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“(…) cuántas agonías sobreviviéndonos en cada decisivo alumbramiento, renaciendo siempre con la
probabilidad adversa, siempre en busca de una nueva perfección, de una mayor tersura, de un cerebro
superior a medida que nos íbamos irguiendo…”
C. Framb. Un día en el paraíso.
Este proceso de hominización tuvo su punto inicial cuando una población de primates del noroeste de
África se dividió en dos linajes que evolucionaron de modo independiente: uno de ellos permaneció en
los árboles, en el ambiente de la selva tropical y originó los chimpancés. Mientras el otro migró a la
llanura, se adaptó a los entornos más abiertos, tales como las sabanas africanas donde debido a
presiones ambientales, las generaciones siguientes aprendieron a erguirse sobre sus patas anteriores,
liberando así las posteriores que vendrían a ser luego manos, capaces de sostener herramientas,
dando lugar al Homo Sapiens.
Las tres especies más conocidas son: Austrolipithecus Afarensis, el más antiguo, el
Austrolipithecus Africanus y el Austrolipithecus Robustus, este último, existió hace 1 de millón
de años atrás, Estas tres especies son claramente diferenciadas de los póngidos (chimpancé) porque,
a pesar de su pequeña capacidad craneana (450 cm3 en promedio), tenían una postura bípeda y no
poseían grandes dientes caninos existentes en los antropoides. Así mismo, fueron las primeras
especies en dominar el fuego, lo que permitió su expansión hacia otros territorios. Además de la
reducción de la musculatura de la cara, pues podían cocinar los alimentos, ablandándolos. Y eso les
permitió que los Australopithecus fueran evolucionando a través de los años.
No obstante, existió una especie, que es tal vez de la cual se han podido
desarrollar más estudios, y es, el Australopithecus Afarensis, con 3,4
millones de años, especie encontrada en Etiopía, Camerún y Tanzania. Tal
vez el mayor hallazgo haya sido la famosa Lucy, esqueleto encontrado 1974
en Etiopía. La reconstitución de este esqueleto permitió apuntar las
principales características de la especie: dientes más humanos que las
criaturas anteriores; la mandíbula comenzó a tener la forma parabólica
humana; estableció plenamente la bipedalidad; el cerebro estaba en el camino
de lo que somos hoy. De igual forma, se enfrentaron a un cambio climático
intenso en la sabana de su época, viéndose obligados a abandonar la dieta
vegetariana y empezar a cazar.
GÉNERO HOMO
Hace 2,5 millones de años ocurrieron en la Tierra cambios
climáticos importantes, las capas de hielo polares se extendieron
más allá de sus límites habituales, al tiempo que la temperatura
el nivel de mar descendieron y las precipitaciones pluviales en
África declinaron considerablemente. A la par con estos cambios
ambientales, la evolución humana realizó dos saltos discontinuos
importantes, tal vez relacionados entre sí, se descubrieron el uso
la fabricación de herramientas, los cráneos mostraron un
incremento brusco de casi doscientos mililitros en la capacidad
encefálica. Las manos libres hábiles pueden conducir de forma
natural a utilizar palos, astas, huesos piedras en tareas varias,
escarbar en busca de algunos tubérculos y triturarlos, y también para atacar un animal pequeño, o
defenderse de uno grande. Estos avances culturales y un volumen cerebral entre 450 y 550 mililitros
permiten suponer que los australopithecus y parantropos también pudieron alcanzar cierto grado de
dominio en la utilización de herramientas.
Antes de nosotros (y algunas durante nuestra prehistoria) existieron numerosas especies que hoy se
encuentran extintas, pero que presentaban profusas similitudes físicas, biológicas y
comportamentales. La extinción de la mayoría de los Australopithecus posibilitó el surgimiento de un
nuevo linaje. El género Homo representa el desarrollo del sistema nervioso y la inteligencia, además,
mostraba adaptaciones evolutivas, como la postura erguida y la locomoción bípeda. Sin embargo,
estrictamente hablando, cuando se habla de seres humanos nos referimos exclusivamente a los Homo
sapiens, aunque no seamos los únicos integrantes de este género. Los Homínidos, del orden de los
Primates, de la familia Hominoidae, y género Homo, son una subtribu que evolucionó rápidamente en
varios linajes, conocidos en la actualidad, a saber: Homo Rudolfensis, Homo Habilis, Homo
Ergaster, Homo Georgicus, Homo Erectus, Homo Cepranensis, Homo Naledi, Homo
Rhodesiensis, Homo Neardenthaliensis, Homo Sapiens.
El hombre ha perdido el ‘paraíso’, el ‘edén’, esto es, la llanura o la alegre zona de caza, y empieza a
trabajar para ganar el pan con el sudor de su frente.”
John D. Bernal. Historia social de la ciencia, Barcelona, Península, 1979.