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Francois Fu ret

Mona Ozuuf

Diccionario de la
Revolución francesa

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antagonismo, ni tampoco a la forma, exten- s órdenes; las historias de Inglaterra propo-


REVOLUCION sión o causa de las revoluciones, ha existi- nen las dos interpretaciones.
do ocasionalmente un esfuerzo negociador. La Revolución americana es, de forma
Los hombres de la Revolución buscaron francés cree que su patria ha alcanzado el Bossuet, al atribuir todos los cambios pro- más palpable, una «revolución feliz .. y el
frecuentemente en el pasado la profecía del punto de obediencia donde Inglaterra llega- ducidos en el mundo a causas perfectamen- papel que se reserva a la voluntad humana
gran acontecimiento que estaban viviendo . rá a su vez), a la pluralidad de las revolu- te identificables, con la excepción de «algu- es mucho más llamativo. No por ello deja
Coleccionaron los texto s que podían ates- ciones continuas, e incluso a la pasividad de nos golpes extraordinarios, en donde Dios de ser más significativo el ejemplo porque
tiguar la capacidad predictiva de grandes los hombres inm ersos en el oleaje tumul- quería que sólo apareciese su mano », ya ha- a pesar de estos caracteres muestra la per -
autores que la habrían previsto mucho an- tuoso de unos sucesos particulares -las re- bía encontrado el medio de unir lo extraor- sistente imbricación de los sentidos de la
tes. Búsqu eda algo artificial, que a menudo volucio nes- que jamás dom inan. dinario a un orden invisible. Mably, cuya palabra revoluci ón. Los comentarios más
saca las citas de su contexto, y decepci o- La Revolución es efectivamente en pri- obra rebosa de «revoluciones- diferentes, favorable s a la <Revo lución de América.
nante. aunque algunos raros escritos parez- mer lugar. en el siglo XVIII, el retorno de enlaza la historia superficial ---caótica- de continúan interpretándola como una res-
can proporcionar en el momento preci so la forma s ya aparecidas. Este término, dice éstas con una historia profunda, ésta sí que tauración . Las libertades inglesas, que el
demo stración esperada. A este respecto no Trevoux, es «sinónimo de período.., El sen- sometida a unas reglas, y donde nada resul- pueblo américano había probado, le habían
se presenta ninguno más elocuente que esos tido astrónomico es el primer sentido que ta verdaderamente inesperado, pues «es ne- capacitado para hacer una revolución, es de-
Droíts el deooirs du cítoyen, donde Mably, proporcionan los diccionarios. La Revolu- cesario que las pasiones, sucesivamente cir para querer volver a derechos anterio-
en 1750, hace dialogar en torno al sentido ción es un movimiento que conduce las co- exasperadas y tranquilizadas, preparen du- res. Pero esta vuelta al orden no preserva a
de la historia, a un francés y a un inglés, e sas a su punto de partida. Aplicado a las co- rante largo tiempo una revolución para que América de los desórdenes de una revolu-
imagina un mundo prometedor. A la fata- sas humanas. sugiere la vuelta eterna de al- llegue por fin el momento de ejecutarla •. ción diferente: •Temo ----dice Mably- que
lidad que el francés cree leer en toda histo- gunas forma s políticas debidamente inven- Voltaire distingue las revoluciones de los América va a verse empujada de nuevo a
ria, y singularmente en la de su país, el mi- tariadas. Pensar las revoluciones humanas tronos, sacudidas impresionantes sólo en una dura Revolución... Al lado de la feliz
lord inglés cont rapo ne una historia de la es- sobre el modelo de las revoluciones solares apariencia, de las revoluciones del espíritu revolución ordenada del retorno y la tran-
peran za y de la voluntad. El buen ciudada- tiene por efecto dotarlas de caracteres que humano o del carácter nacional, estas últi - quilidad, la revolución desordenada de la al-
no puede trabajar para que las revolu ciones hoy nos cuesta recon ocer, como la necesi- mas lentas, profundas, insensibles e irresis- teración y la agitación. En consecuencia,
sean «útiles a la patria ", En cuanto a los dad de volver a un estado anterior; la ine- tibles; lo que es una forma, si no de conci- siempre hay dos revoluciones.
consejos prácticos que prodiga a los fran- virabilidad : el orden y la regularidad; la pa- liar el orden y el desorden, sí por lo menos ¿Con qué quedarnos de esta oscilación
ceses, éstos constituyen un programa de un sividad que engendran en los hombres con- de separar las verdaderas revoluciones de las entre dos significados? Los hombres del si-
porvenir singular. Para sacudir la fatalidad denados a constatarlas pero en ningún caso otras. En último término, el siglo no acabó glo XVIII, que produjeron una numerosa li-
histórica, sólo es necesario la convocatoria a hacerlas, la ausencia de cualquier novedad. de delimitar bien entre las revoluciones vi- teratura sobre las revoluciones ---de Ingla-
de los Estados Generales y conseguir su Este sentido astronómico, siempre vivo sibles y las invisibles . terra, de Suecia, de España, de la República
permanencia porque con «el grito general aun en los pensadores más avanzados, como Es un hecho destacado que los dos acon- romana-, en una extensión que termina
de aprobación . que suscitará su reunión lo demuestra el ejemplo de Mably, se en- tecimientos que servían entonces de princi- por vaciar la idea de revolución de especi-
todo será fácil, la extirpación de los abu sos, cuentra por tanto cada vez más en compe- pal referencia -la Revolución inglesa y la ficidad puesto que la historia de las revolu-
el debilitamiento de la prerrogativa real, y tencia con un uso vulgarizador de! cual dan Revolución americana- no lograron sepa- ciones se convierte en la historia sin más,
la institucionalización de los derechos de la también testimonio los diccionarios. Las re- rar los significados concurrentes de la pala- hablan siempre de las revoluciones en plu-
nación . En esto consiste la Revolución. voluciones son las visicitudes de la existen- bra revoluci ón . La «gloriosa- Revolución ral. Cuando deciden estudiar una, la flan-
Por asombroso que pueda ser, e! texto de cia humana, los cambios extraordinarios de 1688 en ocasiones se la ve, desde el lado quean con un adjetivo --grande, asombro-
Mably no posee la claridad retrospectiva ocurridos en los asuntos públicos, los reve- hugonote, como una revolución retorno, sa, maravillosa , feliz- lo cual constituye
que luego se le atribuirá. Porque aunque ses de la fortuna de las naciones. No se tra- reencuentro feliz y reparador con las leyes una forma de conducirla a una vicisitud par-
Mably , solitario en su siglo, tiende a los ta aquí de la vuelta de lo mismo a lo mis- fundamentales subvertidas por el azar de la ticular dentro de un mundo de vicisitudes.
