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Estudia las características sociales, ambientales y territoriales de los espacios de producció n intensiva
que rodean y abastecen de materias primas alimenticias a las grandes ciudades.
El estudio del periurbano supone el abordaje de un complejo territorial que expresa una situación de
interfase entre dos tipos geográficos bien diferenciados: el campo y la ciudad. En cuanto a objeto de
investigació n es un territorio “resbaladizo”, se encuentra en situació n transicional y en permanente
transformació n. Con el paso del tiempo, el periurbano, se puede extender, relocalizar, correrse de
lugar; es entonces un “territorio en consolidación, inestable y con una gran heterogeneidad en el
uso del suelo”.
Thü nen, Johann sostiene que hay delimitaciones en círculos concéntricos con tierra fértil en torno a
un centro de consumo urbano que es el mercado, estableció que cada tipo de actividad econó mica se
localizaba a la distancia optima que le permitiera al productor maximizar sus ganancias segú n el
precio del producto, contando con los gastos del alquiler de la tierra y el transporte. Determinó
cordones:
En un primer cordó n, alrededor de la ciudad, se localizaban la horticultura y la producció n
lechera (alquileres elevados, precios de productos altos, uso intensivo de agroquímicos y
utilización de medios de transporte acondicionados).
En un segundo cordó n, la producció n forestal, muy rentable y con altos costos de transporte.
En un tercer cordó n, el cultivo de cereales.
En un cuarto cordó n, un tipo de agricultura menos intensivo, rotando con pasturas (forrajes,
barbecho).
En un quinto cordó n, cultivos má s extensivos con rotació n trienal.
En un sexto cordó n, hay una cría extensiva de ganado y producció n de manteca.
Thü nen estableció una secuencia de intensividades decrecientes en el uso del suelo, partiendo
desde el borde de la ciudad.
Capel, Horacio explica que la localizació n de quintas y villas alrededor de los centros urbanos se
daba desde la antigü edad. Fue en el transcurso del siglo XIX cuando las transformaciones de la
periferia urbana se tornaron notables y dieron origen a la preocupació n por el periurbano como
objeto de investigació n: accesibilidad generada por el ferrocarril y el automó vil, establecimiento del
teléfono y el telégrafo, industrias conectadas. Durante la primera mitad del siglo XX este proceso se
consolidó debido a una descentralizació n de las actividades productivas de la ciudad, la construcció n
de autopistas y el acceso a créditos hipotecarios por parte de diversas clases sociales, generando así
una gran suburbanizació n a gran velocidad, creando la “ciudad difusa” (conjunto de áreas separadas
especializadas para las viviendas, comercio o industria, siempre con un centro que aglomera el sector
comercial y una periferia) alrededor de los ´50 y ´60, a partir de ahí hubo un notable desembarco de
diversos servicios urbanos y tecnologías fuera de la ciudad: redes de autopistas, revalorizació n social
del medio natural por sectores acomodados econó micamente.
A medida que la urbanizació n avanza sobre el á mbito rural, se van creando nuevos conceptos de có mo
se van re-organizando y ocupando los espacios.
En los países latinoamericanos la ocupació n del suelo en las á reas periféricas se realiza de una manera
no planificada, constituyendo un espacio de gran heterogeneidad y crecimiento acelerado, un mercado
del suelo, como el caso de Buenos Aires.
El periurbano constituye un territorio de borde sometido a procesos económicos relacionados
con la valorización capitalista del espacio. Sobre ese borde periurbano se despliega un frente
productivo que transforma el espacio rural en suelo urbano, es un proceso de transición que
incorpora el valor al territorio.
A fines del siglo XIX se genera la dispersió n de los centros urbanos y el proceso de urbanizació n como
restructurador de los espacios rurales teniendo mayor relevancia en los países desarrollados, lo que
define a la sociedad urbana es una lenta degradació n y desaparició n del campo.
Los agricultores familiares capitalizados: hacia una diversidad creciente. La mayoría de estos
agricultores son los herederos de los inmigrantes europeos a finales del siglo XIX que fueron
favorecidos por las políticas desarrollistas de la década de 1950. Perduraron en el sector gracias al
trabajo familiar, representan una especie de clase media del campo argentino que desarrollaba
estrategias de producció n mixta-agricultura y ganadería- y con diferentes grados de mecanizació n.
