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AMAR, Georges. Homo Mobilis, La Nueva Era de La Movilidad
AMAR, Georges. Homo Mobilis, La Nueva Era de La Movilidad
AMAR, Georges. Homo Mobilis, La Nueva Era de La Movilidad
1 Neologismo que combina los conceptos de relation (relación) y liens (lazos). En la presente obra será
traducido como “religancia”, por lo que el término tiene de religación, de re-vinculación. Quien acuñó
el término en francés “reliance” fue el sociólogo belga Marcel Bolle de Bal (Voyages au coer des
sciences humaines: de la reliance), definiéndolo como “acto de unir y de unirse, y su resultado”. El
neologismo fue creado con la intención de reactivar el término “relación” connotado en su
vulgarización por lo “pasivo” y no por lo “activo” de la acción. [T.]
2 Se trata de un “autobús peatonal”, donde los pasajeros conforman el “ómnibus” a través de la
caminata. En algún sentido, tiene todas las características del autobús (paradas, recorridos, etc.), a
excepción del vehículo. Suele utilizarse para el traslado de escolares. [T.]
3 Se utiliza indistintamente el término en francés métro y la palabra en español “subterráneo” cuando el
texto trata el “transporte ferroviario subterráneo”. [T.]
4 Françoise Ascher, Le Mangeur hypermoderne, Odile Jacob, 2005.
5 En inglés en el original. [T.]
6 En inglés en el original. [T.]
Capítulo 1. ¿Qué tipo de prospectiva para un
régimen de innovación intensa?
La prospectiva, en un sentido corriente, es el esfuerzo por detectar y
analizar las tendencias evolutivas probables de un campo o de un sistema. Sin
embargo, sabemos cada vez mejor que lo que llega no es, a menudo, ni
probable, ni contemplado o a contemplarse. La lista de lo que hoy encabeza
la escena y que “nosotros no habíamos previsto” hace treinta, veinte o mismo
diez años, sería edificante... Sabemos actualmente que el futuro es
imprevisible. Y también sabemos por qué. El futuro es impredecible no por
alguna razón misteriosa o metafísica, sino simplemente porque innovamos
cada vez más. Y porque lo propio de la innovación precisamente es “cambiar
el futuro”.
El tiempo de la noche34
No hace mucho que la movilidad nocturna es considerada a partir de sus
diferencias de naturaleza respecto de la movilidad diurna. Ya sea en términos
de espera, de comportamientos o de ambiente, la noche no es una extensión
simple del día. Además, las reglas de juego socioeconómicas de la noche
serán importantes de aquí en adelante. La inmensa mayoría de las grandes
ciudades tienen una vida nocturna (tanto de ocio como de trabajo) cada vez
más intensa, aunque en general se está todavía lejos de la “ciudad 24 horas
sobre 24”. Sabemos que los franceses se acuestan dos horas más tarde, en
promedio, que hace veinte años.
Por otra parte, la vitalidad y el atractivo de las ciudades (en un marco de
competencia urbana mundial), pasan por la organización de grandes
acontecimientos (desde Noches Blancas hasta Juegos Olímpicos). La fiesta y
el festival volvieron a ser una dimensión importante de la vida social urbana.
Los rendimientos de los sistemas de transporte integrarán, en lo sucesivo, su
capacidad de asegurar estas movilidades eventuales, muchas veces masivas y
muy diferentes de las movilidades diarias.
Habría que agregar a esta breve lista las nuevas relaciones con el tiempo
que acompañan el pasaje al paradigma de la movilidad, el “qué tiempo hace”.
La bicicleta ofrece un buen ejemplo de su importancia, puesto que su
utilización es sensible a las variaciones meteorológicas y temporales. De
hecho, la información meteorológica deviene un componente clave de la
gestión de la movilidad.
El tiempo de la vida: la edad, las edades, la longevidad
Hemos pasado del “tiempo de transporte” único y uniforme, el mismo para
todos, al tiempo plural de la movilidad. El tiempo biográfico es uno de esos
“otros tiempos” del que forma parte de ahora en más. No somos móviles del
mismo modo en la adolescencia que después de 80 años. Una persona
anciana puede estar más o menos apurada que un joven adulto, dar otros
valores al tiempo, concederle otros significados y buscar otras formas de
esfuerzo físico. Los desafíos y, por lo tanto, los servicios a ofrecer, ya sean de
salud o de sociabilidad, por dar sólo un par de ejemplos, difieren mucho. El
viejo proverbio según el cual “los viajes forman la juventud” podría aplicarse
a las diferentes edades de la vida.
