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“EVOLUCIÓN DEMOGRAFICA DEL CACICAZGO DE ÇOÇUMBA,


HONDURAS, DURANTE EL SIGLO XVI”1
Pastor Rodolfo Gómez, Universidad de Sevilla

INTRODUCCIÓN
La relevancia del factor demográfico en la dinámica social se encuentra
hoy en día tan asumida que cuesta imaginar la relativa juventud de la
demografía histórica como disciplina independiente. Aspectos como la
complejidad social o la vida económica están tan íntimamente vinculados con la
población que resulta imposible comprender a una sociedad sin haber
estudiado su evolución demográfica. Ello es particularmente cierto en
sociedades, como la colonial hispanoamericana, donde parte importante de la
vida socioeconómica se sustentaba en el tributo indígena, razón poderosa,
entre otras, para emprender trabajos orientados a esclarecer el desarrollo de
este segmento de la población, investigación que, por otra parte, ya ha sido
acometida con éxito en diversos países de Latinoamérica.
Pero como el desarrollo de tales trabajos depende de la calidad de las
fuentes, en ciertos casos los historiadores se han enfrentado a la escasez, o
incluso ausencia, de documentos, aspecto difícil de subsanar a medida que los
estudios retroceden en el tiempo, tal como acontece en el caso de
Centroamérica, donde la documentación temprana prácticamente ha
desaparecido de los archivos del istmo. A pesar de lo expuesto, la relevancia
del problema ha animado al estudio de los materiales disponibles, si bien
algunas veces éstos no han sido revisados en profundidad, lo que ha dado
lugar a juicios erróneos que se han perpetuado en la historiografía regional.
Por los motivos expuestos, esta ponencia, basándose en los resultados
obtenidos a través de una revisión sistemática de la documentación del Archivo
General de Indias de Sevilla, intenta esbozar el potencial auténtico de las
Cuentas de la Contaduría Real de la gobernación de Honduras (AGI,
Contaduría, legajos 987 al 993), unas fuentes que han sido parcialmente
descalificadas para el estudio de la demografía histórica hondureña. Como
ejemplo se ha elegido el caso del cacicazgo de Çoçumba, una poderosa unidad
política de la región central de Centroamérica a la llegada de los españoles.
1
VI Congreso Centroamericano de Historia, Panamá, 2002.
2

Más que a la importancia del cacicazgo en cuestión, su elección se ha debido a


las excepcionales características de las fuentes asociadas a Çoçumba, lo que
le convierte en un ejemplo relevante dentro del contexto de la historia
demográfica centroamericana, con la esperanza de que próximos trabajos
demuestren que no constituye un caso aislado.

LA DEMOGRAFÍA HISTÓRICA EN HISPANOAMÉRICA


Hablando en términos generales, el campo de estudio de la demografía
abarca tanto la estructura o estado de las poblaciones (total de habitantes,
densidad, distribución por sexo, etc...) como la dinámica de las mismas
(nacimientos, defunciones, migraciones, etc...), todos ellos datos difíciles de
obtener de fuentes latinoamericanas del siglo XVI, pues éstas, a lo sumo,
indican una tasa de decrecimiento de tributarios. 2 En buena medida, tal
situación se debe al carácter proto-estadístico de los documentos entonces
producidos, que permiten organizar materiales en series continuas, pero que no
suelen aportar datos cualitativos más precisos. 3 Por lo general, los países
hispanoamericanos carecen de archivos parroquiales antiguos, mismos que en
Europa sirvieron de base para efectuar los estudios demográficos del XVI. La
situación descrita afecta de tal forma a los archivos eclesiásticos y civiles
hondureños, que los historiadores interesados en la Honduras de la época
citada se han visto obligados a usar fuentes conservadas en archivos de otros
países, principalmente en el Archivo General de Indias de Sevilla, España.
Entre los fondos de la institución sevillana, se encuentran papeles
susceptibles de ser aprovechados como fuentes para investigar la dinámica
demográfica del país a lo largo del siglo XVI, los cuales pueden clasificarse
como 1) estimaciones, 2) tasaciones, y 3) censos. Para el fin aquí perseguido,
interesa destacar a las dos últimas categorías consignadas, pues a pesar de
sus diferencias, ambas se complementan.
Entre los censos, los generales constituyen importantes cortes
sincrónicos que aportan una visión de conjunto de la población nativa. Mientras
tanto, las tasaciones contienen un ecléctico amasijo de información recopilada
con objetivos fiscales, pero susceptible de usarse para estudiar la demografía.
2
Cardoso, Ciro; y H. Pérez Brignoli, Los métodos de la historia,
Barcelona, Crítica, 1999, p. 96.
3
C. Cardoso y H. Pérez Brignoli, Ibid, 1999, p.105.
3

A efectos de este estudio interesa resaltar las tasas sobre las encomiendas de
la monarquía hispana resguardadas en la Contaduría Real, pues son las únicas
fuentes seriadas anuales disponibles para Honduras, que aunque sólo atañen a
un 10% aproximado de sus pueblos encomendados, por otro lado
corresponden a las poblaciones nativas más complejas de la gobernación.

ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS EN HONDURAS


Las dificultades descritas se han erigido como auténticas barreras para
el desarrollo de un corpus bibliográfico más amplio sobre la demografía colonial
temprana de Centroamérica, sobre todo en el caso hondureño, donde las
investigaciones de tales características se pueden contar con los dedos. Sin
hacer un listado exhaustivo, pueden citarse como aportaciones sobresalientes
los trabajos realizados por Murdo Mcleod, Linda Newson y Gloria Lara Pinto,
autores pioneros en diversos aspectos de la historiografía centroamericana.
Mcleod, en su obra “Spanish Central America: A Socioeconomic History,
1520 - 1720”, publicada en 1973, esbozó el panorama demográfico de la
América Central del siglo XVI basándose en los censos generales, y aportando
como novedad datos relativos a variables que afectaron al desarrollo de la
población nativa durante el XVI-XVII. Conviene aclarar que aunque el autor
asignó un papel determinante a la población nativa como condicionante del
desarrollo socioeconómico, al no ser la demografía el asunto central de su
trabajo, se limitó a señalar las carencias documentales a las que se enfrentó, y
a sugerir rutas posibles para futuras investigaciones.
Caso contrario es el de Linda Newson, autora del libro “The Coast of
Conquest: Indian Decline in Honduras Under Spanish Rule”, editado en 1986.
Esta obra, única en muchos aspectos dentro del marco de la historiografía
hondureña, tiene la doble virtud de ser una de las pocas dedicadas a la
Honduras colonial, y a la vez la más ambiciosa en lo que se refiere al estudio
de la población indígena hondureña de la Edad Moderna (siglos XVI al XVIII),
pues tal como señala la propia autora desde la introducción: “...el propósito de
este libro es el estudio de los cambios demográficos y culturales
experimentados por los indios de Honduras durante el período colonial...”4