hombres de la Revolución un espejo donde mo, pero sí del surgimiento brusco y vio- historia y otras, desde el lado absolutista, A lo largo de los textos, desarrollan una s
reconocerse (se contempla la Revolución lento de la novedad. El carácter de impre - como una revolución más en la historia in- veces la idea de que las revoluciones apor-
como la voluntad de una nación ansiosa por visible predomina sobre e! de previsible, el glesa especialmente determinada por la al- tan cambios irreversibles en la vida de los
recobrar sus derechos), su texto sin embar- desorden sobre el orden, lo extraordinar io ternancia sobresaltada de reinados felices y hombres en sociedad, y otras la idea de que
go acarrea entremezclados los múltiples sig- sobre lo ordinario. de reinados desdichados. Restauración pro- dichos cambios, reversibles, reproducen
nificados entre los cuales el pensamiento del Entre estas dos acepcion es completamen- cedente del agitado curso del tiempo que una ley de desarrollo ciclíca. Pero están de
siglo aún no ha elegido. Mably continua re- te antin ómi cas, que los diccionarios utilizan trae el orden, o revolución inscrita en el acuerdo en verlas como producto de la fa-
firiéndo se a la revolución astronómica (el sin dedi car ninguna reflexión particular a su tiempo, que fomenta una nueva serie de de- talidad, sólo posibles de describir cuando ya
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han tenido lugar, objetos para e! análisis mar en cons ideración la idea según la cual vía más sorprendente, e! ejemplo americano ral y de! singular. Pierre Retar ha mostrado
pero no para la acción . El siglo XVIII no las la Revolución francesa pudo ser la restau- cuya paternidad se dedica a celebrar La Fa- que las Révolutions de París, e! periódico
marca con una connotación moral precisa, ración de un orden social anterior. Se pue- rene. Desde e! 23 de agosto, Rabaut Saint- de Prudhomme primeramente publicado sin
las revoluciones son buenas o malas, puede den encontrar, sin duda, textos ambiguos Etienne concedía que si los Constituyen- intención de periodicidad, recibe su título,
suceder que destronen reyes pero también tes querían imitar a toda costa, e! mejor rno- todavía tributario del sentido tradicional, de
que utilizan la palabra restauración, tales
que los restablezcan, que lleven aparejado son los que presentan a Luis XVI como delo era Pensilvania, pero para corregirse la intención de contar los múltiples trastor-
e! progreso o la regresión . No obstante, los restaurador de las libertades francesas. Pero en seguida: "iNación francesa, no estás he- nos sucedidos en París de! 11 al 18 de julio
hombres las temen, porque sean las que ¿qué se trata de restaurar exactamente? En cha para recibir ejemplo, sino para darlo! - de 1789. Luego, como la publicación sigue
sean, muestran la inestabilidad política, y ningún caso una determinada época de la Por lo demás e! tema de la incomparabili- y los lectores reclaman una síntesis, Pru-
ponen en evidencia lo poco que controlan revolución histórica, pues es sorprendente dad de las dos revoluciones había sido rá- dhom se la da en enero de 1790. Bajo e! tí-
los acontecimientos. Todos los pueblos han ver la pasmosa rapidez con que se abando- pidamente orquestado por Condorcet, que tulo C/c! de " fa. Reoolution, aparece un
"experimentado- alguna revolución, ésta es na la idea de una antigua cons titución, tan presta sus ideas y su pluma a un ciudadano texto donde las revoluciones están amalga-
(a pesar de algunas opiniones, como la de viva todavía en e! debate historiográfico del de los Estados Unidos lanzado a un para- madas y fundidas en una Revolución sin pa-
Voltaire que alcanza a imaginar un ho rizon- siglo XVIII. Queda, sin duda, e! prestigio le!ismo académico de las dos aventuras. El recido con ninguna otra, porque es "la re-
te en e! que pueda esperarse una revolución) inherente al sentimiento de enlazar, pero sin objeto de la Revolución americana era e! de volución de las almas y de los espíritus- El
la última palabra del siglo. Pluralista, escép- liberarse de una aristocracia extranjera, el de nuevo sentido ganó, pues, muy rápidamen-
embargo no se trata de enlazar con lo an-
tica, poco apta para conce bir qu e los hom- terior sino con lo fund amental . La Revolu- la Revolución francesa sacudirse una aris- te su ejecutoria de nobleza. Solamente los
bres puedan iniciar una revolución . ción francesa vive de esta idea Fue rte, que tocr acia do méstica . Los americanos no pre- contrarrevolucionarios contestan la unidad
La Revolución francesa ante todo es un sólo lo inicial funda. Si lo qu e se restablece tendía n más que rechaz ar las tasas impues- ejemplar y la singularidad del fenómeno
gran espectácu lo, qu e llena a los contempo- son los derechos de! hom bre, y éstos han tas por ho mb res qu e vivían a 1.500 leguas, viendo en la Revolución francesa, según la
ráneos de estupor. H ay testimonios abun- sido constantemente escarnecidos en la his- y los franceses el sistema fiscal por e! que definición de! diccionario de Buée, "un
dantes de la pr od igiosa impresión qu e pro- tor ia, se dest ro na con un mismo golpe to- algunos de ellos aplastaban a ot ros. Allí la trastorno qu e 'se produjo en 1789». Por lo
du ce, filósofos, periodistas, poetas ingleses do s los antecedentes histórico s. Lejos de Revolución no tenía que desanudar más que demás en todas partes el acont ecimiento
como Co leridge, estupefactos de ver "a reanudar la cadena de! tiempo, se sale de la un nudo muy flojo y tenía mucho que con- que tuvo lugar en Fran cia, por ser el pri-
Francia encolerizada levantar sus miembros histo ria para un alzar velas colectivo hacia servar, e! procedimiento criminal, por ejem- mero , como dir á Robe spierr e, fundado so-
gigantes», poetas alemanes como Klopstock una tierra nueva, y un comienzo absoluto. plo. Aquí, la Revolución tenía que desatar bre los derechos de la hum anidad, será con-
maravillados de ver sonreír en Francia «la Hannah Arendt sostiene que los hombres nudos muy apretados y no había nada qu e siderado como fa Revolu ción.
