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Aspectos Históricos Que Dan Origen A La Neuropsicología
Aspectos Históricos Que Dan Origen A La Neuropsicología
Pero... ¿Por dónde comenzar?, desde dónde comenzar a rememorar cómo es que el
sistema nervioso se ha anclado de algún modo u otro al comportamiento humano...
Los primeros intentos para sentar las bases del conocimiento sobre la reciprocidad
entre cerebro y comportamiento los encontramos en el antigüo Egipto. Los egipcios
fueron los primeros en realizar estudios incipientes sobre trastornos neurológicos y su
relación con el comportamiento. Además de ser en esta cultura donde se localizan las
primeras trepanaciones de cráneo conocidas.
En aquellas épocas había órganos que se identificaban como el centro de los
sentimientos y de los pensamientos, sin embargo, el cerebro no era este centro, de
acuerdo con las creencias mágico-religiosas, sino que se relacionaban con otros
órganos, como: el corazón, el hígado, los riñones, etcétera; inclusive, los egipcios
realizaban una serie de vacijas y de urnas, a partir de toda una tradición religiosa
acompañada de la creencia de que estos órganos "centros" contenían los entes
vitales, por lo cual, durante la preparación de los cuerpos inhertes extraían y
depositaban estos órganos en las vacijas o urnas, que eran posteriormente, a su vez
colocadas en las tumbas, dándoles por lo tanto una "preparación especial" y una
importancia especial.
No obstante, para entonces y desde estas creencias mágico-religiosas, el cerebro no
era un órgano donde localizaran, como hoy lo podemos apreciar, ninguna función
psicológica, ninguna sustancia vital, el cerebro simplemente era el "lugar" donde se
encontraban los "espíritus", en particular los "malos espíritus", por lo cual, cuando
preparaban los cuerpos realizaban las trepanaciones a los cráneos para extraer la
materia gris, propiamente el cerebro.
Hoy se sabe que cuando una persona muere, el cerebro rápidamente adquiere una
baja densidad, y eso hace que se convierta en una masa gelatinosa que puede ser
fácilmente extraída. Por lo tanto, la trepanación servía para extraer y deshechar al
órgano que albergaba los malos espíritus.
No obstante, a pesar de que el cerebro no adquiría para los egipcios el mismo
significado, el mismo simbolismo, en relación con los otros órganos que contenían a
los entes vitales, finalmente, el hecho de que para ellos fuera un órgano que contenía a
los malos espíritus ya le daba un sentido de importancia al cerebro.
Sin embargo, y a pesar de lo anterior, es también en el antiguo Egipto donde se
localiza la fuente del registro más antiguo de la observación de la relación entre
cerebro y conducta, que data del segundo milenio antes de Cristo. Este es un papiro,
llamado Papiro de Smith. En él se relatan las observaciones de la gente estudiosa de
aquella época, se describen los registros de personas que habían sido afectadas del
cerebro por algún trauma o enfermedad y se relatan las manifestaciones conductuales
o comportamentales que hallaban y relacionaban con las afectaciones. Lo cual viene a
resaltar la relación entre cerebro y conducta que incipientemente se observaba desde
entonces.
Aspectos históricos...
Como ustedes saben, en nuestra cultura occidental, mucho del bagaje cultural-
científico e ideológico egipcio es retomado por los griegos, y lo que ya se observaba
sobre la relación entre el cerebro y conducta también es recuperado por los
pensadores, observadores, estudiosos y conocedores de la anatomía y fisiología del
cuerpo humano.
Para el siglo IV a. C. Alcmeón de Crotona (filósofo dualista) propone al cerebro como el
lugar del "asiento del alma". Entendiéndose el alma como la sustancia que daba "vida".
Es importante que consideren desde qué posturas filosóficas y por lo tanto
ideológicas, los antigüos pensadores argumentaban lo que hoy día conocemos como
la relación entre cerebro y conducta, porque estas visiones nos permiten reconocer no
sólo cómo se conecptualizaba a lo que actualmente llamamos comportamiento y
funciones psicológicas superiores, y la manera en que fueron cambiando las visiones
de nuestro objeto de estudio, sino también porque a partir de dichas concepciones se
apuntaló el estudio de las mismas y su relación con un ente material, el cerebro...
En particular Alcmeón de Crotona ubicaba cercano a nuestro objeto de estudio, al
"alma".