4
L. Newson; El costo de la conquista, 1992, p. 30.
4

Sin embargo, pese al valor incalculable de la obra reseñada, la misma


adolece de limitaciones en el manejo de los materiales relacionados con la
demografía del siglo XVI, problema debido en buena medida a que su autora
no explotó a fondo el potencial de las cuentas de la contaduría real. En efecto,
aunque Newson recurrió a los asientos de los funcionarios de la gobernación
de Honduras, se limitó a aprovechar las cuentas del tributo del tostón. En
cuanto al resto, consideró que las tasaciones de los pueblos de la real corona
carecían de interés para el estudio de la evolución de la población nativa,
aduciendo que no existía un registro de los indígenas censados, sino sólo del
5
monto de lo que debían pagar. Y como los montos del tributo a pagar
variaban mucho de una tasación a otra, concluyó afirmando que “...resulta
imposible utilizar las tasaciones como indicadores de cambio demográfico.”6
Como se demostrará más adelante, aunque lo sostenido por Newson
puede aplicarse a buena parte de las tasaciones consignadas por los
contadores reales, existen importantes excepciones que la autora no detectó; y
por otro lado, aunque la mayoría de las tasaciones no se pueden aprovechar
como indicadores de cambio demográfico, las mismas contienen interesantes
datos relativos a factores, como la climatología o las epidemias, que sí
afectaron directamente al desarrollo de toda la población nativa.
Las posibilidades citadas fueron sugeridas por Gloria Lara Pinto en la
obra “Los Indios de Centroamérica”, donde resaltó el potencial de las
tasaciones de las encomiendas que la corona tenía en Honduras para evaluar
la evolución de la población nativa: “...del descenso de la población indígena se
tienen indicios… en las tasaciones de ciertos rubros productivos que exigían
mano de obra intensiva.”7
De esta forma, frente a la generalización de Newson, Lara sugirió una
posible vía para aprovechar el potencial de la documentación citada. En vez de
descartar una de las pocas fuentes seriadas sobre la población nativa
hondureña, apuntó su posible utilización analizando cada caso por separado,
discriminando los distintos productos tributados, refiriéndose en específico al
cacao de Naco y Çoçumba, y a las alpargatas de Ocotepeque. En todo caso,

5
L. Newson; Op. Cit., 1992, pp. 265, 266.
6
L. Newson; Op. cit., 1992, pp. 429, 430.
7
G. Hasemann, G. Lara y F. Cruz; Los indios de Centroamérica, 1996, p.
262.
5

que Lara no haya podido establecer una relación directa entre el monto del
tributo y el número de tributarios de Çoçumba, indica que su revisión de la
contaduría real también tuvo un carácter restringido.

OBJETIVOS Y METODOLOGÍA:
La consulta de las cuentas de contaduría, parte de cuyo resultado aquí
se expone, se efectuó atendiendo a la sugerencia de la Doctora Carmen Mena,
catedrática del Departamento de Historia de América de la Universidad de
Sevilla, y directora de tesis del autor de esta ponencia. Uno de los objetivos de
dicha revisión fue el de explorar la utilidad de tales documentos para estudiar la
evolución de la población indígena hondureña durante la segunda mitad del
siglo XVI, pues las tasaciones de los pueblos de indios contenidos en las
cuentas de la gobernación de Honduras del Archivo General de Indias cubren
sobre todo el período comprendido entre 1548 y 1617.
Para alcanzar el objetivo expuesto, se procedió a la revisión sistemática
de los legajos referidos, elaborándose una ficha por cada asiento, en la cual se
recogieron los datos consignados por los funcionarios reales (entre otros: tasa
del tributo, cantidad del producto tributado, y si lo había, censo de tributarios
del poblado). Debido a la enorme masa de información contenida en los libros
de contaduría, durante la recopilación solamente se pudieron procesar los
asientos comprendidos entre 1548 y 1594. En una etapa posterior los datos
fueron divididos en categorías, para ser después introducidos en una base de
datos relacional. Como último paso, los resultados obtenidos fueron
confrontados con otros documentos, ante todo con los repartimientos y
tasaciones generales, con el fin de sopesar su fiabilidad.
Debido al carácter de los textos consultados, antes de analizar los datos
recolectados fue necesario reconstruir la estructura interna de cada
encomienda, pues se constató que algunas estaban compuestas por más de
un asentamiento, sin que los funcionarios reales se refiriesen a cada una de
ellas de una forma sistemática, pues en ciertas ocasiones su tasa y tributo se
refería al conjunto de poblaciones que conformaban a la encomienda
únicamente bajo el nombre de su pueblo principal, mientras en otras asignaban
un asiento por separado a cada una de las poblaciones.
6

Atendiendo al tema de esta ponencia, el primer epígrafe se dedicará a la


ubicación geográfica del cacicazgo de Çoçumba. Posteriormente, se discutirá
la filiación étnica de sus habitantes, su complejidad política, así como su
proceso de conquista. Acto seguido se estudiará la estructura original de la
encomienda, como paso previo al análisis de su evolución demográfica. Por
último, se terminará con un epígrafe de conclusiones.

UBICACIÓN DEL CACICAZGO DE ÇOÇUMBA.

