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LA MONUMENTALIZACIÓN
DEL PAISAJE: PERCEPCIÓN
Y SENTIDO ORIGINAL
EN EL MEGALITISMO
DE LA SIERRA DE BARBANZA
(GALICIA)
MONUMENTALIZING LANDSCAPE:
FROM PRESENT PERCEPTIONS
TO THE ORIGINAL MEANINGS
OF GALICIAN MEGALITHISM
(NW IBERIAN PENINSULA)
This study is based in a systematic review of the mega- de los elementos naturales y artificiales del paisa-
lithic monuments from Sierra de Barbanza (NW Iberia). je sobre los seres humanos prehistóricos que los
Its final scope is proposing theoretical and methodologi- observaban.
cal standpoints to approach these phenomena, but as well Esta línea de investigación es de gran impor-
producing a case-study to reconstruct monumental strate- tancia por cuanto la comprensión del paisaje so-
gies to shape cultural landscapes in Neolithic Europe and cial no está completa si no se considera la dimen-
observe the diacrony (ie, continuities and changes) of the- sión perceptiva, si no se toman en cuenta las
se traditions. apreciaciones y posiciones de los individuos que
construyeron y utilizaron un determinado paisaje.
Palabras clave: Arqueología del Paisaje. Arqueología de Al estudio de las tres dimensiones fundamentales
la percepción. Espacio social. Espacio simbólico. Territo- del paisaje (laambiental o espacio físico. Insocial
rialidad. Megalitismo. Túmulos. Arquitectura. o espacio utilizado y la cultural o espacio pensa-
do) (1) habría que añadir entonces la dimensión
Keywords: Landscape Archaeology. Archaeology of per- perceptiva.
ception. Social space. Symbolic space. Territoriality. Me- Sin embargo el estudio de esta dimensión pre-
galithism. Monumentality. Barrows. Architecture. senta grandes problemas. Puede, con facilidad,
llegar a ser subjetivo o subjetivizante. La noción
de que, situado ante un determinado espacio, po-
1. INTRODUCCIÓN demos descubrir el impacto que ese medio pro-
dujo en cualquier observador a partir de nues-
Este trabajo es una revisión del megalitismo de tras propias reacciones, no sólo se debe perseguir
la Sierra de Barbanza, una zona bien conocida en por idealista, sino sobre todo por mantener la ilu-
la Arqueología gallega y que fue estudiada mono- sión de que el patrón de subjetividad no cambia,
gráficamente a principios de la pasada década por sino que se mantiene invariable independiente-
uno de los autores {Crmdo et alii, 1986). El objeti- mente del contexto social e histórico que se consi-
vo de aquel estudio era descubrir, mediante los da- dere (2).
tos ofrecidos por la investigación paleoambiental, Otro problema que se puede apuntar afecta a
la distribución de monumentos y su patrón de em- los pilares básicos de laArqueología de ¡apercep-
plazamiento, las formas de construcción del es- ción. Para hablar de percepción hace falta que
pacio social en época megalítica. haya un individuo-que-percibe. Este, sin embar-
Desde entonces se han acumulando nuevos da- go, no es cualquier ser humano, sino un tipo deter-
tos, han surgido nuevas perspectivas interpretati- minado de sujeto, concebido y que se concibe
vas y se han aplicado planteamientos teóricos y como observador ante el mundo, que se subjetivi-
procedimientos metodológicos más rigurosos y za ante una realidad objetiva externa a él. Y esto,
de mayor resolución, por lo que parece oportuno que es una actitud muy moderna, que sabemos
volver a la sierra de Barbanza (SB en adelante) que es el producto de la experiencia artística im-
para ver cómo cambian las viejas hipótesis a la luz plantada en nuestra cultura desde el Renacimien-
de los avances recientes. to, no es un apriori de cualquier cultura. No se
En concreto, esta revisión intenta profundizar puede sostener la existencia de ese tipo át ser per-
en tres temas que antes ni siquiera se planteaban. cibiente en cualquier sociedad y, en todo caso, an-
El primero es el estudio de las formas de percep- tes de pretender estudiar la percepción arqueoló-
ción del espacio en la Prehistoria. El segundo es gica, hay que mantener ciertas cautelas críticas en
ensayar una aproximación metodológica al estu- este sentido. Con ello no se pretende decir que los
dio de la espacialidad arqueológica que podemos individuos de sociedades diferentes a la nuestra no
denominar deconstructiva. Y el tercero es la defi- perciban ni tengan sentimientos. Sino que éstos,
nición de la. diacronía del paisaje monumental. la dimensión y carácter de los mismos y la actitud
Al igual que existe una Geografía de la Percep- individual ante las percepciones, están determina-
ción, en los últimos años han aparecido trabajos dos por los códigos sociales. Hay por lo tanto que
que abogan por una Arqueología de la Percep- elucidar quién percibía y cómo y qué percibía.
ción. En ellos se pretende reconstruir cómo era
percibido el medio y el espacio social por las so- (1) Véase esta categorización en Criado, 1993b.
