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Zita de Borbón-Parma

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Zita de Borbón-Parma

Emperatriz consorte de Austria y reina consorte de


Hungría, Bohemia, Croacia y
Eslavonia, Dalmacia, Galicia, Lodomeria, e Iliria

La princesa Zita de Borbón-Parma en 1914

Emperatriz consorte de Austria

21 de noviembre de 1916 - 12 de noviembre de 1918

Predecesor Duquesa Isabel de Baviera

Sucesor Emma Seitz


(Primera Dama de Austria)
Reina consorte de Hungría

21 de noviembre de 1916 - 13 de noviembre de 1918

Predecesor Duquesa Isabel de Baviera

Sucesor Katinka Andrássy


(Primera Dama de Hungría)

[mostrar]Otros títulos

Información personal

Nombre Zita María delle Grazie Adelgonda Micaela


secular Raffaela Gabriela Giuseppina Antonia Luisa
Agnese

Otros títulos Princesa de Parma

Nacimiento 9 de mayo de 1892
Camaiore,   Italia

Fallecimiento 14 de marzo 1989
(96 años)
Zizers,   Suiza

Entierro Cripta Imperial de Viena

Familia

Casa real Borbón-Parma

Padre Roberto I, duque de Parma

Madre Infanta María Antonia de Portugal

Cónyuge Carlos I, emperador de Austria

Descendencia Véase descendencia
Firma

Escudo de Zita de Borbón-Parma

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Zita de Borbón-Parma (Camaiore, Lucca, 9 de
mayo de 1892 - Zizers, Suiza 14 de marzo 1989), fue la
última emperatriz y reina consorte de Austria-Hungría (1916-1918) como
esposa de Carlos I de Austria y IV de Hungría, Beato. Entre sus ancestros más
cercanos se encontraban varios reyes de las casas reinantes
de España, Portugal y Francia. Proclamada Sierva de Dios por la Iglesia
católica.

Índice

Ascendencia[editar]
El padre de Zita, Roberto, duque de Parma (1848-1907), fue el último duque de
Parma después del asesinato de su padre en 1854. Como solo tenía seis años,
su madre, Luisa María de Artois, actuó como regente. Pero en 1859, Italia se
encontraba inmersa en un proceso de unificación y tras derrota austríaca en
la Segunda guerra de la Independencia italiana, el ducado de Parma, junto
al Gran Ducado de Toscana y al Ducado de Módena pasaron a formar parte de
las provincias unidas de la Italia central unificada, que después de un plebiscito
celebrado en 1860, fueron anexionadas al Reino de Cerdeña en 1860. Al
perder el trono, tuvieron que trasladarse al exilio a Austria, donde Roberto
creció. A pesar de ser un monarca sin corona, el duque mantenía ricas
propiedades que le permitían a él y a su familia llevar una vida desahogada.
De su primer matrimonio con la princesa María Pía de Borbón-Dos
Sicilias nacieron doce hijos, seis de los cuales padecen discapacidad mental y
tres de ellos murieron jóvenes. La duquesa María Pia murió en el parto, y el
duque se volvió a casar en 1884 con la infanta María Antonia de
Braganza (1862-1959), hija del rey Miguel I de Portugal y su esposa, la
princesa Adelaida de Löwenstein-Wertheim-Rosenberg. Con ella tuvo otros
doce hijos; la quinta fue Zita, y que hacía la decimoséptima del duque Roberto.
El hermano de Zita, Javier de Borbón-Parma se convirtió en jefe del
movimiento carlista después de la extinción de esta rama de los Borbones
españoles en 1936. En 1952 reclamó la corona española, estableciendo así la
segunda dinastía carlista como Javier I.

Infancia y juventud[editar]