El cacicazgo de Çoçumba dominaba una superficie hoy desconocida de


las cuencas bajas de los ríos Ulúa y Chamelecón, unos 20 kilómetros tierra
adentro de la costa caribeña de Honduras, en una zona donde las planicies del
valle de Sula dan paso a una serie de colinas intercaladas con lagunas de
cierta consideración. Mientras los ríos señalados forman dos de las más
grandes cuencas fluviales de El Caribe centroamericano, el valle de Sula, con
sus 2,500 kms. cuadrados, constituye la más extensa y fértil planicie de
Honduras, feracidad debida a los ricos sedimentos que en él depositan las
inundaciones constantes de los ríos citados. La ubicación descrita determinó la
inserción del territorio caciquil dentro de los límites del clima tropical húmedo
7

(A) según la clasificación de Köppen, el cual se caracteriza por las


temperaturas cálidas (superior a 24ºc de media anual), y por la caída
ininterrumpida de lluvias a lo largo de todo el año (2400 cc. anuales). 8
La conjunción de tales factores confirió a Çoçumba una serie de ventajas
sobre el resto de pueblos de su entorno. En primer lugar, tenía acceso a las
ricas tierras aluviales del Valle de Sula, y gozaba de la ventaja adicional de
contar con una pluviosidad constante, apta para el cultivo de granos básico y
tubérculos como la yuca, así como para el cultivo del cacao, un producto de
amplia demanda internacional desde la época prehispánica. En segundo lugar,
a nivel geopolítico su territorio ocupaba una posición privilegiada, pues en
aquel entonces el principal medio de transporte comercial era el acuático, tanto
el marítimo como el fluvial, y al abarcar dentro de sus tierras a los tramos
inferiores de los ríos Ulúa y Chamelecón, Çoçumba controlaba las principales
arterias comerciales del Valle de Sula y sus alrededores.

FILIACIÓN ÉTNICA
En la actualidad, debido a la escasa documentación sobre los nativos de
la región, y a la ya larga aculturación de los mismos, resulta difícil establecer la
filiación étnica de los habitantes del Valle de Sula al momento de la llegada de
los conquistadores. Tradicionalmente se ha asumido que los pueblos
establecidos al oeste del Ulúa pertenecían a la etnia maya. 9 Es más, muchos
investigadores han coincidido en señalar al Río Ulúa como frontera entre
Mesoamérica y el Área Intermedia.10
Sin embargo, las investigaciones arqueológicas orientadas a validar la
anterior suposición no han constatado en el campo las diferencias culturales

8
IGN, Guía para investigadores de Honduras, 1996, pp. 80, 81, 87-89.
9
Scholes y Roys, citado por Piedad Peniche Rivero, Sacerdotes y
comerciantes, el poder de los mayas e itzaes de Yucatán en los siglos
VII a XVI, Fondo de Cultura Económica, México, 1993, p. 97.
10
Roberto Reyes Mazzoni, “La frontera de Mesoamérica en Honduras”, en
Las Fronteras de Mesoamérica, México, Sociedad Mexicana de
Antropología, 1975, pp.113 y ss. Paul Kirchhoff, “Mesoamérica: sus
límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales”,
suplemento de Tlatoani, México, 1960, pp.1-3. Claude Baudez, Central
America (París, Ed. Nagel, 1970) pp.19-22; Doris Stone, Arqueología de
la América Central (Guatemala, Biblioteca Centroamericana de las
Ciencias Sociales, 1976) pp. 13-19; Doris Stone, “Demarcación de las
Culturas Precolombinas del norte y centro de Honduras”, en REVISTA DEL
ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES, Tomo XIX, Nº2, pp. 65-67; Nº3, pp.
129-131; Nº4, pp.193-194; Nº5, pp.257-260, 1940, pp.130-131.
8

hasta ahora admitidas.11 Por otro lado, los estudios lingüísticos recientes
demuestran la presencia de hablantes de Tol, ligados al Área Intermedia, en
terrenos ubicados al oeste del Río Ulúa.12 Por las anteriores causas, en la
presente ponencia se considera como no completamente probada la
adscripción de los habitantes de Çoçumba a la etnia maya.

ESTRUCTURA POLÍTICA DE ÇOÇUMBA


A la llegada de los castellanos, los datos conocidos dan fe sobre la
preponderancia regional del cacicazgo estudiado. Para el caso, un testimonio
indica que los españoles dieron, a dos leguas de Çoçumba, con un cacique y
pueblo sujeto: “...del más principal cacique que hay en toda esta gobernación,
según dicen, a quién los indios llaman el gran mercader Çoçumba...”13
El núcleo del cacicazgo comprendía tres pueblos principales, cada uno
con su respectivo cacique, a los que estaban sujetos un número indeterminado
de pueblos menores. En todo caso, la documentación siempre resalta la
preponderancia de Çoçumba sobre las restantes poblaciones:
“Señaló para sí el dicho Señor Adelantado el pueblo de Quitoli y
Quitamay, de que es señor Çoçumba, que es en el Río Ulúa...y con ellos
unos pueblos pequeños a ellos sujetos...que se llaman Toloa, Yuxa,
Estapil, Pepel, Tonaltepeque, que son hacia la parte de las sierras del
Río de Ulúa...”14
En una posterior tasación de 1548, se confirman las dimensiones
establecidas por Alvarado en 1536, pues el 3 de diciembre de 1548 se citó a
los señores y principales de los pueblos de Çoçumba, Titoli y Ticamaya con sus
barrios, y Toloa y Caxa, que servían juntos y estaban puestos, para entonces,
en cabeza de la Corona.15
11
J.S. Henderson, “El noroeste de Honduras y la frontera oriental
maya”, en YAXKIN, Vol. II, Nº4, 1978, pp.; “El Proyecto Arqueológico
Sula: metas estratégicas y resultados preliminares”, en YAXKIN, Vol.
V, Nº2, 1982. JOYCE, R. A. y otros, Proyecto Arqueológico Cataguana y
Olomán, Yoro, Honduras: Preliminary results, 1988-1989, Informe
inédito, Archivo del IHAH.
12
A. Herranz, Estado, sociedad y lenguaje: la política lingüística en
Honduras, 1996, p.327.
13
AGI, Guatemala, 49, Nº9, Carta de Diego García de Celis a Su
Majetad, Naco, 20 de junio de 1534.
14
AGI, Patronato, 20, Nº4, R.6; Repartimiento de los pueblos de San
Pedro Puerto Caballos, 15 de julio de 1536.
15
AGI, Contaduría, 987, Nº2, Cuentas de la Real Hacienda de Su
Majestad de la Provincia de Honduras que tomó el...Lic. Alonso López
9

Los datos recabados dan fe de que el cacicazgo ejercía su dominio


directo sobre varias poblaciones, pero quizás debido a la resistencia opuesta
por los nativos del Río Ulúa, hoy por hoy se carece de testimonios que aclaren
sobre su extensión original, tanto en lo que respecta al número total de
poblaciones que le estaban sujetas, como en lo relativo a la base demográfica
con que contaba.

