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Eckhart Tolle - Buenos Aires, Arg.

2016
El silencio tiene 2 niveles. El 1º es fácil, es dejar de hablar. El 2º es más
difícil es el silencio interior. Hay mucha gente que no ha conocido nunca
este nivel que podríamos llamar también la “quietud” o “la paz interior”.
Es mucho más que lo que estas palabras dicen. Es toda una dimensión de
la consciencia.
Teniendo en cuenta lo importante que es esta dimensión para nosotros,
para nuestro bienestar, es increíble que no se enseñe en las escuelas. Es lo
más importante de la vida humana, tengas 19 o 91 años. Una vida no se
puede llamar realmente exitosa si no se llega a conocer realmente este
estado.
En la india hay una antigua palabra sánscrita “turia”, que significa 4º, y se
refiere al 4º estado de consciencia que es posible para los humanos:
1º estado: dormido sin sueños
2º estado: dormido soñando
3º estado: estado de vigilia, normal;
4º estado: quietud interior, ser consciente sin el flujo de los pensamientos.
No alcanza con hablar de él. Hay que experimentarlo.

El cambio del mundo comienza cuando esa dimensión entra a través de ti


en este mundo. El 4º estado de la consciencia: la presencia. Ese es el
destino para los humanos. Usamos la palabra “despertar” porque la
diferencia entre el estado de los sueños y lo que llamamos vigilia, del
mismo modo cuando la presencia entra en nosotros despertamos otra vez.
Este estado “normal” de la completa odentificación con los pensamientos,
es una especie de sueño, también. Por eso en el lenguaje espiritual
hablamos de “despertar”. Y al despertar de este modo, los pensamientos ya
no tienen el poder sobre nosotros que antes tenían. Pierden el poder de
hacernos infelices. Los pensamientos pierden el poder de causarnos
sufrimiento. Porque lo sorprendente es que la mayor parte del sufrimiento
de los humano no vienen de las situaciones o las condiciones en que la
gente se encuentra, si no que viene del comentario mental que nos
hacemos acerca de las condiciones o situaciones en las que nos
encontramos. Eso lo puedes verificar en cualquier situación donde tu te das
cuenta que empiezas a sufrir de algún modo, puede ser una simple
irritación, o cualquier cosa, por ejemplo digamos que te encuentras en una
cola y la misma no se mueve y te empiezas a decir lo terrible que es esa
situación y “no voy a venir aquí de vuelta” o “cómo esta gente no es capaz
de trabajar eficazmente”, y me voy irritando y me siento infeliz. Entonces
si observo en forma mas neutral, ¿mi malestar es a causa de la situación o
a causa de lo que los pensamientos me dicen?
Entonces te das cuenta de que si yo no añado estos pensamientos a esa
situación, la situación es como es y soy libre de los sufrimientos porque he
aceptado una situación que no puedo cambiar en ese momento. Y acepto
este momento tal como es, sin añadir pensamientos a esa situación.
Entonces me doy cuenta que lo que había sufrido había sudo causado no
por la situación, si no por los pensamientos.
Es una revelación increíble, porque mucha gente lleva, dentro de sí, una
persona infeliz, que me habla desde la infelicidad.
Y la gente no sabe que llevan ese peso mental de eso que llaman “mi
vida”. Y lo confunden con la realidad. La realidad es siempre y unicamente
este momento. El resto, eso que llamo “mi vida”, es una colección de
pensamientos y emociones, nada más.
Mi vida es este momento, nada más: estoy respirando, siento la energía
dentro de mi cuerpo, veo las cosas alrededor de mi. Y lo más asombroso:
siento la increíble presencia de mi ser. La luz del mundo, yo soy el
universo que se está haciendo consciente a través de mi.
Y entonces la persona que ha pasado años quejándose, no tiene tanto que
decir, se calla de vez en cuando. Y entonces tu despiertas de esa ilusión de
ser, esa pequeña persona cuya vida no ha ido de la forma que se había
imaginado.
Lo que llamas “mi vida” es un cuento en la cabeza. Nada más. La
verdadera vida es siempre inseparable de este momento, y este momento
tiene posibilidades enormes. Este momento es profundo. Este momento es,
en última instancia, lo que tu quieres, es el espacio luminoso en que todo
sucede.
Existes de 2 formas: existes como forma, como un cuerpo, un pasado y un
futuro (2 pensamientos). Y más esencialmente tu existes como la
consciencia del universo, La luz del mundo. Eres inmortal.
No hay mucho que se pueda decir sobre esta dimensión de la consciencia.
No voy a intentar explicar el universo con los pocos sonidos que la voz
puede producir: 5 vocales y algunas decenas de consonantes. ¿Cómo voy a
explicar el universo con este sistema limitado que es el lenguaje? Es
absurdo.
Hay 2 modos de conocer algo:
 tu puedes conocer algo a través de los conceptos de la mente
 o puedes conocer algo directamente.
No podemos conocer el misterio del universo a través de conceptos
mentales, de palabras y palabras. Ni siquiera a través de fórmulas
matemáticas. Pero podemos conocer el universo directamente, no a través
de conceptos, si no de lo que somos en el fondo de nuestro ser.