serenidad azul, en la vasta sup erficie de! cie- ent ran prim eramente en la Revolución con conservar. De manera que se hizo preciso, Este acontecimiento único es tambi én un
lo ». Incluso los hombres más rápidamente la ilusión de la restauración, es decir , de la explica Concordet, remontarse a pr incipios acontecimiento tot al. N o tiene sentido para
desengañados, expresaro n primero ante la continuidad, y solamente en un segund o más puros, más preci sos, y más profundos. una nación hablar de su revolu ción mien-
Revolución el senti mient o de lo nun ca vis- mom ento, segú n ella, es cuando ent ran en Los franceses, al contr ario qu e los america- tras no haya roto todas sus cadenas . En la
to . «[Q ué espectáculo, qu é actores! », escri- una ilusión to davía más fuen e en relación nos, tuvier on que declarar sus derechos an- revolución, no se trat a sólo de limitar un
be Bur ke a Lo rd Ch arlemont. Tod os la sa- con la expe riencia histórica, la de la rup tu- tes de poseerlos. Tuvi eron que derribar una pode r despót ico, de reformarlo o de llegar
ludaron como una escena inédita, cuya ba- ra. Aunque se le concede que en los prime- sociedad que conserva ron los americanos. a acuerdos, ni siquiera se trata de limitarse
laustrada fue br uscamente franqueada por ros días de la Revolución francesa habita la La Revolución francesa, a diferencia de la a la esfera del poder político . Hay Revolu-
las fuerzas colectivas, irr upción imprevista ilusión de una resta uración, no du ra más de Revoluc ión americana, fue una refundación ción cuando los hombres pretenden resol-
de un pueblo entero levantad o para destruir una mañana. Desde sus primeros pasos, la no sólo de! cuerpo político sino de! cuerpo ver con ella todos sus problemas a la vez,
la tiranía. Una vez "dado" este maravilloso Revolución se piensa como la liberación de- social. políticos, sociales y también morales, y
espectáculo, como en e! teatro, ya nada será cisiva de todos los modelos históricos. Por tanto, se trata de un espectáculo quieren cambiar ellos mismos por entero.
como antes. El simple hecho de que la re- Nada lo demuestra mejor que la rapidez que no tuvo ejemplos donde mirarse, de Así, Chateaubriand, en e! Essai sur les R é-
volución haya tenido lugar y de que el vie- con la que destrona e! ejemplo inglés (en su una inauguración total. Los autores de uolutions, rechaza e! uso de la palabra para
jo mundo se haya derrumbado tan rápida y discurso de 4 y 5 de septiembre de 1789 so- la Revolución francesa, al decidir que es designar los cambios de dinastía, las guerras
fácilmente, delante de ella, produce un re- bre la sanción real, Mounier observa con es- eso lo que la conviene en revolución, civiles, "e! movimiento parcial de una na-
toque vigoroso en los significados un poco tupefacción que e! conjunto de la Asamblea desprestigian las revoluciones en plural ción momentáneamente sublevada-o No
negligentemente propuestos por e! si- dirige «una mirada de desprecio so bre la -polvareda de cambios insignificantes- , y quiere retenerla más que «si e! espíritu de
glo XVIII. Constitución de Inglaterra cuando no hace sólo valoran una, la Revolución. En los pri- los pueblos cambia - o
¿Restauración o instauración? El primer todavía un año hablábamos con envidia de meros meses de la Revolución, sin embar- Liberada de los trastornos singulares y de
efecto de! gran espectáculo es e! de no to- la libertad de los ingleses-) y, hecho toda- go, persistió una duda sobre e! uso de! plu- las catástrofes políticas paniculares, esta
Ideas 696 691 Revolución

Revolución total se halla por lo mismo se enreda, desviada de sus fines y sin alcan- y la vanidad de los ho mbres a los que la Re- mantener esta revolución, es decir, cuando
abierta a lo universal . Se trata aquí de otra zar su desti no original; por otra parte, los volución proporciona un teatro inesperado, se sale del orden de las sociedades pacíficas.
