COLECCIÓN ‘MOVIEGUÍA’

DICCIONARIO DE
LA COMEDIA
 COLECCIÓN ‘MOVIEGUÍA’

DICCIONARIO DE
LA COMEDIA

Juan Tejero (Ed.)

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Barquillo 15A
28004 Madrid (España)
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DISEÑO DE LA PORTADA: Carlos Laguna

ILUSTRACIONES: Archivo T&B Editores

PRIMERA EDICIÓN: 2006

© 2006, Jordi Batlle Caminal, Lluís Bonet Mojica, Luis Miguel Carmona, Ángel Comas,
Javier Cortijo, José de Diego, Josep Escarré, Gerard Quinto, Manuel Quinto, Juan Tejero
© 2006, T&B Editores

Esta obra ha sido editada con ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y
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de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción
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ISBN: 84-96576-15-9
Depósito legal: M-16164-2006
Impresión: Eurocolor S.A.
Impreso en España - Printed in Spain
«Para hacer una comedia lo único que necesito
es un parque, un policía y una chica guapa.»
–Charlie Chaplin

«La única prueba segura para valorar un nuevo

gag era ensayarlo con Zeppo. Si a él le gustaba,
lo desechábamos.»
–Groucho Marx

«Una tragedia es que me corte un dedo. Que me

caiga por una alcantarilla abierta y me mate es
comedia.»
–Mel Brooks

«Una de las primeras cosas que descubrí es que

siempre que sonreía o permitía que el público
sospechara lo mucho que me estaba divirtiendo,
no se reían tanto como de costumbre.»
–Buster Keaton

«Cuando la gente me pregunta que de dónde

saco mis ideas, les digo: ‘De un señor de Swin-
don. Pero no sé de dónde las saca él’.»
–John Cleese

«Un ejecutivo de un estudio me dijo: «’Este guión

tendría que ser como un veinte por ciento más
gracioso’». Cuando alguien te dice algo así, te
dan ganas de matarle.«
–William Goldman

«Lo más divertido de las comedias es que uno

nunca sabe por qué se ríe la gente. Yo sé qué es
lo que les hace reír, pero intentar determinar el
porqué es como intentar atrapar una anguila en
una bañera llena de agua.»
–W.C. Fields

«Informa a un hombre de una alarma nuclear

en su despacho y tendrás un documental. Si la
noticia le llega en su cuarto de estar, es un
drama. Si le pilla en un urinario, el resultado es
una comedia.»
–Stanley Kubrick
 INTRODUCCIÓN

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ORÍGENES DE LA RISA EN EL CINE

Cuenta la leyenda que los inocentes parisinos que asistieron en 1895 a la proyección de la película de los
hermanos Lumière en la que un tren llegaba a la estación huyeron despavoridos pensando que la loco-
motora iba a saltar de la pantalla y les aplastaría.
Un año antes, Thomas Edison, que en 1891 patentó el kinetoscopio (una cabina diseñada para proyec-
tar una película para una sola persona cada vez), había “inventado” el primer gag de la historia del cine,
cuando filmó a uno de sus obreros, Fred Ott, estornudando. El público que vio la película se echó a reir.
Así nació la comedia cinematográfica.
El estornudo de Fred Ott hizo comprender rápidamente a los hermanos Lumière que la gente tenía
ganas de reirse, y una de sus primeras películas fue El regador regado (1895). El gag central –un hombre
pisa una manguera, bloqueando el paso del agua; otro la examina; entonces el primer hombre se mueve
y el agua sale a toda presión golpeando al segundo en la cara– ha sido un clásico de la comedia desde
entonces.
Las primeras comedias fueron realizadas por un puñado de pioneros que entendieron muy rápida-
mente el poder de la imagen y el impacto inherente a esta nueva forma de arte. En Francia, George Méliès
ya había empezado a experimentar con los aspectos técnicos del cine, culminando en su revolucionaria
Viaje a la Luna (1902), en la que nuestro sorprendido satélite recibe el impacto de un cohete espacial en
mitad de su expresivo rostro. En conjunto, sin embargo, las primeras dos décadas de la comedia cinema-
tográfica están definidas por las propias limitaciones del medio. La comedia muda dependía del aspecto
visual, basado en el slapstick y el humor físico, y en la interpretación sobre los trucos técnicos.

LOS PRIMEROS REYES DE LA COMEDIA

Junto con la noción del cine como entretenimiento global (después de todo, las películas podían enviar-
se a cualquier parte del mundo y, siendo mudas, el idioma no era un problema), nació una larga tradición
de cómicos cinematográficos. El éxito del actor francés André Deed y su personaje Cretinetti (conocido
en España como “Torribo”) dio paso a un período de prolífica producción de películas de un rollo en todo
el mundo, con estrellas como el galo Charles Prince (que hizo casi 600 films), el orondo americano John
Bunny, el italiano Ferdinand Guillaume y el inglés Fred Evans, más conocido como “Pimple”.
Este espíritu internacionalista de la comedia desapareció, sin embargo, con el estallido de la I Guerra
Mundial, cuando muchos actores europeos murieron en el frente. Posteriormente, la comedia de Holly-
wood pasaría a ocupar el primer plano, y así ha sido desde entonces.

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II| Introducción
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Puede decirse que el primer rey de la comedia fue el francés Max Linder (1883-1925). Linder comenzó
a trabajar en los escenarios de París usando su verdadero nombre, Gabriel-Maximilien Leuvielle. En 1905
entró en la compañía Pathé, para la que hizo más de 400 películas, la mayoría de ellas cortos.
Linder se creó el alter ego cinematográfico de un pulcro aspirante a caballero, impecablemente vesti-
do, amante de las mujeres y la buena vida, cuya superficial elegancia se veía frustrada por diversas des-
venturas. Su estilo fue una gran influencia para cómicos posteriores como Mack Sennett y Charles Cha-
plin (que se refería admirativamente a Linder como “el Profesor”).
Su trayectoria se vio interrumpida al resultar envenenado con gas en 1914 mientras combatía en la I
Guerra Mundial, un incidente que tendría permanentes implicaciones profesionales y personales para él.
Tras la contienda, se marchó a Hollywood, pero su carrera en América nunca llegó a despegar, aquejado
por numerosos problemas de salud consecuencia de su envenenamiento. Trágicamente, en 1925 puso fin
a su vida llevando a cabo un doble pacto de suicidio con su esposa.

LOS PRODUCTORES

A pesar de todas las nuevas estrellas en oferta, los auténticos motores en los primeros días de la come-
dia cinematográfica estaban detrás de las cámaras, y pocos fueron más influyentes que Mack Sennett
(1880-1960). Nacido en Canadá, a los diecisiete años cruzó la frontera y se fue a Nueva York con la inten-
ción de triunfar en Broadway. Pronto cambió de ambiciones y empezó a aparecer en películas para los
estudios Biograph y a dirigir sus propios cortos. En 1912 decidió independizarse y formó su propia com-
pañía, Keystone Pictures. Sennett construyó una compañía estable de estrellas cómicas, que incluía nom-
bres como Mabel Normand (que “robó” a la Biograph), Chester Conklin y Roscoe “Fatty” Arbuckle.
En 1914, un joven Charles Chaplin entró en el departamento de vestuario de los estudios de Sennett y
cogió un bastón, un sombrero hongo y un traje varias tallas más grande –que había pertenecido al obeso
Arbuckle– y le añadió un mostacho de pega. Había nacido el personaje del “Pequeño Vagabundo”. Cha-
plin pronto se convirtió en un icono y dejó atrás a Mack Sennett en busca de la autonomía total, escri-
biendo, produciendo y dirigiendo sus propios cortos, antes de pasarse a los largometrajes con El chico
(1921). El resto, como suele decirse, es historia. Sennett se mostró como un cineasta muy competente y
guió los primeros pasos en la comedia de Harry Langdon y Buster Keaton. Su éxito continuó durante los
años veinte, pero como le sucedió a tantos de sus contemporáneos, la llegada del sonido marcó el final
de la carrera de este gigante de la comedia.
Dando forma a las carreras de gigantes como Harold Lloyd, Laurel y Hardy o Frank Capra, Hal Roach
(1892-1992) fue una figura enormemente influyente en la comedia del siglo XX. Roach llegó a Hollywood
en 1912 y fue haciendo pequeños papeles en cortos cómicos como conoció a Harold Lloyd. Sospechan-
do que su talento estaba más detrás que delante de la cámara, formó su propia compañía de producción,
convirtiéndose en guionista/productor/director y lanzando a Lloyd al estrellato. Su combinación de tena-
cidad y buen gusto, y su buen ojo para descubrir nuevos valores, le ayudaron a construir su imperio, que
despegó a comienzos de los años veinte. La principal virtud de Roach era reconocer los talentos que le
rodeaban y ayudarles a desplegar todo su potencial. Fue él quien tuvo la idea de unir al antiguo actor de
vodevil Stan Laurel con el antiguo villano cinematográfico Oliver Hardy, creando el más famoso y queri-
do dúo cómico de la historia. Cuando los gustos del público se desplazaron de los cortos a los largome-
trajes, el instinto de Roach comenzó a fallarle y vio cómo algunas de sus mayores estrellas se iban a otros
estudios. Los intentos por diversificarse le llevaron a crear el serial infantil La pandilla, en el que Frank
Capra dio sus primeros pasos como director. Pero a finales de los añostreinta sus días de gloria habían
pasado. Posteriormente, siguió produciendo para la televisión hasta su muerte.

LOS AÑOS TREINTA: LLEGA EL SONIDO

La llegada del sonido en 1927 cambió el cine para siempre. En términos de comedia, esto significaba que
donde una vez había predominado lo visual, ahora lo verbal tenía al menos la misma importancia. Para
muchos cómicos, esto fue una bendición.

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 Introducción | III
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Cary Grant en una escena de La fiera de mi niña.

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Tomemos por ejemplo a los Hermanos Marx, que habían tenido un gran éxito sobre los escenarios con
espectáculos como “Los cuatro cocos”. Hasta este momento, el cine no tenía ningún sentido para ellos.
Sí, las pantomimas de Harpo hubiesen sido igualmente brillantes en las películas mudas, pero el ingenio
de Groucho hubiese quedado anulado sin sonido. Los Marx abrazaron inmediatamente el cine sonoro,
adaptando Los cuatro cocos a la gran pantalla en 1929.
Laurel y Hardy hicieron solventemente la transición al sonoro. Otras estrellas del cine mudo, como Bus-
ter Keaton y Harold Lloyd, no tuvieron tanta suerte. Sus evocadoras caras no parecían pertenecer al mun-
do de las palabras. Fueron rápidamente reemplazados por nuevas sensaciones, como las veloces parra-
fadas de Bob Hope, la cínica sabiduría del irascible W.C. Fields y las insinuaciones sexuales de la lasciva
Mae West.

Música, maestro
La llegada del sonido también trajo la posibilidad de arrancar las comedias musicales de los escenarios y
llevarlas a la gran pantalla. Al principio, el género tuvo muchas dificultades para trascender sus orígenes
teatrales –en la mayoría de las películas, la acción se detenía para dar paso a un número musical–, pero
con el tiempo un nuevo formato comenzó a emerger y a crear sus propias estrellas: Maurice Chevalier,
Bing Crosby, George Burns, Gracie Allen...
Los bailarines Fred Astaire y Ginger Rogers se convirtieron en estrellas mundiales gracias a una serie
de catorce películas en dieciséis años, incluyendo La alegre divorciada (1934) y En alas de la danza (1936),
que trajeron sofisticación al género. El exuberante dúo se convirtió en el antídoto perfecto contra los
rigores de la Depresión, pero no fueron los únicos. Las jóvenes estrellas Judy Garland y Mickey Rooney
disfrutaron de un inocente romance en películas como Los hijos de la farándula (1939), dirigida por el
coreógrafo Busby Berkeley, mientras Jeanette MacDonald y Nelson Eddy, “los novios cantores de Améri-
ca”, tuvieron varios éxitos durante los años treinta con ligeros romances musicales como Enamorados
(1938).

Diálogos a mil por hora

Quizás el legado más duradero de la comedia de los años treinta, la screwball era todo palabras y com-
plicaciones de todo tipo, particularmente románticas. En 1934, Sucedió una noche, de Frank Capra, se
llevó los cinco Oscar más importantes: Mejor Película, Director, Actor, Actriz y Guión, y se convirtió en el
pistoletazo de salida para la screwball, término tomado de la jerga del béisbol para definir un lanzamien-
to extraño en sentido inverso a una convencional bola curva.
Existen muchas hipótesis sobre el repentino nacimiento de las screwball comedies: que su surrealista
humor físico combinado con sofisticados diálogos de ametralladora supuso un puente entre las payasa-
das de las comedias mudas y el prolijo atractivo de las películas sonoras; que la fogosa guerra de sexos
era una respuesta a la estricta autocensura del nuevo Código de Producción; que el énfasis en las peque-
ñas desgracias de los ricos y elegantes ofrecía una evasión frente a la Depresión de un modo más realis-
ta y satírico que los musicales; o que, simplemente, había llegado el momento para las sofisticadas y cíni-
cas comedias románticas con veloces diálogos atropellados.
Capra no fue el único gran director en triunfar con las screwball: William Wyler (Una chica angelical,
1935), Gregory La Cava (Al servicio de las damas, 1936), Leo McCarey (La pícara puritana, 1937; Tú y yo,
1939) y, por encima de todos, Howard Hawks con La fiera de mi niña (1938) y Luna nueva (1940) obtu-
vieron éxitos de crítica y/o público dentro de este género. Y la nómina de intérpretes también era impre-
sionante: Cary Grant, Katharine Hepburn, Clark Gable, Claudette Colbert (el epítome de la heroína screw-
ball) y Carole Lombard demostraron su talento durante la era dorada del género, que se extendió desde
1934 a los primeros años cuarenta.
Los argumentos de las screwball comedies variaban desde la road movie de Sucedió una noche al tema
de Cenicienta de Al servicio de las damas o el mundo del periodismo en Luna nueva, pero en el centro de
todo estaba una ingeniosa y apasionada guerra de sexos. En los cuarenta, sin embargo, la atmósfera se
volvió más oscura y había una mayor inseguridad respecto al género, evidente en Los viajes de Sullivan
(1941), de Preston Sturges, la película que frecuentemente se cita como “el final” de la screwball.
En los años treinta, los géneros empezaban a cruzarse. Varios directores, por ejemplo, usaron la Depre-
sión como medio de ensalzar las virtudes patrióticas. Frank Capra lo hizo en Caballero sin espada (1939)

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 Introducción | V
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Los hermanos Marx en una escena de Una noche en la ópera.

y El secreto de vivir (1936); también tuvo tiempo para recordar al público el poder de la excentricidad, el
individualismo y la naturaleza efímera de la vida en Vive como quieras, la gran triunfadora de los Oscar
en 1938. Estas películas no carecían de humor, pero desarrollaban sus temas más allá del modelo de la
screwball. Por otra parte, el western se mezcló con la comedia en Arizona (1939); y ese mismo año, Greta
Garbo reía por primera vez en la comedia de Ernst Lubitsch Ninotchka.

LOS AÑOS CUARENTA: LA COMEDIA VA A LA GUERRA

Con el estallido de la II Guerra Mundial, el cine reflejó progresivamente los cambios que tenían lugar en
la política mundial. Inglaterra produjo varios dramas patrióticos, considerando la guerra algo demasiado
cercano como para reírse de ella. En América, mientras tanto, Chaplin parodiaba a Hitler en El gran dic-
tador (1940) y Lubitsch hacía la sublime Ser o no ser (1942), una farsa antinazi ambientada en Polonia
que fue un fracaso en su día, pero hoy está reconocida como un clásico.
El inicio de la nueva década también vio cómo la popularidad de Laurel y Hardy era suplantada por el
dúo cómico formado por Bud Abbott y Lou Costello. Historias de Philadelphia ganó el Oscar a la Mejor
Película en 1940. Y Preston Sturges nos recordó las responsabilidades inherentes a la comedia y su poten-
cial para llevar a cabo cambios sociales en Los viajes de Sullivan. A medida que la guerra se acercaba a
su fin, el cine recurrió a Noël Coward para que iluminase un poco el panorama, algo que consiguió David
Lean adaptando su farsa sobrenatural El espíritu burlón (1945).

Tras las huellas de Stan y Ollie

Dutrante la década de los cuarenta, los estudios siguieron buscando un equipo cómico que pudiese igua-
lar la popularidad de Laurel y Hardy. Los que estuvieron más cerca de conseguirlo fueron los antiguos
artistas de vodevil Bud Abbott y Lou Costello, que saltaron a la gran pantalla en 1941 con Reclutas. Su
éxito fue tan grande que, durante la siguiente década y media, facturaron dos películas por año (y, como

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VI| Introducción
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antes Laurel y Hardy, se convirtieron en protagonistas de una serie de animación en los años sesenta).
Aún más prolíficos fueron los Tres Stooges, cuya cambiante formación de trío hizo más de 200 cortos
entre 1934-58, aunque su directo estilo físico (adorado por los niños) no se trasladó bien a los largome-
trajes. También aspiraban a la corona de Laurel y Hardy dos consagrados veteranos, el verborreico cómi-
co Bob Hope y el relajado crooner Bing Crosby. Arrancando con Ruta de Singapur (1940), Bing y Bob
hicieron seis películas de Ruta de..., generalmente en compañía de la deliciosa Dorothy Lamour. Con sus
talentos combinados para la comedia y la canción, y jugando con sus bien establecidas imágenes cine-
matográficas, el dúo demostró ser en muchos aspectos el modelo para la pareja que dominaría la come-
dia en los años cincuenta: Dean Martin y Jerry Lewis.

Reconstruyendo la comedia
Tras la guerra, Bing Crosby triunfó en la taquilla americana gracias a una serie de comedias sentimenta-
les, interpretando frecuentemente a sacerdotes, como en Siguiendo mi camino (1944) y Las campanas de
Santa María (1945). Estas películas competían por la atención del público con la emergencia del film noir,
la importación de la escuela del neorrealismo italiano y un puñado de títulos que aportaron un elemento
de fantasía a su visión del hombre corriente (¡Qué bello es vivir!, de Capra, y A vida o muerte, de Powell
y Pressburger).
En la comedia musical, Gene Kelly se confirmó como el heredero de Fred Astaire, e incluso tuvo tiem-
po para bailar con el ratón Jerry en Levando anclas (1945). En Francia, Jacques Tati se revelaba como una
gran fuerza en la comedia con su Día de fiesta (1948).
Cary Grant despidió la década travistiéndose –un camino que seguirían muchos otros– en La novia era
él (1949). Pero mientras un conflicto terminaba, surgía la amenaza de otro, que tendría graves conse-
cuencias para la comedia. Habiéndose librado del nazismo, América se obsesionó con el “peligro” comu-
nista, especialmente a través del Comité de Actividades Antiamericanas, que llevó a la expulsión de la
industria de varios supuestos simpatizantes comunistas, y a que Chaplin abandonase el país en 1952.

Las comedias de la Ealing

Los estudios Ealing fueron fundados en 1931 por Basil Dean en el oeste de Londres, facturando popula-
res comedias musicales como Looking on the Bright Side (1932). El famoso productor Michael Balcon se
hizo con las riendas en 1938, y durante la II Guerra Mundial el estudio tomó un tono más realista, produ-
ciendo varias cintas de propaganda bélica como Went the Day Well? (1942) y Undercover (1943).
Tras la guerra, la compañía –en lo que resultaría ser su última bocanada de vida– adoptó su ahora
característico estilo realista y lo combinó con argumentos fantasiosos para crear una serie de películas
satíricas que llegaron a ser conocidas universalmente como “comedias Ealing”. Estos films quintaesen-
cialmente británicos estaban firmemente enraizados en el a veces bizarro mundo de la Inglaterra de pos-
guerra, tratando cuestiones como el racionamiento (Whisky a go-go, 1949) o los avances y recelos de los
grandes negocios y la tecnología (El hombre vestido de blanco, 1951). Las comedias de la Ealing tenían
frecuentemente un lado deliciosamente oscuro y subversivo, revelado particularmente en Ocho senten-
cias de muerte (1949) y El quinteto de la muerte (1955), ambas oscuras fantasías cómicas.
Las comedias de la Ealing estaban pobladas por un elenco de grandes actores británicos, como Alec
Guinness, Alastair Sim, Margaret Rutherford y Sidney James, y estaban tan definidas por sus directores
habituales (Alexander Mackendrick, Henry Cornelius, Charles Crichton) como por sus estrellas. El ciclo de
comedias de la Ealing terminó cuando los estudios fueron vendidos a la BBC en 1956.

LOS AÑOS CINCUENTA: LA NUEVA GENERACIÓN

A comienzos de la década de los cincuenta, mientras el tirón en taquilla de Abbott y Costello declinaba,
otro dúo cómico llegó para ocupar su lugar. El equipo radiofónico formado por el tontorrón Jerry Lewis
y el crooner Dean Martin saltó al estrellato en una serie de comedias alocadas y poco refinadas como
¡Vaya par de marinos! (1952) y ¡Qué par de golfantes! (1953). Hollywood también se miró el ombligo en
Cantando bajo la lluvia (1951), una irónica comedia musical sobre la llegada del sonido al cine. Tras haber
interpretado el papel sobre los escenarios, Judy Holliday creó en Nacida ayer (1950) el estereotipo de la

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rubia tonta que se repetiría una y otra vez en Hollywood a lo largo de la década. Sin embargo, fue Marilyn
Monroe quien personificaría la imagen de la rubia con poco seso, haciendo brillar su talento para la come-
dia en las clásicas Los caballeros las prefieren rubias (1953) y La tentación vive arriba (1955).
Los últimos años cuarenta y primeros cincuenta fueron una gran época para las comedias sobre tra-
vestismo. Arrancando en 1949 con La novia era él, donde Cary Grant sufría humillaciones sin fin vestido
de mujer, la década se cerró con una de las mejores películas sobre confusión de identidades de la his-
toria, Con faldas y a lo loco (1959), en la que Jack Lemmon y Tony Curtis se disfrazan para formar parte
de una banda femenina de jazz.

Europa se ríe
Inglaterra estaba ocupada convirtiendo en estrella a Dirk Bogarde en Un médico en la familia (1954), la
primera de una larga serie de comedias que después se convertirían en serie de televisión. Charlie Cha-
plin regresó a su país natal para hacer la fallida pero interesante Candilejas (1952), una oscura reflexión
sobre el envejecimiento donde compartía plano con un enfermo Buster Keaton. El quinteto de la muerte
también nos permitió descubrir a uno de los mejores cómicos británicos, Peter Sellers. Siendo ya una
estrella de la radio, Sellers se lanzó de cabeza al cine, y protagonizaría ¿Teléfono rojo? Volamos hacia
Moscú (1963) antes de unirse al director Blake Edwards para la franquicia de películas de La pantera rosa.
En la Europa continental, entretanto, Italia se partía de risa con el legendario cómico Toto, mientras
Federico Fellini anunciaba su prodigioso talento al mundo con la satírica El jeque blanco (1952). En Fran-
cia, Jacques Tati lograba un gran éxito internacional con su premiado clásico Las vacaciones de Monsieur
Hulot (1953). Y el sueco Ingmar Bergman también sellaba su reputación global con su primera película, la
deliciosa comedia de costumbres Sonrisas de una noche de verano (1955).

Mirando hacia los sesenta

Una característica fundamental de la segunda mitad de los años cincuenta fue el rápido cambio tecnoló-
gico, en particular el advenimiento de la televisión. Hollywood respondió de diversos modos a esta nueva
amenaza. Una solución fue aspirar al “arte mayor”, escogiendo cuidadosamente de entre un nuevo grupo
de actores formados en lo que se dio a conocer como el “Método”. Estrellas emergentes como Marlon
Brando, Montgomery Clift y, más tarde, James Dean aportaron una angustia existencial a su trabajo. Holly-
wood también intentó arrastrar al público con el cine épico, con filmes como La túnica sagrada (1953), la
primera filmada en CinemaScope (otra respuesta a la llegada de la TV), y Los diez mandamientos (1956).
Algunos directores, entretanto, estaban rompiendo con la tradición y forzando sus propios límites. Tras
haberse hecho un nombre con algunas de las mejores comedias de la Ealing, Alexander Mackendrick se
fue a América para rodar el cáustico drama Chantaje en Broadway (1957), una mordaz visión del trabajo
de los agentes de prensa. Mientras tanto, Billy Wilder se apartó de los dramas como El crepúsculo de los
dioses (1950) y dedicó su prodigioso talento a la comedia de forma más regular, creando joyas como Con
faldas y a lo loco y El apartamento (1960).
A finales de la década, Rock Hudson se había convertido en una gran estrella –el hecho de que fuese
uno de los homosexuales más notorios de Hollywood era un secreto celosamente guardado– y se unió a
Doris Day en una serie de espumosas comedias de alcoba que arrancaron con Confidencias a mediano-
che (1959). En ausencia de Lewis y Martin, que se habían separado agriamente en 1956, Rock y Doris se
convirtieron en el dúo cómico más popular de Hollywood.
Inglaterra carecía de un equipo cómico, pero pronto tendrían toda una caterva de actores regulares con
el lanzamiento de Carry On Sergeant (1958), inicio de la longeva saga de Carry On..., que convertiría en
estrellas a Sid James, Kenneth Williams y Barbara Windsor y muchos otros en el transcurso de los vein-
te años siguientes.

LOS AÑOS SESENTA: DE LOS BEATLES A EL GRADUADO

En los años sesenta, la comedia empezaba a anquilosarse. Había un nuevo nivel de cinismo en películas
como El apartamento y ¿Teléfono rojo?, pero había pocos cambios o desarrollo. Doris Day y Rock Hud-
son seguían reinando en la taquilla. Aundrey Hepburn deslumbró en Desayuno con diamantes (1961), pero

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VIII| Introducción
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Dustin Hoffman en El graduado.

la mordiente satírica de la novela de Truman Capote se había perdido en la transición a la pantalla. Un

subgénero particularmente característico de los sesenta fueron las muy californianas “películas de playa”,
optimistas y amables historias sobre surf y chicas en bikini, con títulos como Escándalo en la playa (1963)
y Beach Blanket Bingo (1965), y frecuentemente protagonizadas por el crooner Frankie Avalon y Annet-
te Funicello.
Fueron cuatro chicos de Liverpool los que realmente pusieron patas arriba la comedia en los sesenta.
La primera película de los Beatles, ¡Qué noche la de aquel día! (1964), no sólo capturó la locura que supo-
nía ser los cuatro rostros más famosos del mundo, sino que también tomó las lecciones aprendidas del
realismo cinematográfico y las aplicó a la comedia. Esta película ayudó a definir el cine juvenil, que domi-
naría el final de la década con El graduado (1967) e Easy Rider (1969). El director americano Richard Les-

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 Introducción | IX
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ter capturó perfectamente los últimos días de la Inglaterra de posguerra, filmando en un austero blanco
y negro un mundo que estaba a punto de estallar en mil colores.
Lester continuó mostrando su visión cómica de los Swinging Sixties en El Knack... y cómo conseguirlo
(1965) y su segunda película con los Beatles, la inferior ¡Socorro! (1965). Mientras tanto, Michael Caine se
convertía en una estrella mundial con la agridulce Alfie (1966).
En América, Norman Jewison usó la comedia en ¡Que vienen los rusos, que vienen los rusos! (1966) para
ofrecer una mordaz visión de la América pueblerina y para hacer un malicioso comentario sobre la Gue-
rra Fría. Ese mismo año, James Coburn se burló de su propia imagen y de las películas de James Bond
con la parodia Flint, agente secreto. Pero a pesar de estos momentos de brillantez, la sensación predo-
minante a mediados de los sesenta era de desorientación. Que una nueva dirección fuese encontrada por
un ex-cómico de club no fue un accidente.
Mike Nichols había hecho comedia de improvisación junto a su amiga Elaine May a finales de los cin-
cuenta antes de convertirse en director teatral. Su debut cinematográfico fue la tensa ¿Quién teme a Vir-
ginia Woolf? (1966), pero para su segundo filme escogió un libro de Charles Webb titulado “El gradua-
do”. La historia del alienado joven Benjamin Braddock redefinió Hollywood y descubrió un público que la
industria había perdido y/o ignorado durante la mayor parte de la década. Los jóvenes buscaban pelícu-
las que les hablasen directamente a ellos, y El graduado lo hacía. Se identificaba con un público desen-
cantado, les decía que su punto de vista era relevante y, en última instancia, les ayudaba a definirlo.

LOS AÑOS SETENTA: EL GRAN CAMBIO

El cine de los setenta estuvo definido por un grupo de directores que encontraron su camino luchando a
brazo partido con una sociedad que había perdido el rumbo. Una sensación de negatividad se filtró en la
comedia de esta década. El impacto y las implicaciones de la promiscuidad de los sesenta se dejaban
sentir en Conocimiento carnal (Mike Nichols, 1971), y Robert Altman mostró los verdaderos colores de la
guerra en la negrísima M.A.S.H. (1969).
En un registro más ligero, Peter Bogdanovich rindió homenaje a las screwball comedies de los años
treinta en ¿Qué me pasa, doctor? (1972). Hal Ashby hizo la magistral Harold y Maude (1971), la emotiva
historia de un adolescente que se enamora de una anciana de ochenta años. Y El golpe (1973) reunía a
Robert Redford y Paul Newman después del gran éxito de Dos hombres y un destino (1969), esta vez para
revivir las películas de timos. A medida que la década avanzaba, sin embargo, la comedia se volvió más
cínica. Dustin Hoffman llevó al comediante Lenny Bruce a las masas en Lenny (1974) –dándole una popu-
laridad que Bruce nunca alcanzó en vida–, mientras Roba sin mirar a quién (1977) seguía las desventuras
de dos aprendices de ladrones de bancos.
Los setenta también fueron una época de gran productividad para muchos directores. Mel Brooks
parodió el western en Sillas de montar calientes (1974) y los clásicos de terror de la Universal en El joven-
cito Frankenstein (1974), antes de intentar el más difícil todavía volviendo al cine mudo en La última locu-
ra (1976). Su vecino neoyorquino Woody Allen entró en los setenta con sus instintos cómicos en plena
forma: Toma el dinero y corre, Bananas, El dormilón, Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo pero
nunca se atrevió a preguntar, La última noche de Boris Grushenko, Annie Hall, Manhattan...
En Europa, los Monty Python dieron el salto a la gran pantalla con la surrealista Los caballeros de la
mesa cuadrada y sus locos seguidores (1974). Otros europeos se tomaban la comedia más en serio. Luis
Buñuel asestó dos certeras puñaladas a la clase media-alta en Tristana (1970) y El discreto encanto de la
burguesía (1972). El checo Milos Forman se marchó a América y satirizó su nuevo hogar adoptivo en su
primera película en inglés, Juventud sin esperanza (1971). En las Antípodas, entretanto, Peter Weir alerta-
ba al mundo sobre la existencia del cine australiano con su radical comedia The Cars that Ate Paris (1974).

Los chicos de la tele

El éxito de Tiburón (1975) y La guerra de las galaxias (1977) anunció la llegada de los blockbusters y cam-
bió para siempre el rostro del cine. En respuesta, la comedia miró hacia la televisión. El programa Satur-
day Night Live lanzó al estrellato a una nueva generación de humoristas que dominarían el género en las
siguientes décadas. Visto inicialmente como un espacio para el menospreciado espectador contracultu-

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X| Introducción
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ral, SNL se alió con la igualmente influyente revista de humor “National Lampoon”, que en 1978 estaba
lista para saltar al cine con Desmadre a la americana, la película que lanzó al estrellato al cómico del SNL
John Belushi. La comedia americana había encontrado una nueva dirección, cabalgando sobre un torren-
te de sexo, drogas y rock’n’roll en películas como Los incorregibles albóndigas (1979), El club de los cha-
lados, Granujas a todo ritmo (ambas de 1980) y su pariente canadiense, Porkys (1981).
A finales de los setenta, y fuera del mundo de la comedia derivada de la televisión, el panorama pare-
cía prometedor: Dudley Moore finalmente salió de la sombra de Peter Cook, reemplazándole por Bo
Derek en la comedia de Blake Edwards 10, la mujer perfecta (1979); Burt Reynolds dominó la taquilla ame-
ricana con un montón de películas sobre coches, arrancando con Los caraduras (1977); Hal Ashby, que
había empezado la década con Harold y Maude, la cerró con Peter Sellers en la conmovedora sátira pre-
sidencial Bienvenido, Mr. Chance (1979). Mientras, Europa era seducida por la gloria gay de La jaula de las
locas (1978), que después tuvo dos secuelas y fue americanizada en Una jaula de grillos (1996). Y los
Monty Python alcanzaron su cénit con su surrealista sátira religiosa La vida de Brian (1979).

LOS OCHENTA: LOS AÑOS DE LA SUPERFICIALIDAD

A comienzos de los ochenta, incluso Woody Allen se estaba poniendo serio, e inició la década viéndose
atacado por los alienígenas (una metáfora de los críticos) en Recuerdos (1980). Para ser justos con Allen,
cuanto más caía en la trampa de sus obsesiones no cómicas, más interesante se volvía como cineasta,
como demuestran La rosa púrpura de El Cairo (1985) y Delitos y faltas (1986). Martin Scorsese también
tomó un nuevo giro como director en los ochenta, produciendo un par de comedias terroríficas: El rey de
la comedia (1982), con una redefinitoria interpretación de Jerry Lewis, y la paranoica pesadilla yuppie Jo,
qué noche (1985).
En los ochenta, un pernicioso cinismo se adueñó del modo en que se producían las películas. Las
secuelas –generalmente un medio de garantizar ingresos para una serie de gags repetidos– se convirtie-
ron en la norma. Hubo puntos álgidos –John Hughes, por ejemplo, que emergió como el más brillante
guionista de comedias de su generación–, pero por cada triunfo de Hughes como 16 velas (1984) o Todo
en un día (1986), había un La venganza de Porky (1985) o un Los albóndigas III (1986).

Nuevas estrellas
Richard Pryor y Gene Wilder se unieron para hacer Locos de remate (1980), una comedia simplemente
correcta, pero que al menos nos dio un atisbo de un equipo cómico emergiendo por primera vez en años.
Lamentablemente, fue una promesa que nunca llegó a cumplirse totalmente, como fue el caso del dúo
Dan Aykroyd-John Belushi, dos ex-miembros del SNL que triunfaron en 1980 con Granujas a todo ritmo.
Pero su sociedad tuvo un trágico final cuando Belushi murió debido a una sobredosis en 1982.
Otra estrella surgida de la prodigiosa cantera del SNL fue Eddie Murphy, protagonista de varias pelí-
culas que demostraron ser extremadamente influyentes e hijas de su tiempo. La primera fue Límite: 48
horas (1982), que ayudó a definir la moderna “película de colegas”. Murphy también fue el abanderado
de otra nueva tendencia en la comedia: el elemento de acción. Superdetective en Hollywood (1984)
demostró que ahora era válido pasarse media película haciendo chistes y la última media hora pegando
tiros de un modo completamente no cómico. Este crossover iba a dominar el género durante al menos
otra década.
Tras la muerte de John Belushi, Aykroyd y otro ex-miembro del SNL, Bill Murray, rodaron Los cazafan-
tasmas (1984), demostrando que la comedia podía polinizarse con las grandes producciones repletas de
efectos especiales. El género de terror también se mezcló con el humor gracias a Joe Dante y sus Grem-
lims (1984), una película que destrozaba en mil pedazos la idílica América pueblerina de Frank Capra,
mientras que el antiguo animador de Disney Tim Burton llevó las risas al lado oscuro con la comedia
sobrenatural Bitelchús (1988).
El cine americano aún podía crear bellas películas artesanales basadas en guiones inteligentes e inge-
niosos. Y para demostrarlo surgió el director Barry Levinson, primero con la semiautobiográfica Diner
(1982), y después con Good Morning Vietnam y Dos estafadores y una mujer (1987). El co-protagonista
de ésta, Danny DeVito, no sólo se convirtió en un popular actor cómico sino también en uno de los direc-

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tores más oscuros de la comedia americana con las negrísimas Tira a mamá del tren (1987) y La guerra
de los Rose (1989).
En la escena independiente, el director Jim Jarmusch realizó tres de las comedias más mordaces que
nunca se han visto en una pantalla –Extraños en el paraíso (1984), Bajo el peso de la ley (1986) y Mystery
Train (1989)–, sentando las bases para el boom del cine indie que iba a caracterizar la década siguiente.

Parodia, que algo queda

La parodia jugó un papel integral en la comedia de los ochenta. Introducida por el trío Zucker-Abrahams-
Zucker con la demoledora Aterriza como puedas (1980), continuarían explotando el filón destrozando los
pilares de las películas sobre la II Guerra Mundial en Top Secret! (1984) y del cine policíaco en la saga Agá-
rralo como puedas (1988-94). Dándose cuenta de que el género estaba vivo y funcionando de nuevo, Mel
Brooks volvió al ruedo con La loca historia del mundo (1981) y La loca historia de las galaxias (1987).
A medida que los ochenta avanzaban, emergió una nueva especie de comedia dramática. Nadie la cul-
tivó con mayor aplomo que James L. Brooks con Al filo de la noticia (1987), una perspicaz mirada a los
medios de comunicación y una de las películas más proféticas de su tiempo. Mientras tanto, la comedia
romántica también recibió un gran impulso cuando el director Rob Reiner finalizó la década con el mejor
orgasmo fingido de la historia del cine, cortesía de Meg Ryan, en la emotiva Cuando Harry encontró a
Sally (1989).

La escena internacional
En los ochenta, el director finlandés Aki Kaurismäki puso a su país en el mapa en términos cinematográ-
ficos con una serie de comedias extravagantes como Ariel (1988) y Leningrad Cowboys Go America
(1989). Paul Hogan, una antigua estrella de la televisión australiana, hizo lo mismo por su país con su muy
exitosa Cocodrilo Dundee (1986).
Jackie Chan llevó el cine de acción de Hong Kong a las masas, rompiéndose todos los huesos del cuer-
po para diversión de su público, mientras el director sueco Lasse Hallstrom ofrecía un humor más ama-
ble con la agridulce y extraña Mi vida como un perro (1985).
¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984) y La ley del deseo (1987) hicieron saber al mundo que la
subversiva presencia de Pedro Almodóvar estaba surgiendo en España, aunque no sería hasta Mujeres al
borde de un ataque de nervios (1988) cuando realmente se dio a conocer a nivel internacional.
Bill Forsyth también se presentó a sí mismo, y a la hasta entonces irrelevante industria cinematográfi-
ca escocesa, con la fantasía futbolística Gregory’s Girl (1980) y la fábula capriana Un tipo genial (1983),
antes de marcharse a América y perderse en la mediocridad. En Inglaterra, el ex-Monty Python John Cle-
ese trató de evocar el mejor espíritu de las comedias de la Ealing en Un pez llamado Wanda (1988), que
se convirtió en un gran éxito internacional.

LOS 90: DÍAS DE INDEPENDENCIA

El arranque de la década de los 90 fue un periodo confuso para Hollywood, con el público mirando más
hacia atrás que hacia adelante, y los cineastas reexaminando los grandes temas y nociones culturales. La
tragicomedia negra La hoguera de las vanidades (1990) retornaba a los despiadados ochenta, mientras
Ghost (1990) –un éxito inesperado– volvía al romance a la vieja usanza, al igual que el cuento de hadas y
prostitutas Pretty Woman (1990), que convirtió en estrella a Julia Roberts. Y Robert Altman regresó a su
mejor forma para vengarse de la industria en El juego de Hollywood (1992). Mientras tanto, la mayor estre-
lla infantil desde Shirley Temple emergió en la figura de Macaulay Culkin, cortesía de Solo en casa (1992),
creada por John Hughes (una señal definitiva de que su talento se había apagado).
A mediados de los 90 aparecieron los hermanos Farrelly, sobre quienes existen dos opiniones contra-
puestas: unos dicen que han llevado la comedia americana a unos niveles de calidad bajo mínimos, y
ponen como ejemplo Dos tontos muy tontos (1994); otros defienden que simplemente han devuelto al
género algo de incorrección política, y citan Algo pasa con Mary (1998). Se opine lo que se opine, lo cier-
to es que los Farrely han creado algunas de las más escandalosas comedias cinematográficas desde los
tiempos de los Hermanos Marx.

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Los noventa fueron buenos tiempos para las estrellas de la comedia. Bill Murray alcanzó un hito en su
carrera con Atrapado en el tiempo (1993), y Tom Hanks, con la ayuda del director Robert Zemeckis, con-
virtió lo que era ostensiblemente la historia de un idiota en una de las más satíricas miradas a América
desde ¿Teléfono rojo? con la multioscarizada Forrest Gump (1994).
Eddie Murphy abandonó la incorrección política y se pasó al cine familiar con los remakes de El profe-
sor chiflado (1996) y Doctor Dolittle (1998), siguiendo los pasos de su contemporáneo Steve Martin, que
había estado interpretando a cabezas de familia desde Dulce hogar... a veces (1989) y el remake de El
padre de la novia (1991).
El canadiense Jim Carrey rompió todas las reglas, no sólo interpretativas –hablando con el trasero en
Ace Ventura: detective de mascotas (1993)– sino también financieras, de Hollywood. Fue el primer actor
en cobrar 25 millones de dólares por una película –Un loco a domicilio (1996)–, inflando radicalmente el
presupuesto medio de cualquier película con estrellas. Después, Carrey ampliaría su registro en la bri-
llantemente satírica El Show de Truman (1998).
Otros nombres importantes en este período son dos ex-alumnos del SNL: Mike Myers, que triunfó pri-
mero con Wayne’s World (1992) y después con el ciclo de Austin Powers (1997-2002); y Adam Sandler,
cuya mezcla de humor adolescente y comportamiento perturbado se combinaron perfectamente en pelí-
culas como El chico ideal (1998) y Un papá genial (1999).

El tamaño no siempre importa

A medida que la década avanzaba, se produjo un cambio en el cine americano que, por extensión, ten-
dría un enorme impacto global. Más que en ningún otro momento en su historia, Hollywood empezó a
sentir el poder del cine independiente. Espoleada por el éxito en Cannes de sexo, mentiras y cintas de
vídeo (1989), de Steven Soderbergh, la industria pronto cayó bajo el influjo del indie, dando paso a una
nueva generación de cineastas.
En 1994, Kevin Smith hizo Clerks con un presupuesto minúsculo, pero su impacto fue enorme, ayudan-
do a identificar la película independiente americana como la forma de arte cinematográfico más impor-
tante de su día. Smith demostraría ser un director y guionista digno de mención, creando una obra en los
años posteriores que exploraba temas similares y utilizaba actores y personajes recurrentes en películas
como Persiguiendo a Amy (1996) y Dogma (1999).
Smith no era, ni mucho menos, el único cineasta que lideraba la carga de los independientes. Los her-
manos Coen (Joel dirigiendo, Ethan produciendo, los dos escribiendo los guiones) habían empezado a
hacerse su propio hueco en la década de los ochenta, financiando su primera película, Sangre fácil (1983),
con las tarjetas de crédito de familiares y amigos. Con el paso de los años revelaron un gran talento para
la comedia, con títulos como Arizona Baby (1987), la oscuramente absurda Barton Fink (1991) y El gran
Lebowski (1998), para acabar convirtiéndose en uno de los equipos artísticos más influyentes del Holly-
wood actual.
A mediados de los noventa, el movimiento independiente ya estaba siendo absorbido por los estudios,
que vieron que allí había dinero y quisieron llevarse una tajada. En 1993, la Disney se asoció con Miramax,
y las películas indies buscaban compañías como Fox Searchlight (filial de 20th Century Fox) para su
financiación. El indie fue otro movimiento que tuvo demasiado éxito para su propio bien.

El mundo es un gran chiste

Con la creciente importancia del cine independiente americano llegó la exigencia del público por una ma-
yor variedad de películas procedentes de todos los rincones del mundo. ¿Quién hubiese pensado unos
años antes que una de las comedias más deliciosas de la década vendría de Taiwan? Pero así fue, y El
banquete de bodas (1993) anunció la llegada del director Ang Lee, que pronto emprendería el camino a
Hollywood.
Las Antípodas volvieron a ser centro de atención gracias al éxito internacional de tres películas: Strictly
Ballroom (1992), que mostró el prodigioso talento de su director, Baz Luhrmann; la road movie sobre drag
queens Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (1994); y Babe, el cerdito valiente (1995), la dulce his-
toria de un puerco parlante dirigida nada menos que por el autor de Mad Max, George Miller.
En Francia, el director Jean-Pierre Jeunet mostró una fantasiosa visión de su París natal en Delicates-
sen (1990). Mientras, Patrice Leconte, que se había posicionado como un cineasta de talla mundial con

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las agridulces Monsieur Hire (1989) y El marido de la peluquera (1990), se pasaba ahora a la road movie
enloquecida con La maté porque era mía (1993).
Pero si en Europa surgió una gran estrella cómica durante los 90, ése fue indudablemente el italiano
Roberto Benigni, que se había hecho un nombre en su país con la parodia mafiosa Johnny Palillo (1991).
Después, Blake Edwards le escogió como sustituto de Peter Sellers para El hijo de la pantera rosa (1993),
una película que no hizo ningún bien a su carrera. El mayor éxito de Benigni hasta la fecha es la oscari-
zada La vida es bella (1997), llevando la comedia a los campos de concentración de la II Guerra Mundial.

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En 1994, el guionista británico Richard Curtis, amigo y colaborador de Rowan “Mr. Bean” Atkinson, se
pasó de la televisión al cine y nos regaló Cuatro bodas y un funeral, que se convirtió en la comedia bri-
tánica más taquillera de la historia y dio al mundo a Hugh Grant, el mejor actor de comedia que ha sali-
do de las islas desde su casi tocayo Cary. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que alguien aña-
diese un componente de realismo social a las risas. En 1997, el director Peter Cattaneo eclipsó a Cuatro
bodas... en la taquilla con la historia sobre strippers masculinos Full Monty.

LA COMEDIA EN EL NUEVO MILENIO

En términos de comedia, el nuevo milenio estuvo dominado por una película: El diario de Bridget Jones
(2001), basada en la novela de Helen Fielding y protagonizada por Renée Zellweger como la adorable
treintañera del título. Ese mismo año, Jean-Pierre Jeunet y Audrey Tautou dieron al mundo una más
excéntrica pero igualmente popular heroína cómica francesa en Amelie. La industria británica siguió
haciendo comedias románticas –Love Actually (2003)– pero también se aventuró en otras áreas, desde
los problemas de la comunidad asiático-británica (Oriente es Oriente, 2003), al fútbol femenino (Quiero
ser como Beckham, 2002) e incluso el terror (Zombies Party, 2004).
En América, los devastadores efectos del 11-S tuvieron un gran impacto sobre la comedia, como sobre
todo lo demás. Triunfó el documental, uniendo temas serios con un generoso puñado de ironía y sátira.
El principal representante de este género es, por supuesto, Michael Moore, que se convirtió en portavoz
de los liberales poniendo en solfa la obsesión de sus compatriotas por las armas en la oscarizada Bow-
ling for Columbine (2002), y toda la estructura de la política americana en Fahrenheit 9/11 (2004).
El actor/director Ben Stiller surgió como una importante fuerza cómica a finales de los noventa en pelí-
culas como Algo pasa con Mary (1998). En el nuevo siglo, solidificó su sociedad con Owen Wilson, con
quien ha co-protagonizado títulos como Los padres de ella (2000) y Zoolander (2004), formando lo más
parecido a un equipo cómico que el cine americano ha tenido en los últimos años. Wilson también suele
colaborar con Wes Anderson, probablemente el director americano de comedia más excitante desde
John Hughes. Academia Rushmore (1998) y Los Tenenbaums (2001) son dos joyas de la nueva comedia
yanqui.
Las películas extravagantes de aroma indie –cruce de cine comercial/arte y ensayo– han caracterizado
los primeros años del nuevo siglo, con resultados a veces sorprendentes. Adam Sandler forzó los límites
de la comedia en la agridulce Embriagado de amor (2002). Jim Carrey volvió a demostrar que puede ser
un actor de gran sutileza en la tragicómica Olvídate de mí (2004), escrita por Charlie Kaufman, que antes
nos había dado la surrealista Cómo ser John Malkovich (1999). Alexander Payne nos regaló un par de
maravillosas comedias sobre hombres en crisis: A propósito de Schmidt (2002), protagonizada por Jack
Nicholson, y el éxito-sorpresa Entre copas (2004), una bella “película de colegas” ambientada en los viñe-
dos de California.

LA COMEDIA INTERNACIONAL

Australia
Durante la mayor parte del siglo XX, no hubo mucho de lo que reírse en las Antípodas cuando se trata-
ba de competir con Hollywood. Esta situación comenzó a cambiar en los años setenta con el éxito de The
Adventures of Barry Mackenzie (1972), dirigida por Bruce Beresford, que años más tarde alcanzaría la glo-
ria con Paseando a Miss Daisy. Peter Weir también logró un éxito de culto con The Cars That Ate Paris
(1974), que usaba la Australia rural como marco para la unión de la comedia con otros géneros.
En los ochenta, el cómico de televisión Paul Hogan se convirtió en una estrella internacional con Coco-
drilo Dundee (1986), uno de los éxitos más inesperados de la década. Sus inevitables secuelas no funcio-
naron tan bien, y finalmente Hogan decidió retirarse a dormir en sus laureles.
En los 90 tuvimos Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (1994), una road movie cómica sobre
tres drag queens que escapan del gueto gay de Sydney, que fue aclamada por la crítica. Baz Luhrmann
comenzó a dar muestras de su talento para las coreografías delirantes con su éxito de 1992 Strictly Ball-

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room. Y P. J. Hogan volvió a poner de moda al grupo Abba en La boda de Muriel (1994) antes de emigrar
a Hollywood.

Escandinavia
La imagen que el resto del mundo tiene de los países escandinavos no incluye el humor como una de sus
características más importantes. Pero, en realidad, estos climas gélidos han producido su cuota de come-
dias, aunque sólo un puñado de ellas ha penetrado en los mercados internacionales.
Aparte de una breve “edad dorada” a comienzos del siglo XX, el cine danés no ha destacado dema-
siado en el panorama mundial hasta los últimos años. Sin embargo, ha originado una de las sagas cómi-
cas más longevas de las que se tiene constancia: The Olsen Gang (1968-81), que también fue adaptada
para una versión paralela en Noruega (1969-84). Se hicieron un total de trece entregas en ambos países,
usando diferentes repartos.
El Dogma 95, producto de las mentes de los cineastas daneses Lars von Trier y Thomas Vinterberg, fue
una nueva Biblia que intentó devolver el cine a sus raíces. Aunque las películas Dogma son generalmen-
te melodramáticas, podemos encontrar elementos humorísticos en títulos como Mifune (1999). La figura
más destacada surgida en los últimos años en el cine danés es la directora Lone Scherfig, autora de Ita-
liano para principiantes (2000) y la tragicomedia sobre suicidios Wilbur se quiere suicidar (2002).
La comedia finlandesa ha dado uno de los nombres más importantes en la escena independiente. El
prolífico Aki Kaurismäki, junto con su hermano Mika, ha sido responsable de las mejores producciones de
su país desde finales de los ochenta. Particularmente exitosas han sido Leningrad Cowboys Go America
(1989), una road movie musical que sigue a una banda de rock finlandesa de gira por América, y la más
oscura Contraté a un asesino a sueldo (1990), ambientada en Londres.
Suecia ha aparecido periódicamente en el radar de la comedia global. Sonrisas de una noche de vera-
no (1955) es quizas la mejor de las películas ligeras de Ingmar Bergman y hace mucho más clara su cone-
xión con Woody Allen. Años más tarde, Lasse Hallstrom obtuvo un gran éxito internacional con Mi vida
como un perro (1985) antes de emigrar a Hollywood. El director sueco más importante de la actualidad,
Lukas Moodyson, también mostró una ocasional aptitud cómica en su película Juntos (2000).

España
Cuando se habla de comedia en España, todos los caminos parecen llevar a Pedro Almodóvar. Anterior-
mente, destaca la figura del ecléctico Luis García Berlanga, que dirigió y co-escribió junto con Juan Anto-
nio Bardem Bienvenido Mr. Marshall (1952). De hecho, ambos cineastas gozarían de largas y exitosas
carreras en España, aunque ninguno de ellos pudo impactar significativamente en la escena internacio-
nal debido al represor clima franquista de la época. Ni siquiera las comedias “de destape” de finales de
los sesenta y comienzos de los setenta eran tan atrevidas como parecían. Mientras el resto de Europa se
volvía cada vez más permisiva –era la época del boom del porno soft–, no había muchas oportunidades
de que estas comedias de costumbres sorprendiesen al resto del mundo.
Desde el principio de su carrera, Almodóvar ha sido su propio productor y se ha ganado una crecien-
te base de seguidores, mientras en el proceso ha hecho grandes estrellas de actores habituales como Car-
men Maura, Victoria Abril y Antonio Banderas. Sus películas oscilan entre el melodrama y la comedia fre-
nética, a menudo a expensas de la sensibilidad del público más conservador. Los temas gays y los fuer-
tes personajes femeninos han sido una constante en su obra, aunque con el paso de los años sus exce-
sos emocionales y su extravagancia visual parecen haberse atemperado un poco. Almodóvar obtuvo un
gran éxito con Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), aunque su consagración internacional le
llegó con los Oscar a la Mejor Película Extranjera de Todo sobre mi madre (1999) y al Mejor Guión para
Hable con ella (2002).
Almodóvar formó parte de la llamada Escuela de Madrid, que también incluye a directores como Fer-
nando Trueba, quien logró cierta fama internacional cuando ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera
por Belle Epoque (1992). Desde Barcelona, Bigas Luna causó revuelo con sus primeros trabajos, Jamón,
jamón (1992) y Huevos de oro (1993), criticados por su aparente exceso de testosterona, aunque el direc-
tor afirma que sus películas satirizan los modos del “macho hispánico” más que aplaudirlos.
En los últimos años, el rey de la comedia chusca en España es indudablemente Santiago Segura, con
sus películas sobre el impresentable policía Torrente. Segura también apareció en los primeros films del

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director vasco Álex de la Iglesia, que se ha construido una pequeña base de seguidores de culto y una
reputación para la sorpresa constante. Su cima probablemente sea la comedia terrorífica El día de la bes-
tia (1995), en la que un sacerdote, un fan del heavy metal y un falso parapsicólogo intentan impedir el
nacimiento del Anticristo en Madrid.
Podemos esperar que Almodóvar, De la Iglesia y sus colegas continúen forzando los límites de la come-
dia en los años venideros.

Francia
En los primeros días del cine, antes de la I Guerra Mundial y de la llegada del sonido, la superestrella Max
Linder dominó la comedia, no sólo en su país, sino en el extranjero. Con el advenimiento del sonoro, la
comedia francesa se volvió hacia la vanguardia, el music hall y el teatro en busca de inspiración, con los
directores René Clair y Sacha Guitry liderando el camino.
En los años treinta surgieron otras tradiciones. Las películas de Jean Renoir La gran ilusión (1937) y La
regla del juego (1937) tienen muchos momentos en los que drama y comedia se dan la mano. El pan y el
perdón (1938), de Marcel Pagnol, capturaba para la comedia el encanto de los paisajes de la Provenza y
el realismo habitual de su director.
En la posguerra, el director Jacques Tati entró en el panteón de los héroes de la comedia con un esti-
lo visual que se remontaba a Max Linder y la era muda. Tati alcanzó su cénit a comienzos de los cincuenta;
su principal rival en aquella época fue el prolífico Fernandel, que hizo más de cuarenta películas en los
años treinta antes de alcanzar su máxima popularidad con las cinco entregas del cura Don Camilo.
En los sesenta, el cine francés sufrió la sacudida de la Nouvelle Vague, un nuevo tipo de cine experi-
mental que satirizaba a la burguesía desde un punto de vista izquierdista. En medio de esta revolución,
la comedia tradicional seguía funcionando bien en taquilla. La gran juerga (1964), dirigida por Gérard
Oury y protagonizada por el cómico inglés Terry Thomas como un piloto de la RAF abatido en Francia,
se convirtió en una de las comedias galas más populares de la historia. Oury también dirigió El hombre
del Cadillac (1965), con el popular Louis de Funès, recordado por muchas películas, entre ellas Las locas
aventuras del rabí Jacob (1973).
No fue hasta que la Nouvelle Vague empezó a decaer que una nueva comedia francesa emergió, con
sus raíces firmemente plantadas en el teatro. Esta nueva comedia social naturalista, que ponía el énfasis
en la guerra de sexos, fue parcialmente anticipada por el éxito mundial de La jaula de las locas (1978),
basada en una obra de Francis Veber, que en los ochenta se pasó a la dirección.
La moderna comedia francesa es una verdadera industria, que se apoya en cuatro pilares: las iniciati-
vas del gobierno, un amplio público local, una gran nómina de directores (Bertrand Blier, Jean-Pierre Jeu-
net, Patrice Leconte, Francis Veber, Coline Serreau, Josiane Balasko, Jean-Marie Poiré) y un elenco de
actores de talento, como Daniel Auteuil, Michel Serrault y, por supuesto, Gèrard Depardieu.
Veber ha proporcionado a Hollywood abundante material para remakes (nada menos que ocho de sus
películas han sido ya hechas o compradas para su versión americana). Quizás la cumbre de sus obras
francesas sea La cena de los idiotas (1998), en la que demuestra su magistral dominio de la farsa.
Hollywood también tomó nota del éxito de Los visitantes (1993), de Jean-Marie Poiré. Aunque el resto
de sus películas no han alcanzado el mismo impacto, Le peé noel est une ordure (1982) tuvo un remake
americano, Un día de locos (1994), protagonizado por Steve Martin. Poiré continuó encadenando éxitos
en los 90, varios de ellos protagonizados por su actor fetiche, Jean Reno.
Jean-Pierre Jeunet es un brillante visionario que tuvo su primer éxito internacional en 1990 con la
inventiva Delicatessen. Desde entonces ha seguido haciendo películas impactantes como La ciudad de
los niños perdidos (1995) y Alien Resurrección (1997), esta última en Hollywood. Moviéndose entre el
drama y un juguetón sentido del humor, en 2001 volvió a triunfar a lo grande con Amélie, que presentó a
Audrey Tautou como una gran estrella.
Patrice Leconte comenzó a llamar la atención internacional con su soberbio thriller Monsieur Hire
(1989), antes de revelar su talento para la comedia del absurdo. El marido de la peluquera (1990) funcio-
nó bien internacionalmente, mientras La maté porque era mía (1998), una oscura road movie cómica, es
uno de sus mejores trabajos.
Josiane Balasko ha trabajado extensamente como actriz cómica y en los 90 dirigió dos comedias
sexuales: la lésbica Felpudo maldito (1995) y Ma vie en enfer (1991), protagonizada por Daniel Auteuil.

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Coline Serreau tuvo un gran éxito internacional con Tres solteros y un biberón (1985), que tuvo su co-
rrespondiente remake en Hollywood. Más recientemente ha dirigido Caos (2001), en la que un matrimo-
nio burgués intenta ayudar a una prostituta maltratada.

Italia
La tradición cómica cinematográfica italiana se remonta a la era muda con estrellas como el francés Cre-
tinetti. Un caso digno de mención es el del cómico napolitano Totó, no tanto un actor como una perso-
nalidad frenética que podía adaptarse a todo tipo de personajes. Muy prolífico (hizo 97 películas entre
1937-1967), su momento de gloria fue la época de posguerra, durante la cual protagonizó vehículos como
Totó busca piso (1949) o Totó Tarzán (1950).
Vittorio de Sica fue un actor y director de comedias románticas antes de convertirse en una leyenda
del cine con su famosa obra maestra del neorrealismo Ladrón de bicicletas (1948). Mezcló comedia y fan-
tasía en Milagro en Milán (1951), antes de regresar al romanticismo, especialmente con Ayer, hoy y maña-
na (1963), la primera unión en pantalla de Sofía Loren y Marcello Mastroianni, que repetirían en Matrimo-
nio a la italiana (1964). Mastroianni prolongó su vena humorística en títulos como Hoy, mañana, pasado
mañana (1965) y Tras la pista del Zorro (1966). También apareció en la oscura La gran comilona (1973), de
Marco Ferreri, en la que cuatro hombres disfrutan de un pantagruélico banquete con nihilista abandono.
Amarcord (1973), de Federico Fellini, mantuvo viva la llama de la fantasía con un imaginativo y nostál-
gico retrato de su Rimini natal en los años del fascismo. Confiadamente vulgar y uno de sus trabajos más
accesibles, Amarcord era una película demasiado individual como para inspirar una nueva tendencia en
el género de la comedia.
Con el boom de la televisión en los setenta, la venta de entradas de cine cayó en picado en Italia, y los
cineastas se vieron obligados a acudir a las cadenas televisivas en busca de financiación. En consecuen-
cia, emergió una estética visual de estilo reportaje, poniendo el énfasis en los diálogos y los primeros pla-
nos. Esto se ajustaba perfectamente a los talentos emergentes de directores de comedia como Roberto
Benigni (Soy el pequeño diablo, 1988), Maurizio Nichetti (Ladrones de anuncios, 1989) y Nanni moretti
(Querido diario, 1993), considerados parte de un grupo de “nuevos cómicos” que emergió a comienzos
de los ochenta.
De los tres, fue Benigni quien tuvo mayor impacto. Johnny Palillo (1991) rompió records de taquilla en
Italia, pero se hizo más conocido en el extranjero por sus colaboraciones con el director americano Jim
Jarmusch –Bajo el peso de la ley (1986) y Noche en la Tierra (1991)–, hasta que ganó el Oscar a la Mejor
Película Extranjera y al Mejor Actor por La vida es bella (1997), una tragicomedia sobre el Holocausto
escrita, dirigida y protagonizada por él. Después de aparecer en la superproducción francesa Asterix y
Obélix contra César (1999), el no siempre fiable Benigni se estrelló con su versión de Pinocho (2002).

El lejano Oriente
La comedia tiene una gran tradición en China, Hong Kong y Taiwan, impulsada no sólo por la extraordi-
naria exuberancia del cine popular de Hong Kong sino también por los elementos compartidos de una
herencia cultural común. Los grandes temas en todas estas industrias regionales incluyen la comida, la
familia, el kung fu y los desafíos de la vida urbana moderna.
El rey de la comedia en Hong Kong es Stephen Chow, prolífico actor especializado en parodias que en
los últimos tiempos se ha pasado a la dirección, logrando éxitos internacionales con Shaolin Soccer
(2001), mezcla de fútbol y kung fu, y Kung Fu sion (2004), que une artes marciales, cine de gangsters y
crítica social en una ecléctica combinación.
Fuera de Hong Kong, Jackie Chan es la estrella más famosa de las comedias de acción. En los setenta
parecía destinado a ser el sucesor del legendario Bruce Lee, pero desde entonces su carrera ha sido difí-
cil de encasillar. Algunos le ven más como heredero de Buster Keaton y Harold Lloyd por su especializa-
ción en la comedia física, en la que no tiene rival. Desde la década de los noventa, su carrera se ha movi-
do entre Hong Kong y Hollywood, logrando grandes éxitos en ambos lugares, como Hora punta y su se-
cuela.
La figura más importante surgida de Taiwan es el director Ang Lee, que logró un gran éxito interna-
cional con El banquete de bodas (1993), una comedia sobre parejas gays, y Comer, beber, amar (1994),
que trataba sobre malentendidos generacionales y sexuales, con la comida como fuente de conflicto.

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 AUTORES

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DIRECTOR DE LA OBRA
Juan Tejero (J.T.): Editor y escritor. Autor de los libros “Duke. La leyenda de un gigante”, la trilogía “¡Este rodaje es la
guerra!”, “Grace Kelly. Hielo al rojo vivo”, “James Bond. La obra definitiva del agente 007”, “Lawrence de Arabia” y –en
colaboración– “Casablanca” y “Audrey. Cara de ángel”. También ha coordinado la obra “Diccionario de películas del cine
norteamericano. Antología crítica”.

COLABORADORES
Jordi Batlle Caminal (J.B.C.): Crítico de cine y colaborador de “La Vanguardia”. Es autor, entre otros, de los libros “La
última cruzada de Spielberg”, Catastrorama” y “Brian de Palma. El deslumbrante manipulador”.
Lluís Bonet Mojica (LL.B.M.): Crítico de cine de “La Vanguardia” y escritor. Es autor, entre otros de los libros “Casa de
citas”, “Regreso a la casa de citas”, “Cary Grant. El capricho de las damas” y “El cine cómico mudo”.
Luis Miguel Carmona (L.M.C.): Crítico de cine y escritor. Es autor, entre otros, de los libros “Diccionario de composito-
res cinematográficos”, “¿Qué hace una estrella como yo en una película como ésta?”, “Enciclopedia de los Oscar. La his-
toria no oficial de los Premios de la Academia de Hollywood” y –en colaboración– “Guía del voyeur”.
Ángel Comas (A.C.): Crítico de cine y escritor. Es autor, entre otros, de los libros “Preston Sturges”, “El star system del
cine español de posguerra”, Anthony Man” y “De Hitchcock a Tarantino. Enciclopedia del neo noir norteamericano”.
Javier Cortijo (J.C.): Crítico de cine de “ABC”. Es autor, entre otros, de los libros “Bela Lugosi. Drácula vampirizado”,
“Boris Karloff. El aristócrata del terror” y “Paul Newman. La leyenda del indomable”. También ha escrito la novela “El
chef de Kubrick”.
José de Diego (J.D.D.): Crítico de cine y escritor. Es autor de los libros “Henry Fonda. El héroe infeliz”, “Otto Premin-
ger” y –en colaboración– “Casablanca”.
Josep Escarré (J.E.): Crítico de cine y colaborador de “La Vanguardia”. Es autor del libro “Hitchcock, un genio en tele-
visión”. También ha escrito varios cuentos y obras de teatro.
Gerard Quinto (G.Q.): Colaborador de “La Vanguardia”. Es autor –en colaboración– del libro “Reservoir Dogs/La ley del
silencio”.
Manuel Quinto (M.Q.): Crítico de cine, escritor, guionista y colaborador de “La Vanguardia”. Es autor –en colaboración–
del libro “Reservoir Dogs/La ley del silencio”, así como de quince novelas.