(2) Esto nos lleva a un tema distinto: la estrategia del logo-
ciedades pretéritas; intentan descubrir el impacto centrismo, de la metafísica tradicional moderna.
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Así pues, lo que procede no es tanto estudiar la articula y, a partir de la.descripción de ese modelo,
percepción en su dimensión directamente indivi- interpretar el sentido original del paisaje arqueo-
dual o subjetiva, terreno peligroso para laArqueo- lógico considerado. El estudio se planteó como
logía por las razones anteriores y por la ausencia una aproximación de tipo zoom, que intenta revi-
de suficientes datos empíricos; sino descubrir los sar todas las escalas que componen el espacio ar-
sistemas sociales que guían, orientan y predeter- queológico para reconocer el modelo formal de
minan la percepción. En la medida en que fuéra- cada una de ellas y determinar si son semejantes o
mos capaces de superar el nivel de las percepcio- disímiles.
nes subjetivas, que resulta inaccesible, y situamos Dejando a un lado las propuestas de carácter
en el nivel material sobre el que aquellas se cons- teórico-metodológico, este estudio pretende con-
truyen, podríamos realmente aproximarnos a una tribuir a la reconstrucción de las estrategias que,
Arqueología de la Percepción. Esta estrategia im- a través de la arquitectura monumental megalíti-
plica por lo tanto un desplazamiento de objetivo. ca, permitieron configurar un paisaje cultural du-
Podemos decir que consiste en estudiar la per- rante el Neolítico. Completando aproximaciones
cepción en su objetividad. Se trata no de estudiar previas en este sentido (Criado 1989a, b, 1993b;
la percepción a escala individual (lo que el sujeto Criado y Vaquero, 1993; Filgueiras y Rodríguez,
prehistórico sentía), sino a escala social (cómo se 1994; Vaquero, 1989, 1990, 1992; Villoch,
dirigían y controlaban aquellas sensaciones, cómo 1995a, b, c), pretendemos ahora considerar el es-
se imponía un cierto tipo de percepción). Así po- pesor diacrónico de los paisajes monumenta-
dremos, tal vez, aproximarnos a midí fenomenolo- les. Este estudio permitirá ver cómo se construye
gía de la percepción prehistórica sin incurrir en y en qué medida cambia un paisaje cultural de
simples apreciaciones subjetivas ni en los proble- larga tradición entre, posiblemente, el V y II mi-
mas que, desde nuestro punto de vista, tienen las lenios a.C.
estrategias y productos arqueológicos que se auto- El estudio se basó en una revisión sistemática
denominan fenomenológicas/os. del emplazamiento de los monumentos tumulares
Esta investigación se puede basar en la recons- de la SB que incluyó su inspección con diferentes
trucción de los procedimientos y tecnologías a tra- condiciones de luz y vegetación, la búsqueda de
vés de los cuales un determinado paisaje social nuevos datos y la localización mediante GPS con
expresaba su sentido y, para individuos que cono- corrección diferencial de los túmulos.
cían su código visual y simbólico, lo preestable-
cía. Esto se puede hacer mediante un análisis
sistemático de los rasgos visuales de los monu- 2. LAS FORMAS DEL ESPACIO (DATOS)
mentos prehistóricos y de la caracterización de los
efectos escénicos y de ISÍS panorámicas relaciona- 2.1. La posibilidad
das con ellos. El estudio del patrón de emplaza-
miento de los monumentos, de sus condiciones de La zona de estudio se corresponde con una sie-
visibilidad, particularmente de las cuencas visua- rra litoral limitada por pendientes muy pronuncia-
les que se relacionan con ellos, y de su visibiliza- das y dominada por terrenos en los que predomi-
ción, nos permitirán reconocer las regularidades nan las formas suaves y planas; es idónea para este
que muestran la voluntad de y la estrategia inten- tipo de estudio gracias a que su paisaje natural y
cional para hacer perceptible un monumento, re- tradicional se conserva bastante bien, a que el im-
marcar su presencia y provocar efectos dramáticos pacto de la repoblación forestal es, en los sectores
artificiales en relación con él. Para ello podemos que nos interesan, nulo y a que predominan condi-
analizar las formas de crear impactos visuales, ho- ciones de vegetación abierta.
