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PROFESSORSHIP OF
LATIN-AMERICAN HISTORY AND
ECONOMICS
ESTABLISHED 1913
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1/2 INFLUENCIA
DEL CRISTIANISMO
EN
EL DERECHO ROMANO
OBRA ESCRITA EN FRANCES
traducida
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HABANA
IMPRENTA DEL GOBIERNO POR S. M.
1847.
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V HARVARD COLLEGE LIBRARY
LATIN -AMERICAN
PROFESSORSHIP FUND N
APR 3. 1925
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1
decirse que su libro es una historia completa que esplica las verdade
ras tendencias y espíritu filosófico de la jurisprudencia de un pueblo
tan digno de ser estudiado por la originalidad de sus costumbres y
sabia organizacion de sus leyes. Obra concebida con novedad, lleva
da á cabo con profunda inteligencia, y que enriquecida con notas eru
ditas, debe considerarse, segun nuestra humilde opinion, no solo co
mo la mejor, sino como la única en su género.
Los cursantes y demas personas que siguen la carrera del dere
cho, encontrarán en la obra de Troplong, un caudal de conocimientos
indispensable en el estado de progreso que ha hecho esta facultad.
Con este fin emprendí su traduccion, sin otra mira que la de con
tribuir a la generalizacion de un libro que juzgo de grande utilidad
para los estudios serios y concienzudos.
Si por débil que sea mi trabajo , se toma en consideracion la recti
tud de mis intenciones, quedarán del todo satisfechos los deseos de
M. de Z. y C.
f
1
INFLUENCIA
PRIMERA PARIER
CAPITULO I.
2
--
CAPITULO II.
-14
recho un influjo tan considerable como hubiera podido
esperarse. ( 1 ) Por el contrario dice Montesquieu: ,,El
„ Cristianismo imprimió su carácter à la jurisprudencia ,
„porque el imperio tiene siempre relaciones con el sa
„ cerdocio. Véase el Código Teodosiano que no es sino
„ una compilacion de ordenamientos de los emperadores
„ cristianos. ” (2) Otros escritores han abanzado aun mas
que Montesquieu . Admirados de la sabiduría de las le
yes romanas, las han tenido como por una emanacion
divina, aplicando así á la letra estas bellas palabras de
S. Agustin. Leges romanorum divinitus per ora princi
pum emanarunt. Ellos vieron en los jurisconsultos pa
ganos, que consultaban a los emperadores idólatras, mi
nistros del Dios de los cristianos, y el brazo seglar de la
Iglesia. (3) Baldo cree que el edicto del Pretor, sobre
la recision de las obligaciones efectuadas por violen
cia, (4) habia sido dictado por el mismo Espíritu -San
to. (5) Intentamos investigar la verdad sobre un punto
tan interesante y tan digno de meditacion. Pero para
que mejor se nos comprenda, hay que dar una rápida
ojeada sobre algunas antigüedades del derecho romano.
Este derecho tuvo tres grandes periodos: el periodo
aristocrático, el filosófico y el cristiano. No podremos
formarnos una idea exacta del último, sin penetrar per
fectamente el espíritu de los dos primeros.
(1 ) Tom. 2. p. 213 .
(2) Lib . 23. C. 21 .
(3) Arthur Duck de aut. juris civilis. C. 2. núm. 9, p. 16. „ Pluresque
„ inter eos etsi á religione christiana allieni brachium seculare christianis indul
,,sisse , pro tuendâ conciliorum et episcoporum authoritate .... que omnia ,
„ post divinam clementiam , tribuenda sunt jurisconsultis illis, qui sub iis
„ res administrabant, quorum scripta in libris juris romani hodie habemus."
( 4 ) Digest. quod metus causa.
(5) Véase á Artur Duk. C. 1. n. 18. p. 8. dice asi . „ Pretoris edicti ver
„ va Spiritum Santum in os pretoris inmisisse Baldus existimavit."
CAPITULO III.
:
-32
sentar á Pytio los mas deliciosos pescados. Canio se lle
nó de admiracion y al notarlo su huésped le dijo įesto
os sorprende? Todo el pescado de Siracusa se lleva de
este sitio, no se pesca en otra parte, y á estos pescadores
les esindispensable esta casa. Entonces Canio se aluci
na, insta, suplica al banquero se la vendiese y este aun
que resistió al principio al fin cedió. Se realizó el con
trato , y Canio pagó cuanto quiso el vendedor.
Al dia siguiente queriendo el caballero romano,en
señar á sus amigos este hermoso sitio los invitó á pasar
allí todo el dia. Desde muy temprano, fijos los ojos en
el horizonte, esperaba Canio ver arribar la bulliciosa es
cuadra, pero la orilla estaba desierta, y no se descubria
el mas pequeño esquife. ¿En qué consiste preguntó á
un vecino, que no se ven hoy los pescadores? ¡celebran
alguna fiesta ? No, que yo sepa respondió, ademas aquí
no se pesca nunca y á la verdad que todavía estoy ad
mirado del espectáculo de ayer. Canio no pudo conte
ner su furor ¿mas que podia hacer? La venta estaba
perfecta y el derecho civil encadenado en el materialis
mo de la letra, no conocia aun ningun modo de atacar
una convencion hecha por sorpresa de la mas insigne
superchería. ( 1 )
Mr. de Maistre siempre inclinado á ver elevacion
y profundidad en lo que humilla la razon, no nos permi
te ni reirnos de tan estraña moral, y aun quiere que la
(1) Nood en su profunda obra de form . emend. doli mali c. 15. Sostiene
que en esta anécdota, Ciceron no hace alusion sino á un contrato stricti ju
ris; pues que los de buena fe se hacian nulos de pleno derecho, por causa
de dolo, aun ántes que Aquilio Gallo introdujera la fórmula de dolo.
Pero esta interpretacion no me parece admisible. Nood ha querido ple
gar el derecho antiguo de los romanos, al de la época clásica. Vico ha com
prendido mejor, la diferencia de las dos épocas, p. 185, 314 y 316 y demues
tra perfectamente que en su orígen no era la venta, lo que se llamó despues
un contrato de buena fe . Las comedias de Plauto lo prueban con hechos.
--33
admiremos. ( 1 ) Por lo que á mi respecta , no participo
á la verdad, de su opinion, hácia un derecho tan esclavo
de la letra, y tan rebelde al espíritu del buen sentido;
derecho orgulloso, que tiene la pretension de ocurrir á
todo, y no conoce las mas sencillas garantías que se
deben á la buena fé .
Los jurisconsultos no podian ménos de conocer que
ya era imposible permanecer, por mas tiempo, cautivos
en este círculo enteramente material y su genio filosófi
co se elevó hasta la idea de una justicia abstracta, su
perior a las palabras. Aquilio, cólega y amigo de Cice
ron, publicó sus fórmulas contra el dolo. (2) Desde en
tonces la buena fé comenzó a ser algo, en la interpreta
cion de los contratos y aquí, como en la familia, y como
en la propiedad, vino á colocarse la equidad al lado del
derecho civil .
Bastan estos ejemplos del dualismo naciente, que
aunque tarde, vino á modificar la omnipotencia celosa
de la institucion aristocrática. Podria añadir otros mu
chos, pero seria detenerme en pormenores, que ninguna
fuerza prestarían á estos rasgos tạn significativos.
( 1 ) Des delais de la justice divine , nota 4. $ 97.
(2) Officis III. 16.
5
CAPITULO IV.
-39_
na , que nos traza nuestros deberes, de que no puede es
cusarnos ni la suprema potestad, y cuyo imperio se es
tiende a todos los pueblos; ley que Dios ha concebido,
discutido y promulgado. ( 1 )
Así diversas causas contribuian á hacer vacilar la
fe, ya en la antigua sabiduría itálica, ya en el formalis
mo con que se envolvia al hombre, para gobernarle.
Como aplicacion del materialismo al orden político, en
contraba en los neo -materialistas, que se habian hecho
escépticos, sectarios poco celosos; como religion pasada,
dejaba que desear mayores progresos á los amigos de lo
pasado, espiritualizados por la filosofia . ( 2 )
Los jurisconsultos que florecieron despues de Cice
ron , eran inspirados en general por el stoicismo, que da
ba reglas severas y precisas de conducta. ( 3) Toda la
parte moral y filosófica del derecho romano, desde La
beon, stoico novador, ( 4) hasta Cayo y Ulpiano, está to
mada de esta escuela cuya fama se hizo cada vez mas
grande, con el auxilio de los hombres eminentes, que
por todas partes brillaron en el período del imperio. Pe
ro no nos engañemos: el stoicismo de Séneca, de Marco
Aurelio (5) y de Epitecto no tenia las estrechas y eriza
das proporciones que nos hacen sonreir con Ciceron de
la fatal estravagancia de Caton (6) y de Tuberon. (7)
-40
Elevado á formas mas puras y mas bellas, ( 1) ménos in
tolerante, menos áspero, se desembarazaba de las su
persticiones que le reprobaba la recta razon, en los
tiempos de sus primeras conquistas en Roma. (2) Era
cada vez mas, una filosofia espiritual que proclamaba
el gobierno de la Providencia divina, el parentesco de
todos los hombres y el poder de la equidad natural.
Grandes acontecimientos habian tenido lugar en
esta época, en el Oriente. La cruz en que habia sido in
molado Jesus -Cristo, era ya, el estandarte de una reli
gion que iba á regenerar el mundo, y los apóstoles, par
tian de la Judea, para llevar á las naciones el evangelio.
Cuanto existia con respecto á los principios civilizado
res, diseminados en las diversas escuelas filosóficas de
la sociedad pagana, lo poseia el Cristianismo con mu
cha mas riqueza, y sobre todo con la ventaja de ser un
sistema homogéneo en que todas las grandes verdades
están coordinadas con una union admirable, y colocadas
bajo la salvaguardia de la mas ardiente fe. Ademas de
este vaso de tierra, que como dice San Pablo, (3) encer
raba los tesoros de Jesus-Cristo, se escapaban nociones
de moral, que saliendo al encuentro de las masas aban
donadas por la filosofia , les anunciaba el verdadero
destino de la humanidad, en esta y en la otra vida.
El Cristianismo en efecto, apareció no solamente
como un progreso sobre las verdades proclamadas antes
de él, no solo estendió y revistió estas verdades de un
carácter mas sublime, y de una fuerza mas simpática
sino que tambien fué (y esto debe entenderse al pie de
la letra aun por los mas incrédulos) la antorcha que
-42
al proclamar no solamente el parentesco y aun la fra
ternidad y solidaridad universal ( 1 ) sino que asentó so
bre esta base su moral afectuosa de caridad, de igual
dad, y su infatigable práctica de abnegacion, de sacri
ficios, y de desinteresada proteccion al prójimo. Así,
mientras la filosofia articulaba los rudimentos de la hu
mana perfeccion ; llevaba el Cristianismo a todas las
naciones, sus principios completamente desarrollados,
y la inmediata aplicacion á todas las clases de la socie
dad. Bastó su denuedo en la empresa para anunciarse
desde luego, como una nueva sabiduria distinta de la fi
losofia pagana . (2)
Por lo demas los términos de su programa han sido
con mucha claridad formulados por San Pablo. Dejan
do á un lado toda la parte teológica, por no ser de mi
objeto, reasumiré brevemente las ideas de derecho natu
ral proclamadas por el Apóstol cristiano.
„ La tierra está habitada por una gran familia de
„ hermanos, hijos de un mismo Dios, y regida por la mis
,,ma ley moral desde Jerusalem, hasta los confines de
„ España: (3) los muros de separacion han caido: las
„ enemistades que dividian á los hombres deben estin
„ guirse. (4) El Cosmopolytismo, que es el amor de la
„humanidad en su mas grande escala, sucede á los an
„ tiguos odios de las naciones, y el cristianismo no hace
„ distincion ni de griegos y bárbaros, ni de sábios é igno
„ rantes (5 ) ni de judíos y gentiles. (6 ) La nueva ley que
est : membra sumus corporis magni. Natura nos cognatos edidit quum ex iis
dem in eodem gigneret. Hæc nobis amorem dedit mutuum et sociabiles fecit.
(1) Si un miembro sufre, todos sufren con él, San Pablo I. á los Corint.
XII - 26 . á los Rom , XII. 10–16 .
(2) San Pablo á los Corint. I. 20. 6. 8. 12. III–19. A los de Efeso II. 6.
(3) San Pablo á los Romanos. c. XV. 24 á 28.
(4) Id. á los de Efeso. c. II. 14 .
(5) Id. a los Roman . c. I. 14 .
(6) Id . .c .X - 12.
-43
„va á rejuvenecer la humanidad, ( 1 ) no tiene por objeto
„,el trastorno de la autoridad establecida. (2) Es verdad
„ que reconoce en los débiles y oprimidos, derechos que
„ los grandes deben respetar. Ordena á los señores que
„ usen de dulzura y equidad para con sus esclavos; (3)
„ y á los padres previene que no irriten á sus hijos. (4)
Empero no derriba violentamente las instituciones con
,,sagradas por el tiempo. No subleva al esclavo contra
„ su señor, (5) al hijo contra el padre, (6) á la muger
„ contra el esposo. (7) Quiere terminantemente que los
„ Príncipes y Magistrados sean obedecidos." ( 8 )
Pero el yugo de que liberta al hombre desde luego,
es el de la materia y los sentidos, (9) á fin de dar al es
piritualismo su divina superioridad . ¿Cuáles son los
frutos del materialismo ? La disolucion, la idolatría, las
enemistades , los asesinatos &c. ( 10) ¿No nos presenta
la sociedad romana á cada paso, el espectáculo de esta
corrupcion? ( 11 ) ¿Cuales, por el contrario, son los frutos
del espíritu? La caridad, la paz, la paciencia, la huma
nidad, la bondad, la castidad. (12) Que el espíritu ja
más desmaye, ( 13) que se eleve sobre la carne; que se
(1 ) A los de Efeso c. II . n. 6.
(2) A los Romanos c. XIII. 1 .
