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Imaginar La Evidencia - Alvaro Siza
Imaginar La Evidencia - Alvaro Siza
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[a ciudad, la arquitectura y el diseño son los tres
grandes temas de estas reflexiones; reflexiones
qr¡€ asumen una forma tan libre como subjetiva,
en un lenguaje directo y coloquial.
Texto y dibujos (muchos de ellos inéditos)
se encuentran ínt¡mamente relacionados, de modo
que la idea nos rem¡te a la obra y v¡ceversa.
5e esboza de este modo un escenario tan profundo
como original de la arquitectura contemporánea,
a través del testimonio d¡recto y apasionado de uno
de sus mayores protagonistas.
ÁLvrRo slz¡
lmaginar [a evidencia
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PLAN DE RECUPERAC ÓN
DEL CH ADO.
L SB0A 1988
Han pasado ya muchísimos años desde que se inició mi amistad con Alvaro Siza, un
gran arqu¡tecto cuyas cualidades poéticas son hoy internacionalmente vatoTadas.
It4uchos tibros [e han sido dedicados, ha recibido premios y reconocimientos en e[
mundo entero, trabaja simultáneamente en numerosos países y su autoridad cuttural
es reconocida actualmente incluso en e[ suyo. Sin embargo, personatmente creo que
no basta con su enorme tatento de arquitecto para justificar [a magnitud de su éxito
internacional por parte de un mundo cutturalque viene a ser exacta y precisamente su
opuesto y que cree en una jerarquía de valores muy d¡stinta de La que representa et
terreno en que funda su arquitectura.
Pero quizás sea esta misma oposición [a razón de su éxito: ese representar atgo
totatmente distinto, neuróticamente apartado, tenazmente afectuoso, duramente tímido,
comptetamente desinteresado respecto a [a acumulación del capital comun¡cativo de
masa, poéticamente interesado en cambio en [a economía de [a expresión y en un ser
minimalista no por mera posición formatsino por orgulto de su pobreza, por exigencia de
los gestos necesarios para ser <<habitante de [a soledad>, tal como é[ mismo se define.
Las prácticas artísticas poseen comúnmente [a tarea de representar [a rearidad
instituciona[, presentándose a veces en ia forma de [a distancia crítíca respecto a erta,
pero muy raramente reatizan [a empresa de evocar lo que no está presente en modo
atguno, aquetto que se ofrece en catidad de posibilidad pero, precisamente, como posibi_
tidad ofra; no la de [a utopía o delfuturo, sino ra de [a guarda det confticio desde er. punto
de vista de los actos cotidianos, en esa forma simpte que se asume cuando no se desea
renunciar a[ espesor de su compteja humanidad. Entonces se hace posibte retornar a |.a
utitización de [a experiencia, sin dejarse por elto superar por to que es su representación.
Sóto entonces se instaura |.a iendencia hacia ia búsqueda de esa precisión
sobre [a cuaI se funda [a moral de un proceso creativo como el de Átvaro siza. su deseo
de ser es [o que impuLsa su obsesión por fijar, por actarar, siendo eso justamente to que
abre ta posibitidad de describir [as experiencias y también de trazar, a partir de ettas, los
sutiles hilos de la hipótesis, y ese leve desvío que contruye et sentido, poco a poco, (para
redescubrir -según [o ha escrito- ta singutaridad de [o evidente>.
Tras nuestro pr¡mer encuentro, acaecjdo en España, y mi posterior visita a
0porto, votví a ver a Siza nuevamente unos años después, en et 1974, tan sóto una sema_
na tras [a revolución de los clavetes. Ét estaba sentado en un siU.ón en et despacho det
ministro de Urbanismo, nuestro común amigo Nuno portas, quien, apenas nombrado
para et cargo, me había pedido trabajar en Setúbai. Luego nos encontramos a
menudo
en Bertín, así como en Venecia y en N4itán, y también cuando fui a construir er centro
CutturaL de Belem, en Lisboa. Por aquellos años, habíamos trabajado juntos en eI pro-
yecto, nunca realizado, de un gran barrio de lt4átaga, y quizás en et próximo septiembre
viajaremos juntos a Macao. Puedo considerarme por lo tanto un verdadero conocedor
no
sóto de sus obras sino también, un poco, de su vida, siempre ansiosamente sotitaria y
dulcemente comunicat¡va. Puedo decir también que existe una totai ¡ndistinción entre
su
vida y su arquitectura, y que Los obstácutos infinitos que siempre se ha encontrado y
esquivado son también [a común puntuación que marca su escritura.
Ninguna palabra me parece, de hecho, más a.justada que ésia a La continuidad
que representa entre e( dibujo que describe su acercamiento a los [ugares y
las cosas,
junto a Las razones de l.a forma y |.a reflexión que la elabora, y ese proyecto que [as reor-
ganiza y modifica siguiendo cierta hipótesis, conforme a [o que ltamamos un diseño.
Sus dibujos {y hay que señalar que su mujer también fue una dibujante extraor-
dinarial son con justicia tan cétebres como [o es su propia arqu¡tectura, habiéndose con-
vert¡do actuatmente no sóto en una peculiar catigrafía sino en un auténtico método de ir
en dirección hacia eI proyecto. Pero sería preciso habtar también de sus dibujos técnicos,
geométricos y proyectuales, que han ido construyendo, en [a riqueza y precisión que con-
tienen sus trazos, una verdadera ideniidad morfológica de [a escritura de toda una gene-
ración: también y más attá de [a'escueta de Oporto y, cómo no, más attá de Portugat.
Et dibujo no es sin embargo para Siza un lenguaje autónomo: se trata de
aprehender las dimens¡ones, de fijar [as jerarquías internas que posee eI sitio que se
observa, junto a los anhetos que susc¡ta y [as tensiones que ¡nd uce; se trata de apren-
der a percibir lo que son sus interrogantes y, at t¡empo, a votvertos transparentes. Se
trata finatmente de buscar, mediante ta escritura del dibujo, una larga serie de reso-
nancias que funcionen progresivamente como partes de un todo, manteniendo [a iden-
tldad de [as razones propias de su origen contextuat, organizándose aI tiempo por
secuencias, recorridos y esperas catcutadas at hito de discretas desviaciones en un
proceso de diversidad necesaria, mas nunca ostentatoria, de [a escritura correspon-
diente a los espacios y a las formas mismas de[ proyecto.
Diseñar deviene, para Siza, un modo de tomar contacto físico con eI fotio en
btanco, de ejercitar la memoria y e[ ptacer de una antigua sabiduría de tos gestos,
tanto como del ojo.
lmaginar significa recordar lo que la memoria guarda escrito dentro de nos-
otros y confrontarta con las exigencias y [as condiciones existentes, pero también ete-
var y trasladar dichas condiciones y exigencias aI niveI de su reaI comptejidad y, en fin,
restituirtas a [a sencittez oblicua del proyecto.
Hay que observar con cuidado, por ejempto, ta planimetría reatizada para eI
Centro Gattego de Arte Contemporáneo, con eI objeto de individualizar [o que son [as
trazas del nuevo museo, tan inmerso en la escala y et diseño del área monumental en
que se inscribe. Pero, nada más reconocerta, ta figura ya asume, en su
aflrmada y su
siempre tibre pertenencia a ta tradición de [o moderno, una identidad independiente,
matriz de unos votúmenes que se imptantan con neta autoridad, utitizando, para dicho
estar, las diferencias de cota det terreno, o l.a materia pétrea de ta igtesia que
aU.í se
yergue junto a eltos, con sus respectivas escansiones. Luego se entra en eI
espacio
interno de las diferencias que hay entre las ptantas, de [as fuentes de Luz de pequeña
escala siempre claTamente perceptibles y su uso estratégico, catculado _evitándose
todo desperdicio-, de las sencir.tas formas geométricas, siempre insóritamente cotoca-
das, que quedan suspendidas de pequeñas y siempre indispensabl.es excepciones.