No obstante, había pensadores que tenían una percepción distinta. Empédocles, otro
filósofo, afirmaba en ese mismo tiempo, durante el siglo V a. C. que no era el cerebro
el asiento del "alma", sino el corazón.
Esta contienda permanece durante varios años. Para el siglo IV a. C. es Platón quien
viene decir, en concordancia con Alcmeón de Crotona, que en la "cabeza se alojaba el
alma". Esta idea de Platón estaba relacionada con el hecho de que si la cabeza era la
parte más alta del cuerpo, estaba entonces por lo tanto más cerca de los cielos y así de
los dioses, quienes otorgaban al hombre las capacidades relacionadas con el
pensamiento, con la percepción, con las emociones, etcétera, capacidades que
distinguían al ser humano de los animales y si alguien era responsable de haber
otorgado al hombre estas capacidades eran los dioses.
Empero, durante esa época se creía también que el cerebro servía para "enfriar la
sangre" y que el corazón contenía los pensamientos y las emociones, por lo cual, la
"razón", era lo único que se podía ubicar en la cabeza. Este planteamiento surge a
partir de las primeras ideas relacionadas con los "temperamentos". De ahí que el
enfriamiento de la sangre en el cerebro permitía que el hombre actuara con razón, con
cierta consciencia. El máximo exponente de esta idea, que además destacaba la
interacción entre la razón y las emociones fue Aristóteles.
Y es así, como surgen y permanecen por siglos, las dos hipótesis en relación con la
localización de las funciones mentales: la de su localización en el cerebro, a la cual le
llamaban hipótesis del cerebro, y la idea de que se alojaban en el corazón, a la cual
denominaron hipótesis cardiaca.
Escucha por favor la siguiente cita de Hipócrates, para que tengas una mejor idea del
pensamiento de la época y sobre todo, de la hipótesis cerebral.
Al parecer, una de las aportaciones más importantes de Galeno y Nemesio fue
reconocer de manera incipiente la existencia de los ventrículos cerebrales, hoy en día
sabemos que en ellos no se alojan las funciones psicológicas superiores, pero para la
época fue un gran avance, con sus planteamientos, la idea de que el corazón alojaba a
las funciones psíquicas del hombre comenzaba a quedar completamente atrás.
Naturalmente, este es el primer intento por ver al cerebro como sustrato directo de lo
que actualmente se denomina funciones psicológicas básicas, y es por tanto, el
germen de las teorías localizacionistas.
Las ideas relacionadas con la hipótesis ventricular, permanecieron durante 15 siglos.
Muchos comportamientos elementales fueron explicados a través de ella, la imagen
que observaron en la página anterior realizada por Leonardo Da Vinci da cuenta de su
importancia y de cómo se continuó creyendo durante todo este tiempo que los
ventrículos cerebrales alojaban el fluido responsable de los fenónmenos psíquicos del
hombre.
Mientras tanto, durante el Medioevo, la enfermedad mental fue interpretada como
una acción de los demonios sobre la víctima. La santa inquisición redacto incluso
libros, entre ellos, el más celebre: El Malleus Malificarum (el martillo de las brujas,
publicado en 1486), llevó a la hoguera a miles de víctimas que hoy podrían
denominarse histéricos o epilépticos.
Naturalmente, durante esta época el clíma intelectual estaba dominado por la iglesia y
la indagación sobre la función del cerebro como generador de procesos psicológicos
no sólo era impensable sino sumamente riesgoso para los estudiosos de ese tiempo.
No obstante, durante los siglos XIV y XVI, se produjo la gran transformación cultural
conocida como Renacimiento, y aunque en sus inicios este término tuvo un origen
religioso, es apartir del siglo XV que da cuenta de una renovación moral, política e
intelectual tras la recuperación de los valores heredados de la cultura grecorromana.
Las manifestaciones fundamentales del renacimiento fueron el humanismo, la
transformación de las concepciones políticas, religiosas y el resurgimiento del interés
por la indagación directa de la naturaleza y del hombre en particular. Por lo cual, es
durante este periodo que se sientan las bases de las ciencias contemporáneas al
reconocerse al método como el rasgo distintivo de la actividad investigativa.
Dicho legado lo debemos a Galileo Galilei, quien afirmó al método experimental,
como máximo criterio de verdad aplicable a la investigación científica.
Bajo este contexto, el cerebro comenzó a estudiarse de nuevo como un posible centro
de control de la actividad humana. El número de estudios fue innumerable, pero la
mayoría fueron infructuosos, no obstante, crearon el ambiente intelectual que
posibilitó el surgimiento de posteriores y decisivas investigaciones al respecto.