(3) A los de Efeso c. VI. 5 á 10. á los Colossos c. IV. 1 .
(4) A los de Efeso c. VI. 4. A los Coloss. C. III. 20. 21. 23 .
( 5 ) A los Corint. c. VII. 21. 22.
(6) A los de Efeso c . VI. A los Coloss. C. III. 20. 21. 23 .
( 7 ) A los de Ef. c . V. 22. 23. 24 .
(8) A Tito. c. III. 1 .
(9) A los Rom. c. I. 23. 24; c. II. 25 á 29.c. VỊ. 12. 13. 14. C. VII . 14 .
c. VIII. 5. 6. 7. A los Corint. c. II. 15 .-- . III. 7.8. A los Galt. c. V. 19, á
23. c . VI . 15.- A los de Efes. c. II . 15 .
(10) A los Galat. c. V. 22. 23 .
(11 ) A los Romanos. c. I. 26. 27.
( 12) A los Galat. c. V. 22. 23.
( 13) A los Tesal. c. V. n. 19,
1
145–
creencias religiosas, ( 1 ) aunque sometida á la ley de
hierro, (2) que no habia podido impedir que la duda y
la corrupcion se arraigaran por todas partes. Quedá
banle fuerzas aun á esta sociedad, pero estaban ó aco
bardadas ú oprimidas. Los unos escapados de Farsa
lia, (3) vacilaban entre los impulsos de una fuerte resis
tencia ó el abandono de la causa pública. Los otros,
mas jóvenes, se veian contenidos por la esclavitud, la
patria potestad, leyes de los peregrinos, y por todas las
cadenas en fin , que habia forjado la antigua aristocra
cia; y esperaban en medio de una sorda fermentacion
grandes y misteriosos acontecimientos. Los oráculos
habian anunciado una época fatal, y ofrecido á la hu
manidad una crisis, y todos los ojos se volvian con un
sentimiento de inquieta esperanza hácia aquel porvenir,
que debia bajo los auspicios de un hijo divino, libertar
la tierra, y abrir al hombre una carrera de mejores es
peranzas y destinos. (4)
Entre estos elementos, demasiado distintos para
que pudiese haber entre ellos nada de comun , como no
fuera su conflicto, se encontraba la clase de hombres
favorecidos de la fortuna , gente egoista, afeminada, que
llevaba a todas partes, unida á su libertad, la infame
servidumbre del vicio, y el yugo vergonzoso del sibari
tismo. Aquí figuran los libertos que las guerras civiles
habian colocado en masa en el rango de ciudadanos
romanos: que habian ' traido con sus maladquiridas ri
( 1) El mismo Virgilio se rie del Infierno pagano. Georg. lib . 2.
(2) Ferrea jura. Georg. lib. II. v. 522.
(3) El poema de Lucano, escrito bajo Neron, es un homenage rendido á
los vencidos de Farsalia. El poeta llora la muerte de Pompeyo, ensalza á
Bruto y diviniza la virtud de Caton. Esta obra es en fin, la espresion de los
sentimientos de un partido que habia sobrevivido á la caida de la República:
(4) Este sentimiento está espresado en la egloga IV de Virgilio . Véase
una prueba de que por todas partes se esparcia, en Suetonio. (Aug. 94.]
1
-46
quezas, toda la insolencia de los hombres elevados de la
nada, y todos los vicios de los corazones á quienes ha
sonreido la suerte antes de haber recibido la educacion
que es la que precave sus peligros. En rango mas ele
vado se colocaban todas las ambiciones, ardientes ántes,
ahora gastadas é indiferentes, que se habian distinguido
en la época del Triunvirato, por el tráfico de las cosas
públicas, ( 1 ) por la compra y venta de los juicios (2) por
los falsos juramentos, (3) por el desprecio del pueblo (4)
y de la Religion. (5) Eran estas las reliquias del Epicu
rismo, que habian atravesado entre placeres y peli
(1 ) Cicer. ad Attic. IV. 18. [ed de Panck.t. 19. p . 364. t. IV. 16. p . 292.)
El tráfico de las conciencias se hacia públicamente . „ Ammonius legatus
regis, [dice Cicer. en una de sus cartas á Lentulo) „ ,aperte pecunia nos op
pugnat {ad fami!. lib. I. c. 1. ed de Panck. t. 19. p. 36.] Son ademas bien
conocidas las palabras de Yugurtha. ,, O urbem venalem.” '
(2) La corrupcion de los jueces era espantosa; Ciceron la señala á cada
instante en sus cartas, como un hecho notorio. „ De Proculio rumores non
,,boni, sed judicinoti....! Deinde Pompeimira contentio , judicum sordes ....
,,sed omncs absolventur, nec posthac quisquam damnabitur, nisi qui hominem
,,occiderit.” [IV, ad Atiic 16. ed de Panck. t. 19. p. 292 á 304.]
(3) Cicer. nos da un memorable ejemplo de la inmoralidad de las clases
superiores. „ , Los Cónsules, dice, perdieron su reputacion desde que Mem
mio leyó en pleno Senado, el contrato que él y su competidor habian cele .
brado con ellos. Decia este contrato que si los Cónsules de aquel año podian
hacer que se les designase para el siguiente, ellos les darian 400000 sestercios,
á ménos que no les aprontasen tres augures para afirmar que habian estado
presentes el dia que se dió la ley cur iata (que ni se habia propuesto) y á mas
dos Consulares que atestaran que estaban presentes cuando se estendió el
decreto para arreglar el estado de las provincias de estos mismos Cónsules,
aunque el Senado no se reunió [ad Attic. lib . IV. 18. ed de Panck. tom . 19.
p. 344] Sobre lo que , ha esclamado Montesquieu,, ¡ Cuántos hombres sin ho
nor para un solo contrato! [Grand. y dec. c. 10. )
Puede verse tambien en su defensa pro Cluentio cual era la corrupcion y
cuales monstruos ofrecia la sociedad romana! En un pequeño pueblo á ori.
llas del Adriático , se vieron divorcios , incestos , falsedades, envenenamientos,
jueces corrompidos, una madre encarnizada contra su hijo , &c. &c.
(4 ) Montesquieu Grand. y Decad. c. 10. Cicer. ad Attic. lug. cit.
(5) Idem.
-47
gros, (1) por las últimas borrascas de la República; y
reposaban á la sombra del despotismo y en las delicias
de una vida muelle, de las fatigas y trabajos militares.
El tipo de estos elegantes epicúreos era Mecenas, mi
nistro de Augusto, que componia libros sobre las modas
y el tocador. Mecenas, que daba la norma al lujo de las
mugeres de su época, y se presentaba en público, entre
los pliegues de una túnica talar escoltado por dos eunu
cos, mas hombres que él. ¡Desgraciado! cansado de su fe
licidad, buscaba en el vino, en los conciertos, en el ruido
de las cascadas, y en los divorcios, mil veces repetidos,
algo con que despertar su ya embotada sensibilidad. (2)
En esta elegante y corrompida (3) sociedad, reinaba al
lado del desprecio de los Dioses, la moral del interes, el
culto del egoismo, y la embriaguez de la vida sensual.
De estas fuentes, como veremos despues, sacó Augusto
el principio de su cuerpo de leyes para la regeneracion
de la Italia. Rigió su época, con los medios que la ha
cian mover; pero nunca un mal principio puede produ
cir el bien. La corrupcion marchó adelante, en vez de
detenerse, y llegó a su colmo con los abominables esce
sos pintados por Tácito, en el reinado de Mesalina, (4)
con las infamias de Neron, (5) y con las fiestas de Ti
gellin. (6)
(1) Véase en Suetonio la cena de Octavio (Octav. Aug. 70) ;Tales eran
los indecentes placeres de los hombres de aquella época de desórden moral
y político.
( 2) Séneca ha trazado con mano maestra este retrato . Epist. 114 y De
Provid 111 .
(3) La corrupcion del pueblo romano ha sido descripta admirablemente
por Mr. de Villemain en sus Melanges t. 3. p. 201 y sig.
( 4 ) Annal. II. 26. 27. 28. 29. 30. 31. XIII. 30. 34 .
(5) Annal. XIII. 13. 14. — XIV . 1.8. y sig.-XVI. 45. &c. Hist . I. 16.
Puede tambien verse lo que dice acerca de la disolucion de las mugeres é ig
nominia de los Senadores. Annal. lib. II. 85 y lib . XV.32.
(6 ) Annal. lib. XV. 37.
ܐ
-48
El Stoicismo único depositario de doctrinas mas pu
ras, salia de cuando en cuando de su abatimiento, para
presentar algunos caracteres enérgicamente delineados.
La mayor parte de los espíritus generosos se habian
dado cita, como en una ciudadela levantada contra la
decadencia de los hombres y de las cosas. Los que dis .
gustados de los negocios, se alejaban del Senado, forti
ficaban sus almas con el estudio de la sabiduría. Los
que su vocacion llamaba á los peligros de las funciones
públicas, procuraban ser mejores que las leyes y cos
tumbres de su siglo, y enseñaban los medios que condu
cen á la humana perfeccion . Sin duda tenia el Stoicis
mo indignos y falsos sectarios, sin duda no produjeron
las doctrinas epicúreas en todos los espíritus sus últi
mas y fatales consecuencias. ( 1 ) Pero yo señalo las ten
dencias generales; y las del Stoicismo fueron tan pro
gresivas en la época de que me ocupo, como propias las
del sensualismo para precipitar la decadencia de la ci
vilizacion.
Cuando empezó el Cristianismo á marchar hácia
occidente, era Séneca el mas ilustre representante del
Stoicismo en la filosofia . Nada diré del preceptor de
Neron. Yo no veo mas que sus escritos, y no iré al tra
ves de ellos á buscar las debilidades del cortesano . Por
otra parte, estos escritos son admirables, (2) ejercieron
( 1 ) Muchos críticos han creido que Virgilio, uno de los hombres mas pu
ros de la Italia, fué epicureo. En efecto , habia sido discípulo de Segron , de
la secta epicurea. (Cic. Acad. II. 33. ) En la egloga de Sileno, espone Virgi
lio el sistema de la creacion , desenvuelto por Lucrecio. Sin embargo, en su
6. libro de la Eneida se encuentra cierto reflejo de Platon.
(2) Mr. de Villemain ha hecho un bello retrato de Séneca (Melanges t.
p. 235.) He aquí uno de sus juicios sobre este filosofo , á quien por otra parte
„ juzga con severidad. „ Tiene ideas tan elevadas de la dignidad del hom.
„ bre .... diviniza tan elocuentemente la alma virtuosa , que se ve uno tentado
„ á colocarle entre los sabios, cuyo entusiasmo moral, preparó el mundo para
,,las sublimes lecciones del Evangelio."
-49—
grande infiuencia en los ulteriores destinos de la filoso
fia stoica, y marcan sobre todo, un progreso considera
ble en las obras, cuyas materias habia tratado el mismo
Ciceron.
Tenia Séneca cerca de sesenta años, cuando S. Pa
blo, habiendo .osado apelar para el Emperador, de laju
risdiccion de Porcio Festo, llevó a Roma su filosofía tan
ardientemente espiritualista. Sábese que el grande Após
tol, cuyas palabras habian perturbado á Agrippa, Bere
nice y al procónsul Sergio, ( 1) predico libremente en
esta ciudad, durante dos años enteros; (2) y que se le
formó una causa en que él mismo se defendió, ( 3) ¿Y
puede creerse que la novedad de esta enseñanza, y el
ruido de este proceso fuesen ignorados de Séneca, cuyo
talento se alimentaba sin cesar de las mas grandes
cuestiones filosóficas y sociales? Séneca, ademas debia
conocer á S. Pablo de reputacion, aun ántes del viage
de este último á la capital del imperio romano ; porque
Gallion su hermano mayor, figuró durante su proconsu
lado de Acaya, en las cuestiones y querellas de los ju
dios de Corinto con S. Pablo y ante su tribunal, acusa
ron sus enemigos al Apóstol como culpable de nuevas
supersticiones. Gallion sin querer oir su defensa lo ab
solvió, (4) con una moderacion y espíritu de tolerancia,
que justifican los elogios que por su sabiduría le tributa
Séneca. La amistad de los dos hermanos era grande ; á
Gallion dedicó sus tratados sobre la cólera, ( 5 ) y sobre
la vida venturosa, (6) y muy comunmente hace mencion
(1) Act. apost. XXVI.-26 á 30.
(2) Idem XXVIII.- 30. 31 .
(3) S. Pab . II ad Timothe. IV .-16.
(4 ) Act . de los apost. XVIII.-14.
(5) Llamáyase entonces Novatus; mas adelante tomó el nombre de Ju
nio Gallion.
(6) De vita beata I.
7
1
-50
de él, en sus otras obras, con las mas vivas demostra
ciones de amistad y oonsideracion . ( 1 ) como podemos
suponer que Gallion no le comunicara este aconteci
miento tan notable, cuando ya hombres suspicaces atri
buian á las predicaciones de S. Pablo , algunas tentati
vas de la insurreccion que habia estallado en Orien
te? (2) Lo que no tiene duda es que el cristianismo des
de su nacimiento, habia estendido sus rayos hasta Ro
ma, aun ántes del viage de S. Pablo. (3) En efecto, en
su epístola á los romanos, saluda á cierto 'número de
cristianos designándolos por sus nombres (4) y elogia
su fé conocida ya en todo el universo; (5) en fin cuando
desembarcó en Pouzoles, y en la travesía de esta ciudad
á Roma, salieron muchos de sus hermanos á recibir
le . ( 6) Durante su permanencia en Roma, no cesó S. Pa
(1 ) Consol á Helvie , 16. Epist. 104. V. Tambien Séneca de Mr. Dnro.
soir, t. I. p. 4 del prologo de Ira.
(2) Act. Apost. XXI. 38. XXII . 24. Josefo. Ant. jud. XV. guerras de
jud. II.
(3) S. Pablo á los Rom. c. 7. 8. Act. Apost. XXVIII. 15.