COMERCIO DE CACAO
En lo que sí coinciden las fuentes tempranas es en resaltar el intenso
movimiento comercial centrado en torno a Çoçumba:
“Demás del Río Ulúa, que es del cacique Coçumba...que también es
muy poblado, y de mucho trato por el mucho cacao que en él se coge,
que es el Guadalcana de los indios...”16
Çoçumba, en efecto, era uno de los eslabones más relevantes de la ruta
marítima controlada por los maya putunes, cuyo circuito mercantil comenzaba
en la opulenta provincia de Acalan (Tabasco, México) y se extendía hasta
algún punto de la costa atlántica oriental de Honduras. Como ya se indicó
antes, las características del Valle de Sula hacían del mismo un sitio ideal para
el cultivo del cacao, un aspecto que aprovecharon los nativos desde una época
aun por determinar. También incierta es la autoría de la introducción de su
cultivo en el valle, así como el de su posterior comercialización, todos ellos
aspectos difíciles de demostrar a partir de los restos arqueológicos debido a la
humedad de la zona y al carácter perecedero del producto.
Pero fuere como fuere, de lo que no cabe la menor duda son las causas
de su amplia demanda internacional durante la época precolombina. Dejando
de lado su sabor agradable y sus cualidades nutritivas, el cacao era un
producto vinculado a la vida ritual de los pueblos indígenas centroamericanos.
Entre ciertos grupos de Mesoamérica se le relacionaba metafóricamente con
los sacrificios humanos, y se atribuía su introducción en el centro de México al
Dios Quetzalcoatl, la serpiente emplumada. Los maya putunes, por su parte, lo
asociaban con Ek-Chuah, el narigudo Dios de los comerciantes, vinculación por

Cerrato... a Alvaro de Paz, 1553.


16
AGI, Guatemala, 49, Nº11, Carta de Diego García de Celis a Su
Magestad, Villa de la Buena Esperanza, 20 de mayo de 1535.
10

lo demás pertinente, debido a que desde el año mil de nuestra era el cacao
desempeñaba en México y el norte del istmo la función de moneda. 17
Como producto y unidad de cuenta, los granos de cacao se
contabilizaban siguiendo el sistema vigesimal mesoamericano, utilizándose
como medidas más comunes el zontle (400 granos), el xiquipil (8.000 granos),
y la carga (24.000 granos), todas ellas medidas llamadas a perdurar durante la
colonización hispana, tal como se podrá verificar más adelante. 18

LA CONQUISTA
Los conquistadores hispanos codiciaron desde el principio a la región del
Río Ulúa por diversos motivos. En primer lugar, por el llamado Puerto de
Caballos, al que Hernán Cortés consideró como el mejor que había desde la
costa de México hasta Panamá, y que se encontraba en el entorno del valle de
Sula, junto a la desembocadura del Río Chamelecón. En segundo lugar, por la
presencia de yacimientos de oro aluvial descubiertos cerca del puerto. Y en
último lugar, por la abundante población nativa. 19
Tal conjunción de factores propició disputas entre los conquistadores
afincados en Honduras, Yucatán y Guatemala por controlar la zona. En el caso
de los españoles asentados en Trujillo (Honduras), por la falta de indígenas en
los alrededores de su colonia, y en lo que respecta a Yucatán, ante la noticia
de los lavaderos de oro. Distinto fue el caso de los vecinos de Guatemala,
quiénes deseaban disponer de su propio puerto para comunicarse con España.
En cualquier caso, las pretensiones expresadas chocaron, entre 1526 y
1536, con la furia de los nativos de Çoçumba, quiénes se opusieron por todos
los medios a la invasión castellana. En principio, no existe constancia de
enfrentamientos entre los indígenas y las primeras tropas ibéricas, llegadas
desde Santo Domingo y México en 1524. Tal situación persistió hasta 1525,
17
Piedad Peniche Rivero, Sacerdotes y comerciantes, el poder de los
mayas e itzáes de Yucatán de los siglos VII al XVI, México, Fondo de
Cultura Económica, 1993; Sophie D. Coe y Michael Coe, La verdadera
historia del chocolate, México, Fondo de Cultura Económica, 2000.
18
Piedad Peniche Rivero, Ibid, p..
19
Todavía en 1534 el contador Cereceda informaba al rey“...los vecinos
que ha de haber en Puerto Cavallos, que serán hasta 30, ay dispusición
de thener medianos repartimientos en la costa y Río de Ulúa, y Río de
Balahama (Chamelecón) y su comarca, y tan buenos ríos de oro a dos y
tres leguas del puerto...” AGI, Guatemala, 39, R.2, Nº4; Carta del
gobernador de Honduras a Su Majestad, Villa de la Buena Esperanza, 31
de agosto de 1535.
11