rizontes escenográficos, contrastes de formas, tex- Uno de los motivos para revisar la zona fue la
turas y colores. necesidad de evaluar el Impacto Arqueológico de
El método y proceso de análisis concreto que varios Parques Eólicos proyectados para ser en-
seguiremos (Criado, 1997: ap. 2.4 y 2.6, Santos et clavados en lo alto de la sierra, trabajo que fue de-
alii, 1997: ap. 1) se puede resumir como un modo sarrollado por nuestro Grupo de Investigación de
de de-construir el espacio arqueológico (inclu- Arqueología del Paisaje de la Universidad de San-
yendo sus elementos naturales y artificiales) para tiago (Villoch y Barreiro, 1997). Esto no sólo nos
aislar ti modelo formal sobre el que ese espacio se brindó la ocasión de volver a revisar la zona, sino
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también de hacerlo con una perspectiva integral y diente, se ven coronados por una superficie de ero-
geográfica más amplia. sión antigua en la que predominan las formas de
relieve suave. Sobre ésta se ha incrustado el río
Barbanza, que discurre en sentido N-S, entre una
2.2. La geografía línea de cumbres al Oeste y una sucesión de pla-
naltos al Este. Hacia el Sur, cuando el río inicia el
La SB está en el centro de la península del mis- descenso a través del escarpe lateral de la sierra, se
mo nombre (Fig. 1), constituye la divisoria de encajona abruptamente formando un cañón o des-
aguas entre las rías de Muros y Arousa, y alcanza filadero que resulta casi infranqueable.
los 685 m de cota máxima; la altitud media de la El análisis fisiográfico o morfológico (3) nos
sierra se sitúa en torno a los 550 m. Mientras el permite reconocer, a una escala de detalle, lo que
conjunto de la península está densamente ocupa- hemos llamado formas elementales del espacio
do, aquella está casi despoblada. (Fig. 1). Este espacio presenta una divisoria longi-
Los escarpes laterales de la sierra, de gran pen- tudinal N-S constituida por la sucesión de tros for-
mas llanas y suaves, que muestran una inflexión
entre ellas y a las que se ha denominado tradicio-
nalmente con el significativo nombre de chans (4)
de Barbanza.
A ambos lados de ellas se encuentran dos valles
(formas deprimidas), cabeceras de dos corrientes
de agua: al Este la cuenca de A Grana, de formas
amplias y suaves, y al Oeste la cuenca superior del
río Barbanza, más larga y estrecha.
Las prolongaciones Norte y Sur de la divisoria
dan lugar a una línea de cumbres accidentada, que
se desdobla limitando la cuenca del Barbanza por
su lado Oeste donde se encuentran las cimas más
elevadas de la sierra (5), de modo que desde el in-
terior de la SB la única forma de percibir grandes
panorámicas visuales es desde las cimas latera-
les de la sierra y asomándose hacia el exterior de
la misma. El espacio interior de la SB es cerrado
visualmente (Lám. I).
El análisis del tránsito en la península (ver
más abajo), nos muestra que la SB y, en concreto,
su sector central se corresponde con un punto cla-
ve desde la perspectiva de la geografía de la movi-
lidad. En puridad constituye un gran paso natural
que permite organizar y distribuir los desplaza-
mientos por la península (Fig. 3). El análisis de
detalle de la SB nos permite identificar las dife-
rentes líneas y claves de tránsito (Fig. 4).
El estudio deluso y ocupación del suelo ofrece
unos contrastes muy relevantes, ya que mientras la
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TÚMULOS
PETROGLIFOS
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2.3. El paleoambiente
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zación definido en Galicia para este tipo de asen- res, podemos ir más allá en el análisis y completar
tamientos (Méndez, 1991,1994; González, 1991) así nuestro conocimiento de las estrategias para
es coincidente con las condiciones geográficas: en construir un paisaje cultural a través de la arqui-
concreto las cubetas ocupadas por brañas vincula- tectura monumental.
das a las formas planas del interior de la sierra y,
sobre todo, a las cabeceras laterales de la cuenca
de A Grana (ver más arriba). 3.1. Monumentos y movimiento
A pesar de que no se ha realizado una prospec-
ción detenida orientada a la localización de este La asociación de los monumentos de la SB con
tipo de restos, lo cierto es que las condiciones el tránsito es tan estrecha que se podría pensar que
existentes en la zona (monte bajo, vegetación el desplazamiento es el único y principal factor de
abierta, frecuentes incendios forestales y apertura emplazamiento tumular. Pero es sólo parte de un
de pistas), podrían haber permitido identificar al- proceso complejo de localización que incluye fór-
guna evidencia de este tipo. De ahí que tal vez mulas para hacer perceptibles los monumentos.
haya que considerar la falta de datos como prueba Este fenómeno se puede observar en cuatro esca-
de ausencia. las de análisis sucesivas.