(4) c . XVI.
(5) c . I. 8.
(6) Act. Apost. XXVIII. 15. El testimonio de Tacito es ademas muy
notable si se considera su hostilidad. Empieza por calumniar a los cristianos: 1
„ Homines per flagitia invisos quos vulgus crtstianos appellabat. Auctor nomi.
,,nis hujus Christus, Tiberio imperante , per procuratorem Pontium Pilatum ,
9,,suplicio affectus erat. Repressaque in præsens extiabilis superstitio, rur.
„ sús erumpebat, nom modo per Judæam, originem ejus mali, sed per urbem- .
,,etiam , quó cuncta undique atrocia aut pudenda confluunt celebranturque.
„Igitur proinde correpti qui fatebantur; deinde indicio eorum multitudo in.
gens, aut per indein crimine incendii, quám odio generis humani convicti
,,sunt.” (Annal. XV. 44.) Así escribia Tacito con motivo de la persecucion
que snfrieron los cristianos, cuando el incendio de Roma bajo Neron. Este
incendio obra del mismo Emperador, acaeció el año 64 de la era cristiana, 1
3
--51-
blo de escribir, (1 ) de tener conferencias, y de conver
· tir. (2) Su palabra penetró hasta el palacio del Empe
rador y allí encontró fieles y hermanos. (3)
De modo que la verdad evangélica, habia echado
sus raices en la capital del mundo, y allí levantaba al
lado de Senea, su frente impávida contra las calumnias
con que ya se preludiaban las persecuciones, y aquellos
suplicios de tan refinada atrocidad, (4) que fueron el
mejor medio de hacer conocer el Cristianismo y de lla
mar hacia él las simpatías. (5) Porque la verdad tiene
siempre un poder secreto para propagarse ; se apodera
de los espíritus y germina en ellos, como las buenas se
millas que arrojadas por el viento sobre un terreno fér
til, crecen bien pronto y se convierten en árboles gigan
tescos, sin que la vista mas perspicaz, pueda percibir el
misterio de su nacimiento y desarrollo. El que haya
leido á Séneca con atencion, no podrá menos de adver
tir que hay en su moral, en su filosofia, en su estilo, un
reflejo de ideas cristianas que colora sus composiciones
de un resplandor enteramente nuevo. No daré yo mas
( 1 ) Sus epístolas se escribieron casi todas en Roma.
(2) Act. Apost. XXVIII. 21 .
(3) A los Filp. IV. 22. Les envia las salutaciones de todos aquellos que
pertenecian á la casa del César. Despues de su degollacion , una señora ro
mana recogió su cuerpo y le dio sepultura en un jardin de la via ostia .
(4) Tácito describe así los suplicios de que hacian una diversion. „ Pe
„ reuntibus addita ludibria , ut, ferarum tergis contecti laniatu canum interi
„ rent, aut crucibus affixi, aut flamandi, atque ubi defecisset dies , in usum
,,nocturni luminus urerentur. Hortos suo in spectaculo Nero obtulerat, et
„ circense ludricum edebat , habitu aurigæ permixtus plebi ; vel curriculo
insistens.”
Séneca vivia entónces alejado de la Corte y amenazado por el Empera
dor. Murió el año siguiente.
(5) Hemos visto qne el mismo Tácito confiesa que la compasion era exi
tada por estas atrocidades. Los cristianos lo sabian , porque Tertuliano, Apo
loget. $ 50. decia mas tarde. „ ¿Quién puede ser testigo de la constancia de
„ los cristianos en medio de los suplicios, sin admirarse sin buscar la cau .
1,8a? ¿Y quién la buscará sin hacerse cristiano?"
--52-
importancia, que la que merece, á la correspondencia
que sostuvo con San Pablo ; creo mas bien que fué apó
crifa; pero de todos modos, el pensamiento de un co
mercio epistolar con el gran Apóstol, ¿no está fundado
sobre la comunicacion recíproca de ideas que demuestra
la mas positiva simpatía . (1 ) Séneca compuso un libro
muy bello sobre la Providencia, que en los tiempos de
Ciceron ni aun tenia nombre en Roma. (2) Habla de
Dios, con el lenguage de un cristiano, y no solo le lla
ma Padre nuestro, (3) sino que quiere como en la ora
cion dominical, que su voluntad sea hecha. (4) Enseña
que Dios, debe ser honrado y amado. (5) Solo vé en los
hombres un parentesco natural que casi se acerca á la
fraternidad universal de los discípulos de Cristo .
He dicho que el Cristianismo habia envuelto á Sé
neca en su atmósfera, y arraigado mas y mas, en su es
píritu las ideas stoicas; (6) y que por medio de este es
( 1 ) Véase Supra.
-59—
cion. Al salir de las manos celosas del patriciado, para
hacerse semi-plebeyo, se habia despojado del elemento
religioso, y su colorido sagrado tan fuerte en su origen ,
íbase borrando cada dia mas, con los estragos de la in
credulidad. El culto se habia retirado de las prácticas
del derecho. El Dios Termino temblaba en los límites
del Campo romano; el libripens de la mancipacion no
era ya, un pontífice; el augur que medía la propiedad,
habia sido reemplazado por el agrimensor civil. La con
farreacion caia en desuso, como una supersticion em
barazosa. ( 1) Estas palabras de Petronio eran ya una
verdad práctica . Nemo cælum , cælum putat; nemo jovem
pili facit. (2)
Empero si el derecho no era religioso, habia sin
embargo, permanecido profundamente civil, y se defen
dia enérgicamente con su inflexible formulario, y con
su celosa orignalidad. (3) En vano la constitucion polí
tica recibia los mas rudos golpes; el derecho civil que
habia sobrevivido al elemento religioso, sobrevivia tam
bien á la constitucion.
El genio formalista de los romanos admiraba esta
gran concepcion de los tiempos aristocráticos, y respe
taba en las relaciones de la familia y propiedad, lo que
habia rechazado en las políticas.
Por esto la filosofía no se atrevió á proceder con él,
por las vias de revolucion . La veneracion por lo pasa
do, que siempre se concilio en Roma con las mas gran
des innovaciones, indicaba que debia seguirse otra sen
(1 ) Tácito [An . lib. IV. c. 16.] Esto es lo que dijo Tiberio al Senado.
begun el testimonio de este historiador.
(2) Satiric. c. 44. in fine. En otra parte se burla del gran número de Dio.
ses. Facilius possit deum quam hominen invenire. ( C. 17.]
(3) Ley I. c. de formulis. Este procedimiento se consideró como un pro
greso sobre las acciones de la ley. Cayo IV. p . 30 y siguientes.
-60
da. Era esta la de las mejoras lentas y sucesivas. La
equidad tambien queria su parte de influjo, no como una
soberana que aspira a destronar al usurpador, sino mas
bien como una compañera que bajo tímidas apariencias
encubre sus miras de dominacion. Los jnrisconsultos la
pintan como un suplemento del derecho que no lo ha
previsto todo, como un suave temperamento en los ca
sos dudosos. ( 1 ) Mientras el derecho civil representa la
severidad legal; (2) la equidad simboliza la humanidad,
sin el aparato de las fasces y lictores. (3) El primero es
el sexo viril armado del imperio; la segunda el sexo dé
bil, tan fuerte y eficaz, por sn carácter afectuoso. Pero
no nos alucinemos. Bajo estas apariencias de concilia
cion y armonía , se ocultaba una antitesis terrible para
el derecho, pues en el fondo, no se queria sino reducirlo
a la impotencia por mas que se le prodigaban las mayo
res demostraciones de respeto. Asi es que el derecho des
de la época de Ciceron, no es mas que una lucha conti
nuada de los dos elementos; reducido á representar el
peor papel , esto es, á estar á la defensiva. La equidad
lleva la guerra hasta sus mismos hogares, y allí quiere
estrecharlo á realizar la fábula de Fedro. (4) Canis
parturiens,
Bajo la bandera de la equidad, vemos marchar á
Servio Sulpicio amigo de Ciceron ; (5) á Craso elocuen
(1) Laxamentum juris. Cic. Cluentio, 33. Véase uua disertacion sobre
la equidad, (de equitatel de Marquardi , en el tesoro de Oiton , tom . IV.
p. 369.
(2) Ley 11. D. de penis . L. 25 D. de legibus. L. 12. $ . 1. D. qui et á quib
manum .
( 1) Idem t. XXVIII. n. 5 y 6. *
(2) L. II. D. de inoffic. testam . y las Instit. de Just. mism . titu.
(3) L. II . D. de inoffici testam. Valer . Maxim . lib . VII . c . 7. n . 3 y 4 .
(4) Digest . ad legem Falcidiam .
(5) Los peregrini no podian ser instituidos. Las mugeres segun la ley
Voconia. Véase a Montesquieu. Cayo II . 284. 285 .
-65
bra con la voluntad del derecho civil. (1 ) La facultad
de trasmitir los bienes despues de la muerte, comienza
á tomar su apoyo en la espontaneidad individual. No
es una pura concesion de la ley y del Estado. (2 ) El de
recho natural que ha hecho su aparicion en el principio
mismo de la propiedad, se introduce é insinua en el de
recho de trasmitirla entre vivos, y por causa de muerte.
Veamos ahora como se introduce en el sistema de
las obligaciones .
Segun el derecho civil, no hay mas que dos fuentes
de obligaciones. Los contratos y los delitos cualificados.
Sobre estas bases se establecen clasificaciones, se les
dan nombres, y se forman menguadas categorías. Por
ejemplo, se distinguen los contratos perfectos por la cosa,
ó por las palabras, ó por la escritura ó por el consenti
miento ; y se quiere que cada especie esté sujeta á sus re
glas propias. Bien entendido que estas reglas se dirigen,
principalmente al respeto de los términos y palabras, y á
ciertas concepciones de hechos previstos y determina
dos . Empero el derecho natural no consiente en per
manecer encerrado en los limites de este círculo dema
siado estrecho. Respetando el conjunto de este sistema,
altera sin embargo las partes separadas. Ya cambia
las líneas de demarcacion ,(3) ya adhiere una obliga
cidn y una accion á hechos no previstos, pero que vio
lan esta regla: nadie puede enriquecerse á costa de ctro. (4)
En vano la ley de las doce tablas pretendia que no se
estaba obligado á mas que lo que se habia prometido es
presamente, ( 5) habia llegado la época en que debia
( 1 ) Ulp. fragm . XXV.1 .
(2) Nec ex rigore juris civilis proficiscitur, sed ex voluntate datur relin
quentis. Ulp. fragm . XXV. 1 .
(3) Véase por ejemplo I. 18. 4. D. Commod . vel contrá .
(4) . Lug. cit.
(5) Sicut lingua nuncupassit, ita jus esto. Vico, p. 314 y siguientes 320.
9
-66
subentenderse en los contratos, todo lo que entra en los
preceptos de la buena fe. ( 1)
Las palabras sacramentales, no se han abolido to
davía de las estipulaciones: hay fórmulas romanas pa
ra obligarse, y solo pueden servirse de ellas los ciudada
nos romanos: hay otras de derecho de gentes. (2) Pero
la generalizacion del derecho de ciudad, hará desapare
cer estas diferencias. No quedará sino un solo formula .
rio para todos. (3) Cuando reine completamente el cris
tianismo, veremos lo que sucederá. (4)
Empero no es esto todo. El legislador habia dicho.
Nadie será obligado, sino por un contrato ó por un delito
cualificado. Mas la equidad responde ¿No hay en las re
laciones sociales muchas causas, que, sin entrar preci
samente, en la clase de contratos y de delitos, son sin
embargo de tal naturaleza que engendran obligaciones?
Entonces inventaron los pretores, el sistema de los cua
si contratos y cuasi delitos que hace pasar al foro este
rior deberes abandonados antes, á las inspiraciones de
la conciencia.
En fin, el sistema del procedimiento se trasformó
en muchos puntos. Las acciones de la ley con su com
bate simbólico, sus gestos determinados, sus palabras
sacramentales, fué reemplazado en parte, por el siste
ma de fórmulas; mas simples; ménos inexorables, (5) y
los jurisconsutos aplaudieron esta conquista de la equi
dad. (6) Todavía la sustitucion de fórmulas, á las accio
nes de la ley, no es sino una obra imperfecta, domina
( 1 ) Cice ., de Nat dcor. III 30.
(2) Cayo III . 93.
(3) Inst. de Just, de Verb. oblg. 01 .
(4 ) Ley I. C. de cont. stipul. Pero esta ley debe combinarse con la supre
sion de las fórmulas por Constancio.
(5) Cayo IV . 30.
16 ) Idem .
-67
da aun, por la idolatria de lo literal y stricto, y por la
supersticion de las palabras. Empezó y se desenvolvió
en una época poco anterior a la de Ciceron y Au
gusto. La filosofia y el cristianismo no habian todavía
tenido tiempo de espiritualizar suficientemente las no
ciones del derecho: la inteligencia permanecia subyu
gada por el poder de la forma.
No llevaremos mas adelante esta reseña. Ya he
mos visto porque ingeniosos esfuerzos estendió su do .
minio la equidad, agrupando las innovaciones al rede
dor del antiguo derecho civil, tan mezquino en su con
cepcion, tan material en sus aplicaciones. Tiende el de
recho á simplificarse en el fondo, pero se complica con
sus ruedas. Dos elementos etereogeneos se colocan uno
en frente del otro: á veces se unen y confunden , pero mas
frecuentemente se separan y hostilizan. Falta la armo
nía en este magestuoso trabajo; y nótase á cada paso
que es el precio de penosas concesiones y de obstinados
combates. ¡Obra perfecta hubiera sido la fusion comple
ta de los dos elementos! Mas el antiguo tenia un tem
ple muy elevado, para dejarse aniquilar tan pronto, y
el derecho de la época imperial, que comunmente se
llamaba la época clásica, lleva la profunda marca
de su tránsito. Déjanos grandes, inmensos progresos
que desear. Está muy léjos de ser la última palabra de
una ciencia completa, y mas bien debe considerarse co
mo la espresion de una situacion transitoria, de un esta
do de transaccion. No haré yo el menor reproche á los
grandes genios que trabajaron en él, porque sufrieron
la influencia de su época y de su patria. Roma no fué
hecha para teatro de la unidad. La Providencia le dió
la fuerza por patrimonio. El combate se cncuentra en
todas las fasces de su civilizacion .