cuando arribó desde México la expedición punitiva de Hernán Cortés, que si


bien no luchó contra los habitantes de Çoçumba, si fue responsable de la
fundación de la primera población hispana en su entorno: la villa de la Natividad
de Nuestra Señora de Puerto Caballos.
El alzamiento de los nativos aconteció en 1526, después de la marcha
de Cortés, a cuya salida se sumó la de buena parte de los soldados hispanos.
Los guerreros indígenas, entre los que se cree participaron los de Çoçumba,
cayeron sobre la villa de la Natividad, matando a parte de sus habitantes y
forzando la huida del resto. También se acusó a las tropas de Çoçumba del
asesinato de soldados de la expedición de Juan de Cabrera, y en fin, el
haberse opuesto a las restantes expediciones ibéricas. 20
Cabe señalar que parte del éxito de la resistencia se sustentó en las
prácticas militares adoptadas por los nativos, pues éstos se atrincheraron en
unas lomas fortificadas, a la manera de los mayas de Yucatán, a las que los
conquistadores llamaron albarradas. La más impresionante de todas era la del
propio Çoçumba, que estaba asentada sobre una barranca del río Ulúa, por
donde tenía su única entrada. Su sistema defensivo constaba de siete u ocho
andanas de madera gruesa, con sus cubos y troneras, a cuyo alrededor se
habían excavado y encubierto muchos hoyos.21
Amparados en tales fortificaciones los habitantes del valle retrasaron su
conquista durante diez años, aunque su determinación por permanecer libres
les supuso graves pérdidas de población. Especialmente dramáticos fueron los
últimos dos años de lucha, pues hacia 1534 los conquistadores intensificaron su
asedio sobre las populosas tierras del valle de Sula. En ese año, el grueso de las
fuerzas españolas abandonó Trujillo, para entonces el único frente de
colonización sobreviviente en Honduras, y se instaló en las inmediaciones de
Naco, donde fundaron la villa de Santa María de la Buena Esperanza. Durante
meses las tropas hispanas intentaron doblegar a los indígenas, pero la efectiva
resistencia liderada por Çoçumba logró evitar su caída.
Hacia 1536, en un gesto excepcional durante la conquista americana, los
insumisos recibieron el apoyo de sus socios maya putunes de Yucatán, cuyos
20
AGI, Guatemala, 49, Nº9; Carta de Diego de García de Celis a Su
Magestad, Naco, 20 de junio de 1534.
21
AGI, Guatemala, 49, Nº9; Carta de Diego de García de Celis a Su
Magestad, Naco, 20 de junio de 1534.
12

intereses comerciales se habían visto afectados por la ya larga contienda. Desde


el señorío de Chetumal arribaron 50 canoas cargadas de soldados bajo el mando
del renegado español Gonzalo Guerrero, con la misión de expulsar a los
conquistadores de la zona, tal como ya habían logrado hacerlo en Yucatán. Y tras
cinco o seis meses de lucha, cuando estaban a punto de alcanzar su objetivo,
éste se frustró por la providencial llegada de las tropas de Pedro de Alvarado .
El pequeño pero bien pertrechado ejército de Alvarado allanó una a una
las albarradas del Río Ulúa, hasta alcanzar finalmente la de Çoçumba, donde se
encontraba el grueso de las fuerzas nativas. Para evitar que los sitiados
escaparan, Alvarado echó una canoa artillada al río, donde embarcó a
numerosos soldados con arcabuces. Y una vez cortada esta vía de escape,
sometió a las posiciones indígenas al fuego de arcabuces y artillería. Durante dos
días y una noche los nativos soportaron el asedio, pero las numerosas bajas
minaron la moral de los insumisos. Posiblemente una de las causas de su
rendición fue la muerte prematura del renegado español Gonzalo Guerrero,
acaecida un día antes de que Çoçumba y sus hombres depusieran las armas.22
Pese a la resistencia heroica de los nativos, esta batalla selló
definitivamente su sumisión al poder hispano. Alvarado fundó la ciudad de San
Pedro de Puerto Caballos en el corazón de la provincia vencida, asegurándose
así el acceso al puerto y el control sobre los nativos. Aunque el adelantado se
embarcó hacia España, la posterior actuación de Montejo en Honduras, entre
1537 y 1539, consolidó el dominio castellano sobre la zona.

LOS DESASTRES DE LA GUERRA


Resulta difícil determinar con precisión la magnitud del impacto de las
campañas militares sobre la base demográfica de Çoçumba, debido a la falta
de una sola estimación directa sobre su población inicial. En todo caso, basta
recordar que todos los conquistadores coincidían en señalar la densa población
de una zona donde Hernán Cortés indicó que había pueblos, como Choloma,
de más de dos mil casas.23

22
AGI, Guatemala, 39, R. 2, N. 6; Carta de Andrés de Cereceda al Rey,
Puerto Caballos, 14 de agosto de 1536. Todos los datos relativos a la
primera campaña de Alvarado en Honduras han sido tomados de esta fuente,
incluyendo la toma de la albarrada y la muerte de Gonzalo Guerrero.
23
Hernán Cortés, Cartas de Relación, Madrid, Historia 16, 1985, p.393.
13

Atendiendo las dimensiones sugeridas, los testimonios posteriores no


hacen más que ilustrar la magnitud de lo que fue una auténtica catástrofe.
Básicamente, las causas de la despoblación asociadas a la actividad bélica
pueden clasificarse en directas e indirectas. Entre las primeras están las muertes
producidas durante las batallas, cuya cuantificación esquivaron los castellanos en
sus testimonios, aunque la abismal desigualdad técnica entre uno y otro
contendiente, y algún detalle verbal, permiten intuir la masacre:
“...y por que estovieron rebeldes, que no quisieron venir a la obidiençia de
Vuestra Majestad, (Alvarado) les hizo la guerra, y encaminole Dios tan bien
que viendo los indios el daño que se les hazía sin ellos poder en poca en cosa
(sic), acordaron de venir y vinieron de pazes y dieron la obidiençia...”24
Cuesta creer que tras diez años de resistencia los nativos depusiesen su
actitud por poca cosa. Sin lugar a dudas, el daño infringido por las armas de
fuego durante el asedio causó suficientes estragos entre los defensores como
para que éstos se rindiesen en apenas dos días y medio. Fuere como fuere, a las
muertes violentas deben sumarse las debidas a los efectos colaterales de la
guerra, sobre todo a la falta de alimentos, pues la mano de obra productora de los
mismos se empeñó durante una década en campañas militares mientras, como
sucedió en Trujillo, que otra parte se desplazó hacia lugares recónditos, en donde
murieron de inanición:
“...muchos de los yndios de esta çiudad, y de todos sus términos, se huyeron y
dexaron sus pueblos y asientos, y se fueron a las sierras y montañas, donde
murieron muchos de hambre y de enfermedades.”25
Igualmente dramática fue la saca de esclavos de guerra, cuyo monto total
desconocemos, aunque en este caso se cuenta con evidencias esclarecedoras.
El ejemplo más destacado corresponde al sublevado Vasco de Herrera, quién en
1530, junto con 50 hombres, efectuó una entrada en el valle de Sula, donde
apresó a 150 indígenas. Herrera prosiguió su redada esclavista hasta Naco,
marcando a cuantos aborígenas pudo con el hierro real y con otros dos que para
ello mandó a forjar. Al final, el líder de la empresa huyó con tres navíos en los que
embarcó a los nativos capturados.26
24
AGI, Guatemala, 44B, Nº38, Carta del cabildo de Gracias a Dios a Su
Majestad, Gracias a Dios, 21 de diciembre de 1536.
25
Obispo Pedraza, Carta a su Magestad, Trujillo, 1 de mayo de 1547, en
H. Leyva, Documentos Coloniales de Honduras, Tegucigalpa, 1991, p. 32.
26
A. de Herrera, Historia General de los Hechos de los Castellanos en
las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, Tomo VII, libro V, capítulo
14

