los tubos de ventilación y de calefacción, encontró la pala con la que
desbloqueaba la nieve de dichos tubos, trabajó como un loco contra el viento y el hielo,
por fin, una hora después, casi congelado de frío, consiguió acceder al interior.

Las comunicaciones con la base le suponían una auténtica tortura, pero no quería
alarmar a sus compañeros y a duras penas conseguía disimular su malestar. El 31 de
Mayo en plena conversación con la base, Byrd se desvaneció. A pesar de las
precauciones que Byrd había tomado despejando de hielo los conductos de ventilación,
de calefacción y el de escape del motor que hacía funcionar la radio, éstas fueron
inútiles a la hora de mantener una correcta ventilación en el interior de la cabaña, el
monóxido de carbono estaba envenenándole poco a poco.

Durante un mes y sintiéndose muy enfermo, continuó sus observaciones. Encender la


estufa, suponía un grave riesgo para su vida debido a la emanación de gases, pero si no
lo hacía moriría de frío.

Aunque Byrd intentó ocultarlo, las extrañas transmisiones de radio alertaron a la base
que algo no iba bien en la cabaña. Organizaron varios intentos de rescate, pero unas
veces la oscuridad y las grietas en el hielo, y otras el frío que bloqueaba los motores de
los tractores, impidieron el rescate de Byrd. El 10 de Agosto, alcanzaron la cabaña. La
condición física de Byrd era tan precaria que no podía viajar de vuelta a la base por lo
que tuvieron que esperar allí hasta el 12 de Octubre antes de poder regresar a Little
America. Pasó 135 días aislado en medio del hielo.

En el momento de la evacuación, Byrd sintió que una parte de su ser quedaría para
siempre en aquella cabaña en la que tanto había luchado: Conmigo llevaba la sencilla
belleza, el sencillo milagro de estar vivo y una idea nueva y más humilde sobre el valor.
En el momento presente yo vivo una vida interior más profunda. (Byrd)

Avanzadas alemanas en la Antártida.

En 1938 y 1939 la Sociedad Alemana de Investigaciones Polares respalda sendas


exploraciones liderada por el capitan Alfred Ritscher, quien navega en el buque
Schwabenland. La expedición arriba a la región conocida como Queen Maud Land y
aerofotografia mas de 600.000 km2.

Las circunstancias que se viven bajo el régimen nazi llevarán a suponer que mas allá del
carácter civil y científico de las mismas han influido en forma decisiva consideraciones
estratégicas y militares.

A comienzos de este año la mayor fuerza militar expedicionaria que los EE.UU. hayan
enviado a la Antártida hasta el presente comienza a desplegarse desde el Mar de Ross
hacia el continente divididos en tres grupos convergentes iniciando una exploración de
vastos alcances.

La Task Force 68 esta compuesta por 13 naves, entre rompehielos, destructores,


cargueros y buques tanques de aprovisionamiento, lanzadores de hidroplanos, un
buque de comunicaciones, un submarino, el Sennet, y un portaviones, el Phillipine Sea;
los efectivos embarcados suman 4.200. Lidera la operación el Almirante Richard Byrd.

Antártida, un objetivo estratégico.

Richard Byrd participa en la Operación Highjump como oficial a cargo de la misma, en


tanto que el comando de la Task Force 68 recae en el Almirante, en actividad, Richard H.
Cruzen. El inédito despliegue de EE.UU. en el marco de la recientemente iniciada Guerra
Fría con la Union Soviética despierta también recelos especialmente en los gobiernos de
Chile y Argentina que abrigan reclamos de soberanía territorial en el cuadrante antártico
sudamericano.

El propósito declarado de la operación es el del entrenamiento de personal y puesta a


prueba de equipos militares en condiciones extremas aunque el esfuerzo sugiere
también el interés estratégico de EE.UU. en relevar y asegurarse la disponibilidad de
supuestos depósitos de uranio en el continente.

La campaña iniciada el 26 de agosto de 1946 con la orden de operación, es prolongada y


se desarrolla por momentos bajo difíciles condiciones climáticas poniendo a prueba a
hombres y equipos.

El submarino Sennet enfrentado a los hielos llega a sufrir serias abolladuras en su


casco que hacen que durante la campaña deba ser retirado hacia Nueva Zelanda para
ser reparado.

Extensas e inéditas operaciones aéreas.

El grupo principal, de reconocimiento aéreo magnético y fotográfico, opera desde una


pista continental construida para lanzar aviones del tipo DC3 adaptados para vuelos de
largo alcance de relevamiento aerofotográfico. A fines de este año son relevadas la
mayoría de las costas y áreas linderas del sector.

El despegue de aviones bimotores tipo DC4 desde el portaviones exige de soluciones


inéditas, durante la campaña se utilizan con éxito dispositivos denominados JATO como
cohetes de empuje en el tren de aterrizaje para forzar lograr despegues en distancias
inusualmente cortas.

Los vastos recursos aéreos desplegados en la operación permiten un relevamiento en


tan solo dos semanas de mas de 500.000 km2 a través de la toma de 70.000
aerofotografías.

La exploración incluye un reconocimiento detenido del área de los sorprendentes 'valles


secos' cercanos a la barrera de hielos de Ross, en rigor descubiertos originariamente
por Robert Scott en 1903.

El 19 de febrero de 1947 el propio Byrd vuela una vez mas hacia el Polo sur y mas allá
llegando a "nuevas tierras desconocidas".

Su críptico y singular testimonio sobre esta misión, que en forma fragmentaria


reproduce la prensa, es inicialmente soslayado, aunque seguirá alimentando una suerte
de leyenda sobre enigmas existentes en las latitudes polares, lo que sumado a la
inaccesibilidad relativa a los mismos por parte de fuentes no militares o científicas los
hará perdurar.

Los resultados de la exploración al fin de la campaña, que será reiniciada un año más
tarde, servirán para imponer la presencia de EE.UU. en una región potencialmente
conflictiva debido a reivindicaciones territoriales de varios países.

La misión esencialmente militar ha desestimado la participación de observadores


extranjeros y ha contado con el concurso de un limitado número de científicos
especializados, lo cual destaca su carácter prioritariamente militar.

La magnitud del esfuerzo aeronaval sumado a trascendidos sobre algunos de los


verdaderos objetivos de la misión, serán motivo de especulación aun décadas más tarde
sobre sus verdaderos fines.