1
CAPITULO V.
Epoca Cristiana.-Constantino.
-73-
ra de su lugar, los dos elementos de combate. En esto
consistia el progreso . Empero la lucha permaneció siem
pre como el principal móvil de su desarrollo, y todo el
peso del cristianismo inclinado á un solo lado, no pudo
hacerla cesar .
La parte á que dirigió Constantino particularmen
te sus miras, para colocarla al nivel de los principios del
cristianismo , fué el derecho de las personas. Pronto tra
taremos a fondo lo que concierne al matrimonio, á las
segundas nupcias, al divorcio, á los grados de parentes
co, al concubinato, á la patria potestad y al estado de
las mugeres, Tambien hablaremos de la sucesion. Ve
remos cuantos esfuerzos hizo la legislacion cristiana,
para elevar al hombre material, á la dignidad de hom
bre moral, y para eliminar en obsequio del derecho na
tural, la advitrarias exigencias concedidas por el dere
cho civil. Pero al mismo tiempo notaremos las dificul
tades incesantes que tuvo que vencer el cristianismo:
para convertir á la pureza de sus principios, los espíri
tus imbuidos tan profundamente en el politeismo. En
.
tonces no nos admiraremos de la falta de un Código
cristiano en los primeros tiempos de su advenimiento.
Como no todo podia hacerse por leyes, Constantino
recurrió a la persuacion , para preparar el camino de la
autoridad. Los obispos investidos por él, de numerosos
privilegios temporales, fueron colocados, por decirlo así,
al lado de los ciudadanos , para ilustrarlos con sus con
sejos, para ser jueces árbitros en sus diferencias, y para
proteger a los débiles. Esta intervencion se desenvolvió
mas adelante , en mayores proporciones, y llegó a ser el
principio de la jurisdiccion eclesiástica , que representó
tan interesante papel, en las tinieblas de la edad me
dia, y sin la cual, se hubiera infaliblemente eclipsado la
justicia, como lo ha reconocido la alta imparcialidad de
10
Robertson. La mediacion episcopal , estuvo por lo pron
to léjos de tener una grande estension . Sin embargo,
el ascendiente de que gozaba el estado eclesiástico, atra
jo bien pronto á si, las poblaciones, en términos que se
veia á los obispos pasar los dias enteros en conciliar
las diferencias. Los mismos paganos, admirados de su
sabiduría, venian á consultarlos, y sometian á su deci
sion, todos sus negocios y procesos. ( 1 ) Este género de
mediacion, aconsejado por S. Pablo, (2) habia conserva
do la paz entre los cristianos de la primitiva iglesia.
Ensanchado desde Constantino, por el favor popular, y
apoyo del Príncipe, contribuyó muy poderosamente á
que penetrase la sabiduría cristiana en las transaccio
nes civiles. Las sentencias de los obispos despojadas de
las fórmulas judiciales, traian el derecho al campo de
la razon y de la equidad. (3) Mas cuenta tenian con la
buena fé, que con la esclavitud de la palabra; (4) con
los derechos naturales que con el derecho stricto; y en
fin con los preceptos religiosos y morales, que con los
civiles. La caridad, la benevolencia, la verdad, reina
ban en este tribunal, mas humano y mas distante del
espíritu contencioso (5) que la justicia oficial del Prefecto
del Pretorio. A mas, como protector de los débiles, se
interponia el obispo entre los señores y esclavos, entre
los padres e hijos, (6) y corregia los abusos de una ma
( 1 ) Mem . de l'Acad . de inscript. et belles leitres [tom . 39 p .569] M m .
de M. dd Pouilly .
(2) A los Corint. c . VI . I. y siguientes.
(3) San Pablo á Timot . c . III . 3. Constantino quiso que estas sentencias
tuviesen tanta fuerza, com ) las que dictaba él mismo , y que se ejecutasen
en todo el imperio. Sozomen . lib . I. c . IX . De Pouilly p. 369.
(4) San Pablo á los Roin . c . III . 13. por Oposicion las 12 tablas uti lin :
gua nuncupassit .
( 5) San Pabloid . c . II . n . 8. y á Timot.c. XIII . 3 .
6 ) Véase la ley VI. C. Justi. de spect. I. 2. Teodos. de Lenon.
--75-
la autoridad. Los pupilos estaban bajo su proteccion; y
cuidaba de que se les proveyera de tutores y curado
res. ( 1 ) Sin duda á la solicitud de los obispos , por estos
seres débiles á quienes rodeó Jesu-Crito de su ternu
ra, (2) se debe atribuir la importante ley de Constanti
no, que concedió a los menores, una hipoteca legal en
los bienes de sus tutores, y protegió con fuertes garan
tías , (3 ) la enagenacion de sus bienes inmuebles. En
las otras relaciones, la legislacion de Constantino, se dis
tinguió por su cristiana humanidad. Ya veremos como
generalizó el derecho de las madres, conciliándolo con
las preocupociones de la agnacion, de que no pudo des
embarazarse. (4) La buena fé recibió de él, sanciones
mas amplias, por la ley que prescribe á los testigos la
obligacion de prestar juramento antes de deponer. (5)
Su aversion á las contiendasjudiciales, condenadas por
S. Pablo, lo impulsó á imponer penas a los que estable
cian apelaciones temerarias. ( 6) En fin, arregló la for
ma de los codicilos, muy populares ya, á causa de su
sencillez ; (7) y cerceno de los legados las palabras sa
cramentales, que como ya hemos dicho, esclavizaban al
testador bajo el yugo de ciertas fórmulas, y quiso que
en la investigacion de las últimas voluntades, el pensa
miento fuese preferido, al vano arreglo de las pala
bras. (8) Aquí es donde mas brilla la política religiosa
( 1) L. XXVII y XXX. C. Just. de Episcop. aud.
(2) Sinite parbulos ad me venire decia J. C.
(3) , Mor. Com . des Hipoth. t. II, n. 420.
(4) Véase infra lo que he dicho de la sucesion.
(5) L. III. C. Teodos. de fide test. an. 334.
(6) Ley XVI. 17. Cod. Teodos. de appel y ley I. C. Teodos. de officio pre
fet pretor.
(7) L. I. Cod. Teodos. de test . et codicil.
(8) Cuyacio (al títnlo del C. de test . Segun Eusebio (vida de Constantino
lib . 4. c. 26. ) Las observaciones de Godofredo no me parece que destruyen.
2
-76
de Constantino. En esta época, casi todos los testamen
tos y codicilos contenian disposiciones piadosas. ( 1) Asi
como bajo los príncipes paganos, habia estado en moda,
dar al Emperador un lugar, en las actas de las últimas
voluntades, asi bajo la dominacion del cristianismo los
fieles tenian como por obligacion, el dejar á la iglesia
un recuerdo de su piedad. Era este un homenage en los
últimos momentos al Señor de todas las cosas, de quien
emanan todas las riquezas; lo que nos revela una gran
de revolucion en las ideas.
Ya he dicho que segun los principios de la antigua
constitucion romana, la propiedad de los objetos mas
preciosos, es decir de las cosas mancipi, era reputada
como proveniente del Estado. Los cristianos jamas die
ron crédito á esta hipótesis; y segun sus principios la tier
ra pertenece á Dios con todo lo que contiene. (2) La apro
piacion de las cosas era de derecho divino; fruto del tra
bajo, (3) y se reputaba como sagrada. Es verdad que
en los primitivos tiempos de la iglesia, se conocia la
comunidad de bienes entres los fieles; (4) pero esto no
era sino una necesidad de las circunstancias, y no una
absoluta condicion del derecho de propiedad. (5) Cesó
este estado de cosas, con los hechos accidentales que le
dieron nacimiento. La propiedad permaneció como un
derecho de la naturaleza, inherente al hombre, absolu
to y templado solamente por la caridad. La razon del
la opinion de Cuyacio, y las aserciones de Eusebio, sobre la ley I. Cod.
Teodos. de lect. ] De que las leyes 15 del C. de lect . y 21 del C. de leg. sean
de Constancio, no se infiere que Constantino no híciese otras semejantes.
( 1 ) Mem . de l'Acad. des inscription. t. 39 p . 581. Mem .de Pouilly .
(2) San Pablo á los Corint. c . X. 26 .
(3) San Pablo á los Corint. IX. 7. á 12. á los Corint. 12. 14—27. á los
filip. IV. 15.
(4) Act. apost. II. 44. 45. IV. 32. 37. San Pablo á los romanos 15. 26 .
(5) Act. apost. V. 4. este testo prueba positivamente el hecho.
-77–
Estado, fuente de la propiedad romana, se desvaneció
rápidamente de las convicciones populares, y la propie
cad natural acabó por absorver la propiedad civil. Ya
veremos como Justiniano quitó estas distinciones, igua
jando los dos dominios, y declarando no reconocer di
ferencia entre las cosas de mancipacion, y de no man
cipacion. ( 1 )
El sentimiento que espresaban los cristianos, en sus
legados piadosos, era la creencia en que estaban, de la
fuente divina de la propiedad, y pretendian volverla á
su origen, por testimonio de reconocimiento hácia un
Dios, mucho mas poderoso que el mismo Estado, y dis
pensador soberano de todos los bienes, Que andando el
tiempo, las pasiones ávidas esplotasen la credulidad de
las almas débiles y se renovase el escándalo de los he
reditepetos, es lo que no queremos contradecir. Mas en
Ja época á que hemos llegado aun no habian aparecido
estos abusos. Constantino no hizo otra cosa que obede
cer la opinion pública, que voluntariamente y por todas
partes colocaba los testamentes bajo la proteccion de
los eclesiásticos. (2) Quiso que la sutileza de las pala
bras no desvaneciese la última voluntad del hombre.
A este solemne voto, que no es la ley orgullosa de las
doce tablas, sino el acto de un cristiano resignado, dio
Constantino por compañera la buena fé, guareciéndolo
contra íos artificios de los amigos de las fórmulas.
En medio de estas circunstancias caminaba á su
completa ruina el testamento romano, per os et libram .
Las antiguas formas no podian aclimatarse bajo el nue
vo espíritu, y el cristianismo por todas partes las dese
chaba. Otro órden de ideas, reclamaba otro órden de
formalidades.
( 1) Ley única C. de usucap.: ley únic. C. de nodojure quint. toll.
(2) M. de Pouilly lug. cit . p. 581--582.
CAPITULO VI. LO
Sucesores de Constantino.
(1 ) En 426 .
( 2) Cod. Teodos. de resp. prud.
-83
lógica del derecho y del desenvolvimiento de las ideas
filosóficas, que desde su tiempo se habian enseñoreado
de la jurisprudencia . Mas no tengo la misma confianza
en las materias que habian conservado con tenacidad,
la singularidad romana, y aun creo que la ley de las ci
tas produjo , tal vez, tanto mal como bien. Yo le atribu
yo desde luego, en gran parte, la persistencia del concu
binato , del matrimonio no solemnizado, de la exclusion
de las madres como tutoras &c. y de muchas ideas for
malistas, que sobrevivieron á Constantino y Constancio,
á pesar de las tentativas que habian hecho estos prínci
pes para purgar la jurisprudencia. Siempre me ha pa
recido que cuando el derecho hacia esfuerzos para se
pararse de su antigua base, era imprudencia, bajo cier
to punto de vista, y hasta un contra sentido, inspirarle
el genio que podia esclavizarlo.
En cuanto al Código Teodosiano, cuya redaccion
fué llevada desde los años 429 hasta 438, por los conse
jeros de Teodosio el jóven, es una obra precipitada,
mal hecha y llena de vacios. El espanto de una sociedad
acobardada á la aproximacion de los Hunos, ¿podia pro
ducir otra cosa sino el caos? ( 1 ) No fue tampoco objeto
de este código, el formar un cuerpo de derecho comple
to: no fué otra cosa que una simple compilacion, por ór
den de materias, de constituciones de Emperadores cris
tianos, desde Constantino, hasta Teodosio el joven y Va
lentiniano III. No es notable por ningun pensamiento
de creacion, y sus autores, no emplearon en él, mas que
un trabajo de investigacion material, y casi siempre
defectuoso . Sin embargo, es curioso ver allí, al dualis
mo del elemento romano, despidiendo sus últimos res
plandores, y á la equidad asociada a la buena causa del
(1 ) Esta fué la época de las invasiones de Atila . Gibb. t. VI. p. 256.
Chateaub . t. II. p . 124 .
-84_
cristianismo. La sabiduría itálica se esforzaba todavía,
por conservar lo poco que le quedaba de sus antiguos
privilegios. Reclamaba la libertad del divorcio, y con
cubinato, defendia la agnacion ,(1) las leyes Papia (2) y
el jus liberorum , la salida de la familia por la emancipa
cion, el sistema de las sucesiones fundado en el poder y
parentesco masculico. La equidad, que no conocia to
davía la estension de sus fuerzas, consintió en transigir,
é hizo concesiones. Pero sus tratados de paz, se pare
cian a los que Atila arrancaba al débil Teodosio, (3) y
despojando al antiguo derecho de sus harapos, prepara
ba la crisis que derribando al idolo de su pedestal, no
habia de dejar sino sus ruinas.
(1) Passim .
( 2) Ley II. C. Teod . de inoffic. dotibus &c.
(3) Es sabido que Atila le impuso un tributo anual. Gibb. t. VI. p. 270.
CAPITULO VII.
Justiniano.
( 1 ) C. de Cad . tollendis.
(2) C. de usuris. Ley I. C. Teod. (de usuris.] [Constantino.) y el Com.
de Godofredo. Gibbon. t. VIII. p. 282. Pothier, pand. t. I. p. 623.
