Método que se guarda por los Hermanos en la visita de las siete Iglesias. 1. El día destinado, por la mañana irán a la Iglesia de los Padres del Oratorio, y allí, después de haberse reconciliado, oirán Misa. 2. Harán la intención de buscar en esta visita sólo la gloria de Dios, de ganar todas las Indulgencias que sean capaces y de pedir por las cosas siguientes: Por la verdadera penitencia de los pecados pasados. Por la enmienda de la presente tibieza en el servicio de Dios, y de otros defectos que conozcan. Por nacimiento de gracias de tantos beneficios recibidos. Por el Sumo Pontífice, por la Santa Iglesia y necesidades presentes. Por todos los Prelados y gobernantes cristianos. Por la Congregación del Oratorio, y por todas las Religiones. Por los pecadores que yacen en las tinieblas del pecado. Por la conversión de los herejes, cismáticos, y otros infieles. Por todos los Hermanos, y bienhechores del Oratorio, vivos, y difuntos. 3. Materia de las Meditaciones Siete viajes dolorosos de Cristo Señor nuestro. Siete efusiones de su Sangre. En virtud de tanto precio, se pedirá al Eterno Padre: Que nos libre de los siete pecados capitales. Que nos conceda las siete virtudes. Y nos dé los siete dones del Espíritu Santo. 4. Irán por el camino con mucho recogimiento, teniendo siempre la mente puesta en Dios y en el misterio que se va meditando. 5. En cada iglesia se visitará siete Altares, esto se puede suplir, sino hay más que uno, dirigiendo desde él la intención a los siete. BASÍLICA DE PEDRO 1. Delante del Altar del Santísimo Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Oración Señor mío Jesucristo, yo te adoro, y te doy gracias por aquel primer viaje que hiciste con los Apóstoles desde el Cenáculo al Huerto por mi salvación; y por aquella preciosa Sangre que derramaste cuando niño en tu Circuncisión. Concédeme, Dios mío, la gracia de la virtud de la Templanza, y el don de vuestro Santo Temor. Padrenuestro – Ave María Ante el altar del Santísimo – Miserere, Salmo 150 Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. ¡Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío!, y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos. Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo… Como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. De Profundis – Salmo 129 Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. Oremos con el Papa por el fin de la pandemia Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que lo concederás para que, como en Caná de Galilea, vuelvan la alegría y la fiesta después de esta prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que Jesús nos dirá, Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo y se cargó de nuestros dolores para guiarnos a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén. Bajo tu Amparo Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Al finalizar – Oración a San Pedro Príncipe de los Apóstoles y de la Iglesia Católica: por aquella obediencia con que a la primera voz dejaste cuanto tenías en el mundo para seguir a Cristo; por aquella fe con que creíste y confesaste por Hijo de Dios a tu Maestro; por aquella humildad con que, viéndole a tus pies, rehusaste que te los lavase; por aquellas lágrimas con que amargamente lloraste tus negaciones; por aquella vigilancia con que cuidaste como pastor universal del rebaño que se te había encomendado; finalmente, por aquella imponderable fortaleza con que diste por tu Redentor la vida crucificado, te suplico, Apóstol glorioso, por tu actual sucesor el Vicario de Cristo. Alcánzame que imite del Señor esas virtudes tuyas con la victoria de todas mis pasiones; y concédeme especialmente el don del arrepentimiento para que, purificado de toda culpa, goce de tu amable compañía en la gloria. Amén. BASÍLICA DE SAN PABLO EXTRAMUROS
1. Delante del Altar del Santísimo