El estudio de la geografía de la movilidad a es-
cala peninsular nos permite explicar la totalidad
3. LA DECONSTRUCCION DEL ESPACIO de la distribución de túmulos. Si se hace un mapa
(ANÁLISIS) de vías y claves de tránsito (Fig. 3), se aprecia
que: (1) todos los túmulos, formen conjuntos am-
Los estudios realizados en Galicia han mos- plios o estén aislados, se vinculan a la red de trán-
trado que los túmulos constituían el referente sito (9), y (2) los conjuntos o necrópolis más im-
artificial de un paisaje cultural basado en la portantes se asocian a los puntos claves del
domesticación simbólica de la naturaleza. Esta do- tránsito. Casi se puede decir que cuantas más lí-
mesticación se construía principalmente utilizan- neas de tránsito confluyen en un punto, mayor nú-
do cuatro tipos de recursos cuya reiterada aso- mero de túmulos hay en él.
ciación al emplazamiento de los monumentos Así, el factor que permite comprender la con-
viene subrayada por relaciones visuales y de centración de túmulos de la SB y que la mayor
proximidad: parte de ellos formen un núcleo abigarrado, es el
1. Asociación a las vías naturales de tránsito hecho de que esa zona constituye un gran paso na-
que hacen accesible un determinado espacio natu- tural, punto más adecuado para atravesar la barre-
ral y permiten que, al transitar por ellas, se descu- ra topográfica que representa la sierra. La forma
bran los monumentos. más rápida y económica de realizar desplazamien-
2. Asociación a rocas y accidentes naturales tos de larga distancia en la península consistía en
significativos que permiten realzar el efecto mo- subir la sierra a través de caminos laterales, acce-
numental y sirven para, conjuntamente con los der al espacio central en el que se sitúan los túmu-
monumentos, extender sobre el espacio circun- los y tomar cualquiera de las rutas que allí conflu-
dante una red de hitos señeros y trasladar al con- yen para llegar al destino. Esta zona se convierte
junto del espacio una malla de referencias que lo así en una especie de distribuidor de tráfico, en un
haga cognoscible. cruce clave en el conjunto de la península (10).
3. Asociación a otros monumentos anteriores, Si descendemos un nivel más en la escala de
lo que permitiría construir la representación de observación se aprecia y completa la importancia
una tradición social que se mantiene sobre un mis-
mo territorio y lo articula. (9) Prueba indirecta es que cuando se abrió la Vía Rápida por
la margen Sur, fue necesario hacer excavaciones de rescate en 4-
4. Asociación a los asentamientos de sus cons- túmulos (Dorna-Rianxo, A Barreira-Pobra do Caramiñal y Ventín-
tructores (8). Ribeira), pues el trazado de nueva planta aprovechaba puntos cla-
Ahora bien, al tiempo que en la SB se com- ve del terreno donde existían monumentos.
(10) La zona ha perdido esta funcionalidad debido a la crea-
prueba una vez más la recurrencia de estos facto- ción de una red de comunicaciones moderna que se ha indepen-
dizado del constreñimiento del relieve. En cambio, utilizando una
(8) Mientras los puntos anteriores se observan de forma recu- analogía débil, podemos ver todavía esta función en el hecho de
rrente en los túmulos gallegos, esta última relación únicamente se que todas las redes eléctricas que atraviesan la SB se cruzan pre-
ha comprobado en casos privilegiados del registro empírico. cisamente en este punto.