Zita de Borbón-Parma en su juventud

Zita de Borbón-Parma nació el 9 de mayo de 1892 en Villa Borbone delle


Pianore, una gran propiedad en Camaiore, cerca de Lucca, Italia. Fue
bautizada con los nombres de Zita María de la Gracia Adelgunda Micaela
Rafaela Gabriela Josefa Antonia Luisa Inés. Su nombre es un homenaje a
Santa Zita de Lucca, sirvienta que vivió en la Toscana en el siglo XIII. Creció
junto con sus hermanos hablando varios idiomas, pues la lengua vehicular en
su casa era francés, pero con su padre solían hablar italiano y con su madre, a
veces alemán. La primera mitad del año la pasaban en Pianore, la segunda en
el castillo de Schwarzau am Steinfeld, en la Baja Austria. Viajaban en un tren
de dieciséis vagones, especialmente equipados para acomodar a la familia, su
suite y propiedades. La emperatriz recordaba más tarde: "Crecimos en un
entorno internacional. Mi padre se consideraba principalmente francés y
pasaba algunas semanas al año con sus hijos mayores en el castillo de
Chambord, su principal propiedad en el Loira. Un día le pregunté cómo
deberíamos describirnos. Él respondió: "Somos príncipes franceses que
reinaron en Italia". De hecho, de los veinticuatro hijos, solo tres, incluida yo,
nacimos en Italia.
De 1903 a 1908 asistió al colegio del convento de monjas
salesas de Zangberg, en Baviera, donde había un estricto régimen de estudio e
instrucción religiosa. Allí terminó de perfeccionar su alemán; gracias a lo cual,
siendo emperatriz, dominaba el idioma a la perfección, tanto oral como escrito.
Además de los idiomas modernos, que ya practicaba en casa, se le enseñaba
matemáticas, geografía, historia, historia natural y música. También se
incluyeron actividades como costura, bordado y educación física. Salió del
convento en otoño de 1907, cuando la llamaron de regreso a casa por la
muerte de su padre.
Posteriormente sería enviada, junto a su hermana Francisca, a la isla británica
de Wight, en la abadía benedictina de Santa Cecilia (donde se refugian las
monjes francesas de la abadía de Solesmes, que son expulsadas por las leyes
anticlericales del gobierno francés). En ese momento, la priora del monasterio
era la princesa Adelaida de Lowenstein-Wertheim-Rosenberg, su abuela
materna. En este estricto monasterio, se dedicó a la teología y la filosofía y
perfeccionó su inglés. Se le instruyó en el canto gregoriano y comenzó a tocar
el órgano. Educadas en una férrea fe católica, los niños de Parma
regularmente realizan obras de caridad para los pobres. En Schwarzau, la
familia transforma la tela sobrante en ropa. Zita y Francisca distribuyen
personalmente comida, ropa y medicinas a los necesitados de Pianore. Tres de
las hermanas de Zita, incluida Francisca, ingresan en la orden benedictina y se
convierten en monjas de la abadía de Solesmes. La princesa adolescente
también planea seguir este camino, pero durante este período la salud de Zita
se deteriora. Su tía, la archiduquesa María Teresa de Austria, que estaba
visitando a su madre, queda consternada por su pálida apariencia y se la llevó
a Bohemia, al spa de Franzensbad.
Allí, Zita entabla una relación con el archiduque Carlos. Ambos se conocían
desde la infancia, pues Carlos era nieto del archiduque Carlos Luis de Austria,
casado en terceras nupcias con la tía de Zita, la archiduquesa María Teresa; la
archiduquesa es, por tanto, madrastra del padre de Carlos, el archiduque Otón
de Austria. En 1909, el regimiento de dragones de Carlos estaba estacionado
en Bohemia, en Brandeis an der Elbe, acudiendo desde allí a visitar a su
abuela en Franzensbad. Es durante una de estas visitas que Carlos y Zita se
vuelven a encontrar.

Matrimonio[editar]

Boda en Schwarzau (1911)

La boda del archiduque Carlos era un asunto de primer orden para el Imperio
Austrohúngaro y su emperador, Francisco José. Muerto su hijo Rodolfo, su
heredero es el hijo de su difunto hermano Carlos Luis, el archiduque Francisco
Fernando. Pero para consternación de todos, este casa con una mujer muy por
debajo de su rango, la condesa Sofía Chotek, en una unión morganática que si
bien le permite ser emperador, deja fuera del trono a sus hijos y mantiene a su
esposa postergada dentro del protocolo de la rígida corte vienesa. El otro hijo
de Carlos Luis es el archiduque Otón, muerto en 1906, y padre a su vez del
archiduque Carlos, que es sobrino nieto del emperador y sobrino de Francisco
Fernando. De manera que si Carlos no muriese antes que Francisco Fernando,
el joven archiduque se convertiría en emperador a la muerte de este.
El emperador insta a su segundo heredero a casarse con una mujer de su
rango. Miembro de la Casa de Borbón, Zita es, por lo tanto, una buena
consorte para el futuro emperador y rey. Zita recordará más tarde: "Por
supuesto, nos alegramos de volver a vernos y hubo una cercanía. Por mi parte,
los sentimientos se desarrollaron gradualmente durante los siguientes dos
años. Sin embargo, él parecía haber decidido mucho más rápido, y lo fue aún
más cuando, en el otoño de 1910, se corrió el rumor de que me había
comprometido con un primo lejano, don Jaime, duque de Madrid. Al escuchar
esto, el archiduque se apresuró a dejar su guarnición a Brandeis, y se dirigió a
su abuela, la archiduquesa María Teresa, que también era mi tía y la confidente
natural para tales asuntos. Él le preguntó si el rumor era cierto y cuando ella le
dijo que no, él dijo: "Bueno, mejor me apuro de todos modos, o ella se
comprometerá con otra persona"".
El 13 de junio de 1911 se hace oficial el compromiso de la princesa de 19 años
con el archiduque de 24 años, en la villa paterna delle Pianore en Lucca, donde
el archiduque Carlos fue para pedir la mano de Zita. Más tarde, Zita recordará
que después de su compromiso, Carlos le había expresado sus temores por el
destino del Imperio austríaco y los desafíos de la monarquía. Carlos y Zita se
casan en el castillo de Schwarzau el 21 de octubre de 1911, en una ceremonia
celebrada por el cardenal Gaetano Bisleti, mayordomo del papa. El emperador
Francisco José, tío abuelo de Carlos, está presente y de buen humor, aliviado
de ver a uno de sus herederos contraer un matrimonio adecuado. Incluso
brindó por la pareja. El archiduque Francisco Fernando también estuvo
presente, actuando como padrino.
La archiduquesa Zita rápidamente quedó embarazada, dando a luz al primero
de sus ocho hijos, el archiduque Otón el 20 de noviembre de 1912 en Villa
Wartholz, cerca de Reichenau an der Rax. En 1913 el emperador les cede
el Palacio de Hetzendorf, en Meidling, como residencia en Viena, para que
Carlos pudiera estar más cerca de él y del heredero del trono.