LA HISTORIA CONOCIDA II

LA CONQUISTA DEL POLO SUR

El 14 de Diciembre de 1911, el noruego Roald Amundsen y su equipo alcanzan el Polo


Sur.

Aproximadamente un mes más tarde, el 17 de Enero de 1912, la expedición británica


liderada por el capitán Robert F. Scott, consigue llegar al mismo punto. En su intento
por regresar a su base, perecieron congelados.

"Lo peor ha sucedido. Una simple mirada nos revela todo. Los noruegos se nos han
adelantado..." Diario del Capitán Robert F. Scott (16-1-1912).

A lo lejos debieron ver entre la nieve y el hielo un punto negro: una tienda, y una
bandera noruega atada a un patín... No habían sido los primeros, Amundsen se les había
adelantado.

Exhaustos y derrotados Wilson, Scott, Bowers (de pie), Evans y Oates (sentados), de
izquierda a derecha, forman la imagen de la desolación. Esta debió haber sido la
fotografía de la victoria, no del fracaso.

Lucharon por la gloria de ser los primeros... Después vendría el regreso.

En la tienda dejada por Amundsen acababan de encontrar una carta:

"Querido Comandante Scott : Como Vd. será probablemente el primero en llegar aquí
después de nosotros, ¿puedo pedirle que envíe la carta adjunta al Rey Haakon VII?. Si
los equipos que hemos dejado en la tienda pueden serle de alguna utilidad, no dude en
tomarlos. con mis mejores votos, le deseo un feliz regreso. Sinceramente suyo. Roald
Amundsen".

La Carrera hacia el Polo Sur.

Robert F. Scott y sus hombres llegaron a la Antártida a bordo del viejo ballenero
escocés Terra Nova en Enero de 1911.Sus preparativos han durado cerca de un año;
Scott, espoleado por los éxitos de su antiguo segundo E. Shackleton, a bordo de la
expedición del Discovery, decide emprender una nueva expedición. Su objetivo: ser los
primeros seres humanos en pisar el Polo Sur de la tierra, así como desarrollar
investigaciones científicas desde Cape Evans, su base antártica cerca de la bahía de
McMurdo (lugar donde estableció su base en la expedición del Discovery en 1.902).
Disponía de 17 ponies, 30 perros huskies siberianos y 3 vehículos oruga.

Roald Amundsen, explorador noruego, que ya en 1906, a bordo del Gjoa fue el primer
hombre en completar el recorrido del famoso Paso Noroeste, deseaba repetir la ruta
Ártica que Fridtjof Nansen (otro explorador noruego) comenzó en 1893 a bordo del
Fram, dejando derivar al barco de Este a Oeste y ser el primero en alcanzar el Polo Norte
Geográfico. Con el acuerdo de Nansen al que pide el Fram, prepara una nueva deriva
Artica desde el estrecho de Bering y así alcanzar el Polo. En Septiembre de 1909, y tras
el doble anuncio de los americanos Cook y Peary de sus respectivas llegadas al Polo
Norte (ácida polémica en la que tuvo que intervenir el Congreso de los EE.UU.),
Amundsen en secreto cambia los planes, iría al Polo Sur. Sabe que compite contra Scott
y que traiciona a Nansen (que a su vez tenía planes de realizar una expedición al Polo
Sur), lo más prudente es callar. En Junio de 1910, el Fram se hace a la mar rumbo,
oficialmente, al estrecho de Bering.

"Me permito informarle que el Fram se dirige hacia la Antártida" .Este es es texto del
telegrama que Amundsen envió a Scott informándole de su cambio de planes.
Asimismo, Amundsen envió cartas a Nansen y al Rey de Noruega sobre su nuevo
rumbo.

En Enero de 1911, el Fram fondea en la Bahía de las Ballenas (situado unas 60 millas
más cerca del Polo Sur que la base de Scott en McMurdo). Son nueve hombres y 116
perros. Establecen su base sobre la Barrera de Ross, en la Antártida y la bautizaron
como Framheim. Hasta la llegada de la noche antártica, el 21 de Abril, organizaron la
base y establecieron diferentes depósitos de provisiones en los 80º, 81º y 82º Sur.

El 8 de Septiembre de 1911, Amundsen, tal vez demasiado prematuramente, decidió


partir con 8 hombres y 86 perros, el intento fracasó por las duras condiciones
climatológicas y volvieron a la base precipitadamente.

En Octubre de 1911 ambos equipos parten hacia el Sur. Los británicos plantearon la
expedición según el sistema de una pirámide de equipos de apoyo que regresarían a
medida que el avance prosiguiese.

El 20 de Octubre, Amundsen y sus cuatro compañeros: Helmer Hanssen, oficial


experimentado y especialista en perros, Sverre Hassel, aduanero y conductor de trineos,
Olav Bjaaland, campeón de esquí y Oscar Wisting, arponero de ballenas, avanzan
rápidamente a razón de 13 millas náuticas por día, con 13 perros por trineo. En los 85º
de latitud Sur, y frente a una cadena montañosa detienen su avance. Han de salvar el
Glaciar Axel Heiberg, plagado de grietas. Comienza entonces una ascensión terrorífica.

La expedición de Scott pronto comienza a pagar las consecuencias de decisiones


equivocadas. Los vehículos oruga, se averían casi inmediatamente. El 10 de Diciembre
de 1911, al pie del Glaciar Beardmore (84º latitud Sur aproximadamente), los británicos
se detienen. Los ponies se hunden en la nieve profunda y al transpirar por todo el
cuerpo, su piel se congela. Scott da la orden de sacrificarlos (este error ya lo cometió en
1909 la expedición de Shackleton, que fracasó en su intento de alcanzar el Polo Sur,
además, el experimentado explorador noruego Nansen les había recomendado la
utilización de perros que sólo transpiran por la lengua, y son capaces de dormir a la
intemperie a temperaturas inferiores a -40º C.; sólo Amundsen, le hizo caso). El 3 de
Enero de 1912, en en los 87º 32´ de latitud Sur, Scott elige a los cuatro hombres que van
a acompañarle hasta el final: Wilson, Oates, Bowers y Evans. Aún les quedan 169 millas
para el Polo Sur.