12
-90—
cias paganas. Por mas que se diga, él purfiicó, raciona
lizó por decirlo así, el derecho, y lo elevó a un nivel que
solo ha podido aventajar el Código civil, (1) despues de
trece siplos de preparaciones y ensayos. Y mientras que
bajo tantos aspectos caminaba la sociedad á la barba
rie, hacia Justiniano progresar una de las ramas mas
importantes de la ciencia de gobernar. Porque el cris
tianismo era el alma de sus trabajos, y con esta grande
antorcha, no hay que temer ningun eclipse central, pa
ra la civilizacion.
CAPITULO I.
Del Matrimonio .,
(1) Tacit. annal lib . II. c. 51. lib . XV. c. 19. Plinio, Epist. lib. VII ley 26 ,
2. D. de minor.
( 2) Heineccius. lib. II. c. 8.
( 3 ) Ulp. XXIX. 3. Heinecc. II. c. 11 .
( 4 ) Suet. Aug. 101. ) edic. de Panck. t. I. p. 344 y 345.]
-96
siendo llamados en el testamento , tenian hijos. (1) En
defecto de padres, las partes caducas iban al fisco, ó co
mo dice Tácito con amarga ironía , al pueblo romano,
como padre comun de todos los ciudadanos. (2) Mas,
bajo Caracalla, el fisco, en su inmenso afecto por el in
teres público, encontró que su parte no era bastante lu
cida, y se hizo solo heredero de estas partes que cadu
caban . ( 3) Al mismo tiempo las segundas nupcias fue
ron no solo protegidas, sino preceptuadas. (4) Los pa
dres que no querian casar á sus hijos, eran hasta cons
treñidos por los magistrados. (5)
Permitiase á los ingenuos que no eran senadores
casarse con libertas. ¡ Grande alteracion de las antiguas
costumbres! (6)
Se tentó poner remedio á los divorcios, demasiado
frecuentes. ( 7) Se redujeron los impedimentos fundados
en las afinidades. (8) Reputáronse no escritas las con
diciones de no casarse, impuestas en los testamentos y
manumisiones . (9)
Tales fueron las principales combinaciones de las
leyes Julia, de Maritandis ordinibus, y Papia Poppea.
Estas leyes afectaban a los romanos por su lado débil,
es decir por la avaricia ; así es que nunca fueron popu
lares. ( 10 ) Hacian intervenir en los negocios de fami
lia, al fisco con sus ásperas tendencias, y con su séquito
(1 ) Cayo II. 206. Este autor sirve para rectificar á Montesquiu, que en
este particular ha padecido error.
(2) Annal III. 28 .
(3) Ulp. XVII.
(4 ) Ulp . XIV .
(5) Ley 19. D. de ritu nupt.
(6) Tit. Liv. XXXIX , 19.
(7) Hein . lib. II. c. 18.
(8) Idem .
(9) Véase á Montesq. lug. cit.
( 10) Tacit. Aunal lib , III . 28.
-97
nefasto de delatores. (1) En fin convertian el matrimo
nio en una especulacion, en un tráfico . „ Se casaban,
„dice Plutarco, y se tenian hijos no para tener herederos
„ sino herencias.” (2) Espresion profunda que Montes
quieu ha citado, sin ver que acusa no solo las malas cos
tumbres de los romanos, sino tambien las leyes que for
man las costumbres, leyes que sin embargo, su genio
admira por el lado político..
¿Y qué seria si damos crédito á las palabras que
Juvenal pone en boca de un adúltero complaciente ?
„ De que te quejas, ingrato, héte ahí, ya padre ; y
„ á mí le debes los jura parentis; por mí podrás ser insti
„ tuido heredero. Tu recibirás los legados que te hagan,
„ y el dulce emolumento de las partes caducas. ( et dul
„ce caducum .) Y si llego á poner tres hijos en tu casa ,
» ,no ves las otras ventajas que puedes esperar ?" (3)
¡Qué costumbres! ¡Qué sociedad!
El cristianismo, encontró al matrimonio tan de
gradado por la avaricia, y tan manchado en lo que
tiene de mas santo, por las torpezas del amor al lucro,
reposando tranquilamente sobre la base del interes.
Empero el cristianismo no habia sido instituido para
permanecer espectador de este abatimiento. Segun sus
principios, el matrimonio debe ser el resultado de una
vocacion libre. La union del hombre y de la muger, se
purifica con el fuego de la gracia, por la asistencia del
espíritu divino; y se eleva hasta el cielo por la dignidad
(1 ) Idem .
(2) Del amor á los padres.
(3) ,, Jam pater es: dedimus quod famæ oponere possis.
,, Jura parentis habes; propter me scriberis hæres;
„ Legatum omne capis; nec non et dnlce caducum.
„ Commoda prætere jungentur multa caducis.
,,Si numerum , si tres implevero.... , '
[ Satir. IX. vers . 82.]
13
-98
del sacramento. (1 ) Bajo este sublime punto de vista,
¿qué otra cosa era la ley Pappia, sino el olvido de los vo
tos de la Providencia, (2) y un materialismo abomina
ble? Las leyes de Augusto debian, pues, ser sacrifica
das ; su derogacion era preliminar, necesario para la re
generacion del matrimonio. Constantino lo comprendió,
y la supresion de las penas contra los celibatarios, sus
tituyó al sistema pagano, fundado en el interes pecu
niario, el sistema cristiano y verdaderamente moral de
la libertud del matrimonio. (3)
Algunos autores y entre otros Montesquieu, han crei
do que Constantino no tuvo otro objeto que el de prote
jer la continencia, esa virtud que las almas contempla
tivas consideran como un esfuerzo de la perfeccion cris
tiana. Yo creo que el plan de Constantino fué mas tras
cendente. Estoy en que el celibato no perdió su causa
con los cristianos,y que el ejemplo de Jesu-Cristo llevó
un gran número de espíritus ardientes á renunciar, por
miras de mortificacion , á la union legítima de los dos
sexos . Bien sé que bajo el reinado de este principe, se for.
maron las primeras asociaciones de solitarios, consagra
dos á la renuncia de todos los placeres terrestres. (4)
Constantino admiraba su desprecio de las cosas huma
nas, y su sublime destierro de la sociedad , (5) No puede
tampoco ponerse en duda, el que quiso honrar, con dero
gacion de las leyes caducarias, un género de vida que pa
recia realizar la mas elevada filosofia . Pero detenerse en
(1) Ley I. C. Teod. de infirm pæn. cælib. , y Poth , Pand. t. II. p. 355.
(2) Ley 2 y 3. C. Theod. dejure liberor.
(3) Quantum superstes amor exegerit, 1. 2. C. Theod. de jure liberor .
(4) Teodosio dice formalmente en la ley última del C. Theod. de legit
hæred. que tal ha sido el objeto de la l.2 C. Theod . de jure liberor: ut ma
trimoniis auxilium impartiret: y al fin jura matrimonii preponamus.
-100_
las personas de condicion vil ó infame. ( 1 ) El esposo
de Teodora, (2) ordenó que se pasaria el nivel sobre las
desigualdades que las preocupaciones podrian respetar,
però que no sabia admitir la Religion.
(1 ) Ley 20. C. de nuptiis.
(2) Se sabe que habia sido actriz.
1
CAPITULO III.
-102
fuesen despreciadas. Los puros fueron desterrados de
la Iglesia, como herejes, ( 1 ) y los mas grandes doctores,
como San Agustin, (2) proclamaron la legitimidad de
las segundas, terceras, cuartas y quintas nupcias. ( 3) Es
verdad que se consideraban como mas meritorios, los
que se contentaban con las primeras nupcias. En efec
to, la resolucion de pasar el resto de la vida en la con
tinencia, probaba sentimientos mas puros: una fideli
dad que se prolongaba mas allá de la tumba, un amor
tan ardiente y desinteresado que sobrevivia a la misma
muerte, eran gages del mas alto grado de abnega
cion. (4) En cuanto a los que se volvian á casar, se les
miraba como mas débiles, aunque exentos de pecado, y
su ardor se templaba con penitencias públicas. (5)
Así se desvaneció el pensamiento político que Au
gusto trasmitió á sus sucesores, y que estos guardaron
severamente para bien del imperio. Mas el cristianis
mo, ya proyectaba la formacion de otro imperio, la con
quista de otra ciudad. El antiguo espíritu declinaba; 0
tras tendencias iban á rejuvenecer lo sociedad, y abrir
la ancha senda de una civilizacion mas avanzada. He
mos llegado, pnes, á este punto ; las segundas nupcias
no son proscriptas, pero no serán tampoco un medio de
hacer la corte al Emperador, y de ganar sucesiones;
cada uno es libre de seguir sus afecciones temporales o
sus religiosas convicciones.
(1) Canom 8. Sequantur Ecclesiæ decreta (kataroi) id est , quæ et cum di
gamis communicabunt. Véase tambien el concilio de Asles (año 314] ca.
non 10 .
(2) Muerto en 430.
(3) Véase el Diccionario de derecho canónico, por Durand de Maillane ,
nupcias.
(4) Esta era la doctrina de S. Gerónimo.
( 5) Concilios de Neocesarea y Laodicea: ,,De his qui in plurimas nuptias
inciderunt, tempus quidem pænitentiæ præfinitum manifestum est; sed con .
versatio eorum et fides tempus abreviat." (canon 3.) Baronius año 315.
-103
Con estos datos, ¿que hizo la nueva legislacion ?.
No sabremos admirar bastante la sabiduría de los Em
peradores cristianos, en las leyes que publicaron sobre
las segundas nupcias. Son estas leyes una feliz amalga
ma de garantias para las costumbres, para la familia ,
y para la multiplicacion de la especie. Distinguen con
prudencia los preceptos y el consejo, los deberes socia
les, y la perfeccion ascética; es una conciliacion del
pensamiento de la Iglesia, y de las necesidades de la
política. ( 1 ) Al sistema de Augusto, que fue multiplicar
las familias, se substituye otro nuevo y no ménos mo
ral, que es la conservacion de la familia existente, ase
gurándole su patrimonio, y preservándola de las turbu
lencias que hacen nacer las querellas de interes entre
los diferentes tálamos.
Teodosio el grande; siguiendo los consejos de los
obispos reunidos en el concilio de Constantinopla, (2) es
tendió hasta un año, el plazo dentro del cual le estaba
prohibido a la muger volver á casarse, y confirmó la
pena de infamia con que los edictos del Pretor, casti
gaban á la viuda que no guardaba la religion del due.
lo, religionem luctus. (3) Pero a la infamia añadió una
nueva pena, mas eficaz, sin duda, en una época en que
las antiguas ideas sufrian tan profundas alteraciones.
La muger perdia cuanto podia haber obtenido de su
primer matrimonio. No podia dar al segundo marido
mas de la tercera parte de sus bienes: era incapaz de
heredar á un estraño; no podia succeder á sus propios
parientes mas alla del tercer grado. (4)
(1 ) Ley 1. C.:Just. de secundis nuptiis; ley 1. C. Theod. de secundis
nuptiis. [Año 381.]
(2) Godof. sobre la ley 1. C. Theod. de secundis nuptiis al fin .
(3) Ley 1. C. Just. de secundis nuptiis.
(4) Ley 1. C. ya citado. Véase tambien la novela 22. c. 22 y la l. 4. C. ad
S , C. Tertull .
-104
Sin embargo, no era suficiente forzar á una viudez
anual, á la muger. Era preciso medir la influencia
de las segundas nupcias, en sí mismas, prescindiendo de
un prematuro enlace ; era necesario considerarlas en sus
relaciones con los hijos del primer, lecho, olvidados con
frecuencia por madres imprudentes, ó sacrificados á ce .
losas madrastas. Son bajo este aspecto muy notables
las leyes de los emperadores cristianos. (1 ) El poco fa
vor que el cristianismo concedia á las segundas nupcias
permitia ocuparse de un objeto de tan precioso interes,
olvidado hasta entonces, por consideraciones políticas.
Los padres de la iglesia entre ellos S. Ambrosio, le ha
bian hecho blanco de su solicitud. (2)
Teodosio el grande decidió que la muger que se
volvia á casar, teniendo hijos del primer lecho, perdia
la propiedad de todas las donaciones y ventajas que le
habia proporcionado el primer matrimonio, con cual
quier título que fuese; y que estos bienes se aplicasen
irrevocablemente y con garantía hipotecaría, (3) á es
tos mismos hijos, salvo el usufruto para la madre. (4 )
Mas tarde, Teodosio II y Valentiniano II, (5) estendie
ron estas disposiciones al padre que contraia nuevo en
lace. Y no fué decretada tan solo, para el caso de muer
te natural, esta conversion de la propiedad en usufru
to; Justiniano quiso que tuviese lugar en caso de di
14
CAPITULO IV .
( 1 ) Tertuliano Apolog . c . 9 ..
-1104
benevolencia; y favorecerlos, por el contrario fuera de
ella, a fin de cimentar el vínculo de la sociedad, por me
dio de alianzas de donde dimanan una caridad mas vi
va y una concordia mas durable. Por esto, si consulta
mos los mas positivos testimonios, veremos que en vano
las leyes civiles permiten ciertas uniones, como los ma
trimonios entre primos. Los cristianos tenian gran cui
dado en abstenerse de ellos. Los primos, eran á sus ojos
hermanos, (1 ) por el doble nudo de un parentesco mas
afectuoso, y de una fé comun.
Por estas costumbres, ( y otras muchas) llenas de
vigilancià mantuvieron los cristianos la virtud en la
Iglesia , y podia Tertuliano desafiar con orgullo á los
paganos, para que le designasen aquellos de sus corre
ligionarios, que habian sido condenados por robo sal
teamiento , adulterio, violencia, fraude ó perjurio. ( 2)
No digo yo que estas felices tradiciones se conservaran 1
(1) S. Agustin lug. cit. Reconoce por lo demas, que la ley divina es mu
da en este particular. S. Crisóstomo en su análisis de la Sagrada Escritura
[libro de los números) es de la misma opinion. S. Ambrosio , por el contra
rio , atribuye á la ley divina las prohibiciones legales de que voy á tratar
muy pronto, pero su anotador declara no conocer esta ley.
