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LA REVOLUCIÓN FRANCESA 1
LAS CAUSAS
Determinar con precisión las causas de la RF es, en palabras de TUSELL “tarea casi
imposible, dada la constante revisión historiográfica”.
La interpretación tradicional optaba por dos puntos de vista: el conservador, según el cual,
la causa originaria habría sido el descontento social exacerbado por los ideólogos
Ilustrados, que traman así una conspiración contra el AR; y el liberal, que insistía en el
atractivo del nuevo ideario.
A estas, vino a sumarse después la óptica marxista, con su interpretación del proceso como
una lucha de clases entre una burguesía emergente que se ve frenada en sus aspiraciones de
progreso, y una aristocracia reaccionaria que se empecina en mantener sus privilegios
estamentales del AR.
Aunque se tratan más extensamente en el cap I.1, vale recordar aquí las limitaciones que
cita GALLEGO como invalidantes de las explicaciones unilaterales:
Económica: Las dudas más que aceptables sobre la realidad de las revs agrícola o
demográfica en Francia en tiempos de la RF, que dificultarían la explicación estructuralista.
LA CRISIS DE LOS 80
PALMER aclara que los segundos serían insignificantes: apenas un 4-5 % del presupuesto.
Lo verdaderamente oneroso, es el mantenimiento del ejército, que, en tiempos de paz
supone un 25 % del presupuesto (no sólo en Francia, sino en cualquiera de las grandes
cortes europeas), y la atención de la deuda, que alcanza al doble de esa cifra.
La deuda ha crecido sobre base 100 en 1700, a 264 en 1780 (GALLEGO), justo antes de la
guerra americana. Entonces ya el presupuesto francés excede en un 20 % a sus recursos.
N.O., hay dos aparentes paradojas que exigen ser matizadas: por una parte, la deuda es
similar en otros países (UK, Holanda), sin que esto asfixie a los estados. Y, por otra,
Francia es ya una de las dos grandes potencias económicas del mundo, en camino de
convertirse en la primera a partir del 93.
Lo que falla, no es la carencia de recursos, sino la incapacidad estatal para equilibrar los
gastos con un sistema fiscal adecuado: la exención impositiva que afecta a los dos primeros
estados, más la frecuente evasión de la burguesía, hace que las clases privilegiadas,
detentadoras auténticas de la riqueza, no coticen.
Desde Luis XV (1750), el problema se ha identificado, y los ministros del rey intentan
paliarlo, con dos tipos de medidas, las de reforma del sistema impositivo, o las meramente
dilatorias. La sucesión de hechos en este aspecto, y en cuanto conducen a una situación
prerrevolucionaria, sería:
1774 – Luis XVI comienza su reinado con un nuevo equipo financiero (Turgot), que es
destituido en el 76 por las mismas causas apuntadas antes.
El planteamiento no es sólo una cuestión económica, sino que se lee por los afectados como
un ataque directo al sistema social francés. Colonne es destituido, y sucedido por Brienne.
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Es de destacar la oposición mantenida por el rey frente a los privilegiados de su corte, que
se volverá del revés en pleno proceso revolucionario.
Brienne intentará hacer pasar la reforma de Colonne por los parlamentos regionales,
órganos judiciales con algunas competencias políticas, para evitar la convocatoria de
Estados Generales, únicos que pueden resolver el conflicto, pero cuya reunión se ha evitado
desde mediados del XVII. Pero el Parlamento de París se niega, y señala a los Estados
Generales como único órgano competente para la aprobación de nuevos impuestos.
Desde entonces, lo que no ha sido sino una cuestión fiscal, desemboca en un proceso de
revisión general del sistema político, en tres etapas.
1. Las fuerzas vivas, es decir, nobleza más elementos destacados del 3er estado,
convocan Estados Provinciales en Grenoble (Delfinado), sin autorización del rey. El
movimiento ya es suficientemente significativo en sí mismo, al suponer realizar a
escala provincial lo que Luis se niega a hacer a nacional.