Posteriormente, en 1534, el mismo contador Cereceda apresó a 110


nativos de dos pueblos sujetos a Çoçumba, a los que acusó de haber participado
en la muerte de españoles. Como por esos días estaba prohibido hacer esclavos
de guerra, Cereceda declaró a los detenidos culpables de haber participado en la
matanza de españoles y los “deportó” de la tierra en dos barcos que tenía en
Puerto Caballos.27 De cualquier forma, el mayor triunfo del contador en lo que a
esclavismo se refiere, fue el de haber obtenido una autorización de la corona
castellana para hacer esclavos de guerra y sacarlos fuera de la gobernación, 28
permiso que al parecer acató escrupulosamente.29
Más oscuros son los datos relativos a la batalla final liberada contra
Alvarado y sus tropas, pues aunque el conquistador proclamó haber respetado
la libertad de los vencidos, en el cargo XXXVIII de la residencia incoada en su
contra, se le acusó de no haber guardado la orden real que prohibía herrar
como esclavos de guerra a mujeres y niños menores de 14 años especialmente
en las guerras de las provincias de Naco y los Chontales en la gobernación de
Honduras. También en el mismo proceso, el tesorero Francisco de Castellanos
testificó que en los libros de tesorería no había ninguna partida donde
apareciese Alvarado pagando los quintos reales por herrar esclavos. 30
Por último, aparte de la guerra, debe considerarse el impacto de las
enfermedades exógenas que fulminaron a los nativos aun antes de su
sometimiento. Gracias a los trabajos de Newson y Mcleod se sabe que antes
de 1536 por lo menos tres epidemias habían arrasado a la base demográfica
regional.31 Especialmente documentada está la pandemia de sarampión de
1532, a la que los vecinos de Trujillo culparon de la muerte de más de la mitad

XII, pp. 50-51.


27
AGI, Guatemala, 49, Nº9; Carta de Diego García de Celis a Su
Magestad, Naco, 20 de junio de 1534.
28
AGI, Guatemala, 402, libro 1; Carta de la Reina al Contador
Cereceda, Madrid, 22 de abril de 1535.
29
Según el factor Juan de Lerma, hacia 1539 ya casi no quedaban
nativos en la gobernación de Honduras, debido a “...las muertes y
destruymientos que se han hecho de los naturales...e de las barcadas
que se han sacado de personas libres vendidas a guevo desta
gobernación para otras partes...” AGI, Guatemala, 49, Nº17; Carta de
Juan de Lerma a Su Magestad, San Pedro Puerto Caballos, 31 de octubre
de 1539.
30
AGI, Justicia, 296, Nº1, Residencia de Pedro de Alvarado y sus
oficiales, Guatemala, 1536 – 1537.
31
W. Kramer, W. Lowell y Ch. H. Lutz, ”La conquista española de
Centroamérica”, en Julio Soria Pinto (ed.), HISTORIA GENERAL DE
CENTROAMÉRICA, Tomo II, San José, FLACSO, 1994.
15

de los nativos de sus encomiendas. Que la epidemia se propagó más allá del
territorio entonces controlado por los colonos se sabe por una visita de los
pueblos del occidente de Yoro, donde los nativos certificaron la desaparición de
un pueblo en 1532 debido a una pestilencia.
En cualquier caso, tomando en cuenta a las consideraciones anteriores,
es evidente que cuando el polvo de las batallas se disipó, lo que quedaba de
Çoçumba era sólo una sombra de lo que había sido.

EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA BAJO EL RÉGIMEN COLONIAL


Resulta significativo que al finalizar la guerra Alvarado eligiera como
encomienda personal a Çoçumba, antes que nada por el fuerte contraste entre
su número de tributarios en 1536 con respecto a las estimaciones de Cortés de
1525. En efecto, este último afirmó que en el valle de Sula había poblaciones,
como Choloma, con más de 2.000 casas, que suponiendo una tasa de cuatro o
cinco habitantes por casa, daría como resultado una población de 8.000 a
10.000 habitantes, sin contar a la de sus barrios.
Por ello sorprende que en 1536, al repartirse los pueblos de San Pedro
Puerto Caballos, apenas se consignasen 80 tributarios en los tres pueblos
principales de Çoçumba, a los que se suman los habitantes de unas 44 casas
de los pueblos a ellos sujetos. Suponiendo que en cada casa viviesen dos
tributarios,32 obtendríamos una cifra total de 168 tributarios distribuidos en unas
84 casas, que atribuyéndoles una tasa generosa de cinco habitantes por casa,
sólo representarían a unos 420 habitantes para el conjunto de la encomienda.
Conociendo a Alvarado, resulta difícil creer que, habiendo poblados de
2.000 casas, y tras los gastos que afrontó para conquistar a Honduras, se
contentase con una encomienda de 168 tributarios. Sin lugar a dudas, en el
lapso entre 1524 y 1536 las hambrunas, las epidemias, el esclavismo y las
batallas ya habían barrido a la población de Choloma, Çoçumba y los demás
pueblos del valle, hasta el punto de tornar interesantes a las cifras referidas.
Por las razones expuestas, resulta factible atribuir al conjunto de pueblos de la