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Oración Señor mío Jesucristo, yo te adoro, y te doy gracias por aquel primer viaje que hiciste con los Apóstoles desde el Cenáculo al Huerto por mi salvación; y por aquella preciosa Sangre que derramaste cuando niño en tu Circuncisión. Concédeme, Dios mío, la gracia de la virtud de la Templanza, y el don de vuestro Santo Temor. Padrenuestro – Ave María Oremos con el Papa por el fin de la pandemia Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que lo concederás para que, como en Caná de Galilea, vuelvan la alegría y la fiesta después de esta prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que Jesús nos dirá, Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo y se cargó de nuestros dolores para guiarnos a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén. Bajo tu Amparo Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Al Finalizar – Oración a San Pablo Glorioso apóstol San Pablo, vaso escogido del Señor para llevar su santo nombre por toda la tierra; por tu celo apostólico y por tu abrasada caridad con que sentías los trabajos de tus prójimos como si fueran tuyos propios; por la inalterable paciencia con que sufriste persecuciones, cárceles, azotes, cadenas, tentaciones, naufragios y hasta la misma muerte; por aquel celo que te estimulaba a trabajar día y noche en beneficio de las almas y, sobre todo, por aquella prontitud con que a la primera voz de Cristo en el camino de Damasco te rendiste enteramente a la gracia, te ruego, por todos los apóstoles de hoy, y que me consigas del Señor que imite tus ejemplos oyendo prontamente la voz de sus inspiraciones y peleando contra mis pasiones sin apego ninguno a las cosas temporales y con aprecio de las eternas, para gloria de Dios Padre, que con el Hijo y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén. BASÍLICA DE SAN SEBASTIÁN
1. Delante del Altar del Santísimo
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Oración Señor mío Jesucristo, yo te adoro, y te doy gracias por aquel primer viaje que hiciste con los Apóstoles desde el Cenáculo al Huerto por mi salvación; y por aquella preciosa Sangre que derramaste cuando niño en tu Circuncisión. Concédeme, Dios mío, la gracia de la virtud de la Templanza, y el don de vuestro Santo Temor. Padrenuestro – Ave María Oremos con el Papa por el fin de la pandemia Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que lo concederás para que, como en Caná de Galilea, vuelvan la alegría y la fiesta después de esta prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que Jesús nos dirá, Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo y se cargó de nuestros dolores para guiarnos a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén. Bajo tu Amparo Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Al Finalizar – Oración a San Sebastián ¡Glorioso San Sebastián!, tú, que disfrutas del favor de Dios, qué espléndido ejemplo nos diste con tu vida de oración, sacrificio, sufrimiento y martirio. San Sebastián, amigo y ayudante de granjeros, que a menudo evitó enfermedades y pestilencias por su intercesión, usted también es un poderoso ayudante en las batallas contra el pecado, la tibieza, la moral relajada y el respeto humano. Ahora te suplicamos con confianza infantil, ¡Oh San Sebastián!, nuestro santo amigo celestial. Haznos fuertes y alegres en la fe, danos perseverancia, obtén para nosotros ser humildes y contentos de vivir una vida sencilla y ordenada que sea agradable a la vista del Todopoderoso. Protégenos del pecado, de vicios y pasiones obvias y secretos. Protégenos de ser pendencieros y de beber en exceso, de ser inmoderado y de la pereza, de los celos, la dureza de corazón, la superstición y cualquier tipo de deshonestidad. Bendice ganado, vida, medios de subsistencia, bosques, pastos y todo el campo. Intercede, te suplicamos, por el crecimiento próspero y contra las pestes y enfermedades. Fortalécenos en nuestro servicio para Dios, nuestros prójimos y nuestro país y, mediante sus oraciones, guíen a todos a nuestro país eterno. Amén. BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN 1. Delante del Altar del Santísimo Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Oración Señor mío Jesucristo, yo te adoro, y te doy gracias por aquel primer viaje que hiciste con los Apóstoles desde el Cenáculo al Huerto por mi salvación; y por aquella preciosa Sangre que derramaste cuando niño en tu Circuncisión. Concédeme, Dios mío, la gracia de la virtud de la Templanza, y el don de vuestro Santo Temor. Padrenuestro – Ave María Oremos con el Papa por el fin de la