El muralismo tanto como la música, son de las expresiones culturales más
antiguas y autóctonas del ser humano. Estudios indican que las primeras expresiones artísticas plasmadas a través de las paredes datan del año 20000 a.C aproximadamente, esto quiere decir que las paredes de nuestros territorios han hablado por un largo tiempo, dejando entre ver con el paso de los años, los pasos agigantados que la humanidad ha dado buscando un mejor bienestar, muchas veces arriesgando su naturaleza con tal de alcanzar un estado de gloria, que muy fácilmente el universo mismo nos podría arrebatar en un instante. Pensar sobre las banalidades del mundo, ha inspirado a lo largo de nuestra historia a demasiada clase de artistas que, desde Asia hasta Oceanía, han impregnado el mundo con sus sentires, tristezas y alegría que la pintura nos regala día a día emociones para seguir pensando lo importante de dejar nuestro legado en los muros de la tierra. Cerca al año 1930, llega a Colombia esta corriente artística, refleja en artistas como Pedro Nel Gómez, Eduardo Ramírez Villamizar, Alejandro Obregón, Judith Márquez y Juan Antonio Roda, permitieron a nuestro país, entrar en el hermoso terreno del muralismo artístico como forma de pensamiento crítico y colectivo. Una de las figuras más representativa del muralismo en Colombia, es la artista Débora Arango, quien a través de la pintura mostro a nuestra sociedad hundida en la desesperanza y la guerra de los años 50, que el arte rompe las barreras del silencio y activa nuestro pensamiento crítico-colectivo demostrado en su obra “Catarina de rosa”. De este punto en adelante, Colombia ha sido un territorio en donde nacen grandes muralistas y artistas, ahora más que nunca las calles hablan., el arte se vuelve lo única arma que tiene el oprimido para que le mundo vea su descontento, en Colombia las paredes realmente hablan y cuentan verdades que quieren ocultarnos. Este es nuestro momento, en donde el pueblo se hace escuchar y levanta sus gritos de indiferencia, pidiendo y casi suplicando por un entorno digno, en el cual pensar y actuar diferente no sea símbolo de muerte, un país en el cual si se apoyara el talento seria uno de los precursores de la pintura mural en el mundo, solo pensar esto me llena de ilusión, pero aún falta un largo camino por recorrer, barreras que derrumbar y un sinfín de almas vacías que llenar.