Amundsen, tras la ascensión al Glaciar Axel Heiberg, sacrifica los perros superfluos
(práctica condenada por los británicos, por considerarla cruel. Es conocido el
enfrentamiento que mantuvieron a este respecto Scott y Nansen en un Congreso de
Geografía en Berlín en 1899, en el que Scott defiende una mística del esfuerzo personal,
continuando con la tradición de la Royal Navy británica, más arrogante que práctica, a lo
que Nansen responde: "cierto que es cruel utilizar perros, pero, ¿no es igualmente cruel
exigir a los hombres un esfuerzo extenuante?" ) y a finales de Noviembre encuentra su
último gran obstáculo el glaciar "The Devil's Ballroom" (el salón de baile del diablo),
plagado de grietas cubiertas por una espesa capa de nieve.

El 8 de Diciembre, con 18 perros y tres trineos, los noruegos sobrepasan los 88º 23' que
había alcanzado Shackleton en la expedición del Nimrod en 1909. Se encuentran a 95
millas del Polo Sur . Cuanto más cerca se encontraba Amundsen de su objetivo,
aumentaba el temor de ser batido por Scott. A las 15:00 del Viernes 14 de Diciembre de
1911, un grito simultáneo de "¡Alto!", surge de las gargantas de los cinco noruegos : los
90º de latitud Sur. El Polo Sur de la Tierra.

"Tengo el Polo Sur al alcance de la vista, y puedo escuchar como rechina el eje
terrestre". Bjaaland

"Nunca he conocido a nadie que se haya visto tan diametralmente enfrentado a sus
deseos. Desde niño he soñado con llegar al Polo Norte, y heme aquí en el Polo Sur".
Amundsen

Durante tres días Amundsen y su equipo se dedicaron a hacer mediciones con el


sextante. Antes de iniciar el regreso, dejan en ese punto una bandera noruega, una
tienda negra (a la que bautizaron con el nombre de Poleheim) y una carta para Scott. El
25 de Enero, están de vuelta en su base de Framheim. Han tardado 97 días en ir y volver.

La expedición inglesa continúa su ruta, sobrepasan los 88º 23´ de latitud Sur que
Shackleton había alcanzado en 1909. El 13 de Enero alcanzan el paralelo 89º Sur. El 16
de Enero, al mediodía, Bowers distingue a lo lejos una mancha oscura en el horizonte,
media hora más tarde se dan cuenta que es una bandera atada a un trineo. Cerca había
restos de un campamento y huellas sobre la nieve de trineos y de perros... muchos
perros.

El 17 de Enero de 1909 los ingleses llegan oficialmente llegan al Polo Sur. Habían sido
derrotados en su carrera hasta el Polo.

"¡Dios mío!. Éste es un lugar horrible, aún más terrible por haber trabajado tanto sin
obtener la recompensa de ser los primeros". Scott

El regreso fue penoso. La nariz de Evans se congela, Oates siempre siente los pies frios,
el avance cada vez les cuesta más, la debilidad hace presa en ellos y Wilson se lesiona
una pierna en una caída, Scott el hombro, Evans pierde dos uñas de una mano. El 11 de
Febrero, en pleno descenso del glaciar Beardmore equivocan el camino y se internan en
una masa de hielo extremadamente accidentada. Durante dos días dan vueltas entre el
hielo, saben que el depósito de víveres no puede estar muy lejos pero no lo encuentran.
Evans se agota, el 16 de Febrero, sufre un colapso, al día siguiente parece que mejora y
continúan, Evans se rezaga para ajustarse las botas, los demás siguen adelante. Al
darse cuenta que no les alcanza vuelven a por él y lo encuentran arrodillado en la nieve
con una salvaje mirada en los ojos. Esa misma noche moriría.

A principios del mes de Marzo, Oates no puede disimular su dolor, sus pies están
negros y la gangrena se extiende. El 16 de Marzo, consciente de no poder continuar, y
no queriendo ser un estorbo para sus compañeros, les insta a que le dejen allí. Los
otros se niegan. En medio de una fuerte ventisca y a -43ºC. sale de la tienda: "Voy fuera
un momento y puede que por un tiempo". Nunca regresó.

El 20 de Marzo una fuerte tormenta les imposibilitó salir de la tienda y recorrer los
apenas 18 Km. que les separaban del "One Ton Depot" (depósito de una tonelada de
víveres y combustible). El pie derecho de Scott estaba congelado.

29 de Marzo de 1912. "Afuera, delante de la puerta de la tienda, todo el paisaje, es una


terrible ventisca, resistiremos hasta el final, la muerte ya no puede estar demasiado
lejos: es una lástima, pero no creo poder seguir escribiendo. Por el amor de Dios,
cuidad de nuestras familias".R. Scott.

El 12 de Noviembre de 1912, la expedición de Atkinson encontró la tienda semienterrada


en la nieve. Bowers estaba envuelto en su saco y Wilson tenía las manos cruzadas
sobre el pecho, parecía que ambos habían muerto mientras dormían. Scott yacía con
medio cuerpo fuera del saco y uno de sus brazos extendido hacia Wilson; a la edad de
43 años el Capitán de la Armada británica, Robert Falcon Scott había sido el último en
morir.

Amundsen era un veterano en las exploraciones polares; tomó precauciones extremas y


prestó gran atención a los detalles en la preparación de su ruta hacia el Polo Sur.

Scott, sin embargo, sufrió adversidades debido tanto a su inexperiencia como a la


característica arrogancia británica, incluso en sus momentos finales, se sintió
convencido de las decisiones que había tomado, y se escudó en la mala suerte y en el
mal tiempo : "Las causas del desastre no son debidas a una organización defectuosa de
la expedición, sino a la mala suerte en todos los riesgos que teníamos que correr.

1º- La pérdida de los ponies ocurrida en Marzo de 1911 me obligó a partir más tarde de
lo que había decidido en un principio y a llevar una cantidad de víveres menor a la
prevista,

2º- El mal tiempo a la ida, sobre todo la larga tormenta que padecimos en los 83º de
latitud, retardó nuestra marcha.

3º- La nieve blanda en las regiones inferiores del glaciar hizo nuestro avance aún más
lento.

Con energía hemos luchado contras esas circunstancias imprevistas y las hemos
vencido, pero a costa de nuestros víveres de reserva. Las provisiones, la ropa y la
organización de la hilera de depósitos establecidos sobre la meseta, como sobre toda la
ruta del Polo, de una longitud de 1300 km., han sido totalmente satisfactorias.

Nuestro grupo habría regresado al glaciar Beardmore en buen estado y con un


suplemento de víveres si no se hubiera producido el desfallecimiento sorprendente de
Evans, aquel de entre nosotros que creíamos más resistente.