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menos de 4 túmulos), desde todos ellos se perci- A pesar de la dualidad que diferencia cuencas
ben un elevado número de monumentos: la media amplias y cuencas reducidas, la mayor parte de
se sitúa en tomo a 8-9 intervisibilidades y en algu- esos escenarios megalíticos poseen uniforma bá-
nos casos se superan las 15 (2, 6, 7, 14, 15 y 16) sica semejante, caracterizada por la concurrencia
(13). Existe casi siempre intervisibilidad entre un de tres rasgos:
túmulo y el inmediato (salvo en dos casos: entre 2 1. Comprenden una panorámica circular ce-
y 3, y entre 7 y 8). Esto quiere decir que las etapas rrada visualmente, delimitada por divisorias topo-
de la ruta se marcan mediante una relación visual. gráficas y que comprende un área deprimida o cu-
Por otra parte, el análisis de las cuencas visua- beta, tanto topográfica como visual; esto es
les percibidas desde los túmulos presenta una dua- especialmente claro y lógico en los túmulos situa-
lidad muy clara (Fig. 7). Los monumentos situa- dos en vaguadas, pero también ocurre con los em-
dos en posiciones deprimidas (inflexiones entre plazados sobre cerros; en este caso son las lejanas
los chans o el valle del Barbanza) dominan una líneas de cumbres las que cierran el abanico vi-
cuenca visual reducida. Mientras que los monu- sual.
mentos en posiciones elevadas controlan una 2. El borde de esta panorámica está jalonado
cuenca visual más amplia. por accidentes naturales y por monumentos artifi-
Vemos entonces que la conjunción de rutas y ciales: sobre el límite principal (14) del horizonte
visibilización monumental permiten atravesar el visual se distingue siempre algún túmulo, a veces
espacio y comprenderlo como un conjunto unita- recortándose sobre la línea de horizonte.
rio. Basándose en el reconocimiento de los monu- 3. El escenario suele ttntr xxncentro u ombligo
mentos y de la red de movimiento relacionada con bien individualizado desde el que se percibe su to-
ellos se representa un modo de organización del talidad y que se identifica mediante la presencia
espacio que contiene al mismo tiempo un mapa de un túmulo, situado en la cima de la forma ele-
cognitivo y una forma de domesticación mental vada o en el eje de la forma deprimida.
del ambiente. El discurso y la visión, el discurrir y El modelo de escenario es siempre el mismo:
el ver, producen una experiencia concreta del es- círculos cerrados, con un centro monumental y un
pacio físico, que de hecho transforma a éste en es- límite natural monumentalizado. Si inscribimos
pacio social cargado de significados simbólicos. el esquema de cuencas visuales sobre el diagrama
Dado que ese modo de organización se impone al de permeabilidad (Fig. 8), percibimos que el trán-
observador cuando éste atraviesa el terreno, la per- sito produce una sucesión de dos escenas distintas
cepción de ese modelo de paisaje constituye una que se ajustan a ese modelo básico y que se alter-
experiencia vivida. A lo largo del camino, el ob- nan: de acuerdo con las condiciones del relieve, en
servador recibe unas percepciones que tienen la posiciones bajas se genera una panorámica redu-
virtualidad de representarle el sentido de ese pai- cida (escena 1), mientras en posiciones elevadas
saje social. se obtiene una panorámica amplia (escena 2), pero
¿Podemos entonces aprender alguna otra cosa en ambos casos el modelo del espacio percibido es
sobre ese paisaje analizando esas percepciones? el mismo. Estos rasgos también se observan en las
Como decíamos antes no podemos acceder a su cuencas visuales principales que se contemplan
dimensión estrictamente subjetiva o individual, ni cuando se atraviesa el sector central de la SB aun-
reconstruir de forma exacta cómo percibían el pai- que no se esté al lado de un túmulo o no se siga
saje los individuos prehistóricos. Pero al menos exactamente la red de tránsito antes definida. De
podemos reproducir de forma aproximada los es- este modo, el emplazamiento de los túmulos se
cenarios que daban pie a esas percepciones, ya convierte en el dispositivo artificial mediante el
que esa experiencia concreta del espacio físico cual las diferencias y discontinuidades del espacio
construida por el discurso y la visión, produce una natural se domestican y convierten en espacios
serie de cuencas visuales que se suceden para el que se perciben como semejantes.
observador a lo largo del espacio que atraviesa. Creemos que el hecho de que se mantenga una
forma regular en todos estos casos marca hasta
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Fig. 9. Representación esquemática de la estructura organizativa del paisaje monumental de la sierra (arriba, en el cen-
tro), traslación de la misma al espacio físico (izquierda), y representación de las correspondencias simétricas del
sistema tumular (abajo, en el centro, y derecha).