cosa muy distinta de los derechos panicu- días que pasan hacen resurgir los recuerdos interesados por lo mismo solamen te en su En efecto, la ley revolucionaria no está he-
lares, com o los derechos de los ingleses en del Antiguo Régimen, costumbres inexnr- prosecución. La única manera de detener la cha para ellas, sino para terminar con la re-
nombre de los que se sublevó el puebl o pables o voluntades malvadas de hombres máquina es la Constitución. Solamente ella sistencia de los partidarios de la realeza. No
americano. Incluso de otra cosa distinta de y mu jeres que permanecen fuera de la re- permitirá distinguir entre - Ios que qui eren es por tanto otra cosa que «una ley de cir-
la libertad francesa. La Revolución escapa a voluc ión o se agitan contra ella, y qu e es un gobierno estable y los que no quieren cunsuncias » , si el calificativo ya no fuera
su tierra natal al menos por dos rasgos que preciso aún convencer o vencer, una - hi- más que revolución y cambio porque cre- tan ridículo que fue preciso. admite Con-
analiza Boissy d'Anglas. el primero haber dra - renaciente sin cesar, por usar la [uerte cen en la confusión como los insectos en la cordet, reemplazarlo por el de «revolucio-
sido la obra de un pueblo entero. no de al- imagen de los mismos revoluc ionarios. O corrupci ón ». Así se deshace la solidaridad nario» . La sinuosa demostración de Con-
gunos; el segundo, querer volver al hombre bien, el tiempo va demasiado rápido: la Re- de la Revolución y de la Constitución, tan dorcet nos revela su perplejidad ante medi-
a su destino primitivo. Por ello es una pro- volución es un movimiento de arrebato Ver- fuene en 1789, puesto que oponía la Revo- das revolucionarias tan evidentemente liga-
mesa sin fronteras, abierta a un porvenir ili- tiginoso que no se deja dominar. En el pri- lución a un Antiguo Régimen que no tenía das a la excepción. Se puede ciertamente
mitad o. mer caso, el impulso revolucionario no pue- Constitución. Así se deshace tamb ién la justificarlas, puesto que van dirigidas con-
El prodigioso espectáculo había conlleva- de desplegarse libremente, ante la cantidad idea de la Revolución como garantía contra tra esos hombres que buscan «prod ucir una
do escenas repul sivas, difíciles de borrar del de obstáculos que encuentra delante de sí. lo arbitrario. En el espíritu de Bamave, la revolución en sentido contrario•• pero es
espíritu . Todavía en 1791, en su Esprit de En el segundo caso produce miedo su fe- revolución ha vuelto al sentido peyorativo preciso permanecer sensible a lo que com-
la Réoolution, Saint-Just, testigo poco sos- cundidad en acontecimientos imprevisib les. del siglo XVIII, el de una vicisitud de la que ponan de desordenado y guardarse de una
pechoso de hosti lidad, expresa el traumatis- Aquí como allí, es impos ible termin ar la hay que temer todo, a la vez el paso ade- actitud detestab le q ue consiste en abrigarse
mo que le causó el espectáculo de la mu- Revolución, imposible de cumpl ir en el pri- lante y la vuelta atrás, la rebelión y la reac- detrás de la necesidad, -Ia excusa de los ti-
ched umbre jugando con trozos de carne mer caso. de acabar en el segundo. ción; lo uno engendra lo otro. rano s». El fin soñado por Condorcet es
humana . La Revolución ha expulsado de su Así pues, el descubrimiento de la histo - Con la «revolución del 10 de agosto _, siempre el de terminar la revolución, pero
tentativa de aurodefinición esos desórdenes. ria revolucionaria tra nsforma la idea de Re- nueva peripecia, salta el último eslabón que a diferencia de Dupon y de Bamave, su-
Se siente fundadora de un orden, de donde volución. Retengamos solamente algunos unía la Revolución al Antiguo Régimen , la bordina esta finalización a una ilegalidad
procede su vínculo con la empresa cons ti- episodios significativos de estos retoq ues. conservación de la mo narquía a la que apa- provisional.
tuyente, que , como dice Hannah Arend r, le Uno, el debate de la prim avera y vera no de rentement e se habían visto ob ligados los ac- C uando ya existe un gobierno revolucio-
es cons ustancial. Es preciso. por tanto, dis- 1791 so bre la Co nstitució n, pr esidido por tores por «las cost umbres y el voto de la na- nario, la argumentación qu e le justifica no
tinguir aquí entre la constitución en acto, la obses ión de terminar la Revolu ció n, ex- ción», como decía Barnave . La nueva revo- es fundamentalmente distinta de la de Co n-
pode r que se da la Revol ución en sus co- presado reite rativamente por D uport en lución impon e una nu eva definición, difícil corde r, aun cuando ro mpe con sus acentos
mienzos y por el que se libera del tiempo, mayo y por Barnave en septie mbre. Dupo n ejercicio al que se entrega Ccncordet, em- de precaución. Por su parte los Jacobinos
y la constitución promulgada, resultado so- parte de la intuición de que ..lo que se lla- peñado en comparar el destronamiento de oponían la ley revolucionaria -fundado-
metido en adelante a la alteración histórica. ma revolución, ya está hecho », pero teme dos reyes constitucionales. Jacobo 11 y ra- a la ley constitucional conservadora y
Ahí está en efecto el punto capital. La Re- no sea q ue su impulso permanente vuelva Luis XVI, para demostrar que el segundo proclamaban la convicción -Vergniaud ya
volución francesa en su aurora se piensa y en realidad a las combinaciones del Antiguo está menos contaminado de irregularidades la había identificado muy exactamente-e- de
se vive como una salida de la histor ia, que Régimen, pues «todo movimiento es circu- que el primero, porque un pueblo entero, que la energía de la defensa nacional impo-
tan bien comprendió Michelet: .EI tiempo lar tanto en el mundo mor al como en el o al menos una «fracc ión considerable del ne «mantener aún toda la efervescencia de
no existía, el tiempo había perecido.• El mundo Físico», he aquí reaparecido el viejo pueb lo», se aparta menos del o rden común la Revoluc ión», un «aún» q ue parece intro-
descubrimiento de que también eHa tiene sentido astronóm ico. En cuanto a Bamave, de la ley que una «asociació n panicular de ducir entre los equipos sucesivos de la Re-
una historia, que es un proceso alargado en nadie menos preparado que él para asociar ciudadanos. cuando se dirige a un príncipe volución nada más que una divergencia de
el tiempo. que conlleva sus días fastos y sus la idea de Revolución a la de desorden, pues extranjero. Todo el esfuerzo de Condorcet apreciaciones sobre el momento propicio
días nefastos, sus sorpresas y sus pericias, él la unía a la acción constante y regular de consiste en circunscribir y relativizar el de- para terminarla, a la vez que utilizan tauto-
es turbadora para los hombres que la viven. causas perfectamente identificables y recha- sorden revolucionario. Algunos meses más lógicamente el adjetivo revolucio nario para
El tiempo de la Revolución les parece ir, ya zaba las «causas accidentales », siempre bue- tarde, la palabra revolución y el adjetivo re- designar todo lo que es conforme con la Re-
demasiado rápido, ya de masiado lento, nas, según él, para determ inar -Ia época. de volucionario ---éste creado expresamente volución.