32
En los cercanos poblados tolupanes, una visita efectuada en 1541
demostró una media de casi tres tributarios por casa. Ver la ponencia
de Pastor Gómez, Los indígenas del occidente de Yoro al momento de la
conquista, V Congreso de Historia Centroamericana, San Salvador, 2000,
p.12.
16

encomienda de Çoçumba una población inicial de varios miles de habitantes,


probablemente igual o superior a los 10.000 de Choloma.
A partir de entonces, de lo que no cabe duda, es sobre el progresivo
decrecimiento de la población reseñada en los censos posteriores. De tal
forma, en 1548 los funcionarios reales a penas contabilizaron a 60 tributarios
en toda la encomienda;33 y en 1582, 24 años más tarde, solamente a 26. 34
Otros dos censos, levantados en 1594 y 1596, consignan 17 y 15 tributarios
respectivamente. El ciclo de la desolación se cierra en 1598, cuando el
contador de la corona asentó sólo 11 tributarios.35 En otras palabras, entre
1536 y 1600, tras 64 años de sometimiento, la población tributaria de Çoçumba
se había reducido de los 168 tributarios supervivientes a la conquista a sólo 11,
que en sí a penas representaban un 6.5%.

OPERATIVIZANDO LAS TASACIONES


Ahora bien ¿cómo se produjo el decrecimiento señalado? A continuación
se intentará responder a dicha pregunta usando las tasas de Çoçumba como
indicador del cambio demográfico.
Como se sabe, la captación del tributo indígena fue uno de los ejes
sobre los que giró la economía de las colonias hispanas. Una vez sometidos
los nativos, los vencedores establecieron tasas que los pueblos entregaban a
su encomendero. Ni que decir que el monto varió desde una tributación casi sin
límites, hasta la racionalización impuesta por las Leyes Nuevas de 1542. Desde
entonces la Corona intentó limitar la tributación a unos cuantos productos
tradicionales del pueblo encomendado.
Hacia 1548, de cuando data la primera tasación conocida de Çoçumba,
su encomienda había pasado a manos de la Real Corona, cuyos funcionarios
cobraban su tributo. En los autos del censo y tasación, atendiendo a las Leyes
Nuevas y a la trayectoria cacaotera de Çoçumba, los comisarios limitaron el
tributo a 60 xiquipiles de cacao y al compromiso de reparar las casas reales de
Puerto Caballos. La tasa citada se mantuvo vigente durante diez años, hasta
33
AGI, Contaduría, 988,Cuentas de Honduras por el Alcalde Mayor, 1557-
1559.
34
A. Contreras de Guevara, en Héctor Leyva, Documentos Coloniales de
Honduras, Tegucigalpa, Centro de Publicaciones del Obispado de
Cholouteca, 1991, p._.
35
AGI, Contaduría, 990, Cuentas de la Real Hacienda de los años 1594 y
1595, Comayagua, 1596.
17

que en 1559 se eliminó el trabajo en las casas reales y se redujo el pago de


cacao a 45 xiquipiles. Desde entonces, hasta 1600, el tributo se retasó en ocho
ocasiones, manteniéndose siempre fijo su pago en xiquipiles de cacao.
Ahora bien, la estabilidad de la tributación de Çoçumba en un solo
producto, el cacao, y utilizando siempre la misma medida, el xiquipil, constituye
un rasgo particular de sus tasaciones en el período comprendido entre 1548 y
1600 que le diferencia de la mayoría de los tributos impuestos a otras
encomiendas de la Real Corona. En la tabla ubicada al final de esta ponencia
se demuestra cómo decreció paulatinamente la tasa del cacao, seña
inequívoca de la contracción demográfica padecida.
La relación directa entre el descenso demográfico y la disminución del
tributo es evidente al comparar los cinco censos de tributarios identificados con
el monto de las tasaciones que les son contemporáneas. En los cinco casos se
verifica cómo las tasas de Çoçumba se establecieron contabilizando un xiquipil
de cacao por cada tributario, de manera que cada tasa nueva asentada en los
libros de contaduría refleja el levantamiento de un nuevo censo. El que se
pueda deducir el número de tributarios de la encomienda a partir del monto de
su tasación permite disponer de once puntos para estudiar la evolución
demográfica de Çoçumba entre 1536 y 1600, disponibilidad que constituye un
auténtico lujo para cualquier estudio demográfico del siglo XVI (ver Tabla 1).
18

SOBRE EL MÉTODO DE RECUENTO


Ahora bien, queda por definir la fiabilidad de los once puntos
demográficos citados, aspecto que se elucidará a continuación. Una ojeada a
las cifras desvela que entre los censos y tasaciones realizados de 1536 a 1572
predominan las cifras redondas terminadas en 0 ó en 5, lo cual nos da una idea
de su carácter aproximativo, atribuible en buena medida a los métodos de
censo entonces imperantes. El único ejemplo detectado de recopilación de
datos corresponde a la copia del auto original de la tasa de 1548, donde se
refleja que la población de tributarios se obtuvo de una entrevista con el
cacique y los principales de Çoçumba. Sin lugar a dudas, semejante método de
recuento pudo dar lugar a la minusvaloración deliberada de la población,
proceder motivado por el deseo de aliviar las cargas tributarias.
En el auto referido la élite de Çoçumba declaró un monto de 60
tributarios, mientras un año antes el obispo de la gobernación había estimado
que su población no llegaba a 100 indios. 36 Y si bien la divergencia entre una y
otra cifra puede atribuirse a que el obispo no disponía de un recuento fidedigno,
no se puede decir lo mismo sobre la tasación de 1570, realizada tras haber
padecido los nativos una crisis de mortalidad. La ocasión fue entonces
aprovechada para rebajar el tributo de 45 a 25 xiquipiles, viveza enmendada
dos años después, cuando por nueva tasa ajustó el monto a 40 xiquipiles.
De cualquier forma, que los burócratas de la corona no tenían prisa por
adecuar las tasaciones a la realidad demográfica se aprecia en ciertos detalles.
Para el caso, la primera tasación impuesta en 1548 permaneció vigente 10
años, y al substituirla se estimó que el número de tributarios había disminuido
de 60 a 45, o sea un 25% menos. Los funcionarios tampoco fueron ágiles en
paliar el sufrimiento de los supervivientes de la crisis de mortalidad de 1567-68,
pues la nueva tasa no se estableció hasta 1570. Sin embargo, el ejemplo más
dramático de dejadez lo refleja el caso del pueblo de Toloa, extinto en 1590,
pero cuya desaparición no fue reflejada en las cuentas hasta 1595, cuando los
oficiales reales solicitaron que se les descontase el tributo de cinco años.