En buen tiempo el glaciar Beardmore no es difícil de atravesar, pero a nuestra vuelta no


tuvimos una sola jornada verdaderamente buena y la enfermedad de nuestro compañero
agravó aún más la situación.

Como ya he dicho, nos aventuramos en una región del glaciar extremadamente


accidentada y, en una caída, Edgar Evans sufrió una conmoción cerebral. Murió de
muerte natural. Su desaparición dejó a nuestro equipo debilitado en el momento en que
un invierno precoz se cernía sobre nosotros.

Pero todo esto no es nada en comparación con lo que nos esperaba en la barrera. De
nuevo afirmo que las disposiciones tomadas para asegurar nuestra retirada eran
adecuadas y que nadie habría podido prever, en esta época del año, las temperaturas y
el estado de la nieve que nosotros encontramos. En la meseta, entre los 85º y los 86º de
latitud tuvimos -28ºC. y -34ºC.; y en la barrera a 82º de latitud y una altitud de 3.000
metros la más baja, experimentamos generalmente -34ºC. durante el día y -44ºC. durante
la noche, con un perpetuo viento en contra durante las marchas. Estas circunstancias
se han producido en cierto modo de improviso y nuestro fracaso es debido a la llegada
súbita del mal tiempo, fenómeno del que parece imposible descubrir la causa. Jamás
seres humanos han sufrido tanto como nosotros en este último mes. A pesar del frío y
del viento habríamos logrado pasar si no hubiese sobrevenido la enfermedad de un
segundo de nuestros compañeros, el capitán Oates, si no hubiese acontecido la
disminución inexplicable del combustible contenido en los depósitos y, en fin, sin este
último huracán. Nos ha detenido a 11 millas del depósito donde esperábamos hallar los
víveres necesarios para la última parte del viaje. ¿Alguien tuvo jamás peor suerte?.
Hemos sido detenidos a 11 millas del One Ton Camp, con víveres para solo dos días y
combustible para una sola comida. Desde hace cuatro días nos ha sido imposible salir
de la tienda: el huracán brama a nuestro alrededor. Estamos débiles apenas puedo
escribir. Sin embargo, no lamento haber emprendido esta expedición: ella demuestra la
resistencia de los ingleses, su espíritu de solidaridad, y prueba de como saben mirar la
muerte con tanto valor hoy como ayer. Hemos afrontado riesgos, sabíamos de
antemano que íbamos a correrlos. Si las cosas se han vuelto contra nosotros, no
debemos quejarnos, sino inclinarnos ante la voluntad de la Providencia, resueltos a
hacer todo lo que podamos hasta el final...

Hemos vivido, me gustaría tener una historia que contar sobre la fortaleza, resistencia y
valor de mis compañeros que removería el corazón de todos los ingleses. Estas torpes
notas y nuestros cuerpos muertos, contarán la historia..." Carta de R.F.Scott al pueblo
de Inglaterra.

CAPÍTULO II

LA HISTORIA VERDADERA

La verdad sobre las "Nuevas Tierras" descubiertas por Byrd.

Estimado profesor Velmont: ¿Qué sabe el Grupo Elron sobre la civilización avanzada
que habría descubierto el Almirante Richard E. Byrd en una de sus expediciones al Polo
Sur y que describió en su "diario secreto" que al parecer fue silenciado por su
gobierno? ¿Encontró la entrada al interior de la Tierra?

Romina D.

RESPUESTA

Apreciada Romina: En principio, lo que relató el Almirante Byrd en su "diaio secreto" fue
un acontecimiento real, pero no tenía la trascendencia que le dio este explorador ni
tampoco lo que halló fue una "civilización", ni menos aún una entrada al interior de la
Tierra, sino apenas un asentamiento extraterrestre de modestos alcances en una
hendidura natural del Polo Sur.

Lamento si con esta explicación destruyo la ilusión de muchos investigadores que aún
creen que la Tierra es hueca y que en su interior existe una civilización de seres
avanzados y todas esas tonterías.

La realidad es otra y nada mejor que leer los diálogos que he sostenido con mi Guía
espiritual Ron Hubbard sobre este asunto en la sesión del 9/1/04, porque es muy
esclarecedor y demuestra cabalmente como, cuando no se tiene datos, la imaginación
humana llena el vacío con cualquier cosa, por ejemplo atribuyéndole a Hitler y a su
secuaces bases secretas en la Antártida..

Interlocutor: Mi primera pregunta está relacionada con el almirante Richard E. Byrd. Le relato lo
que extraje de Internet (www.erks.org), donde en uno de sus sitios se transcribe lo que
supuestamente sería el diario secreto de este aviador:

Debo escribir este diario a escondidas y en absoluto secreto. Se refiere a mi vuelo Ártico
del 19 de febrero del año 1947. Vendrá un tiempo en el que la racionalidad de los hombres
deberá disolverse en la nada y entonces se deberá aceptar la inevitabilidad de la Verdad.
Yo no tengo la libertad de divulgar la documentación que sigue, quizás nunca verá la luz,
pero debo, de cualquier forma, hacer mi deber y relatarla aquí con la esperanza de que un
día todos puedan leerla, en un mundo en el que el egoísmo y la avidez de ciertos hombres
ya no podrán suprimir la Verdad..

Extensiones de hielo y nieve bajo nosotros, vistas coloraciones amarillentas con dibujos
lineales. Alterada la ruta para un mejor examen de estas configuraciones coloreadas,
también vistas coloraciones violáceas y rosadas.

Tanto la brújula magnética como la aguja giroscópica comienzan a girar y a oscilar, no


nos es posible mantener nuestra ruta con los instrumentos. Señalamos la dirección con la
brújula solar, todo parece aún en orden. Los controles parecen lentos en la respuesta y en
el funcionamiento, pero no hay indicación de congelamiento.

Transcurrido 29 minutos de vuelo desde el primer avistamiento de los montes, no se trata


de una alucinación. Es una pequeña cadena de montañas que nunca habíamos visto antes.

Además de las montañas hay algo que parece ser un valle con un pequeño río o riachuelo
que discurre hacía la parte central. ¡No debería haber ningún valle verde aquí abajo!.
¡Hay algo decididamente extraño y anormal aquí! ¡Deberíamos sobrevolar sólo hielo y
nieve!. A la izquierda hay grandes bosques en las laderas de los montes. Nuestros
instrumentos de navegación todavía giran como enloquecidos..

