Está en la página 1de 8

Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Instituto Superior del Profesorado

Ministerio de Educación “Dr. Joaquín V. González


Dirección General de Educación Superior

INSTITUTO SUPERIOR DEL PROFESORADO


“DR. JOAQUÍN V. GONZÁLEZ”
SUJETOS DE NIVEL HISTORIA

Carrera: Profesorado de Historia

Docente: Liliana Zampella

Curso: 3º C -TV

Trabajo Práctico: Trabajo Integrador.

Estudiantes:
Facundo Aguilera
Leandro Gri
Pablo Miskovski
Alejandro Severini
Informe sobre la relación adolescente/adulto reflejando las
características del adolescente y su vínculo con el mundo en el que
éste se inserta.

Referencia : Serie Merlí, Temporada 1, Capitulo 1, minuto 14:08 al 21:00

Tomamos como referencia para nuestro análisis la serie “Merlí”, centrándonos


en un personaje en particular. En las imágenes que pudimos ver en el video,
comenzamos por ver a Paul, un estudiante adolescente que es etiquetado por los adultos,
es víctima de prejuicios (que no le gusta estudiar, que solo le interesa “besuquearse” con
su compañera) como nos indica Portillo se sustenta en una valoración ética muy
cuestionable y adultocéntrica, sin base científica[ CITATION Por92 \l 11274 ]. La serie nos
mostrará más adelante como el adulto en su rol de profesor, que emite su valoración
sobre Paul, tiene graves problemas a la hora de desenvolverse en sus relaciones
personales. Lo que evidencia sin duda que la carga hacía la adolescencia parte de un
conjunto de valores propios de una generación que se resiste a aceptar nuevos
mecanismos de relación que surgen y que los adolescentes experimentan a lo largo de su
recorrido.

En las escenas vistas, también vemos a otro de los alumnos, Bruno, que es hijo
de Merlí y como ambos están armando una relación que hasta el momento no ha sido
armónica. Un hecho que la enmarca es cuando el adolescente indica que no le gusta su
celular y el padre le indica que le comprara otro. La sociedad actual ofrece al
adolescente contenidos materialistas por encina de la transmisión de valores éticos,
morales y humanísticos, lo que puede influir negativamente en su formación. En la
sociedad postmoderna en la que vivimos, el desarrollo y la inteligencia mercantil han
sustituido al progreso en su sentido más amplio, haciendo valer el “tanto tienes, tanto
vales”, el “tener antes que el ser”, y la llamada que escuchan nuestros niños y
adolescentes hacia la tecnología es imperiosa, cultivándose poco el humanismo. Esta
situación se vuelve realmente incómoda cuando Merlí admite frente a toda la clase su
frágil situación económica y su vuelta a casa de su madre debido a que no pagó el
alquiler de su departamento. Bruno siente una incomodidad al ver que su intimidad
queda expuesta ante sus compañeros, pero sobre todo ante la exposición y liviandad con

1
la que su padre demuestra no ser un modelo de persona exitosa ante los parámetros
mercantilistas que maneja la sociedad en general.

Se da por hecho que la adolescencia es la edad del pleno disfrute, y que ni los
estudios ni el trabajo han de impedirlo. Gran error, ya que pueden y deben ser
compatibles ambas cosas. En los últimos tiempos, el ocio se ha convertido para muchos
en el eje central de su tiempo, se ha pasado de la centralidad del trabajo a la centralidad
del ocio. Esta tendencia no debe atribuirse a una condición de rebeldía propia de la
adolescencia, ya que las dinámicas en la vida de un adolescente están configuradas por
un conjunto de factores determinantes en el desarrollo de su personalidad y sus
actividades (Posición económica, tiempo y atención familiar, ubicación de residencia).
Portillo afirma en su lista de prejuicios que la generalización sobre “el adolescente” es
un prejuicio en sí mismo, y no deberíamos hacer generalizaciones sobre una etapa de la
vida sin tener en cuenta los factores mencionados.

Retomando el personaje de Paul, vemos un sujeto impertinente, lleno de una


energía que lo lleva a actuar muchas veces desde el impulso antes que desde la razón.
Esto no debe parecernos una debilidad o falta de reflexión por parte Paul, ya que el
adolescente no ama el riesgo, sino que está inmerso en él porque los mecanismos
neurofisiológicos que permiten discernir lo que conviene o no conviene, lo que puede
generar problemas o no, depende de la maduración de esos mecanismos que están
localizados en el área pre-frontal y que no serán desarrollados hasta los 20-23 años de
edad. [ CITATION Ald16 \l 11274 ] Esto explica muchos comportamientos de todo el curso
en general a lo largo de la serie.