ponde con la cuenca del Barbanza. Este grupo nos y cerrado, cuyo centro representan los túmulos 6
ofrece un ejemplo de simetría inversa, pues tenien- y 7, a partir de los cuales se aislan sendas mitades
do el mismo número de tramos que el grupo que Norte y Sur, delimitadas visualmente. Esta cir-
discurre paralelo, presenta características opues- cunstancia debe ser muy significativa y producto
tas: mientras el segundo ocupa zonas elevadas, el de una actitud intencional porque en ciertos casos
primero se encajona a lo largo de una zona depri- (el túmulo 6, pero también 2 o 3) si se hubiera
mida. Además, aplicando las normas formales que querido emplazar el túmulo dominando una am-
estamos definiendo en el sistema, tendríamos que plia panorámica visual hacia el exterior de la sie-
buscar un túmulo en el tramo del Barbanza que rra, se habría conseguido desplazando el monu-
marque su centro y ocupe una posición paralela al mento unas decenas de metros. Este rasgo se
monumento 15, que marca el centro del otro lado. documenta en muchos ejemplos gallegos de em-
Dado que por tratarse de una zona baja no pode- plazamiento de túmulos en sierras, y parece mos-
mos esperar encontrar un túmulo que destaque por trar, además de una cierta indiferencia por contro-
su visibilidad, tendríamos que encontrar un monu- lar esas panorámicas, una voluntad firme por
mento singular por algún otro rasgo. Curiosamen- vincular el monumento a escenarios espaciales
te, el túmulo que se encuentra en esta posición es el delimitados visualmente.
de Arca da Barbanza (11) que representa la cons- Asimismo, las mitades definidas hacia el Este
trucción megalítica más monumental de toda la y Oeste de la alineación Norte-Sur de túmulos
SB y una de las de mayor porte de Galicia. presentan como rasgo simétrico el estar ocupadas
Para completar la definición de este sistema te- por las dos cuencas definidas previamente: la de A
nemos que recordar que el sistema en su conjunto Grana al Este y la del Barbanza al Oeste. Aquí se
se introduce dentro de un espacio visual circular acaba la semejanza entre ambas, que se completa
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con una correspondencia inversa bastante clara: tipología y se individualizan perfectamente de los
mientras la cuenca occidental está ocupada por tú- restantes monumentos de la SB. En principio pres-
mulos, la oriental carece de ellos; ésta en cambio cindimos de ellos en el análisis anterior porque
es la zona más adecuada para el asentamiento hu- su presencia distorsionaba los resultados del pro-
mano y, como indican los diagramas polínicos, ceso. Podemos ahora reintroducirlos y veremos
pudo haber estado en uso doméstico en momentos cómo encajan dentro del paisaje monumental.
megalíticos, mientras que la primera presenta El grupo de Pedra da Xesta se sitúa en el centro
condiciones geográficas que la hacen inhóspita mismo del sistema. Por su parte, los otros cuatro
para un uso u ocupación prolongada. túmulos de este tipo reconocidos en Barbanza (28,
Podemos ahora hacer una descripción formal 29 y dos fuera del mapa), aunque se encuentran a
del sistema íntegro. Si las observaciones reali- considerable distancia del sector central de la sie-
zadas son ciertas, tendríamos que el conjunto tu- rra, se sitúan en cada una de las tres líneas de trán-
mular de la SB está organizado en función de un sito que conducen hacia el interior de la misma
programa completo con normas complejas. El desde la periferia y que se corresponden con la
modelo de organización-estructuración del prolongación de las tres líneas de tránsito que re-
paisaje sería en síntesis el siguiente (Fig. 9): marca el diagrama de permeabilidad analizado.
Un espacio circular delimitado visual y topo- Es más, este grupo se emplaza exactamente en
gráficamente, sobre el que la distribución de tú- el centro o eje natural del espacio de la sierra, en
mulos introduce un centro principal y marca un un punto que constituye un pequeño collado, que
eje Norte-Sur que corta ese espacio en dos mitades crea de hecho el vínculo entre dos formas elevadas
con características opuestas. La mitad oriental (Fig. 10). Si con economía de medios, es decir.
ofrece un entorno en el que predominan las for-
mas elevadas, el relieve abierto y en el que no se
presentan obstáculos para la vista (hasta 3 km): es
por lo tanto un espacio alto, abierto y visible. La
mitad occidental en cambio (o más bien el cua-
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ESQUEMA ESPACIAL _ ^
DE LA NECRÓPOLIS /•21
drante Sur de esta mitad) presenta un entorno en el
que dominan las formas deprimidas, el relieve ce- Û 25
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haciendo un número muy limitado de construc- la reestablece la intrusión del grupo de Pedra da
ciones, hubiera que remarcar el centro del siste- Xesta en el centro de ese intervalo, existiendo in-
ma, éste se pondría más sobre Pedra da Xesta que tervisibilidad de los monumentos 6 y 7 con los 23-
en el emplazamiento de 6 o 7. Estos dos monu- 27 y a continuación entre éstos y los 8 y 13.