NOTA. Todas las películas han sido puntuadas de acuerdo al siguiente criterio:
***** Obra maestra ** Regular
**** Muy buena * Mala
*** Buena ● Horrorosa

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This page intentionally left blank
 A
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ABAJO EL AMOR
(Down with Love), 20th Century Fox, EE.UU., 2003, 101 minutos.
Director: Peyton Reed. Guión: Eve Ahlert y Dennis Drake. Fotografía: Jeff
Cronenweth. Música: Marc Shaiman. Intérpretes: Renée Zellweger,
Ewan McGregor, Sarah Paulson, David Hyde Pierce, Rachel Dratch, Jack
Plotnick, Tony Randall. **
Masoquista para unos, entrañable para otros, necesario
para casi nadie, el sarampión revival que azota a Holly-
wood (con metástasis europea, que todo lo malo se
pega) vivió otro episodio de tibia gloria con Abajo el
amor, homenaje del hogar común que se fabricaron en
pijama ajedrecístico y pantuflas con borlón rosa Doris
Day y Rock Hudson allá por los cincuenta y sesenta. El
afán fanático, fetichista y fashion victim de Peyton Reed
salpica hasta el nombre de la protagonista, Barbara
Novak, avispada mujer de su tiempo que alcanza popula-
ridad extrema con la redacción de un libro que, con el
● ●
●
eslogan de “Abajo el amor”, mueve a la tímida y timorata
revolución sexual feminista. El enredo se sirve cuando
Catcher Block, un reportero playboy, pretende desen-
mascarar a la Novak. Con un clima oxigenado y una velo-
cidad crucero confortable, la película es un caramelo de
fresa bien envuelto pero sin relleno de licor. Tampoco
hace la menor falta, ya que el propósito no es más que
distraer a una audiencia madura que, seguramente, sus-
pirará por lo blanco y sin malicia que era todo en aque-
llos años (y no en el siglo XXI, puro Sodoma y Gomorra).
Sorprende alguna salida de tono (la cámara partida que
simula algunas posturitas sexuales de la pareja) y que la
parte musical sólo llegue en los títulos de crédito. Ajusta-
dísimo dúo protagonista y secundarios de altura, como
David Hyde Pierce y un Tony Randall en plan «yo estuve
allí y he vuelto para contarlo». ■ J.C.
ABAJO EL PERISCOPIO
(Down Periscope), EE.UU., 1996, 92 min.
Productor: Robert Lawrence. Director: David S. Ward. Guión: Hugh Wil-
son, Andrew Kurtzman, Eliot Wald. Fotografía: Victor Hammer. Montaje:
William M. Anderson, Armen Minasian. Intérpretes: Kelsey Grammer,
Lauren Holly, Rob Schneider, Harry Dean Stanton, Bruce Dern, William
H. Macy, Ken Hudson Campbell, Toby Huss. **
Kesley Grammer fue uno de los protagonistas de la cono-
cida serie televisiva Cheers. En esta cinta encarna al capi-
tán de un submarino tripulado por personajes tipo Loca
academia de policía, aunque no tan desmadrados. Pero la
película de David S. Ward no logra definirse en ningún
momento, a pesar de contar con sólidos actores como,
por ejemplo, Bruce Dern, Harry Dean Stanton o Rob Sch-
neider. ■ G.Q.
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2| Abbott & Costello in Hollywood
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ABBOTT & COSTELLO IN HOLLYWOOD
EE.UU., 1945, 83 min.
Productor: Martin A. Gosch, S. Sylvan Simon. Director: S. Sylvan Simon.
Guión: Nat Perrin, Lou Breslow (basado en una historia de Nat Perrin y
Martin A. Gosch). Fotografía: Charles Edgar Schoenbaum. Montaje: Ben
Lewis. Dirección Artística: Cedric Gibbons, Wade B. Rubottom. Intér-
pretes: Bud Abbott, Lou Costello, Frances Rafferty, Bob Stanton, Jean
Porter, Warner Anderson, Rags Ragland. **
Este típico vehículo de Abbott y Costello ofrece algunos
destellos interesantes de la maquinaria de MGM. También
incluye apariciones especiales de Lucille Ball, Jackie
“Butch” Jenkins y el director Robert Z. Leonard. Y poco
más. El argumento presenta a Bud y Lou como un barbe-
ro y un limpiabotas, respectivamente, intentando conver-
tirse en agentes de Hollywood, aunque esto es sólo una
excusa para desarrollar una serie de números cómicos. El
ritmo es rápido y el metraje es corto, pero si no le gusta
el dúo, eso no tiene mucha importancia. ■ J.D.D.
ABBOTT AND COSTELLO MEET
DR. JEKYLL AND MR. HYDE
Universal, EE.UU., 1953, 76 min.
Productor: Howard Christie. Director: Charles Lamont. Guión: Lee Loeb,
John Grant, Howard Dimsdale (basado en una historia de Sid Fields y
Grant Garett, y en la novela “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, de Robert Louis Ste-
venson). Fotografía: George Robinson. Montaje: Russell Schoengarth.
Música: Joseph Gershenson. Dirección Artística: Bernard Herzbrun, Eric
● ●
●
Orbom. Intérpretes: Bud Abbott, Lou Costello, Boris Karloff, Craig Ste-
vens, Helen Westcott, Reginald Denny, John Dierkes. ***
Suena como una doble cita del infierno, pero este título
corresponde a una de las películas más vivaces de Ab-
bott y Costello. En esta parodia sobre el clásico de terror
(a partir de historias de Sidney Fields y Grant Garrett), el
dúo cómico interpreta a un par de policías expulsados del
cuerpo que esperan impresionar a su jefe capturando al
monstruo que está aterrorizando Londres. Los escalofrí-
os y las risas se suceden a lo largo de toda la película,
destacando las escenas del museo de cera y de la perse-
cución en el tejado, aunque el romance entre Helen Wes-
cott y Craig Stevens ralentiza un poco las cosas. Boris
Karloff sobreactúa en los papeles del científico loco y su
alter ego, haciendo que Jekyll parezca igual de siniestro
que Hyde, mientras que Reginald Denny, el agobiado ins-
pector de Scotland Yard, y John Dierkes, el asistente del
doctor, ayudan a la diversión. En definitiva, una buena
oportunidad para que los fans de Bud y Lou pasen un
buen rato. ■ J.T.
ABBOTT AND COSTELLO MEET
THE INVISIBLE MAN
Universal, EE.UU., 1951, 82 min.
Productor: Howard Christie. Director: Charles Lamont. Guión: Robert
Lees, Frederic I. Rinaldo, John Grant (basado en una historia de Howard
Snyder y Hugh Wedlock Jr., y en la novela “El hombre invisible”, de H.G.
Wells). Fotografía: George Robinson. Montaje: Virgil Vogel. Música:
Joseph Gershenson. Dirección Artística: Bernard Herzbrun, Richard H.
Riedel. Intérpretes: Bud Abbott, Lou Costello, Nancy Guild, Arthur
Franz, Adele Jergens, Sheldon Leonard. **
Los torpes detectives privados Bud y Lou son contrata-
dos por el boxeador Arthur Franz para que le libren de
una acusación de asesinato en este aceptable pasatiem-
po del director habitual del dúo Charles Lamont. El reper-
torio de dobles sentidos y gags del dúo resulta exagera-
do, pero hay un mínimo de misterio entre las finas capas
de comedia, y las trilladas bromas adquieren un nuevo
lustre en esta película. El punto culminante es un comba-
te de boxeo en el que Bud cuenta con la ayuda de una
mano invisible para derrotar al campeón. Franz hace un
nítido trabajo como el boxeador “invisible”, mientras
Sheldon Leonard resulta efectivo como villano. Nancy
Guild interpreta a la chica de Franz con un tierno afecto
y, en contraste con su timidez, Adele Jergens inyecta
ordinariez a su personaje. ■ J.T.
ABBOTT Y COSTELLO CONTRA
LOS FANTASMAS
(Abbott and Costello Meet Frankenstein), Universal, EE.UU., 1948,
83 min.
Productor: Robert Arthur. Director: Charles Barton. Guión: Robert Lees,
Frederic I. Rinaldo, John Grant (basado en la novela “Frankenstein” de
Mary Shelley). Fotografía: Charles van Enger. Montaje: Frank Gross. Dise-
ño de producción: Hilyard Brown. Música: Frank Skinner. Intérpretess:
●

● ●
Bud Abbott, Lou Costello, Bela Lugosi, Lon Chaney Jr., Glenn Strange,
Lenore Aubert. ***
Abbott y Costello, a menudo, no eran lo bastante diverti-
dos por sí mismos. Así que la Universal preparó una serie
de confrontaciones con las películas de terror más exito-
sas del estudio en los años treinta. Contra los fantasmas
fue la primera de las parodias perpetradas por el dúo
● ●
Abuelo de la criatura, El | 3
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cómico. Bud y Lou trasladan una serie de cajones a un
museo de cera sin saber que contienen al Conde Drácula
y al monstruo de Frankenstein. Una vez despierto, Drácu-
la intenta reemplazar el catatónico cerebro del monstruo
por el del lerdo Costello, porque así sería más fácil con-
trolar a la bestia. Como cebo, el vampiro usa las artima-
ñas de Lenore Aubert para atraer al cómico a terreno pro-
picio. También aparece Lawrence Talbot como un perso-
naje positivo que trata de advertir a los héroes sobre el
complot, pero, desafortunadamente, se convierte en una
amenaza cada vez que hay luna y se transforma en el
Hombre-Lobo. Bela Lugosi y Lon Chaney Jr. actúan con la
suficiente seriedad para resultar naturalmente cómicos,
así que los verdaderos comediantes terminan como com-
parsas. No es que sea particularmente hilarante, sobre
todo las imitaciones de Laurel y Hardy (no revelando
nunca el profundo afecto que sentían el uno por el otro
más allá de sus discusiones, y que hacía tan entrañables
a Stan y Ollie) y de los Hermanos Marx (aunque sus ruti-
nas verbales nunca llegaron ni de lejos a las mismas cimas
de fantasía surrealista), pero muestra un sorprendente
respeto por la tradición del género de terror, y al menos
visualmente es bastante brillante. Después del considera-
ble éxito comercial de Contra los fantasmas, Abbot y
Costello hicieron siete películas más en las que se “encon-
traban” con monstruos de Hollywood, pero ninguna fue
tan vivaz y entretenida como ésta. ■ J.T.
ABRÁZAME Y SÁCIAME
(Straziamei, ma di baci saziami), Fida Cinemat., Italia, 1966, 105 min.
Productor: Edmondo Amati. Director: Dino Risi. Guión: Age, Scarpelli.
Fotografía: Sandro d´Eva. Montaje: Antonietta Zita, Anna Maria Roca.
Música: Armando Trovaioli. Dirección Artística: Luigi Scaccianoce,
Dante Ferreti. Intérpretes: Nino Manfredi, Ugo Tognazzi, Pamela Tiffin,
Moira Orfei. ****
Comedia romántica que podríamos denominar “a la ita-
liana”, es decir repleta de elementos trasgresores y una
más que notable capacidad de los actores para convertir
la historia en un espectáculo poco convencional. Risi
mezcla promesas religiosas, milagros inconsecuentes y
excitación sexual, con un título tan divertido como el
resultado final del film. Y es que, entre la historia de amor
de Marino (Manfredi, más hiperactivo que nunca) y Mari-
sa (Pamela Tiffin), se interponen varias personas que hará
que los caminos de ambos se separen. Así que cuando
Marino vuelve a encontrar a su amada ya es demasiado
tarde puesto que ella está casada con el sordomudo
Umberto (Ugo Tognazzi). Pero el amor triunfará final-
mente cuando el marido sufre una milagrosa curación y
decide buscar una nueva vida vestido de fraile, en un más
que notable guiño homenaje a Buñuel. ■ L.M.C.
ABUELO DE LA CRIATURA, EL
(Pack Up Your Troubles), EE.UU., 1932, 68 min.
Productor: Hal Roach. Director: George Marshall, Ray McCarey, Harry
Black (sin acreditar), Lloyd French (sin acreditar). Guión: H.M. Walker,
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4| Academia Rushmore
● ● ●

Ray McCarey (sin acreditar). Fotografía: Art Lloyd. Montaje: Richard C.

Currier. Música: Felix Powell. Intérpretes: Stan Laurel, Oliver Hardy, Don
Dillaway, Jackie Lyn Dufton, Mary Carr, James Finlayson. ***

La segunda película de Laurel y Hardy, desigual pero

generalmente poco valorada, es una rara delicia pasada
por la máquina picadora de los cortes de los distribuido-
res. Quizá porque, después de la bulliciosa farsa militar
del principio, gira hacia una más reposada vena de come-
dia sentimental cuando los chicos cumplen la promesa de
dejar a la pequeña hija de un camarada muerto al cuida-
do de sus adinerados abuelos (la única pista es que el
apellido de la familia es Smith). La película pulsa con pre-
cisión las teclas de la comedia y el patetismo, con mo-
mentos tan divertidos como cuando Stan intenta contar-
le a la niña un cuento para que se vaya a la cama y es él
quien acaba quedándose dormido. Atención al cameo del
director George Marshall como un furibundo cocinero del
ejército sediento de venganza. ■ J.D.D.

ACADEMIA RUSHMORE
(Rushmore), Touchstone Pictures, EE.UU., 1998, 93 min.

Director: Wes Anderson. Guión: Wes Anderson y Owen Wilson. Foto-

grafía: Robert D. Yeoman. Música: Mark Mothersbaugh. Intérpretes:
Jason Schwartzman, Bill Murray, Olivia Williams, Seymour Cassel, Brian
Cox, Luke Wilson, Connie Nielsen, Andrew Wilson. ***

El penúltimo niño prodigio del cine independiente ameri-

cano es un tejano que entró en barrena en el complicado
subgénero de las comedias teen con high school de por
medio con esta su segunda película tras su arma de doble
filo Bottle Rocket. Con su compinche Owen Wilson como
coguionista, Anderson pasa a limpio los apuntes de la vi-
da de Max Fischer, quinceañero que saca pecho ante sus
propios y numerosos traumas apuntándose a todas las
actividades extraescolares que pilla y enamorándose de
la señorita Cross, una de sus profesoras más existencia-
listas. En un tono de gags de almanaque, costumbrismo
en tránsito y surrealismo con cara de pasmarote, el cine-
asta logra un producto extraño, fascinante e irremedia-
blemente cómico que, de paso, disecciona cual rana de
agua dulce el sistema educativo americano. Gran parte
del logro del filme estriba en su maravilloso terceto pro-
tagonista: un Jason Schwartzman inigualable como mar-
ciano pasmarote, una Olivia Williams con las ojeras más
sexys de la Historia de la Humanidad y un Bill Murray
como cariacontecido y patético gentleman con tomates
en los calcetines. Eso, y el destiladísimo rencor de alguien
que ha sufrido en sus carnes las mil agujas de la humilla-
ción adolescente. Como vergonzosa curiosidad, en Es-
paña no pisó una sala de cine, estrenándose directamen-
te en vídeo. ■ J.C.
ACE VENTURA, UN DETECTIVE
DIFERENTE
(Ace Ventura, Pet Detective), Morgan Creek, EE.UU., 1993, 86 min.
Productor: James G. Robinson. Director: Tom Shadyac. Guión: Jack B.
Bernstein, Tom Shadyac y Jim Carrey. Fotografía: Julio Macat. Montaje:
Don Zimmerman. Música: Ira Newborn. Dirección Artística: William
Elliott. Intérpretes: Jim Carrey, Sean Young, Courtney Cox, Tone Loc,
Dan Marino, Noble Willingham, Troy Evans. *
La historia de un inepto sabueso especializado en encon-
trar a las mascotas perdidas. Cuando el emblema de los
Miami Dolphins es robado en la víspera de la Superbowl,
nuestro hombre es convocado, se adelanta a la policía
local, recupera el delfín y descubre una malvada conspi-
ración financiera. El papel titular es para Jim Carrey,
conocido y amado en Estados Unidos por su humor ma-
níaco en el show In Living Color. Se supone que la fami-
liaridad con el personaje es la causa de que el público
americano encontrase divertida esta derivación de Agá-
rralo como puedas. Una película atroz. ■ J.D.D.
A CONTRATIEMPO
Ópera Films SA, España, 1982, 117 min.
Director: Óscar Ladoire. Guión: Óscar Ladoire, Fernando Trueba. Foto-
grafía: Ángel Luis Fernández. Música: Arie Dzierlatka. Intérpretes: Óscar
Ladoire, Mercedes Resino, Paco Lobo, Fernando de Bran, Juan Cueto,
Beatriz Elorrieta, Almudena Grandes, Gonzalo Suárez. ***
El actor de Ópera prima Óscar Ladoire se lanzó poco
después de interpretar aquella película a la realización de
su propia ópera prima, producida, y no es casualidad, por
el director de aquélla, Fernando Trueba. Y no es casuali-
dad porque ambos pertenecen a la misma generación, no
sólo tienen preocupaciones que –por lo visto en su cine–

● ● ●

● ●
son en cierto modo comunes, sino que, además, son ci-
néfilos hasta la médula, devoradores devotos de los gran-
des clásicos y entusiastas lectores del cine moderno, de
Wenders a Tanner. De estos dos últimos cineastas hay al-
go en A contratiempo. Sabor existencial, búsqueda de
sustancias que no son otra cosa que la propia identidad y
argumento estructurado en forma de road movie; una
road movie a la española, cosa poco habitual, con bas-
tante empuje. Se trata de un viaje iniciático al propio inte-
rior del protagonista, que interpreta Ladoire, con el con-
trapunto de una quinceañera (espléndidamente encarna-
da por Mercedes Resino) de aparente pureza existencial.
Con sus defectos narrativos veniales y con sus pequeños
reparos conceptuales, el filme es un agradable ejercicio
cinematográfico, serio dentro de su tono de comedia so-
cial, emocionado homenaje al cine de autor. ■ J.B.C.
ADAPTATION
EL LADRÓN DE ORQUÍDEAS
(Adaptation), Columbia, EE.UU., 2002, 114 min.
Productores: Edward Saxon, Vincent Landay, Jonathan Demme. Direc-
tor: Spike Jonze. Guión: Charlie Kaufman, Donald Kaufman. Fotografía:
Lance Acord. Montaje: Eric Zumbrunnen. Música: Carter Burwell. Intér-
pretes: Nicolas Cage, Meryl Streep, Chris Cooper, Maggie Gyllenhaal,
Tilda Swinton. ***
Curioso renovador del género “cine dentro del cine”,
Spike Jonze no se contentó con meternos con calzador
en la cabeza de un actor (Cómo ser John Malkovich), y en
su siguiente comedia, nos mete en el sistema nervioso no
de uno, sino de dos guionistas gemelos, más temibles
que los ginecólogos de Inseparables. Realidad, ficción y
falso documental se juntan, funden y a veces confunden
en esta película, que narra la crisis creativa de Charlie
Kaufman (Nicolas Cage) cuando, tras el éxito obtenido
por la escritura de Cómo ser John Malkovich –además, se
insertan secuencias del rodaje de la película, en una boni-
ta greca metacinéfila–, sufre el temible bloqueo de escri-
tor al encarar su siguiente trabajo: adaptar la novela “El
ladrón de orquídeas”. Charlie, tipo altamente inseguro de
sí mismo, en parte debido a su destartalado físico, se lo
toma demasiado a pecho, intentando escribir poco me-
nos que un tratado cosmo-antropológico en un proceso
que le llevará a conocer a la autora (Meryl Streep) y a su
estrafalaria “musa”, el mismísimo hurtador de la valiosa
flor (Chris Cooper). De propina, el gemelo de Charlie, Do-
nald, inicia una meteórica carrera como guionista garaba-
teando sandeces bendecidas por los magnates del cine
de acción. Asumidamente “perroverdista” y con inspira-
dos pasajes oníricos y maníaco-depresivos, el filme acier-
ta cuando se parece a Barton Fink y pincha cuando emula
a Sangre fácil, sobre todo en su pantanoso (literal y meta-
fóricamente) tramo final. Enorme el trabajo duplicado de
Cage (otro que, como Samuel L. Jackson, gana sin biso-
ñé), el justamente oscarizado Cooper (aunque le arreba-
tase la estatuilla al dios Newman por Camino a la perdi-
ción) y una Streep a la que las drogas le sientan tan bien
como la muerte. ■ J.C.
● ●
¡Adiós, tierra firme! | 5
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ADELANTE, MI AMOR
(Arise, My Love), EE.UU., 1940, 110 min.
Productor: Arthur Hornblow, Jr. Director: Mitchell Leisen. Guión: Billy
Wilder, Charles Brackett, Jacques Théry (basado en una historia de Ben-
jamin Glazer y Hans Székely). Fotografía: Charles Lang. Montaje: Doane
Harrison. Música: Victor Young. Dirección Artística: Hans Dreier, Robert
Usher. Intérpretes: Claudette Colbert, Ray Milland, Dennis O’Keefe,
Walter Abel, Dick Purcell, George Zucco, Frank Puglia. ***
Mitchell Leisen, recordémoslo, fue un excelente artesano
que debutó allá en el cine mudo como director artístico,
asistente de dirección, figurinista y hasta decorador y, ya
como director en el cine sonoro, un hombre que despa-
chaba con aplomo y solvencia películas de encargo de la
Paramount. Pero en el terreno de la comedia fue algo más
que un hábil artesano: reivindicado hoy su genio por
doquier, filmes como Candidata a millonaria, Medianoche
o Una chica afortunada se nos aparecen como obras
maestras parangonables a los mejores clásicos de McCa-
rey, Capra, Sturges o Lubitsch. Adelante, mi amor es una
película de propaganda antinazi propia del tiempo aun-
que beneficiada del talento y la elegancia de Leisen y del
irónico, sutil guión de Billy Wilder y Charles Bracket. Su
acción arranca poco después de nuestra guerra civil, en
Burgos, donde un aviador yanqui es salvado del fusila-
miento por una periodista en busca del gran reportaje,
que se hace pasar por su esposa en lo que es el inicio de
una ingeniosa trama, propia de la comedia de situaciones.
Lo que sigue es una mezcla de comedia ligera, melodra-
ma y romance que no altera su conjunto, poniendo espe-
cial acento en un problema de conciencia que afectará a
nuestros dos protagonistas: ¿es lícito anteponer el amor
a los deberes de la patria o hay que sacrificar aquél en
provecho de éstos? La ecuación ética se saldará reco-
rriendo los senderos previsibles, pero por el camino
abundarán las escenas memorables, ya ocurran en una
bañera, en una romántica velada en el Maxim´s parisien-
se o en un bosque idílico en el que un desfile casi disne-
yano de animales anuncia el terror hitleriano. ■ J.B.C.
ADIÓS, CORDERA
España, 1969, 85 min.
Director: Pedro Mario Herrero. Guión: Pedro Mario Herrero (basado en
la historia de Leopoldo Alas “Clarín”). Fotografía: Cecilio Paniagua. Mon-
taje: Petra de Nieva. Diseño de producción: Antonio Cortés. Intérpretes:
Carlos Estrada, José María Prada, Emilio Gutiérrez Caba. **
Discreta adaptación del cuento homónimo de Leopoldo
Alas “Clarín” a cargo del escrito y guionista Pedro Mario
Herrero, cuya trama gira alrededor de un pobre diablo
que, por razones económicas, se ve obligado a vender a
su queridísima vaca, la Cordera titular. ■ J.B.C.
¡ADIÓS, TIERRA FIRME!
(Adieu, plancher des vaches!), Francia-Suiza-Italia, 1999, 118 min.
Productor: Martine Marignac. Director: Otar Iosseliani. Guión: Otar Ios-
seliani. Fotografía: William Lubtchansky. Montaje: Otar Iosseliani, Ewa
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6| Adivina quién
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Lenkiewicz. Música: Nicholas Zourabichvili. Intérpretes: Nico Tarielash-

vili, Lily Lavina, Philippe Bas, Stephanie Hainque, Mirabelle Kirkland,
Amiran Amiranashvili, Joachim Salinger, Otar Iosseliani. ***

Los deseos de autenticidad del dueño de una mansión en

las afueras de París, que se traslada cada día a la ciudad
para llevar vida propia, lejos de la madre ambiciosa y el
padre alcohólico. Ocasión para disfrutar del cine de este
director de origen georgiano con influencias de Jacques
Tati y lanouvelle vague,en cuanto a definición de perso-
najes pintorescos en busca de libertad. ■ M.Q.

ADIVINA QUIÉN
(Guess Who), EE.UU., 2005, 106 min.

Productor: Jason Goldberg, Erwin Stoff, Jenno Topping. Director: Kevin

Rodney Sullivan. Guión: David Ronn, Jay Scherick y Peter Tolan. Fo-
tografía: Karl Walter Lindenlaub. Montaje: Patrick Flannery, Paul Seydor.
Música: John Murphy. Arte: Gary Kosko. Intérpretes: Bernie Mac, Ashton
Kutcher, Zoe Saldana, Judith Scott, Hal Williams, Kellee Stewart. *

Entramos, con toda la puñetería, a ver Adivina quién equi-

pados con una lupa, unos prismáticos y un telescopio.
Misión: atisbar un gag visual. Fracaso total de la expedi-
ción. Nos ponemos, al propio tiempo, un audífono, para
aguzar el tímpano detectando diálogos ingeniosos. Nue-
vo fracaso. Entre tanta investigación científica, una cons-
tatación sobre esta versión con los colores invertidos de mundo para demostrar que la raza negra también tiene
Adivina quién viene a cenar esta noche: que los tics de la su corazoncito, viste camisa de cuello limpio y corbata
comedia televisiva (véanse las escenas de Mac en su des- bien anudada, y puede llegar a médico, abogado o ins-
pacho o las cenas en familia: pura sitcom) están acaban- pector de policía. ■ J.B.C.
do con la comedia cinematográfica. ■ J.B.C.

ADIVINA QUIÉN VIENE A CENAR
ESTA NOCHE
(Guess Who’s Coming to Dinner), Columbia, EE.UU., 1967, 108 min.
Productor: Stanley Kramer. Director: Stanley Kramer. Guión: William
Rose. Fotografía: Sam Leavitt. Montaje: Robert C. Jones. Música: Frank
De Vol. Vestuario: Jean Louis, Joe King. Intérpretes: Spencer Tracy,
Katharine Hepburn, Sidney Poitier, Katharine Houghton, Cecil Kellaway,
Roy E. Glenn, Sr., Beah Richards, Isabel Samford, Virginia Christine. **
Fue la última película del mítico tándem Spencer Tracy-
Katharine Hepburn, y la última de Tracy. La rodó ya enfer-
mo y conscientes todos de ello, como denotan las mira-
das que se cruzan las dos estrellas. Ambos están emi-
nentes y ambos fueron propuestos para el Oscar al mejor
actor, aunque sólo ella lo consiguió. Lo demás, la burda
historia de dos simpáticos vejetes confortablemente
situados en las dulces ventajas del sistema norteamerica-
no a quienes su hija descubre el verdadero color de la piel
de su novio: negro. Ahí empieza la comedia y ahí se detie-
ne también, porque Adivina quién viene a cenar esta
noche, aparte el recital interpretativo del dúo protagonis-
ta, se queda en una monserga beata sobre las cualidades
intachables del individuo honesto, aceptado, siempre y
cuando se sirvan a pie juntillas los códigos “blancos”, el
integracionismo. Y quién mejor que Sidney Poitier para
encarnar al blanco de piel negra, un actor que vino a este
ADORABLE SEDUCTOR
(A Chorus of Disapproval), South Gate, EE.UU., 1989, 100 min.
Productor: Michael Winner. Director: Michael Winner. Guión: Michael
Winner, Alan Ayckbourn (basado en la obra de Ayckbourn). Fotografía:
Alan Jones. Montaje: Chris Barnes. Música: John DuPrez. Dirección
Artística: Peter Young. Intérpretes: Jeremy Irons, Anthony Hopkins, Pru-
nella Scales, Jenny Seagrove, Sylvia Sims, Patsy Kensit. ***
El montaje de una ópera amateur a cargo de los habitan-
tes de una pequeña población y a cuyo casting se pre-
senta un recién llegado que intenta dejar atrás su viude-
dad es el pretexto argumental de esta desconocida pero
nada desdeñable comedia –con algunos apuntes dramá-
ticos y también musicales–, escrita por Alan Ayckbourn a
partir de su propia y exitosa obra teatral. El ensayo de la
función servirá de excusa para que los personajes entren
en contacto y se establezca una relación entre realidad y
ficción que asegura algunas buenas situaciones cómicas.
Por desgracia, Michael Winner, a pesar de poseer una
carrera con más de veinticinco largometrajes dirigidos
–entre ellos una penosa adaptación de “El sueño eterno”
titulada Detective privado–, sigue sin haber aprendido
cosas esenciales de su oficio, aunque con un guión y unos
actores como los que tuvo a su disposición, especial-
mente un soberbio Anthony Hopkins que ofrece un
auténtico recital como tiránico director de escena, era
difícil errar el tiro. ■ J.E.

● ● ●
 Agárralo como puedas | 7
● ● ●

A DÚO que hay ejemplos muy ilustres de este subgénero, lo lógi-

(Duets), Buena Vista, EE.UU., 2001, 112 min. co es que no todas las historias funcionen de la misma
Productor: Kevin Jones, Bruce Paltrow, John Byrum. Director: Bruce Pal- manera porque, además, se intenta compensar el todo
trow. Guión: John Byrum. Fotografía: Paul Sarossy. Montaje: Jerry Green- que es la película con géneros o actores de registros dife-
berg. Música: David Newman. Dirección artística: William Heslup. Ves- rentes. Este Aeropuerto español no tiene nada que ver
tuario: Marie Claire. Intérpretes: Gwyneth Paltrow, Maria Bello, Andre con el norteamericano. Es mucho más modesto. Hay mu-
Braugher, Paul Giamatti, Huey Lewis, Scott Speedman. *** chas historias que se entrecruzan y ello permite no sola-
mente ver a la flor y nata del cine español de los cincuen-
El ya fallecido Bruce Paltrow, padre de Gwyneth, es el ta, sino comprobar también que los tiempos han cambia-
autor de esta película en la que, a poco de comenzar, un do una barbaridad. ■ A.C.
personaje reconoce que el Karaoke es una forma de vida.
Sobre esa algo liliputiense filosofía se sustenta toda la
obra, una comedia sentimental con canciones protagoni-
zadas por una patulea de perdedores que en ese univer-
so de voces impostadas, soltándose el pelo y la garganta,
refortalecerán espíritus y estrecharán lazos. Más estimu-
lante en su primera parte que en el tramo final, que lan-
guidece y se convencionaliza. Lo mejor: el yuppy que se
desmadra, fenomenal composición de Giamatti. ■ J.B.C.

ADVENTURES OF BARRY
MCKENZIE, THE
Longford, Australia, 1972, 117 min.

Productor: Phillip Adams. Director: Bruce Beresford. Guión: Bruce

Beresford, Barry Humphries (basado en la tira cómica “The Wonderful
World of Barry McKenzie”, de Barry Humphries). Fotografía: Don McAl-
pine. Montaje: John Scott. Música: Peter Best. Dirección Artística: John
Stoddart. Intérpretes:: Barry Crocker, Barry Humphries, Paul Bertram,
Dennis Price, Avice Landon, Peter Cook. *

Deshilvanada pero a menudo hilarante versión cinemato-

gráfica de la tira cómica de “Private Eye”, escrita por el
humorista satírico Barry Humphries. Barry Crocker inter-
preta el papel titular del torpe e inocente Bazza, un joven
australiano que visita Inglaterra por primera vez. Su
forma de hablar es ingeniosa y original, pero los diverti-
dos incidentes se echan a perder en su mayoría por la
repetición y la vulgaridad buscada a cualquier coste. El
resultado es lo que uno podría esperar si los Hermanos
Marx hiciesen una película de Carry On en Australia. Y
pensar que Bruce Beresford acabaría haciendo Paseando
a Miss Daisy. ■ J.D.D.

AEROPUERTO
Producciones cinematográficas Ariel, España, 1953, 101 min.

Director: Luis Lucía. Guión: Luis Lucía, José Lius Colina. Fotografía:
Sebastián Perera. Música: Juan Quintero. Intérpretes: Fernando Fernán-
Gómez, Margarita Andrey, Fernando Rey, María Asquerino, Manolo
Morán, Julia Caba Alba, Juanita Reina, Fernando Sancho, José Isbert, Elvi- AGÁRRALO COMO PUEDAS
ra Quintillá, Antonio Riquelme, Antonio Ozores. ** (The Naked Gun: From the Files of Police Squad!), Paramount,
EE.UU., 1988, 85 min.

El cine coral, tan habitual en García Berlanga, ha tenido
una de sus más populares representaciones en las adap-
taciones de novelas como “Gran Hotel” y “Hotel Berlín”.
La fórmula es muy simple, pero muy eficaz y sirve para
reunir en una misma película a un gran número de estre-
llas. Cuanto más dinero, lógicamente, más estrellas. Aun-
Productor: Robert K. Weiss. Director: David Zucker. Guión: Jerry Zucker,
Jim Abrahams, David Zucker, Pat Proft (basado en la serie de televisión
Police Squad!, de Zucker-Abrahams-Zucker). Fotografía: Robert Ste-
vens. Montaje: Michael Jablow. Música: Ira Newborn. Diseño de produc-
ción: John J. Lloyd. Vestuario: Mary Vogt. Intérpretes: Leslie Nielsen,
George Kennedy, Priscilla Presley, Ricardo Montalban, O.J. Simpson,

● ● ●
8| Agárralo como puedas 2 1/2: el aroma del miedo
● ●
Nancy Marchand, John Houseman, Reggie Jackson, Jeanette Charles,
Curt Gowdy. ***
El equipo de directores/guionistas Zucker-Abrahams-Zu-
cker, que tuvo un gran éxito con Aterriza como puedas,
basó Agárralo como puedas en su hilarante pero efímero
show de televisión Police Squad! Leslie Nielsen repite su
rol como el inepto teniente de policía Frank Drebin, que
investiga el tiroteo de un policía durante una ridícula-
mente audaz redada antidroga, un caso que involucra al
elegante traficante de heroína Vincent Ludwig (Montal-
ban). Drebin se enamora de la ayudante de Ludwig, Jane
(Presley), tan lerda y corta de luces como él. Mientras
tanto, el jefe de Drebin (Kennedy) descubre que alguien
planea asesinar a la reina Isabel de Inglaterra durante su
visita a Los Angeles. Como siempre, la sofisticación brilla
por su ausencia, y uno duda incluso de la conveniencia de
intentar una sinopsis, consciente de que un resumen del
argumento de cualquier comedia de los ZAZ no puede
expresar la locura y, lo crean o no, encanto de la produc-
ción. Pero los fans del equipo de Aterriza como puedas
saben que los gags trillados, los viejos clichés y la tonte-
ría patente pueden, si se aplican con el espíritu adecua-
do, proporcionar mucha más diversión que el ingenio de
Woody Allen. Así, desde la inspirada secuencia de los tí-
tulos de crédito iniciales, en la que una cámara montada
tras la sirena de un coche de policía circula por las calles
de la ciudad, a la imagen del villano cayendo desde la
grada de un estadio y siendo aplastado por un autobús,
una apisonadora y una banda de música, Agárralo como
puedas es un continuo torrente de gags visuales y verba-
les que fluyen tan rápidos que no tienes tiempo para
darte cuenta de lo malos que son. Finalmente, sin em-
bargo, esta gloriosamente chabacana parodia de los thri-
llers policíacos es el show de Leslie Nielsen: con un ina-
gotable instinto para lo innecesariamente dramático, da
unidad a la absurda confusión al tratarlo todo como si
fuese cuestión de vida o muerte. Le secundan con acier-
to un atinadamente inexpresivo George Kennedy, una de-
lirante Priscilla Presley y un maravillosamente encorseta-
do Ricardo Montalban. ■ J.D.D.
AGÁRRALO COMO PUEDAS 2 1/2:
EL AROMA DEL MIEDO
(Naked Gun 2 1/2: the Smell of Fear), Paramount, USA, 1991, 85 min.
Productor: Robert K. Weiss. Director: David Zucker. Guión: David Zu-
cker, Pat Proft. Fotografía: Robert Stevens. Montaje: James Symons,
Chris Greenbury. Música: Ira Newborn. Dirección Artística: John J. Lloyd.
Intérpretes: Leslie Nielsen, Priscilla Presley, George Kennedy, O. J. Simp-
son, Robert Goulet, Richard Griffiths. ***
Primera secuela de uno de los títulos clave de la comedia
desmadrada americana de los últimos tiempos, un dispa-
rate autoconsciente y saludable, con gags cada quince
segundos (de todo calibre: regulares, potables, brillantes
y media docena de geniales) y el superpayaso Nielsen
encarnando con su proverbial talento paródico al calami-
toso teniente Frank Drebin. Hay en Leslie Nielsen (de Pla-
● ●
●
neta prohibido a Loca, pasando por Furia en el valle, Har-
low o La aventura del Poseidón) una larga carrera a la que
se puede calificar de más que estimable, pero ha sido
gracias al personaje del teniente Drebin (que tuvo su orí-
gen en televisión) y otras parodias de similar pelaje que
se ha ganado su popularidad, su respetable y perdurable
plaza en la historia del cine. ■ J.B.C.
AGÁRRAME ESE FANTASMA
(Hold That Ghost), EE.UU., 1941, 86 min.
Productor: Alex Gottlieb (sin acreditar). Director: Arthur Lubin. Guión:
Robert Lees, Frederic I. Rinaldo, John Grant. Fotografía: Elwood Bredell.
Montaje: Philip Cahn. Dirección Artística: Jack Otterson. Intérpretes:
Bud Abbott, Lou Costello, Richard Carlson, Joan Davis, Mischa Auer,
Evelyn Ankers, Marc Lawrence, Shemp Howard. ***
Bud Abbott y Lou Costello formaron una de las parejas
cómicas más populares del mundo del espectáculo. Su
fórmula humorística se basaba en el eterno contraste
entre el augusto y el payaso; en este caso, la seriead de
Abbott opuesta a la tontería de Costello. Agárrame ese
fantasma presenta al estrafalario dúo heredando una
mansión supuestamente encantada, gracias al testamen-
to de un gángster. Los héroes pretenden convertir el lu-
gar en un restaurante, pero una vez que han abierto el es-
tablecimiento se encuentran con toda clase de fenóme-
nos sobrenaturales. El alivio musical lo proporcionan las
Andrews Sisters, colaboradoras habituales de los chicos.
Con el paso de los años este tipo de comedia de terror
proporcionaría al dúo algunos de sus mejores momentos
en celuloide, a medida que se fueran encontrando con
toda la galería de monstruos de la Universal. ■ J.D.D.
AGENTE JUVENIL
(If Looks Could Kill), EE.UU., 1991, 88 min.
Productor: Neil Meron, Craig Zadan. Director: William Dear. Guión:
Darren Star (basado en una historia de Fred Dekker). Fotografía: Dou-
glas Milsome. Montaje: John F. Link. Dirección Artística: Réal Proulx.
Intérpretes: Richard Grieco, Linda Hunt, Roger Rees, Robin Bartlett,
Gabrielle Anwar, Geraldine James, Michael Siberry, Carole Davis, Frede-
rick Coffin, Tom Rack. **
●

● ●
Un planteamiento de médula hitchcockiana para la pa-
rroquia imberbe: un joven estudiante de vacaciones en
París es confundido con un agente secreto y se ve en-
vuelto en una trepidante peripecia. Muy discreta, aunque
efectiva y entretenida, comedia de enredos e intrigas. Se
basa en una historia de Fred Dekker, el autor de las ima-
ginativas El terror llama a su puerta y Una pandilla aluci-
nante. ■ J.B.C.
AGE OF CONSENT
Australia, 1969, 103 min.
Productor: James Mason, Michael Powell. Director: Michael Powell.
Guión: Peter Yeldham (basado en la novela de Norman Lindsay). Foto-
grafía: Hannes Staudinger. Montaje: Anthony Buckley. Música: Peter
Sculthorpe. Dirección Artística: Dennis Gentle. Intérpretes:: James
Mason, Helen Mirren, Jack MacGowran, Neva Carr-Glynn. ***
Comedia melodramáticamente afable y emotiva ambien-
tada en una idílica isla del Pacífico y centrada en las varia-
das relaciones que tendrá con sus habitantes un artista
recién llegado. Uno de los últimos trabajos del autor de
Las zapatillas rojas y El fotógrafo del pánico, inédito en
nuestras pantallas. ■ J.B.C.
AGÍTESE ANTES DE USAR
Izaro Films, España, 1983, 90 min.
Productor: Salvador Ginés. Director: Mariano Ozores. Guión: Mariano
Ozores. Fotografía: Manuel Rojas. Montaje: Antonio Ramírez. Música:
Gregorio García Segura. Dirección Artística: Luis Vázquez. Intérpretes:
Andrés Pajares, Fernando Esteso, Antonio Ozores, Arévalo. *
Canto del cisne del trío Mariano Ozores-Andrés Pajares-
Fernando Esteso, ya sin salida comercial alguna y cine-
matográficamente nulo. Esta pseudo crítica a la sanidad
española está repleta de un humor grueso y deslavazado
que recuerda a una de las más indignas comedias del cine
español, Y del seguro, líbranos señor!, de Antonio del Real
(1983). En esta nueva farsa, Pajares es un individuo que
busca cómo evadir doscientos millones de pesetas a
Suiza a través de una ruta por Melilla. Mientras encuentra
un barco en el que huir, se refugia en un hospital mala-
gueño que está a punto de quebrar, encontrando allí a
personajes pintorescos como un enfermero ladrón (Este-
so), un médico especialista en matar pacientes en sus
operaciones (Ozores) y un diputado al que retienen en el
centro (in)sanitario (Juanito Navarro). Ni agitada, ni para
usar, ni para ver, ni para nada. ■ L.M.C.
EL ALCALDE, EL GUARDIA
Y LA JIRAFITA
(Il vigile), Royal Film, Italia, 1960, 109 min.
Productor: Guido Giambartolemei. Director: Lugi Zampa. Guión: Rodol-
fo Sonego, Luigi Zampa, Ugo Guerra. Fotografía: Leonida Barboni. Mon-
taje: Otello Colangeli, Fernanda Materni. Música: Piero Umiliani. Direc-
ción Artística: Flavio Mogherini. Intérpretes: Alberto Sordi, Vittorio de
Sica, Mara Berni, Marisa Merlini. ****
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Alegre ma non troppo | 9
●
Uno de los argumentos más recurrentes de la comedia
europea era el de enfrentar a dos personajes contrapues-
tos y enfrascarlos en singulares aventuras, siendo el ejem-
plo más evidente el del cura Don Camilo y el alcalde Pep-
pone. Ahora, con uno de esos títulos largos que tanto les
gustaban a los distribuidores españoles, el duelo es entre
el guardia de tráfico Otello (ilustre Sordi, sobre todo en
sus enérgicos enfados) y el alcalde del lugar (De Sica). El
problema es que Otello es un fiel cumplidor de la ley, y
sanciona cualquier infracción sin importarle quien la co-
meta... aunque sea el mismísimo alcalde. Dentro de su to-
no de farsa y la exageración del personaje de Sordi (apli-
ca el reglamento hasta sus últimas consecuencias), se
encierra un aviso ante los peligros de saltarse el código
de circulación mucho más eficaz que cualquier campaña
de la Dirección General de Tráfico. ■ L.M.C.
ALEGRE MA NON TROPPO
España, 1994, 97 min.
Productor: Fernando Colomo. Director: Fernando Colomo. Guión: Fer-
nando Colomo, Joaquín Oristrell. Fotografía: Javier G. Salmones. Monta-
je: Miguel Ángel Santamaría. Vestuario: Vicente Ruiz. Intérpretes: Pené-
lope Cruz, Pere Ponce, Óscar Ladoire, Rosa María Sardá, Jordi Mollà, Na-
thalie Seseña, Edmon Colomer. **
Tan obeso como astuto, Hitchcock argumentaba que de
la vida de cualquier persona podía sacarse una buena
película, siempre que se eliminaran los momentos aburri-
dos. Las grandes comedias no suelen nutrirse de hechos
excepcionales, más bien de pequeños equívocos y sub-
virtiendo la cotidianidad. Menos gordo que Hitch pero
también astuto, Fernando Colomo ha montado el inge-
nioso, contundente armazón de Alegre ma non troppo
partiendo de una idea motriz mínima que sabe desarro-
llar con talento y pericia narrativa: la confusión sexual de
un joven que busca chico pero encuentra chica.
El itinerario de Pablo (Ponce) hacia el encuentro de su
identidad sexual estará rodeado de diversos avatares, el
mayor de ellos representado por su propia madre
(Sardá). Una divorciada metomentodo que prefiere la
homosexualidad de su hijo no por criterios de igualdad y
respeto, sino para evitar que pueda caer en manos de
otra mujer que sería su competidora. Ni el título del filme
●
10| Alfie
● ●
ni el protagonismo que en él tiene la Joven Orquesta
Nacional (Jonde) resultan circunstanciales. Responden al
tempo escogido por Colomo, quien 17 años atrás cambió
el panorama de la comedia española con Tigres de papel.
La música clásica mantiene el tono reposado de una co-
media basada más en la observación, el apunte caricatu-
resco y el guiño irónico –la madre, por ejemplo, le regala
a su hijo un albúm de Luis Cobos– que en la comicidad
desbordante de La vida alegre, otra de las incursiones del
cineasta en un género siempre difícil.
Colomo ha elegido un movimiento moderadamente
vivo como el alegro. Se ajusta a él y evita cualquier estri-
dencia, con esa habilidad que confiere la dedicación a un
género sólo gratificante si consigue su objetivo: divertir
sin engañar. El director elude con elegancia la mera astra-
canada, intenta profundizar en los personajes y cumple
otra regla de oro del género: una espléndida dirección de
actores. Pere Ponce, con su rostro aniñado y de aparente
ausencia, dota a su personaje de una gran credibilidad.
Como Penélope Cruz, sólo traicionada por pequeños tics.
Y cuando a Colomo parece acabársele la munición, aún le
queda una bala en la recámara: Rosa María Sardá. La
Sardá, claro, vuelve a hacer de Sardá, pero su vis cómica
levanta una función que hacia el final corría el peligro de
atascarse. ■ LL.B.M.
ALFIE
EE.UU., 1966, 114 min.
Productor: Lewis Gilbert. Director: F. Gary Gray. Guión: Bill Naughton
(basado en su propia obra y novela). Fotografía: Otto Heller. Montaje:
Thelma Connell. Música: Sonny Rollins. Dirección Artística: Peter
Mullins. Intérpretes: Michael Caine, Shelley Winters, Millicent Martin,
Julia Foster, Jane Asher, Shirley Anne Field, Vivien Merchant. ***
El propio autor Bill Naughton escribió el guión para llevar
a la pantalla la obra teatral que había triunfado en el West
End por su sátira inclemente de la sociedad británica, en
los tiempos de decadencia económica que dieron lugar a
las posiciones críticas de los “angry young men”. Alfie es
el nombre de un personaje cockney que ejerce de don-
juán para ir medrando y afirmándose socialmente, hasta
que las circunstancias le colocan al borde de la tragedia.
El filme obtuvo un inmenso éxito en taquilla, por su osa-
día en el tratamiento del tema, y catapultó al estrellato a
un joven londinense alto, rubio y corto de vista que se lla-
maba Maurice Joseph Nickelwhite. Su nombre artístico
era el de Michael Caine y había rodado Zulú, de Cy En-
field, e Ipcress, una réplica más realista a James Bond. A
su lado, una pléyade de actrices jóvenes como Jane
Asher, Shirley Anne Field y Eleanor Brown, junto al actor
Denholm Elliott. Tanto la película como Caine fueron no-
minados para el Oscar. ■ M.Q.
ALFIE
Reino Unido-EE.UU., 2004, 103 min.
Productor: Elaine Pope, Charles Shyer. Director: Charles Shyer. Guión:
Elaine Pope, Charles Shyer (basado en la obra de Bill Naughton y en su
● ●
●
guión de 1966). Fotografía: Ashley Rowe. Montaje: Padraic McKinley.
Música: Mick Jagger, John Powell, David A. Stewart. Intérpretes: Jude
Law, Renée Taylor, Jane Krakowski, Jeff Harding, Marisa Tomei. **
Alfred, Alfie para las amigas, mujeriego, chulo, dandi y
soltero sin asomo de compromiso, es un rematado idiota:
un rostro de ángel botticelliano ocultando un alma de
cateto ambulante (en un momento dado aprende la pala-
bra ostentoso y se llena de orgullo) con, encima, preten-
siones de filósofo de la vida; cada dos por tres se dirige
a la cámara para largar su credo edificante al espectador
(al masculino, por supuesto) sin tener en cuenta dos co-
sas: 1) que el noventa por ciento de los espectadores an-
da ya lo suficientemente formado en estas lides, y 2) que
el diez por ciento restante difícilmente ostentará (tam-
bién aprendimos la palabra) el cuerpo lozano del predi-
cador como para poder llevar a la práctica su catecismo
de mete y saca y adiós. Lo peor del caso es que el tonto-
lino de marras tiene remedio. De la misma manera que
pretendían hacernos creer que el impresentable de Jack
Nicholson en Mejor... imposible era redimible, aquí el
tocador de objetos curvilíneos también siente la llamada
de la moral, llora como un bebé por sus conductas y en
un abrir y cerrar de ojos repara en que tiene corazón y,
¡oh sorpresa!, que las mujeres también lo tienen. Se hace
difícil de tragar. Y dado que Alfie está permanentemente
en pantalla, que él y sólo él conduce la película, lo más
probable es que ésta nos resbale que es un contento.
Menos mal que Alfie es Jude Law, uno de esos actores
que nunca fallan, y que aquí logra hacer simpático un
personaje deplorable. Por lo demás, una estética dema-
siado fashion, de anuncio de perfume y, eso sí, excelentes
canciones de Mick Jagger y David A. Stewart. Algo es
algo. ■ J.B.C.
ALGO PARA RECORDAR
(Sleepless in Seattle), Big Onion Productions/Gary Foster Produc-
tions/TriStar, EE.UU., 1993, 100 min.
Productor: Gary Foster. Director: Nora Ephron. Guión: Nora Ephron,
David S. Ward, Jeffrey Arch (basado en su propia historia). Fotografía:
Sven Nykvist. Montaje: Robert Reitano. Música: Marc Shaiman. Diseño
de producción: Jeffrey Townsend. Dirección Arttística: Gershon Gins-
burg, Charley Beal. Vestuario: Judy Ruskin. Intérpretes: Tom Hanks, Meg
Ryan, Bill Pullman, Rosie O’Donnell, Rob Reiner, Rita Wilson, Gaby
Hoffman, Carey Lowell, Ross Malinger, Victor Garber. ****
Decidido retorno a las comedias románticas de la época
dorada de Hollywood. Una mujer que acaba de prome-
terse escucha por radio las confesiones de un viudo con
un hijo de ocho años. La chica rompe su compromiso y
decide encontrarle, convencida de que es el hombre de
su vida. La autora casi total de esta historia es nada
menos que Nora Ephron, ensayista, novelista, autora tea-
tral y guionista de filmes como Silkwood y Cuando Harry
encontró a Sally. Para componer esta película tan alejada
de su obra anterior, la directora-guionista se inspiró en Tú
y yo, aquellas dos versiones de una misma historia que
hicieron llorar a nuestros padres y abuelos, ayudando con
●
 Algo salvaje | 11
● ● ●

indudable talento a resucitar un tipo de cine que ha teni-
do después una prolífica descendencia y demostrando
que no hay nada que pase de moda, y que todo vuelve si
se presenta adecuadamente. Y la cinta no sólo está bien,
sino lujosamente presentada, y cuenta además con una
pareja protagonista con gancho, especialistas en tocar
eficazmente el corazón del respetable. El impecable
guión, la irresistible química entre Hanks/Ryan y una cáli-
o el casi legendario del tupé orgánico) son lo único (y ya
es poco y miserable) de esta estúpida función, tanto que
hasta dobló al castellano las canciones de Jonathan Rich-
man. Hay que ser idiota. ■ J.C.
ALGO SALVAJE
(Something Wild), Religioso Primitiva, EE.UU., 1986, 113 min.

da y emotiva puesta en escena de miss Ephron la convir-
tieron en uno de los grandes éxitos de 1993, demostran-
do que la gente aún cree en el amor a primera vista inclu-
so si se produce a través de las ondas radiofónicas. ■ A.C.
Productor: Jonathan Demme, Kenneth Utt. Director: Jonathan Demme.
Guión: E. Max Frye. Fotografía: Tak Fujimoto. Montaje: Craig McKay.
Música: John Cale, Laurie Anderson. Diseño de producción: Norma
Moriceau. Dirección Artíística: Stephen J. Lineweaver. Intérpretes: Jeff
Daniels, Melanie Griffith, Ray Liotta, Margaret Colin, Tracey Walter,
Dana Preu, Jack Gilpin, Su Tissue, Kristin Olsen, John Sayles. ***

Aunque con Melvin y Howard ya había llamado la aten-

ción de público y crítica, fue Algo salvaje el filme que con-
firmó definitivamente a Jonathan Demme como uno de
los cineastas más a tener en cuenta de las últimas horna-
das hollywoodienses. En esta cinta combina con inteli-
gencia, a partir del guión original de E. Max Fyre, la come-
dia, el melodrama y el thriller, en una fórmula que rehúye
voluntariamente la clasificación genérica, aunque a tenor
del desarrollo de la trama se apueste en parte, de forma
muy poco convencional, por la road movie. De todas for-
mas, el juego actoral, mayormente cómico, domina en un
filme en el que emergen tres excelentes interpretaciones,
entre ellas la de un debutante Ray Liotta con un persona-
je que ha marcado su futura trayectoria. ■ J.E.
ALGO PASA CON MARY
(There´s Something About Mary), 20th Century Fox, EE.UU., 1997,
119 min.

Directores: Bobby y Peter Farrelly. Guión: Bobby y Peter Farrelly, John J.

Strauss, Ed Decter. Fotografía: Mark Irwin. Música: Jonathan Richman.
Intérpretes: Cameron Diaz, Matt Dillon, Ben Stiller, Lee Evans, Chris
Elliott, Lin Shaye, Jeffrey Tambor, Markie Post. *

Para algunos, la cloaca considerada como una de las

bellas artes; para otros, el arte cómico tirado por el sumi-
dero. No hay término medio con los Farrelly, aunque últi-
mamente su legión de fans se vuelve tibia ante la “nor-
malización” de su estilo. De todas formas, y a pesar de la
nociva corriente de comedia escatológica inaugurada
aquí, Algo pasa con Mary es su película santo y seña.
Quizá el auge del affaire Lewinski tuvo algo que ver. O la
sobredosis de almíbar y comedietas románticas de fina-
les de los noventa. El caso es que esta astracanada, que
Mariano Ozores firmaría encantado, tuvo su pequeña
convulsión de fenómeno cultural, encumbrando a su pro-
tagonista absoluta, Cameron Díaz, como reina de lo gru-
moso y políticamente incorrecto. La historia, valga la
hipérbole, se centra en los trajines de un anormal acom-
plejado llamado Ted (Ben Stiller, otro marcado trágica-
mente por este papel, a pesar de los salvavidas que le
lanza Wes Anderson), enamorado desde chaval de Mary
(Cameron, claro), que llega a contratar a un detective
(Matt Dillon anticipándose al Clooney de los Coen) para
seguirle la pista en su nuevo hogar en Miami. Un par de
gags «tontos muy tontos» (el de la bragueta, el del perro

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12| Alice
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ALICE
Orion, EE.UU., 1990, 106 min.

Productor: Robert Greenhut. Director: Woody Allen. Guión: Woody

Allen. Fotografía: Carlo Di Palma. Montaje: Susan E. Morse. Dirección
Artística: Santo Loquasto. Intérpretes: Mia Farrow, William Hurt, Joe
Mantegna, Alec Baldwin, Judy Davis, Blythe Danner, Bernardette Peters,
Cybill Shepherd, Patrick O´Neal. ***

Nadie como este judío de Brooklyn miope y bajito, llama-

do Allan Stewart Koningsberg, representa la concreción y
fabulación de las obsesiones del hombre medio culto
actual, más neoyorquino propiamente dicho que ameri-
cano. Por eso, sus películas –que nos llegan ordenada y
cumplidamente al ritmo de una por año– tienen más éxito
en Europa que en su país y, entre nosotros, cuentan con
un público adicto. Cuando Allen posee ya una nutrida fil-
mografía y ha superado sus primeras acumulaciones de
gags tipo Bananas o la dependencia de la parodia que,
dicho sea en honor de la verdad, dio frutos tan notables
como Toma el dinero y corre y La última noche de Boris
Grushenko, podemos distinguir entre sus películas aque-
llas en las que él mismo sale como actor y las que se limi-
ta a ejercer de realizador. Las primeras, claro está, siguen
haciendo hincapié en sus fantasmas personales y las
segundas adoptan una posición algo más distanciada, se
abren a lo coral e intensifican la visión a la vez crítica y
fascinada sobre los personajes femeninos. Alice viene
inmediatamente después de una película atípica, Delitos
y faltas, a mi entender una auténtica obra maestra de raíz
dostoiewskiana, y antes de marcar un cierto retorno a la
línea paródica con la expresionista Sombras y niebla. Se Brymer, Travis Banton. Inttérpretes: William Powell, Carole Lombard,
inscribe en la galería de mujeres en crisis, tras el parón Alice Brady, Eugene Pallette, Gail Patrick, Alan Mowbray, Jean Dixon,
que supone la irrupción de la madurez en sus vidas. Son Mischa Auer, Robert Light, Pat Flaherty. *****
la propia Mia Farrow de La rosa púrpura de El Cairo y
Hannah y sus hermanas y la Gena Rowlands de Otra Citada a menudo como la definitiva screwball comedy, y
mujer. Alice, casada desde hace 16 años, se encuentra la primera en ser bautizada de este modo por un crítico,
abandonada. Acude a la consulta de un misterioso doc- Al servicio de las damas es una película con conciencia
tor oriental, que le da una medicina que le faculta para social, aunque la sutileza del mensaje se oculta bajo tone-
penetrar en el mundo de lo irracional y poseer una visión ladas del humor más disparatado. Entre los créditos de
certera de lo que sucede a su alrededor. Enterada de la apertura y el final tradicional (el chico se lleva a la chica),
infidelidad de su marido, cede a los requerimentos de un esta brillante farsa nos ofrece una denuncia de la vida
músico divorciado. Película “de cámara”, Alice tiene el artificiosa y vacua que lleva la buena sociedad de la Quin-
problema de resultar redundante, una insistencia de algo ta Avenida. La encantadora Irene Bullock (Lombard) y su
que ya habíamos oído, repetido ahora sin demasiada con- calculadora hermana Cornelia (Patrick), miembros de una
vicción. Y encima parece que Allen no sepa cómo decidir acaudalada familia de Park Avenue llena de despilfarra-
el desenlace, que resulta forzado y poco ingenioso. Sin dores tarambanas, viven ignorantes de la realidad social
embargo, quedan los buenos momentos que siempre tie- de su país, sin darse cuenta de que el drama ajeno puede
nen los filmes inteligentes y el gran reparto con que Woo- ser suyo un día. Y eso, por supuesto, es lo que ocurre
dy se arropa: Blythe Danner, Bernardette Peters, Cybill aquí. Buscando una genuina víctima de la Depresión (“un
Shepherd, Patrick O´Neal e incluso una intervención de la hombre olvidado”) como objetivo de un estúpido juego
modelo Elle McPherson. ■ M.Q. de “caza en la basura”, Irene se lleva a casa a un aparen-
te “vagabundo” que ha encontrado en un basurero. Intri-
gada, le contrata para que sea el nuevo mayordomo de la
AL SERVICIO DE LAS DAMAS familia y pronto se enamora de él, sin saber que él mismo
(My Man Godfrey), Universal, EE.UU., 1936, 94 min. había pertenecido en el pasado a las clases altas. Quién
Productor: Gregory La Cava. Director: Gregory La Cava. Guión: Morrie es realmente y cómo se convierte en el representante de
Ryskind, Eric Hatch, Gregory La Cava (basado en la historia “1101 Park la cordura en una mansión que tiene mucho en común
Avenue” de Eric Hatch). Fotografía: Ted Tetzlaff. Montaje: Ted J. Kent. con una institución mental es el tema de esta maravillosa
Música: Charles Previn. Dirección Artística: Charles D. Hall. Vestuario: farsa, concebida con un brío y un ingenio sin igual.

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El ingenio se debe al buen hacer de los guionistas Mo-
rrie Ryskind, Eric Hatch y Gregory La Cava, y está claro
que el brío es mérito del poco valorado La Cava y sus
acertadas instrucciones. La Cava era un director de
comedia conocido por su afición a la improvisación. Y en
esta historia lo más divertido es la evolución de los per-
sonajes, porque cuando la suerte se pone en contra de
esa familia llena de chiflados tarambanas, los Bullock tie-
nen que aprender a ser un poco más humanos. Como
suele suceder con estas travesuras cinematográficas, Al
servicio de las damas se apoya en la competencia de sus
actores como intérpretes de comedia. William Powell y
Carole Lombard, casados en 1931 y divorciados en 1933,
aún eran lo bastante amigos como para formar un mara-
villoso equipo en la pantalla. En el papel titular, Powell
está en su elemento encarnando al personaje que da
nombre a la película (My Man Godfrey), un Godfrey Smith
que se caracteriza por su humor sardónico y la impertur-
babilidad con que reacciona ante el caos impredecible
que se desarrolla ante sus ojos. A la altura de tan refina-
do clochard se sitúa la inocentemente imperturbable
Lombard, cuyo personaje sentó nuevos standards de
comportamiento enloquecido. Pero sorprendentemente,
la actriz que encarna a su hermana, Gail Patrick, consigue
robarle el protagonismo en muchas de las escenas en que
comparten pantalla y, al final, es ella la que consigue
imponerse en la memoria del espectador. En el papel de
la madre de las chicas, Alice Brady interpreta una vez más
a una cabeza hueca atolondrada con voz de pito y diálo-
gos idiotas, mientras que Eugene Pallette, inimitable y
con el tono de voz por los suelos, hace lo propio con el
achacoso sustentador de la familia. Y por fin, no podemos
dejar de mencionar al inefable Mischa Auer, divertidísimo
en la piel del chiflado gigoló ruso aficionado a imitar
monos, y a la maravillosa Jean Dixon, que con su exquisi-
to ritmo cómico da vida a Molly, la doncella sensata, en
una intervención demasiado corta para lo que merece su
talento.
Dirigida con ojo clínico por Gregory La Cava, este hila-
rante puñetazo a las manías de los ricos ociosos obtuvo
un éxito apoteósico de público y crítica, así como seis
candidaturas a los Oscar, aunque la edición de 1936 no le
reservó ninguno. Pero la película sí que generó una mul-
titud de imitaciones de inferior calidad, incapaces de
recrear la química de este título señero de la screwball
comedy. ■ J.T.
AL SUR DE GRANADA
España, 2002, 111 min.
Productor: Beatriz de la Gándara, Fernando Bovaira, Fernando Colomo.
Director: Fernando Colomo. Guión: Fernando Colomo, Jonathan Ga-
thorne-Hardy. Fotografía: José Luis Alcaine. Música: Juan Bardem. Intér-
pretes: Matthew Goode, Verónica Sánchez, Guillermo Toledo, Consuelo
Trujillo, Ángela Molina, Antonio Resines. ***
En la línea de su previa y excelente Los años bárbaros,
Colomo ofrece un retrato de la España del pasado filtra-
do por otra mirada extranjera, en este caso la del notorio
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¡Alto!, o mi madre dispara | 13
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escritor británico Gerald Brenan cuando pisó por primera
vez las tierras de la Alpujarra, a principios de los años
veinte. Bella (magnífica fotografía de Alcaine), ingeniosa,
nostálgica, divertida y con un inconmensurable Guillermo
Toledo. ■ J.B.C.
ALTA FIDELIDAD
(High Fidelity), EE.UU.-Reino Unido, 2000, 114 min.
Productor: Tim Bevan y Rudd Simmons. Director: Stephen Frears.
Guión: D. V. De Vincentis, Steve Pink, John Cusack y Scott Rosenberg
(basado en la novela de Nick Hornby). Fotografía: Seamus McGarvey.
Montaje: Mick Audsley. Música: Howard Shore. Intérpretes: John
Cusack, Iben Hjejle, Todd Louiso, Jack Black, Lisa Bonet, Catherine Zeta-
Jones, Joan Cusack, Tim Robbins, Lili Taylor, Natasha Gregson Wagner,
Sara Gilbert. ***
La película basada en el libro de Nick Hornby traslada la
acción a Chicago, pero lo hace con más fidelidad de la
que podría esperarse. John Cusack, un irónico y creíble-
mente apático Rob, remueve las cenizas de sus pasadas
relaciones y examina una letárgica crisis de la edad adul-
ta. La idea del director Stephen Frears es que Rob se
salga de las escenas para recitar monólogos sobre el sexo
y los vinilos. Lo hace tan a menudo que uno se pregunta
por qué no escribe un libro y acaba de una vez. Entonces
recordamos que el libro ya está escrito; ésta es la pelícu-
la. Lili Taylor, Sara Gilbert y Natasha Gregson captan tan
perspicazmente el “buen rollo” de sus personajes que
hacen parecer demasiado fría a Catherine Zeta-Jones.
Jack Black es una dinamo, un toro en una tienda de dis-
cos. Dylan, The Beta Band, The Chemical Brothers... La
banda sonora es estupenda, pero uno desearía que le
dejasen escucharla más. ■ J.D.D.
¡ALTO!, O MI MADRE DISPARA
(Stop! Or My Mom Will Shoot), EE.UU., 1992, 87 min.
Productor: Michael C. Gross, Joe Medjuck, Ivan Reitman. Director:
Roger Spottiswoode. Guión: Blake Snyder, William Osborne, William
Davies. Fotografía: Frank Tidy. Montaje: Mark Conte, Lois Freeman-Fox.
Música: Alan Silvestri. Intérpretes: Sylvester Stallone, Estelle Getty,
JoBeth Williams, Roger Rees, Martin Ferrero, Gailard Sartain, John
Wesley. *
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14| Alucinantes aventuras de Bill y Ted, Las
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Los problemas de un sargento de policía comienzan de
verdad con la llegada de su madre, una mujer muy entro-
metida, que desea colaborar con él para resolver todos
los casos. Stallone intentó dar un giro a su carrera inter-
nándose en la comedia disparatada, con la ayuda de la
más veterana de Las chicas de oro, y Spottiswoode reali-
zó lo peor de su filmografía. ■ G.Q.
ALUCINANTES AVENTURAS
DE BILL Y TED, LAS
(Bill & Ted’s Excellent Adventure), Nelson, EE.UU., 1988, 89 min.
Productor: Scott Kroopf, Michael S. Murphey y Joel Soisson. Director:
Stephen Herek. Guión: Chris Matheson y Ed Solomon. Fotografía:
Timothy Suhrstedt. Montaje: Larry Bock y Patrick Rand. Diseño de pro-
ducción: Roy Forge Smith y Lynda Paradise. Música: David Newman.
Dirección Arrtística: Gordon White. Intérpretes: Keanu Reeves, Alex
Winter, George Carlin, Terry Camilleri, Bernie Casey, Dan Shor. **
Bill (Winter) y Ted (Reeves) son buenos chicos, pero para
su profesor son casos perdidos. Su fantasía es formar una
banda de rock llamada “Wyld Stallyns”; un día se decidi-
rán y aprenderán a tocar la guitarra. Pero a menos que lo-
gre lo aparentemente imposible y apruebe un examen de
historia, Ted será enviado a una escuela militar; el fin de
su amistad. En el último momento, George Carlin apare-
ce como un benefactor cósmico que les ofrece la oportu-
nidad de viajar hacia atrás en el tiempo y reunir los ora-
dores que necesitan para una presentación asombrosa. El
dúo salta por diferentes épocas, recogiendo figuras his-
tóricas (de Sócrates a Billy el Niño) y enfrentándolas con
la cultura de la Costa Oeste. Ésta es una película extrema-
damente tonta y superficial; todo depende de si uno es
capaz de meterse en la jerga única de Bill y Ted (llena de
expresiones surferas) y en su estúpido comportamiento.
Las escenas más divertidas son las que presentan a Na-
poleón (Camilleri) vagando por el sur de California: pom-
poso y hambriento de poder, devora el menú en una
heladería y acapara todas las atracciones en un parque
acuático. El atolondrado estilo del director Stephen He-
rek complementa perfectamente el embrollo cósmico, y
Keanu Reeves (en sus días pre-sex symbol) se enfrenta al
cómico Alex Winter en la competición por la corona de
“Cabeza hueca más atractivo”. Reeves, con su cara se-
ductoramente inexpresiva y despreocupado vocabulario
físico, recuerda a una marioneta sin hilos paseándose por
este viaje a los cortocircuitos de la historia. ■ J.D.D.
AMANECE QUE NO ES POCO
Globe Films, España, 1988, 103 min.
Director: José Luis Cuerda. Guión: José Luis Cuerda. Fotografía: Porfirio
Enríquez. Música: José Nieto. Intérpretes: Manuel Alexandre, Rafael
Alonso, Antonio Resines, Cassen, Aurora Bautista, Chus Lampreave,
Ovidi Montllor, Saza, Quique San Francisco. **
Curiosa muestra de comedia surrealista y marciana que
aprovecha algunos pases mágicos de El bosque animado
así como de cierto realismo fantástico rural, que haberlo
● ●
●
haylo. Cuerda, haciendo doblete también como guionis-
ta, elabora un cóctel achispado y a veces apelmazado
que arranca con el profesor Teodoro (Resines) y su padre
Jimmy (Ciges, que ni pintado) llegando en sidecar desde
la universidad de Ocklahoma a un pueblo regido por un
alcalde (Aloso) acosado por los vecinos (que recitan a
Faulkner de carrerilla) para que comparta a su mujer, ante
el mosqueo del cura (Cassen) y el cabo de la guardia civil
(Saza). Profesores cantores, paisanos creciendo en las
huertas cual lechugas o negros con alma blanca comple-
tan el panorama, obligatoriamente irregular pero a ratos
francamente curioso y divertido. Su éxito en taquilla pro-
pició una “más o menos secuela”: Así en el cielo como en
la tierra (1994), bastante más pesada. ■ J.C.
AMANTE BAJO LA CAMA, LA
(Corneti alla crema), National Cinematográfica – Nuova Dania, Italia,
1981, 109 min.
Productor: Eugenio Martino. Director: Sergio Martino. Guión: Romolo
Girolami, Franco Verucci, Sergio Martino. Fotografía: Giancarlo Ferran-
do. Montaje: Eugenio Alabiso. Música: Mariano Detto. Dirección Artísti-
ca: Adriana Bellone. Intérpretess: Lino Banfi, Edwige Fenech, Gianni Cavi-
na, Marisa Merlín. **
Una vez pasada la mejor época de la comedia italiana
durante los años 60 y 70, su reciclaje de estrellas para los
80 no resultó demasiado afortunado. Sin embargo, Lino
Banfi, con su aspecto de hombre corriente, gordo, calvo,
perdedor empedernido y diana de todas las tortas que se
rifan, fue uno de sus nombres más reconocidos, capaz de
levantar, incluso, argumentos intrascendentes como éste:
un sastre de trajes de cura, casado y con un hijo, logra
ligarse a la impresionante Edwige Fenech y, para evitar
líos familiares, se hace pasar por un amigo suyo, ligón y
soltero, que es su vecino. En los estertores de la comedia
erótica, he aquí un buen ejemplo de cómo fabricar la fór-
mula nada sencilla del entretenimiento. ■ L.M.C.
EL AMANTE DEL AMOR
(L’homme qui aimait les femmes), Carrosse/Artistes, Francia, 1977,
119 min.
Director: François Truffaut. Guión: François Truffaut, Michel Fermaud,
Suzanne Schiffman. Fotografía: Nestor Almendros. Montaje: Martine
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 American Graffiti | 15
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Barraque. Música: Maurice Jaubert. Intérpretes: Charles Denner, Brigitte
Fossey, Nelly Borgeaud, Leslie Caron, Genevieve Fontanel, Nathalie
Baye, Sabine Glaser, Valerie Bonnier, Martine Chassing. ****
Uno de los filmes peor conocidos entre nosotros de toda
la filmografía del realizador François Truffaut, estrenado
aquí con el pomposo título El amante del amor. Es un re-
trato de la otra cara de don Juan, no el seductor, sino el
seducido, el hombre fascinado por el secreto de la femi-
neidad. El casi siempre secundario Charles Denner logra
aquí una prodigiosa composición, hecha de contención y
sabiduría. Espléndida fotografía del barcelonés Néstor
Almendros. Blake Edwards hizo un remake de este filme
en 1983, titulándolo Mis problemas con las mujeres y con-
firmando el protagonismo a Burt Reynolds. ■ M.Q.
Música: Thomas Newman. Diseño de producción: Naomi Shohan.
Dirección Artíística: David S. Lazan. Vestuario: Julie Weiss. Intérpretes:
Kevin Spacey, Anette Bening, Thora Birch, Wes Bentley, Mena Suvary,
Peter Gallagher, Allison Janney, Chris Cooper. ****
Inclemente disección de la vida de la burguesía acomo-
dada de la sociedad norteamericana, a través de dos
familias que habitan en una zona residencial de una ciu-
dad de tipo medio. El excelente guión de Alan Ball se cen-
tra en la hipocresía esencial que preside las relaciones
familiares y el ambiente opresivo –por encima del bienes-
tar material– que representa el entorno. Una sociedad
que se basa en la creación de espejismos sustitutorios y
que somete a los personajes a crueles tensiones que tie-
nen que reprimir, a veces de forma violenta. Supuso el
estreno cinematográfico de Sam Mendes, un director tea-
tral de probada fama en los escenarios del West End y de
Broadway, que luego nos ha seguido maravillando con su
segundo largometraje Camino a la perdición, interpreta-
do por Tom Hanks. Su debut obtuvo cinco Oscar, entre
ellos el de Mejor Película, Director, Actor –Spacey– y
Guión. ■ M.Q.

AMELIE
(Le fabuleux destin d’Amélie Poulain), Francia-Alemania, 2001, 122’.

Productor: Jean-Marc Deschamps, Claudie Ossard. Director: Jean-Pierre

Jeunet. Guión: Guillaume Laurant, Jean-Pierre Jeunet. Fotografía: Bruno
Delbonnel. Montaje: Hervé Schneid. Música: Yann Tiersen. Dirección
Artística: Volker Schäfer. Intérpretes: Audrey Tautou, Mathieu Kassovitz,
Rufus, Lorella Cravotta, Serge Merlin, Jamel Debbouze. ****

Después de dejar boquiabiertos a los franceses con los

cortos que realizó junto al dibujante y diseñador Marc Ca-
ro y a medio mundo con dos propuestas verdaderamen-
te originales como Delicatessen y La isla de los niños per-
didos, Jeunet decidió iniciar una carrera en solitario en
Hollywood y nada menos que con la cuarta entrega de
Alien. No cumplió, ni mucho menos, con las expectativas
que había generado y volvió a Francia, de donde resur-
gió, cuando ya empezábamos a olvidarnos de él, con
Amelie, uno de los títulos más exitosos del cine galo. Sus
claves serían lo universal de su historia, un cuento lleno
de sentimientos positivos con una hada buena perfecta-
mente integrada en la modernidad y que necesita tam-
bién ser feliz –encarnada por una insustituible y maravi-
llosa Audrey Tautou– y, sin duda alguna, su ingeniosa y
original puesta en escena, cargada de hallazgos a todos
los niveles y elaborada hasta el mínimo detalle. Imposible
no destacar la banda sonora del genial Tiersen. ■ G.Q.