Es Andreas Vesalius, anatomista, quién en el siglo XVI d. C. rechaza algunos errores
anatómicos presentes en la obra de Galeno, tras diseccionar sistemáticamente el
cuerpo humano, argumentó que no era en los ventrículos cerebrales donde se
alojaban los procesos psíquicos, sino en los nervios del tejido cerebral. No obstante
persistió en la idea de que el sustrato de los procesos psicológicos eran los espíritus
animales (pneumas psíquicos), que fluían ya no por los ventrículos, sino por los
nervios.
Por otro lado, durante el siglo XVII, las ideas del filósofo, matemático y físico, René
Descartes, marcan el inicio de la Edad Moderna en la evolución de las concepciones de
las relaciones entre el cuerpo y la mente. Consideraba al cuerpo una máquina, a partir
de su conocimiento de la naturaleza involuntaria de la acción refleja, siendo capaz de
explicar fenómenos tales como el acto del parpadeo.
Pero... a pesar de ello, continuaba pensando que los músculos se movían en virtud de
infusiones de espíritus animales, espíritus minúsculos que se movían muy rápido, como
partículas de fuego.
Su principal contribución en este terreno fue considerar al cuerpo como una máquina,
siendo la mente una parte que interactuaba con ella, que como tal, estaba sujeta a las
mismas leyes físicas que el resto de la naturaleza.
Con el dualismo de Descartes, se inicia el problema mente-cuerpo. Sin embargo, desde
esta perspectiva, el problema de la localización de funciones dejaba de cobrar
relevancia, dado que la mente de Descartes no era divisible y ni material.
Empero, el siglo XVII vio el surgimiento de interesantes experimentos que coadyuvaron
a que la teoría de los nervios transportadores de espíritus fuera perdiendo terreno
gradualmente.
Localizacionismo y Antilocalizacionismo
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, una vez que se sepultó casi en su
totalidad la idea de que los impulsos nerviosos eran producidos por fluidos o
por espíritus, surgen dos personajes que con sus investigaciones sentaron las bases de
lo que hoy se conoce como antilocalizacionismo: Josef Gall y Johann Spurzheim,
principales representantes de la teoría frenológica.
A través de sus estudios identificaron 27 facultades humanas básicas, las cuales fueron
asociadas con centros o lugares cerebrales particulares a partir de la medición del
cráneo, es decir, creían que las prominencias o depresiones craneales, se asociaban
con un mayor o menor desarrollo del tejido cerebral subyacente y que éste era
responsable a su vez de una facultad o habilidad, tal como la recitación de poesía.
Se dice que tanto Gall como Spurzheim sentaron las bases de la postura
localizacionista debido a que claramente mostraron la intención no sólo de asociar las
facultades mentales que entonces se reconocían en el cerebro, sino en áreas
específicas del mismo.
En contraparte, Jean-Pierre Fluorens, detractor de la teoría de Gall y pionero de la
postura antilocalizacionista, argumentó la equipotencialidad de la corteza cerebral.
Realizó extensas lesiones cerebrales en diversas especies de aves y pasado un tiempo,
observó que había una recuperación del comportamiento que se había visto afectado
por la lesión provocada, por lo que llegó a la conclusión de que la corteza cerebral
actuaba como un todo homogéneo, ya que a pesar de la lesión se recuperaba el
comportamiento que había sido afectado.
Estos hechos probados empíricamente, además de las condiciones político-religiosas
que apoyaban los argumentos de Fluorens, hicieron que la postura localizacionista
quedara durante algunos años fuera de la contienda científica (Yáñez, 2008).
Para el año de 1825, Jean Baptiste Bouillaud, presentó ante la comunidad científica de
la época una serie de casos clínicos de pérdida del habla que tenían en común lesiones
frontales, pero su trabajo fue ignorado.Sin embargo, con él comienza nuevamente la
pugna por posicionar nuevamente al localizacionismo.
Contemporáneo a Bouillaud, MarcDax notó y dio cuenta de la asociación que existía
entre el daño al hemisferio izquierdo y la aparición de hemiplejia derecha (parálisis de
la mitad del cuerpo) y afasia (Trastorno que impide la articulación del lenguaje) en
cuarenta pacientes. Afortuandamente su escrito fue publicado en 1836.