36
Obispo Pedraza, Carta del obispo Pedraza a Su Magestad, en Héctor
Leyva, Documentos Coloniales de Honduras, Tegucigalpa, Centro de
Publicaciones del Obispado de Choluteca, 1991.
19

LA VARIABLE CLIMÁTICA
Pese a las restricciones argumentadas, las tasaciones ofrecen en
compensación datos invaluables de los efectos de las variaciones climáticas
sobre la población, aunque en el caso de Çoçumba el uso de una tasa fija de
un xiquipil por tributario limita el alcance de ese análisis. Por el motivo
expuesto, puede suponerse que el impago del tributo por razones climáticas
sucedió sólo cuando concurrieron circunstancias climáticas extremas.
Los registros revelan la existencia de una grave sequía de dos años
(1567-1568), durante la cual la cosecha de cacao cayó de forma estrepitosa,
provocando el impago del tributo. Los indígenas aprovecharon la crisis de
mortalidad para obtener una rebaja de su tasa de 45 a 25 xiquipiles, aunque
dos años más tarde, ante el evidente fraude, los oficiales reales la reajustaron a
40. Fuere como fuere, la jugarreta climática barrió con el 11% de los tributarios
de Çoçumba y, previsiblemente, con un porcentaje mayor de niños y ancianos.

EPIDEMIAS
Igualmente esclarecedoras son las observaciones relativas al papel de
las epidemias en el decrecimiento demográfico. Es conocido que entre 1576 y
1578 una pandemia de matlazahuatl, probablemente una mezcla de viruela y
tabardillo, diezmó a la población nativa centroamericana. 37 Sobre 1578 los
funcionarios de Honduras ajustaron la tasa de Çoçumba reduciéndola de 40 a
36 xiquipiles, y en 1580 la bajaron de nuevo a 31, lo que representa una
pérdida acumulada del 22.5% de los tributarios. Apenas un año más tarde, la
tasa se bajó a 26 xiquipiles, y en 1583 a 18. En sólo cinco años Çoçumba
perdió el 55% de sus tributarios, aunque si consideramos a la población global,
el porcentaje de muertos debió de ser mayor.

CONCLUSIONES
A la vista del análisis expuesto, queda claro que las tasaciones de las
encomiendas reales asentadas en los libros de contaduría de la gobernación
de Honduras contienen importantes ejemplos sobre la demografía de algunos
pueblos del país, tanto en lo que se refiere a la evolución de su población

37
George Lowell, Conquista y cambio cultural la sierra de los
Cuchumatanes de Guatemala, Antigua Guatemala, CIRMA, 1990, p.157.
20

tributaria como a las razones que condicionaron su cambio demográfico. De


particular interés ha sido constatar la existencia de una crisis de mortalidad
debida a las adversidades climáticas, pero sobre todo el poder mesurar, sobre
una base más firme, el impacto de los brotes epidémicos de la década de 1570
sobre una población indígena determinada.
Así mismo, la comparación de las cifras manejadas con las
observaciones de los funcionarios reales, y con otra documentación relativa a
la población investigada, también ha permitido evaluar el grado de fiabilidad de
los censos usados para establecer las tasas a tributar, sugiriendo que al hacer
el recuento se tendía a subestimar el número de tributarios; aunque en
contrapartida, también se verificó que los oficiales reales podían tardar años en
actualizar las tasaciones con respecto a la realidad demográfica.
En resumen, aunque las cuentas de contaduría sólo ofrecen una imagen
parcial de la evolución de unas cuantas poblaciones puntuales, por otro lado sí
aportan datos y ejemplos esclarecedores sobre las variables que afectaron a la
población nativa centroamericana durante el siglo XVI.
Agradezco a la Doctora Carmen Mena por leer este trabajo durante la
sesión correspondiente del VI Congreso Centroamericano de Historia. La
presente ponencia ha sido escrita en base a materiales recopilados en Sevilla,
investigación que fue posible gracias a una beca de la Agencia Española de
Cooperación Internacional, a quién también extiendo mi agradecimiento.
21

XIQUIPILES DE CACAO TRIBUTADOS POR ÇOÇUMBA SEGÚN AÑO


AÑO CENSO TASA TRIBUTADO
1548 60 60 60
1549 - 60 60
1550 - 60 60
1551 - 60 60
1552 - 60 60
1553 - 60 60
1554 - 60 60
1555 - 60 60
1556 - 60 60
1557 - 60 60
1558 - 45 45
1559 - 45 45
1560 - 45 45
1561 - 45 45
1562 - 45 45
1563 - 45 45
1564 - 45 45
1565 - 45 45
1566 - 45 45
1567 - 45 27
1568 - 45 17
1569 - 45 45
1570 - 25 30
1571 - 25 15
1572 - 40 40
1573 - 40 40
1574 - 40 40
1575 - 40 40
1576 - 40 40
1577 - 40 40
1578 - 31 31
1579 - 31 31
1580 - 31 31
1581 - 26 26
1582 26 26 26
1583 - 18 18
1584 - 18 18
1585 - 18 18
1586 - - -
1587 - - -
1588 - - -
1589 - 17 17
1590 - 17 17
1591 - 17 17
1592 - 17 17
1593 - 17 17
1594 17 17 17
1595 17 17 17
1596 17 17 17
1597 15 15 15
1598 15 15 15
1599 11 11 11
1600 11 11 11
Fuente: AGI, Contaduría, legajos 987, 988, 989 y 990.

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