como si nunca llevase bien el ritm o. Dema- las revoluciones. Pero la inquietante radica- para la Revolución francesa, la única revo- Sin embargo entre Condorcet y Saint-
siado lento, pues a medida que la revolu- lización de la Revolución le hace cambiar lución que «torna la libertad como obje- Just se inicia una nueva deriva de la palabra
ción avanza, la acción de los hombes se ve su análisis; ahora tiene que atribuirla preci- to_ le inspiran reflexiones análogas. Una Revolución. Condorcet, un poco patético,
cogida en una red de relaciones donde ella samente a los accidentes, como la ambición leyes revolucionaria cuando se propone no quiere ver en las leyes revolucionarias
Ideas 699 Revoluci ón
698
más que una renuncia limitada a la legali- lución misma, está aceptando que la ilega- bre todo, flotar una dud a mor tal sobre la in- visto cómo la insur rección armada de la Co-
dad, porque está orientado hacia ..e! tiem- lidad defina la Revolución. Se comprende terpretación de este final : «se hab la de la al- muna ob ligaba a capitular a la Convencción
po en que no tendremos necesidad de ha- también viendo la derivación de! ajetivo tura de la Revolución. ¿Quién fijará esa al- y la segunda vio a la Convencción tomar su
cerla• . Si este último cerrojo salta en Ro- ..revolucionario• . Durante mucho tiempo rura?. Esta incertidumbre deja prever que revancha sobre la Comuna. Las dos jorna-
bespierre y Saint-Just con e! aplazamiento había servido para calificar toda medida la Revolución siempre está por hacer, que das se contrapesan pues, como se apresura
de la Constitución recién nacida, se debe a enérgica: así Bar ére pedía a la Convención uno no puede detenerse en e! camino bajo a establecerlo e! informe de Barere: «el 31
que para ellos la Revol ución ya no se defi- en la pri mavera de 1793, que actuase y s; pena de «cavar su tum ba», que la pureza del de mayo e! pueblo hizo su revolución ; el
ne como un espectáculo prodigioso cuya declarase «cuerpo revolucionario», desig- proyecto revolucionario debe ser restitu ido 9 Termidor la Co nvención nacion al hizo la
contemplación basta para arrebatar al indi- nando en este contexto lo expeditivo y lo en su integridad, cada instante, que nadie la suya. La libertad aplaudió igualmente a las
viduo y convertirlo, sino como un trabajo arbitrario. El ..instrumento revolucionario. juzga, en una palabra que habrá que «revo- dos • . Esta forma de presentar los hechos
que recibe su sentido de la existencia de es la guillotina. Y si entre todos los ríos lucionar la Revolución . permanentemente. pasando la esponja sirve para mostrar que
enemigos de la Revolución. Ahora bien, és- franceses, e! Loira es especialmente «revo- Aquí se alcanza la máxima desviación res- e! 9 Termidor es ..la última tormenta de la
tos son de una especie muy particular. Por lucionario», es por su docilidad para arras- pecto de la imagen y la idea que se había po- Revolución ». No arrastrará una nueva pe-
una parte, están en todos los sitios, en e! in- trar los aho gados de Carrie r. pularizado en los inicios de la Revolución, ripecia porque equilibra una antig ua peri-
terior y en e! exterior de la República e in- La segunda consecuencia es la de impo- la imagen de una Revolución como espec- pecia. Puede, pues, pr etender significar ese
cluso en la conciencia de cada revoluciona- ner una revolución en e! interior de cada in- táculo maravilloso dotado por sí mismo de final de la historia revolucionaria que cada
rio, pues la hostilidad a la Revolución co- dividualidad, puesto que e! enemigo de la una irresistible fuerza de arrastre y de con- equipo en e! poder estaba esperando.
mienza con la más pequeña reticencia en e! Revolución está alojado en cada uno de los vicción y con la idea de la Revolución como Resulta, por tanto, claro que nada está
respeto a la vida común o con la simple in- actores . El gobierno revolucionario, lejos la instauración de la libertad por la ley. Lo verdaderamente terminado. Los años que
diferencia. Por otra, renacen incesantemen- de ser ún~camente instrumento de guerra y que subsiste basta, no obs tante, para com- siguen a Termidor son ricos en golpes de
te de sus cenizas, porque, dice Saint-j ust, de conquista, lo es del «paso de! mal al bien, prender por qué es pr ecisament e en los re- Estado, victorias y derrotas alternadas de!
en e! orden moral sucede como en e! orden de la corrupción a la probidad, de las malas cuerdos par oxísticos del episodio jacobino ejecutivo y del legislativo, con cambios
físico: ..los errores pueden desaparecer costumbres a las buenas». Al definirlo así donde se alimenta con predilección la le- generosamente decorados de la palabra re-
como se evapora la humedad de la tierra, en. su informe sobre la policía general, yenda de las revoluciones. La ruptura con volución, como e! agrio 18 fructidor, que
pero pronto aparecen como la humedad Samt-Just hace depender la culminación de el pasado constantemente recordada en los pretende su vuelta a los epítetos lisonjeros
vuelve a caer de las nubes». la Revolución de una transformación radi- juramentos y la unidad mítica de un pue- de jornadas precedentes. El discurso que
Esta naturaleza de los enemigos de la Re- cal de los corazones y los espíritus. «Es pre- blo virtuoso, constantemente movilizado en acompaña estos cambios busca, en efecto,
volución, a la vez volátil y obstinada, en- ciso qu e cada ciudadano experi mente y obre la purga de «facciones», compo nen una re- bor rar la indecente plu ralidad de nuevas ve-
traña al ,menos tres consecuencias. La pri- en sí mismo una Revolución igual a la que presentación simple y fuerte de la que los nidas (especialmen te present ando cada una
mera es Imponer la consubstancialidad de la ha cambiado la faz de Francia»; este obje- revolucionarios posteriores harán su escena de ellas como una vuelta al equilibrio, ga-
Revolución y la ilegalidad, puesto que la tivo de la Comisión de vigilancia lionesa, en originaria. rantÍa de un verdadero fin de la Revolución)
Revolución no terminará con sus enemigos noviembre de 1793, muestra hasta qué pun- Llega Termidor y ..e! tirano. es abatido. y camuflar su ilegalidad. Pero no puede im-
más que por la acción violenta, absuelta en to la palabra Revolución había tomado el Después de la revolución de! 14 de julio, la pedir que de esta inquietante multiplicación
toda ocasión por la idea de que «se les debe senti do de una transformació n person al e del 10 de agosto, la del 31 de mayo es una nazca un nuevo sentimiento del tiempo re-
permi tir todo a los qu e van en la dirección íntima, convers ión indisolublemente priva- revolución más, qu e llega un poco cansada volucio nario, ya no es la instantaneidad de!
