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La Prehistoria de Europa se refiere al estudio del periodo prehistórico en el continente europeo, es

decir desde el Paleolítico inferior hasta la adopción de la escritura,[1] algo que no se produjo
simultáneamente en las distintas regiones del continente. Según los últimos hallazgos abarcaría un
intervalo temporal de más de un millón de años, ocupados en su mayor parte por la Edad de
Piedra, durante la cual se sucedieron cuatro especies de homininos distintas. Entre los complejos
tecnológico/estilísticos de la Edad de Piedra encontramos desde grupos de homininos con
artefactos primitivos que habitaban en cuevas, a sociedades agrícolas que poseían sofisticadas
herramientas líticas y construían asentamientos fortificados.

A partir del comienzo de la Edad de los Metales, con el Calcolítico, en Europa se distinguirán
claramente dos áreas culturales diferenciadas: por un lado, en el sureste y sudoeste se
desarrollaron civilizaciones comparables a las históricas de Egipto y el Oriente Próximo; por otro,
buena parte de Europa central y nórdica continuó una trayectoria más lenta, de modo que en las
áreas escandinavas la Prehistoria duró prácticamente hasta el inicio de la Edad Media.[2]

Dolmen de Lamas, Braga, Portugal.

Edad de Piedra Editar

Artículo principal: Edad de Piedra

Genética de poblaciones Editar

El análisis genético comprende usualmente el estudio de los haplogrupos del cromosoma Y


humano y los haplogrupos de ADN mitocondrial humano. Es importante notar que el ADN del
cromosoma Y se hereda exclusivamente de varón a varón, mientras que el ADN mitocondrial
siempre es heredado de la madre. Eso conlleva que en casos de invasiones o migraciones abruptas
el análisis del ADN del cromosoma Y y el del ADN mitocondrial pueden revelar diferencias.

Así el ADN mitocondrial europeo está formado básicamente por los haplotipos H, U y T. El
haplotipo H pudo originarse entre el 25 000 a. C. y el 20 000 a. C.; este haplotipo debió entrar en
Europa por el Cáucaso y el norte del Próximo Oriente. Se ha conjeturado que la difusión de la
agricultura desde Oriente Próximo conllevó la expansión de pueblos agrícolas que penetraron en
Europa y que podrían haber sido portadores de este haplotipo. El haplotipo U está extensamente
distribuido por Europa Occidental, Norte de África y también Asia Meridional por lo que debe
suponerse que se debe a poblaciones que se expandieron desde el norte de África hacia Europa y
hacia Asia. Finalmente el haplotipo T parece ser una línea exclusivamente euroasiática.

Por otra parte, respecto al ADN del cromosoma Y, son particularmente importantes los haplotipos
R1b, R1a, I2, I1, E1b1b, J2 y N. Entre los haplotipos R1b y R1a el primero es más importante en
Europa occidental y el segundo en Europa oriental lo cual revela que esas dos variantes de
haplotipo R1 son diferentes en ambos extremos del continente. En particular la distribución del
haplotipo R1a muestra cierta similitud con la primera dispersión de las lenguas indoeuropeas en
Eurasia. Los haplotipos I1 e I2 tienen una distribución curiosa, siendo más abundantes en los
Balcanes (I2) y en Escandinavia (I1). El haplogrupo N parece ligado a la distribución de pueblos
urálicos.

Paleolítico Editar

Artículo principal: Paleolítico

Homo heidelbergensis. Cráneo número 5 de la Sima de los Huesos, Atapuerca, España. Su


correspondiente mandíbula apareció, casi intacta, años después, muy cerca del lugar del hallazgo.