El trabajo en movimiento
De las nuevas relaciones con el trabajo
El transporte subterráneo ha sido concebido, en gran medida, como un
instrumento de desplazamiento entre el domicilio y el trabajo: el eslogan
contestatario “métro, trabajo, cama” de los años setenta es una reflexión
evocativa. El trabajo –ir al trabajo y volver de allí– constituyó el patrón de
desplazamiento principal durante numerosas décadas. Es esto, justamente, lo
que está tambaleando en este principio del siglo XXI. Ya lo observamos desde
hace varios años con la tendencia descendente del patrón de desplazamiento
domicilio-trabajo en relación al conjunto de los motivos (inferior al 25 por
ciento, pero su modo de cálculo y su definición pueden variar). Esta
evolución tiene causas múltiples y estructurales, tal como la reducción del
tiempo de trabajo a lo largo del siglo XX y, sobre todo, la prolongación
considerable de la vida útil (y del período de formación), que hacen de la vida
asalariada o “activa” una parte relativamente reducida de la vida humana
(apenas más del 20 por ciento), por lo menos en el mundo occidental. Al
mismo tiempo, la propia forma del trabajo se modifica de manera
considerable. Su organización espaciotemporal se transforma de modo
progresivo pero profundamente. Las imágenes arquetípicas de la “salida de la
fábrica” son recuerdos que pertenecen al cine en blanco y negro de la primera
mitad del siglo XX. Más allá del trabajo, la sincronización social, mucho
tiempo sostenida por la televisión, se disipa. Por fin, las TIC están
transformando completamente la manera de trabajar. Con Wi-Fi e Internet
móvil se puede trabajar “donde y cuando quiera”, lo que nos plantea nuevos
problemas. No es cuestión de entrar aquí a discutir un tema tan vasto, sino
observar que la movilidad, la “nueva movilidad”, está en el corazón de estas
mutaciones.
Del trabajo a distancia al trabajo móvil
El teletrabajo tuvo, durante mucho tiempo, detractores, personas que veían
en él un debilitamiento de las relaciones sociales profesionales, dañoso tanto
en el plano humano como en el de la eficacia. Estas críticas o reservas no
desaparecieron, sino que se matizaron o se atenuaron por varias razones.
Primero, debido a que la calidad técnica de los dispositivos de
telecomunicación, sonora y visual, se mejoró mucho, permitiendo una
telepresencia más convincente y más amigable que anteriormente. Luego,
porque una parte importante de las actividades terciarias se efectúa desde la
computadora y en línea, a través del intercambio de correos electrónicos, lo
que hace más fáciles las condiciones de teletrabajo. En tercer lugar, dado que
las nuevas formas de organización, de trabajo colectivo distribuido, son
progresivamente puestas en ejecución, con citas virtuales, reuniones IRL (in
real life) breves a intervalos regulares, modos de regulación y hasta de
control a distancia. Por fin, la saturación creciente de las redes de transporte,
tales como caminos y autopistas urbanas, aumenta notablemente el costo y
las desventajas de los trayectos domicilio-trabajo.
Lo más significativo en términos de innovación es la emergencia de formas
espaciotemporales de trabajo que eluden la alternativa trabajo en la
oficina/trabajo en el hogar. En lo sucesivo, hay sitios de trabajo que no son ni
el domicilio ni el “lugar de trabajo” en el sentido clásico (oficina, fábrica,
etc.). Se trata, más bien, de etapas distribuidas a lo largo de los procesos de la
persona móvil. Podemos trabajar en smart work centers42 (o en otros
«telecentros», que se desarrollan en muchos países), algunas horas por
semana o algunos días al mes, podemos trabajar en un tren, en una estación,
en un parque público equipado de toma eléctrica y de Wi-Fi, etc. Las
prácticas llamadas co-working, que se apoyan en cooperaciones de corta
duración alrededor de los proyectos, utilizan para esto “lugares de trabajo”
diferentes y los recursos de las tecnologías de la información. Así, el espacio
público urbano contemporáneo se convierte, en forma progresiva, en una
“infraestructura inteligente (y verde) de la vida móvil”. Esto no es totalmente
nuevo: tal era el sentido del equipamiento de las calles con bancos y urinarios
públicos y cabinas telefónicas, hoy en vías de extinción. En la actualidad, se
trata de reinventar. No sólo se debe acondicionar el espacio urbano para
hacerlo un espacio de recursos, sino también se trata de asegurar su
legibilidad: un nuevo tipo de señalética que amalgame lo virtual y lo real, y
permita a la persona móvil detectar los recursos públicos disponibles a lo
largo de todo su recorrido. Resumiendo, el trabajo también se sumerge en la
era de la movilidad, y aunque no siempre sin dolor o drama, se perfilan
soluciones novedosas.