de la Revolución», como afirma Saint-just. da y pública. a inscribirse en esta letanía, engalanada no prodigio, ni la larga paciencia y esfuerzo de
Tal es e! sentido de la célebre exclamación La tercera consecuencia se deduce de las obstante de adjetivos eufóricos que ya han los hombres en tensión hacia su propia re-
de Robespierre en respuesta a la acusación otras dos: el enemigo no podrá ser derro- servido para sus predecesoras: aforrunada, creación, sino la alternancia sincopada de
de Louvet e! 5 de noviembre de 1792: tado y la empresa revolucionaria no estará grande, asombrosa. A veces, incluso, testi- revoluciones y reacciones que escaFan al
«¿Q uieres una Revolución sin Revolu- acabada jamás. ¿Dónde debe pararse la Re- monios inesperados se afanan en darle un control de las voluntades humanas. Desde
ción ?» Ese día Ro bespierre sugiere otra volución? Saint-J ust reto ma esta cuestión sentido inaugu ral: el 18 [rucrido r del los días que siguen a Termidor, la Sociedad
cosa muy distinta a la simp le imposibilidad temible, que to dos los actores de la Revo- año Il, Babeuf sugiere «no comp utar el de los Jacobinos anunc ia que desp ués de
de llevar a cabo una revolución more geo- lución habían tratado en un momento u tiempo desde hace cinco años, sino sola- una tan larga comprensión es preciso espe-
métrico y sin recurrir a la ilegalidad. En otro y a la que algunos, como Barnave, ha- mente desde un mes y algunos días de re- rar «una reacción poderosa y proporciona-
efecto, al marcar con una ilegalidad necesa- bían dado una respuesta precisa. El hace re- volución». La primera racionalización del da a las desgracias que hemos tenido que
ria todas las medidas de la Revolución, y troceder este final a un futuro ilimitado, acontecimiento consiste en hacer de la nue- deplorar• . Con e! reparto de! tiempo revo-
declarar ilegales todas las grandes jornadas porq ue la Revolución no se cierra más que va Revolución una inversión simétrica de la lucionario entre revolución y reacción y la
ident ificándolas para terminar con la Revo- con «la perfección de la felicidad», Deja so- jornada de! 31 de mayo: la primera había entrada en la escena política de unos perso-
Id eas 700 Revoluci ón
701

najes nuevo s, los <reaccionarios.., cam bia electiv o-e- perm anece inscrita en la marcha qu e si la Revolu ción vuelve a comenzar, se expo rtable a voluntad en el tiempo y en el
de nue vo el uso de la palabra revolu ción . hacia adelante de la humanidad y nadie pue- debe a que es ..siempre la misma ». espacio, que saca su fuerza de su plasti ci-
La larga alianza del ad jetivo revoluci on ario de o lvidarla jamás. «Yo la llamo feliz a pe- ¿Cuál es esa extraña revo lución, siemp re dad indefinida.
con las medid as de excepción llega a ser sos- sar de sus excesos porque yo fijo mi mira- la misma y qu e, sin embargo, siempre se re- Al efecto de arrastre de una revolu ción
pechosa, tanto qu e en el año Hl, el Comité da en sus resultados... hace? N o es exactame nte la Revolu ción siemp re en todas partes y válid a, es pr eci-
de Seguridad General propone desterrarla Interpretación mesurad a, d irigida a salvar francesa, sino otra Revo lución a la vez co n- so, fina lmente , añadirl e la fuerza amb igua
del lengu aje po lítico . En cua nto al sustan - la Revolución d el desastre de sus peripecias tenida y oculta en ella, cuyos rasgos esbo - que el concepto de revo lución saca de la fu-
tivo, vuelve el sentido anárquico y plu ral y a sacudi rse la fatalidad de la creencia se- zó el Marx de La Sagrada Familia: «El mo- sión en él de dos ideas anti nómi cas. Una,
del siglo XVIII. Lo qu e el ho mbre común gún la cual los fran ceses «necesitan un vimiento revolu cion ario qu e comenzó en to mada de la descripción del siglo XVIII, es
retiene a partir de ahora del episodi o revo- amo •. En cambi o iba a ser desacreditada 1789 en el Círculo Social tu vo como repre- la de la necesidad irresistible d e la Revolu -
lucionario, es lo que Eschaseriaux llama en por el futuro inmediato que para terminar sentant es princip ales, en medio de su evo- ción (el pensamiento tradici on alista encon -
el C onsejo de los Quinientos «la fiebr e ar- la Revolución mantenía en reserva la figur a lución , a Leclerc y Rou x, sucumbió final- tr ará ahí también uno de sus temas) que sir-
diente y pasajera de las revo lucion es, el ho - de un nuev o déspota. Además había de ser mente, aunqu e sólo por un instante con la ve a los revolu cion ario s para justificar el sa-
rro ros o int erre gno de las leyes... Lejos de descon ocida por los siglo XIX y XX que cons piració n de Babeuf, pero ya había he- crificio hero ico de los indi viduos al gran
ser un acontecimiento ún ico, la Revolución prefiriero n la interpretación jaco bina, pues cho nacer la idea co munista qu e Buonarro - acontecimiento y para abso lver po r adelan-
ha vuelto a ent rar en el de recho com ún de aun que la palabra revol ución haya reco rri - ti, el amigo de Babeuf, reint rodu jo en Fran- tado todos los medios que emp lea. Aho ra
la inesta bilidad po lítica. do un a prodigiosa carrera semán tica, exten- cia desp ués d e la revolución de 1830. Esta bien , esta idea se vincu la ínt imame nte , al
En medi o de tod o este v ért igo algunos se diénd ose a las situaciones más incongruen- idea, desarr ollad a en to das sus consecuen- precio de d ificu ltades nun ca verdaderamen-
dedic arán a salvar el espíritu de la Revolu- tes y a los cambi os más irrisorios, su signi- cias, constituye el principio del mundo mo - te explora das, a la del poder absoluto de los
ción. Todo el esfuerzo de C onstant irá di- ficación en medio de las metamorfosis per- derno. » En realidad, se trata, no tanto de hombres sobre sus destinos. La revolu ción,
rigido a romper el par infernal revolución- manece asombrosamente fiel a la que fijó el una idea cuanto de una promesa, la pr om e- a la vez símb olo may.or del historicismo y
reacción , pero est o sólo es posible distin - episodi o jacobino. Los revolu cionarios pos- sa de la igualdad de lo s hombres, la misma o bjeto del acti visrno indi vidu al, aconteci-
guiendo dos tipos de revolu ción. C uando teri ores reformaron tod as las ideas jaco bi- en efecto que la de la Revolu ción jacobina mient o absolutamente humano y qu e sin
- el acuerdo entre las institucion es y las nas, la co nq uista del aparato del Estado, el (po r poco que en ella se descifre una anti- emba rgo desborda completamente a los
ideas de un p ueblo se encuentra destruid o », volunta rismo polít ico y hasta aquellas cuyo cipación de la critica de las libertades for - ho mb res, to ma de estas repr esent aciones
ent onces las revolu cion es son inevitables. fracaso fue evidente com o la fusión de los males y de la p ro piedad privada) qu e, sin contradictorias su extr aordinari o pod er de
Tales revolucion es legítimas y razon ables, individuos en un colectiv o supuestamente emb argo , hay qu e volver a empezar porque fascinació n. Mona OZOUF.
