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ESE IDIOTA LLAMADO SOCRATES: una perspectiva histérico- critica sobre su juicio y condena’ MANUEL , ALMEIDA RODRIGUEZ INTRODUCCION En su La herida de Sécrates, Bertolt Brecht (1989) narra cémicamen- te la experiencia del ateniense cuando participé en la batalla de Delio contra los persas. Seguramente recogiendo el episodio del retrato que de Sdcrates nos dejé Didgenes Laercio (2008: p.101) en su Vida de los fildsofos ilustres, ademds del recuento que nos have Alcibfades en el didlogo platénico E/ banquete (Platén, 2000}, Brecht hace el relato de ‘cuando Sécrates ~formando parte de las tropas de infanteria ligera— sale huyendo tan pronto siente que se acerca el ataque enemigo. Para ‘su mela fortuna, corrié por sobre un zarzal y una espina se le clavo en un pie, incapacitindolo en el suelo. Ante el avance enemigo comenzé a gritar furiosamente, a hacer alarde de la ferocidad combatiente de los suyos y a blandir su espada de lado a lado. Con ese alboroto desespe- rado, pudo dar la impresién los enemigos de la solidez de la infanterfa ateniense y los hizo retroceder, logrando con ello que la fila de comba- te se mantuviera firme hasta la llegada de la caballeria. Ante los ojos de Alcibiades y el resto de las autoridades ~que ignoraban que todo se originé por la cobardia, el accidente y la desesperacién- Sdcrates habfa mostrado un grado tremendo de valentia. El resto del relato trata de cémo todos, particularmente las autoridades atenienses, insisten en premiar a Sécrates por sus actos de valor como guerrero mientras este trata de ocultar su herida, recostado en su casa. A Jantipa, espo- sa de Sécrates y la Unica incrédula del supuesto valor de su marido, Jooxeanvo | nvesriaxrivo [Restexwo [13 | al preguntérsele sobre lo ocurrido, Brecht (1989, p.116) le hace decir: “Seguro que habrés hecho otra de tus payasadas, 2eh? |...| Mafana volveré a ser el hazmerreir de todo el mundo cuando saiga a buscar un panecillo”. La caracterizacién de Sécrates que Brecht nos presenta en su fiocién, partioularmente a través de su esposa, es una de un "bue- no para nada", un "payaso" que le procura aun a ella ser victima de la burla de los demés. Esta caracterizacién de Sécrates es muy distante de la que presen- tardn sus seguidores y admiradores, particularmente Platén, que en su Apologia nos presenta a un hombre valeroso dispuesto @ morir antes de ceder en practicar lo que le dicta su conciencia, El breve texto de Brecht tiene el mérito de problematizar la figura de Sécrates, conte- niendo de cierta manera elementos de verdad. Pensemos que esta es una persona que procuré la animosidad de la comunidad ateniense a tal punto que terminan condenandolo de muerte en el 399 a.C. En esta vena, Didgenes Laercio nos relata sobre Sécrates que: Muchas veces discutiendo con vehemencia recibla pufietazos y arrancadas de pelos, y las més era despreciado y lo tomaban a risa. ¥ todo esto lo soportaba pacientemente. Una vez le dio uno una patada, y, como lo aguantara, a uno que se asombraba, le co- ment6: “ZEs que si me diera una coz un asno lo iba a llevar ante los jueces?” (2008, p,100). Sibien es dificil encontrar una imagen tal de Sécrates en los diélogos platénicos, pues el discipulo no se cansa de dejamos una impresién muy halagadora de su maestro, aun en relatos de otros admiradores algo de ello es perceptible. Ast, por ejemplo, en sus Recuerdos de S6- crates, Jenofonte (1993, p.45} cita a Sécrates en medio de un didlogo ‘cuando le responde: “ZY td crees, so necio, que los muchachos bellos no inoculan nada cuando besan, aunque tu no lo veas?” So necio, no exactamente las palabras de estimulo que uno esperaria de alguien que se empefia mesuradamente en conversar con el que esté dispues- to a escucharlo, o de alguien que incluso llega a mostrar que hasta los. esclavos pueden llegar al conocimiento, si hemos de creer el Menén de Platén en el que se muestra la teorfa socrdtica del conocimiento como reminiscencia, |12 | Awairo DEENCUENTROS | Este texto no pretende concentrarse en las descripciones hechas sobre el cardcter personal de Séorates. No obstante, comenzamos por ahi para minar, preliminarmente, las descripciones platénicas que son las que han alimentado de forma preponderante la apreciacién de S6- crates en el imaginario cultural, asf como también aun la de muchos estudiosos al dia de hoy. Nuestra intencién es hacer algunas observa- ciones criticas sobre las