Herederos del trono[editar]


El 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando y su esposa, la
duquesa de Hohenberg, son asesinados en Sarajevo por nacionalistas serbios
de Bosnia. Carlos y Zita recibieron la noticia por telegrama el mismo día. Ella
dirá de su esposo: "Incluso siendo un día hermoso, vi su rostro palidecer al
sol". Fue la archiduquesa María Teresa quien se hizo cargo de los tres hijos de
la pareja asesinada.
Carlos se convirtió automáticamente en heredero del trono. El emperador tenía
casi 84 años y de repente, era un hecho que Carlos y Zita estarían al frente del
imperio décadas antes de lo que se pensaba. Los dos estaban ahora bajo una
constante atención pública. Tras la declaración de guerra, que condujo a
la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, Carlos fue ascendido a general
del ejército austríaco y tomó el mando del XX Cuerpo para una ofensiva en
el Tirol. Mientras, la archiduquesa aseguraba la sucesión, dando a luz a tres
hijos durante los cuatro años que duró el conflicto. La guerra fue un duro golpe
para la archiduquesa, ya que muchos de sus hermanos lucharon en ambos
lados del conflicto: los príncipes Félix y Renato se unieron al ejército austríaco,
mientras que los príncipes Sixto y Javier, que vivían en Francia antes de la
guerra, se unieron al ejército belga. Además, su Italia natal se unió a la guerra
contra Austria en 1915 y comenzaron a circular comentarios sobre "Zita la
italiana". A petición del emperador Francisco José, la archiduquesa y sus hijos
abandonan su residencia en Hetzendorf para instalarse en del palacio de
Schönbrunn. Zita pasó muchas horas allí con el viejo emperador de manera
formal e informal, y él le confió sus temores por el futuro del Imperio. También
recibió la misión de visitar hospitales en el frente rumano.

Emperatriz y reina[editar]

Zita con su esposo y su hijo mayor Otón después de la coronación real en Hungría (1916); Carlos
lleva la santa corona de San Esteban

El emperador Francisco José murió de bronquitis y neumonía a la edad de 86


años, el 21 de noviembre de 1916. Según la Pragmática Sanción, Carlos se
convió automáticamente en emperador. "Recuerdo la querida figura regordeta
del príncipe Lobkowitz yendo hacia mi esposo", dirá más tarde, "y haciendo la
señal de la cruz en la frente de Carlos con lágrimas en los ojos. Al hacerlo, dijo:
"Dios bendiga a su majestad". Era la primera vez que oíamos el título imperial
que dirigiéndose a nosotros".
Carlos y Zita fueron coronados rey y reina de Hungría en Budapest el 30 de
diciembre de 1916, por el cardenal primado János Czernoch. A la ceremonia
siguió un banquete, pero las festividades terminaron allí, porque el emperador y
la emperatriz no juzgaron respetable prolongarlas en tiempo de guerra. Al
comienzo de su reinado, Carlos solía estar lejos de Viena, por lo que estableció
una línea telefónica desde Baden (donde se encontraba su cuartel general)
al Hofburg. Llamaba a Zita varias veces al día cuando están separados. Zita
tenía cierta influencia sobre su esposo y asistía discretamente a audiencias con
el Primer Ministro o a reuniones militares. Estaba particularmente interesada en
las políticas sociales. Por otro lado, los asuntos militares son dominio exclusivo
de Carlos. Enérgica y voluntaria, Zita acompaña a su esposo a las provincias y
al frente mientras se ocupa de obras de caridad y visita a los heridos de guerra.
A Zita se le ha atribuyó una influencia significativa sobre el emperador, lo que
se percibió como inusual en la monarquía austrohúngara: la emperatriz Isabel,
aparte de su compromiso con Hungría, se mantuvo alejada de la corte; y nadie
recordaba a ninguna emperatriz antes de 1848. La evaluación de la influencia
de Zita sobre Carlos I/IV ha seguido siendo controvertida hasta nuestros días.
La lectura positiva supone que Zita influyó al consolidar la fuerza de voluntad
de Carlos, a menudo fluctuante. En cualquier caso, según sus memorias, su
marido la informaba detalladamente sobre todos los asuntos e incidentes
políticos de importancia. La joven emperatriz no solo poseía energía y
tenacidad, sino que también era percibida como una mujer de temple, tranquila
y hermosa, comprometida socialmente.