Todo esto es [o que hace ser tan otro et trabajo deL arquitecto Átvaro Siza, tan extraño
a los procesos habituates de ta producción arqu¡tectónica -que hoy buscan sobre todo
ta fitiación con ta gtobalización de tas técnicas y mercados-, como al éxito brutalmen-
te concebido en cuanto mera competitividad, o a [a infracción caprichosa de [as formas
como excepción inocua que confirma ta regl.a generaldeI comportamiento homogéneo
de masa. Et trabajo de Siza es, aI contrario, auténtico proyecto de un diálogo crítico,
contrucción y constitución de una distancia que es ese mismo espacio donde encarnan
tas cualidades y reatizaciones de ta mejor arquitectura de nuestro tiempo.
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IGLESIA DE MARCO Diseño de tos orn¿mentós
DE CANAVESES,
1990-1997
IMAGINAR LA EVIDENCIA
A MIS HUOS
Ju,e.r,r,L v Ár-veno
TINTo Los rEMAS AtsoRDADos coMo E! Trrul-o DEL LrBRo FUERoN suGERrDos
pon Grroo GrANcREGoRro.
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MUSEO DE ARTE
CONTEIüPORÁNEO,
CASA DE SERRALVES,
0P0RTO,1991
REPETIR NUNCA ES REPETIR
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La ¡elación ent¡e naturafeza y construcción es decisiva en arquitectura. Esta
relación, fuente perrnanente de cualqrrier Proyecto, es Para lrrí una especie de
obsesión; siempre fue determinante en el curso de la historia y, a pesar de ello,
hoy tiende hacia una extinción progresiva.
Lo primero que se rne ocurre es el museo para dos Picassos en el parque del
Oeste de Madrid.
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había participado en el concurso, que después no llevó adelante, para el Cen-
se
tro Cultural de la Defensa. Curiosa¡nente, tal como ya había sucedido con mis
prirneros proyectos en la costa de Lega de Palrrreira, de nuevo se trataba de un
área fronteriza entre naturaleza y ciudad consolidada.
En el rnargen parque del Oeste se perfiJ.a la Cornisa de Madrid, una larga secuen-
de1
En el parque del Oeste organicé dos galerías que convergían en un único atrio.
Quien entra puede escoger de esta manera entre dos recorridos. Son obras rnuy
importantes, y por eso opté por separarlas' una es la evocación de aquel nomen
to de rnuerte, y 1a otra, La Femme enceínte, es 1o opuesto, En mitad de J.as dos gale-
rías divergentes existe una últirna ligazón que nos permite, por segunda vez,
escoger una u otra. Ésta es la idea, desc¡ita de forma surrraria. Creo que el origen
del proyecto está en la confrontación entre una fachada de ciudad y 1a naturaleza:
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La evolución del proyecto estuvo influenciada por Ia extrerna atención al equi-
librio, existente y tangible, entre la naturaleza, una capilla y, algo rnás lejos, un
faro. El restaurante no es bajo por azar: por razones afectivas, no podía supe-
rar a la capilla; pero además no lo consentía el concepto misrno del edificio. El
objetivo principal consistía por tanto en dejar que prevaleciera la capilla, sin
que por ello eI restaurante se tornase una constmcción sin carácter: era nece-
sario conciliar la autonornía del edificio con Io preexistente. En una prirnera
fase, el proyecto acornpañó de forma continuada el perfil de las rocas, agarrán-
dose a ellas como si fuese un ancla. Solamente después, constatando la excesi-
va discontinuidad, o rnejor la inrnadurez, del perfil del edificio, se oPtó Po¡
una cobertu¡a prácticanente horizontal, en tanto que la articulación de las
cotas de las diferentes funciones permitía asenta¡ eI restar¡rante encima de las
rocas de manera constante. Esta Primera experiencia se reveló así un ejercicio
surnamente útil para el perfeccionamiento de 1a sensibilidad en afinar 1a in-
tensidad de Ia expresión en un contexto tan rico.
Pocos años después ei Ayuntamiento decidió construir una piscina, unos cen-
tenares de metros al sur del restaurante, siempre a 1o largo de la costa. Se es-
cogió un lugar donde las rocas se cerraban for¡nando un pequeño lago, resul-
tando encargado del proyecto el ingeniero Bernardo Ferráo, herrnano de Fer-
nando Távora. El cual, al advertir e1 notable impacto en ei paisaje que ten-
dría el proyecto, decidió utilizar la colaboración de un arquitecto, ante 1o
cual, inesperadarnente, le propuso mi nombre al Ayuntamiento ' Inicialmen-
te e1 ingeni.ero había diseñado una piscina que vendría lirnitada Por cuatro
¡nuros. Por eI contrario, lni proyecto pretendía optimizar las condiciones cre-
adas por la natr¡raleza, que ya había iniciado por su parte eI diseño de una pis-
cina en aquel sitio. Era preciso sacar partido de las rocas, cornpletando Ia con-
tención del agua tan sólo con las paredes que resultasen estrictamente nece
sarias. Así nació una ligazón mucho rnás estrecha entre Io natural y lo construido'
Mucho tiempo después rne invitaron a construir otro restaurante que conclu-
ye el proyecto de la piscina. Colocado en el lado norte, de donde sopla el vien-
I. Alberto Nnes, António Meneres, Joaquim Sampaio, Luis Botelho Diaslyo ú¡mo.
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Esta idea de continuidad, que puede ser muy rica en disonancias sin dejar nunca
por ello de existir, encuentra ahora en crisis y, muy rápidarnente, los lugares
se
naturales comienzan a ahogarse, por más que sea evidente que la arquitectura
carece de sentido de no ser en relación con la naturaleza'
Más aIIa de este aspecto, creo que eI Boa Nova es un edificio muy marcado por
Ia época, 1o que resulta natural, dada su edad. Si no es una obra completamen-
te fechada, es porque el¡nedio circundante, y en concreto el paisaje, poseían tal
fuerza que infundían respeto y aconsejaban cautela. Pero si observarnos con
atención la expresión arquitectónica, notamos las influencias evidentes de Alvar
Aalto, rnás generadas por la Maison Carrée, con sus techos de madera ondula-
da y su revoco blanco, que por la biblioteca de Viipuri' Este interés por el
arquitecto finlandés se superponía a la atención prestada a la arquitectura ver-
nácula así co¡no a la difusa preocupación por desmistificar una idea superficial
de 1o que es Ia arquitectura 'nacional'. La investigación sobre la arquitectura
regional portuguesa2 vendría a profundizar con precisión este último aspecto.
2. Edicióñ del Sindicato Nacional dos Arquitectós, Atqúitectno Polulot eú Podugll, Li,boa, 196r.
Creo también que es posible identificar las referencias de una ob¡a, pero la difi_
cultad será muy grande cuando se trate de una obra ya madura, porque enton-
ces ya no existe una sola relación, sino rnuchas. La articulación de estas influen_
cias es un acto de creación irrepetible- El arquitecto trabaja rnanipulando
la
memoria, de eso no hay duda alguna, conscientemente a veces, y casi siempre
subconscientemente. El conocimiento, la información y el estudio de la ob¡a
de
los arquitectos y de la Historia de la arquitectura tienden o deben tender
a se¡
asimilados, hasta perderse en el inconsciente o en eI subconsciente de cad.a
uno.
