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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO


FACULTAD DE TEOLOGÍA
INSTITUTO DE TEOLOGÍA PARA RELIGIOSOS
MAESTRÍA EN TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
DOCENTE: PBRO. ANTONIO DIEGO

Informe N° 3
Alviar1 primero realiza una descripción de la escatología y métodos existentes en la Iglesia antes del CVII2:
La parusía, resurrección de la carne y renovación del mundo, presente en la fe cristiana primigenia, se había
circunscrito a la muerte individual y la retribución en el más allá. Y agrega el autor, que se seguía un:
“Esquema escolar poco ilustrativo de la maduración de los dogmas y problemas históricos donde la Pascua
y la Trinidad no ocupaban un lugar central3”. Igualmente presenta distintas corrientes que a lo largo del
s.XX avivaron la reflexión escatológica: 1) Avances en el campo bíblico; 2) Retorno a las fuentes patrísticas
y litúrgicas; 3) Profundización entre historia y éschaton; y las 4) Corrientes modernas de pensamiento que
influirían en el planteamiento de la escatología: Personalismo, existencialismo, y la concepción dinámica
de la realidad del hombre, mundo y la historia cambiante. Describe también los aportes de los teólogos:
Cullman, Daniélou, von Balthasar, Lubac, Congar y Rahner, cuyos pensamientos influirían y darían
respuesta al fin pastoral, «motivo escatológico» del CVII, señalado por el Papa Juan XXIII, que quedará
plasmado entre otros documentos, con la constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium, que
describe el “arco completo de la economía de la salvación” y misterio de comunión radicado en la Trinidad,
la constitución pastoral Gaudium et spes, donde la Iglesia se abre al mundo y entabla diálogo con él en
torno a las aspiraciones fundamentales del ser humano y la constitución dogmática Dei Verbum, que
presenta la expectativa escatológica, como dimensión importante del mensaje bíblico.

La idea de Iglesia peregrina en la historia, como refiere Alviar4 fundamentándose en LG y GS5 como: “casa
en construcción con santidad imperfecta pero auténtica,” ya había sido justificada doctrinalmente como la
intervención de los cristianos en el mundo, mucho antes del CVII. En tal sentido, R. Alberdi6 (1964) cita al
Papa Pío XII en su discurso al Sacro Colegio Cardenalicio: “La Iglesia no puede, encerrándose inactiva en
el silencio de los templos, abandonar su misión divinamente providencial de formar al hombre completo y
así colaborar sin descanso a la constitución del sólido fundamento de la sociedad”. La Iglesia es el cuerpo
místico de Cristo, él es su cabeza y todos nosotros: clérigos, religiosos y laicos constituimos el resto del
cuerpo a la manera de la parábola de la vid y los sarmientos (Jn 15 5,7). Es así como todos, siendo esa
“Iglesia como proyecto divino en vías de consumación7” (Alviar dixit), debemos trabajar por la
construcción del Reino ordenando los asuntos temporales según Dios (LG 31): Los laicos desde nuestros
propios espacios de vida y acción en el mundo, y los clérigos y religiosos, manifestando ante los fieles que
el Reino y sus bienes: la vida nueva y eterna, ya están presentes. En conclusión, todos debemos ser
testimonio y símbolos vivientes de la vida en el Reino de los cielos, con nuestro pensar, sentir y obrar en el
mundo, de acuerdo al querer de Dios.
Willy Rivero, O.P.

1
Alviar, J. José. 2014. “La renovación de la escatología en Concilio Vaticano II”. Scripta Theologica Vol. 46 / 2014 / 653-676: 66-
82 ISSN 0036-9764. Edición en PDF.
2 Concilio Vaticano II.
3 (Alviar, J. José 2014, 655)
4 (Alviar, J. José 2014, 660)
5 Constituciones dogmáticas: Lumen Gentium y Gaudium et spes.
6 R. Alberdi. 1964. “Hacia un cristianismo adulto”. Barcelona 11: Editorial Estela. Libro digital en PDF.
7 (Alviar, J. José 2014, 661)

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