Escándalo de Sixto de Borbón[editar]


Cuando la guerra llega a su tercer año, en la primavera de 1917, para evitar el
colapso del Imperio Austrohúngaro, Carlos I es animado por su esposa para
llevar a cabo negociaciones secretas para un acuerdo de paz con las potencias
de la Entente sin la participación del Imperio alemán, su aliado más cercano.
Carlos inició contactos con su cuñado, Sixto de Borbón-Parma, que servía en el
ejército belga, del príncipe Erdödy, que se trasladó hasta Suiza. También Zita
escribió una carta a su hermano invitándolo a Viena, y que entregó la madre de
ambos, la duquesa viuda Antonia de Parma, que era, a su vez, tía materna de
la reina de los belgas.
Sixto llegó a las conversaciones con las condiciones establecidas por Francia:
el regreso a Francia de Alsacia-Lorena (anexado por Alemania después de
la Guerra Franco-Prusiana de 1870), el restablecimiento de la independencia
de Bélgica y Serbia y la transferencia de Constantinopla a Rusia. Carlos estuvo
de acuerdo con los tres primeros puntos, y escribió a Sixto una carta fechada el
25 de marzo de 1917 para que de al presidente francés, Georges Clemenceau,
"el mensaje secreto y no oficial de que utilizaré todos los medios y toda la
influencia que tengo a mi disposición, y me esforzaré por apoyar las justas
afirmaciones francesas sobre Alsacia-Lorena" ("Justes revindications
françaises family à l'Alsace Lorraine"). Este intento de diplomacia dinástica falla
porque Alemania se niega a negociar Alsacia-Lorena y, al ver una derrota de
Rusia en el horizonte, rechaza la idea de abandonar la guerra. Sixto continúa
con sus esfuerzos; incluso se encuentra con Lloyd George en Londres para
discutir las reclamaciones territoriales italianas a Austria incluidas en el Tratado
de Londres, pero el Primer Ministro no puede convencer a sus generales de
que es necesario hacer las paces con Austria-Hungría. Durante este período,
Zita logró detener el plan alemán de enviar aviones para bombardear el palacio
del rey y la reina de los belgas el día de la fiesta de su santo patrón. El príncipe
Sixto regresó a Viena el 6 de mayo de 1917, y Carlos le dio una segunda carta,
pero la situación seguía bloqueada.
En abril de 1917, después del Tratado de Brest-Litovsk, el conde Ottokar von
Czernin, ministro de Relaciones Exteriores de Austria, pronunció un discurso
presentando a Georges Clemenceau como el principal obstáculo para la paz.
Clemenceau, furioso, publica la carta del 25 de marzo de 1917. Durante un
tiempo, la vida de Sixto estuvo amenazada, y algunos temían que Alemania
ocupara Austria. Los ataques contra la familia imperial se reanudaron aún más
dentro de la alta aristocracia y la prensa pangermana. El embajador alemán en
Viena, el conde Otto Wedel, escribió a Berlín: "La emperatriz desciende de una
familia principesca italiana ... La gente no confía en la italiana y su familia".
Czernin, que había quedado como un mentiroso, persuadió a Carlos para que
diera su palabra de honor a Alemania, de que a Sixto no se le había dado
autorización de mostrar la carta al gobierno francés, que Bélgica no fue
mencionada allí y que Clemenceau había mentido en la mención de Alsacia-
Lorena. Durante todo el asunto, Czernin estuvo en contacto con la embajada
alemana, y queriendo persuadir al emperador para que abdicara, acudió a
Baden para entrevistarse con él. Pero como Carlos estaba enfermo en ese
momento, Czernin negoció durante más de una hora con Zita. Después de su
fracaso, Czernin renunció.
Tras el asunto, se decía de Zita que era una traidora italiana y de Carlos que
era un calzonazos entregado a las órdenes de una mujer. El Jefe del Estado
Mayor Franz Conrad von Hötzendorf, que fue relevado por el emperador en
1917, luego criticó el derrotismo de Austria-Hungría en sus memorias y
escribió:
Particularmente peligrosos a este respecto fueron las maquinaciones
que la emperatriz Zita realizó de la mano de su hermano Sixto y en las
que el débil emperador fue manipulado, y no se libró de la molestia de
ponerse en una difícil posición con Alemania. Un ejemplo escolar de a
dónde se llega cuando las mujeres, aunque llevadas por las mejores
intenciones, se meten en importantes asuntos políticos o militares. 1