(1 ) Apologet. 440.
111
el grande , la familia habia casi toda caido en la disolu
cion en la Siria y la Fenicia. La vecindad de la Persia
contribuia á conservar sobre aquel pueblo usos contra
rios al pudor natural, de que nunca se separaron en sus
leyes, los romanos. Las mugeres eran allí, casi comunes;
los hijos ignoraban con la mayor frecuencia , quienes
eran sus padres, y las jóvenes se ofrecian a los estran
geros. ¡Qué contraste con la sublime virtud de aquellos
piadosos solitarios, de aquellas vírgenes heróicas, que
bajo aquel mismo clima, y por efecto de una exaltacion
contraria , parecian desafiar la humana debilidad por sus
esfuerzos de castidad! La historia refiere que Constan
tino conmovido del estado de degradacion de estos pue
blos, hizo edificar iglesias, en su comarca, llamó allí
obispos y sacerdotes y por este medio difundió las pri
meras nociones de la civilizacion. ' ( 1 ) Los desórdenes ,
sin embargo, continuaron todavía, si no de un modo ge
neral, al menos por parciales infracciones. Los Empe
radores cristianos volvian su atencion hácia donde eran
los males mas exigentes, y les hicieron una guerra sos
tenida , queriendo que la familia reposase en todo el Im
perio, sobre la base de los afectos púdicos, y que el
lazo del parentesco fuese en cierto modo, espirituali
zado.
He ahí, pues, como procedió el Cristianismo para
realizar este objeto, y perfeccionar el derecho de Roma,
en lo que respecta á los impedimentos matrimoniales.
En tiempos anteriores, ya se creia que la honestidad na
tural prohibia casarse con la hija del hermano ó herma
na; pero Claudio enamorado de Agripina hija de su her
mano Germánico, hizo espedir un Senado consulto, para
(1) Tácito, Annal. lib. XII. n . 6. Cayo lib. I c. 62. Ulp. Fragm . t. V.
n . 6. Şuet. Claud, c. 26 .
(2) . Suet in Domit. c. 22.
(3 Ley I. C. Teodos. de incestiss nuptiis.
(4 ) Gibbon , t. IV . p , 243 y sig.
(5) Asi lo Nota Godof.
(6) Etsi licitum veteres crediderunt. (Ley 1 C. Teodos. de incest. nupt.)
(7) Ley 2 C. Teod. de incest. nupt. [Art. 355.) Es necesario ver el Co
mentario de Godofredo .
(8) Véase la carta de S. Basilio, Obispo de Cesarea, analizada por Godo .
fredo lug. cit. y el Concilio de Neocesarea, bajo Constantino el grande
[Canon 2] : Mulier , si duobus fratribus nupserit, abjiciatur usque ad mor
tem . Verumtamem in exitu , propter misericordiam , si promiserit quod facta
incolumis , hujus conjunctions vincula dissolvat, fructum pænitentiæ conse
quatur.
-113_
ticos, Constancio que con tanta frecuencia dió á la
Iglesia el pesar, de tratar con desprecio la fé orthodoxa,
se mostró en esta circunstancia, fieľ á sus cánones, de
clarando ilegítimos los hijos nacidos de esta clase de
uniones. Sus sucesores, á la voz del clero, imitaron su
ejemplo , ( 1 ) y multiplicaron las constituciones. El gran
número de edictos que hicieron para sancionar por la
ley, los preceptos de los Concilios, prueba que las cos
tumbres, sobre todo, las de oriente, resistieron largo
tiempo á esta innovacion . Se sabe que el mismo Hono
rio se casó sucesivamente con Maria y Hermencia , hi
jas de Stilicon. (2) La Historia Eclesiástica se admira
de que el Papa Inocencio I no hubiera borrado por al
guna dispensa, ó prevenido por oposicion este incesto
de tan funesto ejemplo. (3)
En cuanto al matrimonio de los primos hermanos,
las tradiciones del primer Cristianismo habian impedido
su uso entre los fieles, como hace poco deciamos, pero
el paganismo no veia en él, nada de ilícito. Teodosio
el grande fué el primer Emperador cristiano que hizo
penetrar las prohibiciones cristianas en las leyes civiles .
Como al separarse del polyteismo, la sociedad mas bien
renunciaba al culto pagano, que adoptaba la severidad
de las costumbres del Cristianismo, Teodosio creyó ne
cesario armar sus leyes prohibitivas de un grande apa
rato de intimidacion. No se trataba de nada méños, que
de la muerte y el fuego. (4) Estas penas eran exorbi
Del Divorcio.
(1 ) Tambien era permitido el divorcio por la ley de las XII tablas. Mr.
Niebbur esceptúa los matrimonios por confarreacion. t. I. p. 324. nota 635 .
(2 ) En Grecia, podia un marido legar su muger, al que queria escoger
para su sucesor. La madre de Demóstenes fué legada así, y la fórmula de
esta disposicion se ha conservado en el discurso contra Estéfano . [M. de
Maistre en sus aclaraciones sobre los sacrificios, p. 423.) El reflejo de estas
costumbres se encue en Roma.
-116_
ménos, no solamente separarse de ella por medio del di
vorcio, sino lo que es mas, cederla solemnemente al ami
go, ó al rival que codiciaba su mano. Caton transfirió su
esposa Marcia, á su amigo Hortensio, que la recibió en
legítimo matrimonio para tener sucesion; y Strabon que
refiere este hecho, ( 1 ) añade que Caton no hizo mas que
conformarse á una antigua costumbre , atestada tam
bien por Plutarco, (2) y que vuelve á encontrarse en
Esparta, sobre las reliquias de la naturaleza y el pudor.
Augusto se aprovechó de ella, para quitar á Livia, á su
esposo Tiberio Neron. (3) Para dar un colorido de ho
nestidad, á este vergonzoso comercio, hizo que una fic
cion estravagante tomase prestadas a la patria potestad,
sus santas prerogativas, y supuso que el marido, padre
adoptivo de la muger, (4) disponia de su mano, como el
padre que dá á su hija una dote y un esposo. (5)
Pero si queremos colocarnos en el punto de vista
que considera el matrimonio como uno de aquellos con
tratos consensuales cuya base es la voluutad, ¡la conse
cuencia no será el que una voluntad contraria pueda
( 1 ) Geograph . lib'. II. p.515 .
(2) Vida de Numa p . 76. Debe tambien consultarse á Heynecio , sobre la
la ley Pappia , lib . II. c. 11. Lucano Farsalia , lib. II [ed . de Nisard p. 39.]
pone en escena á Marcia y refiere poéticamente su vuelta cerca de Caton ,,
despues de la muerte de Hortensio. Plutarco ,vida de Caton [c . 29] dá los
pormenores de la transaccion . Appiano [de bellis civil lib. 2. c . 99. ] dice
que Caton volvió a recibir á Marcia con el mismo título con que se recobra
una cosa prestada. Pero eegun Lucano, habia que celebrar un segundo ma
trimonio.
(3) Tácito Annal. lib . I. c. 10. lib . V. c. 1. cupidine forme , marito aufert;
incertum an invitum ; adeo proper us , ut ne spatio quidem ad enitendum da
to, penatibus suis gravidam induxerit ! .
-117
disolverlo? No sé si es cierto, como lo aseguran los his
toriadores, que el divorcio, aunque permitido en Roma,
no comenzó a estar en práctica, hasta el año 533. ( 1)
Lo que hay de seguro es que desde esta época, innunda
ba la sociedad romana, y era uno de sus azotes. Recor
demos algunos hechos culminantes de esta triste hiş
toria.
En la oracion por Cluencio Avito, vemos á una ma
dre, provocar al divorcio á su yerno, y casarse descara
damente con él , disuelto el matrimonio con su hija. ( 2)
Ciceron, á pesar de sus virtudes, repudió á Teren
cia, para ponerse en estado de poder pagar sus deudas
contrayendo un segundo matrimonio. (3) Paulo Emilio,
se divorció de la bella y sabia Papiria sin mas razon que
esta: „ Mis zapatos son nuevos, bien hechos, y sin em
„ bargo me veo obligado á cambiarlos. Nadie, sino yo,
„sabe á donde me lastiman." (4) Como he dicho, ha po
co, Augusto tomó á Livia, de manos de su esposo, que
consintió en separarse de ella por condescender al amor
adúltero del Emperador. Estaba en cinta de seis me
ses! (5) Mecenas fué célebre por sus mil matrimonios,
y por sus divorcios cuotidianos. (6 ) Ora se repudiaba la
esposa, por enemistad con su famila, (7) ora por que
era vieja, (8) ora por que tenia enfermedades. (9) ¡Ay
( 1) Dionisio de Halicarnaso lib . II. p . 96. Plutarco sobre Rómulo p . 39
y sobre Numa p. 77. Valerio Máximo lib. II c . 1. n . 4. Tertuliano Monoga
mia y Apologet .
(2) Ciceron , pro Clueniio V.
(3) Plutarco , vida de Ciceron, p.881.
(4) Plutarco , vida de Paulo Emilio .
(5) Tácito Annal lib.' V. c . 1 °
(6) Qui uxorem millies durit. [Séneca epist. 114.] Quotidiana repudia,
dice tambien Séneaa de Provid . c. 3 .
(7) Ciceron pro Cluentio 67.
(8) Ley 61. D. de donat. inter vir, et u zor. ( Cayo.1
( 9 ) La misma ley.
-118_
de la esposa, cuya belleza empezaba a marchitarse !
„ Haced vuestros preparativos de despedida," venia á
decirle el liberto encargado de llevarle el libelo de re
pudio. (1 ) „ Partid: vuestro aspecto, nos enfada, nos dis.
„gusta. Vuestra nariz está muy mucuosa, y deseamos
„ otra ' ménos húmeda.” (2)
En fin , [y este era el colmo del oprobio] como el
marido ganaba la dote cuando tenia lugar el divorcio
por desarreglos de la muger, sucedia que los que que
rian hacer fortuna, tomaban por esposas á mugeres
impúdicas, con tal que tuvieran bienes, á fin de repu
diarlas en seguida, bajo pretesto de sus escesos. ( 3)
Por su parte, las mugeres viendo que no eran pro
tegidas ni por su virtud, ni por su cariño, se entregaban
sin reserva , á los mas espantosos desórdenes; y esta es
una nueva prueba, de aquella verdad atestada por la
esperiencia de todos los tiempos, esto es, que la frecuen
cia del divorcio conduce la muger al adulterio. Se las
veia entregarse a la misma licencia que los hombres,
participar de sus orgias, desafiar á los mas intrépidos á
saciar su gula, y escederlos por los refinamientos de su
lujuria. (4) pagando con enfermedades precoces y ' estra
ñas á su sexo, la pena de unos vicios que no debieron
conocer. (5) El adulterio no parecia ya un crímen des
de que Clodio lo habia hecho servir para lavar sus adúl
teras profanaciones. (6) „ ¿Se tiene hoy el menor pudor
repudii quam reprobat et compescit , sed per debitum mortis .” [De Monoga
mia .] Añade que el que se casa con la muger divorciada, comete adulterio ,
como si tuviese con ella un ilegitimo comercio . „ In totum enim, sive per
„ nuptias, sive vulgo, alterius viri admissio adulterium pronuntietur." Véa
Be tambien á S. Gerónimo, epist. ad Amandum .
- 125
un poder quiere obrar por via de fusion , debe diri
girse á todas las conciencias y gobernarlas por me
dio de temperamentos. La Iglesia, por otra parte, no
parecia desaprobar sụ conducta. Contenta por entón
ces, con mantener en el órden espiritual la pureza de
sus doctrinas, no se oponia a que entrase el poder tem
poral, en un régimen mixto, en un sistema de concesio
nes. Aun ella misma parecia reconocer las dificultades
que encontraba el poder temporal ; porque el Concilio
de Arlés, celebrado en 314 bajo Constantino, se incli
na á la indulgencia en favor del marido joven y piado
so que sorprendiese á la muger en adulterio . ,,De his
„ qui conjuges suas in adulterio deprehendunt, et iidem
„ sunt adolescentes fideles et prohibentur nubere, placuit,
„ UT, IN QUANTUM POSSIT , concilium eis detur, ne viventibus
„ uxoribus suis, licet adulteris, alias accipiant.” ( 1 ) En fin ,
?no debemos atribuir á estas dificultades, las dudas de
S. Agustin, sobre la pena que debia imponerse al espo -
so que vuelve á casarse despues de haber repudiado á .
(1 ) Morum culpa.
(2) Godofredo sobre la ley 2. C. Teod. de repndiis ,
(3 ) Novela 17 de Emperador.
--128
bleciose el divorcio por mutuo consentimiento . ( 1 )
La obra de Constantino, despues de haber sido glorifi
cada en el Código de Teodosio, pereció por una novela
teodosiana. (2) Justiniano vió el abuso, y esforzándose
por su reforma, no pudo conseguirla. (3) Aqui el anti
guo derecho venció al nuevo, y la civilizacion dió un
paso retrógrado; todavía la veremos marchar hácia
atras, al comenzar la edad media, cuando los bárbaros
mancharon el lecho nupcial, y trastornaron las familias
con el incesto, la poligamia y el divorcio. (4) Empero
del esceso delmal, saldrá una reaccion saludable, y el
matrimonio tal como lo ha concebido la doctrina de Je
sucristo , aparecerá victorioso de esta lucha, y servirá de
tipo á las modernas legislaciones.
( 1) Ley 9. C. Just. de repudiis.
(2) Novela precitada y la ley 8. C. Just . de repudiis.
(3) Novela 117. c. 8 y sig. Nov. 134. c . 10. Nov. 140.
(4) M. de Sismondi, t. I. p. 307, 309 , 312, 313 : t. II. p. 18 , 22, 101 .