Creo que en el proyecto para los dos picassos no es posible definir con claridad.
cuáles son las influencias. Puede que sea un paso hacia una arquitectura
ca¡en_
te de tiempo. Las influencias son muchas, de eso estoy seguro, y de algunas ni
siquera llegaré a ser consciente. Pero lo que queda es una malla sutil compleja,
no una única obsesión limitativa. En este proyecto, existió la intención de cre_
ar un espacio para aquellas dos obras, pero, al misrno tiempo, también hubo
la
búsqueda de una total continuidad, que sólo el trabajo de Ia luz y de las pro,
porciones puede hacernos posible-
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una casa
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enorrnerrrente provechoso, pues constituye en sí rnisrno un rnomento ideal para
experimentar. En realidad, yjustarnente a causa de 1a reducida complejidad del
modo de construcción, no se realiza un control riguroso y exhaustivo, y por eso
es posible realizar modificaciones durante todo el transcurso de la obra. Éstas
pueden ser solicitadas por el propietario, que puede pedir variaciones de1 pro-
grama, aumentando con elio las dificultades de1 proyecto. En un país corno
Portugal, donde aún existe un artesanado vivo, aunque en intenso proceso de
transformación -por no decir en vías de extinguirse-, aún resulta posible rea
lizar prototipos que después utilizo generalizándolos en otras circustancias. Por
ejemplo, muchos rruebles que han sido producidos en serie tienen su origen en
un rnobiliario proyectado para una casa concreta. Tárnbién por esta razón sigo
proyectando casas unifamiliares, pese al perjuicio económico resultante.
La construcción de la casa tiene una larga historia que se inició en rg84 y que
aún continúa. Un período tan largo cornpofia ciertas ventajas ciertanente,
pero, al rnisrno tiempo, transforrrra 1a obra en una especie de pesadilla. El pro-
pietario, ya desde e1 principio, quiso participa¡ en la gestión de la ejecución y en
la selección de las ernpresas. Como sucede casi siempre, construir con varias
ernpresas cornporta rnuchos problernas por la dificultad de coo¡dinación entre
ellas, y los trabajos se prolongan, algunas veces, de modo extraordinario. Con 37
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frecuencia producen largas pausas cuando termina una fase, debidas a la espe-
se
ra de 1a decisión de iniciar 1a fase siguiente. Creo que, no obstante los inevita
bles trastornos, el propietario se hab¡á divertido mucho con 1a construcción de
casa. Por 1o demás, es norrnal que 1as personas vivan intensamente esta aventu-
ra, así corno es frecuente qu,e se vean influidas por 1as opiniones de farrriliares y
amigos, En consecuencia, las discusiones no terrrrinan con 1a entrega del pro-
yecto, prosigniendo durante la ejecución. La continuidad misma del diálogo
hace de este tipo de proyectos algo rnás participativo y más hurnano cornparán-
dolos con 1as obras institucionales, en 1as burocráti,
cuales domina una gestión
ca. El proceso resulta en consecuencia extremamente rico y poco abstracto, y por
tanto especialmente interesante. Además, la experirnentación, que tiene inicio
con la construcción, encuentra en el aspecto psicológico un rnuy importante
cornplernento. A lo largo del proceso de ejecución hay &itos y crisis sucesivas: la
visita de una persona que no aprecie lo hecho puede descorazonar al propieta,
¡io, mientras que 1a de un grupo de estudiantes 1o puede entusiasrarar.
El rnaterial empleado en el exterior es, sobre todo, e1 granito, que perrnite mil
tratarrrientos y acabados, siendo rnuy generoso en sus posibilidades de aplica-
ción. También deberá haber continuidad con e1 tratamiento de la vegetación,
aunque aquí, naturalnente, con la colabo¡ación de1 paisajista.
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ta igtesia
La iglesia para Marco de Canaveses es tan solo ulra pate de todo un conjunto
religioso que prevé adernás un auditorio, 1a escuela destinada a catequesis y la
vivienda del párroco.
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IGLES]A DE IüARCO Et comptejo parroquiat,
DE CANAVESES, con ta igtesl¿ en etceniro.
199O-1997 A ta derecha, !rna res dencia
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general. La iluminación natural va variando de acuerdo con el tiernpo, sien
pre dependiente de la posición de1 sol, yva desde 1a proyección del trazo lurrri-
noso hasta el silencio de su difusión, un gran intewalo, riguroso y palpable. El
montaje de todos los elernentos es, evidentemente, coherente. Sin ernbargo,
este orden, caracterizado por algunas contradicciones ahí existentes pero dese-
adas, se construyó de modo lento y laborioso. Nunca hubo aquí ideas predefi
nidas, dadas cpriori. Aquello que es ahora fácilrnente legible es resultado de la
decantación de dete¡minadas reflexiones sobre el espacio, hoy tan dificultoso,
de la iglesia. La dificultad es debida a irnportantes alte¡aciones en la liturgia'
piénsese en concreto en la celebración de la misa, en Ia que actual¡nente el
sacerdote da la cara a la asarnblea de fieles, que así ya no le queda a las espaldas.
Lo esencial de este cambio transforrna por completo el carácter de la celebra-
ción, anulando el sentido de 1a organización espacial tradicional en sus distin-
tas formas y en su lenta y permanente evolución. Y, a1 mismo tiempo, esta
nueva condición no justifica la interpretación de la iglesia en tanto que audi-
torio. La casi totalidad de 1os proyectos recientes no profundiza debidarnente
en dicho aspecto. Era por 1o tanto indispensable establecer una reflexión sobre
esas nuevas condiciones, que podemos calificar de funcionales, que determi-
nan e1 espacio de la iglesia. Mientras tanto, 1as di.scusiones con los teólogos
pusieron en evidencia la contradicción que envuelve hoy las distintas interpre-
taciones. Se trata, en consecuencia, de un prograrna i.nestable, que queda
todavía por ¡esolver. Se hacía evidente, sin errrbargo, la necesi.dad de crear una
proyección del celebrante y una cornunión con la asarrrblea, sin que inevita-
blerrente se crease la distancia que es propia de cualquier auditorio, Por esta
razón propuse para el ábside unas calrvaturas ya no cóncavas sino, aI contrario,
convexas. Tárnpoco en este caso se trata de una idea preconcebida, sino inrne-
diatamente derivada de la variación de la J.iturgia, es una intuición nacida de
una serie de exigencias, ent¡e las cuales se encuentra la necesidad de conserwa¡
la relación entre 1os objetos y rnovirnientos que forrnan parte de la celebración. 5l
El trazado del recorrido que, en el piso inferior, liga e1 exterior con la capilla
funeraria, resulta del estudio de Io que sucede en este tipo de espacios. En re-
alidad, fue deterrninante el conocimiento del significado de los fune¡ales en
la región del Miño. Cuando visité el rnaravilloso cernenterio crematorio cons-
truido por el arquitecto holandés Pieter Oud, me fue posible asistir a la cele-
bración de una cerernonia fúnebre, verificando de este modo que 1a atmósfe-
ra y la relación entre las personas son allí decisivamente diferentes de lo que
sucede en Portugal. Aquí, a lo largo de todo el funeral, la fanilia y los amigos
íntimos se encuentran muy próxinos al difunto, mientras el resto de las per-
sonas asistentes, nor¡nal¡nente conocidos y vecinos, siguen la ceremonia des-
de cierta distancia, naturalmente con rnenos ernoción y dolor. Por eso resul
taba necesaria una secuencia de espacios con características diferentes. Y tarn-
bién, por 1o rrrismo, di en pensar en un cloustro, donde la gente fuera a furnar,
a conversa¡ o, eventualrnente, por qué no, a t¡atar de negocios, es un modo
natural de reaccionar al desasosiego relativo que dete¡mina un encuentro tan
di¡ecto con el problerna de la ¡nuerte. Esta reacción frente al dolor no se en-
cuentra por ejernplo en los funerales que se celebran en Holanda, durante los
cuales domina un siLencio absoluto.