El fin del Imperio[editar]


El final está cerca para el emperador. La corte se trasladó a Baden bei
Wien, cerca del cuartel general, donde era más fácil protegerla. El 13 de
abril de 1918, un sindicato de diputados checos hizo un juramento a un
nuevo estado checoslovaco independiente del imperio de Austria-Hungría;
en agosto, el prestigio del ejército alemán sufre un duro golpe en la batalla
de Amiens; y el 25 de septiembre, el rey Fernando I de Bulgaria se separa
de sus aliados y solicita una paz por separado. La emperatriz está con el
soberano cuando recibe el telegrama informándole de la caída de Bulgaria.
Ella recuerda que "se hizo aún más urgente comenzar las conversaciones
de paz con las potencias occidentales, siempre que hubiera algo que
discutir". El 16 de octubre de 1918, el emperador publicó el Manifiesto del
Pueblo, proponiendo una reestructuración federal de Cisleithania, en el que
cada nacionalidad se beneficiaría de su propio estado; pero es demasiado
tarde: las naciones eslavas (Checoslovaquia y el estado de los eslovenos,
croatas y serbios) proclaman su independencia. El Imperio austríaco y el
Reino de Hungría están de hecho disueltos.
Dejando a sus hijos en el palacio de Gödöllő, la pareja imperial y real se
trasladó al palacio de Schönbrunn. Ya los ministros han sido nombrados por
la nueva República Alemana de Austria, y para el 11 de noviembre han
preparado con el portavoz del emperador un manifiesto que Carlos firmará.
Zita, rechazando la posibilidad de que Carlos abdicara, dice: "Nunca, un
soberano puede abdicar, puede ser depuesto, privado de sus derechos. Por
la fuerza. [...] Pero abdicar, nunca, nunca. Preferiría morir contigo. Entonces
Otón nos sucedería. E incluso si todos caemos, todavía hay otros
Habsburgo". Sin abdicar, el joven soberano decide apartarse del poder y da
su permiso para que se publique el documento. La familia imperial
abandonó Schoenbrunn en la tarde del 11 de noviembre, se trasladaron
al palacio de Eckartsau, en Marchfeld, cerca de Viena. Al día siguiente, la
Asamblea Nacional Provisional proclama la República Alemana de Austria.
El 13 de noviembre de 1918, Carlos firmó en Eckartsau una exención para
Hungría.

Exilio[editar]

