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 05/07/2016 - 15:01 Ι Clarin.

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Aportes del autor de "La tercera ola"

Alvin Toffler: de la economía del


trabajo a la del conocimiento
El investigador estadounidense, que murió el 27 de junio, anticipó que
el valor de la empresa en el capitalismo contemporáneo se mediría por
la capacidad de aplicar conocimientos estratégica y operativamente. 

Para Tof頏er era clave comprender el futuro, no por curiosidad, sino por supervivencia. Foto: Bloomberg.

Eduardo Luis Fracchia

 Alvin Tof頏er

Leí La tercera ola en 1986, hace justo 30 años. Me impactaron el estilo y el


contenido. Hablaba del futuro y se interpretaba a su vez el pasado y el
presente. Su autor, Alvin Toffler, no pierde sentido a pesar del avance
tecnológico que en cierto modo fue intuido por él mismo.
Nació en Nueva York en 1928. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad
de Nueva York, donde luego se doctoró en Letras, Leyes y Ciencias. Trabajó
como periodista, investigador y profesor universitario, siempre en temas
relacionados con la tecnología y sus implicaciones sociales.

Como uno de los futuristas más conocidos de la era moderna, la curiosidad


insaciable de Alvin Toffler lo llevó a desafiar las percepciones comunes y a
proponer una visión novedosa respecto de la evolución de los negocios y
de la civilización en general. Toffler predijo desarrollos tecnológicos y
económicos como la clonación, las computadoras personales e Internet, así
como los efectos que trajeron, incluyendo la alienación social, el declive de
la familia tradicional, el auge del consumo de drogas y la “sobrecarga
informativa”, uno de sus conceptos más famosos.

De formación inicial marxista, en el pensamiento de Toffler prevalece la


dimensión hegeliana que traslada a la visión dialéctica de la historia y a la
observación de los profundos cambios sociales. Es reconocido como un
visionario de la economía del conocimiento. Dedicó su vida al estudio del
fenómeno de la sustitución de la economía del trabajo por la economía del
conocimiento en las sociedades avanzadas. La tesis central de su trabajo es
que una nueva economía basada en el conocimiento reemplazará a la era
industrial.

Toffler comenzó a estudiar las cadenas de montaje industriales en los años


60 y, tras cinco años, publicó El Shock del futuro, en 1970, libro con el cual
alcanzó la fama mundial. En ese libro, el autor advertía sobre la abrupta
colisión del futuro que enfrentarían las personas comunes durante las
siguientes tres décadas, cuando las naciones más ricas y más avanzadas
tecnológicamente encontrarían cada vez más difícil seguir el paso de la
constante demanda de cambios. Describía, además, el vértigo que se
produce entre los escenarios que traza el desarrollo tecnológico y la
velocidad con la que la sociedad y sus estructuras burocratizadas acceden
a esos cambios. También advertía sobre el riesgo de dejar excluida a la
parte de la sociedad que no pudiera adaptarse. Como conclusión, el autor
sostenía que la convergencia de ciencia, capital y comunicaciones estaba
produciendo un cambio vertiginoso que terminaría creando un tipo de
sociedad completamente nuevo.

De acuerdo con Toffler, la historia de la humanidad, la de su evolución


social y económica es, en buena medida, la historia del cambio técnico.
Esto es así porque las posibilidades del desarrollo económico y social han
estado condicionadas por la tecnología y recíprocamente.

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Murió Alvin Toffler, el visionario que anticipó nuestro presente

La tercera ola (1980) se presenta como revolucionaria porque, a diferencia


de los recursos finitos de la tierra o el capital, el conocimiento es
inagotable y se puede reproducir. Es una idea hoy muy instalada que
elaboró incluso Juan Pablo ll en su encíclica Centessimus Annus en 1991,
pero novedosa cuando Toffler la introdujo.