En ese grupo de amigos del colegio, lamentablemente, en ocasiones se produce


la violencia o la exclusión hacia alguno de ellos, generalmente hacia el más moderado,
tímido, débil o que tiene alguna particularidad física, al que se aparta del circulo
habitual, e incluso se le extorsiona practicando acoso (bullying). Aunque también
asistimos a situaciones de integración ante estudiantes que por diferentes situaciones se
encontraron pasando por momentos difíciles, algunos al punto de no poder ir a cursar
producto del pánico que le producía salir a la calle.

Este tipo de situaciones nos obligan a pararnos a pensar y separar las


problemáticas para poder trabajarlas según corresponda. El bullying existe y debe
trabajarse, pero no es un producto generado por la adolescencia, sino que suele ser un

2
vivo reflejo del marco social de violencia en el cual se desarrollan las personalidades
durante la infancia y adolescencia. Teniendo esto claro, se debe trabajar en erradicarlo
mientras se potencian paralelamente las acciones solidarias que se ven entre los mismos
adolescentes.

Retomemos el fragmento que utilizamos como disparador del análisis; podemos


ver dentro del aula las distintas subjetividades, cada quien está inmerso en su propio
mundo antes del comienzo de la clase en sí. En base a lo trabajado en el transcurso de
esta cátedra nos parece pertinente el inferir que esta situación responde a las prácticas
sociales de los individuos dentro y fuera del espacio escolar.

Otro inconveniente en lo respectivo a la construcción de identidad, es que el otro


ocupa un lugar importante en la mirada subjetiva; ya que, según Erik Erikson: los
cambios en el transcurso de la vida se producen por distintas razones, pero una de ellas
es justamente las circunstancias del entorno donde se mueve. Sobre este punto la serie
trabaja una situación muy interesante a partir del personaje de Paul, que a lo largo de la
serie experimentará cambios de todo tipo, pasando desde su orientación sexual, su
posición respecto a la escuela y el saber, su necesidad económica de buscar empleo para
ayudar a su familia. En cada una de estas situaciones lo determinante en sus elecciones
fue la mirada del otro sobre sí mismo, y cuál era el camino correcto que debía seguir.

En cuanto a la función docente de interpelar a sus educandos, observamos como


en la presencialidad puede desarrollar su método, algo contra lo que la virtualidad
conspira fuertemente debido a que el margen se acorta por cuestiones del tiempo
compartido con los alumnos, la cercanía y contacto social entre los miembros de la
actividad educativa. Siempre sin perder la perspectiva de los contratiempos agravados al
tener que operar en esta nueva realidad inesperada.

Es en este sentido es que consideramos clave que el docente tenga consciencia


de estas circunstancias extraordinarias para entender a sus estudiantes que están
atravesados por una situación diferente en cuanto al lugar para leer y estudiar, sumado a
las vicisitudes en cuanto al acceso a las plataformas virtuales, una consecuencia de
nuestro país donde la mitad de los chicos están bajo la línea de pobreza. Por citar un
ejemplo comprobamos que para un profesor resulta mucho más dificultoso detectar la
depresión o algún inconveniente emocional de alguno de los jóvenes.

3
Conclusión grupal sobre adolescencia, educación y contexto Covid-19

La Pandemia ha traído nuevos problemas, acentuado otros y desnudado


situaciones sociales y económicas que dejan a la vista las dificultades a las que se
enfrentan las juventudes y la escuela como espacio donde estas se desarrollan. Por un
lado, la brecha social y tecnológica, la profundización del encierro en el ámbito
exclusivamente familiar, la falta de contacto con los pares, y las dificultades del
encuentro con los docentes, han aumentado el desamparo en el que se encuentran los
jóvenes.

El acceso diferenciado en base a recursos a la tecnología como único


posibilitador de contacto en el marco de la continuidad pedagógica, expone la falta de
inversión educativa en vistas ya no del futuro, sino de un presente que exige
conectividad como forma de desarrollo efectivo. Una vez más, como el trabajo infantil,
nos muestra que las juventudes son más que un rango etario, una vivencia cruzada por
factores económicos y sociales, donde un individuo se ve coartado en el sentido de
acceso a la escuela, símbolo clave evidencial del ideal construido sobre la juventud. De
este modo hay un sector de jóvenes que no logra acceder a algo tan básico en nuestros
días como la conectividad, dificultando la continuidad educativa, y ensombreciendo
expectativas y proyectos de futuro que constituyen los jóvenes, y que los adultos
tenemos el deber de devolver. Por otro lado, los adultos, en una situación
psicológicamente acuciante y económicamente ajustada, se encuentran también en una
situación de desamparo, en constante tensión por un devenir que se presenta poco
prometedor en muchos casos.