pandemia Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que lo concederás para que, como en Caná de Galilea, vuelvan la alegría y la fiesta después de esta prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que Jesús nos dirá, Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo y se cargó de nuestros dolores para guiarnos a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén. Bajo tu Amparo Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Al Finalizar – Oración AL SANTÍSIMO SALVADOR Oh, Jesús Salvador del mundo y patrono tutelar de la ciudad, reconocemos hoy agradecidos tu predilección sobre nosotros. Esta ciudad que nació en pascua de 1593, te alaba, te adora y te bendice. Crecimos al abrigo de tu Cruz Salvadora, vivimos amparados por tu protección providente. Nos comprometimos a perseverar en la fidelidad a esta vocación de elegidos. Ayúdanos. Te pedido por esta ciudad, por sus familias y por todas sus cosas. Te consagramos a los niños y a sus jóvenes, a los pobres, a los enfermos, a los que sufren. Desde tu Cruz gloriosa, auxílialos y confórtalos. Te consagramos este pueblo creyente, pequeño rebaño de tu gran grey, alimenta su fe y robustécela, que la alegría de tu Resurrección llene el corazón de todos y puedan alabarte jubilosamente a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. A SAN JUAN APÓSTOL Y EVANGELISTA San Juan, quien he elegido como mi patrón especial, reza por mí para que yo, también, pueda un día glorificar la Bendita Trinidad en el Cielo. Obtén para mí tu fe viviente, para que yo pueda considerar todas las personas, cosas y eventos bajo la luz de Todopoderoso Dios. Ora para que yo pueda generosamente ofrecer sacrificios por las cosas temporarias para promover mis intereses eternos, así como tú lo hiciste tan sabiamente. Enciende dentro de mi amor por Jesús, para que yo pueda tener sed por Sus sacramentos y arder con celo por la propagación de Su reino. Por tu poderosa intercesión, ayúdame en mis deberes a Dios, a mí mismo, y al mundo entero. Gana para mí la virtud de la pureza y la gran confianza en la Santísima Virgen. Protégeme este día y todo día de mi vida. Mantenme lejos del pecado mortal. Obtén para mí la gracia de una muerte feliz. Amén. A SAN JUAN BAUTISTA Sagrado precursor de Cristo, que santificado en el vientre de tu madre, fuiste la admiración del mundo en el ejercicio de las virtudes y en los privilegios con que te enriqueció Dios. Ángel en la castidad, apóstol en el celo y predicación, y mártir en la constancia que por reprender al incestuoso Herodes ofreciste la cabeza al cuchillo, y en las luces sobrenaturales de las que te dotó el cielo, profeta del que llegó a decir el mismo Cristo: Entre los nacidos de las mujeres ninguno mayor que Juan Bautista; suplica al Señor que: … por tu penitencia me haga mortificado; … por tu soledad, recogido; … por tu silencio, callado; … casto por tu virginidad, … espiritual por tu contemplación, … e invencible a mis pasiones por la victoria que tu alcanzaste de tus enemigos, para que logre verte en la Patria Eterna. Amén. BASÍLICA DE LA SANTA CRUZ
1. Delante del Altar del Santísimo
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Oración Señor mío Jesucristo, yo te adoro, y te doy gracias por aquel primer viaje que hiciste con los Apóstoles desde el Cenáculo al Huerto por mi salvación; y por aquella preciosa Sangre que derramaste cuando niño en tu Circuncisión. Concédeme, Dios mío, la gracia de la virtud de la Templanza, y el don de vuestro Santo Temor. Padrenuestro – Ave María Oremos con el Papa por el fin de la pandemia Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que lo concederás para que, como en Caná de Galilea, vuelvan la alegría y la fiesta después de esta prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que Jesús nos dirá, Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo y se cargó de nuestros dolores para guiarnos a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén. Bajo tu Amparo Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Al Finalizar – Oración a la Santa Cruz ¡Oh Santa Cruz!, Madero Hermoso en donde murió mi Señor para darme eterna luz y librarme del contrario, ante ti me humillo y reverente imploro a mi Señor Jesucristo que por los padecimientos que sobre ti recibió