La información-empoderamiento.
La información-software.
La información-serendipidad.
La información-2.0 (cooperativa).
La inteligencia distribuida de la red.
La información-empoderamiento
La información tiende a pasar de un principio de conformidad (“haga esto”,
“no haga aquello”, “espere”, “avance”, “gire”, etc.) a un principio de
empowerment [empoderamiento]. Frente a sistemas cada vez más complejos
y que requieren la iniciativa y la inteligencia de los usuarios, la información
tendrá por objeto, de ahora en más, aumentar las competencias de uso,
aumentar el control (“empowerment”) del individuo sobre su propia
movilidad. No se trata sólo de solucionar sus problemas, de ayudarlos a
resolver una dificultad coyuntural, sino también de darles las llaves de la
capacidad personal para resolverlos. Esto se inscribe en el cambio de
paradigma, el pasaje de la lógica del flujo homogéneo a la lógica de la
movilidad individual: la información es lo que le permite a cada uno
componer su propio “cóctel movilidad”, adaptado a sus necesidades, sus
capacidades, sus gustos, sus aptitudes, sus elecciones. ¿Cuáles evoluciones de
los medios y los instrumentos de información van a ir en este sentido?
Podemos citar algunos:
Todas las características del transporte público están en la empresa de Blaise Pascal: itinerarios
fijos, horarios fijos, cadencia (salida cada cuarto de hora), tarifa módica por sitio ocupado,
segmentación tarifaria, obligación de dar el dinero justo. Las carrozas de “cinq sols” resultan un
gran éxito inicial. Pero, como las reglas iniciales de Luis XIV no contenían ninguna restricción de
acceso en cuanto a la calidad de los usuarios, el Parlamento de París decide prohibirles el acceso a
“los soldados, los pajes, los lacayos y otra gente de menor jerarquía”. Esto era privar al servicio de
una parte importante de su clientela. Después del entusiasmo inicial, la clientela se reduce. La
tarifa aumenta a seis, lo cual termina por hacer de las carrozas públicas un transporte impopular.
Desaparecen hacia 1677. Luego habrá que esperar un siglo y medio hasta que los transportes
públicos urbanos reaparezcan, fortuita pero certeramente.
El redescubrimiento de la estación
La visita de Curitiba es interesante para todo aficionado del urbanismo y el
transporte, porque ayuda a comprender el concepto de… ¡métro! Creemos en
general que los atributos esenciales de un métro son el ser ferroviario y el ser
subterráneo. En Curitiba se comprende que son modalidades muy eficaces,
ciertas, y, sin embargo, optativas.77 Pero observamos, sobre todo, que el
concepto de métro reposa en estos dos axiomas: el propio emplazamiento
integral, como instrumento de fluidez garantizada, y la estación, como
instrumento de articulación urbana y reticular. Estos axiomas son
complementarios. El primero exige la separación con respecto a la ciudad (y
a los otros transportes) como condición de fluidez; el segundo dirige su
rearticulación (en la ciudad y en la red) con las condiciones de control y de
eficiencia. Curitiba hace legible el hecho de que la estación es la “mitad” del
concepto de métro. Si el propio emplazamiento es importante, la estación, el
dispositivo de interfaz, es un factor clave de la realización del sistema. La
estación es parte integrante e indispensable del “sistema métro”.