Altero la altitud a 1400 pies y efectúo un giro completo a izquierda para examinar mejor
el valle que está debajo. Es verde con musgo e hierba muy tupida. La luz aquí parece
diferente. No soy capaz de ver el Sol. Damos otro giro a la izquierda y avistamos algo que
parece ser algún tipo de gran animal. ¡Se parece a un elefante! ¡¡¡No!!!. ¡Parece ser un
mamut!. ¡Es increíble! ¡Sin embargo es así!. Descendemos a cota 1000 pies y uso un
prismático para examinar mejor al animal. Está confirmado, se trata de un animal
semejante al mamut..

Encontramos otras colinas verdes. El indicador de la temperatura exterior marca -24º C.


Ahora seguimos sobre nuestra ruta. Los instrumentos de abordo ahora parecen normales.
Quedo perplejo ante sus reacciones. Intento contactar el campo base. La radio no
funciona..

El paisaje circundante parece nivelado y normal. Delante de nosotros avistamos aquello


que parece ser ¡¡¡una ciudad!!!. ¡Es imposible!. El avión parece ligero y extrañamente
flotante. ¡Los controles se niegan a responder!. ¡Dios mío!. A nuestra derecha y a nuestra
izquierda hay aparatos de extraño tipo. Se aproximan y algo irradia de ellos. Ahora están
bastante cerca para ver sus insignias. Es un símbolo extraño. ¿Dónde estamos?. ¿Qué ha
sucedido?. Otra vez tiro decididamente de los mandos. ¡¡¡No responden!!!. Estamos
atrapados firmemente por una especie de invisible cepo de acero.

¡Nuestra radio grazna y llega una voz que habla en ingles con acento que parece
decididamente nórdico o alemán!.

El mensaje es: "Bienvenido a nuestro territorio, almirante. Os haremos aterrizar


exactamente dentro de siete minutos. Relajaros, Almirante, estáis en buenas manos"

Me doy cuenta de que los motores de nuestro avión están apagados. El aparato está bajo
un extraño control y ahora vira sólo.

Recibimos otro mensaje radio. Estamos iniciando la maniobra de aterrizaje y en breve el


avión vibra ligeramente comenzando a descender como sostenido por un enorme,
invisible, ascensor.

Algunos hombres se están aproximando, a pie, al avión. Son altos y tienen el pelo rubio. A
lo lejos hay una gran ciudad destellante, vibrante con los colores del arco iris. No sé lo que
sucederá ahora, pero no veo trazas de armas sobre los que se aproximan. Ahora oigo una
voz que me ordena, llamándome por mi nombre, de abrir la puerta. Ejecuto.

De este punto en adelante escribo los acontecimientos que siguen, volviéndolos a llamar a
la memoria. Esto asienta la imaginación y parecería una locura si no hubiese acaecido
verdaderamente.

El técnico y yo fuimos sacados del avión y acogidos cordialmente. Luego fuimos


embarcados sobre un pequeño medio de transporte semejante a una plataforma pero sin
ruedas. Nos condujo hacia la ciudad destellante con extrema celeridad. Mientras nos
aproximábamos, la ciudad parecía hecha de cristal. Alcanzamos en poco tiempo un gran
edificio, de un estilo que nunca, antes, había visto. ¡Parecía haber salido de los diseños de
Frank Lloyd Wright, o quizás más precisamente de una escena de Buck Regers!.

Nos ofrecieron un tipo de bebida caliente de algo que nunca había saboreado. Era
deliciosa. Después de unos 10 minutos, dos de nuestros sorprendentes anfitriones vinieron
a nuestro alojamiento, invitándome a seguirlos. No tenía otra elección que obedecer. Deje
a mi técnico-radio y caminamos un poco hasta entrar en aquello que parecía ser un
ascensor. Descendimos durante unos instantes, el ascensor se paró y la puerta se deslizó
hacia arriba silenciosamente. Proseguimos luego por un largo corredor iluminado por una
luz rosa que parecía emanar de las mismas paredes. Uno de los seres hizo señal de
pararnos ante una gran puerta. Encima de ésta había una inscripción que yo no estaba en
grado de leer. La gran puerta se deslizó sin ruido y fui invitado a entrar.

Uno de los anfitriones dijo: "No tenga miedo, Almirante, vais a tener un coloquio con el
Maestro".

Entré y mis ojos se adecuaron lentamente a la maravillosa coloración que parecía llenar
completamente la estancia. Entonces comencé a ver aquello que me rodeaba. Lo que se
mostró a mis ojos era la vista más sorprendente de toda mi vida.
En efecto, era demasiado magnífica para poder ser descripta. Era deliciosa. No creo que
existan términos humanos capaces de describirla, en cada detalle, con justicia.

Mis pensamientos fueron interrumpidos dulcemente por una voz cálida y melodiosa: "Le
doy la bienvenida a nuestro territorio, Almirante".

Vi un hombre de facciones delicadas y con las señales de la edad sobre su rostro. Estaba
sentado en una mesa grande. Me invitó a sentarme en una de las sillas. Después de
sentarme, unió la punta de sus dedos y sonrió. Habló de nuevo dulcemente y dijo cuanto
sigue: "Lo hemos dejado entrar aquí porque usted es de carácter noble y bien conocido en
el mundo de superficie, Almirante".

¡Mundo de superficie! ¡Casi quedé sin aliento!.

"Si -recalcó el Maestro con una sonrisa-, usted se encuentra en el territorio de los
Arianos, el Mundo sumergido de la Tierra. No retardaremos mucho su misión y seréis
acompañados de vuelta sobre la superficie y además sin peligro. Pero ahora, Almirante, le
diré el motivo de su convocación aquí. Nuestro interés comenzó exactamente
inmediatamente después de la explosión de la primera bomba atómica por parte de
vuestra raza sobre Hiroshima y Nagashaki, en Japón. Fue en aquel momento inquietante
cuando expedimos sobre vuestro mundo de superficie nuestros medios voladores:
los Flugelrads , para investigar sobre aquello que vuestra raza había hecho. Ésta es,
obviamente, historia pasada, Almirante, pero permítame seguir. Vea, nosotros nunca,
antes de ahora, habíamos interferido en las guerras y en la barbarie de vuestra raza, pero
ahora debemos hacerlo en cuanto vosotros habéis aprendido a manipular un tipo de
energía, la atómica, que no es, de hecho, para el hombre. Nuestros emisarios ya han
entregado mensajes a las potencias de vuestro mundo y sin embargo estas no los atienden.
Ahora usted ha sido elegido para ser testigo de que nuestro mundo existe. Vea, nuestra
cultura y nuestra ciencia están miles de años por delante de las vuestras, Almirante".