se inscriben en la marcha necesaria del es- animado por una voluntad única y su mo- enton ces hubo solamente un tímido borra-
píritu humano, y no están condenadas a ser vilización permanente; en adelante y por dor de la igualdad verd adera. Véase también: ANTIGUO RÉGIMEN, BA-
seguidas de una reacción. Esta no se pro- mucho tiempo, no se experimenta la revo- Por lo mismo la Revolu ción francesa es BEUF, BARNAVE, BURKE, C ONDORCET,
duce más qu e cuando las revoluciones en- lución , se hace la Revolu ción . En el reper- algo muy distinto de su heren cia histórica, CONSTANT, CONSTITUCIÓN , IGUALDAD,
loq uecen y tr aspasan su p unto normal de torio revolu cionario escogi eron co n predi- a la qu e no es reductible. Marx mostrará J ACO BINISMO, JORNADAS REVOLUCIONA -
llegada, revoluciones malas en tonc es, q ue lecció n el libreto de la Convención, copia- que la clase revo lucion aria francesa revistió RIAS, MARX, REVOLUCiÓN AMERICANA,
acarrean reaccion es, la arbit rariedad qu e su- ron su voca bu lario, end osaron el espo lio de los intereses particulares co n un discurso RO BESPIERRE, VOLTAIRE.
cede a lo arbitrario y favorece paradó jica- sus actores y pensaron su h istoria a través prerendidarnent e uni versal. Pero este falso
ment e una nue va revol ución . Si se sabe dis- de sus peripecias. 1848 tuv o sus Girondi- ro paje, parad ójicamente, ha dado a la fic- Orientación bibliográfica
tin guir la revolu ción buena de la mala, en- no s y su Montaña. También la Comuna de ción su realid ad y a la ilusión su porvenir.
ton ces se pueden estabilizar las institucio- París tuvo sus Montañeses, y sus berb enís- Los futuros revolu cionarios han podido re- ARENDT, HANNAH, Essai sur la R éoolu-
nes y no «desespe rar de la libertad... ¿A qu é ras en la pers on a de los blanqui stas . La re- cob rar la verdad subversiva oculta bajo los tion, tr ad. del inglés por Michel Chestien ,
género ha pert enecido la Revolu ción fran- volución rusa tu vo sus chuanes, su leva en disf races y pon erla al servicio d e otra revo- París, Ga llimar d , 1967. T rad. cast.: Sobre
cesa? La pregunta impone una nueva d iso- masa y, una vez más, sus Girond inos , pues lució n, consagrada, ésta sí. a la igualdad la Recolución, Mad rid, Alianza Editorial ,
ciación ent re la apue sta y el p roceso, que Lenin utilizó este epíteto para infam ar a real. Por tanto, sin embargo, como la igual- 1988.
ha sido de sastr oso porque los revolu ciona- T rot ski y Bern st ein. Así pues, la Revo lu- dad no puede ser objeto de un acta, dado BAKER, x srru MICHAEL, ..Revolution .., en
rios, obsesionados por los recuerdos de la ción francesa nun ca termin a de reproducir- qu e la naturaleza y la historia siemb ran por Co lin Lucas (bajo la dir . de), The Frencb
Anti güedad, han so brepadaso sus objetivos se o de parodiarse. Al enigm a de un a Re- toda s panes las diferen cias, y es en cambio Revolution and the Creation of Modern
siendo ellos mismos los que han llamado volución convertida en tradi ción, cuando su una esperanza sin cesar decepcionada, y sin Political Culture. tomo 11, The Political
una reacción. Pero la apuesta -la sustitu- vocación es eman cipar a los hombres de la cesar reanimada, la revolu ción de la igual- Culture 01 the Frencb Revolution, O x-
ción del sistema hered itario po r el sistema trad ición, Tocqu eviUe respond e sugiriendo dad es ent onc es una empresa interminable, ford, Per gamo n Press, 1988.
Ideas 702 Revolución american a
703

BOISSY D'ANGLAS, FRAN<;:OIS-ANTOINE, volution poli tique-, Annales historiques americana, exactamente lo mismo que el discusión en 1789; sin embargo, a pesar de
Quelques id ées sur la liberté, la R éoolu- de la R éuolution Francaise, núm . 39, eclesiástico unita rio Price y el publicista estas consideraciones, sus controversias
tion, le Gouuernement républicain et la 1967. americano Paine, que se convirtieron en sus anuncian también los debates más específi-
Constitution [ra ncaise, s.l., 1792. - , D iscours, réuolutions et bistoire. Repre- adversarios duran te la Revo lución france- camente ame ricanos, como el que opone a
BUÉE, ADRIEN-Q UENTIN, Nouuea u Die- sentat ion s de l'histoire et discours sur les sa; aho ra bien, uno s y otros consideraro n los amigos de Jefferson a los de j ohn Ad ams
a
tionn aire, pour servir l'intelligence des r éuolutions de I'A ge classique aux Lum i é- siempre, no sin razón, que su actitud fun- durante la campaña electoral de 1800. Un
termes mis en vogue par la R éuolution, res, París, Union Générale d'Edi tions, damental no había cambiado y todos en- dis cípu lo alemán de Bu rke, Fr iedrich
París, 1792. 1975. contraban en la comparación ent re Francia Gen tz, había publica do, algún tiempo an-
CONDORCET, MARIE-JEAN-ANrOINE-NI- HABERMAS, JÜRGEN, - D roit naturel et Ré- y América, dónde apoyar sus argumenta- tes, un ensayo que sistematizaba las ideas
COLASDECARITAT, MARQUÉS DE, R éfle- volution-, en Habermas, Th éorie et pra- ciones. Par a Burke, la Revolución ameri - de Burke, para mostrar que la Revolución
xions sur la Réoolution de 1688 et SIIr ce- tiqu e, tomo 1, trad. del alemán por Gé- cana es la hija legítima de la «G loriosa Re- francesa era un hecho sin precedente, in-
lle du 10 ao út 1792, s.l., s.a. rard Raulet, París, Payot, 1975. volución ,. inglesa : defiende frente al mismo comparable con la Revolución americana.