Sigue al claustro una primera galería que es bastante arnplia, y que se halla mar-
cada, tras la puerta de entrada, por la pared curva que desciende del ábside.
Pocos rnetros después se abre, a la izquierda, otra galería, que tiene, a1 fondo, 53
IGLESIA DE T4ARCO Pt¿nt¿ de ta capitla funerar.
DE CANAVESES
19941997
IGLESIA DE MARCO
DE CANAVESES,
1990 1997
u[:iCrtü'iÉr
IGLESIA DE MARCO
DE CANAVESES, Secció¡ taierat con ta grán ventana
1990-1997 horirontat de ta igt€sia.
Debájo,
etat2ado del niveL inféri.r
una ventana vertical desde la cual puede verse nuevalrlente aquí la carretera.
No sé cuá1 es Ia conexión entre esta ventana y Ia ventana horizontal del nivel
superior, pero según rne parece 1a posición vertical de la de abajo es debida a
la búsqueda de la necesa¡ia sensación de gravedad, de peso. El recorrido ter
mina en la rnisrna capilla funeraria, que comunica con la prirnera galería gra-
cias a una ventana horizontal. Las personas que se encuentran en su interior
tienen así la visión de 1as que entran o salen, exactarnente tal como sucede en
e1 nivel superior, donde los fieles disponen de la presencia de 1a carretera. Des-
pués, aún en la capilla funeraria, la chimenea de luz que cae sobre el altar en
e1 nivel superior, ten:nina aquí en un hueco que permite tener vista del claus-
tro. Entonces se regresa, una vez más, al punto de partida, con el rumor del
agua de una fuente. En e1 patio se impone con particular relevancia ulra esca-
lera que conduce de nuevo al nivel superior. En todo este proyecto la unidad
resulta confe¡ida por cada uno de los recorridos, todos los cuales terminan
circularmente en el punto de partida. La sensación final es realmente la de un
lugar cerrado y bien delimitado.
ridad de1 diseño mismo de la planta, que en realidad expresa una axialidad estric-
ta. Contextualmente, la verticalidad del interior es poderosa. Así, aunque la nave
es de sección cuad¡ada, 1a a¡ticulación de dete¡rninados elerrrentos, corno las dos
aberturas detrás del altar, produce un sentido de elevación. Diversas discusiones
posterio¡es reforzarían esta idea de continuidad con la espacialidad canónica ca
tólica. Por 1o denás, los consejos de 1os teólogos fueron constantes y deterrni-
nantes. Así, por ejemplo, el baptisterio, inicialrrrente situado a1 lado del altar,
fue posteriormente trasladado muy ce¡ca de la entrada, para anunciar con ello
la presencia de la asamblea de fieles. Y, dado que el cortejo de 1os celeb¡antes
tiene forzosamente que reco¡rer e1 eje longitudinal de la iglesia, se irnpuso la
presencia de una puerta en la pared culva e inclinada. El ritual de la celebra-
ción impone evidentemente determinadas opciones en el tratarrriento del es-
pacio y 1a organización de 1os trayectos,
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de los objetivos a los que no se podía renunciar consistía en eütar que los
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lles fueran tan evidentes que cornpitiesen con Ia estructura del espacio, Traba_
jé pues intensamente en Ia relación, encuentro y transición de los rnateriales.
En una primera fase había pensado ¡ealizar una cruz d.e rnadera, trabajando los
contornos de modo que quedasen no muy definidos y superponiendo los vo_
Iúrnenes con objeto de sugerir Ia figura de Cristo. Luego el dibujo pasó
por
otras fases, todas mucho rnás simplificadas, para definirse finalmente como
una
cruz en la cual, en el encuentro entre vertical y horizontal, en Ia fo¡ma de la
vertical y en las vibraciones de la madera, se hiciera evid.ente de inmediato la
presencia humana. Mi intención ahora es revestirla con una lámina de oro. La
cruz se colocó muy próxirna al altar evitando la posición longitudinal de
sus b¡a_
zos para que la luz incidie¡a variablemente sob¡e ella. La lámina de o¡o 1e dará
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IGLESIA DE MARCO
DE CANAVESES,
1994-1997
dos museos
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S,ANTIA6O DE COIVPOSTELA, ex stent€ en et interior deL atrio
1988¡993
CENTRO GALLEGO DE Espaclo de dobte altLrra
ARTE CONTEMPORÁNEO, que c err¿ t¡ sec!encia
SANT AGO DE COMPOSfELA, de tas satas de expos ción
1988 1993
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to Xerardo Estévez, era consciente de la necesidad de recuperarlo, dado que se
hallaba parcialmente en ruinas, conser-vándose 1os cimientos de 1as antiguas pa-
redes de contención encontrados durante los trabajos. Gracias a un plano de1
siglo xVrII quedó clara de inmediato la lógica de su articulación, y, consecuen-
temente, 1a de la propia organización del convento. En realidad fue el atento
estudio de la relación preexistente entre 1as partes lo que constituyó el incrpif de1
proyecto mis¡no del rnuseo. Ta1 como después resultó claro, la ligazón conti-
nuarnente procurada con todo el conjunto de la zona dio a 1uz un sólido edifi
cio cuyo prograrrra estaba ya preinscrito en el destino de la vida ciudadana, La
configuración final que adoptaría, tras el lento perfeccionarniento de su for-
ma, fue siendo delineada a medida que se trabajaba en eljardín, que vino a ser
una rnáquina perfecta en su utilRoción de 1a naturaleza. La enorrne sabiduria cons
tructiva tiene en Galicia raíces rnuy distintas que pasan en principio por los cel
tas y después los romanos y los árabes. Por eso era importante hallar vestigios y
realizar pesquisas, dado que Ia planta dieciochesca no contaba todo. En la ta¡ea
fueron decisivos tanto el trabajo de los arqueólogos como la ayuda de Isabel
Aguirre, arquitecto con estudio en la Coruña. Así, con rnucho esfuerzo, se des-
cubrió el sisterrra de irrigación así como el nacirniento de las aguas, situado en
un lugar rnás elevado, en 1a del bosque.
"ona
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T A&fio
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lr-:-:
-rf't@
De la ¡nisma marrera, en el proyecto para el Museo de Arte Contemporáneo
de Serralves, uno de 1os problemas principales consistia en limitar el impacto
de los edificios sobre un jardín precioso ¡ealizado en 1os años treinta corno ex_
tensión de una irrrportante ¡esidencia realizada enteramente en estilo ddco. Tras
resolver las dificultades de definición del prograrna y encontrar los medios fi
nancieros, comenzaron 1as obras. El terreno propuesto, único disponible, era
una reciente arnpliación de la propiedad, primero transfo¡rnado en un pomar
y luego en una huerta, Además su extensión era compatible con el programa,
y su disposición, en una cota inferior en relación aljardín principal, era ga_
rantia de que e1 nuevo edificio no se hiciera visible desde la casa. La única po_
sible ligazón entre el museo y el núcleo original quedó confiada por tanto a la
práctica de los recorridos y al ejercicio de la memoria. Tal como sucediera ya
en Santiago, la definición de la forma y la a¡ticulación de los grandes espacios
exigidos por el prograrrra tuvieron una referencia decisiva en la relación inten-
sa y privilegiada que se establece con el gran jardín. Esta importante zona ver_
de, que se halla situada en el centro de Oporto, milagrosamente conselada a
pesar de hallarse muy cercana 1a aprobación de un plan para parcelarla, se ca_
racteriza además por una secuencia muy interesante, casa_jardin forrnal (corrro
un pequeño Versalles ddco, que es obra de un paisajista francés), bosque y zona
agrícola. Polérrricamente, y mistificando la verdad de 1os hechos, alguno afir_
mó que, con la construcción del museo, se iba a destruir bárbaramente una pre_
ciosa huerta. Pero, bien al contrario, resultó rnuy sencillo demostrar que
el
huerto era una realización reciente hecha desde un principio con intención de
t¡aslada¡lo a otro emplazarniento.