Lo interrumpí: "¿Pero todo esto que tiene que ver conmigo, Señor?". Los ojos del
Maestro parecían penetrar de forma profunda en mi mente y después de haberme
estudiado un momento, contestó: "Vuestra raza ha alcanzado el punto de no retorno,
porque hay algunos, entre vosotros, que destruirían todo vuestro mundo antes que
renunciar al poder, así como lo conocen.".

Asentí y el Maestro continuó: "Desde 1945 en adelante, hemos intentado entrar en


contacto con vuestra raza pero nuestros esfuerzos han sido acogidos con hostilidad: se
hizo fuego contra nuestros Flugelrads . Si, hasta fueron seguidos con maldad y
animosidad por vuestros aviones de combate. Así ahora, hijo mío, le digo que hay una
gran tempestad en el horizonte, para vuestro mundo, una furia negra que no se extinguirá
durante varios años. No habrá defensa con vuestras armas, no habrá seguridad en vuestra
ciencia. Asolará hasta que cada flor de vuestra cultura haya sido pisoteada y todas las
cosas humanas sean dispersadas en el caos. La reciente guerra ha sido solamente un
preludio a cuanto todavía debe advenir a vuestra raza. Nosotros, aquí, podemos verlo más
claramente a cada hora... ¿Cree que me equivoco?."

-"No -contesté-, ya ha sucedido una vez en el pasado; llegaron los años oscuros y duraron
500 años".

"¡Si, hijo mío -replicó el Maestro-, los años oscuros que llegarán ahora para vuestra raza,
cubrirán la Tierra con un paño mortuorio, pero creo que alguno, entre vosotros,
sobrevivirá a la tempestad, más que esto no sé!. Nosotros vemos en un futuro lejano
emerger de nuevo, de las ruinas de vuestra raza, un mundo nuevo en busca de sus
legendarios tesoros perdidos y estos estarán aquí, hijo mío, al seguro en nuestro poder.
Cuando llegará el momento apareceremos para ayudar a vivir vuestra cultura y vuestra
raza. Quizás para entonces habréis aprendido la futilidad de la guerra y de su lucha... y
después de aquel momento una parte de vuestra cultura y ciencia os serán restituidas
para que vuestra raza pueda recomenzar. Usted, hijo mío, debe volver al Mundo de
Superficie con este mensaje.".

Con estas palabras decisivas, nuestro encuentro parecía llegar a término. Por un
momento me pareció vivir un sueño... y, sin embargo sabía que aquella era la realidad y
por alguna extraña razón me incline levemente, no sé si por respeto o humildad. De
improviso me di cuenta de que los dos fantásticos anfitriones, que me habían conducido
aquí, estaban de nuevo a mi lado. "Por aquí, Almirante", me indicó uno de Ellos.

Me giré una vez más antes de salir y miré al Maestro. Una dulce sonrisa estaba impresa
en su anciano y delicado rostro. "Adiós, hijo mío", me dijo e hizo un gesto suave con su
grácil mano, un gesto de paz y nuestro encuentro llegó definitivamente a su fin. Salimos
rápidamente de la estancia del Maestro por la gran puerta y entramos otra vez en el
ascensor. La puerta descendió silenciosamente y nos movimos inmediatamente hacía lo
alto.

Uno de mis anfitriones habló de nuevo: "Ahora debemos apresurarnos, Almirante, en


cuanto el Maestro no desea retardar más vuestro programa previsto y debéis volver a
vuestra raza con su mensaje".

No dije nada, todo esto era casi inconcebible y, una vez más mis pensamientos se
interrumpieron apenas nos paramos. Entré en la estancia y estuve de nuevo con mi
técnico-radio. Tenía una expresión ansiosa sobre su rostro. Acercándome dije: "Todo esta
bien, Howie, todo esta bien".

Los dos seres nos señalaron el medio en espera, salimos y pronto alcanzamos nuestro
avión. Los motores estaban al mínimo y nos embarcamos inmediatamente. La atmósfera,
ahora, estaba cargada de un cierto aire de urgencia. Cuando la puerta estuvo cerrada, el
avión fue inmediatamente transportado a lo alto por aquella fuerza invisible hasta que
alcanzamos los 2.700 pies. Dos de los medios aéreos estaban a nuestros flancos, a una
cierta distancia, haciéndonos planear a lo largo de la vía del retorno. Debo remarcar que
el indicador de velocidad no indicaba nada, sin embargo nos estábamos moviendo muy
rápidamente.

Recibimos un mensaje radio: "Ahora os dejamos, Almirante, vuestros controles están


libres. ¡¡¡Wiedersehen!!!

Miramos por un instante los Flügelrads, hasta que desaparecieron en el cielo azul pálido.
El avión pareció, de improviso, capturado, por una corriente ascensional. Tomamos
inmediatamente el control. No hablamos durante un rato, cada uno de nosotros estaba
inmerso en sus propios pensamientos.

Sobrevolamos nuevamente extensiones de cielo y nieve, a unos 27 minutos del campo base.
Enviamos un mensaje radio, nos contestan. Tenemos condiciones normales... normales.
Del campo base expresan alivio por haber establecido nuevamente el contacto.
Aterrizamos suavemente en el campo base. Tengo una misión que cumplir.

11 de marzo de 1947. He tenido, apenas, un encuentro de Estado Mayor en el Pentágono.


He relatado enteramente mi descubrimiento y el mensaje del Maestro. Todo ha sido
debidamente registrado. El Presidente ha sido puesto al corriente. Me retienen algunas
horas (exactamente 6 horas y 39 minutos). Soy cuidadosamente interrogado por las Top
Security Forces y por un equipo médico. ¡Es un tormento!. Me ponen bajo estrecho
control de los medios de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América. Me
recuerdan que soy un militar y que, por consiguiente, debo obedecer las ordenes.

Última anotación: 30 de diciembre de 1956. Estos últimos años, transcurridos desde el


1947 hasta hoy, no han sido buenos... He aquí, pues, mi última anotación en este singular
diario. Concluyendo, debo afirmar que, debidamente, he mantenido secreto este
argumento, como se me ordenó, durante todos estos años. He hecho esto contra todo
principio mío de integridad moral. Ahora siento aproximarse la gran noche y este secreto
no morirá conmigo, sino, como toda verdad, triunfará.