3. La crisis de tesorería de agosto del 88, obliga por fin a Luis a restaurar el
Paramento y convocar EE.GG. para el 1 de mayo siguiente.
En la convocatoria, Luis reconoce al doble de miembros del 3er estado, pero deja a
juicio de las cámaras determinan cómo han de reunirse y votar.
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LA REVOLUCION
Reunida la Asamblea desde el 1 de Mayo, el 3er estado boicotea la reunión por cámaras y
el voto por estamentos, paralizando la actividad. El 13 de Junio, unos pocos clérigos
abandonan la cámara del 1er estado y acuden a sentarse con los del 3º, donde son recibidos
jubilosamente.
Cuatro días después, el 3er estado, con esos pocos clérigos, se declara en Asamblea
Nacional, al reunir, en su opinión, al 98 % de los franceses. Por presiones de los nobles,
Luis cierra el lugar de reunión, y aquellos la prosiguen el local del Juego de Pelota, donde
declaran que la Asamblea se halla allí donde ellos se reúnan, y se juran no abandonar hasta
haber redactado una constitución escrita.
Este puede tomarse como inicio de la revolución según la teoría de GALLEGO: una
pretensión de cambio político al comienzo del proceso: el 3er estado, una fuerza sin
legitimación alguna, se otorga poder soberano.
Luis reacciona a finales de Junio, remitiendo una reforma que suponía la continuidad del
sistema estamental. La asamblea se niega a retroceder, y el rey no se atreve a imponerse por
la fuerza, limitándose a reunir en torno a Versalles a un ejército de 18.000 hombres.
Más por temor ante esta concentración de tropas, que por atrevimiento (como se reflejará
en la primera constitución revolucionaria, no hay intención antimonárquica en el 3er
estado), el pueblo comienza a armarse. Se asaltan algunos depósitos de armas, entre los que
se encuentra la Bastilla. Esta, según PALMER, ha perdido entonces el carácter
amedrentador, equivalente al de la Torre de Londres, que ha tenido en el pasado. Se trata de
una prisión en la que se encierra a aquellos que pueden permitirse evitar la cárcel normal, e
incluso se ha pensado en derribarla para crear unos jardines. Pero el gobernador la ha
armado con cañones, lo que provoca el sangriento asalto del 14 de Julio. Las cabezas del
gobernador, y del alcalde de París después, son paseadas en picas por las calles.
Paralelamente, en el campo se producen asaltos a mansiones de nobles, y numerosas
revueltas. Paralizado el sistema de gobierno, las autoridades locales carecen de ordenes
concretas de París para saber cómo tratar el asunto.
emblema los colores rojo y azul de la ciudad de París, con el blanco borbónico, de modo
que la enseña revolucionaria recoge elementos de lo antiguo y lo nuevo.
Formalmente la acción legal inicial del nuevo régimen se lleva acabo por dos órganos
sucesivos: la Asamblea Nacional (llamada Constituyente, porque elabora la primera
constitución), y la Legislativa que la sucede (Sept 1791), al autodisolverse aquella
(exigiendo que los miembros de la primera no formen parte de la segunda), una vez
redactada la carta. Esta última seguirá en funciones hasta la Convención de Sep 1792.
Las reformas:
3. Constitución Civil del Clero (1790). Según algunos autores, el mayor problema y
uno de los “errores” del nuevo régimen. Determina la nacionalización y venta, a
través de los “asignados” unos bonos que se utilizan primero para comprar las
propiedades nacionalizadas, pero que después llegan a tener valor de dinero. Se
lleva a cabo st por verdaderas necesidades económicas, ya que la recaudación de
impuestos fue muy irregular durante el periodo.
4. Constitución 1791
Otras reformas:
de Alsacia, Lorena, el Fco Condado, etc, enfrenten después a Francia con el resto de
potencias europeas.
Las medidas liberalizadoras, no alcanzan a las colonias, para las que se mantiene la
obligación de comerciar a través de la metrópoli.
En los acontecimientos que siguen, influye poderosamente el impacto que había tenido la
revolución tanto en el exterior como en el interior.