El encuentro entre las escalas respectivas del rnuseo y la casa está entre 1os as_
pectos más interesantes del proyecto. En realidad la casa conserva su actividad
ligada con el centro cultura1, y los recorridos del jardín garantizan 1a relación
ent¡e ambos edificios.Uno de 1os puntos por resolver de1 programa consiste en
73
&
establece¡ la localización del acceso que,
desde mi punto de vista, deberá coin_
cidi¡ con lo que es la entrada principal. Értu.orrdlr."
hasta una rofondo que, por
un lado, insinúa en eljardín, y por el otro
se
-que debe mejorarse respecto a
sus dimensiones actuales- se abre en di¡ección
ha"ia el ,rr.,seo. El prograrna, al
contrario, exige el establecimiento de una entrada
que ligue el museo directa_
mente con el exterior. elimjnando con ello la
continuidad entre el parque y la
nueva construcción. Sólo el tiempo dirá
quién tiene razón. Los accesos con_
vergen hacia un patio que separa el audito¡io
de1 museo propiamente dicho.
Este se desarrolla a partir de un at¡io que tiene
como ¡efe¡encia el de la casa dd_
co, para después proseguir dividido en
dos brazos que dejan en el centro una
gran sala formando una 'lJ'. El nivel superio.
e.tá oct.pajo por las salas desti-
nadas a exposición, y e1 inferior por los sewicios.
E, .l .o..po más próximo al
patio de ent¡ada están la cafetería, 1a librería, una
biblioteca, un centro d.e es_
tudios y, por fin, la unión con eI auditorio.
77
T4USEO DE ARTF
CONTEMPORÁNEO,
CASA DE SERRALVES.
0P0RTO, j991
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PLAN DE RECUPERAC ÓN
DEL CHIADO
LtsB0a,1988 y t¿ igtes a do Carmo.
NAVEGANDO EN EL HíBRIDO DE LAS CIUDADES
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Siernpre he tenido dificultad para definir 1a frontera entre plan y p¡oyecto.
Cuando recibo el encargo de elaborar un plan, la mutua incomprensión se ma_
nifiesta desde el momento mismo de redactar eI contrato. En eI caso del plaa
de Recuperación del Chiado se reprodujo, una vez más, Ia misma regla. Dad.as
las circunstancias del problema, decidí definir las líneas generales, junto
con
Ios principios y la regulación, dejando a los propietarios libertad para
escoger
al arquitecto. EI resultado final no fue brillante, confirrnand.o nuevarnente la
dificultad, que es típicalnente contelnporánea, de construir en continuidad a
través de interyenciones individuales. Apesar de todo, en eI pasado,
se reali_
zaron intervenciones positivas, como Io demuestra la experiencia del SAAI 3
en Oporto, en eI período inmediatamente posterior a la Revolución del
Z5 de
abril de tgl{- En aquella ocasión existía una gran afinidad y una identidad
de
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preocupaciones entre 1os distintos arquitectos, gracias además a la intensísirna
vivacidad del debate. A pesar de lajuventud e inexperiencia de los protagonis_
tas era visible una gran coincidencia de voluntades y que podían contar con se
guridad con Ia participación de los ciudadanos. Sin ernbargo, aquel breve epi_
sodio careció de continuidad, y hoy no existe la menor correspondencia en las
rrrúltiples voluntades de transformación; pero la culpa de ello no es sin duda
sólo de los arquitectos.
Pe¡o una situación excepcional en mi actividad profesional fue sin duda la ex-
periencia de mi trabajo en Macao. El inicio me resultó particularmente difícil,
pues e1 problema consistía en definir 1os principios para construir en ciertas
áreas que había previamente que ganar al mar. Así, por vez prirnera me falta_
ban las ¡eferencias directas (accidentes topográficos, const¡ucciones preexis_
tentes, y, tarnbién, historia) que generalmente constituyen coordenadas segu_
ras a la hora de elaborar un p1an. Por eso tuve que tener en cuenta otlas
relaciones. En este sentido, fue deter¡ninante la colaboración interdisciplinar,
incluyendo la presencia de especialistas de Hong Kong, además de ingleses y
holandeses, con objeto de solucionar 1os problernas técnicos ligados con el he_
cho de construir sobre e1 agua. 83
N...
$
Las fuertes constricciones natu¡ales fueron en efecto
decisivas en la articulación
de este plan. En el fondo, la atención a los parárrretros
geológicos es ya una cons
tante en la historia misma de Macao, dada la larga tradición
de la ciudad en la
conquista de partes del espacio maríti¡no, Aquí el terreno
fue siempre insufi
ciente y el rrrar poco profundo, con lo cual la península
en que se apoya tuvo
que ir creciendo a lo largo del tiernpo.
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El lí¡nite que sepa¡a tierra y rnar es muy accidentado y recortado. La propuesta
pretendía conservar esta línea de costa, tan l1ena de detalles, y construir dos
grandes plataformas, una virada al este y otra al sur, arnbas muy geométricas,
como dos grandes navíos anclados en las aguas de la penínsuIa, practicándose
un canal que separase la plataforma de la costa. Este diálogo particular entre lo
nuevo y Io antiguo, en gran escala, es a1 mismo tiernpo particula¡¡nente útil a
efectos de drenaje, tal como confi¡rrraron nuestros asesores holandeses, Pocos
y grandes puntos de contacto, al insertarse las vías existentes en e1 nuevo traza-
do, no irnpedirían sin embargo el paso del agua.
La implantación española, que reune toda la sabiduría urbanística desde los tierrr-
pos rnás antiguos hasta hoy, ha suf¡ido rrruchas transformaciones y, sin ernbargo,
funciona todavía, constituyendo, en 1a práctica, el trazado de 1os nuevos desarro-
llos abusivos en la periferia de las ciudades.
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ra, bastante sirnple, encuentra en la difícil relación con el terreno su carácter
verdaderamente extraordinario (es e1 caso de Río deJaneiro, pero también el
de Macao y eI de la India).
Sin ernbargo, al realizar este proyecto, propusimos una retícu1a española por-
que se adapta rrrej or en este caso a las condiciones del lugar -al construir sobre
un plano artificial- y porque profundiza Ia distancia ent¡e lo antiguo y 1o nuevo.
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aseguran de este rnodo un tejido continuo sobre el cual emergen puntualrnen-
te las grandes estructuras institucionales. Siernpre rne irnpactóen e1 caso de
Lisboa el contraste entre el tejido fragrnentado y casi cubista, rnuy influido por
la cultura árabe, y las grandes const¡ucciones y palacios. Este doble registro
dete¡mina la intensidad de Ia expresión arquitectónica. No existe un g¡an
monumento en 1a ciudad sin la anónirrra continuidad que irrrpera en la suce-
sión de sus numerosas constrrlcciones, un aspecto que es cualitativo y comple
mentario al rrrismo tierrrpo. Y sin ernbargo, en la evolución de la ciudad, la
pérdida de sentido del papel propio de cada construcción se expone sin duda
diariarnente a los ojos de todos, La arrrbición general de protagonismo ha vuel-
to imposible de este modo toda fo¡rrra de protagonisrrro verdadero,
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La retícula dieciochesca se interrumpe bruscamente cuando llega a las colinas
del Bai¡ro Alto y de Alfarna, dejando sin resolver la relación con las peculiari-
dades del lugar. El trabajo del arquitecto se torna por tanto un trabajo de de-
tective que procu¡a restablecer correspondencias antiguas y vitales, traumática-
rnente inteuumpidas y poco perceptibles. Recuerdo que, paseando por 1a ciudad
y observando su topografía y su paisaje, rrre pareció necesario un recorrido que
ligase la plataforrrra del Chiado con 1a Iglesia do Carmo, a donde llega el as-
censo¡ de SantaJusta. Só1o ¡nás tarde encontré 1os documentos que demostra-
ban la existencia antiguamente de ese recorrido, eliminado por el terremoto.