Hasta hace poco, los arqueólogos databan la aparición del hombre en Europa en torno a los 500
000-600 000 años antes del presente (AP). Pensaban que se agrupaba en pequeñas hordas de
cazadores-recolectores pertenecientes a la especie Homo erectus: en la Baja Silesia (Polonia)
habían sido hallados restos del género Homo junto con primitivas herramientas de piedra de unos
quinientos mil años de antigüedad, así como restos de Homo erectus más recientes.[3][4] Los
hallazgos del Paleolítico inferior en la península ibérica eran muy escasos, aunque se habían
encontrado piedras talladas con una antigüedad parecida. Sin embargo, los descubrimientos
realizados en la sierra de Atapuerca, cercana a Burgos, han cambiado radicalmente los esquemas
establecidos. En primer lugar, en el año 1994, durante una prospección efectuada en la sima
llamada Gran dolina, aparecieron los restos del hominino más antiguo hallado hasta entonces en
Europa, cuya datación se sitúa en torno a los 800 000-780 000 años AP. Estos fósiles han sido
clasificados en una nueva especie denominada Homo antecessor y sus industrias líticas asociadas
pueden tener una antigüedad de más de un millón de años. Después, en 2007, recuperaron de la
Sima del elefante una mandíbula de entre 1,3-1,2 millones de años AP perteneciente a un
provisionalmente denominado Homo sp.[5]

H. antecessor ha sido catalogado como el eslabón intermedio entre Homo erectus y Homo
heidelbergensis, antepasado del Homo neanderthalensis, considerado hasta hace poco como
descendiente directo del Erectus. Así parecen demostrarlo los restos de más de treinta y dos
individuos encontrados en la Sima de los Huesos de Atapuerca (datados aproximadamente en 300
000 años), que presentan algunos rasgos semejantes a los de los neandertales.[6] [7]

El Paleolítico medio es un periodo asociado a Homo neanderthalensis, especie característica de


Europa, así como de algunas regiones del norte de África y Próximo Oriente. Análisis de
emplazamientos demuestran que algunos Neandertales fueron habilidosos cazadores en grupo
capaces de matar grandes mamíferos característicos del clima frío del Paleolítico y trabajar la
carne, huesos y piel mediante herramientas especializadas.[3] En el trabajo de la piedra se
generalizó el método Levallois mediante el cual se produjo la denominada industria Musteriense,
cuyas piezas más típicas serían la punta de lanza, la raedera y los denticulados.[8]

Pintura rupestre de uno de los bisontes del techo de la Cueva de Altamira, España.

La llegada del Homo sapiens dio comienzo al Paleolítico superior, que duró aproximadamente
desde el 40 000 hasta el 12000 AP. Probablemente, al principio del periodo coexistieron con los
Neandertales, pero los humanos modernos los terminaron desplazando. Estos estaban
especializados en la caza de grandes animales, a los que, en ocasiones, dirigían hasta trampas en
las que perecían manadas enteras. Sus necesidades nutricionales estuvieron cubiertas
principalmente por carne durante los miles de años en los que la vegetación europea estuvo
limitada a tundras y estepas, con buena parte del continente cubierto por hielo y nieve durante
largos períodos. Hacia el final, con el Magdaleniense, se alcanzó el clímax en el perfeccionamiento
y sofisticación de los métodos productivos de artefactos de sílex, hueso y asta, siendo
característicos los arpones, los bastones de mando y numerosos elementos de arte mueble. Fue
también el momento cumbre del arte rupestre. Hay varios yacimientos con enterramientos
múltiples, que contienen algunos esqueletos de enanos y de niños deformes, lo cual sugiere que el
sacrificio humano podía ser una costumbre ritual en la Europa de este período.[9]

Véase también: Arte paleolítico

Desarrollo Cultural Editar

Después de más de 100 000 años de uniformidad, alrededor de 45 000 años AP el registro de
fósiles de Neandertal cambió abruptamente. El Musteriense se había rápidamente convertido en
más versátil y se llamó la cultura Chatelperroniense y, por lo tanto, significa la difusión de
elementos Auriñacienses en la cultura Neandertal. Aunque fue muy discutido , este hecho
demostró que los Neandertales habían adoptado en cierta medida la cultura del Homo sapiens
moderno. [10] Sin embargo, el registro de fósiles de Neandertal desapareció por completo
después de 40 000 años AP. Si el Neandertal también tuvo éxito en la difusión de su herencia
genética en la población futura de Europa o si simplemente se extinguió y si es así, lo que lo causó
no se puede responder de manera concluyente.