Carlos y Zita con sus hijos en el exilio en Herstenstein, Suiza, 1921

Después de unos meses difíciles en Eckartsau, la familia imperial recibe


una ayuda inesperada: la del rey Jorge V del Reino Unido. Parece que se
trató de una solicitud de ayuda del príncipe Sixto para ayudar a los
Habsburgo-Lorena (su primo, el zar Nicolás II, la zarina y sus cinco
hijos habían sido ejecutados por los revolucionarios rusos unos meses
antes) y promete: "Haremos de inmediato lo que se necesite".
Varios oficiales del ejército británico son enviados para trasladar a Carlos y
a su familia de Austria, incluido el teniente coronel Edward Lisle Strutt, nieto
de Lord Belper. El 19 de marzo de 1919, la Oficina de Guerra les ordenó
"abandonar Austria para llevarse al emperador sin demora". Strutt consigue
alquilar un tren para Suiza, lo que permite al emperador abandonar el país
con dignidad y sin tener que abdicar. Carlos, Zita y sus hijos se van la
noche del 23 de marzo.
El 3 de abril de 1919, la Asamblea Nacional Constituyente de la República
Alemana de Austria adoptó una ley por la que declaraba nulos los
privilegios políticos y embargaba las propiedades de la familia imperial
La primera residencia de la familia exiliada es el castillo de Wartegg
en Rorschach (Suiza), una propiedad cercana al lago de Constanza, que
pertenecía a los Borbón-Parma desde que fue comprada por el duque
Roberto en la década de 1860. Sin embargo, las posibles consecuencias de
la presencia de los Habsburgo-Lorena cerca de la frontera austriaca
preocupaban a las autoridades suizas, que los presionan a establecerse en
el oeste del país. Entonces se van al mes siguiente a la Villa Prangins,
cerca del lago Lemán, donde retoman su vida familiar. Este período de
tranquilidad cesa en marzo de 1920, cuando Miklós Horthy fue elegido
regente del Reino de Hungría después de un período de inestabilidad. En
teoría Carlos seguía siendo el rey Carlos IV de Hungría, pero Horthy envía
un emisario a Prangins para aconsejarle que no vaya al reino restaurado
hasta que la situación se haya calmado. Después del Tratado de Trianon,
Horthy aumenta sus ambiciones. Preocupado, Carlos buscó la ayuda del
coronel Strutt para ir a Hungría. Trató dos veces de recuperar el poder, en
marzo y octubre de 1921, sin éxito. Zita consideraba el recuperar el trono
como un deber impuesto por Dios, y alentó a Carlos en cada uno de sus
intentos y no darse por vencido, incluso lo acompañó en aquel dramático
viaje en tren a Budapest. Los dos fracasos del monarca incitan al regente,
influenciado por los Aliados, a adoptar una ley que restaure el carácter
electivo de la corona húngara.
Carlos y Zita residen temporalmente en el castillo del conde Móric
Esterházy en Tata, luego son encarcelados en la abadía de Tihany. Suiza
se niega a recibirlos nuevamente, y deben encontrar un nuevo lugar de
exilio. Se considera la posibilidad de establecerse en la isla de Malta,
pero Lord Curzon rechaza esta opción, y el suelo francés queda también
excluido, para que los hermanos de Zita no intriguen a favor de Carlos.
Finalmente, se elige la isla portuguesa de Madeira. El 31 de octubre de
1921, la expareja imperial tomó el tren de Tihany al
puerto danubiano de Baja, donde el monitor británico HMS Glowworm los
estaba esperando. Finalmente llegan a Funchal el 19 de noviembre. La
pareja exiliada alquila Villa Victoria, una casa rodeada de un pequeño
parque, luego en la Quintado do Monte en una colina sobre la ciudad,
menos costosa y más segura. De hecho, la pensión anual de 20,000 libras
aprobada por la Conferencia de Embajadores nunca se les entregará, pues
los países miembros se niegan a pagar. Sus hijos todavía estaban en el
castillo de Wartegg, bajo el cuidado de la abuela de Carlos y tía de Zita, la
archiduquesa María Teresa. Zita obtiene permiso para ir a Zúrich cuando su
hijo Roberto, de seis años, es sometido a una cirugía por apendicitis. Los
niños se reunirán con sus padres en Madeira en febrero de 1922.

Viudez[editar]
Archivo:Empress Zita in Leiquitio.jpg
La familia en Bélgica, al fondo: Felix, Adelaida, Rodolfo e Isabel. Sentados delante: Carlos
Luis, Otón, Carlota, la emperatriz Zita y Roberto