La tercera ola llegó, según Toffler, en primer lugar a Estados Unidos hace
70 años, en 1956, cuando por primera vez el número de trabajadores de
servicios superó al de los obreros industriales.

Con El cambio del poder (1990) publicaba su tercer libro profético sobre
los cambios en las sociedades industrializadas de la mano de la
informática, la conectividad y la especialización del trabajo. Según Toffler,
los sistemas políticos son “obsoletos” y no se han adaptado a la sociedad de
la información. Las fuerzas emergentes, como las grandes corporaciones
mundiales y los medios de comunicación, entre otros, determinan la
política internacional.

A su vez, la intensidad del conocimiento incorporado modificará el mundo


del trabajo. Mientras que las empresas menos intensivas mantendrán el
modelo fordista, las más intensivas exigirán mayor trabajo intelectual a
todo el personal. La demanda laboral tenderá a reducirse, concentrando la
búsqueda hacia trabajadores más formados. Los ingresos laborales estarán
fuertemente vinculados con el grado de incorporación de conocimiento
por parte del trabajador.

En la perspectiva de Toffler, en la nueva economía basada en el


conocimiento, el valor de la empresa se mide por la capacidad de aplicar
estratégica y operativamente conocimientos. El proletariado es una
minoría que se va reemplazando por los trabajadores del conocimiento en
un proceso sin retorno que redistribuye el poder. Los analfabetos del siglo
XXL, en la visión de este escritor, no serán los que no sepan leer y escribir
sino los que no puedan aprender, desaprender y reaprender.

Al igual que Peter Ducker o Daniel Bell, Toffler anticipa conductas de la


sociedad que después tardan en decantar hasta convertirse en lugares
comunes. El foco de Toffler es siempre el impacto de las nuevas tecnologías
en el comportamiento social. Sus reflexiones son tanto para la familia
como para la empresa y los países.

¿Cuál es su perspectiva a nivel de las naciones? Para el autor, es clave que


los países piensen estrategias basadas en el conocimiento que se vinculan,
según él, a una mejor educación y desarrollo de la infraestructura.

Es optimista con Asia señalando que si se consigue sacar a 1.000 millones


de personas de la pobreza sería un hecho inédito en la historia. Respecto a
Europa, Toffler piensa que todavía sigue viviendo en el pasado. La
estrategia de los gobiernos europeos sigue siendo alimentar la primera ola
(lobby agrícola) o apoyar en la dinámica de la segunda ola a firmas que no
son competitivas para que puedan sobrevivir.

Su visión respecto a América Latina no es tan optimista. Salvo excepciones,


ve a la región aislada, con tendencia al nacionalismo populista. Es una
región que no mira tanto al futuro, a diferencia de Asia que sí lo hace.

Las concepciones de la izquierda tradicional quedan obsoletas por la


obsesión marxista con la propiedad del capital cuando el acento en la
actualidad está en el conocimiento. En su perspectiva crecen los
regionalismos (fuerza de lo local) en la sociedad moderna, a la vez que los
bloques de integración. Los Estados-Nación son demasiado grandes para
algunos objetivos y pequeños para lograr otros.

¿Qué piensa de las empresas? En el terreno de las organizaciones percibe a


las firmas más flexibles, más democráticas, con los valores de la
posmodernidad, con mayor integración entre producción y consumo
(concepto de prosumidor). La firma no es su tema central de estudio, a
diferencia de otro futurista como Drucker, pero hay muchos aportes en el
nuevo modo de trabajar en la última ola.

En definitiva, se trató de un pensador influyente, con capacidad de


divulgación por su condición de periodista, muy centrado en el futuro, al
que percibió clave entender por un motivo no de curiosidad sino de
supervivencia. Toffler fue un generalista nato, con muchas aristas para
explorar en su evolución intelectual que nos ayuda a entender la
complejidad de la sociedad actual.

*Eduardo Luis Fracchia es director del Area de Economía de la IAE


Business School.
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