Alrededor de 32 000 años atrás, la cultura Gravetiense apareció en las montañas de Crimea (el sur
de Ucrania). [11] [12] Por 24 000 AP las culturas Solutrenses y Gravetienses estaban presentes en
la región al sudoeste de Europa. Se ha teorizado que la técnica / cultura de Gravetiense vino con
migraciones de la gente de Oriente Medio, de Anatolia, y de los Balcanes. Pueden estar vinculados
con las culturas de transición , porque sus técnicas tienen algunas similitudes y son muy diferentes
de las de Auriñacienses, pero este tema es muy oscuro. El Gravetiense también apareció en el
Cáucaso y las montañas de Zagros. Pronto desapareció del suroeste de Europa, con la notable
excepción de las costas mediterráneas de Iberia.
La cultura Solutrense, extendida desde el norte de España hasta el sureste de Francia, incluye no
sólo una hermosa técnica de piedra, sino también el primer desarrollo significativo de la pintura
rupestre en cuevas, el uso de la aguja y posiblemente el arco y la flecha. La cultura Gravetiense
más difundida no es menos avanzada, al menos en términos artísticos: la escultura
(principalmente venus) es la forma más sobresaliente de expresión creativa de estos pueblos.

Venus de Moravany – figura prehistórica descubierta en Eslovaquia a principios del siglo XX.

Desde 20 000 AP Editar

Alrededor de 19 000 AP, Europa es testigo de la aparición de una nueva cultura, conocida como
Magdaleniense, posiblemente arraigada en él la anterior cultura: Auriñaciense. Esta cultura pronto
reemplaza al área Solutrense y también al Gravetiense de Europa central. Sin embargo, en el
Mediterráneo Iberia, Italia, los Balcanes y Turquía, culturas epi-Gravetienses siguen evolucionando
localmente.

Con la cultura Magdaleniense, el desarrollo del Paleolítico en Europa alcanza su apogeo y esto se
refleja en el arte, debido a las anteriores tradiciones de pinturas y escultura.

Desde 12 000 AP Editar

Alrededor de 12 500 AP, la glaciación de Würm termina. Lentamente, a través de los siguientes
milenios, las temperaturas y el nivel del mar suben, cambiando el entorno de la gente prehistórica.
Durante este tiempo, Irlanda y Gran Bretaña se convierten en islas, y Escandinavia se separa de la
parte principal de la península europea (todos ellos habían sido conectados anteriormente por una
región ahora sumergida de la plataforma continental conocida como Doggerland). Sin embargo, la
cultura Magdaleniense persiste hasta alrededor de 10 000 AP, en cual evoluciona rápidamente en
dos culturas microlitísticas: Aziliense, en España y el sur de Francia, y Sauveterriense, en el norte
de Francia y Europa Central. Aunque hay algunas diferencias, ambas culturas comparten varios
rasgos: la creación de herramientas de piedra muy pequeñas llamados Microlitos y la escasez de
arte figurativo, que parece haber desaparecido casi completamente, siendo reemplazado por la
decoración abstracta de herramientas.

En la fase tardía de este período epi-Paleolítico, la cultura Sauveterriense evoluciona hacia lo que
se llama el Tardenoisiense e influye fuertemente en su vecino meridional, reemplazándola
claramente en la España mediterránea y Portugal. Por primera vez, la recesión de los glaciares
permite la colonización humana en el norte de Europa. La cultura maglemosiense, derivada de la
cultura Sauveterre-Tardenois, pero con una personalidad fuerte, coloniza Dinamarca y las regiones
cercanas, incluyendo partes de Gran Bretaña.

Epipaleolítico-Mesolítico Editar

Artículos principales: Epipaleolítico y Mesolítico.

Guijarro pintado hallado en la Cueva de Mas d’Azil, Francia (12 000-9500 AP).

El Epipaleolítico-Mesolítico comenzaría con la transición del Pleistoceno al Holoceno, hace unos 12


000 años, y acabaría con la adopción de la agricultura-ganadería, cuya cronología varía de unas
regiones a otras de Europa. Es el último periodo en el que la producción de comida estuvo
enteramente basada en la caza-recolección. Debido al cambio climático correspondiente al final de
la glaciación Würm se desarrollaron complejos ecosistemas forestales y acuáticos que alteraron la
biodiversidad anterior, lo que provocó la adopción de nuevas estrategias de caza y pesca. Las
mujeres se encargaban de la recolección de raíces, hierbas, frutos secos, huevos, moluscos, fruta o
miel, productos que probablemente tuvieron un mayor peso en la dieta que los obtenidos
mediante la caza.