en su Santísima Pasión me conceda los bienes espirituales y corporales que me convengan. Elevada ante el mundo, eres faro luminoso que congregas a tu rededor a la cristiana grey para entonar cantos de Gloria al Cristo Rey, al Dios Hombre que siendo dueño de todo lo creado, permitió ser crucificado sobre Ti para la redención del género humano. Sobre ti se operó el asombroso misterio de la redención del mundo, desde entonces libra al cristiano de la culpa original, puede llamarse Hijo de Dios Eterno y aspirar a la gloria celestial. ¡Bendita seas! por los siglos de los siglos, fuiste entre los paganos signo de valor y afrenta y hoy eres emblema del cristiano y esperanza para ser perdonado por el sublime sacrificio de mi Señor Jesucristo, a quien esperamos servir y honrar por toda la eternidad. Amén. BASÍLICA DE SAN LORENZO
1. Delante del Altar del Santísimo
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Oración Señor mío Jesucristo, yo te adoro, y te doy gracias por aquel primer viaje que hiciste con los Apóstoles desde el Cenáculo al Huerto por mi salvación; y por aquella preciosa Sangre que derramaste cuando niño en tu Circuncisión. Concédeme, Dios mío, la gracia de la virtud de la Templanza, y el don de vuestro Santo Temor. Padrenuestro – Ave María Oremos con el Papa por el fin de la pandemia Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que lo concederás para que, como en Caná de Galilea, vuelvan la alegría y la fiesta después de esta prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que Jesús nos dirá, Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo y se cargó de nuestros dolores para guiarnos a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén. Bajo tu Amparo Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Al Finalizar – Oración a San Lorenzo Señor, que fortaleciste al diácono San Lorenzo para que resistiera los tormentos y diera testimonio de Ti. Tú le concediste a este mártir un valor impresionante para soportar sufrimientos por tu amor, y una generosidad total en favor de los necesitados. BASÍLICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR
1. Delante del Altar del Santísimo
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Oración Señor mío Jesucristo, yo te adoro, y te doy gracias por aquel primer viaje que hiciste con los Apóstoles desde el Cenáculo al Huerto por mi salvación; y por aquella preciosa Sangre que derramaste cuando niño en tu Circuncisión. Concédeme, Dios mío, la gracia de la virtud de la Templanza, y el don de vuestro Santo Temor. Padrenuestro – Ave María Oremos con el Papa por el fin de la pandemia Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que lo concederás para que, como en Caná de Galilea, vuelvan la alegría y la fiesta después de esta prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que Jesús nos dirá, Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo y se cargó de nuestros dolores para guiarnos a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén. Bajo tu Amparo Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Al Finalizar – Oración ante el Ícono Salus Populi Romani Santa María La Mayor Papa Benedicto XVI, Sábado 7 de mayo de 2005 Toda santa, digna de todo honor, tú eres la mejor ofrenda que la humanidad puede presentar a Dios. Virgen madre, Madre siempre virgen, dirige una súplica materna a tu Hijo. Lleva hasta el puerto la barca de la Iglesia, evitando los escollos y venciendo los oleajes. Protege a esta ciudad; conforta a quienes llegan a ella, sin techo ni defensa, y extiende a todos tu apoyo. Con fe te veneramos, Madre de Dios; con amor te honramos; con esperanza acudimos a ti, y te proclamamos bienaventurada. Tú, Señora mía, mi consuelo de Dios, ayuda de mi inexperiencia, acoge la súplica que te dirijo. Tú, que para todos eres fuente de alegría, hazme digno de exultar juntamente contigo. Mira a la asamblea de los creyentes, Madre del Salvador; aleja de ellos las desgracias y las aflicciones; líbralos del mal y del maligno; protégelos con la abundancia de tu benevolencia. Al regreso glorioso de tu Hijo, nuestro Dios, defiende con tu materna intercesión nuestra fragilidad humana y acompáñanos hasta la vida eterna con tu mano afectuosa, tú que eres poderosa por ser Madre.