En el caso de docentes, lo bajos salarios, las pocas herramientas otorgadas por el


estado y una constante toma de decisiones que los involucran pero por las cuales no son
consultados, los pone en esta posición, desamparo el cual no debe agrandar el que ya
traen los jóvenes, y el esfuerzo invertido junto con la inventiva es una muestra de que
esto se ha intentado. En este marco es en el que los adultos deben tratar de no trasladar
esas situaciones a los adolescentes, en el medio de una dura realidad, es necesario
generar nuevas ilusiones, para esos proyectos que son los jóvenes, que se ven expuestos
a las condiciones mismas de su propia situación, pero también a la del mundo y del

4
ámbito familiar. Al mismo tiempo la cuarentena y el encierro ha aumentado la
conflictividad en hogares que poseían problemas de distinta índole, y los jóvenes no se
encontraron con esa válvula de escape que muchas veces es la propia escuela. Padres
completamente desocupados o híper-ocupados, que no encuentran el tiempo para estar
con ese joven, de hacerse cargo de esa asimetría positiva que corresponde a su figura,
deben ser involucrados en el proceso pedagógico, y eso es una enseñanza y un proyecto
que debe construir la escuela, aprovechando esos momentos en la casa que le toca
compartir a la familia.

Sobre esta cuestión Francesco Tonucci nos comenta el caso de Italia, en el cual
el evalúa que fue un gran desacierto intentar mantener la normalidad establecida durante
el proceso de clases previo a la pandemia y cuarentena obligatoria. No solo es un error
porque los medios a disposición son otros, sino porque la enseñanza presencial ya falló
según su evaluación pedagógica. Algo interesante sobre esta cuestión es la
recomendación sobre utilizar el hogar como un medio para el aprendizaje sobre tareas
que de todas formas deben hacerse, el aprendizaje en la práctica siempre será mucho
más vistoso que el teórico sobre todo en edades tempranas, lo que puede convertir a la
preparación de un almuerzo o la puesta a lavar de un lavarropas en una oportunidad de
aprendizaje que en nuestra sociedad no tiene precedentes.[ CITATION Ton201 \l 11274 ]

Es importante que los adultos, tanto en el ámbito escolar, como en los distintos
lugares que tenemos contacto con los adolescentes, nos convirtamos en ese “otro” que
estos jóvenes necesitan, poder diseminar empatía en un mundo indiferente, en vistas de
reestructurar instituciones que tratan y forman a individuos como cosas prescindibles,
recuperar la escuela como un lugar de vida, un lugar de proyectos y ser los garantes de
que esto suceda. Es necesario volver a sentirse importante para los demás, construir un
“nosotros” en el marco educativo como ámbito central del desarrollo de la personalidad
en la vida adolescente, poder generar un espacio donde esos proyectos e ilusiones no
naufraguen, sobre todo cuando situaciones inesperadas como una pandemia mundial,
profundizan las crisis a las que está sometido cada espacio de sociabilización. En esto
consiste luchar contra el desamparo en tiempos de desamparo.

Por otro lado la falta de contacto con sus pares, espacio de construcción de
pertenencia y personalidad, es el factor que más ha afectado a los jóvenes en el marco
de la cuarentena. En este marco, el individualismo imperante junto con la falta de
contacto, profundiza la crisis cultural a la cual estamos sometidos constantemente,

5
donde las soledades acusan recibo y la necesidad de otro se hace carne, al punto que
muchas personas han arriesgado la propia salud, dejando en un estado de indefensión
mayor a los que la sufren. Esta situación ha cortado ese proceso característico de la
juventud en la escuela, el cual consiste en la identificación con un conjunto, en estrechar
lazos con los pares, en construir identidades comunes a través de las cuales los
adolescentes se enfrentan con su propia realidad y con la del mundo exterior. Y esto
afecta el sentido de proyecto colectivo, del cual el concepto de “joven” es el espacio de
formación y comienzo de este tipo de sueños, necesarios en tiempos de desesperanza e
incertidumbre. Esa sensación de vacío que genera el rompimiento de los lazos sociales
se vio acentuado en estos tiempo de pandemia, sobre todo si no se cuenta con los
dispositivos tecnológicos y la conectividad que suplieron en muchos casos los
momentos con amigos y con los pares, parte esencial de la experiencia escolar de los
adolescentes.