Pese al hecho anterior, de acuerdo con Feinberg y Farah (2000, cit. en: Yáñez, 2005),
fue hasta eñ año de 1861 que nuevamente se reconoce a la postura localizacionista. En
este año, en la Sociedad Antropológica de París se presentó Ernest Aubertin (yerno de
Bouillaud), el cual describió el caso de un paciente, quien durante una cirugía cerebral
(para remover el hueso frontal), al ser tocado con una espátula en los lóbulos
anteriores (frontales), tuvo cese del habla sin pérdida de conciencia.
No obstante, y aún cuando se contaba con la evidencia de los investigadores
mencionados, respecto a la comprensión de la localización de funciones, muchos
autores señalan a Paul Broca como el iniciador y quien consolida la visión o postura
localizacionista.
Broca, durante el año de 1861 llevó a cabo los primeros intentos de correlaciones
clínico-patológicas y presentó nuevamente, ante la Sociedad Antropológica de París el
caso de un paciente con pérdida del lenguaje oral (articulación). Durante la autopsia,
detectó una lesión en el tercio posterior de la circunvolución frontal inferior del
hemisferio izquierdo. Estos hallazgos, junto con otros, le permitió inferir y exponer que
el lenguaje articulado se localizaba en un área del cerebro perfectamente demarcada, a
la que hoy se le conoce como el área de Broca.
De acuardo con Luria (1977, cit. en: Yáñez, 2005), la propuesta de Paul Broca se
considera prototípica de la postura localizacionista, ya que enfatiza en la posibilidad de
la localización directa de los procesos mentales complejos en áreas circunscritas de la
corteza cerebral.
Sus aportaciones tienen importancia debido a que:
1. Se reconoce la localización de una función mental compleja en una zona específica
de la corteza cerebral
2. La localización descansa sobre la base de una correlación con hechos clínicos
3. Muestra la diferencia entre las funciones de los hemisferios cerebrales (izquierdo y
derecho), e identifica claramente al hemisferio izquierdo como responsable de
funciones del lenguaje
4. Innova con el método de análisis clínico-patológico (Hace una descripción
minuciosa de los síntomas de su paciente y los relaciona con hallazgos patológicos).
Los trabajos de Broca, dieron lugar a otra serie de investigaciones; una de las más
importantes fue la de Carl Wernicke, quien demostró que las lesiones de la porción
posterior de la región temporal superior producían un tipo de afasia en donde la
compresión del lenguaje oral se ve deficitaria (afasia de Wernicke). Asimismo, supuso
que este centro se conectaba con el área de Broca (articulación del lenguaje) a través
de una comisura cerebral (fascículo arqueado), el cual podía desconectar a ambas
áreas. Así, propuso también lo que hoy se conoce como afasia de conducción.
Posteriormente, Bastian, Wernicke y Lichtheim demostraron que conductas complejas,
como el lenguaje oral, podían ser fraccionadas en componentes modulares, por lo cual
desarrollaron modelos de procesamiento de la información, para entender cómo los
distintos componentes interactúan para producir el habla (Yáñez, 2005).
Localizacionismo y Antilocalizacionismo
Pero si bien las investigaciones de los localizacionistas hicieron cobrar auge a esta postura,
los antilocalizacionistas, no se quedaron atrás. Pronto se sumaron estudios que
corroboraban la idea de que las alteraciones en un comportamiento complejo, no podía
atribuirse a lesiones determinadas en áreas del cerebro y que el grado de altración estaba en
proporción con el tejido del cerebro eliminado, incluso, argumentaban que las diferentes
áreas de la corteza eran equivalentes.
Jackson (1878), hipotetizó que las funciones complejas tenían una organización vertical, las
cuales se representaban primeramente en un nivel "inferior", en la médula espinal o en el
tronco cerebral; luego aparece representada otra vez (re-representada) a nivel medio, en los
sistemas motores o sensoriales y volvía a re-re-representarse a un nivel superior, en lo
lóbulos frontales del cerebro. De modo que cada función del sistema nervioso no era el
resultado del trabajo de un grupo de neuronas circunscritas, sino de un todo
jerárquicamente organizado y dinámico - interactivo. De modo que, la localización del
síntoma, o la pérdida de una u otra función, de ninguna manera podía ser identificada con la
localización de una lesión, por lo cual sólo las lesiones, pero no las funciones, eran
localizables en el cerebro.