Los artefactos se fabricaron con piedra, huesos o madera, mientras que el cuero o algunas plantas
servían para vestidos, cuerdas y canastos. Las herramientas tendieron a hacerse cada vez más
pequeñas (microlitos) e incluían delicados utensilios como anzuelos y agujas de costura. Con
ámbar se fabricaron figuritas de animales. Al menos durante las fases finales, los muertos fueron
enterrados en tumbas y dotados con objetos familiares, tal y como lo demuestra una tumba de
Skierniewice, que data del 5500 a. C., está en buen estado y, aparentemente, pertenecía a un
artesano.[13]

Neolítico Editar

Artículo principal: Neolítico

El Neolítico en Europa abarca desde la adopción de la agricultura y ganadería (hacia el VIII milenio
a. C.) a la invención de la metalurgia.

Las tres fases del Neolítico en Europa

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Mapa que muestra las expansiones neolíticas desde el VII al V milenio a. C.


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Europa en el periodo 4500-4000 a. C.

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Europa en el periodo 4000-3500 a. C.

Según la visión tradicional, la adopción de los modos de vida productores (cultivos y pastoreo) en
Europa sería debida a la influencia de las culturas del Oriente Próximo. Los grupos neolíticos
comenzaron a basar su alimentación en el cultivo de trigo, cebada y centeno, a la par que
domesticaban cabras, ovejas y bueyes, así como asnos, caballos o renos. También empezaron a
sedentarizarse, apareciendo los primeros poblados cerca de corrientes de agua.

Asociados a este periodo están la invención de la cerámica, del arado, la hoz, el molino de mano
para moler cereales, así como los primeros tejidos hechos de lino y lana. La minería del sílex
representa la mayor industria de este período, pero también se extraían obsidiana o variscita
(minas de Can Tintorer en Gavá). Los útiles de piedra pulimentada sustituyeron en parte (pero no
completamente) a los de piedra tallada y las manifestaciones artísticas se redujeron, cambiando su
tipología radicalmente.

Las quemas de bosques para obtener tierras de cultivo y pastos se generalizaron, reduciéndose
por primera vez la superficie arbolada debido a una causa antrópica. Aunque muchos cultivos se
plantaban en huertos inmediatos a las viviendas, el trigo y la cebada solían ser cultivados en
pequeños campos cercanos, con lo que el área usada por un solo asentamiento podía tener un
radio de unos 5 km. Las comunidades agrarias de la cultura del Danubio estaban en contacto unas
con otras e intercambiaban bienes a través de largas distancias, como el ámbar del Báltico, que
llegaba hasta el Mediterráneo.

Uno de los grupos culturales más significativos sería el de la cerámica de bandas, en Europa
central: formaron grandes comunidades rurales, mantenían ganado, cultivaban cereales y
producían una alfarería característica. Desde la península ibérica se extendió a partir del 2900 a. C.
el vaso campaniforme,[14] cuyo límite de expansión oriental fue el sudeste de Polonia. Asociados
al vaso campaniforme hay una serie de elementos nuevos (como los conocimientos metalúrgicos o
los enterramientos individuales) que se extendieron por toda Europa junto a aquel.[15][16]

Véase también: Neolítico en la península ibérica

Edad de los Metales Editar

Artículo principal: Edad de los Metales

Calcolítico (Edad del Cobre) Editar


Artículo principal: Edad del Cobre

Calcolítico en el sudeste de Europa

Zonas Culturales

Vinča, Gumelnita, Salcutsa, Cucuteni y Tiszapolgar

Provincias Metalúrgicas

Con los recursos de cobre:

Tracia, donde destacan las minas de Ai Bunar (Gumelnitsa).

El noroeste de la antigua Yugoslavia, donde están los yacimientos de cobre de Rudna Glâva
(Vinça).