Otro aspecto que a consecuencia del panorama antes descripto se ve dificultada


es la privacidad, esencial en el adolescente, que en algunos casos, sobre todo en las
primeras fases del aislamiento, puede verse acotada. Consideramos que esta
circunstancia nos invita a desarrollar nuevas estrategias que vinculen a los jóvenes con
la educación a través de la tecnología, a la vez que los profesores consigan utilizar
programas y plataformas con la que los jóvenes estén familiarizados. Algo que ha
quedado de manifiesto es la mayor posibilidad de los alumnos de pasar desapercibidos
apagando la cámara, algo que no es posible dentro del aula ante un docente atento a sus
alumnos. En este sentido, ha quedado de manifiesto cómo además de la formación
académica el pragmatismo para resolver problemas que se presentan es sin duda una
clave dentro de la labor docente.

Nuevamente abocándonos a Zelmanovich, vemos como la escuela pierde cierto


margen en la contención al focalizar sus esfuerzos en coordinar el trabajo entre docentes
y alumnos de manera remota. Abordando lo postulado por Pozo y Carretero nos
provoca resaltar la importancia de salir de la concepción dual entre buenos y malos para
contemplar los matices y en este sentido particular en nuestra experiencia vemos como
los implementos virtuales nos permiten graficar e ilustrar con fuentes y recursos varios
que ayuden a la construcción de conceptos que faciliten la incorporación de contenidos.

La reflexión sobre la juventud y la escuela en tiempos de pandemia, nos dejó en


claro algunas cosas: es necesario repensar la inversión educativa en base a conectividad,

6
es necesario repensar y rediseñar la escuela como espacio para la construcción y
garantía de proyectos personales, ilusiones y nuevos sueños que son los jóvenes que la
integran, la necesidad de un mayor involucramiento de las familias en los procesos
pedagógicos, y lo más importante, el encuentro con el “otro” como parte esencial de la
construcción de la identidad y como resguardo ante la atomización social que nos
imponte el sistema-mundo actual. Todavía estamos a tiempo de que la escuela se
reconvierta en esa institución que construya identidad colectiva, en un lugar donde los
jóvenes puedan constituirse como proyectos y donde puedan encontrar una ilusión ante
un mundo que se cierra, en un lugar que ampare a tantos adolescentes y les pueda dar
las oportunidades, la mora social y cultural, que necesitan para poder intentar cumplir y
desarrollar sus deseos.

Bibliografía
Adrián Serrano, J. E. (s.f.). El DESARROLLO COGNITIVO DEL ADOLESCENTE. Aprendizaje y
Desarrollo de la Personalidad (SAP001) - Ficha de Catedra.

Aldana Marcos, H. (25 de 08 de 2016). La plasticidad del cerebro adolescente. Obtenido de


Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=2MeZ83Lr6AA

Bleichmar, S. (2007). La difícil tarea de seer joven. En S. Bleichmar, Dolor país y después…
(págs. 58-63). Buenos Aires: Libros del Zorzal.

Kurtzbart, A. (2020). La educación confinaday la niñez lejos de las veredas. Topia.

Margulis, M., & Urresti, M. (1996). La juventud es más que una palabra. Buenos Aires: Biblos.

Portillo, J. (1992). Siete prejuicio ssobre la adolescencia. En J. Portillo, J. Martinez, M. L. Banfi,


& compiladores, La Adolescencia. Montevideo: EDICIONES DE LA BANDA ORIENTAL.

Pozo, J. I., & Carretero, M. (1984). ”¿Enseñar historia o contar “historias”? Otro falso dilema.
Revistas Cuadernos de Pedagogía No 111.

Tonucci, F. (11 de 04 de 2020). “No perdamos este tiempo precioso dando deberes”. Obtenido
de elpais.com: https://elpais.com/sociedad/2020-04-11/francesco-tonucci-no-
perdamos-este-tiempo-precioso-dando-deberes.html?autoplay=1

Zelmanovich, P. (2003). Contra el desamparo. Enseñar Hoy. Una introducción a la Educación en


tiempos de crisis.

También podría gustarte