CAPITULO VI.
( 1 ) Novela 89.
(2) Por eso han dicho las Instituciones consuetudinarias. „ Los matri
,,monios se forman en el cielo y se consuman en la tierra." , Loisel libro I.
tom . I, núm. 2.
3
|
CAPITULO VII.
Del Concubinato.
De la Patria Potestad .
(1) Véase á Orígenes contra Celso: ,,Quod illidelirunt, mente capti sunt
,, et nihil veré bonum vel sciant vel possint facere, preoccupati nugis inanibus."
-144
version se los devolvia humildes y sumisos. ( 1 ) Las ma
dres cuya tierna alma, se abria a la nueva doctrina, pro
curaban en vano disculpar estas conversiones que tal
vez ellas alentaban. Culpables las mismas, de Cristia
nismo, eran repudiadas. (2) No habia desde el hijo al
esclavo, quien no incurriese en la ira de su señor por
haberse alistado en la formidable faccion de los cristia
nos, por mas que el Cristianismo les aconsejase la fide
lidad y respeto. ( 3)
La familia se encontraba pues, dividida en dos par
tidos. De un lado estaba el padre atrincherado en las
antiguas preocupaciones, y armado con la patria potes
tad, que las protegia: del otro la esposa, los hijos los es
clavos oponiendo una resignacion firme á esta autori
dad. ( 4) Algunas veces cedia el padre al torrente del
1
-149
la equitativa tendencia que la época del Imperio in
fundió en los espíritus, Augusto, Nerva, y Trajano con
cedieron al hijo de familia la propiedad de los bienes
adquiridos por él en el servicio militär, (peculium Cas
trense. ) ( 1 ) Esta innovacion era desde luego tímida. Si
el hijo moria sin disponer de este peculio, se reputaba
haber pertenecido siempre al padre, en virtud de la pa
tria potestad. (2) Aun mas, el hijo no podia disponer
de él, sino durante su servicio militar. Pero Adriano, es
tendió la disposicion á los hijos de familia retirados de
la carrera de las armas . Tal era .el estado de las co
sas, cuando Constantino, por una Constitucion de 321 ,
igualó al peculio castrense, los bienes que el hijo de fa
milia, adquiria en los empleos del palacio del Princi
pe. (3) Sus sucesores hallaron ingeniosa esta idea, y ba
jo el título de cuasi castrense se aumentó el peculio de
los hijos, con los bienes adquiridos como asesores, (4)
abogados, (5) como oficiales del prefecto del Pretorio, (6)
como Obispos, diáconos, ecleciásticos, (7) en fin como
funcionarios públicos. (8) A mas, el peculio castrense y
cuasi castrense, del hijo muerto abinstestato, segun
Justiniano, ya no aprovechaba al padre, por derecho de
patria potestad, y no era sino 'un heredero que ocupaba
su puesto a su vez, y cuando la ley lo llamaba. (9 )
( 1 ) Paulo III. Sent . 4. § 3. Ulp . ley 2 D. ad Senatus Cons. Maced. y
Fragm . lib. XX. n . 10. Ist. quib . non est permisum. Juvenal. Sát. XVI ,
verso 51 .
(2) Tryph. ley 19.03. D. de Cast . pecul. Marcian ley 18,0 1 y 2 del
mismo tít . Ulpiano ley 2 D. eod. Diocl. ley 5 C.eod.
(3) Ley 1 C. de cast . omn. palat.
(4) Ley 7 C. de assessorib . año 482. Honor. y Teod.
(5) Ley 4 C. de advocat año 424. Los mismos Emperadores.
(6) Ley última C. de cast. pecul. Teod . y Valent.
(7) Ley 34 C. de episcop. Leon y Anthem.
(8) Ley última C. de inoff. test. (Justin .] Godofredo sobre el C. Teod .
de postuland. ley 3.
(9) Vinnio sobre las Institutas quib. non est. permissum n. 4 .
-150—
No era solo esto, Constantino dió al hijo constituido
en la patria potestad la propiedad de los bienes dejados
por la madre. Hasta entonces la habia tenido el padre,
mas este príncipe lo despojó, concediéndole tan solo el
simple usufruto (1 ) durante su vida. Si volvia á casarse,
no conservaba el usufruto sino mientras durase la mino
ridad del hijo. (2) En el caso en que, desde el momento
de la ' apertura de la sucesion materna emancipase á su
hijo, tenia derecho en recompensa de este beneficio, no
solo al usufruto, sino a la tercera parte de los bienes en
plena propiedad. (3) .
¡ Graves innovaciones ! Claro es que con ellas hacia
progresos notables la causa de los hijos. El sentimiento
de su valor civil, apareció en un sistema que hasta en
tonces los habia esclavizado.
No se detuvo aquí la legislacion. Constantino no
habia tocado sinoá los bienes maternos. Las sucesiones
de los abuelos caian por efecto del antiguo derecho en
las manos del padre . (4) Graciano y Valentiniano el
jóven las asimilaron á la sucesion de la madre, (5) y es
ta estension de los derechos del hijo de familia fué con
firmada por Honorio (6) y Arcadio. ( 7)
Valentiniano III continuó este movimiento. Este
príncipe quitó al padre la propiedad de los bienes ad
quiridos para el hijo en potestad, por causa de su ma
trimonio. ( 8)
(1) Ley 1 , 2 ,3. C. Teod. de maternis bonis, y las notas de Godofredo.
( 2) Ley. C. Teod. lug. citt Véase el C. Just. de bonis maternis.
(3) · Ley 1 y 2 lug . cit.
(4 ) Ley 5 C. Teod. lug. cit.
(5) Ley 6 idem.
(6) Ley 7 idem.
( 7) Ley 8 idem.
(8) Ley única , C. Teod . de bonis quæ filiis familias ex matrim .
-151
Sin embargo, en cuanto a los otros bienes adventi
cios, siempre subsistia el antiguo derecho. El hijo per
manecia en las antiguas cadenas, reducido a la incapa
cidad de vender, de hipotecar, de disponer por testa
mento &c. Su estado se veia privado de unidad. Pare.
cia haber en él, dos distintas personas, encorvada la una
bajo el yugo de la mas severa dependencia , y la otra
iniciada en las prerogativas de la libertad. Tales con
trastes son inevitables en toda legislacion que se compo
ne de partes sucesivas, de elementos contrapuestos que
siguen sistemas diferentes. Mas al fin , el tiempo' operó
su fusion. Justiniano generalizando la idea de Cons
tantino, dió á los hijos la propiedad de todo cuanto en
traba, sin distincion, en su peculio adventicio. ( 1 ) El
padre no tuvo mas que el usufruto, y en caso de eman
cipacion el usufruto de la mitad. Este príncipe se con
gratuló en nombre de la humanidad por esta refor
ma. (2) Pero ¿quién habia hecho oir la voz de la huma
nidad sino el Cristianismo, fuente de tantas suaves mo
dificaciones ? „ Cristiana disciplina paulatim patriæ po
„ testatis duritiem emolliente," dice el sabio yjuicioso Go
dofredo. (3)
Por lo demas, el antiguo derecho conservó su po
testad sobre el peculio profecticio; esto es, el que pro
viene del padre. Justiniano no quiso privar al padre de
aquello que el hijo no poseia sino por su liberalidad.
Queda aun algo que hacer para la completa igualdad de
todas las partes del peculio, y para conciliar mejor el de
recho de propiedad de los hijos con el usufruto paternal.
Pero la jurisprudencia romana, no vivió lo bastante ,
para llegar por sí misma á este importante resultado.
( 1) Inst. per quas personas.
(2) Idem ley 6. C. de bonis quæ liberis.
(3) Sobre la ley C. Teod. de maternis bonis.
-152-
No debo concluir este cuadro de la legislacion im
perial sobre la patria potestad, sin hablar de los esfuer
zos del primer César cristiano para suavizar la bárbara
costumbre de exponer los hijos recien nacidos. Era est a
costumbre una reliquia del antiguo derecho de vida y
muerte, y de aquel otro poder del padre de vender sus
hijos hasta tres veces. ( 1 ) Hemos visto la caida del tri
bunal paternal. El derecho de vender se fué borrando
por una decadencia que marchaba paralelamente. Dio
cleciano confirma este hecho del modo mas formal, (2) 1
1
-161
presentarse delante de sus esclavos, con ricos vestidos y
preciosas joyas, ( 1 ) á formarse una corte de mugeres á
su servicio y de eunucos; corte consagrada á la molicie,
en la que figuraban como ministros y confidentes, el pe
luquero, el perfumista, (2) donde se deliberaba sobre los
presentes que debian hacerse, á la intérprete de los sue
ños, a la que decia la buena ventura, al aruspice y á la
expiatriz (3) donde solo se ocupaban de mil frívolas va
gatelas que hacian olvidar los cuidados de la casa. (4)
Cuando las leyes sumptuarias pusieron un freno á este
fastuo, formaron las mugeres sus juntas tumultuarias y
motines, (5) á fin de reconquistar la vana libertad del
lujo , la única á que podian aspirar, para consolarse de
una vida enfadosa , llena de trabas é inferior en digni
dad a la de los hombres. (6) Porque a pesar de algu
nas prerogativas honorificas, dadas á las mugeres por
leyes de mero favor, (7) habia en el carácter general
de la legislacion y de las primitivas costumbres una
marcada preferencia por el sexo viril, que se mostraba
como un poder magestuoso, ante el cual, debian las
mugeres inclinarse . (8)
Es verdad que esta educacion, hecha con el apo
(1 ) Véanse los reproches que les dirige Caton [Tit. Liv. XXXIX 3.
(2) Heinecio ad leg. Pappiam lib . I c. 2. n . 12. Despues que se detiene
en estos detalles , atribuye , á este amor de las mugeres al lujo y á la ociosi.
dad , la aversion de los romanos al matrimonio.
(3) Plauto , Miles gloriosus, act . 3. esc. 1 .
(4) Plutarco , Quest rom . p . 284 .
En la época en que aun no se habian corrompido las costumbres uno de
estos principales cuidados consistia en hilar lana. ( Plinio VIII 74 ; Tit . Liv.
I 57. Juvenal , Sát. VI verso 289.
(5) Véanse las quejas de Caton , en Tit. Liv . lib . XXXIV n. 2: y Valer.
Max . lib . IX c. I n . 3 .
(6) Gibbon , t. I p. 350 nota I. Tambien á Papiniano , ley 9 D. de statu
homin.
(7) M. Niebuhr t. I p. 324 .
(8) Majestas virorum era la locucion consagrada, ( Valer . Max. lib. II
21
-162
yo de tantas trabas y desconfianzas, no trajo sino una
reaccion de licencia y corrupcion . Bien sé, sin embargo
todo lo que hay que admirar en la madre de los Gracos
y en Porcia. Pero guardémonos bien de tomar estas
bellas y nobles figuras, por el tipo de las mugeres roma
nas. La conjuracion de las bacanales, los conciliabulos
contra el pudor y tranqnilidad pública, ( 1 ) los divor
cios indecentes, los audaces adulterios, (2) toda esa
c. I n . 6. Tit Liv . lib . XXXIV n . 2.) palabras que contrastan con estas :
Imbecillitas mulierum et levitas animi. Cayo I , 144. Ulpiano XI, 1 .
Entre las invectivas de Caton contra las mugeres , es preciso ver lo que
dijo Severo Cecina , bajo Tiberio , cuando propuso se restableciese la arti.
gua disciplina . Llama al sexo im? ecillis , impar laboribus , levis, ambitiosus.
Dice que cuantas veces se presentaban acusaciones de peculado, las mugeres
eran siempre mas culpables que sus maridos: plura uxoribus objectari; que
á ellas se dirigian para corromperlas; y últimamente que era preciso el res .
tablecimiento de la ley Oppia; qnæ Oppis quondam aliisque legibus cons
trictæ ; nunc, vinclis exsolutis . domos , fora , jam est exercitus regerent. (Tá .
cito Annal. lib . III n . 33. ]
Es verdad que estos discursos se reputaron como inoportunos. Mas no
podrán negarse, como lo han hecho algunos eruditos modernos que no han
visto la cuestion sino por un solo lado , las severidades y rigores de las anti
guas costnmbres contra las mugeres. Su defensor Valer. Messalino decia:
Multa duritiæ veterum meliús et latiús mutata. ( Tácito Annal . lib. III nu.
meros 33 y 34 .
Por lo demas , si algo hay incontrovertible , es la inferioridad en que se
hallaban colocadas las mugeres, por la Religion y las constituciones políti.
cas de todas las naciones antiguas. Mr. de Maistre ha escrito sobre esta ma
toria , muy bellas páginas , que ha sostenido con el apoyo de autoridades irre .
cusables. [Ilustraciones sobre los sacrificios p. 422 y siguientes, ] Véase la
novela 21 de Justiniano .
(1 ) Véase á Valer. Max. sobre los envenenamientos de los maridos,
lib. II c. 5 n . 3. (año 422. ] Ciento setenta mugeres fueron condenadas á
muerte por este crímen. El historiador Appiano nos refiere, que durante las
guerras civiles , muchos maridos fueron vendidos y denunciados por sus es.
posas. (De bellis civilib . IV. 23.] Mucho dudo que puedan citarse, en el
curso de nuestra revolucion , [en Francia) semejantes abominaciones.
(2) En tiempo de Tiberio un defensor de las mugeres se vió precisado á
confesar, que habia pocos matrimonios, sin mancha : vix presenti custodia
manere illosa conjungia. ( Tácito Annal . lib . III n . 34. ]
-163
innundacion de malas costumbres pintada por los fi
lósofos, los historiadores, los satíricos, que obligó á
Augusto á buscar en las leyes políticas un remedio,
que no le daban las leyes de la familia , ¿no son prue
bas bien convicentes del estado general de la socie
dad ? ( 1 )
Pero volvamos á la tutela de las mugeres y siga
mos la marcha de sus degradaciones. Las personas que
tenian sobre las mugeres, potestad patria ó marital, po
dian separar la tutela legal, del agnado mas próximo,
dando á la muger un tutor testamentario. (2) Aun mas.