La creación de una nueva línea: el BRT
Sin que sus promotores78 hayan sido inmediatamente conscientes, la
innovación de Curitiba está en el origen de una evolución de la gama modal
urbana, la cual, en el modelo clásico, contenía cuatro miembros principales:
autobús, tranvía, métro, métro pesado (o RER). Hay un quinto, entre el
autobús y el tranvía (o métro ligero): el BRT, Bus de Rápido Tránsito. Este
nuevo modo deriva del surface subway de Curitiba, pero fueron los Estados
Unidos quienes lo denominaron BRT e hicieron de la creación brasileña un
estándar, asegurándole una difusión mundial. Hay un sinnúmero de líneas y
proyectos de BRT en todo el mundo (es suficiente con “googlear” estas tres
letras).
El concepto de TPI
Aunque generalmente se habla de “bicicleta en autoservicio”, la definición
más adecuada de los servicios de tipo Vélib’ es la noción de “transporte
público individual” (TPI). Por una parte, Vélib’ es claramente un transporte
público (y un servicio público), y por otra, su utilización es individual y
personalizada. El concepto de TPI no se limita a las formas particulares de
Vélo’v y Vélib’, ni sólo a la bicicleta. Ya se habla en Lyon y París de
Autolib’...
¿Qué hay de verdaderamente innovador en Vélib’ y Vélo’v? No es difícil
advertir que, aunque la bicicleta en sí tiene su importancia, está lejos de
constituir lo principal. Lo más original en estos sistemas son los tres aspectos
que calificamos como “periféricos e inmateriales” en el capítulo precedente:
lo inmóvil, el soft, el servicio. Analicémoslos brevemente, comenzando no
obstante por el vehículo.
La bicicleta es el “material rodante” del sistema Vélib’: si se puede apreciar
moderadamente su estética, su ligereza, su potencia y la inmensa mayoría de
otras cualidades que generalmente esperamos de una bicicleta personal, es
evidente que la bicicleta del sistema Vélib’ fue muy estudiada. Está
concebida para facilitar el mantenimiento y adaptarse a las morfologías y los
comportamientos variados de los usuarios, para resistir a usos intensivos y
hasta poco respetuosos de los bienes públicos.92 Está concebida para ser
fácilmente enganchada y desenganchada de las fijaciones específicas de la
estación Vélib’. En resumen, ha sido pensada como una pieza de un sistema y
en función del medio y de los usos para los cuales está destinada.
Lo inmóvil es la estación Vélib’. Hay, en París, una red de cerca de 1.500
estaciones donde uno puede tomar y depositar su Vélib’, y es esta malla la
que esencialmente distingue a Vélib’ de la bicicleta personal. Es lo que da al
sistema su extrema visibilidad en la ciudad y representa uno de los factores
claves de su uso: sabemos dónde encontrar Vélib’. Es, también, un punto
débil del sistema. Para devolver la Vélib’ (y que se interrumpa la
facturación), hay que encontrar obligatoriamente un sitio libre en una
estación.
El soft corresponde al sistema de abono por Internet y de facturación
gradual (la primera media hora es gratuita), y a la utilización posible del pase
Navigo (abono multimodal para los transportes colectivos de la región de Île-
de-France). El software de Vélib’ es para muchos, dada la facilidad con la
cual los parisinos se apropiaron del sistema. Es interesante notar los
desarrollos no previstos, en particular los que se deben a las comunidades de
usuarios: por ejemplo, la información en tiempo real, accesible desde los
smartphones, acerca de las estaciones Vélib’ que disponen de sitios libres.
El primero de los servicios es asegurar cada mañana la presencia de Vélib’
en las estaciones y su buen estado de funcionamiento, lo cual no es nada
sencillo. Además del aumento inquietante de la “rotura” y el robo (la casi
totalidad de las bicicletas ha sido alcanzada por uno u otro), es preciso
compensar los desequilibrios de stock de las estaciones, que pueden
acentuarse cuando hay grandes diferencias geográficas entre los lugares de
implantación. Mantenimiento y control de existencias son dos factores
cruciales de la calidad del servicio.
Amar, George
Homo mobilis : la nueva era de la movilidad . - 1a ed. - Buenos Aires : La Crujía, 2012. - (Futuribles;
0)
E-Book.
ISBN 978-987-601-172-3
1. Tencologías de Información y Comunicación. I. Título
CDD 004
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