La salud de Carlos era mala desde hacía bastante tiempo. El 9 de marzo de


1922 contrajo una bronquitis cuando regresó a la villa después de comprar
juguetes para el cumpleaños de su hijo menor Carlos Luis, que cumplía 4
años de edad. Sin un cuidado profesional, la bronquitis degenera
rápidamente en neumonía. Muchos de los niños y el personal también se
vieron afectados, y Zita, que estaba en su octavo meses de embarazo,
ayudó a tratarlos. Debilitado, Carlos murió el 1 de abril. Sus últimas
palabras a su esposa fueron "Te quiero mucho". Después de su funeral, un
testigo dijo de Zita: "Esta mujer realmente debe ser admirada. No perdió,
por un segundo, su compostura... saludó a la gente de todos lados y luego
habló con aquellos que habían ayudado con el funeral. Todos estaban bajo
su hechizo". Zita, viuda a los 28 años, decide guardar luto por Carlos el
resto de su vida, convirtiéndose en guardiana del nuevo pretendiente Otón.
Después de la muerte de Carlos, el rey Alfonso XIII de España, se acerca al
Ministerio de Asuntos Exteriores británico a través de su embajador en
Londres. Un acuerdo permite que Zita y sus siete hijos se trasladen
a España. Alfonso envía el buque de guerra Infanta Isabel a Funchal y los
lleva a Cádiz. Luego son escoltados al palacio del Pardo, cerca de Madrid,
donde Zita da a luz a su hija menor, la archiduquesa Isabel. El rey de
España propone a los Habsburgo-Lorena el uso del palacio Uribarren
en Lequeitio, Vizcaya. Esto agrada a Zita, que no quería ser una carga
pesada para el estado que la acogía. Durante los próximos seis años, Zita
vive en Lequeitio, donde educó a sus hijos. Sus medios financieros eran
limitados; procediendo principalmente de los ingresos por tierras de Austria,
el viñedo de Schloss Johannisberg y aportaciones voluntarias de fieles. Sin
embargo, otros miembros exiliados de la dinastía exigían parte de este
dinero, y los exfuncionarios imperiales regularmente solicitaban asistencia
financiera.
En 1929, algunos de sus hijos se acercaban a la edad universitaria y la
familia busca un ambiente educativo más adecuado que España. En
septiembre, se mudan al pueblo belga de Steenokkerzeel, cerca
de Bruselas, donde están más cerca de algunos miembros de su familia.
Zita mantuvo sus iniciativas políticas a favor de los Habsburgo-Lorena,
llegando incluso a ponerse en contacto con la Italia de Mussolini. Se vio una
posibilidad de restauración de los Habsburgo bajo los cancilleres
austríacos Engelbert Dollfuss y Kurt Schuschnigg, con el príncipe heredero
Otón visitando Austria en numerosas ocasiones para negociar la devolución
de los bienes expropiados. Estos acercamientos terminaron abruptamente
con la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi en 1938. Los
Habsburgo-Lorena intentaron tomar las riendas de la resistencia a los nazis
en Austria, pero esto fracasó debido a la oposición entre monárquicos y
socialistas.
Después de la invasión alemana de Bélgica el 10 de mayo de 1940, Zita y
su familia se convirtieron en refugiados de guerra. Estuvieron a punto de
ser asesinados por un ataque directo en el castillo por bombarderos
alemanes y huyeron al castillo del príncipe Javier en Besson. Pocos días
después, los Habsburgo huyen a la frontera española y continúan
hacia Portugal, donde el gobierno de los Estados Unidos les otorga visados
el 9 de julio. Después de un viaje en barco, llegan a Nueva York el 27 de
julio; tienen familia en Long Island y Newark (Nueva Jersey). En ese
momento, Zita y muchos de sus hijos viven en Tuxedo Park, un pueblo en
el noroeste de Nueva York.
Los refugiados imperiales finalmente se establecen en Quebec, que tiene la
ventaja para Zita de ser un lugar francófono (los niños más pequeños aún
no hablan mucho inglés). Fueron alojados en una casa cedida por las
Hermanas de Sainte-Jeanne-d'Arc, Villa Saint-Joseph, en Sillery (ahora
parte de la ciudad de Quebec). Como están aislados de todos sus fondos
europeos, sus finanzas son más limitadas que nunca. Zita incluso tiene que
preparar ensaladas hechas de hojas de diente de león. Sin embargo,
algunos de sus hijos se involucran en el esfuerzo de guerra, mientras que
otros cuidan los intereses de la familia. Otón promueve el papel de su
familia en la Europa de la posguerra y se reúne regularmente con Franklin
D. Roosevelt; Roberto es el representante de los Habsburgo en Londres;
Carlos Luis y Félix se alistan en el ejército de los Estados Unidos; Rodolfo
estuvo comprometido en Austria durante los últimos días de la guerra para
ayudar a organizar la resistencia. En 1945, la emperatriz Zita celebró su
cumpleaños el primer día de paz, el 9 de mayo. Pasó los siguientes dos
años recorriendo los Estados Unidos y Canadá para recaudar fondos para
Austria y Hungría, devastadas por la guerra.
Archivo:Zitafamily1962.jpg
La emperatriz Zita de Austria con sus ocho hijos. Al fondo, de izquierda a derecha, los
archiduques Carlos Luis, Rodolfo y Roberto, en el centro, las archiduquesas Adelaida,
Isabel y Carlota con el archiduque Félix, delante, la emperatriz Zita y el archiduque Otón,
1962