Ésta es la única esperanza para el género humano. ¡He visto la verdad y ésta ha
revigorizado mi espíritu donándome la libertad!. He hecho mi deber con relación al
monstruoso complejo industrial militar. Ahora la larga noche comienza a aproximarse,
pero habrá un epílogo. Como la larga noche del Antártico termina, así el sol brillante de
la verdad surgirá de nuevo y aquellos que pertenecen a las tinieblas perecerán a su luz...

Porque yo he visto "Aquella Tierra más allá del Polo, aquel Centro del Gran
Desconocido".

Interlocutor: Hasta aquí llega lo que pude encontrar en Internet del diario secreto del Almirante
Byrd. ¿Es real lo que dice este diario o es pura fantasía?

Ron Hubbard: Lo que cuenta Byrd en su diario es absolutamente real.

Interlocutor: ¿Cuál fue la razón de que el almirante hiciera este viaje?

Ron Hubbard: Fue enviado por el gobierno norteamericano de aquella época porque creía que en
los Polos había bases nazis.

Interlocutor: ¿Había algo de cierto en esto?

Ron Hubbard: No, para nada.

Interlocutor: Se ha hablado mucho de que la tripulación que llevaba, que estaba compuesta por
muchos hombres, murieron sin que estén claros los motivos. ¿Hubo alguna batalla o algo parecido?

Ron Hubbard: La mayoría de las muertes fueron por las heladas. La expedición se hizo en una
época en que hacía hasta 35º bajo cero, con una sensación térmica de 40º bajo cero. Otros
murieron en accidentes.

Interlocutor: ¿Entonces no hubo ninguna batalla?

Ron Hubbard: No, esas son especulaciones erróneas.

Interlocutor: ¿Cómo encontró Byrd ese lugar?


Ron Hubbard: Byrd salió en su avión junto con su radio operador a explorar los alrededores, y
entonces ocurrió lo que él dice en su diario.

Interlocutor: ¿En esa exploración fue que encontraron entonces el valle?

Ron Hubbard: Así es.

Interlocutor: ¿Ese valle estaba dentro de los Polos?

Ron Hubbard: Hay una zona neutra que está a unos 50 Km. del Polo, donde hay una especie de
campo magnético muy particular que no permite las bajas temperaturas.

Interlocutor: ¿Estamos hablando de un campo magnético natural?

Ron Hubbard: Así es. Hay un autor, Edgar Rice Bourroghs.

Interlocutor: Lo conozco. Cuando era chico leí todas las historias de Tarzán, el hombre mono, que
este autor escribió.

Ron Hubbard: Además de la de Tarzán, Bourroghs escribió una novela sobre un supuesto centro
de la Tierra llamado Pellucidar, donde hay un sol interno. Esto no es más que una fantasía, a punto
tal que sabemos cómo está compuesta la Tierra.

Interlocutor: Sí, ya tenemos el dato de que en el centro de la Tierra hay hierro fundido.

Ron Hubbard: Exacto.

Interlocutor: ¿El Polo Norte también tiene la misma singularidad magnética que el Polo Sur?

Ron Hubbard: Si, en la zona de Groenlandia, casi llegando al Polo Norte.

Interlocutor: Entiendo. ¿Cuánto penetró Byrd en la Tierra por el Polo? ¿Un kilómetro, diez
kilómetros, mil.?

Ron Hubbard: No hubo ninguna penetración.

Interlocutor: No entiendo.

Ron Hubbard: No es una penetración dentro de la Tierra. Simplemente hay como hendiduras en
las montañas donde hay valles.

Interlocutor: ¿Esas hendiduras son naturales?

Ron Hubbard: Sí, son naturales, y lo que puede encontrarse dentro de ellas está preservado por ese
campo magnético del que te hablé. Este campo magnético impide que la rigidez del clima exterior
penetre en el valle.

Interlocutor: ¿El lugar podría ser detectado por los satélites actuales?

Ron Hubbard: No, porque por encima hay nubes.

Interlocutor: ¿Qué extensión tiene esa hendidura o ese valle? ¿Estamos hablando de una inmensa
extensión? Lo pregunto porque Byrd en su diario dice que vio toda una ciudad.
Ron Hubbard: Es una ciudad que si yo la tuviera que comparar lo haría con las de Cuzco en Perú,
con las viejas ciudades de México, incrustadas entre los árboles. Cuando digo "incrustadas" me
refiero a que está erigida en medio de la selva.

Interlocutor: Veo que usted está pintando esta ciudad que Byrd vio maravillado como algo muy
modesto.

Ron Hubbard: Sí, por supuesto, no hablemos de "Megápolis" tipo Siglo XXI. Estamos hablando de
ciudades antiguas, similares a la de los Mayas, los Aztecas o los Incas.

Interlocutor: ¡Pero Byrd hablaba de ciudad con reflejos como de cristales!

Ron Hubbard: Eso no fue más que una fantasía engrámica de él porque las lajas brillaban de tal
manera, reflejadas por la luz del sol, que parecían de cristal.

Interlocutor: ¿Quiénes eran estos seres que estaban allí?

Ron Hubbard: Eran obviamente extraterrestres. En ese lugar sucedió lo mismo que con los Mayas,
los Aztecas, los Incas y todos los pueblos precolombinos, es decir, que sus construcciones no fueron
diagramados por los nativos sino por los extraterrestres. Y lo mismo sus señales, que podían verse
desde kilómetros de distancia.

Interlocutor: ¿También había este tipo de señales en los valles del Polo Norte y del Polo Sur?

Ron Hubbard: Así es.

Interlocutor: ¿La misma raza extraterrestre que habita en el valle del Polo Sur es la que habita en
el valle del Polo Norte?

Ron Hubbard: Si, se trata de la misma raza.

Interlocutor: ¿Cuál era la misión de estos extraterrestres en los Polos?

Ron Hubbard: Los fines son científicos, especialmente estudiar a las distintas razas. Se asentaron
en ese lugar porque al ser prácticamente inaccesible los protegen de eventuales invasores.

Interlocutor: ¿De dónde provienen?

Ron Hubbard: De un planeta llamado Espiga, Espiga 5.