AMERICAN BEAUTY
Jinks/Cohen Company, EE.UU., 1999, 118 min.
Productor: Bruce Cohen, Dan Jinks. Director: Sam Mendes. Guión: Allan
Ball. Fotografía: Conrad L. Hall. Montaje: Tariq Anwar, Chris Greenbury.
AMERICAN GRAFFITI
Universal, EE.UU., 1973, 110 min.
Productor: Francis Ford Coppola, Gary Kurtz. Director: George Lucas.
Guión: George Lucas, Gloria Katz, Willard Huyck. Fotografía: Ron Evers-
lage, Jan D’alquen. Montaje: Verna Fields, Marcia Lucas. Dirección Artís-

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16| American Pie
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tica: Dennis Clark. Vestuario: Aggie Guerard Rodgers. Intérpretes:
Richard Dreyfuss, Ron Howard, Paul LeMat, Charles Martin Smith,
Cindy Williams, Candy Clark, Mackenzie Philips, Wolfman Jack, Harrison
Ford, Bo Hopkins. ****
Primer gran éxito de taquilla de Lucas y la vigorosa entra-
da que le permitió rodar la primera parte de la mítica
saga del jedi. El filme nos sitúa a finales de los sesenta.
Los adolescentes se lanzan a la calle con sus coches cro-
mados, se persiguen, gastan bromas... Es un filme alegre,
pero lleno de nostalgia, y con el transfondo de que a sus
jóvenes protagonistas no tardarían en reclutarles para ir
a Vietnam y perder allí toda esa inconsciente ingenuidad.
Relata también el nacimiento de una cultura juvenil que
se aleja cada vez más de la adulta, con su modo de actuar
y su música, presente gracias a la voz radiofónica del
“Hombre Lobo”. Lucas domina la narración de un modo
excepcional, demostrando ya, en su segundo filme, lo que
en un futuro sería capaz de hacer. Intenten reconocer a
un joven Harrison Ford un tanto disfrazado. ■ M.Q.
AMERICAN PIE
Universal Pictures, EE.UU., 1999, 100 min.
Productor: Chris Weitz, Warren Zide, Craig Perry, Chris Moore. Director:
Paul Weitz. Guión: Adam Hertz. Fotografía: Richard Crudo. Montaje:
Priscilla Nedd-Friendly. Diseño de producción: Paul Peters. Música:
David Lawrence. Dirección Artísstica: Paul Peters. Vestuario: Leesa Evans.
Intérpretes: Jason Biggs, Mena Suvari, Shannon Elizabeth, Alyson Han-
nigan, Chris Klein, Tara Reid, Eugene Levy, Eddie Kaye Thomas, Natasha
Lyonne, Thomas Ian Nicholas. *
Famosa por la ridícula escena de masturbación que da
título a la película, esta comedia de sal gruesa al estilo de
los Farrelly comienza tal y como promete seguir, con Jim
(Biggs) descubierto por sus padres descodificando el
canal porno y llevando un calcetín en su “tercera pierna”.
Aunque Jim y sus colegas hacen un pacto para perder la
virginidad antes de la fiesta de graduación, las masturba-
ciones continúan sin pausa. El macho adolescente es una
cosa fea para contemplar, pero idónea para la humillación
cómica. La cinta de los hermanos Weitz es suficiente para
que a cualquiera se le quiten las ganas de tener hijos. Lo
más extraño es que, aunque está contada desde el punto
de vista de los chicos, el humor corre –casi enteramente–
a su costa, y es bastante sensible con las necesidades de
las mujeres. Es una película grosera, pobremente inter-
pretada y dirigida, aunque elevada por dos o tres escenas
estrambóticas. ■ J.D.D.
AMERICAN PIE 2
EE.UU., 2001, 108 min.
Productor: Chris Moore, Craig Perry, Warren Zide. Director: James B.
Rogers. Guión: Adam Herz (basado en una historia de David H. Stein-
berg y Adam Herz). Fotografía: Mark Irwin. Montaje: Larry Madaras,
Stuart H. Pappé. Dirección Artística: Kitty Doris-Bates. Intérpretes:
Jason Biggs, Shannon Elizabeth, Alyson Hannigan, Chris Klein, Thomas
Ian Nicholas, Natasha Lyonne, Tara Reid, Seann William Scott, Mena
Suvari, Eddie Kaye Thomas, Chris Owen, Eugene Levy. **
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Ver American pie 2 es volver a ver American pie. La fauna
a concurso (jóvenes cuyas neuronas se repartieron con
cicatería y todas averiadas) es la misma, sin variación. La
tramita es gemela: el empeño de todos los troncos por
tirarse a todas las titis. La escatología repite gag, sólo que
cambiando semen por lluvia dorada, ingerida ésta aquí
por la misma víctima que aquél allí. ¿Más parecidos? El
sufrido onanista Jason Biggs, protagonista en American
pie de la antológica escena del pastel de manzana sexual-
mente disponible, en esta ocasión se accidenta, dándole
a la manivela en otra secuencia demencial, con efectivo
pegamento instantáneo. Y en cuanto al recordado coito
frustrado retransmitido en directo por internet, su equi-
valente aquí sería una divertida viñeta con tres de nues-
tros protagonistas y dos supuestas lesbianas sembrando
ondas calenturientas por radio. ¿Hace falta añadir algo
más para que ustedes tengan una idea más o menos níti-
da de lo que transporta este producto? ■ J.B.C.
AMERICANIZATION OF EMILY, THE
Metro-Goldwyn-Mayer, EE.UU., 1964, 115 min.
Productor: Martin Ransohoff. Director: Arthur Hiller. Guión: Paddy Cha-
yefsky (basado en la novela de William Bradford Huie). Fotografía: Philip
H. Lathrop. Montaje: Tom McAdoo. Música: Johnny Mandel. Dirección
Artística: George W. Davis, Hans Peters, Elliot Scott. Intérpretes: James
Garner, Julie Andrews, Melvyn Douglas, James Coburn, Joyce Grenfell,
Ed Binns. ***
Una comedia decididamente negra. Una viuda de guerra
inglesa se enamora de un cobarde marine, que está des-
tinado a ser el primer hombre en morir en el transcurso
del desembarco de Normandía. Rodada en blanco y ne-
gro en Inglaterra y escrita por el brillante Paddy Chayef-
sky sobre la novela de William Bradford Huie, la película
celebra el hedonismo americano (mientras la pacata An-
drews aprende a divertirse) y ataca la conciencia purita-
na que convierte la diversión en cinismo. Su arma secre-
ta es el reparto, simplemente maravilloso. Julie Andrews,
en el que posiblemente sea el mejor papel de su carrera,
es la viuda dada a consolar soldados, y James Garner el
yanqui al que Julie atiende, y el soberbio elenco de se-
cundarios incluye a un muy divertido James Coburn, el
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obsesivo almirante Melvyn Douglas y la venerable Joyce
Grenfell, perfecta como la madre de Andrews. Ingeniosa
a pesar de la dirección de Arthur Hiller. ■ J.D.D.
AMIGO DE MI AMIGA, EL
(L´ami de mon amie), Les Films du Losange, Francia, 1987, 102 min.
Productor: Margaret Menegoz. Director: Eric Rohmer. Guión: Eric Roh-
mer. Fotografía: Bernard Lutic. Montaje: María Luisa García. Música:
Jean-Louis Valero. Intérpretes: Emmanuelle Chaulet, Sophie Renoir,
Anne-Laure Meury, Eric Vieillard. ***
Nueva entrega de la serie “comedias y proverbios” que
Rohmer iniciase en 1981 con La mujer del aviador. Siempre
con el denominador común de la palabra como pilar fun-
damental de la acción, repleta de situaciones cercanas,
personajes auténticos, actores naturales, y con un ritmo
incansable de una película al año. Esta nueva revisión de
la sociedad de la época supone una crónica femenina
sobre chicas que se ven envueltas en problemas amoro-
sos y que han de participar en un vodevil del que saldrán
bien libradas. El caso es que la chica “A” se enamora del
chico “B”, cuya amiga “C” rompe con su novio “D”. Los
giros del destino harán que se sincronice el carácter de
“A” y “D” y, a su vez, el de “C” y “B”. Rodada en una de las
zonas más emblemáticas de la arquitectura parisina de
forma segura, elegante y distendida, es imposible que
esta película defraude a quien se acerque a ella porque
siempre tiene algo interesante que contar y, lo que es
más importante, su director sabe cómo hacerlo. ■ L.M.C.
AMIGOS DE PETER, LOS
(Peter’s Friends), BBC, Channel Four Films, Renaissance Films y
Samuel Goldwyn, Reino Unido, 1992, 101 min.
Director: Kenneth Branagh. Guión: Martin Bergmann y Rita Rudner.
Fotografía: Roger Lanser. Música: Canciones de Eric Clapton, John Dea-
con, Chrissie Hynde, Freddy Mercury y otros. Intérpretes: Hugh Laurie,
Kenneth Branagh, Stephen Fry, Alphonsia Emmanuel, Emma Thomp-
son, Phyllida Law. ***
Es curioso que la mayoría de las películas de género
“amigable” también lo suelen ser de “masculino” o “feme-
nino” (o “blanco” o “negro”). Raras veces se produce el
fenómeno de mestizaje, lo cual dice bastante de la men-
talidad social y humana de los cineastas y, sobre todo, el
público. Todas estas teorías seudosociológicas caen
como castillos de naipes ante excepciones a la regla tan
brillantes, emocionantes y redondas como Los amigos de
Peter, inevitablemente votada como una de las mejores
“comedias dramáticas” de los noventa y que atesora un
rarísimo germen de compadreo y complicidad con el
público ya desde su cantarín arranque que, a la salida del
cine, más de uno intentó versionar del modo más localis-
ta posible. Kenneth Branagh demostró que no sólo sabe
ponerse los leotardos shakesperianos sino extraer infu-
sión milagrosa poniendo a hervir los pequeños grandes
dramas cotidianos y los secretos y mentiras de un grupo
de amigos treintañeros y tan alegres como las comadres
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A mi madre le gustan las mujeres | 17
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de Windsor. Gran parte del prodigio de Los amigos de Pe-
ter radica en la puesta en escena (o escenas), difícilmen-
te fácil y calculadamente espontánea, que desgrana y en-
hebra las diferentes subtramas con pulso de entomólogo.
Pero el gran mérito del filme se lo llevan los actores, to-
dos sencillamente fantásticos, desde Emma Thompson al
nominal Stephen Fry, pasando por Phyllida Law, el propio
Brannagh o un Hugh Laurie tan sorprendente que no es
de extrañar que años después adopte como hijo a un
ratoncillo llamado Stuart Little. Si todo ello lo rebozamos
con algunas de las mejores partituras poperas (y no tan-
to) de todos los tiempos, ya tenemos explicación a tan
feliz resultado. Aunque lo que hace grande a Los amigos
de Peter es lo que precisamente no se puede explicar: ese
divino tesoro llamado amistad. ■ J.C.
A MÍ LAS MUJERES NI FU NI FA
España, 1971, 88 min.
Productor: José Antonio Cascales. Director: Mariano Ozores. Guión:
Mariano Ozores, hijo. Fotografía: Vicente Minaya. Montaje: Antonio
Ramírez de Loaysa. Música: Gregorio García Segura, Peret. Intérpretes:
Carla Araque, Conchita Bautista, María Fiorella, Nuria Gimeno, José Luis
López Vázquez, Ana María Morales, Gracita Morales, Antonio Ozores,
Antonio Ozores padre, Peret, Bárbara Rey, José Sazatornil. *
Vulgar, amén de obsoleta, farsa de enredos sentimenta-
les, cortada a la medida del rumbero Peret, en el papel de
un cantante que, para cortejar a la mujer de quien está
enamorado, comprometida con un psiquiatra, acudirá a
éste con la excusa de que las mujeres, como anuncia el
título, no le despiertan nada. La enfermera del consulto-
rio estará de su parte: le hace tilín su jefe. ■ J.B.C.
A MI MADRE LE GUSTAN LAS MUJERES
España, 2002, 96 min.
Productor: Fernando Colomo, Beatriz de la Gángara. Director: Daniela
Fejerman, Inés París. Guión: Daniela Fejerman, Inés París. Fotografía:
David Omedes. Música: Juan Bardem. Intérpretes: Leonor Watling, Rosa
María Sardá, María Pujalte, Silvia Abascal, Eliska Sirová. ***
En ningún género como en la comedia son tan funda-
mentales el guión y la dirección de actores. También la
capacidad del realizador para darle a cada secuencia el
tempo adecuado, porque el gag y la situación pueden
derrumbarse si el ritmo no está medido con la precisión
de un metrónomo. A mi madre le gustan las mujeres –títu-
lo diáfano pero que podía presagiar lo peor– tiene un
guión imaginativo, de giros casi siempre imprevisibles. Es
el mérito de dos guionistas solventes curtidas en cine y
televisión y que aquí también debutan en la dirección.
Salen airosas del desafío: la arquitectura visual de esta
comedia, dotada de ocasionales toques dramáticos, re-
sulta impecable. Tal vez no sea ajena a ello la consejería
ejercida por el cineasta Fernando Colomo, en funciones
de productor (atención a su habitual cameo).
El día de su cumpleaños, una madre (excelsa Rosa Ma-
ría Sardá), concertista de piano y separada de su marido
●
18| Amistades de mi mujer
● ●
escritor (Xabier Elorriaga), comunica a sus tres hijas que
se ha enamorado de nuevo. Pero... de una mujer (Eliska
Sirova) veinte años más joven, también pianista. Sus tres
hijas son tres mundos: una ama de casa (María Pujalte)
que detesta al marido, un pendón (Silvia Abascal) que
ejerce de cantante rockera y una afligida veinteañera víc-
tima de sus complejos. En este personaje, literalmente
bordado por Leonor Watling, recae el peso de una come-
dia que depara constantes sorpresas y culmina una haza-
ña inusual: divertir y emocionar. ■ LL.B.M.
AMISTADES DE MI MUJER
(Adulterio all´italiana), Fair Film, Italia, 1966, 98 min.
Productor: Mario Cecchi Gori. Director: Pasquale Festa Campanile.
Guión: Pasquale Festa Campanile, Luigi Malerba, Ottavio Alessi. Foto-
grafía: Roberto Gerardi. Montaje: Ruggero Mastroianni, Marcello Olasio.
Música: Armando Trovaioli. Dirección Artística: Pier Luigi Pizzi. Intér-
pretes:: Nino Manfredi, Catherine Spaak, Maria Grazia Buccella, Akim
Tamiroff. **
Los “cuernos” se convirtió en uno de los temas más recu-
rrentes del cine italiano, sobre todo en su faceta de
comedia. Aquí, siguiendo la estela “all´italiana” de matri-
monios y divorcios, le toca el turno al adulterio, en este
caso el que lleva a cabo el personaje de Nino Manfredi. Lo
peor vendrá cuando su mujer, Catherine Spaak (una ac-
triz estupenda, no tan valorada como otras estrellas de su
generación), se entera de las infidelidades de su esposo
y decide vengarse diciéndole que ella también se busca-
rá un amante. Es entonces cuando aparece el mejor Man-
fredi: histriónico, atribulado por la situación, hilarante en
su comportamiento y un torrente de obsesiones, que
cree ver a cualquier persona como posible amante de su
esposa. ■ L.M.C.
AMO DE LA CASA, EL
(Du skal ære din hustru), Dinamarca, 1925, 107 min.
Productor: Christopher Figg. Director: Carl Theodor Dreyer. Guión: Carl
Theodor Dreyer (basado en la obra “Tyrannens Fald” de Svend Rindom).
Fotografía: George Schnéevoigt. Montaje: Carl Theodor Dreyer. Direc-
ción Artística: Carl Theodor Dreyer. Intérpretes: Johannes Meyer, Astrid
Holm, Karin Nellemose, Mathilde Nielsen, Clara Schønfeld, Johannes
Nielsen. ****
● ●
●
El séptimo largometraje del maestro danés Carl Theodor
Dreyer es una adaptación de la pieza teatral de Svend
Rindom titulada “La caída del tirano”, un filme de cáma-
ra, que narra la situación en que se encuentra una pobre
ama de casa sometida a su marido y el modo como una
ingeniosa nodriza consigue rehabilitarla. Una mezcla de
comedia y drama costumbrista que resulta un efectivo
alegato en favor de la mujer y que hay que entender si-
tuado en su momento histórico, cuando las danesas ha-
cía años que ejercían su derecho al voto. Minuciosa pues-
ta en escena, confiando no sólo en el valor de la imagen,
sino en los textos de los intertítulos. Se nota claramente
la influencia de la corriente naturalista del teatro nórdico
de un Ibsen, un Björson o un Strindberg. En España tam-
bién se conoció con el título Honrarás a tu esposa. ■ M.Q.
AMO DE LA SELVA, EL
(Call Me Bwana), Eon, EE.UU., 1963, 93 min.
Productor: Albert L. Broccoli. Director: Gordon Douglas. Guión: Nate
Monaster, Johanna Harwood. Fotografía: Ted Moore. Montaje: Peter
Hunt. Música: Muir Mathieson, Monty Norman. Dirección Artística: Syd
Cain. Intérpretes: Bob Hope, Anita Ekberg, Edie Adams, Lionel Jeffries,
Arnold Palmer, Percy Herbert. ***
Bob Hope se ha creado una falsa reputación de intrépido
explorador de las junglas del África profunda, escribien-
do exitosos libros basados en viejos diarios secretos de
su tío. En realidad, lo más cerca que el tímido personaje
ha estado nunca del continente negro ha sido para visitar
a su tía en Cape Cod. El problema llega cuando la CIA le
encomienda una misión: debe ayudar a la agente de la
CIA Edie Adams a encontrar una cápsula espacial ameri-
cana perdida en lo más profundo de la jungla antes de
que los poderes extranjeros pongan sus manos sobre ella.
La escultural Anita Ekberg y Lionel Jeffries son los espías
enemigos que tratan de desbaratar la misión. En conjun-
to, hay bastante diversión para mantener este burbujeo
alegremente. Ahí está Hope pasando por pruebas de va-
lor para escapar de la tribu nativa, mezclándose con un
travieso elefante, un león en su bañera, Ekberg cosiéndo-
le los pantalones mientras los lleva puestos, y finalmente
despegando en la cápsula espacial. Aunque la mayor par-
te de la responsabilidad recae sobre Hope, Edie Adams
ofrece una agradablemente discreta interpretación, y Ek-
berg, aunque una improbable Mata Hari, es una decorati-
va compañera para el protagonista. Sólo los más quisqui-
llosos se quejarán de que a menudo la jungla apeste a los
estudios Pinewood. ■ J.T.
AMOR A LOS CUARENTA
(Something in Common), EE.UU., 1986, 102 min.
Productor: Glenn Jordan. Director: Glenn Jordan. Guión: Susan Rice.
Fotografía: Kees Van Oostrum. Montaje: Paul Rubell. Música: John Addi-
son. Intérpretes: Ellen Burstyn, Tuesday Weld, Patrick Cassidy, Don
Murray, Eli Wallach, Amanda Wyss. **
Atractivo reparto, con Ellen Burstyn (Oscar por Alicia ya
●
 Amor ciego | 19
● ● ●

no vive aquí), la ex ingenua Tuesday Weld y los veteranos ligón que se las da de campeón de esquí para deslumbrar
Don Murray y Eli Wallach, para un telefilme en torno a una a la segunda, farol que se habrá de tragar cuando ambos
viuda, madre de dos hijos, uno de los cuales, estudiante se planten en un concurso de esquí en La Molina, el privi-
de 22 años, le comunica su decisión de casarse con una legiado escenario de esta farsa por la que también pulu-
divorciada que le dobla la edad. Experto realizador tele- lan Manolo Morán, Manuel Alexandre y Matilde Muñoz
visivo que ha ganado tres premios Emy (recordemos los Sampedro. ■ J.B.C.
títulos Cosas de mujeres y Padre de familia), Glenn Jor-
dan suele firmar producciones que están muy por encima
de la mediocridad que parece imponer el medio. Su pre-
ocupación por abordar temas de fuerte contenido huma-
no se hizo extensible a la pantalla grande con Algo en que
creer, donde Jack Lemmon aparecía como sacerdote que
enfrentaba sus puntos de vista a los de un joven diácono.
Amantes de la comedia con moraleja y de los repartos
capaces de elevar el tono de cualquier función. ■ LL.B.M.

AMOR AL PRIMER MORDISCO

(Love at First Bite), American Internacional, EE.UU., 1979, 96 min.

Productor: Joel Freeman. Director: Stan Dragoti. Guión: Robert Kauf-

man. Fotografía: Edward Rosson. Montaje: Mort Fallick, Allan Jacobs.
Música: Charles Bernstein. Dirección Artística: Serge Krizman. Intérpre-
tes: George Hamilton, Susan Saint James, Richard Benjamin, Dick
Shawn, Arte Johnson, Sherman Hemsley. ***

¿Qué sucedería si Drácula fuese víctima de la vida en el

moderno Nueva York? Es una idea ingeniosa y George
Hamilton la hace funcionar. La historia es una parodia
camp de la leyenda del mítico vampiro: el conde Drácula
(Hamilton), desahuciado por el Comisario del Pueblo en
su Transilvania natal, se traslada a la Gran Manzana para
dar un bocado a una modelo (Saint James) de la que se
ha enamorado por una vieja foto. Al cuidado de su inep-
to sirviente, ligeramente sobreactuado por Arte Johnson,
el antiguo galán de la MGM se parodia a sí mismo deli-
ciosamente mientras corteja torpemente a Susan Saint
James para disgusto de su novio psiquiatra, Richard Ben-
jamin. Las inevitables secuencias del clásico “pez fuera
del agua” incluyen la interrupción de la comida de una
familia de Harlem, un atraco nocturno a un banco de san-
gre y un hipnótico baile de discoteca. Es una diversión
continua, pese a estar atrozmente dirigida y llena de chis-
tes aburridos, y esto es posible porque los actores se lo
pasan tan bien que resulta difícil no responder de un
modo similar. Véala cuando se sienta en su momento más
tonto. ■ J.T.
AMOR BAJO CERO
España, 1960, 83 min.
Productor: Enrique Fernández Sintes. Director: Ricardo Blasco. Guión:
Pedro Masó, Antonio Vich. Fotografía: Alejandro Ulloa. Montaje: Julio
Peña. Música: Augusto Algueró, hijo. Intérpretes: Tony Leblanc, Concha
Velasco, Georges Rigaud, Katia Loritz, Ángel Jordán, Marta Padován,
Jaime Avellán, Alberto Berco, Ángela Bravo, Manolo Morán, Manuel Ale-
xandre, Matilde Muñoz Sampedro. **
Una de las muchas comedias populares en que coinci-
dieron Leblanc y Velasco, el primero en el papel de un
AMOR CIEGO
(Shallow Hal), 20th Century Fox, EE.UU., 2001, 113 min.
Directores: Bobby y Peter Farrelly. Guión: Bobby y Peter Farrelly, Sean
Moynihan. Fotografía: Russell Carpenter. Música: Canciones de Ivy,
Sheryl Crow, Neil Young. Intérpretes: Gwyneth Paltrow, Jack Black, Jason
Alexander, Joe Viterelli, Rene Kirby, Bruce McGill, Zen Gesner. *
Después de, sin duda, su mejor película, Osmosis Jones,
los Farrelly se meten en vereda romántica con esta atípi-
ca (para ellos) película en la que los valores cardíacos se
imponen a los intestinales. La historia, en el fondo, es una
variante de “Cenicienta” y “El patito feo”, con retazos de
“El traje nuevo del emperador”: Hal Larson, un tipo ma-
chista y mostrenco, recibe un “hechizo” por parte de un
gurú televisivo que le hace ver únicamente la belleza inte-
rior de la gente. Así, se enamora perdidamente de Rose-
mary, un pedazo de pan aunque con severos problemas
de sobrepeso, pero que, a sus ojos, es una ninfa de cuer-
po perfecto (el de Gwyneth Paltrow, para más señas).
Con alguna salida de tono que evita caer en el modo sen-
siblero y los tullidos de costumbre en su cine (aquí, un
hombre con espina bífida, extrañamente parecido a Step-

● ● ●
20| Amor de hombre
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hen King que se ríe de sí mismo seguramente porque es
millonario), los Farrelly tampoco convencen en su
“nuevo” registro, aunque hay momentos levemente bri-
llantes y hasta emotivos, como la segunda visita de Hal,
ya sin “venda”, al hospital donde trabaja Rosemary. Aun-
que, eso sí, hay que alabar el trabajo de Jack Black, tal
vez el mejor actor de comedia sui generis de los últimos
años. A señalar la presencia, siempre agradecida, de Joe
Viterelli en uno de sus últimos trabajos (y en el que, in-
creíblemente, no hace de mafioso). ■ J.C.
AMOR DE HOMBRE
España, 1997.
Director: Yolanda García Serrano, Juan Luis Iborra. Guión: Yolanda Gar-
cía Serrano, Juan Luis Iborra. Fotografía: Paco Femenia. Montaje: José
Salcedo. Dirección Artística: Ana Alvargonzález. Intérpretes: Loles León,
Andrea Occhipinti, Pedro Mari Sánchez, Armando del Río, Roberto
Álvarez, Romà Sánchez, Jesús Cabrero, Sergio Otegui. ***
Debut en la dirección del dúo de guionistas habituales de
Manuel Gómez Pereira, responsables de los libretos de
Salsa rosa, ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir
sexo? y Todos los hombres sois iguales. Una comedia
amable, basada en la gracia de sus diálogos y el trabajo
de un conjunto de actores, entre los que sobresale Loles
León como protagonista. ■ G.Q.
AMOR EN CONSERVA
(Love Happy), EE.UU., 1949, 85 min.
Director: David Miller, Leo McCarey (sin acreditar). Guión: Mac Benoff,
Ben Hecht, Harpo Marx, Frank Tashlin. Montaje: Albrecht Joseph. Foto-
grafía: William C. Mellor. Intérpretes: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico
Marx, Ilona Massey, Vera-Ellen, Marion Hutton. *
No cabe imaginar peor colofón para la extraordinaria
carrera cinematográfica de los hermanos Marx. Amor en
conserva es una comedia sin gracia, indigna de los cómi-
cos más geniales del cine sonoro, que parecen enfermos,
viejos y hastiados. Harpo, poco conocido por su uso de la
palabra, aportó el guión y se reservó los mejores pasajes
como el cléptómano miembro de un arruinado grupo de
actores. Raymond Burr es uno de los villanos de la histo-
● ●
●
ria y Vera-Ellen interpreta al interés amoroso de Harpo.
Pero el único interés de la cinta reside en esperar pacien-
temente la escena que Groucho –por primera vez con un
bigote auténtico– comparte con una debutante llamada
Marilyn Monroe. La Metro quería la rubia más sexy para
una breve aparición con “el más marxista de los herma-
nos Marx”. Marilyn demostró ser esa rubia despampanan-
te y se ganó al público en sólo treinta segundos de paso
fugaz. ■ J.T.
AMOR IDIOTA
España, 2004, 104 min.
Productor: Ventura Pons. Director: Ventura Pons. Guión: Lluís-Anton
Baulenas, Ventura Pons. Fotografía: Mario Montero. Montaje: Pere Aba-
dal. Música: Carles Cases. Intérpretes: Santi Millán, Cayetana Guillén
Cuervo, Mercè Pons, Marc Cartes. **
Hacia Ventura Pons sólo hay una forma de acercarse:
esbozando un retrato tan intermitente como el que él
mismo ensayó con el sin par Ocaña en su lejanísima
ópera prima. ¿En qué se parece la parda Rosita, please! a
la mimosa Caricias, o la intimista Actrices a la rumbera El
gran gato? Quizá tantos y casi siempre valiosos caminos
hayan desembocado en este Amor idiota, maletín costu-
rero que convierte su espontaneidad, libérrimo albedrío y
dogmatismo en escudo contra el que rebota cualquier
reproche. Porque aquí hay de todo, como en botica: his-
toria de un idiota contada por él mismo (como escribiera
Arzúa), crónica de una obsesión casi a la mexicana, radio-
grafía de la nihilista e hipercongestionada sociedad mo-
derna y, sobre todo, borbotones de un romance caníbal a
golpes y dentelladas, y a tontas y a locas. Y aquí llega el
segundo indulto de la tarde, parapetado en eso de que en
el amor y en la guerra urbana vale todo: nos creemos el
flirt fou entre Sandra y Pere-Lluc porque, en el fondo,
todos hemos imaginado locuras semejantes o peores, y
así olvidamos la escasa posibilidad y credibilidad de, por
ejemplo, ver a la mujer del jefe colgando banderolas en
plan obrerete blue collar (Cayetana, queremos un taco-
nazo de aguja tuyo), comprobar cómo el protagonista
(estupendo Santi Millán, que vuelve a demostrar el axio-
ma buen cómico, buen actor) viaja iniciáticamente a
Argentina como quien se da un voltio por las Ramblas, o
asistir a alguna clase de filosofía estoica bilingüe y sin
que se enrede la lengua o el coco a pesar del jardín de
marihuana que la rodea. Morir de amor debe ser vivir así.
Por cierto, ¿el literario y viejo zorro Pons abusaba tanto
de la voz en off o son impresiones nuestras? ■ J.C.
AMOR MÍO, AYÚDAME
(Amore mio aiutami), Documento Film, Italia, 1969, 124 min.
Productor: Gianni Hecht Lucari. Director: Alberto Sordi. Guión: Alberto
Sordi, Rodolfo Sonego, Tullio Pinelli. Fotografía: Carlo di Palma. Monta-
je: Franco Fraticelli, Cesarina Casini, Sergio Fraticelli. Música: Piero Pic-
cioni. Dirección Artística: Flavio Mogherini. Intérpretes:: Alberto Sordi,
Monica Vitti, Silvano Tranquilli, Laura Adani. **
●

● ●
Comedia romántica sustentada en la pareja Sordi–Vitti,
tan de moda en aquel tiempo. Mucho menos vistosa que
otras obras de su director, cuenta la historia del matrimo-
nio de Giovanni y Rafaela, que llevan años de feliz convi-
vencia hasta que ella confiesa a su esposo la atracción
que siente hacia un joven. Esto hace que Giovanni cambie
radicalmente de forma de pensar en cuanto a esa libertad
sexual que invadía el país a finales de los 60. Así, inven-
tará cualquier motivo para que Rafaela no se encuentre
con su joven amante, mostrándose excesivamente pose-
sivo y con unos celos como nunca había sentido. Contie-
ne momentos cercanos a la tragicomedia, así como un
excesivo metraje que lastra el desarrollo de la historia y
eclipsa algunos “gags” afortunados. ■ L.M.C.
AMOR PERJUDICA SERIAMENTE
LA SALUD, EL
Sogetel/Bocaboca/Le Studio Canal +/DMVB Films, España, 1996,
120 min.
Director: Manuel Gómez Pereira. Guión: Joaquín Oristrell, Yolanda Gar-
cía Serrano, Juan Luis Iborra, Manuel Gómez Pereira. Fotografía: Juan
Amorós. Música: Bernardo Bonezzi. Intérpretes: Ana Belén, Juanjo Puig-
corbé, Gabino Diego, Penélope Cruz, Luis Fernando Alves. ****
Después del acierto de Boca a boca, Gómez Pereira se
supera a sí mismo en esta comedia elegante, sofisticada
y distinguida cuyo empaque formal (la planificación, la
justeza del encuadre, el formato scope...) nos retrotrae a
esa manera sedosa y civilizada de hacer comedia que
tenían los Quine, Negulesco y Minnelli. Un ritmo exacto,
● ●
Amor y celos | 21
●
un guión ingenioso, una banda sonora con charme (y un
pelín herrmanniana, aunque no tanto como en la poste-
rior Entre las piernas) de Bernardo Bonezzi y un reparto
excelente (con los tandems Puigcorbé & Belén y Diego &
Cruz encarnando a los mismos personajes en edades
diferentes) son otros estimables tantos de una obra que
incluso se permite la presencia de un sosias del rey Juan
Carlos y unos “forrestgumpianos” efectos (la Cruz con los
Beatles) la mar de efectivos. ■ J.B.C.
AMOR PROPIO
España, 1994, 111 min.
Director: Mario Camus. Guión: Mario Camus, José Luis Cuerda. Fotogra-
fía: Jaime Peracaula. Montaje: José María Biurrun. Música: Sebastián
Mariné. Dirección Artística: Rafael Palmero. Intérpretes: Verónica For-
qué, Antonio Resines, Fernando Valverde, Anabel Alonso, Carlos Balles-
teros, Helio Pedregal, Ramón Langa, José Jordá. ***
Una comedia dramática interpretada por una Verónica
Forqué de registro completamente opuesto al que la
caracteriza, pues aquí da vida a la esposa de un banque-
ro de provincias inesperadamente convertida, por así
decirlo, en detective cuando –por amor propio, y de ahí el
título– decide investigar el paradero de su marido, desa-
parecido tras haber cometido una estafa y del que tam-
bién ha descubierto que llevaba una doble vida senti-
mental. Escrita por el propio Mario Camus en colabora-
ción con José Luis Cuerda, Amor propio es un filme de
argumento intrincado, narración limpia (desmayada en
algún momento) e irreprochable reparto. ■ J.B.C.
AMOR Y CELOS
(Amore e guai), Italia, 1958, 87 min.
Productor: Angelo Dorigo. Director: Angelo Dorigo. Guión: Lianella
Carell, Nino Lillo, Amedeo Marrosu, Roberto Natale, Giorgio Stegani,
Luciano Vincenzoni. Fotografía: Giuseppe Aquari, Mario Bernardo, Gior-
gio Merli. Montaje: Mario Arditi, Mario Sansoni. Música: Carlo Innocen-
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22| Amo tu cama rica
● ●
zi. Intérpretes: Marcello Mastroianni, Richard Basehart, Valentina Corte-
se, Maurizio Arena, Eloisa Cianni. *
Una comedia de episodios (tres) más bien triste, pobre-
mente escrita y dirigida sin ángel por el impersonal
Angelo Dorigo. Marcello Mastroianni, que aquí da vida a
un camarero con muchas dificultades para coincidir con
su novia, era ya un actor notorio (poco antes había roda-
do Noches blancas, de Visconti, y Rufufú, de Monicelli) y
no se entiende cómo aceptaba tantos papeles menores.
En Amor y celos, además, sufrió una afrenta poco menos
que humillante: su personaje fue doblado por Gualtiero
De Angelis, el actor que en Italia acostumbraba a poner
su voz a James Stewart). A su lado, Richard Basehart y
Valentine Cortese, a la sazón marido y mujer. ■ J.B.C.
AMO TU CAMA RICA
Fernando Trueba PC/Kaplan, España, 1991, 95 min.
Productor: Fernando Trueba. Director: Emilio Martínez-Lázaro. Guión:
Emilio Martínez-Lázaro, David Trueba, Martín Casariego. Fotografía:
José Luis López Linares. Música: Michel Camino. Intérpretes: Pere
Ponce, Ariadna Gil, Cassen, Lina Canalejas, Clara Sanchís, Ayanta Barilli,
Fernando Vivanco, Nancho Novo, Javier Bardem. ****
Fue una auténtica sorpresa que un hombre del currícu-
lum de Martínez Lázaro hiciese una de las comedias más
divertidas y más redondas del moderno cine español. El
director había empezado como sesudo crítico de cine en
revistas como “Griffith” y “Nuestro cine” y había dirigido
cintas como Las palabras de Max o Lulú de noche, en las
antípodas de esta lograda puesta al día de los postulados
de la otrora llamada “comedia madrileña”. Con un guión
casi perfecto, el filme juega con mucha habilidad con el
cine de personajes y la comedia de situaciones. Se le nota
al director y a sus guionistas (Casariego y Trueba) su for-
mación cinéfila clásica. No se fuerzan las situaciones y
éstas surgen espontánea y fluidamente de la problemáti-
ca personal del protagonista. ■ A.C.
ANATOMÍA DE UN HOSPITAL
(The Hospital), United Artists, EE.UU., 1971, 102 min.
Productor: Howard Gottfried. Director: Arthur Hiller. Guión: Paddy Cha-
yefsky. Fotografía: Victor J. Kemper. Montaje: Eric Albertson. Música:
Morris Surdin. Dirección Artística: Gene Rudolf. Vestuario: Frank
Thompson. In
ntérpretes: George C. Scott, Diana Rigg, Barnard Hughes,
Nancy Marchand, Stephen Elliott, Donald Harron, Roberts Blossom. **
Comedia negra escrita por Paddy Chayefsky sobre el
director de un hospital que se enfrenta a los desastres
que le rodean mientras lidia con una depresión personal.
Arranca con algunos momentos maravillosamente crue-
les, y la interpretación de George C. Scott reina sobre to-
das las situaciones. Pero la dirección de Arthur Hiller es
muy chapucera, mientras el guión acaba por perder su
rumbo y empieza a parecer cada vez más histérico, al
tiempo que trivializa lastimosamente la crisis de Scott (el
sexo cura todas las enfermedades). ■ J.D.D.
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AND BABY MAKES THREE
Columbia/Santana, EE.UU., 1949, 83 min.
Productor: Robert Lord. Director: Henry Levin. Guión: Lou Breslow,
Joseph Hoffman. Fotografía: Burnett Guffey. Montaje: Viola Lawrence.
Música: George Duning. Intérpretes: Robert Young, Barbara Hale,
Robert Hutton, Janis Carter, Billie Burke. ***
La diversión empieza confusamente, pero la atmósfera se
calienta a medida que el metraje avanza y la línea argu-
mental queda clara. Barbara Hale se ha divorciado de
Robert Young después de pescarle en un lugar compro-
metedor. Es un trámite rápido en Reno y Hale está lista
para volver a casarse cuando se desmaya camino del
altar. El diagnóstico es embarazo. Este imponderable
estropea sus planes de boda con Robert Hutton y las
complicaciones aumentan cuando su primer marido
anuncia que luchará por la custodia del niño. Young se
muestra tan seguro como de costumbre en su papel. Hale
está deliciosa como la futura madre. La dirección de
Henry Levin insufla movimiento al guión y los toques de
comedia están cuidadosamente concebidos. Atención al
increíble número de eufemismos utilizados para describir
el estado de la protagonista. ■ J.T.
ÁNGELES
(Angels in the Outfield), Walt Disney, EE.UU., 1995, 102 min.
Productor: Irby Smith, Joe Roth y Roger Birnbaum. Director: William
Dear. Guión: Holly Goldberg Sloan, Dorothy Kingsley y George Wells.
Fotografía: Matthew F. Leonetti. Montaje: Bruce Green. Música: Randy
Edelman. Intérpretes: Danny Glover, Brenda Fricker, Ben Johnson,
Joseph Gordon-Levitt, Christopher Lloyd, Tony Danza, Milton Davis. **
Amable remake de la fantasía del mismo título de MGM
de 1951, sobre una intervención divina que rescata a un
decadente equipo de béisbol. Mucha actividad deportiva,
mientras las esperanzas del joven Joseph Gordon-Levitt
terminan dependiendo de un improbable giro en la fortu-
na del equipo local California Angels. Pronto, los angeli-
cales ayudantes de Christopher Lloyd hacen mejorar las
cosas en el campo de juego, el mánager Danny Glover se
convence de que el chico es una especie de mascota, e
incluso el sufriente propietario Ben Johnson empieza a
creer que este año sus chicos van a triunfar. El escenario
está dispuesto para la manipulación digital de imágenes,
actitudes positivas y una línea narrativa completamente
previsible; decepcionante, teniendo en cuenta el buen
reparto, los grandes recursos de la producción y la bien
escenificada acción en el terreno de juego. Los fans la
disfrutarán; los padres no sufrirán demasiado. ■ J.D.D.
ÁNGELES GORDOS
Impala- Mambrú Movies, España-EE.UU., 1980, 90 min.
Productor: José Vicuña. Director: Manuel Summers. Guión: Chumy Chu-
mez, León Ichaso, Manuel Summers. Fotografía: Oliver Wood. Montaje:
Gloria Piñeyro. Música: Bob Dorough. Dirección Artística: Ramiro
Gómez. Intérpretes:January Stevnes, Farnham Scott, Jack Aaron, Amy
Steel. ***
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Curiosa odisea de Manuel Summers en Estados Unidos
donde, sorprendentemente, pareció haber aprendido a
dirigir una película, algo a lo que había sido reacio en su
anterior filmografía (que más vale no recordar para no
amargar demasiado al personal). Aquí, y tomando como
referencia el país que tiene más gordos por kilómetro
cuadrado (y no vale echarle toda la culpa a las hambur-
guesas), cuenta la historia de amor entre dos personas
que, conociéndose sólo por carta, sienten que el otro le
marginará debido a su exceso de peso. No es que el enre-
do sea una joya de la comedia, pero sí que muestra una
inédita sensibilidad en cuanto a la forma de ver a los gor-
dos se refiere. Después llegarían los hermanos Farrelly
con Amor ciego y cambiaría la cosa. ■ L.M.C.
ÁNGEL EXTERMINADOR, EL
Mexico, 1962, 95 min.
Productor: Gustavo Alatriste. Director: Luis Buñuel. Guión: Luis Alcori-
za, Luis Buñuel (basado en la obra “Los náufragos”, de José Bergamín).
Fotografía: Gabriel Figueroa. Montaje: Carlos Savage. Música: Raúl Lavis-
ta. Intérpretes: Silvia Pinal, Enrique Rambal, Claudio Brook, José Baviera,
Augusto Benedico, Antonio Bravo, Jacqueline Andere. ****
Viridiana y la inmediatamente posterior El ángel extermi-
nador suponen la consagración internacional de Luis Bu-
ñuel, no en vano la primera mereció la Palma de Oro del
Festival de Cannes y la segunda, el premio de la crítica en
el mismo certamen. Escrita en colaboración con Luis Al-
coriza, El ángel exterminador tiene por escenario una dis-
tinguida fiesta burguesa, en la que se congregan artistas,
intelectuales, militares y mujeres elegantonas. Lo insólito
del caso es que los invitados, una vez concluida, no pue-
den abandonar la mansión. No existe explicación racional:
simplemente no pueden cruzar el umbral y allí, náufragos
de salón, habrán de permanecer varios días, tiempo de
crispaciones y tensiones. Una película hecha en plena
libertad, que admite mil y una lecturas, y una agria, feroz,
radiografía de las convenciones sociales. Después de esta
película, Buñuel volvió al cine francés (allí había echado a
andar su carrera, en 1928, con Un perro andaluz) por la
puerta grande: Diaro de una camarera. ■ J.B.C.
ÁNGEL PASÓ POR BROOKLYN, UN
Chamartín/Falcó Film, España, 1957, 83 min.
Director: Ladislao Vajda. Guión: Istvan Bekeffy, Gianluigi Rondi, Ugo
Guerra, Ottavio Alessi, Giuseppe Santugini, Ladislao Vajda (basado en
un argumento de Istvan Bekeffy). Fotografía: Enrique Guerner. Música:
Bruno Canfora. Intérpretes: Peter Ustinov, Pablito Calvo, Silvia Marco,
Aroldo Tieri, Maurizio Arena, Franca Tamantini, Isabel de Pomés, José
Marco Davó, Carlos Casaravilla. ****
Uno de los indiscutidos clásicos del cineasta húngaro
afincado en España Ladislao Vajda. Realizada al año
siguiente de Mi tío Jacinto, otra de sus obras mayores y
uno de los más resplandecientes ejemplos de un cierto
tipo de neorrealismo a la española, la película, en un cir-
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Angels Over Broadway | 23
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cense más difícil todavía, aúna ese espíritu realista y cos-
tumbrista (tanto interiores como exteriores desfilan una
autenticidad infrecuente) con la fantasía más desbocada
(su trama, una fábula inspirada en un argumento de Ist-
van Bekefly, refiere la historia de un hombre despótico
convertido en perro y redimido por el niño con quien
traba amistad) y una ternura que jamás llega a ser empa-
lagosa. Desde su habitual columna en la madrileña “Hoja
del lunes” (esas columnas con que fomentaron la cinefilia
de Garci), el añorado Alfonso Sánchez escribía el 18 de
noviembre de 1957: «Ladislao Vajda demuestra el buen
empleo que un realizador con sabiduría y con seguridad
puede hacer de los medios técnicos que tiene el cine
español. Salvo algún breve plano general o alguna rápida
transparencia, todo ese Brooklyn está construido en estu-
dio. Y el escenario, la creación ambiental y el largo reper-
torio de emplazamientos y movimientos de cámara que
exhibe Vajda logran un asombroso efecto de realidad
escenográfica». ■ J.B.C.
ANGELS OVER BROADWAY
Columbia, EE.UU., 1940, 78 min.
Productor: Ben Hecht. Director: Ben Hecht, Lee Garmes. Guión: Ben
Hecht. Fotografía: Lee Garmes. Montaje: Gene Harlick. Música: George
Antheil. Dirección Artística: Lionel Banks. Vestuario: Ray Howell. In
ntér-
pretes: Douglas Fairbanks, Jr., Rita Hayworth, Thomas Mitchell, John
Qualen, George Watts, Ralph Theodore, Eddie Foster, Jack Roper, Cons-
tance Worth, Richard Bond. ****
Resulta curiosa esta película, de entrada, por venir firma-
da por uno de los más grandes guionistas (Hecht) y uno
de los operadores de mayor creatividad (Garmes) de la
historia del cine estadounidense. Ben Hecht, en efecto,
novelista y dramaturgo nacido en Nueva York en el seno
de una familia judía, descubrió el cine en Berlín –el cine
expresionista de 1918– para volver a Estados Unidos con-
taminado por el virus del celuloide. Ya al cine mudo dio el
texto de la primera obra maestra del cine de gangsters,
La ley del hampa –por el que ganó el Oscar en la primera
entrega de las célebres estatuillas–, y otro en los albores
del sonoro, Scarface; entre otros muchos, suyos son los
guiones de Una mujer para dos, Recuerda, Encadenados
y El beso de la muerte, además de ser el autor –con Char-
les McArthur– de la inmortal pieza “Primera Plana”, cua-
tro veces adaptada al cine. Por su parte, Marruecos, El
expreso de Shangai y la ya mencionada Scarface son
algunas de las películas en las que Lee Garmes demostró
su talento para la fotografía en blanco y negro. Juntos,
Hecht y Garmes, realizaron cuatro películas, entre ellas
esta elegante y poética Angels over Broadway –nunca
estrenada en nuestras pantallas grandes–, una mezcla de
melodrama moralizante y comedia negra, sardónica,
excelentemente dialogada –pues Hecht es el guionista,
lógicamente–, fotografiada –pues Garmes, lógicamente
también, es el director de fotografía– e interpretada. En
este apartado último descuellan actores de carácter
como el fordiano John Qualen, en la piel de un suicida
potencial, y Thomas Mitchell –actor también de la cancha
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24| Angel tuvo la culpa, Un
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de Ford– encarnando a un autor teatral muy dado a
empinar el codo; a su lado una vampiresa llamada Rita
Hayworth, que ya había despuntado el año anterior en
Sólo los ángeles tienen alas, y volvería a hacerlo el si-
guiente en La pelirroja y Sangre y arena, aunque todavía
tardaría algunos años en convertirse en una celebridad
por Gilda. ■ J.B.C.
ÁNGEL TUVO LA CULPA, UN
Floralva/Santos Alcocer, España, 1959, 96 min.
Director: Luis Lucía. Guión: Jaime García Herráinz (basado en la obra
“Milagro en la plaza del Progreso”, de Joaquín Calvo Sotelo). Fotografía:
Cecilio Paniagua. Música: Antón García Abril. Intérpretes: Emma Pene-
lla, José Luis Ozores, Roberto Camardiel, Amparo Rivelles, Alfredo
Mayo, Gerard Tichy, María Fernanda Ladrón de Guevara. **
Ésta es una película del que fuera, con Luis de Orduña y
Rafael Gil, uno de los directores más representativos de
la Cifesa después de la Guerra Civil. Estamos ante una
historia ingenuista y con marcados tintes que nos remiten
a Frank Capra, aunque las diferencias en cuanto a senti-
do de la fábula y representatividad de los personajes
resultan muy marcadas. El punto de partida argumental
lo establece un pobre hombre que tiene que ingresar una
buena suma en un banco, lo encuentra cerrado, se toma
unas copas y empieza a repartirlo entre los humildes. El
guión de García Herráinz está basado en una popular
pieza teatral de Joaquín Calvo Sotelo. Uno de los papeles
que le iban como anillo al dedo al entrañable José Luis
Ozores, antes de caer definitivamente en las garras de su
hermano Mariano. ■ M.Q.
ANITA NO PIERDE EL TREN
(Anita no perd el tren), España, 2001, 89 min.
Productor: Ventura Pons. Director: Ventura Pons. Guión: Ventura Pons,
Lluís-Anton Baulenas (basado en la novela “Bones obres”, de Baulenas).
Fotografía: Mario Montero. Montaje: Pere Abadal. Música: Carles Cases.
Intérpretes: Rosa Maria Sardà, José Coronado, María Barranco, Jordi
Dauder, Roger Coma, Albert Forner. **
De la noche a la mañana, la antiheroína de Anita no pier-
de el tren se transforma en una derrotada, náufraga de la
vida y el cine. Del cine, porque el local donde trabaja co-
mo taquillera ya cincuentona va a ser demolido para eri-
gir un complejo de multisalas, donde su figura resultaría
obsoleta. Sus visitas al solar que fue cine le permitirán
conocer –y pronto intimar– con el conductor de una exca-
vadora, noble bruto al que José Coronado otorga gran
credibilidad. Este homenaje al séptimo arte, mediante la
utilización de un tono se diría que neorrealista y soñador,
nos habla asimismo de la segunda oportunidad, otro te-
ma recurrente en el universo del actor. Y con ventura fíl-
mica indudable, Pons lo rubrica con José Coronado ejer-
ciendo de John Gilbert y Sardá como la Garbo en La reina
Cristina de Suecia. Alegoría, en definitiva, del talento de
una actriz que reina en esta historia sobre cine y supervi-
vencia. ■ LL.B.M.
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ANNIE HALL
United Artists, EE.UU., 1977, 93 min.
Productor: Charles H. Joffe. Director: Woody Allen. Guión: Woody Allen,
Marshall Brickman. Fotografía: Gordon Willis. Montaje: Ralph Rosen-
blum. Dirección Artística: Mel Bourne. Vestuario: Ralph Lauren, Ruth
Morley. Intérpretees: Woody Allen, Diane Keaton, Tony Roberts, Carol
Kane, Paul Simon, Shelley Duvall, Janet Margolin, Colleen Dewhurst,
Christopher Walken. *****
Annie Hall es la primera obra maestra en la carrera de
Woody Allen y el primer peldaño de un cierto desapaya-
samiento de su cine. Antes el efecto cómico, el gag visual,
el disparate (Bananas), prevalecían sobre la reflexión y la
credibilidad de los personajes, que perdían carne y hueso
para caer casi en el cartoon. También cinematográfica-
mente, películas tan divertidas como Toma el dinero y
corre o La última noche de Boris Grushenko carecían de
estilo. Annie Hall, pues, es el título fundacional del Allen
que conocemos, el cronista de una ciudad (Nueva York)
y sus gentes, el Allen que dará obras maestras como
Manhattan, Broadway Danny Rose, Días de radio, Hannah
y sus hermanas, Delitos y faltas o Maridos y mujeres.
Pero vayamos a Annie Hall, donde Woody Allen pre-
tende –y consigue– manifestarse sobre su persona, con-
fesarse: el protagonista, el cómico Alvy Singer, es el alter
ego de Allen, y ya en las primeras imágenes se dirige al
espectador –su psicólogo a este lado de la pantalla– para
contarnos –previo homenaje a Groucho– su vida, sus cui-
tas sentimentales –dos ex esposas, una chica (la del títu-
lo) que acaba de abandonarle–, sus éxitos y fracasos pro-
fesionales, su óptica sobre Estados Unidos, los nortea-
mericanos, Nueva York e incluso Hollywood, objeto de un
sangriento gag a costa de la basura y los telefilmes.
Annie Hall, en fin, es un catálogo de las obsesiones que
alimentan la imaginación del autor, una de las más férti-
les del cine actual. Una comedia brillantemente dialoga-
da y ordenada a través de un montaje dinámico, ácida y
tragicómica y tan real como la aparición de Marshall Mc-
Luhan en la memorable escena de la cola del cine (y el
propio cine es subtema de la película, con “Le chagrin et
la pitié” como emblema). También aparecen Paul Simon,
Shelley Duvall, Colleen Dewhurst, Christopher Walken,
Jeff Goldblum y, fugazmente, Sigourney Weaver. ■ J.B.C.
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ANSIA DE AMOR
(Unfinished Business), Universal, EE.UU., 1941, 94 min.
Productor: Gregory La Cava. Director: Gregory La Cava. Guión: Eugene
Thackery. Fotografía: Joseph Valentine. Dirección artística: Jack Otter-
son. Música: Franz Waxman. Intérpretes: Irene Dunne, Robert Montgo-
mery, Preston Foster, Eugene Pallette, Dick Foran, Esther Dale, Walter
Catlett. ***
Una aspirante a cantante se dirige en tren a Nueva York
para una audición en la ópera y durante el viaje tiene un
affair con un encantador productor. La prueba sale mal y
ella se conforma con el segundo plato en ambos frentes:
un trabajo cantando felicitaciones telefónicas y un repen-
tino matrimonio de consolación con el hermano menor
del productor. La comedia deja temporalmente paso al
drama cuando las lamentaciones de ella y el alcoholismo
de él les separan, pero se reúnen en la ópera, donde ella
se ha convertido en miembro del coro. Gregory La Cava
sabía que el melodrama no era su terreno, aunque lo
admirase, y utilizó la estructura de una película dramáti-
ca para volver a sumergirse en su género favorito: la
screwball comedy.
El resultado fue un traje a la medida de la calculada
excentricidad de Irene Dunne, un vehículo estelar diseña-
do para dar a la actriz el amplio lucimiento vocal al cual
ella y sus fans estaban acostumbrados. A su lado, el
perenne playboy de la pantalla Robert Montgomery resul-
tó más dipsómano de lo habitual, pero este detalle puede
interpretarse como un reflejo de la fijación del director
con los efectos alteradores que el alcohol tiene sobre la
personalidad. Aun cuando la reputación de esta película
se ha resentido con los años, tuvo el éxito suficiente para
generar una secuela directa, Lady in a Jam (1942), con el
mismo estudio, director, guionista y estrella. ■ J.T.
ANTES DEL AMANECER
(Before Sunrise), Castle Rock/Detour, EE.UU.-Austria-Suiza, 1995,
101 min.
Productor: Anne Walker. Director: Richard Linklater. Guión: Richard Lin-
klater y Kim Krizan. Fotografía: Lee Daniel. Montaje: Sandra Adair. Direc-
ción Artística: Florian Reichmann. Intérpretes: Ethan Hawke, Julie Delpy,
Andrea Eckert, Hanno Pöschl, Erni Mangold. ***
La parisina Céline (Delpy) vuelve de Budapest para estu-
diar en la Sorbona; Jesse (Hawke), un joven americano,
está al final de un viaje de Eurorail. Se conocen en un tren
al salir de Viena y cuando llegan a la estación, han con-
geniado tan bien que Jesse propone a Céline que pase las
siguientes catorce horas vagabundeando por la ciudad
con él, hasta que salga su vuelo a Estados Unidos. Intri-
gada, ella acepta. Así comienza una inspirada aventura
del corazón. Lo que resulta mágico en esta embelesado-
ra película de Richard Linklater es el modo en que sus
actores expresan las verdades emocionales que subyacen
en toda la conversación mientras los potenciales amantes
descubren las opiniones y compromisos del otro. Diverti-
da, emotiva y perceptiva, Antes del amanecer es una ver-
dadera joya. ■ J.D.D.
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Año de la garrapata, El | 25
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ANTONIA
Holanda-Bélgica-Reino Unido, 1995, 102 min.
Productor: Gerard Cornelisse, Hans De Weers, Hans de Wolf. Director:
Marleen Gorris. Guión: Marleen Gorris. Fotografía: Willy Stassen. Mon-
taje: Wim Louwrier, Michiel Reichwein. Música: Ilona Sekacz. Intérpre-
tes: Willeke van Ammelrooy, Els Dottermans, Dora van der Groen, Veer-
le van Overloop, Esther Vriesendorp, Carolien Spoor. ***
Una película con aires feministas, globalmente estimable
si no fuera por algunos errores, como la excesiva utiliza-
ción de la voz en off, que, sin embargo, no nos impiden
saborear pequeñas sorpresas como algunos inteligentes
recursos narrativos, los elementos fantásticos o el acerta-
do sentido del humor que preside esta historia sobre una
mujer que, viendo cercana la muerte, hace un recorrido
por su pasado. ■ G.Q.
ANTONIA AND JANE
Reino Unido, 1991, 71 min.
Productor: George Faber. Director: Beeban Kidron. Guión: Marcy Kahan.
Fotografía: Rex Maidment. Montaje: Kate Evans. Música: Rachel Port-
man. Diseño de producción: John Asbridge. Intérpretes: Imelda Staun-
ton, Saskia Reeves, Petricia Leventon, Alfred Hoffman, Maria Charles,
John Bennett, Richard Hope, Brenda Bruce. ***
Entre las películas de Woody Allen (sus protagonistas se
confiesan desde un diván, manifiestan inestabilidad sen-
timental, cambian de pareja frecuentemente, habitan un
mundo de fuerte tirón intelectual, visitan exposiciones,
hablan de libros y cine) y el clásico Old Acquaintance (las
relaciones de amor y odio entre dos amigas a través de
los años), Antonia y Jane conforma un núcleo humano y
retrata de fondo una época mediante escenas tan breves
como definitorias, trazos rápidos pero contundentes, y
gracias a una admirable capacidad para la síntesis. Una
estimulante comedia agridulce fenomenalmente servida
por Imelda Staunton y Saskia Reeves. ■ J.B.C.
AÑO DE LA GARRAPATA, EL
España, 2004, 87 min.
Productor: Antón Reixa, José de Cora. Director: Jorge Coira. Guión: Car-
los Portela. Fotografía: Chechu Graf. Montaje: Guillermo Represa. Direc-
ción Artística: Antonio Pereira. Intérpretes: Félix Gómez, Javier Veiga,
Verónica Sánchez, María Vázquez, Víctor Clavijo, Camila Bossa, Mela
Casal, Celso Parada, Josefina Gómez. *
Alrededor del parasitismo considerado como una de las
bellas artes gira hasta el mareo esta comedia, demasiado
mostrenca para dar el pego de sofisticada, y demasiado
cavernícola para caer del todo simpática. La historia se
centra hasta el rayado de disco en las andanzas picares-
cas de dos amigos, uno rico (Veiga) y vago hasta la mé-
dula, y otro estudiante perpetuo (Gómez) que duda si
meterse a opositor o a golfo como su colega. Vertebrada
alrededor de innumerables chistes –de hecho, a veces
parece que estamos ante un charlatán festival de «El club
de la comedia», modelo «iniciación chunga y complejo de
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26| Año de las luces, El
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Peter Pan embrutecido», con cruce de alusiones al Naran-
jito y Yoda y reflexiones de calimocho sobre la diferencia
trascendental de tomar Cola-cao o Nesquik–, la película
llega a agotar por la compadreo presuntamente cómpli-
ce, a pesar de que algunas ocurrencias tienen su gracia.
Al final se queda en un filme ideal para amenizar un con-
curso de villancicos a base de eructos y donde a lo más
«osado» que llega es a pinchar «Su canción», de Betty
Misiego, en los títulos de créditos finales. ■ J.C.
AÑO DE LAS LUCES, EL
Compañía Iberoamericana de TV, España, 1986, 98 min.
Director: Fernando Trueba. Guión: Fernando Trueba, Rafael Azcona.
Fotografía: Juan Amorós. Música: Francisco Guerrero. Intérpretes: Jorge
Sanz, Maribel Verdú, Manuel Alexandre, Rafaela Aparicio, Lucas Martín,
Verónica Forqué, Santiago Ramos, Chus Lampreave, José Sazatornil
“Saza”. ****
Cuando se estrenó El año de las luces todavía estaba de
moda en el cine español recuperar el pasado histórico del
país. Los directores de más prestigio intentaban dar su
personal visión crítica de la época franquista. Fernando
Trueba hizo lo mismo, dando un giro importante a una
carrera que venía marcada por la comedia desde que en
1980 debutó y creó escuela (la llamada de Yucatán, nom-
bre del bar en el que se reunía con sus amiguetes de pro-
yecto) con Ópera Prima. Trueba centró su historia a prin-
cipios de los años cuarenta en una parte de España en la
que existía un fanático fervor franquista y en la que se
reprimía cualquier postura o movimiento contrario. Con
una forma típica de comedia a la italiana ligó varias lec-
turas de la época de forma muy inteligente. Por una parte
había el despertar al sexo y a la vida del protagonista,
que no era otra que la concienciación del país a través de
la confrontación de la España oficial y la real. Por otra
había un desfile de personajes y situaciones, mejor sería
decir encuentros, con los que constituía un impresionan-
te y, para los jóvenes, quizá increíble fresco de aquella
época. Y además, utilizaba el título El año de las luces,
completamente irónico y cargado de sugerencias y múl-
tiples interpretaciones. No hay que olvidar que el guión
iba también firmado por Azcona, un hombre que con su
peculiar humor negro y su capacidad de síntesis visual
deja su huella en todos los filmes en que colabora.
Al parecer, Trueba partió de personajes y sucesos rea-
les para construir su historia. Todo se lo había contado un
amigo y lo reelaboró para ir contando “sin ira” y con un
distanciamiento casi siempre amable en la forma pero
crítico en el fondo, un panorama de la situación del país,
un microcosmos fácilmente reconocible. Sexo, religión y
política son los tres pilares sobre los que construyó la pe-
lícula que, dicho sea de paso, sentó muy mal a ciertos
sectores todavía presentes de la España de entonces. Es
cierto que se puede acusar a la cinta de cierto maniqueís-
mo, con una marcada tendencia a difererenciar a las dos
partes en demasiado buenos y demasiado malos y a no
ocultar su moraleja o mensaje final. Un gran reparto y
unos divertidos toques de comedia configuran este exce-
● ●
●
lente filme que muchos han considerado como un ante-
cedente temático y formal de Belle époque. ■ A.C.
AÑOS BÁRBAROS, LOS
Sogetel/Fernando Colomo PC, España, 1998, 120 min.
Productor: Beatriz de la Gándara. Director: Fernando Colomo. Guión:
Carlos López, José Ángel Esteban, Fernando Colomo, Nicolás Sánchez
Albornoz (basado en la novela “Otros hombres” de Manuel Lamana).
Fotografía: Néstor Calvo. Montaje: Miguel Ángel Santamaría. Música:
Juan Bardem. Vestuario: Vicente Ruiz. Intérpretes: Jordi Mollá, Ernesto
Alterio, Allison Smith, Hedy Burress, Juan Echanove, Samuel Le Biham,
José María Pou, Pepón Nieto. ****
Un episodio verídico de la posguerra española, en cuyo
guión colaboró uno de sus dos protagonistas, Nicolás
Sánchez Albornoz, basándose en la novela “Otros hom-
bres”, del otro protagonista, Manuel Lamana. Aunque los
hechos (la huida de dos estudiantes represaliados del
Valle de los Caídos en los días de su construcción) no fue-
ran precisamente como para partirse el pecho, Colomo
facturó una comedia alegre y desenfadada, vitalista y
luminosa, algo turística –como un viaje por los paradores
nacionales– y caricaturizó grotescamente las figuras del
falangista –un perfecto Echanove– y la pareja de tricor-
nios tostándose al sol de las carreteras, víctimas de un
gag genial a costa de la palabra passport. Pero bajo su
capa de divertimento, Los años bárbaros pinta con infali-
ble tacto una época y se rebela una obra de espíritu irre-
prochablemente cívico. ■ J.B.C.
APAGA... Y VÁMONOS
Arte 7- Micra Films, España, 1980, 92 min.
Productor: Avelino Hernández. Director: Antonio Hernández. Guión:
Antonio Hernández, Avelino Hernández. Fotografía: Teo Escamilla.
Montaje: José Salcedo. Música: Carlo Vizziello. Dirección Artística: Mari-
chu Rosado. Intérpretes: Antonio Hernández, Virginia Mataix, Mario
Pardo, Chema Muñoz. ****
F.E.N. (1979), de Antonio Hernández, era un drama sobre
antiguos alumnos que someten a unos sacerdotes al
mismo tratamiento que ellos les inflingieron de niños,
que, sin embargo, contenía una antológica secuencia hu-
morística. Este sentido del humor lo traslada Hernández
a la que sería su segunda obra, ya comedia pura y dura,
Apaga... y vámonos, que, con gran naturalidad, él mismo
escribe, interpreta y dirige. Su personaje, Gustavo, es un
inventor que pretende construir un cohete para ir al pla-
neta Vesta. En su camino encontrará a una chica que no
sabe que quiere ser cantante y un macarra que pretende
robar el banco de España. Todo ello siguiendo la línea
marcada por Woody Allen, con diálogos inteligentes y un
más que notable ritmo que en nada tiene que envidiar a
otros productos de la misma época dirigidos por Trueba
(Ópera prima) o Ladoire (A contratiempo). Lamentable-
mente, el film no supo ser entendido por el público y su
fracaso comercial llevó al ostracismo a su autor hasta que
reapareció en 1991 en Cómo levantar mil kilos. ■ L.M.C.
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 Apartamento para tres | 27
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una muy divertida comedieta de 1943, dirigida por Geor-

APARTAMENTO, EL
(The Apartment), United Artists, EE.UU., 1960, 125 min.
Productor: Billy Wilder. Director: Billy Wilder. Guión: Billy Wilder, I. A. L.
Diamond. Fotografía: Joseph La Shelle. Montaje: Daniel Mandell. Música:
Adolph Deutsch. Dirección Artística: Alexander Trauner. Intérpretes:
Jack Lemmon, Shirley McLaine, Fred McMurray, Ray Walston, David
Lewis, Jack Kruschen, Joan Shawlee, Edie Adams, Hope Holiday. *****
ge Stevens e interpretada por Jean Arthur, Joel McCrea y
Charles Coburn, donde una mujer debía compartir un
apartamento en Washington, en los días de la II Guerra
Mundial, con dos hombres.
En Apartamento para tres, la acción se traslada a los
Juegos Olímpicos de Tokio, pero sigue estando el aparta-
mento por dividir entre una muchacha, un distinguido
industrial británico y un joven atleta participante en las
competiciones. Ni que decir tiene que un sinfín de enre-
dos sentimentales se irá generando sobre la marcha en
una ensalada monumental aliñada, encima, con unas
gotas de intriga de alto espionaje. Apartamento para tres
deviene así una comedia simpática, entretenida, pero sin
suplemento de genialidad. Es decir, se trata de una come-
dia que se ve con agrado para pasar pronto al olvido.
Claro está que la película posee un talento decisivo: Cary
Grant, un Cary Grant otoñal, elegantón, irónico y, como
siempre, magnífico. Ésta fue su última película, la despe-

Un Billy Wilder monumental. El causticismo llevado al

límite. El más perfecto retrato del ciudadano medio ame-
ricano, tocado y hundido, agazapado en el meollo de sus
miserias. Y el americano medio, ojo, es sólo un punto de
referencia para explorar al hombre medio contemporá-
neo, el hombre medio dispuesto a la conquista de la
empresa, a la de la secretaria o ascensorista y a las deli-
cias del adulterio, esquilmando toda falta, cóctel u oferta
de prosperidad laboral que se le ponga por delante. Y en
esa vorágine del capitalismo, el único sujeto que es un
dechado de virtudes, C. C. Baxter –un personaje a la me-
dida de Lemmon–, aparece como una criatura anacróni-
ca, un títere idiotizado al que hay que exterminar en
beneficio de la amoralidad reinante. Un personaje cuya
vida no podía husmear, ni de refilón, el happy end final, un
parche que la moral del momento impuso al guión super-
lativo de Wilder e I. A. L. Diamond para que el infierno de
Manhattan tuviera al menos un boquete por el que pene-
trar la redención y, con ella, la esperanza. Pero no nos lo
creemos. Fotografiada por Joseph La Shelle en tonos
fríos y realistas y potenciados por los espléndidos deco-
rados de Alexander Trauner. Magníficamente interpreta-
da, además de por Jack Lemmon, por Shirley MacLaine,
Fred McMurray y secundarios de peso. Y orquestada por dida de las pantallas de uno de sus reyes, un comediante
Wilder con el ritmo, la cadencia, los compases propios de sin igual. Su veteranía, su autoridad, su savoir faire inun-
las obras maestras. Lo es, y como pocas. ■ J.B.C. dan las imágenes de Apartamento para tres. Estando
todavía en activo por esas fechas como Howard Hawks,
Alfred Hitchcock o Leo McCarey –directores a cuyas ór-
APARTAMENTO PARA TRES denes trabajó en varias de sus mejores películas–, habría
(Walk, Don´t Run), Columbia/Granley, EE.UU., 1966, 114 min. sido deseable que Grant hubiera tenido un adiós del cine
Productor: Sol C. Siegel. Director: Charles Walters. Guión: Sol Saks. de mayor fuste. Pero la batuta corrió a cargo de un res-
Fotografía: Harry Stradling. Montaje: Walter Thompson, James Wells. petable artesano, Charles Walters, artífice de algunos
Música: Quincy Jones. Dirección Artística: Joe Wright. Intérpretes: Cary musicales sabrosos, como Alta sociedad o Lilí, pero cine-
Grant, Samantha Eggar, Jim Hutton, John Standing, Maiko Taka. *** asta sin rumbo propio específico. A título de curiosidad,
Apartamento para tres fue también la última obra de Wal-
Esta película es un remake de El amor llamó dos veces, ters. ■ J.B.C.