En un plano de la ciudad, con los edificios en perspectiva, aparece efectivamente
representada Ia Iglesia do Carrrro con una escalera que llega hasta el Chiado, Es-
tos puntos conflictivos del trazado resultaron ser, al mismo tiernpo, estímulos
extraordinarios pa¡a el proyecto.
Aún así, el Chiado no puede dejar de atravesarse, dado que liga dos barrios
esenciales en la vida de la ciudad, el Bairro Alto y la Baixa. La misma calle Ga-
rrett es uno de los ¡nás antiguos accesos de Lisboa, aún hoy lugar de encuen-
tro que es constantemente frecuentado. Po¡ otra parte existe el riesgo de que
la ca1le del Chiado pase a ser reservada en exclusiva a los peatones, cosa que ya
sucede con algunas ca11es de la Baixa. Soy contrario a eso, dado que agrava aún
rnás los problernas de1 t¡áfico y, al misrno tiempo, hace las calles más insegu-
ras por 1a noche, provocando la fuga de los habitantes, Basta observar 1as ca-
iles ¡eservadas a los peatones en Holanda, por ejemplo en La Haya, para dar-
nos cuenta de este problema.
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pues cuando una persona sale de una calle reservada a los peatones se enfrenta
de repente a todas 1as amenazas a las que está poco habituada a defenderse.
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Evora - Matagueira
Elaborado a fines de los años sesenta, ya existía un plan para la zona que preve-
ía 1a construcción de edificios altos, algunos de 1os cuales se realizaron después,
efectivamnete, amenazando el perfil de la ciudad. Nuno Portas, Sec¡etario de
Estado de lJrbanisrno y Vivienda del prirner gobierno provisional constituido,
decidió suspender esas construcciones, definiendo además unos nuevos prin
cipios. Éstos preveían la conservación de la d.ensidad del plan anterio¡ para un
total de mil doscientas viviendas, la preservación de 1a franja verde que acorn-
pañaba un curso de agua todavía existente, y la construcción de edificios de vi-
viendas bajos y de alta densidad. Así se manifestaba 1a intención, decididarnen-
te innovadora en el país, de preservar eficazmente el territorio experirrrentando
al mismo tiernpo nuevas soluciones de vivienda,
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tas construccj.ones, en tanto que debían ser baratas, tendrían que ser pésirnas,
al tiernpo que se asociaba de rnodo consiante 1a const¡ucción popular con algo
sin calidad, inconsistente. Actualrnente vivirnos resignados esta situación. Re-
cuerdo que entre las muchas controversias que acompañaron el programa, una
rne irrrpresionó de una manera rrruy particular: aquellas casas no etan aproba-
das por no ser consideradas verdadera construcción popular, como si existiese
realmente un'estilo r¡renor' destinado a este tipo de proyecto. Aquello era tan
to como ligar 1as limitaciones econórrricas con la ausencia final de calidad, por
consiguiente, teniendo tan pocos recursos, el resultado tenia que ser pesimo.
Con estas premisas deinicio al proyecto, dado que la participación de los que
serían futuros usuarios, originada por 1a revolución, era el motor irreprirrrible
de una transforrrración que influyó sobre el método a seguir. Después, con el
transcurso de 1os años, se fue perdiendo la relación directa entre el proyecto y
las familias, sob¡e todo al ir escaseando 1os recursos de financiación y los prés
tarnos imprescindibles para irnpulsarlo. El SAAL, en t9/6, transforrnó
fin de1
de hecho Ia Asociación de Vecinos en Cooperativa. Como consecuencia de lo
cual, las familias más pobres se vieron excluidas de repente de 1os nuevos pro
grarnas, y las experiencias rnás inte¡esantes de1 proyecto encontraron su fin. Pe-
ro, además de eso, mientras las asociaciones de vecinos estaban constituidas por
comunidades ya consolidadas, Ias cooperativas adrnitían socios procedentes de
cualquier estrato social, y, en consecuencia, no ligados especificamente con un
lugar concreto: por esta razón, los casos siguientes incluían familias pertene-
cientes a la clase media. La continuidad de las cooperativas fue sólo posible en
virtud del apoyo completo y constante de la adrninistración municipal comu-
nista de Évo¡a, que carece de igual en Portugal. Esta situación provocaria un
enfrentamiento casi perrnanente con el poder central y la consiguiente dificul
tad para obtene¡ 1a necesa¡ia financiación y la aprobación de los proyectos. Sj.n
ernbargo, y en rnedio de tantos obstáculos, la persistencia de 1a participación de 103
') (,
T
carácter público en aquella situación política peculiar constituyó un apoyo de
la mayor importancia para el conjunto del proyecto.
Recuerdo haber asistido en una asamblea, aún durante e1 período del SAAI,
a un debate muy vivo trabado entre políticos y técnicos en el cual los equívo-
cos y prejuicios eran rnuy abundantes. Llegué incluso a escucha¡ que se decía,
{<El arquitecto es la mano deJ. pueblo>>. Este claro ejemplo de demagogia era
muy explicable en aquel contexto revolucionario; sin errrbargo, recuerdo que
respondí que consideraba inaceptable el silencio y 1as ¡enuncias del arquitecto.
Los conocimientos específicos no pueden ser eclipsados por la colectividad, to
da vez que constituyen claramente una presencia insustituible. En efecto, la for-
mación profesional, con los conocimientos que la constituyen, es un capital im
portantísimo al que no se puede renunciar.
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viesa actualrrlente un período oscuro, siendo considerada con cierto desprecio
por diversas razones: una es, ciertamente, la inestabilidad en las tendencias de
los arquitectos, que convirtieron la participación en un asunto de ¡noda en los
años setenta. olvidándose de ella en las siguientes décadas. Así, en este perío_
do, quien continúa apoyando la importancia de la discusión es visto con sospe-
cha, por haberse asociado la participación a la mala calidad. que el arquitecto
pasivo, corno 'mano del pueblo', ha t¡aído consigo.
Ot¡a rrrotivación para el desprecio en 1o que atañe a este tipo de proyectos vie
ne dada por la objetiva dificultad del trabajo, que aderrrás de rnuy poco valora-
do se encuentra, por lo rnismo, mal pagado. En efecto, existe la convicción de
que para la vivienda social cualquier cosa está bien, incluso la reducción de los
honorarios del arquitecto responsable,
Cuando visité por vez primera las veintisiete hectáreas correspondientes al área
del plan, advertí múltiples presencias. Antes que nada, la barriada ilega1 de San_
ta María, que inclinación del terreno esconde de la carretera hacia Lisboa y
1a
de ot¡a rrás rnunicipal. Entre arnbas carreteras también existe una corriente de
107
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agara. Nurne¡osos vestigios atestiguaban
p¡eexistencias d.iversas, unos baños á¡a-
bes situados cerca de la
corriente, y un gran alcornoque asi como
un depósito
en una zona más alta. Además está
p¡esente, y es fundamental, la
log,eirrnho, con su naranjar adyacente. euinto dc Mo_
L.'.go ,-,r-r" car¡ete¡a atraviesa otra ba¡ria
da ileeal, Nossa Senhora da Glória, ,.g.,iJ" d" una escuela
y dos viejos molinos.
