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e México, 22 de mayo

Roger Pech, 52 años


a-
s
a. ¿Estás listo para morir?
i-

E
m- l capellán Roger visita diaria- –Asistí a las campañas evangelizadoras
e mente a los pacientes ingresados adventistas con mi nieta, pero pensé que
ó en el Hospital del Sureste, una ins- no necesitaba hacer nada más –dijo.
a titución adventista con cuarenta camas Entonces el capellán lo miró a los ojos.
s- ubicada en Villahermosa, México. –Si no está listo para morir y siente que
s. Cierto día, se detuvo frente a la cama sus pecados no han sido perdonados,
n de un paciente recién ingresado, un hom- entonces hacía falta algo más que asistir
bre de ochenta años llamado José, inter- a las reuniones evangelizadoras”, le dijo.
e- nado por una crisis de hipertensión y “Usted se siente así porque en el fondo
a diabetes. Estaba muy débil. no ha entregado su vida a Jesús”.
u- Él conocía algo de aquel hombre. Había José se quedó pensativo, y luego de unos
n- vivido durante los últimos veinte años instantes dijo:
a con su hijo adventista, que se encontraba –Tal vez eso es lo que realmente nece-
s- de pie junto a la cama del hospital. Su sito. He recibido muchos estudios bíbli-
n nieta trabajaba allí como enfermera. El cos, he asistido a la iglesia, pero nunca
anciano había recibido estudios bíblicos, me he decidido por Cristo.
r- había asistido a campañas evangelizado- –Es hora de tomar una decisión –lo
el ras, conocía muy bien la fe adventista, instó el capellán–. Podría ser que no tenga
e pero nunca había tomado la decisión de otra oportunidad. Si se decide, yo mismo
rendir su corazón a Cristo. Ese día, Roger lo bautizaré.
á- decidió hablarle con suavidad, pero en Esa noche, José tomó la decisión de
n forma directa. entregar su vida a Jesús mediante el bau-
o –¿Está usted listo para morir? –le pre- tismo. El capellán Roger estuvo orando
a. guntó–. ¿Se siente perdonado? para que Dios le diera suficiente fuerza
a –Sé que voy a morir, pero no estoy pre- física para descender a las aguas.
parado –le respondió José–. No creo que Al día siguiente, cuando lo visitó en su
mis pecados hayan sido perdonados. habitación, lo encontró mucho mejor y
Luego, se dirigió a su hijo y a su nieta. seguía firme en su decisión de bautizarse.
Les agradeció por haberlo llevado al hos- El capellán llenó su certificado de bau-
pital adventista. También agradeció a Dios tismo y le pidió que empeñara su palabra
por su cuidado físico y espiritual. de honor de cumplir su promesa.
–Es bueno que esté usted agradecido –Definitivamente, sí –dijo José.
con su familia por cuidarlo tan bien –dijo El bautismo se celebró una semana
el capellán–. Si está agradecido con ellos después, al salir del hospital. José lucía
y está seguro de que Dios lo está cuidando, muy feliz. Al estrechar la mano del cape-
¿por qué no ha tomado la decisión de darle llán, le dijo:
su corazón? –He cumplido mi palabra.
José le explicó que había pertenecido Desde entonces, asistió fielmente a la
a otra denominación cristiana toda su iglesia todos los sábados. Murió tres años
vida. después.

MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS · DIVISIÓN INTERAMERICANA · 19


CÁPSULA INFORMATIVA José es uno de los muchos pacientes M
• La Iglesia Adventista en México consta de cinco del hospital que el capellán Roger ha visto
transformados por el poder y el amor de
¡
Uniones: Unión Mexicana Central, Unión Mexicana
de Chiapas, Unión Mexicana Interoceánica, Unión Jesús. Él no suele ser tan directo con los
Mexicana del Norte y Unión Mexicana del Sures- pacientes como lo fue con José, pero vio

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te. Posee 4.626 iglesias, 4.380 congregaciones que el anciano tenía suficiente conocimien-
y 778.320 miembros. El país tiene una población to de Dios y sintió el impulso de hablarle
de 126.577.000 habitantes, lo que representa un como lo hizo. Generalmente, él pone en
adventista por cada 163 habitantes. práctica el método de Cristo para alcanzar s
• Los primeros esfuerzos misioneros adventistas en a sus pacientes, que Elena de White describe e
México datan de 1891, cuando el sastre estadouni- en el capítulo 9, en la página 86, del libro
dense Salvador Marchisio llegó a Ciudad de México El ministerio de curación, donde dice: “Solo
para promocionar la edición en inglés de El conflicto el método de Cristo dará éxito para llegar d
de los siglos. En 1893, un grupo de misioneros, entre a la gente. El Salvador trataba con los hom- d
ellos Dan T. Jones, la Dra. Lilis Wood, Ida Crawford, bres como quien deseaba hacerles bien. Les e
Ora Osborne y los esposos Cooper, llegaron a Gua- mostraba compasión, atendía sus necesi- si
dalajara, donde ayudaron a abrir una misión médica dades y se ganaba su confianza. Entonces, la
y una escuela. Más tarde, la clínica se convirtió en el les decía: ‘Sígueme’ ”.
Sanatorio de Guadalajara. Estos fueron los primeros El capellán Roger dice que los hospitales q
esfuerzos misioneros adventistas relacionados con la no son los únicos lugares donde hay en-
obra médica fuera de los Estados Unidos (The Review fermos, el mundo está padeciendo por e
and Herald, 10 de julio de 1894). causa del pecado. Lo primero y lo mejor c
• La primera iglesia adventista de México se organizó que podemos hacer es mostrarles com- u
en Guadalajara alrededor de esa época, y estuvo pasión, escucharlos, tenderles la mano.
muy relacionada con la misión médica. En esa ciu- “Una vez que la persona ha vaciado el peso d
dad también llegó a imprimirse una revista misio- que lleva por dentro, le resulta más fácil ta
nera titulada El amigo de la verdad (The Review and escuchar y aceptar consejos”, dice. “En- e
Herald, 1896). tonces podemos hablarles de Jesús”. d
• Desde la colonización española, la religión mayori- Parte de la ofrenda del decimotercer sá- n
taria en el país es el catolicismo. México es el segun- bado de 2018 ayudó a construir una nueva p
do país católico más grande del mundo, después ala en el Hospital del Sureste, en Villaher- p
de Brasil. mosa, México. Gracias a sus generosas e
ofrendas, muchos enfermos conocen el p
amor de Jesús a través del capellán Roger
y de su equipo de siete voluntarios. la
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