Lashley, por su parte, a través de estudios con ratas, concluyó que las alteraciones en la
conducta no podían atribuirse a lesiones en distintas áreas del cerebro, sino que el
grado de alteración estaba en relación directa con la masa de cerebro eliminada;
empero, también concluía que con respecto a las funciones complejas, las áreas
corticales de los hemisferios cerebrales eran equivalentes (Luria, 1977, cit. en: Yáñez,
2005).
Según Luria (1977, cit. en: Yáñez, 2005), tanto la postura localizacionista como la
antilocalizacionista aportaron al desarrollo de la teoría científica de la organización
funcional de la corteza cerebral.
A. Localizacionistas:
2. Elaboraron los conceptos pioneros acerca del trabajo diferenciado del cerebro.
B. Antilocalizacionistas:
Más allá de las visiones y neovisiones Lurianas, actualmente una postura que mantiene los
principios básicos de Luria es la conceptualización de Mesulam, relacionada con la
organización de las funciones cognitivas, mentales o psicológicas, quien propone que éstas
se organizan en redes, por lo cual postula:
1. Los componentes de una sola función compleja, por ejemplo la memoria, están
representados en distintos lugares de la corteza cerebral pero éstos están interconectados,
por lo que constituyen una red integrada para la función.
3. Por lo anterior, las lesiones confinadas en una sola zona cortical tienen la probabilidad de
dar lugar a múltiples déficits.
5. La misma función completa puede alterarse como consecuencia de una lesión en una o
varias áreas corticales, cada una de las cuales es un componente que forma parte de la red
integrada para la función.
Estimado alumno, te invito a ver el siguiente vídeo, en el cual podrás observar más de
cerca una postura semejante a la de Mesulam para el estudio de la memoria, espero
sea de tu agrado (Te aclaro que no es necesario que comprendas el tema que se
expone a la perfección, ya habrá tiempo para hacerlo en el siguiente módulo, lo que
importa es comprender la postura)
La neuropsicología cognitiva...
Este hecho muestra una disociación o discrepancia funcional, lo que indica que ambos
tipos de lectura son independientes entre sí. Lo cual es un hallazgo importante, desde
el punto de vista neuropsicológico, cuando se estudia el lenguaje. Sin embargo, este
hallazgo no estaría completo y no se corroboraría si no se presentara una Doble
Disociación de función.
Así, desde esta postura se postula que la vida mental o cada una de las funciones
cognitivas son posibles gracias a la actividad de múltiples procesadores cognitivos o
módulos (Modularidad de funciones). Obviamente, cada módulo se ocupa de su
propia forma de procesamiento, de manera independiente (Yáñez, 2005). En este caso,
habría un módulo encargado de la capacidad para leer palabras y otro para leer
pseudopalabras)
Además, se cree que los modulos están sustentados de manera distinta en el cerebro,
de tal forma, que las lesiones cerebrales pueden afectar el funcionamiento de algunos
módulos, mientras dejan otros intactos; al corroborarse ésto junto con la
independencia funcional, hablaríamos de una disociación anatómica de la
representación de los módulos.
Diferencias entre los métodos de la Neuropsicología de Luria y la
Neuropsicología Cognitiva...
Los objetivos de la Neuropsicología Cognitiva, de acuerdo con Ellis y Young (1988, cit.
en Yáñez, 2005), son:
1. Explicar los patrones o las alteraciones de las funciones cognitivas afectadas o
intactas en personas con lesiones cerebrales en términos de la alteración de uno o más
módulos, a partir de una teoría o modelo del funcionamiento cognitivo de la función
cognitiva de la que se trate.
A esto se añade, de acuerdo con McCloskey (2001, cit. en: Yáñez, 2005):
5. Tener una mejor comprensión del déficit en sí mismo, como base para el
diagnóstico y el tratamiento.
1. Método de lesión
El método de lesión es el más antiguo de todos, pues desde hace cientos de años, se
"aprovechaban" los casos en los que por diferentes circunstancias las personas
adquirían alguna lesión. Hoy día, los traumatismos craneoencefálicos, las
tumoraciones, infecciones, enfermedades neurodegenerativas, entre otras
circunstancias que afectan a distintas personas, siguen permitiéndo usar este método.
La diferencia es que ahora se cuentan con distintas teorías que permiten un abordaje
distinto y una concepción diferente de los hallazgos clínicos que se encuentran (qué es
lo que está intacto, qué es lo que está deficitario). Desde la postura de Luria por
ejemplo, al encontrarnos con una persona que ha tenido una lesión cerebral, el
objetivo consiste en encontrar el factor deficitario. Desde la neuropsicología cognitiva
la interpretación se hace a partir de encontrar los módulos alterados.