Interlocutor: Recuerdo en este momento que hay extraterrestres en nuestro planeta de Espiga 4.
Me refiero a los que practican abducciones denominadas "Experiencias de visitantes de
dormitorio". ¿Hay alguna relación?

Ron Hubbard: No, ninguna, pues son planetas distintos. Recuerda que dentro de un mismo sistema
pueden habitar en los numerosos planetas razas con diferentes morfologías, con distintas maneras
de pensar, que no tienen ningún punto en común.

Interlocutor: Entiendo. ¿Cuántos años hace que estos extraterrestres habitan en los Polos?

Ron Hubbard: Entre 400 y 500 años.

Interlocutor: ¿En la actualidad siguen estado allí?


Ron Hubbard: Si, sigue habiendo asentamientos, pero muy pequeños.

Interlocutor: ¿Cuántos extraterrestres puede haber en cada Polo?

Ron Hubbard: Alrededor de 500. 1000 en total.

Interlocutor: ¿De qué espacio estamos hablando?

Ron Hubbard: Estamos hablando de un espacio, en el Polo Sur, que geográficamente es muy
pequeño: 2 Km. por 3 Km. En el Polo Norte es menor aún

Interlocutor: ¡Ah, pero entonces estamos hablando de algo muy pequeño!

Ron Hubbard: No, no es tan pequeño. Si hablamos de lo que ustedes llaman "cuadras" serían 20
cuadras por 30 cuadras.

Interlocutor: Tiene razón, el espacio no es tan pequeño. ¿Hay más hendiduras, o son esas dos
solamente?

Ron Hubbard: Son estas dos solamente.

Interlocutor: ¿Es real lo que dice Byrd en su diario sobre animales parecidos al elefante o al
mamut?

Ron Hubbard: Sí, es real, vio ese tipo de animales, mal llamados "prehistóricos".

Interlocutor: ¿Estos animales los trajeron los extraterrestres?

Ron Hubbard: No, son animales terrestres que simplemente no se extinguieron.

Interlocutor: ¿Y cómo llegaron hasta ese lugar tan lejano?

Ron Hubbard: Simplemente estaban.

Interlocutor: ¿Los crearon los elohim entonces y los pusieron en ese lugar?

Ron Hubbard: Por supuesto.

Interlocutor: Supongo que el gobierno norteamericano de esa época sabía del diario de Byrd y de
lo que él relató.

Ron Hubbard: Sí, sabía, pero lo desestimaron totalmente. A Byrd lo tomaron como un mitómano.

Interlocutor: ¿Es cierto lo que él cuenta de que lo hicieron descender con su avión con los motores
apagados?

Ron Hubbard: Así es.

Interlocutor: Aunque Byrd no lo dice claramente, supongo que los vehículos que lo acompañaron
- Flugelrad- eran naves espaciales.

Ron Hubbard: Sí, por supuesto.


Interlocutor: ¿A los animales que vio Byrd cómo le podemos llamar? ¿Mamut?

Ron Hubbard: No, porque es una tercera raza. Hay mamut, mastodonte y esta tercera raza.

Interlocutor: ¿Estos extraterrestres son como dice Byrd, altos y rubios?

Ron Hubbard: Así es, y algunos pueden llegar casi a los dos metros.

Interlocutor: ¿El mensaje que les dieron estos extraterrestres también es real?

Ron Hubbard: Sí, también es real.

Interlocutor: Para ir terminando con este tema, ¿es similar la ubicación geográfica de estas
hendiduras en el Polo Norte y en el Polo Sur?

Ron Hubbard: No, no es la misma, porque en el Polo Sur llega cerca del Polo, y en la parte Norte
está un poco más alejada, porque en el Polo Norte no hay Tierra, ya que se encuentra en una
superficie marina, totalmente cubierta de hielo. Esta hendidura estaría ubicada en la punta Norte
de Groenlandia.

Interlocutor: Me parece un poco extraño que los norteamericanos no hayan hecho nuevas
expediciones.

Ron Hubbard: La razón es la que te dije: desestimaron el tema considerándolo simplemente un


invento de Byrd.

Interlocutor: ¿De dónde pudo sacar Edgar Rice Burroghs la idea de Pellucidar?

Ron Hubbard: De gente que exploró esa zona.

Interlocutor: ¿Estamos hablando de gente que llegó hasta la hendidura en el Polo Norte?

Ron Hubbard: Así es, y fueron varios los que llegaron y relataron su experiencia.

Interlocutor: ¿En el Polo Sur también?

Ron Hubbard: Lo imposibilita la temperatura. Fíjate que en el Polo Norte la temperatura puede
alcanzar los -20ºC, pero en el Polo Sur puede llegar hasta los -40ºC. Y 20 grados hacia abajo es
mucho.

Interlocutor: ¿Si los norteamericanos decidieran encontrar estas hendiduras, podrían?

Ron Hubbard: Con la tecnología que hay ahora podrían hacerlo fácilmente.

Interlocutor: ¿En concreto, entonces, la única razón porque no lo han hecho es porque creen que
en los Polos solamente hay hielo?

Ron Hubbard: Así es. Desestiman totalmente que pueda haber otra cosa. Aparte, todas las bases
que hay, como la Argentina, no están muy cerca del Polo, y no salen de sus cubículos, donde están
protegidos del frío por estufas térmicas.

Interlocutor: Simplemente para que no quede ninguna duda: ¿Hitler nunca estuvo allí ni ningún
jerarca nazi ni nadie de la Alemania Nazi?
Ron Hubbard: Descártalo por completo. Son solamente mitos.

Interlocutor: ¿En estas hendiduras hay terrestres?

Ron Hubbard: En estos momentos, no. Pero los hubo. Me refiero a que hubo una pequeña raza
como los Mayas, los Aztecas.

Interlocutor: ¿Estos terrestres fueron abducidos y llevados allí?

Ron Hubbard: No, estaban allí. Era una raza oriunda de ese lugar.

Interlocutor: ¿Usted me está queriendo decir que fueron creados por los elohim en ese lugar?

Ron Hubbard: Por supuesto. Toda raza ha sido creada por los elohim.

Interlocutor: ¿Queda algo por decir sobre este tema?

Ron Hubbard: No, con lo dicho es suficiente.

Bueno, hasta aquí llegan los diálogos, que creo que no dejan dudas sobre este asunto tan
manoseado.

Bienvenida al Club. Un fuerte abrazo.

Horacio Velmont.

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