Después de un período de relativa calma y descanso, Zita regresa


regularmente a Europa para las bodas de sus hijos. También aportaba
documentación para el proceso de beatificación de Carlos, abierto desde
1928. Finalmente decidió regresar al viejo continente en 1952 y
establecerse definitivamente en Luxemburgo, para cuidar a su anciana
madre. La gran duquesa Carlota de Luxemburgo es al mismo tiempo
sobrina y nuera de la duquesa viuda, pues se casó en 1919 con uno de los
hermanos de Zita. Maria Antonia murió a la edad de 96 años en 1959. El
obispo de Coira propuso a Zita que se mudara a una residencia que él
administraba (anteriormente un castillo de los Condes de Salis) en Zizers,
en los Grisones, en Suiza. Como el castillo tenía suficiente espacio para las
visitas de su gran familia y una capilla cercana (una necesidad para la
devota Zita), aceptó con facilidad.
En 1966, Otón de Habsburgo pudo regresar a Austria después de que una
decisión del Tribunal Administrativo fallara a su favor. Ya había renunciado
el 31 de mayo de 1961 -en contra de la voluntad de la "Matriarca"- a sus
derechos personales al trono y la afiliación a la Casa de Habsburgo-Lorena
para que se le permitiera ingresar nuevamente a Austria.
Zita pasó los últimos años de su vida con su familia. Aunque se habían
levantado las restricciones al regreso de los Habsburgo-Lorena a Austria,
esto solo se aplicaba a los nacidos después del 10 de abril de 1919. Por lo
tanto, Zita no pudo asistir en 1971 al funeral de su hija Adelaida, lo que fue
muy doloroso para ella. También estuvo involucrada en el proceso de
beatificación de su esposo fallecido. En 1982, las restricciones finalmente
se levantaron y pudo regresar a Austria por primera vez en 60 años gracias
a un pasaporte diplomático emitido por el rey Juan Carlos de España, y el
canciller socialista Bruno Kreisky. Recibió una bienvenida triunfal en Viena
el 13 de noviembre de 1982. En los años siguientes, la emperatriz regresó
varias veces a su antiguo país e incluso apareció en la televisión austríaca.
En una serie de entrevistas con el tabloide sensacionalista vienés Kronen
Zeitung, Zita expresó su opinión de que la muerte del príncipe heredero
Rodolfo de Austria y su amante, la baronesa María Vetsera en Mayerling en
1889, no fue un doble suicidio, sino un asesinato perpetrado por agentes
franceses o austriacos.
Muerte[editar]
Después de un memorable 90 cumpleaños rodeada por su gran familia, la
salud de Zita comienza a deteriorarse. Desarrolla una catarata inoperable
en ambos ojos. Su última gran reunión familiar tuvo lugar en Zizers en
1987, cuando sus hijos y nietos la rodearon para celebrar su 95
cumpleaños. Durante una visita a su hija en el verano de 1988, desarrolló
neumonía y pasó la mayor parte del otoño y el invierno postrada en cama.
Finalmente, llama a Otón a principios de marzo de 1989 para decirle que se
está muriendo. Él y el resto de su familia fueron a su lado y se turnaban
para hacerle compañía hasta su muerte a primeras horas del 14 de marzo
de 1989. Tenía entonces 96 años de edad.
Su funeral tuvo lugar en Viena el 1 de abril, 67 años después del día de la
muerte de su esposo. El gobierno austriaco autorizó que se llevaran a cabo
en Austria con la condición de que el costo fuera pagado por los mismos
Habsburgo. El cuerpo de Zita fue llevado a la cripta de los Capuchinos en el
mismo carruaje que llevó el ataúd del emperador Francisco José, detrás del
cual, en 1916, ella abría la procesión con su esposo y su hijo mayor. Zita
fue enterrada allí, junto al busto de su esposo, pues los restos de este
último permanecieron en Madeira (desde entonces se ha depositado una
reliquia en la basílica de San Evre de Nancy). Siguiendo una antigua
costumbre, Zita había pedido que su corazón, guardado en una urna,
permaneciera en la capilla de Loreto de la abadía de Muri, Suiza, donde el
corazón de su esposo se mantenía preservado.
En el funeral se reunieron más de 200 miembros de las familias Habsburgo-
Lorena y Borbón-Parma y más de 6,000 personas asistieron a la ceremonia
religiosa, incluidas muchas figuras políticas y representantes extranjeros, en
particular un representante del Papa Juan Pablo II. El 3 de abril, una gran
multitud asiste a una misa de réquiem en memoria de la exreina emperatriz,
celebrada por el cardenal primado húngaro en la iglesia de Matías en
Budapest, en presencia del archiduque Otón, hijo mayor de la pareja
imperial.
Proclamada Sierva de Dios por la Iglesia católica.

Descendencia[editar]

Los ocho hijos de Zita y Carlos

Se casó el 21 de octubre de 1911 en Viena con el archiduque Carlos de


Austria sobrino nieto del emperador Francisco José. El matrimonio tuvo
ocho hijos, cinco varones y tres mujeres:
 Archiduque Otto de Austria, príncipe heredero (1912-2011); casado con
la princesa Regina de Sajonia-Hildburghausen y Meiningen (1925-
2010), con descendencia.

 Archiduquesa Adélaida de Austria (1914-1971), nunca se casó ni tuvo


descendecia.

 Archiduque Roberto de Austria-Este, duque titular de Módena (1915-


1996); casado con la princesa Margarita Isabel de Saboya-Aosta (1930).

 Archiduque Félix de Austria (1916-2011); casado con la princesa y


duquesa Ana Eugenia de Arenberg, con descendencia.

 Archiduque Carlos Luis de Austria (1918-2007); casado con la princesa


Yolanda de Ligne (1923), con descendencia.

 Archiduque Rodolfo de Austria (1919-2010); casado con la condesa


Xenia Chernysheva-Besobrasova (1929-1968) y después con la
princesa Ana Gabriela de Wrede (1940), con descendencia de ambos
matrimonios.

 Archiduquesa Carlota de Austria (1921-1989); casada con el


duque Jorge de Mecklemburgo (1899-1963).

 Archiduquesa Isabel de Austria, hija póstuma del emperador Carlos I


(1922-1993); casada con el príncipe Enrique de Liechtenstein (1916-
1991).

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