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28| ¡A por todas!
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¡A POR TODAS!
(Bring It On), EE.UU., 2000, 99 min.
Productor: Marc Abraham y Thomas A. Bliss. Director: Peyton Reed.
Guión: Jessica Bendinger. Fotografía: Shawn Maurer. Montaje: Larry
Bock. Diseño de producción: Sharon Lomofsky. Música: Christopher
Beck. Intérpretes:: Kirsten Dunst, Eliza Dushku, Jesse Bradford, Gabrielle
Union, Sherry Hursey, Holmes Osborne, Clare Kramer. **
Torrance (Dunst), capitana del equipo de animadoras
“Toro” en un instituto de San Diego, ansía llevar a su equi-
po a la victoria en el campeonato nacional por sexto año
consecutivo. Pero la presión crece cuando descubre que
su predecesora robó sus bien ensayados números a las
Clovers, un equipo sediento de venganza. Además, tiene
un novio que la engaña y unos sentimientos confusos ha-
cia Cliff, hermano de Missy (Dushku), la nueva pieza clave
de las Toros. El guión contiene pocas sorpresas, pero la
dinámica de la amistad femenina está bien retratada y es
la realidad (o surrealidad) del mundo de las animadoras.
Ligera, pero inesperadamente satisfactoria. ■ J.D.D.
APRENDIENDO A VIVIR
(I´ll Do Anything), Columbia/Gracie, EE.UU., 1994, 115 min.
Productor: James L. Brooks, Polly Platt. Director: James L. Brooks. Guión:
James L. Brooks. Fotografía: Michael Ballhaus. Montaje: Richard Marks.
Música: Hans Zimmer. Dirección Artística: Stephen J. Lineweaver. Intér-
pretes: Nick Nolte, Whittni Wright, Albert Brooks, Julie Kavner, Joely
Richardson, Tracey Ullman. ***
En esta radiografía del estresante mundo del cine y la
televisión, Brooks mezcla hallazgos de dos éxitos suyos.
Como en La fuerza del cariño, los sentimientos tienen un
espacio privilegiado; no abundan tanto las lágrimas, pero
sí tienen importancia en una escena cumbre: tal que en
Bellísima, de Visconti, la niña protagonista tendrá que llo-
rar en una prueba, y lo hará, y cómo, demostrándose no
ya que el personaje es una gran actriz, sino que también
lo es quien lo encarna: la pequeña Whittni Wright. Y
como en Al filo de la noticia, Brooks cincela una sátira
muy en la onda de Paddy Chayefsky, una comedia que
caricaturiza a productores, actores y guionistas, asesores
de imagen y otras hierbas navegando en una histeria
colectiva entre castings, operaciones de “alto concepto”,
fracasos... No está nada mal. ■ J.B.C.
A PROPÓSITO DE SCHMIDT
(About Schmidt), TriPictures, EE.UU., 2002, 125 min.
Productor: Harry Gittes, Michael Besman. Director: Alexander Payne.
Guión: Alexander Payne, Jim Taylor. Fotografía: James Glennon. Montaje:
Kevin Tent. Música: Rolfe Kent. Intérpretes: Jack Nicholson, Kathy Bates,
Hope Davis, Dermot Mulroney, Howard Hesseman. ***
Un filme reservado a los incondicionales de Jack Nichol-
son –y, por ende, casi prohibido para los detractores del
actor–, que se debió oler el Oscar en cuanto le ofrecieron
el guión aunque sólo consiguió ser nominado, al igual que
Kathy Bates (como Actriz Secundaria). Nicholson cambia
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de registro y, a través de una muy convincente transfor-
mación física, brinda un excelente trabajo como jubilado
viudo. ■ J.E.
APUROS DE UN PEQUEÑO TREN, LOS
(The Titfield Thunderbolt), Ealing, Reino Unido, 1953, 84 min.
Productor: Michael Truman. Director: Charles Crichton. Guión: T.E.B.
Clarke. Fotografía: Douglas Slocombe. Montaje: Seth Holt. Música:
Georges Auric. Dirección Artística: C.P. Norman. Intérpretes: Stanley
Holloway, George Relph, Naunton Wayne, John Gregson, Godfrey Tear-
le, Hugh Griffith. **
Aunque emite un brillo innegablemente cálido, este
himno nostálgico a las formas de vida sencillas muestra
que el expreso cómico de la Ealing estaba empezando a
quedarse sin vapor. Titfield es un pequeño pueblo inglés
cuya tranquilidad se ve alterada cuando el gobierno deci-
de cerrar la línea ferroviaria. El vicario y el terrateniente
son entusiastas del ferrocarril y la noticia les rompe el
corazón. Los que se alegran de la decisión son los socios
de una compañía de transporte que ven grandes benefi-
cios organizando un servicio de autobuses. Una vez que
la situación básica se acepta, toda la trama se concentra
en la lucha entre las facciones rivales, con la oposición no
deteniéndose ante nada en sus esfuerzos por bloquear el
servicio ferroviario. A pesar de un tono condescendiente
y del fracaso del guionista T.E.B. Clarke para desarrollar
todo el potencial de la sátira, Los apuros de un pequeño
tren se revela como una entretenida pieza, gracias al for-
midable talento del director Charles Crichton y a la bri-
llante interpretación de un experto reparto. ■ J.D.D.
AQUEL EXCITANTE CURSO
(Fast Times at Ridgemont High), Universal, EE.UU., 1982, 92 min.
Productor: Art Linson e Irving Azoff. Director: Amy Heckerling. Guión:
Cameron Crowe (basado en su libro). Fotografía: Matthew F. Leonetti.
Montaje: Eric Jenkins. Música: Joe Walsh. Dirección Artística: Dan Lomi-
no. Intérpretes: Sean Penn, Jennifer Jason Leigh, Judge Reinhold, Phoebe
Cates, Brian Backer, Ray Walston. ***
●

● ●
Aunque nominalmente basada en las investigaciones del
ex-periodista Cameron Crowe sobre los alumnos de los
institutos, Aquel excitante curso es esencialmente una
exploitation de sexo y diversión. Aquí aparece la usual
colección de estereotipos escolares (el salido, el surfero
colgado, el timador), una banda sonora de música rock,
una interminable atención a los rituales de las citas y el
apareamiento... Considerada a este nivel, es un relativa-
mente ingenioso ejemplo de su género, con una destaca-
ble interpretación de Sean Penn como el surfero empo-
rrado y algunos buenos diálogos. Pero carece de la fre-
nética energía que permitía a Porky’s derrotar a todos sus
competidores en este campo. ■ J.D.D.
¡AQUÍ ESTÁN LAS VICETIPLES!
España, 1961, 84 min.
Productor: M.E. Gamundi. Director: Ramón Fernández. Guión: Vicente
Escrivá. Fotografía: Godofredo Pacheco. Montaje: José Antonio Rojo.
Música: Federico Contreras. Intérpretes: Mercedes Alonso, Manolo
Gómez Bur, Pilar Cansino, Nuria Torray, Manuel Zarzo. ●
Primera película de Ramón Fernández, director de una de
las comedias más taquilleras del cine español, No desea-
rás al vecino del quinto. Tres coristas viven en la misma
pensión y sueñan con casarse con un hombre ideal. Fer-
nández todavía no hace gala de la habilidad narrativa que
algunos señalan en su obra posterior. Una cinta que no
pasa los límites mínimos de calidad exigibles. ■ G.Q.
¡AQUÍ HAY PETRÓLEO!
Asturias Films/Chamartín, España, 1955, 85 min.
Director: Rafael J. Salvia. Guión: Pedro Masó, Pedro Chamorro, Rafael J.
Salvia. Fotografía: Eloy Mella. Música: Salvador Ruiz de Luna. Intérpretes:
Manolo Morán, José Luis Ozores, Félix Fernández, Antonio Riquelme,
Mónica Pastrana, Rosita Palomar, María Rivas, Mariano Ozores. **
Rafael J. Salvia fue un prolífico guionista capaz de servir
los textos más diversos sin perder la compostura, de El
Judas de Iquino a Sor Citroën, pasando por Cuerda de
presos. Como director realizó también una obra ecléctica,
que pasa por el musical (uno de ellos emblemáticamente
titulado Festival de Benidorm), el filme biográfico (Isidro,
el labrador) o comedias populacheras como Las chicas
de la Cruz Roja o este ¡Aquí hay petróleo!, escrito en cola-
boración con Pedro Masó y Pedro Chamorro, una farsa
acerca de un grupo de norteamericanos que pretenden
explotar petrolíferamente un pueblo de la meseta y que
dilapida no pocos excelentes cómicos españoles (Manolo
Morán y José Luis Ozores en cabeza), dignos de mayores
empeños. ■ J.B.C.
AQUÍ HUELE A MUERTO...
(¡PUES YO NO HE SIDO!)
España, 1989, 88 min.
Productor: José María Calleja. Director: Álvaro Sáenz de Heredia. Guión:
Álvaro Sáenz de Heredia, Alejandro Pose (sin acreditar). Fotografía:
● ●
Aquí, un amigo | 29
●
Michel Malka. Montaje: Antonio Ramírez de Loaysa. Música: José Tejera.
Intérpretes: Josema Yuste, Millán Salcedo, Ana Álvarez, Raúl Fraire, Pilar
Alcón, Paul Naschy, Raf Taylor, Raquel Rodrigo. **
El arruinado conde de Capra Negra y su criado viajan al
norte de Turquía para hacerse cargo de la herencia de un
misterioso barón. Parodia de las películas de vampiros,
con gags previsibles, y con un guión en manos de los
humoristas “Martes y 13”, que no aguantan su trasplante
al cine. ■ G.Q.
AQUÍ, UN AMIGO
(Buddy Buddy), EE.UU., 1981, 96 min.
Productor: Jay Weston. Director: Billy Wilder. Guión: Billy Wilder, I.A.L.
Diamond (basado en la obra de Francis Veber). Fotografía: Harry Strad-
ling Jr. Montaje: Art J. Nelson. Música: Lalo Schifrin. Intérpretes: Jack
Lemmon, Walter Matthau, Paula Prentiss, Klaus Kinski, Dana Elcar, Miles
Chapin. ***
El gran Billy Wilder cerró su filmografía con esta comedia
negra al servicio de dos de sus actores predilectos, Jack
Lemmon y Walter Matthau. «Trabajar con ellos dos –dijo
el cineasta vienés– es como ponerse un viejo par de pan-
tuflas. Con ellos es fácil, los conozco bien. Me vuelven
loco y siempre busco temas de películas en los que
pueda utilizarlos. Somos amigos y nos entendemos sin
tener que explicarnos.» En esta ocasión, Wilder trabajó
para su querida pareja de comediantes una idea argu-
mental extraída de la película El embrollón, dirigida en
1974 por Edouard Molinaro, y en la que Lino Ventura y el
malogrado cantante Jacques Brel encarnaban los perso-
najes aquí interpretados por Matthau y Lemmon, respec-
tivamente. Pero el astuto guionista y director no iba a
conformarse con realizar una simple versión del original
francés, sino que introdujo en la historia sus habituales
dosis de cinismo e ironía.
Matthau es un asesino profesional que una vez realiza-
do cada trabajo acude a un estanco y se fuma un puro. Su
nueva misión le lleva a una ciudad de provincias, prácti-
camente tomada por la policía, ya que en ella debe cele-
brarse un importante juicio. El asesino a sueldo ya ha
matado limpiamente a dos de los testigos y sólo queda
uno. Se instala en un hotel y prepara su instrumental para
eliminar desde la ventana al superviviente cuando se dis-
ponga a entrar en el edificio del tribunal. Pero en su cami-
no se cruza el inefable Jack Lemmon. Éste es un volunta-
rioso pero siempre fallido suicida, porque su mujer (la
encantadora bizca Paula Prentiss) le ha dejado para irse
con el fauto director (perversa composición de Klaus
Kinski) de una clínica sexológica.
Película menor dentro de la trayectoria de su autor,
Aquí, un amigo maneja situaciones un tanto tópicas y
tampoco se encuentra a la altura de anteriores reuniones
del tándem Lemmon-Matthau. Claro que no pretende ser
otra cosa que el regalo de Wilder a dos consumados
comediantes, cuyo juego interpretativo convierte la fun-
ción en una auténtica delicia. El cineasta prolonga el re-
parto de papeles efectuado en su anterior comedia, En
●
30| Ardid femenino
● ●
bandeja de plata. Lemmon es el hombrecillo de morali-
dad un tanto ambivalente y que termina por revelarse,
aunque ello no suponga ninguna heroicidad. Matthau, en
cambio, es el ave de rapiña, el oportunista y el embauca-
dor. ■ LL.B.M.
ARDID FEMENINO
(Vivacious Lady), RKO, EE.UU., 1938, 90 min.
Productor: George Stevens. Director: George Stevens. Guión: P. J. Wolf-
son, Ernest Pagano. Fotografía: Robert de Grasse. Montaje: Henry Ber-
man. Música: Roy Webb. Dirección Artística: Van Nest Polglase. Intér-
pretes:: Ginger Rogers, James Stewart, James Ellison, Beulah Bondi, Char-
les Coburn, Frances Mercer. ***
Un profesor universitario (Stewart) de un pequeño pue-
blo viaja a Nueva York con la misión de apartar a su alco-
holizado hermano de las atracciones del mundo de los
clubes nocturnos. En vez de eso, el inocente académico
se enamora de una adorable corista (Rogers) con la que
se casa impulsivamente. Tratar de ajustar a su nueva
esposa en la cerrada estructura de la sociedad del cam-
pus se convierte en una tarea formidable para el profesor,
y en su lugar es ella la que le libera a él de la sofocante
presión de la familia y la universidad. Es una idea diverti-
da, y realmente no te das cuenta de que es una película
de un solo chiste. Gran parte del humor se deriva de la
incapacidad de la pareja para consumar su boda debido
a las presiones familiares y sociales, pero también hay
trazas de una crítica a la propia institución del matrimo-
nio: siempre es la mujer quien tiene que adaptarse y
hacer sacrificios en nombre de la monogamia. La encan-
tadora Ginger Rogers es el eje de esta desenfadada fábu-
la, pero su fortuita intervención en la controlada existen-
cia de James Stewart es más burbujeante que estrafala-
ria, más bondadosa que anárquica, lo que hace de ella
una heroína de screwball más moderada de lo habitual,
aunque con agradecidos estallidos de su dura y astuta
personalidad. El soberbio elenco de actores secundarios
incluye a Beulah Bondi, Franklin Pangborn, Grady Sutton
y, al comienzo de sus carreras, al vivaz Jack Carson y a la
encantadora Hattie McDaniel. Pero todos saben que la
parte del león no les corresponde a ellos, sino al maravi-
llosamente irascible Charles Coburn, hasta el punto de
que sólo por él valdría la pena ver la película. ■ J.T.
LA ARDILLA ROJA
Sogetel/Sogepaq, España, 1992, 110 min.
Director: Julio Médem. Guión: Julio Médem. Fotografía: Gonzalo Fer-
nández Berridi. Música: Alberto Iglesias. Intérpretes: Emma Suarez,
Nancho Novo, María Barranco, Karra Elejalde, Carmelo Gómez, Cristina
Marcos, Mónica Molina, Ana Gracia. ****
Cuando se disponía a suicidarse, un joven socorre a una
chica a pocos metros del lugar, haciéndose luego pasar,
dado que la muchacha al parecer padece amnesia, por su
novio, farsa que prolongará los días siguientes inventán-
dose una vida en común (inventándoselo todo: el nombre
● ●
●
de ella, su pasado, etcétera) a la que ella se apunta gus-
tosa y que tendrá su desarrollo inmediato en las largas
escenas del camping en compañía de otros ociosos vera-
neantes (Elejalde y Barranco, excelentes). Una trama de
comedia sentimental que también se desliza, y del eclec-
ticismo nace su encanto, por los terrenos de la intriga
(¿quién es ella de veras? ¿perdió realmente la memoria?),
del melodrama romántico y, finalmente pero no en último
lugar, del cine fantástico: su tono, sus claves oníricas
(sueños, visiones, hipnosis), sus metáforas visuales (la ar-
dilla como leit motiv) y una persuasiva matriz metafísica
adherida en todas y cada una de sus imágenes. Fue el se-
gundo largometraje de Médem y confirmó lo que ya Va-
cas había dejado intuir: que es uno de los talentos mayo-
res de las últimas hornadas de cineastas españoles, cuyo
cine, a la vez inclasificable y fascinante, es un incesante
caudal de sugerencias visuales y conceptuales. ■ J.B.C.
ÁREA MALDITA
(Terror Tract), EE.UU., 2000, 96 min.
Productor: Gregg L. Daniel, Lance W. Dreesen. Director: Lance W. Dre-
esen, Clint Hutchison. Guión: Clint Hutchison. Fotografía: Ken Blakey.
Montaje: Scot Scalise. Música: Brian Tyler. Dirección Artística: Julieann
Getman. Intérpretes: John Ritter, David DeLuise, Allison Smith, Kim
Correll, Kelli Mix, Aaron J. Alberts, Virginia Darragh. **
Bob Carter es un agente inmobiliario que quiere vender
una casa a Allen y Mary Anne Doyle. Bob le cuenta a la
pareja terribles historias que, supuestamente, han pasado
en otras casas, para que se queden con la que él les ofre-
ce. Comedia tipo Creepshow, pues consta de varios epi-
sodios terroríficos de resultados desiguales. Fue una de
las últimas películas en que intervino el prematuramente
fallecido John Ritter. ■ G.Q.
ARIANE
Allied Artists Pictures, EE.UU., 1957, 130 min.
Productor y director: Billy Wilder. Guión: Billy Wilder e I. A. L. Diamond.
Fotografía: William Mellor. Montaje: Leonid Azar. Música: Franz Wax-
man. Dirección Artística: Alexandre Trauner. Intérpretes: Audrey Hep-
burn, Gary Cooper, Maurice Chevalier, John McGiver. ****
●

● ●
Ariane, que no contó en su momento con el apoyo del pú-
blico, es una divertida comedia, con sus gotas de humor,
con su ironía y su ternura, donde se alternan los momen-
tos de sentimentalismo romántico con los diálogos viva-
ces y la presencia de una actriz realmente cautivadora.
Basado en una popular novela rosa, llevada con anteriori-
dad al cine dos veces por alemanes e ingleses, el filme
puede parecer en su superficie una amable comedia
sobre la relación sentimental entre un play-boy (Cooper)
y una estudiante de Arte, pero este relato aparentemen-
te rosa le dio ocasión al siempre incisivo Billy Wilder de
realizar un continuo, sutil e intenso ejercicio de ironía.
El estudio de los personajes, realizado con absoluto
cinismo, es vitriólico. Nadie se salva. Billy no deja títere
con cabeza y consigue convertir una historia rosa en una
cruel y ácida disección de un sistema de vida (el de los
millonarios ociosos) que se cae por su propio peso cuan-
do se enfrenta a la rutina de los comunes ciudadanos.
Ariane tenía muchos elementos deliciosos a su favor,
pero, desgraciadamente, había un hecho innegable: pese
al uso de los filtros, Gary Cooper ofrecía durante casi to-
da la película un aspecto muy cansado. Ciertamente,
Coop poseía todas las cualidades que exigía el papel:
sofisticación, talento cómico y una cierta fama de rom-
pecorazones fuera de la pantalla. Pero a posteriori se
tiene la impresión de que el cáncer mortal que acabaría
con la vida del actor ya había grabado profundos surcos
● ●
Ariane | 31
●
en su rostro. Afortunadamente, su dominio de la técnica
y la pericia del director dieron como resultado una de sus
más divertidas composiciones. Y el público la aceptó has-
ta cierto punto, aunque más de un crítico apuntó que a
Hepburn le hubiera salido más a cuenta que Cooper inter-
cambiara su papel con el de Maurice Chevalier, que encar-
nó al padre de la chica haciendo gala de un estilo y una
vitalidad que no se correspondían con los sesenta y ocho
años que cargaba en sus espaldas. Luego está, claro, la
interpretación de una Audrey Hepburn a salvo de cual-
quier tentación de cinismo, encantadora como siempre,
mimada por su director y admirada por sus espectadores.
Si de cuando en cuando no se vieran películas como
Ariane, se acabaría teniendo una idea poco certera de lo
que es el cine de verdad. La fórmula de Billy Wilder es
sencilla, sólo se necesita tener talento, tener ideas, tener
actores y una visión del mundo tan cínica como sus pro-
pios personajes. El talento del director es inmenso; el de
sus actores también. Y lo cierto es que entre todos con-
virtieron la trivial historia de amor crepuscular entre un
otoñal y una jovencita inexperta en una romántica, di-
vertida y sofisticada comedia de enredo a lo Lubitsch, a
la que los años y las revisiones no han hecho más que
aumentar su valoración. Es, en definitiva, una pequeña
obra maestra, pese a que no figura en las antologías más
exigentes del cineasta vienés, y un auténtico clásico de la
comedia que honraría cualquier filmografía. ■ J.T.
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32| Arizona Baby
● ●
ARIZONA BABY
(Raising Arizona), 20th Century Fox, EE.UU., 1987, 94 min.
Director: Joel Coen. Guión: Joel y Ethan Coen. Fotografía: Barry Sonnen-
feld. Música: Carter Burwell. Intérpretes: Nicolas Cage, Holly Hunter,
Trey Wilson, John Goodman, William Forsythe, Frances McDormand,
Randall «Tex» Conn, T. J. Kuhn, Peter Benedek. ***
Después de dejarnos la nuez como una castaña helada
con su opera prima Sangre fácil (1984), los Coen demos-
traron que, en el fondo, lo que siempre han querido ser es
un cartoon de Tex Avery, como si el Coyote y el Correca-
minos fuesen hermanos siameses. Con continuos guiños
al slapstick locuelo y parpadeos al cine de Sam Raimi
(amigo y colaborador de Joel), Arizona Baby mete en
una batidora hiperacelerada algunos de los iconos de la
filosofía américo-profunda (porción Medio Oeste) que
tan afín resulta a la filmografía de los hermanos de Min-
neapolis. En particular, por supuesto, la idea de familia
fértil, patriarcal, constructivista y reinsertiva, entre otros
dones. Así, seguimos al entrañable matrimonio formado
por el ex convicto H. I. McDonnough (Nicolas Cage, aún
con afortunado tupé a lo Stan Laurel) y la policía que le
empapeló Edwina (Holly Hunter en un papel a la medida
escrito especialmente para ella) en sus vanos intentos
por tener descendencia. Tomándose la justicia demográ-
fica por su mando, secuestran a los quintillizos del mag-
nate local Nathan Arizona, y ya está montado el cisco.
Persecuciones tirolesas, ciclistas del apocalipsis (antece-
sores de los nihilistas de El gran Lebowski), apariciones
brutales (ese John Goodman), humor soterrado y despó-
tico dentro y fuera del rodaje (despidieron a uno de los
quince bebés del casting porque «aprendió a andar») y
un ritmo sin igual son los poderes de una de las mejores
comedias de los ochenta y, tal vez, la cumbre paródica de
los Coen. ■ J.C.
ARMADA BRANCALEONE, LA
(L´armata Brancaleone), Les Films Marceau/Fair Film, Italia- Fran-
cia, 1965, 120 min.
Productor: Mario Cecchi Gori. Director: Mario Monicelli. Guión: Mario
Monicelli, Furio Scarpelli, Agenori Incrocci. Fotografía: Carlo di Palma.
Montaje: Ruggero Mastroianni. Música: Carlo Rustichelli. Dirección
Artística: Piero Gherardi. Intérpretes: Vittorio Gassman, Gian Maria
Volonté, Catherine Spark, Enrico Maria Salerno. ****
● ●
●
Desmitificación de las Cruzadas, que incluye todos los
componentes de este tipo de época, incluyendo san-
grientas batallas, cristianismo a ultranza, princesas, caba-
lleros, pesadas armaduras, castillos, honor, damas ultraja-
das, venganza... Sin duda los Monty Python copiaron bas-
tante de esta historia para Los caballeros de la mesa cua-
drada y sus locos seguidores (1974). A pesar de estar
concebida en tono de farsa, la producción de Cecchi Gori
resulta bastante competente tanto en los ambientes y
vestuario como en esa fotografía majestuosa de Carlo di
Palma retratando abiertos paisajes por los que caminan
los protagonistas. Por supuesto no sería lo mismo sin Vit-
torio Gassman, todo un prodigioso caballero Brancaleo-
ne, derrotado en combate, que se une a cuatro pillos para
dirigirse hacia un castillo en el que, según un antiguo per-
gamino, se convertirán en los amos del lugar. En su des-
venturado camino, y montado en un anárquico caballo
amarillo, la llamada Armada Brancaleone se unirá a un
locuaz sacerdote en busca de Tierra Santa y caerán pri-
sioneros de un rey algo extraño. Sus momentos senti-
mentales no le quitan ni un ápice de mala leche, acidez
verbal e incursiones sexuales. Su éxito dio lugar a una
secuela, ninguna de las dos estrenadas en su época en
España. ■ L.M.C.
ARMAS DE MUJER
(Working Girl), Fox, EE.UU., 1988, 113 min.
Productor: Douglas Wick. Director: Mike Nichols. Guión: Kevin Wade.
Fotografía: Michael Ballhaus. Montaje: Sam O’Steen. Música: Carly
Simon. Diseño de producción: Patrizia von Brandenstein. Vestuario:
Ann Roth. In
ntérpretes: Harrison Ford, Melanie Griffith, Sigourney Wea-
ver, Alec Baldwin, Joan Cusack, Philip Bosco, Nora Dunn, Oliver Platt,
James Lally, Kevin Spacey. ****
Esta atractiva comedia ofrece una deslumbrante inter-
pretación de Melanie Griffith como Tess McGill, una dili-
gente secretaria de una firma de corredores de bolsa que
se muere por ascender a ejecutiva y abrirse camino en la
jungla de Wall Street, pero sus colegas masculinos la ig-
noran. Para colmo, su estirada jefa, Katharine Parker (una
elegante Sigourney Weaver) le roba su mejor idea. Cuan-
do la jefa se rompe la pierna esquiando, Tess se adueña
de su oficina y conoce al broker Jack Trainer (un comedi-
do Harrison Ford), con quien sube la escalera corporativa
hasta el éxito, enamorándose de él en el proceso. El guión
de Kevin Wade es afiladamente ingenioso, trufado de
situaciones malévolas, y la lucha de clases aflora a través
de un divertido juego donde los escrúpulos se cotizan a
la baja y el hombre aparece como neutral. Todas las muje-
res le roban sus escenas, incluyendo a la maravillosamen-
te divertida Joan Cusack como secretaria de peinado
estrafalario. Divertida, emocionante y tremendamente
inteligente, Armas de mujer muestra un toque, un ritmo y
una inventiva que ponen a la aclamada Hechizo de luna y
otros títulos exitos de la época en su sitio. El director Mike
Nichols demuestra de nuevo su seguro dominio del
medio cinematográfico, consiguiendo –al ritmo de una
excelente banda sonora de Carly Simon– destacadas
●

● ●
interpretaciones de los actores protagonistas y secunda-
rios, usando la cámara con brillante efecto y llenando la
historia de tensión, romance y humor. ■ J.T.
ARREGLO DE CUENTAS
EN SAN GENARO
(Operazione San Genaro), Ultra Film (Roma)/ Lyre Cinematográfica
(París), Roxy Film (Mónaco), Italia-Francia, 1966, 100 min.
Productor: Turi Vasile. Director: Dino Risi. Guión: Adriano Baracco,
Ennio de Concini, Nino Manfredi, Dino Riso. Fotografía: Aldo Tonti.
Montaje: Franco Franticelli. Música: Armando Trovajoli. Dirección Artís-
tica: Luigi Scaccianoce, Francesco Bronzi, Dante Ferretti. Vestuario:
Maurizio Chiari, Bruno Cesari. Intérpretes: Nino Manfredi, Senta Berger,
Mario Adorf, Harry Guardino, Pinuccio Ardia, Vittoria Crispo, Totó. ***
En 1966, Risi había realizado ya más de 25 películas, entre
ellas El estafador, La marcia su Roma, La escapada y
Monstruos de hoy, es decir, buena parte de sus títulos de
oro. Pero Risi ha sido siempre un cineasta prolífico, y sus
grandes películas han alternado con otras tantas de
menor peso, como Arreglo de cuentas en San Genaro,
una parodia del cine de gansters y los filmes de atracos
perfectos del tipo Rififi, donde unos americanos llegan a
Nápoles con intención de robar las joyas de San Genaro,
en la catedral de la ciudad. Escrita por Adriano Baracco,
el actor Nino Manfredi y Ennio de Concini a partir de un
argumento de Risi, la película funciona por su humor iró-
nico y su catálogo de tipos, entre los que cabe destacar
al gran Totó de su antepenúltima película. ■ J.B.C.
ARROGANTES Y EXQUISITOS
(Stiff Upper Lips), Reino Unido-India, 1998, 99 min.
Productor: Jeremy Bolt, Gary Sinyor. Director: Gary Sinyor. Guión: Step-
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Arsénico por compasión | 33
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hen Deitch, Paul Simpkin, Gary Sinyor, Richard Sparks. Fotografía:
Simon Archer. Montaje: Peter Hollywood. Música: David A. Hughes,
John Murphy. Dirección Artística: Moving Jim. Intérpretes: Peter Usti-
nov, Prunella Scales, Georgina Cates, Samuel West, Robert Portal, Sean
Pertwee, Frank Finlay, Brian Glover. ***
Simpática comedia de enredo, con un humor muy british,
que en algunos momentos podrá parecer una suerte de
parodia de alguno de los filmes de James Ivory (el apelli-
do, casualmente, de la familia protagonista). Excelente
reparto para una trama entretenida y que supuso una de
las últimas apariciones en la pantalla grande del gran Pe-
ter Ustinov. ■ J.E.
ARSÉNICO POR COMPASIÓN
(Arsenic and Old Lace), Warner Brothers, EE.UU., 1944, 118 min.
Productor: Frank Capra. Director: Frank Capra. Guión: Julius J. Epstein,
Philip G. Epstein (basado en la obra de Joseph Kesselring). Fotografía: Sol
Polito. Montaje: Daniel Mandell. Música: Max Steiner. Dirección Artísti-
ca: Max Parker. Intérpretes:: Cary Grant, Raymond Massey, Priscilla Lane,
Josephine Hull, Jean Adair, Jack Carson, Edward Everett Horton, Peter
Lorre, James Gleason, John Alexandre. *****
A lo largo de dos décadas, Frank Capra se erigió en el
santo y seña de la cinematografía norteamericana gracias
a una serie de magistrales comedias sentimentales e inti-
mistas, tributarias en cierta medida de los postulados del
New Deal roosveltiano. El brillo de estos filmes oscureció
durante años la indiscutible calidad del título más atípico
de su filmografía, Arsénico por compasión, su película
más trepidante, original y divertida. En esa ocasión, y sin
que sirva de precedente, Capra había decidido prescindir
del “mensaje” para adentrarse con todas las consecuen-
cias en el terreno de la comedia en estado puro, frenéti-
ca, loca y de una imaginación insuperable, y el resultado
no pudo ser más gratificante: un inolvidable clásico del
humor negro que, tal vez, se adelantó a su tiempo. Sin
renegar de sus orígenes escénicos (no hay que olvidar
que la cinta está basada en la exitosa obra teatral de Jo-
seph Kesselring, adaptada por Julius y Philip G. Epstein),
el cineasta de origen italiano trenzó con maestría la des-
cabellada historia de dos entrañables viejecitas que invi-
tan a los ancianos desamparados y solitarios a tomar una
taza de té en el que convenientemente han disuelto unas
●
34| Arthur, el soltero de oro
● ●
dosis de arsénico para que obtengan la paz eterna. Un
sobrino escritor, su nueva esposa y otros parientes que se
diría sacados de El doctor Frankenstein, más un policía, el
director de un psiquiátrico y un taxista finalmente con-
vertido en cafetera, serán testigos del enredo.
El ritmo vertiginoso de la acción no decae un solo ins-
tante, las situaciones divertidas se suceden sin tregua en
un torbellino de inventiva y el embrollo se resuelve con
diáfana claridad, tras las dos horas en las que Capra ha
estado jugando con el espectador al gato y al ratón. Todo
ello servido por un plantel de actores realmente soberbio.
Lean esta lista de maestros: Cary Grant, excelente, como
siempre; Josephine Hull, adorable; Edward Everett Hor-
ton, irónico y sutil; Raymond Massey, deliciosamente si-
niestro en la piel de inconmovible y karloffiano Jonathan
Brewster; Peter Lorre, genial como un “Dr. Einstein” ate-
rrorizado por dos encantadoras ancianitas... Comedia lo-
ca, sentimental y negra al mismo tiempo, Arsénico por
compasión es una de las grandes comedias de Frank Ca-
pra y, por extensión, del cine norteamericano de los años
dorados del género. ■ J.T.
ARTHUR, EL SOLTERO DE ORO
(Arthur), Orion, EE,UU., 1981, 117 min.
Productor: Robert Greenhut. Director: Steve Gordon. Guión: Steve Gor-
don. Fotografía: Fred Schuler. Montaje: Susan E. Morse. Música: Burt
Bacharat. Diseño de producción: Stephen Hendrickson. Vestuario: Jane
Greenwood. Intérpretes: Dudley Moore, Liza Minnelli, John Gielgud,
Geraldine Fitzgerald, Jill Eikenberry, Stephen Elliot, Ted Ross, Barney
Martin, Thomas Barbour. ***
Arthur Bach (Moore) es un disoluto playboy que prefiere
emborracharse a afrontar la realidad de su gran fortuna y
su compromiso con la bruja Susan Johnson (Jill Eiken-
berry). Arthur, que es vigilado por su comprensivo pero
desdeñoso mayordomo Hobson (Gielgud), se enamora
de la chica trabajadora Linda Marolla (Minnelli), a quien
prefiere frente a su prometida de la alta sociedad. Susan,
sin embargo, se niega a ser eclipsada, y el padre de Ar-
thur le amenaza con quitarle su herencia si continúa vien-
do a Linda. Mientras trata de cambiar su disipado estilo
de vida por amor a la chica de clase obrera, Dudley
Moore despliega el encanto que ayudó a convertir 10, la
● ●
●
mujer perfecta en un éxito, aunque su personaje tiene a
veces demasiados clichés. Liza Minnelli, en un papel más
pequeño y menos glamouroso de lo habitual, también
está fantástica, pero es el leal aunque sarcástico sirviente
Gielgud quien se lleva la película con una interpretación
que no tiene precio (recita sus frases con un aplomo tan
maravilloso que ganó un Oscar al Mejor Actor Secunda-
rio). El resultado es un chispeante entretenimiento que
intenta, con bastante éxito, resucitar las divertidamente
artificiales convenciones de las screwball comedies
románticas de los años treinta. ■ J.T.
ARTHUR 2, ON THE ROCKS
Warner, EE.UU., 1988, 113 min.
Productor: Robert Shapiro. Director: Bud Yorkin. Guión: Andy Breck-
man. Fotografía: Stephen H. Burum. Montaje: Michael Kahn. Música:
Burt Bacharat. Dirección Artística: Gene Callahan. Intérpretes: Dudley
Moore, Liza Minnelli, John Gielgud, Geraldine Fitzgerald, Stephen
Elliott, Paul Benedict. *
Siete años después de la encantadora Arthur, Dudley
Moore regresó desacertadamente al rol del millonario
borracho en esta desastrosa secuela, tan divertida como
una hemorragia cerebral. El multimillonario Arthur (Moo-
re) y la ex-dependienta Linda (Minnelli) llevan cinco años
felizmente casados. Él aún se pasea por la ciudad entre-
teniendo al populacho con un rancio repertorio de bro-
mas, bebiendo champán en el baño, riéndose de sus pro-
pios chistes. Pero Linda descubre que es incapaz de con-
cebir y se pone en marcha para adoptar un niño. Mien-
tras, el vengativo padre de su ex-novia (Elliot) urde una
triquiñuela legal para quitarle su fortuna, dejando a Art-
hur sin un céntimo. Lo peor de todo es que el vitriólico
mayordomo inglés Hobson (Gielgud) ha muerto y su sus-
tituto, Fairchild (Benedict), no tiene comparación posible.
Te das cuenta de que las cosas se están poniendo mal
cuando John Gielgud es resucitado, por medio de las alu-
cinaciones del protagonista, para lanzar homilías y devol-
ver a su “señor” al buen camino. Lo crean o no, todo
empeora aún más a medida que la película avanza hacia
su predecible final feliz. Están avisados. ■ J.T.
ARTISTS AND MODELS
EE.UU., 1955, 109 min.
Productor: Hal B. Wallis. Director: Frank Tashlin. Guión: Herbert Baker,
Hal Kanter, Don McGuire, Frank Tashlin (basado en la historia “Rock-A-
Bye Baby”, de Michael Davidson y Norman Lessine). Fotografía: Daniel L.
Fapp. Vestuario: Edith Head. Música: Harry Warren. Dirección Artística:
Tambi Larsen, Hal Pereira. Intérpretes: Dean Martin, Jerry Lewis, Shirley
MacLaine, Dorothy Malone, Eddie Mayehoff, Eva Gabor, Anita Ekberg,
George Winslow. ***
Un magnífico vehículo de Dean Martin y Jerry Lewis, glo-
riosamente fotografiado en el más brillante Technicolor
que se puede ver. Por supuesto, la apreciación depende
de lo que uno sienta por Martin y Lewis, aquí un dibujan-
te y un chiflado fantasioso, respectivamente. Jerry es un
●

● ●
aficionado a los comics que recibe extraña y secretísima
información por vía telepática en sus pesadillas, lo cual es
aprovechado por Dean en la confección de sus tiras
cómicas. El enredo desemboca en una ligera sátira sobre
el peligro de su violento contenido, además de un inge-
nioso argumento que envuelve secretos de estado. Inclu-
so se sugiere que el extravagante comportamiento de
Lewis es el resultado de una niñez leyendo comics. Lo
que da crédito a esta locura es que está dirigida por
Frank Tashlin –un antiguo artista de animación–, el hom-
bre con el que Lewis adquirió su verdadera personalidad,
se independizó de Martin y se encumbró como cómico.
Su mano maestra se nota por doquier, se nota su talento
para la construcción de gags (entre los más afortunados
destacaremos el del humo de la mujer fatal y la entrevis-
ta que le hacen a Jerry por la televisión, así como deter-
minados hallazgos dentro de las claves oníricas) y para el
comentario nada complaciente de una trastornada Amé-
rica, perdida por el consumismo y el deseo de triunfo. El
ostentoso empleo del color por parte de Tashlin y las
potentes contribuciones de las actrices (incluyendo a
Anita Ekberg en un cameo) ayudan a dar a la película su
tono alocado. ■ J.D.D.
ASESINATOS DE MAMÁ, LOS
(Serial Mom), Polar, EE.UU., 1994, 93 min.
Productor: John Fiedler, Mark Tarlov. Director: John Waters. Guión: John
Waters. Fotografía: Robert Stevens. Montaje: Janice Hampton, Erica
Huggings. Música: Basil Poledouris. Dirección Artística: Vincen Peranio.
Intérpretes: Kathleen Turner, Sam Waterson, Ricki Lake, Matthew
Lillard, Mary Jo Catlett, Justin Whalin. ****
Una parodia de las películas de serial killers a través del
anecdotario criminal de una dulcísima madre de familia
que liquida a buena parte del vecindario por las más ni-
● ●
Asombro de Brooklyn, El | 35
●
mias razones de urbanidad. Transitada por el humor ne-
gro más extremo, el gusto por lo chocante y la provoca-
ción –señas de identidad de su autor–, la obra cuenta con
escenas irresistibles: el asesinato a golpe de pata de cor-
dero (guiño a Hitchcock ya utilizado por Almodóvar,
nuestro Waters particular), el hilarante y disparatado jui-
cio a la protagonista o el concierto de heavy femenino
cuyo público llega al éxtasis ante la muerte de un joven
envuelto en llamas (augurio de Cecil B. Demente)... Me-
morable Turner, cuyo personaje, si desprendemos la capa
de farsa que lo cubre, es aterrador: es la imagen hiperbo-
lizada del ciudadano histérico de nuestros días. ■ J.B.C.
ASÍ EN EL CIELO COMO EN LA TIERRA
España, 1995, 95 min.
Productor: Juan Carlos Caro, Enrique Cerezo, Carlos Vasallo. Director:
José Luis Cuerda. Guión: José Luis Cuerda. Fotografía: Javier G. Salmones.
Montaje: María Elena Sáinz de Rozas. Música: Francisco Ibáñez Irribarría.
Intérpretes: Francisco Rabal, Fernando Fernán Gómez, Jesús Bonilla,
Luis Ciges, Agustín González, Gabino Diego, Chus Lampreave, Enrique
San Francisco, Mónica Molina. ***
El director de El bosque animado dirige esta comedia de
argumento absurdo, cuyo protagonista es Dios, dispues-
to a buscarle un hermano a Jesucristo. En algunos
momentos es un poco infantil, pero sus interpretaciones
son muy buenas, destacando a Luis Ciges. ■ G.Q.
ASÍ HABLA EL AMOR
(Minnie and Moskowitz), Universal, EE.UU., 1971, 114 min.
Productor: Al Ruban. Director: John Cassavetes. Guión: John Cassavetes.
Fotografía: Arthur J. Ornitz, Alric Edens, Michael D. Margulies. Montaje:
Robert Heffernan, Frederic Knudtson. Vestuario: Helen Colvig. Intérpre-
tes: Gena Rowlands, Seymour Cassel, Val Avery, Tom Carey, Katherine
Cassavetes, Elizabeth Deering, Elsie Ames, Lady Rowlands. ****
La historia de amor entre dos personajes marginales, soli-
tarios y tristones (ella trabaja en un museo y él es el vigi-
lante de un aparcamiento; se conocen accidentalmente e
inician una inusual relación) podría haber dado carnaza a
Cassavetes para otro de sus desesperantes y opresivos
retratos de la condición humana (como Husbands o Una
mujer bajo la influencia, respectivamente el filme prece-
dente y el posterior de su filmografía), pero esta vez
apostó por un acento más desenfadado y optimista y una
realización más suelta y elíptica. Bendecida, como de
costumbre, por interpretaciones prodigiosas, Así habla el
amor (Minnie and Moskowitz para los amigos) es un filme
ingenioso, penetrante y conmovedor. Como comedia ro-
mántica es ni más ni menos que la antítesis de los empa-
lagosos bomboncitos que hoy se llevan. ■ J.B.C.
ASOMBRO DE BROOKLYN, EL
(The Kid from Brooklyn), Goldwyn, EE.UU., 1946, 114 min.
Productor: Samuel Goldwyn. Director: Norman Z. McLeod. Guión: Don
Hartman, Melville Shalvelson. Fotografía: Gregg Toland. Montaje: Daniel
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36| Asombroso mundo de Borjamari y Pocholo, El
● ●
Mandell. Dirección Artística: Perry Ferguson, Stewart Chaney, McClure
Capps. Intérpretes: Danny Kaye, Virginia Mayo, Vera-Ellen, Steve Coch-
ran, Eve Arden, Lionel Stander. ***
Basada en la comedia de Harold Lloyd The Milky Way
(1936), la película apunta directamente al músculo de la
risa y emerge como una lujosa mezcla de humor, música
y chicas, realzada por un bello Technicolor y ricos valores
de producción. La historia presenta a Danny Kaye como
un apocado lechero que accidentalmente noquea al cam-
peón de los pesos medios. Con la publicidad del púgil
hecha trizas, su mánager decide aprovechar la situación
convirtiendo al inesperado boxeador en un candidato al
título. Apoyado en un gran guión, el director Norman Z.
McLeod saca el máximo provecho de cada situación. Vir-
ginia Mayo, como el interés romántico, sirve como bello
contrapunto a las payasadas del protagonista y canta dos
baladas aceptablemente, mientras que el elenco de acto-
res secundarios realiza un trabajo uniformemente bueno,
manteniendo constantemente su vista fija en la comedia.
Si no es usted fan de Kaye, ésta puede ser la película
–junto con La vida secreta de Walter Mitty– que le haga
cambiar de opinión, ya que está relativamente libre del
sentimentalismo que echa a perder gran parte del traba-
jo posterior del versátil cómico. ■ J.T.
ASOMBROSO MUNDO DE BORJAMARI
Y POCHOLO, EL
Amiguetes Entertainment, España, 2004, 103 min.
Director: Enrique López Lavigne y Juan Cavestany. Guión: Enrique López
Lavigne y Juan Cavestany. Fotografía: Teo Delgado. Música: Miguel Malla.
Intérpretes: Santiago Segura, Javier Gutiérrez, Pilar Castro, Guillermo
Toledo, Carmen de la Maza, Coté Soler, Antonio de la Torre. *
Los debutantes López Lavigne y Cavestany pretenden
que nos unamos a su guateque por narices y por la vía de
la risa floja de los madrileños años ochenta pos-movida
(eclosión del movimiento pijo), la misma que practican
hasta la catarsis unos Santiago Segura y Javier Gutiérrez
en el cénit de su vis cómica y camaleónica, sin reparar en
que aquello tampoco fue tan juerga como parecía, sino
más bien un vulgar “cebollón” marquista y psicotrópico,
como así lo presentan. Asumido este problema de identi-
dad e identificación, lo que queda es una comedieta
sobre disfuncionales complejos de Peter Pan de y para
doceañeros (ahí va otra paradoja) en la que el presunto
● ●
●
viaje iniciático al centro de Mecano de dos cuarentones
hijos de papá encallados en aquellos años, acompañados
de otra amiga que tal baila, se queda en catálogo de bro-
mas privadas y gansadas de mayor o menor calado, des-
tacando las que recaen en la ajustadísima megapija inter-
pretada por Pilar Castro o en el personaje de Guillermo
Toledo, quien quizá por una extraña retroalimención de
su imagen pública real, acaba por hacer gracia. El resto,
como cantaba Pabellón Psiquiátrico en referencia a cier-
to grupo “icónico” de aquellos grimosos años, es puro «g
de gilipuertas». ■ J.C.
ASTÉRIX Y OBÉLIX CONTRA CÉSAR
(Astérix et Obélix contre César), Francia-Alemania-Italia, 1999, 106
min.
Director: Claude Zidi. Productor: Claude Berry. Guión: Claude Zidi,
Gérard Lauzier (basado en los comics de Albert Uderzo y René Gos-
cinny). Fotografía: Tony Pierce-Roberts. Dirección Artística: Patrick Bor-
dier. Música: Jean-Jacques Goldman y Roland Romanelli. Efectos espe-
ciales: Pitof. Intérpretes: Gérard Depardieu, Christian Clavier, Roberto
Benigni, Laetitia Casta, Michel Galabru, Claude Piéplu, Gottfried John. ●
Megalómana superproducción a la francesa que dilapida
ocho mil millones de pesetas en efectos especiales al más
chapucero estilo Looney Tunes en medio de un guión que
es un mero popurrí de grandes éxitos del celebérrimo
cómic de Goscinny y Uderzo. Desde el mismísimo inicio,
con un patético Depardieu moviendo al ralentí sus chi-
chas de pavo, el olor a alcanfor se impone estrepitosa-
mente y el “efecto Picapiedra” (John Goodman también
era Pedro, pero...) no tarda en caer a plomo. Los sopapos
de Obélix tienen gracia, sí. Pero una vez. Benigni tiene
gracia. Pero diez minutos. La Casta está cañón (igual que
en Gitano, en fin). Gottfried John se parece bastante al
César, cierto. ¿Y...? Al lado de este despropósito, las hu-
mildes películas de dibujos animados dirigidas por sus
propios creadores a finales de los sesenta son casi obras
maestras. Realmente inquietantes los taquillazos galos de
los noventa. ■ J.C.
ASTÉRIX Y OBÉLIX: MISIÓN CLEOPATRA
(Astérix & Obélix: Mission Cléopâtre), Francia-Alemania, 2002, 107’.
Productor: Claude Berri. Director: Alain Chabat. Guión: Alain Chabat
(basado en el cómic “Astérix et Cléopatre”, de René Goscinny y Albert
●
 Aterriza como puedas | 37
● ● ●

Uderzo). Fotografía: Laurent Dailland. Montaje: Stéphane Pereira. Músi-
ca: Philippe Chany, Snoop Dogg. Dirección Artística: Laurent Ott. Intér-
pretes: Gérard Depardieu, Christian Clavier, Jamel Debbouze, Monica
Bellucci, Alain Chabat, Claude Rich, Gérard Darmon, Edouard Baer,
Dieudonné. ***
Una muy grata sorpresa: después de la calamitosa Astérix
y Obélix contra César, esta secuela resultó ser una come-
dia trepidante, con gags imaginativos, brillantes diálogos
(el doblaje quizá se meriende algunos afortunados jue-
gos de palabras), parodias a granel (Matrix, Titanic, El im-
perio contraataca...) y un hallazgo impagable, Jamel Deb-
bouze, que encarna al arquitecto Numerobis. ■ J.B.C.
vez con abundantes críticas a la política, la Mafia y al
clero. Y es que el político Puppis podría ser un gran pre-
sidente del país si no fuese por su inagotable adrenalina
sexual que le incita a atacar a las mujeres en cualquier
momento. Para curarle se le ingresa en un convento, con
tan mala fortuna que allí se enamora de una monja. Aun-
que Lucio Fulci enreda demasiado el asunto y no sabe
muy bien cómo salir indemne del mismo, destaca la par-
ticipación de chicas que hacían las delicias de miles de
pervertidos: Laura Antonelli, Agostina Belli, Eva Cze-
merys y Anita Strindberg. ■ L.M.C.

ASTRONAUTAS
España, 2003, 96 min.

Dirección: Santi Amodeo. Guión: Santi Amodeo. Fotografía: Alex Cata-

lán. Montaje: J. Manuel G. Moyano. Dirección Artística: Javier López.
Intérpretes: Nancho Novo, Teresa Hurtado de Ory, Juan Motilla, Alex
O’Dogherty, Jöns Pappila, Enrico Vecchi. **

Esta primera incursión en solitario del cineasta andaluz

Santi Amodeo, que había codirigido anteriormente El
factor Pilgrim con Alberto Rodríguez, crea expectativas
que no acaban de cristalizar en su relato de la reinserción
de un ex heroinómano (esforzada creación de Nancho
Novo). Se trata de un ermitaño de la modernidad, un
antiguo y afiebrado dibujante de comics, ahora converti-
do en un tipo hosco y receloso de todo, en cuyo camino
se cruza una adolescente (la debutante Teresa Hurtado
de Ory, un nombre que retener), hermana de un yonqui.
La historia de quien zozobró entre las drogas e intenta
rehabilitarse para acceder a un mundo también plagado
de mentiras fluctúa entre el humor y la vía onírica, la
ironía y la desesperación, en un filme irregular pero inte-
resante. ■ LL.B.M.

A SU EXCELENCIA LE GUSTAN ATERRIZA COMO PUEDAS

LAS MUJERES
(All´onorevole piacciono le donne), Fida Cinematográfica, Italia,
1971, 108 min.
Productor: Edmondo Amati. Director: Lucio Fulci. Guión: Lucio Fulci,
Alessandro Continenza, Ottavio Jemma. Fotografía: Sergio d´Offizi.
Montaje: Vincenzo Tomassi, Gianfranco Amicucci. Música: Fred Bongus-
to. Dirección artística: Nedo Azzini, Osvaldo Desideri. Intérpretes:
Lando Buzzanca, Laura Antonelli, Lionel Stander, Eva Czemerys. **
(Airplane!), Paramount, EE.UU., 1980, 88 min.
Productor: Jon Davison. Director: Jim Abrahams, David Zucker, Jerry
Zucker. Guión: Jim Abrahams, David Zucker, Jerry Zucker. Fotografía:
Joseph Biroc. Montaje: Patrick Kennedy. Música: Elmer Bernstein. Efec-
tos: Bruce Logan. Coreografía: Tom Mahoney. Vestuario: Rosanna Nor-
ton. Intérpretes: Robert Hays, Julie Hagerty, Kareem Abdul-Jabbar, Lloyd
Bridges, Peter Graves, Leslie Nielsen, Lorna Patterson, Robert Stack,
Stephen Stucker, Barbara Billingsley. ***

Comedia erótica que descubrió a otro de esos actores
claves de la comedia italiana, el histriónico Lando Buz-
zanca, evidentemente con muchos menos registros que
otros compañeros, pero que significaba un buen reclamo
para el nuevo filón erótico que se avecinaba. A pesar de
que algunas de estas fábulas sexuales se estrenaban en
España bastante cortadas (como luego hemos tenido
ocasión de comprobar) y otras ni siquiera pasaban el fil-
tro de la censura, lo que no perdían ni un ápice era de sus
extravagantes argumentos y divertidas situaciones, esta
La primera, y aún la mejor, de las maravillosas parodias de
Zucker-Abrahams-Zucker. Ted Striker (Robert Hayes), un
fracasado piloto de combate, es obligado a tomar los
controles de un avión comercial después de que el capi-
tán (Peter Graves) y el co-piloto (la leyenda del balon-
cesto Kareem Abdul-Jabbar) enfermen. Animado por su
novia azafata (Julie Hagerty) y el excéntrico Dr. Rumack
(Leslie Nielsen), y recibiendo instrucciones en tierra del
aún más excéntrico Kramer (Robert Stack), Striker pone
todo de su parte para seguir las incomprensibles instruc-

● ● ●
38| Aterriza como puedas 2: La secuela
● ●
ciones que le facilita el enloquecido controlador aéreo
(Lloyd Bridges). Los guionistas-directores no se dejan
ningún cliché en el tintero mientras devastan el ciclo de
desastres al estilo Aeropuerto, entre otras dianas. Desde
la inteligente imitación de Tiburón del principio a los irre-
verentes créditos finales, la risas son continuas. En reali-
dad, no pasa un segundo sin una parodia malvadamente
acertada, un sonrojante juego de palabras o un inspirado
gag visual, y los años no han disminuido su estúpido a-
tractivo. Robert Hays y Julie Hagerty son las estrellas no-
minales, pero la mayor diversión viene de parte del distin-
guido elenco secundario, toda una troupe de veteranos
actores de carácter que pasan un buen rato burlándose
de su imagen. Además, es la película que hizo una estre-
lla cómica de Leslie Nielsen. Y, lo mejor de todo, clavó un
enorme clavo en el ataúd de lo que se estaba convirtien-
do en una agotada institución de Hollywood, la saga de
Aeropuerto. Un aviso: la acometida de chistes y gags
visuales es tan incesante que incluso el espectador más
adusto cae finalmente conquistado –o agotado–. ■ J.T.
ATERRIZA COMO PUEDAS 2: LA SECUELA
(Airplane II: The Sequel), Paramount, EE.UU., 1982, 85 min.
Productor: Howard W. Koch. Director: Ken Finkleman. Guión: Ken Fin-
kleman. Fotografía: Joseph Biroc. Montaje: Tina Hirsch, Dennis Virkler.
Música: Elmer Bernstein, Richard Hazard. Vestuario: Rosanna Norton.
Intérpretes: Robert Hays, Julie Hagerty, Lloyd Bridges, Chad Everett,
Peter Graves, Chuck Connors, William Shatner, Raymond Burr, John Ver-
non, Stephen Stucker. **
El que tenía que ser un novedoso viaje hacia la luna se
convierte en un auténtico desastre cuando la nave, por
una avería, desvía su dirección hacia el sol. Secuela del
éxito de los hermanos Zucker y Jim Abrahams dirigida
por el tal Ken Finkleman en su misma línea. La película
cuenta con colaboraciones de actores como Raymond
Burr, William Shatner, Chuck Connors, Sonny Bono o Rip
Torn. ■ G.Q.
ATRACO A LAS TRES
Hesperia Films/Pedro Masó, España, 1963, 84 min.
Director: José María Forqué. Guión: Vicente Coello, Pedro Masó, Rafael
J. Salvia. Fotografía: Alejandro Ulloa. Música: Adolfo Waitzman. Intér-
● ●
●
pretes: José Luis López Vázquez, Casto Sendra “Cassen”, Gracita Mora-
les, Manuel Alexandre, Katia Loritz, Manuel Díaz González, José Orjas,
Agustín González, Alfredo Landa, Paula Martel, Rafaela Aparicio. ****
Una de las comedias más divertidas, bien escrita y mejor
ritmadas de los sesenta. Eran tiempos en que los grandes
títulos del género venían firmados por Ferreri, Berlanga o
Fernán Gómez. Aquí la autoría se la dividen la profesio-
nalidad de Forqué, el guión de Coello & Masó & Salvia y
un conjunto de excelentes comediantes, reflejando los
tics, las neuras y las frustraciones/represiones de aquella
España. ■ J.B.C.
ATRACO A LAS TRES... Y MEDIA
España, 2002, 96 min.
Productor: Pedro Masó. Director: Raúl Marchand Sánchez. Guión: Pedro
Masó, Joaquín Andújar. Fotografía: Manuel Velasco. Música: Paco Orte-
ga. Intérpretes: Iñaki Miramón, Josema Yuste, Josep Julien, Cristina Solá,
Manuel Millán, Manolo Royo, Manuel Alexandre, Juan Fernández, Elsa
Pataky. *
Pedro Masó, productor y coguionista en 1963 de Atraco a
las tres, de José María Forqué, una de las más populares
comedias de la España franquista, decidió repetir la juga-
da casi cuarenta años más tarde, con resultados franca-
mente lamentables: una comedia débil, sin chispa, vulgar,
que no resiste la menor comparación con el original, del
que recupera al actor Manuel Alexandre. ■ J.B.C.
ATRAPADO EN EL TIEMPO
(Groundhog Day), Columbia Pictures, EE.UU., 1993, 101 min.
Director: Harold Ramis. Guión: Harold Ramis y Danny Rubin. Fotogra-
fía: John Bailey. Música: George Fenton. Intérpretes: Bill Murray, Andie
McDowell, Chris Elliott, Stephen Tobolowsky, Brian Doyle-Murray,
Marita Gegaghty, Angela Paton, Harold Ramis. ****
La película favorita de bastante más gente de la que
podríamos pensar tiene una premisa tan tonta como las
de muchas obras maestras (muchas, no “otras”, por si
acaso): un meteorólogo encadenado en un bucle tempo-
ral que le hace repetir su estancia en la fiesta del “día de
la marmota” de un pequeño pueblo estadounidense lla-
mado Punxsutawney. Este nudo, que podría haber dado
para alguna pesadilla borgiana, es la apoteosis de la
comedia por repetición, que no por desgaste. Algo que
Ramis volvería a rizar en su posterior Mis dobles, mi mujer
y yo. Un tour de force así sólo se sostiene con dos cimien-
tos: un guión absurdamente prodigioso, cargado de
situaciones, tropezones y despertares (a cargo del “I got
you babe” de Cher, auténtico toque de corneta para el
festival diario); y un actor como Bill Murray, que vivió un
momento de gloria absoluta en una fase de “transición”
(véase la tibia La chica del gánster, de ese mismo año) y
que demostró que la cara de jet lag le viene como anillo
al dedo. Una bella Andie McDowell y un ritmo tan endia-
blado como la “Rhapsody on a Theme by Paginini” de
Rachmaninoff redondean una gozosa comedia como
hubo pocas en los noventa. ■ J.C.
●
 Austin Powers: misterios agente internacional | 39
● ● ●

vericuetos familiares. Pero no en Atrápame si puedes, por

fortuna. Hijo de un padre acosado y empobrecido por
Hacienda, que siendo soldado en la II Guerra Mundial se
casó con una francesa (humeante performance de Na-
thalie Baye), la separación de sus progenitores le llevó a
la impostura. La figura del padre se encarna incluso en el
agente del FBI encargado de darle caza, un personaje
que confirma la condición camaleónica de Tom Hanks.
Película notable, con algunas secuencias extraordinarias,
Atrápame si puedes muestra a un Spielberg astuto y tam-
bién timador: vende como comedia el fin del sueño ame-
ricano. Cabe darle las gracias. ■ LL.B.M.

ATRÁPAME SI PUEDES
(Catch Me If You Can), EE.UU., 2002, 141 min.

Productor: Walter F. Parkes, Steven Spielberg Director: Steven Spielberg.

Guión: Jeff Nathanson (basado en el libro de Frank Abagnale Jr. y Stan
Redding). Fotografía: Janusz Kaminski. Montaje: Michael Kahn. Música:
John Williams. Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Tom Hanks, Christopher
Walken, Martin Sheen, Nathalie Baye, Amy Adams, James Brolin, Brian
Howe. ***

Si Minority Report, obra casi redonda, constituía una

inquietante reflexión sobre el futuro imperfecto, Atrápa-
me si puedes rememora un pasado carente del brochazo
nostálgico que lo idealiza. Dicen que se trata de una pelí-
cula de encargo, un divertimento abordado por Spielberg
a petición de Leonardo DiCaprio. Pero no. Hay diversos
elementos en Atrápame si puedes que la convierten en
una película muy de Spielberg. Para bien y para mal.
Basada en la historia real de un casi adolescente, Frank
W. Abagnale, que en los años 60 se convirtió en el prin-
cipal quebradero de cabeza para la unidad de delitos
financieros del FBI, con la confección artesanal de per-
fectos cheques falsos que le reportaron cuatro millones
de dólares, Atrápame si puedes parece lucir un gozoso
formato de comedia. De hecho, es una película que se
contempla casi siempre con la sonrisa en los labios. Pero
en ella subyace un tono marcadamente sombrío. Muestra
la falsedad del denominado sueño americano, que nor-
malmente sólo puede arañarse mediante la práctica del
fraude convertido en obra de arte. Así lo practicó Abag-
nale, quien hizo de la impostura un oficio desempeñado
con inusual brillantez y que le permitió viajar por todo el AUSTIN POWERS: MISTERIOSO
mundo como falso piloto de líneas aéreas. También tra- AGENTE INTERNACIONAL
bajar en calidad de médico al frente del servicio de (Austin Powers: International Man of Mystery), New Line, EE.UU.,
urgencias de un hospital, ejercer de falso letrado mientras 1997, 95 min.

el FBI le pisaba los talones o solicitar la mano de la hija
de un fiscal luterano (aviesa composición de Martin
Sheen). En realidad, Abagnale (al que DiCaprio aporta
una perfecta mezcla de insolencia y desamparo) era un
elemento subversivo al que había que erradicar o hacer
cambiar de bando, como así ocurriría.
Lo que siempre guió a tan peculiar y apasionante
embaucador fue la búsqueda de la figura paterna. Su
condición de hijo de divorciados, que nunca superó la
traumática experiencia, acostumbra a conducir a Spiel-
berg al dramón lacrimógeno cuando se adentra en tales
Productor: Suzanne Todd, Demi Moore, Jennifer Todd y Mike Myers.
Director: Jay Roach. Guión: Mike Myers. Fotografía: Peter Deming. Mon-
taje: Debra Neil-Fisher. Música: George S. Clinton. Dirección Artística:
Cynthia Charette. Intérpretes: Mike Myers, Elizabeth Hurley, Robert
Wagner, Michael York, Mimi Rogers, Seth Green, Burt Bacharach, Carrie
Fisher, Christian Slater, Rob Lowe. ***
El agente secreto más inepto de la era psicodélica es
resucitado en un mundo que ha avanzado tres décadas.
Myers (estrella y guionista) presta tanta atención a los
detalles que resulta fácil dar su ingenio por sentado.