Pero fueron las clases marginadas populares en las que el mensaje de igualdad y libertad
caló más hondo. Las distintas revueltas en Polonia, Hungría, Silesia, Irlanda, etc.,
provocaron la reacción potente de los antirrevolucionarios, generalmente partidarios aún
del antiguo régimen, o de un cambio moderado como el que se estaba operando en UK.
En este sentido, es ilustrativa la obra de BURKE “Reflexiones sobre la RF”, en el que hacía
un llamamiento directo a la guerra contra a barbarie y la violencia francesas.
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Por último, hay que sumar dos factores: la acción de los emigrantes franceses, en su
mayoría nobles que habían perdido sus derechos y deseaban recuperarlos, con una fuerte
capacidad de acción a través de sus relaciones en el extranjero. Y la situación de la familia
real francesa, st a partir del asalto a las Tullerías y su prisión, que era un llamamiento de
alarma directo para el resto de príncipes europeos.
Pitt, primer ministro inglés, empecinado en un plan de reforma interior, se siente poco
aludido por las ideas de Burke. Declarará que Francia tiene dº a regirse como quiera.
Incluso Leopoldo II de Austria, hermano de Mª Antonieta, recomendará a su hermana que
se avenga a la situación.
Solo las continuas anexiones serán capaces de levantar a Europa contra Francia: Avignon
se anexiona a petición de os revolucionarios , pero sin el consentimiento de su señor (el
papa). Cuando lo hace Alsacia, tb libremente, la asamblea declara abolidos allí los derechos
feudales, como en el resto de Franca, pero en perjuicio de los príncipes alemanes que los
detentaban, a los que no satisface la oferta de compensaciones económicas, y que
reclamaran su defensa ante el emperador del Sacro Imperio..
Pero incluso entonces Leopoldo sólo se decide a establecer un pacto (Pillnitz) con el rey de
Prusia, que condiciona su intervención a que sea común al resto de las potencias europeas.
Leopoldo cuenta con la segura negativa de Pitt, lo que le libra de toda obligación. Pero
fallece, y su sucesor, Federico II, se muestra más interesado en defender la causa d los
nobles.
La declaración de guerra se produce en abril del 92. La realiza la Asamblea, sin apenas
oposición, frente al rey de “Bohemia y Hungría” (es decir, Austria).
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Los primeros compases bélicos son, además, desfavorables a los franceses. Prusia se ha
unido a Austria, y lanzan el manifiesto de Brunswick, según el cual, si la familia real es
dañada, lo vengarán sobre los parisinos.
A partir del golpe del 93, la Convención adopta un programa destinado a combatir estos
tres problemas. Es evidente que el tercero, la radicalización, no se entiende como problema
sino en cuanto supone de anarquía y lucha civil.
4. Para ganar la guerra, proclamó la leva en masa, llamando a filas a todos los hombres
físicamente útiles, creo una escuela militar, reclutó hombres de ciencia que
modernizaran el armamento. La consecuencia fue un ejército de 800.000 hombres,
el mayor sostenido hasta entonces por ninguna potencia, que contaba además, como
elemento de superioridad frente a sus adversarios, con una formación política
intensa, que hacía a los soldados franceses sentir que estaban defendiendo una causa
propia. La resultante fueron sus continuadas victorias, st, la de Fleurus, sobre unos
aliados más preocupados por el reparto de Polonia, que por la contra revolucionaria.
Las victorias francesas, eliminando la amenaza de invasión, la división de los dirigentes del
Terror, particularmente exacerbada tras la ejecución de Danton, y la insatisfacción popular,
ante la ineficacia de las medidas económicas, hicieron innecesario el carácter excepcional
del régimen, y contribuyeron a su rápida decadencia.
Los thermidorianos, pues, se desprestigiaron enseguida. Pero pese a eso, y pese a que
asociaban revolución con terror y desorden popular, no se les puede negar su vocación
democrática: seguían creyendo en la validez de los derechos y libertades individuales, y en
la necesidad de una constitución escrita que sustituyera a la del 93, que nunca se había
aplicado.