mentos sólo pueden operar como centro del siste- La construcción del monumento de Dombate a
ma porque se complementan con otros monumen- principios del III milenio a.C, sobre otro monu-
tos que los equilibran (3 y 4 hacia el Norte y 8 y 13 mento más pequeño y primitivo que quedó subsu-
hacia el Sur, todos en posición simétrica y com- mido en el final (Bello, 1995: 49-50) es ejemplo
plementaria). del fenómeno de incorporación de las obras de fa-
Por otra parte, parece muy indicativo el hecho ses iniciales por parte del megalitismo pleno. En
de que la organización interna del grupo de Pedra ambos casos hay una relación de ambigüedad:
da Xesta reproduzca el diseño del esquema formal como todo ejemplo de incorporación de una tradi-
que estamos considerando y la disposición de las ción cultural por otra, es al tiempo un acto de re-
tres líneas de tránsito antes citadas. afirmación de lo anterior y de negación o supera-
Si a esto le añadimos que la evidencia cronoló- ción de ello. Se realiza un uso estratégico del
gica parece indicar la prioridad temporal de este pasado para legitimar una nueva situación.
tipo de construcciones sobre los restantes tipos del
megalitismo galaico, tendríamos aquí el testimo-
nio de que los principios de articulación y organi- 4.3. El modelo estructural del paisaje
zación del espacio tumular se impusieron desde el monumental (el sentido del espacio)
primer horizonte de construcciones monumenta-
les y de que este modelo se mantuvo en sus líneas Para acabar arriesgaremos algunas interpreta-
generales en momentos posteriores. Éstos, si algo ciones sobre el sentido que originalmente habrían
hicieron, fue conferir mayor desarrollo, espesor y transmitido o poseído las tecnologías de construc-
concreción a un modelo preexistente. ción del paisaje y de percepción del espacio que
Esto nos lleva a otro problema: valorar la signi- hemos intentado descubrir en la SB.
ficación de esta aparente larga duración del siste- Si intentamos hacer una descripción del mo-
ma. Procede hacer unas consideraciones sobre lo delo estructural (15) que subyace detrás de este
que esta concordancia indica en relación con la modelo de articulación formal del paisaje, es posi-
temporalidad del ciclo megalítico ble que accedamos, desde la materialidad del pro-
La continuidad significa ante todo permanen- pio sistema y sin introducir valoraciones o prejui-
cia del mismo modelo de comprensión del espacio cios extraños, a parte del sentido cultural de este
natural, contenido en sus propias formas; significa código espacial.
que el paisaje monumental del megalitismo pleno El modelo de articulación que se nos presenta
de la SB incorpora un modelo de organización del concibe al espacio social como una unidad cerrada
espacio construido en el megalitismo inicial con (panorámicas delimitadas) de morfología circular,
recursos limitados y de escala reducida que a su introducida dentro de la naturaleza y en parte di-
vez se basa en una profunda comprensión de la ló- luida en ella (pues el principio de codificación
gica natural. empleado reutiliza los recursos naturales y se basa
Sin embargo, al tiempo que hay una incorpora- en una comprensión profunda del espacio natu-
ción de la tradición anterior, hay una cierta ruptura ral), y en parte construida sobre ella (pues sustan-
subrayada por el hecho de que las construcciones tiva con elementos artificiales ese espacio natu-
tipo Pedra da Xesta no se involucran en el modelo ral), ocupada por un centro de carácter ceremonial
final. El examen de las relaciones de intervisibili- y funerario, con dos mitades muy claras y de signo
dad tumular parece indicar que el modelo final opuesto: una abierta a la acción humana de carác-
hizo cierto uso práctico de los monumentos del ter doméstico, y la otra cerrada, oculta y orientada
primer momento. Prueba de ello sería que: la 'ruta hacia el lado inculto e inhóspito de la naturaleza.
megalítica' que atraviesa Barbanza está denotada En un sentido más interpretativo, pero pegados
por la existencia de relaciones de intervisibilidad lo más posible a la materialidad de las correspon-
entre los túmulos de cada intervalo; esta norma se
incumple únicamente entre los túmulos 6-7 y 8- (15) Utilizamos el término 'descripción' en el sentido defini-
13 ; sin embargo la ruptura es falsa pues la relación do por Santos et alii, 1991.