razones y los méritos (0 no} detras del juicio que se celebré contra Sécrates en el 399 a.C., casi a sus 70 afios, y que culmind con su sentencia de muerte por via de beber la cicuta. Las raf- ces judeocristianas de la cultura occidental, ayudadas, claro est, por el relato de los hechos maravillosamente escritos por Platén en su Apo- logla, hacen ver a Sécrates como una especie de mértir, alguien que muere por una causa -la causa del amor a la sabidurfa (philo-sophia}— sin claudicar. Sin embargo, creemos que es importante ir mas alld de los prejuicios heredadios de Platén y matizar sobre el asunto. La pista interpretativa tradicional en el juicio de Sécrates, poco des- pués de la derrota ateniense en la Guerra del Peloponeso, es un punto culminante a partir del cual supuestamente comenzaria un progresivo deterioro de la rica vida cultural y politica de Atenas. Frente a estas perspectivas tradicionales, el presente texto quiere reevaluar el juicio, tomando muy en cuenta particularmente los elementos politicos y so- ciales implicados en las circunstancias que giran alrededior de este. Ve~ Temos que una perspectiva histérico-critica mas amplia, nos daré una mejor interpretacién de este juicio que constituye un hito en ta historia de la humanidad por sus miitiples implicaciones. EL JUICIO DE SOCRATES Y SU DEFENSA, Al respecto del juicio contra Sécrates podemos establecer algunos elementos sobre los que no hay disputa.? Su querellante directo fue Meleto, una persona a todas luces poco significativa. Sin embargo, llev6 el caso con el respaldo de Anito y Licén. Este Ultimo era un ora- dor sofista, mientras que el primero era una figura politica-publica de mucho prestigio, renombre y de reconocido patriotismo y tendencia democratica, De igual forma sabemos que las acusaciones fueron, por un lado, (a) que Sécrates no crefa en los dioses en los que crefa la ciudad y de lorearwo | nvesicarvo |REFLEWO | 19] querer introducir divinidades nuevas. Sobre esta acusacién Platén en su Apologia lleva a Meleto a desarrollarla al punto de convertitla a una, segin la cual Sécrates era sencilla mente ateo (Platén 2008, 26e). Por otto lado, a Séorates se le acusa también de (b) corromper a la juven- tud. El jurado que vio el caso se componia de 500 ciudadanos, seleccio- nados por loterfa de un panel de 6,000. En fin, diversas fuentes con- cuerdan en que el jurado era una muestra representativa de la pobla- cién ciudadane (que rondaba los 20,000 a 30,000) y que, por lo tanto, no estaba parcializado necesariamente ni para un lado ni para el otro. Un juicio tipico constaba de dos etapas. Primero, el querellante plan- teaba las acusaciones seguido de una primera defensa del acusado.? Luego segufa una primera votaci6n por parte del jurado para decidir si el acusado era culpable 0 no culpable. De ser encontrado culpable, se- gufa una segunda parte en donde se escuchaban ambas partes sugerir un castigo o pena, Después, nuevamente, el jurado votaba a favor de una condena u otra. En el caso de Sécrates, en la primera votacién se determiné su culpabilidad en una votacién que se dividié en 280 a favor de su culpabilidad y 220 en contra. Una votacién cerrada y reco- nocida como tal por 6! mismo Séerates (Platén 2000, 36a-b). De hecho, Sécrates expres6 estar sorprendido, pues esperaba una votacién mas amplia en su contra. Incluso, planteaba que lo que logra un veredicto de culpabilidad es el hecho de que el caso de Meleto estaba respalda- do por Anito y Licén, y no por el caso ser metitorio en sf mismo. Sin embargo, en la segunda votacién ~al respecto del castigo se condena a Sécrates con la pena de muerte en una votacién de 361 a favor y 140 en contra. Lo que inmediatamente impacta es la variacién en el margen de la mayorla, pues en efecto en esta segunda votacién 80 ciudadanos cambiaron de opinién. ¢Cémo explicar el cambio dréstico de una votacién a otra? Aunque més adelante nos vamos a enfocar en los elementos histéri- co-sociales mas amplios que creemos mejor sirven para explicar el jui- cio y la condena de Sécrates, ahora verificaremos las posibles razones y motivos dentro de la misma dinémica del juicio a partir de la excelen- te representacién que nos hace Platén en su Apologia. A pesar de que no tenemos el registro directo de lo que dijo Sécrates, como comenta Grube (en Platén 2000, p.20) en su excelente traduccién y edicién del [14 | Auerto De encuRwtRos |

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