● ● ●
40| Austin Powers: la espía que me achuchó
● ●
Todo, desde los abrigos de terciopelo de Austin y sus
camisas con chorreras hasta el casting (Elizabeth Hurley
como su maciza compañera Vanessa Kensington, Robert
Wagner como el manipulador esbirro y Michael York
como Johnny Mentero, el hombre del gobierno que expli-
ca la trama) y la banda sonora (Burt Bacharach aparece
en persona), demuestra cuánto disfrutó el creador de
Wayne’s World haciendo su trabajo. Alguien, sin embar-
go, debería haber eliminado las bromas machistas y di-
suadido a Myers de interpretar también al villano. Peque-
ños borrones que no estropean el resultado final. Hay que
tener muy poco sentido del humor para no troncharse de
risa con las dudosas muletillas y la irreprensible desespe-
ración sexual de Austin. ■ J.D.D.
AUSTIN POWERS:
LA ESPÍA QUE ME ACHUCHÓ
(Austin Powers: the Spy Who Shagged Me), EE.UU., 1999, 95 min.
Productor: John Lyons, Eric McLeod, Suzanne Todd, Jennifer Todd.
Director: Jay Roach. Guión: Michael McCullers. Fotografía: Ueli Steiger.
Montaje: John Poll. Música: George S. Clinton. Vestuario: Deena Appel.
Intérpretes: Mike Meyers, Heather Graham, Elizabeth Hurley, Rob Love,
Gia Carides, Robert Wagner, Seth Green, Michael York. ****
El espía ye-yé más sexy de la historia, Austin Powers, fue
presentado en sociedad en 1997 y no tardó en convertir-
se en un icono de la comedia contemporánea. Dos años
● ●
●
más tarde llegó esta segunda entrega, todavía más loca y
disparatada, donde el sensacional Meyers, además de
volver a sus dos antagónicos personajes (Powers y el
genio del mal Dr. Maligno, modelado sobre el antológico
Blofeld de Donald Pleasence en Sólo se vive dos veces),
se sacó de la manga un tercero, Gordo Cabrón en el
doblaje, una enormísima y repugnante criatura que sirve
en bandeja las escenas escatológicas más delirantes vis-
tas de un tiempo a esta parte (recordemos que, rizando
el rizo, Meyers todavía encarnó a un cuarto personaje,
Goldenmember, en la tercera y superior entrega de la
serie). Siendo parodias de Bond (juguetes pop sobrecar-
gados de ingenio bajo su aparente banalidad), hay que
decir en su honor que cualquier película de Powers con-
tiene más entretenimiento que los genuinos 007 de los
últimos lustros. ■ J.B.C.
AUSTIN POWERS
EN MIEMBRO DE ORO
(Austin Powers in Goldmember), EE.UU., 2002, 94 min.
Productor: Mike Myers, John Lyons. Director: Jay Roach. Guión: Mike
Myers, Michael McCullers. Fotografía: P. Deming. Música: George S.
Clinton. Dirección Artística: R. Smith. Intérpretes: Mike Meyers, Beyon-
cé Knowles, Michael York, Michael Caine. **
Insistencia en la parodia de los primeros filmes de James
Bond –en concreto, Goldfinger– y en la estética pop de
los sesenta. El cómico canadiense Mike Myers, además de
ser productor y coguionista, interpreta a cuatro persona-
jes, incluido el repelentísimo Gordo Cabrón. En interven-
ciones especiales podemos contemplar a Steven Spiel-
berg, Tom Cruise y Gwyneth Paltrow. ■ M.Q.
AUTOBÚS ATÓMICO, EL
(The Big Bus), EE.UU., 1976, 88 min.
Director: James Frawley. Guión: Lawrence J. Cohen, Fred Freeman. Foto-
grafía: Harry Stradling, Jr. Montaje: Edward Warschilka. Música: David
Shire. Intérpretes: Joseph Bologna, Stockard Channing, John Beck, René
Auberjois, Ned Beatty, José Ferrer, Ruth Gordon, Larry Hagman,
Richard Mulligan, Sally Kellerman, Lynn Redgrave. **
Una no muy distinguida pero a ratos divertida parodia del
cine catastrofista que tan de moda estuvo en los años
setenta. La reproducción de los esquemas del subgénero
nos sitúa en un autobús propulsado por energía atómica,
en el que viaja una variopinta representación turística.
Algunos gags afortunados, situaciones chuscas que lo
son menos y un lucido reparto en el que incluso figura
Larry (J.R.) Hagman. Gente menuda y adultos sesteantes
aficionados a la comedia disparatada. ■ LL.B.M.
AVARO, EL
(L´avare), Christian Fleschner, Francia, 1980, 120 min.
Productor: Gbernard Artigues. Director: Jean Girault. Guión: Louis de
Funes, Jean Girault (basado en la obra teatral “El avaro” de Molière).
Fotografía: Edmond Richard. Montaje: Michel Lewin. Música: Jean Bizet.
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Dirección Artística: Sydney Bettex. Intérpretes: Louis de Funes, Frank
David, Michel Galabru, Claire Dupray. *
Decepcionante versión del clásico de Molière, únicamen-
te realizada para mayor gloria de un Louis de Funes ya en
plena decadencia (si es que alguna vez fue realmente so-
portable). Con unas interminables parrafadas, un lastimo-
so ritmo y unos enfermizos “tics” cómicos de la estrella
francesa, sus dos horas de metraje acaban pareciendo
siete. La puesta al día del avaro que guarda el dinero en
el jardín y se finge pobre y humilde con sus hijos y cria-
dos no es sino un cúmulo de cansinas situaciones que,
curiosamente, encontrarían arreglo nueve años después
en una nueva versión cinematográfica titulada igualmen-
te El avaro, coproducción entre Francia, Italia y España,
dirigida por Tonino Cervi y con Alberto Sordi de prota-
gonista. ■ L.M.C.
AVENTURA PARA DOS
(Spanish Affair), EE.UU.-España, 1958, 93 min.
Productor: Bruce Odlum. Director: Luis Marquina, Don Siegel. Guión:
Richard Collins. Fotografía: Sam Leavitt. Montaje: Tom McAdoo. Música:
Daniele Amfitheatrof. Dirección Artística: Tambi Larsen, Hal Pereira.
Intérpretes: Carmen Sevilla, Richard Kiley, José Guardiola, Jesús Tordesi-
llas, José Marco Davó, José Manuel Martín, Francisco Bernal. **
Don Siegel, uno de los cineastas más importantes del
Hollywood del final de la época de los grandes estudios y
maestro reconocido de Clint Eastwood, viajó a España.
Aquí realizó esta muy discreta comedia con Carmen Sevi-
lla y José Guardiola que, sin embargo, no deja de ser una
curiosidad dentro de la filmografía del autor de la prime-
ra versión de La invasión de los ladrones de cuerpos y
Harry el sucio. ■ G.Q.
AVENTURAS DE FORD FAIRLANE, LAS
(The Adventures of Ford Fairlane), 20th Century-Fox, EE.UU., 1990,
104 min.
Productor: Joel Silver, Steve Perry. Director: Renny Harlin. Guión: Daniel
Waters, James Cappe, David Arnott. Fotografía: Oliver Wood. Montaje:
Michael Tronick. Música: Yello. Dirección Artística: John Vallone. Intér-
pretes:: Andrew Dice Clay, Wayne Newton, Priscilla Presley, Moris Day,
Lauren Holly, Robert Englund. *
Sorprendentemente aburrida y previsiblemente grosera,
el primer vehículo estelar del vilipendiado cómico An-
drew Dice Clay ofrece un humor tan decididamente poco
cultivado que se presenta como una especie de equiva-
lente moderno del de los Three Stooges. Clay interpreta
a Ford Fairlane, un detective privado especializado en ca-
sos que implican a artistas de rock (de ahí su apodo, “el
detective rockanrolero”). Poco después de que la supe-
restrella del heavy metal Bobby Black (Vince Neil) muera
electrocutado durante un concierto, Ford Fairlane es con-
tratado por la millonaria arpía Colleen (Presley) para que
encuentre a la groupie Zuzu Pétalos (Corman). Pero la
muerte del disc jockey Johnny Crunch (Gilbert Gottfried,
en un hilarante cameo) complica la investigación. Eso es
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Ayer, hoy y mañana | 41
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todo a nivel argumental, así que el resto se rellena con
Ford tocando rock’n’roll (penosamente) y diciendo obs-
cenidades a las mujeres mientras el director Renny Har-
lin (La jungla 2) destroza coches, vuela edificios y estro-
pea cada escena cómica. Peor aún es el cínico intento de
Dice por suavizar su imagen de chico malo; aún así queda
como un estúpido racista, homófobo, machista, que con-
funde el sentimentalismo con los verdaderos sentimien-
tos. El hallazgo más significativo de la película, induda-
blemente, es Lauren Holly, quien aporta un gran carisma
y brillo a un personaje difícil como la secretaria enamora-
da de Fairlane. Robert Englund (más conocido como
Freddy Krueger) interpreta a un sádico asesino, sin ma-
quillaje, mientras Priscilla Presley se parodia a sí misma
como de costumbre. Aparte de su atractivo para los
palurdos y los chicos de instituto impresionados por cier-
tos “tacos”, esta vacía comedia de acción es tan diverti-
da como un accidente de coche. ■ J.D.D.
¡AY, CARMELA!
España-Italia, 1990, 102 min.
Productor: Andrés Vicente Gómez. Director: Carlos Saura. Guión: Rafa-
el Azcona, Carlos Saura (basado en la obra de José Sanchís Sinisterra).
Fotografía: José Luis Alcaine. Montaje: Pablo González del Amo. Música:
Alejandro Massó. Dirección Artística: Rafael Palmero. Intérpretes: Car-
men Maura, Andrés Pajares, Gabino Diego, Maurizio de Razza, José San-
cho, Mario De Candia, Miguel Rellán. ****
Tragicomedia ambientada en plena Guerra Civil Española
que narra la supervivencia de una pareja de cómicos
(«Carmela y Paulino, variedades a lo fino») que, en com-
pañía de un joven sordomudo, deambula con su espectá-
culo haciendo reír al bando republicano. Al avanzar la
contienda, caen en poder de los nacionales y, para ellos,
deben modificar su repertorio humillando a la República.
A pesar de ser un producto de encargo, Saura dirigió una
de sus mejores películas en una época donde su cine no
pasaba por el mejor momento. Su extraordinario trío pro-
tagonista (Pajares, Maura y Diego) aporta a la historia el
toque preciso en cuanto a emotividad se refiere. Consi-
guió interesar a más de 900.000 espectadores, consi-
guiendo el récord de 13 premios Goya (Película, Director,
Actor, Actriz, Actor de Reparto, Guión Adaptado, Direc-
ción Artística, Dirección de Producción, Montaje, Vestua-
rio, Sonido, Maquillaje y Efectos Especiales). ■ L.M.C.
AYER, HOY Y MAÑANA
(Ieri, oggi, domani), Compañía Cinematográfica Champion/Les Films
Concordia, Italia- Francia, 1963, 119 min.
Productor: Carlo Ponti. Director: Vittorio de Sica. Guión: Cesare Zavatti-
ni, Alberto Moravia, Eduardo de Filippo. Fotografía: Giuseppe Rotunno.
Montaje: Adriana Novelli, Marisa Letti. Música: Armando Trovaioli.
Dirección Artística: Ezio Frigerio, Andrea Crisanti. Intérpretes: Sophia
Loren, Marcello Mastroianni. ****
Uno de los trabajos más conocidos de la pareja Loren &
Mastroianni, comedia clásica en su planteamiento y bri-
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42| Ayúdame a soñar
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llante en la resolución de sus tres episodios, todos ellos
referidos al personaje femenino e interpretados por la
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pareja, que ofrece un soberbio recital con sus humorísti-
cos cambios de registros. El primero de ellos, “Adelina”,
tiene lugar en Nápoles, donde Loren es una vendedora de
tabaco de contrabando que, para evitar la prisión, decide
acogerse a una ley que la deja en libertad si está emba-
razada, por lo que no hace más que tener hijos, llevando
a su esposo hasta una lógica crisis nerviosa. “Anna” hace
referencia a una millonaria bastante caprichosa que
busca el amante que más le interesa. Mientras, el tercero
y más brillante de todos ellos, “Mara”, contiene la clásica
imagen sexy de Sophia Loren al presentarla como una
romana, generosa en mostrar su cuerpo haciendo strip-
tease, aunque su espectáculo pueda incidir en la pérdida
de la fe de un joven seminarista que la observa desde su
ventana. ■ L.M.C.
AYÚDAME A SOÑAR
(Aiutami a sognare), Italia, 1981, 109 min.
Director: Pupi Avati. Guión: Pupi Avati. Fotografía: Franco Delli Colli.
Montaje: Amedeo Salfa. Música: Riz Ortolani. Intérpretes: Mariangela
Melato, Anthony Franciosa, Paola Pitágora, Jean-Pierre Léaud, Alexandra
Stewart. ***
Autor de más de una quincena de películas desde que en
1968 debutara en la dirección, Pupi Avati ha destacado
como un cineasta de irregular trayectoria pero no exento
de interés. Ayúdame a soñar transcurre en el verano de
1943, en la región de Emilia, junto a Bolonia, donde varias
familias se han refugiado en sus residencias de campo
para huir de la ocupación alemana. Una de las casas está
ocupada por una antigua estrella del teatro musical, que
se ve sorprendida por el aterrizaje forzoso de un avión
norteamericano cuyo piloto también ha estado relaciona-
do con el mundo de la música. A destacar un reparto qui-
zás no suntuoso, pero de evidente atractivo. Comedia
agridulce a la italiana. ■ LL.B.M.
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 B
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BABE, EL CERDITO VALIENTE
(Babe), Kennedy Miller/Universal, Australia-EE.UU., 1995, 94 min.
Productor: George Miller, Doug Mitchell, Bill Miller. Director: Chris Noo-
nan. Guión: George Miller, Chris Noonan (basado en el relato “El cerdo
ovejero” de Dick King-Smith). Fotografía: Andrew Lesnie. Montaje: Mar-
cus D’Arcy, Jay Friedkin. Música: Nigel Westlake. Dirección Artística:
Roger Ford. Intérpretes:: James Cromwell, Magda Szubanski. Voces:
Christine Cavanaugh, Miriam Margolyes, Danny Mann, Hugo Weaving,
Miriam Flynn, Russi Taylor . ***
Merecido éxito de público para esta simpática coproduc-
ción –de George Miller, el autor de la serie Mad Max– entre
Australia y Estados Unidos, basada en el relato “El cerdo
ovejero”, original del escritor británico Dick King-Smith, y
que narra las vicisitudes de un cerdito que se niega a con-
vertirse en el plato principal de la cena de Navidad y de-
muestra a su dueño que él también puede hacer las fun-
ciones de perro pastor.
Los entrenadores de animales y los especialistas en
animación electrónica hicieron posible el milagro de que
convivieran en la pantalla, aparentemente sin problemas,
actores y animales, y que estos últimos pudieran hablar
entre sí como si nada. Un despliegue de efectos especia-
les que le valió el Oscar a una película con lejanos ecos de
la “Rebelión en la granja” orwelliana y que generó una
inevitable pero olvidable segunda parte, Babe, el cerdito
en la ciudad. ■ J.E.
BABY, TÚ VALES MUCHO
(Baby Boom), Meyers/Shyer, EE.UU., 1987, 110 min.
Productor: Bruce A. Block, Nancy Meyers. Director: Charles Shyer.
Guión: Nancy Meyers, Charles Shyer. Fotografía: William A. Fraker. Mon-
taje: Lynzee Klingman. Música: Bill Conti. Dirección Artística: Beala
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Neel. Intérpretes:: Diane Keaton, Sam Shepard, Harold Ramis, Kristina
Kennedy, Michelle Kennedy, Sam Wanamaker, James Spader, Pat Hingle,
Britt Leach. **
Diane Keaton es una alta ejecutiva neoyorquina que se
encuentra con la obligación de atender a un bebé here-
dado muy a su pesar. Los problemas que su nueva con-
dición de madre postiza le acarrean interfieren en su
profesión, hasta el punto de impulsarla a cambiar de
vida. Su novio la abandona y su jefe olvida sus promesas
de reconocimiento de su valía en la empresa para ele-
varla a la categoría de socio. La chica espabilada se reti-
rará a un pequeño pueblo y encontrará un nuevo amor y
la posibilidad de hacer fortuna vendiendo productos
naturales.
El guión del propio Shyer y su colaboradora Nancy Me-
yers está resuelto un poco al estilo de las comedias nor-
teamericanas de los 40, con cierto ingenio y forzando las
situaciones, aunque sin demasiado interés por la parte
satírica y con un evidente arreglo a gusto de todos en un
final con toques ecológicos y roussonianos. Pero la pelí-
cula es, ante todo, Diane Keaton, su travieso rostro ha-
ciendo mil mohínes ante las dificultades y su cuerpo esti-
lizado embutido en un atractivo vestuario muy a la moda.
Junto a ella, y además de los citados, dos veteranos siem-
pre efectivos como son Sam Wanamaker y Pat Mingle, y
el joven James Spader. Por su parte, Sam Sheppard apa-
rece en su consabido papel de amante tranquilo, seguro
y envolvente, contrapunto al nerviosismo y a la frenética
actividad del personaje de la Keaton. La fotografía es de
William A. Fraker y la música, de Bill Conti.
El éxito de esta propuesta motivó su recuperación co-
mo base de una serie televisiva, en la que Kate Jackson
asumió el papel de la protagonista. ■ M.Q.
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44| Bad Santa
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BAD SANTA
Dimension Films/Triptych Pictures, EE.UU., 2003, 91 min.
Director: Terry Zwigoff. Guión: Glenn Ficarra y John Recua. Fotografía:
Jamie Anderson. Música: David Kitay. Intérpretes: Billy Bob Thornton,
Tony Cox, Brett Kelly, Lauren Graham, John Ritter. *
Es posible que los hermanos Coen, productores de esta
película, pretendieran batir el récord olímpico de exa-
bruptos y barbarismos en un filme navideño, porque tal
es la casi única gracia de esta ametralladora “incorrectísi-
ma” en la que el “ente” Papá Noel es rebajado al nivel del
betún. El director Terry Zwigoff (Ghost World y la magní-
fica y rescatable Crumb) perpetra semejante tropelía
planteando una historia (o historieta, que aquí no es des-
pectivo) que haría las delicias de Álex de la Iglesia: un
facineroso borrachuzo y su diminuto compinche se dedi-
can a saquear los grandes almacenes en los que trabajan
dando vida a Papá Noel y su elfo, respectivamente.
Así, el plato fuerte y casi único del menú es ver a Billy
Bob Thornton con cara de triple ardor de estómago y pe-
taca de ginebra en mano, a pesar de que su sincero y tó-
xico esfuerzo no consiguen hacernos olvidar cómo hubie-
se sido su papel en manos imposibles (pongamos W. C.
Fields o el Walter Matthau de Los picarones, cuyo rema-
ke precisamente protagonizará Thornton) o posibles (Bill
Murray o Jack Nicholson, quienes colgaron el gorro de
Santa Claus propuesto por los Coen en el último momen-
to). Aunque la verdadera lástima es que, en el fondo,
tanta blasfemia y vomitona se convierte en la típica nati-
lla navideña dada la introducción del inevitable niño out-
sider al que nuestro héroe redime y escolta. ■ J.C.
BAILE DE LOS VAMPIROS, EL
(Dance of the Vampires/The Fearless Vampire Killers), Metro-
Goldwyn-Mayer/Cadre/Film Ways, Reino Unido, 1967, 107 min.
Productor: Gene Gutowski. Director: Roman Polanski. Guión: Gérard
Brach, Roman Polanski. Fotografía: Douglas Slocombe. Montaje: Alas-
tair McIntyre. Música: Christopher Komeda. Dirección Artística: Wilfrid
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Shingleton. Intérpretes:: Roman Polanski, Jack MacGowran, Alfie Bass,
Jessie Robins, Sharon Tate, Ferdy Mayne. ****
En los años 60, Roman Polanski, uno de los cineastas más
innovadores de aquella década, demostró no sólo ser
capaz de revitalizar el cine de terror con una propuesta
tan arriesgada como Repulsión, sino también de someter
el género a su propia parodia. Polanski se burló de sus
códigos y de sus constantes sin caer en la chabacanería.
El humor de El baile de los vampiros remite directamen-
te a las claves del cine de terror, pero a la vez crea una
óptica nueva para la comedia. Además de construir –con
la colaboración de su habitual guionista Gérard Brach–
una trama ingeniosa trucada de muy hábiles y divertidos
gags, Polanski se nos muestra un virtuoso de la esceno-
grafía a través de unos decorados y una planificación que
son puro delirio ya desde sus primeras imágenes –tras los
espléndidos créditos y la climática música de Krystof
Komeda–, ese trineo corriendo por la nieve en una azula-
da noche, perseguido por lobos al son aterrador de unos
cascabeles. ■ J.B.C.
BAJARSE AL MORO
Ion Producciones/Lolafilms/TVE, España, 1988, 90 min.
Director: Fernando Colomo. Guión: José Luis Alonso de Santos, Joaquín
Oristrell, Fernando Colomo (basado en la obra de José Luis Alonso de
Santos). Fotografía: Javier G. Salmones. Música: Pata Negra. Intérpretes:
Verónica Forqué, Antonio Banderas, Aitana Sánchez-Gijón, Juan Echa-
nove, Chus Lampreave, Miguel Rellán, Carmelo Gómez. ***
Por bajarse al moro debe entenderse cruzar el Estrecho,
por Algeciras, para hacerse con un poco de droga, luego
volver y venderla. A ese jorobado oficio –por lo de came-
llo– pertenece la protagonista de esta comedia sainetes-
ca y populachera, basada en una pieza de José Luis Alon-
so de Santos, por él mismo adaptada en colaboración
con Joaquín Oristrell y el propio Colomo. Ni que decir
tiene que en uno de esos viajes la muchacha tendrá pro-
blemas y dará pie a un enredo espectacular en el que ten-
drán participación los más pintorescos personajes, entre
ellos una jovencita –el descubrimiento de Aitana– cuya
virginidad pondrá serios obstáculos al contrabando. La
profesionalidad de Colomo consigue dar ritmo a las
situaciones, pero la baza fundamental es la categoría del
reparto, capitaneado por Forqué. ■ J.B.C.
BHAJI ON THE BEACH
Reino Unido, 1993, 101 min.
Productor: Nadine Marsh-Edwards. Director: Gurinder Chadha. Guión:
Meera Syal y Gurinder Chadha. Fotografía: John Kenway. Montaje: Oral
Ottle. Diseño de producción: Derek Brown. Música: John Altman. Intér-
pretes:: Kim Vithana, Jimmi Harkishin, Sarita Khajuria, Mo Sesay, Lalita
Ahmed, Zohra Segal, Peter Cellier. ***
Un grupo de “hermanas” asiáticas se embarca en un viaje
de mujeres a Blackpool, mientras son perseguidas por
sus hombres. El argumento y las motivaciones son artifi-
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ciales, pero una vez iniciada la historia, la debutante Gu-
rinder Chadha extrae la máxima diversión de sus forma-
les matronas y salvajes adolescentes en unas infernales
vacaciones de clase obrera. Zohra Segal está maravillosa-
mente terca como la cabecilla de las tías censoras, y Lali-
ta Ahmed deliciosa como la melancólica dependienta
Asha, que conoce a un viejo actor inglés (Cellier) y se su-
merge con él en sueños de Bollywood. Los hombres –los
villanos de la función– lo hacen lo mejor que pueden. ■
J.D.D.
BAJO EL PESO DE LA LEY
(Down by Law), Black Snake, EE.UU.-Alemania, 1986, 107 min.
Productor: Alan Kleinberg. Director: Jim Jarmusch. Guión: Jim Jarmusch.
Fotografía: Robby Müller. Música: John Lurie. Montaje: Melody London.
Intérpretes: Tom Waits, John Lurie, Roberto Benigni, Nicoletta Braschi,
Ellen Barkin, Billie Neal, Rockets Redglare. ***
Jack (Lurie) y Zack (Waits) son dos tipos sin esperanzas
encerrados en una cárcel de Nueva Orleans. A ellos se
une Roberto (Benigni), un hombrecillo parlanchín y eter-
namente optimista que cambiará sus vidas. El cuento de
hadas de Jarmusch es una amalgama de película de pri-
siones, film noir y comedia excéntrica, que guarda algu-
nos paralelismos con su anterior Strangers in Paradise: las
dos obras están divididas en tres partes; las dos tratan
sobre americanos hastiados que se transforman por el
contacto con un extranjero inocente; las dos están filma-
das en un deslumbrante blanco y negro. Y de nuevo la
música es un componente esencial de la poesía de Waits.
Pero lo que hace este filme más accesible (y quizás me-
nos ambicioso) es el énfasis en el humor; tras la presen-
tación de los personajes y la atmósfera, llegan rápida-
mente las risas, sobre todo gracias al maravilloso Benig-
ni, con su macarrónico inglés, recuerdos de viejas pelícu-
las y citas de Robert Frost en su italiano nativo. ■ J.D.D.
BAJO EN NICOTINA
España, 1984
Director: Raúl Artigot. Guión: Raúl Artigot, Raimundo García. Música:
Teddy Bautista. Intérpretes: Oscar Ladoire, Sílvia Munt, Antonio Resi-
nes, Assumpta Serna, Chus Lampreave. **
Sonoro desastre taquillero que era el tercer largometraje
dirigido por Raúl Artigot, excelente director de fotografía,
que aquí intentó combinar la denominada "comedia de la
movida madrileña" con el cine policíaco, todo ello a tra-
vés de un protagonista apodado "bajo en nicotina" por su
endeblez sexual e inspirándose en una novela de Pérez
Merinero. Para forofos de la comedia española. ■ LL.B.M.
BALAS SOBRE BROADWAY
(Bullets Over Broadway), Sweetheart Prod., EE.UU., 1994, 99 min.
Productor: Robert Greenhut. Director: Woody Allen. Guión: Woody
Allen y Douglas McGrath. Fotografía: Carlo Di Palma. Montaje: Susan E.
Morse. Diseño de producción: Santo Loquasto. Dirección Artística: Tom
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Bananas | 45
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Warren. Vestuario: Jeffrey Kurland. Intérpretes: John Cusack, Jack War-
den, Chazz Palminteri, Tony Sirico, Joe Viterelli, Dianne Wiest, Jim Bro-
adbent, Jennifer Tilly, Mary-Louise Parker, Tracey Ullman, Rob Reiner,
Harvey Fierstein. ****
Ambientada en la Nueva York de la Era del Jazz, cuando
los artistas se juntaban con los gangsters en las tabernas
clandestinas, Balas sobre Broadway narra la historia del
joven e idealista David Shayne (Cusack), un dramaturgo
con afanes vanguardistas y sociales. Con el respaldo del
jefe mafioso Nick Valenti (Viterelli), Shayne puede estre-
nar su nueva obra en Broadway, e incluso atraer a estre-
llas de la magnitud de Helen Sinclair (Wiest) y Warner
Purcell (Broadbent). Sólo hay una condición: Valenti insis-
te en que su amante Olive (Tilly) interprete el papel pro-
tagonista. Ella no sólo es una actriz horrible, incapaz de
articular dos palabras seguidas con un mínimo de senti-
do, sino que aparece con el guardaespaldas de Nick, Che-
ech (Palminteri), que observa los ensayos con mal conte-
nida impaciencia, dispuesto a meterle una bala en la ca-
beza a quien ose dudar de su arte. Esta despiadada sáti-
ra de las pretensiones, hipocresías e indulgencia de las
gentes del teatro es la pieza más estimulante de Woody
Allen en muchos años. La más equilibrada, la más esme-
radamente dirigida, la que menos flecos argumentales
ofrece, la que no sacrifica una situación o un personaje a
un chiste brillante, la que tiene el guión más trabajado, es-
crito por el magistral dramaturgo Douglas MacGrath con
el asesoramiento del propio director. Mezcla Allen aquí
una historia de género negro con una comedia y ambas
están trazadas con tiralíneas. El resultado estalla de vida,
de tensión, de gracia, a través de unas peripecias des-
lumbrantes y un reparto homogéneo, perfecto, en el que
pueden destacarse tres rostros de alcurnia: el de Dianne
Wiest, que barre bajo su alfombra con una gracia arrolla-
dora; Jennifer Tilly, que encarna con convicción a la chil-
lona corista, y el incatalogable Chazz Palminteri, soberbio
en la piel de un personaje de gángster vagamente inspira-
do en él mismo y en su tumultuosa vida. Los tres eclipsan
completamente la composición que Cusack hace del
inexperto autor. Hay que decir que no estamos en un te-
rreno nuevo, y que la puesta en escena es a veces torpe,
pero sólo cuando nos preguntamos cuánta vida hay en
estos estereotipos. ■ J.D.D.
BANANAS
United Artists, EE.UU., 1971, 82 min.
Productor: Charles H. Joffe, Jack Grossberg. Director: Woody Allen.
Guión: Woody Allen, Mickey Rose. Fotografía: Andrew Costikyan. Mon-
taje: Ron Kalish. Música: Marvin Hamlisch. Diseño de producción: Ed
Wittstein. Vestuario: Gene Coffin. Intérpretes: Woody Allen, Louise Las-
ser, Carlos Montalban, Natividad Abascal, Jacobo Morales, Miguel Sua-
rez, David Ortiz. ***
Segunda de las películas dirigidas e interpretadas por
Woody Allen, Bananas es una vitriólica parodia de los
golpes de estado en las repúblicas caribeñas, con alego-
ría incluida de la revolución de los barbudos. Allen es Fiel-
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46| Banco en el parque, Un
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BANCO EN EL PARQUE, UN
España, 1999, 77 min.

Director: Agustí Vila. Guión: Agustí Vila. Fotografía: David Omedes.

Montaje: Miguel Ángel Santamaría. Música: Ian Briton. Dirección Artís-
tica: Sofía Pape. Intérpretes: Alex Brendemühl, Victoria Freire, Mónica
López, Paul Berrondo, Jordi Collet, Eva de Luis. ***

Un joven que acaba de ser abandonado por su novia va

cada tarde a un banco del parque a esperar que el azar le
traiga su nuevo amor. Ópera prima de su director, esta
apreciable pero irregular película tiene la mirada puesta
en el cine de la nouvelle vague, tanto por su presupuesto
como por sus planteamientos. ■ G.Q.

BANDIDO GENEROSO, EL
España, 1954, 80 min.

Director: José María Elorrieta. Guión: José Gallardo, Luis, Lucas Ojeda,
Pedro Sánchez-Molleda, Pedro Sánchez-Neira. Fotografía: Miguel Fer-
nández Mila. Montaje: Juan Pisón, Félix Suárez Inclán. Música: Miguel
García Morcillo. Intérpretes: Manolo Morán, Tomás Zori, Manuel Santos
López, Codeso, Carmen Macarena. *
ding Mellish, un neurótico neoyorquino enamorado de
una activista política, Nancy (Louise Lasser, esposa de Función al servicio de las dotes histriónicas del orondo
Woody en aquella época), que está totalmente inmersa Manolo Morán, un cómico que fue toda una institución en
en la revolución que tiene lugar en la república bananera las películas españolas de la época. Aquí es el sacristán
de San Marcos. Vistiendo ropa militar al estilo Castro y de un pueblo al que contratan para que se disfrace de
una barba falsa, Allen termina accidentalmente siendo el bandolero de Sierra Morena. El terceto Zori, Santos y Co-
presidente de San Marcos. Vuelve a los Estados Unidos, deso aporta también su comicidad. Incondicionales del
es desenmascarado como un fraude, juzgado por subver- cine español decididamente camp. ■ LL.B.M.
sión, y acaba casándose con Nancy.
La trama sirve antes que nada para encadenar una
serie de ingeniosos gags, preferentemente visuales, a BANK DICK, THE
través de los cuales el cineasta judío se burla cáustica- Universal, EE.UU., 1940, 69 min.
mente de todo cuanto le rodea, sin desaprovechar oca- Director: Eddie Cline. Guión: W.C. Fields. Fotografía: Milton Krasner.
sión de llevar cualquier situación hasta el puro disparate. Montaje: Arthur Hilton. Diseño de producción: Jack Otterson. Música:
Todo lo convierte en un torrente de hilaridad –atentados, Charles Previn. Intérpretes: W.C. Fields, Cora Whiterspoon, Una Merkel,
revoluciones, secuestros–, frases desechables e inciden- Evelyn Del Rio, Jessie Ralph, Grady Sutton, Franklin Pangborn, Bill Als-
tes surreales, deformando la realidad hasta llegar al ab- ton. *****
surdo más inverosímil. Pero entre tanta burla, aún le
queda tiempo de sacar su ‘lado serio’, para arremeter en El malhumorado, soez y magnífico W. C. Fields está con-
tono sarcástico contra la sociedad de su tiempo, y más siderado como uno de los cómicos más populares de to-
en concreto, contra algunos estamentos de la misma. dos los tiempos. Orondo y de poca estatura, su silueta
Una crítica, también es cierto, muy superficial. Bananas corpulenta y su abultada nariz, siempre roja como una
no posee una estructura compacta y el relato funciona
con altibajos, según la calidad de unos gags exprimidos
hasta la última de sus posibilidades humorísticas. Cuan-
do éstos son tan espléndidos como el de la revista “Or-
gasmo”, los de la adquisición de víveres para los guerri-
lleros o los de la noche de amor con Nancy, el largome-
traje resulta sumamente divertido, pero cuando no lo
son, adquiere un tono repetitivo bastante molesto.
Repleta de guiños a maestros como Eisenstein, Chaplin,
Buñuel y Bergman, es el trabajo de un cómico recreán-
dose en sus gags más que el de un director que contro-
la su material. Un título, en suma, ciertamente irregular,
donde cabe destacar el magnífico trabajo interpretativo
de Woody Allen, más próximo a Groucho Marx que a
Jerry Lewis. ■ J.T.

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amapola, es tan inconfundible como su voz nasal de
borracho inveterado y su personal filosofía, una decidida
antítesis de las actitudes morales dominantes. Eximio bu-
fón formado en el vodevil, como tantos otros, pero, al re-
vés de todos, original y único, su humor se basaba en su
propia visión pesimista y rastrera del mundo, nacida de
las penalidades de su primera infancia, y en base a él creó
un tipo cómico de desbordante imaginación, de impe-
cable sentido del ritmo. En sus películas soportó, con su
habitual expresión de resignación, que le agredieran, que
abusaran de él y que le despreciaran, pero también era
cobarde, mentía, engañaba y bebía. Terrible misógino,
fanfarrón y misántropo, Fields no era precisamente un
personaje adorable, pero el público masculino descubrió
que compartía sus inquietudes y quejas. Aunque hoy esté
injustamente olvidado, lo cierto es que este cómico sin
par protagonizó algunas de las mejores comedias de la
década de los treinta. Maravillas como It’s a Gift, The Man
on the Flying Trapeze, You Can’t Cheat an Honest Man,
Never Give a Sucker an Even Break y la que quizá es su
obra maestra, The Bank Dick, una sátira de las fantasías
del americano medio. Apoyado en un enloquecido guión
de su propia invención, Fields interpreta a un hombre
malhumorado, pícaro y ruin que va sembrando el fraude
y la confusión por donde pasa. Sus maravillosas aberra-
ciones narrativas pasan por desbaratar los planes de la-
drones de bancos, beber en el Black Pussy Café y casar a
su hija con el corto de entendederas Og Oggilby (Grady
Sutton en su mejor papel). Totalmente destartalada y
maravillosa. ■ J.T.
BANQUETE DE BODA, EL
(Xi Yan), CMPC, Taiwan, 1993, 107 min.
Productor: Ted Hope, James Schamus, Ang Lee. Director: Ang Lee.
Guión: Ang Lee, Neil Feng, James Schamus. Fotografía: Jong Lin. Monta-
je: Tim Squyres. Música: Mader. Dirección Artística: Steve Rosenzweig.
Intérpretes: Winston Chao, May Chin, Mitchell Lichtenstein, Sihung
Lung, Ah-leh Gua. ***
Fue precisamente esta película la que dio a conocer el
nombre de Ang Lee, luego revalidado con Comer, beber,
amar, Sentido y sensibilidad... Se trata de su segundo lar-
gometraje (el primero, Pushing Hands, es excelente), una
comedia de enredos: un joven homosexual taiwanés resi-
dente en Nueva York deberá montar un tinglado de mil
demonios para mantener las apariencias cuando sus
padres lleguen de Taiwán con motivo de su boda, en rea-
lidad una falsa boda de conveniencia. No es un material
muy original, pero con él edifica Lee una funcional come-
dia, simpática, bulliciosa y muy hábil en la captación de la
mezcolanza racial y la vida americana de los orientales
inmigrados. ■ J.B.C.
BAR COYOTE, EL
(Coyote Ugly), Buena Vista, EE.UU., 2000, 95 min.
Productor: Jerry Buckheimer, Chad Oman. Director: David McNally.
Guión: Gina Wendkos. Fotografía: Amir Mokri. Montaje: William Gol-
● ●
Barton Fink | 47
●
denberg. Música: Trevor Horn. Intérpretes: Piper Perabo, Adam García,
Maria Bello, Tyra Banks, Melanie Linskey, John Goodman, Izabella Miko,
Bridget Moynahan. **
Un elenco de hermosas chicas se dedica a alegrar la vista
de los clientes bailando en un bar neoyorquino. Cada una
de ellas tiene sus particulares ambiciones, que chocan
con la realidad de un mundo que sólo acepta la exhibi-
ción de su belleza. Lo malo del caso es que la película
incide en lo mismo que pretende criticar y se constituye
en un desfile de nuevas actrices y la monótona descrip-
ción de un ambiente. ■ M.Q.
BARRIOS ALTOS
Jet Films/Incine, España, 1987, 87 min.
Productor: Alfredo y Helena Matas. Director: José Luis García Berlanga.
Guión: Salvador Maldonado. Fotografía: José María Civit. Montaje: Luis
Manuel del Valle. Música: Bernardo Bonezzi. Dirección Artística: Gloria
Marti. Intérpretes: Victoria Abril, Lorenzo Santamaría, Carmen Elías,
Juanjo Puigcorbé. **
Acelerada comedia policiaca que, con un estilo cercano al
cómic, presenta a unos cuantos personajes en una Barce-
lona llena de vitalidad, con una trama principal que versa
sobre la investigación de la muerte de un masajista. El
hijo de Berlanga dirige una atropellada historia demos-
trando que el talento no es hereditario. Porque hay que
tener en cuenta que esta película no sería nada (ya es
más bien poco) sin su actriz principal, una Victoria Abril
en permanente estado de gracia, inspirada, con descono-
cida comicidad, natural, incitante, sugerente y que con-
vierte cualquier pequeño gesto en arte: le pide 500 pese-
tas a un pobre, habla con un “camello” sobre su mercan-
cía, es atada, golpeada, amordazada, casi ahogada... todo
ello inventando un espectáculo en sí misma de compleja
repetición en su carrera o en la de cualquier otra actriz.
Su interpretación es lo más cercano al arte, la película no.
■ L.M.C.
BARTON FINK
Circle Films/Barton Circle Productions, EE.UU., 1991, 116 min.
Productor: Ethan Coen. Director: Joel Coen. Guión: Joel Coen y Ethan
Coen. Fotografía: Roger Deakins. Montaje: Roderick Jaynes. Diseño de
producción: Dennis Gassner. Música: Carter Burwell. Dirección Artíísti-
ca: Leslie McDonald, Bob Goldstein. Vestuario: Richard Hornung. Intér-
pretes: John Turturro, John Goodman, Judy Davis, Michael Lerner, John
Mahoney, Tony Shalhoub, Jon Polito. ****
En 1941, el bien intencionado y vagamente izquierdista
dramaturgo Barton Fink (Turturro) intenta acomodarse
en una mugrienta habitación de un hotel de Hollywood
para escribir su primer guión, un encargo del excéntrico
magnate Jack Lipnick (Lerner). El problema es que se
trata de una película de acción de Wallace Beery, y sufre
un grave caso de bloqueo creativo. Su única esperanza
pasa por conseguir inspiración de la “secretaria” de otro
escritor (Davis) y de su vecino (Goodman), un vendedor
●
48| Batalla de las colinas del whisky, La
● ●
de seguros al que Fink considera como un paradigma
viviente del “Hombre Corriente”. Los tortuosos giros
narrativos que siempre han marcado los trabajos de los
Coen inundan por completo la estructura de este filme.
Desde su bizarra mezcla de melancólico psicodrama y
sátira enloquecida, la película acelera hasta convertirse
en una fantasía gótica tan estrambótica como terrorífica.
De algún modo todo tiene coherencia, gracias al sober-
bio guión y a la firme dirección de los Coen, y a un con-
junto de maravillosas interpretaciones. El resultado fun-
ciona a diferentes niveles, estimulando la mente, los oídos
y los ojos, y poniendo los nervios de punta. ■ J.D.D.
BATALLA DE LAS COLINAS
DEL WHISKY, LA
(The Hallelujah Trail), Mirisch/Kappa, EE.UU., 1965, 152 min.
Productor: John Sturges. Director: John Sturges. Guión: John Gay. Foto-
grafía: Robert Surtees. Montaje: Ferris Webster. Música: Elmer Berns-
tein. Dirección Artística: Cary Odell. Intérpretes:: Burt Lancaster, Lee
Remick, Jim Hutton, Pamela Tiffin, Donald Pleasence, Brian Keith. ***
¿Cuándo empezó la agonía del western? A pesar de
periódicos renacimientos, este género cinematográfico
por excelencia y americano por antonomasia empezó un
visible declive en los años sesenta, confirmado en los
setenta. Con, claro está, sus correspondientes y admira-
bles excepciones: ahí están para demostrarlo los últimos
coletazos de los grandes (John Ford y El gran combate,
Raoul Walsh y Una trompeta lejana, Howard Hawks rema-
tando Río Bravo con El Dorado y Río Lobo...), excelentes
artesanos acabando sus filmografías con muy sólidos fil-
mes del Oeste (Michael Curtiz con Los comancheros y
● ●
●
Richard Thorpe con Duelo a muerte en Río Rojo) y nue-
vos inquilinos que alquilaban el más regio edificio del
séptimo arte para insuflarle vitaminas y redimensionarlo
(Sam Peckinpah o Monte Hellman).
En aquellos años apareció también en el western la
superproducción. La conquista del Oeste, la mencionada
El gran combate o La última aventura son ejemplos de
ese intento de levantar el coloso que duerme, inherente,
en ese género de los grandes espacios y la épica en su
estado puro. John Sturges se apuntó a esa modalidad, en
1965, con La batalla de las colinas del whisky. Lejos de la
mestría de Ford, Walsh, Mann o Delmer, hay que recordar
que Sturges era un buen realizador de westerns, con títu-
los tan notables como Los siete magníficos, Desafío en la
ciudad muerta o Duelo de titanes. Con La batalla de las
colinas del whisky, además de inclinarse hacia el super-
western, Sturges ofreció un tono paródico a todas luces
desproporcionado. La película, de dos horas y media de
duración, contó con un admirable acabado técnico (foto-
grafía de Robert Surtees, música de Elmer Bernstein,
etcétera) y unos intérpretes de altura, y lucía muy bien en
su estreno en las gigantescas dimensiones de la pantalla
de Cinerama –aunque no se rodó, como La conquista del
Oeste, en ese sistema–. Pero esta salvaje farsa de indios,
caballería, mujeres prohibicionistas y “agua loca” –como
llaman los primeros al líquido cuyo cargamento suscita la
batalla– tiene en su desmesura, en su elefantiasis, su prin-
cipal defecto. Es algo consustancial, de hecho, a la comu-
nión entre western y comedia, que raras veces ha dado
buenos resultados: El rey de los cowboys, de Buster Kea-
ton, sería la excepción que confirma la regla. Hay otras
desde luego, pero escasea en proporción a los muchos y
muy fallidos intentos que se han dado. ■ J.B.C.
●
 Bedazzled | 49
● ● ●

Be cool es una secuela autoparódica que, como Ocean´s

Twelve, parte del supuesto de que un puñado de actores
enrollados ya tiene de por sí valor artístico, tanto más si
en cada frase cuelan una referencia para connaisseurs,
pues se saben de memoria la discografía de Aerosmith,
las películas narradas por muertos o el momento exacto
en que entra “Knockin´on Heaven´s Door”, de Dylan, en
Pat Garrett and Billy the Kid: un filme que se acuerda de
Slim Pickens no puede ser del todo malo. Be cool es tonta
y amorfa, pero tiene sus momentos ingeniosos y unos
cuantos secundarios jugosos; el mejor, aunque no se lo
crean, el musculoso The Rock, que tiene fibra de come-
diante y hasta baila mejor que Travolta & Thurman, aquí
descafeinados. ■ J.B.C.

BEDAZZLED
20th Century Fox, EE.UU., 1967, 103 min.

Productor: Stanley Donen. Director: Stanley Donen. Guión: Peter Cook

BAZAR DE LAS SORPRESAS, EL (basado en una historia de Cook y Dudley Moore). Fotografía: Austin
(The Shop Around the Corner), M-G-M, EE.UU., 1940, 97 min. Dempster. Montaje: Richard Marden. Música: Dudley Moore. Intérpre-
Productor: Ernst Lubitsch. Director: Ernst Lubitsch. Guión: Samson Ra- tes: Peter Cook, Dudley Moore, Eleanor Bron, Michael Bates, Raquel
phaelson (basado en la obra “Parfumerie” de Nikolaus Laszlo). Fotogra- Welch, Barry Humphreys. **
fía: William Daniels. Montaje: Gene Ruggiero. Música: Werner Heymann.
Dirección Artística: Cedric Gibbons, Wade B. Rubottom. Intérpretes:: De los días en que Peter Cook y Dudley Moore eran un
James Stewart, Margaret Sullavan, Frank Morgan, Joseph Schildkraut, equipo hecho en el cielo de la comedia, esta actualiza-
Sara Haden, Felix Bressart, William Tracy, Inez Courtney, Charles Holton, ción del mito de Fausto presenta a Moore como un coci-
Charles Smith. ***** nero locamente enamorado de la camarera Eleanor Bron,
una camarera que exuda sexo por cada poro, y al que le
Esta película está basada en una pieza de Nikolás Laszlo,
muy inteligentemente adaptada por Samson Raphaelson.
Su escenario es una marroquinería en la Hungría de en-
treguerras. Y sus protagonistas, las humildes gentes que
por ahí se mueven: el dueño, los empleados, la mujer del
dueño, una dependienta nueva y el encargado, estos dos
últimos los personajes encarnados por Sullavan y Stewart
y portadores de una ingeniosa trama: ambos, mientras en
la cotidianeidad de la tienda prácticamente se odian, se
envían en el anonimato cartas de amor desconociendo
sus respectivas identidades. Con todas estas cartas en
juego, Lubitsch compuso una obra maestra tierna, senti-
mental, dulce, de sutil humor y, como siempre, pícara. No
tiene el aura mítica de Ninotchka o To Be or Not To Be, y
se la acusó de ser excesivamente “capriana” (la presencia
de Jimmy subraya esa sensación), como si, por otra parte,
Capra fuera un pelagatos. Pero está a la altura de sus
mejores títulos. Y las dotes del cineasta como maestro de
la observación y la conducta humana brotan por doquier.
■ J.B.C.

BE COOL
USA, 2005, 118 min.

Productor: Danny DeVito, David Nicksay, Michael Samberg. Director: F.

Gary Gray. Guión: Peter Steinfeld (basado en el libro de Elmore Leo-
nard). Fotografía: Jeffrey L. Kimball. Montaje: Sheldon Kahn. Música:
Dylan Berry, John Powell. Dirección Artística: Lauren E. Polizzi, Dan
Webster. Intérpretes: John Travolta, Uma Thurman, Vince Vaughn,
André Benjamin, Steven Tyler, Robert Pastorelli, Christina Milian. **

● ● ●
50| Bed Sitting Room, The
● ●
son concedidos siete deseos por un atractivo Diablo (Co-
ok) que desea su alma. Naturalmente, todos ellos salen
mal, y Dudley acaba con un hábito de monja de la Orden
de las Berelianas Saltarinas, hermanas que hacen su peni-
tencia en trampolines. Nada ni nadie está a salvo del mor-
daz guión de Cook y Moore. Lanzan sus dardos contra el
clero, las clases altas de Inglaterra, Lyndon Johnson, Julie
Andrews y, finalmente, Dios. Barry Humphries ofrece una
hilarante interpretación de la Envidia y la voluptuosa Ra-
quel Welch aparece más sexy que nunca en su cameo co-
mo uno de los siete pecados capitales (¿hace falta decir
cuál?), aunque la fémina más destacada sea la recalci-
trante Eleanor Bronen. Al hacer que Cook interpretase a
Satán como un bromista en vez de como la encarnación
del mal, el director Stanley Donen opta por la comedia es-
trafalaria en vez de por la sátira afilada, y su dirección de-
cididamente moderna significa que la película termina si-
endo tan desigual como el vestido de miss Welch. ■ J.D.D.
BED SITTING ROOM, THE
United Artists, Reino Unido, 1969, 80 min.
Productor: Richard Lester. Director: Richard Lester. Guión: John Antro-
bus, Charles Wood (basado en la obra de John Antrobus y Spike Milli-
gan). Fotografía: David Watkin. Montaje: John Victor Smith. Música: Ken
Horne. Intérpretes: Rita Tushingham, Ralph Richardson, Peter Cook,
Dudley Moore, Spike Milligan, Michael Hordern, Roy Kinnear, Richard
Warwick, Arthur Lowe, Mona Washbourne. **
Una obra teatral de Spike Milligan y John Antrobus sirve
como plataforma ideal para una surrealista comedia pos-
nuclea. La película, estructurada en varios sketches, reco-
ge imágenes y comentarios de los veinte supervivientes
de un Londres hecho trizas por una bomba atómica,
mientras salen de sus agujeros para enfrentarse a las rui-
nas de su gran ciudad. Pronto se fusionan en un mosaico
general de resignada aceptación de las nuevas condicio-
nes, algunas de ellas muy divertidas. Arthur Lowe se con-
vierte en un loro, Mona Washburne muta en una cómoda
y Rita Tushingham anuncia que está embarazada de die-
cisiete meses. Está protagonizada por Ralph Richardson,
al que se une un elenco de valiosos excéntricos británi-
cos, incluyendo a Harry Secombe, Peter Cook y Dudley
Moore. Milagrosamente, Lester consigue comunicar su
sombrío mensaje con humor, pero la historia se resiente
de una ejecución chapuzera. Sin embargo, si el tiempo tal
como lo conocemos va a cesar después de la bomba,
entonces la película ofrece una adecuada representación
de la dislocación temporal: su ausencia de guión provoca
que sus noventa minutos resulten interminables. ■ J.D.D.
BEDTIME STORY
Columbia, EE.UU., 1941, 83 min.
Productor: B.P. Schulberg. Director: Alexander Hall. Guión: Richard Flou-
rnoy (basado en una historia de Horace Jackson y Grant Garrett). Fo-
tografía: Joseph Walker. Montaje: Viola Lawrence. Música: Werner Hey-
mann. Dirección Artística: Lionel Banks, Cary Odell. Intérpretes:: Fredric
March, Loretta Young, Robert Benchley, Eve Arden, Helen Westley. ***
● ●
●
Esta screwball comedy es una combinación de guión
impecable, dirección a buen ritmo y excelentes interpre-
taciones. A pesar de la ligera y suave historia que se
cuenta, el máximo entretenimiento llega con la alegre ex-
posición de los problemas maritales del dramaturgo Fre-
dric March y su mujer, la actriz Loretta Young. Después de
siete años de matrimonio y lucha, la pareja logra un gran
éxito en sus respectivos campos, pero ella insiste en a-
bandonar los escenarios y retirarse a la granja de la pare-
ja en Connecticut. Tanto Young como el público se man-
tienen intrigados por las ingeniosas estratagemas urdidas
por el dramaturgo para atraer a su esposa a una nueva
obra. Richard Flournoy aporta un gran embellecimiento
humorístico a la historia original de Horace Jackson y
Grant Garrett; el director Alexander Hall mantiene el pie
sobre el acelerador desde el principio al final; y la encan-
tadora Loretta Young sostiene la película con la ayuda de
un excelente plantel de secundarios, destacando la subli-
me Eve Arden, que ayuda al antipático Fredric March en
una de sus estratagemas. ■ J.D.D.
BELLA CAMPESINA, LA
(La bella mugnaia), Italia, 1955, 95 min.
Director: Mario Camerini. Guión: Augusto Camerini, Mario Camerini,
Sandro Continenza, Ennio de Concini, Ivo Perilli. Fotografía: Enzo Sera-
fín. Gisa Radicchi Levi. Música: Angelo Fracesco Lavagnino. Intérpretes:
Vittorio De Sica, Sofía Loren, Marcello Mastroianni, Paolo Stoppa. **
Una adaptación libre de "El sombrero de tres picos", de
Pedro de Alarcón, que el propio Mario Camerini había lle-
vado al cine veinte años antes, en una versión más fiel
protagonizada por Leda Gloria, Eduardo y Pepino De Fi-
lippo. Arropada por el veterano De Sica y por el entonces
prometedor Mastroianni, La bella campesina –una mues-
tra del estilo de comedia sentimental al que derivó Ca-
merini, un director antes más ambicioso– sirvió para que
la entonces principiante Sofía Loren demostrara tener
unas ciertas dotes interpretativas ocultas tras su físico
exuberante. Para incondicionales de la Loren (muchos
años antes de que anunciara pastas en la pantallita) y de
la comedia italiana de antaño. ■ LL.B.M.
BELLA MAGGIE, LA
(The Maggie), Ealing, Reino Unido, 1954, 93 min.
Productor: Michael Truman. Director: Alexander Mackendrick. Guión:
William Rose. Fotografía: Gordon Dines. Montaje: Peter Tanner. Música:
John Addison. Dirección Artística: Jim Morahan. Intérpretes: Paul Dou-
glas, Alex Mackenzie, James Copeland, Abe Barker, Tommy Kearins,
Hubert Gregg. ***
La más subestimada de las comedias de la Ealing es un
cruce entre Whisky a go-gó y Los apuros de un pequeño
tren: una fantasiosa historia sobre una tripulación de
astutos marinos que se lo hacen pasar mal a un presun-
tuoso americano (Paul Douglas, excelente) tras ser asig-
nados para transportar su mercancía a bordo de su des-
vencijado buque de vapor. No se dejen engañar, sin
●
 Bello Antonio, El | 51
● ● ●

embargo, por el ritmo pausado, el humor amable y la

relativamente simpática conclusión de la historia. The
Maggie es una malvada sátira sobre el mutuo desprecio
que subyace en las relaciones entre el viejo y el nuevo
mundo, y pocos podrían haberla manejado con tan incisi-
va perspicacia como el escocés nacido en Boston Ale-
xander Mackendrick. La tradición y el continuismo se
convierten en valores cuestionables, las líneas de batalla
se difuminan en comparación con Whisky a go-gó, y, típi-
co en el director de la posterior Viento en las velas, el
joven timonel es el personaje más ambivalente. El que la
película pertenezca a la Ealing quita algo de punta al
aguijón, pero el tono es más cruel que pintoresco. ■ J.T.

BELLE ÉPOQUE
Fernando Trueba/Lolafilms/Animatógrafo/French Production,
España-Portugal-Francia, 1992, 108 min.

Director: Fernando Trueba. Guión: Rafael Azcona, José Luis García Sán-
chez, Fernando Trueba. Fotografía: José Luis Alcaine. Música: Antoine
Duhamel. Intérpretes: Penélope Cruz, Miriam Díaz-Aroca, Gabino
Diego, Fernando Fernán Gómez, Ariadna Gil, Agustín González, Chus
Lampreave, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Jesús Bonilla. ****

La aclamada película por la que el autor de El sueño del

mono loco y Two Much ganó el Oscar a la Mejor Película
de Habla No Inglesa, Belle Époque, es una comedia ro-
mántica y agridulce ambientada en la primavera de 1931,
poco antes de la caída de la monarquía española, y pro-
tagonizada por un ex seminarista y desertor del ejército,
refugiado casualmente en la casa de un librepensador,
con cuyas cuatro atractivas hijas tendrá efervescentes re-
laciones sentimentales. Trueba, apoyado en un guión de
hierro de Rafael Azcona, supo construir una comedia evo-
cativa, tierna y aromática, levemente renoiriana, que con
mucho tacto capta –y transmite– el sabor y la moral de to-
da una época. El reparto está a la altura de las circunstan-
cias (sencillamente irreprochable), así como la fotografía
en cinemascope de José Luis Alcaine y la música de An-
toine Duhamel. Merece, en fin, su fama y su éxito. ■ J.B.C.
nada comparado a esta anárquica adaptación de los car-
toons de Ronald Searle, que cambió las ideas tradiciona-
les de la gentileza femenina. Predecible, quizás, pero es
difícil resistirse a las caracterizaciones de George Cole
como un intrigante estraperlista y de Alastair Sim (tra-
vestido) como la inepta directora. Ambos se convirtieron
en iconos de la comedia inglesa, pero la verdadera estre-
lla de la película es Joyce Grenfell, cuya interpretación de
una policía que se hace pasar por profesora de juegos
provoca multitud de risas. La película fue un éxito, gene-
rando secuelas menos logradas: Blue Murder at St. Tri-
nian’s, The Pure Hell of St. Trinian’s y The Great St. Tri-
nian’s Train Robbery. ■ J.D.D.

BELLES OF ST. TRINIAN’S, THE BELLO ANTONIO, EL

London Films, Reino Unido, 1954, 91 min.
Productor: Sidney Gilliat y Frank Launder. Director: Frank Launder.
Guión: Frank Launder, Sidney Gilliat y Val Valentine. Fotografía: Stan
Pavey. Montaje: Thelma Connell. Música: Malcolm Arnold. Intérpretes:
Alastair Sim, Joyce Grenfell, Hermione Baddeley, George Cole, Joan
Sims, Beryl Reid, Betty Ann Davies, Irene Handl. ***
Primera de la muy disfrutable aunque poco sofisticada
serie de comedias de Frank Launder y Sidney Gilliat sobre
las ingobernables alumnas y el incompetente personal de
un sórdido colegio femenino. El recuerdo que la mayoría
de la gente tiene de las películas de St. Trinian se remon-
ta a su propia juventud, cuando la maravillosa indisciplina
de las alborotadoras y la depravada indiferencia de los
profesores les hacía anhelar que sus propias escuelas
marchasen en una línea similar. En 1954 no se había visto
(Il bell’Antonio), Arco Film/Lyre Cinematográfica, Italia, 1959, 105
min.
Productor: Cino del Duca, Alfredo Bini. Director: Mauro Bolognini.
Guión: Pier Paolo Pasolini, Gino Visentini (basado en el relato de Vitalia-
no Brancati). Fotografía: Armando Nannuzzi. Montaje: Nino Baragli.
Música: Piero Piccioni. Dirección Artística: Carlo Egidi. Sonido: Franco
Groppioni. Intéérpretes: Marcello Mastroianni, Claudia Cardinale, Pierre
Brasseur, Rina Morelli, Tomas Milian, Fulvia Mammi, Patrizia Bini. ****
El costumbrismo a la siciliana ha dado origen a sátiras
casi esperpénticas a cargo de Pietro Germi o Alberto Lat-
tuada. Tras encarnar el donjuanesco “paparazzo” de Via
Veneto en La dolce vita, Mastroianni se dio el gusto de
cambiar de registro y aceptar el papel de Antonio Mag-
nano, un hombre atractivo que ha estado viviendo en
Roma durante años y regresa a Catania para ser la admi-

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52| Bello, honesto, emigrado...
● ● ●

ración de todas las muchachas y terminar por casarse
con la hermosa hija del notario Pugliese. El problema resi-
de en que Antonio no puede hacer el amor con su mujer.
La forma como se resuelve el asunto denota un sentido
acomodaticio de la moral tradicional y la manera como
las apariencias cubren buena parte de la realidad, eso sin
hablar del machismo y del “miedo escénico” que puede
generar. Guión de Pasolini sobre una novela de Vitaliano
Brancati. ■ M.Q.
al país, y superada como tributo al Cuerpo Auxiliar de
Bomberos por Fires Were Started, de Humphrey Jen-
nings, coincidentemente estrenada el mismo mes, a The
Bells Go Down sólo la mantienen en pie las magníficas
interpretaciones de cuantos componen el reparto, con
mención especial para la chispeante actuación de Mervyn
Johns y la solidez de James Mason. ■ J.D.D.

BELLO, HONESTO, EMIGRADO

A AUSTRALIA QUIERE CASARSE
CON CHICA INTOCADA
(Bello, onesto, emigrato Australia sposerebbe compaesana illibata),
Documento Film, Italia, 1971, 115 min.

Productor: Gianni Hecht Lucari. Director: Luigi Zampa. Guión: Rodolfo

Sonego, Luigi Zampa. Fotografía: Aldo Tonti. Montaje: Mario Morra,
Adele Cruciani. Música: Piero Piccioni. Dirección Artística: Flavio Mo-
gherini. Vestuario: Bruna Parmesan. Sonido: Massimo Loffredi, Robert
Peck. Intérpretes: Alberto Sordi, Claudia Cardinale, Corrado Olmi,
Angelo Infanti, Ricardo Garrone, Tano Cimarosa, Enzo La Torre. ****

Este título tan largo corresponde a una popular comedia

italiana de principios de los setenta protagonizada por
sus máximas estrellas y que apuraba al máximo los ele-
mentos de un tipo de cine que iría desapareciendo. Los
avatares políticos, la consolidación de su modelo econó-
mico, la plena integración a Europa y el boom de la tele-
visión, sobre todo la privada, harían inviable mostrar a
través de aquellas deliciosas comedias costumbristas la
actitud ante los nuevos tiempos de unos personajes com-
pletamente característicos. El filme es una divertida co-
media de enredos, repleta de mala uva, con un Sordi es-
pléndido que sigue haciendo honor a su galería de italia- BERLÍN OCCIDENTE
nos típicos, que no tópicos, y que, en manos de Zampa (A Foreign Affaire), Paramount, EE.UU., 1948, 113 min.
(un histórico que ya empezaba a ser venerable), macha- Productor: Charles Brackett. Director: Billy Wilder. Guión: Charles Bra-
ca con socarronería y sin complacencias el lado egoísta y ckett, Billy Wilder, Richard Breen, Robert Harari. Fotografía: Charles B.
ruín de ciertos italianos. ■ A.C. Lang, Jr. Montaje: Doane Harrison. Música: Frederick Hollander. Direc-
ción Artística: Hans Dreier, Walter Tyler. Intérpretes:: Jean Arthur, Marle-
ne Dietrich, John Lund, Millard Mitchell, Peter Von Zerneck, Stanley Pra-
BELLS GO DOWN, THE ger. ****
Ealing, Reino Unido, 1943, 86 min.

Productor: Michael Balcon. Director: Basil Dearden. Guión: Roger
McDougall. Fotografía: Ernest Palmer. Montaje: Sidney Cole, Mary Hab-
berfield. Música: Roy Douglas. Dirección Artística: Michael Relph. Intér-
pretes:: Tommy Trinder, James Mason, Mervyn Johns, Philippa Hiatt, Fin-
lay Currie, Beatrice Varley. **
En los días de la guerra, cuando los cineastas ingleses
pensaban que todo el mundo en las clases bajas hablaba
cockney y hacía té en tiempos de crisis, surgió esta cró-
nica sobre el trabajo de una unidad de bomberos de Lon-
dres, que aún fascina por su documentación social y su
conflicto de clases. Incómodo esfuerzo bélico de la
Ealing, de intención semi-documental pero empantanado
en estúpidos histrionismos y en un argumento embara-
zosamente artificial, horriblemente condescendiente en
su visión de los humildes aportando su granito de arena
Las ruinas de Berlín, acabada la Segunda Guerra Mundial,
propiciaron productos cinematográficos de muy diverso
signo. Rossellini, por ejemplo, se nutrió de ellas para su
desesperante y magistral Alemania año cero; Tourneur, en
cambio, prefirió un enredo de espías con discurso mora-
lista final y lo llamó Berlín Exprés. Pero como todo, por
muy trágico que sea, cabe en el tubo del humor, ahí está
Billy Wilder con una excelente comedia, cínica, vitriólica:
Berlín Occidente. Aunque vienés de origen, Wilder inicia
su recorrido profesional (en el periodismo, tan duramen-
te atacado por él en Primera plana) en Berlín, y a esa ciu-
dad vuelve con su cámara para no dejar títere con cabe-
za, ni del lado de los vencidos ni del de los vencedores.
Cáustica, mordaz, excelentemente dialogada e interpre-
tada (aunque John Lund ha sido siempre un galán pasto-
so, aquí se soporta bien), Berlín Occidente narra la histo-