Transilvania, al norte del Danubio, donde la minería del cobre parece iniciarse más tarde.

Hasta los años setenta del siglo XX se creía que la metalurgia del cobre había llegado al Egeo
procedente de Anatolia, gracias a Troya I (3000 a. C.), que habría servido de nexo para los
primeros brotes metalúrgicos en Europa (cultura de Vinča). Sin embargo, las dataciones de
carbono-14 han demostrado que la metalurgia balcánica era 1000 años más antigua que el
presumible inspirador troyano.[17] El principal valedor de la autonomía del Calcolítico balcánico
fue Colin Renfrew.

Sin negar que el difusionismo cultural sea un factor importante en algunos casos, cobró auge la
tesis poligenista, es decir, la metalurgia pudo surgir independientemente en cualquier zona en la
que el medio ofreciera unas condiciones adecuadas y la existencia de minerales para que se diera
el imprescindible ambiente de experimentación previo; tales circunstancias concurrieron en el
Danubio balcánico (entre el Danubio y Tesalia), donde surgió la primera “civilización europea”
(4000 a. C.) y, hacia el 3100 a. C., en el sudoeste y sudeste de la península ibérica (Vila Nova y Los
Millares).

El Calcolítico balcánico se caracteriza por:

Una industria minera y metalúrgica del cobre;

Una espectacular orfebrería;

Poblados organizados;

Una sociedad estructurada;

Una embrionaria expresión escrita.


Hay que destacar que esta civilización fue sincrónica de los grupos megalíticos del área atlántica.
Casi mil años después, en los focos metalúrgicos autóctonos de Vila Nova y Los Millares se
levantaron poblados fortificados de pequeño tamaño, excepto en el caso almeriense, que fue el
asentamiento más importante de la época en Europa, contando con un potente sistema defensivo
y una necrópolis con casi un centenar de tholoi.[18]

Véanse también: Pueblo proto-indoeuropeo, Calcolítico en la península ibérica y Necrópolis de


Varna.

El disco celeste de Nebra, descubierto en Alemania, es una de las representaciones más antiguas
que se conocen de la bóveda celeste.[19]

Edad del Bronce Editar

Artículos principales: Edad del Bronce en Europa y División de la Edad del Bronce en Europa.

Durante los casi mil trescientos años que duró este periodo se gestaron las particularidades de los
pueblos germanos, latinos, galos, iberos o lusitanos, que comenzaron a definirse como tales desde
el Bronce Final.[20] En sus génesis tuvo gran importancia la extensión por toda Europa de las redes
comerciales creadas por los estados ya históricos del Oriente Próximo que incluyeron el ámbar del
Báltico, el cobre del bajo Danubio y Huelva, el estaño de Cornualles y Galicia, el oro de Irlanda, los
metales preciosos de Andalucía y el azabache de Gran Bretaña. Este comercio favoreció la
consolidación de unas élites ya existentes, que lo controlaron y aumentaron con ello su
privilegiada posición. El aumento de la estratificación social aparece reflejado en las grandes
diferencias existentes en los ajuares funerarios y la mayor presencia en estos de armas, tanto
ofensivas como defensivas.

Áreas alejadas de los centros culturales de la Europa central o mediterránea, como el occidente
atlántico, destacaron como focos de creación tecnológica en la metalurgia del bronce y en la
orfebrería, definiendo el Bronce final atlántico, que se convirtió en el principal abastecedor de
utensilios y armas de bronce en Europa. En estas áreas fue una época de notables progresos
económicos, sociales y tecnológicos, llegando a altas cotas de creatividad en el mundo de las ideas
y la innovación estética.[20]

Durante el Bronce antiguo (1800-1500 a. C.) se produjo el apogeo de la civilización minoica, así
como el desarrollo de los grupos de Unetice, de los túmulos armoricanos, de Wessex y la fase
inicial de los argáricos. En el Bronce medio (1500-1200 a. C.) la civilización micénica sustituyó a la
minoica, destacando también los grupos de los túmulos, de las terramaras y la plenitud de los
argáricos. Durante el Bronce final (1200-700 a. C.) se expandieron los campos de urnas por buena
parte del continente.
Escudo británico de bronce decorado con el típico estilo de La Tène, conocido como escudo de
Battersea (Museo Británico, Londres).