Nuevos protagonistas:
Rentistas: pequeñ os y medianos agricultores sin capital que dejaron la actividad
transformá ndose en rentistas, alquilando sus tierras a los otros agricultores má s capitalizados.
Productores familiares diversificados: tomaron el camino de la inversió n en maquinarias
gracias a los créditos bancarios. Poseen conocimientos técnicos, maquinas modernas, eficientes
y de gran capacidad.
Productores familiares de expansió n: son má s capitalizados, alquilaron las tierras de los
agricultores convertidos en rentistas y aumentaron sus territorios de explotació n.
Productores familiares en retracció n: representan un gran nú mero de las unidades de
producció n en algunos espacios productivos. No lograron insertarse exitosamente en la nueva
agricultura, principalmente por los límites en la gestió n econó mica y financiera.
La gran mayoría de estos actores abandonó la residencia rural por la urbana.
Los empresarios agrícolas. Constituyen una categoría diferenciable entre los productores familiares
en expansió n y los gestores. La mayoría tiene origen rural, un capital fijo que es la tierra y una
gerencia asumida por profesionales en la agronomía y economía. A partir de los añ os ´90, integraron
una gestió n empresarial con presencia de un capital fijo y mó vil, inversores, propietarios de tierra,
proveedores de insumos y servicios.
LOS NUEVOS ACTORES. Junto con los contratistas son los responsables del surgimiento y éxito de los
“pools de siembra”. Se diferencian dos:
Los gestores del negocio agrícola: son actores colectivos, donde al menos uno de los
integrantes es ingeniero agró nomo, no son propietarios de tierra y no disponen de mucho
capital propio, sino que tienden a aprovechar los distintos mecanismos disponibles de
captació n de recursos financieros. Su fortaleza reside en los conocimientos tecnoló gicos, en la
capacidad de organizar la actividad agrícola en una diversidad de escalas y en la informació n
del mercado (quién dispone de tierras, de qué calidad, donde almacenar, quién puede financiar,
etc.).
Los inversores: cuando las actividades agrícolas comienzan a aparecer como un negocio
econó micamente atrayente, se hicieron un lugar entre las alternativas de inversió n de las
sociedades financieras, estas atrajeron a los inversores para integrarlos a fondos de inversió n
agrícola. Los comerciantes, propietarios, abogados, arquitectos, médicos, comenzaron a
invertir en la agricultura.
Los actores agrícolas se fueron diversificando y ha cambiado en los últimos años, mientras
disminuyen los productores familiares crece la presencia de nuevos actores extraterritoriales
con lógicas económicas-financieras.
El conflicto del campo. La importancia de este enfrentamiento radicó que a partir de una demanda
sectorial ligada al agro y autoproclamada federalista porque eran intereses de varias provincias e
incluía a mú ltiples sectores sociales, se puso en juego el poder político y econó mico entre diferentes
propuestas dominantes: por un lado, la expansió n del monopolio exportador de los agronegocios; y
por otro, otros sectores monopó licos como los industriales, petroleros, mineros.
Esta pelea constituyó :
Una puja entre sectores monopó licos por la apropiació n de la renta resultante de la
combinació n entre precios en alza en el mercado internacional y alta productividad de la tierra
en las zonas agropecuarias de Argentina.
Una contundente y extendida manifestació n de protesta contra las retenciones mó viles que
habían sido instrumentadas por el gobierno, con cortes de rutas y piquetes por tres meses.
Una coalició n de fuerzas, apoyo y participació n de una variedad de actores que tomaron parte
en las manifestaciones, ya que muchos de ellos veían peligrar sus ingresos si se afectaba la
renta de la producció n sojera.
La utilizació n de un discurso opositor para sacar provecho y colocarse políticamente.
Esta disputa llevó un enfrentamiento extremo, dejando grandes secuelas en el funcionamiento del
Estado, la gobernalidad y sus consecuencias persisten añ o tras añ o.