Cuando se emplea el método de lesión es muy importante tener en cuenta que ante
los efectos de ésta, el tejido cerebral remanente puede reaccionar adversamente o
compensar la pérdida de la función, y con ello, añadir o minimizar los déficits, así que
puede ser difícil distinguir los efectos causados por una lesión. Por lo cual deben
tenerse en cuenta:
4. Edad, sexo, escolaridad, estado de salud, etcétera, son otros de los factores o
variables que se deben tomar en cuenta para pronosticar la permanencia de
alteraciones funcionales, así como lo que se podría esperar a partir de la intervención
rehabilitatoria.
La limitación principal del método de lesión es que es muy difícil encontrar individuos
con daños cerebrales y funcionales semejantes; además de que no pueden provocarse
lesiones en seres humanos. Pero esta limitación se subsana realizando estudios
experimentales en animales, en quienes se realizan lesiones con el objetivo de probar
una determinada función o elemento de una red funcional y su relación con una
determinada estructura.
A su vez, la limitación de este método, son las distancias filogenéticas entre especies,
de ahí que con estos estudios sólo puedan estudiarse las funciones más básicas o
funciones que despliegan los animales con los cuales se experimenta, y que son
parecidas en los seres humanos.
Sin embargo, los estudios experimentales también se realizan con seres humanos, pero
no para provocar una lesión, sino para conocer cómo se presentan funciones más
complejas como el lenguaje. En este caso, se valoran a través de condiciones
experimentales planeadas las funciones mentales, por ejemplo, si un investigador está
interesado en conocer cuál es la media de palabras que recuerdan a corto plazo
personas de determinada edad y escolaridad completamente normales, entonces
reclutará a su muestra, diseñará la tarea experimental mediante la cual se ponga en
marcha el recuerdo a corto plazo de palabras y llevará a cabo el experimento.
3. El método psicométrico
Más tarde surge la fase del estadio del perfil funcional de la evaluación neuropsicológica.
El énfasis se centra en especificar el defecto funcional a nivel conductual y cognitivo de
múltiples funciones mentales a través de pruebas estandarizadas y que se aplican en
condiciones clínicas. La meta es diferenciar entre las habillidades conservadas y alteradas
para planear el tratamiento a seguir.
El cuarto estadio es el que cumple con pruebas de validez ecológica. La meta es evaluar el
funcionamiento de un individuo para llevar a cabo tareas importantes de la vida diaria.
Estos últimos dos estadios son los que aún imperan, junto con la idea de aplicar test
individualizados y tareas de laboratorio que permitan poner a prueba en las personas los
modelos cognitivos ahora conocidos, así como el uso de versiones automatizadas (por
computadora), de algunas de las pruebas estandarizadas (Yáñez, 2005).
Ahora bien, es muy importante destacar que el método psicométrico es ampliamente usado en
la evaluación neuropsicológica, tanto a nivel experimental como clínico.
Estimado alumno, como bien te has podido dar cuenta. La neuropsicología no sólo es
una ciencia aplicada, para el estudio clínico de pacientes con trastornos adquiridos o
que se gestan durante el neurodesarrollo, también hace investigación a nivel básico y
aplicado, con lo cual alimenta las teorías sobre las que se sostiene a través de los
propios estudios de personas con alguna afectación o en condiciones normales
Así que existen dos tipos de estudios mediante los cuales la neuropsicología corrobora
o refuta sus paradigmas y conceptos: los estudios de grupo y los estudios de caso.
Los estudios de grupo se conforman con base en los objetivos de estudio que los
neuropsicólogos se proponen, así que, dependiendo de éstos, es más o menos difícil
conformar los grupos de estudio, debido a que la muestra de sujetos deben cumplir
con ciertas características, por ejemplo, padecer un mismo tipo de afectación
funcional, o lesión (cuando son estudios clínicos), o contar con la misma edad, sexo,
escolaridad, nivel socioeconómico (cuando son estudios básicos). Sin embargo, y a
pesar de las dificultades intrínsecas, los estudios de grupo presentan una enorme
ventaja, la generalización de resultados.
Al constatar que ciertos hallazgos o características funcionales o estructurales, se
presentan repetidamente en un número importante de personas, los resultados se
generalizan, se extienden, alimentando con ello el conocimiento.