Por fin, los edificios de siete pisos construidos
de acuerdo con el plan anterior.
Toda esta extensa á¡ea e¡a ante¡io¡mente
propiedad de una única
de el terreno se ve el bello perfil euinfa. Des_
de Éuo"u, rrnu ciudad de granito
y márrnol (lo
que en Portugal sobre
"s "o.a "a.a), él emergen una catedral, una iglesia romá_
nica y también un teatro neoclásico,
PLAN DE EXPANsIÓN
DE EVORA.
QUINTA DE ]VlALAGUE]RA
EVoRA, 1977
(designación después consolidada por e1 uso de las gentes del lugar). Todo ..-
te ttayecto, que separa antiguas y nuevas construcciones, perrnite regenerar las
áreas libres de casas preexistentes, haciendo además posibles los accesos, así co
rno escaleras yjardines, para que los habitantes de 1a zona puedan ir saliendo
de la situación ilegal en que se encuentran.
ffi A
l7
Mientras tanto rne surgió 1a idea de elevar la red de inf¡aestructuras hasta la al-
tura que tienen las cubiertas: ent¡e cada dos casas pareadas se hizo bajar un con-
ducto secundario que da servicio a todas las viviendas partiendo del conducto
principal, colocado a 1o largo del eje este-oeste. Hubo quien opinó que la ra-
zón principal de esta estructura sería la visión del acueducto de É,rora, el ctral
es cierto que me impresionó, y por eso puede haber representado para rrrí una
prirnera sugestión. En realidad, a la vista de que la financiación de que dispo-
nía preveía tan sólo la construcción de las viviendas, sentía 1a limitación cons-
tituida por 1a presencia de una escala única. Y adernás co1no, entre otras cosas
por ¡azones políticas, difícilrnente podría interesar en la construcción de las
necesarias obras de servicios a departamentos de otros Ministerios, debía hallar
una solución que perrnitiese establecer ese diálogo, que percibimos norrrral-
mente en cualquier ciudad, entre el te¡ido uniforme y continuo de las casas y
los edificios colectivos. Esta gran estructura, que atraviesa la totalidad de1 te
rreno, tiene por eso sobre todo la función d,e d$nir otra escola.
El úttimo obstáculo para la concreción d,e esta idea era Ia d.ifícil negociación con
las dife¡entes entidades (electricidad, agua, teléfonos, gas y televisión). La so-
J.ución propuesta fue aceptada, sobre todo porque la reducción de los gastos de
rnantenirniento hacía la interwención algo más econórnica en conjunto. Gra-
cias a 1a colaboración del ingeniero Sobreira, con quien trabajé du¡ante casi to-
da rni vida profesional hasta su reciente desaparición, Ia est¡uctura de las con-
ducciones, realizada en bloques de cemento, tiene algo de milagroso, siendo
tan ligera como es. Entre las manzanas y e1 acueducto dejé también algún espa
cio libre, calculado para su posterior ocupación en actividades predorninante-
mente comerciales, pues quería evitar que la localización de nuevas funciones
se realizase de modo casual, resultando ajena a la est¡uctura completa del ba-
¡rio. E1 encuentro entre el conducto principal y las conducciones secundarias
perrnitió además la creación de una serie de espacios intersticiales que multi- 113
PLAN DE EXPANS ÓN
DE ÉVORA,
OUINTA DE MALAGUE RA.
ÉvoRA,1977
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plican las posibilidades del proyecto. Pa¡adójicamente, las críticas ¡nás violen
tas procedieron de la interpretación de estos espacios en calidad de lugares in-
corrrpletos, viéndorne acusado en consecuencia de <<incapacidad para acabar>>.
En realidad, la preocupación morfológica por e1 conjunto resultaba bien viva,
y hoy estos lugares comienzan ya, efectivamente, a ser ocupados.
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PLAN DE EXPANSIÓN Emplazamiento de ta ser¡icúputa
DE EVoRA. lptania)
OUINTA DE I,4ALAGUEIRA.
ÉvoRA.1977
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PLAN DE EXPANS ÓN Estud o de ta sem cúp!t¡
DE ÉvoRA.
OU NTA DE NlALAGUEIRA.
ÉvoRA.1977
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T5- ffifr
no ser que surjan inexplicables acciones dest¡uctivas. Por ejernplo, reciente
mente se ¡nanifestó Ia intención de prolongar el eje este oeste en vi¡tud de una
pretendida necesidad irlpuesta por e1 tráfico, pero esta intervención dest¡ui-
ría la integridad del conjunto. Del rechazo o aceptación de esa propuesta hice
depender rrri continuidad en el proyecto de Et o¡a. Cualquier obra debe esta¡
sierrrpre disponible para integrar alteraciones y transformaciones. Pero no pa-
ra la deliberada y decidida intenci.ón de destruir.
Hay interwenciones ante 1as cuales Ia ciudad no resiste, y muchas de las ciudades
contemporáneas nos lnuestran que, superado cierto lírrite, ya no hay posible
resistencia. Sólo quien pretenda lectu¡as acabadas e inrnediatas de la ciudad, y
no sabe leer lo que dicen las cosas, podrá creer incorrrpleto el proyecto de la
Malagrreira, con ciertas zonas indefinidas u olvidadas.
Además hice el proyecto de una iglesia, junto con una un centro social:
escuela y
una construcción muy irrrportante, pues los edificios se sitúan en 1o que es un
punto de convergencia entre la barriada de Santa María, según el diseño realiza-
do por rní, y las altas torres del plan anterior. En esta zona existen conflictos so- 119
M .--_
ciales porque, de mane¡a muy estúpida, numerosas familias de gitanos fueron
concent¡adas en las torres, igrral que en un gheto. Por eso esta obra es d.eterrrri_
nante. Aún no fue realizada, pero hay la certeza de que va a serlo en breve. Des
de lo alto de la torre de la iglesia se verá el perfil de la ciudad, así como la torre
de la catedral de Évo.a. IJna vez rrrás tuve que luchar contra
1a inquina de un ar-
quitecto del ayuntamiento que pretendía trasladarla a otra parte.
Las casas se construían con l¿drillos cocidos al sol que aún hoy se fabrican y utili_
zan, pero la respuesta del proyecto no podía contar con este factor, porque 1as di-
mensiones del programa eran desproporcionadas en relación a la capacidad. p¡o_
ductiva. Asi' la producción tradicional quedaba por lo tanto descartada. Ade¡nás de
eso, como tras la revolución del ZS de abril se produjo un'boom' en la construc_
ción, las mayores empresas estaban absorbidas con nuevos proyectos en 1as grandes
ciudades, dado que eran muy fue¡tes las ansias de libertad y desarrollo, por cuya
causa se habia producido una escasez muy fuerte de rnateriales y de constructores.
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Una última polémica se produjo en torno a las cubiertas en terraza. y, sin ern_
bargo, una de las ¡azones de 1a elección, aunque por cierto no determinante,
fue la ausencia de tejas. Más al1á de 1o cua1, para construir las prirneras cien ca_
sasfue preciso que el Ay-untamiento de Évo¡a apoyase la producción de una pe-
queña fábrica que producía bloques de ceÍr.ento. Así se explica la deficiencia
constructiva, al faltar 1os conocimientos técnicos necesarios por la ausencia de
trabajadores especializados. Desde esta óptica, el patio, que depende ciertarnen_
te de unas claras influencias históricas, se explica por la evidente necesidad de
crea¡ un rnicroclima de transición ent¡e las condiciones atmosféricas existentes
en el exterior y el interior de la vivienda, que no podía ser suficientemente pro
tegido dados los materiales empleados. Ignorando estos factores, no puede
comprenderse en absoluto e1 verdadero sentido del proyecto. por otro lado, es
preciso señalar que las primeras cien viviendas se destinaban a personas que ve
nían del campo, y que por tanto aún conserwaban, en espíritu, 1os modelos ¡u_
rales. Por eso la elaboración de una casa con patio fue algo notablemente más
cornplejo y más articulado de lo que supone la dicotomía entre modelo verná_
culo y Movirniento Moderno, referencias p¡esentes de manera constante, si
bien presentes entre raruchas ot¡as.