CONSTANT, BEN]AMIN, Des r éactions poli- MABLY, GABRIEL BONNOT, ABBÉDE, - O b- Parlamento los principios que le dan su Esta no había buscado más que preservar
tiques , s.l., año V, 1797, reed. en Cons- servations sur le gouvernement et les lois fuerza (<<no taxarion without rep resenta - contra los abusos los derechos que los ciu-
tant, Ecrits et discours politiques, publi - des Etats-Unis d'Arnerique», en Oeuures rion») y, sobre todo se apoya en una larga dad anos america nos, como súbditos britá-
cados por O livier Pozzo di Borgo, to- completes, tomo VIII, Lon dr es, 1789. experienc ia históri ca de libertad qu e da a nicos, habían adquirido desde hacía tiemp o.
mo 1, París, j ean -j acques Pauvert, 1964. - , ..Des droits et des Devoi rs du citoyen», sus revindicaciones un a significación con- Ah ora bien, este libro fue traducido por
DÉCOUFLÉ, ANDRE-C LÉMENT, Sociologie en Oeuures completes, to mo IX, Lon- servadora y no subv ersiva; se opo ne to tal- John Quincey Admas (el hijo de John), para
des réuolutio ns, París, Presses Universi- dres, 1789. mente al espíritu «metafísicos» de la Revo- desacreditar a Jefferson, sospechoso de sim-
taires de France, 1968. RÉTAT, PIERRE, "Forme et discours d'un lución francesa, en el que la afirmación de patizar con las tesis francesas; la idea de una
ELLUL, JACQUES:Autopsie de la Reuolu- journal révolutionnaire; les "R évolutions la transcendencia de los «derechos del oposición radical entre las dos revoluciones
tion, París, Calmann-Lévy, 1969. de Paris" en 1789,., en Claude Labrosse, Hombre» es potencialmente destructora del no era extraña a algunos de los fundadores
FURET, FRAN<;:ols, Penser la R éuolution Pierre R état y Henri Duranton, L'ln s- orden social europeo. Para Paine, por el de la República americana, pero no era más
Francaise, París, Gallimard, 1978. trument périadique. La [onction de la contrario, la defensa de la Revolución fran - que un pumo de vista en el interior del de-
GOULEMOT, JEAN MARIE, " Le mot "r évo- presse au dix -buiti éme si écle, Lyon, Pre- cesa (en su libro Les droits de I'Homme que bate político america no; del lado de Jeffe r-
lution" er la forma tion du concept de r é- ses U niversitaires de Lyon, 1986. responde a las Reflectio ns de Burke) es la son y de sus amigos, por el contrario, se po-
continuació n del combate qu e él había lle- dían condena r los desarrollos de la Revolu-
vado en 1776 por la Revolu ción amer ica- ción francesa (del Terror al Imp erio), pero
na, en su célebre panfleto Le sens com mun. las críticas se hacían más a la acción de los
Es de América de donde los franceses han franceses (su impru dencia, su prec ipitación,
aprendido, con La Fayett e, a amar la liber- incluso su fanati smo) que a sus principios.
tad. Retrospectivamente la Revolución La Revolución americana, moderada en su
REVOLUCION AMERICANA francesa confirma así, para Paine, la inter- desarrollo, no era menos radical que la Re-
pretación «radical» de la insurrección ame- volución francesa .
ricana que había dado en su panfleto Le sens Del lado francés, la actitud con respecto
La historia de las relaciones entre las dos lución francesa fue aceptada por los acto- commun: la defensa de la libertad no pasa a la experiencia americana no es menos am-
grandes revoluciones de fines del si- res de 1776, y de la que inversamente, la por el mantenimiento de la Constitución in- bivalente. Antes de 1789, la Revol ución
glo XVIII, la francesa y la americana, ilustra comparación entre Francia y América ha glesa (compromiso incoh erente ent re la de- americana se perci be por la mayo r parte de
admirablemente uno de sus rasgos capita- venido a aclarar en Francia el pensamiento mocracia, la aristocracia y la mon arqu ía) los «Filósofos » (con la excepción significa-
les: los contemporáneos comprendiero n rá- revolu cion ario . sino, por el co ntrario, por la soberanía po- tiva de Voltaire), como una victoria de la
pidament e las posturas del períod o, lo que Uno de los primeros efectos de la Revo- pular, y la Revolución ame ricana no es le- «Razó n» pero, de otro lado , aparece extra-
explica la rapidez con que se hiceron esque- lución francesa en el mundo anglosajón ha gítima más que porque los pue blos tienen ñame nte moderada, atada como estaba al
mas interpretativos que , desde entonces, no sido el de mostrar la amb igüedad de las re- originariamente el de recho de deshacerse de sistema «gótico» de la «C ommon Law» o a
han dejado de dominar en las controversias. voluciones inglesa y americana, haciendo sus gobernantes, desde el momento en que instituciones arcaicas como el bicameralis-
El más simple, si se quieren comprender las estallar la unidad de los liberales dividido s estiman que han violado sus derechos. mo. De ahí, en Mirabeau, Turgot o Con-
relaciones complejas que unen las dos tra- por 1789, aunque habían estado unidos en Para Burke y Paine, formados en la tra- dorcet, una rápida decepción ante la obra
diciones que nacieron entonces, es, sin la defensa de los insurrectos de América. En dición inglesa, era desde el principio el sig- constitucional de los americanos, incluso
duda, partir de la manera en que la Revo- 1776 Burke había defendido la Revolución nificado de esta tradición lo que estaba en antes de la Convención de Filadelfia .

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