El mundo está perdido, extraviado, en la conciencia de objetos. Por eso es


un mundo infeliz. Por eso es un mundo de sufrimiento. Y nunca puedes
escapar de este mundo de sufrimientos si no encuentras esa dimensión que
no tiene nada que ver con los objetos mentales. Simplemente espacio
interior. Una quietud que no solamente está cuando estamos quietos.
Podemos ser conscientes de esa dimensión incluso haciendo cosas.
Simplemente lo importante es darnos cuenta de que no es necesario
continuamente nombrar las cosas que suceden en el mundo de los objetos.
Interpretar inmediatamente cada persona que encuentras, cada situación, la
cosa más pequeña. Poner etiquetas, mentalmente, a todo lo que pasa.
Entonces pierdes consciencia del espacio interior.
La práctica más importante es no resistir las formas que aparecen, en cada
momento. No vivir en un estado de resistencia interior, o negación de la
forma del momento presente. Tenemos que permitir, y eso se llamaría la
alineación con el momento presente. La más esencial práctica espiritual es
la alineación interior con la forma del momento presente.
Al ego no le gusta esto. El falso “yo” vive en una continua oposición con
el momento presente. O lo niega (está mirando hacia otro momento que no
es más que un pensamiento). El futuro, por ejemplo, no es más que un
objeto en la mente. Nunca nadie ha encontrado el futuro, porque si lo
encuentras, se ha convertido en el presente. Porque no existe excepto en la
mente como un pensamiento. Es útil para las cosas prácticas, pero más allá
de eso, no tiene ningún sentido. Si hablamos de las cosas importantes, de
quién somos, pasado y futuro no existen. Son objetos en la mente.
El momento presente tiene forma en su superficie, y no tiene forma en su
esencia. Ver lo transitorio de las formas, por ejemplo visitando los
cementerios, es un modo de encontrar dentro de ti lo que no tiene forma.
Lo que no es un objeto. Lo que está mas allá de las formas.
Entonces la práctica es encontrar una nueva relación con la vida que es
siempre el momento presente. Y esa nueva relación con la vida es muy
diferente de la relación que el falso ego, el “yo” tiene con la vida. El ego
ha convertido al momento presente en un obstáculo o un enemigo, Se
queja, trata de llegar a otro punto siempre. Porque para el falso “yo” el
momento presente nunca es suficiente. Casi nunca le gusta. Y si, rara vez,
hay un momento que le gusta, ese momento pasa rápidamente y el yo se
queda en el mismo estado que antes, de insatisfacción. El falso yo se
sostiene con este “no” a la vida del momento presente. Esto es un
mecanismo inconsciente. Esa oposición con lo que ES en el momento
presente nutre al ego. Las quejas mentales son un aspecto de esta
resistencia. Se queja de personas, se queja de situaciones, se queja del
tiempo, se queja del país, se queja de todo. Se va de vacaciones y en
seguida encuentra algo de que quejarse. Esta es una de las formas en que el
ego se sostiene: en una oposición frente a lo que es. Esto ya se ve que es
una demencia: que sentido tiene oponerse a lo que es ya es. El estado
normal es esa oposición hacia la vida del falso “yo”. Recomiendo leer un
libro de historia del siglo XX. Es suficiente para ver que la mente colectiva
humana padece de una enfermedad grave mental.
Entonces la práctica es convertir este “no” inconsciente en un “sí”
consciente, y aceptar la forma de este momento tal como es.
Desarrollamos una nueva relación con el ahora. Una relación abierta y
amistosa con la forma de este momento. Sea lo que sea. Esta es la práctica
espiritual más eficaz que hay, y la más simple: continuo alineamiento con
la forma del momento presente. Acepta lo que es. Y si una acción es
necesaria, se puede actuar. La base de la acción eficaz es estar alineado con
la vida, con el momento presente.
Esta práctica no necesita de tiempo: aceptar este momento como si lo
hubieras elegido. Cada momento, el único momento con distintas formas.
Aceptar cada momento como si lo hubiésemos elegido, porque la totalidad
del universo ha producido la forma de este momento. No puede ser otra
cosa porque ES. No se puede discutir con ES. Es una locura discutir con
ES. Lo que ES ya es. Es una locura discutir con ES.
Y si aceptamos la forma del momento presente, entonces interiormente se
abre el espacio. Nosotros somos el espacio para lo que sucede.
Entonces esta ausencia de juicio hacia el presente, es también la ausencia
de pensamientos que imponemos sobre el mundo. Si siento el momento
presente, dejo de pensar y me abro a la vida. Entonces siento en el fondo lo
que no tiene forma. El Yo atemporal, que no tiene nada que ver con mi
historia personal.

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