Anadiré en resurnen que lo más importante es esa densa malla que rebasa con
mucho los lírnites de la cultura arquitectónica y Ia especificidad disciplinar. La
evolución completa del proyecto es una historia muy interesante, determina_
da adernás por el encuentro entre distintos oríg.enes, concepciones opuestas
de
familia que, en toda su extensión y relevancia resulta muy difícil relatar.
123
<¿,
pedidos de producción en serie, se hizo muy claro que esta relación directa y
exclusiva con el espacio es débil, siendo de¡nasiado ¡eductora. Es necesario en
cierto punto de1 proceso liberar el proyecto de una absoluta dependencia. E1
diseño de un mueble cornienza así a alcanzar una sustancial autonomía y ad-
quiere cierta singulorídad. La calidad del resultado depende de esta búsqueda, que
es, a1 mismo tiempo, de autonomía y capacidad de relación. En dicho proceso,
el au-xilio verdaderararente fundamental viene dado por 1a percepción de la esen-
cia propia de cada mueble. Pero, ¿qué es lo que llarnamos esencial?
Recuerdo haber escrito años atrás un texto sobre el diseño en el cual observaba
cómo una silla egipcia continúa hoy siendo actual, Poderrros por lo tanto in-
troducir diferencias que resultan de los propios rnateriales y de1 sentido de las
proporciones, pero en el fondo debe subsistir 1o que es la esencia de la silla, es
decir,su concreta relación con el cuerpo.
Sitta
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el primer fundamento para lograr un objeto perfecto. Loos diseñó una si1la co
nocida como la silla Thonet, y hay que decir que es rnaravillosa: mi¡ándola,
siernpre podremos afirmar: <<¡Es la silla Thonet!>); eso nos basta, no hay que
añadi¡le nada. Y, sin embargo, resulta algo especial de las proporciones de 1a
silla y de algunos detalles que se ven muy poco, de rnodo que la impresión que
recibirnos es la de algo enterarnente singular, algo sensacional en cierto modo,
pero tarnbién banal al rnismo tiempo. Creo que en el rnomento en que estos
dos aspectos coexisten la quintaesencia de la perfección está alcanzada.
De modo general, cuando diseño una silla, o bien un tirador o cualquier otra
cosa, ernpiezo po¡ tener muchas ideas y rne esfuerzo en hacer cosas diferentes,
algunas veces incluso extravagantes. Luego, lentamente, la evolución del pro
yecto se orienta en dirección a la reducción a su esencia y a una gradual apro-
ximación a 1o que entiendo corno su substancia. La silla estilizada que dibuja-
ba de niño en la escuela prirnaria poseía ya todas las caracteristicas típicas: las
cuatro patas, el asiento y eI respaldo. IJna vez más, será éste el necesa¡io punto 131
t'
r
sublimación ins-
de partida, una segrrnda espontoneidad conquistada a través de 1a
En el diseño existe urr contacto muy fuerte con la producción, ya sea industrial
o artesanal. Es indispensable, por 10 tanto, comprender las posibilidades que
se albergan en el sistema de la producción a través de una adecuada utilización
de lo que son sus potencialidades. Resultando igualmente fundarnental a 1o
largo de todo ese proceso establecer una estrecha ligazón entre el diseño y ia
producción, en especial si se trata del contacto con un artesano o un carpin
tero de provincias, en rnayor grado que en el caso de una industria.
Puedo empezar, como digo, con ideas extrañas, incluso con ideas increíbles, y
el proceso que sig\ren resulta muy difícil de explicar dado que no lineal; bien
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bo Espichel, que conozco a la perfección. Alguien notó las evidentes influen-
cias sobre la escuela de dicho santuario y, de pronto, fui consciente de ello, era
cierto en muchísirnos aspectos, y lo era incluso en las proporciones. Se t¡ata
cla¡arnente de influencias depositadas en el subconsciente que entran a formar
parte del proyecto sin que nosotros podamos darnos cuenta. Invito a los estu-
diantes con frecuencia a viajar y obserwar con atención. Aprender a re¡ es fun-
damental, o al menos lo es para un arquitecto, existiendo un bagaje de conoci-
mientos a los que inevitablemente recurrirnos, de ta1 modo que nada de cuanto
hagamos podría ser completarnente nuevo.
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de perfeccionamiento a través de críticas, a través de distintas cont¡ibucio-
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nes de carácter muy especializado, I a través de las pruebas y experiencias, es un
dato real. Un automóvil, antes de venderse, es puesto a prueba de distintos mo-
dos en todos sus aspectos de confort, o de eficacia, o de mantenimiento. ..
Según se cuenta, Kandinsly, al entrar un día en su taller, vio una bellísirrra pin
tura: se quedó sorprendido, y después se acercó y cornprobó que era un cuadro
pintado por él mismo, una naturaleza muerta, o un paisaje, que estaba colocado
del revés. Había desaparecido todo aquello que había de fijo en la representación
del cuad¡o y había quedado lo esencial, en sus formas, equilibrios y colores.
CENTRO GALLEGO
DE ARTE CONTEI\,1PORÁNEO,
SANTIAGO DE CO14POSTELA
1988-1993
&
Retrato de Álvaro Slz¿
&
Nació en Matosinhos en 1933, y se hlzo arquitecto en vez de escuLtor porque no quería
contrariar a su pad re.
lnició su actividad profesionaI ya durante [os años de [a Escueta, por fatta de paciencia
par¿ celrrarse có o pn los esruolos.
Paraletamente a esos estudios, trabajó con eI arquitecto Fernando Távora.
Se empeñó en un proyecto colectivo que era además propio de [a época:
no seT un tradiclonatista y no ignorar, at tiempo, [as raíces.
En general, sus prlmeras obras fueron mal recibidas por extrañas, cuando no por ser
demasiado modernas {cosa que to espantó1.
lnicló su actividad como profesor en [a Escuela de BeLtas Artes de [a ciudad de 0porto.
Tras [a revoluc ón del25 de abrii, y en eL período inmediatamente posterior, trabajó
para Asociaciones de Vecinos, vlviendo un intenso proceso de participación. Un proceso
creativo y estlmutante que se vio prontamente interrumpido.
Aceptó invitaciones de otros países, pero sus primeros irabajos en Bertín no gustaron
de modo generaI por no corresponder a Las espectativas fcríticas por |.a ausencia
de [a esperada dellcadeza en et detalle y [a timidez de su inspiración).
Recibió sin embargo dlversos premlos lnternacionales, y, en consecuencia, invitaciones
para trabajar en Portugat, nuevamente seguidas por las criticas y ta catificación
de'extranjerista.
Es conslderado con frecuencia un arqultecto lento y poco enérgico, Lo que no deja
de responder a la verdad.
Lo ltaman a formar parte de jurados, recepc]ones, expos ciones, conferencias y diferentes
hipótesis de trabajo.
Cuando tiene aI fin continuidad, su trabajo se transforma muchas veces en una variedad
de las carreras de obstácutos.
Mantiene aún intacta, a pesar de eilo, su pasión por [a Arquitectura.
Y abriga además, en cierto modo, el secreto deseo de dejarta para hacer algo
indeterminado; algo que aún no sabe qué será. '141
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