Los testamentos permitian á las mugeres escoger por
sí mismas el tutor que querian. (3) A veces tambien
queriendo recompensar los servicios de alguna romana,
por una ley escepcional, se le concedia este envidia
do (4) privilegio. Empero desgraciado de este tutor de
(1) Plinio refiere que vió á Lollia llevar á un festin , cerca de cuarenta
millones de sestercios en perlas , [lib. IX n . 58. ] Mas ¿qué era esto en com
paracion de los escesoe referidos por Tácito? ¿de aquellos espectáculos de
gladiatores, en que las mugeres ilustres se daban en representacion : femina
rum illustrium senatorumque plures per arenam fædati sunt [Annal. lib. XV
n. 32] ¿de aquellas fiestas infames, en que las mas elevadas imitaban el des
enfreno de las prostítutas en los inmundos lupanares: crepidinibus stagni lu
panaria adstabant, illustrtbus feminis completa [Annal. lib. XV n. 37] ¿de
los rcfinamientos de inmoralidad que el historiador no quiere referir sino
una sola vez , ne sopios dice , eadem prodigemtia narranda sint [Annal. lib .
XV.. n . 37] ¿de mugeres que se entregaban a los esclavos con tan ciego fu .
ror, que fué necesario en tiempo de Claudio, proponer al Senado castigos
contra ellas ? [Tácito Annal . lib , XII n. 53. ] ¿ de aquellos escandalosos des
órdenes, en fin, que se repetian con tal descaro. que hubo que hacer regla.
mentos para reprimirlos? Senatus decretis libido feminarum coercita : [id.
lib. II n . 85.) iRepresion vana ; ¡ Esfuerzos siempre ineficaces!
(2) Cayo I , 148 y 149 .
(3) idem 149 .
(4) Tit . Liv. lib. XXXIX. n. 19. Un Senado consulto de 566 concedió
este privilegio á Fescenia Hispala. que habia revelado la conspiracion de
las Bacanales.
--164-
opcion. ( 1) Desgraciado tambien el tutor tomado en
estraña familia ! No ejercerá autoridad sobre la muger ,
ella mas bien regirá la tutela. Ciceron ha dado á cono
cer este imperio de la seduccion, esta destreza femeni.
na para esquivar el freno de las leyes. (2 ) Llegaron es
tos tutores á ser casi inútiles. (3) Su complacencia hu
biera debido hacerlos suprimir, y por el contrario, ella
los salvó. Las mugeres que los subyugaban entraban
luego en acomodamientos con ellos. Dirigíanse todos
sus artificios contra los tutores legítimos cuya interven
• cion era mas severa y mas eficaz, (4) porque en su
cualidad de agnados tenian interes en la conserva
cion de los bienes dentro de la familia . ( 5) Las muge
res llegaron en parte á eludirlas por medio de un rodeo
legal, es decir de ventas ficticias que las libraban de la
tutela legítima, colocándolas bajo la nominal de un tu
tor fiduciario . (6)
Bajo Augusto, se agravaron las cosas. Lo que que
daba de real en la institucion recibió un gran golpe por
las leyes Pappia Poppea, que prodigaron las dispensas
de tutela á las mugeres libres madres de tres hijos, y á
las libertas que tuvieran cuatro, ( 7) En fin se conce
dieron escenciones por sola la buena voluntad del Em
perador, á las mugeres que no llenaban las condiciones
de la ley. (8)
-169
Bajo los Cesares , Sirianos y Africanos no cesamos de en
contrar mugeres mezcladas en las intrigas del Gobierno :
Julia Domma, muger de Septimo Severo y Siriana de
nacimiento , ( 1 ) la artificiosa Mæsa origen de la fortuna
de sus dos nietos Heliogabalo y Alejandro Severo, (2)
Sæmias , madre del primero , que se atrevió á sentarse
en el senado al lado de los cónsules . (3) Es verdad que
á la muerte del tirano, la augusta asamblea , para ven
gar un ultrage que se habia visto obligado á devorar,
dió un decreto que escluia para siempre de su seno á
las mugeres . (4) Por esto Mameé , madre de Alejandro
Severo , no pretendió nunca, este vano y peligroso ho
nor, pero daba los ministros á su hijo, y colocó cerca de
él al célebre jurisconsulto Ulpiano (5). Algunos años
mas tarde, Zenobia , pensó en la separacion de las pro
vincias romanas de Oriente , y demostró á Galieno y al
Senado que despreciaba, que una muger puede tambien
vencer, y gobernar . (6) Graves en verdad son estos he.
chos, y anuncian la próxima invasion de un elemento nue
vo, en los destinos futuros de la humanidad . Empero no
constituyen todavia la manifestacion regular ; son mas
bien preparaciones parciales y combatidas , son como
unas corrientes pasageras , que rinden su tributo á la
idea que solo el Cristianismo ha realizado completa
mente. Abrid los libros, vosotros detractores de la Reli
gion Cristiana ; leéd las sátiras de los politeystas con .
temporáneos de sus progresos , y decid ¿cuál es el prin
(1 ) Gibbon, t. I , p. 305.
(2) Id. t. I , p . 335 , 346 y 350.
(3) Id . t . I , p . 351.
(4) Id . id .
(5) Id. p . 347 , 351 .
(6) Id . t . II p . 212 y sig . En la misma época reinaba Victoria , en la Ga.
Ilia insurreccionada . Pollion , Hist. August. p . 200, y Gibbon .
22
-170
cipal reproche que se le hace? De haberse apoyado
principalmente en la influencia de las mugeres: mulie
ribus credulis, mulierculas imperitas. ( 1) Recorred luego
los libros de sus intérpretes y propagadores. A quien se
dirigen muchas de sus elocuentes páginas? A las muge
res. Las obras de Tertuliano confirman esta verdad.
Entre las cartas de S. Gerónimo, hay algunas que tie
nen por objeto, responder á las mugeres que le consul
taban, sobre el sentido de las Escrituras.
Y en efecto, en el sistema del cristianismo tiene
la muger una mision que llenar; debe trabajar como el
hombre, para el servicio del señor, (2 ) tiene la misma
dignidad que el hombre (3) y si le es inferior en fuerza
le aventaja en fé, y en amor ( 4) Preciso, era pues, que
saliera de aquella inutilidad á que la habia reducido la
antigua Roma, encerrándola en una vida monótona y
estraña á la marcha del movimiento social. (5) La nue
va doctrina la obliga por el contrario, á exortar á
obrar, á usar de su ascendiente comunicativo, á to
mar parte en los combates de los mártires, á subir, en
fin , imtrépida como ellos, al cadalso. Asiste al foro .
al pretorio, cerrados ántes á su sexo, porque es preciso
que sepa hablar alli, defenderse, y arrostrar la segur de
la justicia pagana. Arrojada ahora en medio de la vida
militante, debe conserbar su puesto, con la intrepidez
de un héroe y fervor de un misionero. Si es esclava, se
( 1 ) Véase el pasage que hemos citado de Origenes coutra Celso, y á Cha.
teaubriand, Ensayos, t. II p. 160; y la nota 2 p. 165.
(2) San Pablo á los Romanos c . XVI . 6 , 12 , á los Galat c . III , n . 28 .
(3) San Pablo á los Corint . c. VII , 4 y 14 San Mateo, c. XIX . 5 , 6. S.
Gerónimo carta 84 insiste tambien en este particnlar.
(4) San Mateo c. IX . 22 , XV , 28. XXVI . 7 á 12.
(5) Caton lo dice espresamente : Si sui juris finibus matronas contineret
pudor, quæ leges hic rogarentur abrogarenturve, non decuit . [Tit. Liv .
XXXIV . c . 2. )
-171
la verá fuerte contra el dueño que quiere envilecerla;
esposa será la intérprete de la fé para su marido, y ob
tendrá su cariño, ó sabrá soportar sus resentimientos.
Madre , viuda, virgen, en todas las posiciones, tiene
nuevos deberes que cumplir. La caridad, será principal
mente su herencia, y se convertirá entre sus manos, en
una rama de la administracion de la primera sociedad
cristiana. ( 1 ) Habrá en la Iglesia dignidades para ella,
y como diaconisa estará encargada (cosa inaudita hasta
entonces) de una parte de la instruccion. (2) Participará
del apostolado, y predicará á las mugeres revestida de
un carácter oficial.
He aquí si no me engaño, un sistema completo de
emancipacion é igualdad. He aquí una existencia ente
ramente nueva, que aparece, no por algunos raros ac
cidentes, sino por una práctica constante y cuotidiana.
Por lo demas, que este sistema se apoyase en ciertos da
tos anteriores ó contemporáneos; que fuese ayudado
por una especie de predisposicion que favorecia el ani
quilamiento ó la modificacion de todo género de servi
dumbre, es lo que no se podrá disputar. Pero que argu.
mento, se podria sacar de aquí, contra la influencia cris
tiana? ¿No es por el contrario, uno de los méritos del
cristianismo, haber sido la espresion de las tendencias
y de las necesidades contemporaneas? ¿No fué el , quien
apesar de todos los precedentes generalizó la idea de la
(1 ) Id . p . 212 ,
(2) Gibbon , 315 , 316 y 31 %
(3) Id. t. v . p . 282 y 123.
(4) Neratio L , 18. D. de tute is .Papin . I. 26 , D. de test . tutel.
(5) Cayo 1. 2. D. de regulis juris y Pothier Paudect t. II . p . 92. n. 5.
(6) L. 4. C. Teod . de tutorib.
--174-
favor de la muger, una revolucion , es preciso ir hasta
Justiniano, reformador mas radical que sus predeceso
res. Este emperador fué quien dió la tutela legal y de
pleno derecho a la madre y á la abuela. ( 1 )
Notábase aun , un atraso embarazoso, en lo que
respecta á la autoridad maternal . Inútil será decir que
el antiguo derecho no tenia en cuenta á la muger, para
confiar a la madre una potestad civil sobre sus hijos.
Esta no tenia con respecto á ellos, sino los derechos que
le dá la sola naturaleza, sin el socorro de la ley escri
ta [2] Asi no solamente no tenia ningun usufructo legal
sobre los bienes de los hijos menores, [el código civil,
ha generalizado solo, este atributo de la maternidad ; la
edad media, y el mismo derecho comun consetudinario
no se elevaron hasta este punto] sino que el hijo que
queria casarse , no tenia necesidad del consentimiento
de la madre. El punto de partida del primitivo derecho
romano, era que los hijos de matrimonio, no estaban en
la familia de la madre, que no eran hijos de familia, si
no
en la del padre; que la madre no era capaz
de potestad, ni aun con respecto a sus hijos natura
les. [3]
Las nuevas ideas religiosas tubieron por resul.
tado la introduccion de graves modificaciones en un sis
tema tan estraño a las nociones naturales de respeto
y cariño ácia la madre . Lo que he dicho, há poco, de la
sucesion nos dá una prueba convincente. Pero con res
pecto al consentimiento para contraer matrimonio, no
se restablecieron los imprescriptibles derechos de la
maternidad . Los que dieron el impulso moral á la so
( 1 ) Novel . 118. c. 5 .
(2) Véase un ejemplo en Tit . Liv . lib . XXXIX . c . 10, y 11 .
(3) Cayo , I. Coment. 104. Ley 5. c . de adopt.
--176
ciedad, parecian haber dudado ellos mismos, antes de
formular reglas completas, sobre la intervencion del
consentimiento maternal . San Agustin no lo exije sino
para las hijas que no han llegado a una edad bastante
abanzada para guiarse por si mismas. En cuanto á
aquellas cuya edad es suficiente indicio de prudencia y
discernimiento, les reconoce S. Agustin una libertad ab
soluta para elegir esposo. [ 1 ] Puede decirse que hasta
el siglo 6.º no asentó la Iglesia sobre este paticular, las
reglas que han sido la base del derecho moderno. Justi
niano pudo aprovecharlas, pero no contemos con sus re
formas en esta materia. El esposo de la cómica Teodo
ra, el que habia preferido la mano de esta muger, á las
lágrimas y deseos de su madre Vigilantia, se guardó bien
de tocar á unas leyes que habian favorecido su pasion.
El derecho antiguo subsistió hasta el fin . [2] Estaba re
servado a las legislaciones nacidas bajo la influencia
del cristianismo, el consagrar en favor de la madre las
prerrogativas que ella obtiene de la naturaleza
Hasta aqui he hablado de la muger en sus relacio
nes con sus tutores legítimos y dativos, ó con sus hijos.
Réstame decir algo de la potestad marital
Se sabe que entre los romanos, no era este poder,
una consecuencia del matrimonio. La muger no entra
ba bajo la potestad de su marido sino cuando ella ó sus
autores lo consentian
Ya he dicho, cuales eran las atribuciones de esta
potestad: un derecho de propiedad [3] sobre la muger y
( 1 ) Epist , 233 , ad Benenatum. ,, Puellæ , fortassis quæ nunc non apparet,
appatebit et mater, cujus voluntatcm in tradendá filiá , omnibus , ut arbitrio
NATURA proponit. Nisi eadem puella in eaden 'ætate fuerit, ut , jure licen
iori, sibi ipsa eligat quod velit."
(2 ) Ynst. de Just. de nuptis.
(3) No podia el marido , sin embargo vender á su esposa, como podia ha
cerlo con sus hijos. ( M. Niebuhr. t. I. p. 324) . Mas la usu capia como una
cosa mancipi,
-176
sus bienes, un derecho de vida y muerte. [ 1 ] Sin embar
go, el tribunal domestico, en el que el marido juzgaba
á su esposa, no habia tenido mas eficacia, que la patria
potestad, para impedir los progresos de la relijion cris
tiana entre las mugeres. Tacito refiere que Pomponia
Grecina, muger distinguida, y esposa de Plantio, habien
do sido acusada bajo Neron , de supersticiones estran
geras, (superstitionis externe rea) que se suponian el
FI N.
1
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