● ● ●

● ●
ria de una congresista norteamericana de visita por Ale-
mania y enredada inevitablemente en un triángulo senti-
mental. Pertenece, aún siendo una comedia, a la etapa
más dramática de su filmografía: Perdición, Días sin hue-
lla o El crepúsculo de los dioses acompañan al filme por
esas fechas. Pocos años después, Wilder perdería toda
confianza (de haberla tenido alguna vez) en los asuntos
serios y su humor haría mella en el cine americano con
una furia que sólo los foráneos (Lubitsch, por ejemplo)
son capaces de imprimir. Berlín Occidente la tiene,
cubierta, eso sí, de romanticismo, de finura en las cancio-
nes, pero la tiene. Y tiene, al lado de Marlene, una antoló-
gica composición de la hoy muy olvidada pero inolvida-
ble Jean Arthur. Una pequeña obra maestra, que se dice.
■ J.B.C.
BÉSALAS POR MÍ
(Kiss Them for Me), 20th Century Fox, EE.UU., 1957, 105 min.
Productor: Jerry Wald. Director: Stanley Donen. Guión: Julius J. Epstein
(basado en la novela “Shore Leave”, de Frederic Wakeman, y en la obra
de Luther Davis). Fotografía: Milton R. Krasner. Montaje: Robert L. Simp-
son. Música: Lionel Newman. Dirección Artística: Maurice Ransford,
Lyle R. Wheeler. Intérpretes: Cary Grant, Jayne Mansfield, Leif Erickson,
Suzy Parker, Ray Walston, Larry Blyden. ***
El indiscutible y elegante rey de la comedia Archibald
Alexander Leach, conocido en el cine como Cary Grant,
inició aquí su colaboración con Donen, que siguió con
tres filmes más de la importancia de Indiscreta, Página en
blanco y Charada. Se trata del fin de semana de tres ofi-
ciales de la Marina y un piloto en San Francisco, adonde
llegan procedentes de la guerra del Pacífico. El tono de
comedia deriva hacia un alegato contra la forma en que
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Bésame y esfúmate | 53
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la gente se siente ajena al conflicto bélico y a los proble-
mas de quienes están inmersos en él, sin olvidar a los que
se benefician. Los escollos que debe salvar Donen tienen
que ver con el reparto femenino, puesto que la Mansfield
no es más que una caricatura de Marilyn y Suzy Parker no
tiene nada que ver con kay Kendall. El guión de J. Epstein
está basado en la novela “Shore Leave”, de Frederic
Wakeman, que sirvió como base para el musical Hit the
Deck, de Roy Rowland, una especie de respuesta califor-
niana a Un día en Nueva York. ■ M.Q.
BÉSAME, TONTO
(Kiss Me, Stupid), Phalanx/Mirisch, EE.UU., 1964, 126 min.
Productor: Billy Wilder. Director: Billy Wilder. Guión: Billy Wilder, I. A. L.
Diamond (basado en la obra “L’ora della fantasia”, de Anna Bonacci).
Fotografía: Joseph La Shelle. Montaje: Daniel Mandell. Música: André
Previn. Dirección Artística: Alexander Trauner. Intérpretes: Dean Martin,
Kim Novak, Ray Walston, Felicia Farr, Cliff Osmond, Barbara Pepper, Skip
Ward. ****
Bésame, tonto es una adaptación de la obra teatral italia-
na “L’ora della fantasia”, de Anna Bonacci, de la que ya
hizo una versión Mario Camerini en 1952. Marilyn Monroe
y Peter Sellers debían figurar en su reparto, pero el falle-
cimiento de la actriz y más tarde problemas de salud del
actor obligaron a su sustitución (por Novak y Walston). El
filme, en su día un fracaso de taquilla, es a todas luces
estimulante: una comedia endiabladamente feroz donde
la proverbial causticidad wilderiana pasa revista a las
nociones de triunfo social y degeneración sentimental,
torpedeando desde su mismo epicentro al demonio de
los celos, la voracidad sexual, el cinismo humano, etcéte-
ra. Ejemplar trío protagonista –con Martin parodiándose a
sí mismo–, secundarios de oro, afilados diálogos y un
ritmo perfecto. Un Billy Wilder en toda regla. ■ J.B.C.
BÉSAME Y ESFÚMATE
(Kiss Me Goodbye), Boardwalk/Sugarman/Barish/20th Century-
Fox, EE.UU., 1982, 101 min.
Productor: Robert Mulligan. Director: Robert Mulligan. Guión: Charlie
Peters. Fotografía: Donald Peterman. Montaje: Sheldon Kahn. Música:
Ralph Burns. Dirección Artística: Philip M. Jefferies. Intérpretes: Sally
Field, James Caan, Jeff Bridges, Paul Dooley, Claire Trevor, Mildred Nat-
wick. ***
Robert Mulligan, director de Bésame y esfúmate, pertene-
ce a la llamada generación de la televisión, cineastas –co-
mo Sidney Lumet, John Frankenheimer o Arthur Penn–
cultivados en las series y los dramáticos de la pequeña
pantalla y debutantes en la grande a finales de los años
cincuenta, constituyéndose en las grandes esperanzas
del nuevo cine americano. Hoy, injustamente olvidado,
Robert Mulligan gozó sin embargo, en los años sesenta y
en los primeros setenta, de un amplio prestigio crítico y
varias de sus obras fueron muy populares. Ciertamente,
otorgó una nueva dimensión a géneros tradicionales dán-
doles un toque intelectual sin alterar las constantes (tipo-
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54| Besos robados
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lógicas, iconográficas) en que se forjaba: el melodrama
social (Matar un ruiseñor, La rebelde), el western (La
noche de los gigantes), el terror (El otro), el thriller (El
hombre clave) o la comedia nostálgica (Verano del 42)
pasaron por sus manos con tanta elegancia como espíri-
tu inquieto.
Bésame y esfúmate es uno de sus filmes más imperso-
nales y olvidables, pero tiene sus compensaciones. Su
trama arranca cuando un matrimonio que vive sus días en
un inequívoco ambiente de armonía y felicidad, sufre una
tragedia imprevista: el marido fallece. Tiempo después la
viuda está dispuesta a casarse nuevamente, pero el fan-
tasma del difunto entra en escena para liar el cotarro. Una
película, como se ve, con fantasma, una comedia con fan-
tasma, en la gloriosa tradición de El espíritu burlón, El
fantasma y la señora Muir, El cielo puede esperar o Ghost,
entre otras. La presente es, sin embargo, el remake de la
comedia brasileña de 1976 Doña Flor y sus dos maridos,
dirigida por Bruno Barreto a partir de un texto de Jorge
Amado. Robert Mulligan, que realizó esta película entre El
próximo año a la misma hora y la inédita Clara’s Heart, la
suaviza –no hay aquí la explosión de erotismo del filme
de Barreto– y en ningún momento evidencia el talento
otras veces certificado en su filmografía, pero el reparto
se luce a conciencia y nos regala una modesta diversión,
ya sean Caan (el reencarnado), Bridges (el alucinado pre-
tendiente), Field (la mujer sufrida como siempre) e ilus-
tres secundarias y consumadas robaescenas como Trevor
y Natwick. ■ J.B.C.
BESOS ROBADOS
(Baisers voles), Carrose/Artistes, Francia, 1968, 90 min.
Productor: Marcel Berbert. Director: Francois Truffaut. Guión: Francois
Truffaut, Bernard Revon, Claude de Givray. Fotografía: Denys Clerval.
Montaje: Agnes Guillemot. Música: Antoine Duhamel. Dirección Artís-
tica: Claude Pignot. Intérpretes: Jean-Pierre Leaud, Delphine Seyrig,
Michel Lonsdale, Claude Jade, Harry-Max, Daniel Ceccaldi, Claire Duha-
mel, Catherine Lutz, Andre Falcon, Paul Pavel. ****
El tercer capítulo sobre el personaje fetiche de François
Truffaut nos presenta a un Antoine Doinel salido de la
“mili” y perdido entre las incertidumbres de la vida, el tra-
bajo y el amor. Tras un breve paso por el oficio de vigi-
lante, Doinel entra a trabajar en una agencia de detecti-
ves, ocasión que el cineasta aprovecha para lanzarse a
una irónica interpretación del género, como quien acari-
cia a Buster Keaton-Sherlock Holmes, junior. Y la compa-
ración no es gratuita, puesto que Doinel, como Keaton, es
un ser frágil, necesitado de mucho cariño, insatisfecho y
poco cómodo –no: nada cómodo– para una sociedad rec-
tilínea que necesariamente ha de tomarlo por una criatu-
ra anómala; hasta nosotros, espectadores atrapados en
esa tela de araña de la sociedad, le tomamos por una
criatura anómala.
Truffaut, siempre un par de pasos por delante del per-
sonaje, marcándolo, deshojándolo como una margarita,
nos zambulle en una película limpia, cristalina, una pelí-
cula desgranada desde las íntimas sensaciones del autor,
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reflejado en ese doble espejo que es la pantalla. De
carácter autobiográfico –el carácter, atención, no la
temática–, Besos robados nos da el perfil de un ser
romántico y atormentado, inadaptable en un universo en
el que los valores han empezado a deteriorarse. Tras la
capa de ternura y el bello celofán de comedia sentimen-
tal, hay en Besos robados, y en el cine de Truffaut tout
court, la misma desesperada poesía de la soledad y la
deshumanización de un Antonioni; sólo que Jean-Pierre
Leaud es como un bufón de la corte y no emanan de él
las púas que perforan la existencia de una Mónica Vitti o
un Steve Cochran. ■ J.B.C.
BESTIA DEL REINO, LA
Jabberwocky, Umbrella/White, Reino Unido, 1977, 100 min.
Productor: Sandy Lieberson. Director: Terry Gilliam. Guión: Terry Gi-
lliam, Charles Alverson (basado en un poema de Lewis Carroll). Fotogra-
fía: Terry Bredford. Montaje: Michael Bradsell. Música: De Wolfe. Direc-
ción Artística: Roy Smith. Intérpretess: Michael Palin, Harry H. Corbett,
John Le Mesurier, Warren Mitchell, Max Wall, Deborah Fallender. **
Honestamente, ¡hay qué ver las cosas que es capaz de
hacer Terry Gilliam para hacernos reír en esta pythonesca
épica medieval! Contrata un reparto de notables británi-
cos, que va desde Max Wall a Christopher Logue. Busca
algunos de los más bellos monumentos antiguos de Gran
Bretaña. Crea un monstruo con rasgos lo bastante horri-
bles para llenar dos temporadas de Dr. Who. Llena la
atmósfera de nieblas, velas, multitudes, polvo y sangre.
Construye una complicada trama y después sólo te ofre-
ce atisbos de ella. Oh sí, también escribe gags: algunos
son buenos, otros son malos y otros son horribles. La
declamación de Max Wall realza casi todas sus frases, y
Michael Palin compone un agradable personaje. Él es el
campesino corto de entendederas que se abre camino
entre caballeros combatientes, monjas travestidas y
damiselas bellas y orondas para convertirse en el invo-
luntario héroe que mata al vil monstruo que amenaza el
reino de dibujos animados de Max Wall. El diseño de pro-
ducción es impresionante, y el aspecto del Jabberwock
está basado en las ilustraciones que Sir John Tenniel creó
para el libro original de Lewis Carroll, pero unos buenos
momentos aquí y allá no equivalen a una buena película.
Hay demasiadas cosas apelotonadas en esta irregular
mezcla de farsa medieval y el humor vulgar de los Monty
Python, que busca los gags en vez de la sátira sostenida,
incluyendo varias bromas de urinario típicamente ingle-
sas y también algunas repulsivamente sangrientas, para
que la sombría fantasía de Gilliam se eleve sobre el abu-
rrimiento. ■ J.T.
BETSY’S WEDDING
Silver Screen Partners IV/Touchstone, EE.UU., 1990, 97 min.
Productor: Martin Bregman, Louis A. Stroller. Director: Alan Alda.
Guión: Alan Alda. Fotografía: Kelvin Pike. Montaje: Michael Polakow.
Música: Bruce Broughton. Diseño de producción: John Jay Moore. Direc-
ción Artística: Andrew Moore. Vestuario: Mary Malin. Intérpretes: Alan
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Alda, Joey Bishop, Madeline Kahn, Anthony LaPaglia, Catherine O’Hara,
Joe Pesci, Molly Ringwald, Ally Sheedy, Burt Young, Julie Bovasso. ***
Una película dirigida por Alan Alda siempre significa un
toque de Woody Allen y otro de vodevil, y ése es el caso
en esta atractiva farsa matrimonial. Cuando la estudiante
de diseño Betsy (Ringwald) visita a sus padres en West
Hampton, anuncia que va a casarse con el WASP Jake, un
buen chico que no es judío, como su madre (una exce-
lente Madeline Kahn), ni hace que el desayuno parezca
una escena de “Tosca”, como hace su padre italiano (A-
lda). Pero es su última palabra sobre el tema. Mamá quie-
re una boda judía; el financieramente apurado papá se
ofrece a correr con los gastos. Se hacen planes para una
recepción faraónica y la lista de invitados alcanza las
dimensiones del listín telefónico. Betsy y Jake están ten-
tados de anularlo todo. La incursión de Alda en las pelí-
culas de bodas puede carecer de la mordacidad de Min-
nelli o la competencia de Altman, pero es cálida, prolija y
agradable para todos los públicos. El talento del cineasta
está en los discursos ingeniosos y en extraer buenas
interpretaciones de sus actores. ■ J.D.D.
BIENVENIDO A LA CASA
DE MUÑECAS
(Welcome to the Dollhouse), EE.UU., 1995, 88 min.
Productor: Todd Solondz. Director: Todd Solondz. Guión: Todd Solondz.
Fotografía: Randy Drummond. Montaje: Alan Oxman. Música: Deborah
Gibson, Jill Wisoff. Dirección Artística: Lori Solondz. Intérpretes: Hea-
ther Matarazzo, Victoria Davis, Christina Brucato, Christina Vidal, Siri
Howard, Telly Pontidis. ***
El cuento del patito feo contado por el cáustico autor de
la posterior Happiness: la historia de una niña de once
años (estupendísima Matarazzo) automarginada por su
carácter introvertido y su físico poco agraciado, objeto
de las burlas de sus allegados. Una comedia refina-
damente cruel, cuya ferocidad va por dentro, sin desma-
drarse en ningún tramo del recorrido. ■ J.B.C.
BIENVENIDO, MR. CHANCE
(Being There), EE.UU., 1979, 130 min.
Productor: Andrew Braunsberg. Director: Hal Ashby. Guión: Jerzy
Kosinski (basado en su propia novela). Fotografía: Caleb Deschanel.
Montaje: Don Zimmerman. Dirección Artística: James L. Schoppe.
Música: Johnny Mandel. Intérpretes: Peter Sellers, Shirley MacLaine,
Melvyn Douglas, Jack Warden, Richard A. Dysart, Richard Basehart,
Ruth Attaway. ***
El protagonista (excelente Sellers) de esta comedia es al-
go parecido a un Forrest Gump avant la lettre: un modes-
to jardinero, analfabeto y de corazón noble, que, pese a
ello, se convertirá en una figura popular. Es la adaptación
de una novela de Jerzy Kosinski, una corrosiva sátira de
la sociedad norteamericana, servida con elegancia por
Ashby y con notables secundarios, entre ellos el oscari-
zado veterano Melvyn Douglas. ■ J.B.C.
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Bienvenidos a Collinwood | 55
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BIENVENIDO MR. MARSHALL
Uninci, España, 1952, 80 min.
Director: Luis García Berlanga. Guión: Juan Antonio Bardem, Luis García
Berlanga, Miguel Mihura. Fotografía: Manuel Berenguer. Música: Jesús
García Leoz. Intérpretes: José Isbert, Manolo Morán, Lolita Sevilla, Alber-
to Romea, Elvira Quintillá, Luis Pérez de León, Félix Fernández, Nicolás
Perchicot. ****
Es posible que no quede ya sobre esta geografía persona
alguna que no haya visto en su vida Bienvenido Mr. Mars-
hall. Hay en ella un retrato preciso de la miseria –más que
nada moral– en que vivíamos como quien dice hace cua-
tro días, un afilado bisturí que abre en canal una gente
imaginaria, un pueblo imaginario y un modus vivendi ima-
ginario para, sorprendentemente, dar fe, en la sátira, de
un país nada imaginario. La efectividad de la cirugía es
total. El paso fugaz de un vehículo negro como el cuervo
ante la increíble fanfarria de Villar del Río sigue siendo
una fuente de reflexión que nos propuso Berlanga quizá
con mayor alcance en el tiempo de lo pretendido. Cabe
destacar también ese inolvidable actor que es José
Isbert. ■ J.B.C.
BIENVENIDOS A COLLINWOOD
(Welcome to Collinwood), Section Eight, EE.UU., 2002, 85 min.
Productor: George Clooney, Steven Soderbergh. Director: Joe Russo,
Anthony Russo. Guión: Joe Russo, Anthoy Russo. Fotografía: L. Rinzler,
C. Minsky. Música: Mark Motherbaugh. Intérpretes: Luis Guzmán, Sam
Rockwell, Patricia Clarkson, George Clooney, Andrew Davoli, William H.
Macy. ***
El director Steven Soderbergh y George Clooney, que
coincidieron en Ocean´s Eleven y en su secuela, produje-
ron esta otra cinta sobre atracos presumiblemente per-
fectos, aunque con la diferencia de que en esta ocasión
los ladrones son unos perdedores. La cinta, sin ser origi-
nal, resulta bastante entretenida y se beneficia de un
suculento reparto con Clooney como secundario. ■ J.E.
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56| Big
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BIG
Fox, EE.UU., 1988, 104 min.
Productor: James L. Brooks, Robert Greenhut. Director: Penny Marshall.
Guión: Gary Ross, Anne Spielberg. Fotografía: Barry Sonnenfeld. Monta-
je: Barry Malkin. Música: Howard Shore. Diseño de producción: Santo
Loquasto. Vestuario: Judianna Makovsky. Intérpretes: Tom Hanks, Eliza-
beth Perkins, Robert Loggia, John Heard, Jared Rushton, David Moscow,
Jon Lovitz, Mercedes Ruehl, Josh Clark, Kimberlee M. Davis, Allan Was-
serman, Mark Ballou. ***
No es divertido ser un pre-adolescente, especialmente si
no eres muy alto. Eso piensa Josh Baskin, al que se le ha
negado la entrada en la montaña rusa de un parque de
atracciones. Pero tampoco lo es ser un niño en un cuer-
po de hombre, como Josh descubre cuando una máqui-
na de los deseos le concede el cambio de la noche a la
mañana. ¿Qué hacer cuando mamá no te reconoce y pie-
nsa que eres tu propio secuestrador? ¿Cómo conseguir
trabajo cuando no sabes conducir y no tienes número de
la seguridad social? Y cuando encuentras trabajo en una
compañía de juguetes, ¿cómo lidiar con las reuniones, las
rivalidades y las fiestas de empresa? La película de Mars-
hall puede ser un poco predecible, pero es verdadera-
mente divertida, gracias en parte a la atractiva torpeza
de Tom Hanks y a su desgarbada interpretación como el
crecido Josh, y en parte a un guión que se mantiene
admirablemente limpio de insinuaciones de mal gusto.
Big es una comedia encantadora, principalmente porque
la refinada dirección de Marshall combinada con el
encanto de Hanks la hace funcionar. El actor está extra-
ordinariamente convincente como un adolescente que
súbitamente se ve enfrentado a un nuevo cuerpo adulto,
responsabilidades y una relación romántica, mientras si-
multáneamente trata de sobrevivir a una feroz batalla
dentro de la compañía. De hecho, su papel como un tipo
simple pero sincero en un mundo cínico anticipa su inter-
pretación de Forrest Gump. Lástima de un final que
rebosa sentimentalismo azucarado, aunque hasta enton-
ces Marshall, Hanks y compañía apenas dan un paso en
falso. ■ J.T.
BIG FISH
Columbia Pictures Corporation/The Zanuck Company/Jinks-Cohen
Company, EE.UU., 2003, 125 min.
Director: Tim Burton. Guión: John august (basado en la novela homóni-
ma de Daniel Wallace). Fotografía: Philippe Rousselot. Música: Danny
Elfman. Intérpretes: Ewan McGregor, Albert Finney, Billy Crudup, Jessi-
ca Lange, Alison Lohman, Helena Bonham Carter, Robert Guillaume,
Marion Cotillard, Matthew McGrory. ***
El humor siempre ha sido uno de los espejos cóncavos
favoritos en el callejón del gato de Tim Burton. A veces
autoparódico, otras negro y casi siempre tierno, el autor
de Eduardo Manostijeras y Mars Attacks, que maldita la
gracia que nos hizo con El planeta de los simios, ensaya
la comedia fantástica con este título, que en un principio
iba a dirigir Spielberg con Jack Nicholson de protagonis-
ta. Y no hubiese sido mala elección pero, viendo los resul-
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tados del “Chico Ostra”, el listón lo hubiera tenido muy
alto el Rey Midas. El filme cuenta, con abundancia de
flashbacks, la vida de Ed Bloom, fabulador innato y hom-
bre de proporciones extraordinarias (así se subtitula pre-
cisamente la deliciosa novela adaptada) cuya enferme-
dad por hacer de su biografía una mitología llega a has-
tiar a su único hijo, que quiere conocer de una vez por
todas, y antes de quedarse huérfano, la verdad sobre su
padre. Con inconfundible estilo (visual y poético) burto-
niano y un guión adaptado portentoso (escandalosamen-
te ninguneado en los Oscar de turno, aunque la sombra
de El Retorno del Rey era titánica), la película atraviesa
lagos, afluentes y meandros que tocan la fibra de cual-
quier espectador medianamente sensible, logrando una
poderosa oda a los cuentos chinos y una inteligente refle-
xión sobre la amistad. A destacar la vis cómica de Ewan
McGregor y de personajes tan fantásticos como el doma-
dor-pingüino-licántropo Danny DeVito, el poeta-atraca-
dor Steve Buscemi, la bruja Bonham Carter o el gigantón
Matthew McGrory, el hombre con los pies más grandes
del planeta. Y no es bola. ■ J.C.
BIG STEAL, THE
Cascade, Australia, 1990, 100 min.
Productor: Nadia Tass, David Parker. Director: Nadia Tass. Guión: David
Parker. Fotografía: David Parker. Montaje: Peter Carrodus. Dirección
Artística: Paddy Reardon. Intérpretes: Ben Mendelsohn, Claudia Karvan,
Steve Bisley, Marshall Napier, Tim Robertson. ***
El adolescente australiano Danny (Mendelsohn) sólo an-
hela dos cosas en la vida: un Jaguar y a su compañera de
clase Joanna (Karvan). Él es de clase obrera, ella no, así
que Danny se convence de que la “chica de sus sueños”
sólo saldrá con él si posee el coche de sus sueños. Esta
premisa da pie a una vertiginosa pesadilla con el sombrío
vendedor de coches Gordon Farkas (Bisley), establecien-
do el escenario para una cita arruinada y una desespera-
da venganza. En esta comedia de ritmo desigual, el equi-
po de directores-guionistas formado por Nadia Tass y
David Parker ha retenido algo del absurdo de su anterior
Malcolm. El resultado es una película ligera pero encanta-
dora que se toma su tiempo para echarse a la carretera.
La combinación de vulnerabilidad y bravuconería de
Mendelsohn es una delicia. ■ J.D.D.
BILLY EL EMBUSTERO
(Billy Liar), Vic Films Ltd., Reino Unido, 1963, 98 min.
Productor: Joseph Janni. Director: John Schlesinger. Guión: Keith Water-
house, Willis Hall (basado en la obra de ambos). Fotografía: Denys Coop.
Montaje: Roger Cherrill. Música: Richard Rodney Bennett. Dirección
Artística: Ray Simon. Intérpretes: Tom Courtenay, Julie Christie, Wilfred
Pickles, Mona Washbourne, Ethel Griffies, Finlay Currie, Rodney Bewes,
Helen Fraser, George Innes, Leonard Rossiter. ****
Billy Fisher (Courtenay) es un joven soñador que lleva
una vida irresponsable como ayudante del enterrador en
un aburrido pueblo del norte. Sisa pequeñas cantidades,
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está en guerra con sus padres, tiene relaciones con dos
chicas que comparten un anillo de compromiso, y se refu-
gia en un mundo de fantasía donde él es el supremo dic-
tador. Pero, por encima de todo, es un mentiroso patoló-
gico que no miente para beneficiarse, sino por el puro
placer de mentir. John Schlesinger adaptó el éxito edito-
rial y teatral “Billy Liar”, de Keith Waterhouse y Willis Hall,
como un equivalente británico de la clásica historia de
James Thurber “La vida secreta de Walter Mitty”, aunque
con muchas más pretensiones y ambiciones de crítica
social: las casas adosadas están siendo derribadas para
dejar sitio a grandes bloques de pisos y supermercados,
el crudo realismo se transforma en extravagante fantasía,
y la feminidad está ahora representada por la chiflada
Christie. Tom Courtenay, que heredó el papel de Albert
Finney en la versión teatral, rara vez desaparece de la
pantalla, y logra que el espectador se enamore de su per-
sonaje. Otro de los grandes logros de la película es haber
descubierto el talento de Julie Christie, que brinda una
interpretación resplandeciente como la joven aventurera
que está dispuesta a pasar por alto todo lo que el encan-
tador Billy le eche. Las demás interpretaciones también
son de primer nivel, destacando Helen Fraser y Gwen-
dolyn Watts como dos de las tres mujeres en la vida del
protagonista, Wilfred Pickles y Mona Washbourne como
sus sufridos padres, y Leonard Rossiter como su arisco
jefe. Una comedia imaginativa, cálida, ingeniosa, sensible.
Pasara lo que pasase después, algo removió el cine britá-
nico en los años sesenta. Imprescindible. ■ J.T.
BILLY ELLIOT (QUIERO BAILAR)
(Billy Elliot), Universal, Reino Unido, 2000, 110 min.
Productor: Greg Brenman, Jon Finn. Director: Stephen Daldry. Guión:
Lee Hall. Fotografía: Brian Tufano. Montaje: John Wilson. Música: Ste-
phen Warbeck. Dirección Artística: Maria Diurkovic. Vestuario: Stewart
Meachem. In
ntérpretes: Jamie Bell, Julie Walters, Jean Heywood, Jamie
Draven, Gary Lewis, Stuart Wells, Mike Elliot, Janine Birkett, Billy Fane,
Julie Walters. ***
Películas como Fama o Flashdance han dado cuenta del
esfuerzo de gente joven empeñada en consumar su sue-
ño: triunfar en el mundo del baile. Es la misma premisa
que sostiene Billy Elliot, sólo que astutamente hibridada,
siguiendo la pauta de la multitaquillera Full Monty con el
melodrama social a lo Ken Loach: el niño protagonista
que aquí quiere llegar a ser bailarín forma parte de una
pequeña comunidad minera inglesa, un marco muy viril,
apegado al boxeo; de ahí la vergüenza que atenaza a su
padre. Como la película de Cattaneo, Billy Elliot extrae
amable comicidad del rudo ambiente de la clase obrera y
de las huelgas, e inunda con un encanto artificial tanto la
historia como los personajes. Bien confeccionada e
interpretada, a Billy Elliot se le notan demasiado las ga-
nas de gustar a una amplia gama de espectadores desde
sus primeras imágenes, y eso hace que todo discurra por
cauces predecibles hasta su bonito desenlace. Daldry dio
un paso de gigante en su siguiente película, Las horas. ■
J.B.C.
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Bitelchus | 57
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BINGUEROS, LOS
Ízaro Films, España, 1979, 88 min.
Director: Mariano Ozores. Guión: Mariano Ozores. Fotografía: Hans Bur-
mann. Intérpretes: Andrés Pajares, Fernando Esteso, Antonio Ozores,
Norma Duval, Florinda Chico, África Pratt, Isabel Luque. *
Junto a Los energéticos, el flechazo de una de las parejas
más rentables del cine español, relación que se prolongó
durante cuatro años en los que llegaron a protagonizar
nueve filmes, aparte de los señalados: Yo hice a Roque III
(1980), Los chulos (1981), Los liantes (1981), Padre no hay
más que dos (1982), Todos al suelo (1982), La Lola nos
lleva al huerto (1983) y Agítese antes de usarla (1983).
Cada uno, o en su conjunto, con un nivel de profundidad
como para que un niño de teta hiciera pie. Quizá éste sea
el más salvable, por su casticismo a calzón pelado y su
desinhibición con más cara que espalda. El baile empieza
cuando dos muertos de hambre, uno chapuzas a domici-
lio y otro «trabajando en el paro», se encuentran en la
cola de un bingo, y deciden unir sus talentos para timar y
desplumar a todo quisqui. Chistes tabernarios, señoras
estupendas y fundas de oro dentales aseguradas. Sólo los
hermanos Calatrava llegaron a semejantes simas cómicas
en nuestro curioso país. ■ J.C.
BITELCHUS
(Beetlejuice), Geffen, EE.UU., 1988, 92 min.
Productor: Michael Bender, Larry Wilson, Richard Hashimoto. Director:
Tim Burton. Guión: Michael McDowell, Warren Skaaren (basado en una
historia de Michael McDowell y Larry Wilson). Fotografía: Thomas
Ackerman. Montaje: Jane Kurson. Música: Danny Elfman. Dirección
Artística: Bo Welch. Intérpretes: Alec Baldwin, Geena Davis, Michael
Keaton, Jeffrey Jones, Winona Ryder, Sylvia Sidney. ****
Las primeras imágenes nos muestran, en excelente ma-
queta, una prototípica localidad yanqui, parecida a las de
La gran aventura de Pee Wee o Eduardo Manostijeras. Esa
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58| Black Ghost
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América de pastel empalagoso en la que temes la ines-
perada aparición de Doris Day. Luego, una pareja de tor-
tolitos no menos típica. Pero al acto, esa pareja tiene un
accidente y ambos la palman. Lo que sigue, convertidos
ya en fantasmas, es su intento de impedir que a su casa
lleguen nuevos inquilinos y, para ello, novatos como son,
pedirán la ayuda al fantasma más experto, el locuelo
Bitelchus (un descacharrante Keaton), que pondrá patas
arriba la casa, a los nuevos habitantes y a los atraviesa-
paredes recientes. Burton conduce el relato con ritmo
indesmayable y un continuo recital de gags ingeniosos,
apoyado en una rica banda sonora de su habitual Danny
Elfman. ■ J.B.C.
BLACK GHOST
(Heart Condition), EE.UU., 1990, 100 min.
Productor: Steve Tisch. Director: James D. Parriott. Guión: James D.
Parriott. Fotografía: Arthur Albert. Montaje: David Finfer. Música: Patrick
Leonard. Intérpretes: Bob Hoskins, Denzel Washington, Chloe Webb,
Roger E. Mosley, Ja’net DuBois, Alan Rachins, Ray Baker, Jeffrey Meek,
Eva LaRue Callahan, Frank R. Roach. **
Esta película policiaca de colegas con un ingenioso ángu-
lo sobrenatural presenta a Hoskins como Moony, un poli-
cía antivicio de Los Ángeles aficionado a la comida-basu-
ra, la cerveza, el tabaco y a usar la palabra “negrata”
cuando se refiere a la gente de color. Así que cuando ve
que su antigua novia (Webb) es sacada de la escena de
un crimen por su nuevo amante, Stone, un elegante abo-
gado negro (Washington), saltan las chispas racistas.
Moony sufre un ataque al corazón la misma noche que
Stone muere en un accidente de coche. Gracias a un
transplante acaba siendo un “hermano de sangre” de su
enemigo. Para horror de Moony, el fantasma del sarcásti-
co abogado se apunta al viaje, quejándose de que fue
asesinado y presionando al policía para que mejore su
aspecto. Bob Hoskins está valiente y divertido, exhibien-
do su incomodidad con ojos desorbitados cuando es
afeitado y le hacen la manicura en una transformación al
estilo Stone; Denzel Washington, por su parte, marca el
ritmo de su papel con una seguridad que nunca decae,
componiendo un convincente Stone. Los problemas vie-
nen de la mano del director y guionista James D. Parriott,
que no aprovecha con éxito los gags que le ofrece la des-
cabellada premisa –un policía que recibe un transplante
de corazón acaba dependiendo del órgano de su peor
enemigo–, ni tampoco deja a sus estrellas suficiente es-
pacio para construir sus personajes. Pero, a pesar de sus
fallos, esta pasable comedia fantástica es un agradable
pasatiempo. ■ J.D.D.
BLANCO, ROJO Y...
(Bianco, rosso e...), Italia-España-Francia, 1972, 90 min.
Productor: Carlo Ponti. Director: Alberto Lattuada. Guión: Jaja Fiastri,
Tonino Guerra, Alberto Lattuada, Ruggero Maccari (basado en una his-
toria de Tonino Guerra y Ruggero Maccari). Fotografía: Alfio Contini.
Montaje: Sergio Montanari. Música: Fred Bongusto. Dirección Artística:
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Vincenzo Del Prato. Intérpretes: Sophia Loren, Adriano Calentano, Fer-
nando Rey, Juan Luis Galiardo, Luis Marín, Giuseppe Maffioli. ***
Realizada entre Venga a tomar el café con nosotras y ¡He
sido yo!, ésta es una película de tono menor en la filmo-
grafía del autor de Padre putativo. Partiendo de un argu-
mento de Tonino Guerra y Ruggero Maccari, desarrolla la
historia sentimental nada hemingwayana que protagoni-
zan una monja enfermera y un joven comunista. Algunos
diálogos sardónicos salvan el honor de esta función en
exceso monopolizada por el divismo de Sophia Loren y
Adriano Celentano. Fernando Rey, como médico cirujano,
se distingue como secundario de lujo en el mismo año en
que cosechó fama internacional por su participación en
French Connection. ■ J.B.C.
BLANDINGS YA TIENEN CASA, LOS
(Mr. Blandings Builds His Dream House), EE.UU., 1948, 94 min.
Productor: Melvin Frank, Norman Panama. Director: H. C. Potter. Guión:
Melvin Frank, Norman Panama (basado en la novela de Eric Hodgins).
Fotografía: James Wong Howe. Montaje: Harry Marker. Música: Leigh
Harline. Dirección Artística: Carroll Clark. Intérpretes: Cary Grant,
Myrna Loy, Melvyn Douglas, Reginald Denny, Sharyn Moffett, Connie
Marshall. ***
En su larga y estimulante carrera, Cary Grant no sólo se
rodeó de maestros que le propulsaron a la inmortalidad
(Hawks, Hitchcock, Cukor, Capra...), sino también de mu-
chos y muy sólidos artesanos que supieron extraer lo me-
jor del actor. A la diestra del todoterreno Potter (Loqui-
landia, Un destino de mujer, La historia de los Miniver...),
Grant ofreció una interpretación superlativa en esta bulli-
ciosa y sardónica comedia, algo así como un precedente
de Esta casa es una ruina, donde un urbanita decide aban-
donar la gran ciudad y, con su poco convencida mujer, ins-
talarse en una destartalada casa de campo que devendrá
una pesadilla. Además de estar bien construida y mejor
interpretada, Los Blandings ya tienen casa anticipó, medio
siglo atrás, muchos de los males que hoy padece el ciu-
dadano en su caótica y consumista sociedad. ■ J.B.C.
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BLUES BROTHERS 2000.
EL RITMO CONTINÚA
(Blues Brothers 2000), UIP, EE.UU., 1997, 123 min.
Productor: Dan Aykroyd, John Landis, Leslie Belzberg. Director: John
Landis. Guión: Dan Aykroyd, John Landis. Fotografía: David Herrington.
Montaje: Dale Beldin. Música: Paul Shaffer. Vestuario: Deborah Nadool-
man. Intérpretes: Dan Aykroyd, John Goodman, Joe Morton, J. Evan
Bonifant. **
Casi veinte años después de la supertaquillera Granujas a
todo ritmo, un Landis en penosa fase de decadencia deci-
dió reencontrar a los marchosos hombres de negro
(Aykroyd y Goodman como sustituto del fallecido John
Belushi) en esta comedia loca (cuyo cénit es una paroxís-
tica demolición de coches), un cóctel de slapstick y blues
válido por la música: B. B. King, James Brown, Clapton,
Lou Rawls… ■ J.B.C.
BOAT TRIP
EE.UU.-Alemania, 2002, 94 min.
Productor: Frank Hübner, Brad Krevoy, Gerhard Schmidt, Andrew
Sugerman. Director: Mort Nathan. Guión: Mort Nathan, William Bige-
low. Fotografía: Shawn Maurer. Montaje: John Axness. Música: Robert
Folk. Dirección Artística: Uli Hanisch. Intérpretes: Cuba Gooding Jr.,
Horatio Sanz, Roselyn Sanchez, Vivica A. Fox, Maurice Godin, Roger
Moore, Lin Shaye, Victoria Silvstedt. **
Ésta es una comedia romántica de equívocos cuyo esce-
nario es un lujoso crucero gay en el que se montan, por
una mala pasada de la agencia de viajes, un par de sali-
dos, creyendo en la abundancia de chicas disponibles a
bordo. Las peripecias que allí vivirán (antes, durante y
después de la llegada imprevista de una docena de ape-
titosas náufragas en biquini) son de todo punto previsi-
bles y obedecen a un humor zumbón de espantosa vul-
garidad, tan chocarrero en lo tocante a la homosexuali-
dad como No desearás al vecino del quinto, con la que
comparte moraleja: hazte pasar por mariquita y ligarás.
Lo más estrafalario es la presencia de Roger Moore en-
carnando a una vieja locaza, impagable preguntando:
«¿Te apetece comerte mi chistorra?», y confesando al
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Bocados de realidad | 59
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final que antes era agente secreto de recta conducta he-
terosexual. Y lo más calentorro, Roselyn Sánchez instru-
yendo a Cuba Gooding Jr., mediante banana, sobre cómo
hacer una felación, escena de alta temperatura que rema-
ta un gag guarrindongo digno de American pie. ■ J.B.C.
BOB Y CAROL, TED Y ALICE
(Bob & Carol & Ted & Alice), Columbia, EE.UU., 1969, 105 min.
Productor: Larry Tucker. Director: Paul Mazursky. Guión: Paul Mazursky
y Larry Tucker. Fotografía: Charles E. Lang. Montaje: Stuart H. Pappé.
Música: Quincy Jones. Vestuario: Moss Mabry. Intérpretes: Natalie
Wood, Robert Culp, Elliott Gould, Dyan Cannon, Horst Ebersberg. ***
Afilada pero simpática sátira de Paul Mazursky sobre la
mentalidad de los grupos de encuentro y el amor libre
que inundaron ciertas áreas de la vida californiana (Holly-
wood incluido, por supuesto) a finales de los años sesen-
ta. El documentalista Bob (Culp) y su esposa Carol (Wo-
od), profundamente sinceros y liberados, y los relativa-
mente puritanos Ted (Gould) y Alice (Cannon) son gran-
des amigos. Bob y Carol visitan un instituto en el sur de
California y vuelven a casa parloteando incansablemente
todo tipo de dogmas sobre la “Generación del Amor”.
Ella tiene un romance con un profesor de tenis, y él, de
acuerdo con su nueva mentalidad, la felicita. Alice es la
más conservadora del grupo, pero cuando Ted admite
que tuvo una aventura, ella sugiere que los cuatro ce-
lebren una orgía durante su viaje a Las Vegas. Las dos pa-
rejas acaban juntas en la cama, pero ninguno de ellos
sabe por dónde empezar. Tan pasada de moda como los
pantalones de campana, Bob y Carol, Ted y Alice alarmó
a algunos en su día debido a las prometidas revelaciones,
pero decepcionó a otros porque el romance se cruzó en
el camino. El verdadero problema es que hay demasiadas
palabras y muy poca acción, aunque los diálogos son ma-
ravillosos y las interpretaciones soberbias. Dyan Cannon
se afirma como una comediante experta y prácticamente
se adueña de la película, lo que no impide que Elliott
Gould, Natalie Wood y Robert Culp se luzcan en sus res-
pectivos papeles. Los momentos finales son un poco ma-
nidos, pero hasta entonces la sutileza del guión y del re-
parto nos ha proporcionado un enorme placer. ■ J.D.D.
BOCADOS DE REALIDAD
(Reality Bites), Jersey, EE.UU., 1994, 98 min.
Productor: Danny DeVito, Michael Shamberg. Director: Ben Stiller.
Guión: Helen Childress. Fotografía: Emmanuel Lubezki. Montaje: Lisa
Churgin. Música: Karl Wallinger. Dirección Artística: Sharon Seymour.
Intérpretes: Winona Ryder, Ethan Hawke, Ben Stiller, Janeane Garofalo,
Steve Zahn, Swoosie Kurtz. ***
A mediados de los 90 se habló a diestro y siniestro de la
generación X, denominación que nadie acertó a definir
nunca de una forma diáfana y que se refería a la juventud
de esos años que intentaba eso tan difícil de “encontrarse
a sí misma” al tiempo que su lugar en una sociedad que
no les gusta demasiado. En cine, Bocados de realidad –o
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60| Bocaccio ´70
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Reality Bites, como uno guste– fue la película emblemáti-
ca de dicha generación, aunque en el fondo lo que pro-
pone es un recorrido que ya se ha hecho otras veces por
la vida de un grupo de jóvenes que intentan descubrir en
qué consiste eso de ser adulto. La película ofrece un esti-
mable retrato psicológico de los personajes y una magní-
fica interpretación de Winona Ryder, muy bien secunda-
da por los tres coprotagonistas, uno de ellos, Ben Stiller,
debutante tras la cámara con innegable acierto. ■ J.E.
BOCACCIO ´70
Concordia/Francinex/Gray Film, Italia- Francia, 1961, 225 min.
Productores (colectivo): Carlo Ponti, Tonino Cervi. EPISODIOS: “Renzo
e Luciana”: Director: Mario Monicelli. Guión: Giovanni Arpino, Italo Cal-
vino, Suso Cecchi D´Amico, Mario Monicelli. Intérpretes: Marisa Soli-
nas, Germano Gilioli. “Le tentazioni del dottor Antonio”: Director: Fede-
rico Fellini. Guión: Federico Fellini, Ennio Flaiano, Tullio Pinelli. Intérpre-
tes: Peppino de Filippo, Anita Ekberg. “Il lavoro”: Director: Luchino Vis-
conti. Guión: Brunello Rondi, Goffredo Parise, Luchino Visconti. Intér-
pretes: Romy Schneider, Tomas Milian. “La riffa”: Director: Vittorio de
Sica. Guión: Cesare Zavattini. Intérpretes: Sophia Loren, Luigi Giuliani.
Fotografía (colectivo): Armando Nanuzzi, Otello Martelli, Giuseppe
Rotunno. Montaje (colectivo): Adriana Novelli, Leo Catozzo, Mario
Serandrei. Música (colectivo): Piero Umiliani, Nino Rota, Armando Tro-
vaioli. Dirección Artística (colectivo): Piero Gherardi, Piero Zuffi, Mario
Garbuglia, Elio Costanzi. ****
Como bien explica su título, se trata de diferentes mane-
ras de ver el amor trasladando el espíritu de Boccaccio a
nuestro tiempo. Dirigida por cuatro de los nombres más
ilustres del cine italiano, el film inició el boom de las pelí-
culas de episodios, principalmente eróticos, de los que
encontrarán una nutrida selección a lo largo de este libro.
En esta ocasión, más que capítulos cortos, cada uno de
ellos podría muy bien pasar por una película en sí misma,
no en vano la duración de todo el proyecto se acerca a las
cuatro horas en su versión original, aunque para su exhi-
bición en Estados Unidos se eliminó el dirigido por Mario
Monicelli, que cuenta cómo una pareja es incapaz de vivir
una vida en común porque sus respectivos trabajos les
impiden coincidir en casa. El de Fellini es un auto-home-
naje, puesto que presenta a un hombre que se vuelve lo-
co ante la valla publicitaria de Anita Ekberg (¡anunciando
leche!), la exuberante protagonista de su célebre La dolce
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vita. El tercero, sin duda el más atrevido, cuenta cómo un
hombre aficionado a las prostitutas ha de tratar a su
mujer como una de ellas para mantener relaciones sexua-
les. Por su parte, el dirigido por De Sica resulta ser el más
divertido de todos ellos al presentar a Sophia Loren como
primer premio del concurso de la rifa de la Romagna, aun-
que ella manipulará a su conveniencia el sorteo. Puro
deleite del mejor cine italiano que se recuerda. ■ L.M.C.
BODA DEL SEÑOR CURA
España, 1979, 102 min.
Productor: Juan Bautista Soler. Director: Rafael Gil. Guión: Rafael Gil,
Fernando Vizcaíno Casas (basado en la novela de Fernando Vizcaíno
Casas). Fotografía: José F. Aguayo. Montaje: José Luis Matesanz. Música:
Antón García Abril. Intérpretes: José Sancho, José Bódalo, Manuel Teja-
da, Blanca Estrada, Manolo Codeso. **
Una de las varias películas que Rafael Gil realizó al final de
su carrera tomando como base textos de Fernando Viz-
caino Casas. Su argumento mueve muchos personajes, y
su epicentro es un sacerdote jesuita que vive los nuevos
tiempos de la democracia incluso manteniendo relacio-
nes sexuales con alguna que otra jovencita. Por supuesto,
bajo su apariencia de comedieta desenfadada late un eco
nostálgico por los tiempos pasados. Por lo que respecta
a su tono, viéndola se diría que Gil juega en esta ocasión
a Ozores o, como decía el añorado José Luis Guarner, «Gil
reciclado en algo así como la versión azul/imperial de
Eloy de la Iglesia». ■ J.B.C.
BODA DE MI MEJOR AMIGO, LA
(My Best Friend’s Wedding), Predawn Productions/Zucker Brother
Productions/TriStar, EE.UU., 1997, 105 min.
Productor: Jerry Zucker, Ronald Bass. Director: P. J. Hogan. Guión:
Ronald Bass. Fotografía: Laszlo Kovacs. Montaje: Garth Craven, Lisa
Fruchtman. Música: James Newton Howard. Diseño de producción:
Richard Sylvert. Dirección Arttística: Karen Fletcher Trujillo. Vestuario:
Jeffrey Kurland. Intérpretes: Joan Blondell, Roland Young, Carole Landis,
Billie Burke, Dennis O’Keefe, Patsy Kelly. ***
Una de las comedias de mayor éxito de los noventa, basa-
da en un guión original de Ronald Bass que pone al día con
éxito el modelo de la clásica comedia romántica de Holly-
wood. El filme fue el primer trabajo en EE.UU. del realiza-
dor australiano P. J. Hogan, que sorprendió a propios y
extraños con esa estupenda y ácida comedia que fue La
boda de Muriel. Hogan se amoldó sin problemas a los
esquemas hollywoodienses, aunque sin renunciar a una
voz personal para narrar una historia de amor que renace
cuando el ex novio de la protagonista le anuncia a ésta que
va a casarse. El reparto brilla a gran altura, aunque quien
roba la función en cuanto aparece es Rupert Everett, que
inauguró con éste una ahora ya larga galería de persona-
jes gays que aparecen con normalidad en la trama de una
película. Díaz y Roberts sacan jugo a sus papeles y, para
los teleadictos, el filme ofrece la sorpresa de reencontrar-
se con la televisiva Susan Sullivan (Falcon Crest). ■ J.E.
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 Bombas para la paz | 61
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BOEING BOEING
Paramount, EE.UU., 1965, 102 min.

Productor: Hal B. Wallis. Director: John Rich. Guión: Edward Anhalt

(basado en la obra de Marc Camoletti). Fotografía: Lucien Ballard. Mon-
taje: Warren Low, Archie Marshek. Música: Neal Hefti. Dirección Artísti-
ca: Hal Pereira, Walter Tyler. Intérpretees: Tony Curtis, Jerry Lewis, Dany
Saval, Christiane Schmidtmer, Suzanna Leigh, Thelma Ritter. ****

La obra de Marc Camoletti se representó con éxito duran-

te mucho tiempo en teatros de todo el mundo, así que
una versión cinematográfica era inevitable. Con un argu-
mento verdaderamente divertido sobre un Casanova de
las líneas aéreas sesgado por la moderna tecnología, pre-
senta a dos grandes comediantes –el incorregiblemente
presuntuoso Tony Curtis y un disciplinado y contenido
Jerry Lewis– que trabajan juntos impecablemente. Thel-
ma Ritter es la explotada ama de llaves y el trío de bellas
azafatas está igualmente bien escogido. El director John
Rich hace un excelente trabajo al superar lo que es esen-
cialmente (excepto por unos cuantos exteriores de París)
una comedia de un solo chiste en un solo decorado. Cur-
tis está excelente como el dueño del harén cuya estrate-
gia amenaza con colapsarse cuando el avanzado avión
Boeing (de ahí el título) augura una desastrosa superpo-
sición en disponibilidad de mujeres. Rich también extrae
una nueva dimensión de Lewis, aquí excelente en un sóli- cos maestros de la puesta en escena. Howard Hawks
do rol cómico como el rival profesional de Curtis que tiene esta obra maestra y tiene otras: La fiera de mi niña,
amenaza con hacer explotar el plan, aunque la interpre- Luna Nueva, La novia era él... Perfecciones. No hay en
tación más destacada es la de miss Ritter, la agobiada Bola de fuego ni tiempos muertos ni momentos que se
ama de llaves del protagonista que hace los necesarios sustraigan al calificativo de geniales. La comedia es siem-
cambios domésticos en fotos, vestuario y menú para que pre suave y picante, todo a un tiempo. Indicada para
la próxima en llegar siga creyendo que ella es la única nuestro ocio y para nuestras necesidades culturales, que
dueña del piso. La elegante fotografía es del gran Lucien aunque a muchos se les escape, Bola de fuego es cultura
Ballard y el lujo de la Paramount ayuda. ■ J.T. en primera instancia. ■ J.B.C.

BOLA DE FUEGO BOMBAS PARA LA PAZ

(Ball of Fire), RKO/Samuel Goldwyn, EE.UU., 1941, 110 min. Hispamex Films, España, 1958, 80 min.

Productor: Samuel Goldwyn. Director: Howard Hawks. Guión: Charles
Brackett, Billy Wilder. Fotografía: Gregg Toland. Montaje: Daniel Man-
dell. Música: Alfred Newman. Dirección Artística: Perry Ferguson. Intér-
pretes:: Gary Cooper, Barbara Stanwyck, Oscar Hamolka, Dana Andrews,
Dan Duryea, Henry Travers. *****
Antes de ser sumo sacerdote de la mejor comedia ameri-
cana, Billy Wilder fue guionista. Con la colaboración de
Charles Brackett, a él se deben piedras preciosas del
tamaño de La octava mujer de Barba Azul, Ninotchka
(ambas de Lubitsch) o Medianoche (de Mitchell Leisen),
y también del tamaño de Bola de fuego, genial comedia
dirigida por Howard Hawks en 1941, con Gary Cooper y
Barbara Stanwyck de protagonistas inmejorables.
Todas estas películas suponen la cúspide de un géne-
ro generoso: provoca risas, alegrías, vitalidad. Pocas
veces el cine ha hablado con tanta gracia. Casi nunca
hemos visto situaciones tan brillantes como en estas
obras y otras análogas. Y en rara ocasión la comedia ha
gozado de un ritmo (un tempo, en nuestra jerga) tan
dinámico, medido con cartabón imaginario por auténti-
Director: Antonio Román. Guión: José María Iglesias. Fotografía: Manuel
Merino. Música: Fernando García Morcillo. Intérpretes: Fernando Fer-
nán-Gómez, Julita Martínez, José Isbert, Susana Campos, Félix Fernán-
dez, Antonio Riquelme, José Ramón Giner, Josefina Serratosa. **
A los 37 años y 15 de profesión, Fernán-Gómez era ya
imprescindible para encarnar a determinados personajes
de comedia del cine español. Su peculiar físico y su per-
sonalísima voz le diferenciaban del galán al uso y sus
dotes interpretativas dotaban de humanidad y realismo a
sus personajes. Era fácil conseguir que el espectador
medio se identificase con el actor quien, además, en
aquella época ya empezaba a demostrar que podía ser
mucho más que una simple estrella del cine. Había debu-
tado como realizador y había despuntado en otros ofi-
cios como el de escribir o el teatral. Fernán-Gómez es el
alma de este bienintencionado pero arcaico filme con un
mensaje humanístico ya entonces desfasado y que tam-
poco es uno de los mejores trabajos de su director Anto-
nio Román, considerado uno de los mejores directores
franquistas de los cuarenta. ■ A.C.

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62| Boomerang: el príncipe de las mujeres
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BOOMERANG: EL PRÍNCIPE
DE LAS MUJERES
(Boomerang), EE.UU., 1992, 117 min.
Productor: Brian Grazer, Warrington Hudlin. Director: Reginald Hudlin.
Guión: Barry W. Blaustein, David Sheffield (basado en una historia de
Eddie Murphy). Fotografía: Woody Omens. Montaje: Earl Watson. Músi-
ca: Johnny Gill, Marcus Miller. Intérpretes: Eddie Murphy, Robin Givens,
Halle Berry, David Alan Grier, Martin Lawrence, Grace Jones, Geoffrey
Holder. *
Una de las comedias más aburridas de Eddie Murphy.
Representa a un creativo publicitario sumamente seduc-
tor que se enamorará de una mujer que no le hace dema-
siado caso. Aparición de Halle Berry (que intervino en
muchos bodrios antes del Oscar), Martin Lawrence (uno
de los pretendidos sucesores de Murphy) y Grace Jones.
■ G.Q.
BOSQUE ANIMADO, EL
Classic Films, España, 1987, 109 min.
Producción: Eduardo Ducay. Director: José Luis Cuerda. Guión: Rafael
Azcona (basado en la novela de Wenceslao Fernández Florez). Fotogra-
fía: Javier Aguirresarobe. Música: José Nieto. Intérpretes: Alfredo Landa,
Alejandra Grepi, Fernando Valverde, Fernando Rey, Laura Cisneros,
Encarna Paso, María Isbert, Miguel Rellán. ***
La genial novela de Wenceslao Fernández Flórez merecía
una adaptación cinematográfica tan brillante como ésta.
Gracias a un admirable guión de Rafael Azcona (junto
con el de Belle Epoque, el mejor de los últimos veinte
años del maestro de Logroño), José Luis Cuerda destila a
través de la gran pantalla todo el rocío mágico del bos-
que de Cecebre y de sus encantados habitantes. Empe-
● ●
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zando por Malvís (fantástico Landa), ganapán convertido
en entrañable bandido Fendetesta, y siguiendo por el po-
cero Geraldo (Tito Valverde), su enamorada platónica
Hermelinda (Alejandra Grepi), la meiga celestina (María
Isbert), el patriarca D’Abando (Fernando Rey), el zombi
errante (Miguel Rellán)... Un territorio hechizado y quei-
mado en el que da gusto perderse. ■ J.C.
BOTONES, EL
(The Bellboy), EE.UU., 1960, 72 min.
Productor: Jerry Lewis. Director: Jerry Lewis. Guión: Jerry Lewis. Foto-
grafía: Haskell B. Boggs. Montaje: Stanley E. Johnson. Música: Walter
Scharf, Jerry Lewis. Dirección Artística: Henry Burnstead, Hal Pereira.
Intérpretes: Jerry Lewis, Alex Gerry, Bob Clayton, Sonnie Sands, Eddie
Shaeffer, Herkie Styles. ****
Más allá de su curiosidad como debut en la dirección de
Jerry Lewis, El botones tiene hoy el valor añadido de su
condición de verdadera joya cinéfila. Sorprende la maes-
tría y la elegancia con que su autor ya utilizaba la cáma-
ra. Como también el carácter experimental de una pelí-
cula decididamente arriesgada, que por ello apuesta más
por el estilo que por la vocación comercial. Filmada en
blanco y negro, la cinta tuvo un humilde presupuesto de
900.000 dólares y, luego, recaudó en taquilla diez millo-
nes de dólares. Fue un negocio redondo, tanto para el
cineasta como para la Paramount, que nunca había visto
muy claro el deseo de su estrella de querer dirigirse a sí
mismo. A pesar de su aparente modestia, El botones se
revela hoy como el brillante resultado de la osadía de un
artista –entonces en la cúspide de su fama– que desafió
a un gran estudio, la Paramount, con una película total-
mente inusual. Porque Lewis quiso homenajear la gran
cuna del género, el glorioso cine cómico de la época mu-
da, cuando aquellos pioneros (de Keaton a Lloyd, pasan-
do naturalmente por Chaplin) pusieron las bases del len-
guaje fílmico a partir de la risa, del gag siempre irrespe-
tuoso. Así, Jerry apenas habla durante toda la película. Se
limita a silbar y sólo al final, cuando el director del hotel
le toma por un agitador sindical, pronuncia sus primeras
palabras en forma de moraleja: «Nunca puede saber uno
lo que piensa otra persona, si no se le pregunta». Así de
sencillo. Como aparentemente sencillo es este filme cuya
complejidad puede pasar inadvertida por la espontanei-
dad de gags y situaciones, en realidad producto de un
ritmo desarrollado con precisión matemática. ■ LL.B.M.
BOUDU SALVADO DE LAS AGUAS
(Boudu sauvé des eaux), Société Sirius, Francia, 1932, 88 min.
Productor: Jean Gehret, Marc Le Pelletier. Director: Jean Renoir. Guión:
Jean Renoir, Albert Valentin (basado en la obra de René Fauchois). Foto-
grafía: Jean-Paul Alphen. Montaje: Marguerite Renoir, Suzanne de Trove.
Música: Raphaël, Johann Strauss. Intérpretes: Michel Simon, Charles
Granval, Marcelle Hainia, Séverine Lerczynska, Jean Dasté. *****
Hay que dejarse llevar por el goce mayúsculo del cine de
Jean Renoir, padre y patrón del cine francés, precursor
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● ●
del neorrealismo y de la nouvelle vague y maestro del
cine tout court. En este realizador anida el espíritu de la
modernidad, algo ajeno a la fecha de producción de cual-
quiera de sus películas: la frescura formal de su obra, el
tono directo de su narración, desprovista siempre de
retórica, y el alcance humano –o humanista– de su conte-
nido están más allá de su tiempo y poseen una jovialidad
que sigue causando rubor entre los cineastas de nuestros
días. Buena prueba de ello es esta cáustica Boudu salva-
do de las aguas, adaptación de un bodevil de René Fau-
chois reajustado por Renoir hasta convertirlo en la pro-
clama anarquista más contundente de la historia del cine.
La trama arranca cuando un estirado, egoísta caballe-
ro burgués, encaprichado de su doncella, salva de pere-
cer ahogado a un vagabundo, el Bodou mencionado en el
título, lo lleva a su casa, le da cobijo, lo viste con sus ropas
y le da de comer. Pero Boudu se queda a vivir en su casa,
siembra su excentricidad por doquier, se hace el rey y
señor del hogar y seduce tanto a la esposa de su salva-
dor como a la doncella. La aparición de un billete de lote-
ría redoblará el eco de esta fábula sobre la libertad, la
riqueza y la pobreza, básicamente de espíritu.
La película Boudu salvado de las aguas desmonta
implacablemente los esquemas aparentemente sólidos
en que una clase social determinada ha construido su
vida y ni que decir tiene que apuesta por la libertad
representada por su personaje principal, excelentemente
encarnado por Michel Simon, actor entonces habitual de
Jean Renoir (Tiré au flanc, On purge bébe, La chienne),
que ya había encarnado a Boudu en los escenarios. Años
después, en su libro de memorias, Jean Renoir anunciaba
que Boudu anunciaba, con mucha antelación, el movi-
miento hippy.
Dos datos finales: la colaboración de Jacques Becker,
otro maestro del cine francés, haciendo sus pinitos como
ayudante de dirección (y dejándose ver en un breve
papel de poeta callejero), y recordar, si el argumento les
ha sonado, que posiblemente hayan visto su remake ame-
ricano, Un loco suelto en Hollywood, con Nick Nolte y
Richard Dreyfuss. ■ J.B.C.
BOWFINGER: EL PÍCARO
(Bowfinger), EE.UU., 1999, 97 min.
Productor: Brian Grazer. Director: Frank Oz. Guión: Steve Martin. Foto-
grafía: Ueli Steiger. Montaje: Richard Pearson. Dirección Artística: Tom
Reta. Intérpretes: Steve Martin, Eddie Murphy, Heather Graham, Christi-
ne Baranski, Jamie Kennedy, Adam Alexi-Malle, Kohl Sudduth. ***
Después de In & Out, a Frank Oz no se le ocurrió mejor
idea que la de rodar una película de marcianos de serie Z
con, como protagonista, una megaestrella del momento
(Eddie Murphy) y con la particularidad de que ésta no
tiene el menor conocimiento de que la está rodando; una
película, en fin, que vendría a ser algo así como un sub-
producto de Lloyd Kaufman para la Troma interpretado
por Will Smith.
Es una premisa algo demencial pero ingeniosa, y Oz la
explota con el talento, inundando generosamente el rela-
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Breve escapada | 63
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to con chistes, referencias y alusiones mordaces al caóti-
co panorama de la Meca del cine. Su punto de apoyo
principal está en las caracterizaciones de Steve Martin y
Eddie Murphy (éste en un doble papel: encarna al susodi-
cho astro y a un chico multiuso), ambos en plena forma,
eléctricos, como hacía tiempo no les veíamos. ■ J.B.C.
BREAKING OUT: FUGA EN ESCENA
(Vägen Ut), Suecia, 1999, 103 min.
Dirección: Daniel Lind Lagerlöf. Producción: Sonet Film. Guión: Malin
Lind Lagerlöf. Fotografía: Jens Fischer. Dirección de producción: Maria
Strid. Música: Conny Malmqvist y Hans Åkerhjelm. Intérpretes: Björn
Kjellman, Viveka Seldahl, Peter Haber, Thomas Hanzon, Michael Nyqvist,
Shanti Roney, Lamine Dieng, Oliver Loftéen, Göran Ragnerstam, Li-Xin
Zhao. **
La opera prima de Daniel Lind Lagerlöf arrastra a priori el
alargado lastre de Full Monty (por cierto, ¿alguien ha con-
tado la cantidad de películas que se han arrimado a tal
sombra, bien vía promocional, bien vía argumental, en los
últimos años?). Sin embargo, y ése es su principal mérito,
ha sabido hacerse el sueco de tan odiosa comparación y
de otras (por ejemplo, cumbres del cine carcelario como
Cadena perpetua) y envasar al vacío un producto aseado,
al ralentí y con caligrafía calibrada para los momentos de
comedia, drama, tragedia, euforia, compadreo y amargu-
ra. La trama se centra en un pobre diablo (encarnado casi
mediterráneamente por Björn Kjellman) al que el INEM de
turno le manda como animador cultural a una cárcel
escandinava pero macarra. Allí, contra viento y marea,
logrará organizar una obra de teatro entre los reclusos,
elegidos muy calculadamente también (hay un negro, un
chino, un gay, un melifluo y un ex actor, entre otros).
Curiosa la presencia de Peter Haber, recién exportado de
la zona noble (Liv Ullmann & Bergman) para dar vida al
típico matón de trena. ■ J.C.
BREVE ESCAPADA
(Runaway Daughters), EE.UU., 1994, 83 min.
Productor: Lou Arkoff, David Giler, Debra Hill, Willie Kutner. Director:
Joe Dante. Guión: Charles S. Haas, Lou Rusoff. Fotografía: Richard
Bowen. Montaje: Mark Helfrich. Música: Hummie Mann. Dirección
Artística: Jeffrey Tex Schell. Intérpretes: Julie Bowen, Holly Fields, Jenny
Lewis, Paul Rudd, Chris Young, Dick Miller, Dee Wallace-Stone, Chris-
topher Stone. ***
De Hollywood Boulevard a Looney Tunes, la carrera de
Joe Dante, pase por las manos del rey del cine barato,
Roger Corman (Piraña), o por las del rey Midas de Holly-
wood, Steven Spielberg (Gremlins y secuela), es un
modelo de coherencia. Una obra personal y creativa for-
jada en materiales de derribo, en el homenaje o la paro-
dia del cine popular, los programas dobles y el cartoon.
Incluso en un modesto telefilme como Breve escapada,
que es el remake de una película del prolífico Edward L.
Cahn realizada en 1956, deja Dante su huella. Centrada en
las peripecias de tres chicas que van en coche en busca
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64| Bride Came C.O.D., The
● ●
del novio de una de ellas, que la ha dejado embarazada y
se ha alistado en el ejército, la película está ambientada
en 1957 y es algo así como un irónico American graffiti, un
chapuzón en la América que Dante conoció de niño: los
autocines con películas de hombres lobo, el Sputnik, las
canciones de Eddie Cochran... Con los cameos habituales:
Dick Miller, Robert Picardo, Roger Corman encendiendo
feliz una barbacoa, entre otros. ■ J.B.C.
BRIDE CAME C.O.D., THE
Warner, EE.UU., 1941, 94 min.
Productor: Hal B. Wallis. Director: William Keighley. Guión: Julius J. Eps-
tein, Philip G. Epstein. Fotografía: Ernest Haller. Montaje: Thomas
Richards. Música: Max Steiner. Dirección Artística: Ted Smith. Intérpre-
tes:: James Cagney, Bette Davis, Stuart Erwin, Jack Carson, Eugene Pallet-
te, George Tobias. ***
El improbable emparejamiento cómico de los grandes
James Cagney y Bette Davis puede parecer un tanto ma-
licioso, pero ambos parecen disfrutar de su mutua comp-
añía. La trama es una muy diluida comedia de enredos
sobre confusión de identidades y novias a la fuga: ella es
una heredera que pretende casarse con el afectado líder
de una banda de música a quien su padre desaprueba, él
es un aviador contratado por el anciano para secuestrar-
la. El antagonismo deja paso al amor, pero sólo después
de que la pareja supere varias indignidades cómicas
mientras están varados en un pueblo fantasma del desier-
to. Las comparaciones con Sucedió una noche eran ob-
vias e inevitables, a pesar de los siete años (y varias imita-
ciones) que habían transcurrido desde que apareció la
original. El rol de Eugene Pallette como el confuso padre
de la chica añadía una sensación de deja vu aún mayor a
la película, pero en cualquier caso fue un éxito de públi-
co, que estaba dispuesto a pasar por alto el humor fre-
cuentemente forzado y la inapropiada edad de los prota-
gonistas. Cagney está mejor en los momentos de farsa,
algo lógico si tenemos en cuenta que la mayoría de las
bromas implican que Davis pierda su dignidad. Aún así,
Bette era una consumada profesional, y se alza sobre
este sinsentido con estilo y elegancia. Pallette y Jack Car-
son también tienen sus momentos, pero aceptan con hu-
mildad su papel de secundarios de lujo. The Bride Came
C.O.D. es un vehículo para sus estrellas. Sin ellos, habría
sido olvidable, pero hay que reconocer que están real-
mente soberbios. ■ J.T.
BROADWAY DANNY ROSE
Orion, EE.UU., 1984, 86 min.
Productor: Robert Greenhut. Director: Woody Allen. Guión: Woody
Allen. Fotografía: Gordon Willis. Montaje: Susan E. Morse. Música: Dick
Hyman. Dirección Artística: Mel Bourne. Intérpretes: Woody Allen, Mia
Farrow, Nick Apollo Forte, Milton Berle, Sandy Baron, Corbett Monica,
Jackie Gayle. ****
Después de hacer varios filmes más ambiciosos, Woody
Allen regresó a tierra firme con Broadway Danny Rose,
● ●
●
una encantadora comedia concebida como un sentido
homenaje a las humildes gentes de los night-clubs neo-
yorquinos, ahí donde él mismo, modestamente, empezó
su carrera. La película comienza con un grupo de perso-
najes de Broadway sentados en el Carnegie Delicatessen
recordando la carrera de Danny Rose (Allen), un agente
de poca monta al que todos sus clientes abandonan
cuando les llega su gran oportunidad. Su único cliente
regular es Lou Canova (Forte), un cantante que bebe
demasiado, pesa demasiado y utiliza a Rose como coar-
tada cuando está fuera engañando a su esposa con su
novia Tina (Farrow). Los chistes están firmemente clava-
dos en el argumento, y la película, fotografiada por Gor-
don Willis en austero blanco y negro, es visualmente
magnífica, pero lo que la hace funcionar tan bien es la
calidez nada sentimental que impregna cada fotograma.
Como actor, Woody Allen brilla con excentricidad, apor-
tando su propio toque ligero a cada línea de diálogo,
mientras la irreconocible Mia Farrow (aparece con senos
y traseros artificiales para dar la imagen de una rubia
ostentosa) resulta cómicamente franca como la chica de
un gángster. El hallazgo de un actor como Nick Apollo
Forte, con su canción “My Bambina”, es otro de los
muchos aciertos de esta apasionada declaración en favor
del showbusiness, cuya construcción resulta mucho más
elaborada de lo que su narración, directa y vigorosa,
pueda hacer pensar. ■ J.D.D.
BROMAS CON MI MUJER... NO
(Not with My Wife, You Don’t!), Warner, EE.UU., 1966, 118 min.
Productor: Norman Panama. Director: Norman Panama. Guión: Norman
Panama, Larry Gelbert, Peter Barnes. Fotografía: Charles Lang, Jr. Monta-
je: Aaron Stell. Música: John Williams. Dirección Artística: Edward
Carrere. Intérpretes: Tony Curtis, Virna Lisi, George C. Scott, Carroll
O’Connor, Richard Eastham, Eddie Ryder. ***
Bromas con mi mujer... no es una notable comedia romá-
ntica sobre un matrimonio de las Fuerzas Aéreas amena-
zado por los celos cuando un antiguo novio de la esposa
aparece de nuevo en escena. La historia presenta a Tony
Curtis y George C. Scott como viejos camaradas de la
guerra de Corea cuya rivalidad por Virna Lisi se renueva
●

● ●
cuando Scott descubre que Curtis se llevó a la chica con
subterfugios. La divertida premisa se mantiene por medio
de una interminable sucesión de situaciones cómicas,
incluyendo riñas domésticas, flashbacks y una magnífica
parodia de los filmes extranjeros. Scott, habitualmente
asociado con el drama de peso más que con el material
ligero, demuestra aquí su talento cómico, moviéndose
con los probados instintos de un consumado sátiro, y
Curtis no le anda a la zaga. Un entusiasta guión, notables
interpretaciones, una sólida dirección y buenos valores
de producción mantienen la hilaridad durante toda la
película. ■ J.D.D.
BRUJAS, LAS
(Le streghe), Dino de Laurentiis/Les Productions Artistes Associés,
Italia- Francia, 1966, 105 min.
Productor (colectivo): Dino de Laurentiis. EPISODIOS: “La strega bru-
ciata viva”: Director: Luchino Visconti. “Senso cívico”: Director: Mauro
Bolognini. “La terrra vista dalla luna”: Director: Pier Paolo Pasolini. “La
siciliana”: Director: Franco Rossi. “Una sera come le altre”: Director: Vit-
torio de Sica. Guiión (colectivo): Giuseppe Patroni Griffi, Age, Scarpelli,
Cesare Zavattini, Franco Rossi, Luigi Magni, Roberto Gianviti, Fabio
Carpi, Enzo Muzii. Fotografía (colectivo): Giuseppe Rotunno. Montaje
(colectivo): Mario Serandrei, Nino Baragli, Giorgio Serrallonga, Adriana
Novelli. Música (colectivo): Ennio Morricone, Piero Piccioni. Intérpretes
(colectivo): Silvana Mangano, Annie Girardot, Alberto Sordi, Totò. ***
Película de episodios, dirigidos por grandes maestros del
cine italiano como Visconti, Pasolini, De Sica, Bolognini y
Franco Rossi. Destaca sobremanera la participación de
Pasolini, inédito en esta clase de películas y que aquí
cuenta una curiosa historia de amor entre un viudo (Totò)
y una chica sordomuda (la tremenda Silvana Mangano).
En realidad, y siempre con un leit motiv al que asirse, en
esta ocasión se trata de que las mujeres tomen protago-
nismo –de ahí su título– aunque no siempre salgan bien
paradas. Precisamente será sobre la personalidad de
Mangano que girarán el resto de capítulos: encarnando a
una actriz que no puede escapar ni de su fama ni de una
vida personal que le pone en la tesitura de tener un hijo y
abandonar su carrera; a una dama de la alta sociedad que
recoge a un extraño autoestopista; a una mujer que, para
librarse de un novio pesado, no duda en utilizar las malas
artes de su familia; y a una casada algo aburrida que
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Brujas mágicas | 65
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piensa en lo diferente que eran las cosas con su marido
antes del matrimonio. Es en esta última historia donde
aparece Clint Eastwood, en una de sus escasas colabora-
ciones en el cine italiano, por aquel entonces recién lle-
gado al estrellato con los spaghetti-western de Sergio
Leone. ■ L.M.C.
BRUJAS DE EASTWICK, LAS
(The Witches of Eastwick), Warner Bros., EE.UU., 1987, 118 min.
Productor: Neil Canton, Peter Guber, Jon Peters. Director: George Miller.
Guión: Michael Cristofer (basado en la novela de John Updike). Fotogra-
fía: Vilmos Zsigmond. Montaje: Richard Francis-Bruce, Hubert C. de La
Bouillerie. Música: John Williams. Diseño de producción: Polly Platt.
Dirección Arrtística: Mark Mansbridge, Dave Howard Stein. Vestuario:
Aggie Guerard Rodgers. Intérpretes: Jack Nicholson, Cher, Susan Saran-
don, Michelle Pfeiffer, Veronica Cartwright, Richard Jenkins, Keith
Jochim, Carel Struycken, Helen Lloyd Breed, Caroline Struzik. **
El diablo aterriza en una pequeña localidad norteamerica-
na, en esta puesta al día, en versión demoniaca, de la co-
media sobre la guerra de sexos: él no es otro que Jack Ni-
cholson, y ellas nada menos que Cher, Sarandon y Pfeiffer,
por lo que el disfrute interpretativo –salvo detractores
declarados del cuarteto protagonista– está servido. ■ J.E.
BRUJAS MÁGICAS
España, 1981, 82 min.
Productor: José Frade. Director: Mariano Ozores. Guión: Mariano Ozo-
res. Fotografía: Raúl Pérez Cubero. Montaje: Antonio Ramírez. Música:
Gregorio García Segura. Dirección Artística: José Luis Galicia, Cruz
Baleztena. Intérpretes: Andrés Pajares, Antonio Ozores, Azucena Her-
nández, Adriana Ozores. **
Una especie de “parodia nacional”, que sigue la línea de
comedias disparatadas ambientadas en castillos encanta-
●
66| Brutos, sucios y malos
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dos que iniciase Polvos mágicos. En esta ocasión, Ozores
aprovecha la coyuntura del país para dar cabida a una
continua sucesión de chistes referidos a personajes de la
actualidad. Por eso, recomendamos que si algún espec-
tador tiene la ocurrencia de ver esta película, antes debe
ir a la hemeroteca y empollarse de los acontecimientos
sucedidos en España durante los años 1980 y 1981: el
inquisidor Justo Roquemada (“J.R.”) es José María García,
paladín de las causas perdidas y fustigador de directivos
de la Federación Española de Fútbol (véase Pablo, Pabli-
to, Pablete y similares); Andrés Pajares, que imita a Jesús
Hermida mientras hace de pregonero, es acusado de
brujo; María Casal y Adriana Ozores hacen la broma de
ser las presentadoras del programa de TVE Aplauso; hay
uno que se ríe porque dice que España va a ganar el Mun-
dial de fútbol (hace bien) y el Libro Gordo de Petete es el
de una bruja. O sea, cachondeo general en torno al país,
que buena falta le hacía. Adriana Ozores no podía supo-
ner que, haciendo tonterías de este estilo, veinte años
después acabaría convirtiéndose en la mejor actriz del
cine español. ■ L.M.C.
BRUTOS, SUCIOS Y MALOS
(Brutti, Sporchi e Cattivi), Italia, 1976, 115 min.
Productor: Carlo Ponti. Director: Ettore Scola. Guión: Ettore Scola y
Ruggero Maccari. Fotografía: Dario Di Palma. Montaje: Raimondo Cro-
ciani. Música: Armando Trovaioli. Intérpretes: Nino Manfredi, Francesco
Anniballi, Maria Bosco, Franco Merli, Ettore Garofolo, Alfredo D’Ippoli-
to. ***
Ettore Scola ganó el premio al Mejor Director en Cannes
por esta comedia negra sobre una amplia y degenerada
familia que vive en un poblado de chabolas a las afueras
de Roma. Nino Manfredi es el patético y monstruoso
patriarca tuerto Giacinto, consumido por el miedo de que
sus conspiradores familiares le roben el dinero de su
seguro (un millón de liras). Scola no da una visión en
absoluto romántica de los pobres (todo lo que les intere-
sa es beber, robar y copular), pero en este entorno es difí-
cil pensar que pudiese ser de otro modo. Deprimente y
divertida al mismo tiempo, como un cruce entre Ladrón
de bicicletas y Steptoe and Son. ■ J.D.D.
BUENAS NOCHES,
SEÑORAS Y SEÑORES
(Signore e signori, buonanotte), Cooperativa 15 Maggio, Italia, 1976,
118 min.
Productor: Franco Committeri. Director: Ettore Scola, Mario Monicelli,
Luigi Comencini, Luigi Magni. Guión: Age (Agenore Incrocci), Scarpelli,
Leo Benvenuti, Piero de Bernardi, Ruggero Maccari, Ugo Pirro. Fotogra-
fía: Claudio Ragona. Montaje: Amedeo Salfa, Luciana Scandroglio, Vin-
cenza Caruso. Música: Lucio Dalla, Antonello Yenditti, Giuseppe Maz-
zucca, Nicola Samale. Dirección Artística: Lucia Mirisola, Lorenzo Baral-
di, Luciano Spadoni, Roberta Tomassetti. Vestuariio: Lucia Mirisola,
Lorenzo Baraldi, Luciano Spadoni, Paola Comencini, Vittoria Guaita.
Intérpretes: Marcello Mastroianni, Monica Guerritore, Lucretia Love,
Vittorio Gassman, Eros Pagni, Camillo Milli, Carlo Croccolo, Angelo
● ●
●
Pellegrino, Gianfranco Barra, Franco Angrisano, Aldo Suligoj, Andrea
Bosic, Nino Manfredi. ***
Esta típica comedia italiana de sketches tiene la peculia-
ridad de estar dirigida por un montón de significativos
directores sin especificar qué parte del pastel le corres-
ponde a cada uno (tarea tantálica, pues, para el cinéfilo
erudito reconocer las huellas de un Comencini, un Magni,
o la de los guionistas Age y Scarpelli, que también roda-
ron material). Se trata de poner en la picota a la sociedad
italiana a través de una sátira salvaje sobre la televisión,
tomando como base la programación de una cadena
imaginaria. El conjunto es desigual, pero la presencia de
la flor y nata del star system italiano y la brillantez de
algunos sketches (genial uno escatológico protagoniza-
do por Tognazzi: un militar intenta recuperar una medalla
que se le ha caído en el retrete) auguran una película la
mar de divertida. ■ J.B.C.
BUENA VIDA, LA
Fernando Trueba PC/Kaplan/Olmo Films/L. Films/Academy Pictu-
res, España-Francia-Italia, 1996, 108 min.
Productor: Fernando Trueba. Director: David Trueba. Guión: David True-
ba. Fotografía: William Lubtchansky. Música: Antoine Duhamel. Intér-
pretes: Fernando Ramallo, Lucía Jiménez, Luis Cuenca, Isabel Otero, Joel
Joan, Vicky Peña, Jordi Bosch, Alma Rosa. ****
En esta su ópera prima, producida por su hermano Fer-
nando, el escritor y guionista David Trueba rindió home-
naje a Truffaut a través de una suerte de Los 400 golpes
castiza con música de Antoine Duhamel (Besos robados,
El pequeño salvaje...) y fotografía de William Lubtchansky
(La mujer de al lado), que bucea en las tribulaciones agri-
dulces de un niño en el momento crucial de su vida en
que deja de serlo. Pero no es La buena vida un filme mi-
mético ni la temible empanada mental del gracioso que
viene a darnos la lata contándonos sus cuitas púberes, si-
no una comedia sentimental evocativa estructurada con
ingenio, hábilmente dialogada, puesta en escena con pe-
ricia y muy, muy fresca. Estupendos hallazgos los de Ra-
mallo y Jiménez y memorable relanzamiento del vetera-
no Luis Cuenca. ■ J.B.C.
BÚFALOS DE DURHAM, LOS
(Bull Durham), Mount, EE.UU., 1988, 108 min.
Productor: Thom Mount y Mark Burg. Director: Ron Shelton. Guión:
Ron Shelton. Fotografía: Bobby Byrne. Montaje: Robert Leighton y
Adam Weiss. Diseño de producción: Armin Ganz. Música: Michael Con-
vertino. Vestuario: Louise Frogley. Intérpretes: Kevin Costner, Susan
Sarandon, Tim Robbins, Trey Wilson, Robert Wuhl, William O’Leary,
David Neydorf, Danny Gans, Tom Silardi, Max Patkin, Jenny Robertson,
Garlan Buntin. ****
No tanto una película de béisbol como una comedia ro-
mántica con este deporte como telón de fondo. Cada te-
mporada, Annie (Sarandon) –devota creyente en la Igle-
sia del Béisbol– elige a un miembro del equipo de los
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● ●
Durham Bulls para instruirle en las sutiles artes del depor-
te y el amor. En esta ocasión, el elegido es el joven Ebby
(Robbins), al que inicia en el secreto de “respirar a través
de los párpados”, le anima a llevar un suspensorio duran-
te los partidos y le ata a la cama para leerle extractos del
poema erótico de Whitman “I Sing the Body Electric”. El
veterano Crash (Costner), entretanto, cuida del chico
para lanzarle a las grandes ligas. Paradójicamente, el ínti-
mo conocimiento que el director Ron Shelton tiene del
béisbol le permite expresar el sentimiento del juego, su
esotérica mitología y extrañas supersticiones, sin perder
de vista el asunto principal: ¿cuándo acabarán juntándo-
se Annie y Crash? Derrochando carisma, Kevin Costner
confirma su status como el gran galán romántico de fina-
les de los años ochenta, y a su altura se sitúa la maravi-
llosa Susan Sarandon, cuya arrebatadora personalidad no
tiene parangón en el Hollywood de la época. Sólo ella
puede ser más sexy leyendo poemas de Emily Dickinson
completamente vestida de lo que la mayoría de actrices
resultarían retorciéndose desnudas en una cama. Estu-
penda película. ■ J.D.D.
BUFFET FROID
Francia, 1979, 89 min.
Productor: Alain Sarde. Director: Bertrand Blier. Guión: Bertrand Blier.
Fotografía: Jean Penzer. Montaje: Claudine Merlin. Música: Philippe
Sarde. Diseño de producción: Théobald Meurisse. Vestuario: Michèle
Cerf. Intérpretes: Gèrard Depardieu, Bernard Blier, Jean Carmet, Denise
Gence, Marco Perrin, Jean Benguigui, Carole Buquet. **
Comedia cargada de humor negro y mala uva, sobre las
andanzas urbanas de un comisario de policía (Bernard
Blier, padre del realizador), un joven casado que vaga por
la ciudad con una navaja (Depardieu) y otro solitario ase-
sino (Carmet). ■ J.B.C.
BUONA SERA, MRS. CAMPBELL
Italia, 1968, 108 min.
Productor: Melvin Frank. Director: Melvin Frank. Guión: Melvin Frank,
Denis Norden, Sheldon Keller. Fotografía: Gábor Pogány. Montaje: Bill
Butler. Música: Riz Ortolani. Dirección Artística: Arrigo Equini. Vestua-
rio: Morton Haack. Intérpretes: Gina Lollobrigida, Shelley Winters, Phil
Silvers, Peter Lawford, Telly Savalas, Lee Grant, Janet Margolin. ***
Entretenida comedia de enredos concebida como vehí-
culo de lucimiento para la entonces celebérrima Gina Lo-
llobrigida. La Lollo encarna aquí a una italiana tempera-
mental que en los días de la Segunda Guerra Mundial
tuvo relaciones con un teniente, un sargento y un cabo
norteamericanos y quedó embarazada de uno de ellos;
durante veinte años ha engañado a todos, haciendo creer
a cada uno ser el padre y cobrando así una triple pensión.
Pero ahora los tres regresarán a Europa para celebrar una
conmemoración y, claro está, los líos se pondrán en mar-
cha. Aunque la actriz domina la película en su condición
de primera estrella, hay que señalar que el resto del equi-
po actoral está a la altura de las circunstancias. ■ J.B.C.
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Buscando a Greta | 67
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BURLA DEL DIABLO, LA
(Beat the Devil), Romulus/Santana, EE.UU., 1953, 100 min.
Productor: Jack Clayton. Director: John Huston. Guión: Truman Capote
y John Huston (basado en la novela de James Helvick). Fotografía:
Oswald Morris. Montaje: Ralph Kemplen. Música: Franco Mannino.
Dirección Artística: Wilfred Shingleton. Intérpretes: Humphrey Bogart,
Jennifer Jones, Gina Lollobrigida, Robert Morley, Peter Lorre, Ivor Bar-
nard, Edward Underdown. **
En esta excéntrica parodia de los thrillers al estilo de El
halcón maltés, un heterogéneo grupo de viajeros se diri-
ge a la costa africana, donde cada uno de ellos planea
reclamar una parcela de tierra rica en uranio. El absurdo
guión de Truman Capote está plagado de bromas priva-
das y personajes bizarros, y la historia es embarullada a
más no poder (el humor de los diálogos y la impenetra-
ble falsedad de las apariencias acaban por enterrar la
anecdótica e irreproducible trama), pero poco importa
eso si se tiene en cuenta que el resultado es vibrante,
ingenioso y provoca una genuina satisfacción cinemato-
gráfica. El estridente reparto es otro de los atractivos de
la película, la más desconocida y atípica de John Huston,
que se rodeó para la ocasión de una serie de incondicio-
nales: Humphrey Bogart, Peter Lorre o Robert Morley,
junto a la chocante presencia de Gina Lollobrigida y Jen-
nifer Jones. Un título repudiado por muchos que, sin em-
bargo, ha logrado un merecido status de culto. ■ J.D.D.
BUSCANDO A GRETA
(Garbo Talks), United Artists, EE.UU., 1984, 103 min.
Productor: Burtt Harris, Elliott Kastner. Director: Sidney Lumet. Guión:
Larry Grusin. Fotografía: Andrzej Bartkowiak. Montaje: Andrew Mond-
shein. Música: Cy Coleman. Dirección Artística: Philip Rosenberg. Intér-
pretes: Anne Bancroft, Ron Silver, Carrie Fisher, Catherine Hicks, Steven
Hill, Hermione Gingold. ***
El cariño del director Sidney Lumet por los rebeldes
sociales se remonta a su primera película, Doce hombres
sin piedad, y la tendencia continúa en Buscando a Greta,
en la que Anne Bancroft interpreta a una afable pero de-
mente excéntrica. Estelle Rolfe (Bancroft) es una excén-
trica chiflada que ha adorado a Greta Garbo desde la
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68| Buscando a Susan desesperadamente
● ● ●

infancia, hasta que la estrella ha quedado entretejida en

la fábrica de su imaginación. Su identificación con la
‘Divina sueca’ se ha convertido para ella en un modo de
dar glamour a su vida cotidiana. Estelle no es un ama de
casa corriente. Divorciada de su esposo (Steven Hill), es
continuamente arrestada por defender cualquier causa y
luchar contra las indignidades diarias de la vida en Nueva
York. Ron Silver es su exasperado pero devoto hijo y Ban-
croft hace a su personaje totalmente creíble, impidiendo
que degenere en una caricatura. El resultado es una
encantadora aunque irregular película, repleta de bromas
privadas sobre Nueva York que no todo el mundo apre-
ciará. ■ J.D.D.

BUSCANDO A SUSAN
DESESPERADAMENTE
(Desperately Seeking Susan), EE.UU., 1985, 104 min.

Productor: Sarah Pillsbury, Midge Sanford. Director: Susan Seidelman.

Guión: Leora Barish, Floyd Byars (sin acreditar). Fotografía: Edward Lach-
man. Montaje: Andrew Mondshein. Música: Thomas Newman. Direc-
ción Artística: Speed Hopkins. Intérpretes:: Rosanna Arquette, Madon-
na, Aidan Quinn, Mark Blum, Laurie Metcalf, Robert Joy, Anna Levine,
Will Patton. **

Una comedia que fue un gran taquillazo en su momento,

pues fue la primera película en la que la cantante Madon-
na intervino como actriz. Cuenta la historia de una con-
formista ama de casa (Rosanna Arquette), cuya vida
cambia radicalmente al ponerse a buscar a la alocada
Susan, gracias a un anuncio en la prensa. El filme más
conocido de su directora, responsable de Fabricando al
hombre perfecto y Mi rebelde Cookie. ■ G.Q.
BUS STOP
20th Century Fox, EE.UU., 1956, 96 min.
Productor: Buddy Adler. Director: Joshua Logan. Guión: George Axelrod
(basado en la obra de William Inge). Fotografía: Milton Krasner. Monta-
je: William H. Reynolds. Música: Alfred Newman y Cyril J. Mockridge.
Intérpretes: Marilyn Monroe, Don Murray, Betty Field, Arthur O’Con-
nell, Eileen Heckart, Hope Lange, Hans Conried. ****
Si alguna vez se lo ha preguntado, Bus Stop es la pelícu-
la que demuestra todo lo que era Marilyn Monroe. Pocos
fans de la actriz pueden escuchar “That Old Black Magic”
sin recordar la conmovedora recreación que Marilyn –con
un vestido que deja poco a la imaginación– hizo de ese
clásico en el filme de Joshua Logan. Basada en la alboro-
tada obra de William Inge, adaptada por George Axelrod
con deliciosos resultados, Bus Stop parte de una premi-
sa: las mejores cosas en la vida son gratis, y si no tienes
un sueño, ¿cómo vas a hacerlo realidad? En el Blue Dra-
gon Cafe en Phoenix encontramos a Bo (Murray, impre-
sionante en su debut cinematográfico), un ingenuo cow-
boy que está en la ciudad para participar en un rodeo.
Intimida a los ruidosos clientes para que guarden un res-
petuoso silencio durante la canción de Cherie (Monroe) y
es recompensado con un inocente beso de agradeci-
miento. Desde ese momento, Bo está decidido a conver-
tirla en su esposa, a pesar de las protestas de ella y de la
consternación de su leal compañero Virgil (O’Connell).
Cherie coge un autobús para escapar de su enamorado,
pero Bo la sigue. El autobús queda atrapado en una tor-
menta de nieve y los pasajeros se ven obligados a pasar
la noche en una cafetería, donde una pelea entre el con-
ductor, protegiendo a su pasajera, y el vaquero, recla-
mando a su chica, deja a Bo vencido y humillado. Para
muchos espectadores, ésta fue la película que demostró
que Monroe era una notable actriz de cine, con mucho
más talento de lo que su imagen de objeto sexual indica-
ba. En su enérgica y cálida interpretación de Cherie, cuyo
sueño de Hollywood es interrumpido por la realidad de
una escala en Phoenix, Marilyn descubre su vulnerabili-
dad sin sacrificar nada de su brillo. Si su trabajo es resul-
tado de la paciencia del director Joshua Logan o de la
legendaria instrucción de Lee y Paula Strasberg, es irrele-
vante: está simplemente soberbia. ■ J.D.D.

