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MIS AYUNOS PARA 

ESTA  CUARESMA 2020

Hemos iniciado el tiempo litúrgico de Cuaresma. Un espacio privilegiado


para rencontrarnos con el misterio de la Providencia, dejando de lado tantos
impedimentos que nos impiden reconocerla en nuestra vida. El ayuno es una
práctica que nos ayuda a purificar nuestro corazón para centrarnos
nuevamente en lo que da sentido a todo. Sin embargo, no nos referimos, solo
al sencillo acto de dejar comer o privarnos de algún alimento. Se trata de
discernir cuales son las barreras que han construido nuestras fragilidades, que
nos apartan de sentir y gustar la ternura de Dios y entregarlo a los demás.
Tarea tan necesaria para los tiempos que vivimos. El gran deseo, que podemos
pedir para esta Cuaresma es renovar el amor a Jesucristo, entregando ese
don a tantas personas que hoy viven tan perdidas. Hoy, es el tiempo de amar
dejando que aflore lo mejor que somos. Cuaresma será por lo tanto, un bello
camino y el ayuno, un buen símbolo de la “urgente” conversión, como lo
expresa el papa Francisco en su mensaje reciente para este tiempo.

Ayunaré  de juzgar a otros: Descubriré a  Cristo que vive en ellos y ellas.


Preocupación tan importante en la Madre Bernarda,

Ayunaré  de palabras hirientes: Diré frases  cariñosas que sanen en un


contexto polarizado y de confrontación, como el que vivimos en Chile.

Ayunaré  del egoísmo: Viviré en  generosidad, dando lo que soy. El papa


Francisco, nos advierte de la “acumulación”. Cuaresma es el tiempo de
compartir.

Ayunaré  de enojos: Procuraré vivir  con paciencia y respeto. Otra tarea vital


para los tiempos que vivimos.

Ayunaré  de pesimismo: Me llenaré  de esperanza. Sin ingenuidad,


compartamos creativamente, nuevos caminos para la Congregación, la Iglesia
y el país.
Ayunaré  de preocupaciones: Confiaré maduramente en La Providencia.

Ayunaré  de quejarme: Daré  gracias a Dios por la maravilla de  la vocación y


de la vida. La Madre Bernarda insistía en el cuidado de esta falta.

Ayunaré  de la amargura: Practicaré el  perdón y la misericordia.

Ayunaré  de darme importancia  a mi misma: Seré  compasivo con las demás.

Ayunaré  de desalientos: Me llenaré  del entusiasmo de la fe.

Ayunaré  de todo lo que  me separe de Jesús: Intentaré  vivir muy cerca de Él.

Con una oración tranquila y verdadera, podemos agregar nuevos ayunos


personales y comunitarios en este momento de nuestra vida. De esta manera,
viviremos una profunda y consolada Cuaresma, que nos renovará desde lo
mas profundo.

Juan Carlos Bussenius R.

Centro de Espiritualidad Providencia (CEP)

28 de febrero de 2020

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