dencias formales, podemos decir que la vincula- remonial megalítico. A partir de aquí pudimos des-
ción monumento/tránsito indica que el túmulo cribir el modelo de articulación del paisaje monu-
funciona como referente artificial de un complejo mental y el posible modelo estructural al que ese
código de señales que transmite información sobre paisaje responde. En este análisis nos centramos
las rutas. Además de la función práctica, evidente- inicialmente en el estudio de los monumentos más
mente también tenía una dimensión simbólica im- recientes, para volver después sobre los antiguos y
portante. Por una parte vinculaba el mundo de la adquirir así una visión diacrónica de los cambios y
muerte con el camino y representaba el vínculo en- continuidades en el paisaje monumental.
tre la vida y la muerte, basada en una metáfora del Una consecuencia importante fue descubrir que
movimiento y el discurso. Por otra utilizaba dra- en diferentes niveles espaciales del paisaje monu-
mática y escenográficamente el movimiento, el mental se recuperan los mismos principios de arti-
acceso y la aproximación al túmulo, como un re- culación o codificación del espacio. Haciendo una
curso básico para construir su monumentalidad. aproximación tipo zoom, comprobamos esta regu-
O dicho de otro modo: el proceso de domesti- laridad a nivel de todo el espacio tumular de la SB,
cación simbólica del espacio se apoya en un con- de cada una de las unidades o grupos que lo com-
trol del espacio-tiempo basado en la visibilidad y ponen y de la organización y disposición concreta
permanencia inherente a la construcción monu- de un pequeño grupo de túmulos.
mental y, en el control y manipulación de la expe- Aunque hemos arriesgado alguna interpreta-
riencia del tiempo y del movimiento sobre el espa- ción sobre la significación cultural de estos mode-
cio que se produce a través de los túmulos. Al los, creemos que de sus propias características
mismo tiempo, la hegemonía de la percepción cir- formales se deriva una cierta comprensión débil de
cular del espacio tal vez se deba entender como los mismos. Intentamos contribuir al programa
una expresión metafórica de la domesticación hu- teórico-metodológico que propusimos en otro
mana del entorno. La forma circular es la mejor punto (Criado, 1993a) para desarrollar dentro de
expresión del dominio y el control, del mismo la Arqueología los procedimientos necesarios
modo que las panorámicas circulares son el funda- para evaluar los contenidos implícitos en la mate-
mento dtl panóptico. rialidad del registro arqueológico, reconociendo
Encontramos aquí un fenómeno que es de gran éstos por sí mismos y sin necesidad de cargar de
importancia en el neolítico europeo: la existencia interpretación subjetiva nuestra práctica.
de patrones circulares de organización del espacio Es necesario hacer una crítica radical de la Ar-
que se concretan en la reutilización de espacios queología Fenomenológica (Shanks, 1992, Tho-
naturales y/o en la construcción de espacios artifi- mas, 1996, Tilley, 1994). No se trata de recons-
ciales y, más en general, en la producción de for- truir el sentido original a partir de la percepción
mas de percepción del paisaje basadas en la circu- que nosotros experimentamos en la actualidad.
laridad. Dejaremos para otro momento el análisis Esto supondría postular la existencia de una sub-
de este tema y con ello la comprobación de que la jetividad transcultural cuya proximidad subjetiva
misma estructura formal que hemos deducido se a la nuestra nos permitiría comprenderla. Se trata
encuentra en otros niveles espaciales del fenóme- antes bien de percibir desde una subjetividad otra
no megalítico, como el diseño arquitectónico, y en distinta, porque la forma como se manifestaron
otros puntos del Neolítico atlántico. los fenómenos de la primera poseen una materiali-
dad que se impone a la nuestra.
COROLARIO El precio a pagar por esta tentativa es, además
de los riesgos que se asumen, limitar la interpreta-
La estrategia práctica seguida en este trabajo ción a las observaciones con más peso objetivo e
consistió en contraponer los espacios arqueológi- inhibir en cambio la pulsión interpretativa de par-
cos (ie: la distribución de monumentos, su empla- te de los arqueólogos actuales: stop making sense.
zamiento y las tipologías arquitectónicas; elemen-
tos que podemos observar sin necesidad de
realizar excavaciones) con los datos-geográficos y AGRADECIMIENTOS
fisiográficos. Esto nos permitió descubrir las co-
rrespondencias y deconstruir los modelos de orga- A Isabel Cobas y David Barreiro por soportar
nización espacial existentes dentro del paisaje ce- con nosotros en el campo temperaturas extremas.
T. P.,55,n.M,1998
A Tito Concheiro por la información facilitada y Sarria". Espacio, Tiempo y Forma, Prehistoria, 1:
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