Antes de redactarla, y de dar con ello por terminada sui función, la Convención firmó paces
individuales con algunos de los países de la Coalición: Prusia y España, aunque permanecía
en guerra con Austria, UK e Italia (excepto Toscana).
El Directorio
Esta Primera República duraría apenas cinco años. PALMER lo imputa a su estrecha base
social.
En parte debido a las medidas de autoprotección que había tomado la Convención antes de
disolverse: imponer que 2/3 de los miembros de la Asamblea lo hubieran sido de la
Convención. Lo que provocó inmediatas contestación en París, animada por los realistas.
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Tampoco se contaba con estos, en contacto permanente con el hermano de Luis XVI (su
hijo había muerto en la cárcel), residente en Verona, a quien llamaban Luis XVIII. Este
creo un centro de difusión propagandista, financiado por los ingleses: se estima hoy que si
hubiese sido capaz de hacer entonces las propuestas que hizo en 1814, en lugar de jurar
venganza contra todos los que hubiesen participado en la RF desde el 79, y proponerse
reinstaurar el AR (se ha dicho a propósito que los Borbones “no habían aprendido nada ni
olvidado nada”), podía haber encontrado base social suficiente para una restauración.
Por último la izquierda del régimen tb se había radicalizado, añorando los tiempos del
Terror. Su personaje central, el periodista Babeuf, fue descubierto al frente de una
conspiración que pretendía dad un golpe de estado e instaurar un régimen de igualdad y de
abolición de la propiedad privada. Por lo mismo ha sido interpretado como un precursor del
comunismo, aunque la historiografía más reciente considera que se trataba simplemente de
devolver el poder a los montañeses.
El Directorio solicitó la ayuda de Bonaparte (sobre su carrera, vid tema sgte), que delegó a
uno de sus generales. Con ayuda del ejército, se revocaron las actas de 198 diputados, y se
impuso la mayoría republicana, violando la reciente constitución, bajo la excusa de
defender a Francia contra la amenaza de reinstauración del AR. A partir de aquí se
abandona la idea de mantener la república como un gobierno libre o constitucional.
En el exterior, la guerra (en parte por la intervención de Bonaparte), había girado en favor
de Francia. Aprovechando el descontento de sus poblaciones, que se había levantado en
Milán contra los Austriacos, en Bolonia contra el papa, y en las ciudades venecianas contra
la capital, consiguió crear una “República Cisalpina”, en el valle del Po, con capital en
Milán, a la que había precedido la Bátava en los P Bajos., y a la que seguirían otras en los
EE Pontificios (con deposición del poder temporal del papa), Nápoles, Toscana y Suiza.
Con ello, la paz (precaria y tensa) reinaba en el continente. El único frente abierto era con
UK, predispuesto a la paz por una grave crisis interna, en gran medida de carácter
financiero, que amenazaba con el hambre, y que tenía buena parte de su origen en los
gastos militares de la contienda.
Pero los planes franceses incluían ya una invasión de UK. Bonaparte, considerando que
aquel golpe era prematuro, convenció al Directorio de la necesidad de un debilitamiento
indirecto del enemigo, mediante el ataque a sus posesiones orientales, invadiendo Egipto.
La situación internacional volvió a dispararse: Egipto formaba parte del Imperio Turco, y el
ataque de Napoleón afectaba a los planes rusos sobre sus conquistas en Oriente. A los
príncipes alemanes de la orilla N del Rhin, incorporada a Francia por el tratado de Campo
Formio, se les había prometido una compensación a partir de bienes de la iglesia alemana,
pero Austria no deseaba una reorganización francesa del territorio alemán.
De modo que UK, Austria y Rusia, formaron la Segunda Coalición en el 98. Con reveses
importantes para Francia (Victoria sobre su flota de Nelson en Abukir, Avance ruso hasta
Suiza y el N de Italia, donde se derrumba la República Cisalpina.