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 C
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CABALLEROS DE LA MESA CUADRADA
Y SUS LOCOS SEGUIDORES, LOS
(Monty Python and the Holy Grail), Python, Reino Unido, 1975, 89
min.
Productor: Mark Forstater. Director: Terry Gilliam, Terry Jones. Guión:
Graham Chapman, John Cleese, Terry Gilliam, Eric Idle, Terry Jones,
Michael Palin. Fotografía: Terry Bedford. Montaje: John Hackney. Música:
Neil Innes, De Wolfe. Diseño de producción: Roy Smith. Intérpretes:
Terry Jones, Graham Chapman, John Cleese, Terry Gilliam, Eric Idle,
Michael Palin, Carol Cleveland, Neil Innes, Connie Booth. ****
De 1969 a 1974, la cadena BBC Tv estuvo convulsionada
por los hilarantes programas de un equipo formado por
el americano Terry Gilliam y los británicos Terry Jones,
Graham Chapman, John Cleese, Eric Idle y Michael Palin.
Su sentido del humor iconoclasta y francamente destro-
yer no estaba exento de un agudo recurso a la sátira y,
sobre todo, daba muestras de una portentosa imagina-
ción en cuanto a planteamientos. Los Monty Python
accedieron al cine en 1971 con And Now for Something
Completely Different, una selección de sus mejores sket-
ches televisivos, dirigida por Ian McNaugthon. Pero su
triunfo definitivo en Europa y América llegó con su
segunda película, Los caballeros de la mesa cuadrada,
dirigida al alimón por Jones y Gilliam, sobre un guión de
todo el equipo. Esta película es una parodia de los filmes
de aventuras medievales: un desastrado rey Arturo y su
escudero Patsy recorren el país en busca de caballeros
que quieran unirse a su ideal de Camelot. Se encuentran
con los míticos Lancelot, Galahad y Robin convertidos en
jocosas caricaturas de héroes nada legendarios, y reciben
de boca de un Dios Padre de dibujos animados la misión
de encontrar el Santo Grial, como no podía ser menos. En
su camino, se enredan en las más pintorescas situaciones.
● ●
●
Toda una imaginería medieval desfila ante nosotros con
sus autos de fe, campesinos con conciencia de clase, tri-
géminos discutidores y guerreros que apabullan con una
sencilla palabra molesta. El filme es un encadenado de
escenas en las que el desparpajo humorístico campa sin
ningún respeto. La diversión está garantizada. ■ M.Q.
CABALLERO SIN ESPADA
(Mr. Smith Goes to Washington), Columbia, EE.UU., 1939, 129 min.
Productor: Frank Capra. Director: Frank Capra. Guión: Sidney Buchman
(basado en una historia de Lewis R. Foster). Fotografía: Joseph Walker.
Montaje: Al Clark, Gene Havlick. Dirección Artística: Lionel Banks. Ves-
tuario: Robert Kalloch. Intérprettes: Jean Arthur, James Stewart, Claude
Rains, Edward Arnold, Guy Kibbee, Thomas Mitchell, Eugene Pallette,
Beulah Bondi. *****
Frank Capra miraba el mundo a través de unas gafas de
cristales rosa y creía, con razón, que miles de personas
querían verlo del mismo modo. También creía que la bon-
dad y la virtud, incluso en las personas más humildes,
podía triunfar al final sobre obstáculos insuperables, y sus
películas más famosas son celebraciones del hombre
común por excelencia, una figura idealizada pero enor-
memente agradable. Por supuesto, nunca fue verdad que
los malvados se arrepintiesen y confesasen sus pecados,
pero los clímax de sus mejores películas, por poco que
tengan que ver con la vida real, están construidos con
soberbia habilidad. Estamos hablando de títulos como El
secreto de vivir, Caballero sin espada y Juan Nadie, tres
variaciones del tema del bien que triunfa sobre el mal. En
ellas, el director de origen siciliano mezcla drama y come-
dia y héroes entrañables en su ingenuidad con villanos
corruptos y ansiosos de poder. Y de las tres, la mejor es
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70| Caballeros las prefieren rubias, Los
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CABALLEROS LAS PREFIEREN

RUBIAS, LOS
(Gentlemen Prefer Blondes), Fox, EE.UU., 1953, 91 min.

Productor: Sol C. Siegel. Director: Howard Hawks. Guión: Charles Lede-

rer (basado en la obra de Anita Loos y Joseph Fields). Fotografía: Harry
Wild. Montaje: Hugh S. Fowler. Dirección Artística: Lyle Wheeler, Joseph
C. Wright. Vestuario: Travilla. Intérprettes: Jane Russell, Marilyn Monroe,
Charles Coburn, Elliott Reid, Tommy Noonan, George “Foghorn” Wins-
low, Marcel Dalio, Taylor Holmes, Norma Varden, Howard Wendell.
****

La rubia Lorelei Lee y la morena Dorothy Shaw son dos

opulentas cantantes y bailarinas que buscan fortuna y
marido a bordo de un transatlántico rumbo a Francia.
Lorelei está loca por los diamantes, por lo que su objeti-
vo son los millonarios solteros y, a poder ser, ingenuos y
Caballero sin espada. La acción se desarrolla en la capital manejables. Dorothy, en cambio, ama a los tipos duros y
de Estados Unidos, claro. El protagonista de la historia es con buena musculatura.
Jefferson Smith (Stewart), un inocente campesino de Hay dos números musicales que definen estas diferen-
Wisconsin elegido por unos cínicos políticos para reem- tes actitudes: el famoso “Diamonds Are the Girl´s Best
plazar a un senador recientemente fallecido creyendo Friend” lo interpreta Marilyn acompañada de un coro de
que podrá ser manipulado con facilidad. Smith se pre- boys enfundados en elegantes esmóquines, rendidos a
senta en Washington lleno de ideales y ansioso por tra- sus pies y ofreciéndole toda clase de costosos regalos. En
bajar con su ídolo, el senador Joseph Paine (Rains), sin cambio, la Russell interpreta “Ain’t There Anyone Here for
darse cuenta de que está siendo utilizado en una trama Love?” en una piscina y en su gimnasio, rodeada de una
de corrupción que sólo beneficiará a Paine y a sus ami- serie de musculosos atletas olímpicos –por cierto, que
gos. La prensa le cataloga inmediatamente como un cré- este número fue cortado en su momento por la censura
dulo novato, pero su idealismo cautiva a Clarissa Saun- española–. El filme está basado en una novela de Anita
ders (Arthur), su cínica secretaria. Saunders se converti- Loos, una escritora muy ligada a Hollywood desde que
rá en un valioso apoyo cuando el inocente Smith comien-
ce a darse cuenta de que su altruista visión del mundo no
encaja necesariamente con la realidad, y se proponga
descubrir a aquellos que se burlan del país que él tanto
ama.
La trama es quintaesencialmente Capra, es decir, una
exaltación de los valores americanos presentada con un
garbo cómico tan vertiginoso que no tienes tiempo para
cuestionarte su sentimentalismo. Washington aborreció
Caballero sin espada, pero el público corrió en masa para
ver a James Stewart en el papel que le convirtió en estre-
lla. Para la historia ha quedado su memorable actuación
en el clímax de la cinta, la escena del discurso en el Sena-
do, en la que el héroe sin tacha extrae residuos de pure-
za de los escombros de una humanidad corrupta. De
todas maneras, en cuestión de interpretaciones, la pelí-
cula no es sólo de Jimmy Stewart. Claude Rains, en par-
ticular, hace una exhibición magistral en la figura del
corrupto con mala conciencia. Y Jean Arthur, con su
peculiar ronquera y sus gallos, está adorable con sus vai-
venes entre la muchacha compasiva y la arpía cínica. A su
altura tenemos a Edward Arnold, colosal como el villano
cortés, y a la veterana estrella del western Harry Carey,
majestuoso en la piel del vicepresidente, uno de los mejo-
res roles secundarios de la historia del cine, y por sí solo
una razón para ver el filme. Añadan a los nombres citados
los de secundarios tan familiares como Thomas Mitchell,
William Demarest, Eugene Pallette y Beulah Bondi, y lle-
garán a la conclusión de que pocas películas tienen un
reparto tan brillante. ■ J.T.

● ● ●

● ●
colaborara nada menos que con David W. Griffith en la
redacción de los intertítulos de Intolerancia. El libro lo
convirtió ella misma, con la ayuda de Joseph Fields, en
una pieza teatral para Broadway. En su pase a la pantalla,
las canciones fueron de Julie Styne, Leo Robin, Hoagy
Carmichael y Harold Adamson. Entre estos números
musicales, todos ellos cargados de desenfado, destacare-
mos asimismo “A Little Girl from Little Rock”, que ambas
actrices cantan enfundadas en atractivos vestidos rojos
con lentejuelas.
El hecho de que Hawks fuera uno de los más conspi-
cuos cultivadores de la comedia alocada –La fiera de mi
niña, Me siento rejuvenecer– e irónico observador de la
guerra de los sexos, siempre apostando por la iniciativa
femenina, le hizo particularmente apto para, con la ayuda
del guión de Charles Lederer, abordar con desparpajo e
inteligencia este entretenimiento en el que los diálogos
tienen auténtica gracia y los personajes, dibujados a
trazo grueso, son representativos de una manera muy
americana de considerar la lucha por el éxito. Marilyn
Monroe tiene en este largometraje se primer papel prota-
gonista en un musical. Luego seguiría en Luces de candi-
lejas, de Walter Lang, y en El multimillonario, de George
Cukor. Hawks, que no tuvo con ella las dificultades de
otros directores, la definía como «la chiquilla más asusta-
da del mundo». ■ M.Q.
CABEZOTA, EL
España-México, 1982, 94 min.
Productor: Gonzalo Elvira, Francisco Lara Polop. Director: Francisco Lara
Polop. Guión: Francisco Lara Polop, Enrique Llovet, Manuel Summers.
Fotografía: Tote Trenas. Musica: Antón García Abril. Intérpretes: Manuel
Alexandre, Jacqueline Andere, Álvaro de Luna, Antonio Gamero, Fran-
cisco Guijar, Jose Manuel Manrique. **
Coproducción hispano-mexicana del director valenciano
Francisco Lara Polop, usualmente dedicado a subproduc-
tos de corte erótico, que esta vez elevó de manera consi-
derable sus ambiciones. Ambientado en la España de
1897, cuando se promulga en España la Ley de Instruc-
ción Pública para la escolarización obligatoria de los
niños, el "cabezota" al que alude el título (remarcable
composición de Alvaro de Luna) se opondrá por todos
los medios a que su hijo vaya a la escuela. Aunque por
debajo de sus pretensiones, una película española que
merecía mayor atención de la que tuvo. ■ LL.B.M.
CACHITOS PICANTES
(Picking Up the Pieces), EE.UU., 1999, 91 min.
Productor: Paul L. Sandberg. Director: Alfonso Arau. Guión: Bill Wilson.
Fotografía: Vittorio Storaro. Montaje: Michael R. Miller. Música: Ruy Fol-
guera. Intérpretes: Woody Allen, Maria Gracia Cucinotta, Cheech Marin,
David Schwimmer, Kiefer Sutherland, Sharon Stone, Fran Drescher. **
Una decepcionante comedia de Alfonso Arau, autor de la
aplaudida Como agua para chocolate y de Un paseo por
las nubes. A pesar de contar con un reparto de relum-
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Cadillac de oro macizo, Un | 71
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brón, poco pueden hacer los actores por superar un
guión absurdo y poco divertido, es decir, lo peor que le
puede pasar a una comedia. Woody Allen aún debe estar
preguntándose por qué se metió en semejante berenje-
nal. ■ J.E.
CADÁVER A LOS POSTRES, UN
(Murder by Death), Rastar, EE.UU., 1976, 94 min.
Productor: Ray Stark. Director: Robert Moore. Guión: Neil Simon. Foto-
grafía: David M. Walsh. Montaje: Margaret Booth, John F. Burnett. Músi-
ca: Dave Grusin. Dirección Artística: Harry Kemm. Vestuario: Ann Roth.
Intérpretes: David Niven, Peter Sellers, Magie Smith, Alec Guinnes, Tru-
man Capote, Peter Falk, Eileen Brennan, James Coco, Elsa Lanchester,
Nancy Walker. ***
Ligera, simpática, moderadamente divertida comedia de
intriga, escrita por Neil Simon y presidida por un delicioso
reparto multiestelar, en torno a una patulea de detectives
convocados enigmáticamente en una suntuosa mansión
para resolver un crimen todavía no cometido. La gracia
está en los invitados, sosias todos ellos de sabuesos céle-
bres: un matrimonio a lo Nick y Nora Charles (Niven y
Maggie Smith), un cruce de Spade y Marlow (Peter Falk),
un émulo de Charlie Chan (Sellers), un clon de Hércules
Poirot (James Coco) y otro de miss Marple (Elsa Lan-
chester). También en la figura del anfitrión: nada menos
que Truman Capote. Y, en fin, en la pareja del mayordomo
ciego (Guinnes) y la criada sordomuda (Nancy Walker),
un claro precedente del tándem Richard Pryor & Gene
Wilder en No me chilles que no te veo. ■ J.B.C.
CADILLAC DE ORO MACIZO, UN
(The solid gold cadillac), RCA/Columbia, EE.UU., 1956, 95 min.
Dirección: Richard Quine. Guión: Abe Burrows (basado en la obra de
George S. Kaufman, Howard Teichmann). Fotografía: Charles Lang.
Música: Cyril J. Mockridge. Dirección Artística: Ross Bellah. Intérpretes:
Judy Holliday, Paul Douglas, John Williams, Hiram Sherman, Fred Clark,
John Williams, Hiram Sherman. **
Quine fue un excelente director de comedias (y de algún
melodrama de peso, como Un extraño en mi vida), que
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72| Caerse del guindo
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planeó por las décadas cincuenta-sesenta dejando una
imborrable huella en el aficionado con títulos como Me
enamoré de una bruja, La indómita y el millonario o La pí-
cara soltera, chispeantes, picantes y, por supuesto, nada
ingenuas. Y Judy Holliday, muerta prematuramente, fue
una pequeña reina de la comedia, memorablemente anal-
fabeta de Nacida ayer, inolvidable amante sufrida de La
costilla de Adán, por mencionar aquí solo dos de sus, por
otra parte escasas, creaciones. Pues bien, Quine y Holli-
day coincidieron en 1956 con Un cadillac de oro macizo,
modesta pero sumamente gratificante adaptación de una
obra teatral de George S. Kaufman y Howard Teichmann
sobre el mundo financiero de Wall Street. Comedia toca-
da de una mano ácida que a nada hace concesiones, tie-
ne la ventaja hoy cada vez más infrecuente de estar es-
pléndidamente dialogada. Y el diálogo para una comedia
no cómica (aparte, claro está, la buena dirección y la in-
terpretación, aquí absolutamente sólidas) es requisito in-
dispensable para su funcionalidad. ■ J.B.C.
CAERSE DEL GUINDO
(Out on a Limb), EE.UU., 1992, 105 min.
Productor: Michael Hertzberg. Director: Francis Veber. Guión: Daniel
Goldin, Joshua Goldin. Fotografía: Donald E. Thorin. Montaje: Barry
Dresner, Glenn Farr. Música: Van Dyke Parks. Intérpretes: Matthew Bro-
derick, Jeffrey Jones, Heidi Kling, John C. Reilly, Marian Mercer, Larry
Hankin, David Margulies, Courtney Peldon, Michael Monks. **
Veber, el autor de ¡Que te calles!, ha proporcionado a Holly-
wood los guiones de diversas comedias para su remake a-
mericano, pero también ha dirigido algunas películas en Es-
tados Unidos, como esta comedia escrita por Daniel y Jos-
hua Goldin (autores del guión de Darkman) que protagoni-
zaron los mismos intérpretes de Todo en un día. Lamen-
tablemente, el ingenio, aquí, brilla por su ausencia. ■ J.E.
CAFÉ IRLANDÉS
(The Snapper), BBC Films, Reino Unido, 1993, 94 min.
Productor: Lynda Myles. Director: Stephen Frears. Guión: Roddy Doyle
(basado en su novela). Fotografía: Oliver Stapleton. Montaje: Mick Auds-
ley. Diseño de producción: Mark Geraghty. Vestuario: Consolata Boyle.
Intérpretees: Tina Kellegher, Colm Meaney, Ruth McCabe, Colon O’Byr-
ne, Eanna Macliam, Ciara Duffy, Joanne Gerrard, Peter Rowen, Fionnula
Murphy, Pat Laffan. ****
Son dublineses, pero no exactamente los de James
Joyce, aunque algunos se les parezcan. Son gentes de allí
y de ahora. Gente de finales de los noventa. Hombres y
mujeres de familia de clase media-baja que viven sus
vidas y sus problemas al margen de la situación política y
del terrorismo de su país, aunque estos temas siempre
estén de fondo... La historia central conecta con la reali-
dad no sólo de Irlanda, sino de cualquier país occidental:
una chica de veinte años queda embarazada y no quiere
revelar el nombre del padre de su futuro hijo. Esta situa-
ción se convierte en el eje de otras historias menores que
se cruzan y entrecruzan, en forma de rápidas viñetas,
● ●
●
para componer globalmente un estimable fresco costum-
brista. Más que un Irish coffee, oportunista título castella-
no que se han sacado de la manga los distribuidores, el
filme podría ser considerado como una preciosa miniatu-
ra llena de gracia e ingenio que sin pasarse nunca de
rosca muestra con sencillez, claridad y talento las vidas
cotidianas de gentes normales y corrientes. Casi nada. Su
director está más cerca de la comedia que no de los dra-
mas realistas propios de Ken Loach. ■ A.C.
CAJA, LA
(A Caixa), Portugal-Francia, 1994, 93 min.
Productor: Paulo Branco. Director: Manoel de Oliveira. Guión: Manoel
de Oliveira (basado en la obra de Prista Monteiro). Fotografía: Mário
Barroso. Montaje: Valérie Loiseleux. Música: Isabel Ruth. Intérpretes:
Luís Miguel Cintra, Glicínia Quartin, Ruy de Carvalho, Beatriz Batarda,
Diogo Dória, Isabel Ruth, Filipe Cochofel, Sofia Alves. ***
Entre El valle Abraham y El convento, dos de sus pelícu-
las más aclamadas internacionalmente, el veteranísimo
director portugués Manoel de Oliveira dirigió esta adap-
tación de una obra teatral de Prista Montero, cuya trama
transcurre en el barrio lisboeta de Alfama. Seres muy de
carne y hueso protagonizan una historia que Oliveira
supo filmar con una brillante sencillez. ■ J.E.
CALENTITO, EL
España, 2005.
Productor: Tomás Cimadevilla. Director: Chus Gutiérrez. Guión: Chus
Gutiérrez, Juan Carlos Rubio. Fotografía: Kiko de la Rica. Montaje: Nacho
Ruiz Capillas. Música: Tao Gutiérrez. Intérpretes: Verónica Sánchez, Juan
Sanz, Macarena Gómez, Jordi Vilches, Nuria González, Lluvia Rojo, Nilo
Mur. **
Cineasta que casi deslumbró con su debut (Sublet, 1991)
y que sus siguientes filmes no han acabado de redonde-
ar aquel refrescante talento, Chus Gutiérrez (ex miembro
de Las Xoxonees, recordemos) se apunta al revival
ochentero con la crónica del fugaz grupo Las Siux, a
quien se les ocurre dar su concierto estrella en la noche
del 23-F en el antro El Calentito. Se nota y agradece que
la intención no fue un The wonders ni The commitments
a la cañí, sino desgranar un cuento de hadas donde la
princesa (en general) empieza a comprobar que los prín-
cipes suelen salir ranas. Sólo que, en vez de correr a llo-
rar a su cuarto, se desfoga con un sustituto también vir-
ginal en la bodega para luego subir al escenario y desga-
ñitarse con los despojos de una camiseta de Vulpess (que
igual ni habían nacido en aquella época). Y a las doce en
casa. En medio de una espontaneidad algo deshilachada
y gritona pero contagiosa, destaca alguna escena con ojo
de lince que demuestra que no todo el mundo «estaba a
su bola» ni por la labor de sentar a un «sex pistol» en su
mesa, o la peliaguda situación de la comunidad transe-
xual (ni «colectivo gay» eran) de la época, que nos pro-
porciona algunos de los mejores momentos del filme, con
Nuria González con cara de huella de carmín en pitillo de
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«Bisontes». Los otros quizá sean el reencuentro entre
Jordi Vilches y Macarena Gómez, la pareja marciana de
Platillos volantes. ■ J.C.
CALIFORNIA SPLIT
Columbia, EE.UU., 1974, 108 min.
Productor: Robert Altman, Joseph Walsh. Director: Robert Altman.
Guión: Joseph Walsh. Fotografía: Paul Lohmann Montaje: Lou Lombar-
do. Música: Phyllis Shotwell. Dirección Artística: Leon Ericksen. Intér-
pretes: George Segal, Elliot Gould, Ann Prentiss, Gwen Welles, Edward
Walsh, Joseph Walsh. **
Interpretada por George Segal y Elliott Gould, dos exce-
lentes actores, California Split la rodó Altman inmediata-
mente después de Thielves Like Us (un remake de They
Live By Night, de Ray, que no obtuvo muy buena acogi-
da) y antes de Nashville, que habría de ser, con M.A.S.H.,
uno de sus films más exitosos. California Split quiere ser
una visión realista del mundo del juego, a la vez que la
historia de amistad que, entre dados y naipes, viven nues-
tros dos protagonistas, de caracteres antitéticos, pero
con una pasión, o una locura, común. Tampoco respondió
muy bien California Split ante las taquillas, pero para el
conocedor de la obra ecléctica de Altman, descubrirla es
una obligación. ■ J.B.C.
CALIFORNIA SUITE
Columbia, EE.UU., 1978, 103 min.
Productor: Ray Stark. Director: Herbert Ross. Guión: Neil Simon (basa-
do en su obra). Fotografía: David M. Walsh. Montaje: Michael A. Steven-
son. Diseño de producción: Albert Brenner. Música: Claude Bolling. Ves-
tuario: Ann Roth, Patricia Norris. Intérpretes: Alan Alda, Michael Caine,
Bill Cosby, Jane Fonda, Walter Matthau, Elaine May, Richard Pryor, Mag-
gie Smith. ***
Una elegante confección de extravagantes viñetas sobre
los huéspedes de un hotel de Hollywood, perfecta para la
ametralladora de gags del dramaturgo Neil Simon, en su
cima de malignidad e ingenio. Alan Alda y Jane Fonda
interpretan a una pareja divorciada discutiendo por la
posesión de su hijo, mientras Michael Caine y Maggie
Smith son una pareja del mundo del espectáculo con
diversos gustos sexuales encerrados en el hotel antes de
la ceremonia de los Oscar. Walter Matthau tiene que
explicar su involuntaria infidelidad a su esposa Elaine May
en un tercer segmento, y Richard Pryor y Bill Cosby,
acompañados por sus esposas (Gloria Gifford y Sheila
Frazier), consiguen convertir unas vacaciones en una
serie de desastrosos contratiempos. Los cuatro sketches
varían desde el slapstick de la piel de plátano (Cosby y
Pryor) a la tragicomedia de alto nivel (Fonda). El reparto
es una deliciosa mezcla de insignes comediantes, y todos
dan lo mejor de sí mismos. Inevitablemente, Fonda es el
centro de la película, ofreciendo una interpretación de
desconcertante seguridad. En el apartado de méritos
también hay que reseñar una farsa de proporciones épi-
cas a cargo de Matthau y May, así como una maravillosa
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Camas calientes | 73
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actuación de Smith, cuyo papel le hizo ganar un mereci-
do Oscar. ■ J.D.D.
CALLEJÓN SIN SALIDA
(Cul de sac), Sigma, Reino Unido, 1966, 111 min.
Productor: Gene Gutowski. Director: Roman Polanski. Guión: Gerard
Brach, Roman Polanski. Fotografía: Gilbert Taylor. Montaje: Alastair
McIntyre. Música: Krzysztof Komeda. Intérpretes: Donald Pleasance,
Francoise Dorteac, Lionel Stander, Jack MacGrowran, Iain Quarrier,
Geoffrey Sumner, Renee Houston, William Franklyn, Trevor Delaney,
Marie Kean. ****
Callejón sin salida narra la historia de dos evadidos de la
justicia quienes, heridos, llegan a un viejo castillo, donde
perturbarán la paz de sus habitantes, aunque en realidad
ahí se subvertirán (como si de la caricatura de un filme de
Losey se tratara) las relaciones dominados-dominantes.
Polanski la rodó entre Repulsión y El baile de los vampi-
ros, otorgándole, tan amante él de los géneros y de su
pulverización, varias caras: la película es una comedia,
negrísima, incluso macabra, pero también un thriller y un
filme de suspense visualmente ajustado a los códigos del
género, de la misma manera que El baile de los vampiros
se ajustaba a los del terror, modalidad con la que co-
quetea Callejón sin salida, si bien desde una posición
surrealista por momentos. Alguien la comparó con “Espe-
rando a Godot”, de Beckett, y no andaba por mal camino.
■ J.B.C.
CAMARADA DON CAMILO, EL
(Il compagno Don Camillo), Francoriz Production/Omnia Films/ Riz-
zoli Film, Italia, 1965, 93 min.
Director: Luigi Comecini. Guión: Giovanni Guareschi, Leonardo Benve-
nuti, Piero De Bernardi y René Barjavel. Fotografía: Armando Nannuzzi.
Música: Alessandro Cicognini. Intérpretes: Fernandel, Gino Cervi, Gra-
ziella Granata, Gianni Garko, Marco Tulli, Silla Bettini, Aldo Vasco. ***
El curita rojo y su escudero puñetero continúan sus aven-
turas, esta vez con el piloto automático puesto gracias a
las innumerables secuelas de las que gozó el personaje
de Giovanni Guareschi que, como solía ser habitual, cola-
boró en el guión. En esta ocasión, Don Camilo viaja a
Rusia con Peppone para comprobar in situ cómo es vivir
en un “paraíso comunista”. Por supuesto, el garbeo les
deparará no pocos malentendidos y disgustos. Igual de
costumbrista y hasta entrañable y rematadamente ibéri-
ca (pedía a gritos una figuración con frase, al menos, de
Pepe Isbert), el divertimento se deja llevar igual que los
entregados espectadores, también españoles, ya que el
filme fue de los pocos de la saga estrenado por estos
lares. Dato significativo de su carácter light. ■ J.C.
CAMAS CALIENTES
(Letti selvaggi), Zodiac/Corona Film, Italia-España, 1978, 100 min.
Productor: Giorgio Salvioni. Director: Luigi Zampa. Guión: Tonino Gue-
rra, Giorgio Salvioni, Luis Castro. Fotografía: Giuseppe Ruzzolini,
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74| Cameraman, The
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Armando Nannuzzi. Montaje: Franco Fraticelli. Música: Riz Ortolani.
Dirección Artística: Elena Ricci Poccetto, Stefano Recagno. EPISODIOS:
“L´arabo”: Intérpretes: Sylvia Kristel, Orazio Orlando. “Un pomeriggio
noiosetto”: Intérp
pretes: Laura Antonelli, José Luis López Vázquez. “La
vedova”: Intérpretes: Ursula Andress, Michele Placido. “Una mamma”:
Intérpretes: Monica Vitti, Roberto Benigni. “La moglie giovane”: Intér-
pretes: Sylvia Kristel, Enrico Beruschi. “La donna d´affari”: Intérpretes:
Laura Antonelli, José Sacristán. “La passante”: Intérpretes: Ursula
Andress, José Luis López Vázquez. “Attenzione a quei due”: Intérpretes::
Monica Vitti, Michele Placido. **
Hay veces en que se nota la falsedad que rodea a un pro-
yecto cinematográfico, siendo éste uno de los casos más
evidentes. Ya con el asunto del cine de episodios total-
mente en decadencia, lo único que parece importarle a su
productor, Giorgio Salvioni, es rellenar un metraje donde
tenga cabida Sylvia Kristel, por aquel entonces un autén-
tico aluvión sexual “rompe taquillas” con las dos películas
sobre Emmanuelle. Ella, tan sosa y huesuda como de cos-
tumbre, aparece en dos gracietas harto discutibles: una
mujer que manipula como quiere a un ingenuo árabe ven-
dedor de alfombras, y la historia de una mujer que no
puede soportar los injustificados celos de su marido. El
resto queda al libre albedrío de sus guionistas –entre ellos
el maestro Tonino Guerra–, notándose no estar tan impro-
visados. Entre ellos destacan el protagonizado por la ico-
noclasta pareja Laura Antonelli y José Luis López Váz-
quez; y el más divertido de todos ellos, “Una mamma”;
donde Benigni tiene que vérselas con una dominadora
ramera encarnada con total complacencia por Monica
Vitti. ■ L.M.C.
CAMERAMAN, THE
EE.UU., 1928, 67 min.
Productor: Buster Keaton. Director: Edward Sedgwick, Buster Keaton
(sin acreditar). Guión: Clyde Bruckman, Lew Lipton, Joseph Farnham
(títulos). Fotografía: Reggie Lanning, Elgin Lessley. Montaje: Hugh
Wynn. Vestuario: David Cox. Intérpretes: Buster Keaton, Marceline Day,
Harold Goodwin, Sidney Bracey, Harry Gribbon. ****
Un soberbio ejemplo del genio cómico de Buster Keaton.
“Pamplinas” o “Cara de Palo”, tal como era conocido en
España, se convierte en operador de cámara de los noti-
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ciarios de MGM para conquistar a Marceline Day, que tra-
baja en las oficinas del estudio. La primera mitad de la
película es poco más que una sucesión de gags (una
cama que se hunde, la prueba de reflejos, los trajes de
baño confundidos) lo bastante manidos como para haber
salido de Nickelodeon. Pero las secuencias finales com-
pensan esta decepción: Keaton se ve mezclado en una
guerra con un mono triturador de órganos. Rueda un
material exclusivo, pero el mono le roba la película. Bus-
ter regresa con una cámara vacía y es despedido. Apesa-
dumbrado, se va a la playa. Su chica sufre un accidente
naútico. Abandonando su cámara, la rescata. El mono
mantiene la cámara rodando.Buster consigue a la chica y,
de vuelta a MGM, resulta ser el mejor metraje de noticias
que han visto nunca... rodado por un mono. Una delicio-
sa pieza de cine dentro del cine que supone una percep-
ción de la lógica interior de Keaton y también, desgracia-
damente, una especie de epitafio. ■ J.D.D.
CAMINO A BALI
(Road to Bali), EE.UU., 1952, 91 min.
Productor: Daniel Dare, Harry Tugend. Director: Hal Walker. Guión:
Frank Butler, Hal Kanter, William Morrow (basado en una historia de
Harry Tugend). Fotografía: George Barnes. Montaje: Archie Marshek.
Dirección Artística: J. McMillan Jhonson. Vestuario: Edith Head. Intér-
prettes: Bing Crosby, Bob Hope, Dorothy Lamour, Murvyn Vye, Peter
Coe, Ralph Moody, Leon Askin. ****
Camino a Bali es la penúltima entrega de la serie y la única
en color. También es la más disparatada y surrealista.
Hope y Crosby encarnan a dos actores de vodevil que tie-
nen que poner tierra por medio entre ellos y los maridos
de las dos chicas objeto de sus atenciones. Embarcan con
rumbo a los Mares del Sur, y en una isla se topan con una
bella princesa nativa, a la que deben salvar de las garras
del malvado de turno, no sin antes enfrentarse a la fauna
del lugar. Aunque inferior a sus antecesoras, la película se
beneficia del poderoso reclamo de su pareja protagonis-
ta, así como del agradecido catálogo de efectos especia-
les, todos ellos realizados con una calidez que se echa de
menos en la magia digital de hoy. Cinco canciones refuer-
zan la historia, incluyendo la encantadora “Moonflowers”,
y una gran cantidad de cameos estelares (Humphrey Bo-
gart, Jane Russell, Dean Martin, Jerry Lewis...) aportan la
nota de glamour. Se aconseja no pestañear. ■ J.T.
CAMINO DE RÍO
(Road to Rio), Paramount, EE.UU., 1947, 100 min.
Productor: Daniel Dare. Director: Norman Z. McLeod. Guión: Edmund
Beloin, Jack Rose. Fotografía: Ernest Laszlo. Montaje: Ellsworth Hoa-
gland. Dirección Artística: Hans Dreier, Earl Hedrick. Vestuario: Edith
Head. Intérpretees: Bing Crosby, Bob Hope, Dorothy Lamour, Gale Son-
dergaard, Frank Faylen, Joseph Vitale, Frank Puglia, Nestor Paiva, Robert
Barrat, Jerry Colonna. ***
La quinta película de “Camino a” fue una de las mejores,
aunque la fórmula seguía siendo, en términos generales,
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 Campanas de Santa María, Las | 75
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la misma: Bing Crosby y Bob Hope, huyendo, se enamo- el director inglés ha practicado en Hollywood. El filme
ran de Dorothy Lamour, rivalizan por su amor y acaban describe las incidencias de dos amigos parados que se
metiéndose en problemas. Pero en esta ocasión han montan su chiringuito ambulante de hamburguesas y fish
desaparecido los animales parlantes y parte del humor and chips. Bajo su manto de ternura y condescendencia,
chiflado de las anteriores entregas. En su lugar hay una La camioneta contiene un nada complaciente comentario
historia más convencional, sin bromas privadas sobre sobre el estado de las cosas que rigen las vidas grises de
Hollywood. Hot Lips Barton (Hope) y Scat Sweeney esas almas primitivas y pedestres. En otras palabras, Fre-
(Crosby) son dos músicos que, accidentalmente, provo- ars sigue pegando los mismos palos que en Mi hermosa
can un incendio en un parque de atracciones. Para evitar lavandería o Ábrete de orejas, aunque eche menos vitrio-
ser arrestados, suben a bordo de un transatlántico que se lo a su crónica. ■ J.B.C.
dirige a Río. En el barco conocen a Lucia Maria De Andra-
de (Lamour), que tan pronto se muestra amigable como
fría, sonriente como malhumorada, así que los chicos no
pueden entenderla. Al investigar, descubren que ha sido
hipnotizada por la malvada Catherine Veil (la deliciosa
Gale Sondergaard) y que va a casarse con un hombre al
que no ama cuando lleguen a Río. Por supuesto, el dúo
decide que deben intervenir y evitar el matrimonio, lle-
gando a arruinar la fiesta de boda disfrazados de pirata
(Crosby) y bombón latinoamericano (Hope travestido)
para descubrir el engaño de la hipnotizadora. Atracciones
añadidas son las Andrew Sisters cantando “You Don’t
Have to Know the Language” con Bing, y los chiflados
Weire Brothers haciendo su famoso número del sombre-
ro. Camino de Río acabó convirtiéndose en la película
más taquillera de 1947. ■ J.D.D.

CAMINO RECTO
(Getting Straight), EE.UU., 1970, 124 min.

Productor: Richard Rush. Director: Richard Rush. Guión: Robert Kauf-

man (basado en la novela de ken Kolb). Fotografía: Lászlo Kovács. Mon-
taje: Maury Winetrobe. Música: Ronald Stein. Dirección Artística: Syd-
ney Z. Litwack. Intérpretes:: Elliott Gould, Candice Bergen, Robert F.
Lyons, Jeff Corey, Max Julien, Cecil Kellaway, Jon Lormer. **

Una comedia social tan bien intencionada como larga y

discursiva en torno al mundo de la pareja, los derechos
de la juventud estudiantil y la dureza de los medios poli-
ciales represivos en los campus universitarios estadouni-
denses. Seguía los pasos de El graduado, pero ni de lejos
obtuvo su éxito. Sólo el sensato trabajo de Elliot Gould y
Candice Bergen levantan de tanto en tanto la letárgica
función. ■ J.B.C.
CAMPANAS DE SANTA MARÍA, LAS
(The Bells of St. Mary´s), EE.UU., 1945, 126 min.
Productor: Leo McCarey. Director: Leo McCarey. Guión: Dudley Nichols
(basado en una historia de Leo McCarey). Fotografía: George Barnes.
Montaje: Harry Marker. Música: Robert Emmett Dolan. Dirección Artís-
tica: Albert S. D’Agostino, William Flannery. Intérpretes: Bing Crosby,
Ingrid Bergman, Henry Travers, William Gargan, Ruth Donnelly. ***

CAMIONETA, LA Exhumación televisiva de la secuela de Siguiendo mi

(The Van), Deadly/BBC, Reino Unido, 1996, 105 min.
Productor: Lynda Myles. Director: Stephen Frears. Guión: Roddy Doyle
(basado en su propia historia). Fotografía: Oliver Stapleton. Montaje:
Mick Audsley. Música: Eric Clapton. Dirección Artística: Mark Geraghty.
Intérpretes: Colm Meaney, Donal O’Kelly, Ger Ryan, Caroline Rothwell,
Neili Conroy, Ruaidhri Conroy. ***
Como en Café Irlandés, Frears toma un texto de Roddy
Doyle para otro de sus oxigenados regresos a la película
de pequeño formato, concepción naturalista y explora-
ción de un microcosmos que destila una fuerte didáctica
social, es decir, una empresa a las antípodas del cine que
camino (película que había facilitado a McCarey y Crosby
sendos Oscar), con un habilidoso guión de Dudley Ni-
chols y repetición de la pareja protagonista. Crosby es un
párroco cantarín que se las ingenia para conseguir que un
viejo y rico comerciante no cumpla su amenaza de derri-
bar el colegio que dirige una madre superiora sospecho-
samente parecida a la encantadora Ingrid Bergman. En
sus memorias la actriz explica cómo al final de Las cam-
panas de Santa María gastó una broma al equipo: tras
rodar la escena en que se despide del padre O'Malley,
pidió a McCarey poder repetirla, a pesar de que había
quedado impecable. Volvieron a filmarla y –cuenta en sus

● ● ●
76| Candidata a millonaria
● ●
memorias– «abracé a Bing y le besé en la boca. Crosby
casi perdió el equilibrio a causa del asombro. El estudio
entero se puso en pie. El sacerdote consultante llegó
corriendo a mi lado». Amantes de la comedia magnífica-
mente servida por sus intérpretes. ■ LL.B.M.
CANDIDATA A MILLONARIA
(Hands Across the Table), Paramount, EE.UU., 1935, 81 min.
Productor: E. Lloyd Sheldon. Director: Mitchell Leisen. Guión: Norman
Krasna, Vincent Lawrence, Herbert Fields (basado en la historia “Brace-
lets”, de Vina Delmar). Fotografía: Ted Tetzlaff. Montaje: William Shea.
Vestuario: Travis Banton. Intérpretes: Carole Lombard, Fred MacMurray,
Ralph Bellamy, Astrid Allwyn, Ruth Donnelly. ****
Carole Lombard es Regi Allen, una manicura a la que han
herido tantas veces en el amor que se ha vuelto cínica y
dura, afirmando que la seguridad financiera es ahora su
única preocupación en las perspectivas matrimoniales.
Conoce a Allen Macklyn (Ralph Bellamy), un joven acau-
dalado que está confinado a una silla de ruedas. Además
de ser rico, está locamente enamorado de ella y tiene
serias intenciones de matrimonio. Fred MacMurray es
Theodore Drew III, un playboy perteneciente a una fami-
lia prominente pero, inapropiadamente, pobre. Está a
punto de casarse con Vivian Snowden (Allwyn) por la
misma razón por la que Regi va a casarse con Allen. Un
día, la manicura y el playboy se conocen, se enamoran y
rompen sus compromisos. Este sencillo argumento está
al servicio de una soberbia comedia romántica, chispean-
te, ingeniosa y maravillosamente interpretada por Carole
Lombard y Fred MacMurray, cuyos progresos hacia la
cima del estrellato se vieron acelerados por el éxito
comercial de la película. Lombard, en el primer papel
diseñado a su medida, demostró ser un especimen único
en Hollywood: una gran belleza, una gran comediante y
una gran actriz. Y el sorprendente atractivo de MacMu-
rray hizo el resto. La mezcla resulta maravillosa para los
paladares con sentido del gusto. Ralph Bellamy y Astrid
Allwyn son los futuros consortes que acaban compuestos
y sin novia, y Mitchell Leisen dirige con el toque ligero
que cabría esperar de una producción de la Paramount
en la época. ■ J.T.
CANDILEJAS
(Limelight), Chaplin, EE.UU., 1952, 145 min.
Productor: Charles Chaplin. Director: Charles Chaplin. Guión: Charles
Chaplin. Fotografía: Karl Struss. Montaje: Joe Inge. Música: Charles Cha-
plin. Dirección Artística: Eugene Laurie. Coreografía: Charles Chaplin,
Andre Eglevsky, Melissa Hayden. Intérpretes: Charles Chaplin, Claire
Bloom, Sidney Chaplin, Andre Eglevsky, Melissa Hayden, Charles Cha-
plin, Jr., Wheeler Dryden, Nigel Bruce, Buster Keaton. ****
Chaplin, en Candilejas, barnizando su discurso con las
pinturas propias del folletín, nos habla del cómico en su
etapa de decadencia, del payaso que en sus días de glo-
ria desternillaba a carcajada limpia a grandes masas de
espectadores en teatruchos de aquí y de allí y que, ahora,
● ●
●
injustamente, es despreciado por el mismo público que
antes le encumbrara. El cómico, claro está, el cómico de
verdad, se rige por una escala de valores según la cual
oficio y vida son sinónimos; al desaparecer uno, la otra no
tiene sentido, aunque siempre surgirá un momento ines-
perado de dicha –y ese momento, en la película, está
compartido por otro gran actor de la risa, Buster Keaton,
en la única escena en que coincidieron, escena a todas
luces memorable–, una dicha que quiere Chaplin que sea
trágica. Una gran obra, en fin, y muy propensa a hume-
decer pañuelos. ■ J.B.C.
CANÍCULA
Morena Films, España, 2002, 113 min.
Productor: Juan Gordon. Director: Álvaro García-Capelo. Guión: David
Moscat. Fotografía: José del Río. Montaje: F. Franco. Música: Víctor
Reyes. Dirección Artística: M. Canales. Intérpretes: Nathalie Seseña,
Antón Reix, Farid Fatmi, Sergi Calleja, Elvira Mínguez. ***
No sólo es Canícula otra película contagiada por esa
plaga contemporánea de las comedias de vidas cruzadas,
sino que prácticamente cuenta lo mismo que ya explica-
ba el Km 0 de Juan Luis Iborra y Yolanda García Serrano:
un puñado de personajes en el tórrido y desocupado
Madrid de agosto, cruzándose y descruzándose en una
atropellada cadena de enredos. Un par de escollos que
vienen a lastrar, parcialmente, el interés de una obra no
desdeñable, pues posee un tono naturalista aceptable,
unas interpretaciones convincentes, un ritmo que no se
desboca, una factura muy profesional –pese a tratarse del
primer largometraje realizado por Álvaro García-Capelo–
y acaba componiendo una radiografía de la modernidad
superior a la que presentan muchos otros títulos conta-
minados por la misma enfermedad. De su amable rosario
de desdichas destaca especialmente la historia protago-
nizada por Antón Reixa, un guionista en dique seco que
se encierra en un hotel decadente en lo que podría verse
como una parodia cariñosa del Barton Fink de los her-
manos Cohen. ■ J.B.C.
●
 Capitán Newman | 77
● ● ●

CAN SHE BAKE A CHERRY PIE?

Jagfilm, EE.UU., 1983, 90 min.

Productor: M. H. Simonson. Director: Henry Jaglom. Guión: Henry

Jaglom. Fotografía: Bob Fiore. Música: Karen Black. Intérpretes: Karen
Black, Michael Emil, Michael Margotta, Frances Fisher, Martin Frydberg,
Frances Fisher. ***

Sin abandonar la senda marcada en Sitting Ducks (1981),

el director independiente Henry Jaglom fue un paso más
allá con esta cautivadora historia de opuestos que se
atraen. Arrancando desde la premisa básica de que los
seres humanos sufren por su incapacidad para comuni-
carse con sus semejantes, Jaglom construye un romance
entre una recién divorciada que aún no se ha librado
emocionalmente de su marido y un hombre que ha esta-
do viviendo por su cuenta durante varios años. Y lo hace
situando a sus personajes en una serie de situaciones de
sitcom, proporcionándoles las frases iniciales de sus
escenas y dejándoles que adornen el resto por su cuenta.
Improvisando en gran medida sus diálogos, los protago-
nistas están simplemente soberbios. Emil es la clase de
hombre calvo de mediana edad que se peina los pocos
cabellos que le quedan sobre su cráneo, lleva calcetines
con sandalias y pasa su tiempo declamando en la calle
interminables monólogos sobre su bamboleante vida
amorosa. Black, en la mejor interpretación de su carrera
(divertida, nerviosa, revelando profundos miedos y heri-
das apenas ocultas bajo la superficie), es una chiflada que
cuando no está cantando a pleno pulmón canciones de
blues se preocupa por su divorcio y la imposibilidad de
encontrar el amor por segunda vez. Can She Bake a
Cherry Pie? es un ensueño sin argumento de fantasía líri-
ca que debería venirse abajo a las primeras de cambio,
avergonzando a todos los implicados, pero está tan meti-
culosamente planificada que emerge como la película
más encantadora desde que Astaire dejó de bailar. ■ J.T.
CAPITÁN NEWMAN
(Captain Newman M. D.), Universal/Brentwood/Reynard, EE.UU.,
1963, 126 min.
Productor: Robert Arthur. Director: David Miller. Guión: Richard L.
Breen, Pheoibe Ephron, Henry Ephron. Fotografía: Russell Metty. Mon-
taje: Alma Macrorie. Música: Frank Skinner. Dirección Artística: Alexan-
der Golitzen, Alfred Sweeney. Intérpretess: Gregory Peck, Tony Curtis,
Angie Dickinson, Eddie Albert, Bobby Darin, Robert Duvall. ***
Inmediatamente después de haber ganado el Oscar por
Matar a un ruiseñor y de haber participado en La con-
quista del Oeste, Peck se había convertido a sus 47 años
en una de las grandes estrellas de un Hollywood que ya
estaba en franca descomposición. Capitán Newman es
una de sus películas menos conocidas en España y fue
promovida por el propio actor, quien se enamoró prácti-
camente del personaje protagonista, un psiquiatra de la
Marina de EE.UU., héroe de una novela escrita por Leo
Rosent que le recomendó un amigo, lector literario de
profesión. Fue tanto el entusiasmo de Peck por el libro
que convenció a la Universal para que le pagase un cuar-
to de millón de dólares al autor de la novela. Peck se
tomó su trabajo con su habitual seriedad profesional. Se
puso en contacto con varios psiquiatras de Beverly Hills
para dar a su personaje la mayor verosimilitud. Y hasta
visitó hospitales psiquiátricos reales, leyendo docenas de
artículos sobre enfermedades mentales.
El problema de la película fue que no encontró un tono
narrativo perfectamente definido. No podía ser dema-
siado dramático ni demasiado cómico, porque ambos
extremos hubiesen perjudicado la historia. Y se quedó en
un inocuo terreno neutral con el cual se contentó a muy
pocos. Sin embargo, el filme obtuvo un moderado éxito
de público y crítica. Construido principalmente sobre tres
historias de la novela, que transcurren durante la II Gue-
rra Mundial, resultó excesivamente largo y especialmente
muy irregular, aunque posee algunas escenas muy
divertidas.
Con su sobriedad habitual (que no resulta tan patente
escuchando su fabulosa voz en original), Peck no defrau-
dó a sus admiradores y compuso un capitán Newman lle-
no de humanidad, un psiquiatra que se desvivía por hacer
felices a sus pacientes, llegando así fácilmente al corazón
del público estadounidense. Supo llenar con su presencia
la pantalla y hacer olvidar los errores de estilo. Sin embar-
go, la estrella fue el cantante melódico Bobby Darin,
quien, apoyado fuertemente por la Universal, consiguió
ser nominado para el Oscar, aunque a la hora de la ver-
dad lo perdiera frente a Melvyn Douglas, mejor secunda-
rio por Hud. Entre los actores que arroparon a los prota-
gonistas no hay que perderse la presencia de Angie Dic-
kinson y de Robert Duvall. ■ A.C.

● ● ●
78| Capricho
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CAPRICHO
(Caprice), 20th. Century Fox, EE.UU., 1967, 97 min.
Productor: Aaron Rosenburg, Martin Melcher. Director: Frank Tashlin.
Guión: Jay Jayson, Frank Tashlin. Fotografía: Leon Shamroy. Montaje:
Robert Simpson. Música: Frank De Vol. Dirección Artística: Jack Martin
Smith, William Creber. Intérpretes: Doris Day, Richard Harris, Ray Wals-
ton, Jack Kruschen, Edward Mulhare, Michael J. Pollard. **
La segunda mitad de los 60 no fue buena para Frank Tash-
lin. Además de ser un excelente dibujante, Tashlin ha pasa-
do a la historia por dirigir varias de las obras maestras de
Jerry Lewis entre 1955 (Artistas y modelos, todavía con
Dean Martin) y 1964 (Caso clínico en la clínica). Su talento
también lució en otras comedias de mérito: El hijo del ros-
tro pálido, Una mujer de cuidado o Sólo contra el hampa.
Pero sus tres últimas películas, tras una farsa a costa de
Agatha Christie (Detective con rubia), dejaron mucho que
desear: dos vehículos para Doris Day (Una sirena sospe-
chosa y Capricho) y uno para Bob Hope (Cerveza para
todos). Capricho, un enredo de espías y cosmética, mere-
ce ser descubierta por el cinéfilo, por aquello de “quien tu-
vo retuvo”. O por el gran Ray Walston, una garantía. J.B.C.
CARA DE ACELGA
Jet Films/Incine/Lince Films, España, 1986, 106 min.
Director: José Sacristán. Guión: José Sacristán, Carlos Pérez Merinero.
Fotografía: Carlos Suárez. Música: Ricardo Miralles. Intérpretes: José
Sacristán, Fernando Fernán Gómez, Marisa Paredes, Amparo Soler Leal,
Raúl Sénder, Emilio Gutierrez Caba, Amparo Baró. **
Como otros tantos muchos actores, José Sacristán deci-
dió un buen día probar suerte en la dirección. Y dirigió la
irregular pero no desdeñable Soldados de plomo. Tres
años más tarde reincidió en la experiencia con esta curio-
sa mezcla de road movie a la española y comedia pica-
resca en torno a las aventuras por las carreteras y a tra-
vés de los pueblos de un personaje pintoresco, encarna-
do por el propio Sacristán. Irregular en su conjunto, Cara
de acelga cuenta con no pocos pasajes atractivos y
posee un cierto parecido (la presencia de Fernando Fer-
nán Gómez ayuda) con El viaje a ninguna parte. Mejores
resultados obtuvo la tercera película de José Sacristán
como director, Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, sen-
tida adaptación de la obra teatral de Marsillach. ■ J.B.C.
CARADURAS, LOS
(Smokey and the Bandit), Rastar, EE.UU., 1977, 96 min.
Productor: Mort Engelberg. Director: Hal Needham. Guión: James Lee
Barrett, Charles Shyer, Alan Mandel (basado en una historia de Hal
Needham y Robert L. Levy). Fotografía: Bobby Byrne. Montaje: Walter
Hannemann, Angelo Ross. Música: Bill Justis, Jerry Reed. Dirección
Artística: Mark Mansbridge. Intérpretes: Burt Reynolds, Jackie Gleason,
Sally Field, Jerry Reed, Mike Henry, Paul Williams, Pat McCormick, Alfie
Wise, George Reynolds. **
Hal Needham, al parecer, fue un espléndido stuntman,
uno de esos especialistas en tirarse desde helicópteros
● ●
●
sobre charcos de poco líquido, destrozar coches median-
te el malabarismo, recibir un puñetazo furtivo o doblar al
guapo de la película. Uno de esos buenos actores sin
maquillaje posible. La suerte, o la astucia, o ambas cosas
a la vez, hicieron de él un realizador de cine si no memo-
rable sí taquillero y de lozana filmografía: Los caraduras,
Los locos del Cannonball, Hopper el increíble y la más
divertida, Cactus Jack, un western paródico.
A correr el camino se dedican los protagonistas de Los
caraduras, dos contrabandistas con camión que han de
ganar una apuesta de tiempo y mercancia. Una espontá-
nea con traje de novia y muy alocada se les unirá en la
aventura. Y un sheriff gordo y cascarrabias les pisará los
talones implacablemente.
Los caraduras pretende ser una comedia de acción
simpática y distraída, con personajes de un solo trazo y
siempre rauda sonrisa. Pretende también anular valores
sociales y morales, haciendo simpático al ladrón pero sin
sustraer al policía el corazón, sólo imprimiéndole un
pequeño barniz de la Keystone. Vamos, que todos son
más buenos que el pan. El resultado es técnicamente irre-
prochable, por algo Needham viene de donde viene y
hace un filme acrobático. Alguien lo encontrará irrelevan-
te y desvaído, al servicio de la naturaleza física de sus
actores: dinámico y astuto Burt Reynolds, jovial Sally
Field y muy comediante, muy caricato, Jackie Gleason. Es
el triunfo de la diversión fácil, arte hueco que en ningún
momento merece el desprecio. ■ J.B.C.
CARAVANA AL ESTE
(Wagons East), EE.UU., 1994, 107 min.
Productor: Gary M. Goodman, Robert F. Newmyer, Barry Rosen, Jeffrey
Silver. Director: Peter Markle. Guión: Matthew Carlson (basado en una
historia de Jerry Abrahamson). Fotografía: Frank Tidy. Montaje: Scott
Conrad. Música: Michael Small. Intérpretes: John Candy, Richard Lewis,
John C. McGinley, Ellen Greene, Robert Picardo, Ed Lauter, William San-
derson, Rodney A. Grant, Melinda Culea. **
En un momento de revival del western, a mediados de los
años noventa, cuando Clint Eastwood triunfó en los
Oscar con Sin perdón, el prematuramente desaparecido
John Candy protagonizó esta parodia del cine del Oeste.
Un grupo de pioneros, contraviniendo las normas más
elementales del género, quiere regresar a su lugar de ori-
gen por no adaptarse a su nuevo entorno. ■ J.E.
CAREER OPPORTUNITIES
Universal/Hughes, EE.UU., 1991, 85 min.
Productor: John Hughes. Director: Bryan Gordon. Guión: John Hughes.
Fotografía: Don McAlpine. Montaje: Glenn Farr, Peck Prior. Música: Tho-
mas Newman. Dirección Artística: Paul Sylbert. Intérpretes: Frank Wha-
ley, Jennifer Connelly, Dermot Mulroney, Kieran Mulroney, Barry Corbin,
John Candy. **
Escrita por John Hughes (La chica de rosa, El club de los
cinco), esta poco excitante historia presenta a Frank
Whaley como un joven e incompetente pazguato, amén
●

● ●
de mentiroso compulsivo, despedido de tantos trabajos
sin porvenir como su humilde pueblo natal de Munroe, Illi-
nois, tiene que ofrecer. Contratado como vigilante noc-
turno en unos grandes almacenes se enfrenta a un em-
pleo que odia, pero que no tiene más remedio que acep-
tar: su padre le ha dado la última oportunidad de triunfar,
o le echará de casa. En su primera noche de trabajo,
encuentra a la belleza local (Connelly) dormida en los
probadores y frustra los planes de unos ladrones. Podría
haber funcionado con un toque de fantasía, pero el sen-
cillo tratamiento significa que la sosa comedia de Bryan
Gordon nunca se eleva por encima de la rutina. ■ J.D.D.
CARIÑO, HE ENCOGIDO A LOS NIÑOS
(Honey, I Shrunk the Kids), Walt Disney Prod., EE.UU, 1989, 86 min.
Productor: Penney Finkelman Cox, Brian Yuzna, Jon Landau. Director:
Joe Johnston. Guión: Ed Naha, Tom Schulman (basado en una historia de
Stuart Gordon, Brian Yuzna y Ed Naha). Fotografía: Hiro Narita. Montaje:
Michael A. Stevenson. Música: James Horner. Diseño de producción:
Gregg Fonseca. Dirección Artíística: John Lacovelli, Dorree Cooper. Ves-
tuario: Carol Brolaski. Intérpretes: Rick Moranis, Matt Frewer, Marcia
Strassman, Kristine Sutherland, Thomas Brown, Jared Rushton. ***
Un sabio en las nubes se cruza con El increíble hombre
menguante en una alegre, inocua y emocionante aventu-
ra que conquistará a grandes y pequeños. Rick Moranis es
el inventor chiflado cuyo reductor molecular encoge a
sus dos hijos y a los del vecino al tamaño de un microbio.
Así comienza su peligrosa aventura desde el cubo de la
basura, donde el profesor les ha arrojado inadvertida-
mente, a través de su peligroso jardín, convertido en una
jungla que proporciona épicas emociones. Durante su
viaje de vuelta, los niños se enfrentarán a insectos gigan-
tes y aspersores de agua, y vivirán momentos maravillo-
sos como un vuelo sobre un abejorro y una caída en una
flor gigante. En este viaje de aprendizaje ecológico en la
mejor tradición de Disney hay –quizás inevitablemente–
inconsistencias en las escalas, aunque las caracterizacio-
nes son en general cálidas y creíbles. Excitante, inventiva
y divertida, la película es un destacado entretenimiento,
con bastantes efectos para mantener interesado al joven
más hiperactivo. ■ J.D.D.
CARIÑO MÍO
España-Alemania, 1961, 101 min.
Productor: Juan Jesús Buhigas. Director: Hans Grimm, Rafael Gil. Guión:
Antonio Abad Ojuel, Rafael Gil, Arturo Rígel, Manuel Tamayo. Fotogra-
fía: Cecilio Paniagua. Montaje: Antonio Ramírez de Loaysa. Música: Gre-
gorio García Segura. Diseño de producción: Enrique Alarcón. Intérpre-
tees: Vicente Parra, Marianne Hold, Germaine Damar, Horst Frank, Ángel
Álvarez, Mayte Arroyo, Marisol Ayuso, Pilar Baiza. **
Ligera, indiferente comedia romántica en torno al idilio
entre una muchacha que viaja a Alemania y se hace pasar
por secretaria, y un apuesto galán que se hace pasar por
músico, cuando, en realidad, son una distinguida duque-
sa y el heredero de un trono. Una farsa de fingimiento con
● ●
Carrera del siglo, La | 79
●
ecos quizás coyunturales: la boda entre Fabiola de Mora
y Aragón y el rey Balduino I de Bélgica. ■ J.B.C.
CARO DIARIO
Sacher Film/La Sept/Studio Canal +, Italia-Francia, 1994, 100 min.
Productor: Nanni Moretti, Angelo Barbagallo y Nella Banfi. Director:
Nanni Moretti. Guión: Nanni Moretti. Fotografía: Giuseppe Lanci. Mon-
taje: Mirco Garrone. Diseño de producción: Marta Maffucci. Música:
Nicola Piovani. Vestuario: Maria Rita Barbera. Intérpretes: Nanni Moret-
ti, Renato Carpentieri, Antonio Neiwiller, Jennifer Beals, Alexandre
Rockwell, Carol Mazzacurati. ****
La película-ensayo de Nanni Moretti está estructurada
como una cariñosa, irónica y muy divertida odisea por los
suburbios de Roma y el sistema sanitario italiano. Relajada
y sin prisas, es una mezcla de documental y ficción, parte
road movie y parte sátira sociológica. Mientras Moretti
viaja por ahí, investigando y comentando, consigue provo-
car no sólo la risa, sino que nos fuerza a mirar y escuchar,
a captar la luz, el espacio, la forma, el movimiento y la mú-
sica; en otras palabras, a reconocer la esencia del cine des-
pojado de historia y de superfluos trucos estilísticos. Eso
no es un logro pequeño en estos días de avalancha tec-
nológica, aunque la película es demasiado modesta para
insistir incluso en su propia rareza, no hablemos ya de sus
más profundas preocupaciones subtextuales. ■ J.D.D.
CAROLINA
Bregman IAC Productions, EE.UU.-Alemania, 2003, 96 min.
Productor: Carol Baum, Martin Bregman, Kate Guinzburg, Lou Pitt.
Director: Marleen Gorris. Guión: Katherine Fugate. Fotografía: Lawrence
Karman, John Peters. Montaje: Alan Heim, Michiel Reichwein. Música:
Steve Bartek. Dirección Artística: Erin Cochran. Vestuario: Suzanne
McCabe, Cecil K. Merritt, Jr. In
ntérpretes: Julia Stiles, Shirley MacLine,
Alessandro Nivola, Randy Quaid, Edward Atterton, Azura Skye. ***
Las incidencias de una chica que busca a su hombre
ideal, sin darse cuenta de que desde hace tiempo lo ha
tenido a su lado, podría haber dado el engendro román-
tico habitual, pero esta película, desde el desmadre (la
familia de la protagonista es tan excéntrica como los
Tenenbaums), toca con cierta penetración temas como el
choque generacional, la educación o la persecución de
una identidad propia. ■ J.B.C.
CARRERA DEL SIGLO, LA
(The Great Race), Warner Bros., EE.UU., 1965, 157 min.
Productor: Martin Jurow. Director: Blake Edwards. Guión: Arthur Ross
(basado en una historia de Blake Edwards y Arthur Ross). Fotografía:
Russell Harlan. Montaje: Ralph E. Winters. Música: Henry Mancini.
Vestuario: Don Feld y Edith Head. Intérpretes: Jack Lemmon, Tony Cur-
tis, Natalie Wood, Peter Falk, Keenan Wynn, Vivian Vanee, Arthur
O’Connell. ***
En la primera mitad de la década de los sesenta, Blake
Edwards se encontraba en un momento eufórico. Había
●
80| Carrera del sol, La
● ●
realizado brillantes comedias sofisticadas, como Desayu-
no con diamantes –sobre la novela corta de Truman
Capote–, thrillers angustiosos, como Chantaje contra una
mujer, melodramas sobre alcohólicos, como Días de vino
y rosas, e incluso había fundado su propia productora
para, en asociación con la Mirisch, obtener un fabuloso
éxito popular con las dos primeras películas de la Pante-
ra Rosa y el despistado inspector Clouseau. Llegados a
este punto, se decidió a acometer la tarea de llevar a la
pantalla una apoteosis de los elementos y situaciones
que habían amueblado toda la historia de la comedia
americana. Es así que La carrera del siglo se revela como
una sucesión de gags de efecto seguro y una serie de
parodias y homenajes. El argumento: un gran periódico
tiene la idea de organizar, en 1908, una gran carrera de
automóviles entre las ciudades de Nueva York y París. Los
principales antagonistas son el Gran Leslie (Tony Curtis),
siempre vestido de blanco y paradigma del esforzado
aventurero sin tacha, y el malvado profesor Fate (Jack
Lemmon), vestido de negro e inventor de toda clase de
aparatos estrafalarios. Ambos van acompañados por sen-
dos ayudantes: Curtis tiene al misógino Keenan Wynn y
Lemmon sufre las réplicas de un estupendo Peter Falk. La
película tiene dos partes muy marcadas. La primera con-
siste en un montaje paralelo entre las arriesgadas haza-
ñas deportivas del Gran Leslie y los intentos de sabotaje
por parte de sus enemigos (hay inventos de Fate decidi-
damente cómicos, como es el caso de la bicicleta-globo
dirigible o el torpedo sonriente que busca su objetivo
siguiendo el ruido de los motores). La segunda parte es
el relato de la carrera en sí, a través de variadas localiza-
ciones geográficas. Sus escenas más efectivas son la pe-
lea del saloon de Boracho y la navegación en un bloque
de hielo en el Ártico. Además, Edwards y su co-guionista
Arthur Ross introducen también una larga parodia de El
prisionero de Zenda, cuando Lemmon se hace pasar por
el sosias del infeliz príncipe de un reino centroeuropeo de
opereta. La vivaz Natalie Wood compone el obligado
personaje femenino, en la piel de una atrevida periodista
partidaria activa de la liberación de la mujer. ■ M.Q.
● ●
●
CARRERA DEL SOL, LA
(Race the Sun), EE.UU., 1996, 82 min.
Productor: Richard Heus, Barry Morrow Director: Charles T. Kanganis.
Guión: Barry Morrow. Fotografía: David Burr. Montaje: Wendy Greene
Bricmont. Música: Graeme Revell. Intérpretes: Halle Berry, Casey
Affleck, Eliza Dushku, Kevin Tighe, Steve Zahn, James Belushi. **
Película de ambiente juvenil digamos que extremada-
mente optimista, con la escultural Halle Berry ejerciendo
de profesora de Ciencias de un instituto de Hawai, con un
grupo de alumnos en principio conflictivos que cambia-
rán ante la propuesta de construir un coche alimentado
con energía solar y participar en una competición de
velocidad. Agradecida la presencia de James Belushi
como secundario. ■ G.Q.
CARRETERAS SECUNDARIAS
España, 1997, 105 min.
Productor: Fernando Trueba. Director: Emilio Martínez Lázaro. Guión:
Ignacio Martínez de Pisón (basado en su novela). Fotografía: Javier G.
Salmones. Montaje: Iván Aledo. Música: Roque Baños. Dirección Artísti-
ca: Cristina Mampaso. Intérpretess: Antonio Resines, Fernando Ramallo,
Maribel Verdú, Miriam Díaz Aroca, Jesús Bonilla, Ramón Langa. ***
Adaptación de la novela de Martínez Pisón, efectuada por
el propio autor, servida desde el punto de vista de un
muchacho, que no llega a la altura del original aunque
resulta simpática. Se trata de una road-movie a la espa-
ñola, ambientada en el declinar del franquismo, en la que
un verborreico y liante viajante de comercio recorre las
carreteras del país en compañía de su hijo. ■ G.Q.
CARRETERA Y MANTA
Filmart, España, 1999, 90 min.
Dirección: Alfonso Arandía. Productor: Concha Díaz, Javier Castro.
Guión: Javier Echáriz. Fotografía: Kiko de la Rica. Dirección Artística:
Satur Idarreta. Música: Lucio Godoy. Intérpretes: Carmen Maura, Eduar-
do Noriega, Natalia Verbeke, Jordi Bosch, Ramón Barea, Mikel Erentxun,
Javier Merino, Aitor Mazo, Lourdes Bedia. *
Alfonso Arandia, realizador procedente de la televisión
local vasca, salta al largometraje con una película que pa-
só vista y no vista por las carteleras españolas, a pesar de
lo llamativo del reparto. Pero es que, con un argumento
bastante absurdo –una cocinera (Maura) huye con su
marido (Bosch), aprovechando un permiso carcelario de
éste, a Río de Janeiro para montar un restaurante (¿?), se-
cuestrando a otra pareja (Verbeke y Noriega) que pasa-
ba por ahí para que les ayude a cruzar la frontera con
Francia (¡¿?!)– desarrollado por un guión atropellado, so-
so y pedestre, esperar un taquillazo sería pedirle peras al
olmo. Ni el toque besuguil de Noriega y Verbeke (bas-
tante menos inquietantes que en Nadie conoce a nadie),
ni la campechana comicidad de Bosch, ni los cameos lo-
cales (Erentxun y cía.) ni, en fin, el oficio de Maura (le sen-
taba mejor el asfalto de Lisboa) salvan de la quema este
casi completo fiasco. ■ J.C.
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● ●
CARRY ON SERGEANT
Anglo Amalgamated, Reino Unido, 1958, 85 min.
Productor: Peter Rogers. Director: Gerald Thomas. Guión: Norman
Hudis, John Antrobus (basado en la historia “The Bull Boys”, de R.F. Del-
derfield). Fotografía: Peter Hennessy. Montaje: Peter Boita. Música:
Bruce Montgomery. Dirección Artística: Alex Vetchinsky. Intérpretes:
William Hartnell, Bob Monkhouse, Shirley Eaton, Eric Barker, Dora
Bryan, Kenneth Connor. ***
Aunque no estaba planeada como tal, esta farsa bélica se
convirtió en la primera entrega de la serie “Carry On...”
Construida alrededor de un equipo cómico habitual
(encabezado por Sid James, Kenneth Williams, Joan Sims
y Charles Hawtrey), con ocasionales invitados del calibre
de Frankie Howerd y Phil Silvers, la serie alcanzó los vein-
tiocho títulos desde Carry On Nurse (1959) hasta Carry On
Emmanuelle (1978), todos producidos por Peter Rogers y
dirigidos por Gerald Thomas, y la mayoría escritos por Tal-
bot Rothwell. Descuidadas en concepción y ejecución, las
películas satirizaban costumbres e instituciones británicas
u otros géneros cinematográficos, pero pronto quedaron
empantanadas en un continuo torrente de alusiones
sexuales, bromas cada vez más forzadas e insufribles jue-
gos de palabras. Basada en una obra de R. F. Delderfield,
“The Bull Boys”, Carry On Sergeant se centra en una insti-
tución muy venerada por los británicos, el ejército, y está,
por lo tanto, más cercana a la fantasía de la Ealing que a
la estridente diversión de los posteriores “Carry On...”
Ahora más famoso por ser el primer Dr. Who, William
Hartnell protagoniza el filme como un sargento instructor
decidido a convertir en soldados a su último grupo de
reclutas. Ahí están el abogado de barracón, el joven ena-
morado, el hipocondriaco, el hombre que siempre pierde
el paso... de hecho, la compañía habitual de novatos. Ken-
neth Connor se lleva la mayor parte de los honores como
un enclenque hipocondriaco perseguido por una enamo-
radiza camarera del ejército, interpretada por Dora Bryan.
Bob Monkhouse, llamado a filas el día de su boda, Shirley
Eaton como su frustrada esposa que se presenta en el
campamento, Eric Barker como un quisquilloso oficial,
Kenneth Williams como un zalamero sabelotodo, William
Hartnell como el sargento de voz grave y Bill Owen como
su leal cabo añaden su cuota de diversión. ■ J.D.D.
CARTA A TRES ESPOSAS
(A Letter to Three Wives), 20th Century-Fox, EE.UU., 1949, 103 min.
Productor: Sol C. Siegel. Director: Joseph L. Mankiewicz. Guión: Joseph
L. Mankiewicz, Very Caspary (basado en una novela de John Klempner).
Fotografía: Arthur Miller. Montaje: J. Watson Webb, Jr. Música: Alfred
Newman. Dirección Artística: Lyle Wheeler, J. Russell Spencer. Intérpre-
tess: Jeanne Crain, Linda Darnell, Ann Sothern, Kirk Douglas, Paul Dou-
glas, Barbara Lawrence, Jeffery Lynn, Thelma Ritter. ****
Siempre se ha afirmado que Joseph L. Mankiewicz es más
guionista que director, pero recuerden el maravilloso y
cinematográfico comienzo de Carta a tres esposas: pla-
nos de una próspera población y sus majestuosas aveni-
das llenas de casas de ricos, todos esperando apacible-
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Carta a tres esposas | 81
●
mente el comienzo de la temporada de los clubs de
campo, mientras una voz malévolamente melodiosa, la de
una narradora invisible llamada Addie Ross (buen trabajo
de Celeste Holm), comienza a tejer una red de especula-
ciones y suspicacias en torno a tres mujeres casadas, una
madeja que se cerrará en breve, cuando éstas reciban
tres venenosas cartas. Son todas de la narradora y todas
hablan de lo mismo... Esa noche, Addie se va a marchar
con el marido de una de ellas. No dice cuál. Atrapadas
durante todo el día en una excursión infantil por el río
Hudson, las tres mujeres se preguntan angustiadas quién
será la víctima. Las tres viven confortablemente, en teo-
ría felizmente casadas, pero las cartas les impulsan a re-
pasar sus años de matrimonio, buscando las razones que
podrían impulsar a sus maridos a abandonarlas. Deborah
Bishop (Crain) es demasiado posesiva con Brad (Lynn)
porque procede de un estrato social más bajo que él y
siempre se ha sentido un poco insegura. ¿Ha sido dema-
siado agobiante? Lora May Hollingsway (Darnell) estuvo
provocando a Porter (Douglas) hasta que consiguió que
se casara con ella y así atrapó un marido rico. ¿Se ha can-
sado de ella? Rita Philips (Sothern) tiene mucho éxito es-
cribiendo guiones para seriales radiofónicos, mientras
que su marido, el erudito George (Douglas), un severo
profesor de literatura, sólo quiere seguir cumpliendo con
un trabajo tan honrado como poco lucrativo. ¿Le produ-
cirá repulsión el oficio de su esposa?
Aunque la película es sobresaliente en todos los aspec-
tos, hay dos factores que favorecen especialmente el con-
junto. Uno es la originalísima historia, basada en una nove-
la de John Klempner, y convertida en un ingenioso guión
por Mankiewicz (merecedor de dos Oscar, uno por el pro-
pio Guión y otro por su hábil trabajo de Dirección). Otro
aspecto destacable es el reparto: Paul Douglas realiza un
estupendo debut cinematográfico, aportando agradables
matices a su interpretación, y el otro Douglas, Kirk,
demuestra su madera de estrella. En el apartado femeni-
no, Jeanne Crain, Linda Darnell y Ann Sothern están fan-
tásticas, además de guapísimas, en especial miss Darnell,
que brilla a sorprendente altura en el mejor episodio
(superfrase: cuando le dicen que debería vestirse mejor,
llevar abalorios, ella contesta: «¡Lo que yo tengo no nece-
●
82| Carta de amor
● ●
sita abalorios!»), pero la película pertenece a la astuta
Thelma Ritter. Irresistiblemente divertida en un extremo
de la escala (Douglas y Sothern), conmovedora en el otro
(Douglas y Darnell), Carta a tres esposas es una obra
absolutamente irresistible. Pocos directores han logrado
escribir diálogos tan vitriólicos e inteligentes. ■ J.T.
CARTA DE AMOR
(The Love Letter), UIP, EE.UU., 1999, 88 min.
Productor: Sarah Pillsbury, Midge Sanford, Kate Capshaw. Director:
Peter Ho-Sun Chan. Guión: Maria Maggenti. Fotografía: Tami Reiker.
Montaje: Jacqueline Cambas. Música: Luis Bacalov. Vestuario: Tracy
Tynan. Intérpretes: Kate Capshaw, Blythe Danner, Ellen DeGeneres,
Geraldine McEwan, Julianne Nicholson, Tom Everett Scott, Tom Selleck,
Gloria Stuart. **
La llegada de una apasionada carta de amor anónima
desactivará una caja de truenos sentimentales en un tran-
quilo rincón de Nueva Inglaterra. Producida por Dream
Works, Carta de amor es un filme femenino casi al ciento
por ciento: basada en una novela de Cathleen Schine,
tiene a Kate Capshaw, señora de Spielberg, como motor
central de la operación en tanto que coproductora y ac-
triz principal, a quien acompañan, entre otras, la siempre
estimulante Blythe Danner, Ellen DeGeneres (tal vez más
conocida por ser la ex de Anne Heche que por sus inter-
pretaciones) y Gloria Stuart (la abuela de Titanic). Tienen
una breve aparición Jessica Capshaw y Sasha Spielberg
(y no hace falta decir de quién son retoños). Tom Selleck
es el único actor conocido del elenco. ■ J.B.C.
CASADA CON TODOS
(Married to the Mob), Mysterious Arts, EE.UU., 1988, 103 min.
Productor: Kenneth Utt, Edward Saxon. Director: Jonathan Demme.
Guión: Barry Strugatz, Mark R. Burns. Fotografía: Tak Fujimoto. Montaje:
Craig McKay. Música: David Byrne. Diseño de producción: Kristi Zea.
Vestuario: Colleen Atwood. Inttérpretes: Michelle Pfeiffer, Matthew
Modine, Dean Stockwell, Mercedes Ruehl, Oliver Platt, Alec Baldwin,
Anthony J. Nici, Sister Carol East, Paul Lazar, Trey Wilson. ***
Además de ser una chica atractiva, Michelle Pfeiffer es
una excelente actriz. Y no solamente lo es ahora, después
de haber hecho películas como Por encima de todo o La
edad de la inocencia, sino que ya lo era cuando se lanzó
al vacío protagonizando a la temperamental protagonis-
ta de Casada con todos. El riesgo era grande para su ima-
gen de entonces: niña bonita, incluso de imagen etérea
(como en Lady Halcón). Pero Michelle supo sacar adelan-
te con éxito su difícil personaje: una mujer de baja extrac-
ción social capaz de encandilar a un mafioso de segunda
categoría, un capo del hampa y un policía del FBI. Y para
lograrlo tenía que poseer la suficiente ambigüedad y,
además, parecer italiana, ella que es más bien rubita de
ojos claros. Miss Pfeiffer está en el centro y es el pilar
básico de esta divertida sátira del mundo de los gangs-
ters, rama italiana, de Nueva York y Miami. A pesar de que
que el director Jonathan Demme está considerado como
● ●
●
un innovador formal (sobre todo gracias a filmes como
Algo salvaje o El silencio de los corderos), la película está
realizada siguiendo un estilo de comedia clásica, casi
como una actualización de las típicas screwballs de los
años treinta, en que una mujer lleva de cabeza a un vario-
pinto mundo regido por hombres, unos dentro y otros
fuera de la ley. Un crítico francés dijo que la historia es
algo así como “Cenicienta en el país de los gansgters”,
una protagonista de corazón puro en unos ambientes de
máxima corrupción y amoralidad. Otros aciertos impor-
tantes del filme radican en los retratos característicos de
los personajes, todos ellos magníficamente interpreta-
dos. Muchos de ellos escapan de una simple condición de
estereotipos gracias precisamente a la elección de los
actores, entre los que destacan Mercedes Ruehl (que
posteriormente ganó el Oscar como Actriz Secundaria
por El rey pescador) y la divertida Joan Cusack. Y no se
pierdan tampoco la amplia y espléndida banda sonora.
Hay música para todos los gustos. ■ A.C.
CASA DE LOCOS, UNA
(L’auberge espagnole), Mate Production/Castelao Productions, Fran-
cia-España, 2002, 124 min.
Productor: Bruno Lévy, Mate Cantero. Director: Cédric Kaplisch. Guión:
Cédric Kaplisch. Fotografía: Dominique Colin. Montaje: Francine Sand-
berg. Dirección Artística: François Emmanuelli, Rosa Ros. Intérpretes:
Romain Duris, Audrey Tatou, Cristina Brando, Cécile de France. ***
Parte bus turístico de dos pisos, parte bienhumorada
metáfora de la unidad europea del nuevo siglo, Una casa
de locos propone más o menos lo que proponía Gente
pez, sólo que en el corazón de Barcelona en vez del ma-
drileño Malasaña y multiplicando las nacionalidades de
quienes comparten piso: una jovial, espumosa torre de
Babel presta al copeo proverbial de la ciudad de los pro-
digios, al ligoteo y, en el otro platillo de la balanza, a una
progresiva pérdida de identidad, ese no sentirse ya de
ninguna parte. La ensalada que nos ha preparado el chef
Kaplisch es de diseño; no tiene un sabor específico ni su-
ficiente vitamina, pero refresca un rato. Debe consumirse
en condiciones, en V. O. S., pues aquí se habla francés, in-
glés, catalán y castellano. Abstenerse conciencias con-
vergentes: el grotesco speech de un profesor universita-
rio enviando a la porra (léase Madrid) a quien sugiere
recibir las clases en castellano antes que generar solida-
ridad puede herir sensibilidades. ■ J.B.C.
CASA DE MI VIDA, LA
(Life as a House), EE.UU., 2001, 125 min.
Productor: Rob Cowan, Irwin Winkler. Director: Irwin Winkler. Guión:
Mark Andrus. Fotografía: Vilmos Zsigmond. Montaje: Julie Monroe.
Música: Mark Isham. Dirección Artística: Thomas T. Taylor. Intérpretes:
Kevin Kline, Kristin Scott Thomas, Hayden Christensen, Jena Malone,
Mary Steenburgen, Mike Weinberg, Scotty Leavenworth. ***
Enérgico productor de títulos como Toro salvaje, Irwin
Winkler ha desarrollado también una esporádica pero
●