Véanse también: Pueblo proto-indoeuropeo, Pueblos del Mar y Edad de bronce nórdica.

Edad del Hierro Editar

Artículo principal: Edad del Hierro en Europa

La metalurgia de este mineral se descubrió durante el II milenio a. C., siendo el reino hitita el
primero que controló su producción. La expansión de estos conocimientos metalúrgicos se
produjo, probablemente, a través de los Balcanes hacia el oeste de Europa y desde Irán (a través
del Cáucaso) hacia el norte y oeste durante los siguientes 500 años. La Edad del Hierro en Europa
es considerada habitualmente como protohistórica (al menos su segunda fase) y finaliza con la
conquista romana.

La Primera Edad del Hierro (800-450 a. C.) coincide en Europa central, Francia y los Balcanes con la
cultura de Hallstatt, mientras que la Segunda Edad del Hierro (450 a. C. hasta la conquista romana)
está relacionada con la cultura de La Tène cuya influencia se amplió al norte de España e islas
británicas. Destaca también por su singularidad Tartessos, entidad protoestatal que se desarrolló
en el sur de la península ibérica en paralelo al primer periodo.

Véase también: Edad de hierro germánica

Lingüística Editar

Artículos principales: Substrato prehelénico y Lenguas paleohispánicas.

Localización de las lenguas preindoeuropeas documentadas: Península ibérica: euskera, tartesio,


ibérico; Península itálica: etrusco, rético, sicano, piceno septentrional, Península anatolia: hático,
hurrito-urartiano, Grecia y Chipre: lemnio, eteocretense, eteochipriota, Irán: elamita, India: idioma
de Harappa, Sri Lanka: vedda.

En la actualidad la gran mayoría de lenguas de Europa se adscriben a sólo dos familias lingüísticas:
la familia indoeuropea y la familia urálica. Aunque en la antigüedad prerromana parece que habría
existido una diversidad lingüística mucho mayor. El euskera moderno, descendiente del antiguo
aquitano, es el único exponente actual de las lenguas habladas en Europa hace milenios, ya que el
maltés (emparentado con el árabe) substituyó probablemente al fenicio-púnico y latín que se
habrían hablado en Malta. Aparte de éstas, en la parte suroriental de Europa parece que siempre
se hablaron lenguas caucásicas desde antes de la expansión indoeuropea. Existen dudas sobre el
urheimat de las lenguas indoeuropeas y se han planteado varias hipótesis, entre ellas la popular
hipótesis de los kurganes.
Poco se conoce sobre el origen las lenguas de Europa antes de que los indoeuropeos se
expandieran por el continente entre el II milenio a. C. y el I milenio a. C.. De las épocas romana y
prerromana se conservan importantes testimonios epigráficos de las lenguas habladas en Europa
antes de la expansión indoeuropea y la toponimia preindoeuropea también ha sido usada como
evidencia para esclarecer datos adicionales. En Europa occidental se documentan lenguas
claramente no indoeuropeas como el ibérico, el tartesio, el etrusco y el rético (se ha propuesto
que estas dos lenguas podrían formar junto con el lemnio la llamada familia tirsénica), así como los
enigmáticos picénico de Novilara y camúnico (además del antiguo ligur documentado solo por la
onomástica). Asimismo hay testimoniadas otras lenguas insuficientemente conocidas y cuya
escritura está sólo parcialmente descifrada como el minoico (eteocretense) y el eteochipriota,
posiblemente relacionados con el substrato prehelénico del Mediterráneo oriental. Junto con
estos sistemas relativamente recientes se conoce un tipo de escritura más antiguo llamado
escritura Vinča sobre la que existen dudas acerca de si representa un sistema de escritura para
una lengua hablada. Otros sistemas fragmentarios son la escritura picta y la escritura contenida en
el disco de Festos. Los autores griegos mencionan otros pueblos como los sicanos, los elimios y los
turdetanos que al parecer habrían hablado lenguas no indoeuropeas.

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