● ●
interesante carrera como realizador. Antes de rodar De-
Lovely, la biografía de Cole Porter protagonizada por
Kevin Kline, dirigió al actor en esta notable comedia dra-
mática en la que da vida a un arquitecto que padece una
enfermedad terminal y que decide rehacer su vida a
pesar del poco tiempo que le queda. ■ J.E.
CASA DE TÉ DE LA LUNA DE AGOSTO, LA
(The Tea House of the August Moon), Metro-Goldwyn-Mayer, EE.UU.,
1956, 123 min.
Productor: Jack Cummings. Director: Daniel Mann. Guión: John Patrick
(basado en la novela de Vern J. Sneider y en la obra de John Patrick). Foto-
grafía: John Alton. Montaje: Harold F. Kress. Música: Saul Chaplin. Direc-
ción Artística: William A. Horning, Eddie Imazu. Maquillajee: William Tut-
tle. Intérpretes: Marlon Brando, Glenn Ford, Machiko Kyo, Eddie Albert,
Paul Ford, Jun Negami, Nijiko Kiyokawa, Mitsuko Sawamura, Harry Mor-
gan, Shichizo Takeda. ****
Dispuestos, al parecer, a perdonarse mutuamente cosas
como las de Pearl Harbor o Hiroshima, japoneses y esta-
dounidenses viven días de fiesta tras la guerra, con
buena comida y chicas guapas. Así nos pinta la situación
el largometraje La casa de té de la luna de agosto, título
casi mizoguchiano y comedia que, lejos de ocultar su ori-
gen teatral –un exitazo en Broadway–, se aprovecha de él
y explota sus enredos, su sentido epicúreo de la vida
–con prudencia, que Daniel Mann tampoco es Ernst
Lubitsch– y su burla ligera, respetuosa en el fondo, al uni-
verso castrense. Una comedia como ésta, irreprochable-
mente divertida y decididamente convencional, se que-
daría en nada si no tuviera unos intérpretes de talento.
Los tiene. Tiene a Glenn Ford y su siempre probada sol-
● ●
Casado y con dos suegras | 83
●
vencia (un gran comediante cuando se lo propone); a
Marlon Brando exhibiendo su vis cómica y sus grandes
dotes para la caracterización; a grandes actores secun-
darios, como Paul Ford y Eddie Albert, y a la bella Machi-
ko Kyo, inolvidable presencia del mejor cine japonés.
Ellos, por sí solos, convierten la película en un entreteni-
miento digno. ■ J.B.C.
CASADO EN APUROS, UN
(Up in Mabel’s Room), EE.UU., 1944, 76 min.
Productor: Edward Small. Director: Allan Dwan. Guión: Tom Reed, Isa-
bel Dawn (basado en la obra de Wilson Collison y Otto A. Harbach).
Fotografía: Charles Lawton, Jr. Montaje: Richard V. Heermance, Grant
Whytock. Dirección Artística: Joseph Sternad. Vestuario: Kay Nelson.
Intérpretess: Marjorie Reynolds, Dennis O’Keeffe, Gail Patrick, Mischa
Auer, Charlotte Greenwood. ***
Llegado al cine apenas un año después de que Griffith
hiciera su primera película, Allan Dwan (1885-1981) realizó
una activa carrera a lo largo de medio siglo, convirtién-
dose en el último pionero. Esta comedia relata las peripe-
cias de un ingenuo profesor (Dennis O’Keefe) al que
intenta seducir una provocativa mujer (Gail Patrick), y la
lógica reacción de su esposa (Marjorie Reynolds). Una
función divertida y agradable de contemplar. ■ LL.B.M.
CASADO Y CON DOS SUEGRAS
(The Mating Season), EE.UU., 1951, 101 min.
Productor: Charles Brackett. Director: Mitchell Leisen. Guión: Charles
Brackett, Richard L. Breen, Walter Reisch (basado en la obra “Maggie”,
de Caesar Dunn). Fotografía: Charles Lang. Montaje: Frank Bracht. Músi-
ca: Joseph J. Lilley. Dirección Artística: Roland Anderson, Hal Pereira.
Intérpretes: Gene Tierney, John Lund, Miriam Hopkins, Thelma Ritter,
Jan Sterling, Larry Keating, James Lorimer. ***
Uno de los grandes secretos a voces del éxito de la come-
dia norteamericana fueron sus fabulosos actores secun-
darios. No es que el cine de Hollywood tuviese la exclusi-
va en esa rentable táctica de arropar a sus grandes estre-
llas con característicos menos populares –pero más efi-
caces–, porque es una práctica que han llevado a cabo
casi todas las cinematografías del mundo. Pero así como
en nuestra cinematografía los secundarios se lo tenían
que guisar todo ellos mismos con su personalidad, en Ho-
llywood los guionistas les cuidaban y les escribían pape-
les absolutamente a su medida.
En Casado y con dos suegras, Thelma Ritter es la se-
cundaria a tener en cuenta. Cuando ella aparece en pan-
talla se oscurecen todos los demás que actúan con ella,
aunque sean estrellas tan encopetadas como John Lund
o Gene Tierney. Thelma consiguió con su papel de madre
del protagonista, una mujer de clase baja que trabaja en
una hamburguesería, la segunda de las seis nominaciones
para el Oscar que tuvo durante su carrera. Ella es un per-
sonaje clave para una comedia aparentemente típica
pero que plantea un claro conflicto de diferencia, aunque
no de lucha, de clases sociales.
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84| Casa internacional
● ●
La historia es prometedora: un obrero de fábrica se
casa con la hija de un embajador. Su madre (Thelma Rit-
ter) va a su casa a trabajar como sirvienta y muy pronto
se les une la madre de ella. El conflicto está servido, y los
guionistas Charles Brackett y Walter Reisch sacan gran
partido de la confrontación entre dos mentalidades tan
antagónicas de entender la existencia.
Es una comedia de Leisen poco conocida y ansiosa de
ser revalorizada, que posee un impagable toque de cinis-
mo dentro de los cánones tradicionales del género. No se
trata evidentemente de una gran película, sino de una
muestra más que notable de un género que, entre otras
cosas, resultó fundamental para la exportación a todo el
mundo del american way of living.
Mitchell Leisen, como aplicado profesional que era, se
puso al servicio del guión, de las estrellas que le impuso
la Paramount y del estilo de las comedias de la produc-
tora, marcado todavía por la impronta del gran Lubitsch,
uno de los principales diseñadores del género. Y le salió
una película, sobre todo, muy entretenida. ■ A.C.
CASA INTERNACIONAL
(International House), Paramount, EE.UU., 1933, 70 min.
Director: A. Edward Sutherland. Guión: Francis Martin, Walter DeLeon
(basado en una historia de Lou Heifetz y Nel Brant). Fotografía: Ernest
Haller. Canciones: Ralph Rainger y Leo Robin. Vestuario: Travis Banton.
Intérpretes: W.C. Fields, George Burns, Gracie Allen, Peggy Hopkins
Joyce, Stuart Erwin, Franklin Pangborn, Bela Lugosi, Rudy Vallee, Ster-
ling Holloway, Cab Calloway y su banda. ****
Una bizarra y jugosa comedia en la que docenas de
excéntricos personajes son puestos en cuarentena en un
hotel de Shanghai. A través de las ondas de un “radios-
copio” (un aparato de televisión) inventado por un enlo-
quecido médico local nos llegan actuaciones de Rudy
Vallee, Baby Rose Marie y Cab Calloway cantando sobre
«ese divertido hombre de la marihuana». Mientras tanto,
George Burns y Gracie Allen interpretan su material, y el
incomparable W.C. Fields hace caso omiso de la Prohibi-
ción con su ostentoso trasiego de cerveza. ■ J.D.D.
CASA MÁS DIVERTIDA DE TEXAS, LA
(The Best Little Whorehouse in Texas), EE.UU., 1982, 114 min.
Productor: Robert L. Boyett, Colin Higgins, Edward Cl. Milkis. Director:
Colin Higgins. Guión: Colin Higgins (basado en el musical de Larry L.
King y Peter Masterson). Fotografía: William A. Fraker. Montaje: David
Bretherton, Nicholas Eliopoulos, Pembroke J. Herring. Intérpretes: Burt
Reynolds, Dolly Parton, Dom DeLuise, Charles Durning, Jim Nabors,
Robert Mandan. **
Revelado en Juego peligroso, una divertida imitación de
las películas de Hitchcock, Colin Higgins –que moriría víc-
tima del sida– pechó con el encargo de adaptar esta
comedia musical sobre las relaciones entre el sheriff local
y la dueña de un burdel. La exuberante Dolly Parton es lo
mejor de tan discreta función. Para aficionados a la
comedia, siempre que no sean muy exigentes. ■ LL.B.M.
● ●
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CASANOVA
(Infanzia, vocazione e prime esperienze di Giacomo Casanova, vene-
ziano), Mega Film/Panta Cinematografica, Italia, 1969, 123 min.
Director: Luigi Comecini. Guión: Suso Cecchi d´Amico y Luigi Comen-
cini. Fotografía: Aiace Parolin. Música: Fiorenzo Carpi. Intérpretes: Leo-
nor Whiting, Maria Grazia Buccella, Lionel Stander, Raoul Grassilli, Wil-
frid Brambell, Tina Aumont. ***
Antes del aluvión de saltos de cama cinéfilos de los que
gozó en los años setenta (muchos impulsados por la
manta zamorana de Fellini), Comencini se centró en la
cuna del gran seductor veneciano, cuando generalmente
estas figuras tienen mayor interés en su crepúsculo mor-
tuorio, en plan “Death of a Ladies’ Man”, que escribiera
Cohen, otro aprendiz de brujo. Con título maratoniano
muy de la época y ciertas reminiscencias freudianas, el
retrato amplía horizontes para mostrar las cloacas de la
sociedad de la época, regida por la superstición, el cuchi-
cheo y la hipocresía (y en esas seguimos). Así, la figura de
Casanova es más un pretexto o un fondo (o icono) de
pantalla que un eje central, lo cual denota más soterrada
amargura que desmitificación. A pesar de todo, y de unas
interpretaciones "cumplidoras", el mejor estilo del último
Comencini está presente. ■ J.C.
CASANOVA ´70
Champion/Les Films Concordia, Italia- Francia, 1964, 107 min.
Productor: Carlo Ponti. Director: Mario Monicelli. Guión: Age, Scarpelli,
Mario Monicelli, Suso Cecchi d´Amico. Fotografía: Aldo Tonti. Montaje:
Adriana Novelli. Música: Armando Trovaioli. Dirección Artística: Mario
Garbuglia. Intérpretes: Marcello Mastroianni, Virna Lisi, Marisa Mell,
Liana Orfei. ****
Comedia erótica en la que Mastroianni se siente a sus
anchas como comandante de la O.T.A.N. que sólo puede
alcanzar la excitación sexual si se encuentra en situación
de máximo riesgo. Siendo el actor lo mejor de la función,
hay que fijarse en algunos secundarios de indudable cala-
do cómico como Enrico María Salerno, Memmo Carote-
nuto e incluso el director de cine Marco Ferreri, así como
la participación de miembros del Circo Royal que con-
vierten el film en una representación de saltimbanquis
sexuales y absurdo freudiano de apabullante comicidad.
Además de hacer que el personaje se transforme en una
especie de cretino insaciable, no es desdeñable una críti-
ca a los militares y su afán por entrar en peligrosos com-
bates como si de un orgasmo se tratase. Contiene un luci-
do final, en el que Mastroianni, para hacer el amor con su
esposa, ha de sentir antes el riesgo escalando por las
paredes como si de King Kong se tratase. ■ L.M.C.
CÁSATE CON UNA SUECA Y VERÁS
(Il vichingo venuto dal sud), International Film Company, Italia,
1971, 106 min.
Productor: Anis Nohra. Director: Steno. Guión: Steno, Giulio Scarnicci,
Raimondo Vianello. Fotografía: Angelo Filippini. Montaje: Ruggero Mas-
troianni. Música: Armando Trovaioli. Dirección Artística: Pier Luigi Basi-
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 Casino Royale | 85
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le. Intérpretes: Lando Buzzanca, Pamela Tiffin, Gigi Ballista, Donatella

della Nora. ***

A pesar de su título español, la película tiene como refe-

rencia sexual Dinamarca, que es donde va a trabajar un
italiano de liberales modales en cuestión de sexo. Pero en
esta fría tierra, las mujeres son bastante calientes y el
hombre queda prendado de una rubia escandinava con la
que se casa. Lo peor vendrá cuando descubre que la pro-
fesión de su esposa es la de actriz porno, con lo que to-
dos sus predicamentos sobre libertad sexual comienzan a
modificarse. Es entonces cuando aparecen los “celos a la
italiana”, que obsesionan y martirizan al pobre hombre,
que no encuentra otra salida que participar él en la pelí-
cula. Además de una sorprendentemente descocada Pa-
mela Tiffin, la comedia alcanza sus mejores momentos
con los ataques de celos de Buzzanca. ■ L.M.C.

CASI FAMOSOS
(Almost Famous), EE.UU., 2000, 122 min.

Productor: Ian Bryce, Cameron Crowe. Director: Cameron Crowe.

Guión: Cameron Crowe. Fotografía: John Toll. Montaje: Joe Hutshing,
Saar Klein. Dirección Artística: Clay A. Griffith, Clayton Hartley, Virginia
L. Randolph. Intérpretes: Billy Crudup, Frances McDormand, Kate Hud-
son, Jason Lee, Patrick Fugit, Zooey Deschanel, Michael Angarano, Anna
Paquin, Fairuza Balk. **

El director y guionista Cameron Crowe aprovecha sus

propias experiencias personales como redactor de la
revista “Rolling Stone” en las giras de grupos musicales
de los 70 para una película ilustrativa al respecto, con una
rica banda sonora que reúne a astros del calibre de Rod
Stewart, Cat Stevens, Elton John y Simon & Garfunkel. Un
variopinto reparto que acoge también a las jóvenes Anna
Paquin y Fairuza Balk. ■ M.Q.
CASINO ROYALE
Famous Artists/Columbia, Reino Unido-EE.UU., 1967, 131 min.
Productor: Charles K. Feldman, Jerry Brester. Director: John Huston, Ken
Hughes, Val Guest, Robert Parrish, Joseph McGrath. Guión: Wolf Man-
kowitz, John Law, Michael Sayers. Fotografía: Jack Hidyard, John Wilcox,
Nicolas Roeg. Montaje: Bill Lenny. Música: Burt Bacharach. Dirección
Artística: Michael Stringer. Intérpretes: Peter Sellers, Ursula Andress,
David Niven, Orson Welles, Woody Allen, Joanna Pettet. **
Durante los psicodélicos años sesenta, la industria del
cine estaba bajo los efectos de la “Jamesbondmanía”. El
agente 007 era el héroe de acción favorito del hemisferio
occidental, y todo el mundo intentaba subirse al carro
para sacar tajada del fenómeno. El resultado fue una ava-
lancha de pobres imitaciones, pero no vamos a hablar
aquí de ellas. Estas líneas están reservadas para una
especial parodia de Bond. Una que el productor Charles
K. Feldman pensó que estaría muy por encima de todas
las demás, gastándose una pila de millones en demos-
trarlo. La película en cuestión se titulaba Casino Royale, y
se suponía que iba a ser la sátira sobre James Bond que
acabaría con las demás copias. Al menos, Feldman acer-
tó en eso... aunque no del modo en que él pretendía. Pre-
sumiblemente, el productor se dio cuenta de que el per-
sonaje creado por Ian Fleming ya había sido imitado
hasta la nausea. Así que decidió tirar por la borda todo
asomo de realismo y salirse de madre a lo grande. Eran
los Swingin’ Sixties. Se suponía que las películas no debí-
an tener sentido, sino ser un viaje ácido, un happening. El
resultado es una superproducción que juega a la desme-
sura en un delirio colectivo que mezcla el pop art, el
humor surrealista y el slapstick, al ritmo de la pegadiza
música compuesta por Burt Bacharach, un producto con
pretensiones de billantez, desenfado, sensualidad, humor
y lujo, que pierde su sentido, y buena parte de su gracia,
si se le separa de todas las modas estilístico-culturales de
los años sesenta. Nueve millones de dólares de presu-
puesto, cinco directores de muy diverso currículum, casi
una decena de guionistas y un reparto plagado de estre-
llas (por ahí asoman la cabeza David Niven, Peter Sellers,
Orson Welles, Deborah Kerr, Woody Allen, William Hol-
den... y la lista sigue y sigue) al borde del histrionismo no
resultaron suficientes para levantar este mastodonte
cinematográfico sin pies ni cabeza. ¿De qué iba todo? Ni
idea. Pero cualquiera que fuese la broma, los que la
sufrieron fueron los productores. Se gastaron una millo-
nada y tuvieron unas críticas infames. Las parodias de
James Bond estaban muertas para siempre, pero el pro-
pio Bond sobrevivió. Cuatro décadas más tarde, aún
sigue haciendo películas y salvando al mundo. ■ J.T.

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86| Caso clínico en la clínica
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CASO CLÍNICO EN LA CLÍNICA
(The Disorderly Orderly), Paramount, EE.UU., 1964, 89 min.
Productor: Paul Jones. Director: Frank Tashlin. Guión: Frank Tashlin.
Fotografía: W. Wallace Kelley. Montaje: Arthur P. Schmidt, John Wood-
cock. Música: Joseph J. Lilley. Dirección Artística: Hal Pereira, Tambi Lar-
sen. Intérpretes: Jerry Lewis, Glenda Farrell, Everett Sloane, Karen Shar-
pe, Kathleen Freeman, Susan Oliver. ***
El genio cómico de Jerry Lewis es, en gran medida, una
cuestión de gustos. En Francia le han canonizado; en el
resto del mundo, sin embargo, tiene admiradores y
detractores a partes iguales. Y Caso clínico en la clínica es
exactamente la clase de película que tiende a enfurecer a
ambas partes. Es muy, muy divertida, con una maravillo-
sa persecución climática y un momento particularmente
histérico donde el protagonista sufre por empatía los
dolores de la colérica Alice Pearce, además de un sober-
bio catálogo de gags en el mejor estilo cartoon de Tash-
lin. Pero el disfrute del filme probablemente dependa de
hasta dónde pueda el espectador soportar el sentimen-
talismo de Lewis, que aquí da rienda suelta a su lado más
melancólico y empalagoso. También hay infinidad de
oportunidades para las características muecas de Jerry
cada vez que su personaje, afectado de un grave caso de
aprensión, se encuentra con su némesis en la forma de
una paciente (la inimitable Pearce) con un inagotable
repertorio de espantosos síntomas. Por una vez, el direc-
tor Frank Tashlin parece incapaz de controlar a Jerry, lo
que no es necesariamente un defecto, como tampoco lo
es la presencia de las estimulantes Susan Oliver y Glenda
Farrell, la primera encarnando a una paciente que se
transforma hábilmente de suicida a sexy, y la segunda a
la directora del sanatorio, papel que le permite demostrar
el talento que una vez la convirtió en estrella. ■ J.T.
CASPER
EE.UU., 1995, 100 min.
Productor: Colin Wilson. Director: Brad Silberling. Guión: Sherri Stoner,
Deanna Oliver (basado en los personajes creados por Joseph Oriolo).
Fotografía: Dean Cundey. Montaje: Michael Kahn. Música: James Horner.
Dirección Artística: Daniel Maltese, Ed Verreaux. Intérpretes: Bill Pull-
man, Christina Ricci, Cathy Moriarty, Eric Idle, Ben Stein, Don Novello,
Fred Rogers, Terry Murphy. ***
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●
El fantasmita de las tiras cómicas de Joseph Oriolo en su
primera salida a la pantalla, junto a sus inseparables del
Ghostly Trio, envueltos todos en una exhibición de efec-
tos digitales de la Industrial Light and Magic. El tema de
la mansión encantada le viene a propósito para una serie
de lances llenos de humor, que Casper y los simpáticos
Látigo, Tufo y Gordi llevan a cabo para deleite de la niña
Kat. ■ M.Q.
CASTAÑAZO, EL
(Slap Shot), EE.UU., 1977, 123 min.
Productor: Stephen J. Friedman, Robert J. Wunsch. Director: George
Roy Hill. Guión: Nancy Dowd. Fotografía: Victor J. Kemper. Montaje:
Dede Allen. Música: Pierre Tubbs. Dirección Artística: Henry Burnstead.
Intérpretes: Paul Newman, Strother Martin, Michael Ontkean, Jennifer
Warren, Lindsay Crouse, Jerry Houser, Andrew Duncan, Jeff Carlson,
Steve Carlson. ****
El año en que Luke Skywalker cogió su fusil, Paul New-
man agarró un stick mucho menos sofisticado y lumino-
so pero, casi, casi, igual de mítico. Porque El castañazo,
canto del cisne (o de la grulla) del cine soez, testosteró-
nico, violento, grosero, noqueador, golpeador (¿habría
aceptado Redford echar a perder su peinado cremoso
ante tal jauría humana?) y poco recomendable para visio-
narlo en una reunión de damas del Ejército de Salvación
es, a su manera, una película de culto. Si alguien viaja a
Quebec, Canadá, y menciona al hermoso vencido Reggie
Dunlop, al macarra de terciopelo Ned Braden, al killer
Carlson, al peligroso Oggie Oglethorpe, a Hanrahan (el de
la mujer «furcia lesbiana») o, sobre todo, a esos clones de
Joel Coen que son los hermanos Hanson (aficionados al
scalextrick y a las fracturas múltiples), posiblemente le
paguen una barra libre de cerveza y le reciten párrafos
enteros de guión en quebequés original (porque, por
cierto, El castañazo es uno de los escasísimos films que
tienen el honor de haber sido doblados a este dialecto
enfrascado). Pero no sólo eso. Numerosos aficionados le
dedican regularmente páginas en Internet (el pasaporte a
la inmortalidad con más garantías hoy día), existen unos
cuantos equipos de hockey con el nombre de los Chief-
●

● ●
tains, no pocos piensan que ésta es la mejor película de
Hill (por encima de Dos hombres y un destino y El golpe),
y, además, las tácticas y estratagemas que utilizó la Uni-
versal para promocionar la cinta podrían figurar en el
decálogo del publicista implacable. Cierto que la película,
en sí, posee el coeficiente intelectual de un armadillo y
que Newman la rodó para «pagar facturas y no despedir
a ningún criado», pero, en horas bajas, puede llegar a ser
tan divertida e irresistible como un combate de lucha
libre en el barro o un festín familiar de comida fast food.
■ J.C.
CASTILLO MALDITO, EL
(The Ghost Breakers), EE.UU., 1940, 82 min.
Productor: Arthur Hornblow Jr. Director: George Marshall. Guión: Wal-
ter DeLeon (basado en la obra de Paul Dickey y Charles W. Goddard).
Fotografía: Charles Lang. Montaje: Ellsworth Hoagland. Música: Ernst
Toch, Victor Young (sin acreditar). Dirección Artística: Hans Dreier,
Robert Usher. Vestuario: Edith Head. Intérpretes: Bob Hope, Paulette
Goddard, Richard Carlson, Paul Lukas, Willie Best, Pedro de Cordoba,
Virginia Brissac. ****
Rodada para aprovechar el éxito que Bob Hope obtuvo el
año anterior con El gato y el canario, esta secuela es
incluso mejor que su taquillera predecesora. Una vez más,
Hope y la preciosa Paulette Goddard se ven atrapados en
una casa supuestamente encantada (esta vez es una
mansión heredada por ella en una exótica localidad cuba-
na). La misma agradable receta de sustos, risas y roman-
ce mantiene la historia hirviendo a fuego lento, con el
bonus añadido de algunos momentos realmente espeluz-
nantes en medio de la diversión (hay encuentros con fan-
tasmas y zombies, y tienen lugar todo tipo de fenómenos
terroríficos, lo que concede a Hope amplio espacio para
exhibir su acostumbrada capacidad para la cobardía), la
hábil y delicada dirección de Marshall, la sombría foto-
grafía de Charles Lang y la gótica dirección artística de
Hans Dreier. El resultado es un placer para la vista. Tuvo
un remake en 1953, Scared Stiff, con Dean Martin y Jerry
Lewis. ■ J.T.
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Celebrity | 87
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CAZAFANTASMAS, LOS
(Ghostbusters), Columbia, EE.UU., 1984, 107 min.
Productor: Ivan Reitman. Director: Ivan Reitman. Guión: Dan Aykroyd,
Harold Ramis. Fotografía: Laszlo Kovacs, Herb Wagreitch. Montaje: Shel-
don Kahn, David Blewitt. Música: Elmer Bernstein. Diseño de produc-
ción: John DeCuir. Dirección Artística: John DeCuir, Jr., John J. Moore.
Efectos especiales: Richard Edlund, John Bruno, Mark Vargo, Chuck Gas-
par. Vestuario: Theoni V. Aldredge. Intérpretes: Bill Murray, Dan Akroyd,
Sigourney Weaver, Harold Ramis, Rick Moranis, Annie Potts, William
Atherton, Ernie Hudson, David Margulies. **
Es tendencia habitual meter a la comedia americana de
los ochenta (por no hablar de la de los noventa) en una
especie de pocilga-purgatorio bajo siete llaves y arrojada
al fondo del océano con un yunque platero bien amarra-
do. Sin embargo, los primeros años de la década produ-
jeron un buen número de productos tirando a tontos que
trataban al público, si no con inteligencia, al menos con
respetuosa y cómplice simpatía. He aquí una prueba de
tal tendencia, que catapultó la carrera de su director
(también productor) y de sus intérpretes, que dan vida a
un trío de paracientíficos (o patacientíficos) de la Univer-
sidad de Columbia que deciden orientar sus talentos a la
caza y captura de entes misteriosas y espectrales, princi-
palmente el malvado dios Gozer. Dotada de un ritmo irre-
frenable, aunque sea a trompicones, una combinación de
diferentes pelajes cómicos explosivos y unos efectos
especiales de quimérica tienda de chucherías, todo ello
espoleado por la pegadiza banda sonora, la película con-
tiene algunas secuencias de vellos como escarpias, pun-
teadas casi siempre por el estoicismo socarrón de Bill
Murray o la cara de pasmo de Harold Ramis, anticipo
directo de John Turturro. También merece la pena com-
probar cómo se desenvuelve Sigourney Weaver entre
otros aliens casi tan peligrosos como los de Scott (inclu-
yendo los humanos). Propició una secuela con el discreto
encanto del chiste ya sabido. ■ J.C.
CELEBRITY
Sweetland/Miramax, EE.UU., 1998, 113 min.
Productor: Jean Doumanian. Director: Woody Allen. Guión: Woody
Allen. Fotografía: Sven Nykvist. Montaje: Susan E. Morse. Diseño de pro-
ducción: Santo Loquasto. Intérpretes: Hank Azaria, Kenneth Branagh,
Melanie Griffith, Judy Davis, Leonardo DiCaprio, Famke Janssen, Micha-
el Lerner, Joe Mantegna, Bebe Neuwirth, Winona Ryder, Charlize The-
ron, Greg Mottola. ***
Robin (Davis) y Lee (Branagh) acaban de divorciarse. No
es sorprendente, ya que él es un periodista malnacido que
para lograr fama, fortuna y sexo fácil es capaz de vender
su integridad y sus ambiciones. Robin tampoco está feliz
de que su matrimonio haya terminado: carente de auto-
estima, parece a punto de venirse abajo, al menos hasta
que conoce a un productor de televisión, Tony (Man-
tegna), un hombre demasiado bueno para ser verdad. Tra-
tando de iniciar una nueva vida cada uno por su lado, la
ex-pareja sigue cruzando sus caminos en la incesante rue-
da de recepciones, fiestas y preestrenos que comprende
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88| Celedonio y yo somos así
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la vida de Nueva York para quienes están atrapados en el
brillo de las luces de neón. Si Desmontando a Harry era
un amargo refrito de Fresas salvajes, la aún más resenti-
da Celebrity podría ser La Dolce Vita de Woody Allen.
Con la excepción de la neurótica Robin y algún otro, todo
el mundo en este filme se autoengaña en su disfrute o
búsqueda de la fama. Dicho esto, también es muy diver-
tida, ya que Allen lleva un fenómeno absurdo a límites
aún más absurdos. De acuerdo, Branagh es un problema
–imitando las inflexiones y gestos de Woody–: su Lee es
demasiado engreído y egocéntrico para despertar nues-
tro interés. Pero la mayoría de los actores que conforma
el inusualmente extenso reparto (Joe Mantegna, la auto-
paródica supermodelo de Charlize Theron, el cirujano
estético de Michael Lerner, la autoindulgente joven estre-
lla de cine de Leonardo DiCaprio) están escogidos con
mano experta y responden adecuadamente a lo que se
espera de ellos. No es en absoluto la mejor película de
Allen –el humor es demasiado grueso, algunas de las
situaciones demasiado implausibles– pero es consisten-
temente entretenida. ■ J.D.D.
CELEDONIO Y YO SOMOS ASÍ
Alborada, P.C., España, 1974, 99 min.
Dirección: Mariano Ozores. Guión: Mariano Ozores Fotografía: José F.
Aguayo. Música: Antón García Abril. Intérpretes: Alfredo Landa, Emma
Cohen, Josele Román, Antonio Ozores, Álvaro de Luna, Florinda Chico,
Emilio Laguna. *
Dirigida por Mariano Ozores, es la historia de un cateto
que llega a Madrid para sustituir en una boda al novio y
organizar con su pretendida ignorancia el desmadre.
Landa, Ozores, Cohen, Román y pandilla saben estar en
su vis cómica y eso se aplaude, pero la brocha gorda con
que se pintan situaciones y presumibles osadías eróticas
va más allá del bostezo por exasperación. ■ J.B.C.
CELINE Y JULIE VAN EN BARCO
(Celine et Julie vont en bateau), Losange, Francia, 1974, 192 min.
Productor: Barbet Schroeder. Director: Jacques Rivette. Guión: Juliet
Berto, Dominique Labourier, Bulle Ogier, Marie-France Pisier y Jacques
Rivette. Fotografía: Jacques Renard y Eduardo de Gregorio. Montaje: Nico-
le Lubtchansky. Música: Jean-Marie Sénia. Intérpretes: Juliet Berto, Domi-
nique Labourier, Bulle Ogier, Marie-France Pisier, Barbet Schroeder. ***
Las películas favoritas son las más difíciles de describir.
Aquí tenemos a dos parejas de actrices, Berto/Labourier
y Ogier/Pisier. Las primeras interpretan a una maga y una
librera que se conocen en Montmartre y acaban compar-
tiendo el mismo piso, cama, novio, ropa, identidad e ima-
ginación; las otras dos son las “Damas Fantasmas de
París”, a las cuales Celine y Julie inventan en una casa
encantada, junto con un hombre y un niño. También está
el amor por el cine de Rivette y la mirada infantil mientras
nos embarcamos en una aventura junto a Celine y Julie,
experimentando una forma colectiva de violación narrati-
va. Es atemorizante, evocadora y esencial. ■ J.D.D.
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CELOS A LA ITALIANA
(Il magnifico cornuto), Sancro/Les Films Copernic, Italia-Francia,
1964, 124 min.
Productor: Alfonso Sansone, Enrico Chroscicki. Director: Antonio Pie-
trangeli. Guión: Diego Fabbri, Ruggero Maccari, Ettore Scola, Stefano
Strucchi (basado en la comedia “Le cocu magnifique”, de Fernand
Crommelynck). Fotografía: Armando Nannuzzi. Montaje: Eraldo da
Roma. Música: Armando Trovaioli. Dirección Artística: Maurizio Chiari,
Giuseppe Ranieri. Intérpretess: Ugo Tognazzi, Claudia Cardinale, Salvo
Randone, Paul Guers. ***
Imbuidos por el éxito cosechado por las películas con la
palabra “italiana” en su título (véase Divorcio a la italiana
y Matrimonio a la italiana), los distribuidores españoles
decidieron rentabilizar el asunto y añadir los “celos a la
italiana”, libérrima traslación del original, “El magnífico
cornudo”. Lo malo es que, en lugar de Sophia Loren y
Mastroianni, la nueva pareja la forman Tognazzi y Cardi-
nale. Y, claro, no es lo mismo. Tampoco su director, Pie-
trangeli, tiene la misma facilidad para la comedia que
otros de sus contemporáneos, lo cual se nota en deter-
minadas escenas, torpemente alargadas a pesar de con-
tar con un guión más que notable escrito a cuatro manos
y que, además, proviene de una conocida obra teatral. La
historia de una mujer que, harta de los celos de su espo-
so, acaba por inventarse un amante para darle una lec-
ción. Entre su heterogéneo reparto encontramos a Gian
Maria Volonté, Bernard Blier, Lando Buzzanca y José Luis
de Villalonga. ■ L.M.C.
CELOS, AMOR Y MERCADO COMÚN
Arturo González, España, 1973, 108 min.
Director: Alfonso Paso. Guión: Alfonso Paso. Fotografía: Vicente Minaya.
Música: Antón García Abril. Intérpretes: Tony Leblanc, Casto Sendra
“Cassen”, Elisa Ramírez, Vicky Lussón, Juanito Navarro, Josele Román,
Perla Cristal, Fernando Esteso, Manuel Gil, José Sazatornil “Saza”. ●
Lejos quedaba la conquista del por entonces llamado
Mercado Común Europeo cuando el inefable Alfonso Pa-
so engendró esta celtibérica comedia erótica que se jac-
taba de las diferencias entre españoles y europeos en lo
que a materias amatorias se refiere, con lo cual la morale-
ja de la cinta quedaba clara: en el fondo, no era tan malo
no pertenecer a Europa. Bochornosa como pocas. ■ J.E.
CENA, LA
Filmtel, France 3 Cinéma, Les Films Alain Sarde, Massfilm y Medusa
Produzione, Italia/Francia, 1998, 108 min.
Director: Ettore Scola. Guión: Furio y Giacomo Scarpelli, Silvia Scola y
Ettore Scola. Fotografía: Franco Di Giacomo. Música: Armando Trovajo-
li. Intérpretes: Fanny Ardant, Antonio Catania, Riccardo Garrone, Gian-
carlo Gianini, Marie Gillain, Stefania Sandrelli, Eros Pagni. ****
Scola sigue el trazo tragicómico de ¿Qué hora es? o,
sobre todo, Historia de un pobre hombre con ese arque-
tipo de comedia coral que es la fábula poliédrica y gas-
tronómica con mesa y mantel de los más diversos hilos
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● ●
posibles. Unos entremeses sabiamente construidos que se
entrecruzan a modo de party line sin apenas sobrecarga en
la red. Así, el espectador puede picotear de mesa en mesa,
de comensal en comensal y de intrahistoria en intrahistoria
gozosamente y sin llenarse la panza. Aquí una madre de
vida alegre que ve cómo su hija se mete a novicia, allá un
tipo mínimo que contrata a un nigromante para que le haga
levitar, en el otro extremo una chica de “trotar disipado"
que convoca a sus amantes y queridos... Por supuesto,
aparte de una planificación y un guión envidiables, el solo-
millo de la función se lo lleva el nutritivo reparto, destacan-
do rostros habituales en el cine de Scola como Giancarlo
Giannini, novatas tan refrescantes como Marie Gillain, gran-
des damas como la anfitriona Fanny Ardant o, en fin, un
majestuoso Vittorio Gassman en uno de sus últimos pape-
les. Un festín tan excéptico como entrañable, tan lúcido co-
mo insobornable, tan "scoliano" como pantagruélico. ■ J.C.
CENA A LAS OCHO
(Dinner at Eight), Metro-Goldwyn-Mayer, EE.UU., 1933, 110 min.
Productor: David O. Selznick. Director: George Cukor. Guión: Frances
Marion, Herman J. Mankiewicz, Donald Ogden Stewart (basado en una
obra de George S. Kaufman y Edna Ferber). Fotografía: William H.
Daniels. Montaje: Ben Lewis. Música: William Axt. Dirección Artística:
Hobe Erwin, Fred Hope. Intérpretes: Marie Dressler, John Barrymore,
Wallace Beery, Jean Harlow, Lionel Barrymore, Lee Tracy. *****
Una de las grandes comedias americanas de los treinta,
Cena a las ocho es, como las obras maestras de La Cava,
una farsa feroz, vitriólica sobre millonarios venidos a
menos, magnates petulantes, esposas y/o amantes
emperifolladas, decrépitas damas de la escena y galanes
en perpetuo estado de embriaguez, una fauna que echa
de espaldas a la que pillamos durante los preparativos de
una cena de alto copete.
Se basa en una obra de George S. Kaufman y Edna
Ferber (adaptada por tres primeras espadas del guión:
Herman Mankiewicz, Frances Marion y Donald Ogden
Stewart) y reúne a la flor y nata de la MGM en un reparto
que encabeza la hoy muy olvidada Marie Dressler, enor-
mísima –en todos los sentidos– actriz con cara de pocos
amigos y flexible gestualidad, memorable compañera de
Chaplin en Las aventuras de Tillie, que ya sólo rodó un
filme después del de Cukor, y falleció en 1934. ■ J.B.C.
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Cena de los acusados, La | 89
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CENA DE LOS ACUSADOS, LA
(The Thin Man), MGM, EE.UU., 1934, 93 min.
Productor: Hunt Stromberg. Director: W.S. Van Dyke II. Guión: Albert
Hackett y Frances Goodrich (basado en la novela “The Thin Man”, de Da-
shiell Hammett). Fotografía: James Wong Howe. Montaje: Robert J. Kern.
Música: William Axt. Dirección Artística: Cedric Gibbons, David Town-
sen, Edwin B. Willis. Vestuario: Dolly Tree. In
ntérpretes: William Powell,
Myrna Loy, Maureen O’Sullivan, Nat Pendleton, Minna Gombell, Porter
Hall, Henry Wadsworth, William Henry, Harold Hubert, César Romero.
*****
1934 marcó la génesis de uno de los géneros híbridos
más peculiares pero duraderos de la historia del cine: la
intriga desmadrada, cuya máxima expresión fue La cena
de los acusados y que personificaron William Powell y
Myrna Loy. La exitosa novela de Dashiell Hammett iba de
asesinatos, como de asesinatos iban tantas novelas de
detectives, pero su protagonista era un detective casado
al que le caía bien su esposa, que la quería, que se pele-
aba con ella, que bromeaba con ella y que bebía (en exce-
so) con ella. Aun así, nadie pudo sospechar que la adap-
tación al cine, rodada en la Metro en dieciocho días y
estrenada sin ningún bombo especial, daría lugar a
secuelas, imitaciones directas y variaciones sobre temas
similares. Nick Charles (Powell) es un detective privado
alcohólico y juerguista que se ha casado con la adinerada
Nora (Loy) y ahora pretende dedicarse a cuidar del dine-
ro de ella. Viajan a Nueva York para las vacaciones, y allí
conocen a Dorothy (O’Sullivan), quien pide a Nick que la
ayude a encontrar a su padre (Ellis), un científico desa-
parecido hace meses. Nick, cuya reputación le precede,
no está ansioso por poner fin a su feliz retiro, pero Nora,
deseosa de emociones, le insiste para que acepte. Junto
con su terrier Asta, los recién casados resuelven el caso.
Más interesante que el proceso de la investigación, sin
embargo, es la relación romántica entre el pulcro sabue-
so y su devota esposa mientras viven una eterna hora del
cocktail, sufriendo resacas que sólo otra copa puede
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90| Cena de los idiotas, La
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curar, en una maravillosa mezcla de familiaridad marital y

cortejo constante, fantasía chiflada y entusiasmo infantil.
De ahí que los elogios debieran ir para los autores de los
deliciosos diálogos de la película y para el subestimado
W. S. Van Dyke, un director con oficio que sabía cómo
convertir un thriller (tal era el material de Hammett) en
una comedia sofisticada en la que nadie se tomaba muy
en serio el papel del tipo duro. El resultado es una piedra
angular de la screwball comedy, un filme abarrotado de
energía y de gracia, rodado con pulso y maestría, con un
ritmo, una alegría y una tensión que se contagian al
espectador, y, sobre todo, magistralmente interpretado.
Porque lo que realmente convierte La cena de los acusa-
dos en un clásico duradero es la interacción entre los
chisporroteantes Powell y Loy, una de las mejores parejas
de la historia del cine, epítome del estilo y la sofisticación
de los años treinta y precursores de Cary Grant y Katha-
rine Hepburn en La fiera de mi niña. El juego de réplicas
que se intercambian no tiene precio. Aunque La cena de
los acusados proveía un terreno fértil para que las semi-
llas de la screwball comedy echasen raíces y crecieran, las
cinco secuelas del filme siguieron un camino diferente, el
de las películas de detectives, y ninguna capturó la
misma atmósfera. Pero en su cima (las tres primeras
entregas), Nick y Nora no tuvieron rival. Su excesivo alco- CENICIENTO, EL
holismo y otros escandalosos hábitos (los personajes (Cinderfella) Paramount, EE.UU., 1960, 88 min.
están basados en Hammett y Lillian Hellman) entusias- Productor: Jerry Lewis. Director: Frank Tashlin. Guión: Frank Tashlin.
maron al público hace más de setenta años y aún lo Fotografía: Haskell Boggs. Montaje: Artie Schmidt. Música: Walter
hacen hoy. Por cierto, el “hombre delgado” que da nom- Scharf. Dirección Artística: Hal Pereira, Henry Bumstead. Intérpretes:
bre al título no es, como cree casi todo el mundo, el Jerry Lewis, Ed Wynn, Judith Anderson, Anna Marcia Alberghetti, Henry
detective Nick Charles, sino Clyde Wynant, el científico Silva, Robert Hutton. ****
que pone en marcha la trama al ser asesinado. ■ J.T.
Desde 1955 y durante un período de diez años, el direc-
tor Frank Tashlin y el actor Jerrry Lewis forman un tán-
CENA DE LOS IDIOTAS, LA dem que dinamiza la comedia a través de ocho películas
(Le dîner de cons), Gaumont/EFVE/TF1, Francia, 1998, 88 min. –las dos primeras todavía con Dean Martin como pareja
Productor: Alain Poiré. Director: Francis Veber. Guión: Francis Veber de Lewis– en las que brilla el humor absurdo y donde se
(basado en su obra teatral). Fotografía: Luciano Tovoli. Montaje: Georges satiriza la sociedad de consumo yanqui, todo ello envuel-
Klotz. Música: Vladimir Cosma. Dirección Artística: Hughes Tissandier. to en una estética próxima al cartoon –Tashlin fue dibu-
Intérpretes: Thierry Lhermitte, Jacques Villeret, Francis Huster, Catheri- jante de comics antes que cineasta– y muy pop en el
ne Frot. **** diseño y los colores, vivos y exaltados. En estas películas,
Lewis aparece como un personaje nacido en un siglo
La susodicha cena es llevada a cabo todos los miércoles erróneo y en un planeta equivocado, una suerte de mar-
por un grupo de guapos, ricos y listos, que invitan al idio- ciano generador de desastres. Tal vez la obra menor de
ta (+ feo + pobre) que puedan encontrar para burlarse de esa asociación sea Cinderfella, la quinta, pese a ello un fil-
él. En esta ocasión, Lhermitte cree haber encontrado al me imprescindible para los amantes del actor y los cata-
tonto ideal, un inspector de hacienda solitario, ingenuo y dores del buen cine cómico. Se trata de una versión en
algo gafe, a quien, por supuesto, invita a cenar. Sin masculino y paródica de “La cenicienta”, pasado por la
embargo, las cosas no salen como estaban previstas y trituradora del disloque y, también, de cierto meloso ter-
mientras el listo pierde a su mujer, su casa, sus cuadros y nurismo inherente a las películas del dúo –nada molesto
su dignidad, el idiota recupera la autoestima y controla la ni en las canciones más acarameladas–. Cuenta con una
situación. Lo mejor son las llamadas telefónicas del idio- buena docena de gags memorables y escenas inspiradas:
ta (superlativo Jacques Villeret) para intentar solucionar la preparación de unos huevos fritos y un zumo de naran-
los problemas de su amigo, los enredos entre los escasos ja por Lewis, Lewis sirviendo a su madastra y hermanas-
seis personajes de la acción y la exquisita música de Vla- tros, la cena en una mesa kilométrica, Lewis imitando con
dimir Cosma en las situaciones planteadas (en especial una mímica genial todos los instrumentos de una orques-
cuando aparece el terrible inspector de hacienda, amigo ta de Count Basie, Lewis encendiendo un cigarrillo a
del tonto, y comienzan a sonar unas notas musicales de Henry Silva –y observen los esfuerzos tantálicos de Silva
tensión). ■ L.M.C. por no reír–, Lewis, Lewis... siempre Lewis. ■ J.B.C.

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CHE FINE HA FATTO TOTÒ BABY?
Cineriz Film, Italia, 1964, 110 min.
Productor: Alberto Pugliese, Luciano Ercoli. Director: Ottavio Alessi.
Guión: Bruno Corbucci, Gianni Grimaldi, Ottavio Alessi. Fotografía: Ser-
gio D´Offizi. Montaje: Licia Quaglia. Música: Roman Vlad. Dirección
Artística: Nedo Azzini. Intérpretes: Totò, Pietro de Vico, Mischa Auer, Ivy
Holzer. ***
A pesar de ser un cómico que pone de los nervios, hay
que reconocer que, en esta ocasión, Totò se encuentra lo
suficientemente desmadrado como para resultar hasta
gracioso. Como su título original indica (no fue estrenada
en España), se trata de una parodia nada disimulada de
¿Qué fue de Baby Jane? (What Ever Happened To Baby
Jane?), obra maestra del terror dirigida por Robert Al-
drich en 1962 y con Joan Crawford y Bette Davis de so-
brecogedora pareja protagonista. Aquí, Totò y su herma-
no son dos ladrones que encuentran un cadáver en una
maleta, aunque no será tan sencillo. El caso es que, sin
mucho orden ni concierto (¿para qué?) van a parar a una
mansión donde el cómico consume diversas drogas que
le llevan a cometer crímenes sin parar, hasta que es atra-
pado y conducido a un hospital psiquiátrico. Lo mejor es
contemplar cómo Totò imita modos, maneras y forma de
hablar de Bette Davis cuando se convierte en un extrava-
gante psicópata. ■ L.M.C.
CHEQUE EN BLANCO
(Blank Check), EE.UU., 1994, 93 min.
Productor: Gary Adelson, Craig Baumgarten. Director: Rupert Wainw-
right. Guión: Blake Snyder, Colby Carr. Fotografía: Bill Pope. Montaje: Jill
Savitt, Hubert C. de la Bouillerie. Música: Nicholas Pike, Taylor Dayne.
Dirección Artística: Burton Rencher. Intérpretes: Brian Bonsall, Karen
Duffy, James Rebhorn, Jayne Atkinson, Michael Faustino, Chris Deme-
tral, Miguel Ferrer. **
Un niño (Brian Bonsall, el protagonista, con Patrick Sway-
ze, de El enemigo público número 1... mi padre) recibe un
cheque de un hombre que acaba de atropellarlo pero
que, con las prisas y los nervios, se olvida de poner una
cifra. El chaval, ni corto ni perezoso, la pone: un millón de
dólares. Ya está liado el enredo. Una inocua producción
Disney que pretendía darle sopas con honda a Solo en
casa. ■ J.B.C.
CHICA ANGELICAL, UNA
(The Good Fairy), EE.UU., 1935, 98 min.
Productor: Carl Laemmle Jr, William Wyler. Director: William Wyler.
Guión: Preston Sturges (basado en una obra de Ferenc Molnár). Foto-
grafía: Norbert Brodine. Montaje: Daniel Mandell. Música: David Klatz-
kin. Dirección Artística: Charles D. Hall. Vestuario: Vera West. Intérpre-
tes: Margaret Sullavan, Herbert Marshall, Frank Morgan, Reginald Owen,
Eric Blore. ***
Cinco años antes de su debut como director, el entonces
prestigioso guionista Preston Sturges adaptó una co-
media de Ferenc Molnár, objeto en 1947 de un remake,
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Chica de Jersey, Una | 91
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Seré tuya, que dirigió William A. Seiter para el lucimiento
de Diana Durbin. Aquí la función estaba al servicio de
Margaret Sullavan, que se había casado con Wyler tras
divorciarse de Henry Fonda. Su papel es el de una actriz
que debe decidirse entre tres pretendientes. Incondicio-
nales de la comedia romántica y de los repartos presti-
giosos. ■ LL.B.M.
CHICA CASI DECENTE, UNA
España, 1971, 96 min.
Productor: José Truchado. Director: Germán Lorente. Guión: Ángel G.
Gauna, Germán Lorente, Rafael J. Salvia. Fotografía: Vilmos Zsigmond.
Montaje: Olof Källström, Scott Mosier, Kevin Smith. Música: James L.
Venable. Dirección Artística: Elise G. Viola. Intérpretes: Rocío Jurado,
Adolfo Celi, Máximo Valverde, Mirta Miller, Manolo Gómez Bur, Luis
Sánchez Polack, José Luis Coll. *
Tras colaborar con Juan Bosch en películas tan emblemá-
ticas de los años sesenta como El último verano o Bahía
de Palma, Germán Lorente llevó a cabo productos empa-
rentados con aquel tipo de cine playero y bikinesco:
Donde tú estás, Playa de Formentor o Vivir al sol. Una
chica casi decente, una comedia sobre la obsesión de un
padre muy dado a los negocios sucios por mantener la
virginidad de su hija, es de lo peor de lo suyo, un filme
caduco a todos los efectos. ■ J.B.C.
CHICA DE AL LADO, LA
(Drive Me Crazy), Grand March Productions, EE.UU., 1999, 91 min.
Dirección: John Schultz. Productor: Amy Robinson. Guión: Rob Tho-
mas. Fotografía: Kees van Oostrum. Dirección Artística: Aaron Osborne.
Música: Greg Kendall. Intérpretes: Melissa Joan Hart, Adrian Grenier,
Stephen Collins, Susan May Pratt, Mark Webber, Mark Metcalf, Faye
Grant. *
Después de dirigir la prometedora Bandwagon, John
Schultz se desmarca del buen camino con esta insulsa
historieta adolescente que vuelve a tirar del hilo de Pig-
malión para contar por millonésima vez las cuitas de una
chica feucha y tontuela enamorada de un chico inalcan-
zable, en este caso su mejor amigo. La película alcanza
dimensiones tan somníferas que ni los fans catódicos de
Sabrina (serie en la que interviene Melissa Joan Hart, pro-
tagonista absoluta de la cinta), ni siquiera los de V (gra-
cioso encontrarse a Faye Grant, la rubia doctora Parrish,
ejerciendo aquí de lagartona) encontrarán demasiados
alicientes ni vibraciones en esta nulidad. ■ J.C.
CHICA DE JERSEY, UNA
(Jersey Girl), EE.UU., 2004, 102 min.
Productor: Scott Mosier. Director: Kevin Smith. Guión: Kevin Smith.
Fotografía: Vilmos Zsigmond. Montaje: Olof Källström, Scott Mosier,
Kevin Smith. Música: James L. Venable. Dirección Artística: Elise G.
Viola. Intérpretes: Betty Aberlin, Matt McFarland, Sarah Stafford, Paul
Litowsky, Christian Fan, Victor Chavez, William Mace, Raquel Castro,
Ben Affleck, Jennifer Lopez. **
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92| Chica del adiós, La
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Sexta incursión fílmica del hasta ahora temible enfant
terrible Kevin Smith, aquel joven cineasta y actor (siempre
en el personaje de “Bob, el silencioso”), que con apenas
24 años y sólo tres millones de pesetas (producto de la
venta de su preciada colección de comics, el cobro de un
seguro por los desperfectos sufridos por su coche en una
inundación y algún que otro sablazo) debutó en 1994 con
una modesta pero rompedora epopeya en blanco y negro,
titulada Clerks. El antaño cineasta rupturista se ha suavi-
zado en un Hollywood que engorda las cuentas corrientes
de los dóciles. Con Ben Affleck y Jennifer López, que ya
habían dejado de ser pareja cuando se estrenó el filme en
EE.UU., Smith hilvana una comedia, entre romántica y dra-
mática, bastante previsible e inocua. ■ J.B.C.
CHICA DEL ADIÓS, LA
(The Goodbye Girl), Metro-Goldwyn-Mayer, EE.UU., 1977, 110 min.
Productor: Ray Stark. Director: Herbert Ross. Guión: Neil Simon. Foto-
grafía: David M. Walsh. Montaje: Margaret Booth. Diseño de producción:
Albert Brenner. Música: David Grusin. Vestuario: Ann Roth. Intérpretes:
Richard Dreyfuss, Marsha Mason, Quinn Cummings, Paul Benedict, Bar-
bara Rhoades. ***
Con frecuencia ha sido Herbert Ross el ilustrador de las
obras teatrales del prolífico Neil Simon, un autor de enor-
me éxito en Broadway, de quien son poco menos que
incontables las adaptaciones cinematográficas. En este
caso nos encontramos ante un guión escrito directamen-
te para el cine, una bulliciosa sátira sobre el amor y la
soledad concebida a la mayor gloria de la esposa del dra-
maturgo, la actriz Marsha Mason: una treintañera divorci-
dada (Mason), con una hija adolescente y precoz (Cum-
mings), se ve obligada a compartir su pequeño aparta-
mento con un actor (Dreyfuss) de escasos recursos, sin
éxito, que va a debutar como protagonista en una singu-
lar versión del “Ricardo III” de Shakespeare en clave ho-
mosexual. Hábilmente dirigida por Ross, la película mez-
cla humor, sentimiento y romance a un nivel tan agrada-
ble que casi parece sospechoso, y aunque todo resulta
previsible, se ve con agrado gracias a un percutante diá-
logo, a una sabia construcción del guión y a un modélico
trabajo del dúo protagonista. Mason está maravillosa-
mente cálida y sensible en un rol precario, mientras Drey-
fuss, en una interpretación marca de la casa (premiada
con el Oscar), impone su fuerza y su ritmo exaltado, sal-
vando el filme de caer en el peligroso sentimentalismo.
Su Ricardo III gay es el punto culminante de una diverti-
da comedia romántica que apenas se detiene para coger
aliento. ■ J.D.D.
CHICA DEL CALENDARIO, LA
(Calendar Girl), Columbia/Parkway, EE.UU., 1993, 90 min.
Productor: Debbie Robins, Gary Marsh. Director: John Whitesell. Guión:
Paul W. Shapiro Fotografía: Tom Priestley. Montaje: Wendy Greene Bric-
mont. Música: Hans Zimmer. Dirección Artística. Bill Groom. Intérpre-
tes: Jason Priestley, Gabriel Olds, Jerry O’Connell, Joe Pantoliano, Steve
Railsbeck, Kurt Fuller. ***
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Uno de los protagonistas de la serie Sensación de vivir
encarna aquí a un joven que, en el verano de 1962, situa-
do entre el final del instituto y el inicio de sus clases en la
universidad, tiene que alistarse en el Ejército. Antes de
sumergirse en una vida de riesgos, parte hacia Hollywood
con dos amigos en busca de satisfacer uno de sus sue-
ños: ver a la mítica y neumática Marilyn Monroe. Como
suele suceder en las road movies, el itinerario se llenará
de aventuras, personajes más o menos pintorescos y, al
final, habrán cambiado sus ilusiones por dosis de frustra-
ción. El realizador John Whitesell ha desarrollado sus
actividades en televisión, en series tan populares como
Roseanne o El show de Bill Cosby. La visión del filme
puede resultar interesante para los admiradores de Pries-
tley y también simpática por sus sencillos presupuestos
de intenciones. ■ M.Q.
CHICA DEL GÁNGSTER, LA
(Mad Dog and Glory), Universal, EE.UU., 1993, 96 min.
Productor: Barbara De Fina, Martin Scorsese. Director: John McNaugh-
ton. Guión: Richard Price. Fotografía: Robby Muller. Montaje: Craig
McKay, Elena Maganini. Música: Elmer Bernstein. Dirección Artística:
David Chapman. Intérpretes: Robert De Niro, Uma Thurman, Bill Mu-
rray, David Caruso, Mike Starr, Kathy Baker, Tom Towles, Derek Annun-
ciation. ****
Aclamado por la crítica internacional gracias a su por-
tentosa Henry: retrato de un asesino, el director John
McNaughton atrajo la atención de Martin Scorsese, quien
no dudó en producirle esta película, escrita por Richard
Price, el guionista de El color del dinero. Se trata de una
comedia esquinada, un tanto ácida y bastante imperti-
nente acerca de un tipo gris que trabaja para la policía y
que un buen día salva la vida a un influyente gángster,
quien, como recompensa, le obsequia a su novia para que
pase con ella una semana. Pero, contra todo pronóstico,
Robert De Niro, epónimo gángster scorsesiano, interpre-
tó al don nadie, mientras que el cómico Murray dio vida
al mafioso (y, con Atrapado en el tiempo, rodada ese
mismo año, se reveló un actor de tomo y lomo). El caris-
ma de Uma Thurman pone la guinda a este reparto en
estado de gracia. ■ J.B.C.
CHICA DEL MOLINO ROJO, LA
José Frade, España, 1973, 91 min.
Director: Eugenio Martín. Guión: Santiago Moncada. Fotografía: Fernan-
do Arribas. Música: Gregorio García Segura. Intérpretes: Marisol,
Renaud Verley, Mel Ferrer, Manuel de Blas, Silvia Tortosa, Mirta Miller,
Bárbara Rey, Nené Morales, Norma Castel, Eduardo Calvo. **
Juan Antonio Bardem ya había presentado a una Marisol
de 24 años en una nueva faceta erótica en La corrupción
de Chris Miller. El productor José Frade la siguió aprove-
chando en un musical con sabor añejo, en el que un mag-
nate de los casinos utiliza a una cantante de club noctur-
no para intentar desplumar a un jugador de ventaja. El
guión es de Santiago Moncada. ■ M.Q.
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CHICA DEL PUENTE, LA
(La fille sur le pont), Francia, 1999, 90 min.
Productor: Christian Fechner. Director: Patrice Leconte. Guión: Patrice
Leconte. Fotografía: Jean-Marie Dreujou. Montaje: Jöelle Hache. Intér-
pretes: Daniel Auteuil, Vanessa Paradis, Demetre Georgalas, Isabelle
Petit-Jacques, Catherine Lascault, Mireille Mosse. ****
Una de esas películas pequeñas que pasan desapercibi-
das por nuestras pantallas y que merecen mayor aten-
ción. Versa sobre la relación entre una suicida y un lanza-
dor de cuchillos, personajes que resultan significativos de
una marginalidad sentimental. Es destacable la interpre-
tación de Daniel Auteuil y que Leconte ha sido el autor de
la simenoniana Monsieur Hire y la celebrada El marido de
la peluquera. ■ G.Q.
CHICA DE MIS SUEÑOS, LA
(Just Looking), EE.UU., 1999, 97 min.
Productor: Jean Doumanian. Director: Jason Alexander. Guión: Marshall
Karp. Fotografía: Fred Schuler. Montaje: Norman Hollyn. Dirección Artís-
tica: Mark Ricker. Intérpretes: Richard V. Licata, Marcell Rosenblatt, Ryan
Merriman, Patti LuPone, Deirdre O’Connell, Heather Hopwood. ***
Jason Alexander ha sufrido la llamada maldición de Sein-
field, que ha hecho que los que intervinieron en la serie
no hayan conseguido salir adelante con sus proyectos en
solitario. Pero él lo ha intentado, ya sea como actor en
películas como Amor ciego, de los Farrelly, o como direc-
tor con esta apreciable comedia ambientada en los años
cincuenta. ■ G.Q.
CHICAGO CAB
EE.UU., 1998, 96 min.
Productor: Suzanne De Walt, Paul Dillon. Director: Mary Cybulski, John
Tintori. Guión: Will Kern (basado en su obra “Hellcab”). Fotografía:
Hubert Taczanowski. Montaje: Mary Cybulski, John Tintori. Música: Page
Hamilton. Dirección Artística: David J. Chamerski. Intérpretes: Paul
Dillon, John Cusack, Tim Gamble, Julianne Moore, Olivia Trevino, Moira
Harris, Rana Khan, John C. Reilly. ***
Este filme independiente puede resultar un agradable
descubrimiento, sobre todo por algunas intervenciones
de actores famosos, como la de la siempre fascinante
Julianne Moore, John Cusack, John C. Reilly o Gillian
Anderson. Su trama gira en torno a la gente que sube a
un taxi durante una noche cualquiera en la ciudad de Chi-
cago. Es la primera película como directores de Cybulsky
y Tintori. ■ G.Q.
CHICAS DE LA TIERRA SON
FÁCILES, LAS
(Earth Girls Are Easy), Kestrel/Odyssey, Reino Unido-EE.UU., 1988,
100 min.
Productor: Tony Garnett. Director: Julien Temple. Guión: Julie Brown,
Charlie Coffey, Terrence E. McNally. Fotografía: Oliver Stapleton. Monta-
je: Richard Halsey. Música: Nile Rodgers. Dirección Artística: Dennis
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Chicas del calendario, Las | 93
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Gassner. Intérpretess: Geena Davis, Jeff Goldblum, Julie Brown, Jim
Carrey, Damon Wayans, Michael McKean. ***
Grosera, tonta, hortera: no es fácil describir las compleji-
dades de ser una chica del Valle, pero en esta surrealista
comedia musical todo vale para el director Julien Temple
y la co-guionista Julie Brown. La trama gira sobre un día
en las vidas de tres alienígenas salidos (el capitán, Gold-
blum, y dos tripulantes, Carrey y Wayans) que, tras ate-
rrizar en Los Ángeles, salen a explorar los lugares de
moda en compañía de una enamoradiza y sensual mani-
cura (Davis). Pero antes son presentados a la dueña de un
salón de belleza, Candy (Brown), una reina del baile a
quien le gusta la diversión y el buen sexo. Después de una
sesión completa de maquillaje y peluquería, las dos chi-
cas y sus “citas” alienígenas salen a pasar un fin de sema-
na en la vida nocturna de Los Ángeles, donde la fácil
adaptación de los visitantes a la cultura de la Costa Oeste
es concebida por el director y sus guionistas como una
afectuosa puya al estilo de vida de Hollywood. El argu-
mento no es gran cosa, ni se supone que deba serlo. Es
un entretenimiento deliberadamente vacuo, y cualquier
atisbo de sátira es neutralizado por el obvio afecto de la
cinta hacia sus protagonistas. Geena Davis y Julie Brown,
una cantante y comediante americana de culto cuyas
canciones inspiraron esta “Fiesta playera marciana”,
están magníficas en una entretenidísima película de palo-
mitas llena de malvados chistes breves y espumosa fan-
tasía. No hay ninguna tentativa de realidad en esta Perdi-
dos en el espacio con laca para el pelo, sólo despreocu-
pada ostentación, estridente glamour y canciones tipo
Grease en un entorno de basura contemporánea. ■ J.T.
CHICAS DEL CALENDARIO, LAS
(Calendar Girls) Touchstone Pictures, Reino Unido, 2003, 108 min.
Director: Nigel Cole. Guión: Tim Firth y Juliette Towhidi. Fotografía: Ash-
ley Rowe y Oliver Curtis. Música: Patrick Doyle. Intérpretes: Helen
Mirren, Julie Walters, John Alderton, Linda Bassett, Annette Crosbie,
Philip Glenister, Ciarán Hinds, Celia Imrie, Geraldine James, Penelope
Wilton, George Costigan, Graham Crowden. **
Vendida erróneamente como un Full Monty versión feme-
nina, la película de Nigel Cole (El jardín de la alegría) tiene
el aroma de las comedias de superación extremas y de
clase media, con la moraleja de “a mal tiempo, buena
cara” que tan pingües beneficios taquilleros siempre han
dado (de hecho, la película fue todo un éxito en Gran Bre-
taña, no tanto en nuestras fronteras). La historia le pone
una lámpara a una luminosa bombilla encendida basada
en hechos reales: la idea de un grupo de mujeres cin-
cuentonas para animar a su amiga, enviudada reciente-
mente: elaborar un calendario donde posen desnudas
(por supuesto, tapándose las zonas anatómicas clave) en
poses domésticas. Así recaudarán fondos para la lucha
contra la leucemia, enfermedad que le costó la vida al
marido de la dama. Quizá abusando del codazo cómplice
con el público y con una sutil alternancia de poderes có-
micos y dramáticos, Cole consigue una comedia de inte-
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94| Chica sin barreras
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rés humano enraizada en la tradición de cine social britá-
nico, con alguna escena memorable (la sesión de fotos),
pero que decae extrañamente cuando se saca de su hábi-
tat natural (igual que le pasaba a El jardín de la alegría):
en este caso, cuando las damas viajan a Estados Unidos.
Eso sí, el trabajo de las actrices sí sigue los cauces pre-
vistos: están todas fantásticas (y de buen ver... para su
edad, claro). ■ J.C.
CHICA SIN BARRERAS
(The Swinger), Paramount, EE.UU., 1966, 81 min.
Productor: George Sidney. Director: George Sidney. Guión: Lawrence
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Fotografía: Daryn Okada. Montaje: Wendy Greene Bricmont. Música:
Rolfe Kent. Dirección Artística: Brandt Gordon. Intérpretes: Lindsay
Lohan, Rachel McAdams, Tina Fey, Tim Meadows, Amy Poehler, Ana
Gasteyer, Lacey Chabert, Amanda Seyfried, Lizzy Caplan. ***
Chicas malas podría ser la versión frívola de Thirteen, de
Catherine Hardwicke. Sin ínfulas de vanguardia, ampa-
rándose en el canon de la comedia de instituto tradicio-
nal, contempla con mordacidad la metamorfosis de una
adolescente modosita en arpía sin escrúpulos, siguiendo
el modelo de la más guay del aula, entre ligues, rivalida-
des, body building y algo de matemáticas. La emergente
Lindsay Lohan sigue los pasos de Al